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Universidad de la Frontera

Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades

Carrera de Psicología

La relevancia de la motivación en el aprendizaje de los estudiantes


universitarios: recopilación de información y comprensión de desafíos
actuales dentro de ámbitos académicos.

Montecinos Opazo, Tiare Belén

San Martín Alonso, Noa Queya

Volpi Monzón, Marcelo Pablo

Zúñiga Zúñiga, Alfonso Nicolás

Procesos cognitivos

Dr. Lucio Rehbein Felmer

Mg. Carla Vásquez Curilen

Dr. Germán Gálvez-García

Dra. Paula Alonqueo Boudon

Temuco, 26 de julio de 2018


   
 

Introducción

El ser humano es una especie que destaca por sus habilidades motrices superiores y su
capacidad de razonamiento, procesos cognitivos que lleva a cabo gracias a las actividades
desarrolladas por el sistema nervioso. El aprendizaje es uno de estos procesos cognitivos, el cual
se desarrolla durante toda la vida. Mediante éste, la especie humana se adapta a su entorno,
adquiere las habilidades básicas para su supervivencia y comienza su desarrollo social. Además,
está estrechamente relacionado con la memoria (encargada de conservar la información) y la
motivación (base de cualquier actividad desarrollada por el ser humano).
En los últimos años se ha investigado en qué consiste la relación entre estos dos procesos
cognitivos, aprendizaje y motivación, para lo cual se han desarrollado estudios en diversos
lugares del mundo, que han demostrado, precisamente, que existen distintos tipos de motivación,
de los cuales depende la forma de incorporar los nuevos conocimientos durante el proceso
educativo. La importancia de éstos radica en que con ellos se pueden descubrir nuevos métodos
de enseñanza que favorezcan un aprendizaje más eficaz por parte del alumnado.
Se ha comprobado que la motivación por aprender ha ido cambiando a través de la historia.
En tiempos pretéritos las personas estudiaban para aprender, conocer, aplicar estos
conocimientos en su vida diaria, y finalmente, transmitir su conocimiento a las siguientes
generaciones; existía una motivación más trascendental. Sin embargo, hoy en día la mayoría de
los estudiantes universitarios estudian primordialmente por una preocupación socioeconómica,
están interesados en asegurar su futuro, dejando en segundo lugar lo que antiguamente era
prioridad.
En la presente investigación, en base a cuatro artículos científicos, se tratará en profundidad
lo mencionado anteriormente, explicando la relación existente entre motivación y aprendizaje, el
problema que conlleva el debilitamiento de dicha relación y las causas de éste.
   
 

Desarrollo

El aprendizaje es entendido como un “proceso de cambio relativamente permanente en el


comportamiento de una persona generado por la experiencia” (Feldman, 2005). Este proceso
cognitivo consiste, según Gagné (1985), en un cambio de la disposición o capacidad humana,
con carácter de relativa permanencia y que no es atribuible simplemente al proceso de desarrollo.
Es aquí donde radica su importancia, ya que sin el aprendizaje no se tendrían las capacidades
suficientes para llevar a cabo las actividades que se realizan diariamente.
Reafirmando lo anterior, el aprendizaje suma nuevos conocimientos o habilidades que no es
posible adquirir sin la presencia de la motivación, la cual, según Anaya-Durand y Anaya-Huertas
(2010), consiste en un constructo psicológico, utilizado para explicar el comportamiento
voluntario. Al referirse a comportamiento voluntario, se evidencia que la motivación no está
condicionada fisiológicamente, sino que es un proceso más bien psicológico que depende tanto
de la misma persona como de su entorno y/o metas.
Con respecto a esto, se puede considerar la definición de Quiroga (2010), quien menciona
que la motivación está encaminada hacia el logro de una meta, siendo mediada por las
percepciones que los sujetos tienen de sí mismos y de las tareas a las que se ven sometidos. Por
lo que es necesario considerar el establecimiento de metas encaminadas a condicionar la
motivación extrínseca del individuo, y, de igual forma, la relevancia de la percepción de cada
persona sobre sí misma, ya que ésta desempeña un papel fundamental en la motivación
intrínseca, lo que se aprecia en el contexto académico.
Gracias a los últimos estudios realizados sobre estos dos procesos cognitivos, motivación y
aprendizaje, se ha descubierto que existe una relación directa entre ambos. El aprendizaje, tal y
como se ha descrito anteriormente, es de vital importancia en el desarrollo humano, dado que sin
éste sería imposible la adquisición de nuevos conocimientos y/o habilidades, el cual a su vez
requiere de la motivación, que es un factor clave para que se lleve a cabo correctamente este
proceso.
Estos dos conceptos son también fundamentales en el ámbito académico, y éste al ser un
informe creado por estudiantes universitarios, se percibe la relación entre motivación y
   
