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I.

EL MITO DEL RENACIMIENTO

El historiador holandés Johan Huizinga escribió que


«la palabra Renacimiento evoca en el soñador la imagen
de un pasado de belleza, de púrpura y oro)» [9].* O para
ser exactos, lo que ven reflejado en su mente es El naci-
miento de Venus, de Botticelli, el David de Miguel Ángel,
la Mona Liso de Leonardo, Erasmo, los castillos del Loira,
y la Reino de los hadas,** todos mezclados en una ima-
gen de una edad de oro de la creatividad y la cultura.
Esta imagen del Renacimiento
-con R mayúscula-,
se remonta hasta mediados del siglo xrx, al historiador
francés Jules Michelet (que estaba fascinado por ella),
al crítico John Ruskin (que la desaprobaba) y, sobre
todo, al erudito suizó Jakob Burckhardt, cuyo famoso
texto La cultura del Renacimiento en ftufia (1860) des-
cribía este periodo utilizando dos conceptos, el de «indi-
vidualismo» y el de <<modernidad». Según Burckhardt,
* Los números entre corchetes remiten ,a las referencias bibtiográficas
(véanse pp. t05-ll3). (N. del e.)
¡tr El autor se refiere a The Faerie eueene, del poeta inglés Edmund
spenser (Londres, 1552-1599'), comentario alegórico sobre la religión y la po-
lítica. (N. de la t.)

* /f/P -/p7t /,-É*ro/rr,§ür* o ¿J 4Y/ Y


-.1

EL MITO DEL RENACIMIENTO 9


EL RENACIMIENTO

«en la Edad Media, la conciencia humana permanecía, El segundo sentido del término «mito» es más litera-
como cubierta por un velo, soñando o en estado de duer- rio. un mito es un relato simbólico que narra las vicisi-
mevela ... y el hombre sólo se reconocía a sí mismo como tudes de unos personajes sobrehumanos (por su excelsi-
miembro de una raza, pueblo, partido, familia u otra tud o por su mezquindad); es un relato moral, y para
forma cualquiera de lo colectivo». Fue en Italia, en el ser exactos, un relato sobre el pasado cuya función es la
Renacimiento, <<donde se desvaneció en el aire ese velo de explicar o justificar algunos aspectos de la realidad
por primera yez... el hombre se convirtió en un indivi- actual. El Renacimiento de Burckhardt es también un
duo espiritual, y se reconoció como tal>> 11,2." partel. mito en este sentido. Los personajes de su relato -bien
El Renacimiento es sinónimo de modernidad. Para Burck- sean héroes como Alberti y Miguel Ángel, o villanos
hardt, el italiano «fue el hijo primogénito de la Europa como los Borgia- son todos ellos sobrehumanos. Y ese
moderna>>. Petrarca, poeta del siglo xlv, fue «uno de los mismo relato explica y justifica a la vez el mundo mo-
primeros hombres realmente modernos>». Fue en Italia derno. Es un relato simbólico, en el sentido que descri-
donde dio comienzo la gran renovación del arte y de las be un cambio cultural utilizando las metáforas del des-
ideas, y posteriormente estas nuevas actitudes y formas pertar y del renacer, metáforas que no son puramente
artísticas se difundieron por el resto de Europa- decorativas, sino un elemento esencial de la interpreta-
Esta idea del Renacimiento es un mito. Desde luego, ción de Burckhardt.
<<mito» es un término ambiguo, y aquí lo utilizamos de- Tales metáforas o alegorías no eran nada nuevo en
liberadamente en un doble séntido. Cuando los historia- la época de Burckhardt. Desde mediados del siglo xlv,
dores profesionales aluden a los «mitos», por lo general un gran número de eruditos, escritores y artistas, en Ita-
se refieren a relatos del pasado que se pueden conside- lia y en todas partes, dieron en utilizar las imágenes de
rar como falsos, o en cierta manera engañosos. En el la renovación para describir su sensación de estar vivien-
caso de la descripción que Burckhardt hace del Renaci- do en una nueva época, una edad de regeneración, res-
miento, los historiadores ponen en tela de juicio, por tauración, remembranza, renacimiento, redespertar o
exagerados, los espectaculares contrastes que el autor reemerger alalur. tras la época que ellos fueron los pri-
señala entre el Renacimiento y la Edad Media, y entre meros en describir como «la edad oscura>>.
Italia y el resto de Europl, Yt que tales contra§tes se Y tampoco entonces tales metáforas eran nuevas. Ya
producen por no haber tenido en cuenta las diversas in- el poeta Virgilio, pintó en su cuarta Égloga un vivo re-
novaciones que se realizaron durante la Edad Media, la trato del retorno de la edad de oro. La idea de renaci-
pervivencia de actitudes tradicionales en el siglo xvl e miento está también claramente expresada en el Evange-
incluso más tarde, ni tampoco el interés de los italianos lio según san Juan: <<En verdad os digo que aquel que
por la pintura y por la música de los Países Bajos. no flazca de nuevo del agua y del Espíritu Santo no po-
l0 EL RENACIMIENTO EL MITO DEL RENACIMIENTO 1l

drá entrar en el reino de los cielos». Lo más caracterís- El error de Burckhardt consistió en creer al pie de la
tico del uso de estas metáforas, en'el periodo compren- letra la versión de los artistas e intelectuales del periodo,
dido entre los años 1300 al 1600 del que nos estamos haciendo suya de manera literal esa concepción de rena-
ocupando, fue su aplicación a un movimiento de cariz cimiento, y reelaborándola en su libro. A la vieja fórmu-
más intelectual y artístico que político o religioso. En la la de la restauración de las artes y del resurgir de la An-
década de 1430, Leonardo Bruni describió a petrarca tigüedad clásica, Burckhardt añadió elementos nuevo§'
como <<el primero que poseyó una gracia y un genio ta_ como los de individualismo, realismo y modernidad- En
les que pudo reconocer y traer de nuevo alaluz la anti- su caso, resulta apropiado aplicar el proverbio de E. H.
gua elegancia de estilo, que estaba perdida y extinguida>».
Carr: «Antes de estudiar historia, estudia al historiador»>,
Y Erasmo comentó al papa León X que <<nuestra época ... ya que sin duda existieron razones personales que expli-
puede convertirse en una edad de oro» gracias al renaci-
can su atracción por este periodo y la imagen que tenía
miento del saber y de la piedad, mientras que Giorgio de é1. Para Burckhardt, Italia significaba, tanto en pa-
vasari organizó sus vidas de pintores, escultores y ar- sado como en presente, una huida de una Suiza que con-
quitectos en torno a Ia idea de renovación de las artes,
sideraba sombría y remilgada. En su juventud italianizó
dividida en tres fases: desde sus inicios en la época de su nombre, firmando <<Giacomo Burcardo», y se descri-
Giotto hasta las figuras culminantes de Leonardo, Ra- bía a sí mismo como <<un buen individuo»>, al tiempo
fael y, sobre todo, del propio maestro de Vasari, Miguel que caracterizaba al Renacimiento como una época de
Ángel. individualismo. Pero estas razones personales no son su-
como todas las autovaloraciones, las de los intelec- ficientes para explicar el éxito de la nueva definición, ni
tuales y artistas del Renacimiento resultan reveladoras y
el creciente interés por el Renacimiento que se dio a fi-
a la vez inducen a error. como otros hijos que se rebe- nales del siglo pasado (entre intelectuales como Walter
lan contra la generación de sus padres, esos hombres Pater, Robert Browning y John Addington Symonds en
tenían contraída una gran deuda con la Edad Media que Gran Bretaña, y sus equivalentes en otros países). Para
tan a menudo"denostaban. Acentuaban su distancia con comprender tal éxito debemos recordar el culto cuasi re-
respecto al pasado reciente y al propio tiempo minimiza-
ligioso por las artes que se profesaba en los nuevos tem-
ban la que les separaba del pasado remoto, ra Antigüe- plos, llamados «museos», así como la preocupación que
dad que tanto admiraban. La concepción que tenían de por el <<realismo)) y el <<individualismo>> sentían los artis-
su renacimiento era un mito, en el sentido que presenta-
tas y escritores del siglo xIx. Éstos, al igual que Erasmo
ba una imagen distorsionada del pasado; era un sueño, y Vasari, proyectaban sus ideales hacia el pasado' crean-
un anhelo, y también una reactualización o una repre- do su propio mito de una edad de oro, de un milagro
sentación del antiguo mito del eterno retorno
[10, cap. X]. cultural.
t2 EL MITO DEL RENACIMIENTO 13
EL RENACIMIENTO

Pero aún hoy en día hay quien toma en serio este liberadamente el saber convencional, pertenece hasta
mito del Renacimiento, y gracias'a él siguen ganando cierto punto a un género medieval, el de los llamados
dinero las cadenas de televisión y las agencias de viajes. «espejos» o libros de aviso para gobernantes [29, 68]'
Por el contrario, a los historiadores profesionales cad,a En segundo lugar, los medievalistas han reunido da-
vez les resulta menos satisfactoria esta versión de la épo- tos suficientes para afirmar que el Renacimiento no fue
ca renacentista, aunque el periodo y el movimiento les un acontecimiento singular, como en un principio creye-
sigan pareciendo atractivos. El quid de la cuestión está ron Burckhardt y sus contemporáneos, de manera que
en que el gran edificio erigido por Burckhardt y sus con_ _bien podríamos utilizar este término
en plural. Existie-
temporáneos no ha resistido el paso del tiempo. para ron varios <<renacimientos>> en la Edad Media, especial:
ser exactos, lo han erosionado especialmente las investi- mente en el siglo xu y en la época de Carlomagno' En
gaciones de los medievalistas [10, cap. XI], cuyos argu- ambos casos se produjo una combinación de logros ar-
mentos, articulados en torno a un sinfín de detalles, pue_ tísticos y literarios, con un resurgimiento del interés por
den sin embargo resu¡nirse en dos líneas generales. las enseñanzas clásicas, y también en cada uno de ellos
En primer lugar, existen razones para afirmar que los contemporáneos consideraron que la suya era una
los llamados «hombres del Renacimiento>» eran en reali- época de restauración, renacimiento o <<renovación>»
dad bastante medievales. Su comportamiento, postula- 14,781.
dos e ideales eran más tradicionales de lo que tendemos Algunos espíritus audacesn como el del difunto Ar'
a creer y de lo que ellos mismos pensaban. Hindsight nold Toynbee, en su Estudio de la Historio, han avan-
sugiere que incluso Petrarca, «uno de los primeros hom- zado aún más en esa dirección y han descubierto renaci-
bres realmente modernos)) según Burckhardt, y un per_ mientos fuera de Europa occidental, en Bizancio, en el
sonaje del que nos volveremos a ocupar en estas pági_ mundo islámico e incluso en el Lejano Oriente. Toynbee
nas, por su creatividad tanto poética como intelectual, escribió «al utilizar la palabra renacimiento como un
tenía muchos puntos en común con la época que él mis- nombre propio, nos hemos permitido caer en el error de
mo describió como «oscura)) [72]. Dos de los más famo- considerar como un acontecimiento único lo que en rea-
sos libros escritos en el siglo xvr, Er cortesano y El prín- lidad no es más que una manifestación concreta de un
cipe, están más próximos a la Edad Media de lo que fenómeno histórico recurrente» [88]. Su <<no es más que»)
parece. El cortesano de castiglione está inspirado en las reduce un movimiento complejo a una de sus caracterís-
tradiciones medievales de la cortesanía y del amor cor- ticas, pero §eguramente Toynbee está en lo cierto al tra-
tés, así como en textos clásicos como el Bonquete de tar de situar al Renacimiento en la historia mundial, y
Platón y el De los deberes de cicerón [63]. Incruso .E/ al prestar atención a los resurgimientos del «helenismo»»
príncipe de Maquiavelo, que algunas veces modifica de- (como él designa a la tradición clásica), que se produje-
\

t4 EL,RENACIMIENTO

ron allende las fronteras de la Europa occidental, así


como a la recuperación de tradicion'es autóctonas (<muer_
tas»» en China y Japón. Al igual que las personas, cada
renacimiento tiene sus características propias, pero en
cierto sentido todos pertenecen a la misma «famiiia».
Así pues, ¿a qué debemos atenernos? ¿Existió en rea_
Iidad un Renacimiento? Si lo describimos como una épo-
ca revestida de púrpura y oro, como si fuese un milagro
cultural aislado, o como la súbita aparición de la moder- 2. ITALIA: RESURGIMIENTO
nidad, mi respuesta sería «no». si en cambio utilizamos E INNOVACIÓN
el término, sin perjuicio de los logros conseguidos en la
Edad Media o de los que se produjeron fuera de Euro-
pa'-para referirnos a un determinado cúmulo de cambios Pese a la necesidad dqrevisar la versión comúnmen-
acaecidos en Ia cultura occidental, podremos considerar- te aceptada del Renacimiento, que presenta a Italia como
lo como un concepto organizativo que aún tiene utilidad. activa y creativa y al resto de Europa como pasiva e
La descripción e interpretación de este cúmulo de cam- imitativa, resulta ineludible empezar por Italia. Así pues,
bios es eI objetivo del resto de este ensayo. este capítulo está dedicado a ios principales cambios
ocurridos en el arte, la literatura y las ideas, desde Giot-
to (m. 1337) hasta Tintoretto (1513-1595), y desde Pe-
trarca (1304-1374) hasta Tasso (1544-1595).Y trataré de
situar estos cambios resurgimientos o innovacio-
-Sean
nes- en su contexto sociocultural. Parece obvio que en
ese periodo no había carencia de individualidades crea-
tivas, hombres (en su mayoría eran varones) que deja-
ron en sus obras la huella de su personalidad. De igual
manera, si observamos el curso del cambio cultural en
Italia durante todo el periodo, es decir en los tres siglos
que van del 1300 hasta el 1600, veremos que también
resulta obvio que los logros' que se obtuvieron fueron
colectivos, dado que se trabajaba en pequeños grupos' y
que cada generación creaba a partir de las obras de sus
t6 EL RENACIMIENTO

predecesores- En un ensayo
rerativamente breve como eI :if i4iÉñ+*Slffi.lTÉff \"f,f rr$s**xi¡¿S$r,B
presente, me parece más adecuado
resartar ro colectivo y
tratar de contemplar er movimiento renacentista
como
un todo.
una de las características especiarmente distintivas
de
este movimiento es el intento entusiasta
de revivir otra
cultura, de imitar la Antigüedad en diferentes
campos y
con diferentes medios. No es er único
rasgo imiortante
del Renacimiento itariano, pero puede
ser un buen pun-
to de partida.
Es en la arquitectura donde resurta
más obvia Ia re-
cuperación de las formas crásicas, desde
ras prantas ba_
jas hasta los detalles ornamentales
Y no resulta sorprendente el que esta
[g3, caps . 26_271.
recuperación de
Ia arquitectura griega y .o-urru se produjese
donde se conservaban, más o menos intactas,
en rtaria,
diversas
construcciones clásicas, como el panteón
(lámina 5), el
coliseo, el Arco de Constantino y er teatro
(todos ellos en la misma Roma),
á. üur..to
a la vez que las
diciones climáticas del sur de Europa permitían, con_
que en cuarquier otro lugar, Ia más
imitación ¿e estos edifi_
cios' ceneraciones de arquitectos, entre
Ios que se con-
taban Filippo Brrnelles chi (1377-1446),
Donato Braman_
te (c. 1444-l't4) y Andrea palladio (150g_lSg0),
a Roma a. estudiar y a medir esos edificios fu..o.
para poder
imitar los principios sobre ros que estaban
construidos.
En sus estudios contaron con la ayuda
de un tratado de
arquitectura escrito por vitrubio, que
se conservaba des_
de los tiempos de la antigua RoÁa.
En estos Diez ribros
sobre arquitectura, publicados por vez
primera aproxi-
madamente en 14g6, vitrubio resartaba
la necesidad de l. Un artista del norte en Roma: Maarten van Heemskerck.
I
l8 EL RENACIMIENTO

mantener la simetría y las proporciones, comparando la


estructura de un edificio con la del cuerpo humano. Asi-
mismo explicaba las reglas para el uso correcto de los
<<tres órdenes>>, es decir, las columnas dóricas, jonias y
corintias, con sus correspondientes frisos y cornisas. El
sistema de proporciones clásico se utilizó en edificios ta-
les como las iglesias'florentinas de San Lorenzo y del
Santo Spirito, construidas por Brunelleschi, y en la de
San Francesco, en Rímini, de Leon Battista Alberti. La
iglesia de San Pietro in Montorio, en Roma, construida
por Bramante en 1502 (lámina 2), rompió con la tradi-
cional planta cruciforme de las iglesias medievales, para
adoptar la planta circular típica de un templo romano.
De ahí el apelativo familiar de Tempietto (pequeño tem-
plo en italiano) de la que fue la primera iglesia totalmen-
te construida en estilo dórico. También recuerda a un
templo romano el gran pórtico de la Villa Foscari, de
2. El alto Renacimiento: el Tempietto de Bramante.

