“Robinson Crusoe” de Daniel Defoe Estudiada antes como un simbolismo del arquetipo del europeo perfecto en el nuevo mundo, del gran colonizador que supera la adversidad y clava la bandera de su imperio sobre las tierras salvajes, esta historia será vista para el propósito del estudio de los aspectos psicológicos del ser humano en momentos de crisis y desastres, y no hay mejor obra para ello que este clásico de la literatura inglesa. La mejor forma de analizar esta obra en el contexto de las crisis y desastres, es compararla con una población que se enfrente a una situación de desastre. Primero Robinson es despojado de todo lo que tenía, no sale de su zona de confort, es arrojado fuera de ella con violencia y sin previo aviso, contra su voluntad. Así se sienten las personas que son despojadas de todo aquello que conocían, no se alejan de ello de forma voluntaria, un factor externo y fuera de su control se los arrebata, y se quedan varado en la isla que es la incertidumbre de si las cosas volverán a ser como antes o no. Algo interesante en el libro es la actitud de Crusoe al principio de quedar varado en la isla, la de esperar y tener esperanzas de que llegaran a su rescate, aquello es muy parecido a la actitud que probablemente tenga mucha gente luego de un desastre de desear que todo vuelva a la normalidad, a ser como antes. Pero realísticamente hablando nada volverá a ser como antes, pueden alcanzar una calidad de vida al nivel de la anterior, pero los cambios ocurridos serán innegables. Las cosas van dando el giro por el cual es famosa la historia, Robinson empieza aceptar su situación y en vez de quedarse negado sufriendo sus últimos días en la isla, decide incursionar en ella y domarla para su supervivencia. Así vemos la mejoría que implica que una comunidad devastada se haga cargo de su supervivencia no desde la perspectiva de que la perdición ha llegado y resignarse a no hacer nada, sino usando cualquier herramienta que el medio pueda darles para levantarse de nuevo. Incluso podríamos ir más lejos y considerar a Robinson Crusoe como un símbolo del liderazgo, que reúne a sus aliados en lo que puede verse como un signo de la unión de la comunidad para su supervivencia. Robinson sigue el arquetipo de líder comunitario, y es justamente con este que él psicólogo que interviene de forma comunitaria trabaja más de cerca. Es fácil ver como el líder motiva a la reunión de fuerzas y procura la supervivencia de todos. Si hubiera una palabra que me dejara describir el libro de Robinson Crusoe, sería “resiliencia”, una palabra que, aunque ignorada, sostiene un increíble peso y una indiscutible importancia a la hora de hablar de crisis y desastres y de cómo los seres humanos se manejan ante ellas. Robinson siempre se muestra fuerte, valiente, decisivo, cauteloso… algo curioso es la resaltación de todas esas cualidades positivas sin darle protagonismo ni una vez a alguna cualidad negativa, específicamente a los sentimientos. Esto da la idea de que la idiosincrasia demanda que durante una situación crisis, nosotros debemos dejar a un lado las emociones y actuar solo de forma racional ante la adversidad, buscar soluciones en vez de darnos el lujo de descanso. ¿Será esta la mejor forma de lidiar con las crisis? Tal vez en el momento lo sea, pero posteriormente esa será otra historia, al final de lo que estoy seguro es que Robinson Crusoe es el ejemplo vivo de alguien que sobrevive tomando la adversidad por los cuernos y domando el territorio a través del trabajo duro y su gran sentido de supervivencia.