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PROTOCOLO DE KIOTO y acuerdo de

parís

I. INTRODUCCIÓN
En el protocolo de Kioto se estableció como objetivo reducir un 5% de media, por debajo
de los niveles de 1990, las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2012. La
Unión Europea asumió un compromiso de reducción del 8% que se repartió entre los
Estados miembros otorgándose distintos márgenes a cada país en función de su situación
de partida, y de sus expectativas de evolución y crecimiento. En el caso de España se le
permitía aumentar hasta +15% para el periodo 2008-2012.
Para el caso del Acuerdo de Paris, es evitar que el incremento de la temperatura media
global supere los 2ºC respecto a los niveles preindustriales y promover esfuerzos
adicionales que hagan posible que el calentamiento global no supere los 1,5ºC.
El Acuerdo de París entró en vigor en noviembre de 2016 al haber sido ratificado por al
menos 55 Partes de la Convención que sumaban al menos el 55% del total de las
emisiones totales.

II. MARCO TEORICO

II.I. Protocolo de Kioto

Este protocolo compromete a los países industrializados a estabilizar las emisiones de


gases de efecto invernadero.
El Protocolo de Kioto, fue estructurado en función de los principios de la Convención.
Establece metas vinculantes de reducción de las emisiones para 37 países industrializados
y la Unión Europea, reconociendo que son los principales responsables de los elevados
niveles de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) que hay actualmente en la
atmósfera, y que son el resultado de quemar combustibles fósiles durante más de 150
años.
En este sentido el Protocolo tiene un principio central: el de la responsabilidad común
pero diferenciada.
El Protocolo ha movido a los gobiernos a establecer leyes y políticas para cumplir sus
compromisos, a las empresas a tener el medio ambiente en cuenta a la hora de tomar
decisiones sobre sus inversiones, y además ha propiciado la creación del mercado del
carbono.
Fig. 1 Países relacionados con el protocolo de Kioto

En general el Protocolo de Kioto fue considerado como primer paso importante hacia un
régimen verdaderamente mundial de reducción y estabilización de las emisiones de
(GEI), y proporciona la arquitectura esencial para cualquier acuerdo internacional sobre
el cambio climático que se firme en el futuro.
Ya concluyó el primer período de compromiso del Protocolo de Kioto en 2012 y se amplió
hasta el 2015, tiempo en el que tiene que haber quedado decidido y ratificado un nuevo
marco internacional que pueda aportar las severas reducciones de las emisiones que según
ha indicado claramente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (IPCC) son necesarias.
En la Reunión de las partes que se realizará en Paris a finales de 2015, se espera quede
establecido ese nuevo protocolo, vinculante y con contribuciones ambiciosas y
significativas de los países miembro para iniciar nuevamente en el 2020 y luchar para que
la temperatura del planeta no supere los 2 grados, evitando con esto consecuencias que
ponen en riesgo nuestra vida en el planeta.

II.I.I. Principios de Protocolo de Kioto


El Protocolo de Kioto tiene los mismos objetivos y principios que la Convención, pero la
refuerza de manera significativa ya que a través de él las partes incluidas se comprometen
a lograr objetivos individuales y jurídicamente vinculantes para limitar o reducir sus
emisiones de gases de efecto invernadero.
Sólo las Partes en la Convención que sean también Partes en el Protocolo (es decir, que
lo ratifiquen, acepten, aprueben o se adhieran a él) se ven obligadas por los compromisos
del Protocolo.
Entre todos suman un recorte total de las emisiones de gases de efecto invernadero de al
menos el 5% con respecto a los niveles de 1990 en el período de compromiso de 2008-
2012.
Las metas cubren las emisiones de seis gases de efecto invernadero, a saber:
 Dióxido de carbono (CO2)
 Metano (CH4)
 Óxido nitroso (N2O)
 Hidrofluorocarburos (HFC)
 Perfluorocarbonos (PFC)
 Hexafluoruro de azufre (SF6)
La cantidad máxima de emisiones (medidas como el equivalente de dióxido de carbono)
que una parte puede emitir a lo largo del período de compromiso con el fin de cumplir su
meta de emisiones es lo que se conoce como cantidad atribuida de la Parte.
Al igual que la Convención, el Protocolo reconoce las necesidades y los problemas
específicos de los países en desarrollo, especialmente los de los más vulnerables.
Por tanto las Partes deben informar de sus esfuerzos por cumplir sus metas de reducción
de las emisiones al mismo tiempo que reducen todo lo posible los efectos adversos que
sufren los países en desarrollo.