Palladio, conocida popularmente como La Malcontenta,


que se erigió en Fusina, no lejos de Venecia, alrededor
de 1560. En esta villa se utilizó el orden jónico. En cam-
bio, las casas de campo y las villas romanas no habían
resistido el paso del tiempo, de manera que las villas
renacentistas, desde Poggio a Caiano en la década de
1480, hasta Pratolino en la década de 1570 (construidas
para la familia Médicis), estaban inspiradas en las des-
cripciones que hizo el antiguo escritor romano Plinio el
Joven de sus casas y jardines Í21,22 y 231.
En el caso de la escultura, no se contaba con ningún
tratado antiguo como el de Vitrubio, pero los modelos
clásicos eran de enorme importancia [8, l9]. EI escul-
3. La Antigüedad reconstruida: la versión de Botticelli delaColum-
nia de Apeles.
20 EL RENACIMIENTO

tor Donatello fue a Roma, como su amigo Brunelleschi,


a estudiar los vestigios de Ia Antigüedad clásica, mien-
tras que Buonaccolsi (apodado Antico), que se hizo fa-
moso por sus pequeños bronces, fue enviado" a Roma
con el mismo propósito por su patrón, el marqués de
Mantua. Hacia 1500 estaba de moda entre los italianos
refinados el coleccionar piezas clásicas, siendo uno de
los mayores entusiastas el papa Julio II. Julio era el pro-
pietario de la mayoría de obras de arte que se habían
encontrado hasta entonces, incluyendo el Apolo de Bel-
vedere (que debía su nombre a la villa papal en la que lss

estaba expuesto), y el aún más famoso Laoconte que 't


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ilustraba una escena de la llíado de Homero, en la que tr*
t{¡
un sacerdote troyano fue estrujado por unas serpientes /S
enviadas por Apolo. Los nuevos géneros de la escultura t
renacentista eran por lo general reediciones de los géne- ?
ros clásicos, como los bustos, los monumentos ecuestres
y las figuras o grupos con representaciones de la mitolo-
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gía clásica, como el Baco del joven Miguel Ángel (lámi-
na 4), que imitó con tanto acierto el estilo clásico que
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durante un tiempo se creyó que era una genuina an-
tigüedad.
En el caso de la pintura resultaba mucho más difícil *;
encontrar fuentes y modelos antiguos. No había ningún "
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equivalente de Vitrubio ni de Laoconte, y la pintura clá- 1
i
I
sica excepción de algunas decoraciones en la Domus tl..{
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Aurea de Nerón, en Roma- era desconocida en la época {
\
y continuó siéndolo hasta las excavaciones de Pompeya,
;
a finales del siglo xvrrr. Como sus colegas en arquitec- .¡
i
tura y escultura, los pintores trataban (fuese por deseo !l

propio o exhortados por sus patrones) de imitar a los 4. La Antigüedad reconsrruida, lt: el Baco de Miguel Ángel.
antiguos, para lo que tenían que recurrir a métodos más

i
)) EL RENACIMIENTo

indirectos haciendo eu€ sus modelos posasen al estilo de


las esculturas clásicas más famosas, o tratando de recons-
truir las pinturas clásicas perdidas a partir de las descrip-
ciones presentes én textos literarios [3,121. La Calumniu
de Botticelli (lámina 3), por poner un ejemplo, sigue la
descripción del escritor griego Luciano de una obra per-
dida de Apeles. También se intentó establecer unas re-
glas pictóricas a partir de las críticas literarias de los an-
tiguos, creyendo que, seg¡in dijo Horacio, <<la pintura es
como la poesía>>. También en el campo de la música _es_
pecialmente entre 1540 y 1560- se realizaron intentos
de recrear el antiguo estiro a partir de fuentes literarias,
en este caso a paitir de los tratados clásicos [53].
El ejemplo de la Antigüedad estimuló también el auge
del retrato como género independiente. Los retratos del 5. Un paradigma clásico: el Panteón, en Roma. y".tar,ry af'
siglo xv solían pintarse de perfil, imitando las cabezas
de los emperadores que aparecían en las monedas roma-
nas, y normalmente se proiongaban hasta un poco más
abajo de los hombros, a semejan za d,e los bustos de már-
mol. No fue hasta el año 1500 aproximadamente cuan-
do Leonardo, Rafael y otros artistas prescindieron de
este convencionalismo para producir cibras sin ningún
precedente clásico, en las que el modelo aparecía de fren-
te, o mostraba tres cuartas partes de su rostro, con pla-
nos de medio cuerpo o de cuerpo entero, sentado o de
pie, conversando con sus amigos o dando órdenes a los
criados [75].
Sin embargo, en la pintura se produjo un avance cru_
cial que nada tenía que ver con la Antigüedad: el descu-
brimiento de las leyes de la perspectiva lineal. Es posible
que los artistas clásicos hubiesen conocido estas leyes,
6. Una visión humanista del mundo: Charles de Bouelles.
24 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E INNOVECIÓN 25

pero en todo caso se habían perdido hasta que Brune- superaban las dificultades y, por lo más costoso de de-
lleschi y sus amigos las redescubrieron en el siglo xv. finir, la <<gracia>> [6, cap. 6; 15].
Este ejemplo pone de manifiesto la afinidad entre ambas Nos hemos ocupado en primer lugar de la arquitec-
épocas y sugiere que estos paralelismos no pueden expli- tura, la pintura y la esculturá porque la mayoría de no-
carse sólo en términos de imitación [18]. sotros en lo primero que pensamos al oír la palabra Re-
Tanto en la época clásica como en el Renacimiento, nacimiento es en las artes visuales. Sin embargo, duran-
los artistas sentían gran preocupación por la apariencia de te esa época las <<artes liberales» decir, la literatura
las cosas, por lo que Burckhardt denominó <<realismo>>. -es
y la enseñanza- gozaban de mayor prestigio (al menos
La palabra aparece entrecomillada no sólo porque tenga entre los estudiantes), que las <<artes mecánicas>>, catego-
más de un significado (estilo ilusionista; tema tomado de ría en la que, a pesar de las quejas de Leonardo y otros,
la «vida real>>, sea eso lo que sea, y así sucesivamente), se mezclaban tanto la pintura, la escultura y la arquitec-
sino también'porque todos los artistas representan lo que tura, como la agricultura y las técnicas textiles y de na-
para ellos es real y porque ningún arte está libre de con- vegación. Lo que en esa nueva era debía renacer eran
venciones. Incluso la perspectiva puede considerarse, según las bonae litteroe,las «buenas letras>>; a saber: la lengua,
el historiador del arte Edwin Panofsky, «una forma sim- la literatura y la enseñanza. En cualquier caso esa era la
bólica». Por decirlo de otro modo, representar el mundo opinión de los intelectuales y escritores de quienes pro-
de acuerdo con sus leyes significa aceptar unos valores cede la imagen de gran resurgimiento que ha llegado has-
determinados y rechazar otros [18]. ta nosotros, yF que los artistas (con la notable excepción
En el caso de los artistas medievales, estos valores de Vasari), dejaron escasos testimonios de su parecer so-
habían de inferirse de su obra, con el consiguiente ries- bre el tema. Así pues, no debemos olvidar este sesgo de
go de producir un argumento circular. Incluso en el caso la información que ha llegado hasta nosotros.
de Giotto, su preocupación por la tridimensionalidad, El idioma básico que se benefició de ese «renacer» o
especialmente por la solidez de la figura humana, se in- <<revivir>> no fue el italiano, sino el latín clásico. El latín
fiere de esta manera. Por otra parte, en Italia,. durante medieval se consideraba «bárbaro» por su vocabulario,
los siglos xv y xvr, los artistas y otras personas solían su ortografía (se escribía michi en lugar del clásico mihl),
expresar por escrito sus ideas sobre el arte, e incluso al su sintaxis, etc., como escribió el erudito Lorenzo Valla
final del periodo llegaron a imprimirlas, como hizo Va- en la década de l4y';0, <<durante varios siglos, nadie ha
sari con sus Vidas, dejando bien claro qué tipo de pro- hablado latín correctamente, y ni siquiera ha existido
blemas querían resolver, así como su aprecio por cuali- quien al leerlo lo entendiese correctamente»>. En aquel
dades tales como la <<verdad»> o fidelidad a la naturale- momento, en cambio, la ambición de diversos intelectua-
za,la ilusión de vida, la aparente facilidad con la que se les era escribir en un latín digno de Cicerón.
I
26 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E tNNOveClÓN 27

'Tales
intelectuales recuperar.on también los principa- 1500- se concedió más importancia a la literatura en
les géneros literarios de la antigua Roma: la épica, la latín que a la escrita en lengua vernácula. Aunque hoy
comedia, la oda, la pastoral, etcétera 1461. ya a media- en día Petrarca es más apreciado por su iírica amorosa
"
dos del siglo xrv, Francesco Petrarca, el gran poeta y eru- escrita en italiano, seguramente él hubiese preferido que
dito toscano, escribió una epopeya en latín, África, ba- le recordasen por st Á¡rico. Y para aumentar la parado-
sada en la vida del gran general romano Escipión el Afri- ja, el idioma de la renovación fue el latín clásico. Se
cano. Fue la primera de las muchas imitaciones de la produjo un intervalo de más de cien años entre las pri-
Eneida de Virgilio, en las que se narraban hazaflas he- meras comedias renacentistas,- escritas en latín, y sus
roicas siguiendo una serie de convenciones entre ellas em- equivalentes en italiano, como los Supposili de Ariosto
pezar por la mitad (con posteriores incursiones retrospec_ (1509) y la Calandrio del cardenal Bibbiena (1513). Leo-
tivas o flash-backs) y alternar hazañas realizadas en la nardo Bruni escribió en latín su Historia del pueblo flo-
tierra con el consejo de los dioses. La Jerusarén libero- rentino a principios del siglo xv, mientras que la prime-
da, de Tasso (1581), donde se narra la primera*cruzada, ra obra de este estilo en italiano,la Historia de ltalio de
es una de las epopeyas renacentistas más profundamen- Francesco Guicciardini, no se escribió hasta pasados más
te cristianas y clásicas a la vez. Las tragedias se escribían de cien años [25, 29]. Cuando los contemporáneos ha-
a la manera melodramática de Séneca, plagando los es- blaban del renacimiento-de las «letras», con esta expre-
cenarios de cadáveres, y las comedias las que apa- sión no se referían tanto a la literatura en sentido mo-
-en
recían padres severos, criados astutos, soldados penden- derno como a lo que hoy en día se conoce como el auge
cieros y personajes equívocos- al estilo de los antiguos del humanismo.
dramaturgos romanos Plauto y Terencio. La poesía lati- <<Humanismo)) es un término en cierta manera elásti-
na del Renacimiento italiano incluye odas a la manera co, cuyo significado puede variar según quien lo utilice.
de Horacio, epigramas a la manera de Marcial y pasto- La palabra humanismus empezó a usarse en Alemania a
rales sem"ejantes a las Eglogas de Virgilio, en las que los principios del siglo xtx, aplicándola al modo tradicional
pastores, enmarcados en un paisaje arcadiano, tocaban de educación clásica cuya validez estaba empezando a
la flauia y cantaban con aioranza sus amores. Con fre- cuestionarse, y parece ser que fue Matthew Arnold el
cuencia, las ideas se plasmaban en forma de diálogos, primero en utilizar el término <<humanismo»> en inglés.
inspirados en la obra de escritores antiguos como pratón Por lo que respecta a «humanista>>, la palabra se origi-
y Cicerón, y las historias de Florencia, Venecia y otros nó en el siglo XV, y formaba parte del argot de los estu-
estados italianos siguieron el modelo de la historia de diantes universitarios, que designaban con ella al profe-
Roma de Tito Livio. sor de «humanidades>>, de los studis humonitaf¡s, anti-
Merece destacarse el hecho de que menos hasta gua frase romana que englobaba un conjunto de cinco
-aI
28 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E TT.¡NOVECTÓN¡ 29

