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De centinela el guaraní, el segundo idioma oficial del Paraguay

El guaraní es mucho más que una lengua indígena, también es más que un idioma oficial. El
guaraní ha sido el garante de la libertad paraguaya durante toda su semblanza. Un codificador, un
aliado, un centinela.

@carlacontreras2905 de Abril de 2017 (00:00 h.)

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https://www.paraguay.gov.py/guarani

El psiquiatra español Carlos Castilla del Pino, establece en una de sus monografías, que entre
los principales elementos generadores de la incomunicación se encuentra el lenguaje. Aunque
resulte paradójico, la inadaptación del dialecto para todos los requerimientos comunicativos
factibles, produce lo que se conoce como la no comunicación. Por otro lado, uno de los más
populares relatos bíblicos del viejo testamento, “La torre de Babel”, narra el cómo Dios castigó la
soberbia de los hombres que querían llegar hasta él, al construir una torre que alcanzase los cielos.
El creador presa de la ira, confundió el idioma, que para entonces era el mismo en todas las
poblaciones de la tierra. A partir de entonces, los hombres y sus respectivas lenguas se
dispersaron por el mundo estableciendo las distintas jergas que se conocen en la actualidad.
Sin embargo, la condición ininteligible de los distintos lenguajes, considerada a todas luces
como una gran contrariedad para los diferentes procesos de interacción, fue precisamente
garante de la soberanía paraguaya en tres de los más importantes momentos de su historia. Y es
que los habitantes de la región suramericana, utilizaron el idioma guaraní como una efectiva
táctica bélica, al encriptar todas sus comunicaciones de contiendas políticas bajo el dialecto
indígena, que ha llegado a ostentar el título de idioma oficial del Paraguay junto al castellano, ya
que es hablado por más del 90% de su población.

Ahora bien, la importancia histórica del guaraní tiene su génesis hace más de dos centurias, en
los azarosos tiempos de la independencia, cuando un grupo de patriotas se reunía noche tras
noche, en una quinta de La Asunción, a conspirar contra la corona española. Las asambleas
clandestinas eran muy importantes, allí se finiquitaban las distintas estrategias que materializarían
la tan anhelada libertad. No obstante, el carácter secreto de las tertulias se veía gravemente
amenazado, nunca se sabía lo que se podía informar y a quién. Por esta razón se decidió utilizar un
lenguaje que resultara indescifrable para los adversarios ibéricos. Desde entonces, todas las
comunicaciones de la sociedad de patriotas y las distintas contraseñas eran codificadas en el
dialecto indígena, resguardando sus planes bajo el escudo del idioma.

Décadas más tarde en 1864, ya con la soberanía nacional conquistada, estallaría la denominada
guerra de la triple alianza, conflicto armado entre Paraguay y una coalición formada por Brasil,
Argentina y Uruguay, que tendría como causa principal las distintas ambiciones territoriales de las
grandes potencias del sur, que se valdrían de la crisis generada por la guerra civil entre el Partido
Colorado y el Partido Blanco, para hacerse de estratégicos espacios geográficos que facilitarían sus
rutas comerciales. Aunque los aliados ganaron la guerra, el guaraní jugó un papel fundamental en
el período de la contienda, en especial para mantener el ímpetu de los batallones paraguayos.
Todas las canciones, los discursos, los poemas e incluso los periódicos que circulaban, estaban en
guaraní. Lo cual generó el fortalecimiento del gentilicio de los nativos de y la cólera de la tríada
del sur.

Tiempo después, casi a mediados del siglo XX, otro enfrentamiento armado se produciría en el
país, la Guerra del Chaco, que tuvo como causas distintas problemáticas territoriales muy similares
a las de la Guerra de la Triple Alianza, solo que esta vez las desavenencias diplomáticas se
producirían con Bolivia. En esta oportunidad, el guaraní pasaría de tener un papel de importancia
a poseer un rol institucional, ya que fue declarado como el idioma oficial de la guerra, lo cual
establecía que todas las conversaciones y claves secretas se harían en este idioma, como
resguardo de la mensajería bélica.

Y es así como el guaraní dejó de ser el simple dialecto de un pueblo originario, para convertirse
en un centinela. Un guardián de confidencias, un codificador de esperanzas secretas; también el
celador de un gentilicio que se encuentra e identifica en su cultura madre, dejando en alto el
orgullo de Paraguay, el río que viene del mar.

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