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Acuerdo Sobre Identidad Y Derechos De Los Pueblos Indígenas

El Acuerdo Sobre Identidad Y Derechos De Los Pueblos Indígenas versa lo


siguiente:

Identidad de los pueblos indígenas

1. El reconocimiento de la identidad de los pueblos indígenas es fundamental para


la construcción de la unidad nacional basada en el respeto y ejercicio de los
derechos políticos, culturales, económicos y espirituales de todos los
guatemaltecos.
2. La identidad de los pueblos es un conjunto de elementos que los definen y, a su
vez, los hacen reconocerse como tal. Tratándose de la identidad maya, que ha
demostrado una capacidad de resistencia secular a la asimilación, son elementos
fundamentales:

a) La descendencia directa de los antiguos mayas;


b) Idiomas que provienen de una raíz maya común;
c) Una cosmovisión que se basa en la relación armónica de todos los elementos
del universo, en el que el ser humano es sólo un elemento más, la tierra es la
madre que da la vida, y el maíz es un signo sagrado, eje de su cultura. Esta
cosmovisión se ha transmitido de generación en generación a través de la
producción material y escrita por medio de la tradición oral, en la que la mujer ha
jugado un papel determinante...

Protección jurídica de los derechos de las comunidades indígenas

9. Para facilitar la defensa de los derechos arriba mencionados y proteger las


comunidades eficazmente, el Gobierno se compromete a adoptar o promover las
siguientes medidas:
a) El desarrollo de normas legales que reconozcan a las comunidades indígenas
la administración de sus tierras de acuerdo con sus normas consuetudinarias;
b) Promover el aumento del número de juzgados para atender los asuntos de
tierras y agilizar procedimientos para la resolución de dichos asuntos;
c) Instar a las facultades de ciencias jurídicas y sociales al fortalecimiento del
componente de derecho agrario en las currícula de estudio, incluyendo el
conocimiento de las normas consuetudinarias en la materia;
d) Crear servicios competentes de asesoría jurídica para los reclamos de tierras;
e) Proveer gratuitamente el servicio de intérpretes a las comunidades indígenas en
asuntos legales;
f) Promover la más amplia divulgación dentro de las comunidades indígenas de los
derechos agrarios y los recursos legales disponibles; y
g) Eliminar cualquier forma de discriminación de hecho o legal contra la mujer en
cuanto a facilitar el acceso a la tierra, a la vivienda, a créditos y a participar en los
proyectos de desarrollo.

El Código Municipal en referencia a las organizaciones versa lo siguiente:


CÓDIGO MUNICIPAL
Decreto número 12-2002 del Congreso de la República de Guatemala.

ARTICULO 36. Organización de comisiones. En su primera sesión ordinaria


anual, el Concejo Municipal organizará las comisiones que considere necesarias
para el estudio y dictamen de los asuntos que conocerá durante todo el año,
teniendo carácter obligatorio las siguientes comisiones:
1. Educación, educación bilingüe intercultural, cultura y deportes;
2. Salud y asistencia social;
3. Servicios, infraestructura, ordenamiento territorial, urbanismo y vivienda;
4. Fomento económico, turismo, ambiente y recursos naturales;
5. Descentralización, fortalecimiento municipal y participación ciudadana;
6. De finanzas;
7. De probidad;
8. De los derechos humanos y de la paz;
9. De la familia, la mujer y la niñez.
El Concejo Municipal podrá organizar otras comisiones además de las ya
establecidas.

