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Francisco de Asís

Santo italiano y fundador de la Orden de


los Franciscanos

Francisco de Asís (en italiano Francesco


d’Assisi, nacido Giovanni di Pietro
Bernardone; Asís, 1181/1182[5]-ibidem, 3
de octubre de 1226)[1] es un santo umbro
(italiano), diácono,[6][7] y fundador de la
Orden Franciscana, de una segunda orden
conocida como Hermanas Clarisas y una
tercera conocida como tercera orden
seglar, todas surgidas bajo la autoridad de
la Iglesia católica en la Edad Media.
Destaca como una de las grandes figuras
de la espiritualidad en la historia de la
cristiandad.[8][9]
San Francisco de Asís

Representación de San Francisco de Asís, en un


fresco de Cimabue en la Basílica de Asís, se cree
que es la imagen más fiel del santo
Fundador de la Orden de los Frailes Menores
Nombre Giovanni di Pietro
Bernardone
Nacimiento 1181/1182
Asís (Umbría-Ducado
de Spoleto-Sacro
Imperio Romano
Germánico)
Fallecimiento 3 de octubre de 1226
(44 años)[1]
Asís (Umbría-Estados
Pontificios)
Venerado en Iglesia católica, Iglesia
anglicana. La Iglesia
luterana evangélica en
América lo conmemora
como «renovador de la
Iglesia».[2]
Canonización 16 de julio de 1228, en
Asís, por el papa
Gregorio IX
Principal santuario Basílica de San
Francisco de Asís
(Italia)
Orden religiosa Orden de Frailes
Menores
Festividad
4 de octubre[3][4]
17 de septiembre
Impresión de los
Sacros Estigmas a
San Francisco.
Atributos estigmas, calavera (en
representación no sólo
del rechazo de la vida
de placer, sino de la
"hermana muerte"),
lobo, aves
Patronazgo animales, medio
ambiente, belenistas,
comerciantes (en
particular fabricantes
de telas, sastres y
tejedores), Italia, Perú,
Filipinas, Quito
(Ecuador), Milagro
(Ecuador), Azogues
(Ecuador), Meycauayan
(Filipinas), Arribeños
(Argentina), San
Francisco (Argentina),
Telchac Pueblo
(México), Tlaltenco
(México), San Francisco
de Conchos (México),
California (EE. UU.),
Real de Catorce
(México)
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De ser hijo de un rico comerciante de la


ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo la
más estricta pobreza y observancia de los
Evangelios. En Egipto, intentó
infructuosamente la conversión de los
musulmanes al cristianismo.[10] Su vida
religiosa fue austera y simple, por lo que
animaba a sus seguidores a hacerlo de
igual manera. Tal forma de vivir no fue
aceptada por algunos de los nuevos
miembros de la orden mientras ésta
crecía; aun así, Francisco no fue reticente
a una reorganización. Es el primer caso
conocido en la historia de
estigmatizaciones visibles y externas.[11]
Fue canonizado por la Iglesia católica en
1228, y su festividad se celebra el 4 de
octubre.[3][4] En italiano es conocido
también como il poverello d'Assisi, es decir,
'el pobrecillo de Asís'.

Contexto histórico

Cruz cátara, también cruz de Occitania.


En el siglo XII se hicieron cambios
fundamentales en la sociedad de la época:
el comienzo de las Cruzadas y el
incremento demográfico, entre otros
motivos, influyeron en el incremento del
comercio y el desarrollo de las ciudades.
La economía seguía teniendo su base
fundamental en el campo dominado por el
modo de producción feudal, pero los
excedentes de su producción se
canalizaban con mayor dinamismo que en
la Alta Edad Media. Aunque todavía no se
estaba produciendo una clara transición
del feudalismo al capitalismo y los
estamentos privilegiados (nobleza y clero)
seguían siendo los dominantes, como lo
fueron hasta la Edad Contemporánea, los
burgueses (artesanos, mercaderes,
profesionales liberales y hombres de
negocios) comenzaban a tener
posibilidades de ascenso social, y el
comercio y la Banca crecían dominados
por el constante afán de lucro.[12] La
Iglesia, protagonista de ese tiempo,
también se vio influida por la nueva
riqueza: no eran pocas las críticas a
algunos de sus ministros que se
preocupaban más por el crecimiento
patrimonial y sus relaciones políticas de
conveniencia.
Bajorrelieve de terracota policromada que representa
el encuentro de san Francisco de Asís y santo
Domingo de Guzmán, exponentes decisivos de las
órdenes mendicantes del siglo XII. Museo Nacional
Alinari de la Fotografía.

Debido a ello, diversos movimientos


religiosos surgieron en rechazo a la
creciente opulencia de la jerarquía
eclesiástica en esa época, o se dedicaron
a vivir más de acuerdo con los postulados
de una vida pobre y evangélica.[13] Algunos
de ellos medraron afuera de la institución
y vivieron a su manera; tales movimientos
fueron condenados hasta el punto de
considerarlos herejes, como el caso de los
cátaros que predicaban entre otras cosas
el rechazo al mundo material, a los
sacramentos, a las imágenes y a la
cruz.[14] En cambio, otras organizaciones
—como las creadas por san Francisco de
Asís y santo Domingo de Guzmán—
nacieron bajo sumisión a la autoridad
católica y sus miembros fueron conocidos
con el nombre genérico de «monjes
mendicantes».[12] Este movimiento
extremó la práctica del voto de pobreza:
sus miembros ya no vivían del trabajo de
las tierras como el Císter reformado por
san Bernardo de Claraval, sino que
renunciaban incluso a poseer bienes
propios. Así, las órdenes mendicantes
terminaron por desempeñar un papel de
primer orden en la vida de la Iglesia,[12] al
lograr que la mayoría de los católicos se
alejase de la búsqueda de la opulencia,
algo que tornaría en el siglo XIV.

Infancia y juventud
Francisco de Asís nació bajo el nombre de
Giovanni. Sus padres fueron Pietro
Bernardone dei Moriconi y Donna Pica
Bourlemont, provenzal; tuvo al menos un
hermano más, de nombre Angelo.[15] Su
padre era un próspero comerciante de
telas que formaba parte de la burguesía
de Asís y que viajaba constantemente a
Francia a las ferias locales. Entre algunas
versiones, fue la afición a esta tierra por lo
que su padre lo apodó después como
Francesco o el francesito; también es
probable que el pequeño fuera conocido
más adelante de este modo por su afición
a la lengua francesa y los cantos de los
trovadores.[16]

Francisco recibió la educación regular de


la época, en la que aprendió latín. De joven
se caracterizó por su vida despreocupada:
no tenía reparos en hacer gastos cuando
andaba en compañía de sus amigos, en
sus correrías periódicas, ni en dar
pródigas limosnas;[17] como cualquier hijo
de un potentado tenía ambiciones de ser
exitoso.

