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11.- Las opiniones antes descritas dan cuenta de una gran corriente
doctrinal sobre lo que debe entenderse por principios; aún cuando ellas
dicen relación con la teoría de los derechos fundamentales. Sin
embargo , no existe objeción en trasladar su andamiaje al Derecho del
Trabajo, ya que no solo debe atenderse a una necesidad práctica a la
hora de resolver en sede judicial laboral lo que llamamos “casos
difíciles” laborales, sino también porque el estado de los derechos
fundamentales laborales y su protección procesal, recogida en el
procedimiento de tutela laboral contenido en los artículos 485 y
siguientes del Código del Trabajo, es una materia de gran desarrollo en
el derecho del trabajo chileno.
21.- Desde una perspectiva histórica, los principios del derecho del
trabajo no concitaron mayor interés para la doctrina laboral de la época,
y notablemente ello encuentre su explicación en que tradicionalmente,
los principios generales de derecho corresponden a materias propias de
la teoría general del derecho y también de los conceptos fundamentales
del derecho civil. Este panorama se advierte al examinar algunos
autores como Alfredo Gaete Berrios, quien, al explicar las Fuentes y la
Interpretación del Derecho del Trabajo, menciona que las fuentes del
derecho del trabajo se clasifican en dos grupos, las que crean un
derecho y las constituidas por aquellas que únicamente contribuyen a
aclarar o suplir un derecho o una laguna que pueda presentarse. Dentro
de la segunda categoría ubica a los principios generales de derecho, sin
aludir a algún principio propio o particular de esta rama. Curiosamente,
a pesar del título de la obra del autor mencionado, casi no existe
reflexión alguna a los principios, dado que el término usado por Gaete
Berrios sin ninguna duda alude a los conceptos fundamentales del
derecho del trabajo.
22.- En esta misma línea, y unos años más tarde, Héctor Humeres
Magnan, señala en unas breves consideraciones, que el derecho laboral
es una rama nueva, en formación, inspirada en principios opuestos a los
que informan el derecho clásico, protectora, foral y que contiene
mandatos de orden público. Este autor clasifica las fuentes en teóricas
y prácticas (lo que da cuenta de la estrecha conexión existente entre los
principios y las fuentes del derecho) ubicando dentro de las segundas a
la Constitución, ley, contratos colectivos e individuales, dictámenes
administrativos, convenios internacionales, jurisprudencia y los
principios generales de derecho, entre otros. Esta postura da cuenta del
estado de la doctrina, la cual ha mutado en forma sustancial en esta
última época, que sí se ocupa con gran interés de los llamados principios
de derecho del trabajo, distinguiéndolos de los generales, extrayendo
una concepción laboral de los mismos, y que sirven de soporte a la
teoría general del derecho del trabajo, concibiéndolo como fuente típica
y además como una institución peculiarizante del derecho laboral.
39.- Como comentario final a este principio, se debe señalar que dada
la vocación de permanencia del contrato laboral, es factible la ocurrencia
de múltiples hechos y circunstancias que permitan ir variando tanto la
personalidad del contratante empleador, como las obligaciones que
resultan de dicho vínculo, debiendo otorgarse una sólida respuesta que
justifique la mantención del contrato, y esta es, la protección del trabajo
subordinado, en cuanto el trabajador normalmente no está en
condiciones de preveer o decidir el curso del íter contractual.