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Clase 13: Principios de GENETICA

Principios de Mendel

Las investigaciones del monje austriaco Gregor Mendel, nacido en 1822,


constituyen el punto de partida para el descubrimiento de las claves que
determinan la herencia y variabilidad de los seres vivos.

Estos principios, conocidos como principios de la herencia, fueron descubiertos,


gracias al trabajo de Mendel con cruzamientos, usando plantas de arvejas.
Estudió la planta del guisante (arveja) en sus líneas puras, analizando en ella,
siete características:

Longitud del tallo

Posición de las flores

Color de la vaina

Textura (forma) de la vaina

Color de los pétalos

Color de la semilla

Textura (forma) de la semilla

Ver Ilustración
Primer principio: segregación de los alelos
Cuando se cruzan dos variedades de individuos de razas puras, ambos
homocigotos para un determinado carácter, todos lo híbridos de la
primera generación son iguales fenotípicamente.

Mendel cruzó dos variedades de plantas puras de guisantes, una de semilla


amarilla y otra de semilla verde y observó que en la primera generación siempre
obtenía guisantes de semillas amarillas.

Tras este experimento, llegó a la conclusión de que existían pequeñas


unidades hereditarias (conocidas hoy como genes), formadas por variantes
(alelos). Advirtió que podía haber dos tipos distintos de alelos: dominantes y
recesivos. En el caso de las semillas de los guisantes, el color amarillo
dominaba sobre el verde; por lo tanto, el amarillo era el alelo dominante y el
verde, el alelo recesivo.
Cruzamiento monohíbrido usando arvejas. En este caso, se cruzan cepas con
diferente forma de la semilla.

Mendel cogió semillas de la F1 (o primera generación) y las cruzó entre sí,


observando que el alelo semilla rugosa, el cual había desaparecido en la F1,
volvía a manifestarse en F2 (o segunda generación).

Esta observación lo hizo concluir que aquellos alelos recesivos que no se


expresan fenotípicamente en la F1 (heterocigotos), siempre están enmascarados
por el alelo dominante. El que sí se manifiesten en la F2 se debe a que aparecen
individuos homocigotos recesivos para el rasgo.

Mendel cogió semillas de la primera generación del primer experimento y las


cruzó entre sí. Observó que el alelo del color verde, que había desaparecido en la
F1 volvía a manifestarse.

Por lo tanto, los alelos recesivos, si bien no se expresan fenotípicamente en la F1


(heterocigotos), debido a que siempre están enmascarados por el alelo dominante,
sí lo hacen en la F2, pues aparecen individuos homocigotos recesivos.

Segundo principio: herencia independiente de caracteres.


Para llegar a proponer su primer principio de la herencia, Mendel analizó la
herencia de un solo carácter (color de semilla, tamaño de la planta, etc.) y las dos
alternativas para cada carácter (amarilla o verde, alta o baja, etc.).

A continuación, realizó cruzamientos en los que analizó la herencia de dos


caracteres a la vez, cruzando líneas puras para pares de caracteres, por ejemplo,
plantas altas con semillas amarillas x plantas enanas con semillas verdes. A este
tipo de cruzamientos entre líneas puras para dos caracteres, se le
denomina Dihibridismo, en tanto que a los cruzamientos entre líneas puras para
un solo carácter, Monohibridismo.

¿Cuál es el objetivo de realizar cruzamientos dihíbridos? Simplemente, para


indagar si dos genes, que determinan dos características diferentes, se comportan
como unidades independientes, generando cada uno sus propias segregaciones
alélicas.

En los cruzamientos dihíbridos, Mendel obtuvo, en la F1, 100% de individuos de


fenotipos dominantes, tal como sucedía en los cruzamientos monohíbridos. Al
realizar los cruzamientos entre los individuos F1, este científico obtuvo una
descendencia con proporciones 9:3:3:1. Es decir, para el cruzamiento entre
plantas altas y semillas verdes x plantas enanas y semillas amarillas, el resultado
fue 100% de plantas altas con semillas verdes. La proporción de fenotipos en la
F2 para este ejemplo fue, aproximadamente, 9 altas con semillas verdes: 3 altas
con semillas amarillas: 3 bajas con semillas verdes: 1 baja con semillas amarillas.

