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Siento que ayudar al prójimo hoy en día se ha vuelto una cuestión de intereses, interés
en vivir en un mundo donde existe justicia social, interés en percibir la tristeza o
dolencia del ser indefenso, interés en crear solución al problema emergente, interés en
ser parte de una transformación única, interés en ser tú quien dirija ese movimiento, si
me preguntan cuál es el nacimiento del “GRAN CAMBIO”, diría que con el interés de
proclamar tu voz, para que el vulnerado se levante y camine firme con la paz interior
marcada en la frente, divisando un futuro con ideales donde pueda sonreírle a toda
adversidad sabiendo que será escuchado.
El estado como órgano principal de velar por los derechos del adulto mayor (AA.MM)
haciendo efectiva su visión formulada en su croquis quinquenal dentro del PLAN
NACIONAL PARA LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES, resuelto hasta el año 2017
cuyas propuestas reformistas planteadas en el año 2013, nos menciona de manera
textual que,
Las personas adultas mayores ejercerán efectivamente sus derechos, con dignidad,
autonomía e inclusión social, a través del acceso a servicios públicos de calidad, en el
marco de una política nacional que prioriza el envejecimiento saludable; el empleo, la
previsión y la seguridad social; la participación e integración social y la educación,
conciencia y cultura sobre el envejecimiento y la vejez. Puesto a crítica y a un examen
riguroso de investigación metódicamente personal frente a las planteamientos
estatales nos muestra que se vienen manejando con insatisfacción, ya que la realidad
contrasta a las normas, programas y servicios que se están brindando a nuestros
AA.MM en estado de vulnerabilidad; aquellos hombres y mujeres que viven en
circunstancias de abandono y no reciben el apoyo necesario a pesar de vivir en
precarias condiciones, víctimas del maltrato y rechazo por parte de la familia ya que
son considerados una carga innecesaria de responsabilidad. Muchos de los
testimonios extraídos de los mismos AA.MM cuentan que cuando se volvieron una
carga para ellos, fueron echados a la calle o a pedir limosna, otros cuentan que
cuando sus hijos crecieron se vieron en la necesidad de ser albergados en un asilo.
Cada ser humano cuando llega a una cierta edad, pierde parte de sus habilidades
motoras y psicosociales que científicamente demuestran que ya no pueden explayar
plenamente sus actividades habituales, aun así de manera retribuida se le debe de
cuidar y propiciar un ambiente donde pueda desenvolverse como cualquier persona de
distinta edad, siendo parte activa de la sociedad.
Una de las razones que me inspiró a escribir esta columna personal fue la indignación,
la incertidumbre y el amor al prójimo que nació al pertenecer al Voluntariado
VOLUNTADES CHICLAYO, asociación civil sin fines de lucro que trabaja con
poblaciones vulnerables que se encuentran en centros de alojamiento temporal
propiciándoles mejores oportunidades. Lo que me propició a servir a la comunidad,
contribuyendo con tiempo, dedicación y compromiso con personas que necesitan ser
escuchados y valorados por lo poco que puedan ofrecer. No hay nada creo yo, más
gratificante que un “aprecio lo que haces”, de la mano con un abrazo fortísimo de
Mauricio, que me espera domingo a domingo con un pancito o galletita que guarda en
el bolsillo de su suéter azul un tanto desteñido, tiene un pequeño agujerito en la
manga izquierda, pero si no lo observas demasiado, podrás ver la dulzura su gran
acto. Adulto mayor del asilo hogar San José.