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RUNAS: EL ALFABETO TEUTÓN

Las runas son reconocidas como el alfabeto primitivo de los pueblos de raza germánica. El uso de las mismas se sabe que fue
extendida llegando incluso, a imponerse en tierras escandinavas y sajonas. La mitología dice que las runas fueron un "legado"
del dios pagano Odín (Wotan, Woden, "El encapuchado"), quien tenía el poder de adivinar el futuro, recitar hermosos
poemas, poseer la sabiduría total, protegía a los valientes guerreros de las armas de los enemigos en el combate ( esta
protección, Adolf Hitler la resalta en su poema: "El Profeta de la Edad de Hierro"), entre otras cosas propias de un ser divino.

El culto fue difundido por piratas vikingos y el arte de la magia era practicada por los seguidores de Odín. La palabra "runa"
deriva de "runar", que significa: "susurro" o "secreto"; por lo tanto, las runas son algo meramente esotérico. Como este blog
tiene la finalidad de introducir al tema a lectores, por "esotérico" podemos entenderlo como "conocimientos, generalmente de
una corriente filosófica, teológica o científica, que solo serán concedidos a ciertos miembros selectos de un grupo u
organización".

Se piensa que las runas se desarrollaron en piedras talladas por los antiguos, mejor conocidas como "Hallristingnor" en la
Edad de Bronce y del Neolítico. Las runas se han localizado en gran medida en tierras que hoy conforman Austria, Alemania e
Italia. Entre los trazos se puede apreciar la cruz esvástica (símbolo usado por el Nacional Socialismo). Una cracterística
peculiar de las runas es que estas se trazaban linealmente, lo que indica la ausencia de herramientas que pudieran trazarlas
con redondez.

Podían escribirse de derecha a izquierda o viceversa, podían estar grabadas en cuero, piedra o metal (como en el filo de las
lanzas), y estas runas debían estar pigmentadas de color rojo. De acuerdo a la saga nórdica: "El Havamal", Odín explica el
principio para utilizarlas para que su uso sea siempre para el bien y no para el mal:

"Aprende a marcarlas,
aprende a leerlas,
aprende a colorearlas,
aprende a evocarlas,
aprende a dispersarlas.

Es mejor no pedir antes que se prometa,


porque un presente requiere a otro presente a cambio,
mejor es no matar antes que con ello se provoquen demasiadas muertes.

El primer encantamiento que sé: es de todos desconocido en la raza humana.


Se le conoce como "asistencia", porque presta ayuda en horas de angustia.

Un segundo además sé: que quienes a curar se aprestan, deben aprender.

Un tercero sé: cuando en la batalla el apremio es grande, cómo embotar las espadas
enemigas para que no haya heridas.

Un cuarto sé: cómo prestamente librarme. Si el enemigo me traba, un encanto recito


que vínculos desata y ataduras desliga.

Un quinto sé: cómo evitar que una saeta hiera, que un dardo lanzado mate
o que la piedra arrojada lastime.

Un sexto sé: si se marcan runas para hacerme daño, cómo revertir el encanto, y,
yo liberado, el encantador atrapado.

Un séptimo sé: al incendiarse el salón de un banquete, cómo hacer que quienes comparten
mi banco, por abrasadoras que las llamas sean, nada sientan.

Un octavo sé: cuando ruge el odio en el pecho de un guerrero,


cómo mi encanto le calmará.

Un noveno sé: cuando lo necesite, cómo resguardar mi nave de vientos invernales,


y calmar las tormentas, reducir las olas, poner al mar a dormir.

Un décimo sé: si los espíritus se levantan, cómo cantarles para que se aparten,
sin encontrar forma ni hogar.

Un undécimo sé: cómo regresar incólume cuando conduzco a la batalla


y marchar ileso de la guerra.

Un duodécimo sé: si a la copa del árbol miro y un cuerpo balancearse veo,


cómo marcar y pintar las runas, y así el hombre camine y conmigo empiece a hablar.

Un décimocuarto sé: el camino es largo y rico. El compañero de ruta no siempre se


distingue con claridad. Que el amor se oculta, en ocasiones, tras un velo oscuro.

Un décimocuarto sé: y éste sólo pocos conocen. Si a un escuadrón le narro lo de los


viejos dioses y trasgos a todos podré nombrarlos.

Un décimoquinto sé: cantar a los dioses poderes a los hombres dará, potencia
y destreza a los elfos, previsión a todos, ésto será don de Odín.

Un décimosexto sé: cómo enlazar los corazones, encantar a las jóvenes


y liberar el amor.

Un décimoséptimo sé: que no será nunca jamás revelado, un secreto que a todos
oculto, salvo al amor de mi corazón."
Publicado por Ana Valerio
Etiquetas: Fe: Llama Espiritual

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