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RENE DESCARTES
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DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA – I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - © Jesús Viñuales
OBRAS DE DESCARTES
AÑÓ TÍTULO
Reglas para la dirección del espíritu (publicado póstumamente en
1628
1671)
1633 Tratado del mundo ( publicado tras su muerte en 1667)
1637 Discurso del método
1641 en latín
Meditaciones de filosofía primera la edición del 47 incorpora las
Objeciones y Respuestas
1647 edición francesa
1644 en latín
Principios de filosofía
1647 edición en francés
1649 Las pasiones del alma
1637 Geometría
1664 primera edición en
Tratado del hombre (publicado póstumamente)
francés
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Se suele considerar el año 1637, en el que Descartes publica el Discurso del Método, como fecha
simbólica de inicio de la filosofía moderna.
En los dos siglos anteriores se habían creado las bases de una actitud crítica a la filosofía
tradicional, sobre todo a la escolástica. Descartes recoge estas inquietudes e intenta ofrecer una
alternativa completa y definitiva a esa filosofía. Por ello su actividad intelectual se centra en tres
temas fundamentales:
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El procedimiento:
Se expone un criterio de duda que hace que dudemos de un determinado tipo de verdades que
poseemos.
Pero encontramos algo que se le resiste, un nuevo tipo de verdades que ese criterio no puede
poner en duda. Entonces se expone un nuevo criterio más potente que nos permita también dudar de
ellas.
Así sucesivamente hasta encontrar una verdad que sea absolutamente indudable.
El proceso:
- La primera y más obvia razón para dudar de nuestros conocimientos se halla en el hecho de
que los sentidos a veces me engañan. Por lo tanto, cabe dudar que las cosas sean como las
percibimos por los sentidos.
Pero ello no nos permite dudar que existan las cosas que percibimos (hemos de buscar un nuevo
criterio más fuerte)
- La segunda razón para dudar que nos plantea Descartes es la dificultad de distinguir entre la
vigilia y el sueño. A veces los sueños nos muestran mundos de objetos con extremada viveza, y al
despertar descubrimos que tales universos no tienen existencia real. Por lo tanto, podemos dudar de
la existencia de las cosas y del mundo material (incluido nuestro cuerpo).
Pero ello no nos permite dudar de un cierto tipo de verdades, como las matemáticas. Dormidos o
despiertos los ángulos de un triángulo suman 180 º en la geometría de Euclides (hemos de buscar un
nuevo criterio más fuerte)
- La tercera razón para dudar es la más radical de todas la hipótesis del genio maligno. Si Dios
permite que me engañe a veces, ¿no es posible que, al razonar, me engañe siempre hasta incluso
cuando estoy más absolutamente seguro como en el caso de las verdades matemáticas?. Podría
ocurrir que en vez de Dios exista un ser infinitamente poderoso e inteligente cuyo único empeño no
sea otro que el de hacer que me confunda y me engañe incluso cuando más seguro estoy de mis
razonamientos. Es posible que no exista pero ¿y si existiera?. Ninguna seguridad tengo de que no
exista por eso puedo dudar absolutamente de todo aquello de lo que estaba completamente seguro.
Por lo tanto, puedo dudar de las verdades matemáticas, de la existencia de Dios y de su
veracidad.
En resumen el esquema de los pasos es el siguiente:
Se duda de (Criterio) Nos permite dudar de... Pero no de...
Los sentidos nos engañan Las cosas sean tal y como las Las cosas existen
percibimos
Dificultad para distinguir - Las cosas sean la causa de Las verdades
entre la vigilia y el sueño nuestras ideas, es decir, que matemáticas
existan. Por lo tanto:
- Que exista en mundo
material o nuestro propio
cuerpo.
Tesis del Genio Maligno - Existencia de Dios y de su “Pienso luego existo”
veracidad.
- Verdades matemáticas.
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normas de la "moral provisional". La duda metódica no puede servir para justificar actitudes
inmorales.
En este punto Descartes considera que nos hemos liberado de los prejuicios y alejado lo suficiente
de la principal fuente de error: los sentidos.
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2.3.- El método.
