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RESUMEN

TEMA: LA ERA DE LOS ALTOS IDEALES


NOMBRE: ESTEFANÍA VALLA
1) ¿Qué es lo que más le impactó de la lectura?
Algo que me impactó de la lectura es ver como las personas iban revelándose contra los
gobiernos y llevando el cristianismo a otros lugares. Un procedimiento para la elección
del nuevo papa. Pero las viejas familias romanas habían dado pruebas de que ese
decreto no les infundía gran respeto. También era posible que el Imperio tratase de
imponer un prelado alemán, con la esperanza de que el papado volviera a ser
instrumento de los intereses imperiales. Por otra parte, el pueblo romano, imbuido de las
ideas de reforma que se habían predicado en toda la ciudad desde tiempos de León IX,
no estaba dispuesto a permitir que el papado se tornara otra vez juguete de los intereses
políticos de uno u otro bando. Por esa razón, en medio de los funerales de Alejandro, el
pueblo rompió a gritar: “¡Hildebrando obispo! ¡Hildebrando obispo!”. Acto seguido, los
cardenales se reunieron y eligieron papa a quien por tantos años había dado muestras de
celo reformador y de habilidad política y administrativa. Hildebrando era un hombre de
altos ideales, forjados en medio de las tinieblas de la primera mitad del siglo. Su sueño
era una iglesia universal, unida bajo la autoridad suprema del papa. Para que ese sueño
llegase a ser realidad, era necesario tanto reformar la iglesia en los lugares donde el
papa tenía autoridad, al menos nominal, como extender esa autoridad a la iglesia
oriental, y a las regiones que estaban bajo el dominio de los musulmanes. Su ideal era la
realización de la ciudad de Dios en la tierra, de tal modo que toda la sociedad humana
quedase unida como un solo rebaño bajo un solo pastor. En pos de ese ideal,
Hildebrando había laborado largos años, siempre entre bastidores, para dejar que otros
ocuparan el centro del escenario. Pero ahora el pueblo reclamaba su elección. No había
otro candidato capaz de salvar el papado de quienes querían hacer presa de él. El pueblo
lo aclamó, los cardenales lo eligieron, e Hildebrando lloró. Ya no le seria posible
continuar trabajando en la penumbra, y apoyar la labor reformadora de otros papas.
Ahora era él quien debía tomar el estandarte y dirigir la reforma por la que tanto había
añorado. Los decretos de Gregorio VII acerca de la investidura laica eran consecuencia
natural de sus ansias reformadoras y de su visión del papado. Pero había fuertes razones
por las que los reyes y emperadores veían en tales decretos una seria amenaza a su
poder. Aun aparte de cualquier conflicto con el papado, los soberanos de la época veían
en sus derechos de investidura religiosa uno de sus más valiosos instrumentos contra el
excesivo poder de los nobles. La nobleza hereditaria tendía a afirmar su independencia
frente a los reyes. Las tierras que estaban en manos de tales nobles no estaban a
disposición del rey, para otorgarlas a quienes le fuesen fieles. Las tierras y demás
riquezas eclesiásticas, en cambio, precisamente por no ser hereditarias, quedaban
frecuentemente a disposición del soberano, quien entonces podía asegurarse de que,
frente a los grandes señores laicos, frecuentemente rebeldes, se alzaba una iglesia rica,
poderosa, y fiel al rey. Además, si el poder de investidura quedaba en manos del papado,
los reyes temían que pudiera ser utilizado contra ellos por motivos puramente políticos.
Todo esto estaba en juego cuando Gregorio prohibió las investiduras laicas. Aun cuando
el Papa parece haber dado este paso sencillamente para asegurarse de que todo el clero
fuese de espíritu reformador, el hecho es que era un paso.
2) ¿Qué cosas no le gustaron de la lectura?
Que la gente empezó a darle mayor importancia al papa que a Dios, A pesar de esa
oposición, durante la “era de las tinieblas” las peregrinaciones se hicieron cada vez más
populares. Pronto se les consideró una forma de penitencia adecuada para ciertos
pecados. En algunos documentos del siglo VII, las vemos incluidas entre las penitencias
que es lícito imponer a un pecado. Aunque había otros lugares de peregrinación, el de
mayor prestigio, tanto por la distancia como por su importancia histórica, era
naturalmente la Tierra Santa. Cuando los árabes tomaron los lugares sagrados del
cristianismo, algunos temieron que las peregrinaciones a Tierra Santa se dificultasen
sobremanera. Pero los gobernantes árabes en su mayoría se mostraron en extremo
benévolos para con los peregrinos cristianos, que continuaron afluyendo hacia Jerusalén
y los santos lugares. Puesto que muchas veces los mares no eran seguros, a causa de la
piratería, la ruta común de los peregrinos de Occidente les llevaba primero a
Constantinopla, y de allí por tierra a través de Anatolia y Siria, hasta Jerusalén. La
reforma del siglo XI les daba gran valor a las peregrinaciones, que en esa época se
volvieron más fáciles y comunes porque la piratería había sido casi totalmente
erradicada del Mediterráneo. Pero hacia fines de ese siglo las circunstancias políticas
cambiaron en el Cercano Oriente. Hasta entonces, la gran potencia de la región había
sido el califato abasí, cuya capital estaba en Bagdad. Aunque sus relaciones con el
Imperio Bizantino no eran cordiales, éste último tenía en él un fuerte baluarte contra las
hordas de Asia central. Pero en el siglo XI el poderío abasí se deshizo, y los turcos
seleúcidas invadieron el califato, y después el Imperio. Constantinopla se vio
amenazada, y por ello le pidió ayuda repetidamente al Occidente. Los santos lugares
fueron tomados primero por los turcos. Después la dinastía árabe de los fatimitas, cuyo
poder tenía su sede en Egipto, comenzó a tomar las tierras conquistadas por los turcos.
Estos se dividieron en varios bandos. Para los peregrinos, el resultado de todo esto fue
hacer su viaje confuso y peligroso. Los que regresaban a Europa contaban que cada
ciudad parecía tener un gobierno distinto, y que por todas partes había fuertes bandas de
ladrones contra las cuales era necesario armarse.
3) ¿Qué ejemplos pude seguir o aplicar a su vida en la iglesia actual?
La vida de aquellos que persistieron en el evangelio y en la sana doctrina a pesar de los
momentos difíciles, ya que en medio de las guerras y los conflictos todo se veía oscuro
y sin salida.
4) ¿Hay algún ejemplo para evitar?
La vida de los papas que intentaron quitarle la autoridad a Dios siendo ellos los que se
quedaran con todo el crédito además del poder políticos y los recursos económicos del
pueblo.
5) ¿Hay alguna frase para recordar?
Urbano II decía que: Lo digo a los presentes. Ordeno que se les diga a los ausentes.
Cristo lo manda. A todos los que allá vayan y pierdan la vida, ya sea en el camino o en
el mar, ya en la lucha contra los paganos, se les concederá el perdón inmediato de sus
pecados. Esto lo concedo a todos los que han de marchar, en virtud del gran don que
Dios me ha dado. Por lo que debemos tener cuidado en utilizar el nombre de Dios en
vano.

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