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La construcción del enemigo

en el conflicto armado colombiano


1998-2010

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La construcción del enemigo 1

en el conflicto armado colombiano


1998-2010

Pablo Emilio Angarita Cañas, Héctor Gallo, Blanca


Inés Jiinénez Zuluaga, Hernando Londoño Berrío,
Daniela Londoño Usma, Gonzalo Medina Pérez, Jaime
Andrés Mesa Bedoya, Diana Ramírez Jiménez, Mario
Elkin Ramírez Ortiz, Adriana 'María Ruiz Gutiérrez

UNIVERSIDAD
Silaba DE ANTIOQUIA
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La construcción del enemigo en el conflicto armado colombiano
1998 - 2010 / Pablo Angaríta Cañas ... [et al.]. --
Medellín : Sílaba Editores, Universidad de Antioquia, Instituto
de Estudios Regionales, 2016.
316 páginas; 24 cm. -- (Mil y una sílabas)
ISBN 978-958-8794-61 -7
l. Conflicto armado - Investigadones - Colombia - 1998-2010
2. Violencia - Investigaciones - Colombia - 1998-2010 3. Víctimas ,
del conflicto armado - Investigaciones - Colombia - 1998-2010
I. RuiZ Gutiérrez, Adriana María, autora II. Serie.
303.6 cd 21 ed.
Al530150
CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

ISBN: 978-958-8794-61-7
La construcción del enemigo en el conflicto armado colombiano 1998 - 2010
© Pablo Emilio Angarita Cañas, Héctor Gallo, Blanca Inés Jiménez Zuluaga, Hernando
León Londoño Berrío, Daniela Londoño Usma, Gonzalo Medina Pérez, Jaime Andrés
Mesa Bedoya, Diana Ramírez Jiménez, Mario Elkin Ramírez Ortiz, Adriana María Ruiz
Gutiérrez
© Universidad de Antioquia, Instituto de Estudios Regionales
© Sílaba Editores
Primera edición: Sílaba Editores, Medellín, mayo de 2015
Primera reimpresión: Sílaba Editores, Medellín, mayo de 2016
Editoras: Lucía Donadío y Alejandra Toro
Corrección de textos: Gabriel Lopera y Grupo de Investigación sobre Conflictos y
Violencias ..
Diagramación: Magnolia Valencia
Fotografía de carátula: Natalia Botero
Diseño de carátula: Minkalabs

Distribución y ventas: Sílaba Editores.


www.silaba.com.co / silabaeditores@gmail.com·
Carrera 25A No. 38D sur-04. Medellín, Colombia
Impreso y hecho en Colombia por Panamericana Formas e Impresos S.A. / Printed
and made in <:;olombia
Reservados todos los derechos. Prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del
Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes1 la reproducción total o parcial
de esta obra, por cualquier medio o procedimiento.
Contenido

Introducción 11
Estructura del texto 16
Método 18 1
1

!!
PRIMERA PARTE 1
1
l. El enemigo en los estudios sobre el conflicto armado
colombiano 27 ·. ·~
Abordajes teóricos del enemigo 31 1
1
1
Discurso y enemigo 34
1
1
Construcción del enemigo 38
El enemigo desde los actores del conflicto 40
Discurso, poder y violencia 43
Ideas y problemas 46

SEGUNDA PARTE. El enemigo en el discurso del gobierno


2. ~as FARC: de enemigo político a enemigo absoluto 57
La ilusión de acabar con la enemistad mediante el diálogo o el
proyecto posible de transformarla 59
Acuerdos y desacuerdos: la paridad ideal entre enemigos políticos 68
Lo reprimido retorna: giro en el discurso del gobierno sobre
el enemigo insurgente 78

3. Un deslizamiento semántico: acabar con el terrorismo


·o acabar con los terroristas 89
Política de recompensas: el precio del enemigo 91
La lucha contra el enemigo y la violación de las fronteras
nacionales 94

-.t.. 7
4. Paramilitares: "amigos-enemigos" del gobierno 103
Tensiones y negociación con las AUC: ¿un trato de enemistad? 107
Las mutaciones de la amistad 109
Ley de Justicia y Paz: legislar para los amigos 111
Extradición de paramilitares: un giro en el discurso y el quiebre
de una amistad 119

TERCERA PARTE. Dinámicas de la construcción del enemigo


·en el discurso de las FARC: aspectos políticos y subjetivos
5. Construcción de la enemistad con el Estado 125
Mito de 9rigen: un discurso sobre los inicios de una enemistad 125
Usos del resentimiento y de la patologización del enemigo 129
Enemistad y diálogo 132
La desconfianza entre enemigos 139
El debate entre enemigos 143

6. Ruptura del diálogo y giro discursivo 149


La palabra: lacuerdo o agresión? 149
Guerra total 154
Desolación del fin y enemistad que mata 159

7. La insurgencia frente al enemigo paramilitar 167


Gobierno y paramilitares: las dos caras del enemigo 168
Paramilitarismo y criminalización del Estado 171
Cuando el enemigo destruye la paz 178

CUARTA PARTE. El enemigo en el discurso de los paramilitares


8. Enemistad necesaria y discurso contrainsurgente 189
Orígenes de la guerra entre paramilitares e insurgentes 190
Estrategias de degradación del enemigo en el discurso
paramilitar 197
. Extensión de la enemistad hacia la sociedad civil 202
El enemigo disfrazado 207
9. Giros discursivos en la construcción deJ enemigo
por parte del paramilitarismo · 211
Delito político y enemistad: el acuerdo del Nudo de Paramillo 212
El restablecimiento de las relaciones con el Estado gracias a
Uribe Vélez 221
Del discurso guerrero contrainsurgente al discurso·de la paz 227
Extradición: giro de la amistad a la enemistad con el gobierno 234
10. Enemistades contingentes en el discurso paramilitar 243
.1
Antecedente.s de una guerra entre paramilitares 247
El enemigo interno y su funcionalidad política 252
Enemistades contingentes como mecanismo de legitimación 255

Conclusiones 261
La enemistad política y absoluta en el conflicto armado 262
Los diálogos del Caguán . 264
La ruptura de los diálogos, la guerra total y la enemistad
absoluta 266
Enemigo necesario-enemigo contingente en el conflicto
armado · 269
Los paramilitares y el gobierno 273
El enemigo político, el enemigo absoluto y la democracia 274
Los discursos sobre la enemistad: nuevas perspectivas para la
investigación social 277
Bibliografía 281
ANEXO 1 295
Grupo de Investigación sobre Conflictos y Violencias 309
Los autores 311
Agradecimientos 315

-!.- 9
Introducción

En el conflicto armado colombiano el discurso se ha constituido en un


espacio simbólico de confrontación, con diferentes consecuencias en el
campo político, social y bélico. Algunas formas de concebir y de enfrentar
al enemigo, las cuales tienden a privarlo de su condición de persona, han
llevado a los actores armados a traspasar las limitaciones impuestas por el
Derecho Internacional Humanitario (legislación de Ginebra). El enemigo
ha sido nombrado no solo como rival, contrincante u obstáculo, sino tam-
bién como bandido, terrorista, monstruo, maleza, bestia, demente, cana-
lla, etcétera. Esta ha servido para justificar la tortura física y psicológica, la
humillación, la crueldad y el uso excesivo de la violencia.
No hay conflicto posible sin opuestos, sin la construcción de una otredad
que significa, desde el punto de vista real o imaginario, riesgo y amenaza,
pero que a la vez se necesita para sustentar, por ejemplo, la propia razón de
ser. Sin embargo, cuando el oponente -trátese de cualquier persona, insti-
tución, comunidad, pueblo o nación- entra en la serie del enemigo que se
tiene que eliminar, cuando se pretende su negación como ser humano para
buscar su exterminio de una forma cruel, el conflicto se degrada.
Los estudios sobre el conflicto armado colombiano son amplios y varia-
dos,. pero el problema de cómo se construye el enemigo en el discurso de
los actores armados no ha sido abordado de manera sistemática y teniendo
en cuenta tanto elementos sociopolíticos como subjetivos tal como se exa-
mina en esta investigación.
La pregunta que se desarrolla en este libro es la siguiente: lCómo se
construye discursivamente el enemigo en el conflicto armado colombiano,
en el periodo comprendido entre 1998 y 2010 y cuáles son sus consecuen-
cia~ en la manera de enfrentarlo? Para responder esta pregunta fueron
analizados un total de 368 documentos, distribuidos entre comunicados y
discursos oficiales de los actores armados, entrevistas publicadas en me-
dios de comunicación y acuerdos conjuntos emitidos durante los procesos
de diálogo y negociación, los cuales a su vez fueron articulados con ela-
boraciones teóricas de distintos autores clásicos que se han ocupado de

. ~ 11
reflexionar sobre el problema de la enemistad, por ejemplo, Carl Schmitt,
Chantal Mouffe, Umberto Eco, Sigmund Freud y Jacques Lacan.
Explicar cómo surge el enemigo y qué estatuto se le concede permitirá
entender al lector por qué se exacerba la crueldad y se imponen los excesos
contra todo aquel que no se considera parte del grupo o que no compar-
te los mismos intereses. En cuanto a la generación de conocimientos, en
este libro se analiza, desde una perspectiva interdisciplinaria, cómo se ha
construido y los giros que ha tenido en el contexto del conflicto armado .
colombiano el discurso sobre el enemigo, al igual que sus repercusiones
. concretas en las prácticas violentas de los actores bélicos. Otro aporte de la
investigación consiste en explicar, en las producciones discursivas, por qué
se introducen ideales comunes que legitiman el .uso de la violencia.
Nuestra t~sis es que en la estructura de la.construcción del enemigo,
hay en juego cuatro elementos: el enemigo político, el enemigo necesario,
el enemigo absoluto y el enemigo contingente, los cuales entran en una re-
lación dialéctica y el predominio de un elemento sobre el otro depende de
la lógica del conflicto.
El enemigo político supone la existencia de otro, al cual no solo se reco-
noce como diferente, sino que se confronta debido a los desacuerdos y a la
competencia por el poder. Sin embargo, dicha confrontación está sometida
a unas reglas del juego que establecen ganadores y perdedores. La enemis-
tad política es un componente fundamental de las democra.cias modernas,
donde se reconoce su existencia y se establece un respeto por la condición
de .oponente o contrincante, aunque a veces se llegue a la confrontación
armada y se le declare, por ejemplo, delincuente debido a que sus formas
de hacer oposición y mostrar el desacuerdo con lo establecido pueden ser
consideradas transgresoras de la ley1 •
En nuestro libro el enemigo absoluto se presenta: cotno desligado de su
humanidad2, por lo tanto no se reconoce ningún límite moral ni racional

l. La filosofía democrático-liberal distingue en su norniatividad los delitos comunes de


los delitos políticos como el de rebelión, en el cual ciudadanos inconformes con el
régimen político se levantan en armas para intentar.imponer un gobierno o sistema
diferente. A través de esta diferencia se admite la enemistad político militar y la guerra
inter,na, asignando a este tipo de delitos penas inferiores.
2. Desde el punto de vista psicoanalítico, no se habla de deshumanización sino más bien
de desubjetivación. La guerra, al igual que el crimen, es exclusivamente humana. Lo
que ocurre cuando la crueldad se intensifica y se toi:na excesiva es que desaparece la

~ 12
que actúe como barrera para impedir o poner en cuestión internamente
la decisión de aniquilarlo. La maniobra discursiva que consiste en adju- ·
dicarle al enemigo una identidad animal o cosificado, tiene como obje-
tivo distanciarlo del género humano y facilita psicológicamente que se le
pueda cazar, capturar, descuartizar, criminalizar, tOrturar o matar, sin el
más mínimo remordimiento ni compasión y sin el sentimiento de estarle
desconociendo ningún derecho. Con la declaratoria de enemistad absolu-
ta desaparece también la palabra, entendida como posibilidad de "pacto,
acuerdo, nos entendemos, estamos de acuerdo: esto te toca a ti, esto es
mío, esto es esto y esto es lo otro"3 • En la batalla la palabra se utiliza para
quitarle al otro lo que tiene de humano o subjetivo y propender por su
eliminaciqn. Aquí se da por hecho que en tanto no hay nada que relativice
la enemistad con quien se representa como enemigo absoluto, o sea como
eso totalmente distinto a mí, no hay otra salida que aniquilarlo, pues de lo ·1
contrario, me aniquilará a mí y conmigo a todo lo que me rodea. Se actúa
en lo real social de acuerdo con la fórmula lacaniana según la cual en el
plano de la subjetividad el colmo de la intolerancia es: "o yo o el otro". En
nuestra investigación, el enemigo absoluto viene a ocupar en la estructura
de la enemistad el lugar de alguien con quien no hay ninguna posibilidad
de convivir.
La construcción simbólica del lugar denominado aquí enemigo absolu-
to4, también puede producirse en gobiernos que se presentan como demo-
cráticos y puede justificarse y legitimarse, por ejemplo, en función de una
doctrina de la seguridad; pero, contrario a lo que sucede con el enemigo

palabra como mediación y entra a predominar el pasaje al acto criminal, pasaje en el


cual no se cuenta con el Otro como referencia del derecho. Esto sucede, por ejemplo,
cuando hay masacres, descuartizamientos y torturas. Desde la ciencia política, con
la palabra deshumanizar se quiere hacer referencia al hecho de que alguien es ani-
malizado o cosificado en el discurso para de esta manera autorizarse íntimamente a
destruirlo de la peor forma sin ningún remordimiento.
3. Jacques Lacan, Las psicosis, El seminario, Libro 3, Buenos Aires, Paidós, 1984.
4. Umberto Eco dice que, según los Diccionarios de filosofía, "absoluto sería todo lo que
es ab solutus, desligado de ataduras o límites, algo que no depende de nada, que tiene
su propia razón, causa y explicación en sí mismo. Algo pues, muy parecido a Dios, en
el sentido en que Dios se definía 'Yo soy lo que soy' (ego sum qui sum), con respecto
al cual todo lo demás es contingente, es decir, no tiene la propia causa en sí mismo
y - aunque existiera por accidente- podría perfectamente no existir mañana, como le
sucede al sistema solar o a cada uno de nosotros". Umberto Eco, Construir un enemigo
y otros escritos, Bogotá, Colombia, Randon House Mondadori S.A.S. 1913, p. 41.

-t- 13
político, el absoluto no es constitutivo de la democracia como espacio de
pluralidad en donde la oposición, el disenso y la crítica no sólo son tolera-
das, sino deseables y también garantizadas en su existencia.
Sin entrar a valorar las calidades débiles o fuertes que pueda revestir un
sistema democrático determinado, podemos afirmar que el lugar de ene-
migo absoluto puede producirse, por ejemplo, cuando se rompe un diálo-
go entre actores armados, como ocurrió en Colombia. El lugar de enemigo
absoluto tiene por condición para su existencia la destitución transitoria
o definitiva del lugar de enemigo político. Las condiciones en las cuales el
·enemigo absoluto puede surgir para ser designado y analizado son distintas
a las del enemigo político, pues las que le convienen al primero son aquellas
en donde no hay posibilidad de diálogo o éste se rompió, mientras que el
segundo no existe sino allí donde al menos haya posibilidad de hablar. Esto
quiere decir que, por ejemplo, un grupo armado como las FARC no puede,
conceptualmente, ocupar al mismo tiempo el lugar de enemigo político y el
de terrorista o enemigo absoluto para el Gobierno, aunque en la práctica,
concretamente en lo que respecta a lo que sucedió en el Caguán, esto sí
es posible. Al no haber cese al fuego -bilateral, los actos de guerra, si bien
se suspenden en la mesa de diálogos~ continúan en el campo de batalla.
En este contexto se mantiene una relación de enemistad absoluta entre
las FARC y el Gobierno, pues ambos se acusan mutuamente de terroristas
y enemigos del pueblo. Se agota cierto margen de tolerancia y se toca un
"umbral a partir del cual se requiere la exclusión"5 y el rechazo, situación
que se prolonga y profundiza durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez.
En la historia de las guerras, desde el siglo XIX se viene desarrollando
el Derecho Internacional Humanitario (DIH) que pretende evitar las decla-
ratoria de enemistad absoluta y por ello busca ponerle límites a prácticas
como las de "guerra arrasada" y otras formas de desconocimiento de las
condiciones humanas del contrincante, según lo establecen los cuatro con-
venios de Ginebra y sus protocolos adicionales.
Cuando las FARC son declaradas oficialmente por él Gobierno como
terroristas, se transfiere al ala militar de dicho Gobierno la responsabili-
dad total de exterminarla, pues al entrar a hacer parte del "eje del mal"
se justifica que se les declare la guerra total. Bajo esta denominación pa-
saron diez años durante los cuales las FARC nunca más volvieron a apa-

5. Ibid.

~ 14
recer en una mesa de diálogo, sino únicamente en el campo en donde se
desarrolla la guerra. Allí no hay margen sino para la acción, cada quien
se salva como pueda y los actores de la muerte del semejante son objeto
de señalamiento, en tanto se les emparenta con lo criminal, la locura y lo
"demencial".
Otros dos lugares opuestos, y que hacen parte de la estructura de la
enemistad en el conflicto armado colombiano, son los de enemigo necesario
y enemigo contingente. El lugar de enemigo necesario, en tanto se inscri-
be en la relación con el otro considerado diferente, es indispensable para
la afirmación de sí mismo y para mantener una estructura cohesionada
(Freud decía que es necesario inventarse un enemigo para tener un ami-
go). Si bien, para Schmitt el uso de la fuerza está justificado en la medida
en que el otro es percibido como una amenaza, en el conflicto armado ·1
colombiano, pa:i;adójicamente, pareciera como si el combatir militarmente
al otro justificara la propia existencia.
Según Umberto Eco, este lugar "es importante no solo para definir nues-
tra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al
cual medii nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro va-
lor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe es preciso construirlo"6 • Esto
se lleva a cabo en el plano subjetivo desde el origen mismo de nuestra re-
lación con el semejante, quien al ser representado imaginariamente como
idéntico, pero diferente, se constituye en una amenaza, así en la realidad
se conduzca como protector.
En cuanto al lugar de enemigo contingente, puede venir a ser ocupa-
do por cualquiera que, por distintas circunstancias coyunturales, ofrezca
rendimientos favorables, por ejemplo, para dar un escarmiento, recordar
quién es el que manda, producir miedo, generar zozobra, dar a entender
que hay gente que estorba o se presta para que el enemigo declarado nece-
sario se camufle. El enemigo contingente, al menos en el conflicto armado
colombiano, suele ser tratado como enemigo absoluto, pues quien sea lo-
calizado en este lugar puede ser descuartizado, desaparecido, desplazado,
violado, tomado como escudo y, en general, instrumentalizado. En el caso
del paramilitarismo y del Ejército Nacional, por ejemplo, algunos defenso-
res de derechos humanos llegaron a ser convertidos en objetivo militar y
terminaron muertos, desparecidos o exilados.

6. Umberto Eco, op. cit., pp. 14-15.

~ 15
El enemigo contingente depende del contexto y de los intereses de aquel
que lo produce. Para las FARC, por ejemplo, se convertía en enemigo con-
tingente todo aquel que, durante la mesa de negociaciones, se opusiera al
diálogo. En el caso de los paramilitares, el lugar del.enemigo contingente
venía a ser ocupado por todos aquellos -personas, organizaciones, institu-
ciones, grupos poblacionales- cuya eliminación reportara alguna utilidad
inmediata o por aquellos que fueran considerados colaboradores de la in-
surgencia. Para el Ejército, de manera similar, el enemigo 'contingente son.
aquellas poblaciones o personas acusadas de apoyar, ayudar y encubrir a
las organizaciones guerrilleras.
Por su parte, la insurgencia ocupó lógicamente en el discurso del para-
militarismo el lugar de enemigo necesario, pues desde su origen se consti-
tuyó en ese. otro especular alrededor del cual.las Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC) cobraron vida y justificaron su existencia, les brindó su
unidad, su razón de ser y así se constituyeron en su primitiva alteridad, en
objeto primordial de rivalidad y competencia. Más allá del discurso, o sea
en el terreno de los acontecimientos propios de la guerra, el tratamiento
entre las FARC y las AUC fue de enemigos absolutos.

Estructura del texto

En la primera parte del libro se exponen las tesis, hipótesis y elaboracio-


nes de diferentes autores de las Ciencias Sociales y de las Ciencias Políticas
sobre la manera como conciben la enemistad, la construcción del enemigo,
y su función en el conflicto armado colombiano, tanto en ·procesos de ne-
gociación como en confrontaciones bélicas.
La segunda parte, compuesta por tres capítulos, está dedicada al análi-
sis del discurso de los gobiernos de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe frente
a la insurgencia, representada en este caso por las FAR.e, y frente al para-
militarismo, tomando como referencia principal los diálogos del Caguán y
las negociaciones de Ralito. Se analiza bajo qué lógica discursiva se cons-
truyó originariamente la enemistad entre el Gobierno y las FARC, cómo es
nombrado el enemigo insurgente durante los. diálogos y después de éstos,
y qué trato se derivó de esta dinámica. También se aborda la forma como el
Gobierno se refirió a los paramilitares durante las negociaciones de Ralito
y luego con la extradición de sus jefes a Estados Unidos, y en qué aspectos

~ 16
se distingue dicho discurso con respecto al discurso referido al actor insur-
gente, de acuerdo con el contexto y la coyuntura en juego.
Otro bloque de tres capítulos es dedicado a mostrar cómo describen las
FARC su nacimiento, qué relación hay entre esta narrativa y la construcción
del Estado como su enemigo, cómo se refieren a éste mientras se encuen-
tran en un proceso de diálogo como el del Caguán y por qué se produce
un giro en el discurso con la ruptura de dichos diálogos. Anotemos que en
este momento se pasa de la conversación con altibajos y fluctuaciones, a lo
que las FARC denominaron "guerra total".
En la cuarta parte se analiza cómo describen las AUC su nacimiento
como enemigas de la subversión y qué fluctuaciones se dieron en su discur-
a
so frente la misma en el periodo elegido para esta investigación. Damos
cuenta también de cómo evolucionó la relación Gobierno-AUC antes de las ·1
negociaciones de Ralito, en las negociaciones y después de éstas.
Otro aspecto que analizamos, desde el punto de vista del discurso de
los actores, obedece a la pregunta ¿en qué consistió el giro discursivo de
las AUC cuando se produjo la extradición de sus principales jefes a Estados
Unidos durante el Gobierno de Álvaro Uribe y en qué sentido se sintieron
traicionados por éste, a quien, antes de estos acontecimientos, conside-
~ raban más un aliado que un enemigo? También se analiza qué factores
contribuyeron en la construcción de enem.istades internas en la AUC, que
terminaron con la muerte de su líder Carlos Castaño. La subversión fue
para ellos al mismo tiempo un enemigo necesario y un enemigo absoluto, y
los demás enemigos eran contingentes, así que nos ocupamos de analizar el
dinárnismo de estas dos lógicas de la enemistad.
Al final del texto, se exponen unas conclusiones en las que damos res-
puesta a cómo se estructura el lugar del enemigo desde el punto de vista
subjetivo y social, además se establece cuáles son las tesis transversales
sobre el enemigo en los distintos actores armados. Se indican los puntos
de coincidencia y de diferencia en su manera de construir el enemigo,
de relacionarse con el mismo de acuerdo a corno se lo caracterice, de las
similitudes en los ideales que los justifican como actores armados y en la
rrianera de referirse a sí mismos. ,

~ 17
Método

Dado que el objeto del que trata este texto son los discursos producidos
por los actores armados entre 1998-2010, y que a estos se les concedió el
valor de datos, nos pareció pertinente servirnos de algunos aspectos del
análisis de discurso como inspiración. Desde la perspectiva de Mijail Bajtín,
al igual que en Michel Foucault o Elíseo Verón, la unidad de análisis es el
enunciado como acontecimiento de palabra o discurso 7 que; a su vez, se en-
cuentra determinada por la situación interacciona! donde se produce. En
este sentido, se procura evidenciar dos asuntos cardinales: de un lado, los
contenidos concretos que aparecen explícitos o implícitos en los discursos
del actor guerrero; de otro, la función del discurso como práctica que esta-
blece reglas y estrategias de construcción del enemigo y confrontación.
De Temí A. Van Dijk se tuvo en cuenta qué se dice de sí, qué se dice
del otro, quién dice, cómo lo dice, dónde, cuándo y con qué objetivos8 • En
nuestro análisis se plasmaron significantes que pudieran ser más más o
menos negativos sobre los otros -dementes, terroristas- o positivos sobre
sí mismos, por ejemplo, representantes de la paz o luchadores por la liber-
tad del pueblo y por una vida más justa y equitativa. Los actores armados
en sus discursos coinciden en ser detallados y precisos con los crímenes del
contrincante, pero en cambio vagos, indirectos o evasivos con los crímenes
propios o con su actúar desviado o violento. Se hizo énfasis en los esque-
mas, que son formas convencionales de organización global del discurso:
argumentos para acentuar la.s buenas cosas propias y las malas cosas de
los otros.
La preocupación fundamental fue deducir cómo conciben y caracteri-
zan los actores armados al enemigo y cómo se piensan a sí mismos, pues de
esto también depende la manera como se planean la defensa y el ataque;
Una categoría central en el análisis que se presenta es la de aconteci-
mi~nto. El sentido que más nos convino adoptar de este término es el de

7. Aquí el empleo de la noción de discurso se especifica de la siguiente manera: la forma


t omo cada actor armado se refiere a su contrincante en unas condiciones históricas
específicas, con intereses particulares y que produce efectos verificables. En este sen-
tid.Ci es que se atribuye una relación estrecha entre discurso y acontecimiento.
8. Teun A. Van Dijk, "Discurso y racismo", Revista Persona y Sociedad, vol. XVI, Nº 3, Uni-
versidad Alberto Hurtado. Instituto Latinoamericano de Doctrina y Estudios Sociales
Il.ADES, Santiago de Chile, 2001.

..t.:- 18
irrupción, emergencia y discontinuidad. Este aspecto del acontecimiento lo
sitúa del lado de lo impredecible, significante que evoca inestabilidad y ·
ruptura de un orden de sucesión. En una primera aproximación, nos inte-
resa retener este matiz del acontecimiento porque nos permite distinguirlo
del suceso o el hecho. El hecho o suceso como tal no necesariamente impli-
ca una redistribución de fuerzas o de elementos, ni la precipitación de un
devenir que se sale de la norma, en cambio sí sucede con el acontecimien-
to, que actúa produciendo la sensación de que sus causas y consecuencias
son únicas e irrepetibles. Un ejemplo de este aspecto es el lanzamiento de
la bomba atómica por parte de Estados Unidos a Hiroshima y Nagasaki,
lanzamiento que tuvo valor de acontecimiento no sólo por la catástrofe que
produjo sino también porque definió el desenlace de la guerra y demostró
quién era el más fuerte, quién podía acabar de un solo golpe con el resto .l
ciel mundo si se lo propusiera.
En un sentido más cotidiano, cuando algo causa una impresión más o
menos inédita suele decirse: "eso fue todo un acontecimiento", "algo como
eso no se vuelve a ver'', "es lo mejor que me ha pasado'', "lo que sucedió es
inolvidable porque quedará inscrito para siempre en mi memoria". Estas
connotaciones llamativas, que desentonan con el común desarrollo de las
cosas y dan cuenta de algo sucedido que ha causado una impresión fuera
de lo común o ha dejado una huella indeleble en la memoria, son las que
convierten un suceso en acontecimiento.
En la perspectiva que se acaba de trazar, suele aplicarse el término acon-
tecimiento solo a hechos sobresalientes que alteran el curso común de la
historia. Este aspecto de alteración del curso de la historia implica una
discontinuidad y queda bien ilustrado por eventos como el asesinato de
J. R Kennedy, la caída del Muro de Berlín y el ataque terrorista del 11 de
septiembre de 2001 en Nueva York.
Se trató de aprovechar los discursos que cada uno de los tres actores
armados produjo en el tiempo del acontecimiento, pues fue ahí en donde
se pudo vislumbrar qué construcción del enemigo se iba tejiendo y a qué
acciones concretas condujo.
Un suceso inesperado se convierte en acontecimiento en cuanto retro-
activamente se le considere un momento clave dentro de una sociedad
determinada. Algo queda registrado en la historia como un momento clave
si se demuestra, después de sucedido, que ha llegado a incidir de forma

-!- 19
destacada en la opinión pública, en la formulación de políticas públicas o,
como en nuestro caso, en la formulación del discurso sobre el enemigo por
parte de los actores armados.
Queda claro que con el término acontecimiento no se aludirá a un su-
ceso que se desvanece con el tiempo sin dejar huella, ni se reducirá a un
hecho que se presenta puntualmente en el tiempo dejando una marca, sino
que involucra tanto este aspecto como la concatenación ele varios sucesos
que marcaron de manera particular el discurso sobre el enemigo por parte
de los grupos armados.
Los significantes diálogos del Caguán, la ruptura que define su fin y
precipita el estatuto de terroristas para la insurgencia colombiana y la po-
lítica de seguridad democrática constituyen una concatenación de sucesos.
Otro ejemplo sería el proceso de desmovilización de las Autodefensas y la
posterior extradición de sus principales líderes. Dado que estos dos proce-
sos marcaron la historia del conflicto en lo que atañe a la construcción del
enemigo por parte de los actores armados, merece que se les denomine
acontecimiento.
La decisión de hacer una selección de hechos que adquirieron relevan-
cia debido a que dieron lugar a una elaboración nutrida de discursos que
sirvieron de orientación en nuestra investigación, se debe, en primer lugar,
a que se trata de un trabajo documental y, en segundo lugar, a que la elabo-
ración del trabajo se inspiró en el análisis de discurso. En1a medida en que
los discursos a que dieron lugar dichos hechos les procuraron trascenden-
cia, fueron tomados como hechos de discurso y por ello nuestro análisis
no estuvo dirigido a demostrar la verdad o la falsedad de lo ocurrido, sino
a analizar qué versión del enemigo se perfiló en cada momento y a inferir
su construcción.
Para ilustrar lo que se acaba de decir sobre el estatuto que tendría el
ac9ntecimiento, podemos evocar a Foucault cuando dice, por ejemplo, que
el autor como noción "constituye el momento más importante de la indi-
vidualización en la historia de la ideas, de los conocimientos, de las lite-
raturas; también en la historia de la filosofía y en la de las ciencias"9 • Un
acontecimiento es lo que se constituye como un momento fundamental en
el cual, programada o inesperadamente, puede marcarse un giro o una

9. Michel Foucault, ¿Qué es un autor?, Córdoba, Ediciones literarias, 2010, p. 10.

-.!- 20
ruptura. En nuestro caso se privilegiaron las posibles rupturas y giros dis-
cursivos en la construcción del enemigo por parte de los actores armados·
del conflicto colombiano.
De acuerdo con la idea que se acaba de exponer, una serie de sucesos
que se conectan lógicamente merecen reunirse con el término aconteci-
miento si se demuestra que producen discursos referidos directa o indirec-
tamente al enemigo y que al leerlos se sospecha o establece que merecen
un tratamiento analítico especial. El criterio metodológico para este me-
recimiento es la verificación de que allí aparecen nuevos elementos signi-
ficantes sobre el enemigo, que es importante no dejar pasar, debido a las
discontinuidades y fisuras que introducen con respecto a lo establecido y
aceptado 6 acordado hasta ese momento.
Es necesario aclarar que en nuestra investigación el acontecimiento no
es el objeto de estudio y tampoco se trató de hacer un recorrido histórico
por el conflicto armado colombiano; su función en nuestro trabajo es me-
todológica, ya que permite reconstruir, como lo indica Foucault, toda una
red de discursos, poderes, estrategias y prácticas.
¿por qué consideramos el acontecimiento una categoría metodológica?
Porque a partir de su delimitación y de los discursos producidos al respecto
se pudo caracterizar el enemigo en mom~ntos en que los distintos actores
realizaron sus pronunciamientos, sea para atizar el fuego, sea con ánimo
conciliador, sea para inaugurar y mantener diálogos o para romperlos. Se
trató de establecer qué se dijo sobre el enemigo, implícita o explícitamen-
te, cómo se dijo y qué consecuencias se verificaron retroactivamente en lo
que respecta a su concepción por parte de cada actor.
El examen de los acontecimientos, tal como se acaba de plantear, tuvo
ventajas no sólo metodológicas sino también prácticas, pues nos permitió,
entre otras cosas, realizar una distribución adecuada y equitativa del tra-
bajo e igualmente proporcionó un mapa de conjunto ·que permitió lograr
una articulación dialéctica.
Un aspecto metodológico al que contribuye el acontecimiento en nues-
tra investigación, consiste en que aporta rigor y favorece la posibilidad de
proceder de manera sistemática y ordenada. El acontecimiento permite
comprender dialécticamente los distintos matices que el discurso de cada
actor armado le da al enemigo, de acuerdo con la manera como se define a

-!- 21
sí mismo, como define a los otros, formula sus valores, el momento en que
se vive y el contexto al que se alude.
Ahora bien, de acuerdo con la discusión realizada hasta aquí, en el
acontecimiento se puede discernir el aspecto de lo programado y definible
que lo sitúa del lado del orden simbólico, pero también está el aspecto de
lo que cae por sorpresa, de lo inesperado y que no se deja ordenar, que está
del lado de lo real sin ley, es decir, de aquello que no se, deja inscribir en
ningún cálculo anticipado o registrar en ninguna contabilidad. Localizar
esta singularidad hace visible algo inédito y el rasgo que retorna.
En la medida en que al acontecimiento le concedemos un estatuto fun-
damentalmente significante, puede surgir de uno o varios sucesos aparen-
temente intrascendentes, para constituirse en función de sus consecuen-
cias, en lo,que atañe a la construcción discursiva del enemigo, en un signi-
ficante que marca, por ejemplo, el comienzo de algo nuevo que ya se venía
gestando o el viraje de una historia.
Un acontecimiento como el de las Torres Gemelas en Estados Unidos
es algo que cae por sorpresa, y junto con otros factores, da lugar a un giro
discursivo en Colombia, en el que la relación del Estado con sus opositores
armados pasa a ser denominada con el término terrorismo, cuya conse-
cuencia es la pérdida del estatuto d~ delincuentes políticos, llevando inclu-
so a un tratamiento que niega su condición de humanidad, como lo hizo el
Gobierno estadounidense, después del 11 de septiembre, en las prisiones
de Guantánamo en Cuba y de Abu Graib en Irak.
Digamos que en el contexto de nuestra investigación los acontecimien-
tos son piedras que delimitaron un nuevo momento en la construcción del
discurso sobre el enemigo, hecho que justificó volver a ellos para intentar
comprender retroactivamente en qué consistió su función dialéctica en di-
cha construcción. No se trató de conmemorar sino de ubicar guías que
iluminaron el camino investigativo.
Si, metafóricamente, tomamos el conflicto armado colombiano como
un terreno en el cual, a lo largo y ancho, los actores armados se han dado a
la tarea de construir un enemigo al cual se debe aniquilar, el acontecimien-
to sería aquello que marca dicho terreno y permite redefinir al enemigo de
acuerdo con las nuevas circunstancias.
Los discursos examinados nos dieron la oportunidad de observar tanto
lo que apacigua los espíritus de los combatientes en un momento dado

~22
del .conflicto armado, como también eso que los vuelve más intolerantes y
lujuriosos en el plano de la guerra. De la misma manera, dichos discursos ·
nos mostraron qué pasa cuando se cierran las posibilidades de diálogo y
por qué o cuándo se abren y con qué propósitos.
El objetivo fue inferir no tanto quiénes y por qué se iban convirtiendo en
enemigos de cada actor armado, sino cómo los construyeron en sus discur-
sos, de acuerdo con el momento en que fueron producidos, las coyunturas
que se presentaron y la función que cumplía el enemigo en cada ocasión.
Finalmente, conviene mencionar que a este libro subyace una apuesta
por el diálogo interdisciplinario, el cual fue posible gracias a la diversidad
en la formación académica de sus autores, entre los que se encuentran
abogados, comunicadores, psicoanalistas, politólogos y trabajadores socia-
les. El análisis de la información recolectada se nutrió de las discusiones ·l
permanentes sobre la pregunta de investigación, pues si se pretende ha-
cer valer la dinámica propia de la interdisciplinariedad, resulta necesario
que cada idea, hipótesis o tesis planteada sea suficientemente explicada,
argumentada y comprendida. Esta manera de proceder garantiza que lo
construido como texto no sólo sea el resultado de un largo debate, sino que
también alcance coherencia interna y sea suscrito por las distintas miradas
que entran en juego en el análisis del problema en cuestión.

~23
PRIMERA PARTE

La primera parte del libro estará centrada en un análisis de las aproxi-


maciones hechas por distintos autores a la figura del enemigo en el conflic-
to armado en Colombia y su incidencia en la crueldad con el sernejante10.
La pretensión es dar cuenta de los avances en el conocimiento sobre el
terna y los derroteros trazados, para que el lector pueda percatarse de
coincidencias y diferencias entre lo ya dicho y los resultados de nuestra
investigación e identificar los elementos novedosos que ésta produjo. ' .,
Los· textos an?lizados avanzan en explicaciones desde una dimensión
rnacropolítica11 y en referendas descriptivas a las llamadas emociones, ex-
presión que es tomada de la psicología y se usa para dar cuenta de aspectos
de orden subjetivo. En este sentido los autores hablan de odios y pasiones,
apegos y desapegos.

10. Para esto se analizaron 33 textos, entre estudios, trabajos investigativos y ensayos
que en algún aspecto se ocupan de las categorías de enemigo, discurso en el conflicto
armado, alteridad y reconocimiento, categorías que nos orientan en la investigación.
11. En este sentido, las dimensiones estructurales o macropolíticas tratan de la constitu-
ción del conflicto armado a través de los procesos históricos y económicos.

~25
1
El enemigo en los estudios sobre el conflicto
armado colombiano 12

En el conjunto de los treinta y tres textos estudiados para elaborar este


estado de la cuestión se privilegiaron dos dimensiones temáticas. Una pri-
mera se refiere al análisis de la concepción de sl la construcción del ene-
migo y su correlativa "deshumanización"13 , y la segunda se centra en los
procesos de diálogo y negociación. l
Los autores consultados coinciden en que la elaboración de una con-
cepción de sí presta un gran servicio a la construcción del enemigo, ya que
es a partir de decir quién soy que se construye por oposición al diferente
en el plano del discurso. Esta manera de proceder para construir a un
enemigo no es exclusiva de los actores del conflicto armado en Colombia,
sino que es también como se procede en el vínculo con el semejante y está
en la base de todas las guerras. Se podría afirmar que la elaboración de
una concepción de sí mismo es un elemento subjetivo fundamental en la
estructura de la construcción tanto de la enemistad como de la amistad y
es una condición subjetiva necesaria para que se produzca la exasperación
de la crueldad hacia el otro considerado diferente y hacia el contrincante
en una guerra.

12. Este capítulo ha sido redactado a partir del trabajo realizado por el semillero de inves-
tigación dirigido por Pablo Emilio Angarita, coordinador del grupo que ha realizado la
presente investigación y al cual pertenece dicho semillero. Las estudiantes que lleva-
ron a cabo la redacción del informe final, que sirvió como insumo para la elaboración
final de este estado de la cuestión, son las siguientes: Vanessa Escobar, Leidy Violeta
Garzón y Viviana Ospina.
13. Este término es utilizado por diversos autores: María Victoria Uribe, Antropología de
· la inhumanidad. Un ensayo interpretativo sobre el terror en Colombia, Bogotá, Grupo
Editorial Norma, 2004; Alejandro Castillejo, Poética de lo otro: para una antropología
de la guerra, la soledad y el exilio interno en Colombia, Bogotá, Instituto colombiano
de antropología e historia, 2000; Kurt y Katy Spillman, "La imagen del enemigo y la
escalada de los conflictos". En: Revista internacional de Ciencias Sociales, Vol. 43, nº
01, Marzo 1991, pp. 57-79.