 

aprendizaje, el cual se considera un tópico que tanto profesores como alumnos deben conocer y
practicar. Resulta beneficioso que los docentes conozcan la importancia de su labor en el proceso
de aprendizaje de sus alumnos y la relevancia que adquiere el método motivacional que utilizan
en cada clase, dado que éste último es clave al buscar la razón de la existencia de los tan variados
comportamientos en el aula, como también las distintas calificaciones que cada alumno obtiene.
En el caso de los estudiantes este conocimiento es de gran ayuda, ya sea para comprender por
qué se les hace más fácil/difícil o les gusta más/menos una determinada asignatura u obtienen
altas/bajas calificaciones o para que aquellos que poseen dificultades académicas, noten que el
foco de sus problemas es el método de estudio que utilizan e intenten cambiarlo por uno que sea
más eficiente.
Para lograr una completa comprensión de la influencia que la motivación tiene en el
aprendizaje, se requiere definir ésta en el contexto escolar; así Ames (1992 en Anaya-Durand y
Anaya Huertas, 2010) define la motivación por aprender como una actitud que está caracterizada
por el involucramiento permanente y a largo plazo comprometiéndose él mismo en mantener esa
actitud de por vida, lo que facilita el aprendizaje
Al mantener la línea en el contexto escolar, se considera relevante destacar el modelo
motivacional de Pintrich (1994 en Anaya-Durand y Anaya-Huertas, 2010) el cual postula la
motivación como un constructo psicológico que puede explicar el comportamiento voluntario.
De esta forma la motivación académica en un estudiante implica conductas voluntarias que
poseen una intencionalidad de desempeñarse de forma positiva en el aula para conseguir un
desempeño contrastable. A modo de ejemplo; la asistencia a clases correspondería a un
comportamiento voluntario que, combinado con otros elementos, refleja cierto nivel de
motivación académica. Siguiendo esta idea, Pintrich (1994 en Anaya-Durand y Anaya Huertas,
2010) explica la motivación en términos de interacciones recíprocas entre tres componentes: el
contexto de la clase, los sentimientos y creencias de los alumnos sobre su propia motivación y
los comportamientos observables de los alumnos. El último componente (los comportamientos
observables de los alumnos) es determinado por los dos primeros.
   
 

Cada individuo, consciente o inconscientemente, es impulsado por dos tipos de motivación,