disciplinas: gramática, retórica" poética, historia y filo- En otras palabras: la humanidad es perfectible, pero sólo
sofía moral [5]. el humanista es verdaderamente humano.
Llegados a este punto el lector bien podría pregun_ El diagrama muestra también que la vida contempla-
tarse qué era lo específicamente humano de las humani- tiva es superior a la vida activa, aunque en realidad no
dades, así definidas. Según escribió Leonardo Bruni, uno había consenso acerca de este punto. Leonardo Bruni,
de los líderes del movimiento de recuperación de estos canciller de la república florentina, opinaba que el hom-
estudios, reciben este nombre porque «perfeccionan al bre sólo podía realizarse como ciudadano, mientras que
hombre>>. Pero ¿por qué se consideraba que esas mate- - Marsilio Ficino, filósofo que aceptó el mecenazgo de los
rias cumplían tal función? La idea fundamental era que Médicis, se decantaba por el estudio y la contemplación.
el hombre se diferencia de los animales en primer lugar También Erasmo protegió su libertad para estudiar y es-
por su capacidad de hablar, y, por tanto, de distinguir cribir, rehusando sentirse ligado por obligaciones de tipo
el bien del mal. Así pues, era fundamental el estudio de político. Otros humanistas se debatían entre la acción y
las materias rellacionadas con el lenguaje (gramática y la contemplación, como sir Tomás Moro, para quien no
retórica), o con la ética. La historia y la poesía se consi- fue nada fácil tomar la decisión de convertirse en canci-
deraban hasta cierto punto ética aplicada, y enseñaban ller (y más tarde en lord canciller) de Enrique VIII, o
a los estudiantes a seguir los buenos ejemplos y a recha- Montaigne, quien interrumpió su retiro intelectual para
zar los perversos. Los intelectuales de la época no se ser alcalde de Burdeos, en la época de la guerra civil
guardaban de generalizar acerca de la «condición huma- Í70, 7 tl.
na», como la llamaba Poggio, o de escribir textos como Así pues, parece bastante evidente que entre los estu-
la famosa Orstio sobre la dignidad del hombre, de pico dios que el movimiento humanista consideraba más im-
della Mirandola (aunque no pretendiese con ella hacer portantes no se encontraba lo que nosotros llamamos
una declaración de independencia con respecto a Dios) <<ciencia>> (y que a la sazón se conocía como «filosofía
[27]. Los postulados básicos de los humanistas están há- natural»). Sin embargo, alguno de los humanistas más
bilmente reflejados en un diagrama de una obra de prin- destacados (como por ejemplo Alberti), estaban especial-
cipios del siglo xvr, del humanista francés Charles de mente interesados en las matemáticas. Sea como fuere,
Bouelles (lámina 6). Según este diagrama, hay cuatro ni- la recuperación de textos de los antiguos escritores grie-
veles de existencia, que en orden ascendente son: existir gos y romanos sobre matemáticas, medicina, astrono-
como una piedra, vivir como una planta, sentir como mía, astrología y por último (pgro no menos importan-
un animal, y entender como un hombre. y a estos gra- te) de magia, formaba parte del programa humanista, y
dos de existencia se corresponden cuatro tipos de ser hu- los textos clásicos desempeñaron un papel fundamental
mano: el haragán,.el glotón, el vanidoso y el intelectual. en el desarrollo posterior de estos estudios. Por esta ra-
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30 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E INNOveCtÓN 3l

zón, podemos afirmar que durante ese periodo se pro_ res eran refugiados procedentes del Irnperio bizantino,
dujo también un <<Renacimiento>» matemático, científico que paso a paso fue cayendo en manos de los turcos, ya
e incluso mágico f3l, 32,331. Los casos de Brunelleschi desde mucho antes de la caida de Constantinopla, en
y de Leonardo da vinci ilustran de manera conúincente 1453. Gracias a esos refugiados, diversos intelectuales
las relaciones entre las artes y el renacimiento de las ma- italianos tuvieron la oportunidad de leer en su lengua
temáticas [I8, 67]. original importantes.textos griegos, algunos de los cua-
¿En qué sentido podemos afirmar que se produjo un les se acababan de descubrir, como algunos diálogos de
«auge» del humanismo en Italia entre 1300 y 1600? Así Platón y las obras del misterioso Hermes Trismegisto (a
como se intentaba revivir el arte y la literatura clásicos, quien se consideraba un antiguo sabio egipcio). Esas
también se realizaron esfuerzos para imitar el sistema obras fueron traducidas por el filósofo florentino Mar-
educativo de la antigua Roma. uno de Ios pioneros de silio Ficino, cuya admiración por Platón era tan intensa
la nueva educación fue vittorino da Feltre, quien dirigió que tanto a él como a sus discípulos se los conoce como
un pequeño internado en la ciudad de Mantua, desde el «neoplatónicos>> [5, 39]
afro 1423 al lM6; otro fue Guarino da Verona IZ4, Zgl. Algunos textos, como el Nuevo Testamento y las
Con el nuevo sistema se enseñaba a los alumnos a ha_ obras de Aristóteles, de los que a la sazén sólo se cono-
blar, escribir y leer en latín clásico, lo que significaba cía su traducción latina, fueron estudiados en su versión
primar las humanidades en detrimento de otras discipli- griega original. Y así, los humanistas descubrieron serias
nas, especialmente la lógica. La lógica había sido una discrepancias entre las traducciones latinas (en ocasiones
materia central en el curso introductorio de filosofía en realizadas a partir de las traducciones árabes del original
las universidades medievales, pero petrarca, valla y otros griego) y los textos originales. Pietro Pomponazzi, fil6-
humanistas la atacaron, acusándola de ser algo futil, me- sofo italiano del siglo xvt, tras leer la versión griega ori-
ros sofismas y quebraderos de cabeza, gu€, además, pre_ ginal de las obras de Aristóteles, quedó firmemente con-
cisaba el empleo de unos términos técnicos <<bárbaros»» vencido de que santo Tomás de Aquino estaba en un
(es decir, no clásicos), tales como <<sustancia>>, <<acciden_ error al indicar que Aristóteles predicaba la inmortalidad
tes»>, <<esencia>>, etc. del alma, poniendo así en entredicho toda la síntesis to-
También era posible estudiar griego clásico en algu_ mista. De esta rnanera, la demanda de traducciones rnás
nas escuelas y universidades italianas, especialmente en rigurosas tlevó paulatinamente a descubrir que las ideas
Florencia (a partir de 1396) y en padua (desde 1463). de los admirados antiguos resultaban más remotas y aje-
Aunque a la sazón la Atenas clásica no despertaba la nas de lo que en un principio se había creído.
misma admiración que la antigua Roma, Ia lengua grie- Para los humanistas, incluso los textos latinos clási-
ga supo atraer a los estudiantes. Los primeros profeso- cos habían sido malinterpretados durante mucho tiem-
32 EL RENACIMIENTO
ITALIA: RESURGIMIENTO E tNNOvaClÓN 33

po, cuando no enteramente perdidos. El redescubrimien-


to de manuscritos de los clásicos fue un acontecimiento, torios. Por una parte, eran bastante más conscientes que
sus predecesores medievales de la distancia que existía
estimulante en las vidas de intelectuales como petrarca,
entre ellos y la Antigüedad clásica, y estaban preocupa-
coluccio salutali (que recuperó las cartas de cicerón) y
Poggio Bracciolini (que encontró los discursos, también dos por la corrupción de la lengua y el declive de las
artes que se produjo en Italia como resultado de la inva-
de cicerón)- Al mismo tiempo, se descubrió que los con-
sión de los bárbaros. Y por otra, se sentían personalmen-
ceptos fundamentales de un mismo texto se prestaban a
diferentes interpretaciones según la copia manuscrita de te muy próximos a los grandes romanos. Petrarca escri-
que se dispusiera. Esto provocó el desarrollo de técnicas bió cartas a Cicerón, entre otros, y Maquiavelo sé pre-
sentaba a sí mismo conversando con los antiguos. Am-
de «crítica textual>> que permitieran recobrar lo que en
realidad había escrito el autor, antes de que una pléyade
bos estaban convencidos de que era posible revivir la
Antigüedad. Por ejemplo, Petrarca se solidarizó con la
de copistas distorsionaran el mensaje [g3, .up. iZ; AO¡.
tentativa de restaurar la república romana, que se pro-
Algunos textos clásicos ya conocidos en la Edad Me-
dujo puertas adentro- entre 1347 y 1354. Y Ma-
dia fueron también objeto de nuevas interpretaciones. -de
quiavelo, en sus Discursos sobre la primera décoda de
Desde el siglo xr las universidades italianas, especialmen-
te la de Bolonia, habían impartido derecho romano, pero
Tito Livio, afirmaba apasionadamente que los estados
modernos podían y debían imitar algunas de las ordena-
fueron los humanistas los primeros en situar las leyes en
ciones políticas y militares de la antigua Roma, como la
el contexto sociocultural'de la antigua Roma, ¿a¿a s.,
milicia ciudadana Í62, 68,721.
familiaridad con el estudio de la literatura y de las ins-
Para comprender este renacimiento de las formas clá-
cripciones clásicas. por ejempro, el humanista Lorenzo
sicas en arquitectura o en las obras dramáticas, y el en-
Yalla pudo demostrar, a mediados del sigro xvr y gracias
tusiasmo por descubrir y editar manuscritos clásicos, he-
a su conocimiento de la historia de Roma y más particu-
mos de contemplarlos como partes de una empresa bas-
larmente de la historia de la lengua latina, que lá [ama-
tante más ambiciosa, nada menos que la restauración de
da <<Donación de constantino>>, documento mediante el
cual el emperador cedía el centro de Italia al papa y a
la antigua Roma. ¿Y qué debemos entender por ello?
sus sucesores, no sólo no tenía nada que ver con
No siempre es tarea fácil discernir si los humanistas es-
cons- cribían de manera literal o metafórica, o hasta qué pun-
tantino, sino que en realidad había sido escrito varios
siglos más tarde [41].
to deseaban realmente restaurar el pasado. En cualquier
caso, la idea del renacer era bastante más que una figu-
En la actitud que con respecto a ra Antigüedad crási-
ra retórica. Al igual que los antiguos, muchos humanis-
ca mantenían los humanistas y los artistas vinculados a
ellos, coexistían dos elementos aparentemente contradic-
tas creían en una interpretación cíclica de la historia,
según la cual una época podía ser una especie de reen-
34 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E INNOVaCIÓN 35

carnación o reaparición de otra época anterior. Algunos de los mejores modelos antiguos: el Panteón, el Laocon-
de estos humanistas pensaban que ellos y sus conciuda-' te, Cicerón, Virgilio, Tito Livio, etcétera [49].
danos podían ser los «nuevos romanos», a base de ha- Pero esta imitación no significaba esclavitud. Para
blar, escribir y pensar como ellos y de emular sus logros, utilizar una de las metáforas más corrientes en la época,
desde el Coliseo y la Eneido hasta el propio imperio ro- imitar no era <<remedar» a los antiguos, sino que consis-
mano. Como hemos sugerido anteriormente, la idea de tía en asimilar el modelo, convirtiéndolo en propio y, a
un retorno al p_asádo puede haber sido un mito, pero ser posible, superarlo. Generalmente se sostiene que los
era un mito en el cual mucha gente no sólo pensaba, <<modernos» no esperaban igualar los logros de los anti-
sino que vivía. guos, y que sólo pretendían seguir sus pasos, lo que ya
Uno de los conceptos clave de los humanistas era el en sí constituía un reto. Como ya hemos visto, Miguel
de <<imitación»; no tanto la imitación de la naturaleza Ángel fue capaz de hacer pasar una de sus obras como
como la de los grandes escritores y artistas. Hoy en día si se tratase de una antigüedad genuina. Alberti escribió
esta idea empieza a resultar extraña. Nosotros estamos una comedia que fue confundida con una obra clásica,
habituados a la idea de que tanto los poemas como las y Carlo Sigonio, humanista del siglo xvt, <<descubrió»»
pinturas son la expresión de pensamientos y sentimien- una obra perdida de Cicerón, que en realidad había es-
tos de individuos creativos, y aunque en el fondo estemos crito él mismo.
convencidos de que, de ,hecho, algunos artistas imitan a Hasta qué punto las imitaciones debían parecerse al
otros, nos inclinamos a considerar tal imitación como original era una cuestión que suscitaba controversias. El
prueba de su falta de talento o como un error que come- poeta y erudito Angelo Poliziano fue uno de los que
ten los que aún «no se han encontrado»> a sí mismos y señaló la necesidad de guardar ciertas distancias con res-
por tanto iro pueden desarrollar un estilo personal. «Imi- pecto a los modelos clásicos, por prestigiosos que éstos
tación» es un término peyorativo. Tanto los escritores fueran. «Quienes sólo saben componer sobre la base de
como los artistas ansían demostrar su originalidad, espon- la imitación me producen la misma impresión que los
taneidad e independencia, y niegan las <<influencias» de loros y las urracas que expresan cosas que no compren-
sus predecesores (por no mencionar el plagio, eue actual- den. Tales escritores carecen de fuerza y de vida>> 149,
mente se considera como una especie de robo de la pro- cap. 81. Pietro Bembo, crítico veneciano del siglo xvt,
piedad intelectual). Por el contrario, la ansiedad de los creía imitar a Cicerón cuando escribía en latín, pero al
escritores y artistas del Renacimiento se debía a razones rnismo tiempo trataba de dignificar el italiano como len-
totalmente opuestas. Aunque nosotros solemos pensar en gua literaria, considerando a Petrarca y a Boccaccio, es-
ese periodo como en una época de innovación y originaü- critores toscanos del siglo xlv, como los mejores mode-
dad, los hombres que viüeron en él resaltaron su imitación los, los «clásicos»> modernos. La creciente sensación de
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36 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E INNOVACIÓN 37

distanciamiento histórico dificultaba la imitación. «¿A Al rechazar lo que conocían, 14 Baja Edad Media,
quiénes imitaban los antiguos?>> se preguntaban algu- los humanistas confundieron algunas veces los albores
nos. ¿Sería la imitación adecuada a los nuevos tiempos? de la época medieval con la Antigüedad que tanto admi-
Tanto si les gustaba como si no, los artistas"y escritores raban. Cuando, por ejemplo, el humanista Poggio ideó
del Renacimiento no podían imitar a los antiguos más el tipo de letra que conocemos como <<renacimiento»> o
que de una manera parcial, dado que los productos de «itálica», creía que estaba siguiendo unos ejemplos clá-
la Antigüedad sólo habían sobrevivido de una manera sicos, cuando de hecho sus paradigmas procedían de la
fragmentaria. Ya hemos visto que ni en pintura ni en Edad Media temprana y pregótica. A Brunelleschi le
música había producto alguno a imitar, de manera que ocurrió algo parecido, pues tomó como modelo para sus
los músicos y los pintores estaban obligados a ser libres. reformas arquitectónicas el Baptisterio de Florencia, cre-
Y a pesar de ello, la ausencia de modelos específicos en yendo que era un templo clásico lo que en realidad re-
ciertos géneros era un problema secundario si lo compa- sultó ser un ejemplo del románico toscano, construido
ramos con el hecho fundamental de que los italianos del probablemente en el siglo ir;.t f22;83, cap. 271.
Renacimiento vivían en un mundo sustanciarmente dife- La continuidad con la Edad Media se puede apreciar
rente al de los antiguos. Su sistema económico, social y hasta el siglo xvt, incluso en la obra de «hombres del
político tenía poco en común con el de la antigua Roma, Renacimiento»> modélicos, como Ludovico Ariosto y
con sus senadores y esclavos, sus legionarios y sus lati- Baldassare Castiglione. La obra más famosa de Ariosto
fundios. En esta situación, el ideal de restaurar la anti- es su narración poética Orlondo Furioso (1516), en la
gua Roma no podía ser más que una quimera. y henos que se perciben las huellas del conocimiento que el au-
aquí de nuevo inmersos en el mito renacentista del Re- tor tenía de la épica clásica, pero aún está m¿ás clara su
nacimiento. En realidad, petrarca, Brunelleschi, Alber- deuda con los romances medievales, especialmente los
ti, Valla, Mantegna, Ficino y otros eruditos de los si- pertenecientes al ciclo de Carlomagno (Orlando no es
glos xlv y xv estaban en muchos sentidos lejos de lo qus otro que el héroe Rolando). El poema no es un romance
consideraban próximo, la antigua Roma, y cerca de lo de caballería al uso; ya que el material medieval está
que creían distante, Ia Edad Media. pese a su rechazo tratado con demasiada ironía para eso, pero tampoco es
del pasado reciente, del arte <<gótico», de la filosofía «es- una simple imitación de la épica clásica. Una obra tal
colástica>» y de la latinidad <<bárbara>>, se habían forma- sólo puede haber sido escrita por alguien que en cierto
do en esa cultura bajomedieval y en muchos aspectos sentido pertenecía a ambas tradiciones, y o ninguna de
aún pertenecían a ella. Acostumbrados como estaban a las dos. El distanciamiento irónico es la única alternati-
la escritura gótica, no les resultó nada fácil leer las anti- va para un hombre con un pie en cada orilla [46, segun-
guas inscripciones romanas. da parte]. Y también la conocida obra de Castiglione,
-!