En sus años juveniles la ciudad ya estaba


envuelta en conflictos para reclamar su
autonomía del Sacro Imperio. En 1197
lograron quitarse la autoridad germánica,
pero desde 1201 se enfrascaron en otra
guerra contra Perusa (Perugia), apoyada
por los nobles desterrados de Asís. En la
batalla de Ponte San Giovanni, en
noviembre de 1202, Francisco fue hecho
prisionero y estuvo cautivo por lo menos
un año.[18]

Desde 1198 el pontificado se hallaba en


conflicto con el Imperio, y Francisco formó
parte del ejército papal bajo las órdenes
de Gualterio de Brienne contra los
germanos.[19]

Estatua de San Francisco en Asís que lo representa


regresando a la ciudad tras abandonar la guerra.
regresando a la ciudad tras abandonar la guerra.

La renuncia a los bienes terrenales, según Giotto.

De acuerdo con los relatos, fue en un viaje


a Apulia (1205)[19] mientras marchaba a
pelear, cuando durante la noche escuchó
una voz que le recomendaba regresar a
Asís. Así lo hizo y volvió ante la sorpresa
de quienes lo vieron, siempre jovial pero
envuelto ahora en meditaciones solitarias.
Empezó a mostrar una conducta de
desapego a lo terrenal. Un día en que se
mostró en un estado de quietud y paz sus
amigos le preguntaron si estaba pensando
en casarse, a lo que él respondió: Estais en
lo correcto, pienso casarme, y la mujer con
la que pienso comprometerme es tan
noble, tan rica, tan buena, que ninguno de
vosotros visteis otra igual.[20] Hasta ese
momento todavía no sabía él mismo
exactamente el camino que había de
tomar de ahí en adelante; fue después de
reflexiones y oraciones que supo que la
dama a quien se refería era la Pobreza.
El punto culminante de su transformación
se dio cuando convivió con los leprosos, a
quienes tiempo antes le parecía
extremadamente amargo mirar.[21] Se
dedicó después a la reconstrucción de la
capilla de San Damián. Según los relatos,
lo hizo después de haber visto al crucifijo
de esta iglesia decirle: Francisco, vete y
repara mi iglesia, que se está cayendo en
ruinas.[22] Entonces decidió vender el
caballo y las mercancías de su padre en
Foligno, regresó a San Damián con lo
ganado y se lo ofreció al sacerdote, pero
este lo rechazó.
Su padre, al darse cuenta de la conducta
de su hijo, fue enojado en su búsqueda,
pero Francisco estaba escondido y no lo
halló. Un mes después fue él mismo el que
decidió encarar a su padre. En el camino a
su casa, las personas con que se encontró
lo recibieron mal y, creyéndolo un lunático,
le lanzaron piedras y lodo.

Francisco ante las autoridades


eclesiales

Su padre lo reprendió severamente, tanto


que lo encadenó y lo encerró en un
calabozo.[23] Al ausentarse el airado padre
por los negocios, la madre lo liberó de las
cadenas. Cuando regresó, fue ella quien
recibió las reprimendas del señor de la
casa, y fue otra vez en búsqueda del
muchacho a San Damián, pero Francisco
se plantó con calma y le reafirmó que
enfrentaría cualquier cosa por amor a
Cristo. Pietro Bernardone, más
preocupado por lo perdido de su
patrimonio,[23] acudió a las autoridades
civiles a forzarlo a presentarse, pero el
joven rehusó hacerlo con el argumento de
no pertenecer ya a la jurisdicción civil, por
lo que las autoridades dejaron el caso en
manos de la Iglesia.
Francisco se sometió al llamado de la
autoridad eclesial. Ante el requerimiento
de devolver el dinero frente a su padre y al
obispo de Asís, de nombre Guido, no sólo
lo hizo, sino que se despojó de todas sus
vestimentas ante los jueces, proclamando
a Dios desde ese momento como su
verdadero Padre. Ante esto, el obispo lo
abrazó y le envolvió con su manto.[24]

Comienzos de la orden
Porciúncula.

No se sabe con certeza cuántas iglesias


en ruinas o deterioradas reconstruyó; entre
ellas, a la que más estima tenía era la
capilla de la Porciúncula (“la partecita”,
llamada así porque estaba junto a una
construcción mayor).
Allí fue donde recibió la revelación
definitiva de su misión, probablemente el
24 de febrero de 1208,[25] cuando escuchó
estas palabras del Evangelio: No lleven
monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se
detengan a visitar a conocidos... (Lc.,
10).[26] Así, cambió su afán de reconstruir
las iglesias por la vida austera y la prédica
del Evangelio. Después de someterse a las
burlas de quienes lo veían vestido casi de
trapos, ahora su mensaje era escuchado
con atención, y al contrario de otros
grupos reformadores de la época, el suyo
no era un mensaje de descalificaciones ni
anatemas.
En unos meses sus discípulos eran once:
Bernardo di Quintavalle, Pedro Catani, Gil,
Morico, Bárbaro, Sabatino, Bernardo
Vigilante, Juan de San Constanzo, Angelo
Tancredo, Felipe y Giovanni de la
Capella.[27]

Bajo la pobreza que Francisco predicaba y


pedía, los frailes hacían sus labores
diarias atendiendo leprosos, empleándose
en faenas humildes para los monasterios
y casas particulares, y trabajando para
granjeros. Pero las necesidades
cotidianas hacían la colecta de limosna
inevitable, labor que Francisco alentaba
con alegría por haber elegido el camino de
la pobreza. Comenzó también la
expansión del mensaje evangélico, y para
ello los estimuló a viajar de dos en dos.[28]

Audiencia ante el papa para la


aprobación de la regla
Francisco de Asís en la pintura de Francisco Pacheco
(Museo de Bellas Artes de Sevilla).

Hacia abril o mayo de 1209,[29] Francisco


se decidió a presentarse ante el papa
Inocencio III, para que le aprobara la
primera regla de la Orden. Con ese fin, él y
sus acompañantes emprendieron el viaje a
Roma.

Fue bajo la intervención del obispo Guido


de Asís como pudo tener audiencia con el
papa. Éste y ciertos cardenales objetaban
el programa franciscano por el peligro de
crear otra organización nueva, debido a los
movimientos anticlericales de la época y a
la falta de una mínima base material de la
orden; pero bajo la influencia del cardenal
Juan de San Pablo y su apoyo, Francisco
pudo tener una nueva audiencia para que
se considerara la aprobación de su
hermandad de pobres.

El papa por fin aprobó la regla


verbalmente, al convencerse de que la
ayuda de un hombre como Francisco
reforzaría la imagen de la Iglesia con su
prédica y su práctica del Evangelio. No se
conoce el contenido de esta primera
regla.[30] Fue por esta época (seis años
después de su conversión según
Celano)[31] cuando fundó, junto a Clara de
Asís, la llamada segunda orden.