-t- 27
Hay autores 14 que aluden a la subjetividad y muestran que los discursos con
los cuales los grupos annados buscan legitimar su accionar están anudados
a lo que denominan procesos de "deshumanización" del enemigo. Femando
Estrada, por ejemplo, analiza las figuras retóricas que los grupos armados
utilizan con el objetivo de generar simpatía. Conforme a esto, Salamanca15
señala que en el contexto discursivo del conflicto armado colombiano se
pueden reflejar diferentes intencionalidades, la mayoría de ellas enmarcadas
dentro del objetivo primordial de todo discurso político: persuadir.
lngrid Bolívar16 , por su parte, hace un estudio de los mecanismos de
creación de sentido empleados por dos grupos armados en el país, las FARC

14. Los autores son Eisa Blair, "La imagen del enemigo lun nuevo imaginario social?'', Es-
tudios Políticos, Nº 6, Medellín, 1995, pp. 47-71; Eisa Blair, Conflicto armado y militares
en Colombia: cultos, símbolos e imaginarios, Medellín, Universidad de Antioquia, 1999,
p. 238; Alejando Castillejo, Poética de lo otro: para una antropología de la guerra, la
soledad y el exilio interno en Colombia, op. cit.; Ingrid Johana Bolívar "Las AUC como
formación elitista: normalidad social, legítima defensa y producción de diferencias",
Controversia, N°185, Bogotá, CINEP, diciembre de 2005. Ingrid Johana Bolívar, "Ti-
pos de conocimiento y experiencias de la política: el sujeto político invocado por las
FARC", Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, Nº 25, Bogotá, Universidad Cen-
tral, 2006, pp. 118-133; Femando Estrada, "El lenguaje de la guerra y la política en
Colombia", op. cit. Reflexión Política, vol. 2, Nº 4, Bucaramanga, Universidad Autóno-
ma de Bucaramanga. IEP, 2000, pp. 71-79; Fernando Estrada Gallego, "La retórica del
paramilitarismo. Análisis del discurso en·el conflicto armado", op. cit. Análisis Político,
Nº 44, Bogotá, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad
Nacional de Colombia, septiembre-diciembre 2001, pp. 39-57; Femando Estrada Ga-
llego, Las metáforas de una gZLerra perpetua. Estudios sobre pragmática del discurso en el
conflicto armado colombiano, Medellín, Editorial Universidad Eafit, 2004; María Teresa
Uribe, Nación, Ciudadano y Soberano, Medellín, Corporación Región, 200 l. María Tere-
sa Uribe de Hincapié y otros, La guerra por las soberanías, Medellín, La.Carreta - Insti-
tuto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, 2006, p. 272; Ricardo García, "Las
guerrillas colombianas: la autojustificación de un proyecto imposible", op. cit. Revista
foro, Nº.22, Bogotá, noviembre de 1993, pp. 57-64; María Victoria Uribe, Antropología
de la inhumanidad. Un ensayo interpretativo sobre el terror en Colombia, op. cit.; Caro-
lina Rodríguez, "¿Conflicto armado interno en Colombia? Más allá de la guerra de las
palabras". En: Revista Magistro, Vol. 04, Nº 7, Bogotá, 2009, pp. lll-125;Edwin Cruz,
"Discurso y legitimación del paramilitarismo en Colombia: tras las huellas del proyecto
hegemónico", Revista Ciencia Política, Nº 8, Bogotá, 2009, pp. 82-114; Luisa Femanda
Salamanca, "Entre balas y palabras. Relaciones discursivas en torno al conflicto armado
'. colombiano". En: Pensamiento jurídico, Nº 19, Bogotá, Mayo-Agosto 2007, pp. 95-118.
15. Luisa Fernanda Salamanca Gamica, "Entre balas y palabras. Relaciones discursivas en
t9ino al conflicto armado colombiano", op. cit.
16. Ingrid Johanna Bolívar, Discursos emocionales y experiencias de la política. Las FARC
y las AUC en los procesos de negociación del conflicto (1998-2005), Bogotá, Ediciones
Uniandes, 2006, 191 p. ·

-.!- 28
y los paramilitares, y a partir de las "emociones" a las que apelan, de sus
representaciones sobre el Estado y la institucionalidad, estudia en detalle ·
cuál es el modelo de comprensión del mundo que tienen los miembros
de estos grupos o que por lo menos puede deducirse de sus comunicados
públicos. En este mismo sentido, Carolina Rodríguez 17 expone que a través
de los comunicados oficiales el Estado colombiano se muestra como una
nueva víctima de lo que él mismo denomina terrorismo y es así como busca
apoyo en la comunidad internacional, desde un discurso que se caracteriza
por estar revestido de legalidad.
Otros autores, como Elsa Blair18 , intentan dar cuenta de cómo esos me-
canismos de construcción de enemistad y "deshumanización" del otro se
han salido·de la esfera de la guerra y la confrontación bélica, y atraviesan
como una bruma incómoda todas nuestras relaciones sociales, al punto ..,
que en Colombia la construcción de un enemigo absoluto parecería ser uno
de los pocos referentes de identidad que tenemos. En este sentido, también
se construyen otros actores/alteridades que no hacen parte de los bandos
en confrontación. A partir de esto, Castillejo Cuéllar19 hace un estudio so-
bre los mecanismos discursivos y simbólicos que construyen la otredad en
nuestro país, tomando como referente al actor social liminar, víctima de
desplazamiento forzado por la violencia. Al respecto este autor señala que
a pesar de que "el extraño" se encuentra en un lugar diferente al "enemi-
go", frente a aquel también se adelanta un proceso silencioso, sistemático
y macabro de "deshumanización". Una de las figuras del extraño en el
conflicto armado sería el desplazado, el cual queda inscrito en un discurso
asistencialista que lo caracteriza, o bien como una pobre víctima despo-
seída que requiere ayuda humanitaria o, peor aún, alguien sospechoso de
haber cometido alguna falta, pues si lo desplazaron "fue por algo".
En cuanto a las conversaciones que desde el Estado se realizaron con
las FARC, los autores que se ocuparon de este fenómeno 20 señalan que el

17. Carolina Rodríguez Rodríguez, "¿Conflicto armado interno en Colombia? Más allá de
la guerra de las palabras", op. cit., pp. 111-125.
18.. Eisa Blair. Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imaginq.rios, op.
cit., p. 238.
19. Alejandro Castillejo Cuéllar, Poética de lo otro: para una antropología de la guerra, la
soledad y el exilio interno en Colombia, op. cit., p. 296.
20. Fabio Buriticá TrujiUo, "Las voces muertas del Caguán (acerca del fantasma de Manuel
Marulanda Vélez)", Desde eUardín de Freud, Nº. 8, Bogotá, 2008, pp. 173-197; Camilo

-.!- 29
diálogo estaba destinado al fracaso por establecerse en medio de la guerra.
Según Ricardo García Duarte21 , un cese al fuego previamente acordado
entre las Partes era una condición necesaria para que los diálogos de paz
del Caguán hubieran sido fructíferos, además del reconocimiento por parte
del Estado de la primacía y el dominio territorial que tenían las FARC en
la llamada zona de despeje, y del reconocimiento por parte de la insurgen-
cia de que esa zona era para la negociación y no para la agudización del
conflicto.
De otro lado, Buriticá22 analiza el porqué de la inasistencia de Pedro
Antonio Marín (Marulanda) a los diálogos del Caguán entre el Gobierno
de Andrés Pastrana y las FARC, señalando que dicha inasistencia, además
de deberse a factores políticos, se dio por factores subjetivos que poco
han sido analizados. Sin embargo, es innegable que la ausencia de este
personaje é:reó, según el autor, la figura de u'n fantasma que a pesar de su
inasistencia no estuvo ausente en los diálogos.
Por su parte, para Leguízamo23 el hecho de que ningún actor acordara
un cese al fuego significó la escalada del conflicto debido a que no se llegó
a ningún acuerdo, lo que condujo al fracaso del proceso de paz y generó el
fortalecimiento de la guerrilla, la fuerza pública y la aparición de los para-
militares como un actor más en el conflicto. Una visión similar presentan
Fernán González y otros24, para quienes las acciones bélicas en medio de
los diálogos del Caguán se utilízaron por los actores opositores para desle-
gitimar a los adversarios, y cuestionar su estatus de enemigo político con
el cual se podría negociar.
En cuanto a las negociaciones con los paramilitares, no se encontraron
autores que trabajaran específicamente el proceso de Ralito: Los textos

Leguízamo, "Reflexiones sobre el proceso de paz del gobierno Andrés Pastrana con las
Farc-Ep (1998-2002)", Planeacióny desarrollo, vol. 33, Nº 2, Bogotá, abril-junio, 2002,
pp. 229-245.
21: Ricardo García Duarte, "Las guerrillas colombianas: la autojustificación de un proyec-
to imposible", Revista foro, NO 22, Bogotá, Noviembre 1993, pp. 57-64.
22. .Fabio Buriticá Trujillo, "Las voces muertas del Caguán (acerca del fantasma de Manuel
Marulanda Vélez)" op. cit.
23. C;;imilo Leguízamo, "Reflexiones sobre el proceso de paz del gobierno Andrés Pastrana
con las Farc-Ep (1998-2002)", op. cit.
24. Ingrid Bolívar. Fernán González. Teófilo Vásquez. Violencia política en Colombia: De la
nación fragmentada a la construcción del Estado, Bogotá, CINEP, 2003, pp. 75- 96.

~30
revisados se centraban en hacer un balance de las desmovilizaciones, en
enumerar los retos del Gobierno colombiano y de la sociedad civil frente a
las mismas, y en revisar el marco jurídico que permitió ese proceso.

Abordajes teóricos del enemigo

Son diversas las disciplinas desde las cuales los autores han abordado
la temática del enemigo, los discursos en el conflicto armado, los actores
armados del conflicto colombiano y la guerra en general. Desde la an-
tropología social, la historia política, la filosofía del lenguaje, la ciencia
política, la sociología política y la filosofía política se trazaron conceptos
principales o fundamentales como discurso, discurso emocional, lenguaje
político, retóricas de la guerra, discurso y poder, enemigo, construcción del ·l
enemigo, entre otros.
Los análisis de los discursos por parte de los autores consultados tienen
un tratamiento interpretativo y estructuralista25 que intenta identificar en
las producciones lingüísticas de los actores armados, quién es el enemigo
para ellos,· cómo se justifican y cómo se ven en la realidad colombiana,
de manera que se puedan cuestionar las diversas ideas sobre el histórico
conflicto armado 26• El estudio de los discursos está en la búsqueda de una

25. El análisis del discurso se inspira en ciencias interpretativas: la Hermenéutica, la Fe-


nomenología, el Estructuralismo y el Deconstruccionismo. Al respecto ver: "La teoría
del discurso", Teoría y métodos de la ciencia política, España, Alianza, 1997.
26. Se trata de autores como Ingrid Bolívar, "Las Auc como formación elitista: normalidad
social, legítima defensa y producción de diferencias" op. cit; Ingrid Bolívar, "Tipos de
conocimiento y experiencias de la política: el sujeto político invocado por las FARC",
op. cit; Alejandro Carvajal, "El discurso, el poder y el arte de gobernar. Consideracio-
nes teórico-prácticas para el análisis del discurso jurídico-político", Criterio Jurídico,
vol. 07, Nº 0001, Cali, Pontificia Universidad Javeriana, 2007, pp. 107-124; Jorge
Durango, "Entre la semántica del discurso y los hechos de guerra: una plataforma para
la toma del poder", Revista Nómada Nº 16, Bogotá, noviembre, Editorial de la Univer-
sidad Central, 2002, p. 206; Femando Estrada, "El lenguaje de la guerra y la política
en Colombia", Femando Estrada, "La retórica del paramilitarismo. Análisis del discurso
· en el conflicto armado", Femando Estrada, Las metáforas de una guerra perpetua. Es-
tudios sobre pragmática del discurso en el conflicto armado colombiano, op. cit; Ricardo
García, op. cit; Henry Borja, Barreto Idali y José Manuel Sabucedo; "Deslegitimadón
del adversario y violencia política: el caso de las FARC y las AUC en Colombia", Acta
Colombiana de Psicología, Nº 12, noviembre, España, Universidad Santiago de Compos-
tela, pp. 69-85.

~31
aproximación a la realidad intentando comprender el comportamiento de
la sociedad mediante la lectura del agente que actúa en ella, en este caso
de los grupos insurgentes y contrainsurgentes27 •
Se puede afirmar que existen dos campos teóricos dominantes en el
análisis de los discursos en el marco del conflicto armado; por un lado,
el estructuralismo permite preguntarse desde las estructuras lingüísticas
por las imágenes y las figuras .literarias sobre quién es el enemigo; y por
otro lado, las teorías de la antropología de las emociones y el interaccio-
nismo simbólíco, entre otras, para hablar de los discursos, sus construc-
ciones y una serie de elementos que los acompañan como producciones
lingüísticas que involucran percepciones y emociones de los actores que
los crean.
Las dos perspectivas anotadas se diferencian de la que hemos adoptado
en nuestra investigación, pues nuestra pregunta involucra más el enigma
de cuál es la estructura de la construcción del enemigo en el discurso de
los actores armados, que las razones estructurales del conflicto armado.
Tampoco pretendemos establecer desde las estructuras lingüísticas, las
imágenes y las figuras literarias, quién es el enemigo, sino cómo éste se
construye en los grupos armados, por qué se construye y para qué.
En cuanto a las denominadas emociones por parte de los mencionados
autores, debe anotarse que este término no es tenido en cuenta en nuestra
investigación porque en rigor no es alusivo a la subjetividad en el sentido
simbólico, real e imaginario28 • La palabra emoción, en el uso que hacen
de ella la llamada psicología científica y las neurociencias, es localizada
del lado de lo mental, término que remite a conciencia y percepción, y al
gobierno del ser humano por parte de un componente fisiológico, que por
ser ajeno a la subjetividad y a lo social resulta opuesto al campo discursivo
donde se desarrolla nuestro análisis. Allí donde se trata de orientarse por
el discurso, el. uso del término emoción es inapropiado a nivel epistemo-

27. David Howarth, "La teoría del discurso", Teoría y métodos de la ciencia política, España,
Alianza, 1997.
28. Entiéndase aquí por real lo que escapa al discurso, a la ideología, a la retórica y al
sentido. Real es, en nuestro caso, eso de la construcción del enemigo que se vuelve
inaprensible por el discurso, eso de lo que no hay posibilidad de hablar porque no
existen las palabras para nombrarlo, entonces se actúa, por ejemplo, bajo la forma de
algo despótico, horroroso y angustíante para la víctima.

-t- 32
lógico, pues el hecho de que la emoción tenga un fundamento fisiológico
implica que en nada se aproxima al discurso, que es donde habita quien
adquiere estatuto de sujeto, estatuto alejado de la fisiología de las emocio-
nes y de explicaciones físico-químicas.
Desde el psicoanálisis de orientación lacaniana, dado que el discurso
del sujeto sobre su sufrimiento es el eje de la experiencia clínica, no se
habla de emoción sino de pasiones y éstas existen porque adquieren un
lugar en el discurso, sobre todo cuando se trata del amor y del odio. En el
psicoanálisis el término pasión no evoca un pathos, pero sí un exceso tanto
negativo como positivo. El lado negativo de la pasión, por ejemplo la del
odio y de la venganza, tiene que ver con un goce destructivo, mientras que
el lado positivo de la pasión tiene que ver con un deseo que es dialéctico e
implica una lujuria que ya no remite a destrucción sino a perseverancia en
un quehacer vital, por ejemplo el de la investigación. Ninguna de estas dos 1
perspectivas tiene nada que ver, en el sentido conceptual y clínico, con la
emoción, pues el goce del Uno solo y el deseo del Otro no son gobernados
por la razón consciente, ya que ambos son inconscientes. Claro que al ser
inconscientes encuentran un lugar en el discurso y es por esto que, sobre
todo el goce de la destrucción, puede ser justificado discursivamente desde
una razón moral y desde ideales como el bienestar del pueblo, la paz de los
colombianos y la seguridad de las comunidades.
El goce es del cuerpo, no supone una 'dialéctica en la relación con el
otro sino una tendencia a retornar al mismo lugar, además su estatuto
es psíquico y no mental-cerebral. Mientras que psíquico significa "alma",
mental remite a mapas e imágenes cerebrales y no a representaciones
psíquicas ni sociales. El goce no debe confundirse con el placer ni con la
emoción, pues la palabra goce hace referencia a un más allá del placer
que es donde Freud localiza el dolor psíquico. Hay un goce pulsional que
se pone en juego en la guerra, por ejemplo, cuando el semejante es de-
subjetivado, o sea, cuando le es retirada su condición de ser que habla. Al
suceder esto ya no hay posibilidad de establecer una dialéctica, un movi-
miento transformador en la relación con el otro y además quedan dadas
las condiciones subjetivas para que este otro, en el momento en que sea
convertido en enemigo, pierda todo derecho, sea prácticamente expulsa-
do del discurso y se le prive de toda posibilidad de reconocimiento corno
sujeto ético, político y jurídico.

~33
Discurso y enemigo

Decir "discurso" significa definir ámbitos, establecer límites, re-crear e


interpretar el mundo que rodea a los actores armados. Así mismo, decir
"enemistad" implica indagar por las formas de creación del enemigo, por
el trato que se establece con él, por la funcionalidad de su existencia, por
lo que afirma y niega.
El concepto discurso ha sido evocado por vados autores en el estudio
los conflictos bélicos, ya que los discursos de los actores armados permiten
analizar la forma como éstos se conciben a sí mismos, a sus enemigos y al
contexto donde su lucha se libra. La forma de conceptualizar lo que son es-
tos discursos, así como el énfasis del estudio varía en cada autor - unos ha-
blan de la retórica de la guerra, otros de las palabras de la guerra-, algunos
se concentran en los "discursos emocionales" o en los "discursos políticos",
pero todos coinciden en que el análisis discursivo debe estar presente para
entender y posiblemente superar el conflicto armado colombiano.
Un grupo significativo de autores analiza la forma como los actores ar-
mados construyen sus discursos yfos utilizan para legitimarse. Asimismo,
elaboran conceptualizaciories que serían pertinentes a la hora de realizar
un análisis de discurso del conflicto armado. Los discursos son construidos
con distintos matices y énfasis en el modo de ser presentados, tenemos por
ejemplo discursos en los que predomina el lenguaje político.
El lenguaje político se define desde dos dimensiones: la primera como
· lenguajes con acento retórico orientados a elaborar justificaciones según
las cuales la guerra es un accionar justo, necesario, obligatorio o útil; y la
segunda como la forma en que estos lenguajes retóricos se ponen en con-
texto29.
Las llamadas palabras de fo guerra son retóricas y poéticas, públicas
y dirigidas a justificar y explicar las acciones de los actores armados que
llevan una visión de la moral y la política. Aquí el sujeto del enunciado
recurre en varias ocasiones a la negación, recurso que implica un diálogo
con una posición contraria que disputa la legitimidad· de los argumentos
propios, o al recurso de veracidad que se usa para plantear las verdades

29. Liliana M. Lopez y María T. Uribe de Hincapié, Las palabras de la guerra. Medellín, Cor-
poración Región-La Carreta-Instituto de Estudios Políticos. Universidad de Antioquia,
2006.

-.!.- 34
del enunciador, el cual afirma con firmeza varias cosas y por la forma como
lo hace no deja mucho espacio a la réplica30. Por otra parte, están los "dis-
cursos polémicos". Este tipo de producción discursiva se considera como
parte del "discurso argumentativo'', pero suel~ darse en escenarios con un
grado de confrontación mayor, donde el discurso político corriente pierde
capacidad de impacto. El "discurso polémico" utiliza varias herramientas,
puede recurrir, entre otras, a la ridiculización o a la ironía para construir
imágenes desprestigiadas del enemigo31 •
En cuanto a la "retórica de la guerra", Fernando Estrada Gallego denomi-
na de esta forma a las prácticas discursivas de la guerra, las cuales se utili-
zan para trivializar hechos que generan rechazo social, cambiando las deno-
minaciones de las cosas y los hechos; creando argumentos y estratagemas
retóricas que se usan para crear modelos, símbolos y representaciones del ·1
otro, del enemigo, por medio de técnicas como la acusación y el insulto.
Estrada Gallego resalta que la guerra depende muchas veces de sus
propios discursos y que las relaciones de éstos con las acciones militares
son muy estrechas, ya que por medio de los discursos se impulsan accio-
nes políticas: "El discurso contiene funciones estratégicas de justificación
racional, vela u oculta hechos dolorosos, enfatiza aspectos de la realidad
que culpabilizan al enemigo, reconstruye acciones con el fin de evitar res-
ponsabilidades"32.
Con respecto a lo que llaman "discursos emocionales", cuando se hace
énfasis en esta perspectiva se intentan comprender los repertorios "emo-
cionales" que los actores armados utilizan para autodefinirse, definir a sus
enemigos y asignarse un lugar en el orden social. Se reitera que donde mu-
chos analistas buscan ideales políticos, los actores armados apelan es a la
traición o al honor y que las emociones son también prácticas discursivas
que juzgan las motivaciones propias y las de los otros 33 •

30. !bid., pp. 3-5.


31. Luisa Fernanda Salamanca Garnica, "Entre balas y palabras. Relaciones discursivas en
. torno al conflicto armado colombiano", op. cit., p. 100.
32. Fernando Estrada Gallego, "Los discursos de la guerra. Análisis de un caso: los para-
militares", Revista Interdisciplinaria en Ciencias Sociales, vol. 30, Nº 1, Bucaramanga,
UIS Humanidades, Universidad Industrial de Santander, 2001, p. 39.
33. lngrid Johana Bolívar. Discursos emocionales y experiencias de la política. Las FARC y las
AUC en los procesos de negociación del conflicto (1998-2005), op. cit., p. 17.

~35

;,. :.,
Se habla también de discurso y poder34 • Alejandro Carvajal Pardo se
centró en esta relación para analizar los discursos de los actores armados,
ya que el discurso no es sólo un medio sino un fin por el cual también se
lucha. Con el discurso se construyen realidades, se califica y define a los
otros. El poder está basado en la escasez de recursos, incluidos los simbó-
licos, y las élites de poder determinan el acceso a ellos, controlando por
ejemplo los discursos políticos, legales, oficiales, científicos.
Si la definición de la enemistad es discursiva~ y todo discurso implica
poder y saber, la relación entre poder y enemistad tiene trasfondos que
sobrepasan la confrontación bélica directa. Lo simbólico, lo emotivo y lo
retórico recubren de justificaciones el no reconocimiento del Otro; cada
discurso sobre el enemigo busca un fin35 • El discurso gubernamental per-
mitió identificar la existencia de dos sujetos colectivos contrapuestos; por
un lado, está el "nosotros" que designa al Estado como una institución
política legítima, un ente excelente e intachable, en contraposición a la
figura exclusora de los "otros" como bandidos y terroristas36• Dichas rela-
ciones, vistas como múltiples juegos de poder o como un juego en el que
hay varios centros de poder, incluyen el intercambio de discursos que en sí
mismos son acciones, teniendo en cuenta que el conflicto puede manifes-
tarse de diferentes formas, por ejemplo a través del discurso37 •
En cuanto al concepto de discurso, seis de los treinta y tres textos anali-
zados para la realización de este estado de la cuestión estudian el conflicto
armado colombiano desde los discursos y las construcciones verbales de
los actores en confrontación. Se señala que este aspecto del conflicto ha
sido poco analizado y ha pasado desapercibido como factor fundamental
para entender nuestra realidad, recalcando que los actores son retóricos
y que, de esta forma, se podría llegar a entender mejor el accionar del
conflicto.

34. Este concepto no se expresa de manera explícita en los textos, fue inferido para efectos
de agrupación.
35. Alejandro Carvajal Pardo, "El discurso, el poder y el arte de gobernar. Consideraciones
teórico-prácticas para el análisis del discurso jurídico-político'', Criterio Jurídico, vol.
· 07, Nº 0001, Cali, Pontificia Universidad Javeriana, 2007, pp. 107-124.
36. Carolina Rodríguez Rodríguez, "lConflicto armado interno en Colombia? Más allá de
la
guerra de las palabras", op. cit.
37. Luisa Fernanda Salamanca Garnica, "Entre balas y palabras. Relaciones discursivas en
tomo al conflicto armado colombiano", op. cit.

~36
Las investigaciones se centran en los constructos discursivos de las FARC
y de los paramilitares. En cuanto a los análisis centrados específicamente ·
en el actor estatal colombiano, no se encontraron conceptualizaciones a
profundidad sobre cómo éste construye su discurso.
Los investigadores muestran cómo en la retórica de todos los actores
hay una recurrencia a mostrarse ante la opinión pública como defenso-
res del interés general. Los paramilitares, por ejemplo, para justificar su
proceder en el país dicen proteger la vida, la honra y los bienes que les
estaban siendo arrebatados, defendiendo un orden y un modo de existen-
cia anterior donde solo eran padres, esposos y empresarios, apelando al
derecho de la legítima defensa de propietarios que de forma espontánea
empezaron a defenderse.
Hay otros autores que se concentran en la utilización que los parami- , ·1
litares hacen de juegos de palabras para justificar los actos que cometen,
atribuyéndose la prerrogativa de decir quiénes son los buenos y quiénes
los malos en una comunidad. En los discursos ante la opinión pública los
investigadores recalcan que los jefes paramilitares han intentado, por me-
dio de sus discursos, provocar adhesión a sus tesis y justificar sus acciones
bélicas, mostrando sus argumentos como equilibrados y objetivos, y sus
luchas como legítimas38 • La producción de un discurso en el que se arrogan
la representación de las clases medias y los sectores olvidados por el Esta-
do, y se presentan como un "tercer actor" del conflicto armado, requiere
tener en cuenta, además de la manera como se representan a sí mismos, la
forma como intentan articular actores y elementos, y cómo definen a sus
enemigos o los límites que los distinguen de ellos39 •
Por otra parte, los investigadores identifican en los discursos de las
FARC, contenidos que enjuician y describen situaciones como la injusticia
social, la intolerancia, la violencia contra el pueblo y la pobreza, donde se
afirma que el Estado y las oligarquías son los que le han declarado la guerra
al pueblo, intentando así convocar y ofrecer solidaridad a sectores sociales
determinados40 • Para unos autores, las FARC no han variado mucho su

38.: Ingrid Johana Bolívar, "Las Auc como formación elitista: normalidad social, legítima
defensa y producción de diferencias", op. cit., pp. 50-88. ·
39. Edwin Cruz Rodríguez, "Discurso y legitimación del paramilitarismo en Colombia: tras
las huellas del proyecto hegemónico", op. cit.
40. Ingrid Johana Bolívar, "Tipos de conocimiento y experiencias de la política: el sujeto
político invocado por las FARC", op. cit., p. 112 .

..!.- 37

. ·. :
discurso desde el inicio de su lucha armada4 L; para otros, trabajan desde
dos frentes proclamando un discurso pacifista de justicia social, pero
llevando a cabo el desarrollo práctico de la guerra42 •

Construcción del enemigo

La construcción del enemigo como concepto aparece en diecinueve de


los treinta y tres textos, en los cuales se describe cómo esta ·construcción se
realiza desde distintos ámbitos: el social, el gubernamental y el subjetivo.
Los textos identifican las relaciones existentes entre la política y la enemis-
tad, decisión y alteridad, definición y tratamiento.
Están los que describen cómo se construye socialmente al enemigo y
dentro de ellos se definen tres formas de co~strucción social del enemigo.
En la primera, el enemigo es el otro, el que no se inscribe dentro de mis
preferencias religiosas o políticas, ese otro encarna lo malo, además de
convertirse en el elemento cohesionador de la nación43 • El enemigo es el
"disidente, el que no encaja en la homogeneidad, el incompatible"4 4, es la
parte heterogénea de la sociedad, es el que no participa del mismo refe-
rente de identidad45 •
En la segunda, se construye al enemigo a través de un discurso con. el
cual se busca establecer un vínculo entre quien produce el discurso y un
sector de la población para así construir un enemigo en ..conjunto46 • Algu-
nos, a través de la reivindicación de una causa legítima, buscan adhesión

41. Ibid.
42. Jorge Eliécer Durango Argel, "Entre la semántica del discurso y los hechos de guerra:
una plataforma para la toma del poder", Revista Nómada Nº 16, Bogotá, noviembre,
Editorial de la Universidad Central, 2002, pp. 205-212.
43. Elsa Blair Trujillo, "La imagen del enemigo lun nuevo imaginario social?", op. cit.; Elsa
Blair Trujillo. Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imaginarios,
op. cit.
44. Vilma Llliana Franco Restrepo, Orden contrainsurgente y dominación, Bogotá; Siglo del
.Hombre - IPC, 2009, pp. 514-515.
45. María Teresa Uribe de Hincapié, Nación, Ciudadano y Soberano, Medellín, op. cit., p. 21.
46. Ingrid Johana Bolívar, "Las Auc como formación elitista: normalidad social, legítima
defensa y producción de diferencias", op. cit. Ingrid Johana Bolívar, Discursos emocio-
nales y experiencias de la política. Las FARC y las AUC en los procesos de negociación del
conflicto (1998-2005), op. cit. ·

~38
a sus argumentos para crear un enemigo similar47 • Y otros, a través del
discurso ideológico, intentan caracterizar un enemigo homogéneamente
rechazable, justificando las acciones contra ese otro48 •
En la tercera forma de construir socialmente un ~nemigo, éste es aquel
individuo lejano del que no se puede hacer una representación, que se nie-
ga a través de la exclusión, y de acuerdo con su lejanía o cercanía se puede
establecer una tipologización de este otro/enemigo4'J.
Además, algunos brindan elementos para inferir una modalidad de ene-
mistad en donde el otro se asume como una amenaza grave, se le atri- i
buyen todos los defectos y problemas de la sociedad y por ello hay que j
elimínarlo50 • En este sentido, Quintana afirma que: !'
1
La dualidad amigo-enemigo ha sido enarbolada en reiteradas ocasiones, por
diferentes actores sociales, como la forma de caracterizar la actividad política
en nuestro país; es así como la guerrilla ha sido catalogada como "un conjunto 1
de bandidos", "un grupo terrorista" y "el enemigo de la nación", otorgándole
a su oposición con el grupo una dimensión pública suficiente y un grado de
intensidad que justifican la decisión de intentar derrotarlos militarmente 51 . 1
Por su parte, Rodríguez plantea que: i
'
Se trata de una batalla entre el bien y el mal, considerados en términos ab-
solutos, que da lugar a una confrontación maniquea de la violencia, donde
los enemigos encarnan la depravación total del ser humano, mientras que el
Estado construye o fabrica un· relato mesiánico centrado en la defensa de las
libertades 52•

47. Fernando Estrada Gallego, Las metáforas de una guerra perpetua. Estudios sobre prag-
mática del discurso en el conflicto armado colombiano, op. cit.
48. Ricardo García Duarte, "Las guerrillas colombianas: la autojustificación de un proyec-
to imposible", op. cit.
49. Alejandro Castillejo Cuellar, Poética de lo otro: para una antropología de la guerra, la
soledad y el exilio interno en Colombia, op. cit., p. 117.
50. Julio González Zapata, "La .política criminal en Colombia o cómo se construye un
enemigo". En: Armando Luis Calle Calderón (comp.), El estado actual de las ciencias
penales, Medellín, Grupo Editorial Ibáñez, 2007, pp. 134-152.
51. · Óscar Mejía Quintana, "Cultura política, ciudadanía y Democracia: Voces y experien-
cias de desmovilizados y víctimas". En: Desmovilización y Reinserción. La ley de justicia
y paz y sus implicaciones en la cultura política, la ciudadanía y la democracia en Colom-
bia, Bogotá, Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2008, p. 315.
52. Carolina Rodríguez Rodríguez, "lConflicto armado interno en Colombia?, más allá de
la guerra de las palabras", op. cit., p. 122.

~39
Ninguno de los textos consultados alude a la relación inherente que
existe entre la construcción social del enemigo y la constitución de todo
sujeto. Si se tiene en cuenta que la simbolización de una diferencia es la
condición originaria para que se produzca la entrada de un ser humano
en el lazo social; destruir la diferencia, no soportarla, pretender borrarla,
equivale a destruir el lazo social y con ello toda subjetividad posible, ya
que ésta no existe por fuera de _dicho lazo.

El enemigo desde los actores del conflicto

Algunos de los textos fichados se refieren explícitamente a la definición


de enemigos que elaboran los grupos armados involucrados en el conflicto
colombiano. En el caso del paramilitarismo, éste caracteriza a las guerrillas
siempre coino enemigos, y algunas veces, pretende justificar su presencia
en la guerra asumiéndose como actor reactivo, esto es, un actor que in-
terviene en la guerra para defenderse legítimamente, bien sea de ataques
de la insurgencia o del desamparo estatal53 • El enemigo, perfilado en el
paramilitarismo como todo aquello que atente contra la propiedad y los
privilegios 54, se presenta como fuente de legitimación al constituirse como
agresor de un orden pacífico y tradicional; por ello se elabora una imagen
del enemigo como agresor que representa lo indeseable que es necesario
combatir55 •
Las FARC-EP, a partir de la concepción irrenunciable que aúna pararni-
litarismo y Estado, definen al enemigo corno el perpetuador de un orden
socialmente injusto. Un Estado que equiparado a "oligarquía", movida por
los "intereses del imperialismo", se apoya en grupos paramilitares para pro-
longarse56. Las guerrillas se describen a sí mismas como actores ideológicos

S3. Ingrid Johana Bolívar, "Las AUC como formación elitista: normalidad social, legítima
. defensa y producción de diferencias", op. cit., p. 67.
S4. Vilma Liliana Franco Restrepo, Orden contrainsurgente y dominación, op. cit.
SS. Henry Borja. Barrero Idali. José Manuel Sabucedo. "Deslegitimación del adversario y
Violencia política: el caso de las FARC y las AUC en Colombia", op. cit,. pp. 69-SS.
56. Carolina Hernández Galindo, "Una lectura del concepto del enemigo desde el conflic-
to ·armado colombiano", Bogotá, Recurso electrónico en:
http ://www.pucp.edu. pe/eventos/congresos/filosofia/programa_general/martes/ se-
sion15-6.30/galindocarolina.pdf, consultado el 7 de septiembre de 2010.

~40
con.causas sociales altruistas por reivindicar y circusncriben la definición de
su enemigo a una lógica propia del discurso comunista que identifica a sec-
tores de la sociedad como "enemigos del pueblo"; así, a la vez que señalan
se reivindican como lo contrario, como un ejército que asume las demandas
populares por justicia social, aunque esto no siempre se refleje en sus ac-
ciones militares57• Ello porque la victimización se asume como fuente de le-
gitimación en la intervención dentro de un conflicto armado que, afirman,
como en el caso de los paramilitares, ellos tampoco iniciaron58 •
En la construcción del enemigo desde las Fuerzas Militares se trata de 1
defender un proyecto de sociedad que se disputa la supremacía. La vio- j
lencia, y por ende la enemistad, están en la base del intento por construir ..'
l
nacionalidad y marcar pertenencias a partir de la exclusión del otro 59 •
Con respecto al otro, los distintos autores coinciden en que se trata de
una representación, una ficción útil que permite la orientación de una per- j
sona o un grupo social en la cotidianidad 60• Sin embargo, esa orientación
puede tomar diversos caminos; en el caso del conflicto armado el enemigo
se constituye como un referente de sentido de la confrontación61 • Tras sus-
pender la identidad, la subjetividad de un otro -ya sea combatiente o no-,
este queda degradado simbólicamente, lo que se traduce en la posibilidad
real de exterminio62 : "Las formas de la muerte son, en última instancia,
formas de silenciar a una persona que como tal es portadora de un sentido.
Ahí lo que se niega no es a la persona y el discurso que ella pueda producir,
sino su cuerpo como un texto" 63 •

57. Ricardo García Duarte, "Las guerrillas colombianas: la autojustíficación de un proyec-


to imposible'', op. cit., p. 58.
58. Henry Borja. Barreto Idali. José Manuel Sabucedo, "Deslegítimación del adversario y
violencia política: el caso de las FARC y las AUC en Colombia", op. cit.
59. Elsa Blair Trujillo, Confl.ícto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imagi-
narios, op. cit.
60. Alejandro Castillejo Cuellar, Poética de lo otro: para una antropología de la guerra, la
soledad y el exilio interno en Colombia, op. cit., p. 61.
61. Carolina Hernández Galindo, "Una lectura del concepto del enemigo desde el conflic-
to armado colombiano", op. cit., p. 13. ·
62. María Victoria Uribe Alarcón, Antropología de la inhumanidad. Un ensayo interpretati-
vo sobre el terror en Colombia, op. cit.
63. Alejandro Castillejo Cuellar, Poética de lo otro: para una antropología de la guerra, la
soledad y el exilio interno en Colombia, op. cit., p. 24.

-t- 41
Para la institucionalidad del Estado, la consideración de un enemigo
nacional es una herramienta útil para generar sentido de unidad frente a
una amenaza, y dependiendo del ente ejecutivo bajo el cual se encuentre
el poder, será la utilización de recursos retóricos que dan nombre y sentido
de aversión al opositor. Un claro ejemplo es el uso de la palabra, la retórica
y semántica del expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien discrecionalmen-
te denota la categoría bajo la cual se ubicará a sus oponentes armados o
enemigos (terroristas); esto sin considerar las convenciones.jurídicas acep-
tadas internacionalmente. Una posición de poder desde el discurso y signi-
ficaeión que Carolina Rodríguez llama nominalismo de Estado 64 •
Sin embargo, para el caso colombiano la construcción del enemigo no
sólo ha sido útil para el Estado; instituciones como la Iglesia, partidos po-
líticos, gremios y variados actores sociales también han visto la utilidad de
construir enemigos para después pretender 'eliminarlos65 • En este mismo
sentido, Vilma Liliana Franco desarrolla una reflexión sobre orden y gue-
rra contrainsurgente en Colombia. La justificación de la acción bélica se
enmarca en una relación recíproca entre las fuerzas rebeldes en contra del
Estado y la respuesta preventivo-punitiva del aparato estatal y la sociedad
de grandes propietarios, en cuanto las pugnas por la justicia distributiva
y la democratización política se constituyen en una situación de guerra
civil.
En los tiempos de esta guerra, los dispositivos contrainsurgentes dirigidos con-
tra los rebeldes, y en especial contra aquellos que desafíeri' de alguna manera
el orden de la propiedad, se vigorizan y arraigan corno una práctica política
dominante que se despliega a través de múltiples mecanismos de dominación y
pertenece al enmarañado ámbito de la ideología. La práctica cont.rainsurgente
atraviesa y nutre el tiempo de hostilidad recíproca, pero no surge con la gue-
rra, la antecede ampliamente; así mismo, tiende a sobrevivir el armisticio bajo
otras formas e intensidades que igual sirven a la conservación del poder66 •
Cabe entonces pensar en la reflexión hecha por Iván Orozco, quien
cuestiona la criminalización de la guerra y propone l? elaboración de un
discurso de derecho internacional "orientado hacia la ampliación del con-

64. Carolina Rodríguez Rodríguez, "¿Conflicto armado interno en Colombia?, más allá de
la guerra de las palabras", op. cit., p. 114.
65. Ju.lio González Zapata, "La política criminal en Colombia o cómo se construye un ene-
migo", op. cit.
66. Vilma Liliana Franco Restrepo, Orden contrainsurgente y dominación, op. cit,. p. 32.