ARTICULO 2. Principios. Los principios generales del Sistema de Consejos de


Desarrollo son:
a) El respeto a las culturas de los pueblos que conviven en Guatemala.
b) El fomento a la armonía en las relaciones interculturales.
C) La optimización de la eficacia y eficiencia en todos los niveles de la
administración pública.
d) La constante atención porque se asigne a cada uno de los niveles de la
administración pública las funciones que por su complejidad y características
pueda realizar mejor que cualquier otro nivel. La promoción de procesos de
democracia participativa, en condiciones de equidad e igualdad de oportunidades
de los pueblos maya, xinca y garífuna y de la población no indígena, sin
discriminación alguna.
e) La conservación y el mantenimiento del equilibrio ambiental y el desarrollo
humano, con base en las cosmovisiones de los pueblos maya, xinca y garífuna
y de la población no indígena.
f) La equidad de género, entendida como la no discriminación de la mujer y
participación efectiva, tanto del hombre como de la mujer.
Sociología
La sociología es la ciencia social que se encarga del análisis científico de la
estructura y funcionamiento de la sociedad humana o población regional. 1 Estudia
los fenómenos colectivos producidos por la actividad social de los seres humanos,
dentro del contexto histórico-cultural en el que se encuentran inmersos.
En la sociología se utilizan múltiples técnicas de investigación interdisciplinarias
para analizar e interpretar desde diversas perspectivas teóricas las causas,
significados e influencias culturales que motivan la aparición de diversas
tendencias de comportamiento en el ser humano especialmente cuando se
encuentra en convivencia social y dentro de un hábitat o "espacio-temporal"
compartido.
Al ser una disciplina dedicada al estudio de las relaciones sociales humanas,
siendo estas de carácter heterogéneo, la sociología ha producido diversas y en
ocasiones opuestas corrientes. Tal situación ha enriquecido, mediante la
confrontación de conocimientos, el cuerpo teórico de esta ciencia.

Fundadores de la disciplina
El razonamiento sociológico es preexistente a la fundación de la disciplina. El
análisis social tiene su origen en el conocimiento y la filosofía occidental,
desarrollados desde la antigua Grecia por filósofos como Platón, e incluso otros
anteriores. El origen de la encuesta, es decir, la obtención de información a partir
de una muestra de individuos, se remonta a por lo menos el Libro Domesday en
1086.2 El antiguo filósofo oriental Confucio escribió sobre la importancia de
los roles sociales. Hay pruebas de la sociología temprana en el Islam medieval.
Algunos consideran que Ibn Jaldún, un erudito musulmán del norte de África
(Túnez), ha sido el primer sociólogo y padre de la sociología. Su Muqaddima fue
quizás el primer trabajo para avanzar en el razonamiento científico-social de
la cohesión social y el conflicto social.3
Durante la época de la Ilustración y después de la Revolución Francesa, lo social y
las actividades del hombre ganaron creciente interés. Escritores
como Voltaire, Montesquieu, y Giambattista Vico, se interesaron por analizar las
instituciones sociales y políticas europeas. Y Lord Kames inició el análisis de las
causas del cambio social, y tras él, surgió una corriente conservadora, muy
interesada en saber las razones de los cambios y de la estabilidad existentes en la
sociedad, liderada por Joseph de Maistre y Edmund Burke, quienes criticaron
muchas de las premisas de la Ilustración.
La voluntad de crear una "física social", esto es, un conocimiento indiscutible de la
sociedad, de forma análoga a como se establece en la Física, surgió con
el positivismo del siglo XIX. El primero en defender una teoría e investigación
científica de los fenómenos sociales fue Henri de Saint-Simon (1760-1825) a
mediados del siglo XIX. Auguste Comte, quien fue secretario de Saint-
Simon entre 1817 y 1823, desarrolló sus teorías bajo las premisas del positivismo.
Comte acuñó la palabra "sociología" en 1824 (del latín: socius, "socio,
compañero"; y el sufijo griego -logía, "el estudio de"). La primera vez que apareció
impresa esta palabra fue en su Curso de filosofía positiva de 1838.4
Casi en simultáneo, en Alemania, Von Stein (1815-1890), introdujo el concepto de
sociología como ciencia (Die Wissenschaft der Gesellschaft) incorporando a su
estudio lo que él llamó "Movimientos sociales" y la dialéctica hegeliana. De esta
manera logró darle a la disciplina una visión dinámica. Von Stein es considerado
como el fundador de las ciencias de la Administración Pública.
Alexis de Tocqueville (1805-1859) por su parte, es también reconocido como uno
de los precursores de la sociología, por sus estudios sobre la Revolución
francesa y sobre los Estados Unidos (La democracia en América, publicada entre
1835-1840). El citado analizó a las sociedades en general e hizo una comparación
entre las sociedades americanas y las sociedades europeas.5
La sociología continuó con un desarrollo intenso y regular a principio del siglo
XX. Émile Durkheim, quien se inspiró en algunas teorías de Auguste Comte para
renovar la sociología, quería en particular "estudiar los hechos sociales como si
fueran cosas".6 Uno de los retos de la sociología era desarrollarse como una
ciencia autónoma. Durkheim buscó distinguir a la sociología de la filosofía por un
lado y de la psicología por el otro. Por ello, se le considera como uno de los
padres fundadores de la sociología.
El citado postuló las bases de una metodología científica para la sociología, en
particular en la obra Las reglas del método sociológico (1895), y en La división del
trabajo social (1893), libro que además es su tesis. Su método reposa
esencialmente en la comparación de estadísticas y características cuantitativas,
buscando liberarse de todo subjetivismo ligado a toda interpretación cualitativa, y a
desembarazarse de todos los prejuicios morales o moralizadores a priori para
comprender los hechos sociales como en su obra: El Suicidio.
Karl Marx es otro científico que ha tenido una profunda influencia en el
pensamiento social y la crítica del siglo XIX.7 Fue principalmente
en Alemania donde desarrollara una teoría mayor de la sociología, influenciando
posteriormente, entre otros, en la Escuela de Frankfurt.
Max Weber, contemporáneo de Durkheim, tomó un camino diferente: empleó
la Ciencia política, la Economía política, la Filosofía de la cultura y del derecho,
los estudios religiosos que son, según él, todo como la sociología, las "ciencias de
la cultura". De acuerdo a toda una tradición de la filosofía alemana (sobre
todo Wilhelm Dilthey), estas ciencias son diferentes de las ciencias naturales ya
que tienen su propio método. Ellas proponen una comprensión de los fenómenos
colectivos antes que la búsqueda de leyes (es el método comprensivo).8
EDUC AC IÓN
La educación puede definirse como el proceso de socialización de los
individuos. Al educarse, una persona asimila y aprende conocimientos. La
educación también implica una concienciación cultural y conductual, donde
las nuevas generaciones adquieren los modos de ser de generaciones anteriores.

