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hecho bien el Tribunal en condicionar la procedencia del régimen a una sola

y excluyente posibilidad36.
Contrariamente a lo expuesto, una voz discrepante con la excepcionalidad
del “amparo contra hábeas corpus”, afirma que en el ordenamiento constitucional
peruano el amparo no ha sido concebido como un recurso, sino como
un proceso y, por ello, procesalmente ha de proceder ahí donde concurran los
requisitos formales y materiales que hagan viable el proceso, además deberá
proceder tantas veces como haga falta, y hará falta tantas veces como ocurra
la vulneración de un derecho constitucional37. Por lo que limitar a una única
vez el “amparo contra hábeas corpus” equivale a generar un ámbito exento de
control por parte del Tribunal Constitucional, y ese ámbito exento de control
sería la resolución del segundo proceso de “amparo contra hábeas corpus” tramitado
con vulneración manifiesta del debido proceso38.
A estas afirmaciones discrepantes con la excepcionalidad del “amparo
contra hábeas corpus”, habría que precisarles que la seguridad jurídica constituye
un valor superior inherente al tráfico de derecho. En efecto, a través
del valor seguridad jurídica, las partes intervinientes en un proceso constitucional,
sea el que fuere, tienen la esperanza cierta de que la controversia constitucional
llegue a su fin independientemente del resultado –favorable o desfavorable–
que se obtenga. Esas son las reglas del tráfico de derecho: “que
los procesos judiciales tengan un final previsible y produzcan certeza; y que
además los cuestionamientos a ellos no se prolonguen indefinidamente en el
tiempo”.
Nada produce más daño al tráfico de derecho que la posibilidad sucesiva,
continuada y en cadena de promover procesos constitucionales con la finalidad
de dejar sin efecto lo resuelto en otros procesos constitucionales, pues genera
incertidumbre, desconfianza y descrédito en las decisiones judiciales. Por ello,
resulta un imperativo establecer un límite cuantitativo a la interposición de las
demandas de “amparo contra hábeas corpus” a una sola y única vez en sede
nacional, independientemente de la irregularidad de su resultado final, posibilitándose
solo la revisión en sede internacional de lo resuelto en la demanda.
Contrariamente a lo que sostenemos aquí, y para argumentar la posibilidad
sucesiva, continuada y en cadena de promover procesos constitucionales, se
36 SÁENZ DÁVALOS, Luis. Ob. cit., p. 102.
37 CASTILLO CÓRDOVA, Luis. El Tribunal Constitucional… Ob. cit., p. 27.
38 Ibídem, p. 31.
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BERLY JAVIER LÓPEZ FLORES
ha afirmado que la vulneración del derecho constitucional que justifica la procedencia
del primer “amparo contra hábeas corpus”, es distinta que la vulneración
del derecho fundamental que justificaría la procedencia de un segundo
“amparo contra hábeas corpus”. Al ser vulneraciones independientes y, por
tanto, distintas, surge la necesidad de plantear amparos diferentes para conseguir
el cese de la agresión en cada una de ellas, lo que admite la procedencia
de un segundo “amparo contra hábeas corpus”39.
Lo afirmado, si bien denota claramente la bondadosa intención de proteger
los derechos constitucionales a través de la promoción sucesiva de nuevos
procesos constitucionales, sin embargo, encuentra dificultades en su aplicabilidad
práctica, lo cual genera incertidumbre, desconfianza y descrédito en
las decisiones judiciales que se emitan.

En efecto, fácil es advertir que si tenemos

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