Los resultados de los experimentos dihíbridos concuerdan con los esperados,


esto es, los genes segregan sus alelos de manera independiente unos de otros,
puesto que:

1) Se generan cuatro fenotipos, es decir, todas las combinaciones de


fenotipos posibles, y

2) Los individuos más abundantes son aquellos en que ambos fenotipos son
dominantes; luego, se sitúan aquellos en que solo un fenotipo es dominante y
finalmente, los más escasos son aquellos individuos en los que ambos
fenotipos son recesivos.
A la izquierda: asociación independiente de los alelos pertenecientes a dos genes
no homólogos (o bien dos loci). A la derecha: tablero de Punnet con los
resultados de un cruzamiento mendeliano dihíbrido.

Ambos principios de la herencia son universales, puesto que los alelos de un


mismo gen siempre se separan (primer principio).

Los genes siguen el segundo principio cuando no están ligados, es decir, cuando
se encuentran en cromosomas diferentes o bien, en un mismo cromosoma, pero a
gran distancia uno de otro.

La Teoría Cromosómica de la Herencia

En 1902, Sutton estudiaba la formación de gametos en saltamontes y se dio


cuenta que existía un par por cada tipo de cromosoma (cromosomas homólogos),
y que los miembros de cada par se separaban en cada meiosis para originar los
gametos.

Sorprendido por la similitud entre el comportamiento de los cromosomas en


la meiosis y los principios de la herencia formulados por Mendel, Sutton
propuso que los cromosomas contenían la información que determina los
fenotipos (genes), y que los alelos de cada gen se ubican, cada uno, en uno de
los cromosomas que forman cada pareja de cromosomas homólogos. A esta
integración de los principios de Mendel con la función de los cromosomas, se
le denomina Teoría cromosómica de la herencia.

Si bien la relación entre el primer principio de Mendel y la segregación de los


cromosomas homólogos en la meiosis es obvia, ¿Cuál es la relación entre el
segundo principio y la meiosis?.

Si los genes que determinan características fenotípicas diferentes se ubican, cada


uno, en cromosomas diferentes, entonces, la separación de los cromosomas no
homólogos, durante la meiosis, determinará que se produzcan todas las
combinaciones posibles de alelos entre los genes. Sin embargo, si los genes se
ubican en los mismos cromosomas, entonces, puede suceder que los alelos de
esos genes se hereden “en bloque” generando, en el caso de dihibridismo, solo
dos tipos de gametos y no cuatro, como observó Mendel.

Cuando los alelos de genes diferentes se heredan en bloque por estar en un


mismo cromosoma, se dice que los genes están ligados. Los genes ligados
producen, así, frecuencias fenotípicas y genotípicas diferentes a las que sería
dable esperar, de acuerdo con el segundo principio de Mendel

Sin embargo, dos genes en un mismo cromosoma pueden generar todas la


variantes alélicas en dos genes (AB, Ab, aB y ab, por ejemplo), si ocurre la
recombinación (profase meiótica) entre ellos. Como la recombinación entre dos
genes es menos probable si ambos están muy cercanos, entonces, los genes
próximos generalmente se heredan en bloque. A partir de este hecho, los
investigadores han estimado la frecuencia de recombinación entre genes ligados
para obtener una medida de la distancia que los separa. Genes con alto porcentaje
de recombinación se encuentran separados por grandes distancias, mientras que
entre aquellos que presentan bajos porcentajes de recombinación, la distancia es
pequeña y, por lo tanto, se encuentran muy ligados.

– Características de la meiosis

– Etapas de la meiosis
– Meiosis Y Fertilización
La determinación del sexo
Según había observado Sutton, en las especies diploides, los cromosomas se
encuentran de a pares. Solo un par es diferente entre machos y hembras: los
cromosomas sexuales. En muchas especies, las hembras presentan dos pares
de cromosomas sexuales idénticos, llamados cromosomas X, mientras el
macho presenta un cromosoma X y otro cromosoma un poco mas pequeño,
denominado cromosoma Y. Los seres humanos, y todos los mamíferos, por
ejemplo, presentamos estos tipos de cromosomas sexuales.

En insectos, como los saltamontes, existen otros tipos de cromosomas sexuales.


Mientras la hembra presenta un par de cromosomas X (XX), el macho posee solo
un cromosoma X (XO). Es decir, no dispone de un par de cromosomas sexuales,
sino solo de uno.