El proceso educativo se materializa en una serie de habilidades y valores, que


producen cambios intelectuales, emocionales y sociales en el individuo. De acuerdo
al grado de concienciación alcanzado, estos valores pueden durar toda la vida o sólo
un cierto periodo de tiempo.
En el caso de los niños, la educación busca fomentar el proceso
de estructuración del pensamiento y de las formas de expresión. Ayuda en el
proceso madurativo sensorio-motor y estimula la integración y la convivencia
grupal.
La educación formal o escolar, por su parte, consiste en la presentación
sistemática de ideas, hechos y técnicas a los estudiantes. Una persona ejerce una
influencia ordenada y voluntaria sobre otra, con la intención de formarle. Así, el
sistema escolar es la forma en que una sociedad transmite y conserva su existencia
colectiva entre las nuevas generaciones.
Por otra parte, cabe destacar que la sociedad moderna otorga particular
importancia al concepto de educación permanente o continua, que establece
que el proceso educativo no se limita a la niñez y juventud, sino que el ser humano
debe adquirir conocimientos a lo largo de toda su vida.
Dentro del campo de la educación, otro aspecto clave es la evaluación, que
presenta los resultados del proceso de enseñanza y aprendizaje. La evaluación
contribuye a mejorar la educación y, en cierta forma, nunca se termina, ya que cada
actividad que realiza un individuo es sometida a análisis para determinar si
consiguió lo buscado.
educación y desarrollo

El concepto de Educación para el Desarrollo define aquel conjunto de acciones


que se llevan a cabo en nuestro país para sensibilizar y concienciar a la sociedad
sobre los problemas que afectan a los paises del Sur y mirar de presionar los
diferentes gobiernos para impulsar políticas dirigidas a corregir las desigualdades
en el mundo.