-.t- 42
cepto de la guerra como dialéctica de las voluntades políticas entre ene-
migos relativos, es decir, entre enemigos que se reconocen recíprocamente
como tales"67 •
Finalmente, se identificó una hipótesis única que atraviesa todos los
textos y que bien plantea la socióloga María Teresa Uribe:
Las guerras civiles desarrolladas en Colombia en el siglo XJX permiten
pensar el papel que éstas desempeñaron en el proceso de construcción y
deconstrucción del Estado-nación colombiano:
[... ] la disputa estuvo centrada en la definición y los alcances de la soberanía,
es decir, en las estrategias del poder central para ejercer efectivamente el do-
minio directo sobre todo el territorio y las resistencias de los estados federales,
encarnadas en sus intermediarios, para mantener el control político en sus
regiones. Esta guerra no fue solamente una guerra por el régimen político ·1
-central o federal- sino, fundamentalmente, una guerra por el poder mismo
bajo formas directas o indirectas de dominación68 •

Discurso, poder y violencia

El discurso es un instrumento de poder, a través de él se ejerce y gracias


a él se perpetúa, es decir, es un medio y un fin, y se encuentra especial-
mente concentrado por el Estado a trav~s de la política y el derecho. Sin
embargo, siendo el discurso un instruménto de poder sobre el que el Esta-
do quiere tener un control total, ese absolutismo discursivo no se logra, y
esto se demuestra con los discursos que emiten los otros grupos armados
que existen en el conflicto colombiano69 •
De esta forma, el discurso y la Violencia se entremezclan con el uso de
todo tipo de vejaciones, atropellos y agravios, abusando de las funciones
de la memoria, en especial de la memoria trágica de la nación, logrando
que la vejación y el atropello se conviertan en el hilo imaginario que une el

67. Iván Orozco Abad, "La democracia y el tratamiento del enemigo interior", Análisis Po-
lítico, vol. 6, Unibiblos, p. 65. El sentido de la categoría "enemigo relativo", utilizada
por autores como este, equivale al sentido que atribuimos en esta investigación a la
categoría "enemigo político".
68. María T. Uribe de Hincapié y otros, La guerra por las soberanías, op.cit., p. 9.
69. Arturo Alape, "Colombia; Conflicto y retórica sobre la guerra y la paz", Tricontinental,
vol. 32, Nº 140, La Habana, 1998, pp. 32-36.

~43
pasado con el presente y que define el futuro, lo que constituye que la vio-
lencia y el discurso fundamenten el renacimiento de una próxima guerra70 •
Esta utilización simultánea de la violencia y del discurso tiene una doble
funcionalidad. Por un lado, los actores armados en Colombia emplean la
mayor cantidad y calidad de violencia en sus acciones, al mismo tiempo usan
el discurso para legitimar sus actos en la población y mermar el impacto sub-
jetivo que causan sus comportamientos. Lo anterior se conoce como los len-
guajes muertos71 , es decir, el discurso filosófico-moral en nombre del cual se
hace la guerra o se argumenta la defensa como justa frente a un agresor72 •
Como puede verse, los actores armados se sirven del discurso de acuer-
do con la conveniencia. Esto se evidencia cuando los enemigos usan juicios
y estrategias discursivas semejantes, desencadenando un juego de espejos
o mímesis tanto en el discurso como en las acciones 73 •
En el discurso de los grupos armados ilegales se encuentran similitu-
des en la forma de referirse al Estado y a la clase política, se perciben su
autoidentidad y su postura frente a la sociedad y al Estado. Las FARC se
presentan como una organización "orientada a la conquista de una for-
ma de existencia social'', pero pres.e nta contradicciones dependiendo del
destinatario del discurso 74 • En general, el examen del discurso insurgente

70. María T. Uribe de Hincapié y otros, Las palabras de la guerra, op. cit., p. 30.
71. María T. Uribe de Hincapié y otros, La guerra por las soberanías, op. cit.
72. Fernando Estrada Gallego, "El lenguaje de la guerra y la política en Colombia'', op. cit;
Fernando Estrada Gallego, "La retórica del paramilitarismo. Análisis del discurso en el
conflicto armado", op. cit., pp. 39-57; Fernando Estrada Gallego, "Los discursos de la
guerra. Análisis de un caso: los paramilitares", op. cit.; Fernando Estrada Gallego, Las
metáforas de una guerra perpetua. Estudios sobre pragmática del discurso en el conflicto
armado colombiano, op. cit.; María T. Uribe de Hincapié y otros, La guerra por las so-
~ronfu~ ~. eit. ·
73. Fernando Estrada Gallego, Las metáforas de una guerra perpetua. Estudios sobre prag-
mática del discurso en el conflicto armado colombiano, op. cit,; Fernando Estrada Ga-
llego, "La retórica del paramilitarismo. Análisis del discurso en el conflicto armado",
op. cit.; Carolina Hernández Galindo, "Una lectura del concepto del enemigo desde el
conflicto armado colombiano", op. cit.
74. Ingrid Johana Bolívar, "Las AUC como formación elitista: normalidad social, legítima
defensa y producción de diferencias", op. cit., pp. 50-88; Ingrid Johana Bolívar, Dis-
cursos emocionales y experiencias de la política. Las FAR.C y las AUC en los procesos de
negociación del conflicto (1998-2005), op. cit.; Ingrid Johana Bolívar, "Tipos de conoci-
miento y experiencias de la política: el sujeto político invocado por las FARC", op. cit.

~44
rev.ela que éste tiene una composición estática, muy poco dialéctica, pues
la justificación de sus actos atroces se repite una y otra vez con muy pocas·
modificaciones75 •
Por otro lado, los paramilitares se entienden como una organización
de "formación elitista orientada a la defensa", que establece límites y dife-
rencias en las razones que los llevan a estar en la guerra, y en la que exis-
te una jerarquía entre comandantes, combatientes-patrulleros y el mismo
enemigo 76 • En el discurso de los paramilitares, más específicamente de las
AUC, subyace una apuesta por mostrarse como un actor independiente del
Estado, representante de los intereses de la clase media y que se arma para
hacer uso de la legítima defensa. Se autodefinen corno un "movimiento de
resistencia civil en armas", que ante la incapacidad del Estado para brin-
dar seguridad se organiza para defender la propiedad y los bienes, de las .1
acciones violent?S de la insurgencia77 • A esto se suma que el discurso para-
militar es contradictorio y polémico, una mezcla entre un tono paternalista
y amenazante que utiliza frecuentemente el recurso del miedo mediante la
agresividad y la intimidación78 •
Finalmente, en el discurso del Gobierno Nacional se observa que mien-
tras a las FARC les da un carácter omnipresente, al ELN y al EPL los enuncia
como derrotados y a las AUC los considera desmovilizados al margen de la
esfera pública. Lo anterior es llevado a cabo discursivamente en dos vías:
una que pretende ignorar la magnitud e impacto del conflicto, evadiendo
toda pregunta por la causa del mismo o por los factores que contribuyen
a su prolongación; la otra vía se orienta a la polarización con el objetivo
de generar una fuerte división: el Estado como actor legítimo, intachable
e incuestionable (el nosotros) y los terroristas o bandidos (los otros). Así
1
1
75. Luisa Fernanda Salamanca Garnica, "Entre balas y palabras. Relaciones discursivas en l
1
torno al conflicto armado colombiano", op. cit., p. 117.
j
76. Ingrid Johana Bolívar, "Las Auc como formación· elitista: normalidad social, legítima
defensa y producción de diferencias", op. cit.; Ingrid Johana Bolívar, Discursos emo-
cionales y experiencias de la política. Las FARC y las AUC en los procesos de negociación
del conflicto (1998-2005), op. cit.; Ingrid Johana Bolívar, "Tipos de conocjmiento y
experiencias de la política: el sujeto político invocado por las FARC", op. cit.
i
77. Edwin Cruz Rodríguez, "Discurso y legitimación del paramilitarismo en Colombia: tras
las huellas del proyecto hegemónico'', op. cit., pp. 82-114. 1
78. Luisa Fernanda Salamanca Garnica, "Entre balas y palabras. Relaciones discursivas en
torno al conflicto armado colombiano", op. cit., pp. 117. l
J

-!- 45 1

:.',: ' ... 1


se instaura una batalla discursiva entre el bien y el mal, que termina por
indicar al ciudadano de qué lado debe estar y por cuál de los grupos debe
tomar partido79 •

Ideas y problemas

Más allá de la preocupación de los autores por.dar cu~nta de los aspec-


tos estructurales del conflicto armado en Colombia, se encontró que los
problemas abordados en los textos se concentran en dos interpretaciones:
1) Los discursos son producciones lingüísticas que contienen estrategias y
retóricas, y 2) el "otro" es una construcción de la sociedad colombiana a
partir de las complejas violencias estructurales e históricas que han surca-
do en el p~ís.
A la presente interpretación sociopolítica del nacimiento del otro agre-
guemos una interpretación desde el psicoanálisis: el otro, entendido como
alguien idéntico pero diferente a uno mismo, es una construcción a la que
cada ser humano se ve abocado a partir de su nacimiento, pues de lo con-
trario no entrará en el lazo sociaf y por ende tampoco habrá sujeto. El
cuerpo biológico que es cada uno al nacer, se quedará por fuera del lazo
social si no se produce un sujeto que, en primer lugar, se diferencie del otro
como semejante y que, en segundo· lugar, tome como referente a un Otro
como institución familiar, como institución social y comq ley.
Puede dejarse planteado que tanto el otro con minúscula, o sea el se-
mejante que es idéntico pero diferente, como el Otro con mayúscula, o sea
ese lugar virtual que ordena y regula a un ser humano en lo que respecta
a su goce pulsional, son originariamente construcciones del sujeto, que
luego entran a confrontarse con aquello que los investigadores sociales
denominan la construcción social del otro. Entonces, no se perderá de vista
en nuestra investigación que la explicación de la construcción de otro, que
socialmente representa la alteridad, implica una dimensión subjetiva que
se' localiza más allá de lo social, lo político y lo históriCo.
El conflicto puede inanifestarse de diferentes formas; por ejemplo, a través del
discurso. Incluso cuando el conflicto es observable en términos de violencia.
La producción discursiva está inserta en un terreno de múltiples relaciones de

79. Carolina Rodríguez Rodríguez, "¿conflicto armado interno en Colombia? más allá de
la guerra de las palabras", op. cit., p. 122.

-.t- 46
.poder y a la inversa, las relaciones de poder se revelan en materialidades dis-
cursivas. Así que, para analizar el poder o el ejercicio del poder -que implica:
acceder a un espacio de estructuras simbólicas e imaginarias- el discurso es
una buena opciónªº.
Como bien señala María Teresa Uribe81 , los discursos son un campo de
batalla, ellos definen momentos y justifican acciones y, por tanto, deter-
minan qué hechos se realizarán y cuál es la posición de quien los escribe.
En los discursos se tejen estratagemas utilizadas por los actores armados
como medio de defensa y justificación de su accionar en el conflicto; en la
medida en que los discursos son analizados como espacios de poder que
encierran intencionalidades se puede comprender el porqué de algunas
percepciones de la sociedad.
En esta perspectiva, hay autores 82 que plantean los discursos como l
construcciones que no se pueden alejar de visiones de la realidad, ya que
los escritores y oradores de estos discursos pretenden resaltar su papel
y justificar sus acciones. A modo de ejemplo, Carolina Rodríguez afirma
en su texto "lConflicto armado interno en Colombia?" que el discurso se
convierte en una estrategia para asegurar un poder ideológico, tanto a
nivel interno (Colombia) como externo (comunidad internacional), y que
el debate sobre el conflicto armado no se agota en las palabras, pues del
concepto se derivan consecuencias jurídicas, militares y políticas, tanto a
nivel nacional como internacional.
En el caso particular de los paramilitares, Cruz Rodríguez83 problema-
tiza cómo más allá de los intereses instrumentales de los políticos por ha-
cerse a un cargo de elección popular con "ayuda" de los paramilitares,
subyacen unos acuerdos ideológicos mínimos que pueden rastrearse en el

80. Luisa Fernanda Salamanca Garnica, "Entre balas y palabras. Relaciones discursivas en
torno al conflicto armado colombiano", op. cit., p. 98.
81. María T. Uribe de Hincapié y otros, La guerra por las soberanías, op. cit.
82. Autores co.mo Ingríd Bolívar, Discursos emocionales y experiencias de la política. Las
FARC y las AUC en los procesos de negociación del conflicto (1998-2005), op. cit; Jorge
Durango, "Entre la semántica del discurso y los hechos de guerra: una plataforma
para la toma del poder", op. cit; Henry Borja, Idali Barreto, José Manuel Sabucedo.
"Deslegitimación del adversario y violencia política: el caso de las FARC y las AUC en
Colombia", op. cit.
83. Edwin Cruz Rodríguez, "Discurso y legítimación del paramilitarismo en Colombia: tras
las huellas del proyecto hegemónico", op. cit., pp. 82-114.

~47
discurso de los paramilitares y en su intención de articular ciertos sectores
a su lucha, así como en la recepción de ese discurso en los sectores inter-
pelados84.
Algunos de los problemas planteados por los autores consultados pre-
tenden abarcar las mentalidades colombianas en contexto de guerra y la
forma de solucionar los conflictos a través de la violencia, corno lo muestra
Elsa Blair85 al cuestionarse cuál ha sido la base a, partir ~e la cual se han
construido los referentes socio-culturales (las formas de representación)
de la sociedad. Arturo Alape 86, por su parte, afirma que los discursos po-
líticos deben pensarse corno espacios que en su relación con los aconteci-
mientos violentos generan costumbres, donde el método por excelencia
para la resolución de conflictos es el uso de la violencia.
Preguntarse por el discurso en la guerra, y en especial cómo éste es
agente constructor del enemigo, lleva a cuestionarse sobre cuáles son los
medios para que el discurso se difunda, es decir, lcuáles son los mecanis-
mos para que se reproduzcan las imágenes del enemigo?, y ¿qué respaldo,
ya sea legal o legítimo, tienen en le~ sociedad? En esta línea de pensamien-
to, algunos textos tratados muestran el derecho penal como un espacio de
construcción del enemigo a través del poder punitivo, las prácticas puniti-
vas y la legislación penal87; esta rama del derecho crea imágenes del otro
que se divulgan tanto en las discusiones públicas corno en las concepciones
sociales que tiene cada persona, presentándose como normativas que go-
zan de neutralidad y racionalidad.
Ver en el Derecho, y en especial en el derecho penal, un espacio de cons-
trucción del enemigo, permite reflexionar cómo éste puede contener los as-
pectos objetivos o racionales y los aspectos subjetivos que se encuentran en
el análisis de las producciones lingüísticas. Julio González88 , al preguntarse
por cuáles son las prácticas penales que asumen al otro como enemigo y
cómo es tratado durante determinadas épocas en Colombia, abre al lector

84. Ibid. p. 83.


85. \ Elsa Blair Trujillo, "La imagén del enemigo lun nuevo imaginario social?", op. cit.
86. Arturo Aiape, "Colombia: Conflicto y retórica sobre la guerra y la paz", op. cit.
87. Julio González Zapata, "La política criminal en Colombia o cómo se construye un ene-
migo", op. cit.
88. Ibid.

-t. 48
la posibilidad de preguntarse de qué se vale el derecho penal para construir
al otro como un enemigo, y cómo en las prácticas punitivas se entrelazan ·
lógicas discursivas con emociones y percepciones de sus ejecutores, sin ol-
vidar cómo éstas terminan siendo aceptadas ~ instauradas socialmente.
El otro campo de difusión de las construcciones del enemigo son los
medios de comunicación. No obstante, en el planteamiento de problemas
por parte de los autores tratados, no se preguntan por los mass media como
reproductores de las visiones del otro como enemigo. Creemos que en este
campo hay mucho por explorar, pues la información y los discursos que los
medios de comunicación emiten pueden influir, moldear y hasta crear de-
terminadas concepciones del otro. Éste será un aspecto que quedará pen-
diente para futuras investigaciones de nuestro grupo de investigación o de
otros investigadores. 1
89
Un grupo de· textos que tratan momentos clave para nuestra inves-
tigación, como son los diálogos de paz en el Caguán con las FARC-EP, y
las negociaciones de Ralito con los paramilitares, no se concentran en la
pregunta por el enemigo sino en problemas de tipo estructural e histórico.
Hablan del fracaso de las negociaciones con las FARC y se ocupan de las
consecuencias de las desmovilizaciones en Ralito.
Leguízamo 90 se pregunta por los resultados desafortunados de la ma-
yoría de negociaciones con grupos armados, cuando sucesivos gobiernos
intentan capitalizar aciertos y errores de sus antecesores, pero sin poder
concretar un acuerdo real con el grupo armado FARC-EP. Óscar Mejía Quin-
tan~91, por su parte, plantea que los estudios de la desmovilización de los
paramilitares han sido abordados más desde análisis jurídicos, dejando a
un lado los históricos y sociológicos; con su problematización en un país
como Colombia, donde se emplean diariamente cantidades de rótulos para

89. Camilo Leguízamo, "Reflexiones sobre el proceso de paz del gobierno Andrés Pastrana
con las Farc-Ep (1998-2002)", op. cit; Ricardo García Duarte "Las guerrillas colom-
bianas: la autojustificación de un proyecto imposible", op. cit; Óscar Mejía Quintana,
"Cultura política, ciudadanía y Democracia: Voces y experiencias de desmovilizados y
víctimas", op. cit. ·
90. Camilo Leguízamo, "Reflexiones sobre el proceso de paz del gobierno Andrés Pastrana
con las Farc-Ep (1998-2002)", op. cit.
91. Óscar Mejía Quintana, "Cultura política, ciudadanía y Democracia: Voces y experien-
cias de desmovilizados y víctimas", op. cit.

-.!.- 49
designar y categorizar la realidad que se vive, creando contraposiciones
dicotómicas. Un estudio de estas categorizaciones es necesario, de esta
forma el análisis estructural del conflicto armado se une con el estudio
discursivo del mismo.
Los problemas abordados por los textos analizados se generan entonces
alrededor de tres supuestos: 1) los discursos son espacios de poder y, por
tanto, éstos en contexto de guerra también son )ugares, donde se organi-
zan guerras, se celebran triunfos y se demarcan quiénes son el otro; 2)
los discursos tienen medios para difundirse, por ejemplo, el derecho y las
herramientas de comunicación; y 3) siendo los discursos campos de batalla
conllevan construcciones sociales, pasiones y mentalidades en la sociedad.
Esta manera de concebir los discursos justifica que en nuestra investiga-
ción sean .tomados los discursos de los actores armados como datos en don-
de la verdad no se define a partir de su coincidencia con la realidad, sino
a partir de la función que tienen en la construcción del enemigo, de las
lógicas que sigue dicha construcción y de los efectos concretos que tienen
esos discursos en la realidad del conflicto armado.
Hablar del otro implica de antemano una actitud diferenciada ante lo
propio, el otro representa una percepción ajena de la realidad y, por tanto,
se constituye como una representación para el nosotros. En ese sentido, el
otro no es una evidencia, aunque se encuentre en el radio de percepción
física inmediata es apreciado diferencialmente92 •
La construcción de la alteridad entre los grupos antagónicos es un asun-
to complejo que involucra varios niveles de significación afectiva, y en esa
medida está intervenido por discursos ideológicos, por afectos y por la
construcción de estereotipos93 •
El disenso, lo diferente, se traduce como una potencial amenaza, de-
sarrollándose así una negación del otro. Y en esa retórica entre amigos
y enemigos él otro se traduce como extraño y un potencial peligro en
lucha de intereses. De este modo, se teje toda una trama en torno a los
conceptos, denominaciones, prototipos, representaciones que se hacen

92. Alejandro Castillejo Cuellar, Poética de lo otro: para una antropología de la guerra, la
soledad y el exilio interno en Colombia, op. cit.
93. María Victoria Uribe Alarcón, Antropología de la inhumanidad. Un ensayo interpretati-
vo sobre el terror en Colombia, op. cit., pp. 131-132.

-.!.- so
del otro 94 • En la realidad colombiana esta condición se reproduce en el
marco del conflicto armado interno, donde cada actor político constituye
su propio discurso como evidencia y ataque hacia el adversario.
Así las cosas, desvirtuar la labor del oponente es .el objetivo fundamen-
tal, lo que deja al descubierto un afán por reducir al otro y justificar las
propias acciones 95 , por ejemplo a través de un discurso fundamentalmente
peyorativo que llega a implementar medidas coercitivas con el fin de res-
guardar determinados intereses. Esto se evidencia fundamentalmente en
las relaciones internas que se dan entre los actores del conflicto armado
colombiano y en el lenguaje generalizado entre amigos y enemigos.
Pese a que, en ocasiones, el reconocimiento tanto de lo propio como
de lo ajeno se configura bajo la estructura de una unidad política, la cual
permite un ataque real de lo que se considera diferente y por consiguiente ··~
motivó de enemistad, en Colombia la construcción del enemigo no se ha
dado en exclusiva desde una órbita estatal; en ésta confluyen diversos gru-
pos que también han influido e impulsado dicha construcción. Los partidos
políticos, por ejemplo, mediante una lucha bipartidista se encargaron de
definir y determinar un enemigo a través de un lenguaje lleno de alusiones
excluyentes y apocalípticas. Adicionalmente, la ausencia de soberanía en
varios territorios y el imperio de prácticas punitivas no estatales, han im-
pedido que el Estado se erija como el únicp responsable de esta práctica y,
por el contrario; que la misma se haya ampliado a toda la sociedad96 •
Derrotar al enemigo justifica una producción de terror porque garantiza
una prolongación de ese estado de dominación97 • Sin embargo, el uso de
la violencia no es sólo de carácter tangible e inmediato, podríamos afir-
mar que la violencia coexiste más clandestinamente y con más fuerza en
las representaciones colectivas y los imaginarios sociales que surgen de

94. Carolina Hernández Galindo, "Una lectura del concepto del enemigo desde el conflic-
to armado colombiano", op. cit.
95. Fernando Estrada Gallego, Las metáforas de una guerra perpetua. Estudios sobre prag-
mática del discurso en el conflicto armado colombiano, op. cit.
96. Julio González Zapata, "La política criminal en Colombia o cómo se construye un
enemigo", op. cit.; Iván Orozco Abad, "La democracia y el tratamiento del enemigo
interior", op. cit.
97. Vilma Liliana Franco Restrepo, Orden contraínsurgentey dominación; op. cit., pp. 515-
516.

~ 51
una determinada sociedad98; en este proceso de representación aparece la
necesidad de construir identidad de manera simbólica a fin de lograr una
unificación que esboce un sentido de pertenencia al grupo: lo propio, lo
bueno, lo aceptable.
En el fondo quien detenta el poder presenta también la potestad de
elegir las reglas bajo las cuales quiere dominar y esto implica la definición
que hará del enemigo, según las condiciones de ventaja o pesventaja en las
cuales se encuentre. Así pues, esa construcción de identidad, de nación, se
forja bajo atropellos, memorias, lenguaje, guerra y poder, constituyendo
un discurso político que sirve como hilo conductor de una guerra perpe-
tuada.
La paz aparece como una "simple suspensión de hostilidades" y los lenguajes
políticos unen el pasado con el presente y el futuro. Esta perdurabilidad de los
estados de guerra en arcos de tiempos prolongados y territorialmente diferen-
ciados, diluye las razones morales y las causas aducidas para usar las armas y,
por tanto, hace que las dinámicas bélicas se alimenten a sí mismas con nuevos
reclamos y nuevos discursos99•
En Colombia las representaciones sociales son cada vez más etéreas,
el concepto de lo social se vislumbra difuso debido a la diversificación de
identidades1ºº y a las soberanías en vilo, lo que lleva a múltiples formas de
manifestar ese poder soberano. La intimidación pública se constituye como
una de las formas en que se manifiesta ese poder, amigos y enemigos se
disputan en una retórica interminable.
Esa intimidación se logra bajo varios mecanismos de guerra, formas
de autoritarismo marginal, repetición de acciones destructivas, capacidad
militar, dotes demagógicas, entre otros 1º1• La construcción de identidad
en Colombia ha sido remplazada por imposiciones institucionales, iglesia,
Estado, milicia, pugna entre partidos políticos. De una u otra manera, no se
ha permitido la creación de mecanismos alternativos para la sociabilización

98. Elsa Blair Trujillo, Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imagi-
narios, op. cit.
99. María T. Uribe de Hincapié y otros, La guerra por las soberanías, op. cit. p. 84.
100. Daniel Pecaut, Violencia y política en Colombia. Elementos de reflexión, Medellín, Hom-
bre Nuevo Editores, 2003.
101. Ricardo García Duarte, "Las guerrillas colombían.as: la autojustificación de un proyec-
to imposible", op. cit., pp. 57-58.

~52
y la. creación de identidad 1 º2, la disputa de esos monopolios termina
abarcando un sinfín de intereses económicos, lo que contradice los
discursos en los cuales se fundamentan los actores armados, olvidando casi
por completo las razones ideológicas y morales_en las cuales se justificaban
para accionar de manera bélica103; esto no sólo vuelve más complejo el
discurso, sino que perpetúa el estado de guerra latente que se encuentra
arraigado como tradición política104•
A manera de conclusión, puede afirmarse que la particularidad de este
capítulo con respecto a los otros que componen el presente libro, consiste
en que mientras aquí se recoge de manera sucinta el saber acumulado, lo
ya dicho sobre cómo se concibe el enemigo en el ámbito de investigaciones
referidas al conflicto armado en Colombia, además se especifica qué se
entiende por discurso, cuál es su función en la construcción del enemigo y
cómo se relaciona con el poder y la guerra, en el resto del trabajo nuestra
preocupación no es por un aeror armado en particular, ni por el discurso
como concepto, sino que más bien nos servirnos de los discursos de los
actores armados con el objetivo de responder a la pregunta de cómo estos
últimos construyen su enemigo.
La elaboración de esta parte del texto, reveló que si bien no son pocos
los autores que se han ocupado de analizar el conflicto armado en Colom-
bia y dentro de esta lógica se refieren a la el).emistad, ninguna investigación
se había ocupado de forma sistemática del análisis de cómo se construye
el enemigo en el discurso de los grupos armados. Esperarnos haber hecho
emerger, más allá del extenso saber existente sobre el conflicto armado
colombiano, algún detalle nuevo, algo no dicho sobre el surgimiento del
enemigo como fenómeno social, político y subjetivo, sobre cómo se estruc-
tura, cuál es su razón de ser, sus usos y desusos y su función, tanto cuando
hay diálogo como cuando éste se rompe.
Anotemos que si bien los autores consultados se ocuparon, tal como lo
hemos hecho en nuestra investigación, de analizar cómo se construyeron
las enemistades en los procesos de diálogo y negociación en San Vicente
del _Caguán y en Santa Fe de Ralito, la manera como fue abordada esta

102. Eisa Blair Trujillo, "La imagen del enemigo ¿un nuevo imaginario social?", op. cit.
103. María Teresa Uribe de Hincapié, Nación, ciudadano y soberano, op. cit.
104. Arturo Alape, "Colombia: Conflicto y retórica sobre la guerra y la paz", op. cit.

-!.- 53
temática es diferente de la nuestra. Mientras dichos autores se ocuparon,
cada uno por separado, del fenómeno insurgente, el fenómeno paramili-
tar o el Gobierno y dentro de este contexto dijeron algo sobre el enemigo
basándose en distintas teorías existentes al respecto, en nuestro caso el
objetivo no es el estudio de tales fenómenos, ni de las teorías del enemigo
que podrían ser aplicadas para su comprensión, sino servirnos del fenóme-
no, tal corno se refleja en los discursos producidos por los actores armados
entre 1998 y 2010, para inferir cómo construyen al enemigo, para qué_ y
por qué.
Nos servirnos de lo dicho por los actores armados sobre sí mismos y
sobre el otro, tanto en momentos de diálogo corno de ruptura o cuando
se prodttjeron acontecimientos específicos, para inferir la construcción del
enemigo, los giros que se ocasionan en la misma, sus relaciones y diferen-
cias al respecto. Otro elemento diferencial de nuestra investigación con
respecto a lo que ya se ha dicho sobre el conflicto armado, es que en distin-
tos aspectos ponernos en tensión las inferencias que lograrnos hacer sobre
el enemigo en el discurso de los actores armados y localizarnos los elemen-
tos transversales. Dado que no encontrarnos ningún estudio sistemático
y conducido de manera metódica al respecto, nuestro trabajo se justifica
desde el punto de vista académico.

~54
SEGUNDA PARTE
El enemigo en el discurso del Gobierno

Desde la lógica del conflicto armado interno, ha sido común que los
gobernantes del Estado colombiano definan a los grupos insurgentes y al
narcotráfico como sus enemigos, y en el intento de confrontarlos en los
discursos y en los hechos han avanzado en el fortalecimiento de su capa-
cidad bélica, expresada en el incremento de su poderío militar, el número
de efectivos que componen la fuerza pública y en un conjunto de acciones ·l
ideológicas y políticas contra aquellos sectores declarados "enemigos de la
sociedad".
Entendemos por Estado al aparato de poder político y militar que contie-
ne un conjunto de instituciones diseñadas para cumplir diversas funciones
públicas. Es un actor múltiple, heterogéneo y complejo, por lo cual entre
los diversos agentes e instituciones que lo conforman se expresan diferen-
tes posturas, funciones, obligaciones, roles, intereses, orígenes y criterios
de legitimidad. Esta situación hace que las relaciones de cualquier actor
con el Estado sean plurales, heterogéneas, dinámicas e incluso contradic-
torias; por ejemplo, cuando las FARC declaran su enemistad al Estado, a
veces lo hacen en un lenguaje genérico, mientras que en otras ocasiones se
refieren de manera particular a un agente específico del mismo.

-!- 55
2
Las FARC: de enemigo político a enemigo absoluto

La tesis que orienta el análisis de este capítulo es la siguiente: durante


los diálogos del Caguán el Gobierno de Andrés Pastrana le confirió a las
FARC el estatuto de enemigo político, con lo cual se buscaba conducir esa
relación de enemistad político militar hacia una relación de "adversidad
política"1º5• Con la ruptura de los diálogos se perdió esta oportunidad his-
tórica de civilizar la confrontación, pasó a predominar la visión militarista ·1
y se dio un giro en el discurso al declararlas como terroristas. A partir de
dicho giro se consolidó un campo semántico que los construyó como ene-
migos absolutos 106• Este campo semántico fue nutrido y estimulado con las
políticas y acciones del Gobierno de los Estados Unidos en relación con
el terrorismo y las posteriores declaraciones del presidente Álvaro Uribe
Vélez y sus representantes 107 •
La tesis antes referida deriva de un análisis de los discursos políticos
emitidos por el Gobierno nacional, con apoyo en aportes teóricos de diver-
sos autores, cuyas categorías centrales fueron adecuadas a los propósitos
de nuestro estudio108 •

105. Chantal Mouffe, La paradoja democrática, España, Gedisa, 2003.


106. El enemigo absoluto es el enemigo despojado de humanidad y por lo tanto se puede
eliminar. Véase Carl Schmitt, El concepto de lo político, Madrid, Alianza, 1999; y Carl
Schmitt, Teoría del partisano, Madrid, Centro de Estudios Políticos Constitucionales,
1966.
107. Según Juan Gonzalo Betancur, la postura política e ideológica del presidente Uribe,
quien afirma que en Colombia no hay un conflicto armado sino una "amenaza terroris-
. ta", hace parte de la disputa conceptual por lograr el control del lenguaje sobre dicho
· conflicto armado. Juan Gonzalo Betancur, "Conflicto armado interno vs. amenaza te-
rrorista: la disputa por un concepto", Reflexión Política, vol. 12, Nº 24, diciembre 2010,
Bucaramanga, Universidad Autónoma, pp. 68-77.
108. Car! Schmitt, El concepto de lo político, op. cit.; Eugenio Raúl Zaffaroni, El enemigo en el
Derecho Penal, Bogotá, Universidad Santo Tomás/ Grupo Editorial Ibáñez, 2006; Luigi
Ferrajoli, "El derecho penal del enemigo y la disolución del derecho", Jueces para la

~57
Para dar cuenta del giro discursivo anotado, se analizaron discursos
emitidos por los presidentes Andrés Pastrana Arango y Álvaro Uribe Vé-
lez en relación con las FARC, y por otros voceros del Estado colombiano
durante los años comprendidos entre 1998 y 2010. Se tuvieron en cuenta
principalmente los discursos en ocasión de algunos hechos o acontecimien-
tos históricos: los diálogos del Caguán y el rompimiento de los mismos, la
bomba en el Club El Nogal, el _asesinato del guerrillero Iván Ríos por parte
de un miembro de las FARC y, finalmente, la muerte del .jefe guerriller:o
Raúl Reyes por parte del Ejército de Colombia.
Los llamados diálogos del Caguán entre el Gobierno de Andrés Pastrana
Arango y las FARC terminaron con una ruptura, a partir de la cual las FARC
pasaron de ser enemigos políticos a terrorista.s; se suprimió así el espacio
político cr~ado y se intensificó el tratamient~ militar al conflicto.
Durante su campaña presidencial a finales de la década del noventa,
Andrés Pastrana Arango se comprometió a adelantar un proceso de ne-
gociación con las FARC, con la intención de poner fin al conflicto político
armado. Como presidente acordó dar inicio a los diálogos, para lo cual
dispuso de una zona de distensión, o sea un territorio sin la presencia
militar del Estado colombiano (desde el 14 de octubre de 1998 hasta el 7
de febrero de 1999), que comprendía cinco municipios del suroriente del
país y que fue llamada comunmente zona de despeje del Caguán. La confi-
guración de esta zona para adelantar los diálogos no suprimió la tensión y
la desconfianza existente entre las Partes en conflicto, por diferentes mo-
tivos: los enfrentamientos militares se mantuvieron en la medida en que
se aceptó dialogar en medio de las hostilidades, las cuales eran admitidas
por fuera de la zona de distensión. El Estado pretendía tener la soberanía
en la zona, y quien ejercía allí el control militar era el grupo insurgente;
además, mientras el Gobierno proclamaba realizar reformas conservando
la institucionalidad, las FARC aspiraban a cambiar "el régimen" a fin de
lo.grar lo que ellos denominaban "La Nueva Colombia~'·
Los diálogos del Caguán se constituyeron en un acontecimiento po-
lítico, un intento de reconocer. la enemistad política entre el Estado y

democracia, Nº 57, noviembre 2006; Luigi Ferrajoli, "El Derecho Penal Mínimo", Poder
y control, Barcelona, PPU, 1986. Para el análisis de discurso: Teun Van Dijk, Aná/L>is del
discurso ideológico. Versión 6. México: UAM X, 1996. http://segundaslenguaseinmi-
gracion.com/L2ycomptext/Anlisisideolgico.pdf, consultado el 8 de febrero de 2012.

-.!- 58
la in_surgencia, por las siguientes razones: por primera vez, el máximo
mandatario de la nación negoció directamente con un grupo de oposi-
ción armada, a diferencia de los anteriores procesos de diálogo en los
que los distintos comisionados de paz representaban al presidente de la
república; se estableció una zona de despeje sin presencia de la fuerza
pública y se crearon nuevos espacios de diálogo y debate público, de tal
modo que, mientras representantes del Gobierno y de las FARC discutían
sobre las condiciones del diálogo y la negociación, líderes económicos,
sociales y políticos, representantes de ONG, de sindicatos, intelectuales
1
e investigadores, líderes internacionales, entre otros, participaban de las ¡
mesas temáticas, las mesas ciudadanas por la paz, el comité temático y
las audiencias públicas, alimentando la mesa de negociación. En medio ¡
del conflicto, y sin cese al fuego, se creó un espacio democrático. Este
contraste entre los diálogos del Caguán y los demás procesos de nego-
ciación político-armada obedeció no sólo al compromiso del presidente
j
con una alternativa negociada, sino también al creciente poderío militar
y territorial que habían adquirido las FARC, el mayor grupo insurgente en
la historia de Colombia1º9 •

La ilusión de acabar con la enemistad mediante el diálogo o


el proyecto posible de transformarla

Las categorías conflicto político armado y enemigo político constituye-


ron el marco que definió la posición del Gobierno durante los diálogos de
El Caguán. La ecuación es lógica: si hay un conflicto político, las Partes
enfrentadas son enemigos políticos y una manera de darle salida a dicho
conflicto es a través del diálogo y la negociación, con la pretensión por par-
te del Estado de lograr el sometimíento de la insurgencia a las reglas esta-
blecidas por la institucionalidad estatal. En esa dirección, las FARC fueron
reconocidas e incluidas políticamente, sus integrantes fueron considerados

109. "Según el politólogo Hernando Gómez Buendía, la inicíativa de negociar con las FARC
vino de Estados Unidos, por la política antidroga adelantada por el presidente Clin-
ton. Véase Hernando Gómez Buendía, "De Washington al Caguán: por qué fallaron
las cosas'', 2012, recurso electrónico disponible en: http://razonpublica.com/index.
php/ conflicto-drogas-y-paz-temas-30/274 7-de-washington-al-caguan-por-que-falla-
ron-las-cosas.html, consultado el 29 de febrero de 2012.

~59
colombianos que delinquen políticamente y, en consecuencia, con derecho
a ser juzgados conforme a la ley110•
La instalación de los diálogos entre el Gobierno Nacional y las FARC
se llevó a cabo el 7 de enero de 1999 y debían presidirla Andrés Pastrana
Arango y Manuel Marulanda Vélez, jefes máximos de las dos partes en
conflicto. No fue una ceremonia de paz como conclusión de la victoria
bélica, porque no existía un guerrero vencedor que asumiera respecto a los
vencidos una posición de privilegio en la constitución de·un nuevo estado
jurídico-político, mas tampoco se había dado la suspensión de la guerra.
Durante este proceso se combinaron dos planos: el diálogo y el combate
armado. Mientras en el primer plano se dio un reconocimiento simbólico
de las Partes, pues el Gobierno, haciendo una demostración de la sobera-
nía estatal, les otorgó a las FARC el estatus de "delincuentes políticos"; en
el segundo plano siguió la confrontación militar, en la que solo cabía la
rendición de una de las Partes o su derrota militar. En ambos casos, el Es-
tado procuró hacer demostración foterna y ante el mundo de un ejercicio
de soberanía, asunto que finalmente sería resuelto a favor de quien lograra
imponerse en la correlación de fuerzas.
Pastrana habla a veces como si fuera un yo portador de unidad, se
muestra comprometido con lo enunciado y también dispuesto a asumir las
consecuencias de lo que dice, así se encuentre investido simbólicamente
por la autoridad conferida gracias a su cargo, autoridad que le permite
reconocer un estatuto político a su enemigo. En otros momentos, Pastrana
habla empleando la primera persona del plural, tal vez para enfatizar que
habla en nombre de muchos otros, por ejemplo de aquellos que le dieron
la votación más alta de un presidente electo hasta entonces. Es diferente la
posición subjetiva del que habla en nombre propio y se autoriza a sí mis-
mo, que la de aquel que habla escudándose o llamando en su enunciación
a otros para darle legitimidad a su enunciado.
Cuando un sujeto habla en nombre de un pueblo, de la patria o de la paz
dice serautorizado por los otros más que por sí mismo, y lo que haga, sobre
todo si se trata de un acto criminal, no será porque así lo decide sino para

110. De acuerdo con el gobierno, lo que estaba en juego para el logro de la paz y la re-
..conciliación era el sometimiento, lo que significa crear las condiciones para que las
FAR.C se desarmaran y en consecuencia desplegaran su accionar político por la vía no
armada; lo que en términos del presidente Pastrana era la manera de lograr la "recon-
ciliación". ·

~60
salvaguardar el valor que pregona. Es común que Pastrana prefiera hablar
de la segunda forma, igual que lo hacen Marulanda, Castaño y Mancuso. De
esta manera cada uno de ellos, ante la escucha de su propia enunciación,
evitan hablar en la primera persona del singular: "el Estado soy yo", las
"FARC soy yo'', las '1\UC soy yo", sobre todo en aquellos casos en que esta
forma de hablar puede parecerles tiránica o autocrática. Dado que todos se
presentan como defensores de la democracia, es lógico que retrocedan ante
esa posibilidad y prefieran acompañarse de otros en su enunciación: "he-
mos" es otros conmigo, otros de los que soy vocero, lo cual de paso disuelve
la responsabilídad en varias de sus propias acciones. En cambio cuando
digo "yo", la implicación de la propia enunciación, o sea la responsabilidad
de lo dicho y las consecuencias de una palabra, recaen sobre la propia hu-
manidad del que la enuncia. Esto define el coraje del que enuncia: "yo la
verdad hablo'', "yo soy el que soy", y no el soy con otros o por otros.
La fuerza que concentran los enunciados del discurso de instalación
va orientada a la acción: una acción inmediata -"humanizar el conflicto"
mediante el respeto del Derecho Internacional Humanitario-, otra acción
a mediano plazo -la "reconciliación" para el logro de una convivencia pací-
fica-, y otra a más largo plazo -la transformación social. Para lograr dicha
transformación se propone un giro en tomo a la aplicación del plan de
desarrollo del Gobierno. De lo que se trata es de hacer desaparecer los mo-
tivos que, desde un punto de vista social y político, supuestamente produ-
cían la enemistad. "El crecimiento de la convivencia pacífica hará posible
la aplicación del plan de desarrollo 'cambio para construir la paz' en toda
su capacidad y del 'Plan Colombia' en todo su significado"111 •
Para lograr los propósitos de los diálogos, el presidente Pastrana invocó
a una comunidad política de amigos 112 que comparten un mismo pasado
y porvenir. Son enunciados performativos113 que se dirigen a un pueblo,

111. Andrés Pastrana, "Discurso sobre la instalación de la mesa de diálogo con las FARC en
el Cagúan'', 7 de enero de 1999.
112. Jacques Derrida, Políticas de amistad seguido de El oído de Heidegger, Madrid, Trotta,
1998.
113. En palabras de Maurizio Lazzarato, las enunciaciones performativas actúan sobre los
auditorios contribuyendo a establecer o restablecer la constitución social de aquellos a
quienes se dirigen y a determinar las acciones sociales de los mismos. Véase Maurizio
Lazzarato, La filosofía de la diferencia y el pensamiento menor, Bogotá, Universidad
Central de Bogotá, 2007, p. 18.