Tanto en el sistema XY, como en el XO, al macho se le denomina sexo


heterogamético (origina diferentes gametos para determinar sexo de la
descendencia), y a la hembra sexo homogamético(origina gametos idénticos en
la determinación del sexo de la descendencia). Por lo tanto, dado que los óvulos
que aporta la hembra son de cromosomas XX, el sexo de la descendencia será
determinado siempre por el gameto que aporta el macho (XY), es decir, el sexo
heterogamético. Ahora bien, la proporción de machos y hembras en la progenie
es cercana a ½ , debido a que el cruzamiento XX x XY da como resultado ½ XX
y ½ XY.

Los seres humanos tenemos 23 pares de cromosomas, 22 de ellos autosomas


y un par sexual del tipo XY. Puesto que todos los óvulos que aporta la madre
son de cromosomas XX, entonces, el sexo del hijo dependerá del cromosoma
sexual que aporte el espermio (X o Y).

En algunas especies, el sexo homogamético es el macho y el heterogamético, la


hembra. Esto ocurre en polillas, aves y mariposas. A estos sistemas de
determinación del sexo se les denomina ZW: ZZ (macho) y ZW (hembra).

Cuando se descubrió este correlato entre la forma de los cromosomas y la


determinación del fenotipo SEXO (macho o hembra), se reforzó la hipótesis gen
– cromosoma de la teoría cromosómica de la herencia. ¿Por que la combinación
XX determina hembra, mientras que el macho es determinado por XY?

Ver ilustración
La determinación del sexo implica la expresión de genes que regulan el
desarrollo de testículos o de ovarios, de tal manera que aquellos genes que
determinan testículos, por ejemplo, son los que se ubican en el cromosoma
Y. Si estos genes no existen o no se expresan, el desarrollo del embrión
conduce a la formación de ovarios.

Genes ligados al sexo


Drosophila melanogaster es una pequeña mosca que habita en prácticamente
todo el mundo, alimentándose de las levaduras que fermentan las frutas en
descomposición. Debido a que se reproducen y desarrollan rápidamente,
constituyen un excelente modelo para estudiar la herencia, Además, estas moscas
presentan 3 pares de cromosomas autonómicos y un par de cromosomas sexuales,
fácilmente identificables.A partir de 1909, Morgan intentó realizar experimentos
de cruzamientos similares a los de Mendel, con el objeto de establecer si las
proporciones mendelianas se cumplían en Drosophila. Morgan utilizó, para estos
fines, una mosca que difería del resto en el color de sus ojos. Mientras el fenotipo
más común era el tener ojos rojos, Morgan obtuvo cepas de moscas con ojos
blancos.

Al cruzar la mosca con ojos rojos con una mosca de ojos blancos, obtuvo una F1
formada exclusivamente por moscas de ojos rojos, tal como esperaba, según el
primer principio de Mendel.

Al obtener la F2, Morgan esperaba evidentemente una relación de fenotipos de


3:1 (3 rojas: 1 blanca). Sin embargo, obtuvo una relación similar a 4:1 y,
sorprendentemente, todos los individuos de ojos blancos eran machos. A
continuación, cruzó el macho parental de ojos blancos con una de las hembras de
la F1 obteniendo los siguientes resultados

Macho parental (ojos blancos) x hembra F1 (ojos rojos)


Hembras de ojos rojos: 129
Hembras de ojos blancos: 88
Machos de ojos rojos: 132
Machos de ojos blancos: 86

Es decir, las hembras también pueden tener los ojos blancos. ¿Por qué no se
obtuvieron hembras de ojos blancos en la F2? Morgan propuso la siguiente
hipótesis: El gen para color de ojos se ubica en el cromosoma X.

Las hembras aportan sus cromosomas X a la descendencia de machos y de


hembras, mientras que los machos aportan el X hacia las hembras y el Y a los
machos. Por lo tanto, la F1 está formada por machos que heredaron el cromsoma
Y del padre de ojos blancos y el cromosoma X con el alelo para ojos rojos. Las
hembras, en tanto, han heredado el cromosoma X con el alelo para ojos rojos de
la madre y el cromosoma X con el alelo para ojos blancos desde el padre. Por lo
tanto, las hembras en la F1 son heterocigotos y los machos tienen una sola copia
de alelos para ojos rojos del gen.