los cuales, al presentarse de manera conjunta ayudan en la motivación por aprender,
anteriormente definida.
El primer tipo de motivación, denominada motivación intrínseca, de acuerdo a Boza y
Méndez (2013), es aquella que no depende de incentivos externos, ya que éstos son inherentes a
la propia actividad e interesantes por sí mismos y no necesitan reforzamiento alguno; dentro de
este tipo de motivación se puede hacer una distinción entre las emociones que el sujeto
experimenta, las que pueden ser positivas o negativas, en cuanto si contribuyen o no al
cumplimiento de las metas del individuo. Normalmente los sujetos que cuentan con este tipo de
motivación suelen ser muy eficaces. Por ejemplo, un estudiante que se encuentra en un período
sin clases, que sigue estudiando y avanzando por su cuenta, es una persona motivada
intrínsecamente, ya que ésto lo hace con el único objetivo de aprender y no para obtener una
recompensa a cambio. La recompensa que se obtiene en este tipo de motivación suele ser la
misma ejecución de la actividad, ya que la persona que realiza las actividades, lo hace porque
disfruta de ello.
Según los autores Anaya-Durand y Anaya-Huertas (2010), los alumnos que carecen de este
tipo de motivación desconocen todo tipo de información esencial sobre la carrera que estudian, y,
además de llegar tarde a clase, la única fuente de referencia que poseen suele ser la información
que el profesor escribe en la pizarra. Una de las mayores prioridades de éstos es lograr la mayor
calificación posible siempre y cuando el esfuerzo requerido sea mínimo.
El segundo tipo de motivación es la extrínseca, la cual “lleva a la realización de una tarea
como medio para conseguir un fin. Por tanto depende de incentivos externos. Los incentivos
extrínsecos proporcionan una satisfacción independiente de la actividad misma” (Boza y
Méndez, 2013), y a la vez se relaciona con las emociones experimentadas o buscadas por el
sujeto en cuestión, por ende, se debe considerar que “todas las clases de emociones relacionadas
con resultados se supone que influyen en la motivación extrínseca de tareas.” (Anaya-Durand y
Anaya-Huerta, 2010).
Algunos ejemplos de este tipo de motivación en el caso de los estudiantes, reiterando lo
mencionado anteriormente, es obtener las mejores calificaciones, conseguir alabanza de los
   
 

padres, contar con un buen sueldo a futuro, entre otros. Un alumno que posee este tipo de
motivación, va a sentirse interesado y animado a la hora de estudiar por la satisfacción que le
otorga la obtención de las buenas calificaciones, esto es, el estudiante se va a esforzar para lograr
ser reconocido por su trabajo y conocimiento, y no para sentirse realizado por haber aprendido el
contenido. “En resumen, un alumno extrínsecamente motivado o desmotivado es aquél que sólo
se compromete con el aprendizaje de su materia hasta el momento que cesa el control del
maestro.”(Anaya-Durand y Anaya-Huertas, 2010).
Los alumnos no son los únicos protagonistas, ya que los docentes también se ven implicados
en estos dos tipos de motivación. El perfil de un maestro extrínsecamente motivado se define por
no proporcionar los objetivos de su asignatura, mantener “motivados” a los alumnos incitándolos
a obtener las mejores calificaciones, sin embargo no evalúa el desempeño de cada uno, dejando
de lado algo tan esencial como es la retroalimentación. La meta de este tipo de profesores es
enseñar el máximo contenido posible, sin asegurarse de que el aprendizaje ha sido efectivo.
A pesar de la gran diferencia existente entre ambos tipos de motivación, hay situaciones en
las que éstos se mezclan. Por ejemplo, un deportista de élite se levanta todos los días a las 5 a.m
para entrenar y así mejorar sus capacidades deportivas (motivación intrínseca), pero este
deportista también intenta mejorar su rendimiento para así ganar premios y reconocimientos, los
cuales son recompensas externas al individuo (motivación extrínseca).
En todos los estudios analizados, se refleja claramente que, al momento de referirnos al
aprendizaje en el ámbito escolar, prima la motivación extrínseca por sobre la intrínseca. Esto se
puede evidenciar en lo mencionado por Boza y Méndez (2013), quienes afirman que sus alumnos
estudian para enfrentar el futuro de manera más óptima y tener una vida segura, para ser
competentes en su tarea y ganar un buen sueldo, para tener éxito en la vida y también para
conocer. Tal y como se observa, sólo en última instancia se menciona una motivación que se
considera como intrínseca, el de estudiar para saber, luego de haber dado una serie de objetivos
que tienen relación más bien con el futuro profesional de los estudiantes, que con su propio
proceso de aprendizaje.
Esta misma situación se comprueba al observar lo afirmado por Anaya-Durand y
Anaya-Huertas (2010) en su estudio, cuando mencionan que la mayoría de los alumnos se
   