~61
incluidos los insurgentes, que asiste a una cita con la historia y que además
él representa:
Hoy venimos a cumplir una cita con la historia. Sabemos que los ojos de todos,
de cada trabajador, de cada empresario, de cada campesino, de cada madre de
familia, de cada desplazado, de cada soldado, de cada insurgente, están pen-
dientes de nosotros. Hemos venido a encontrarnos con un ayer de contrastes,
de luces y de sombras, de log~os y de fracasos, de sucesos que nos llenan de or-
gullo y de otros que nos abruman. Pero también a construir .u n destino común
que tenga el rostro y la dimensión de nuestros sueños, de nuestros sacrificios
y de nuestra generosidad. Confío en que la ilusión de paz de los colombianos
será realidad y que esta oportunidad histórica iniciará, por siempre y para
siempre, la travesía hacia la paz 114•
La "cita con la historia" es una expresión de orgullo o idea desmesurada
de sí, al pensar que se tiene un lugar en la historia y que se viene a cumplir
un encuentro con ella. Más que pensar en el mejoramiento material y real
de condiciones de vida de la mayoría, el orador en esta frase revela su am-
bición personal en términos de perennidad, de posteridad. Esta frase, bajo
otras formas, también aparece en los otros actores, dándole un pretendido
alcance imaginario a sus acciones al considerarse que están escribiendo la
historia. Cabría interrogar: lcuál historia?, lla historia de quiénes?
A esta comunidad política no se le nombró como jueces o testigos de
la instalación, sino como sujetos de acción, como actores de la paz, de los
cuales se esperan respuestas, reacciones, afectos, invenciones. Esa manera
de referirse también vincula a la sociedad con el conflicto armado, no son
seres pasivos, son víctimas del conflicto y pueden participar en la búsqueda
de la paz.
El proceso para lograr la paz es arduo y lento porque implica superar un
conflicto armado con la participación de los actores involucrados 115 : "Los
colombianos somos conscientes de que un conflicto de muchas décadas
no se va a terminar en unos pocos meses. Pero yo estoy seguro de que,
al culminar la ruta que nos hemos trazado, lograremos la reconciliación

114. Andrés Pastrana, "Discurso sobre la instalación de la mesa de diálogo con las FARC en
~l Caguán", op. cit. ·
115. Un conflicto armado en el cual, como dice Schmitt, "La guerra es solamente la enemis-
tad hecha real del modo más manifiesto". Véase .Carl Schmitt, El concepto de lo político,
op. cit., p. 23.

~62
nacional" 116. Dicha reconciliación implicaba en ese momento, además de la
dejación de las armas por parte de las FARC, lograr consenso sobre algunas
reformas relevantes en materias económicas, sociales y políticas117•
Pastrana declara reconocer que la paz e.s una ilusión, pero promete
volverla realidad por siempre y para siempre. Volver una ilusión reali-
dad por siempre y para siempre alude a la realización de un propósito
anhelado. Es posible trabajar aguijoneado por una ilusión, pero cuando
se tiene la certeza de que una ilusión se volverá realidad, sin remedio
vendrá el fracaso y por ende la desilusión. Una ilusión responde a una
necesidad sentida, pero no se construye por la vía racional, porque la
racionalidad más bien conduce a desilusionarse para tomar vías posi-
bles y menos enormes que las que ofrece la ilusión. El mecanismo de la
ilusión, de acuerdo con el psicoanálisis, es inconsciente y consiste en la '·.1
proyección hacia afuera, al futuro, al más allá, de una difusa percepción
interna en la que el yo ve realizado un anhelo, pero no al presente de
manera realista, motivo por el cual la ilusión se emparenta con el delirio
y el sueño. Es también una formación del inconsciente, una realización
en la fantasía de un deseo y, por tanto, no un trabajo en la realidad en el
camino racional de su concreción118 •
La ilusión es susceptible de colectivizarse, por eso Pastrana señala que
es de muchos colombianos. Las ilusione_s se presentan bajo la forma de
mitos, de ritos, del folclore, que por tanto no son más que puras ilusiones
del pensamiento colectivo, estimuladas por una oscura percepción de los
procesos anímicos colectivos que solo se hacen eficaces mediante un me-
canismo psíquico de realización, desiderátum colectivo. Hacer entonces de
la paz una ilusión es condenarla a su realización imaginaria pero no a su
consecución real, pues la paz que puede conseguirse mediante un diálogo
no tiene esas características, sino que, al contrario, es frágil, coyuntural,
temporal, lo cual no puede presentarse con tanta rimbombancia sino mo-
destamente, como un pequeño logro.

116. Andrés Pastrana, "Discurso sobre la instalación de la mesa de diálogo con las FARC en
el Caguán", op. cit. ·
117. Ibid.
118. Las ilusiones conciernen, por ejemplo, a la inmortalidad, pero también está la ilusión
de la expiación, y tal vez por ello el orador evocaba el sacrificio y la reconciliación
como vía para la desaparición total de las veleidades.

~63

~- .... ~ ;
Se participa del deseo, el de todos los que anhelan la paz, y ese deseo
deforma el contenido racional, por ejemplo, saber de entrada que no se
está tratando con ángeles sino con enemigos que son demasiado humanos.
El deseo también puede darle un carácter dogmático, lo cual es peligroso
porque en nombre de todos los dogmas, incluso el de la pacificación, se va
a la guerra y a la destrucción del que no asume el dogma. Por estructura,
el dogma es segregativo con quien no se vuelve su creyente. Pero, esa par-
ticipación irracional del deseo en la ilusión es lo que le da el carácter de
irrebatible, "lo vamos a conseguir", pero al mismo tiempo indemostrab"ie,
ya que si fuese a demostrar cómo conseguirlo se tendrían que pedir cosas
imposibles, como se vio en el proceso de diálogo que se desarrolló ,e n el
Caguán.
Al expresar el presidente la "ilusión de la paz" se perturba la aprecia-
ción objetiva de las cosas porque se conduce como un creyente del paraíso.
Las ilusiones se rigen por el principio del placer y se oponen al principio de
realidad119• Su derrumbamiento se debe al choque con la realidad, lo que
deja a los sujetos con una amarga decepción, cuestión que se materializó
cuando se rompieron los diálogos. Además de la decepción, la ira contra
los que fracasaron hizo, desde el punto de vista subjetivo, elegir al siguien-
te gobernante, quien ofreció ensayar la vía de desaparecer al adversario
en vez de intentar concretar con él lo posible en la realidad, habiendo ya
renunciado a lo imposible.
En 1932, en lEl por qué de la guerra?, Freud denuñcia la ilusión pre-
sente en la concepción marxista del mundo, consistente en que la agresión
humana podrá ser eliminada asegurando la satisfacción de las necesidades
del hombre y estableciendo la igualdad entre los miembros de la comu-
·nidad. El mismo autor, en su tardío texto de 1937, Análisis terminable e•
interminable, argumenta que el aparato psíquico no tolera el displacer, ha
de eliminarlo a toda costa y si la percepción de la realidad lleva consi-
go displacer, aquella percepción, esto es, la verdad, debe ser sacrificada.
Donde existen peligros externos, el individuo puede ayudarse por algún

119. Freud explicaba que la decepción ante la guerra era la resultante de una desilusión,
aquella de creer que los hombres habían descen.dido desde las alturas de su capacidad
de crear civilización, cultura, ciencia, progresos humanos, cuando desde el punto de
vista de sus pulsiones nunca estuvieron altos. La decepción ante la guerra resulta de la
ilusión de creer mejor a los hombres de lo que son. Véase Sigmund Freud, Psicología
de las masas y análisis del yo, Buenos Aires, Amorrortu, 1988.

~64
tiempo mediante la huida y evitando situaciones de peligro, hasta que más
tarde sea bastante fuerte para desplazar la amenaza mediante la alteración
activa de la realidad. Como bien se ve, es dudoso que se pueda existir sin
ilusiones; se paga en cambio un precio alto por los servicios que prestan;
presuponen un gasto necesario para mantenerlas y las restricciones del yo
que involucran casi invariablemente, resultan una pesada carga para la
economía psíquica.
Estas son las implicaciones subjetivas en las que el presidente Pastrana
se sumerge (y de paso hunde a quienes representa y lo siguen) cuando afir-
ma que "esta oportunidad histórica iniciará, por siempre y para siempre, la
travesía hacia la paz", expresando una ilusión que cree va a realizar.
El logro de la paz incluye tanto la paz positiva como la negativa y en esa
dirección el presidente Pastrana señaló la necesidad de la "reconciliación" ·'
para superar el conflicto armado y "generar un modelo de nueva socie-
dad'', para la cual entiende "la política como ejercicio del bien común". La
propuesta que subyace en el discurso es que las FARC entreguen las armas,
renuncien a tomarse el poder y a cambiar el Estado por la vía armada, de
tal manera que busquen los cambios dentro de los parámetros y las normas
establecidas por el mismo Estado, en el contexto de "la democracia'', ante
lo cual el Gobierno estaría dispuesto a negociar reformas. Pastrana ten-
dió puentes con las FARC porque aceptó que era necesario hacer cambios
políticos, económicos y sociales, lo cual ha sido bandera de la agrupación
insurgente. El mismo presidente declaró:
Sqlo es creíble una paz que supera las razones que generan la violencia[ ... ] Es
preciso entender que nuestra paz debe generar un modelo de nueva sociedad
en donde "lo social sea la fuerza que anima la transformación del Estado".
Cuando lo social sea el factor determinante de la organización de la comuni-
dad, la justicia social se convertirá en la piedra angular de la soberanía 12 º.
La democracia, otro eje del discurso del mandatario, contiene un do-
ble significado: el disenso entre las Partes como actores políticos, "sin
vetar o imponer ternas" y "dispuestos a discutir, a disentir, a proponer, a
ev~luar, pero sobre todo a construir" 121 ; y la defensa de las instit~ciones

120. Andrés Pastrana, "Discurso sobre la instalación de la mesa de diálogo con las FARC en
el Caguán". op. cit.
121. Ibid.

~65
que componen el orden jurídico-institucional, sobre lo cual no hay tran-
sacción. En el contexto del Caguán hay acuerdo entre las Partes sobre
la posibilidad de disentir, pero frente al tema de la institucionalidad y
la concepción del Estado hay posturas irreconciliables, lo cual implica-
ría que las FARC cedieran en su pretensión ideológica de destruir las
instituciones. Aquí es evidente la dificultad de negociar esta contradic-
ción; mientras el Estado trata de preservar las instituciones, los grupos
insurgentes propugnan su trasformación e incluso su destrucción. Est.as
posturas antagónicas respecto de sus proyectos políticos son las que le
dan, a su vez, identidad a cada actor en el conflicto, tal como lo plantea
Delgado citando a Schmitt: "La percepción que un grupo desarrolla de sí
mismo en relación con los otros es un elemento que al mismo tiempo que
lo cohesiona, lo distingue. La posibilidad de reconocer al enemigo impli-
ca la identificación de un proyecto político que genera un sentimiento de
pertenencia"122 •
Con relación al tratamiento militar dado al conflicto por parte de las
FARC, Pastrana reclamó otros valores igualmente importantes y que han
sido vulnerados: la vida, la libertad, la seguridad y la dignidad. "Un país
que reclama libertad con seguridad y pide se le garantice libertad con
dignidad. Un país que exige detener la muerte y abrirse hacia las refor-
mas que sean necesarias para merecer el futuro [ ... ] . Es claro que los
esfuerzos por la reconciliación deben conducir a que ~esen la muerte y
el secuestro"123 • Al respecto señala: "No más huérfanos llorando destro-
zados sobre los ataúdes de sus padres, no más niños empuñando armas
[ ... ] El dolor de las familias, el padecimiento de los secuestrados y la
incertidumbre provocada por los desaparecidos pesan muchó en nuestros
corazones" 124 •
En general, el discurso del mandatario revela un cuidadoso tratamiento
de los confli~tos al señalar y criticar las acciones que juzga repudiables

122. María Concepcíón Delgado Parra, "El criterio amigo-enemigo" en Car! Schmitt. El
concepto de lo político como una noción ubicua y desterritorializada", Cuaderno de
· materiales, Nº 14, 2001, recurso electrónico disponible en: http://www.filosofia.net/
materiales/num/ num14/n14d.htm, consultado el 21 de febrero de 2012.
123. Ándrés Pastrana, "Discurso sobre la instalación de la mesa de diálogo con las FARC en
el Caguán", op. cit.
124. Ibid.

-t- 66
como el secuestro, el asesinato, la vinculación de niños en la guerra, pero
sin mencionar o señalar a los protagonistas de estas.
[ ... ] al lado del desangre sufrido por los colombianos, ha crecido una percep-
ción y una sensibilidad especiales por los derechos humanos. Yo sé que la "paz
florece" cuando se observan íntegramente estos derechos; yo sé que la paz
sólo es posible si se tiene conciencia de la dignidad del ser humano; yo sé que
cada persona debe ser respetada por sí misma; yo sé que la paz comienza en
el derecho a la vida y que se le da su dimensión tanto en los derechos civiles y
políticos como en los económicos, sociales y culturales125 •
El hecho de participar en una mesa de negociación con las FARC no
significaba para el Gobierno deponer su soberanía frente a su enemigo. Por
ello, el presidente Pastrana afirmó que Colombia es una "nación unida" y
que él es el ''jefe de una sola nación y de un solo ejército legítimamente
constituido", con )o cual enviaba un mensaje enfático de rechazo a las
pretensiones de fraccionamientos territoriales y, al mismo tiempo, obje-
taba aquellos señalamientos relativos a la supuesta entrega de territorios
soberanos a las FARC. Del mismo modo, rechazó cualquier intención de
las FARC de·declararse soberanas en los territorios despejados para la ne-
gociación. Con esto se reafirma la histórica pretensión del Estado frente a
sus opositores armados de dialogar o negociar para obtener su rendición o
sometimiento al orden institucional.
En suma, el jefe de Estado estableció los puntos que diferencian al Go-
bierno de las FARC: el reconocimiento del Estado y su soberanía, el forta-
lecimiento de las instituciones y la democracia, asimismo el rechazo a la
violencia ilegal y a otros métodos de los grupos insurgentes. Pero también
estableció los puntos en los que podría haber mayor acercamiento: el re-
conocimiento del conflicto armado, la búsqueda de la paz con justicia so-
cial, el bien común y la construcción de una Nueva Colombia. El hecho de
establecer diferencias y puntos de acuerdo entre la posición del gobierno
y la de las FARC fue una manera de incluirlos políticamente en el proceso;
no obstante, reafirmó su proyecto de Gobierno y el rechazo a las acciones
armadas adelantadas por ese grupo insurgente126 •

125. Ibid.
126. Antes y durante todo el proceso, las FARC desplegaron acciones armadas corno Ja
toma de poblaciones, enfrentamientos con el Ejército y el secuestro de población civil
y de miembros del Ejército.

~67
El presidente Pastrana enfrentaba innumerables críticas dentro del Es-
tado provenientes de dirigentes sociales y económicos, quienes denuncia-
ban que los diálogos no conducían a la reconciliación, pues eran un medio
utilizado por las FARC para reforzarse política y militarmente127 ; ante ello,
el mandatario se refirió al compromiso de las Fuerzas Armadas, actor fun-
damental tanto en los combates contra las FARC como en el apoyo u obs-
taculización del proceso:
Las Fuerzas Armadas cumplen lealmente la noble tarea qtie la Constitución
nacional les ha señalado. Y debo destacar, con justicia, la voluntad manifiesta
con la que han colaborado en este proceso en que estamos empeñados desde
el momento mismo en que el pueblo colombiano me entregó el mandato- para
gobernado. Siempre han sido compañeros leales en el camino de la paz 128 •
El referirse a la lealtad de los militares" el sector del Estado que se
enfrenta en el campo de batalla con los insurgentes, puede interpretarse
como un llamado a la unidad, situación que pretendía salirle al paso a po-
sibles conductas disidentes en las filas del ejército.

Acuerdos y desacuerdos: la paridad ideal entre enemigos


políticos

Analizaremos aquí algunos comunicados conjuntos y.dos acuerdos que


son emblemáticos: el de San Francisco y el de Los Pozos. Con ello no se
pretende dar cuenta del proceso histórico de El Caguán como tal, sino de
las constantes en el discurso.

127. La revista Semana, al evaluar la relación entre militares y gobierno de Pastrana du-
rante los diálogos del Caguán, registró: "El proceso de paz con las FARC enfrentó e:n
varias oportunidades a Pastrana con la cúpula militar. El episodio más grave ocurrió .
tras la renuncia del Ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda. ( .. :)se desencadenó la peor
crisis militar en la historia reciente del país( ... ). Más que un hombre muy cercano a
los militares, Lloreda se había convertido en símbolo de la inconformidad castrense
·por el manejo que el gobierno le había dado al proceso de paz hasta ese momento".
Véase Semana.com, "Gobierno de Andrés Pastrana", domingo 4 de enero de 2004. Re-
curso electrónico disponible en: http://www.semana.com/on-line/gobiemo-andres-
pastrana/75521-3.aspx, consultado el 25 de marzo de 2012.
128. Andrés Pastrana, "Discurso de sobre la instalaciÓl'.l de la mesa de diálogo con las FARC
en el Caguán", op. cit.

~68
Los dos actores se nombraron como "las Partes", y así suscribieron los
acuerdos y comunicados conjuntos emitidos durante los treinta y nueve
meses que duraron los diálogos del Caguán, y aún en los momentos
de suspensión unilateral de los diálogos no se expresaron alteraciones
significativas en la manera de referirse a las FARC por parte del
Gobierno, aunque sí hubo reclamos por incumplimientos de los acuerdos
pactados.
En un comunicado conjunto, suscrito por delegados del Gobierno y de
las FARC, declararon: "Reafirmar la voluntad de las Partes de continuar
trabajando en una solución política al grave conflicto que vive el país,
fundamentada en la construcción conjunta de un Estado regido por la
equidad y la justicia social" 129 • Más adelante afirmaron: "En las etapas
transcurridas en el actual proceso de diálogo y negociación se han logrado ·1
avances como la.consolidación de la confianza entre las Partes" 130 • Nom-
brarse "las Partes" es tratar de alcanzar una nominación neutra, diplo-
mática, sin adjetivos hirientes para ninguno de los que están dialogando.
Al firmar ambos lo escrito, se muestran en lo real de lo simbólico que
es la letra, como pares que se comprometen con una causa común. Esta
paridad los introduce en una lógica imaginaria que aquí denominamos
la lógica de los semejantes en el espejo sangriento, la cual será explicada
más adelante.
De acuerdo con esta tesis, construida ·a partir del análisis de los dis-
cursos abordados, cuando la exigencia de paridad en un diálogo entre
enemigos se vuelve excesiva, lejos de ayudar a la "consolidación de la
confianza'', más bien convierte a cada parte en una celosa vigilante del
cumplimiento de los acuerdos verbales o escritos. Cuando la paridad se
vuelve un imperativo categórico se alimenta inconscientemente el retomo
a la agresión de hecho, pues al colocarse ambas partes en una posición
de intolerancia absoluta con respecto al malentendido propio de la comu-
nicación humana, inevitablemente se desembocará en el sentimiento de
estar siendo traicionado y esto justificará el retorno a la guerra. Se conclu-

129. Fuerzas Armadas Revolucionarias FARC y Gobierno Nacional de la República de Co-


lombia. Comunicado Nº 21. San Vicente del Caguán, 28 de abril de 1999. Recurso
electrónico disponible en: http://issuu.com/andrespastrana/docs/hechos-de-paz-
xviii---farc---acuerdos-y-comunicado
130. Ibid.

,,t, 69
ye a este respecto que en lugar de una relación que tenga por condición
el imperativo de la paridad, favorecer la solución de la enemistad y la
consolidación de una posible amistad, contribuye a que dicha enemistad
se vuelva un real insoluble. En la dimensión política las pretensiones de
paridad formal conllevaron, en la práctica, a que cada una de las partes
hiciera gala de su mayor poderío militar en aras de mostrar quién era el
verdadero soberano.
A pocas semanas de finalizar el primer añ~ de funcionamiento del
Caguán, ambas partes confirmaron las condiciones positivas para el diá-
logo: "Con el establecimiento de una zona de distensión o de despeje y
gracias a la voluntad de las partes, hemos logrado un fluido diálogo·den-
tro de un ambiente de confianza, respeto y tolerancia" 131 • Existen tam-
bién documentos en los que llegan a reconocer el propósito común de
buscar la· paz y, en tal sentido, su interés es idéntico entre sí y con el de
toda la nación. Al respecto se señaló: "Es interés de toda la nación y por
lo tanto de las Partes, lograr avances que permitan acuerdos, mantenien-
do la unidad nacional. Que avanzando en la negociación, se producirán
hechos de paz" 132 •
La complementariedad entre las Partes se evidencia en las declaracio-
nes y balances realizados, durante y con posterioridad al viaje a Europa
de la delegación conjunta integrada por miembros del Gobierno y de las
FARC 133, al señalar:
Hay más confianza y más respeto. Nunca, desde que iniciamos el proceso de
paz, habíamos logrado tanta confianza entre las Partes corno la que alcanza-
mos en nuestra estadía las 24 horas de los 23 días del viaje. Es. un avance en
la relación entre las partes, que, sin duda, se verá reflejado en la Mesa y en la
negociación 134•

131. Fuerzas Armadas Revolucionarias FARC y Gobierno Nacional de la República de Co-


lombia. Comunicado Nº 6, San Vicente del Caguán. 18 de diciembre de 1999. Recur-
so electrónico disponible en: http://issuu.com/andrespasttana/docs/hechos-de-paz-
xviii---farc---acuerdos-y-comunicado.
132. Ibid.
133. El 1 de febrero de 2000 la Comisión negociadora de las FARC y el gobierno iniciaron
un viaje que duró un poco más de un mes, pcir varios países de Europa para dar a
éonocer el proceso del Caguán.
134. Fuerzas Armadas Revolucionarias FARC y Gobierno Nacional de la República de Co-
lombia. Comunicado Nº 6, San Vicente del CagÚán, op. cit .

.-t- 70
Pero el celo por ver en todo momento verificada la paridad que con
entusiasmo se realizaba mientras estaban en Europa compartiendo jun- ·
tos las veinticuatro horas del día, la continuación de las hostilidades en
lugares distintos al idilio que vivían allí, el manejo de la zona de despeje
y asuntos referidos a la política nacional del momento, se convirtieron en
obstáculos insuperables. Las FARC, por ejemplo, suspendieron los diálogos
por objeciones relacionadas con las acciones violentas perpetradas por los
paramilitares, debido a la intensificación de las masacres y desapariciones
forzadas 135 , que las llevó a presionar al Gobierno para que adelantara una
lucha contra ese grupo ilegal; y por las acciones de las Fuerzas Armadas de
Colombia que merodeaban la zona de despeje.
El Acuerdo de Los Pozos, del 9 febrero de 2001, estableció algunos con-
sensos. Ambos actores coincidieron en la importancia de las discusiones ·1
sobre los mecanismos para acabar con el paramilitarismo y disminuir la in-
tensidad del conflicto. Para tal efecto, consideraron que la Mesa de Diálogo
y Negociación debería crear una comisión con personalidades nacionales
-la Comisión de Notables-, que formulara recomendaciones en estas dos
direcciones. Así mismo, acordaron "establecer fórmulas de autoevaluación
del proceso de diálogo y negociación" y agilizar "la concreción del acuer-
do humanitario que permita la próxima liberación de soldados, policías y
guerrilleros enfermos" 136/ 137 •

135. Durante los diálogos del Caguán, "Según el Ministerio de Defensa los paramilita-
res triplicaron el número de sus efectivos armados en estructuras permanentes,
superando los 9.000. Ahora se sabe que ese crecimiento fue mayor y que llegaron
a cerca de 20.000 miembros armados". Véase Camilo González Poso, "El Caguán
irrepetible", julio de 2009, recurso electrónico disponible en: http://www.centro-
memoria.gov.co/archivos/el_caguan_irrepetible2.pdf, consultado el 20 de febrero
de 2012.
136. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Re-
pública de Colombia, Acuerdo de Los Pozos, 9 febrero de 2001, Recurso electrónico
disponible en: http://www.ideaspaz.org/portaVimages/Boletin_de_Paz_03.pdf, con-
. sultado el 10 de mayo 2011.
137. En junio 2 se firmó el acuerdo humanitario para intercambiar cuarenta y dos militares
enfermos, retenidos por la guerrilla, por quince guerrilleros en prisión igualmente
enfermos. Posteriormente las FARC, de manera unilateral, ponen en libertad a 242
soldados y policías retenidos. Véase Camilo González Poso, "El Caguán irrepetible",
op. cit.

~71
Cuando las Partes declararon ratificar su "voluntad de continuar el pro-
ceso de paz", estaban afirmando una intención y una predisposición de
consuno, encaminada a continuar en este empeño que se encontraba en
la fase inicial de diálogos 138 • Al evaluar el trabajo conjunto, las partes en-
contraron coincidencias, incluso llegaron a señalar que este proceso había
"generado bases sólidas sobre las cuales se debe continuar buscando la
reconciliación nacional" 139, lo_cual expresaría un acuerdo más allá de lo
meramente formal o procedimental.
También aceptaron que, más allá del reconocimiento del otro como ene-
migo político, del que se espera su buena fe y voluntad de paz, se requería
la mediación de un tercero -nombrado comunidad internacional- que es-
tuviera por fuera del conflicto. Fue en este contexto como se acordó invitar
a "un grupo de países amigos y organismos internacionales para informar-
los sobre el estado y evolución del proceso e incentivar su colaboración" 14º.
El llamado al tercero tiene por finalidad garantizar el cumplimiento de los
acuerdos y reforzar la idea de que los dialogantes van en la vía de pasar de
enemigos políticos a adversarios. En el Acuerdo de Los Pozos, por ejemplo,
expresan la voluntad de continuar el proceso de paz y de buscar conjun-
tamente la solución del conflicto por la vía del diálogo y la negociación;
se refieren al deseo de "avanzar en las discusiones sobre los mecanismos
para acabar el paramilitarismo y disminuir la intensidad del conflicto"141 •
De igual manera, muestran diferencias cuando afirman que las FARC-EP
"no se oponen a los proyectos de erradicación manual y de sustitución de
cultivos ilícitos'', pero este grupo reitera que "un proceso como tal debe

138. Mientras en el frente político ambas partes buscaban el consenso y usaban el lenguaje
diplomático, en el frente militar estaban fortaleciéndose, el Estado para mantener su
soberanía y las FARC para conquistar el poder. Véase Jaime Zuluaga Nieto, "El síndro-
me de El Caguán: lecciones de un fracaso", 26 de febrero de 2012, recurso electróni-
co disponible en: http://razonpublica.com/index.php/conflícto-drogas-y-paz-temas-
30/2746-el-sindrome-de-el-caguan-lecciones-de-un-fracaso.html, consultado el 18 de
febrero de 2013.
139. Gobierno Nacional y FARC-EP, Acuerdo de Los Pozos, 9 febrero 2001, op. cit. ([en lí-
. nea] disponible en: http:/ /wwW.ideaspaz.org/portal/images/ Boletin_de_Paz_03.pdf,
consulta: 10 de mayo de 2011.)
140. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Repú-
blica de Colombia, Acuerdo de Los Pozos, op. cit.
141. Ibid.

-.!- 72
adelantarse de común acuerdo con las comunidades" 142 • Esto va configu-
rando ese campo semántico referido a las relaciones establecidas entre
enemigos políticos.
El proceso del Caguán atravesó una dura crisis que pretendió conjurar
con el acuerdo de San Francisco del 5 de octubre de 2001 143 • Las profundas
divergencias entre el estamento gubernamental y la cúpula militar se agu-
dizaron por diferentes hechos protagonizados por las FARC y denunciados
por los medios de comunicación, tales como el secuestro de la exministra
de cultura, Consuelo Arauja Noguera, La Cacica, quien fue asesinada pos-
teriormente como consecuencia del asedio militar contra las FARC. Este
hecho paralizó la mesa de negociación, además motivó pronunciamientos
de quienes se oponían al proceso.
Los militares, por ejemplo, consideraban que el Gobierno hacía <lema- 1
siadas concesiones a las FARC y, por tanto, le pedían la recuperación de dos
de los cinco municipios en poder del grupo insurgente144• El general Fer-
nando Tapias, comandante de las Fuerzas Militares, le pidió expresamente
a Pastrana que hiciese un pronunciamiento público "contra las declaracio-
nes del bandido ese de Simón Trinidad, quien dijo que la zona de despeje
era un Estado en gestación. Si usted acepta eso, en un futuro cercano va
a estar en problemas con Estados Unidos"145 • Además, solicitó a Pastrana
desmentir al Ministro del Interior, Armando Estrada, "quien en nuestro
concepto cometió una gran embarrada cuando afirmó públicamente que el
Gobierno no podía garantizar la seguridad de la marcha de Serpa dentro
de la zona de despeje. Ese fue un papayazo a las FARC para que dijeran que
ellos sí controlan un territorio" 146•

142. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "38 años de FARC-EP", Rebe-
lión. Colombia: de Vietnam al Amazonas. 31 de mayo del 2002. Recurso electrónico
disponible en: http ://www.rebelion.org/hemeroteca/plancolombia/farc310502.htm,
consultado el 10 de mayo de 2011.
143. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Re-
pública de Colombia. ''Acuerdo de San Francisco de La Sombra para concretar y con-
solidar el proceso de paz", 5 de octubre de 2001, recurso electrónico disponible en:
http://www.ideaspaz.org/portal/images/Boletin_de_Paz_03.pdf, consultado el 10 de
mayo de 2011.
144. Al respecto véase las declaraciones del general Tapias en Semana.com, "Gobierno de
Andrés Pastrana", op. cit.
145. Ibid.
146. Ibid.

~ 73
El lenguaje del general Tapias, con quien no se producían salidas por
Europa, sino enfrentamientos en el campo de batalla, era diferente. Al tra-
tar de "bandidos" a miembros de la guerrilla de las FARC, se diferenciaba
del tratamiento de actores políticos dado en la mesa de diálogo. Sustenta
esa manera de nombrarlos en
[.. .] documentos de inteligencia norteamericanos que demuestran la existen-
cia en la zona desmilitarizaqa de gran cantidad de armas, entre ellas misiles
Sam 16, tres pistas de aterrizaje con sus respectivas aerofotografías, una gi;an
cantidad de hombres, fábricas de armas, gran cantidad de asesores extranjeros,
comercio de coca y secuestros 147 •
Finalizó sus expresiones de inconformidad exclamando:
Presidente, la seguridad nacional está afectada por lo que está ocurriendo.
No se trata de un caso menor de alcaldes o autoridades locales, se trata de
un asunto que ya afectó la seguridad del país. A la zona de despeje entró una
guerrilla y hoy existe un ejército 148•
Mientras se hacían más evidentes los conflictos al interior del Estado,
particularmente entre el ejecutivo y la cúpula militar, las FARC y los nego-
ciadores del Gobierno hallaron una fórmula para superar los obstáculos y
decidieron firmar el denominado Acuerdo de San Francisco de La Sombra,
el 5 de octubre de 2001, el cual sirvió de base a Pastrana para disminuir la
presión de los militares al referirse al estudio de la tregua y la suspensión
del secuestro, pero que también expresó la decisión de prorrogar la zona de
despeje, hecho que, a disgusto, fue acatado por las Fuerzas Militares 149;
El acuerdo de San Francisco presenta algunos puntos de consenso y
otros de disenso. Hay consenso en cuanto a la necesidad política e histórica
de alcanzar una paz con justicia social:
[ ... ] somos conscientes de la responsabilidad histórica ante el pueblo de Co-
lombia que en medio de las dificultades y sacrificios, mantiene la fe y la es-
peranza de vivir en un país en paz con justicia social, que supere las grandes

147. Ibid.
148. Ibid.
149. En la visita que le hiciera al general Tapias, el c<;>misionado de Paz Camilo Gómez, con
la pretensión de limar las fricciones entre militares y gobierno, el General, bastante
molesto, recriminó: "todos tenemos claro que ustedes están dispuestos a cualquier
cosa para que las FARC estén contentas". Véase Semana.org, "Gobierno de Andrés
Pastrana", op. cit. ·

~74
. diferencias económicas, políticas y sociales que mantienen enfrentados a los
colombianos 150•
En este acuerdo se incluyó que era prioritario el estudio del tema de
la tregua con cese al fuego y hostilidades y la suspensión del secuestro.
No obstante, el Gobierno se abstuvo de señalar directamente a las FARC
como secuestradores y firmó un enunciado implícito e indeterminado. Las
FARC, pese a ello, firmaron la declaración. De igual modo, se ratificó por
ambas partes que la única autoridad sobre esta zona la ejercían los alcaldes
democráticamente elegidos, la policía cívica y los inspectores de policía,
sin perjuicio de la ejercida por el Gobierno Nacional. Así mismo, las FARC
ratificaron su compromiso de respetarlos. Esta afirmación garantizaba la
soberanía del Estado a pesar de la ausencia del ejército nacional y la pre-
sencia del ejército insurgente151 • Ambos aceptaron autorrestringirse.
En este acuerdo se reconoció conjuntamente que en Colombia existe 1
una relación entre el conflicto armado y el conflicto social y que la solución
negociada es la vía adecuada, por tanto se reafirmaba el carácter político
de los actores armados insurgentes. Ese reconocimiento del conflicto es la
continuidad de la postura que, en el pasado, había asumido el presidente
Belisario Betancourt al afirmar que la lucha armada estaba ligada a la exis-
tencia de un conflicto social.
Las partes suscribieron que "la solución política negociada al con-
flicto social y armado es la vía adecuada para resolver la crisis por la
que atraviesa el país y constituye el más grande anhelo nacional" 152 • No
obstante, ambos actores interpretaban el anhelo nacional de manera
diferente, uno representando el poder dominante del Estado y el otro
sintiéndose vocero del interés popular, de los excluidos. Con relación a las
confrontaciones acuerdan que "el proceso de paz requiere de un ambiente
propicio sin confrontación armada entre ambas partes"153 • Cada actor

150. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Repú-


blica de Colombia, '1\cuerdo de San Francisco de La Sombra para concretar y consoli-
dar el proceso de paz'', op. cit.
151. Más allá de las declaraciones, examinada la situación fáctica se podría inferir la exis-
tencia de una cierta soberanía compartida, en tanto se acepta que el Estaqo ejerza el
poder; pero al mismo tiempo que las FARC mantengan el poder militar.
152. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Repú-
blica de Colombia, "Acuerdo de San Francisco de La Sombra para concretar y consoli-
dar el proceso de paz", op. cit.
153. Ibid.

~75
continuó fortaleciendo su aparato militar, realizando acciones bélicas para
reafirmar su poderío frente al otro y en esa medida incidir en la misma
negociación.
En el Acuerdo de San Francisco el trato es tan cordial que se emplea un
lenguaje propio del usado entre los Estados en las relaciones internacio-
nales o en los contratos bilaterales, dejando la imagen de cierta simetría
de poder. Existe, pues, una mutua correspondencia en la forma como cada
uno se autodefine; por ejemplo, el Estado acepta la denáminación de las
FARC, sus jerarquías y los rangos políticos y militares que utilizan. Las
Partes actuaron mediante sus representantes: por parte del Gobierno, fir-
maron el acuerdo el Alto Comisionado de Paz y un asesor especial, no hay
representantes de las Fuerzas Armadas; por parte de las F.ARC firmaron
tres coma_ndantes, incluido su máximo jeft;, Manuel Marulanda, y cinco
voceros.
En ese lenguaje común "entre pares" no está plasmada una negocia-
ción real, sino una declaración de objetivos ideales, imaginados por ambas
Partes, pero precisamente solo i~aginados . Los diálogos cumplieron su
función, aquella de "la grandeza de los sueños", de la omnipotencia de la
imaginación de las Partes, la de compartir solo los sueños e ilusiones de
paz, justicia social, de la superación de las diferencias, es decir, de cons-
truir la igualdad política, económica y social de los colombianos; pero eso
se quedó en el terreno de la realidad psíquica y no se pasó a la realidad
material. Se juntaron a soñar, dialogaron los sueños, se los contaron, pero
ni los interpretaron, ni negociaron con principio de realidad cómo pasar de
la imaginación a la acción.
Poco antes de la ruptura del proceso, en la declaración del 20 de enero
de 2002, al referirse al tema de la tregua, con cese al fuego y a las hosti-
lidades, "las Partes" declararon: "Las Partes podrán presentar propuestas
encaminadas a la disminución del conflicto"154• Así mismo, en el comunka-
do conjunto emitido el 7 de febrero de 2002, en el que acordaron asignar
funciones a la comisión de acompañamiento a los diálogos, señalaron: "Las

154. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Repú-


blica de Colombia. ''.Acuerdo de Cronograma de Consenso para el Futuro del Proceso
de Paz", Inspección de los Pozos, municipio de San Vicente del Caguán, 19 y 20 de
enero de 2002. Recurso electrónico disponible en: www.ideaspaz.org/proyecto03/.. ./
acuerdo_cronograma_consenso, consultado el 22 de septiembre de 2011.

~ 76
Partes acuerdan las siguientes funciones para la Comisión de Acompaña-
miento permanente a la Mesa Nacional de Diálogos y Negociación [ ... ]"155 • ·
El reconocimiento mutuo y el trato respetuoso de la calidad de Partes se
evidencia incluso en la aclaración que hacen en uno de los literales del
acuerdo referido a la comisión de acompañamiento, así: "G. Los -acompa-
ñantes mencionados en este acuerdo no son Parte en la Mesa Nacional de
Diálogo y Negociación y sólo ejercen su función de acompañamiento y de
buenos oficios, de acuerdo con lo expresado anteriormente" 156 • "De las di-
ferentes lecciones concluimos con claridad que allí donde la reconciliación
ha fracasado, ha sido por la falta de solución a los temas sociales o por falta
de voluntad política de las Partes"157 •
La palabra Partes, con P mayúscula, es usada en el lenguaje jurídico
y diplomático internacional; particularmente el DIH emplea esta deno- ·1
minadón, que tiene un carácter neutral frente a fuerzas beligerantes,
tratando de obtener de ellas un compromiso con las normas mínimas
que regulan los conflictos armados, ya sea en el interior de un país, o de
carácter internacional, recogidas en las reglas del Derecho Internacional
Humanitario.
La manera de nombrar y tratar a las FARC como par es contradictoria
con la posición del Gobierno frente al proceso de paz, porque "la reconci-
liación" esperada significaba para el Gobierno el sometimiento del grupo
insurgente y no una negociación política, lo cual implicaba que éste últi-
mo se desarmara y pasara luego a desplegar su accionar político por vía
no ~rmada, tal como ocurrió con los procesos de paz en otros gobiernos,
quedando para negociar si serían juzgados o indultados en relación con
los delitos cometidos. Por ello, el Gobierno demandaba de las FARC lo que
consideraba como actos de paz, pero éstas mantenían su lucha armada y
su aspiración a conservar e incluso ganar más espacios de poder.

155. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Repú-


blica de Colombia, 'i<\.cuerdo sobre el acompañamiento nacional e internacional a la
. Mesa de Diálogo y Negociación", Los Pozos (Caquetá), 7 de febrero de 2002. Recurso
electrónico disponible en: www.semana.com/ documents/ Doc-64_200638.doc, con-
sultado el 10 de marzo de 2010.
156. !bid.
157. Fuerzas Armadas Revolucionarias FARC y Gobierno Nacional de la Repúblíca de Co-
lombia. Comunicado Nº 17. op. cit.
,

~77
Lo reprimido retorna: giro en el discurso del Gobierno sobre
el enemigo insurgente
El 20 de febrero del 2002, el Gobierno Nacional rompió los diálogos de
paz con las FARC. Con esta ruptura por parte del Gobierno se dio un ·giro
en el lenguaje y en el tratamiento a los insurgentes. Se inició la configura-
ción de un campo semántico de confrontación, que más adelante, durante
el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, se convirtió .g radualmente en una red
de estrategias y mecanismos de poder que llevaron a considerar a las FARC
como delincuentes, bandidos o bandoleros, terroristas, no humanos y, en
tal sentido, excluidos de todos los derechos.
Los desacuerdos entre las Partes, las presiones de dirigentes políticos y
sociales del país y de las Fuerzas Armadas que se oponían a la negociación
y los reqtJerimientos implícitos de Estados Unidos para declarar a las FARC
como terroristas (debido a las políticas formuladas después de la destruc-
ción de las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001), finalmente fue-
ron más fuertes que la tan difundida ilusión de paz que permitió reprimir
los significantes referidos a la enemistad.
En el círculo de Gobierno de Pastrana fueron ganando fuerza los que
no le veían futuro a los diálogos y estaban preparándose para retomar la
ofensiva militar en una alianza privilegiada con los Estados Unidos. La
punta de lanza de la recomposición estratégica fue la confluencia con los
halcones del Departamento de Estado y el Pentágono que le dio forma al
Plan Colombia158 como pieza clave de la guerra contra las drogas. Para
vencer la resistencia inicial de sectores demócratas·le fijaron límites al nú-
mero de efectivos militares estadounidenses destacados para combatir el
narcotráfico y le dieron destinación exclusiva a la dotación de inteligencia
y logística; pero para saltar de la guerra antidrogas a la antisubversiva
acuñaron la caracterización de guerra contra la narcoguerrilla y, después
del 11 de septiembre, pasaron a la "guerra antiterrorista" que metió a .los
Estados Unidos en el centro del comando de la guerra y subsumió el con-
flicto interno armado de Colombia en las lógicas e intereses de seguridad
militar de la primera potencia del mundo159 • ·

158. Para un análisis sobre la naturaleza del Plan Colombia y sus implicaciones en el pro-
ceso de paz véase Gonzalo de Francisco Z., "El Plan Colombia y la paz". Recurso
électrónico disponible en: http://www.ideaspaz.org/eventos/download/haciendo_
paz_02.pdf, consultado el 10 de mayo de 2011.
159. Camilo González Poso, "El Caguán irrepetible'',op. cit.

~ 78
-Entre las Partes también se presentaron tensiones y desconfianzas de-
rivadas de la agudización de las confrontaciones armadas 160 • Ambas recla-
maban la disminución de las acciones armadas del enemigo, pero conti-
nuaron con las propias. Las FARC, desde octubre del año inmediatamente
anterior, habían suspendido los diálogos debido a la intervención militar
del Ejército Nacional que incluía vigilancia aérea y controles a la entrada
y la salida de la zona de despeje. A la par, el presidente Pastrana seguía
presionando para que se estableciera el cese al fuego por parte de las FARC
y se suspendieran los secuestros como una condición para continuar las
negociaciones; pero luego, en los acuerdos de San Francisco, el asunto de
la tregua fue retirado 161 • Durante diciembre de 2001 y enero de 2002 se
llevaron a cabo reuniones entre representantes del Gobierno y dirigentes
de las FARC con el fin de reiniciar los diálogos y, adicionalmente, se apro- 1
bó solicitar la intervención de la Organización de Naciones Unidas y de .
personalidades internacionales 162, lo cual ya había sido aprobado desde el
Acuerdo de Caquetania el 2 de mayo de 1999 163 •
El 20 de enero de 2002, un mes antes del rompimiento, se firmó en Los
Pozos el Acuerdo de Cronograma de Consenso para el Futuro del Proceso
de Paz, entre representantes de Gobierno y voceros de las FARC, en pre-
sencia de la Comisión Facilitadora Internacional, la ONU y la Iglesia Católi-
ca164. La Mesa Nacional de Diálogos y Negociación definió que se abocaría

160. Para un análisis pormenorizado de la agudización del conflicto en este período véase:
. Diego Otero Prada, "Las cifras del conflicto colombiano", INDEPAZ, 2da. edición, ene-
ro de 2007. Citado por: Camilo González Poso, "El Caguán irrepetible", op. cit.
161. Curiosamente, en los diálogos de la Habana (2013) quienes insisten en el cese al fuego
bilateral son las FARC, petición que es rechazada por el gobierno de Santos.
162. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Repú-
blica de Colombia. "Acuerdo de Cronograma de Consenso para el Futuro del Proceso
de Paz", Inspección de los Pozos, municipio de San Vicente del Caguán, 19 y 20 de
enero de 2002. Recurso electrónico disponible en: www.ideaspaz.org/proyecto03/ .. ./
acuerdo_cronograma_consenso, consultado el 22 de septiembre de 2011.
163. Andrés Pastrana Arango y Manuel Marulanda Vélez, ''.Acuerdo de Caquetania", 2 de
mayo de 1999. Recurso electrónico disponible en: http://asamblea.atarraya.org/do-
cumentos/Caguan_Caquetania.html, consultado el 27 de febrero de 2012.
164. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Repú-
blica de Colombia. ''.Acuerdo de Cronograma de Consenso para el Futuro del Proceso
de Paz", op. cit.

~79
de inmediato al estudio de la tregua con cese al fuego, de conformidad
con el documento de recomendaciones de las personalidades. Se fijó como
meta la disminución del conflicto, teniendo como fecha el 7 de abril de
2002 para lograr el cese al fuego y hostilidades. El 7 de febrero se estable-
ció que la Comisión de Facilitación Internacional estaría conformada por
representantes de Canadá, Cuba y España.
El 20 de febrero el presidente Andrés Pastrana anunció la ruptura del
proceso de paz con las FARC y decretó el fin de la zona de distensión a
partir de la medianoche, lo cual estuvo motivado, según sus palabras, por
la retención en Neiva de un avión de Aires y el secuestro del senador Jorge
Eduardo Gechem Turbay, por parte de las FARC.
Para efectos de legalizar la ruptura de los diálogos de paz, el Gobierno
expidió ti::es resoluciones: la Resolución Nº 31 de 2002, en la cual se da
por terminado el proceso de diálogo, negociación y firma de acuerdos con
las FARC y se deja sin efecto el reconocimiento de carácter político de di-
cha organización; la Resolución Nº 32 de 2002, por la cual se suspende la
zona de distensión y, en consecuencia, los municipios de San Vicente de El
Caguán, La Macarena, Vista Hermosa y Mesetas tendrían nuevamente pre-
sencia judicial y militar; y la Resolución Nº 33 de 2002, por la cual se dejó
sin efecto el reconocimiento de los miembros representantes de las FARC.
Esta decisión implicaba que los negociadores de esta agrupación ya podían
ser objeto de captura por parte de las autoridades judic;iales y militares y,
además, que quedaban derogadas todas las disposiciones que le concedían
el estatus político a ese grupo guerrillero.
Las anteriores resoluciones pretendían reafirmar la jerarquía y la sobe-
ranía del Estado en todo el territorio del país, además de legitimar y dar
peso jurídico a la confrontación militar. El Gobierno les dio un ultimátum
a las FARC y un tiempo para salir de los municipios donde su presencia
era evidente y reconocida165 • Esta vía adoptada no logró el efecto militar
de acabar o derrotar al enemigo mediante acciones de asalto a la zona
declarada de despeje y eliminación de los dirigentes de las FARC, pero por
exigencia de sectores nacionales e internacionales se ajustaba a las normas
de la guerra.

165. El 21 de febrero las Fuerzas Militares iniciaron la recuperación de la zona de disten-


sión. La operación comenzó con ciento veinte bombardeos a sitios estratégicos de las
FARC-EP ubicados en la zona.

.~80
El Estado colombiano al calificar a las FARC de terroristas, procedió a
bombardear a los líderes, sin captura, proceso judicial, condena, cárcel, es ·
decir, sin derechos, ni siquiera los de un delincuente sometido. No tuvo,
por el contrario, la misma contundencia con los paramilitares que también
hacían parte de la lista de los terroristas internacionales.
El jurista italiano, Luigi Ferrajoli, al analizar el significado de dar al ene-
migo el estatuto de terrorista, señala que la etiqueta "terrorismo", como
sinónimo de pulsión homicida irracional, sirve para caracterizar al enemi-
go como no-humano, no-persona, que no merece ser tratado con los ins-
trumentos del derecho ni con los de la política. Es el vehículo de una nueva
antropología de la desigualdad, marcada por el carácter tipológicamente
criminal, demencial e inhumano, asociado al enemigo y, de este modo,
también de una nueva y radical asimetría entre "nosotros" y "ellos"166• ·t
Desde la concepción del Gobierno, el terrorista no solo pierde su hu-
manidad sino su racionalidad, su conciencia, y se le extermina por su
locura, que es la que causa su conducta criminal, amenazante y peligrosa.
En nombre del "hemos", del "nosotros", se les trata como un "ellos" que
ha perdido el carácter de persona, por lo que en verdad no es "ellos" que
todavía designa la tercera persona del plural sino "eso": "cosa'', "bestias";
es decir, se designa algo radicalmente distinto a la especie humana, ex-
pulsado, extranjero, lo más alejado de nll:estra intimidad. Sin embargo, es
el odio del "nosotros" lo que ha expulsado a "eso" que antes era la "Parte"
con la que se dialogaba y se negociaba. Antes era el semejante, ahora se
le ha excomulgado, se le ha maldecido. Podríamos ver en la excomunión
de Spinoza los términos tan próximos al trato dado al actual terrorista.
No se le dará agua, ni asilo, no se le dirigirá la palabra ni en esta vida ni
en la otra.
Si ya no son personas, ya no son "ellos" sino más propiamente "eso",
pero eso es "ello" en psicoanálisis. Y ello es una instancia que hace parte
de la subjetividad y frente a la cual el "yo" consciente, racional, al que
las ciencias humanas y la filosofía han dado el privilegio de reducir la

166. Luigi Ferrajoli. "El derecho penal del enemigo y la disolución del derecho", op. cit.,
pp. 11-12. Véase también: Luigi Ferrajoli, "El Derecho Penal Mínimo", Poder y control,
Barcelona, PPU, 1986; Alejandro David Aponte C., Guerra y derecho penal de enemigo.
Aproximación teórica a la dinámica del derecho penal de emergencia en Colombia, Bogo-
tá, Cijus, Universidad de los Andes, 1999.

-!- 81
subjetividad, excluyendo los otros componentes, es para el psicoanálisis
el vasallo del "ello'', del "superyó" y de la "realidad exterior". El yo es
el vasallo, el esclavo del ello, ello lo gobierna, lo maneja, "es más fuerte
que yo" 167 • Porque el ello es el reservorio de las pulsiones de vida y de
muerte, de las pasiones del ser, del odio, del amor, de la ignorancia. Frente
al ello, el yo prefiere demarcarse, así lo domine. Cuando, por ejemplo,
en el derecho se nombra a alguien inimputable es porque en él prima la
demencia, no está en sus cabales, no hay sujeto responsable a quien juzgar,
que pueda asumir las consecuencias de sus actos, no subjetiva los valores
comunes, también está por fuera de la humanidad. Es decir, en el derecho
puede erigirse como circunstancia atenuante que se demuestre que"ello
era más fuerte que yo".
El psicoanálisis enseña que por más esfuerzos que se hagan para demar-
carse del ello, este retorna para reivindicar que también otorga humanidad
bajo múltiples formas; por ejemplo, el crimen, la sexualidad, el amor, el
odio, la ignorancia, las pasiones, todas tan profundamente humanas, y que
muchas veces retornan incluso encubiertas por la argumentación y por la
razón a su servicio. No hay que olvidar los vasallajes del yo racional. Por
eso la razón crea monstruos y a nombre de una cierta razón muy argumen-
tada y lógica se exterminaron pueblos enteros.
El conflicto externo refleja el interno, por ello muchas veces se pretende
derrotarlo en un terreno equivocado, cuando se encarna el mal en el otro,
sin reconocer el propio. Es decir, es la intimidad puesta afuera, muy afuera,
extranjera, extraña, extraterrestre. Y desde ese afuera retorna como orden
de hierro. Pero es en el fondo de la subjetividad, tan propia, que se comba-
te afuera lo que habita adentro. y entre más ardor se pone en combatirla
afuera, más crece en el interior.
En el discurso de ruptura del presidente Pastrana desaparece toda la
concordia que lo rigió en las alocuciones anteriores; es como si fuera otro
sujeto el que habla y es por esto que hablamos de un giro en el lenguaje,
giro que tiene consecuencias inmediatas en los hechos, pues el tratamiento
a las FARC cambia radicalmente. Los nombra "insensatos", lo que quiere
decir irracionales, locos, con falta de juicio y de criterio. Además, los de-
nomina hipócritas porque: "Hoy las naciones del planeta saben que no

167. Véase Sigmund Freud, El yo y el ello. Obras cOippletas, tomo VII, Madrid, Biblioteca
Nueva, 1972.

.t.- 82
son .Robín Hoods que luchan por el pueblo oprimido, sino personas sin
escrúpulos que no tienen problema en asesinar niños para conseguir sus
fines" 168 • Su violencia los lleva a cometer uno de los actos más atroces y
sancionados socialmente como el asesinato de _niños: "Hoy la guerrilla está
desenmascarada y ha mostrado su verdadera cara, la cara de la violencia
sin razón, ante el mundo"169.
En el discurso de ruptura se nombra a las FARC como terroristas de
diferentes maneras: cometen actos terroristas, delitos catalogados como
· terroristas, han tenido relación directa en la zona con terroristas interna-
donales. Enfáticamente el presidente señala:
Después de los terribles sucesos del 11 de septiembre del año pasado yo se lo
dije a la guerrilla en varias ocasiones, incluso desde el mismo foro de las Na-
ciones Unidas: A ellos les correspondía definirse con sus actos: O son un grupo
de insurgencia política o son una organización terrorista. O se respeta la vida y
dignidad del ser humano, o no se las respeta, corno es el caso de las infraccio-
·.··. nes al Derecho Internacional Humanitario. Tristemente, hoy son ellas las que
han firmado su propia definición y ya nadie puede dudar de que, entre política
y terrorismo, las FARC optaron por el terrorisrno17º.
Es debido a que el terrorista es el otro por excelencia, que se despliega
contra él, tal como ocurrió en otro momento con los anormales y con los
judíos en el totalitarismo nazi, a la vez un discurso del miedo -porque se
le considera una amenaza- y de moralización171 -porque se puede invitar
a que todo cuanto se le parezca sea considerado una influencia dañina que
hay que acabar a como dé lugar.
El mandatario afirma que las FARC no sólo son enemigos del Estado,
también son enemigos de toda la sociedad: "[ ... ] Hoy somos conscientes
de que es una guerra que nos han declarado los violentos a la sociedad y
que somos todos los que tenemos que trabajar para detenerla" 172• En el

168. Andrés Pastrana. "Discurso del presidente Andrés Pastrana donde anuncia la ruptura
de los diálogos de paz", 20 de febrero de 2002. Recurso electrónico disponible en:
http://www.solidaritat.ub.edu/observatorVesp/colombia/marco.htm?pagina=./do-
.cumentos/proceso.htm&marco==framel.htm, consultado el 28 de febrero de 2011.
169.' Ibid.
170. Ibid.
171. Véase Michel Foucault, Los anormales, México, Fondo de cultura económica, 2001.
172. Andrés Pastrana. Discurso del presidente Andrés Pastrana donde anuncia la ruptura de
los diálogos de paz, op. cit.

~83
discurso del Presidente la responsabilidad de la ruptura corresponde a las
FARC, porque incumplió los acuerdos al seguir ejerciendo la violencia: "Se
evidencia que no son una opción política, que no están a favor del pueblo,
por lo que perdieron su apoyo" 173.
Podrían ponerse en espejo las acusaciones del Estado y las de la gue-
rrilla luego de la ruptura de los diálogos. Ambos se llaman mentirosos, in-
consistentes, engañosos, inhumanos, criminales, anormales, infanticidas,
traicioneros, agentes de atrocidades, nazis, inescrupulosos, terroristas,
infames, delincuentes, cínicos, animales, bandidos, monstruos, mafiosos,
sin nombres humanos, demoníacos, bárbaros, maleza, plaga. Como se tra-
ta de una lógica en espejo, cada uno hace del otro lo más odiado, enemi-
gos de esa humanidad que dicen representar. En el discurso del presidente
Pastrana, al referirse al diálogo y a la ruptura, se enfatiza lo subjetivo. Se
dialoga eon otro en el cual se deposita la· confianza, existe respeto y no
hay una imposición; por ello, rota la confianza y los acuerdos, el diálogo
pierde sentido. Por lo anterior, en una buena parte del discurso el acento
recae en la subjetividad de los actores armados: su mala fe, su argucia
para tener cartas tapadas, su inconsistencia entre las palabras y los he-
chos. En consecuencia, cuando se explican las razones de la ruptura no se
hace un análisis estructural o de coyuntura, sino que se apela a las acti-
tudes de los actores y en el caso concreto de las FARC al incumplimiento
de los acuerdos:
Este grupo guerrillero, con sus acciones y con su actitud: se ha encargado de
cerrarle la puerta a la solución política. Decretamos una zona para sostener
unas negociaciones, cumplimos con despejarla de la presencia de las Fuerzas
Armadas, y usted (Marulanda) la ha convertido en una guarida de secuestra-
dores, en un laboratorio de drogas ilícitas, en un depósito de armas, dinamita
y carros robados 174 •
Dos elementos se destacan en los planteamientos anteriores: al hablar
de guarida se empiezan a incluir en el lenguaje términos asociados con
lo animal. La guarida es sinónimo de nido, madriguera, ratonera. El te-
rrorista es entonces, como afirma Agamben, "un monstruo híbrido, entre
ho.m bre y animal, dividido entre la selva y la ciudad"175 • En otro momento,

173. Ibid.
174. Ibíd.
175. Gíorgio Agamben, Horno Sacer: El poder soberano y la nuda vida, op. cit., p. 136.

-!- 84
el Presidente habla de la irracionalidad -animalidad- de los guerrilleros
cuando cometen actos violentos. También los señala como delincuentes ·
que "tienen laboratorio de drogas ilícitas", "un depósito de armas" y "ca-
rros robados". De esta manera, insiste en que son delincuentes comunes,
"bandidos", como los nombran algunos milítares. Aquí se aplica lo plantea-
do por Carl Schmitt sobre la tendencia a considerar al enemigo como un
criminal: "La contención y clara delimitación de la guerra contiene una re-
lativización de la enemistad. Toda relativización de esta índole es un gran
·m7ance en el sentido del humanitarismo. Por supuesto que no es sencilla de
lograr ya que al hombre le resulta difícil no considerar a su enemigo como
un criminal"176 •
Otra manera de desvirtuar la opción política de las FARC fue cuestio-
nándoles su concepción de revolución, mostrando que los ideales que pre-
conizan se pueden lograr por vías pacíficas:
Mientras las FARC exigían a través de la violencia mejoras sociales para los
colombianos, pero no hacían más que generar miseria, desempleo y dolor a su
alrededor, mi Gobierno puso en marcha, con el Plan Colombia, la estrategia de
inversión social más grande de nuestros tiempos. Esa revolución que la guerri-
lla pretende promover, nosotros ya la estamos haciendo. iPorque la revolución
social se hace con obras, no con terrorismo! 177•
La verdad no dicha en este discurso es que el Plan Colombia estaba
orientado, en primer lugar, a combatir el narcotráfico y, en segundo lugar,
a la insurgencia, que para Estados Unidos era sinónimo de terrorismo.
Después de la ruptura del proceso de diálogo y negociación, el Gobierno
Nacional encontró mayores justificaciones para enfrentar militarmente a
la guerrilla. En términos de esta postura se confirmó que no son reconci-
liables el diálogo y el enfrentamiento armado en la búsqueda de la paz,
porque durante los diálogos el Estado fortaleció su aparato militar: "Hoy,
gracias a las instrucciones que yo mismo impartí y vigilé desde el primer
día de mi Gobierno, Colombia cuenta con las Fuerzas Armadas más gran-
des, más profesionales, más capacitadas y mejor dotadas de toda su histo-
ria"178 .Con esto se evidenció que el giro en el lenguaje -de enemigo político

176. Carl Schmitt, El concepto de lo político, op. cit., p. S.


177. Andrés Pastrana. Discurso del presidente Andrés Pastrana donde anuncia la ruptura de
los diálogos de paz, op. cit.
178. Ibid.

~85
a enemigo absoluto (terrorista)- expresaba y realimentaba un accionar bé-
lico contundente.
El Gobierno fortaleció así la postura de mantener la lucha armada con-
tra la guerrilla, lo que significó intensificar la guerra y, en tal sentido, se
presenta lo que Schmitt plantea en relación con aquella: "La guerra provie-
ne de la enemistad puesto que ésta es la negación esencial de otro ser. La
guerra es solamente la enemistad hecha real del modo más manifiesto"179 •
y cuando esta guerra se hace pensando que es la manera de lograr la paz,
que es la última guerra o que con ella se evita la guerra, se hace más vio-
lenta:
En la actualidad esta parece haberse constituido en una forma especialmente
extendida de justificar las guerras. La guerra se desarrolla así bajo la consigna
de ser siempre la "última y definitiva guerra de la humanidad". Guerras de esta
índole' son, por necesidad, guerras especiaimente violentas y crueles porque,
rebasando lo político, rebajan al enemigo simultáneamente tanto en lo moral
como en las demás categorías, y se ven forzadas a hacer de él un monstruo
inhumano que no sólo debe ser repelido sino exterminado, por lo que ya no
es tan sólo un enemigo que debe ser rechazado hacia dentro de sus propias
fronteras 180•
Si bien uno de los principales propósitos que el Gobierno manifestó era
lograr la paz mediante el diálogo, también mantuvo la idea, tal como se
ha visto a lo largo de este escrito, que la paz se logra mediante la derrota
militar del enemigo: ,
Además -todos ustedes lo saben-, no hemos sido ingenuos durante todo el
desarrollo del proceso. Hemos apostado por la paz mediante el diálogo pero,
simultáneamente, hemos fortalecido nuestro poder militar. [ ...] Si alguna vez
los colombianos hemos tenido cómo defendernos de la agresión de los violen-
tos es hoy, y las Fuerzas Armadas están listas para cumplir su misión de defen-
der la vida, honra y bienes de los colombianos 181 •
Esta declaración de guerra es reafirmada por el expresidente Pastrana,
diez años después de la ruptura de los diálogos, en una entrevista publi-
cada por la revista Semana: "Tras la ruptura de los diálogos, la guerrilla

179. Carl Schmitt, El concepto de lo político, op. cit.,.p. 56.


180."Ibid.
181. Andrés Pastrana. Discurso del presidente Andrés Pastrana donde anuncia la ruptura de
los diálogos de paz, op. cit. ·

-.!- 86
·.; 1

salió sin nada entre manos, a internarse en la selva y alistarse para enfren-
tar la poderosa máquina de guerra que armamos mientras les dábamos la ·
oportunidad de negociar la paz"182 • En esta entrevista Pastrana responde a
las críticas del expresidente Uribe, para lo cual hace una expresa alusión
al Plan Colombia: "Oribe mira el árbol de El ·caguán, pero no quiere ver
el bosque de las poderosas Fuerzas Armadas y de la puesta en marcha del
Plan Colombia -procesos que en mi Gobierno fueron simultáneos al diálo-
go- porque eso no le da dividendos políticos183 •
Podríamos afirmar, como síntesis del presente capítulo, que ese cambio
radical de enemigo político a enemigo absoluto, hablando de la forma como
se transformó la relación dialógica inicial entre el Gobierno de Pastrana y
las FARC, refleja, por una parte, la relegitimación del accionar bélico, al
cual se retorna casi ineluctablemente en la historia reciente del conflicto
armado en Colombia cuando se producen los primeros trastornos o difi- 1
cultades en el proceso de negociación. Esto lo señalamos porque se trata
de un recurso al que las Partes apelan con relativa facilidad cuando sus
propósitos estratégicos no parecen estar asegurados.

182. Revista Semana. "Uribe nos deja una bomba de tiempo social. Entrevista a Andrés
Pastrana", Edición N° 1441, sábado, 12 diciembre 2009.
183. Ibid.

~87

·, ¡, \ .. ·. :.. :.. :. ~ •. ..
3
Un deslizamiento semántico: acabar con
el terrorismo o acabar con los terroristas

;
1
i
Posterior al rompimiento de los diálogos del Caguán y al finalizar el
J
Gobierno de Andrés Pastrana, Álvaro Uribe Vélez fue elegido presidente ¡
·¡
con una amplia votación gracias a su campaña de derrotar militarmente a i
"los grupos violentos", y durante sus dos períodos de Gobierno consolidó la
noción de "enemigo-terrorista" para referirse a las FARC. Se construyeron ..j
.diferentes maneras de nombrar a los grupos insurgentes: si están activos 1
j
el1 los frentes y combatiendo a las Fuerzas Armadas del Estado o ejecutan-
·.•· d() actos militares son nombrados como terroristas que "hay que combatir
y acabar"; pero si son delatores, lo cual fue estimulado con el pago de 1
recompensas por información y por el asesinato de sus compañeros184, o
si son reinsertados porque dejaron las armas y se entregaron, son tratados
como delincuentes a los cuales se les puede aplicar las leyes. El enemigo
cambia de estatuto según lo estipule el gobernante. 1
. Durante su campaña, y en el primer año de su Gobierno, Uribe fue cui-
. dadoso en la manera de nombrar a las guerrillas. Según Eduardo Posada 1
1
Carbó, el mandatario se refería a las guerrillas mediante términos como ¡
"grupos irregulares'', "actores irregulares armados'', "grupos violentos" 185 •
En noviembre de 2002, en la Asamblea Iberoamericana de Ministerios Pú-
blicos, ya hablaba de actos terroristas: ''.Aquí no hay un conflicto político ...
aquí lo que hay es terrorismo contra el pueblo"186 • Es así como paulatina-
mente fue endureciendo su lenguaje hasta nombrar a las guerrillas como

184. ~sta situación se presentó con el asesinato de Iván Ríos, tal como se analizará más
adelante. ·
185. Eduardo Posada Carbó, "El Lenguaje del presidente Uribe frente al terrorismo. Ideas
para la paz" (2003), recurso electrónico disponible en: http://www.ideaspaz.org/articu-
los/download/42_el_lenguaje_del_presidente.pdf, consultado el 10 de enero de 2010.
186. Ibid.

~89
terroristas y bandidos que hay que acabar: "a esos bandidos, todos, y a esas
bandas terroristas del narcotráfico, a todos [ .. . ] tenemos que acabarlos
para que el país pueda vivir en paz"187 •
Tres hechos históricos son emblemáticos en la definición de las FARC
como terroristas por parte del Gobierno: la bomba del Club El Nogal, el
asesinato de Iván Ríos -un guerrillero de las FARC- perpetrado por un
compañero de organización con el propósito de cobrar una recompensa y
el asesinato de Raúl Reyes por parte del ejército nacional en la provincia
de Sucumbías, en Ecuador.
En el atentado al Club El Nogal, en el cual murieron treinta y tres per-
sonas y alrededor de doscientas quedaron heridas, el Gobierno desplegó su
diplomacia para lograr que los países declararan a este grupo guerrillero
como terrorista, lo cual tenía por objeto quitarle peso a toda la acción jn-
ternacional que las FARC habían desarrollado en los años anteriores ten-
diente a ser reconocidos como grupo insurgente. Como resultado de las
acciones diplomáticas, según publica la revista Semana188, el Consejo de
Seguridad de la ONU condenó ofjcialmente este acto y los países latinoa-
mericanos reconocieron igualmente que las FARC eran las responsables de
la muerte de las treinta y tres personas en El Nogal y que ese acto confir-
maba su "clara e incuestionable vocación terrorista".
Durante los dos períodos de Gobierno del presidente Uribe se da pro-
gresivamente un deslizamiento en su discurso y el de sus representantes.
Inicialmente se planteaba cómo acabar el terrorismo o desmantelar los
grupos terroristas, pero posteriormente se llegó a plantear, directa o in-
directamente, que se trataba de eliminar a los terroristas como personas.
En el proceso se borra la identidad de quienes integran la insurgencia y
en este caso las FARC; se enfatizan finalmente las acciones de "terror" co-
metidas y, mientras más numerosos y graves sean los actos violentos, éstos
permiten justificar que el terrorista, por tratarse de "una vida indigna",

187. Semana.com, "Las Farc buscan justificar el asesinato del gobernador del Caquetá: Uri-
be'', miércoles 6 enero 2010. Recurso electróníco disponible en: http://www.semana.
com/conflicto-armado/farc-buscan-justificar-asesinato-del-gobernador-del-caqueta-
uribe/133362-3.aspx, consultado el 18 de octubre de 2011.
188. Semana.com, "El mundo contra las FARC", domingo 16 febrero 2003. Recurso elec-
trónico disponible en: http://www.semana.com/nacion/mundo-contra-farc/68217-
3.aspx, consultado el 18 de octubre de 2011. ·

-.!- 90
"no merece vivir" 189 porque es un ser que atenta contra toda la sociedad y,
en consecuencia, debe desaparecer como persona y como vida; de ahí que
quien lo haga se vuelva merecedor de un premio que en los términos del
Gobierno es una recompensa económica.

Política de recompensas: El precio del enemigo

Un ejemplo de lo planteado es lo sucedido con el asesinato de Iván


Ríos, un dirigente de las FARC. Un día después de presentarse el guerri-
llero Pedro Pablo Montoya, alias Rojas, ante el ejército colombiano, Juan
Manuel Santos, entonces ministro de defensa, emitió un comunicado en el
cual informó de los hechos. Según el Ministro, "el muerto hacía parte del
Secretariado del grupo terrorista de las FARC" y, en consecuencia, era para
la fuerza pública un "objetivo de alto valor" 19° . .t
En el comunicado nada se dijo acerca de la relación del crimen con la
pólítica de recompensas promovida por el Gobierno de Álvaro Uribe191 • El
comunicado destaca que la muerte del cabecilla guerrillero fue el resultado
del "trabajo conjunto de nuestra Fuerza Pública'', que, gracias a la labor
de "inteligencia'', había iniciado la operación Fortín contra el Frente 4 7
de las FARC. Según el ministro, refiriéndose a Rojas: "[éste] dio muerte a
'Ríos' hace tres días y adujo que con ello buscaba aliviar la presión militar
a la que están sometidos por las tropas" 192 • De esta manera, la causa del
asesinato de Iván Ríos obedeció, según la versión gubernamental, al cerco
adelantado por el ejército.

189. Giorgio Agamben, Horno Sacer, El poder soberano y lanuda vida, op. cit., p. 15.
190. Presidencia de la República. "Farc pierden otro miembro del Secretariado. Muerto
alias 'Iván Ríos"' Secretaría de Prensa, 7 de marzo de 2008. Recurso electrónico dispo-
nible en: http://web.presidencia.gov.co/sp/2008/marzo/07/04072008.html, consul-
tado el 8 de octubre de 2011.
191. La política de seguridad democrática contempla la creación de un programa de re-
compensas tendiente a pagar a informantes que brinden datos "que conduzca a la
prevencíón de atentados terroristas o a la captura de los integrantes de las organiza-
. dones armadas ilegales". Presidencia de la República, Ministerio de Defensa Nacional
de Colombia. Política de Defensa y Seguridad Democrática, 2003, p. 52- 61. Recurso
electrónico disponible en: http://www.oas.org/csh/spanish/ documentos/Colombia.
pdf, consultado el 8 de octubre de 2011.
192. Presidencia de la República. "FARC pierden otro miembro del Secretariado. Muerto
alias 'Iván Ríos'", op. cit., p. 2.

-!.- 91
En el comunicado del Ministro de Defensa se confirmó que el guerrille-
ro le cercenó la mano al cadáver para probar que efectivamente lo había
matado: "Este guerrillero trajo consigo la mano derecha -textualmente
hablando-, la cédula de ciudadanía, el pasaporte y el computador perso-
nal de Iván Ríos" 193 • Pero no hay ninguna condena por parte del Ministro,
por el contrario, dice que "Esta nueva baja es fruto del trabajo conjunto de
las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y el DAS en contra de las FARC,
y es un ejemplo más de que· el trabajo en equipo siempre da mejores .re-
sultados". A lo anterior se suma la reiteración del testimonio de Rojas en
el sentido de que los guerrilleros estaban "cercados, desabastecidos e in-
comunicados. [ ... ] Es también una demostración más de que las FARC se
están resquebrajando"l94 •
Ante las dificultades de lograr un acuerdo político o una derrota militar,
aparece como opción eliminar al enemigo por fuera de combate y en con-
secuencia, en contra de la normatividad internacional sobre los conflictos
armados. Esta posición del Ministro es apuntalada por el fiscal Iguarán,
quien después de visitar en la cárcel al guerrillero Rojas, afirmó: "En prin-
cipio, la Fiscalía no haría imputación por homicidio al señor alias 'Rojas' ...
Vamos a valorar no sólo la versión de alias 'Rojas', también las circuns-
tancias en que ocurrieron los hechos, circunstancias tales como que hacía
parte de una organización armada donde la vida no vale nada, ni siquiera
para los miembros de la misma organización"195 •
Si en la guerrilla la vida no vale nada, matar a un guerrillero le quita
responsabilidad al asesino y de paso se logra el propósito del Gobierno
de resquebrajar a las FARC196 • Sobre la recompensa a Rojas se generó un• /
. l
(
193. Ibid.
194. Presidencia de la República, Ministerio de Defensa Nacional de Colombia. Política de
Defensa Y.Seguridad Democrática, op. cit.
195. Daniel Coronel!. "El fiscal legitimó un asesinato que, según la revista 'Cambio', po-
dría haber sido sugerido a 'Rojas' por parte de algunos militares", Semana.com. Re-
curso electrónico disponible en: http://www.semana.com/wf_ImprimirArticulo.
, aspx?ld.Art=110214, consultado el 8 de octubre de 2011.
196. Para detalles sobre la condena a alias "Rojas"véase RCN la Radio, "El exguerrillero
.alias rojas que le dio muerte a Iván Ríos fue condenado a 54 años de cárcel". Recurso
electrónico disponible en: http://www.rcnradio.com/noticias/el-exguerrillero-alias-
rojas-que-le-dio-muerte-alias-ivan-rios-füe-condenado-54-anos-de-car, consultado el 8
de octubre de 2011. ·

-t- 92
debate y algunos sectores sociales cuestionaron al Gobierno, por lo cual se
expidió el comunicado de prensa número 088 de la Alta Consejería Presi-
dencial para la Reintegración. Según el director de esta consejería, Frank
Pearl, "el pago de recompensas es viable en la medida en que se entregue
información valiosa sobre grupos armados ilegales que continúen delin-
quiendo"197.
El Alto Consejero Presidencial justificó el pago de recompensas en la
política de Gobierno:
En el caso particular de alias 'Iván Ríos' es necesaria una definición jurídica y,
con base en ésta, revisar si esa recompensa se puede o no pagar. Me permito
citar al Presidente Álvaro Uribe, quien indicó que la política de recompensas ha
cumplido con los informantes que cooperan con las autoridades, pero que en
el caso de alias 'Iván Ríos', miembro del secretariado de las FARC, el Gobierno
esperará las investigaciones que determinen las condiciones en que alias 'Rojas'
mató al cabecilla de las FARC y a su compañera. "Un Estado de derecho no pue-
de estimular masacres" y, por lo tanto, "necesitamos esa definición jurídica",
señaló el mandatario 198•
Posteriormente, el fiscal Iguarán Arana había anunciado que el ente
acusador no contaba con pruebas suficientes para investigar al guerrillero
alias 'Rojas': "La Fiscalía General de la Nación no tiene elementos para
imputar a 'Rojas' el delito de homicidio [ ... ] si la Fiscalía no tiene una teo-
ría suficientemente contundente para vencer en juicio no se debe imputar
(acusar), no se debe perder el tiempo en eso" 199• Ante las preocupaciones
mostradas por analistas jurídicos, entre ellos el exfiscal Alfonso Gómez
Méndez, en el sentido de que no habría investigación, el Fiscal General
manífestó que "habrá averiguación, pero es prematuro decir que se tienen
los elementos para hacer una imputación"2ºº·

197. Elcolombiano.com, "Mindefensa sí pagará recompensa a Rojas". Recurso electrónico


disponible en: http://www.elcolombiano.corn.co/BancoConocimiento/M/mindefen-
sa_si _pagara_ recompensa_a _rojas/mindefensa:_si_pagara _recompensa_a_rojas.
asp?CodSeccion=7, consultado el 8 de octubre de 2011.
198.. Radiosantafe.com. "El gran dilema: pagar o no la recompensa al guerrillero que ase-
sinó al cabecilla de las Pare Ivan Ríos", marzo 11 de 2008. Recurso electrónko dispo-
nible en: http://www.radiosantafe.com/2008/03/l l/el-gran-dilema-pagar-o-no-la-
recompensa-al-guerrillero-que-asesino-al-cabecilla-de-las-farc-ivan-rios/, consultado
el 8 de octubre de 2011.
199. "Ekolombiano.com, "Mindefensa sí pagará recompensa a Rojas", op. cit.
200. Ibid.

~93
Se pueden observar dos niveles en los pronunciamientos, en uno están
los que van dirigidos a la comunidad internacional y a los defensores del
Derecho Internacional Humanitario en el sentido de actuar conforme al
derecho y de amparar las acciones como parte del combate militar, velando
el otro nivel del discurso encaminado a fomentar y justificar la eliminación
de los "terroristas" a cualquier precio.

La lucha contra el enemigo y la violación de las fronteras


nacionales

Otro hecho dirigido a acabar con las FARC fue la operación del 1 de
marzo de 2008. El Gobierno colombiano decidió lanzar un ataque aéreo
contra uría base del grupo guerrillero establecida en territorio del vecino
país de Ecuador, dando como resultado la muerte de Raúl Reyes y al me-
nos otros dieciséis rebeldes 2º1 • Las autoridades colombianas declararon
que Reyes era uno de los siete miembros del mando central de las FARC.
La noticia fue dada inicialmente por el entonces ministro de defensa de
Colombia, Juan Manuel Santos, quien declaró: "Quiero comunicarle al
país que en una operación conjunta de las Fuerzas Militares y de la Poli-
cía Nacional fue dado de baja Raúl Reyes, miembro del secretariado de
las FARC". Luego, en rueda de prensa convocada para ?:nunciar al mundo
el acontecimiento, expresó: "Es el golpe más contundente que se le ha
dado a ese grupo terrorista hasta el momento"2º2 • En este parte de vic-
toria, el Ministro sugiere que contra las FARC podrían venir otros golpes
aún peores.
El Ministro explicó que datos recabados de informantes (verificados por
los servicios de inteligencia) permitieron establecer que Reyes, considerádo
el número dos del grupo armado, iba a acudir a un campamento levantado

201. Reyes era uno de los siete integrantes del secretariado de las Fuerzas Armadas Revo-
. lucionarias de Colombia (FARC} y en los últimos años se había convertido en el líder
más visible del grupo rebelde conformado por unos 17.000 combatientes.
202. Agencia de Noticias Reuters y Agencia EFE, "El Gobierno colombiano anuncia la muer-
te de Raúl Reyes, portavoz de las FARC", Bogotá, El Mundo, 1 de marzo 2008. Recurso
electrónico disponible en: http://www.elmurn;l o.es/elmundo/2008/03/01/interna-
ciona]/1204382411.htrnl, consultado el 15 de enero de 2012.