38 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E lNNOveCtÓN 39

El cortesano (1528), a pesar de sus referencias a sus pre_ del auge y el declive de la retórica, no podían ocultar
cedentes antiguos, y especialmente al tratado del perfec- que su obra no tenía parangón en la época clásica, algo
to orador de Cicerón, se ocupa de sentar una normas debido a que ni los gobernantes griegos ni los romanos
para la relación social desconocidas en la Atenas clásica
se tomaban en serio a los artistas.
o en la Roma republicana, pero plenamente en boga en Sin embargo, las contradicciones en la actitud de los
la Edad Media. El cortesano bien puede describirse como
humanistas eran aún más evidentes en materia de reli-
un libro de cortesía medieval reescrito bajo la influencia gión. Antes que nada, ellos eran cristianos, no adorado-
de los ideales clásicos de comportamiento, o como una res de deidades paganas. Petrarca, Alberti, Valla y Fici-
adaptación de esos ideales adecuándolos a una situación no eran clérigos; Alberti y Valla estaban al servicio del
no clásica. como en el poema de Ariosto, su autor sólo papa y el humanista Enea Silvio Piccolomini se convir-
podía ser alguien que poseyera un profundo conocimien-
iiO., el papa Pío II. Petrarca, Valla y Ficino escribie-
to de las dos tradiciones, la antigua y la medieval. ron sobre teología, mientras que Alberti diseñó iglesias
Uno de los ámbitos en el que se ponen de manifiesto y escribió la biografía de un santo.
las ambigüedades y los conflictos inherentes a la posi- Algunas creaciones individuales del periodo imitaban
ción de los humanistas es la escritura de la historia. Leo- fielmente los modelos antiguos, pero su contexto social
nardo Bruni y Lorenzo valla se contaban entre los his- y cultural era muy diferente, por 1o que varias obras del
toriadores que deseaban escribir acerca del pasado inme- Renacimiento son 1o que se ha dado en llamar <<hlbri-
diato de ltalia, siguiendo el modelo de la historia de dos>> culturales, clásicas en algunos aspectos y cristianas
Roma de Tito Livio, así como su estilo literario. pero en otros [3]. Se podía escribir un poema épico en latln
pronto el objeto de su estudio hizo irrealizable esa tarea; clásico, a semejan za de la Eneida de Virigilio, que'vér-
no existía ningún término latino para Lombardía, ni para sase sobre la vida de Cristo. Un teólogo humanista'po-
las facciones políticas de güelfos y gibelinos, ni para los día llamar <<templos>> a las iglesias, o referirse a la Bibtia
musulmanes, la artillería, etc., ya que esos objetos e ins- como a un «oráculo>>, al infierno como al «infram{in-
tituciones no existían en la época romana, y no fue po- do>>, o titular su tratado (como hizo Ficino) Tkdógío
sible verter todo el material existente en la época en el platonica. Una tumba renacentista podía imitar U .
molde clásico. Giorgio Vasari escribió sus Vidas de pin- cófago clásico (completado con represen
tores, escultores y arquitectos en italiano, soslayando de de ta Victoria), y combinar todo esto con i
esta manera ciertos problemas lingüísticos, pero aun así Cristo y de la Virgen María [19, 20]. Esta
su obra revela una tensión entre su admiración por los de clasicismo y cristianismo es difícil de i
artistas y su admiración por la Antigüedad, y sus alusio- como suele ocurrir con los sincretismos' ya
nes a textos clásicos, como el relato de cicerón acerca so considerar diferentes aspectos. Transcurri
r'
5

40 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E tNNOvaCIÓN

crentos años, no resulta fácil determinar si Ficino revis-


Nuevo Testamento nos dice que cuando el pueblo de [s-
tió el platonismo como si fuese una teología o si revistió rael abandonó Egipto, se llevaron consigo el tesoro de
a la teología con el pratonismo. Los historiadores del los egipcios, y de igual manera, los cristianos pueden
siglo xrx, incluyendo a Burckhardt, solían presentar a hacer suyo y adaptar según íus costumbres todo cuanto
los humanistas como esencialmente «pagurorr, cristia_ de valor hubiese en los clásicos paganos)). En todo caso,
nos sólo en apariencia, pero en la actualidad los estudio-
algunos cristianos primitivos creyeron que los griegos an-
sos del periodo se inclinan a creer que, por el contrario,
tiguos conocían la verdadera doctrina (la llamada prisca
l. aparente era su paganismo. su utilización de frases theologia) gracias a los judíos. «¿Qué es Platón sino un
clásicas en un contexto cristiano bien pudiera no haber
Moisés que habla en griego ático?», escribió Eqsebio en
sido más que un intento de escribir un latín «puro)), o el siglo tv [39].
incluso un juego aprendido, como cuando el pintor Man- Este compromiso resultó sugerente a los humanis-
tegna y sus amigos se daban a sí mismos títulos roma_ tas, cuyo problema, desde luego, era el diametralmente
nos, como el de cónsul, durante una excursión que rea_ opuesto: reconciliar la cultura cristiana tradicional con
lizaron al lago de Garda un día de 1464 en busca de los redescubiertos clásicos. Posiblemente algunos erudi-
antigüedades clásicas. tos, como Gemisthos Plethon, refugiado griego del si-
Con esto no tratamos de ocultar que existía una cier_ glo xv, abandonaron el cristianismo por el culto a los
ta tensión entre los valores clásicos y los cristianos, ten- antiguos dioses, pero Ia mayoría de ellos lo que desea-
sión de la que los contemporáneos eran conscientes y ban eran convertirse en romanos antiguos sin dejar de
por la que estaban preocupados. En los albores del cris- ser cristianos modernos. Su deseo de armonía les condu-
tianismo ya se había producido un problema similar. Los jo a algunas interpretaciones de la Antigüedad que hoy
padres de la Iglesia pertenecían a dos culturas: la
cultu- nos parecen poco verosímiles, como la de considerar la
ra clásica tradicional y la nueva cristiana, y trataron, Eneida como una alegoría del viaje del alma por la vida.
con mayor o menor dificultad, de armonizar Atenas y No obstante, cada época tiende a mirar el pasado según
Jerusalén. En el caso de Jerónimo, el conflicto interior su propia imagen, y no debemos suponer que la nuestra
llegó a un grado de agud eza tal que se expresó en forma es una excepción.
dramática, al soñar que arrastrado ante er tribunal divi- Por lo que se refiere a las artes visuales, el significa-
no era condenado por (<no ser un cristiano, sino un do del resurgimiento de las formas antiguas no es fácil
ciceroniano»>.
de interpretar, dado que en general carecemos de eviden-
Los padres de la Iglesia resolvieron el conflicto me_ cias acerca de las intenciones de los artistas, pero exis-
diante un compromiso, curiosamente expresado por san ten indicios de tentativas de reconciliar la Antigüedad con
Agustín en el episodio del «expolio de los egipcioi»: «El el cristianismo, así como del uso de modelos del cristia'
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42 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURGIMIENTO E lNNOveCtÓN 43

nismo primitivo. La planta circular del Tempietto deBra- de justificar la ruptura con el pasado reciente? O bien
mante (lámina 2), por ejemplo, no sólo recuerda a los, ¿esas gentes estaban interesadas en el mundo antiguo por
templos paganos, sino también a un tipo determinado su propio interés? Cualquier interpretación de este inten-
de iglesia cristiana primitiva que se erigía en conmemo- to colectivo de revivir la Roma y la Grecia antiguas debe
ración de un martirio, y San pietro in Montorio, a su tener en cuenta, para tener visos de realidad, tres facto-
vez, se construyó para rememorar el lugar en el que se res: el enclave geográfico en el que se produjo el movi-
creía habían crucificado a san pedro [22, cap.6l. En el miento, el momento cronológico y la situación socioló-
caso de Miguel Ángel, sus poemas evidencian su volun* gica. ¿Por qué razón un movirrüento de estas caracterís-
tad de combinar las formas clásicas con los contenidos ticas surgió en el norte y centro de Italia? ¿A qué se
cristianos [69]. debió que su apogeo se produjese en los siglos xlv, xv y
Sin embargo, y por muy profundo que fuese el resur- xvr? ¿Por qué razón interesó particularmente a los pa-
gir de la Antigüedad, éste no se llevó a cabo para susti- tricios urbanos? Permítasenos responder de manera or-
tuir al cristianismo. Y esta afirmación implióa, por otra denada a estas tres cuestiones.
parte, desdibujar la distinción entre Renacimiento y No fue nada fortuito que el resurgimiento de la An-
Edad Media, ya que las formas clásicas habían sido imi- tigüedad empezase en ltalia, donde se produjeron los lo-
tadas (como su nombre indica) por el arte románico en gros originales. No olvidemos que era Roma, y no Gre-
los siglos x y xr, y también porque en los monasterios y cia, el objeto de mayor veneración; Virgilio más que Ho-
universidades medievales se estudiaban los poetas clási- mero, el Panteón más que el Partenón. Metafóricarnen-
cos, como Virgilio y Horacio. No debiéramos contem- te hablando, los humanistas estaban descubriendo a sus
plar el Renacimiento como una «revolución» cultural, antepasados, y algunas familias nobles afirmaban des-
como si hubiera sido una ruptura súbita con el pasado, cender en.línea directa de los antiguos romanos. Los ves-
sino como un desarrollo gradual en el cual un número tigios de la Antigüedad tumbas, templos,
-monedas,
cada uez mayor de individuos se sentían cada vez más anfiteatros, etc.- resultaban hasta cierto punto familia-
insatisfechos con algunos elementos de su cultura bajo- res a los italianos, y por supuesto a los artistas. Así, no
medieval, y progresivamente más atraídos por el pasado resulta fácil discernir si la inspiración clásica en el arte
clásico. italiano de los siglos vrII, xII o incluso en el xlv respon-
¿A qué se debió? He aquí la cuestión más difícit de a una pervivencia o a un resurgimiento. Hablamos de
de responder, no porque sea trabajoso imaginar posi- <<Renacimiento>> cuando la imitación de la Antigüedad
bles respuestas, sino porque resulta imposible apunta- se convierte en algo cotidiano, meticuloso y consciente,
Iar esas respuestas con evidencias precisas. ¿Fue el culto peró en Italia, al contrario que en otros lugares de
a la Antigüedad un medio para logr¿u un fin, un modo Furopa, la tradición clásica nunca fue algo remoto.
EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURCIMIENTO E INNOvACIÓN 45

El momento cronológico plantea mayores problemas. parte de un proceso anterior de aumento creciente de la
si los restos de la Antigüedad siempre habían formado sensación de afinidad con los romanos, que podemos
parte del panorama italiano (o en el caso de los textos encontrar en las ciudades del norte de Italia desde el si-
clásicos, se podían consultar en las bibliotecas de vero- glo xll, si no antes.
na o de cualquier otra ciudad), ¿por qué razón se empe_ Al tratar de explicar la cronología del Renacimiento
zaron a tomar más en serio sólo a partir de la época surge la tercera cuestión, Ia de su base social. Sin duda
de Petrar ca? La respuesta obvia a esta pregunta es que alguna, el Renacimiento fue un movimiento minoritario
fue entonces cuando se empezó a considerar que el ejem- y ürbano, no rural. Las alabanzas a la campiña fluyeron
plo de la Antigüedad podía ser aplicable a las necesi- de las plumas de individuos cuya residencia principal era
dades del momento. ¿eué era lo que había cambiado? su casa en la ciudad, no su villa en el campo. El movi-
La diferencia más notable fue el desarrollo de las ciuda- miento reunió a más hombres que a mujeres, a pesar de
des-estado del norte de Italia en los siglos xrr y xrrr, es que algunas mujeres nobles se dedicaban activamente al
decir, la consecüción del autogobierno por parte de esas mecenazgo. Por ejemplo, Isabel de Este, marquesa de
ciudades, cuyo apogeo puede explicarse en términos eco- Mantua, fue, a principios del siglo xvl, una entusiasta
nómicos, dado el creciente intercambio comercial entre coleccionista de arte, que adquirió obras de maestros ta-
Europa y oriente Medio. No resulta difícil percibir por les como Bellini, Perugino, Leonardo y Tiziano. Algu-
qué razones las oligarquías mercantiles desearon su in- has mujeres estudiaron a los clásicos y escribieron en
dependencia, y cómo su situación limítrofe entre los do- latín cartas y tratados, sólo para ver, como Isotta Noga-
minios de papas y emperadores hizo que conseguir la rola, de Verona, que los humanistas de sexo masculino,
independencia resultase menos traumático de lo que hu- como Guarino, se negaban a tratarlas en pie de igual-
biera sido en cualquier otro lugar. Los estamentos diri- dad. Dentro del grupo de varones que vivían en las ciu-
gentes de esas ciudades empezaron a considerarse a sí dades, el resurgir de la Antigüedad interesó sólo a una
mismos como <<cónsules» o <<patricios>», a los ayunta_ minoría, o, para ser más exactos, a tres minorías: esta-
mientos como equivalentes al <<Senado>> y a la propia ban los humanistas, que en general eran profesionales,
ciudad como <<la nueva Roma». Este proceso result apar- maestros o notarios; los miembros de la clase dirigente¡
ticularmente evidente en el caso de la Florencia de prin- patricios, prelados o príncipes que extendían su mecenaz-
cipios del siglo xrv, cuando la amenaza procedente de go a las nuevas formas del arte y del saber, y también
Milán ayudó a los florentinos, y ? su portavoz, al can_ los artistas, en su mayoría reclutados entre los hijos
ciller humanista Leonardo Bruni, a adquirir conciencia de los artesanos y tenderos de la ciudad [6, cap. 3tr.
de sí mismos y de sus Valores, como la «libertad>> que Hasta qué punto humanistas y artistas compartían
defendían [25J. Pero este conmovedor episodio forma i los mismos intereses es una cuestión que no está nada
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46 EL RENACIMIENTO ITALIA: RESURCIMIENTO E tN¡qOVaCtÓX 47