- Las matemáticas como modelo de saber, como ideal de ciencia deductiva.
Parten de la idea de que es posible deducir el sistema de nuestro conocimiento acerca del
Universo a partir de ciertas ideas y principios evidentes e innatos, tomados como axiomas.
- Menosprecio de la experiencia.
No es necesario recurrir a ella puesto que el pensamiento por si mismo es capaz de descubrir la
estructura de la realidad. La experiencia sensible sólo ofrece conocimiento confuso.
- Innatismo.
El pensamiento posee en sí mismo y por sí mismo, es decir, al margen de toda experiencia
sensible, las ideas y principios primitivos a partir de los cuales puede construirse el edificio entero de
nuestro conocimiento.
Según Descartes, necesitamos un método, ya que piensa que no es suficiente con tener un
buen entendimiento, sino que lo fundamental es aplicarlo bien.
La deducción no necesita como la intuición de la evidencia presente sino que se la pide prestada a la
memoria. No es tan segura como aquella pero lo es siempre que parta de principios ciertos.
Este doble dinamismo de la razón quedará expresado en las reglas II y III del método articulado a
través de los conceptos de análisis y síntesis.
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3.- LA METAFÍSICA
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perfección tiene que ser una idea innata, y ha tenido que ser puesta en el ser humano por un ser
perfecto, que sería Dios o la sustancia infinita.
2) Este mismo tipo de demostración aparece relacionado también con la idea de infinitud. En el
fondo, se trata de argumentaciones claramente racionalistas, levantadas sobre la convicción de la
existencia de ideas innatas. Al igual que la idea de triángulo nos obliga a pensar que la suma de sus
tres ángulos es igual a dos rectos, la idea de ser perfecto no puede ser concebida sin pensar
inmediatamente en la existencia del mismo, con lo que sería “al menos tan cierto que Dios, que es un
Ser perfecto, es o existe, como lo pueda ser cualquier demostración de geometría.” Es decir, como en
el argumento de San Anselmo, si concibo la esencia de Dios, debo concluir su existencia.
3) Pero junto a estas demostraciones “racionalistas”, aparecen también otras más cercanas a la
experiencia. Se trata de demostraciones que nos remiten al Dios creador al que se llega también a
través del método de Tomás de Aquino. Si el yo existe, sin haber sido capaz de darse la existencia a
sí mismo y sin ser capaz de conservarse en la existencia, entonces tiene que existir necesariamente
otro que da la existencia a ese yo, y además logra conservarle en la existencia. De la intuición
directa del yo como sustancia, puede derivarse, aplicando el principio de casualidad, la existencia de
un Ser superior responsable de todo lo existente. Dios sería el origen y el conservador de todo lo
existente, y también todas las perfecciones derivan directamente de Dios. Desembocamos así en un
Dios creador, un ser perfecto y dueño de la existencia que, tal y como nos lo presenta Descartes en
las Meditaciones metafísicas, “ha creado el cielo y la tierra, y todo cuanto en ellos se contiene, y,
además, puede hacer todo lo que concebimos claramente, a la manera en que lo concebimos.”
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El mecanicismo
- Descartes concibe un universo que se comporta como una maquina incluyendo los seres
que contiene. Se caracteriza por
a) La materia, las cosas materiales no tienen libertad sino que su movimiento forma parte de la
gran maquinaria que es el universo
b) El movimiento en el universo se transmite por contacto entre de las partículas que forman la
materia de las cosas.
c) No existe el vacío ya que esto supondría perder el contacto entre las partículas y, en definitiva el
cese del movimiento en el universo.
d) La cantidad de movimiento permanece constante.
e) Dios no interviene en el movimiento, tan sólo actúo como primer motor. El espíritu (res
cogitans) es independiente de la materia, no puede entrar en contacto con ella.
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4.- ANTROPOLOGÍA
Repasando los atributos del cuerpo, descubre que la tesis del genio maligno le permite dudar de
todos ellos, además los conozco a través de los sentidos y éstos están puestos en duda.