Rivotorto
Camino de vuelta a Asís, él y sus
acompañantes se ubicaron en un lugar
llamado Rivotorto, donde consolidaron sus
principios de vivir en la pobreza,
conviviendo entre los campesinos locales
y atendiendo a leprosos; desde entonces
se hacían llamar a sí mismos Hermanos
Menores o Frailes Menores (el nombre
fundacional de la congregación es Ordo
Fratrum Minorum, abreviado O.F.M.).

Después de la estadía en Rivotorto, buscó


una sede para su orden; para ello pidió la
ayuda del obispo Guido, pero no consiguió
respuesta favorable. Fue un abad
benedictino del Monte Subasio quien le
ofreció la capilla de la Porciúncula y un
terreno adyacente (propiamente la
partecita, la porcioncita). Francisco aceptó,
pero no como un regalo, sino que pagaba
como renta canastas con peces.[32]

Crecimiento y expansión

Francisco dando un sermón a las aves, según fresco


de Giotto en la Basílica dedicada al santo.
Dentro del ánimo de la época de los viajes
hacia el Este, hizo un intento de ir a Siria
para la expansión del Evangelio en la tierra
de los llamados «infieles». Esto sucedió
probablemente a finales del año 1212 y
nuevamente dos años más tarde. Ambas
empresas se frustraron.[33]

Antes de 1215 el número de frailes se


había incrementado, no sólo en Italia sino
en el sur de Francia y en los reinos de
España. Viajaban los franciscanos de dos
en dos y convivían con la gente común;
además, establecían ermitas en las
afueras de las ciudades.[34]
Concilio de Letrán

Durante el Concilio de Letrán de 1215, la


organización adquirió un fuerte estatus
legal; en ese año se decretó que toda
nueva orden debía adoptar la Regla de San
Benito o la de San Agustín. Para los Frailes
Menores no hubo necesidad de esto, por
haber sido aceptados seis años antes
(aunque de palabra y no oficialmente). En
este concilio el papa Inocencio III tomó la
letra Tau como símbolo de conversión y
señal de la cruz;[35] de ahí en adelante el
poverello fue devoto de este símbolo.[36]
En esa época, el cardenal Hugolino les
ofreció a él y a Domingo de Guzmán la
posibilidad de formar cardenales de las
filas de sus órdenes. Francisco, según las
crónicas de Tomás de Celano, acorde con
sus principios respondió: «Eminencia: mis
hermanos son llamados frailes menores, y
ellos no intentan convertirse en mayores.
Su vocación les enseña a permanecer
siempre en condición humilde.
Mantenedlos así, aún en contra de su
voluntad, si Vuestra Eminencia los
considera útiles para la Iglesia. Y nunca,
os lo ruego, les permitáis convertirse en
prelados».[37]
Indulgencia en la Porciúncula

Bajo el pontificado de Honorio III en 1216,


se promovió la indulgencia plenaria a favor
de todo aquel que visitara la iglesia de
Santa María de los Ángeles de
Porciúncula. Obtuvo Francisco esa gracia
del papa para que la peregrinación se
realizara una vez al año, pero bajo fuerte
oposición, puesto que pocos lugares
podían disfrutar de tan alto privilegio.[38]

Desde el año 1217[39] organizó capítulos


en el que los Frailes Menores se reunían
para intercambiar experiencias; para la
organización apropiada de los territorios
en que los frailes se habían dispersado,
organizó también provincias de
evangelización.[40]

Viaje a Oriente

Captura de Damieta durante las cruzadas, óleo de


Cornelis Claesz. van Wieringen.

Hacia el capítulo de 1219, la orden tuvo


sus primeras disensiones respecto de las
normas de pobreza dictadas por
Francisco. Algunos persuadieron al
cardenal Hugolino para que hablara con él,
a fin de que la orden fuera dirigida por
hermanos «más sabios»[41] y de acuerdo
con reglas como la de San Benito, a lo que
el poverello se opuso recalcando la forma
de vida de humildad y simplicidad.[41] La
innovación que brotó de este encuentro
fue la organización de misiones a las
llamadas «tierras paganas».

En 1219 se embarcó hacia el oriente,


pasando por Chipre, San Juan de Acre y
Damieta en el delta del Nilo, donde los
cruzados estaban bajo la orden del duque
Leopoldo VI de Austria. Allí, Francisco los
previno de que había sido alertado por
Dios de que no realizaran ningún ataque;
ante sus palabras, los soldados se
burlaron de él. El resultado de la siguiente
batalla fue un desastre para los
cruzados.[42] Continuó su estadía y el
aprecio hacia su persona crecía, incluso
algunos caballeros abandonaron las
armas para convertirse en frailes
menores.[43]

Frente al sultán de Egipto

Cuerno entregado por el sultán de Egipto a San


Cuerno entregado por el sultán de Egipto a San
Francisco de Asís.

Tomó como misión la conversión de los


musulmanes. Para ello se acompañó del
hermano Illuminato para adentrarse en
esas tierras; al encontrarse con los
primeros soldados sarracenos fue
golpeado, pero inmediatamente pidió ser
llevado ante el sultán de Egipto al-Malik al-
Kamil.

Según las crónicas de Buenaventura, el


poverello, en su afán de convertirlo al
cristianismo, invitó a los ministros
religiosos musulmanes a entrar con él en
una gran fogata (equivalente a una ordalía
o prueba del fuego), para así demostrar
qué religión era la verdadera; los mulás
rehuyeron la propuesta. Francisco ofreció
entrar solo y retó al Sultán a que, si salía
ileso, se convertiría al cristianismo e
incitaría a su pueblo a hacerlo; el príncipe
rechazó también esa posibilidad. Al final,
sus pretensiones se frustraron.[44] En
reconocimiento, el sultán de Egipto
entregó a Francisco un cuerno de marfil
finamente tallado que habría oficiado de
pasaporte en tierras musulmanas y que se
conserva en la Basílica de Asís. Tiempo
después, Francisco obtuvo del sultán al-
Mu'azzam de Damasco, hermano de al-
Malik, permiso solo para visitar Siria y
Tierra Santa.[45]

Crisis y reorganización
La orden, durante su ausencia, sufrió una
crisis: hubo disensiones, falta de
organización y desacuerdos con la ruda
vida diaria. El rumor sobre la muerte de
Francisco en el Oriente dio pie a implantar
reformas, entre ellas ciertas medidas
disciplinarias, ayunos e incluso la
institución de una casa de estudio en
Bolonia; muchos consideraron estos
cambios contrarios a la idea original del
fundador. Enterado de estos sucesos,
Francisco fue ante el papa Honorio III y le
rogó que designara al cardenal Hugolino
para reorganizar la orden.[46]