 

encuentran motivados únicamente por aprobar el curso, obteniendo una buena calificación y
terminar la carrera lo antes posible, con un mínimo de esfuerzo y complicación. Además, aquí se
agrega otro factor que es necesario considerar, el cual comúnmente es denominado “la ley del
mínimo esfuerzo”, el que consiste en alcanzar mayores beneficios con el menor ahínco posible.
Por tanto, es ahí donde radica el problema actual de los estudiantes y su motivación, y se
hace necesario conocer los diversos estilos de aprendizaje que poseen los alumnos, dado que los
conocimientos y habilidades no son incorporados del mismo modo por distintos individuos; si se
buscan mejores resultados, se requiere una enseñanza más especializada.
​Quiroga (2010) recoge dos clasificaciones en su estudio para caracterizar a los estudiantes
universitarios; la primera clasificación la hace según los diversos estilos de aprendizaje de cada
uno de los alumnos, y la segunda, según sus rasgos motivacionales: la primera clasificación
contempla a los pupilos desde dos distintas dimensiones; por un lado, el alumno puede ser
activo,​ de mente abierta, nada escéptico y que realiza con entusiasmo las tareas nuevas, o bien
teórico​, el cual tiende a ser perfeccionista, integra los hechos en teorías coherentes, y le gusta
analizar y sintetizar los contenidos. Por otro lado, el estudiante puede ser ​reflexivo,​ al cual le
gusta considerar las experiencias y observarlas desde diferentes perspectivas o bien ​pragmático​,
el cual, según Alonso, C., Gallego, D., Honey, P. (1994 en Quiroga, 2010), le gusta actuar
rápidamente y con seguridad con aquellas ideas y proyectos que le atrae. La segunda
clasificación es tomada de Adar (1969 en Quiroga, 2010), quien propone una distinción según las
diversas categorías motivacionales, las cuales son: El ​estudiante logrador​, un alumno orientado
al logro que elige tareas moderadas para comenzar y de dificultad progresivamente mayor
cuando ha experimentado éxitos, el ​estudiante curioso,​ quien tiene una tendencia a reexaminar lo
que es conocido y a explorar lo desconocido, el​ estudiante concienzudo​, que muestra una
necesidad de cumplir con una responsabilidad y el ​estudiante sociable​ por último, el cual es
diferenciado por la necesidad de adaptación que tiene, la cual es su característica motivacional.
De la conjunción de estas dos clasificaciones se pueden establecer métodos que permitan un
aprendizaje más personalizado y, por lo tanto más eficaz, en el que intervengan distintos métodos
de enseñanza para distintos estilos de aprendizaje.
   
 

En los estudios se destaca la responsabilidad que recae sobre los docentes, quienes, por lo
general, no consideran las reales motivaciones de sus alumnos y se limitan a enseñar según
modelos que tienden a uniformar y a facilitar el proceso de enseñanza y que no distinguen entre
los diversos estilos de aprendizaje. Tal y como refiere Jiménez (2014), la motivación debe ser
entendida desde el docente como un acercamiento a la necesidad del estudiante para lograr su
atención, favoreciendo la importancia que tiene el estudiante en el aula al tener un rol activo en
su aprendizaje.
Al mencionar las necesidades del estudiante, es necesario recurrir a Maslow (1943 en
Jiménez, 2014), quien se enfoca en ellas y las reúne en el principio básico de su teoría
motivacional, mejor conocida como Pirámide de Maslow, en la que las necesidades más
elementales (fisiológicas, de seguridad y protección contra el peligro y el temor, de pertenencia,
de amor, de afiliación con otros, de aceptación, y de reconocimiento), se encuentran en la base de
dicha pirámide, y las necesidades más elevadas (cognitivas, estéticas, de autoaprendizaje y de
trascender) en la cúspide, por lo que antes de pensar en satisfacer las más elevadas, es
indispensable satisfacer las más básicas. Planteando que a medida que el individuo se vuelve más
trascendente, plenamente logrado y aprovecha su propio potencial, se vuelve una persona
plenamente automotivada.
En el estudio anterior, se concluye que buena parte de los estudiantes (y de los individuos,
en general), se encuentran ubicados en los primeros niveles de necesidades, sin alcanzar los
superiores, siendo difícil que un estudiante que no tenga un lugar seguro y estable para poder
estudiar, pueda dedicarse y motivarse en su aprendizaje, y a su vez, si un estudiante no tiene
interés por desarrollar nuevas capacidades tampoco estará motivado para poder transmitir su
conocimiento a los demás y lograr trascender.
En síntesis, los estudios comprendidos en este informe comprueban que, por lo general, no
existe mayor preocupación por parte de los profesores en establecer un vínculo personalizado
que les permita identificar las necesidades y motivaciones particulares de cada uno de sus
estudiantes. Por lo que los métodos de enseñanza tienden a establecer patrones que
homogeneizan el aprendizaje, siendo así más fácil de ejecutar para los docentes, y más difícil
para los estudiantes al momento motivarse.
   