Repasando los atributos del alma, de algunos puede dudar (nutrirse, andar, sentir: se ha de
recordar que éstas eran las funciones que atribuía Aristóteles al alma) pero aparece uno del que no
puedo dudar: el pensar. Eso le lleva a establecer: "No soy más que una cosa que piensa (Res
cogitans), un Entendimiento o una Razón".
Deduce los atributos de la res cogitans: es el sujeto de las siguientes actividades: dudar, entender,
afirmar, negar, querer y no querer, imaginar y sentir.
Todas estas son actividades que se dan en el pensamiento y tienen la misma certeza que el
cogito. Superan la tesis del genio maligno y la distinción entre vigilia y sueño: justifica las facultades
de imaginar y sentir porque aunque todo sean ilusiones engañosas, las facultades existen.
Pasa de una verdad cierta e indudable, que es la existencia del pensamiento como actividad, a algo
que no se sabe de donde se ha extraído: la cosa (res) que piensa.
Esto implica un prejuicio sustancialista: da por supuesto que no puede haber una actividad o
cualidad sin que haya un sujeto sustancial que lo sostenga.
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Es alma, espiritual, es inmortal, y como no es cuerpo, está exenta del mecanismo general del
mundo corpóreo, con lo que queda a salvo la libertad. Diferencia radical con los animales, la
inmortalidad.
4.3.- El cuerpo.
El cuerpo, sustancia en si mismo, permite por ello su estudio científico, sin referencias a su
dependencia con respecto al espíritu, cuestión que en la concepción aristotélica era imposible. Se
abre por otra parte el horizonte de las investigaciones sobre el organismo humano, algo vedado hasta
el momento.
4.4.- El alma.
En el alma, órgano de la conciencia, se producen acciones y pasiones: las acciones dependen
de la voluntad, mientras las pasiones son involuntarias y están constituidas por las percepciones,
sentimientos o emociones causadas en el alma por las fuerzas mecánicas que actúan en el cuerpo.
Tienen la función natural de incitar el alma a realizar las acciones que sirven para perfeccionar y
conservar el cuerpo.
Tipos de ideas.
Partimos de una evidencia: pensamos ideas, pero ¿todas las ideas son del mismo tipo y poseen la
misma realidad y veracidad?. Observamos las ideas que hay en nuestro pensamiento para ver su
origen y su fiabilidad.
Se establece la siguiente distinción aunque es hipotética hasta que no se reestablezca la
existencia del mundo extramental:
i) Ideas adventicias: Aquellas que parecen provenir de nuestra experiencia externa. Por ejemplo:
árbol, hombre, caballo, ...
ii) Ideas facticias: Aquellas que construye la mente a partir de otras ideas. Por ejemplo: sirena,
pegaso,...
Tanto unas como otras son de origen problemático pues el mundo extramental está puesto en
duda y tampoco son fiables para poder realizar demostraciones (al menos de momento) Pero hay otro
tipo de ideas:
iii) Ideas innatas: No son adventicias ni facticias, las posee en si mismo el pensamiento. Por
ejemplo: existencia, pensamiento,... ni son construidas por mí ni proceden de experiencia externa
alguna (se derivan del cogito) Las conocemos de manera inmediata y evidente como el cogito.
Las ideas a partir de las que se ha de construir nuestro conocimiento son ideas innatas: esta es
una afirmación fundamental del pensamiento racionalista.
Distingue entre dos operaciones del alma:
1. Operación del entendimiento
2. operación de la voluntad
Descartes trata de encontrar en su "psicología" un método basado en la claridad y la distinción.
Por eso cada una de las variedades de los modos psíquicos tiene que ser deducida de la propia
esencia de este modo. Así, Descartes define las pasiones como "reacciones". Las principales
"reacciones" son la admiración, el amor, el odio, el deseo, la alegría y la tristeza. La voluntad es la
facultad de juzgar o abstenerse de juzgar, de asentir o negar el juicio. Esta voluntad es infinita y
completamente libre de dar o no su adhesión, pues el entendimiento muestra simplemente a la
voluntad lo que debe elegir. La infinitud de la voluntad se contrapone a la finitud del entendimiento: el
error radica no sólo en la adhesión a las representaciones confusas y oscuras, sino en el acto volitivo
que sobrepasa el carácter limitado del entendimiento.
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