~94
al otro lado del río internacional del Putumayo, en territorio ecuatoriano,
aunque en una zona muy cercana a la frontera 203 • Los diferentes medios
de comunicación colombianos e internacionales reprodujeron la noticia y
la declaración del ministro Santos, en la que señaló que: "la muerte del
jefe guerrillero es el triunfo más importante de la política de seguridad
del Presidente Álvaro Uribe [ ... ] es una meta que logramos, pero no nos
podemos apartar del camino que es la derrota del terrorismo y la búsqueda
de la paz" 2º4• En estas declaraciones queda claro que para lograr la paz es
necesaria la eliminación del enemigo.
El Gobierno colombiano le dio la máxima importancia al acontecimien-
to, como se infiere de la rueda de prensa convocada primero por el Ministro
de Defensa para explicar los hechos, y luego por el Jefe de Estado, quien
se presentó rodeado por toda la alta cúpula de las Fuerzas Armadas en una
alocución presidencial transmitida por todos los medios de comunicación,
en la que dio la noticia del operativo militar acompañada de explicaciones
que buscaban justificar la decisión de incursionar en territorio extranjero.
Uribe dijo: "Se ha dado un paso para recuperar el respeto al pueblo colom-
biano. Un paso en derrotar la farándula del terrorismo, que desde hace 50
años es narcotraficante. Soldados de la Patria: El éxito es de ustedes. Como
Presidente asumo la responsabilidad por los hechos"2º5 •
En el intento de justificar la acción militar, el calificativo de terrorista es
usado reiteradamente tanto por el ministro Santos como por el Presidente
de la República, igual que en todos los comunicados oficiales producidos
por parte del Gobierno. Es más, en contraposición a lo planteado por el
Estado en la experiencia del Caguán y lo expresado por la mayoría de ana-
listas, Uribe considera que las FARC desde que existen han sido terroristas,
justificando la acción que implicó una incursión en territorio extranjero y
que produjo una crisis diplomática de grandes proporciones entre Colom-
bia y buena parte de los países vecinos, con notorias expresiones como la

203. En las declaraciones a la prensa, Santos aseguró que durante estos combat~s no se
violó el espacio aéreo ecuatoriano, pese a que el campamento de las FARC estaba del
lado de Ecuador. Ibid.
204. !bid.
205. El Colombiano. "Se derrotó el terrorismo de farándula". www.elcolombiano.com/his-
toricosederrotoelterrorisrno- de- farandula- uribevelez-NVEC- AO- 4000085.

-.t- 95
convocatoria, por parte del Gobierno ecuatoriano, a una sesión extraordi-
naria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos
(OEA) para tratar el caso. Esta reunión se celebró en Washington el 4 y 5
de marzo de 2008.
En la sesión de la OEA, la posición del Estado colombiano se expresó a
través del embajador Camilo Ospina, representante permanente ante esta
organización, quien leyó un comunicado en el que se intentaba nuevamen-
te explicar la acción militar de Colombia y mostrar la pellgrosidad extrate-
rritorial de las FARC. Dijo: "Colombia ha sido víctima del terrorismo y en
su lucha para superar este flagelo ha contado con la solidaridad continen-
tal. El terrorismo invasor y transnacional violenta no solo la soberanía de
Colombia, también irrespeta la soberanía de los países vecinos"2º6 •
El emb~jador se explaya mostrando el pr:ontuario de Raúl Reyes y deja
documentos que revelarían lo enunciado. Reconoce la responsabilidad de
la acción, por lo cual reitera las disculpas a Ecuador y además refuerza sus
argumentos y justifica el operativo militar:
Es cierto que helicópteros colomb~anos con personal militar ingresaron a te-
rritorio ecuatoriano para registrar el campamento terrorista, razón por la cual
el Gobierno colombiano ha pedido, y pide, disculpas públicas al Gobierno de
Ecuador y a su pueblo, y lo hace de nuevo el día de hoy. En desarrollo de este
registro, se detectaron los cadáveres de Raúl Reyes y de 16 terroristas más.
[ ... ] En los últimos días, algunos han informado que se atacó a ciudadanos
indefensos mientras dormían. Señores Embajadores, esto 'es una falta de res-
peto con el pueblo colombiano. Referirse de esa manera a unos terroristas, que
han cobrado miles y miles de vidas de ciudadanos de todas las nacionalidades
resulta inadmisible para la nación que represento2º7•
Según el representante del Gobierno, no es admisible equiparar terro- .
ristas con ciudadanos indefensos. Aquí se crea una ambigüedad: lno. se
pueden equiparar porque ningún terrorista puede estar indefenso o p·or-
que los terroristas no son ciudadanos? Adicionalmente no se analizan las

206. Organización de los Estados Americanos OENSer.G. Consejo Permanente CP/Acta


.1632/08, 4 y 5 marzo 2008. Intervención del embajador Camilo Ospina. 'Ifanscripción
del acta de la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización cele-
brada los 4 y 5 de marzo de 2008. (Versión no editada). Recurso electrónico disponible
en: http://www.oas.org/council/MEETINGS%200F%20CONSULTATION/Actas/CPS-
C03471 T04. pdf, consultado el 15 de enero de 2012.
207. Ibíd.

~96
circu.nstancias en las cuales se produjo la muerte y si fue o no durante un
combate, porque se supone que los terroristas pueden ser "dados de baja",
estén o no armados.
Según Eugenio Raúl Zaffaroni, en el plano de la teoría política, la cate-
goría jurídica de enemigo solo puede admitirla el Estado en las previsiones
del derecho de guerra y con las limitaciones que a este le impone el Dere-
cho Internacional Humanitario (legislación de Ginebra), en la medida en
que no priva al enemigo bélico de la condición de persona2º8 •
A propósito de la tesis de Zaffaroni, digamos que para los discursos del
Gobierno colombiano, en cuya formación es definitiva la intervención de
los medios de comunicación, el terrorista es el otro, el enemigo anónimo
fundamental: ataca anónimamente desde cualquier lado, no discrimina a
la víctima, es incontrolable y aparece donde menos se lo espera. Desde el ·1
punto de vista político, el terrorista se ha convertido en el paradigma de lo
que es un enemigo absoluto.
Otro argumento para justificar la invasión al Ecuador en la operación
contra Raúl Reyes, fue señalar el posible apoyo de los gobiernos de ese
país y de Venezuela a las FARC, lo cual violaría normas internacionales
que expresamente condenan al terrorismo y a los gobiernos que pudiesen
ser cómplices de éste. A lo largo de su intervención, el embajador Ospina
intenta desvirtuar lo que considera una idea equivocada sobre las FARC:
Ofende al pueblo colombiano que algunos de nuestros vecinos sigan creyendo
que las FARC representan los intereses del pueblo. Mi país reclama que las
cosas sean llamadas por su nombre: las FARC son una mafia narcotraficante
qll'e para nada representan los intereses del pueblo colombiano que, en masa,
el pasado 14 de febrero salió a manifestarlo. Son una mafia sin patria que de-
linque en Colombia y en el exterior2º9 •
A pesar de haber sido la acción bélica para asesinar a Raúl Reyes abier-
tamente violatoria de los tradicionales principios del derecho internacio-
nal, referidos al respeto de la soberanía de cada país y a su integridad te-
rritorial, Uribe se empeñó en demostrar la validez política de su actuación

208. Eugenio Raúl Zaffaroni, El enemigo en el Derecho Penal, op. cit., p. 20-21. Véase tam-
bién: Manuel Cando Melia. Günter Jakobs. Derecho Penal del enemigo, Madrid, Civitas,
2003.
209. Organización de los Estados Americanos OENSer.G. Consejo Permanente CP/Acta
1632/08, 4 y 5 marzo 2008. Intervención del embajador Camilo Ospina., op. cit.

-.t- 97
apelando básicamente a dos argumentos: uno, en el que pretende ensayar
una nueva teoría sobre el concepto de soberanía, y el otro, con el que justi-
fica la acción por las calidades de los sujetos agredidos. Se pueden resumir
así sus argumentos:
Uno. El componente más importante de la soberanía es la población, por enci-
ma del territorio. Entonces, dado que el lugar ecuatoriano en el que incursio-
naron los militares colombianos era despoblado y que las FARC, en tanto grupo
terrorista no respeta a la población, es legítimo combatir!~, así ello implique
una mengua a la soberanía territorial de un país como el Ecuador, lo cual sería
algo muy secundario ante la magnitud de la peligrosidad que reviste el terro-
rismo de las FARC.
Dos. Del conjunto de hechos referidos con el propósito de mostrar la peligro-
sidad de las FARC y sus dirigentes, se deriva que este operativo militar es co-
rrecto ,y justificado; del mismo modo, se justifican otras acciones adelantadas
contra los terroristas en el marco de su política de Seguridad Democrática. "El
operativo, que no era contra un arcángel, era contra uno de los más tenebro-
sos terroristas de la historia de la humanidad. El operativo tuvo en cuenta la
necesidad militar. íPor Dios, era contra uno de los más tenebrosos terroristas
de la historia!"2 1º.
Se deduce que si no se atacaba· a un arcángel entonces lo que había allí
escondido era un demonio. Esto hace eco a la manera como el presidente
norteamericano de entonces, George Bush, se refería a quienes no comul-
gaban con sus políticas, pues hablaba del "eje del mal'', mientras que en
la misma vía Carlos Castaño y Mancuso también decían "eje del mal'', re-
firiéndose a la subversión. El aspecto delirante de esta forma de hablar se
revela en el hecho de que quien enuncia hace parte del eje del bien, está
en el terreno bienaventurado de los inocentes, de aquellos en quienes no
anidan pasiones obscenas porque su alma es enteramente bella, mientras
que a quienes combate, a esos pocos que hay que destruir, son ubicádos
lógicamente en el terreno del mal porque son demonios.
. Hay un trasfondo cristiano en el que se encarna la guerra propia como
una guerra santa contra los demonios, acentuado por el exclamativo "iPor
Dios!". Poniendo en serie el conflicto armado colombiano con las guerras

210. Álvaro Uribe, "Intervención ante Jefes de Estado del Grupo de Río", Colombia, marzo
7 de 2008, Presidencia de la república, SP- noticias. Recurso electrónico disponible en:
http://web.presidencia.gov.co/sp/2008/marzo/07/03072008.html, consultado el 21
de enero de 2012. ·

-.!- 98
de k,s cruzados, que defienden la fe contra los paganos, los apóstatas, los
que están fuera de la doctrina, los equivocados. "Enemigos de la paz".
Es decir, de la ilusión que colectiviza a los colombianos. "Enemigos de la
patria", otro valor al que le da una interpretación antagónica a la de los
enemigos: "la gran rabia de las FARC es saber que llegó un Gobierno que
desde la democracia la ha combatido, y que tiene el propósito de destruir
el terrorismo en Colombia"2 ll .
A lo largo de la intervención central y en su réplica al presidente Rafael
Correa, Uribe, al referirse a Reyes y a las FARC, agrega: "El señor 'Raúl Re-
yes' era cobarde, asesino y obstructor de la paz. Él no combatía, combatían
sus anillos de seguridad"212•
Del conjunto de acciones políticas y diplomáticas adelantadas por Co-
lombia, cabe destacar la intervención del embajador Camilo Ospina el 24 1
de junio del 2008. En reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la
OEA, Ospina reitera que el Gobierno colombiano rechaza la postura de Ni-
caragua de haber acogido en su país en calidad de asiladas, y por razones
humanitarias, a dos colombianas (Doris Torres Bohórquez y Martha Pérez
Gutiérrez), quienes se hallaban presentes en el campamento de Reyes, "de-
jando de lado la esencia misma de la figura del asilo, la cual existe para
perseguidos políticos y no para personas vinculadas a grupos terroristas
y acusadas de la comisión de delitos comunes" 213, expresó el embajador
Ospina. Además añadió:
Es necesario denunciar aquí que el Gobierno nicaragüense que protege, pro-
mueve y hace apología abiertamente a grupos terroristas, o usando el lenguaje
del Secretario General de la OEA, de grupos que realizan actos terroristas, que
para efectos prácticos es lo mismo, a fin de cuentas la mayoría de los integran-
tes de las FARC tienen sentencias por actos terroristas y son buscados en el
mundo por ello 214 •
De esta denuncia y las reiteradas en el mismo sentido contra Venezuela
y Ecuador, se infiere el pedido de una condena diplomática por apoyar

21L Álvaro Uribe. "Intervención ante Jefes de Estado del Grupo de Río", op. cit. ·
212. Ibid.
213. Organización de los Estados Americanos OENSer.G. Consejo Permanente CP/ Acta
1632/08, 4 y 5 marzo 2008. Intervención del embajador Camilo Ospina, op. cit.
214. Ibid.

~99
directa o indirectamente a grupos terroristas. Después de la muerte de
Reyes, el Estado colombiano, tanto bajo el Gobierno de Uribe como en el
de Santos, continuó empleando en todos sus discursos oficiales el mismo
lenguaje.
A manera de conclusión, cabría afirmar que la construcción de las FARC
como enemigo absoluto supone dos características específicas a nivel políti-
co y subjetivo: la deshumanización del enemigo y la búsgueda de su total
eliminación, lo cual implica la omisión de toda forma de derecho nacional
e internacional que pretenda limitar el alcance de la violencia ejercida
contra éste.
Frente al auditorio congregado en el Consejo comunal en Honda, por
ejemplo, el presidente Uribe hace una pregunta retórica que contiene una
obvia respuesta afirmativa: "Yo vengo a pedirle consentimiento al Tolima
a ver qué hacemos: ¿aflojamos o les damos madera a estos bandidos hasta
que los acabemos?"215 •
El sentimiento patrio como valor altamente positivo contrasta con los
"terroristas" y "bandidos" que representarían lo opuesto y que estarían
encarnados principalmente en las guerrillas, bandidos que hay que acabar.
Apela a una metáfora tomada de las labores agrícolas, comparándolos con
las malezas que se deben arrancar de raíz para que no resurjan:
Porque esa maleza del terrorismo es [ ... ] una maleza muy brava que todos los
días intenta retoñar ... Por eso esa maleza del terrorismo hay que arrancarla,
fumigarla, toconearla, los domingos, los días de fiesta, por la noche. Hay que
aprovechar las noches de luna, para que con la luz de la luna se pueda golpear
esa maleza del terrorismo, para que las nuevas generaciones de colombianos,
de tolimenses, puedan vivir felices en este bello suelo de la Patria216 •
Desde el rompimiento de los diálogos del Caguán, no cesa de aparecer
el mismo lenguaje en los gobernantes con respecto a las FARC y éstas a su
vez, tal como .se verá en los capítulos dedicados a su enemistad, no cesan
de referirse, sobre todo a Álvaro Uribe, en un tono. muy semejante. La
muerte es en ambos actores armados motivo de celebración, pues cons-

215. Álvaro Uribe, "Palabras del Presidente durante el Consejo Comunal en Honda". Se-
cretaría de Prensa. Presidencia de la República, ·abrí! 26 de 2008. Recurso electróni-
co disponible en: http://web.presidencia.gov.co/sp/2008/abril/26/10262008.html,
consultado el 12 de noviembre de 2011.
216. !bid.

-.!.- 100
tituyl'.! la materialización del objetivo de derrotar al "tenebroso enemigo
de la paz". Los voceros de las Partes presentan las muertes del otro bando
como actos heroicos, cada quien acusa al otro de magnificar los golpes y
con cada muerte, así como antes con cada acuerdo, se supone que hay un
gran avance en el objetivo de derrotar a quienes hacen la guerra para así
lograr la paz como objetivo final.
Los pronunciamientos de ambos grupos armados, por lo general, se pro-
fieren al calor de los acontecimientos, llámense asesinatos, muertes en
combates, atentados, en los que no se da cabida al análisis racional sobre
los factores que han llevado a mantener el conflicto en el país. No hay
lugar a la reflexión, al análisis, a la búsqueda de salidas democráticas al
conflicto, pues con alguien que puede ser eliminado como enemigo abso-
luto, no hay que hablar.

-!- 101

·: .:.· .. :: ... · .. .
4
Paramilitares: "amigos-enemigos" del Gobierno

En el desarrollo de nuestra investigación se vio la necesidad de ahon-


dar en la comprensión del fenómeno paramilitar para descifrar si ellos
constituyen para el Ejecutivo un enemigo, y en caso tal, cuál es la lógica
propia de esa enemistad. Este apartado no analiza los discursos emitidos
por los paramilitares, tema que será tratado más adelante, sino la rela-
ción de' enemistad o no que los gobiernos establecieron con estas fuerzas
ilegales.
A lo largo de los años, el fenómeno genéricamente denominado para-
militarismo ha tenido diversas expresiones orgánicas y variadas formas de
relacionarse con el Estado y la sociedad; lo cual hace más complejo un aná-
lisis de las relaciones de enemistad entre Gobierno y paramilitares, pues su
origen legal se remonta a la década de los sesenta217 •
Una adecuada comprensión de la manéra como los gobiernos de Pas-
trana y Uribe nombran y tratan al paramilitarismo en Colombia requiere
tener en cuenta la política de Seguridad Nacional, promovida desde EUA
con su estrategia contrainsurgente y de apoyo a la militarización de la
población en los países del continente, particularmente en Colombia. Me-
diante la Doctrina de Seguridad Nacional -DSN-218 , promulgada por Esta-
dos Unidos en el marco de la Guerra Fría (décadas de los sesenta y setenta
principalmente), se buscó combatir al comunismo en América Latina, y

217. La legalización de grupos de autodefensa en Colombia se remonta a la década del


sesenta del siglo XX, cuando el presidente Guillermo León Valencia, amparad,o por la
figura del Estado de Sitio, expidió el decreto 3398 de 1965, el cual posteriormente fue
elevado a legislación permanente por medio de la Ley 48 de 1968.
218. La DSN y sus implicaciones en la persecución de sectores políticos de oposición y
movimientos sociales, es ampliamente descrita en la obra de Daniel Yergin, Shattered
peace: The origins of the Cold War and the National Securitty State, 1990.

~ 103
con esta doctrina se da cabida a la conformación de grupos contrainsur-
gentes articulados a las Fuerzas Armadas219 •
Un destacado componente de la Doctrina de Seguridad Nacional fue la
sustitución del enemigo externo por el enemigo interno. A Estados Unidos
le correspondía combatir al enemigo exterior, el comunismo internacional,
mientras que los Estados latinoamericanos debían enfrentar al enemigo in-
terno, materializado en supuestos agentes locale.s del coµmnismo. Además
de las guerrillas, el enemigo interno podía ser cualquier persona, grupo o
institución nacional que tuviera ideas opuestas a las de los gobiernos mi-
litares220. En el interior de los Estados se daba igualmente una división de
trabajo en el combate al enemigo, ya fuese éste exterior o interior221 •
Desde el punto de vista militar, el Ejército colombiano tiene una elabo-
ración doctrinaria que en su definición estratégica y operativa da cabida
al paramilitarismo. Está presente en diferentes reglamentos y manuales de
combate de contraguerrilla (Manual de Contraguerrillas de 1979; Manual
de Combate contra Bandoleros o Guerrilleros, Res. 0014 del 25 de junio
de 1982; Reglamento de Combate de Contraguerrillas de 1987). En estos
documentos se presentan algunas pautas de operación y entrenamiento de
los grupos paramilitares, los cuales son presentados bajo diferentes deno-
minaciones como juntas de seguridad y vigilancia, juntas de Autodefensas
y comités cívicos militares222 •
Las Fuerzas Armadas se apoyaron en estos grupos ilegales para realizar
trabajos de control y exterminio de las guerrillas y sus bases de apoyo,

219. Para mayor información sobre la Doctrina de Seguridad Nacional y la concepción de


Estado de seguridad nacional derivada de esta, véase Francisco Leal Buitrago, "La doc-
trina de Seguridad Nacional: materialización de la Guerra Fría en América del Sur",
Revista de Estudios Sociales, No 15, Facultad de Ciencias Sociales, Bogotá: Universidad
de los Andes, 2003. Recurso electrónico disponible en: http://res.uniandes.edu.co/
view.php/476/ index.php?id==476, consultado el 2 de septiembre de 2011.
220. lbid.
221.. Esta visión predominante desde la segunda mitad del siglo XX llevó al acelerado pro-
ceso de militarización de las policías latinoamericanas. Véase Juan Bustos Ramírez,
"La seguridad ciudadana en Latinoamérica", Revista del Colegio de abogados penalistas
del Valle, Nos. 21-22, Cali: Revista del Colegio de abogados, 1990.
222. Javier Giraldo, S. J, Guerra o Democracia, Recurso tomado de: http://www.javiergiral-
do.org/IMG/pdf/Guerra_o_Democracia.pdf ·

-!- 104
quienes además de violar los derechos humanos cometieron actos atroces
.•· y crímenes de lesa humanidad. Al delegar en civiles armados estas tareas, ·
las Fuerzas Armadas pretendían conservar y fortalecer su reconocimiento
como defensoras de la institucionalidad y de los derechos. Esta situación,
que se mantuvo oculta durante varios años, ·poco 'a poco ha salido a la
luz pública debido a las denuncias de víctimas y sectores políticos de la
sociedad.
La narrativa estatal sobre el origen del paramilitarismo la ofrece el pre-
sidente Uribe al afirmar que las guerrillas se burlaban del diálogo ofre-
ddo por los gobiernos, aprovechándolo para avanzar "en sus propósitos
terroristas". Y "llegaron los paramilitares, como reacción engendrada por
la guerrilla, a hacer lo mismo y a cometer la misma crueldad"223 • Con esta
versión se simplifica el accionar paramilitar y, lo que es peor, se traslada la · l
responsabilidad de su existencia exclusivamente a la insurgencia, haciendo
caso omiso del origen institucional del paramilitarismo antes mencionado
No obstante las evidencias sobre las alíanzas de sectores del Estado y
.· las AUC, el presidente Álvaro Uribe lo negó reiteradamente. En carta de
agosto 25 de 2004, al senador demócrata de Estados Unidos John Kerry, y
a los veintitrés senadores de dicha corriente, afirma lo siguiente:
Respecto de casos de connivencia de personal de las Fuerzas Armadas con los
grupos de autodefensa, se trata de una conducta atípica que va en contra de la
voluntad del Gobierno y de la conducta de la gran mayoría de integrantes de
las FEMM. El Gobierno trabaja activamente para fortalecer los mecanismos de
prevención y control, así como para sancionar estos comportamientos inacep-
tables para el Estado y la sociedad224 •
No sólo el Gobierno central mantiene diversas formas de relación con
fuerzas paramilitares, también en el orden regional y local se evidencian
las estrechas alianzas entre sectores estatales y las fuerzas del paramilita-
. rismo. Una de las relaciones entre políticos y las AUC es el pacto suscrito
entre los jefes de esta organización y algunos dirigentes de la Costa Atlán-

223·: Álvaro Uribe, "Palabras del Presidente durante el Consejo Comunal en Honda'', op.
cit.
224. Álvaro Uribe. "Texto de la carta del presidente Uribe a los 23 senadores demócratas",
Presidencia de la República, 2004. Recurso electrónico disponible en: http://www.
presidencia.gov.co/prensa_new/sne/2004/agosto/05/10052004.htm, consultado el
12 de octubre de 2011.

-!- 105
tica el 29 de julio de 2001 en Santa Fe de Ralito. En este pacto se habla de
"refundar la patria" y establecer "un nuevo contrato social"225 •
Durante el Gobierno de Pastrana se combatió a las AUC particularmente
en el contexto de El Mandato Ciudadano por la Paz, lo cual se debió entre
otras razones a la presión internacional y a las condiciones puestas por las
FARC durante los diálogos del Caguán, cuyos líderes exigieron al Estado
colombiano asumir un explícito rechazo y combate al paramilitarismo226•
Por su parte, el presidente Álvaro Uribe buscó Ún acercamiento con este
grupo armado ilegal mediante la estrategia de promover su desmoviliza-
ción227. El proceso de negociación con los paramilitares en Santa Fé de
Ralito marca el inicio de una nueva fase de la relación entre estos y el
Gobierno, la cual se cierra con la extradición de los principales cabecillas
de las AUC.
Se puede concluir prelimanarmente, pues más adelante la discusión
será retomada del lado del paramilitarismo, que el Gobierno de Uribe,
ni siquiera a partir de la extradición de los cabecillas de las AUC, con-
sideró a este actor armado un enemigo necesario y menos absoluto,
sino que más bien pretendió, pára favorecer su desmovilización, dar-
les la dignidad de actores políticos legales. Esta pretensión fracasó o se
vió frenada especialmente por las decisiones de la Corte Constitucional
y la Corte Suprema de Justicia, las cuales limitaron los alcances de la
ley sancionada por el Ejecutivo, al rechazar la posibiligad de considerar
a los paramilitares corno sediciosos. Se explica así por qué en el discur-
so de Uribe, así pudiera llegar a decir y aceptar que los paramilitares
eran terroristas, no apareció nunca la declaración de una guerra total des-
tinada a su aniquilación, tal como sí sucedió con las FARC.

225. María Torres B, "El contrato social de Ralito", Revista Cien días vistos por Cinep, N° 60,
abril-junio,_2007. Recurso electrónico disponible en: http://www.cinep.org.co/index.
. php?option=com_docman&Itemid=126&1imitstart=l4&lang=es, consultado el 3 de
septiembre de 2011. ·
226. La Comisión de Notables, conformada por dos representantes del gobierno y dos de las
. FARC, sugirió "para combatir militarmente a las autodefensas, buscar un mecanismo
de sometimiento a la justicia tal y como estaba previsto en la Ley 418 de 1997, así
corno el sometimiento a la justicia ordinaria de los miembros de las Fuerzas Armadas
ihvolucrados con grupos paramilitares". Véase Andrés Pastrana, La palabra bajo fuego,
Bogotá, Planeta, 2005, pp. 329-334.
227. Este aspecto será desarrollado en la parte correspondiente al paramilitarismo .

..!.- 106
Tensiones y negociación con las AUC: lun trato de
enemistad?

A continuación analizaremos los discursos sobre el enemigo emitidos


por el Gobierno durante el proceso de negociación con las AUC, teniendo
en cuenta tres momentos: la puesta en marcha de los diálogos; el desarro-
llo del proceso, en el que se destaca la Ley de Justicia y Paz; y, finalmente,
la ruptura de los diálogos y la extradición de los paramilitares.
A escasos cuatro meses de la posesión como presidente de la república,
Álvaro Uribe reafirma frente al Ejército de Colombia que "las Fuerzas Ar-
madas de la República son el único ejército del Pueblo"228 • La misma idea
va a ser refrendada en los discursos de los voceros del paramilitarismo229,
quienes al expresar su coincidencia con la política de seguridad democrática, ,
justifican su desmovilización en tanto ven que el Estado, dirigido por Uribe, .
está realizando las acciones que ellos emprendían.
Los discursos de Uribe y de los paramilitares atrás mencionados,
coinciden con la teoría sociológica de Max Weber según la cual solo el
Estado tiene el "uso legítimo de la violencia"230• En ese orden de ideas,
cualquier acción armada por fuera del Estado lesionaría al mismo. Pero
el presidente Uribe va más allá al señalar que el "enemigo de la sociedad"
es "el terrorismo y la criminalidad organizada, cualquiera sea su ropaje
ideológico". De esa manera, en el conflicto armado colombiano las
guerrillas o las Autodefensas no serían enemigos del Estado en particular
sino de toda la sociedad. En un contexto de existencia de grupos armados
no estatales, estas alusiones en lugar de contener las formas ilegales de
violencia, las estimula en detrimento del monopolio estatal de las armas.
En este discurso el presidente Uribe nombra a los grupos armados al
margen de la ley como "terroristas'', "bandas criminales", "delincuentes'',
"forajidos" que se nutren de riquezas ilícitas y sacan ventaja de su "desdén

228. Álvaro Uribe, '~scensos generales del ejército", Bogotá, Cundinamarca diciembre 5
: de 2002. Recurso electrónico disponible en: http://web.presidencia.gov.co/ discursos/
discursos2002/ diciembre/ascensoejercito.htm, consultado el 15 de marzo dé 201 1.
229. Javier Montañez, Julián Bolívar, Pablo Sevillano y Ernesto Báez de la Serna, Pensa-
miento social y político del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colom·
bia, Santa Fe de Ralito, Bloque Central Bolívar, 2005.
230. Max Weber, Estado y sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1977.

~ 107

·... \ :
por los principios éticos de la guerra"231 • En consecuencia, la tarea de
las Fuerzas Militares es: "doblegar el poderío de esta diabólica mezcla
de terroristas, narcotraficantes y bandas vulgares de salteadores"232 • Un
asunto para tener en cuenta es la introducción del término "diabólico"
en el discurso. Éste puede asimilarse a malvado, pero también a fuerzas
metafísicas asociadas con las creencias religiosas. En tal sentido, en el
discurso se conjugan el llamamiento a las fuerzas materiales -las militares-
con la invocación de fuerzas sobrenaturales según las .creencias de _la
religión católica; pide a Dios que lo ayude en sus logros o actúa en nombre
de Dios, tal como aparece en reiterados discursos durante los dos períodos
de Gobierno. Acepta que esos grupos ilegales tienen un poder y que es
misión de las Fuerzas Armadas doblegarlo, lo que puede entenderse como
plegarlo o someterlo para mantener el monopolio de las armas.
La Comisión Exploratoria, creada por el Gobierno de Uribe para buscar
un acercamiento con las AUC, logró su cometido el 15 de julio del 2003
con la firma del primer acuerdo entre el Gobierno y este grupo armado233 •
En este acuerdo se puede evidenciar que no hay posturas diferentes
entre ambos actores, ni en lo político ni en lo militar, tampoco frente al
análisis del conflicto y el modelo de Estado. Ambas partes coinciden en
la necesidad de fortalecer el Estado Social de Derecho, la gobernabilidad
democrática y el monopolio de la fuerza por parte del Estado. El aspecto
que requiere de un proceso de negociación es el cese de hostilidades y la
reincorporación a la vida civil. En este comunicado no aparecen claramente
planteadas las razones por las cuales las AUC continúan combatiendo, pero
afirman que el motivo que las anima para cesar las hostilidades es el logro
de la paz. De igual manera, no se establecen acuerdos para que se cambien
las condiciones que las motivaron al uso ilegal de las armas.

231. Álvaro Uribe, "Ascensos generales del ejército", op. cit.


232. !bid.
233. Los términos de dicho acuerdo fueron: "El logro de la paz nacional, a través del forta-
lecimiento de la gobemabilidad democrática y el restablecimiento del monopolio de la
· fuerza en manos del Estado". Las AUC se comprometen a "desmovilizar a la totalidad
de sus miembros" en un proceso gradual y el Gobierno a crear las condiciones para
"r.eincorporarlos a la vida civil". Agencia Colombiana para la Reintegración ACR, Pro-
ceso de paz con las autodefensas, 2006. Recurso electrónico disponible en: http://www.
reintegracion.gov.co/Es/proceso_ddr/Paginas/proceso_paz.aspx, consultado el 18 de
agosto de 2011 . ·

-t- 108
Con anterioridad, el presidente Álvaro Uribe, en los ascensos de
altos generales del Ejército, trata a los grupos armados ilegales como
delincuentes, forajidos, bandas criminales, terroristas234, lo cual contrasta
con las palabras amistosas consagradas en el acuerdo de julio de 2003 con
los paramilitares. Frente a esto surge la pregunta: ls1 esos calificativos eran
genéricos, abarcaban igualmente a las AUC? Si esta organización responde
a dichos términos, lpor qué se negocia de esa manera? Más adelante,
cuando analicemos la Ley de Justicia y Paz, podremos ver cuál sería la
concepción del enemigo.

Las mutaciones de la amistad

Nueve meses después de firmado el acuerdo de Ralito, la Presidencia ··,


de la República expide un comunicado que incluye su posición frente a las
Autodefensas y a las FARC235 • Informa que además de amenazas contra el
presidente de la república, proferidas por las FARC y el ELN, también ha
recibido "amenazas de sectores de Autodefensas y narcotraficantes"236 •
Este comunicado tiene dos partes: la primera, es un llamado a las AUC
para que cesen las hostilidades y adelanten la desmovilización: "El pro-
ceso de paz con las Autodefensas ilegales no puede avanzar en medio de
violaciones al cese de hostilidades, vendettas, negocios de narcotráfico, ni
enfrentamientos entre grupos criminales" 237 • Este llamado está condiciona-
do bajo la amenaza de que si no aceptan los términos establecidos, el Go-
bierno "los seguirá combatiendo hasta ácabarlos"238 • La segunda parte del
comúnicado da cuenta del proceso jurídico con las AUC y la amenaza de

234. Álvaro Uribe, ''.Ascensos generales del ejército", op. cit.


235. El comunicado afirma que el gobierno comprende "el dolor de los secuestrados por las
FARC y sus familias", sin embargo, no permitirá que "impongan un Acuerdo Humani-
tario con condiciones que debiliten la política de seguridad democrática". Presidencia
de la República, "Comunicado de la Presidencia de la República", 27 de abril de 2004,
Bogotá. Recurso electrónico disponible en: http://www.presidencia.gov.co/prensa_
· new/sne/2004/ abril/ 27/01272004.htm, consultado el 20 de agosto de 2011.
236. Presidencia de la Rep(1blica, "Comunicado de la Presidencia de la República", 27 de
abril de 2004. Bogotá, op. cit.
237. !bid.
238. Ibid.

-t- 109
extraditarlos a los Estados Unidos239 • A pesar del espíritu firme de combatir
militarmente a las AUC si no acatan los acuerdos, el lenguaje del presiden-
te para referirse a este grupo es respetuoso; sin calificativos.
Otro hecho que muestra la incómoda amistad que significó el paramili-
tarismo para el Gobierno, es el acuerdo al que llegaron el 13 de mayo de
2004 el Gobierno Nacional y las Autodefensas Unidas de Colombia para
la zona de ubicación en Tierralta, Córdoba, en el que reglamentaban su
funcionamiento 240 • En dicho acuerdo no se mencionan' dudas, sospechas
o desconfianza entre las Partes, lo cual es ratificado por el acuerdo sobre
la seguridad en la zona, que los paramilitares aceptan sea ofrecida por la
fuerza pública241 • Este punto contrasta con la experiencia del Caguán en
donde las FARC se sintieron amenazadas con la presencia del Ejército Na-
cional y por ello exigieron que no hubiese presencia de éste dentro de la
zona de distensión242• En lo jurídico, el trato generoso dado a los paramili-
tares refuerza la tesis de la amistad que liga a estos dos actores 243 •
Como puede observarse, las acciones que las AUC dejarán de ejercer se
refieren básicamente a delitos asociados con su condición de ser un grupo
armado al margen de la ley. No se mencionan temas corno el narcotráfico,
secuestro, desapariciones, ni delitos de lesa humanidad. Todos los actos se
cobijan con el término acciones ilegales, sin especificar cuáles serían. Esto

239. Ibid.
240. Objeto de la zona, delimitación, vigencia, garantías jurídicas en la zona, principios rec-
tores, normas básicas de funcionamiento, seguridad de la zona y verificación. Ibid.
241. Acuerdo entre Gobierno Nacional y la Autodefensas Unidas de Colombia para la zona
de ubicación en Tierralta, Córdoba (Acuerdo de Fátima), 12-13 de mayo de 2004,
Santa Fe de Ralito. Recurso electrónico disponible en: http://peacemaker.un.org/si-
tes/peacemaker. un.org/files/CO_040512_Acuerdo%20de%20Fatima. pdf, consultado
el 20 de agosto de 2011.
242. Presidencia de la República, "Comunicado de la Presidencia de la República", Abril 27
de 2004. Bogotá, op. cit.
243. "Se suspenden las órdenes de captura y las operaciones ofensivas contra los miembros
de los grupos de autodefensa que se encuentren dentro del territorio delimitado'', y los
miembros delas AUC se comprometen a abstenerse de "desarrollar actividades ilícitas,
reclutar personas, ejercer presión o amenazas sobre pobladores o visitantes, desarro-
llar entrenamiento armado y ordenar o coordinar acciones ilegales desde la zona".
Autodefensas Unidas de Colombia y Gobierno Nacional de La República de Colombia,
'1\cuerdo entre Gobierno Nacional y la Autodefensas Unidas de Colombia para la zona
de ubicación en Tierralta, Córdoba (Acuerdo de Fátima)", op. cit.

-!- 110
contrasta con las palabras del presidente Pastrana en la instalación del Ca-
guán, donde hace mención a los muertos, los secuestrados y los desapare- ·
cidos y el dolor que le producen a él, a las víctimas y al país, y la intención
de que eso cese con la "reconciliación".
El alto comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, se esfuerza por
mostrar la distancia existente entre el Gobierno y las AUC y sugiere la exis-
tencia de una enemistad:
Paramilitar quiere decir apéndice de los militares, sometido a los militares,
dirigido por los militares, y sucede que los grupos de autodefensa en Colombia
hace mucho rato tienen una agenda propia, tienen una negociación propia, tie-
nen, así no nos guste, una base social propia, que se levanta compitiendo con la
legitimidad del Estado. No, no son nuestros socios. Los grupos de autodefensa
son nuestros más cotidianos y encamados enemigos, y lo son más porque pre- l
tenden vestirse con los ropajes d e la justicia y de la democracia, tergiversando ·
la justicia y tergiversando la democracia244 •
Como fue señalado al iniciar el análisis de esta intervención, el Comisio-
nado está abriendo camino para la presentación de la Ley de Justicia y Paz.
Esta ley fue presentada por el Gobierno al Congreso y para ser aprobada
debió ser modificada en varias ocasiones. En el siguiente acápite analiza-
mos el proceso seguido con esta ley y la noción de enemigo implícita en
ella.

Ley de Justicia y Paz: legislar para los amigos

El Congreso de la República de Colombia aprobó la Ley de Justicia y


Paz (Ley 975 de 2005) que define el marco legal para las negociaciones
de paz entre el Gobierno y los grupos armados al margen de la ley, como
los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia, particular-
mente en lo referente a su juzgamiento y desmovilización. Luego de un
proceso intenso, que comenzó a mediados de 2003 cuando el comisio-
nado de paz, Luis Carlos Restrepo, presentó al Congreso un proyecto de
ley de alternatividad penal que sustituía la prisión por penas alte:r:nativas,
que al ser considerado desproporcionado frente al perjuicio causado a las

244. Álvaro Uribe, "Texto de la carta del presidente Uribe a los 23 senadores demócratas",
op. cit.

