La anestesia emocional es la desconexión con nuestro campo emocional, es
la desconexión de nuestra conciencia con nuestras emociones. Otra manera de anestesia emocional es la distorsión de las emociones o el apego a las emociones súper intensas, querer sentir demasiado amor, enamorarse exagerado, el apego a lo que nos hace sentir vivos. Son hábitos que vamos haciendo para no sentir (desensibilización) nuestras verdaderas emociones; para desconectarnos tenemos muchas cosas, el internet, la televisión, el alcohol, las drogas, el estar mucho en saber, estudiar mucho, tomar todos los cursos, el trabajo. Todo esto hace que la persona no se conecte realmente consigo misma. Con estas cosas se amortiguan el dolor de la existencia, la confusión y el para qué estamos en este mundo, es algo que se aprende desde muy pequeños. Esta anestesia les pasa a las personas que no tienen una vida plena, y tratan de tapar el sol con un dedo. ¿Hace cuánto no contemplan la belleza de nuestro mundo?, ¿Hace cuánto no miran a la persona que quieres en silencio? Podemos justificar estos hábitos de desconexión porque de repente hay cosas que nos pasan en la vida que nos duelen tanto, que nos disgustan tanto, con las cuales sentimos que no podemos hacer nada para cambiarlas, entonces fingimos que no duelen, que no entristecen y entonces solitos nos anestesiamos para no sentir lo que no queremos. Y este problema nos viene de pequeños gracias a todos esos introyectos (prejuicios, tradiciones, injusticias), todo el dolor que no podemos expresar, que pareciera que no podemos sentir, prejuicios que nos dicen que sentirse triste no es correcto, estar enojado está mal; desde muy pequeños. Empezamos con esto y cuando llegamos a la edad adulta y tenemos emociones que no sabemos manejar, entonces nos apegamos a ciertas emociones que nos hagan sentir vivos, o distorsionamos todo. Por ejemplo, en vez de sentir enojo, sentir culpa, en vez de sentir felicidad, sentir ansiedad. Entre las diferentes estrategias de esta anestesia está la de fingir que no pasa nada para no sentir, el mecanismo para llegar a este estado de desconexión es que enviamos desde nuestra mente la orden para cancelar el conducto de la emoción, para no sentir esa frustración que a lo mejor se ha sentido en el pasado. A medida que se van haciendo estas prácticas, las personas van engrosando su escudo -caparazón-, y se van resignando a vivir así, se pierde hasta el brillo de los ojos. Tenemos que aprender a vivir la vida con mayor responsabilidad, porque por eso que vivimos hoy estamos pagando un precio, el precio de la integridad, de la autoestima, de la felicidad, los precios son altos, y nos tragamos muchas cosas de la vida con las que no estamos de acuerdo, que atentan con nuestra integridad, y ante tanta frustración, nos desconectamos; decimos que ya todo es cuestión de costumbre, y luego creemos que así es la vida y que esto es lo que hay; conforme van pasando los meses y los años ya sólo no lo ves normal, sencillamente no lo ves. Entonces ya aquí llegamos a nuestra muerte, la muerte llega con el olvido, con la resignación, con la desconexión a la vida. Hay cosas que estamos viendo hoy, como el trabajo que no nos llena, la pareja que no está bien, que duele, que no es para ti, pero con tal de no asumir la responsabilidad, con tal de no tomar la decisión porque da miedo, porque estamos ante algo que no conocemos, pues nos anestesiamos. Esta anestesia no nos permite estar en la vida. Cuándo nos desconectamos de la vida, el mensaje de quienes somos y lo que somos realmente se bloquea, y es muy peligroso porque venimos a esta vida a conocernos, a saber quienes somos, a saber lo que queremos. Aquí ya no hay camino claro hacia donde queremos ir, nos sentimos perdidos; no sólo se bloquea el dolor, la frustración, la apatía, no sólo se bloquean las emociones negativas, también se bloquean las emociones de amor, de intimidad, de unidad, de agradecimiento, de la espiritualidad, emociones que nos conectan con la alegría de vivir; entonces bloqueamos la posibilidad de la felicidad. Es muy fácil sentirnos víctimas de todo, y vamos corriendo delante de nuestras emociones, no con ellas, perdemos su manejo porque nos la pasamos sobreviviendo y no viviendo de una manera proactiva y tomando decisiones. ¿Por qué sería importante conectarnos con nuestras emociones y tener una vida auténtica? Sencillamente va a ser imposible llegar a donde queremos en nuestra vida si seguimos bloqueándonos de esta forma, no vamos a poder hacer nuestros planes ni decidir por nosotros mismos. Podemos enfrentarnos a nuestros miedos, arriesgarnos a lo que queremos vivir, poner en juego nuestros sueños y decir que no cuando no queremos, y dejar de pensar que esto puede ser complicado; como si no tuviéramos más vida. ¿Cómo dejaste huella en esta vida?, ¿Cómo te gustaría ser recordado?, ¿Qué propósitos tienes en tu vida?; para tener propósitos hay que sentir y tener la valentía de llevarlos a cabo, tener contacto con tu alegría, con tu miedo. Bueno, cada quien vive como quiere ¿no?, o mejor dicho, cada quien muere en vida como quiere.