Las nuevas disposiciones tuvieron un


nuevo Ministro General, Elías Bombarone,
y una nueva regla, la de 1221 (Regla no
bulada) que entre otros temas trató el año
de noviciado, la prohibición del
vagabundeo y de la desobediencia ante
órdenes contrarias a los principios
franciscanos.[47]

La tercera orden
Ante el incremento de las vocaciones y el
peligro de inclusión de gente de dudosa
vocación espiritual, nació la llamada
Tercera Orden, para permitir a hombres y
mujeres laicos vivir el Evangelio tras las
huellas de Francisco. Obtuvo su estatus
legal en 1221 también con la ayuda del
cardenal Hugolino. Es en posteriores
escritos como se rescata su contenido,
porque el original se perdió. Consistía de
trece capítulos en los que se
reglamentaba la santificación personal de
los terciarios, su vida social y la
organización de la nueva fraternidad.[48]
Bajo influencia nuevamente de este
cardenal, la orden reabrió el convento de
Bolonia para el estudio, a pesar de la
convicción de Francisco de la primacía de
la oración y la prédica de los Evangelios
por sobre la educación formal.[49]

La regla definitiva

La regla definitiva
Bajo la insistencia de ministros de la
orden, fue obligado a redactar una nueva
regla, ya que ciertos opositores a la
entonces vigente consideraban que le
faltaba consistencia y definición, y que eso
le impedía obtener una definitiva
aprobación por parte de la Santa Sede.
Nuevamente aceptó las exigencias. Para
ello se retiró dos veces a la ermita de
Fonte Colombo cerca de Rieti, a redactar
una definitiva regla bajo ayuno y
oración.[50] El 29 de noviembre de 1223,
con otra participación del cardenal
Hugolino, la regla tuvo su forma
definitiva[51] y fue aprobada por el papa
Honorio III.
Navidad en Greccio
Terminada la labor de aprobación de la
regla definitiva, Francisco decidió retornar
a Umbría. Debido a la cercanía de la
Navidad, a la que él tenía especial aprecio,
quiso celebrarla de manera particular ese
año de 1223; para ello convidó a un noble
de la ciudad de Greccio, de nombre Juan, a
festejar el nacimiento de Jesucristo en
una loma rodeada de árboles y llena de
cuevas de un terreno de su propiedad.

Pretendió que la celebración se asemejara


lo más posible a la natividad de Jesús de
Nazaret, y montó un pesebre con animales
y heno; pobladores y frailes de los
alrededores acudieron a la misa en
procesión. Allí el poverello asistió como
diácono y predicó un sermón. Aunque no
fue la primera celebración de este tipo, es
considerada un importante
acontecimiento religioso, una fiesta
única.[52]

Los estigmas

La estigmatización según un fresco en la Basílica de


San Francisco.

San Francisco de Asís recibiendo los estigmas según


José de Arce, imagen del siglo XVII, titular de la
Parroquia de San Francisco de Asís y Santuario
Mariano de Nuestra Señora de la Soledad, Las Palmas
de Gran Canaria, Canarias.

Francisco asistió en junio de 1224 a lo que


fue su último capítulo general de la orden.
Hacia principios de agosto decidió hacer
un viaje a un lugar aislado llamado Monte
Alvernia, a unos 160 kilómetros al norte de
Asís; escogió para este viaje a algunos de
sus compañeros: León, Angelo, Illuminato,
Rufino y Masseo, a quien el poverello puso
al mando del grupo.

Estando en la cima, fue visitado por el


conde Orlando, quien llevaba provisiones a
los hermanos. Francisco le pidió
construirle una cabaña a manera de celda,
donde después se aisló. La oración ocupó
un lugar central en la vida de Francisco;
para ello buscaba la vida eremítica, el
silencio y soledad interior. Reforzaba sus
plegarias postrándose, ayunando, e
incluso, gesticulando.

En ese lugar, fray León fue testigo de los


actos de su soledad: lamentos por el
futuro de la orden y estados de éxtasis. Al
saber que era espiado, decidió irse a un
sitio más apartado en una saliente de
montaña. En la fiesta de la Asunción
Francisco decidió hacer un ayuno de
cuarenta días.

Por órdenes del poverello, fray León lo


visitaba dos veces para llevarle pan y
agua. Según los relatos que recogieron los
testimonios de León, éste fue testigo de la
aproximación y alejamiento de una bola de
fuego que bajaba del cielo; por este
prodigio, Francisco le comentó que algo
grande estaría por ocurrir.[53] Le hizo abrir
tres veces el misal para encontrar
respuesta, y las tres veces se abrió en la
historia de la Pasión de Jesús.

Probablemente el 14 de septiembre de
1224,[53] oró para recibir dos gracias antes
de morir: sentir la Pasión de Jesús, y una
enfermedad larga con una muerte
dolorosa. Después de intensas oraciones,
entonces en un trance profundo —según
relato de San Buenaventura—[54] el mismo
Nazareno se le presentó, crucificado,
rodeado por seis alas angélicas, y le
imprimió las señales de la crucifixión en
las manos, los pies y el costado;
posteriormente, sus hermanos vieron los
estigmas de Francisco, que él conservó
por el resto de su vida.[55] Sin embargo,
Francisco —al igual que otros santos
estigmatizados— hizo todo lo posible para
ocultarlos a la vista de los demás por
considerarse indigno, no del dolor que
sentía, sino de ser portador de las señales
de la Pasión de Cristo.[56] Por eso, fue
desde entonces con las manos metidas
entre las mangas del hábito, y con los pies
cubiertos por medias y zapatos.
San Francisco en oración, círculo de Francisco de
Herrera el Viejo.[57]

Muerte

Basílica de San Francisco.


Retornó a la Porciúncula acompañado
sólo por León; en su camino hubo
muestras de veneración al estigmatizado,
aparentemente su acompañante hacía
saber a todos acerca del prodigio.[58]
Mientras tanto, su salud —que desde
mucho tiempo antes nunca fue buena del
todo— empeoraba: El sangrado de sus
heridas lo hacía sufrir constantemente. En
el verano de 1225 pasó un tiempo en San
Damián bajo el cuidado de sus allegados.

Fue durante esta temporada cuando


compuso el Cántico de las criaturas, que
hizo también cantar a sus compañeros.[59]
Se encaminó luego a Rieti, rodeado del
entusiasmo popular por tocarlo o arrancar
algún pedacito del paupérrimo sayo que
vestía, y se instaló en el palacio del
obispo. Después se hospedó en Fonte
Colombo, donde fue sometido a
tratamiento médico, que incluyó cauterizar
con un hierro ardiente la zona desde la
oreja hasta la altura de la ceja de uno de
sus ojos; según los relatos, Francisco no
sintió dolor al «platicar» con el fuego para
que no lo dañara.[60] Otro intento para ser
tratado por renombrados médicos fue
hecho en Siena, sin buen resultado.