 

Conclusiones

Entender la relación planteada entre motivación y aprendizaje es crucial para lograr mejorar
las falencias académicas que existen actualmente. Si los estudiantes conocen las deficiencias de
su motivación, podrán mejorarlas y alcanzarán un mayor rendimiento. Sumado a esto, si los
profesores conocen la importancia de su rol, desarrollarán clases más dinámicas y
personalizadas, logrando que sus alumnos se interesen y se motiven; radica aquí la importancia
de comprender la relación.
En los siguientes puntos se sintetiza de un modo más concreto lo tratado en esta
investigación:
En primer lugar, es necesario que los docentes consideren que dentro de los estudiantes se
distinguen distintos estilos de aprendizaje, que se deberán tener en cuenta a la hora de elaborar
un programa de estudio, en el caso de que se quiera hacer más personalizado.
En segundo lugar, los estudiantes deben saber que ellos mismos estudian mayoritariamente
por una motivación extrínseca, y no toman en cuenta la necesidad de la motivación intrínseca
para incorporar de forma más definitiva los aprendizajes.
En tercer lugar, se requiere que los docentes conozcan lo suficientemente bien a su
alumnado para así entregar una formación más personalizada y eficaz, y en base a esto, conozcan
cuál es la forma adecuada de motivarlos.
Por último, tanto docentes como estudiantes deben tener en cuenta que existen necesidades
básicas que el individuo requiere satisfacer para obtener un mayor nivel de concentración y
motivación, los cuales permiten un mejor rendimiento académico y un aprendizaje eficaz, que
con el transcurso del tiempo, da lugar a las necesidades superiores, las cuales permiten que el
individuo alcance su plenitud.
   
 
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Bibliografía

Anaya-Durand, A., Anaya-Huertas, C. (2010). Tecnología, Ciencia, Educación. ​¿Motivar para


aprobar o para aprender? Estrategias de motivación del aprendizaje para los
estudiantes,​ 25(1), 5-14.
Boza, Á., Méndez, J. M. (2013). Revista de Investigación Educativa. ​Aprendizaje Motivado En
Alumnos Universitarios: Validación Y Resultados Generales De Una Escala,​ 31(2),
331-347.
Fieldman, R. (2005). ​Psicología: con aplicaciones en países de habla hispana.​ México:
McGraw-Hill.
Gagné, R. (1985). ​Las condiciones del aprendizaje.​ México: McGraw-Hill.
Jiménez, L. M. (2014). Educación y territorio. ​Estudio de caso de la influencia de la motivación
escolar en el aprendizaje,​ 4(6), 10-29​.
Quiroga, L. E. (2010). Revista Actualidades Pedagógicas. ​Estilos de aprendizaje y motivación:
un estudio en el contexto universitario,​ (55), 203-210.

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