Fig. 2 Protocolo de Kioto es un nuevo plan para reducir emisiones de gas del efecto
invernadero.

II.I.II. Características del Protocolo de Kioto.

La principal característica del Protocolo es que tiene objetivos obligatorios relativos a las
emisiones de gases de efecto invernadero para las principales economías mundiales que
lo hayan aceptado.

Estos objetivos van desde -8% hasta +10% del nivel de emisión de los diferentes países
en 1999 con miras a reducir el total de sus emisiones de esos gases a un nivel inferior en
no menos de 5% al de 1990 en el período de compromiso comprendido entre el año 2008
y el 2012.

Los compromisos contraídos en virtud del Protocolo varían de un país a otro. El objetivo
global del 5% para los países desarrollados debe conseguirse mediante recortes (con
respecto a los niveles de 1990) del 8% en la Unión Europea, Suiza y la mayor parte de
los países de Europa central y oriental; 6% en el Canadá; 7% en los Estados Unidos
(aunque posteriormente los Estados Unidos han retirado su apoyo al Protocolo), y el 6%
en Hungría, Japón y Polonia.
Nueva Zelandia, Rusia y Ucrania deben estabilizar sus emisiones, mientras que Noruega
puede aumentarlas hasta un 1%, Australia un 8% (posteriormente retiró su apoyo al
Protocolo) e Islandia un 10%.

La Unión Europea ha establecido su propio acuerdo interno para alcanzar su objetivo del
8% distribuyendo diferentes porcentajes entre sus Estados Miembros. Estos objetivos
oscilan entre recortes del 28% en Luxemburgo y del 21% en Dinamarca y Alemania a un
aumento del 25% en Grecia y del 27% en Portugal.

Para compensar las duras consecuencias de los “objetivos vinculantes”, el acuerdo ofrece
flexibilidad en la manera en que los países pueden cumplir sus objetivos. Por ejemplo,
pueden compensar parcialmente sus emisiones aumentando los sumideros, bosques, que
eliminan el dióxido de carbono de la atmósfera, ello puede conseguirse bien en el
territorio nacional o en otros países.

Pueden pagar también proyectos en el extranjero cuyo resultado sea una reducción de los
gases de efecto invernadero. El Protocolo de Kioto ha avanzado lentamente: se encuentra
todavía en lo que se conoce con el nombre de “fase de ratificación”, y es un acuerdo
complicado. Razones no faltan.

El Protocolo no sólo debe ser eficaz frente a un problema mundial también complicado
debe ser también políticamente aceptable.

En consecuencia, se ha multiplicado el número de grupos y comités creados para


supervisar y arbitrar sus diferentes programas, e incluso después de la aprobación del
acuerdo en 1997, se consideró necesario entablar nuevas negociaciones para especificar
las instrucciones sobre la manera de instrumentalizarlo. Estas normas, adoptadas en 2001,
se conocen con el nombre de “Acuerdos de Marrakech”.

Los tratados internacionales deben tratar de conseguir un delicado equilibrio. Los que se
proponen conseguir un apoyo general muchas veces no son lo bastante enérgicos como
para resolver los problemas que tratan de solucionar (como se consideraba que la
Convención Marco presentaba esa deficiencia, a pesar de sus numerosas y valiosas
disposiciones, se creó el Protocolo con la finalidad de complementarla). En cambio, los
tratados con disposiciones firmes pueden tener problemas a la hora de conseguir el apoyo
necesario para que resulten eficaces.

Lo que ahora se necesita realmente es que el Protocolo consiga ratificaciones suficientes


para entrar en vigor. Lo mismo que el Protocolo en general, esta materia es complicada.
El Protocolo será jurídicamente vinculante cuando lo hayan ratificado no menos de 55
países, entre los que se cuenten países desarrollados cuyas emisiones totales representen
por lo menos el 55% del total de las emisiones de dióxido de carbono en 1990. Ello no ha
ocurrido todavía. El principal problema es que deben decidir adherirse más naciones
industrializadas que se verán afectadas por los límites de emisión del Protocolo. Una
segunda preocupación es que los Estados Unidos y Australia han manifestado que no
apoyarán ya el tratado.