Deseó volver a la Porciúncula a pasar sus


últimos días. Arribó a Asís y fue llevado al
palacio del obispo y resguardado por
hombres armados, puesto que la localidad
estaba en estado de guerra.[61] En su lecho
escribió su Testamento.[21] En sus últimos
momentos entonó nuevamente su Cántico
al Hermano Sol —al que agregó un nuevo
verso dedicado a la hermana Muerte—
junto a Angelo y León.[62]
La tumba de Francisco en Asís.

De acuerdo con su último deseo, fue


encaminado a la Porciúncula, donde se
estableció en una cabaña cercana a la
capilla. Murió el 3 de octubre de 1226 a la
edad de 44.

Así relata San Buenaventura la verificación


de las llagas de Francisco después de su
muerte:

Al emigrar de este mundo, el


bienaventurado Francisco dejó
impresas en su cuerpo las señales de
la Pasión de Cristo. Se veían en
aquellos dichosos miembros unos
clavos de su misma carne, fabricados
maravillosamente por el poder
divino y tan connaturales a ella, que,
si se les presionaba por una parte, al
momento sobresalían por la otra,
como si fueran nervios duros y de
una sola pieza. Apareció también
muy visible en su cuerpo la llaga del
costado, semejante a la del costado
herido del Salvador. El aspecto de los
clavos era negro, parecido al hierro;
mas la herida del costado era rojiza
y formaba, por la contracción de la
carne, una especie de círculo,
presentándose a la vista como una
rosa bellísima. El resto de su cuerpo,
que antes, tanto por la enfermedad
como por su modo natural de ser,
era de color moreno, brillaba ahora
con una blancura extraordinaria.
Los miembros de su cuerpo se
mostraban al tacto tan blandos y
flexibles, que parecían haber vuelto a
ser tiernos como los de la infancia.
Tan pronto como se tuvo noticia del
tránsito del bienaventurado Padre y
se divulgó la fama del milagro de la
estigmatización, el pueblo en masa
acudió en seguida al lugar para ver
con sus propios ojos aquel portento,
que disipara toda duda de sus
mentes y colmara de gozo sus
corazones afectados por el dolor.
Muchos ciudadanos de Asís fueron
admitidos para contemplar y besar
las sagradas llagas. Uno de ellos
llamado Jerónimo, caballero culto y
prudente además de famoso y
célebre, como dudase de estas
sagradas llagas, siendo incrédulo
como Tomás, movió con mucho
fervor y audacia los clavos y con sus
propias manos tocó las manos, los
pies y el costado del Santo en
presencia de los hermanos y de otros
ciudadanos; y resultó que, a medida
que iba palpando aquellas señales
auténticas de las llagas de Cristo,
amputaba de su corazón y del
corazón de todos la más leve herida
de duda. Por lo cual desde entonces
se convirtió, entre otros, en un
testigo cualificado de esta verdad
conocida con tanta certeza, y la
confirmó bajo juramento poniendo
las manos sobre los libros
sagrados.[63]

San Buenaventura, Leyenda Mayor


de San Francisco 15,4

Al día siguiente, el cortejo fúnebre se


encaminó hacia San Damiano y después a
San Giorgio, donde fue sepultado.[64] Fue
canonizado el 16 de julio de 1228. Sus
restos se encuentran en la Basílica de San
Francisco en Asís.[65]

Personas allegadas a
Francisco de Asís
Representación de Clara de Asís, en un fresco de
Simone Martini.

Clara de Asís. Tuvo como modelo de su


conversión a Francisco y lo siguió. Juntos
organizaron la Segunda Orden
Franciscana o hermanas clarisas.
Francisco puso confianza en sus
consejos.[66]
Jacoba de Settesoli. De ascendencia
noble romana, y de carácter viril y
enérgico, abrazó la vida religiosa al quedar
viuda. Al igual que Clara, fue muy
apreciada por Francisco.[67]

Masseo de Marignano. Dedicado a la


guardia de las instalaciones.[68]

Angelo Tarlati. Un militar que dejó las


armas para entrar a la orden.[69]

Junípero. Llamado por Clara el Juglar de


Dios; de personalidad jovial, divertida y
pintoresca.[70] Según los relatos, Francisco
dijo alguna vez: «Mis hermanos, si sólo
tuviera un bosque lleno de Juníperos…».[71]
Murió en 1258.

Bernardo de Quintavalle. De los primeros


seguidores de Francisco. Murió entre 1240
y 1246.[72]

Gil. Uno de los más devotos seguidores de


la práctica franciscana; realizó viajes a
Roma, Santiago de Compostela y Tierra
Santa. Murió en 1262.[73]

Rufino. Primo de Clara de Asís, de


ascendencia noble. De carácter tímido y
temeroso de hablar en público; junto a
León y Angelo, protagonista de la Leyenda
de los tres Compañeros.[74]
León. Muy cercano a la vida del poverello
como su confesor y secretario.[75] Testigo
de los momentos previos a la
estigmatización de Francisco. Luego de
recibir los estigmas, Francisco le obsequió
la famosa "Bendición a fray León".

Antonio de Padua. Llamado por Francisco


«mi obispo». De gran erudición y facilidad
de palabra. Fue proclamado Doctor de la
Iglesia en 1245.[76]

Oración y prédica
Hábito de san Francisco.

Al no ser sacerdote, en vez de dar doctrina,


practicaba una predicación exhortativa,
esto es, incitaba a la conversión y a vivir
una vida evangélica; predicaba también
con el ejemplo, con su estilo de vida aliada
a la pobreza. Su manera de predicar era
por medio de laudas, o alabanzas, con el
objetivo de llamar la atención de los
hombres a honrar al Ser Supremo.[77]

Según Tomás Celano:


Cuando, estando en público, se sentía
de pronto afectado por visitas del
Señor, para no estar ni entonces
fuera de la celda hacía de su manto
una celdilla … Siempre encontraba la
manera de ocultarse a la mirada de
los presentes … hasta el punto de
orar entre muchos sin que lo
advirtieran en la estrechez de la
nave.[78]

Escritos de Francisco de Asís


y primeras biografías
Bendición a fray León.

Entre los escritos reconocidos de


Francisco de Asís están:[79]

Cántico de las criaturas


Alabanzas en todas las horas
Carta a toda la orden
Bendición a fray León
La verdadera alegría
Carta a las autoridades, etc.

Primeras biografías, con fechas probables


de autoría:[80]

Leyenda primera (Legenda Prima), de


Tomás Celano (1228-1230).
Espejo de perfección (Speculum
Perfectionis), de autor desconocido.
Leyenda segunda (Legenda Secunda), de
Tomás Celano (1247).
Leyenda mayor de San Francisco
(Legenda Maior), de San Buenaventura
(1263).
Leyenda de los tres compañeros
(Legenda Trium Sociorum) (1270-1300).
La figura de Francisco de Asís
en las artes

Pintura de Luis Tristán del siglo XVII, en el museo del


Louvre.
San Francisco, óleo de Murillo.