La comprensión de la situación "Norte-Sur" es compleja y requiere un cambio de


actitud a nivel indvidual y colectivo que lleve a un compromiso responsable.

Al amparo de su Misión consistente en trabajar por una educación transformadora,


ESF contribuye a construir una sociedad más comprometida, a nivel individual y
colectivo, con un mundo más justo y humano. Para ello, aboga por el conocimiento
mutuo entre las realidades diversas de los diferentes países y culturas, dando a
conocer las causas de las desigualdades mundiales, fomenta valores básicos y
promueve espacios para la reflexión y la participación social. En este sentido, ESF
apuesta por una visión transversal y no vertical de la solidaridad, que favorezca el
compromiso de todos los sectores sociales en un proceso donde prevalezca la
transferencia de visiones, miradas, ideas y recursos.

Para alcanzar nuestros objetivos actuamos en los siguientes campos:

Educación formal y no formal:

Comprende las acciones cuyos destinatarios son los colectivos y personas que
están participando de procesos educativos y se orientan a la consecución a
medio-largo plazo de un cambio de actitud en el aprendizaje de valores
relacionados con la participación y el compromiso social.

Educación informal:

Comprende el conjunto de actividades destinadas a la sociedad en general. Son


acciones de denuncia e información con el objetivo de despertar el interés entre la
ciudadanía ante las situaciones de injusticia y desigualdad y generar un mayor
compromiso social en este ámbito.
Participación e incidencia política

Comprende las actividades dirigidas a los poderes públicos locales, nacionales e


internacionales y a las personas que en ellos tienen la capacidad de tomar
decisiones. Son acciones de reivindicación y denuncia cuyo objetivo es lograr un
compromiso político y unas medidas efectivas para alcanzar el pleno ejercicio del
derecho a una educación de calidad y unas relaciones internacionales más justas
e igualitarias.
Educación para la libertad: concepción Paulo Freire

La obra

de Paulo Freire, esta marcada por


una profunda pasión por la libertad humana y al mismo tiempo, una rigurosa y
siempre renovada búsqueda de una pedagogía de la emancipación, generadora
de “democracia militante”.

Su filosofía de la educación se basa en una pedagogía volcada en la práctica, en la


acción transformadora: "la mejor manera de pensar, es pensar en la
práctica" decía.

Su pedagogía rechaza la idea de neutralidad por considerar que "la neutralidad no


es posible en el arte educativo y en el acto educativo” y él desde luego apuesta por
los más desfavorecidos.

En su libro “Educación como práctica de la libertad" plantea que la


educación puede ser vía de cambio, camino de libertad para excluidos y oprimidos,
herramienta, por tanto, de liberación; idea que comparto plenamente; pero no de
una forma ingenua “si es verdad que la ciudadanía no se construye apenas con la
educación, también es verdad que sin ella no se construye la ciudadanía”

Esta pedagogía tiene, en este inicio del siglo XXI, plena vigencia pues, desde
nuestro punto de vista, la sociedad que retrata el libro permanece intacta en
muchos aspectos. Es verdad que tenemos mejores condiciones de vida (eso sí, en
occidente), pero nuestra sociedad está, sino cerrada, en transición. Donde el
sectarismo o lo irracional prima en todas las facetas de la vida de las personas,
tanto pública como privada, como pone de manifiesto la dolorosa realidad de la
violencia de género, el acoso o la violencia gratuita contra los más desprotegidos; la
violencia escolar; en el trabajo; la violencia internacional etc. Situaciones que
emergen ante la falta de conciencia crítica, generadora del hábitat “del homo
intransitivo”, acomodado, pasto fácil de la magia, del engaño, del sectarismo.

Sus idea de que el dominio de la palabra, el saber escribir, el saber leer, solamente
tienen sentido si se traduce en una mejor lectura del mundo, una mejor lectura del
contexto del hombre y de la mujer que les hace estar en el mundo, en la realidad
para transformarla, nos parece de plena vigencia.