Ver ilustración
Al cruzar hembras F1 con machos F1 se producen, entonces, machos que heredan
el cromosoma X mutante y machos que heredan el X normal desde las madres,
mientras que las hijas son heterocigotos o bien, homocigotos dominantes.

Ver ilustración
Por lo tanto, en los genes ligados al sexo, si bien se producen diferencias en
las proporciones fenotípicas obtenidas por Mendel, aún se siguen verificando
sus principios de la herencia.

Los caracteres fenotípicos determinados por genes ligados a los cromosomas


sexuales presentan formas de herencia especiales, debido a que los machos
tienen un solo cromosoma X y lo heredan solo a las hijas.

Anomalías Cromosómicas
Algunas enfermedades hereditarias son provocadas por defectos en la estructura
o en el número de los cromosomas. Estas anomalías cromosómicas son
generalmente detectadas por el simple análisis del cariotipo en el microscopio
óptico.

La obtención del cariotipo de un individuo es una técnica relativamente sencilla,


que consiste en producir cultivos celulares, generalmente de linfocitos, lo que
permite contar con un elevado número de células. En estos cultivos, se agregan
sustancias que detienen el ciclo celular en la etapa de metafase, etapa en la que
los cromosomas son fácilmente identificables por su morfología, y el número de
cromosomas por célula puede contarse sin complicaciones. En el caso de los
embriones, pueden obtenerse muestras de células a partir del líquido amniótico,
lo que posibilita el análisis del cariotipo, con el objeto de detectar anomalías
cromosómicas en forma previa al nacimiento.

Las anomalías cromosómicas del tipo numéricas corresponden a defectos en el


número de cromosomas, ya sea por déficit o por exceso de uno o más de ellos.
Estas anomalías se transmiten a la descendencia, debido a que durante la
formación de los gametos, en la meiosis, los cromosomas no segregan (separan)
correctamente, generando gametos con déficit y otros con exceso de
cromosomas.

A este defecto en la segregación de los cromosomas en la meiosis, y que produce


gametos con anomalías cromosómicas numéricas se le denomina aneuploidías.
De esta manera, individuos normales pueden experimentar mutaciones
cromosómicas, debido a errores meióticos que generan gametos aneuploides.
El síndrome de Down, por ejemplo, corresponde a una aneuploidía del tipo
triploidía que afecta al cromosoma 21, es decir, en las células de los individuos
con síndrome de Down existen tres copias del cromosoma 21 en vez de dos. Para
que se genere esta anomalía, uno de los padres, generalmente la madre, no
segrega correctamente los cromosomas 21 homólogos, generándose gametos con
dos copias, en vez de sólo una.

Debido a que cada cromosoma presenta miles de genes que controlan


muchísimos aspectos del metabolismo y desarrollo del organismo, las
aneuploidias, por exceso o déficit de cromosomas, generan enfermedades
genéticas con diversos efectos. Los individuos que presentan ausencia completa
de copias en alguno de los cromosomas, pasan a ser inviables, vale decir, el
desarrollo embriológico no puede completarse, produciéndose abortos
espontáneos en las primeras semanas de gestación. Algunas triploidías, como el
síndrome de Down, en cambio, pueden ser viables originando individuos con
múltiples defectos orgánicos.
Las alteraciones numéricas también pueden afectar a los cromosomas sexuales.
Un cariotipo XXY, por ejemplo, origina individuos hombres que presentan
crecimiento mamario y testículos que se degeneran con la edad. Este síndrome se
conoce con el nombre de Síndrome de Kleinfelter. Las combinaciones XXX
originan mujeres estériles, aunque una proporción de ellas son normales. Las
mujeres con un solo cromosoma X son estériles y presentan el Síndrome de
Turner.

Además de las patologías hereditarias provocadas por mutaciones cromosómicas,


existen muchas enfermedades debidas a defectos en genes codificantes de
enzimas. Estas enfermedades tienen generalmente consecuencias en una o más
vías metabólicas.