clara. Algunos cuadros, como la Calumnia de Botticelti mente modernos>>, pertenecía a la cultura bajomedieval,
(lámina 3) o su Primuvero, presuponen un conocimiento pese a su rechazo de algunos de sus aspectos. En el si-
de la literatura clásica que el artista, que abandonó la glo xvt, en cambio, gracias en parte a la más rápida di-
escuela a los trece años, difícilmente podía poseer, de fusión de las ideas y a otros cambios intelectuales que
ahí que se haya sugerido que el «programa>> bajo el que facilitaba el nuevo invento, la imprenta; se había asimi-
se realizó este último cuadro debe proceder de algún ase. lado bastante más la cultura clásica, y el pequeño grupo
sor humanista, como Ficino o poliziano, que presumi- de éntusiastas se había convertido en uno mayor, en el
blemente eran conocidos, si no amigos, de Botticelli. por que se contaban un número considerable de maestros.
otra parte, tampoco está claro que algunos humanistas Así pues, fue posible introducir en las escuelas muchas
entendiesen el apasionado interés que mostraban Brune- de esas ideas e ideales, y se puso de moda entre la no-
lleschi, Donatello y otros artistas por los aspectos forma- bleza y mujeres- discutir las ideas de Platón
les de la arquitectura y de la escultura. Alberti -hombres el retrato de Castiglione en su Cortesa-
(de acuerdo con
fue amigo de Brunelleschi, de Donatello y del pintor-que Ma- .no), coleccionar estatuas clásicas, encargar sus propios
saccio, autor de obras teatrales y diálogos, y de diseños retratos, construir sus residencias en la ciudad o sus vi-
de edificios- fue uno de los pocos hombres que tendie- llas en el campo según el <<antiguo»» estilo.
ron un puente entre esas dos culturas. Incluso Leonardo Este aumento de los adeptos al Renacimiento no fue
da Vinci, a pesar de la diversidad de sus intereses, per- el único avance significativo ocurrido en los siglos xv
maneció en una de las dos orillas [67]. El «hombre uni- y xvr; hubo otros cambios. El relato más conocido de las
versal»>, maestro en todas las cosas, era un ideal del mo- diferentes fases del movimiento es el que nos ha legado
mento, pero resulta difícil encontrar personas que encar_ el historiador y artista Giorgio Vasari, que distinguía tres
nasen ese ideal, incluso en una época en la que la pre- periodos en las artes: el temprano, el medio y el conoci-
sión por la especialización era mucho menor que en la do como <<alto» Renacimiento. Vasari escribió como si
actual. los logros de cada época superasen los de la anterior,
En resumen, el resurgir de la Antigüedad representa- mientras que el objetivo seguía siendo el mismo. Pero a
ba una cosa diferente para cada grupo social. y tampo- eso se podría argüir que los objetivos de los escritores y
co era lo mismo en Florencia que en Roma o en Vene- artistas fueron cambiando gradualmente durante el pe-
cia. Esto se ve claramente si consideramos la historia riodo. Tanto en arquitectura como en literatura, la preo-
del movimiento a lo largo del tiempo. En el siglo xrv, cupación por crear según los antiguos principios dio
vemos un creciente interés por el pasado clásico por par- paso, en muchas ocasiones, al ideal de continuar las <<re-
te de un puñado de entusiastas, especialmente petrarca, glas>» acuñadas en los antiguos ejemplos. Podríamos de-
quien, lejos de ser «uno de los primeros hombres real- cir (exagerando un poco en aras de la claridad), que un
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48 EL RENACIMIENTO

movimiento que en un principio parecía subversivo (por


lo menos a algunos filósofos eruditos) se convirtió, má§
o menos hacia el año 1500, en parte del establishment.
Fue instituiionalizado, rutinizado, incorporado a la tra-
dición, de manera que los historiadores tienen buenos
motivos para describir todo un periodo de la historia
italiana como Renacimiento.
Sin embargo, fuera de Italia, el resurgimiento de la
Antigüedad continuaba siendo una novedad; el movi- 3. EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO
miento no había perdido su capacidad de impactar. Así O LOS USOS DE ITALIA
pues, a partir de ahora dedicaremos nuestra atención a
lo que sucedió fuera de Italia.
A estas alturas debería estar claro que la imitación
de la Antigüedad, rasgo distintivo del Renacimiento, no
fue un proceso simple sino complicado, y como tal se
consideraba en la época. Lo mismo sucede con la imita-
ción de la cultura italiana en otros países, como tratare-
mos de demostrar en este capítulo.
A la hora de tratar este tema, se acostumbra a empe-
zar enumerando las actividades que realizaron en el ex-
tranjero tanto los italianos como los extranjeros que vi-
sitaron Italia; no hay nada que objetar a este procedi-
miento. Sin embargo, hace tiempo que a los estudiosos
no les resulta satisfactorio este enfoque tradicional de la
«difusión)» o «recepción» del Renacimiento allende las
fronteras de Italia, pues subyace en él la errónea consi-
deración de que mientras los italianos eran activos, crea-
tivos e innovadores, el resto de F.uropa era pasivo, un
mero receptor de «influencia>> o, para usar una metáfo-
ra cara a los historiadores, un eterno «deudor» de Italia.
Por un lado, la posición del resto de Italia con rela-
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50 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 5l

ción a la Toscana, y concretamente a Florencia, no dife_


adquirir, adecuándolo a nuestras necesidades. Llegados
ría en nada a la de otros países europeos. El nuevo esti- punto, cabría preguntarse qué representó la moda
u
lo arquitectónico, por ejemplo, no apareció en Venecia "rt.
italiana para los artistas, escritores y eruditos de otras
zonas de Europa, en los siglos xv y xvl, desviando la
hasta transcurrido un cierto tiempo, y su aceptación re-
quirió que se efectuasen algunas modificaciones. por atención de lo que podríamos llamar <<oferta>> a la <<de-
otra parte, tampoco es cierto que Italia fuese la única manda>>, y estudiando no tanto 1o que fue asimilado
(ni
sede de las innóvaciones culturales. No fue en la Tosca- por quién), sino el proceso mediante el cual se produjo
na, sino en la c'orte papal de Aviñón, donde petrarca esta absorción, recreación, domesticación y transforma-
vivió algunas de sus experiencias más importantes, tra- ción. En otras palabras, esta versión de la <<recepción>>
bó algunas de las amistades más significativas y escribió deI Renacimiento fuera de Italia (para utilizar el térmi-
alguno de sus más'famosos poemas [721. Fue Holanda no tradicional) intentará tener en cuenta 1o que se ha
la cuna de la nueva técnica de pintura al óleo, desarro- dado en llamar <<teoría de la recepción>>, es decir, la ini-
llada a principios del siglo xv por Jan van Eyck y Roger ciativa de algunos estudiosos de !a literatura de sustituir
van de Weyden, entre otros, técnica que dejó sentir su la idea de la mera <<influencia>> por la noción más sutil
influencia en Italia, donde eran muy apreciadas las obras de un proceso de adaptación creativa. Así, al analizar la
de los maestros flamencos. En música, incruso los italia- labor de los italianos en el extranjero, debemos pregun-
nos reconocían la preeminencia de Holanda: tal como tarnos no sólo por qué razones se encontraban allí, en
escribió un autor italiano, el Donatello de ra música era qué época, y con qué propósito, sino también de qué
Ockeghem, y el Miguel Ángel, Josquin des prés [54]. Es .1ur. de recepción (en una nueva acepción del término)
cierto que a algunos grandes artistas, como Holbein y fueron objeto.
f)urero, Erasmo y Montaigne, Shakespeare y Cervantes, Parece ser que la salida al extranjero de los humanis-
les inspiraban los modelos italianos, pero no sólo éstos tas y artistas italianos se produjo en dos oleadas diferen-
y, err cualquier caso, la suya no era una relación de es- tes. Los humanistas fi¡eron los primeros en marchar, y
clavitud. En resumidas cuentas, en nuestra opinión la pese a que Petrarca visitó los Países Bajos y París ya en
concepción tradicional de la recepción del Renacimien- el siglo xrv, la verdadera fuga de cerebros humanistas
to está desenfocada, pero ¿que alternativa podemos acaeció entre 1430 y 1520, aunque el momento álgido de
ofrecer? la emigráción fue a finales del siglo xv. Los eruditos ita-
Tanto historiadores como críticos literarios se han de- lianos fueron a Francia, Hungr'ía, Inglaterra, España'
dicado recientemente a socavar la dicotomía entre ((pro- Polonia y Portugal, aunque sólo una minoría de ellos
ducción» y «consumo>> cultural, señalando la manera en pertenecía a la elite. De hecho, a veces sospecho que
que todos nosotros modificamos aquello que vamos a algunos emigraron porque no eran capaces de lograr una
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52 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 53

buena posición en su país.- Por lo que se refiere a los religiosos son bien conocidos. Lelio y Fausto Sozzini,
artistas, colectivo de bastante más categoría, la mayoría por ejemplo, eran dos eruditos sieneses que, a mediados
de ellos salieron al extranjero aproximadamente una ge- del siglo xvr, consideraron prudente alejarse de Italia
neración más tarde que los humanistas, pór lo que en su para escapar de la Inquisición, pues no creían en la doc-
caso el momento de mayor apogeo de la emigración se ¿rina de la Trinidad (de ahí que el rechazo de esa doctri-
sitúa a principios del siglo xvl. Como sucede en el caso na recibiera el nombre de <<socinianismo>>). Tanto los
de los humanistás, también es en Francia donde pode- Sozzini como otros exiliados, como Pietro Martire Ver-
mos encontrar el grupo más nutrido de artistas, entre migli, que encontró refugio en Oxford, pertenecían tan-
los que se hallaban los pintores Rosso y Primaticcio, el to ala categoría de humanistas italianos en el extranjero
joyero Benvenuto Cellini, el arquitecto Sebastiano Ser- como a la de herejes. También se dieron casos de exilia-
lio, y Leonardo da Vinci, todos ellos invitados por Fran- dos por razones personales. Giorgio Vasari, que rara-
cisco I, uno de los grandes mecenas del Renacimiento mente perdía la oportunidad de contar anécdotas, nos
del norte [38]. informa que el escultor flolentino Pietro Torrigiani tuvo
¿Qué les impulsó a abandonar Italia? En nuestros que abandonar la ciudad después de una pelea en la que
días, la decisión de viajar o incluso de trabajar en el le rompió La rrariz a Miguel Ángel. De no haber sido por
extranjero se puede tomar con cierta alegría, pero en esa reyerta, tal vez la capilla de Enrique VII en West-
aquella época las dificultades y peligros de los viajes, así minster no tendría su bella tumba renaceritista. En la
como el dolor del exilio, hacían que en muchos casos historia del Renacimiento, como en la historia en gene-
esta decisión no resultase tan sencilla. Algunos artistas y ral, nunca se debe olvidar la importancia de unos hechos
humanistas partieron de Italia por razones que poco te- cuyas consecuencias son imprevisibles.
nían que ver con el Renacimiento. Algunos de ellos de- Son sin duda estas consecuencias imprevistas las que
sempeñaron tareas diplomáticas, como Enea Silvio Pic- revisten de interés histórico las visitas. Así, por ejemplo,
colomini (más tarde Pío II) en Europa central, o Baldas- consecuencias como las enseñanzas formales e informa-
sare Castiglione, que terminó sus días como nuncio pa- les impartidas por los visitantes acerca de griego, retóri-
pal en España. Otros conocieron el exilio por razones ca, poética, escultura, o simplemente el aliento para rom-
políticas o de otro tipo. Por ejemplo, Filippo «Callima- per con la tradición local. Durante un encuentro casual
co» (apoderado así en honor de un antiguo erudito y que tuvo lugar en Granada el af,o 7526, Andrea Nava-
poeta griego), personaje que contribuyó en gran manera gero, embajador de Venecia en Fspaña y conocido poe-
al desarrollo del humanismo en Polonia, tuvo que aban- ta, persuadió al catalán Juan Boscán para que escribiese
donar Italia precipitadamente a causa del fracaso de una sus poemas a la manera italiana.
conspiración en la que estaba involucrado. Los exilios Las consecuencias culturales de esas visitas no siem-
FET-
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54 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 55

pre eran involuntarias, sino.que algunos italianos mar- -


de cuentas, Pedro Mártir era un retórico profesional,
charon al extranjero al ser invitados por mecenas reales que había vivido una experiencia que consideró digna de
como Francisco I, o por aristócratas locales con intere- referir a su patrón. Una multitud similar, entre la que se
ses artísticos o literarios, como Jan Zamojski, canciller contaban tanto público en general como estudiantes y
de Polonia a finales del siglo xvr, quien contrató a un profesores, acudió a escuchar la conferencia que sobre
arquitecto italiano para que proyectase su nueva ciudad, el poeta latino Ausonio pronunció Girolamo Aleandro
de nombre Zamo'§é en honor de su fundador [37]. Los en París, en el año l5ll. Parece ser que otros humanis-
propios mecenas eran en ocasiones italianos que vivían tas italianos fueron objeto de cálidas'acogidas en el ex-
en el extranjero, en colonias de comerciantes, en ciuda- tranjero, si es que merece la pena que nos detengamos
des como Brujas o Lyon. También algunas princesas ita- un momento en sus carreras itinerantes. Girolamo Bal-
lianas fueron intermediarias culturales, con los claros bo empezó como maestro en París, de donde pasó a Ho-
ejemplos de Beatriz de Aragón, esposa de Matías de landa, Alemania y Bohemia, mientras que Jacopo Publi-
Hungría, Bona Sforza, de Milán, eu€ desposó con el cio desarrolló su actividad en Alemania y Suiza antes de
rey Segismundo I de Polonia, y la florentina Catalina asentarse en Portugal. Todos ellos, figuras comparativa-
de Médicis, esposa y viuda de Enrique II de Francia. mente menores que jamás habían alcanzado relevancia
Incluso los soldados se sintieron interesados por el me- en Italia, tuvieron la oportunidad de convertirse en per-
cenazgo artístico: el pintor Masolino fue invitado a Hun- sonajes importantes en el extranjero, como Antonio Bon-
gría por el toscano Pippo Spano, capitán mercenario. fini, que fue maestro de escuela en la pequeña localidad
¿Cuáles fueron las respuestas locales a esos emigran- de Recanati antes de convertirse en historiador en la cor-
tes italianos, a sus ideas y a su arte? Algunos de ellos te de Matías de Hungría. En aquella época de finales
recibieron una bienvenida extremadamente calurosa. El del siglo xv, había una gran demanda de humanistas ita-
humanista lombardo Pedro Mártir de Anglería, por lianos, acentuada por el interés que existía en diversas
ejemplo, nos ha dejado un famoso relato de su visita a localidades por la literatura y las enseñanzas clásicas y
la Universidad de Salamanca, que tuvo lugar en l4gg, la inexistencia de humanistas autóctonos que pudieran
durante la cual pronunció una conferencia sobre el poe- satisfacer ese interés. Unos años más tarde, cuando una
ta Juvenal. La audiencia era tan numerosa que no pudo nueva generación hubo recibido formación humanística,
llegar a la sala hasta que el bedel, con la ayuda de su ya fue posible prescindir de los expatriados.
bastón, pudo despejar el pasillo, y una vez que hubo Una muestra del interés que despertó en muchos lu-
dictado su conferencia, se alzó con un gran triunfo gares de Europa la cultura del Renacimiento es el tráfi-
dice- como un vencedor -nos
en los Juegos Olímpicos. eui- co en dirección contraria. Por supuesto, no todos los que
zá su entusiasmo era un poco exagerado, ya que, a fin visitaban Italia lo hacían por las mismas razones; no to-
56 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 57