Freire considera que los hombres y las mujeres tienen que tomar sentido de su
propia existencia para poder ser personas, esa toma de conciencia supone
capacidad de contextualizar su existencia y la de sus semejantes. Este paso genera
concienciación y radicalismo que sitúa y adapta al ser humano a la realidad.

El siguiente paso es desarrollar una mirada crítica ante nuestra realidad, que
supone capacidad de discernimiento de su yo, de valorarlo, de juzgarlo con criterio
propio, lejos de las interferencia de quienes intentan convencernos que vivimos en
el mejor de los mundos posibles, como diariamente pretenden las élites
dominantes, mediante los medios de comunicación de masas, sumisos a esas
mismas élites, la sociedad de consumo que nos empuja a convertirnos en seres
acomodados. En la medida que eduquemos en la transitividad, más barreras
levantaremos frente al engaño del consumo, que todo lo inunda de mensajes
vacíos, falsos, generadores de frustración, germen del odio. Consideremos
significativo el ejemplo que utiliza de ciertas marcas de cigarrillos en que aparece
una bella chica en bikini, sonriente y feliz, me parece de una actualidad completa,
como igualmente ocurre en la percepción de los mismos engaños en la propaganda
ideológica y política, en los eslóganes, a los que tenemos que hacer frente,
especialmente en la España de nuestros días.

Este proceso culmina con el actuar, con el compromiso radical que implica vivir
hasta sus últimas consecuencias la democracia, lo que implica compromiso social,
político, sindical, en los nuevos movimientos, en cualquier tipo de plataforma de
participación, que genera una democracia que no rehuelle el conflicto, sino por el
contrario, se nutre de él para mejorarse, para transformarse en esperanza, de
utopía transformadora y posible.

Freire insiste mucho en la idea de que solo se puede vivir en democracia, con una
práctica educativa democrática, que respete profundamente la diversidad cultural,
la existencia del otro, que busque la igualdad y salude la diferencia.

Estas ideas deben aplicarse vivamente en los diferentes ámbitos educativos de


nuestro “meta sistema mundo” en permanente conflicto. En el sistema europeo, y
en el subsistema español o extremeño. Realidades sociales que deben tornar el
conflicto, en espacio de reconocimiento recíproco de confrontación, pero también
de negociación.

La construcción de una ciudadanía activa, de un sujeto histórico, se favorece con


una marcada intencionalidad educativa reconociendo, nuevamente, los límites de
la educación, pero nada se pueda hacer sin ella.