La figura del poverello ha sido objeto de


las artes, a manera de ejemplo:

-En las artes plásticas:

Frescos en la Basílica de San Francisco


en Asís.
Francisco de Zurbarán dedicó parte de
su obra.
Ilustraciones de Joan Miró al Cántico del
hermano sol.[81]
Francisco Asorey, obras: San Francisco
(1926), Museo Provincial de Lugo, y el
Monumento a San Francisco, Santiago
de Compostela (1926-1930).

-En la ópera:

Saint Francois d'Assise de Olivier


Messiaen[82]

-En el Cine y la Televisión:[81]

Il Poverello d'Assisi (1911), de Enrico


Guazzoni.
"The Vision Beautiful" de Selig (1912) (?)
"Frate Sole" de Ugo Falena y Mario
Corsi. Italia 1918.
Fratefrancesco (1927), de G. Cesare
Antamoro.
"San Francisco de Asís" (1944) de
Alberto Gout (México)
Francisco, juglar de Dios (1959), de
Roberto Rossellini.
"Francisco de Asís" (1961) de Michael
Curtiz, basada en el libro"El mendigo
alegre: historia de San Francisco de Asís"
de Louis de Wohl.
"El niño y el lobo"(Cotolay) (1965) de
José A.Nieves
"Francisco de Asís" (1966) primer
versión en blanco y negro de Liliana
Cavani
Hermano Sol, Hermana Luna (1972), de
Franco Zeffirelli.
Francesco (1989), nueva versión de
Liliana Cavani.
"Francisco, el caballero de Asís" 1990
(dibujos animados).
"Francisco" (2002) director Michele
Soavi
"Cántico de las criaturas" (2006) del
director Miguel Gomes[83]
"Clara y Francisco" (2007) dirigida por
Fabrizio Costa.
"Caminando con Francisco" (2013)
documental de Jeremy Culver.[84]
"Francesco" (2014). Miniserie televisiva
y tercera versión de Liliana Cavani.[85]
"El Sultan y el Santo" (2016) dirección de
Alexander Kronemer[86]
"L'ami - François d'Assise et ses frères"
(TV) (2016) de los directores franceses
Renaud Fely y Arnaud Louvet.[87]

-En la literatura y la poesía:[81]

San Francisco de Asís, G. K. Chesterton.


San Francisco de Asís, Emilia Pardo
Bazán.
El pobre de Asís, Nikos Kazantzakis.
La segunda vida de Francisco de Asís,
José Saramago.
Lirio Franciscano, Ramón María del Valle
Inclán.
A San Francisco de Asís, Torquato
Tasso.
Los motivos del lobo, Rubén Darío.
Relato del beso al leproso, Juana de
Ibarbourou.
Laudas, Jacopone da Todi.
La Divina Comedia (El Paraíso, Canto
XII), Dante Alighieri.

Florecillas

Estatua de jardín de San Francisco de Asís.


Estampilla de la RFA sobre Francisco de Asís.

Los Fioretti —de autor anónimo— son una


recopilación de hechos de Francisco, de
algunos de los frailes que lo
acompañaban y de San Antonio de Padua.
Escritas en la segunda mitad del siglo XIV
no constituyen una biografía sino una
exaltación de las virtudes del poverello y
de su vida simple para edificación del
lector.[88]
Por ejemplo, en la historia de Cómo
Francisco libró de un lobo feroz a la ciudad
de Gubbio, el poverello fue a buscar a la
fiera que atacaba a los habitantes de la
localidad. Logró hacer un pacto con él al
«convencerlo» de no seguir sus fechorías
a cambio que los pobladores le darían el
sustento que necesitaba. La bestia puso
una pata delantera sobre la mano de
Francisco en señal de asentimiento. Logró
convivir con la gente y murió dos años
después de viejo.

Otros: Cómo San Francisco fue a convertir


al sultán de Babilonia, Cómo un joven
regaló unas tórtolas a San Francisco …,
Cómo San Francisco sanó a un leproso de
alma y cuerpo, etc.

Tradicionalmente contiene 53 capítulos; a


través del tiempo se agregaron otros
relatos que tienen como protagonistas a
los frailes Junípero y Gil. De este último
hay unos denominados «Doctrina y
dichos». Otros narran la estigmatización
del santo católico.[89]

Repercusiones en la
actualidad

4ª J d di l d ió l li d
4ª Jornada mundial de oración por la paz realizada en
Asís, Italia, el 27 de octubre de 2011, ejemplo de
encuentro de diálogo interreligioso.

Parroquia San Francisco de Asís en Junín, Argentina.

Cruz de la Custodia de Tierra Santa. Los franciscanos


con los custodios de los Santos Lugares.
Cristo de San Damián.

Francisco ha quedado como aquél que,


en su espíritu de pobreza y
desprendimiento, probablemente más
se pareció a Jesús en la historia de la
cristiandad.[8] El «Pobre de Asís» sigue
conmoviendo por su capacidad de
reconciliación con todo y con todos,
respetado no sólo por creyentes de
todas las religiones, sino también por no
creyentes.[9]
Es, quizás, el santo más ecuménico,
razón por la cual se realizaron
encuentros interreligiosos mundiales en
Asís, la «ciudad de Francisco».
Por su devoción a los animales como
criaturas de Dios, ha sido abrazado por
la cultura del escultismo
particularmente por la relación hacia los
lobos. Es el patrono de los veterinarios y
de los profesionales relacionados con
bosques y forestas (ingenieros de
montes, ingenieros forestales, agentes y
guardas forestales, y otros cuerpos
similares) y, por extensión, de los
movimientos ecologistas que empeñan
sus esfuerzos en el cuidado de la
naturaleza y del ambiente.
El mundo cristiano está lleno de iglesias
y de altares dedicados a él y por él su
nombre, antes bastante raro, se hizo
habitual en toda Europa. Pío XII lo
proclamó, con Catalina de Siena,
patrono de Italia el 18 de junio de
1939.[90] Tiene numerosos epónimos de
ciudades o localidades (la capital de la
República del Ecuador, formalmente
llamada San Francisco de Quito o la
ciudad de San Francisco en los Estados
Unidos, por ejemplo).
Aunque algunos sostienen que la
creación del pesebre es anterior a
Francisco, fue sin dudas él quien
popularizó el Nacimiento o escena del
nacimiento de Jesús. Al entrar a rezar
en la ermita de Greccio en la Navidad de
1223, Francisco sintió el deseo de
representar en vivo el nacimiento del
Niño Jesús, y ese hecho fue decisivo en
la universalización de esa tradición. En
1986, a petición de las asociaciones
belenistas de todo el mundo, el papa
Juan Pablo II proclamó patrono
universal del "Belenismo" a san
Francisco de Asís.
Francisco no fue el creador de la
llamada Oración de la paz de san
Francisco («Señor, hazme un
instrumento de tu paz...»), poema
francés publicado en 1912 y atribuido al
fraile italiano desde 1916 hasta fines del
siglo XX. Sin embargo, se la considera
una síntesis hasta el presente anónima
del ideario vivido por el «santo de
Asís».[91]
En virtud de la devota peregrinación de
san Francisco a Oriente, y de su
voluntad de reconciliar a todos los
hombres, los franciscanos son
custodios de los Santos Lugares. La
presencia franciscana en Tierra Santa,
que con diversas vicisitudes se ha
mantenido siempre, adquirió estabilidad
y carácter oficial de parte de la Iglesia
en 1342, año en que el papa Clemente
VI promulgó dos bulas: Gratias agimus y
Nuper carissimae, en las que
encomendó a la Orden Franciscana la
"custodia de los Santos Lugares".
Cuando, en 1992, se cumplieron los 650
años de tales bulas, Juan Pablo II envió
al ministro general de la orden un
mensaje de felicitación a la vez que de
exhortación a perseverar en el encargo
recibido de la Iglesia.
El papa Francisco eligió este nombre en
honor a san Francisco de Asís el 13 de
marzo de 2013.[92] La segunda encíclica
de su pontificado, Laudato si’ (en
español, Alabado seas), que tiene por
tema central la conservación del
ambiente con particular énfasis en la
búsqueda de una «ecología integral»,
reproduce en su título las primeras
palabras del Cántico de las criaturas del
santo de Asís.[93]

Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado


seas, mi Señor», cantaba san
Francisco de Asís. En ese hermoso
cántico nos recordaba que nuestra
casa común es también como una
hermana, con la cual compartimos
la existencia, y como una madre
bella que nos acoge entre sus brazos:
«Alabado seas, mi Señor, por la
hermana nuestra madre tierra, la
cual nos sustenta, y gobierna y
produce diversos frutos con
coloridas flores y hierba.[93]

Francisco, Laudato si’

San Francisco de Asís en Cine


y Televisión
Cine

1911 - San Francesco il poverello


d'Assisi (Italia) [Cortometraje]
1926 - Assisi nel VII centenario della
morte di San Francesco (Italia)
[Documental]
1943 - San Francisco de Asís (México)
1950 - Francesco, giullare di Dio
/Francisco juglar de Dios (Italia)
1961 - Francis of Assisi /Francisco de
Asís (EUA)
1972 - Fratello sole, sorella luna
/Hermano sol, hermana luna (Reino
Unido, Italia)
1972 - San Francisco de Asís, vida y
obra (España)
1989 - Francesco (Italia, Alemania)
2015 - Finding Saint Francis (Reino
Unido) [Documental]

Televisión

1966 - Francesco d'Assisi (Italia) [TV


Movie]
1977 - Francis of Assisi: A Search for the
Man and His Meaning (Italia) [TV Movie]
1983 - Saint François d'Assise (Francia)
[TV Movie]
2002 - Francesco /San Francisco de
Asís (Italia) [TV Movie]
2007 - Assisi: Home of St. Francis (EUA)
[Video Cortometraje]
2007 - Chiara e Francesco /Clara y
Francisco (Italia) [TV Movie]
2014 - Francesco (Italia, Alemania) [TV
Movie]

Véase también
Cordón de San Francisco
Crucifijo
Sayal
Estigma (milagro)
Cristo de San Damián
Tau franciscana