dos iban para entrevistarse con eruditos, para contem- su país. Dos de los científicos o filósofos naturales más
plar pinturas o para ver las ruinas de la antigua Romal conocidos del siglo xvl son probablemente Copérnico y
Como ya sucedía en la Edad Media, diplomáticos, cléri- Vesalio. Copérnico, procedente de Polonia, estudió grie-
gos, soldados, comerciantes y peregrinos encaminaban go, matemáticas y astroriomía en las universidades de
sus pasos hacia Italia. El grupo más numeroso de entre Bolonia, Padua y Ferrara a finales del siglo xvl, y esos
los visitantes interesados por la cultura itariana era el estudios dejaron Civersas huellas en su obra capital, De
de los estudiante§, que se dirigían concretamente a dos las revoluciones de los orbes celestes (1543), en la que
universidades, Padua y Bolonia, a estudiar dos materias: afirmaba que el Sol está en el centro del universo [3].
derecho y medicina. Éstas no formaban parte de los s/z- Vesalio, que procedía de Flandes, fue a Padua a estudiar
dia humanitotis, y aunque la influencia del humanismo medicina, y también anatomía, de la que trata su obra
los transformó gradualmente, no podemos afirmar que De humani corporis fabrica, publicada asimismo en
todos los profesores (ni tampoco los padres de los alum- 1543. Sir Thomas Hoby, gentleman inglés de Hereford'
nos, que eran los que pagaban los estudios), aprobasen shire conocido por su versión de El cortesano de Casti-
esas innovaciones que hacían que Italia se asociase con glione, es otro claro ejemplo de erudito y escritor que
la novedad. visita Italia impelido por el interés de las nuevas ense-
A pesar de esas reservas es posible dar noticia de al- ñanzas. El diario de Hoby revela que estuvo en Padua
gunas visitas a Italia cuyo testimonio documental mues- en 1548 para estudiar italiano y <<humanitie>>, aunque
tra que se realizaron por lo que podríamos llamar bue- también asistió a conferencias sobre lógica y derecho ro-
nas razones renacentistas. Algunos artistas fueron a Ita- mano. El holandés Justo Lipsio, uno de los grandes eru-
Iia para estudiar el nuevo estilo pictórico, o los restos de ditos de la segunda mitad del siglo xvI, fue a Roma en
la escultura o la arquitectura clásicas. Alberto Durero, 1567 con el séquito de su mecenas, el cardenal Granve-
por ejemplo, estuvo en Venecia en 1505-1506, y allí se la, con la intención de trabar conocimiento con eruditos
reunió con Giovanni Bellini (a quien describió como <<el clásicos, como Carlo Sigonio, y de" estudiar de primera
mejor de los pintores>>) y con otros artistas [65J. El ho- mano el mundo antiguo 1461. El historiador francés
Iandés Jan van Scorel estuvo en Italia en la década de Jacques-Auguste de Thou dejó constancia en su autobio-
1520, y su pupilo Maarten van Heemskerck visitó Roma grafía de su pasión por ver Italia, a donde llegó en 1573.
en la de 1530; allí conoció a Vasari y realizó bocetos de Thou adquirió textos griegos en Venecia, en Mantua vi-
edificios antiguos y modernos. En esa época estuvo tam- sitó la colección pictórica reunida por Isabel de Este, y
bién en Roma el arquitecto francés philibert de l,Orme. conoció también a Vasari y a Sigonio. Unos años más
Los eruditos e intelectuales fueron a Italia para co- tarde, en 1580-1581, le llegó a Montaigne el turno de
nocer textos y métodos a los que no podían acceder en visitar Italia, donde admiró las ruinas de la antigua Roma
58 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 59

y consultó Ios manuscritos elásicos de la Biblioteca Va- dos, de Sebastiano Serlio de Bolonia (un discípulo de
ticana. Bramante que se trasladó a Francia en la década de
Sin embargo, en muchos otros casos lo importante 1540), etcétera. El desarrollo de la imprenta a finales
fueron de nuevo las consecuencias inesperadas, el descu- del siglo xv tuvo importantes consecuencias para el mo-
brimiento de la Antigüedad o del Renacimiento por per- vimiento renacentista, como trataré de mostrar en este
sonas que no iban en su busca. Por ejemplo, el noble mismo capítulo.
alemán Ulrich voh Hutten fue a Italia a estudiar dere- En algunos aspectos resulta más fácil de analizar la
cho, pero durante su estancia allí descubrió el atractivo acogida a los libros (especialmente a las traducciones)
de la literatura clásica, en especial de Ios diálogos satíri- que las relaciones personales, más escurridizas, sobre
cos de Luciano, que le sirvieron como modelo cuando las que tanto se ha hablado. Es posible descubrir cuán-
se vio envuelto en las polémicas de la Reforma. Sir Tho- tos textos se tradujeron, cuáles fueron seleccionados, qué
mas Wyatt descubrió la poesía italiana mientras se halla- tipo de personas los traducían y, 1o más importante, es
ba en misión diplomática (como Ie ocurrió a Geoffrey posible cuantificar la popularidad de algunos textos de-
chaucer mucho tiempo atrás en circunstancias similares), terminados, y estudiar detalladamente los cambios que
y el ejemplo de Petrarca inspiró sus propios poemas. efectuaron los traductores. Cuanto menos fiable es una
Garcilaso de Ia Vega, contemporáneo español de Wyatt, traducción, más valioso es el testimonio que'ofrecen del
conoció a los poetas I,uigi Tansillo y Bernardo Tasso proceso mediante el cual los textos italianos (y en algu-
(padre del más famoso Torcuato Tasso) en Nápoles, don- nos casos, también las imágenes), fueron adaptados a
de había sido desterrado a causa de una pequeña ofen- las necesidades de los autores extranjeros. La acogida
sa. Como le sucedió a su amigo Boscán tras su encuen- del Renacimiento, o de cualquier sistema de valores aje-
tro con Navagero, Garcilaso escribió a la manera italia- no, está necesariamente vinculada a la percepción que se
na tras su estancia en Nápoles. tiene de éste, y por supuesto esta percepción está condi-
Por supuesto, las idas y venidas de individuos no cionada por esquemas. En el siglo xvt, Italia era para
constituyen toda la historia de la difusión del Renaci- los extranjeros un país exótico, lo opuesto a la cultura
miento, sino que también cuenta la circulación de pintu- propia. Las traducciones ayudan a documentar este pro-
ras y estatuas, como las obras de arte que encargó a ceso de domesticación de este forastero, tan peligrosa-
Florencia Francisco I de Francia, uno de los grandes me- mente atractivo o atractivamente peligroso. La Itaüa que
cenas del Renacimiento [38]. Y cuenta también la circu- los no italianos imitaban era hasta cierto punto una crea-
lación de libros, los textos originales y las traducciones ción suya, hecha a la medida de sus necesidades y de-
de los poemas de Petrarca, de las obras políticas de Ma- seos, como lo era ta Antigüedad que tanto ellos como
quiavelo, de un tratado sobre arquitectura, con graba- los italianos aspiraban a imitar.
60 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 61

Dos ejemplos pueden ilustrar este proceso general. mente de bricologe, es decir, de la incorporación de nue-
El primero es la acogida a la arquitectura italiana en él vos elementos italianos a las estructuras locales tradicio-
extranjero, y el segundo, aún más explícito, las reaccio- nales, especialmente en las primeras fases de la recep-
nes que suscitó en el exterior El cortesano de Castiglio- ción. Por ejemplo, en la Francia de principios del si-
ne. Por lo que respecta a la arquitectura, parece ser es- glo xvr, resultaba más atractiva la decoración italiana
pecialmente relevante el tema de «los usos de ltalia», ya que los tipos de planta italianos, como podemos com-
que ésta es funcional y decorativa, porque obviamente probar en el caso del castillo de Chambord, que hizo
precisa adaptarse al entorno local y, finalmente, porque -construir Francisco I. Sus torres circulares son obvia-
i
es un arte colectivo en el que desempeñan un papel tan_
t;
mente tradicionales, y sólo los detalles arquitectónicos
to los artesanos como los arquitectos. sin embargo, exis- eran claramente nuevos. Se utilizó piedra local, por ser
tían algunos obstáculos para que la difusión en el extran- más barata y también (como señaló Philibert de l'Orme),
jero de los diseños realizados en Italia se produjese de más adecuada a las condiciones climáticas [35]. En cual-
una manera'fluida, a pesar de la existencia de libros-mo- quier caso, el material utilizado afecta necesariamente a
delo como el tratado de Serlio que ya hemos menciona- la forma, de manera que la arquitectura renacentista ita-
do o los Cuatro libros sobre orquitectura de Andrea pa- liana sufrió un proceso gradual de aclimatación.
lladio (1570), libros que fueron editados en varios idio- También en Inglaterra la imitación de Serlio por el
mas europeos y que estaban al alcance de los arquitec_ isabelino Robert Smythson, o de Palladio por Iñigo Jo-
tos, y lo que es igualmente importante en una época en nes, comportó modificaciones por razones prácticas y
la que aún los maestros artesanos eran todavía los res- porque los arquitectos locales expresaban sus propias
ponsables de la mayoría de los edificios de sus mecenas. ideas. Pero estas modificaciones no siempre llegaron muy
Incluso en la propia Italia las características locales pro- lejos, y han menudeado las observaciones cáusticas acer-
piciaron variaciones regionales, de manera que la arqui- ca de las corrientes de aire que se producían en los pór-
tectura renacentista lombarda o veneciana era diferente ticos de las casas de campo inglesas que siguieron unos
en varios aspectos a la de la Toscana, y estas diferencias diseños clásicos creados para un clima mediterráneo. Sin
regionales fueron en cierto sentido <<exportadas>>. Los embargo, sir Henry Wotton, en sus Elementos de arqui-
húngaros imitaron a los toscanos, pero la arquitectura tectura (1624), es plenamente consciente del problema
francesa se inclinó a seguir el modelo lombardo, y la de las corrientes de aire y de la importancia de detalles
arquitectura alemana el veneciano. como las chimeneas y la inclinación de los tejados, mu-
se considera que la arquitectura renacentista italiana cho más importantes en Inglaterra que en Italia.
no se difundió en su <<configuración total>>, sino de una Esto no significa que los diseños italianos fuesen mo-
manera fragmentaria [34]. podemos hablar razonable- dificados únicamente por razones utilitarias; afirmar tal
EL RENACIMIENTO EN EL
EXTRANJERo 63
62 EL RENACIMIENTO

rji,:H,;i"J:ilI

#
qu e precisa-
ffitjlff:11,1,::: :
por diversas razones, algunas claramer.,rj,:: produjeron
otras no tanto. En algunos casos, r".-li"l'jiencionales y
modelos iratianos fueron el resultáJ;";':t:ticias de los
v'rplear artesa-
nos locales, que poseían sus pro
no eran capaces ó estaban poco riJli.lli*ones' v que
qué era lo que se esperaba exactam."i"*Ilt"l.a entender
--v t¡§ ellos' Cham-
bord, por ejemplo, fue diseñad< acef:" r^ ¡.a^-+:^r: -
un arquitecto iraliano, Dome"r.i f;:Trancisco I por u'41'l;iltl:1:::,j:El:'"'"l:::11l.ffi ,;'ffi
construido por albañiles franceses. L"-:::^:nu, pero fue tl
3T::';.1 ::f#fr :1' XJ:T::',* ::vqs1 lil},l,Ti'::
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construcción fueron artesanos locale. la
e¡emplo par-
ticularmente claro de los conflictos ;;:,':
lnterpenetra-
ción entre las tradiciones locales v rá.lr.1L
es el de la arquitectura renacentisa. ."'Hltlos italianos
al menos en el sur, las tradicioner
estaban aún muy arraigadas. "*ril:r::1rlir13j;
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"*¿ ;h"
A veces era el propio mecenas (gue se-,,¡^ ,
de cerca), quien solicitaba modificacio"".-il'l las-cosas
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La propia cortegia-
italianos, más por razones simbólica, l^"
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ciones prácticas. A finales del siglo ;:"j":_tonsi{era- ":f:'::i"j*:T
de Rusia pidió al itatiano aristotiie iil:":,'^:i: Iván III
yectase la catedral de San Miguel, .";;11tr.que pro-
indicándole que siguiese Ios planos o. r, vqteQrEII pero
dimir, construida en el siglo xrr. L ")]mlrn_, de Vla-
ambivalente
d,et zar hacia occidenre es un ."rJ:i:::':
ción bastante frecuente con respecto u i" "^.1,1 una. reac-