Cuando un alelo es deficiente en la síntesis de una enzima, sintetiza una enzima


no funcional o bien no la sintetiza. Por lo tanto, los individuos homocigotos para
estos alelos defectuosos carecen de la catálisis de la reacción enzimática
respectiva. Generalmente, este tipo de alelos defectuosos se manifiestan
fenotípicamente en el estado homocigoto. Los individuos heterocigotos, al
contener una copia normal y una defectuosa del alelo en cuestión, pueden
completar las reacciones metabólicas a partir de la expresión del alelo normal. En
síntesis, la mayoría de estas enfermedades metabólicas se heredan de manera
recesiva.

Una de las enfermedades metabólicas más estudiadas es la fenilcetonuria (PKU).


Los individuos afectados con PKU carecen de la enzima hepática fenilanalina
deshidroxilasa que normalmente convierte el aminoácido fenilalanina en tirosina.
Debido a este defecto enzimático, la fenilalanina, así como los productos de su
degradación, se acumulan en diferentes tejidos, provocando alteraciones en el
desarrollo del sistema nervioso. Por lo tanto, los individuos afectados con esta
enfermedad presentan retraso mental severo. Puesto que la enfermedad se
produce debido a la síntesis de una enzima defectuosa en su actividad catalítica,
se hereda de manera recesiva. Los efectos de esta patología pueden evitarse si los
individuos afectados se someten a una dieta libre de fenilalanina.

Otro clásico ejemplo de enfermedades metabólicas lo constituye el albinismo.


Esta enfermedad consiste en la incapacidad de los afectados para sintetizar el
pigmento melanina, el cual le da la coloración a la piel, pelo y ojos. Este
pigmento se produce por la transformación de la tirosina en una serie de pasos
enzimáticos. En el albinismo, una de las enzimas de esta cadena es defectuosa en
su actividad catalítica. De igual modo que en el caso anterior, esta patología se
hereda de manera recesiva.
La caracterización de este tipo de enfermedades hereditarias en los seres
humanos permitió a los pioneros de la genética en el siglo XX, proponer que la
función de los genes era la síntesis de enzimas, llegándose a formular la hipótesis
conocida hoy como “un gen una enzima”. Esta hipótesis permitió, finalmente,
llegar a establecer la colinearidad entre genes y proteínas: cada gen codifica una
proteína diferente.

Otro grupo de enfermedades genéticas humanas de relevancia son aquellas


provocadas por alteraciones en genes ligados a los cromosomas sexuales, en
especial al cromosoma X. Como ocurre con todo tipo de herencia de caracteres
determinados por genes ligados a los cromosomas sexuales, las proporciones de
individuos afectados no se corresponden con las esperadas para genes y alelos
ligados a los cromosomas autonómicos. Lo anterior se debe a que la constitución
de los cromosomas sexuales difiere entre hombres y mujeres.

Puesto que los hombres presentan cromosomas sexuales XY y las mujeres XX,
las enfermedades dominantes ligadas al cromosoma X se presentan con mucha
mayor frecuencia en hombres que en mujeres. Dado que las mujeres tIenen la
posibilidad de ser heterocigotos, disminuyen bastante las probabilidades de ser
afectadas por estas enfermedades. Por su parte los hombres, al tener solo un
cromosoma X en sus células, pueden ser afectados con mayor probabilidad por
los alelos defectuosos.

Algunos ejemplos de enfermedades provocadas por este tipo de genes son: el


daltonismo, la hemofilia y la distrofia muscular.

El daltonismo, por ejemplo, se produce debido a mutaciones que afectan a los


pigmentos de la retina involucrados en la percepción de colores, de modo que los
afectados por esta patología, presentan “ceguera” a ciertos colores. Los genes que
determinan la producción de pigmentos que permiten captar la luz roja y verde se
encuentran en los cromosomas X. De esta manera, los individuos homocigotos
para estos alelos defectuosos son daltónicos, en tanto que los heterocigotos son
sanos.

Para que una mujer sea daltónica se requiere que ambos alelos, el materno y el
paterno, sean recesivos, condición muy poco probable, dado que la frecuencia de
los alelos defectuosos en estos genes es muy baja en las poblaciones humanas. El
hombre, en cambio, puede ser daltónico al heredar solo un alelo defectuoso, el
que proviene de la madre, obviamente, pues del padre hereda el cromosoma Y.
Por lo tanto, la probabilidad (y por lo mismo, la frecuencia) de hombres
daltónicos es mucho mayor que la de mujeres daltónicas.Ver ilustración

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