Al mismo tiempo, una novedad positiva es que algunos mecanismos del Protocolo
cuentan con apoyo suficiente y se están estableciendo antes incluso de la entrada en vigor
del Protocolo. Por ejemplo, el Mecanismo para un desarrollo limpio –a través del cual los
países industrializados pueden cumplir en parte sus objetivos vinculantes de emisión
mediante “créditos” obtenidos patrocinando proyectos que reducen las emisiones de gases
de efecto invernadero en los países en desarrollo– cuentan ya con una junta ejecutiva que
está preparando algunas propuestas.

La actividad humana en particular, el consumo de combustibles fósiles ha hecho que la


capa de gases de efecto invernadero que rodea a la Tierra sea más “gruesa”. El aumento
resultante de las temperaturas mundiales está alterando la compleja red de sistemas que
hacen posible la vida sobre la tierra, como la cubierta de nubes, las precipitaciones, las
pautas de los vientos, las corrientes oceánicas y la distribución de las especies vegetales
y animales.

El efecto invernadero y el ciclo del carbono. Cada vez es más la energía solar que se ve
atrapada en la atmósfera, y una parte mucho mayor del carbono mundial (en forma de
dióxido de carbono) se deposita en el aire, en vez de en los árboles, el suelo y los depósitos
subterráneos.

Efectos futuros. La complejidad del sistema climático hace que las predicciones varíen
enormemente, pero incluso los cambios mínimos previstos podrían significar frecuentes
inundaciones de las zonas costeras, perturbaciones en los suministros de alimentos y de
agua y la extinción de muchas especies.

En 1988, se creó un Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) por


iniciativa de la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este Grupo presentó en 1991 un primer
informe de evaluación en el que se reflejaban las opiniones de 400 científicos. En él se
afirmaba que el calentamiento atmosférico era real y se pedía a la comunidad
internacional que hiciera algo para evitarlo.

El IPCC tiene ahora una función claramente establecida en vez de realizar sus propias
investigaciones científicas, examina las investigaciones realizadas en todo el mundo,
publica informes periódicos de evaluación y compila informes especiales y documentos
técnicos.

Las observaciones del IPCC, por el hecho de reflejar un consenso científico mundial y
ser de carácter apolítico, representan un contrapeso útil en el debate, con frecuencia muy
politizado, sobre qué se debe hacer con respecto al cambio climático.

Para asegurar que los países que ratificaron Kioto cumplen sus obligaciones, el Protocolo
establece un sistema internacional de:

Cómputo: una serie de reglas internacionales que establece qué puede y qué no puede
computarse como reducción de emisiones (por ejemplo, qué sectores y gases) y las reglas
sobre cómo realizar el cálculo (por ejemplo, el establecimiento de un año base -1990-,
reglas de cómputo de emisiones derivadas del sector forestal o el potencial de los
diferentes gases en cuanto a calentamiento global).

Verificación: igual que en el Convenio, se establece qué equipos de expertos en


verificación aseguren la integridad ambiental y la transparencia del sistema de
contabilidad y de la forma de reportar las acciones realizadas en cada país. El proceso de
revisión y verificación es generalmente cooperativo pero en el Protocolo de Kioto los
equipos de revisión tienen, además, poder para ajustar los datos si la resolución no puede
alcanzarse.

Cumplimiento: el sistema internacional de cumplimiento detecta cualquier fallo de los


gobiernos en relación con su grado de compromiso asumido en Kioto y lo gestiona tanto
animando al país a cumplir como sancionando el incumplimiento. Existe un órgano
facilitador que entra en juego y presta asesoramiento cuando se detecta un problema en
este sentido y también un órgano que dispone de las herramientas necesarias para reforzar
la necesidad de cumplir con los objetivos, mediante multas para los infractores.

Derechos de emisión asignados: estas unidades de emisiones asignadas a cada país como
“derechos de emisión” representan la cantidad máxima de gases de efecto invernadero
que cada país industrializado puede emitir durante el periodo de compromiso. Cada
unidad asignada equivale a una tonelada métrica de CO2. Estos permisos son canjeables
en el mercado de carbono y, en el futuro, podrán ser otorgados a cada país mediante
subasta como una forma justa y predecible de obtener fondos para la lucha contra el
cambio climático en los países en desarrollo.

Mercados de carbono: el Protocolo de Kioto establece reglas internacionales y criterios


de elegibilidad para asegurar la integridad de los mercados de carbono, asegurar que
dichas reglas son acatadas por los países que intervienen en el mercado y mantener un
sistema robusto que apoye el mercado. Estos elementos esenciales, a pesar de que
necesitan algunas mejoras, promueven y refuerzan el cumplimiento y la comparabilidad
del esfuerzo de los diferentes países con la máxima transparencia, asegurando que todos
los países miembros del Protocolo juegan con las mismas reglas y están medidos por
estándares equivalentes.