::,ltJ,',"":*:-:::#'::"1i'f :*;l:":,iliil'ii'fr ffi


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64 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 65

ausencia de equivalentes en inglés para los conceptos cla- tre las dos culturas, y esto es un testimonio útil de los
ve de castiglione sugiere que la difusión de sus ideas no obstáculos sociales (no inferiores a los lingüísticos o cti-
fue fluida, a pesar del hecho de que la corte como insti- máticos) que existían para que la difusión de los valores
tución era al§o familiar en Inglaterra, Francia, España italianos en el extranjero se realizase con fluidez.
y en todas partes. También cumplen esta función testimonial los ata-
Algo semejante sucede con las traducciones francesas ques provenientes del exterior dirigidos a Castiglione o a
y castellanas, y todavía resulta más reveladora, por ser los jóvenes que aspiraban a comportarse como los per-
aún más posterior al original, la versión polac á d, nt sonajes de su obra. Estos ataques expresaban uná reac-
cortesano, el Dworzanin polski, publicada en 1566 por ción antiitaliana, una hostilidad a lo que uno está tenta-
Lukasz Górnicki, que es más una trasposición que una do de denominar imperialismo cultural italiano, disfra-
traducción. El escenario de los hechos está desprazad,o zados como una defensa de la sinceridad. El poeta inglés
de la corte de urbino en l50g a la de cracovia en 1550, John Marston, por ejemplo, satirizó al «absoluto Casti-
y los personajes están tomados de entre los nobles pora- glio» y a sus ((ceremoniosos cumplidos>>. En Francia,
cos; no aparecen mujeres, ya que fueron eliminadas so
Castiglione fue asociado con el disimulo y con la
pretexto de que, en Polonia, no eran suficientemente cul-
<<corrupción>> de la lengua francesa con expresiones ita-
tas para tomar parte en conversaciones de ese estilo. Gór-
lianas, proceso que irritó a los críticos que acuñaron tér-
nicki afirma también que prescindió de la discusión so- minos nuevos como «italianización»>. También Maquia-
bre las artes de la pintura y de la escultura <(porque no velo recibió ataques similares, su nombre fue asociado
son temas conocidos en polonia». Las controversias con el fingimiento y, por añadidura, considerado sospe-
acerca de la manera más adecuada de hablar y de escri-
choso de «ateísmo>); como expone el personaje de <<Ma-
bir en italiano fueron traducidas como comparaciones chiavel»> en el prólogo de El judío de Molto, de Chris-
entre las diferentes lenguas eslavas.
topher Marlowe (hacia 1591):
En el sentido estricto del términ o, el Dworzonin pols_
ki es una traducción poco fidedigna. Sin embargo, da_ Para mí la religión no es más que un juguete pueril
dos los criterios sobre imitación que aparecen en el pro- y aferrarse a ella no es pecado, sino ignorancia.
pio cortesano
-la idea de que si imitamos a los anti-
guos en realidad no los imitamos, puesto que ellos
no Esta reacción hostit a Maquiavelo, a Castigtione y a otros
imitaban a nadie-, se podría aducir que Górnicki fue escritores no era puramente antiitaliana; eratambién an-
un traductor más fidedigno que Hoby, precisamente por_ ticatólica o, por decirlo en el lenguaje de la época, <<an-
que lo era menos. Que eliminase de escena a las tipapista»>. La Reforma fue otro obstáculo a una fácil
mujeres
no fue algo arbitrario, sino que expresaba el abismo en_ difusión del Renacimiento italiano en el extranjero.
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v.

EL RENACIMIENTO ;
, EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 67
66

Existe la opinión generalizada que una de las mayo-


la crítica textual y a la traducción de la Biblia (utilizan-
do la versión griega original del Nuevo Testamento), y
res diferencias entre e[ Renacimiento al norte de los A1-
se ocupó de editar la obra de algunos padres de la Igle-
pes y el movimiento en Italia fue el auge del <<humanis-
sia, como Jerónimo y Orígenes. En algunos de sus pro-
mo cristiano», asociado concretamente a la figura de
pios escritos trató, como hicieron ellos, de armonizar
Erasmo. Esta opinión se basa en la presunción -a mi
las ideas cristianas con las clásicas. En un diálogo, El
entender errónea, como ya he señalado en el capítu-
banquete piadoso (1522), un orador dice que Cicerón
lo 2-, de que-Italia estaba plagada de hurnanistas <<pa-
está «inspirado por la divinidad>>, mientras que otro alu-
ganos>», a los que se contraponían los humanistas del
de a los sentimientos cristianos de Sócrates, lo que lleva
norte. Los líderes del movimiento italiano estaban tan
preocupados por la divinidad como por las humanida-
a un tercero a declarar que él «difícilmente puede ayu-
dar>>, al tiempo que exclama: «¡San Sócrates, ruega por
á.r, y realizaron un concienzudo esfuerzo para armoni-
nosotros!». Sin embargo, la tensión subsistía, como re-
zar su devoción por la Antigüedad con su cristianismo,
vela un diálogo aún más famoso de Erasmo, el Cicero-
tal como habían hecho algunos padres de la Iglesia. Así
nianus (1528), cuyo título evoca el sueño culpable de Je-
pues, podemos decir razonablemente que los humanistas
rónimo. El protagonista del diátogo, un tal Nosoponus,
ituliuror eran fieles a dos antigüedades: la de los padres
desea escribir en latín como Cicerón. Otro orador obje-
de la Iglesia y la de los clásicos [30]. Al norte de los
Alpes, el movimiento.humanista estaba aún más com-
ta que eso es imposible sin resucitar la Roma de Cice-
prometido con los estudios sagrados [39; 60, cap' 14]' rón, subrayando así la paradoja de la imitación (si imi-
tamos a los antiguos en un mundo diferente, en realidad
Y esto no significa que los del norte fuesen mejores cris-
no los estamos imitando) e ilustrando el sentido renacen-
tianos; la diferencia era en parte resultado de la deseme-
janza de la base institucional del movimiento (más estre- tista del pasado, la nueva sensibilidad ante los anacro-
nismos [49]. Pero el tema principal del diálogo es que
chamente vinculada con universidades e incluso monas-
Cicerón no debe ser imitado, y& que era un pagano. Otro
terios que en el caso de Italia), y en parte consecuencia
personaje critica la epopeya en latín sobre la Natividad
del momento cronológico, que coincidió con el movi-
escrita por el poeta italiano Jacopo Sannazaro, conside-
miento para la Reforma de la Iglesia, antes y después de
rando que el autor hubiese debido tratar este tema sagra-
Martín Lutero.
do de una manera rnenos clásica, menos virgiliana, y sc
Por supuesto, el modelo de humanista del norte es
cuenta la historia de un sermón pronunciado en presen-
Erasmo, que vivió aproximadamente del 1466 al 1536
cia de Julio II, en el que se cornparaba a este papa con
tl6l. Desdi luego Erasmo estaba interesado en los clási- el dios pagano Júpiter. La idea del humanista italiano
p.ro hacia los treinta años se decantó más hacia los
"or, pagano si remonta por lo menos hasta Erasmo y, como
estudios cristianos. Dedicó buena parte de su tiempo a
68 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 69

es habitual, está basada en el equívoco y en la desinfor- nuevas circunstancias. Cuando se define al humanismo,
mación. No hace mucho se han realizado investigacione§ como es costumbre hacer, en términos de la «dignidad
de las prédicas dadas en la capilla papal,- y no se ha del hombre», Lutero aparece como un antihumanista
logrado encontrar el sermón al que Erasmo ponía ob- porque é1, al contrario que Erasmo, no creía en el libre
jeciones. albedrío. Pero Lutero no era un enemigo del humanismo
A comienzos del siglo xvr produjo el momento ál-
se por lo que respecta alos studia humanitatis; élmismo ha-
gido de la interacción entre el movimiento humanista y bía recibido una educación clásica y no se oponía a que
los estudios religiosos. En 1508 se fundó un colegio tri- los eruditos recuperasen la antigua sabiduría, pues creía
lingüe en Alcalá, en Espafla, para estudiar las tres len- que Dios la había inspirado como preparación a la Re-
guas de la Biblia: hebreo, griego y latín [43]. El huma- forma de la Iglesia, y apoyó a Philip Melanchthon en
nista español Juan Luis Vives editó obras de san Agus- sus esfuerzos para dotar a la Universidad de Wittenberg
tín y recomendó el estudio en las escuelas de los cristia- de un programa de estudios humanista.
nos primitivos con preferencia al de los escritore§ paga- Zwinglio estiivo más próximo a los humanistas que
nos. En Francia, el teólogo Jacques Lefevre d'Étaples Lutero, y creía que algunos de los paganos virtuosos,
aprendió griego para estudiar el Nuevo Testamento y a como Sócrates, se habían salvado. Calvino era más am-
los escritores neoplatónicos en su lengua original. En bivalente; recelaba de aquello que él llamaba les scien-
Alemania, el gran erudito hebreo Johan Reuchlin perte- cies humoines
-.es decir, las humanidades-
por consi-
neció a un grupo de humanistas con intereses teológicos. derarlas vanas curiosidades. Sin embargo, en su juven-
En Londres, el amigo de Erasmo John Colet incluyó en tud las había estudiado, editó un texto del filósofo ro-
el programa de estudios de su nueva escuela en St. Paul mano Séneca, y ni siquiera en su madur ez rechazó a Ci-
el estudio de algunos de los primeros autores cristianos, cerón o a Platón.
como Lactancio y el poeta Juvenco [60, cap. l5]. En También en la Europa católica la asociación entre
Cambridge, John Cheke, profesor de griego, tradujo al los estudios religiosos y el movimiento humanista sobre-
gran predicador Juan.. Crisóstomo, obispo de Constanti- vivió a la Reforma, e incluso al Concilio de Trento, pese
nopla, así como al antiguo trágico griego Eurípides. a la gran derrota que sufrieron en él los humanistas a
La asociación entre humanismo y teología llegó a su principios de la década de 1560, en sus intentos de sus-
cenit en las dos primeras décadas del siglo xvI, antes de tituir la vulgata, o versión latina oficial de la Biblia, por
la excomunión de Lutero y de su conflicto con Erasmo, una nueva traducción de los originales griego y hebreo.
aunque no desapareció tras esos hechos. Todo lo que Otra-derrota para los humanistas fue que el Índice de
es.tamos tratando sería mejor describirlo como la adap- libros prohibidos, que se oficializó en el Concilio de
tación de las ideas y de las habilidades humanistas a las Trento, incluyese algunas de las obras de Erasmo. Por
70 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 7l

otra parte, el Índice eximía a la literatura clásica, que ;i.balleros medievales: la destreza en el arte de la guerra,
'.:-'! r rf --^^: t^) -- l^ ^^-+^^!^ f ^ ^^*L;-^^iÁ- ¡la
de In on
lo an-
continuó siendo parte importante del programa de estu- l ia caballerosidad y la cortesía. La combinación
dios de las escuelas católicas, especialmente en las de los tiguo y lo moderno es particularmente chocante en los
jesuitas. Aunque se afirmara que los jesuitas apoyaron torneos que se celebraban cuando los monarcas accedían
las letras pero no así el espíritu de los humanistas, esta al üono en la época de la reina Isabel: torneos en los
interpretación depende sobremanera de la desacreditada gue los caballeros, Sidney entre ellos, adornaban su§
opinión según lá cual los <<verdaderos»> humanistas eran atuendos y su§ monturas con motivos renacentistas, pero
esencialmente paganos o mundanos. La adaptación que combatían al estilo bajomedieval, representando así el
los jesuitas hicieron de la tradición clásica a las necesi- humanismo caballeresco que encuentra su expresión lite-
dades de los jóvenes católicos del siglo xvr difería en al- raria en La reina de las hqdas Í407.
gunos detalles, pero no en lo fundamental, de los prime- Tpdos estos ejemplos inducen a generalizar que el mo-
ros intentogx realizados por Erasmo y Colet. E incluso vimiento humanista (como muchos otros intentos de re-
no difería demasiado de los curripulo elaborados por los forma o renovación), a medida que alcanzaba más éxito
primeros maestros humanistas, como Vittorino da Feltre se convertía en algo menos radical y característico. La
o Guarino da Verona. La diferencia principal entre es- historia del pensamiento político podría confirmar esta
tos maestros humanistas y los profesores jesuitas estri- conclusión. Et movimiento humanista creció en el entor-
baba en que el primer grupo rechazaba la filosofía me- no de las ciudades-estado del norte y centro de Italia,
dieval, mientras que el segundo la aceptaba [60, cap. l6]. modelándolas y siendo a su vez modelado por ellas. Así,
Así como parte del clero intentaba combinar las técnicas un estudioso ha argumentado que fue durante el trans-
del humanismo con las de la filosofía medieval, encon- curso de la <<lucha por la libertad>> que mantuvieron los
tramos nobles que pretendían fundir el humanismo con florentinos contra el duque de Milán, allá por el año
los valores y actitudes de la aristocracia militar, de ma- 1400, cuando los ciudadanos se abrieron a los valores
nera que los historiadores han tenido que inventar tér- específicamente renacentistas que expresaba su canci-
minos híbridos como «caballería ilustrada>> o <<humanis- ller, el humanista Leonardo Bruni, o empezaron a ser
mo caballeresco>> para describir tal combinación, fuese conscientes de ellos 125; cf .26,421- El Estado más estre'
en las cortes del norte de Italia (como la Ferrara de Arios- chamente vinculado con el humanismo, Florencia, con:
to), en la Borgoña del siglo xv, o en la Inglaterra de los tinuó siendo, al menos formalmente, una repúb
Tudor 1441. El conde Baldassare Castiglione, autor de ta el año 1530, si bien los escritos de Maquiavelo
El cortesano, y sir Philip Sidney, predicaron y practica- ciardini dejan entrever que la antigua confianza
ron no sólo los núevos valores asociados con el Renaci- razón y en el hombre quedó hecha añicos cuando
rniento, sino también las virtudes tradicionales de los ca- florentinos fueron incapaces de resistir a las
72 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 73