~ 111
víctimas de masacres perpetradas en diferentes zonas del país, terminó
archivado 245 •
En el usual estilo del presidente Oribe, al defender la Ley que bene-
ficia la desmovilización de los paramilitares, reitera su señalamiento de
enemistad absoluta contra las FARC, tomando como pretexto resaltar las
bondades de la Ley de Justicia y Paz. Dijo así:
[ .. . ] a diferencia del pasado, esta ley no se preocupa solam.ente por la recon-
ciliación, se preocupa -por primera vez, una ley de paz en Colombia- por la
justicia y por la reparación a las víctimas. En el pasado solo importaba desmo-
vilizar a los terroristas y se hacía a un lado el interés por la justicia y [ ...] por
la reparación de las víctimas246 •
El modelo de justicia del Gobierno posee· un contenido restaurativo
y no puramente retributivo, con lo cual se n;iodifica la relación entre las
Partes. El paramilitar ya no es el gran criminal, subversivo, insurrecto o
enemigo, sino el victimario y, correlativamente, ya no se habla exclusi-
vamente de los delitos perpetrados contra la majestad, el soberano o el
Estado, sino también contra los civiles, quienes pasaron así a conformar
la categoría jurídica de víctimas. Los mecanismos propios de la justicia
restaurativa promueven entonces la mediación entre víctimas y victima-
rios en favor de la reconciliación nacional, mediada por el Estado, y en
remplazo del castigo a los responsables de los crímenes de guerra y de
los delitos de lesa humanidad que, en principio, resultaq imperdonables.
Esta es precisamente la aporía jurídico-política de la Ley de Justicia y Paz.
De manera que los derechos de las víctimas a la reparación y a la verdad
se transan en el proceso mediante cláusulas más laxas de juzgamiento y

245. Antes de la aprobaci6n definitiva de la denominada Ley de Justicia y Paz, se habían


presentado varios proyectos. Además del presentado por el gobierno, el de los congre-
sistas -en ese entonces uribistas- Rafael Pardo y Gina Parody, el liberal Luis Fernando
Velasco y el representante del Polo Democrático Wilson Borja, partiendo del marco de
. la negociación política con los paramilitares.
246. Uribe se refiere a procesos de paz con las FARC, a quienes denomina terroristas y,
por supuesto, a las víctimas de los paramilitares comprendidas entre el año 2000 en
adelante, con ello, de paso deja por fuera a las víctimas de la exclusi6n social, política
y cultural y, aún más, aquellas víctimas 9-ue fueron resultado del accionar conjunto
entre el Estado y los paramilitares. Véase Alvaro Uribe, "No debe haber cartas ocultas",
Bogotá, junio 2 de 2005, Recurso Electrónico disponible en: http://web.presidencia.
gov.co/discursos/discursos2005/junio/cartas ocultas.htm, consultado el 20 de agosto
de 2011. - ·

~ 112
:.1

condena de los victimarios -en razón de las exigencias políticas de los


paramilitares para aceptar la transición- algunas formas de amnistía o
de rebaja de penas.
Desde el esquema del jurista alemán Günther Jackobs247 y teniendo en
cuenta su visión de las funciones de la pena, la Ley de Justicia y Paz apli-

cada a los paramilitares representa los aspectos propios de un derecho 1
··-1
penal de ciudadanos, más que de enemigos. En la tradición de las ideas i
modernas del derecho, particularmente de los esbozos contractualistas de
Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau, y en las contemporáneas, como
las de Carl Schmitt, el Derecho penal del enemigo se refiere al trato jurídi-
co que reciben determinados individuos que, de manera duradera y persis- '
.1
tente, rechazan la legitimidad del orden jurídico y pretenden destruirlo, a
fin de crear un nuevo orden248 • El Estado, por supuesto, teme a la violencia
ejercida por sus enemigos, quienes, más allá de sus fines y de la tipolo-
gía de sus crímenes, suscitan la fascinación y la admiración de los demás
ciudadanos en contra del Estado, haciendo posible su emulación. Los ene-
lJ
i
j
migos armados del Estado representan una eventualidad estremecedora 1

para para éste último, pues además de desafiar su ley y su poder violento, 1
amenazan ocupar su lugar y hacerse valer como otro Estado.
El Derecho penal de ciudadanos, en cambio, es aplicado por el Estado 1
soberano a aquellas personas cuyo crimen no pone en peligro la subsis- 1
tencia del orden jurídico-estatal, porque continúan asociadas al pacto o
contrato jurídico, tanto por su facultad de reinserción social como por el
1
deber de reparar el daño, en nuestro caso a las víctimas249 . En estos térmi- 1
1
nos, la pena aplicada al autor del delito, aun siendo alternativa como en ·•
el caso de los paramilitares, cumple una función performativa que sirve 1
para ratificar y afirmar la presencia legítima del poder estatal, como único ~
tl
depositario del monopolio de la fuerza armada. En este caso, el autor del
delito responde mediante la pena a un estímulo normativo de obediencia
y sumisión.

247. Günther Jakobs, Manuel Cando Meliá. "Derecho penal del enemigo". Thornson Civi-
tas. Madrid, 2003, pp. 32-33. ,
248. Daniel Pastor, "El derecho penal del enemigo en el espejo del poder punitivo interna -
cional". En: Derecho penal del enemigo. El discurso penal de la exclusión, vol. 2 Madrid,
Edisofer, 2006, p. 477.
249. Ibid.

~ 113
Según Daniel Pastor, el esquema de Jackobs posee tres repercusiones
jurídicas, extensivas claramente a nuestra pregunta de investigación.
Primera. El ciudadano-delincuente, que no representa riesgo alguno
para la estabilidad y confianza en el orden jurídico-estatal, no es un ene-
migo sino un ciudadano. En efecto, el Derecho penal normal no trata al
autor del delito como enemigo25º. En el marco del proceso de justicia y paz,
el Gobierno Nacional aplicó a .los paramilitares un tratamiento de ciuda-
danos-delincuentes, susceptibles de ser integrados al seno-de la sociedad
mediante la expiación de sus crímenes y la reparación a las víctimas. Esto
en razón de que, por lo menos en principio, el proyecto paramilitar no
representó una amenaza para la salud del Estado, en cambio sí contribuyó
a la lucha contra la insurgencia. La fuerza de Jos paramilitares es natural-
mente distinta a la fuerza del Estado, que, bien sea por impotencia o por
los límites propios del ordenamiento jurídico~ se siente incapaz de garanti-
zar su presencia y legitimidad en todo el campo social.
Allí es justamente donde los paramilitares intervienen ocupándolo en
nombre de la seguridad, sin recurso alguno a fines de derecho, inventando
preceptos normativos, infligiendo vejaciones a los individuos supuestamen-
te colaboradores de las guerrillas, o bien vigilándolos abierta o solapada-
mente. De modo que el Estado y los paramilitares se requerían uno a otro,
en el interior del campo social: la conservación del Estado promueve tanto
la creación sucesiva de enunciados legales con fuerza de ley, como la aplica-
ción ilegal del control y la represión violenta sobre la vida.de sus enemigos.
Por tanto, la violencia paramilitar era visiblemente eficaz en la conservación
del Estado: su función política era precisamente la de conservar el statu quo
estatal y no la de fundar otro, ni mucho menos la de destruir el Estado.
Segunda. El enemigo es tratado por el Estado sobre la base de un orde-
namiento legal que, aunque diferencial respecto al tratamiento punitivo
del ciudadano-delincuente, evita que al enemigo se le haga directamente
la guerra o se lo someta a reacciones espontáneas -y esas reglas, inexora-
blemente, siempre tendrán algo de Derecho penal del' ciudadano también
para el trato de enemigo-. En este sentido, Pastor afirma que el Derecho
pen~l del enemigo no es la guerra del enemigo; y en este punto es preciso
diferenciar entre el "enemigo directamente bélico" de otro que es el "ene-
migo s.eudojurídico". El primero hace alusión a la destrucción metódica del

250. !bid.

~ 114
adversario por fuera del orden normativo y que incluso, eventualmente,
hasta representa acciones prohibidas por el ordenamiento legal, tal como
acontece con los asesinatos y demás ataques a los bienes del adversario. El
segundo tipo hace referencia al tratamiento directamente bélico del ene-
migo, maquillado de instancia judicial151 • El Estado abandona al enemigo
y, correlativamente, le hace la guerra para neutralizarlo, aunque obser-
vando las reglas del derecho. De manera que el enunciado schmittiano de
amigo-enemigo, que según él define lo político, es modificado o, mejor,
sustituido por la pareja categorial de ciudadanos-enemigos. Siguiendo esta
perspectiva, los paramilitares que se desmovilizan y se ajustan a la Ley 1
no son respecto al Estado ni enemigos bélicos, ni tampoco enemigos seu- 1
1

i
dojurídicos. Los paramilitares son ciudadanos-delincuentes cuyo estatuto,
independiente de los actos perpetrados y su tratamiento punitivo, es tran-
sado en el proceso de negociación.
j
.1
1
Tercera. Si los enemigos deben ser tratados con el Derecho, entonces
es necesario establecer un régimen diferencial entre normalidad y excep-
cionalidad, entre enemigo y ciudadano, para que las normas de excepción 1
frente a los enemigos no se conviertan en la norma general aplicable, in- 1

cluso a los casos en los cuales la pena tiene una función resocializadora
respecto a los ciudadanos 252 •
Los imperativos internacionales de transición de la guerra a la paz, o de
la dictadura a la democracia, responden a un derecho de emergencia propio
de Estados de excepcional funcionamiento, que disputan permanentemente
su poder y soberanía en los campos de batalla y en las ceremonias de
la paz. Los procesos de guerra y de paz son, pues, y por excelencia, los
momentos de emergencia político-jurídica. En la guerra se enfrentan
unos sujetos armados con vistas a la satisfacción de determinados fines:
el dominio de territorios, la adquisición de los bienes, y la sujeción de
las personas; seguidamente, el guerrero vencedor asume una posición que
resulta ya inamovible respecto a los vencidos, y que concluye finalmente
en la ceremonia simbólica de la paz. En esta, la paz denota la creación
o el reconocimiento de "nuevas condiciones de orden jurídico-político"
otorgadas al ganador con independencia del guerrero vencido. El Estado
expresa su victoria en la declaratoria y práctica de muerte de aquel guerrero

251. Ibid.
252. Ibid.

~ 115
amenazante para su estabilidad; este, en cambio, expresa su triunfo
mediante el reconocimiento estatal de cierto estatus, que, por supuesto, le
permite adquirir determinadas prerrogativas. Aquí, desde la perspectiva
lógica bélica, de guerreros (Estado y paramilitares) con más elementos en
común que en disputa, resulta evidente que el proceso transicional entre
el Gobierno colombiano y los paramilitares representa la formalización
jurídica y política de una larga ~egociación, a través de la cual estos últimos
recibieron un trato punitivo atenuado por parte del Estado ..
Como parte de ese tratamiento de ciudadano-delincuente dado a los
paramilitares, el comisionado de paz Luis Carlos Restrepo les prometió la
concesión de los perdones judiciales, los cuales omiten la imposición de las
penas253 • El Gobierno Nacional, por su parte, obtiene la desmovilización
de los paramilitares. El discurso de Uribe se apoya precisamente en esta
acción estrátégica. A los anteriores resultados se le suma el número de
desmovilizaciones en la zona de Santa Fe de Ralito:
La semana pasada la Policía Nacional, teniendo al frente al señor General Cas-
tro ~astro, ingresó a la zona de ubicación de Santa Fe de Ralito, siguiendo ins-
trucciones impartidas por el Presidente de la República. Los resultados están a
la vista: lo más importante es que todo ese procedimiento ha posibilitado unas
desmovilizaciones y a medida que se concreten esas desmovilizaciones, el país
valorará ese procedimiento254 •
Este tratamiento de ciudadanos delincuentes propuest9 por el Gobierno
tuvo sus dificultades, debido tanto a las presiones internas de organiza-
ciones de derechos humanos como a las de carácter internacional. Colom-
bia ha ratificado una serie de instrumentos internacionales a través de los
cuales el Estado se compromete a investigar, juzgar y sancionar a quienes
cometan cierto tipo de delitos que implican violaciones particularmente
graves de los derechos humanos. Por medio de la suscripción del Estatuto
de Roma -mediante el cual se creó la Corte Penal Internacional- el Estado
colombiano se ·obligó a juzgar y condenar a penas adecuadas a quienes

253. "Este camino está abierto a los miembros de las autodefensas, siempre y cuando res-
petemos las exigencias de una adecuada aplicación de la justicia, que se conjura de
manera armónica con los intereses de la paz". Eltiempo.com, "'Paras' y Gobierno expo-
nen sus cartas", El Tiempo, julio 2 de 2004. Recurs·o electrónico disponible en : http://
wwW.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1580408, consultado el 20 de agosto
de 2011.
254. Álvaro Uribe, "No debe haber cartas ocultas" op. cit.

-!- 116
hayan cometido los crímenes de genocidio, agresión o crímenes de lesa hu-
manidad y, en caso de no hacerlo, a extraditar esas personas para que sean
juzgadas por dicha Corte. Así fue como el expresidente Álvaro Uribe Vélez
entendió que la imposición internacional de castigar a los perpetradores de
graves crímenes se efectúa prescindiendo de la autoría. En el caso específi-
co esta comprensión le permitió equiparar a guerrilleros y paramilitares:
Esta ley (de justicia y paz) es clara en que no puede haber amnistía ni indulto
para aquellos que hayan cometido delitos atroces, sean guerrilleros o parami-
litares. Esta ley se debe aplicar por igual a guerrilleros o a paramilitares. No es
bueno que algunos sectores de opinión, que algunos líderes de opinión sigan
acariciando la esperanza de que a los unos hay que pasarlos por la guillotina
y a los otros hay que darles perdón total, contraviniendo la Constitución y las i
¡
leyes255 •
Porque, según él:"[ ... ] el sufrimiento de los colombianos es igual cuan-
do el delito lo comete el guerrillero, que cuando el delito lo comete el
~i
j
paramilitar"256 •
La equivalencia entre guerrilleros y paramilitares, en razón a la grave-
dad de los delitos perpetrados contra las víctimas, se sustenta además en
la supuesta identidad delictiva del narcotráfico: í

Esta ley no acepta la conexidad del llamado delito político con delitos corno
el narcotráfico, con delitos de lesa humanidad. Pero eso no es de ahora [ ... ]
desde que Colombia adhirió a la Convención de Viena, incorporó a su ordena-
1
miento jurídico el principio de que el narcotráfico, de que los delitos de lesa
humanidad, para ellos no se puede alegar conexidad con los llamados 'delitos
políticos' [ ... ] Infortunadamente todos los terroristas, guerrilleros y paramili- 1
1
tares, se han involucrado en el narcotráfico. Eso obliga a que un proceso de ¡
paz no puede ignorar esas circunstancias. Lo que ha dicho la ley es que serán 'i
beneficiarios de este proceso, que serán elegibles para los beneficios de re-
·1
ducción de penas que propone este proceso, aquellos que hayan tenido como
1
objeto principal de su actividad delincuencial la guerrilla o el paramilitarismo.
[ ... ] iPero miren qué tema tan difícil! Porque una cosa es decir que no se haya 1
tenido por actividad principal el narcotráfico y otra es tener que reconocer que l
guerrilleros o paramilitares han estado involucrados en el narcotráfico257 •

255. fbid.
256. Ibid.
257. Ibid. La Iglesia Católica se pronunció en términos similares. Al respecto véase: Eltiem-
po.com, "No negociamos con ángeles: Rubiano'', El Tiempo, julio 6 de 2004. Recur-
so electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM·
1572929. Consultado 20 de agosto de 2011.

-!.- 117
En el proceso de negociación con los paramilitares el asunto del narco-
tráfico es neurálgico. Según Uribe,
[... ] ahí aparece una zona gris que no podemos ocultar, una zona a la que nos
llevó esta degeneración de la violencia, tantos años de debilidad. Y una zona
que tenemos que encarar claramente ante el pueblo colombiano, un tema que
tenemos que proponer a la justicia que en el debido momento nos ayude a
resol ver258 •
El tratamiento jurídico a los paramilitares desmovilizados se combinó
con acciones de guerra para enfrentar a los sectores del paramilitarismo
que mantenían su actuar bélico ilegal. Con el propósito de atender las
demandas de los Estados Unidos y en vísperas de la negociación del TLC,
el Gobierno de Uribe debía acatar las políticas norteamericanas de perse-
cución al narcotráfico y más cuando había quedado en completa evidencia
que la continuación del accionar bélico de los paramilitares obedecía a su
interés de mantenerse en el narcotráfico. Según las palabras del mandata-
rio, la acción de su Gobierno se encaminó a derrotar a los narcotraficantes
y terroristas -refiriéndose sin nombrar a la guerrilla- y prescindiendo de
cualquier alianza con otros grupos terroristas -entiéndase paramilitares-,
con lo cual quiere enfatizar que su Gobierno da un trato a los actores arma-
dos ilegales diferente al que les dieron sus antecesores en la presidencia,
con lo que -según él- tendría toda la autoridad moral para dirigirse corno
combatiente, abiertamente y sin clandestinidades a sus compatriotas. Por-
que "iLa paz no nace de la complicidad de las instituciones con los terro-
ristas! iLa paz no nace de consentir terroristas! [... ] iNosotros creernos que
la paz nace del ejercicio firme de la autoridad!"259 •
Efectivamente, en tanto los paramilitares están constituidos como fuerza
bélica ilegal, y ante la realidad de que importantes facciones no se desmo-
vilizaron y continuaron actuando ilegalmente, el Estado los enfrentó mili-
tarmente, motivado igualmente por la presión ejercida a nivel internacional
por los movimientos de derechos humanos y la opinión pública nacional.
· Es un ejercicio de autoridad para el cual no requiere de ninguna alian-
za:
De acuerdo con mis adversarios, bien podría haber hecho yo una alianza clan-
destina con el paramilitarismo para derrotar a la guerrilla. iYo no nací para

258. Ibid.
259. lbid.

-!.- 118
es¡:ts clandestinidades! iYo soy combatiente, lleno de defectos como toda obra
humana, pero combato de frente! La instrucción que se les ha dado a las insti-
tuciones de Colombia es derrotar por igual a guerrilleros y a paramilitares. i Si
no, que vengan las cifras! 26º.
La paz se gesta entonces al fragor de los campos de batalla, y no de
los espacios de diálogo y negociación política. En efecto, Uribe respalda
su afirmación a partir de acciones concretas, porque, según él: "a los Go-
biernos hay que juzgarlos por los resultados. iYo tengo la autoridad moral
de no haber permitido, de no haber auspiciado ninguna alianza con gru-
pos terroristas para combatir otros grupos terroristas! "261 . Y prosigue con
la exposición de datos: "Cuando aquí no se perseguía al paramilitarismo,
cuando nos entregaron a nosotros una fuerza crecidísima de paramilitares,
en este Gobierno casi 10 mil paramilitares han sido puestos presos y, hasta
hace poco, iban dados de baja más de 1.182 paramilitares"262 •
Según Uribe, para derrotar al narcotráfico y al terrorismo el Estado
cuenta con las Fuerzas Armadas y además con la acción de otras institu-
ciones: "[ ... ] ihay un Presidente, unos ministros, unos altos mandos, un
Fiscal, una administración de justicia, todos resueltos a derrotar el terro-
rismo! " 263. Toda una unidad nacional dispuesta a combatir y a derrotar a
los grupos de narcotraficantes y terroristas.

Extradición de paramilitares: un giro en el discurso y el


quiebre de una amistad

Con el argumento de que los paramilitares continuaban delinquiendo


desde las cárceles, especialmente con el envío de droga al exterior, y para
atender a los pedidos de extradición formulados por los Estados Unidos,
a menos de tres años de aprobada la Ley de Justicia y Paz, el Gobierno
de Uribe toma la decisión de extraditar a Carlos Mario Jiménez (alias
"Macaco") el 4 de abril de 2008 y al mes sigüiente a catorce jefes para-
militares. Esta medida constituyó un giro en el discurso y en la conducta

260. Ibid.
261. Ibid.
262. Ibid.
263. Ibid.

~ 119
asumida hasta ese momento por parte del Gobierno, en tanto que con
ello estas personas quedan en manos de la soberanía de otro país, priva-
dos de los derechos de los demás connacionales recluidos en las cárceles
colombianas, lo cual, además de generar repercusiones para los procesos
internos de búsqueda de la verdad, constituyó un punto de inflexión en
el tratamiento predominante que el Gobierno le venía dando al sector del
paramilitarismo que había entrado en negociación con el Estado; con ello,
la calidad de amigos incómodos que significaban para el.Gobierno sufre
una ruptura264 • ·

La revelación de verdades incómodas llevó al presidente Uribe a to-


mar la decisión de extraditarlos como si fuesen sus enemigos, así buscaría
acallarlos y con ello se perdía la posibilidad de que el país y el mundo co-
nocieran la verdad sobre la responsabilidad de sectores del poder político
y económico en los múltiples crímenes cometidos por ellos. Era evidente
que los delitos por los cuales fueron extraditados estaban relacionados
con narcotráfico, que para loS' Estados Unidos significan una ofensa a sus
leyes y a su sociedad, siendo para ellos irrelevantes las masacres, los des-
plazamientos forzados y otros crímenes atroces que afectaron a millones
de colombianos. Esta decisión del Gobierno colombiano fue calificada por
los mismos extraditados como una traición del Gobierno de Uribe a los
acuerdos pactados en Ralito.
Haciendo caso omiso a las críticas, el Gobierno tomó la decisión de
extraditar a los jefes paramilitares en un acto rodeado de efectos simbó-
licos como la presencia conjunta de buena parte del equipo de Gobierno,
incluyendo los más destacados jerarcas de las Fuerzas Armadas. En lugar
de justificar ante la opinión pública su decisión y responder a sus contra-
dictores, Uribe apeló a la estrategia de contra-atacarlos sin necesidad de
mencionarlos.
El presidente reivindica para el Gobierno su poder discrecional de deci-
dir el otorgamiento o la suspensión de los beneficios derivados de la des-
movilización, al estar cobijados bajo la Ley de Justicia y Paz. Dice Uribe:

264.'La extradición fue criticada por diversos sectores de opinión, del movimiento de vícti-
mas, de defensores de derechos humanos y de los partidos de la oposición (liberal y el
Polo Democrático Alternativo), los cuales interpretaron la extradición como un intento
por acallar a los jefes paramilitares en el momento en que estos empezaron revela-
ciones que comprometían seriamente a miembros del gobierno, a dirigentes políticos
tradicionales (los parapolíticos) y a otros sectores con gran poder en Colombia.

~ 120
El Gobierno debe mantener la facultad de postular y revocar postulaciones a
la Ley de Justicia y Paz. También el Gobierno debe mantener la facultad de
apreciar si una persona beneficiada con la suspensión de envío en extradición
ha cumplido o incumplido con las condiciones exigidas265 •
En la alocución, a propósito de la extradición de los jefes paramilitares,
la intervención presidencial no emplea expresiones de repudio o calificati- .~
:j
vos que denoten un directo reproche hacia ellos; por el contrario, les llama ;¡
¡
"ciudadanos", y les señala de manera igualmente respetuosa una tipología 'i
·.¡
de faltas: a) Reincidir en el delito, b) Falta de cooperación con la justicia y ·!
c) Incumplir la reparación de las víctimas. En ningún momento los llama :¡
terroristas. Solo en algunos apartados, más adelante y de manera indirecta, .,J
~
califica a los paramilitares de asesinos, pero más que para repudiar sus prác- i

¡
l
ticas lo hace con la clara intención de censurar a sus críticos y a los familia-
res de las víctimas. Con este propósito exclama: "Invitamos a las víctimas a
evitar que algunos de sus voceros se alíen con asesinos para eludir la extra-
dición"266, con lo cual evita dar mayores explicaciones sobre su decisión y; al 1
1

·. mismo tiempo dirige el ataque contra sus críticos, a quienes termina estig-
1
matizando al señalarlos como aliados o protectores de estos "asesinos". i
1
El presidente Uribe afirmó: "es en este Gobierno cuando por primera
vez se ha exigido a las personas vinculadas a un proceso de paz que digan
la verdad y entreguen su riqueza para reparar a las víctimas". La expresión
"por primera vez" no es una simple información cronológica, es una forma
de comparación con gobiernos anteriores de Colombia. Con ello pretende
ofrecer la imagen de haber sido el primero en imponer un verdadero pro-
ceso de paz en el que no haya impunidad, de cuyo enunciado también se
debe ihferir lo que tanto ha insistido: que su Gobierno es ajeno a cualquier
complicidad con los paramilitares y, más aún, que a diferencia de todos los
anteriores es el que realmente los ha enfrentado.
Para concluir este capítulo, diremos que dadas las múltiples formas
orgánicas que asumió el fenómeno paramilitar en Colombia, reiteramos
que para el Gobierno los paramilitares, pese a su accionar ilegal, no

265. Álvaro Uribe, "Intervención del Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, con
motivo de la orden de entrega en extradición de unas personas sometidas a la Ley
de Justicia y Paz", Casa de Nariño, mayo 13 de 2008. Recurso electrónico disponible
en: http://web.presidencia.gov.co/alocuciones/alocucion2008/mayo/extradiciones_
13052008.html, consultado el 20 de agosto de 2011.
266. Ibid.

~ 121
constituyeron un enemigo absoluto, como se vio desde su origen hasta
el proceso de negociación y emisión de la Ley de Justicia y Paz. Hemos
indicado que solo en tanto un sector de ellos no se acoge a la legalidad e
intenta continuar su accionar bélico, el Gobierno lo trata como enemigo al
que hay que someter.
A pesar de Uribe Vélez haber haber adoptado, cada que lo consideraba
conveniente, un semblante mediante el cual se hacía ver corno alguien que
consideraba equivalente el sufrimiento de las víctimas si 'ei daño lo corne-
te un paramilitar o un guerrillero, en lo que atañe a su posición concreta
frente al actor paramlitar, no cesó en su empeño de obtener para el mismo
un tratamiento legal y moral atenuado. Uno de los aspectos en el cual se
demuestra este empeño, es el intento de obtener que la Corte Suprema de
Justicia les diera a los paramilitares el estatus de sediciosos. El argumento
de la corté para no acceder a esta petición es contundente: los paramilita-
res, a diferencia de la insurgencia, actúan desde la ilegalidad para defender
el Estado, mientras que las guerrillas despliegan su accionar ilegal para con-
frontar el orden existente, buscando establecer un estado revolucionario.
Para la Corte la diferencia fundamental entre lo que hace el actor para-
militar y la guerrilla cuando causan daño a sus víctimas, se puede extraer
de las palabras defender y confrontar. El paramilitarismo le infringe un
daño a quien le atribuye representar un peligro para el estado de cosas
establecido y lo hace desde la ilegalidad. O sea que si sus actos criminales
se apoyan en la defensa de lo establecido, el hecho de que sean cometidos
ilegalmente no convierte a los paramilitares en delincuentes políticos y
menos en revolucionarios que defienden ideas contrarias a quienes gobier-
nan. Los paramilitares son para la Corte delincuentes que tránsgreden la
ley y que como tal deben ser juzgados.
En cambio los actos criminales de la guerrilla, siendo también algo ile-
gal y atroz, no se inscriben en un espíritu de defensa sino de confrontación
de.l estado de 'cosas establecido. Esto hace que la organización guerrillera
y la paramilitar, así se asemejen en la atrocidad de sus delitos, sean radi-
calmente diferentes desde el punto vista social y politice. Tal como se verá
enseguida en los capítulos que componen la tercera parte de este libro,
desde sus sus inicios la guerrilla nació como organización insurgente y la
bandera que a nivel discursivo ha sostenido para justificar sus actos, así
esto se haya desdibujado con el correr del tiempo, ha sido confrontar al
Estado en defensa de lo que llaman el pueblo más necesitado.

-.!- 122

~ :_- .:· ::........


TERCERA PARTE
Dinámicas de la construcción del enemigo
en el discurso de las FARC: aspectos políticos
y subjetivos

Esta parte del texto da cuenta, no tanto del fenómeno social, político
y subjetivo denominado insurgencia, sino de cómo las FARC267 han cons-
truido el enemigo a través de su historia, y de manera particular, en dos
momentos cruciales de la misma: los diálogos del Caguán y su posterior
ruptura. También se abordarán aspectos subjetivos como la desconfianza
entre las partes en conflicto y sus efectos perturbadores en el diálogo; ana-
lizaremos en qué sentido la enemistad insiste en no dejar de inscribirse,
cómo se describe el hacer de sí y lo que hace el otro, cómo se configuran
los debates y qué aspectos pueden conducir a la ruptura de un diálogo. A
partir de la ruptura de los diálogos del Caguán, se instauró por parte del
Gobierno lo que la insurgencia denominó "guerra total'', la cual se pro-
longó en los dos periodos de Álvaro Uribe Vélez, cuestión que tuvo entre
sus consecuencias las muertes de algunos de los miembros emblemáticos
~Raúl Reyes e Iván Ríos- del secretariado de las FARC.

267. Se toma como representación de la insurgencia a las FARC, pues se trata del grupo
más histórico y principal de dicho movimiento, fueron sus discursos los que tomamos
en cuenta en esta investigación.

-t- 123
5
Construcción de la enemistad con el Estado

Las FARC se definen en oposición al Estado imperante en Colombia, de


allí que tengan como objetivo la transformación, cuando no abolición, de
sus instituciones. En este capítulo analizaremos el discurso que asumen las
FARC sobre el origen de su enemistad necesaria con el Estado; las condicio-
nes subjetivas que la hacen posible, como el resentimiento y la desconfian-
za; y las particularidades que asume la construcción del enemigo cuando
se está inserto en un proceso de diálogo.

Mito de origen: un discurso sobre los inicios de una


enemistad
Cuando las FARC quieren dar una explicación histórica de cómo y por
qué se construye su enemistad con el Estado, se valen de un discurso que
aquí denominaremos mito de origen. El mito fundacional de las FARC es
tan eficaz que se reitera como el sostén simbólico, imaginario y real de su
guerra. Ha alímentado el fortalecimiento militar, alentado su condición
insurgente y ha fundamentado su radicalización como enemigo del Estado.
En nuestra investigación, mito no quiere decir entonces falacia y tampoco
mentira o fantasía, sino que define la elaboración por parte del grupo in-
surgente de su razón de ser. Esta explicación tiene en su discurso el valor
de una verdad indiscutible, le sirve como soporte que justifica sus acciones
y su pervivencia como representante de lo que denomina el pueblo menos
favorecido.
Según este mito fundacional, 48 campesinos que explotaban la tierra
de modo comunitario y en paz, fueron bombardeados y atacados por par-
te dél Gobierno colombiano, aliado con su similar de los Estados Unidos,
el cual buscaba en ese momento detener la expansión del comunismo en
América Latina. Ese acto, considerado despótico e irracional por los jefes
de las FARC, los configuró como enemigos irreconciliables. Se deduce de
este pequeño relato que fue el Gobierno quien precipitó la creación del

~ 125
grupo insurgente más antiguo en Colombia y originó con ello las acciones
bélicas que describen en un estilo épico.
La reacción armada de la insurgencia es descrita entonces como un acto
en legítima defensa, o sea que las FARC no se convirtieron en enemigas del
Estado por voluntad propia sino por provocación. Colocan la responsabi-
lidad de su ferocidad en el otro y se des-responsabilizan así de las conse-
cuencias históricas de su oposición bélica.
El comunicado de Manuel Marulanda Vélez del primero de julio · de
1999268 , leído en la instalación de la mesa de negociación en el Caguán,
reconstruye claramente este relato:
En 1964, a raíz del triunfo de la revolución cubana, el Presidente Kennedy
diseñó un plan contrainsurgente para América Latina, con el fin de evitar el
surgimiento de otras revoluciones en el continente. A estas medidas diseña-
das por el Pentágono se les dio el nombre del Plan LASO y es dentro de este
marco cuando el Presidente Guillermo León Valencia les declara "la guerra"
a los campesinos en número ya citado, oriundos de la región de Marquetalia
y dirigidos por Manuel Marulanda Vélez [... ] A los pocos días comenzó el gi-
gantesco operativo con 16 mil hombres del Ejército, utilizando toda clase de
armas, inclusive bombas bacteriológicas lanzadas por aviones piloteados por
expertos militares gringos 269 • .
Por su parte, el actual comandante27º de las FARC, Timoleón Jiménez,
luego del bombardeo en el que murió Alfonso Cano, recuerda en términos
similares aquella época que dio inicio a las disputas con el Gobierno:
Cuando los campesinos marquetalianos se dirigieron al país y al mundo entero,
pidiendo solidaridad para evitar ser agredidos como se tramaba, ofrecieron en

268. Manuel Marulanda Vélez, "Discurso de Manuel Marulanda Vélez enviado para la ins-
talación de los diálogos del Caguán", Julio 1 de 1999. Recurso electrónico disponible
en: http ://sala. clacso.org.ar/gsdl/cgi-bin/líbrary?e= d-000-00---0alterna--00-0-0--
0prompt- l 0---4------0-11--1-fr-50---20-help---00031-001-1-0utfZz-8-00&a = d&c= alter
na&cl=CL2.l&d=HASHc96e6df87ea6504771c6e5.7, consultado el 10 de marzo de
2010.
269. Ibid.
270. Se hace referencia a Timoleón Jiménez, alias Timochenko, quien remplazó en la di-
rección del Secretariado de las FARC-EP a Alfonso Cano, abatido durante el Gobierno
de Juan Manuel Santos. Aunque el relato de Timochenko no se inscribe dentro del
periodo definido en este libro, lo evocamos porque retorna sobre el origen señalando
nuevamente la desmesura y el exceso del enemigo. ·

-ti 126

~ . ·. ·..
ca.rubio un diálogo que fue rechazado de plano y se trocó por bombas y metra-
. lla. De allí brotaría el histórico Programa Agrario que definió el carácter de su
lucha271 •
Algo que es común en los dos relatos, el de fy'Iarulanda y el de Timoleón
Jiménez, es la desmesura y el exceso, dos significantes bastante socorridos
por cada uno de los actores del conflicto armado cuando se refieren a las
acciones del enemigo, mas no a las propias. Entre las declaraciones de
: estos dos líderes de las FARC hay más de diez años de diferencia, sin em-
bargo, la similitud de ambos pronunciamientos parece sugerir que nada
diferente se ha reinscrito sobre ese pasado que los convirtió en guerreros
aplicados e hizo que se localizaran en posición de enemigos del Gobierno
colombiano desde hace ya 4 7 años.
. Las características básicas de este relato, que permanece inmutable ante
el paso del tiempo, reaparecen cada vez que las FARC explican un acto de
. confrontación con las Fuerzas Militares. Durante la instalación de los diá-
logos del Caguán, por ejemplo, Marulanda afirmó que: "En diciembre de
.·. 1990 con el ataque a Casa Verde, mediante bombardeos, ametrallamientos
y desembarcos, casi el señor César Gaviria liquida toda posibilidad de diá-
logos encaminados a buscar la paz"272 • Luego añadió:
El Ejército oficial se apodera de 300 mulas de carga, 70 caballos de silla, 1.500
cabezas de ganado, 40 cerdos, 250 aves de corral, 50 toneladas de comida,
destruye puentes de la comunidad, arrasa éon las sementeras y quema casas,
para demostrar el poderío del Estado a través de la Fuerza Pública. De la mis-
ma manera procedieron en 1965 en las regiones de El Pato (Caquetá), Guaya-
bero (Meta), y Riochiquito (Cauca) 273 •
Marulanda presenta los dos momentos, el ataque a Marquetalia y el
ataque a Casa Verde, corno equivalentes en agravios. Esta condición de
víctimas perseguidas por el Estado como fundamento de la lucha arma-
da también es resaltada por Timochenko algunos años más tarde cuando
afirma:"[ ... ] las veinticuatro horas del día hay sobrevuelos sobre nosotros

271. Timoleón Jiménez, "Carta a Medófilo Medina", diciembre de 2011, Fundación Sema-
j¡ario VOZ. La verdad del pueblo, coleeción batalla de ideas Vol.1, ene ro de 2012, p. 18.
Recurso electrónico disponible en: http://masrazones.files.wordpress.com/ 2012/ 01/
batalla-de-ideas-nolinterior.pdf, consultado el 10 de marzo de 2010.
272. Manuel Marulanda, "Discurso de Manuel Marulanda Vélez enviado para la instalación
de los diálogos del Caguán'', op. cit.
273. Ibid.

~· 127
ubicando la mínima señal eléctrica, de radio, teléfono o intemet para mo-
lernos a bombas. Sin hacerle mención de las enormes operaciones terres-
tres que buscan exterminamos"274 .
De acuerdo con lo dicho hasta aquí, para las FARC su nacimiento y
continuidad se explican porque el Estado se comporta como un padre ca-
prichoso que protege al aliado malo que le roba sus bienes, mientras que
ataca a los hijos buenos que .no tenían intención de dañarlo y que solo
pedían ''la construcción de vías de penetración para sacar sus productos
agrícolas, un centro de mercadeo y unas escuelas para educar a sus hi-
jos"275. Fue la insensatez de este padre que no los escuchó lo que en el mito
de origen de la insurgencia dio inicio al conflicto armado que lleva más de
medio siglo.
Por COD;traste, los atacados se autodefinir.á n como un ejército de defen-
sores del pueblo, de héroes llenos de arrojo y valentía que han desafiado
la muerte luchando contra un gigante despiadado y aniquilador que los
bombardeó bajo el supuesto de estar fundando "Repúblicas Independien-
tes"276~ Desde entonces pasaron a ocupar para el Gobierno el lugar de un
enemigo "histórico". En ocasiones también se describen a sí mismos como
antiguos combatientes, veteranos de guerra contra las dictaduras conser-
vadoras y militares que habían sumido al país en la violencia. Reaniman
una antigua lucha histórica y se infiere que en ellos había una tradición de
combatientes de anteriores guerras, como guerrillas libe,rales. Este fuego a
la espera de ser avivado facilitó que se tomaran la vocería de lós pobres y
del "descontento popular''277 ~ El enemigo responde creando "los primeros
batallones contraguerrilla, por mandato del Parlamento"278; además, ilega-
liza por entonces las manifestaciones y movimientos cívicos, al tiempo que
detiene y asesina a líderes populares.
La revisión del mito de origen de las FARC permite afirmar que la cons-
trucción del enemigo y la construcción de la propia identidad son dos pro-
cesos íntimamente ligados. Cuando las FARC identifican su surgimiento y

274.. Ibid.
275. Ibid.
276. lbíd.
277. Ibíd.
278. Ibid.

~ 128
su razón de ser como una respuesta a las agresiones del Estado, le dan a
este último el lugar de enemigo necesario. Sin él, al menos desde el pun-
to de vista discursivo, su existencia no podría mantenerse ni justificarse.
De allí que las descripciones de su identidad y .la del Estado se presenten
siempre como pares opuestos: ''víctima-victimario'', "agresores de los cam-
pesinos-defensores de los campesinos".

Usos del resentimiento y de la patologización del enemigo


.j
En tanto que el discurso actúa también como escenario de batalla para 1

la descalificación del otro, las FARC se valen de adjetivos y figuras retó-


ricas para deslegitimar a sus enemigos. De allí que se insinúe, como hace
Marulanda en su relato sobre el ataque a Casa Verde, que el Ejército es
un ladrón o un destructor despiadado. Estas valoraciones negativas del
,
j

enemigo pueden servir incluso para justificar su completa eliminación, es-


pecialmente cuando se le describe como un enfermo, un animal o alguien
1
j
inferior moralmente. En tales casos el enemigo necesario de las FARC, es
decir el Estado, es tratado además como un enemigo absoluto, pues se le
presenta despojado de su condición de "ser de lenguaje". 1
Tanto la insurgencia como el Gobierno y los paramilitares consideran al
enemigo como un demente. Esta atribució:p. negativa le quita legitimidad 1
a su discurso, pues se sospecha de su racionalidad y cordura. La patologi-
zación del enemigo es otro elemento fundamental de la estructura de su
construcción como fenómeno social, es una estrategia discursiva empleada
:
por los tres actores armados para denigrarlo, minimizarlo y hacerle perder
el estatuto de interlocutor válido. Así, Marulanda dice que la guerra se
originó gracias a una "idea enfermiza'', concebida en el "Parlamento, en la
cabeza del Dr. Álvaro Gómez (que en paz descanse)"279 •
Que la insurgencia señale como enfermiza una idea de su enemigo equi-
vale a descalificarlo, poniendo en duda su racionalidad. Esta estrategia dis-
cursiva busca convencer a la opinión pública de que quienes luchan contra
un actor que ha perdido la razón, son por oposición buenos, sensatos,
cuerdos, racionales y encumbrados moralmente. Según este razonamien-
to, alguien que mata, condena, difama, insulta y ofende desde el lugar de
un ser encumbrado moralmente, no lo hace porque guarde maldad en su

279. !bid.

~ 129

:.~.: :. . .~- ...:·.. ·..


corazón y tenga intención de hacer daño, sino para poner al resguardo va-
lores sociales elevados, valores superiores a la vida de un ser monstruoso
que no merecería trato humano.
Al final de los diálogos del Caguán, y percibiendo la inminente ruptu-
ra de los mismos, las FARC se pronuncian frente a la salud mental de sus
adversarios. Insisten en que distintos personajes del ala militar y política
del Gobierno han buscado incidir para la cancelación d~l proceso de paz,
logrando un estado de desfallecimiento de la promesa électoral del pre-
sidente. La debilidad del mandatario es notoria para la insurgencia, y se
hace aún más visible en los "iracundos pronunciamientos y las imposiciones
contrarias a los acuerdos alcanzados en la Mesa"280• La falta de autocontrol
y subordinación del presidente a presiones externas se interpreta como una
pérdida de la sensatez, y añaden que el paí$ tiene unas "graves patologías
nacidas de este corrupto e intolerante régimen político colombiano"281 •
Posteriormente se refieren a Álvaro Uribe, quien fluctúa en el discurso
de las FARC entre ser un "loco acusando a todo el mundo de terrorista" y
ser el "verdadero terrorista"282• Da9o que el mandatario pide la extradición
de los familiares de Reyes por concepto de terrorismo, las FARC afirman
que se trata de un delirante que se inventa terroristas donde no los hay, y
advierten además sobre los síntomas fisiológicos que delatarían su patolo-
gía: "Sus ojos, el copete alterado, el chillido de su voz son el talante de un
hombre síquicamente deteriorado"283 •
En los tres actores armados, otro elemento que hace parte de la estruc-
tura de la construcción del enemigo es su visión cristiana, en el caso de las
FARC fuertemente acentuada por sus pioneros. En ello hay un matiz reli-
gioso que esconde, también, la idea de una guerra santa. Una especie de
culto a los caídos en combate que entran en otra dimensión inmortal, sea
como ideales, héroes o mártires. A los enemigos muertos se les desea con

280. Fuerzas Armadas Revolucionadas de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Primer bombazo a la mesa", 17 de mayo de 2000. Documento tomado de la
Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
281. Ibid.
282. f'.úerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ·FARC, Comisión Internacional de las
FARC-EP, "Uribe, el terrorista", 25 de julio de 2009. Recurso electrónico disponible en:
http://www.cedema.org/ver.php?id=3414, consultado el 10 de marzo de 2010.
283. !bid.