Notas
1. Franciscanos.org (fecha de
fallecimiento de Giovanni de Bernardone).
2. Evangelical Lutheran Church in America
(1989). Yearbook . Publishing House of the
Evangelical Lutheran Church in America.
p. 10. Consultado el 5 de octubre de 2016.
3. Franciscanos (santoral franciscano).
4. Santoral Católico: San Francisco de Asís
(4 de octubre) . Ewtn.com.
5. Enciclopedia Católica: San Francisco de
Asís
6. Armstrong, Regis J.; Hellmann, J. A. W.;
Short, William J., ed. (1999). Francis of
Assisi: early documents (en inglés). Nueva
York: New City Press. p. 256. ISBN 1-56548-
111-9. Se señala que Tomás de Celano fue
el primero en sugerir que Francisco de Asís
fue diácono al describirlo con vestimentas
de levita, aunque de forma ambigua. Más
tarde Julián de Speyer y Buenaventura de
Fidanza (en su Leyenda mayor X, 7) fueron
más precisos al identificar a Francisco
como diácono.
7. Leloup, Jean-Yves; Boff, Leonardo
(1999). Terapeutas del desierto. De Filón de
Alejandría y Francisco de Asís a Graf
Dürckheim . Santander: Editorial Sal Terrae.
p. 73. ISBN 84-293-1295-1. Consultado el
23 de mayo de 2016.
8. Boothe Luce, Clare (1965). «Los santos».
En Boothe Luce, Clare. Santos para el
presente. Buenos Aires: Compañía General
Fabril Editora. p. 14. «San Francisco, que
para muchos es la figura más semejante a
Cristo de toda la cristiandad, [...] es un
gigante entre los gigantes de la
espiritualidad.»
9. Chesterton, G. K. (2012). San Francisco
de Asís. Madrid: Ediciones Encuentro.
p. 24. ISBN 978-84-9920-148-1. «[...] uno de
los exponentes más significativos de la
espiritualidad cristiana como es Francisco
de Asís. Acaso estamos ante un personaje
aceptado por todos [...]».
10. Leonardi, C. (2000). «Francisco de
Asís». En Leonardi, C.; Riccardi, A.; Zarri, G.
Diccionario de los Santos. Madrid: San
Pablo. p. 830. ISBN 84-285-2258-8. «[...] en
1259 (Francisco) consigue unirse a los
cruzados en Oriente y hablar en Damieta
con el sultán Malik al-Kamil. El sentido de
estos viajes emprendidos evidentemente
por un ardiente deseo de convertir a los
musulmanes, también nace de la crítica
implícita a ciertos métodos de la caballería
y por tanto de las cruzadas; en la Regla no
bulada (en el c. 16) se dice explícitamente
que la conversión de los infieles es ante
todo obra de buen ejemplo, prudencia e
inmolación.» Recibe el nombre de Regla no
bulada la escrita por Francisco en 1221,
que no estaba sometida a la aprobación de
la curia romana.
11. Montes de Oca, Francisco (1977),
Introducción a «Florecillas de San
Francisco de Asís», Ed. Porrúa S.A.: México,
pág. LVI.
12. Orlandis, José (2003). Historia de la
Iglesia. I.La Iglesia antigua y medieval.
Madrid: Ediciones Palabra. p. 336. ISBN 84-
8239-256-5.
13. Montes de Oca, Francisco, pág. XVI.
14. Montes de Oca, Francisco, pág. XXVI.
15. Englebert, Omer (1979), St. Francis of
Assisi, A Biography, Servant Books: EUA,
pág. 11.
16. Englebert, Omer, pág. 12.
17. Englebert, Omer, pág. 15.
18. Englebert, Omer, pág. 21.
19. Montes de Oca, Francisco, pág. XLI.
20. Englebert, Omer, pág. 27.
21. Testamento de Francisco de Asís .
22. Englebert, Omer, pág. 33.
23. Englebert, Omer, pág. 35.
24. Englebert, Omer, pág. 36.
25. Englebert, Omer, pág. 43.
26. Lehmann, Leonardo (1998), Francisco,
maestro de oración, Editorial Franciscana
Aránzazu: Guipúzcoa.
27. Englebert, Omer, pág. 45.
28. Englebert, Omer, págs. 49-51.
29. Englebert, Omer, pág. 62.
30. Englebert, Omer, cap. 5.
31. Englebert, Omer, pág. 109.
32. Englebert, Omer, págs. 88-89.
33. Englebet, Omer, págs. 126-127.
34. Englebert, Omer, págs. 128-129.
35. Lehmann, Leonardo, pág. 219.
36. Englebert, Omer, pág. 142.
37. Englebert, Omer, pág. 145.
38. Englebert, Omer, pág. 152.
39. Englebert, Omer, pág. 157.
40. Englebert, Omer, pág. 158.
41. Englebert, Omer, pág. 173.
42. Englebert, Omer, págs. 174-175.
43. Englebert, Omer, pág. 175.
44. Englebert, Omer, págs. 177-178.
45. Engleber, Omer, págs. 177-180.
46. Englebert, Omer, págs. 182-186.
47. Englebert, Omer, pág. 180.
48. Englebert, Omer, cap. 15.
49. Englebert, Omer, cap. 16.
50. Englebert, Omer, págs. 218-219.
51. Regla bulada A .
52. Lehmann, Leonardo, pág. 129.
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54. San Buenaventura: Leyenda mayor de
San Francisco, 13-15 .
55. Englebert, Omer, pág. 243.
56. Royo Marín, Antonio (2001). Teología
de la Perfección Cristiana. Biblioteca de
Autores Cristianos. p. 1040. ISBN 978-84-
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57. Circle of Francisco Herrera The Elder,
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Londres, 9 de diciembre de 2004, lote 323.
58. Englebert, Omer, pág. 248.
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61. Englebert, Omer, pág. 260.
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63. San Buenaventura (1998 [original en
1262]). «Directorio Franciscano: Vida de
San Francisco de Asís-Textos de San
Buenaventura e ilustraciones de Giotto» .
En José Antonio Guerra. Leyenda Mayor de
San Francisco. Biblioteca de Autores
Cristianos (BAC 399), Madrid. Consultado
el 1 de febrero de 2011.
64. Englebert, Omer, págs. 273-274.
65. www.franciscanos.org .
66. Ellsberg, Robert (2000), All Saints, The
Crossroad Publishing Company: New York,
pág. 347.
67. Englebert, Omer, pág. 196.
68. Englebert, Omer, pág. 90.
69. Englebert, Omer, pág. 92.
70. Englebert, Omer, pág. 95.
71. Ellsberg, Robert, pág. 213.
72. Englebert, Omer, pág. 104.
73. Englebert, Omer, pág. 99.
74. Englebert, Omer, págs. 104-106.
75. Englebert, Omer, pág. 106.
76. «A fray Antonio, mi obispo, el hermano
Francisco, salud. Me agrada que enseñes
sagrada teología a los hermanos, con tal
que, en el estudio de la misma, no apagues
el espíritu de oración y devoción, como se
contiene en la Regla.»Carta a San Antonio
77. Lehmann, Leonardo, págs. 64-65.
78. Lehmann, Leonardo, pág. 23.
79. www.franciscanos.org .
80. Montes de Oca, pág. XXXVII.
81. www.fratefrancesco.org .
82. «Cultura franciscana, arte franciscano -
Medios» . Consultado el 2009.
83.
http://www.filmaffinity.com/es/film531360.
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84.
http://www.imdb.com/name/nm5074783/
85. http://www.imdb.com/title/tt3746938/
86. http://www.imdb.com/title/tt5977536/
87. http://www.imdb.com/title/tt5096600/
88. Montes de Oca, Francisco, pág. LIX.
89. Montes de Oca, Francisco, pág. LXXI.
90. Leonardi, C. (2000). «Francisco de
Asís». En Leonardi, C.; Riccardi, A.; Zarri, G.
Diccionario de los Santos. Madrid: San
Pablo. p. 833. ISBN 84-285-2258-8.
91. Renoux, Christian (2001). La prière pour
la paix attribuée à saint François, une
énigme à résoudre (en francés) (1a
edición). París: Editions Franciscaines.
92. La Tercera (16 de marzo de 2013).
«Papa explica por qué eligió Francisco
como nombre: "Como yo, querría una
Iglesia pobre y para los pobres" » .
Consultado el 10 de octubre de 2013.
93. Papa Francisco (24 de mayo de 2015).
«Carta encíclica Laudato si’ sobre el
cuidado de la casa común» . Tipografía
Vaticana. Consultado el 18 de junio de
2015.

Bibliografía
Ellsberg, Robert (2000). All Saints. The
Crossroad Publishing Company: New
York. ISBN 0-8245-1599-4.
Englebert, Omer (1979). St. Francis of
Assisi, A Biography. Servant Books:
Michigan. ISBN 0-89283-071-9.
Florecillas de San Francisco de Asís.
Editorial Porrúa: México D.F. 1977.
Lehmann, Leonardo (1998). Francisco,
Maestro de oración. Ed. Franciscana
Arantzazu: Guipúzcoa. ISBN 84-7240-
161-8.

Bibliografía adicional (no


utilizada directamente en este
artículo)

Chesterton, G. K. (1923). San Francisco


de Asís. Editorial Bibliotheca Homo
Legens.
Eloi Leclerc (1987). Exilio y ternura.
Marova. ISBN 987-1204-23-X.
Eloi Leclerc (1987). Sabiduría de un
pobre. Marova. ISBN 84-269-0142-5.
Ignacio Larrañaga (1993). El hermano de
Asís. Lumen. ISBN 9974-43-001-1.
Spoto, Donald (2004). Francisco de Asís,
el santo que quiso ser hombre. Editorial
Vergara: Barcelona. ISBN 84-666-1390-
0.
Le Goff, Jacques (2003). San Francisco
de Asís. Akal. ISBN 978-84-460-1511-6.

Enlaces externos
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de Asís.
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de o sobre Francisco de Asís.
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