Carlos VIII de Francia, que invadió Italia en 1494 1291. interesados por el humanismo o las artes, o que gober-
En Florencia y en otras repúblicas, especialmente en Ve_ naban de una manera diferente (tal vez acorde con los
necia y Génova (que conservaron esta forma de gobier_ cambios culturales de la época), o sencillamente, en una
no hasta finales del siglo xvlrr), no fue difícil para la acepción menos concreta, que vivían en el periodo que
clase gobernante, ni para los humanistas asociados a ella,
nosotros conocemos como Renacimento. Los tres gober-
la identificación con los hombres que habían gobernado nantes que hemos citado estaban interesados por los nue-
las antiguas repúblicas de Atenas y de Roma, y especial- vos movimientos artísticos: Carlos encargó pinturas a
mente con Cicerón, quien combinaba los papeles de po- Tinano, Enrique VIII empleó a Holbein, y Francisco I,
lítico, orador y filósofo. Este republicanismo humanis- como ya hemos visto, llamó a su corte a artistas italia-
ta, o <<humanismo civil», como se le suele llamar, tuvo nos que realizaron las soberbias construcciones de Cham-
un cierto predicamento en algunas de las ciudades libres bord y Fontainebleau. El mecenazgo real de eruditos, y
de Alemania y Suiza, como sucedió en la Basilea del especialmente la fundación de los <<lectores reales»> de
siglo xvr, o en Nuremberg, entre cuyos concejales se en- griego y de hebreo, fueron hechos cruciales para el esta-
contraba Wilibald Pirckheimer, amigo de Durero y tra- blecimiento del humanismo en Francia [38]. Por otra
ductor de clásicos griegos como Plutarco y Luciano. parte,los historiadores se muestran cada vez más escép-
Erasmo, que procedía de Rotterdam, una de las ciuda- ticos con la afirmación tradicional de que esos monarcas
des holandesas hasta cierto punto independientes, era gobernaban de una manera diferente, <<renacentista>», y
partidario de las repúblicas y con frecuencia crítico con se inclinan a señalar la pervivencia de las antiguas tradi-
los príncipes, a quienes comparó una vez con las águi- ciones medievales de la administración.
las, aves codiciosas, rapaces y sanguinarias (seguramen- La relación esencial entre la política y la propagación
te debería de tener en mente al emperador Maximiliano del Renacimiento es de índole totalmente diferente. La
y a sus no lejanos intentos de exprimir a los países Ba- cultura política del norte de Europa ayudó a determinar
jos con nuevos impuestos). lo que se tomaba de la tradición clásica o de la Italia
Por otra parte, la monarquía era la norma en toda contemporánea, y también cómo se interpretaba. Por
Europa, y los ejemplos de las repúblicas italianas, clási- ejemplo, El cortesano de Castiglione debía su populari-
cas o modernas, eran poco significativos. Este era el dad fuera de Italia a su aplicabilidad en las ciudades de
mundo del llamado <<príncipe renacentista>>, término que allende los Alpes tanto como a sus valores literarios.
resulta adecuado pero desgraciadamente algo ambiguo. Aunque Maquiavelo sirvió a la república florentina y es-
si los historiadores emplean ese calificativo para definir cribió sus Drsczrsos sobre la historia de la primitiva
al emperador Carlos V, o a Francisco I, o Enrique VIII, Roma fundamentalmente para la formación de sus con-
ello puede significar que estos tres príncipes estaban ciudadanos jóvenes, fuera de Italia era más conocido
-o
I -.,

74 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 75

más denostado-, por su pequeño libro de admoniciones lectores del siglo xvt hacia los filósofos estoicos griegos
a los príncipes. Tal vez Tomás Moro se inspiró en el' y romanos, especialmente Séneca, era su consejo de pre-
ejemplo de la República de Platón para escribir su U/o- servar la serenidad de ánimo o la entereza frente a la
pía, pero profesionalmente estaba vinculado a los pro- tiranía, la muerte, o lo que Hamlet llamaba <<los golpes
blemas del reino de Inglaterra bajo Enrique YIII Í42, y dardos de la insultante Fortuna». Como señalaba una
7ll. También Erasmo, fuera cual fuese su opinión sobre inscripción en un retrato inglés del siglo xvt.
las águilas, escribió Lq educación del príncipe cristiano
en beneficio del joven emperador Carlos V, y le decía, Al igual que la roca en medió del mar embravecido
entre otras cosas, que si algún día se encontraba en si- no teme el corazón firme ni miedos ni peligros.
tuación de no poder gobernar sin cometer injusticias o
destruir la religión, debería abdicar" Bien pudiera ser que De manera similar, Sidney, autor del romance pasto-
Erasmo tuviese en mente un precedente clásico, el del ral Arcadia, describe a su heroína Pamela como <<firme
emperador Diocleciano. Su sugerencia tuvo rñás repercu- como una roca en medio del mar que, batida por el vien-
sión de la que él mismo pudo imaginar. Carlos abdicó to y las olas, permanece inamovible»». La virtud de la
en 1555, y tras su abdicación se produjo una guerra civil entereza, esencialmente pasiva, era más adecuada para
en el imperio, en la que las cuestiones religiosas los súbditos de una monarquía que para los ciudadanos
testantismo versus catolicismo- jugaron un papel -pro-
im- políticamente activos de una repúbliga. Como en el caso
portante. Ante esto cabe preguntarse si el emperador del estoicismo, el resurgimiento del derecho romano
tuvo en cuenta el consejo que Erasmo le había dado cua-
-de
las leyes del imperio más que de las de la república que
renta años antes. le precedió-, revistió especial importancia en las monar-
El predicador de la corte de Carlos, el fraile español quías de allende los Alpes. Durante la Edad Media se
Antonio de Guevara, estuvo también relacionado con el había estudiado el derecho romano, especialmente en la
movimiento humanista, y expresó sus admoniciones en Universidad de Bolonia. Sin embargo, durante los si-
un tratado llamado El reloj de príncipes, profundamen- glos xv y xvI los eruditos fueron cadavez más conscien-
te inspirado en el moralista romano Séneca y con el que tes de la relación entre estas leyes y la sociedad que las
presentó a Carlos el ejemplo del emperador Marco Aure- había producido, así como de los cambios ocurridos en el
lio. La obra de Guevara varias veces y tra- sistema legal con el paso del tiempo. Varios humanistas
-reimpresa
ducida al inglés, al francés y a otros idiomas- es un italianos se interesaron por los .antiguos textos legales,
conocido ejemplo del neoestoicismo renacentista. Otro pero según los letrados, estos humanistas no eran más
es el tratado De constontia publicado por el humanista que aficionados, y los verdaderos avances se debieron a
flamenco Justo Lipsio en 1584 [a5]. Lo que atrajo a los hombres que habían recibido simultáneamente una for-
.l

76 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 77

mación en derecho y en hunianidades. De las tres figu- , tros del nuevo estilo fueron, sin duda" Rabelais, con sus
ras principales en la reinterpretación del derecho fofrlo" Pantagruel (1532), Gorgantúa (1534) y el Tiers Livre
no a principios del siglo xvt, sólo una, Andrea Alciati, ! (1546), y Cervantes, con su Don Quiiote (publicado en dos
era italiana, y pasó gran parte de su vida dando clases partes, en 1605 y 1615), aunque también figuras compa-
en Francia, en las universidades de Aviñón y Bourges' rativamente menores produjeron obras de gran calidad,
Guillaume Budé era parisiense, y Ulrich Zasius, amigo . desde la Arcodi¿ de sir Philip Sidney (originalmente es-
de Erasmo, era oriundo de la ciudad alemana de Cons- crita hacia 1580), hasta el anónimo español El lozarillo
tania. Si bien los primeros humanistas que estudiaron de Tormes (1554), obra que rompía con las convencio-
derecho romano eran italianos, a la larga fueron los fran- nes, al contar la historia de un pícaro y estafador pro-
ceses quienes realizaron la mayor contribución a esos es- fesional desde el punto de vista de este héroe tan poco
tudios [411. Ello resultaba bastante acorde con la preten- heroico Í46, 4." partel.
sión de los monarcas franceses -a semejanza de los em- Estas obras de ficción tienen contraída una deuda
peradores romanos- de ser <<absolutos)>, es decir, de considerable con la Antigüedad clásica, con los diálogos
estar por encima de las leyes, no en vano fue un- jurista 'cómicos de Luciano, con los romances griegos, como
romano quien declaró <<lo que place al príncipe tiene la ,Dafnis y Cloe y, sobre todo, con la prosa de ficción
fuerza de la ley». latina tardía, como el Asno de oro de Apuleyo y el §a-
Un ámbito muy diferente en el que generalmente se tiriéón de Petronio. También tienen un débito con el ro-
considera que los europeos occidentales y del norte su- mance medieval, y especialmente con la versión que
peraron a sus maestros italianos es el de la prosa de fic- Ariosto hizo de esos romances, escrita en clave irónica.
ción. En el caso de [a comedia, era muy difícil hacerlo Pero lo que produjeron Rabelais y Cervantes no tenía
mejor que Ariosto y Aretino; en Ia épica superar a Arios- realmente parangón alguno. Una de las características
to (el propósito de Spenser et La reins de las hados), y más innovadoras de la obra de estos dos autores era la
en el género pastoral ir más altá de la Aminta de Tasso importancia de la parodia, en concreto la parodia de los
o el Pqstor Fido de Gian Battista Guarini (1585), una libros de caballerías. Uno de los temas principales de
obra romántica que trataba de un amante fiel, que fue esos romances era la búsqueda del Santo Grial: los hé-
muy imitada en la Europa del cambio de siglo. En el : roes de Rabelais emprendían una especie de antibú§que-
caso de la prosa de ficción (resultaría erróneo utilizar :, da del «Oráculo de la sagrada botella». Por lo que se

aquí el término moderno de <<novela>>), los italianos, des- ,refiere a Don Quijote, que ya en.la prirnera página de la
de Boccaccio a Bandello, eran maestros en los relatos obra queda descrito como un lector compulsivo de libros
cortos, pero la transformación del género en algo más 'de caballerías, sus aventuras son trasposiciones cómicas de
ambicioso tuvo lugar fuera de Italia. Los grandes maes- ,las historias de los caballeros andantes que bullían en su
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78 EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO 79

cabeza. En ambos relatos se manifestaba la preocupa- Vitrubio, Serlio, Palladio y otros). Que la lírica amoro-
ción por la relación de la ficción con la realidad, por el sa de Petrarca se pusiese de moda entre los círculos aris-
problema de la interpretación. En el prólogo a Gargan- tocráticos del siglo xvI resultaría también inconcebible
túo, el autor (un tal maese Alcofribas, según reza en la (por lo menos a ese nivel) sin la presencia de los peque-
primera página), sugiere que esa historia cómica encierra ños y elegantes volúmenes que sostienen en §u§ manos
en realidad un significado serio, pese a que contintia con los jóvenes caballeros y damas que vemos en varios re-
la ceremonia de lá confusión al burlarse de personajes tratos de la época 1471. y es aún más evidente la relación
que tienen un significado alegórico en los poemas de Ho- entre el resurgir de la Antigüedad y la posibilidad de
mero. Cervantes afirma a su vez que no está inventando disponer de ediciones impresas de las obras de escritores
ninguna historia, sino que recogía un relato de un histo- clásicos.
riador árabe; el propio Don Quijote ejemplifica los pro- En este resurgir desempeñó un papel crucial un gru-
blemas de interpretación con su insistencia en tratar la po de editores de Italia, Francia, Holanda, Suiza y otros
vida ordinaria como si fuese un libro de caballerías [48, países que actuaron como intermediarios entre los inte-
64, 73,741. lectuales humanistas y el público culto. La gran reputa-
Se ha sugerido que esta timidez irónica fue auspicia- ción de que Erasmo gozó en vida habría sido impensa-
da por el auge de los libros impresos, y que la <<cultura ble sin la ayuda de la imprenta y de los editores corno
impresa»> explica las principales diferencias entre los es- Aldo Manuzio de Venecia, o los Amerbachs o Frobens
critores del Renacimiento y los de la Edad Media; y tam- de Basilea, eue se contaban entre sus amistades. Algu'
bién algunas veces se afirma que de no ser por la impren- nos de estos editores eran también, a su vez, eruditos.
ta el Renacimiento no se habría producido [891. Este es Aldo, por ejemplo, había estudiado humanidades en
un punto importante, aunque fácil de exagerar o malin- Ferrara, y sus elegantes ediciones de textos griegos clási-
terpretar. Hay que tener en cuenta que la imprenta de cos en su idioma original revelaban su entusiasmo per-
tipos móviles no se inventó hasta mediados del siglo xv, sonal por los mismos.
con lo que no pudo dejar sentir su influencia a comien- Sin embargo, la función de la imprenta en el Renaci-
zos del Renacimiento, en las ideas de petrarca y de Al- miento fue más allá de la de agente propagador, por
berti, las pinturas de Giotto y Masaccio o en la arquitec- importante que fuese esta tarea. Resulta difícil imaginar
tura y la perspectiva de Brunelleschi. y está igualmente cómo hubieran podido desarrollar los humanistas la crí-
claro que la nueva tecnología facilitó sobremanera la lla- tica textual (que hemos mencionado en la página 32) de
mada «difusión» del Renacimiento. En el caso de las no haber existido medios para preservar y difundir las
nuevas formas arquitectónicas ya hemos señalado con enmiendas a los textos. Se suele afirmar que si el rena-
anterioridad la importancia de Ios tratados impresos (de cimiento carolingio y el del siglo xu se consumieron en
EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTo EN EL EXTRANJERo 8I

un periodo de tiempo relativamente corto, mientras que naval, mientras que la de su enjuto señor recuerda la de
<<el>> Renacimiento duró bastante más, el éxito de este, la Cuaresma. Otra figura carnavalesca de la cabeza a
último cabe atribuirlo en gran parte a la imprenta [89]. los pies (o mejor, puesto que no podía verse los pies, de
Existe aquí uri paralelismo obvio con la historia de la la cabeza hasta el estómago), es Falstaff; su abandono
herejía. La Reforma triunfó donde fracasaron las here- por parte del príncipe Hal se ha comparado al «entierro
jías medievales porque tenía en sus manos el método para del Carnaval» con el que se suele poner fin a esas fies-
propagar las nuevas ideas. tas. Aún más profundamente carnavalesco resultael Gar-
No pretendemos afirmar con ello que la difusión de gantúa y Pantagruel, de Rabelais: los gigantes, Panurgo
la Reforma se debió exclusivamente a la imprenta, sino el embustero, el énfasis en comer, beber y defecar, [a
que también fue importante la transmisión oral, y lo mis- comedia de la violencia y la utilización de lenguaje hi-
mo podemos decir con respecto al Renacimiento. Algu- perbólico por los saltimbanquis [74]. No es que Rabelais
nos grupos de discusión pequeños pero influyentes, como fuese un autor popular, sino que era un hombre instrui-
la Academia Platónica de Florencia, o la Academia pa- do, un médico conocedor de la literatura griega y latina,
latina de Enrique III de Francia, son testimonio de la y su obra está repleta de alusiones que a buen seguro
importancia de la transmisión oral de la cultura. El diá- resultaron incomprensibles a los artesanos de Lyon (don-
logo, una de las formas literarias más importantes del de se editó el libro por primera vez), o a los carnpesinos
periodo (pensemos en los Coloquios de Erasmo, en la locales. Lo que Rabelais hizo fue inspirarse en la cultu-
Utopío de Moro, etc.), refleja con frecuencia discusiones ra popular para lograr sus propósitos, como por ejem-
reales, y su estilo combina elementos literarios con lo plo ridiculizar la docta cultura tradicional de los rígidos
que se han llamado <<residuos de la tradición oral» (re- teólogos de la Sorbona. La utilización de formas popu-
sulta difícil discernir si la oralidad fue asimilada por la lares con fines subversivos fue algo habitual en el Rena-
imprenta, o si la imprenta lo fue por la oralidad). Una cimiento tardío, en la fase de su desintegración, de la
vez más, algunas de las.obras maestras de la literatura que tratará el siguiente capítulo.
del Renacimiento se inspiraron en la cultura popular tra-
dicional, que era una cultura oral.
El Elogio de la locura de Erasmo, por ejemplo, está
inspirado en la tradición popular de las fiestas de locos,
así como en san Pablo y en la tradición satírica clásica.
El personaje de Sancho Panza de El Quijote pertenece a
la tradición cómica popular. <<Panza» significa <<barri-
gÍl», y la rotundidad de Sancho evoca la figura del Car-

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