II.II. Acuerdo de París.


El acuerdo sobre el cambio climático adoptado por 195 países en diciembre de 2015 en
París trazó el camino hacia un mundo sostenible mediante cambios drásticos en la
economía global.

El Acuerdo de París es un acuerdo mundial sobre el cambio climático que se alcanzó el


12 de diciembre de 2015 en París. El acuerdo presenta un plan de actuación para limitar
el calentamiento del planeta «muy por debajo» de 2 °C. Cubre el periodo a partir de 2020.

El objetivo del acuerdo es contener el aumento de la temperatura "muy por debajo de los
2ºC" respecto a la era preindustrial y "de seguir esforzándose por limitar este aumento a
1,5ºC", aunque muchos expertos dudan de que se pueda lograr.

Dos o 1,5°C son objetivos muy ambiciosos, dado el nivel actual de emisiones de gases de
efecto invernadero (GEI). Los expertos del Panel Intergubernamental del Cambio
Climático (IPCC) estiman que es necesario reducir las emisiones entre 40% y 70% entre
2010 y 2050 para permanecer por debajo de los 2°C.
Fig. 3 Imagen de la Ceremonia de Apertura del Acuerdo de París

II.II.I. Objetivos del Acuerdo de París.

Objetivo a largo plazo: los gobiernos acordaron mantener el incremento de la


temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles
preindustriales y redoblar los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C

Contribuciones: antes de la conferencia de París, y durante esta, los países presentaron


planes generales nacionales de actuación contra el cambio climático para reducir sus
emisiones

Ambición: los gobiernos acordaron comunicar cada cinco años sus contribuciones para
fijar objetivos más ambiciosos

Transparencia: también aceptaron informarse unos a otros y a la sociedad sobre el grado


de cumplimiento de sus objetivos para garantizar la transparencia y la supervisión

Solidaridad: la Unión Europea y otros países desarrollados seguirán financiando la lucha


contra el cambio climático para ayudar a los países en vías de desarrollo tanto a reducir
sus emisiones como a aumentar la resistencia ante los efectos del cambio climático.

El cambio climático es un problema mundial importante que nos afecta a todos. Esta
cronología muestra los pasos que han llevado hasta un nuevo acuerdo mundial
jurídicamente vinculante sobre el cambio climático, el Acuerdo de París, y su
seguimiento. También cubre el papel de la UE en este proceso se ve reflejado en el
ANEXO 1.

El acuerdo no especifica metas obligatorias a cada país, como sí lo hace el protocolo de


Kioto. Cada nación se fija a sí misma sus propios objetivos de reducción de emisiones
para 2025 o 2030.

Estados Unidos, cuyo presidente actual Donald Trump estudia seriamente retirarse del
Acuerdo de París, se comprometió bajo las riendas de Barack Obama a reducir sus
emisiones entre un 26% y un 28% de aquí a 2025, respecto a los niveles de 2005.

Los planes de acción nacionales evitarían los cataclismos +4/5°C previsibles en ausencia
de políticas climáticas, pero colocarían al planeta en una situación sumamente peligrosa
con +3°C.
Fig. 4 Objetivos del Acuerdo de París

II.III. Diferencias entre Protocolo de Kioto y Acuerdo de París.