la escuela como institución social


El objetivo principal de la educación es potenciar al máximo el desarrollo integral
de los alumnos atendiendo así a los diferentes ámbitos o dimensiones del
desarrollo: motor, afectivo, cognitiva, comunicativa y social. Es necesario educar a
personas completas, no solamente en lo académico, sino también educar en lo
personal y social. Así pues, la educación persigue dos finalidades básicas en el
alumnado; por un lado, la formación humana orientada hacia la socialización y
formación en valores, normas y actitudes para desarrollarse como miembro activo
y participativo de la sociedad en pro de su mejora; por otro, la formación cognitiva
o académica orientada a la capacitación del individuo. Es la primera finalidad a la
que nos referimos cuando hablamos de escuela como institución socializadora y
podemos decir que en la actualidad esta cayendo en el olvido ya que nos
encontramos frecuentemente ante sujetos con carencia de valores, ausencia de
capacidad crítica, etc.
Cuando hablamos de la escuela como institución socializadora nos estamos
refiriendo a la dimensión social del alumno. Uno de los grandes fines de la
educación es integrar socialmente al alumno en la comunidad en la que está
inmerso, así como, prepararle para desenvolverse con éxito en la misma.
J. DEWEY definía la escuela como una institución social cuya vida debería ser un
fiel trasunto de las características y experiencias positivas de la vida real. La
escuela proporciona a sus alumnos la experiencia socializadora de una comunidad
educativa que debe introducir a sus alumnos en la sociedad en nombre de la cual
funciona y trata de lograr sus objetivos. Así pues, en la escuela tradicional el
principal agente socializador era el profesor, que constituía la única vía por donde
llegaban al discípulo los estímulos educativos propios de la institución escolar. En
la escuela contemporánea ha perdido ese cariz específico, pero obviamente
ofrece a sus alumnos experiencias de socialización más ricas y, por supuesto
acordes con las exigencias y necesidades de la sociedad actual.
Hoy se concibe la escuela como una institución social que se constituye en una
comunidad educativa dentro de la cual se integran tanto los alumnos y profesores
como la familia y las propias entidades del entorno. Si la escuela integra grupos y
personas diferentes las experiencias sociales que ofrece a sus alumnos son más
ricas y variadas que las de la escuela encerrada en sí misma. Si los intercambios
con el entorno son habituales y forman parte del currículo organizado, las
perspectivas y posibilidades de socialización que ofrece la escuela se amplían y
su papel como agente educador social se ve facilitado y potenciado.
La escuela como institución proporciona, a través de las funciones de
socialización, oportunidades de adquirir y consolidar el sentido del “yo” o la
autoestima, de integrarse como miembro activo de la comunidad escolar y de
mantener relaciones sociales en diferentes niveles de convivencia.
La escuela es concebida como institución socializadora ya que en ella se
transmiten pautas sociales y valores que ayudarán al alumno a vivir en grupo e
integrarse posteriormente a la sociedad respetando sus normas, leyes y valores.
Por lo tanto, desde la escuela se está socializando a los alumnos, entendiendo la
socialización como el proceso mediante el cual se ayuda al niño a convertirse en
miembro adulto, activo y responsable dentro de la sociedad en la que se
desenvuelve. La socialización es un proceso continuo y gradual. Mientras el niño
se educa, se socializa.
Por lo tanto, la escuela es uno de los principales agentes socializadores ya que en
ella el niño adquiere una serie de normas y valores para su posterior integración
en la sociedad como adulto. Escolarizarse significa integrarse debidamente en un
grupo social; se va a la escuela para obtener autonomía y status en la vida
cotidiana y aprender lo que se precisa para vivir en sociedad.
No obstante, es importante destacar que tradicionalmente los valores y pautas de
conducta se consideraban implícitos en la tarea educativa. Se daba por supuesto
que el profesorado, al transmitir los contenidos de las distintas materias, formaba
al mismo tiempo al alumnado en valores. Pero en la actualidad se ha visto que es
necesario proponernos intencionalmente la educación en valores y, por tanto, la
transmisión de ellos por parte de la escuela si lo que se quiere es lograr objetivos
específicos al respecto. En este sentido, es fundamental que la escuela desarrolle
programas de habilidades sociales, educación en valores, resolución de conflictos
para desarrollar así en los alumnos la competencia social y ciudadana y la
competencia de autonomía e iniciativa personal recogidas en el currículo de las
diferentes etapas educativas. No obstante, no queda recogido en el currículo
ninguna hora específica para el desarrollo de estas competencias, por lo que sería
muy aconsejable que se contemplara al menos una hora de tutoría semanal en
Primaria, ya que en secundaria si que existe, muy adecuada para el desarrollo de
estas competencias ya que en el marco de la tutoría se contemplan diferentes
líneas de acción tutorial siendo especialmente interesantes en este sentido
el enseñar a ser persona, enseñar a ser y enseñar a convivir.
Una educación centrada en la transmisión de pautas sociales y valores es una
educación centrada en la persona, pues la persona está por su propio ser llamada
a la socialización y a la realización de valores.
La transmisión de valores en la escuela ha de hacerse en el marco de la cultura y
de las necesidades concretas de la sociedad a las cuales la educación debe dar
respuesta. En este sentido, la sociedad global a la que pertenece una escuela está
presente en la relación educativa que se da en el aula. Por tanto, la escuela como
institución socializadora tratará de inculcar, entre otros, valores como la verdad, la
libertad, el amor, la solidaridad, el sentido crítico, la responsabilidad, la creatividad
y el sentido moral.

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