El Protocolo de Kioto establecía compromisos sólo para países desarrollados, es decir no
incluía a economías importantes como China. Además no fue ratificado por otro de los
principales emisores de gases de efecto invernadero, Estados Unidos. Así, el Protocolo
de Kioto sólo cubrió el 30% de las emisiones globales en su primer período de
cumplimiento, 2008-2012. En el segundo período, 2013-2020, no se unieron países como
Canadá, Japón, Rusia y Nueva Zelanda, de modo que no alcanza ni el 15% de las
emisiones globales.
El Acuerdo de París pretende subsanar esto y que se incluyan objetivos de reducción de
emisiones de todos los países, en especial de las grandes economías, como China, Brasil,
Sudáfrica o Méjico. En estos momentos casi 180 países que representan más del 95 % de
las emisiones mundiales han presentado sus contribuciones nacionales para la reducción
global de emisiones. Incluidos todos los países del G20. Un aspecto fundamental que está
en cuestión es la naturaleza jurídica y vinculante del próximo acuerdo.
El Protocolo de Kioto fue concebido como un tratado internacional jurídicamente
vinculante, que requería su posterior firma, ratificación y transposición a la normativa
nacional.
Sin embargo, Estados Unidos no quiere que el acuerdo deba someterse a su Congreso
nacional ya que prevé que no se aprobaría. De modo que se está contemplando que el
acuerdo sea adoptado bajo otro instrumento legal. Además también está en discusión si
todas los elementos del acuerdo serán o no vinculantes. Y respecto al régimen punitivo,
ya se tiene claro que a diferencia de Kioto, el nuevo acuerdo no contemplará sanciones.
Otra cuestión es que Kioto se centraba en la mitigación del cambio climático, mientras
que el próximo acuerdo de París deberá englobar más áreas de actuación como son la
adaptación, la financiación climática, el desarrollo y transferencia de tecnologías y la
formación de capacidades.
Otro aspecto diferente son los hitos temporales de ambos acuerdos. El Protocolo de Kioto
I terminó su período de cumplimiento en 2012, y la segunda parte tendrá vigencia desde
2012 hasta 2020. Sin embargo el Acuerdo de París pretende ser un marco de acuerdo
duradero que establezca metas temporales periódicas. Así cada 5 años, por ejemplo, se
podrían revisar algunas partes del acuerdo (como los objetivos de reducción) pero los
elementos esenciales no volverían a estar sometidos al debate internacional.
Objetivo: mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC.
La comunidad internacional se ha puesto de acuerdo para evitar que la temperatura media
global no supere los dos grados centígrados. Lo primero que hay que señalar es que esta
meta ya se queda corta y de acuerdo al conocimiento científico pone en riesgo a millones
de personas. Para los países más vulnerables, como los estados insulares, los efectos
económicos y sociales de superar el umbral de los 1,5ºC ya plantearía serias amenazas al
trabajo, la migración y los derechos humanos 3 fundamentales de la población. Así lo han
advertido ya los 20 países que integran el Foro de Vulnerabilidad Climática (como
Filipinas, Nepal, Tanzania, Afganistán, Costa Rica y Vietnam).
La importancia de establecer una temperatura umbral para la seguridad climática está
relacionada con el nivel de riesgo que se asume:
 En la afectación de sistemas únicos y amenazados y en la extinción de especies
(de los ecosistemas de montaña, insulares, mediterráneos, polares) incapaces de
adaptarse a las nuevas condiciones climáticas.

 En la aparición de eventos meteorológicos extremos (huracanes, olas de calor,


precipitaciones intensas, …) que causarían pérdidas de vida y graves daños en las
infraestructuras y en la actividad económica

 En la gravedad de los impactos globales y su distribución, lo que desafiará el


suministro mundial de agua y de alimentos, los movimientos de migración y
conflictos sociales.

 En los cambios drásticos a gran escala que pueden dispararse en un momento


determinado con consecuencias totalmente imprevisibles e irreversibles (como
por ejemplo la desaparición del hielo de Groenlandia, que haría crecer el nivel
del mar de 7 metros).
Desde el inicio de las mediciones de alta precisión en 1958, la concentración de CO2 en
la atmósfera no ha parado de crecer, a pesar de los esfuerzos internacionales y de las
negociaciones para acordar compromisos globales de reducción dentro de la Convención
Marco de Naciones Unidas de Cambio Climático durante más de dos décadas. En 2014
la concentración media en la atmósfera fue de 398 partes por millón (ppm), y sube a razón
de 2ppm al año. De acuerdo con el Quinto Informe de Evaluación del Panel Internacional
de expertos de Cambio Climático (IPCC), para permanecer por debajo de los 2ºC con una
probabilidad del 66% deberíamos reducir las emisiones entre un 40 y un 70% a nivel
mundial entre 2010 y 2050, y disminuirlas hasta un nivel nulo o negativo en 2100. Esto
equivale a un escenario de 450 ppm de concentración de CO2 a finales de siglo. La
transición energética necesaria requiere una descarbonización global rápida y sostenida
de las principales economías mundiales, de alrededor el 6.3% cada año, algo jamás visto
en la historia y casi el doble de la actual, según PWC.

Compromisos insuficientes: La mayoría de los gobiernos ya han comunicado a la


Convención Marco de Naciones Unidas sus objetivos individuales de reducción de
emisiones. Los compromisos voluntarios anunciados nos llevarían a un aumento de la
temperatura media global de entre 3 y 4 grados. Es decir, serán insuficientes para evitar
un cambio climático peligroso.

III. CONCLUSIONES

- Los países en desarrollo han excedido o cumplen sobradamente su cuota justa para
reducir las emisiones, mientras que la mayor parte de los países desarrollados se
quedan muy lejos. Concretamente sobre los principales emisores se apunta a que
Estados Unidos y la Unión Europea, sólo habrían asumido una quinta parte del
esfuerzo que les correspondería a cada uno, Rusia habría planteado una
contribución nula respecto a su cuota justa; y Japón, una décima parte de su cuota
justa. Desde la sociedad civil se han evaluado los objetivos anunciados por los
distintos países de acuerdo a sus respectivas responsabilidades históricas y sus
propias capacidades.

- Por otro lado en el borrador del Acuerdo de París no se hace ni una referencia
específica a las energías renovables o el ahorro y eficiencia energética, ni tampoco
a la necesaria reducción del uso de combustibles fósiles y las ayudas públicas de
las que se benefician, tal y como se ha exigido desde la OCDE y el G20. Pese a
ello, sólo la ejecución de las contribuciones ya aportadas por diferentes países
significará 13,5 billones de dólares de inversiones en las energías renovables y la
eficiencia energética en los próximos 15 años, según las estimaciones de la
Agencia Internacional de la Energía. La aplicación de los nuevos objetivos de
China e India por sí solos, significarán triplicar la producción de energía renovable
a escala mundial.

- Notamos que si bien el Protocolo de Kioto ha establecido el mecanismo del


mercado como una de las vías para que los países desarrollados eludan sus
verdaderas obligaciones de reducciones internas de gases de efecto invernadero,
hecho que demanda su profunda revisión.

- No podemos ni debemos olvidar que los países desarrollados adoptaron este


instrumento legalmente vinculante, sin embargo advertimos al mundo que las
emisiones de estos países crecieron en 11.2 % entre 1990 y 2007, a pesar de los
compromisos obligatorios asumidos en el Protocolo de Kioto, es evidente que
estos compromisos serán violados.

IV. RECOMENDACIONES
- Es imprescindible que el Acuerdo de París contemple un mecanismo de revisión
periódica de la aplicación del mismo que sirva para aumentar las metas de
reducción de emisiones de todos los países, al menos cada 5 años, y así alcanzar
el objetivo de los 2ºC.

- Se debe dar también una señal a largo plazo y establecer un objetivo colectivo a
2030/2050. En el borrador del Acuerdo se contemplan opciones muy distintas que
van desde alcanzar un pico de emisiones en 2030, reducir las emisiones entre un
40-70% a 2050, o emisiones cero para 2050 o 2100.

- Establecer oportunas y efectivas sanciones para los países que no se rigen a estos
protocolos ya que si siguen por el Incumplimiento de los compromisos de
reducción de gases de efecto invernadero pudiendo generar fondos para
compensar los daños ocasionados a los países en desarrollo. Esto generará
recursos financieros que no provengan del Mercado de Carbono o de las
obligaciones financieras actualmente establecidas en el marco de la Convención
de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

- Los jefes de Estado o de Gobierno reiteran el compromiso de la UE de aplicación


rápida y plena del Acuerdo de París sobre el cambio climático, incluidos sus
objetivos de financiación de la lucha contra el cambio climático, y de liderar la
transición mundial hacia las energías limpias. Insisten en la cooperación reforzada
de la UE con los socios internacionales, en demostración de la solidaridad con las
generaciones futuras y responsabilidad para todo el planeta.

V. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

[1]http://www.agroalimentaria.ccoo.es/comunes/recursos/21/doc260253_Articulo_de_la
_Cumbre_del_Clima_de_Paris_(COP21).pdf

[2]https://unfccc.int/resource/docs/convkp/kpspan.pdf

[3] http://www.cambio-climatico.com/docs/pksp.pdf
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CUENCA
UNIDAD ACADÉMICA DE INGENIERÍA,
INDUSTRIA Y CONSTRUCCIÓN

Alumno: Alexis Erráez Garzón.

Carrera: Ingeniería Eléctrica.

Materia: Energías Renovables II.

Profesor: Ing. Santiago Pulla G.

Ciclo: Décimo Ciclo.

Tema:

“PROTOCOLO DE KYOTO Y ACUERDO DE


PARÍS”

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