-.t 130
ironía que "en paz descansen", y la paz a la que se aspira tiene una cierta
dimensión paradisiaca, perpetua, religiosa. De la misma manera se filtra en
el discurso un odio de corte religioso, odio que se revela en el tratamiento
del no creyente en sus propias ideas, pues lo demonizan hasta convertirlo
en una bestia inhumana que merece ser destruida del modo que sea.
En el discurso de Marulanda, enviado para la Instalación de la Mesa
de diálogo en el Caguán, el empleo de la palabra "paz" -en la expresión
"que en paz descanse", resalta la muerte de Álvaro Gómez. El significante
paz encadenado con el significante muerte del enemigo revela un trasfondo
agresivo y también un culto a los muertos, pues evoca una particular cos-
tumbre campesina y cristiana.
Por ser las FARC una masa artificial284 organizada y por inscribirse en
un origen que no sólo implica una marca de resentimiento, sino también . l
de heroísmo que define el ser de sus líderes, la muerte de éstos no la dejan
acéfala tal como lo supone sú enemigo el Gobierno. Son muy semejantes
las frases que se repiten en el discurso del ejército insurgente cada vez que
uno de sus héroes muere en combate a manos del enemigo: "Los nuestros
no mueren a la hora de su muerte porque siguen vivos en el proyecto po-
lítico y social de las FARC y en el anhelo de paz y dignidad del pueblo"285 ,
"consecuente con su juramento, Iván Ríos ofrendó su vida por la causa de
los pobres"286, "honor y Gloria eterna para el comandante Raúl Reyes" 287 •

284. Cuando se habla de masa artificial nos referimos al concepto acuñado por Freud en su
Psicología de las masas y análisis del yo, para diferenciarlo de las masas espontáneas
que no perduran en el tiempo y no tienen Ja estructura psíquíca que él describe, en
la cual cada combatiente, en este caso, ha trocado su propio ideal del yo por la figura
del líder o de la idea rectora o valor superior. Esa coincidencia del mismo líder o idea
rectora hace que los miembros de esa masa establezcan un lazo identitario entr:e ellos,
a partir de la coincidencia en todos del mismo ideal del yo encarnado en el líder o en
la idea superior. Sigmund Freud, Psicología de las masas y análisis del yo (1971).
285. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Comunícado sobre la muerte del comandante Iván Ríos", 8 de marzo de
2008. Recurso electrónico disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id=2516,
consultado el 10 de marzo de 2010.
286. Ibid.
287. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Pronunciamiento de las FARC sobre la muerte de Raúl Reyes", 2 de marzo de
2008. Recurso electrónico disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id=2481,
consultado el 10 de marzo de 2010.

~ 131
Enemistad y diálogo

La otra cara de la moneda con respecto a la enemistad la encontramos


cuando se dialoga con el enemigo. En dicho caso ya no se le describe como
un demente o un monstruo sino como alguien semejante e incluso familiar,
al punto de afirmar que esta guerra es fratricida, es decir, entre hermanos
que deben reconciliarse.
Al instalar los diálogos del Caguán, Marulanda, por ejemplo, les des~a
a sus enemigos éxitos en sus gestiones "para lograr la reconciliación de
la familia colombiana"288 • Este tono amable y familiar es el que impera
en los comunicados firmados conjuntamente. Podría parecer paradójico
interrogarse por la construcción del enemigo justo en el momento en el
que se está dialogando con el mismo y cuando, al menos en el caso del
Caguán, se ha logrado establecer un espacio en donde se habla en lugar
de disparar. Sin embargo, vale la pena analizar qué pasa con la tendencia
agresiva cuando las partes enfrentadas se sientan en una mesa de diálogo:
lse reprime, se transforma o desaparece?
Al respecto cabe aclarar que el diálogo entre enemigos políticos, to-
mando como modelo lo sucedido en el Caguán, no progresa linealmente,
menos cuando se conviene hacerlo en medio del conflicto. El enemigo fluc-
túa en la manera de ser nombrado ,de acuerdo con los vaivenes de la dis-
cusión. Si se marcha por buen cauée y se logran acuerdos, se hablará "de
un análisis abierto, cordial y sincero"289 ; si surge el sentimiento de traición
o de incumplimiento de los acuerdos pactados, reverdece la desconfianza
y renace la cara feroz del enemigo. Desconfianza y resentimiento son ele-
mentos estructurales de la construcción del enemigo, de ahí que se consti-
tuyan, mientras haya diálogo, en dos obstáculos subjetivos para el logro de
la concordia y de los acuerdos que se propongan.
En la vida psíquica y discursíVa, entre la cordialidad y el insulto no
hay más que un paso, pues lo que hace la primera dentro de un diálogo

288. Manuel Marulanda Vélez, "Carta al Presidente de la República, Andrés Pastrana Aran-
~º con motivo del inicio de las negociaciones", 30 de septiembre de 1998. Documento
Tomado de Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
289. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y Gobierno Nacional de la Repú-
blica de Colombia, "Balance sobre el trabajo realizado en el proceso de diálogo entre
el gobierno y las FARC-EP", 2 de mayo de 1999. Documento Tomado de Biblioteca
Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).

~ 132
entre enemigos es mantener reprimido el segundo, siguiendo las normas
de la diplomacia. El diálogo no sólo sirve para crear un campo simbólico
de amistad que humaniza a los contrincantes al ponerlos frente a frente
como seres de lenguaje, sino que también sirve como preparación para
el enfrentamiento y la muerte. En el Caguán, los ejércitos, en lugar de
desmantelarse a medida que el diálogo avanzaba, se fueron fortaleciendo
silenciosamente.
Un diálogo mediado por ideales -"transformaciones económicas, polí-
ticas y sociales, que permitan la construcción de un Estado fundamentado
en la justicia social, donde quepamos todos y lo respetemos todos"29º- su-
pone una disposición política y subjetiva a entrar en un proceso que re-
quiere "esfuerzos, análisis, comprensión y compromisos"291 • Cuando estos
significantes mediadores de la conversación y !imitadores de las pasiones
se debilitan entre los enemigos, retorna la forma agresiva original de re-
lacionarse y vuelven a aparecer en el discurso estrategias encaminadas a
degradar al otro. En tal sentido podríamos afirmar que para el éxito de
un proceso de paz no basta con reprimir, con hacer promesas de perdón y
olvido, más bien hay que inventar mecanismos simbólicos de regulación
que permitan mantener bajo control la desconfianza que existe entre los
actores en disputa.
Para entender cómo se construye el enemigo en escenarios de diálogo
conviene dilucidar los elementos que determinan y potencian las fluctua-
ciones en el discurso, es decir, los vaivenes constantes entre la calma y la
agresividad. Al respecto cabría hablar de cuatro elementos fundamentales:
1) La falta de homogeneidad en alguna de las partes, 2) Las exigencias de
paridad, 3) La especularidad y 4) La negociación sin cese al fuego. Estos
cuatro aspectos hacen "reverdecer la desconfianza" latente entre los ene-
migos, alteran la concordia y fomentan la beligerancia. A continuación
explicaremos cada uno de ellos.

Falta de homogeneidad: De los discursos producidos por las FARC que


fueron objeto de_nuestro análisis, deducimos la siguiente hipótesis: en la
insurgencia había homogeneidad en sus posiciones discursivas, la palabra
de quien hablaba en nombre de la organización, al menos es lo ·que se

290. Ibid.
291. Ibid.

-!.- 133
deduce del análisis de sus discursos, se respetaba, no se contradecía y se
consideraba un pronunciamiento oficial, lo que daba la idea de un poder
monolítico, macizo y compacto.
El poder del Gobierno no tenía la misma dimensión compacta quema-
nifestaba el de la insurgencia en sus discursos, pues ante las exigencias
de esta última las posiciones de los distintos estamentos del Gobierno
variaban y llegaban a ser incluso contradictorias. Esto qespertaba descon-
fianza en las FARC, pues era interpretado como un incumplimiento en los
acuerdos.

Las exigencias de Paridad: Un diálogo se instala para definir la elabora-


ción de una agenda común entre los enemigos. Deberán reflejarse acuerdos
previos y todo cuanto se constituya en condición necesaria para acceder a
otro momento lógico en que se inicie la negociación propiamente dicha292 •
Agenda común y acuerdos previos significa que el diálogo no será entre un
vencedor que pone condiciones al enemigo vencido sino entre pares. Este
requisito de paridad que supone una igualdad ideal de condiciones entre el
Gobierno y la insurgencia fue celosamente vigilado por esta l.'ütima. Maru-
landa, al ponerse corno par del presidente y éste aceptar reunirse con él en
igualdad de condiciones, logra que se le reconozca a las FARC el estatuto
de enemigo político. Esto trajo distintas consecuencias: mientras algunos
sectores del Gobierno que estaban en contra de los diálogos se quejaban
de perder soberanía nacional sobre los municipios desp'ejados, la guerrilla
denunciaba que no era tratada como par cuando el Gobierno tornaba deci-
siones unilaterales que concernían a la misma zona.
Un aspecto que caracteriza el diálogo cuando se da una exígencia de pa-
. ridad es la demanda de un reconocimiento mutuo, término que supone, por
un lado, el rompimiento de una relación de dominación posible y, por otro,
una pérdida de independencia, pues cada parte queda sometida a la otra
para mantener su posición y esto da corno resultado un condicionamiento
recíproco. Esta lógica se verifica de manera concreta en el diálogo FARC-
Gobierno, pues ninguna decisión podía ser unilateral, cada paso tenía que
ser validado por el otro para que tuviera legitimidad. La tiranía de la reci-
procidad consiste en que una parte, en este caso las FARC, no le reconocía

292. Véase Manuel Marulanda Vélez, "Carta al Presiclente de la República, Andrés Pastrana
Arango con motivo del inicio de las negociaciones", op. cit.

-t- 134
al qobierno el lugar de amo, sino que se posicionaba como un otro exi-
giendo paridad, así este último se considerara el garante de la ley y tuviera ·
derecho al monopolio de las armas. El grupo insurgente exigía, en nombre
del reconocimiento recibido por el Gobierno (gracias a que lo había puesto
en jaque militarmente), que cada paso se discutiera y se aprobara. Estos
principios los hizo valer al pie de la letra durante todo el diálogo, con ello
fue incisivo, más aún en cuanto su apuesta era fundar una nueva Colom-
bia. El modelo de Gobierno, al menos en materia de seguridad e inversión
social, sería el desarrollado por ellos en la zona de despeje y tenían posibi-
lidad de realizarlo, si se tiene en cuenta que en esa época no se sentaron a
la mesa de negociación en posición de debilidad sino de fuerza.
Cuando al enemigo se le reconoce discursivamente la igualdad de con-
diciones, así en la práctica lo que siga imperando sean las relaciones de po- .
der, se logra una cierta dignidad que consiste en ser escuchado y tenido en
1
cuenta en sus apreciaciones. Sin embargo, subyace siempre una imposibi-
lidad estructural de simetría, la cual se revela, por ejemplo, en el extremo
recelo que suele desatarse entre los enemigos que dialogan, pues cada uno
se mantiene vigilante ante cualquier gesto que pudiera ser interpretado
como intento de dominación, de agresión o de tomar ventaja de alguna
circunstancia que pudiera resultar favorable para tal efecto.
Un ejemplo de este recelo lo encontra;nos cuando Marulanda se pone
furioso porque se entera por los medios de comunicación de que el Comi-
sionado de Paz, Víctor G. Ricardo, se ha reunido con otras personalidades
"para estudiar algunas recomendaciones y mantener el principio de auto-
ridad en los cinco municipios objeto del despeje"293 • Le precisa al comisio-
nado que el término "principio de autoridad", dado que está referido a la
zona de despeje, tiene que ver directamente con la insurgencia, pues allí
son ellos quienes definen qué es la autoridad y qué principios la rigen.
Marulanda pretende hacer valer su condición de par y le advierte al pre-·
sidente que no puede decidir unilateralmente quién transita por La Uribe
y La Sombra. La entrada allí de comisiones de paz, Cruz Roja y entidades
de beneficencia social deberá pasar por su aprobación. Además, no acepta
ningún llamado de atención del Gobierno con respecto a la zona ·de des-
peje, pues ha escuchado por los medios de comunicación la desaprobación

293. Ibid.

-!- 135
por la visita a uno de sus campamentos de los senadores Amilkar Acosta,
Jaime Dussán y Piedad Córdoba. Para Marulanda se armó "una gran tem-
pestad en un vaso de agua"294 •
Marulanda señala que tiene derecho a hablar con quien le parezca, pues
hay "personas que desean conocer opiniones del movimiento guerrillero
sin comprometer la política oficial de los tres poderes"295 • Reconoce que
[ ... ] los diálogos están centralizados en cabeza del Gobiern~ Nacional pero con
todo ello tampoco es cierto que nadie pueda hablar con nosotros si tenemos en
cuenta que son muchas las personas que nos visitan todos los días en medio de
cualquier circunstancia política o militar296 •

Especularidad: Cuando un enemigo le exige al otro que lo trate como


un oponente en una simetría total, inmediatamente se pone en juego un
factor subj.etivo que podemos enunciar así:· todo se pasa como ante un
espejo. Esto supone que cada acción bélica que reciben las FARC por par-
te del ejército nacional debe ser respondida con otra de igual magnitud.
Además, cada incumplimiento se justifica diciendo que fue el otro quien
incumplió primero. La reciprocidad, y el ánimo de paridad desatan así un
"juego de espejos".
En el discurso enviado para la instalación de la Mesa de negociación en
el Caguán, Marulanda da ejemplos históricos en los que se fundamenta su
desconfianza en el Gobierno, y que exponen bien el fenómeno de la espe-
cularidad entre enemigos: ·
El caso más sobresaliente fue el de Urabá (Antioquia), cuando el Ejército ase-
sina a 25 guerrilleros. Cuando exigimos claridad del por qué la Fuerza Pública
violando acuerdos había hecho esa matanza, que no era cosa distinta que un
directo saboteo al proceso de paz, la respuesta que fríamente dieron los repre-
sentantes del Gobierno fue que la Constitución y las leyes facultaban al Ejército
oficial para poner a buen recaudo a quienes, sin pertenecer a la autoridad legí-
timamente constituida, portaran armas privativas de las Fuerzas Armadas297 •

294. Véase Manuel Marulanda Vélez, "Carta a Víctor G. Ricardo ante el inicio de los diálo-
gos de paz", 20 de octubre 1998. Documento Tomado de Biblioteca Conflicto y Paz.
F:in<lación Ideas para la paz (FIP).
295. Ibid.
296. Ibid.
297. Manuel Marulanda. "Discurso de Manuel Marulanda Vélez enviado para la instalación
de los diálogos del Caguán'', op. cit.

.$.- 136
L? respuesta de la guerrilla ante el ataque referido se llevó a cabo bajo
la forma de un espejo sangriento, pues atacaron una unidad militar en el
Caquetá, entre Puerto Rico y San Vicente del Caguán, causando aproxima-
damente el mismo número de muertos y heridos. Como era de esperarse,
la clase política del país condenó el hecho por "atentar contra la paz". La
lógica que entonces se instaló, a pesar de estar en el contexto de un diá-
logo de paz, fue la siguiente: "tú me haces esto, yo te hago lo mismo. Yo
soy hoy tu víctima, mañana tu verdugo en la misma proporción". En esto
consiste la lógica especular, lógica que es despiadada y sangrienta, pues su
acción se hace sin ninguna mediación simbólica superior que la regule o
detenga.
Jacques"Lacan298 enfatizó las consecuencias psíquicas de la lógica de-
finida por el imperativo de reciprocidad. La relación que se establece
con el otro, cuando lo predominante entre ambos es la especularidad
. ,
1
recíproca, es una relación que tiene estructura paranoica. Calificar de
paranoica una relación basada en la especularidad no apunta a patologi-
zarla, encuadrándola dentro de una categoría que remite a enfermedad
mental, sino a precisar que toda relación social en donde se verifique a
nivel discursivo e incluso en las conductas el predominio de la dimensión
especular, se basa en una dialéctica de la reivindicación y de los celos,
dialéctica en donde lo predominante es la confrontación, la traición y la
sensación de persecución y asedio por parte del otro299 • Este aspecto "es
conductualmente observable. Entre niños pequeños lo que sucede entra-
ña ese transitivismo fundamental que se expresa en el hecho de que un
niño·que le pegó al otro puede decir: el otro me pegó. No miente: él es
el otro literalmente"3 ºº·

298. Jacques Lacan, "El estadio del espejo como formador de la función del yo [Je] tal
como se nos revela en la experiencia psicoanalítica", Escritos l, Buenos Aires, Siglo
XXI, 1989, pp. 86-93.
299. Esta lógica revela que la construcción del enemigo no se trata únicamente de rela-
.' ciones de poder y de intereses políticos y económicos, sino que también hay unos
mecanismos psíquicos que entran en juego y entre ellos está el hecho de que "el yo
humano es el otro y al comienzo el sujeto está más cerca de la forma del otro que del
surgimiento de su propia tendencia". Véase Jacques Lacan, Las psicosis, El seminario,
Libro 3, p. 61.
300. Ibid.

-!.- 137
La extrema vigilancia de la paridad de los negociadores enemigos hace
que el diálogo se establezca en una especie de transitivismo psicológico.
El valor que tiene aquí la evocación de este término es metafórico, pues se
trata de un fenómeno de identificación que aparece en los niños y que es
tan pregnante que quien pega dice ser pegado, el que ve caer al otro llora,
lo que le ocurre al otro le ocurre también a él. No se afirma que la exigen-
cia de paridad en un diálogo conduzca a los enemigos a comportarse como
niños, sino que más bien promueve un gran recelo y apar~cen fenómenos
semejantes a los que se observan en los niños en una época en que predo-
mina entre ellos la indiferenciación.
Entre tales fenómenos está la ostentación y la prestancia que dan cuen-
ta de un repulsivo narcisismo en el que se manifiesta un predomino de la
imagen. Estos fenómenos se extienden hasta la vida adulta y son observa-
bles, por ejemplo, en aquellos comportamientos en donde los comandan-
tes de la insurgencia se presentan ante los medios de comunicación como
si fueran todopoderosos e intocables.

Negociación sin cese al fuego: Dice la insurgencia que en el Caguán el


Gobierno había propuesto inicialmente "conversar en medio de la gue-
rra"301. Este acuerdo excluía la zona de despeje, pero la confrontación
armada seguía en el resto "del territorio nacional"3º2 • Hablar sin cese
al fuego entre los enemigos tiene consecuencias y siempre habrá que
establecer hasta qué punto los dialogantes están dispuestos a asumirlas.
Cada que se producían por fuera del territorio despejado actos de guerra
por parte de la insurgencia, si reclutaban o secuestraban personas, el
Gobierno reaccionaba como si estos actos dieran cuenta de µna falta de
voluntad de paz.
Para la insurgencia esos actos guerreros tenían una significación contra-
ria a la que les daba el Gobierno: era tanta su voluntad de paz, que acep-
taban dialogar sin estar vencidos. La insurgencia hace valer que en la zona
de.despeje su ejército pueda moverse sin ninguna restricción:

301. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Carta abierta a Andrés Pas-
trana Arango sobre el despeje y otras exigencias para el diálogo", 3 de diciembre de
1998. Documento tomado de la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la
paz (FIP).
302. Ibid.

~ 138
Los entrenamientos militares son cotidianos en las FARC-EP; los ingresos de
jóvenes son voluntarios y no forzados, seguramente, lo anterior molesta a los
enemigos de la paz porque no han logrado entender que este proceso es dis-
tinto a los anteriores donde la insurgencia pactaba sin condiciones con el Go-
bierno, se sometía a las leyes vigentes y pedía a través 'd e la amnistía el perdón
y olvido303 •
Una consecuencia del diálogo sin cese al fuego es que la zona de despe-
je no sea solo para hablar sino también para entrenamiento militar y, por la
misma vía, hacer sentir el poder que les sirve de soporte para exigir paridad.
En la zona de despeje sólo se acepta del Gobierno un trato entre iguales,
no se aceptan exigencias, ni reparos u objeciones, convocan por ejemplo
a "estudiantes, comerciantes, banqueros, ganaderos"3º4, pues .dicen tener
derecho a hacerlo porque también son sociedad civil y "usted no nos puede
exigir nada, porque todavía no nos hemos sentado a la mesa"3º5 • · l
Estos cuatro elementos que se acaban de mencionar (la falta de homo-
geneidad en alguna de las partes, las exigencias de paridad, la especulari-
dad y la negociación sin cese al fuego) no explican por sí solos el fracaso
del diálogo. Se trata más bien de factores políticos y subjetivos que hacen
resurgir la agresividad latente entre los enemigos cuando ésta se encuen-
tra reprimida por las reglas de la diplomacia.

La desconfianza entre enemigos

Cuando un diálogo está marcado por fa reciprocidad agresiva y la espe-


cularidad, sin importar de qué índole sea la enemistad, ni quiénes sean los
actores, fácilmente entra a predominar una lógica que tiene por principio
la desconfianza y que invita a estar alerta ante los movimientos del otro.
Mientras la animalización en el discurso de aquel que pasa a ser
considerado enemigo absoluto cumple la función de ponerlo socialmente
en los peores lugares, la desconfianza se constituye en un componente

303 .. Manuel Marulanda Vélez, "Carta al Alto Comisionado para la Paz, respecto al. acuerdo
de reglas de juego en la zona de distensión". 10 de mayo de 1999. Documento tomado
de la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
304. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Carta abierta a Andrés Pastra·
na Arango sobre el despeje y otras exigencias para el diálogo", op. cit.
305. lbid.

~ 139
fundamental que sostiene y alimenta lo necesario de la enemistad. Ya
se dijo antes que la desconfianza no desaparece con el diálogo sino que
se reprime mientras reina la cordialidad, de ahí que no cese de retornar
como amenaza y que sea necesario que las partes definan qué lugar se
le reservará en el diálogo, o mejor, qué se hará con ella. Si reprimir no
es igual a destruir sino a expulsar de la conciencia, lo reprimido sigue al
acecho esperando el momento de retornar reverdecido.
Cuando los ideales de proceso de paz fracasan, la desco·nfianza reapare-
ce como residuo latente de la valoración negativa que se ha tenido del ene-
migo, es la manifestación de la intención agresiva escondida en la promesa
de diálogo. Cuandó en el diálogo se pasa de la alianza a la desconfianza,
todo cuanto provenga del enemigo será califkado de malo y éste será res-
ponsable de lo que se salga de lo programado, pues encarnará lo opuesto a
lo que creemos ser, lo cual es una simplificación negativa que hace ver que
lo que lo beneficia nos perjudica y viceversa.
El vaivén entre la alianza y la desconfianza es común en un diálogo
entre enemigos. Lo podemos ilustrar con dos cartas. Mientras en una carta
del 6 de mayo de 1999 reina la armonía del acuerdo, en otra carta abierta
de Marulanda a Pastrana, enviada el 26 de agosto de 1999306, de nuevo el
clima se enrarece. Marulanda dice que no acepta ningún condicionamien-
to distinto al que se pacte en la agenda común y ninguna regla de juego
que no sea pactada entre las partes. No acepta que haya
Comisión de Verificación Internacional por considerarla innecesaria y de in-
jerencia en los asuntos internos de Colombia, además porque nadie se puede
colocar por encima del bien y del mal mucho menos, para que nos digan qué
debemos hacer, si tenemos en cuenta la aprobación de una Agenda Común. Es
precisamente este condicionante el que tiene en suspenso la continuación307 •
Después de haber anunciado que ponen a disposición de la opinión pú-
blica los acuerdos pactados, surge una fuerte discrepancia: "hemos tenido
la.oportunidad de hablar personalmente por dos ocasiones e intercambiar
opiniones sobre la problemática nacional y su posible solución a corto y
largo plazo, teniendo como fundamento especial la búsqueda de la paz a

306. Manuel Marulanda Vélez, "Carta a Andrés Pastrana Arango sobre la Comisión de Ve-
rificación Internacional", 26 de agosto de 1999. Documento tomado de Biblioteca
Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP) .
307. !bid. .

~ 140
través del Diálogo"308 • Marulanda piensa que en esta búsqueda la otra par-
te la ha puesto en peligro al enviarle el 11 de mayo
una carta a través del Alto Comisionado para la Paz por instrucciones suyas,
proponiendo "las Reglas del Juego", que ni siquiera fueron mencionadas en di-
cho encuentro y que no han sido aceptadas por las FARC-EP por considerarlas
condicionantes en todo su contenido309 •
Marulanda insiste en que la Comisión de Verificación Internacional que
Pastrana propone no se acordó, pues si se revisa
la filmación y grabaciones del 2 de mayo, encontramos su propuesta pero no la
aceptación de nuestra parte de la comisión internacional. Por ello, es extraño
para mí e inaceptable, cuando se afirma personalmente y por los medios de
comunicación, que yo estoy incumpliendo lo pactado en Caquetania310 .
Si la desconfianza se potencia, el diálogo deja de ser un espacio de .~
concertación y se. convierte nuevamente en un escenario de disputa para
deslegitimar al otro. Esto se pUdo apreciar desde los inicios del proceso en
el Caguán, pues desde entonces se avizoraba que la palabra sería utilizada
no sólo para fa búsqueda de acuerdos, sino también para la descalificación
del enemigo, la cual se manifiestó usualmente en la forma de acusaciones
y reproches públicos. El discurso de Marulanda en la instalación de la mesa
de negociación se desarrolla entre la declaración de su optimismo ante el
proceso que inicia y la denuncia de crímenes y abusos cometidos por parte
del Estado en anteriores procesos de paz. ·Para evitar los errores del pasa-
do, las FARC llaman a que las ONG acierten en la elección de representan-
tes a través de "asambleas populares, p~ra que hagan parte del diálogo",
pues. dice que
los gobiernos no permitieron la participación del pueblo y dejaron toda la res-
ponsabilidad a los tres poderes [los cuales] nunca hicieron nada para materiali-
zar los acuerdos y menos aún para aclimatar la paz. En cambio, se enfrascaron
en constantes debates partidistas a favor de sus intereses personales, dando
t iempo de manera premeditada al desgaste político de las FARC-EP, para some-
ternos a la política oficial sin condiciones y por la fuerza, como lo intentaron
sin resultado alguno311 •

308.' Ibid.
309. Ibid.
310. Ibid.
311 . Manuel Marulanda. "Discurso de Manuel Marulanda Vélez enviado para la instalación
de los diálogos del Caguán", op. cit.

~ 141
El Otro no cumple los pactos, demora las reformas como estrategia para
desgastar políticamente a su enemigo y no hace nada para lograr la paz
con justicia social, pues defiende sus intereses personales por encima de
los colectivos y de manera calculada se enfrasca en debates inútiles para
someter sin condiciones al enemigo. Si el Estado disfraza de diálogo y ne-
gociación una política de sometimiento incondicional del adversario, hay
que desconfiar de su disponib~lidad al verdadero diálogo.
Es notable en los discursos de las FARC su tendencia' a criminalizar la
existencia de aquel a quien declara su enemigo, pues lo coloca por fuera
de toda justicia, legalidad, derecho humanitario, convención social y civili-
dad. De esta manera quedarán justificados sus actos de exterminio en con-
tra de quien es así definido. Al respecto se afirma por ejemplo que en el
[ ... ] proceso con el ex presidente Betancur también murieron a manos de la
Fuerza Pública, centenares de ciudadanos dei barrio Siloé, en Cali. La violenta
represión contra los trabajadores bananeros en Urabá (Antioquia); y poste-
riormente el asalto al Palacio de Justicia, donde un poder mató al otro, para
vergüenza de la democracia del Sistema312 •
El Estado, además, "ha querido sembrar de manera artificial amnesia
parcial en la mente de los colombianos, para que olviden estos hechos, los
que permanecerán latentes en la memoria histórica de nuestro pueblo"313 •
El enemigo quiere borrar de la mente del pueblo los recuerdos de sus in-
famias, pero Marulanda cree en una memoria histórica que sobrevive a las
tentativas de represión, también psíquica, del enemigo. ·
Esta desconfianza que se refleja en las acusaciones de las FARC fácil-
mente puede saltar al plano bélico. Hay una espacialidad simbólica que
da contexto a la enemistad, en ella se juega lo dicho en los discursos como
un campo semántico, pero también lo no dicho y entonces imaginarizado
como intención del enemigo, a la que se responde con actos reales qp.e
quieren anticiparse tácticamente en lo real a las suposiciones de lo que el
enemigo piensa, siente o hace. Se sospecha de lo dicho, se parte de una
interpretación de la intención del enemigo, de la que se deduce qué es él
para el otro -cómo me construye el enemigo, qué soy para él-, y con base
en esa suposición, elevada a la dignidad de certeza, se responde en la ac-
ción combativa.

312. Ibid.
313. Ibid.

~ 142
1
¡

l
.1

El debate entre enemigos


El Caguán se convirtió para el país en un lugar de controversia y debate
entre enemigos. Esto se revela al menos en tres vertientes:
1. Para algunos era una zona en la que se daba un encuentro cordial entre
contrarios, que aspiraban a reconocerse mutuamente como interlocuto-
res válidos para hacer posible un diálogo.
2. Hay otros para quienes era un infierno al que no se debería entrar, pues
al erigirse las FARC en amo y señor, a lo mejor se entraba pero no se
regresaba.
3. También hay quienes pensaban que era un lugar de diálogo aparen- j
te, pues en realidad los enemigos estaban allí buscando cómo hacerse
trampa y traicionarse. ,
1

Frente al proceso de negociación la insurgencia tiene una posición uni- J


!
i
ficada: reconoce que hay logros en la política de paz, considera que se ¡
debería asegurar al proceso una continuidad314, pasando por el cese al
fuego y por razones constitucionales que lo fundamenten. Con el diálogo
la insurgencia hace manifiesta su aspiración a consolidarse como "fuerza
político-militar" para disputar espacios de poder con los partidos tradi-
cionales315. A éstos los consideran en vía de debilitamiento y piensan que
además han constituido una oportunidad para que "el aparato de Estado"
construya una "alternativa política terrorista, neoliberal y proyanqui" 316•
La negociación es para la insurgencia un espacio de discusión y con-
solidación de apuestas políticas y una éarta de presentación para buscar
derrumbar el imaginario construido sobre ella en el exterior. En tal medi-
da, son múltiples los temas de controversia que se suscitan alrededor del
diálogo, como el narcotráfico, la reforma agraria y los problemas sociales
que afectan al pueblo colombiano.

314. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Memorando para la mesa de


diálogo sobre un cese al fuego y las hostilidades", 11 de mayo de 2000. Documento
. tomado de la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
315. Manuel Marulanda Vélez, "Intervención de Manuel Marulanda sobre cultivos ilícitos
en Los Pozos". 29 de mayo de 2000. Documento tomado de Biblioteca Conflicto y Paz.
Fundación Ideas para la paz (FIP).
316. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado congelando uni-
lateralmente los diálogos".12 de noviembre de 2000. Documento tomado de la Biblio-
teca Conflicto y Pa~. Fundación Ideas para la paz (FIP) .

-!- 143
Quieren hacerse escuchar de lo que llaman "comunidad internacional",
mostrarse al margen de las actividades que tengan que ver con el narco-
tráfico y la trasgresión de los derechos humanos. Afirman: "nosotros no
sembramos, ni cultivamos, ni traficamos, ni comerciamos con la coca"317
y sostienen que los cultivos ilegales son una labor del campesino que no
tiene más opciones ante la desprotección estatal. Dicen que en su organi-
zación armada no existe la política de retener menores ni desconocer el
Derecho Internacional Humanitario. ,
Después, el actual comandante en jefe reiterará:
Me ratifico sin vacilaciones en lo expresado por el Camarada Alfonso Cano en
relación a nosotros y el narcotráfico, Sin ínfulas de prestidigitador. Voy a aña-
dirle tan solo una cosa [ ... ] Si hay un oficio ingrato y malquerido es ser agente
del fisco. Crear un impuesto que grave a los compradores de pasta de coca
significa cobrarlo. Sucede que quien envía sus emisarios a buscar la mercancía,.
palabra de uso en su jerga, es la mafia crecida a la sombra del Establecimiento.
Se trata de personas que han adoptado una decisión en la vida, hacer la mayor
cantidad de dinero, en el menor tiempo posible, al precio que sea. Para pasarla
tan bien como los capitalistas esos que ven en el cine y la televisión. A quienes
también les salvan capitales en tiempos de crisis económica. Tratar con gente
así no es fácil [ ... ] No quedaba otro remedio que salirles al paso con algunas
medidas, como fijar sitios exclusivos de venta, entre otras. Sobre gestiones de
ese tipo es que nuestros enemigos/han edificado la leyenda. En realidad noso-
tros cobrábamos un derecho a las mafias por entrar a CO!llerciar en las áreas
de nuestra influencia. Ese tipo de relación, que no es precisamente de buenos
amigos, nos convierte en demonios"318 •
En la carta del 29 de enero de 2000 <lirigida al presidente Andrés Pas-
trana sobre la agenda común de las negociaciones y diversos aspectos del
diálogo, se le hace un llamado amistoso para que modifique la política
neoliberal instaurada por gobiernos anteriores y que ha tenido consecuen-
cias negativas para los colombianos, por ejemplo, el desempleo.
El Estado y'los industriales deberán invertir en lo inmediato en la solución de
los graves problemas sociales: la salud, la vivienda, la educación, los servicios
públicos, etc., para evitar movimientos sociales que por falta de atención ofi-
~ial, generen confrontación entre la Fuerza Pública y la población civil, víctima

317. Manuel Marulanda Vélez, "Intervención de Manuel Marulanda sobre cultivos ilícitos
en Los Pozos", op. cit.
318. Timoleón Jiménez, "Carta a Medófilo Medina", op. cit., p. 38.

~ 144
de las injusticias sociales; y para completar el cuadro, después los dirigentes
son asesinados por el paramilitarismo, expresión de la política oficial del Es- ·
tado319 •
Después recordará el actual jefe de las FARC que durante los diálogos
del Caguán,
Uno de los Acuerdos fundamentales a que llegamos se llamó la Agenda Común
por el Cambio para una Nueva Colombia, la relación precisa de los ternas que
ocuparían la discusión en la Mesa de Diálogos: El contenido de los acuerdos
de paz, la doctrina militar, las reformas democráticas al sistema político, el
modelo de desarrollo económico, el régimen tributario, el empleo y la atención
social, la tierra, la política de explotación de los recursos naturales, las rela-
ciones internacionales y el tratamiento social al problema del narcotráfico. En
tres años de conversaciones, el Gobierno se dio maña para que ni siquiera uno .,
de ~sos puntos fuera abordado en los diálogos [... ] Contrariamente a lo que
se comprometía en la Mesa, públicamente declaraba todo el tiempo que temas
como el Plan Colombia, los acuerdos de ajuste con el FMI, el Plan Nacional de
Desarrollo, las reformas constitucionales tipo régimen de transferencias, o le-
gales como el nuevo código minero, no hacían parte de ningún tipo de debate
con la gtierrilla320•
Un aspecto crucial en la carta de Marulanda ya citada es la denuncia de
las visitas de altos funcionarios de Estados Unidos a Colombia y viceversa,
con el fin de acordar una donación de Estados Unidos que sería utilizada
para el "Plan Colombia".
Nos manifestamos en desacuerdo con esta ayuda de los Estados Unidos; por-
que ante todo se requiere la ayuda para la inversión social y La Paz, y no para
incrementar más la confrontación con el beneplácito de unos pocos, directos
beneficiarios de la guerra. Por eso estamos haciendo lo posible y hasta lo impo-
sible, buscando salidas políticas para acabar con el conflicto social y armado,
por medio de las negociaciones en La Mesa321 •
Otro aspecto de controversia en la negociación fue la propuesta de Ley
de Canje por parte de las FARC. Un argumentó que según la insurgencia se

319. Manuel Marulanda Vélez, "Carta abierta a Andrés Pastrana Arango sobre fa Agenda
Común y diversos aspectos del diálogo". Op. cit.
320. Timoleón Jiménez, "Carta a Medófilo Medina", op. cit., p. 34.
321. Manuel Marulanda Vélez, "Carta abierta a Andrés Pastrana Arango sobre la Agenda
·Común y diversos aspectos del diálogo", op. cit.

-.!- 145
esgrimió en su contra fue que con esta ley se propiciaría que obtuviera el
estatus de beligerancia en el campo internacional, lo cual les permitiría
comprar armas a otros países y quedarse con un municipio o un departa-
mento. La insurgencia indica que no necesita dicho estatus para comprar
armas, ya que lo hacen sin éste, y que su proyecto es gobernar a toda Co-
lombia, no a un solo municipio. Admiten que han comprado armas en el
exterior, reiteran que su proy~cto es gobernar a todo el país y recuerdan
que el canje ya se había realizado anteriormente.· ',
La Ley de Canje se había incluido dentro de las propuestas de la agenda
como una posibilidad que "generaría mutua confianza y un gran impulso
al proceso de paz y de reconciliación nacional"322 • Esta ley, sin embargo,
aparecía en los medios como una estrategia para cimentar la credibilidad
y el valor de la vida utilizando criterios del Derecho Internacional Huma-
nitario, pero que ocultaba el problema del secuestro; se plantea como una
manera de garantizarles la vida a todos los prisioneros de guerra, de evitar
la ejecución de "planes para rescatar a los soldados y policías cautivos a
sangre y fuego y asesinar en las cárceles a los guerrilleros" 323 •
Las FARC constantemente acusán al Gobierno de no respetar o ser in-
consistente con respecto a acuerdos previamente establecidos. Así, por
ejemplo, la insurgencia le dice al presidente de la república que "necesita-
mos conocer si [ ... ] mantiene inalterable la política de paz que prometió
liderar en persona, durante la campaña electoral"324 • -La iµsurgencia piensa
que de su parte hay voluntad de construir símbolos de confianza, pero de
parte del Gobierno se presentan signos que debilitan la confianza y ponen
en riesgo el proceso.
Las FARC es categórica en no aceptar la intervención de Estados Unidos
en la problemática colombiana, porque abrirles las puertas a esta nación
y "al Fondo Monetario Internacional"325 significa aumentar la miseria y
destinar los recursos del Plan Colombia a la confrontación armada "con el

322. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Memorando para la mesa de


. diálogo sobre un cese al fuego y las hostilidades", op. cit.
323. !bid.
324. R,.aúl Reyes, "Intervención de Raúl Reyes", Los Pozos, 29 de enero de 2000. Documen-
to tomado de Biblíoteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
325. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado congelando uni-
lateralmente los diálogos", op. cit.

~ 146
pret~xto de exterminar el narcotráfico" 326. Este no es más que un ejercicio
de conspiración, sin motivos o causas aparentes, pues insisten en que los
cultivos ilícitos los manejan los campesinos ante la falta de apoyo y opor-
tunidades por parte del Estado.
De lo visto anteriormente se puede concluir que los diálogos fueron un
espacio más de confrontación con el enemigo, caracterizado por un cruce
constante de acusaciones que se prolongó durante casi cuatro años. No
sólo se expresaban públicamente los desacuerdos, sino que se intentaba
mostrar la opinión del contrario corno evidencia de su ilegitimidad. Antes
que promover la calma, este vaivén constante de denuncias y delaciones
terminó por desatar nuevamente la agresividad original que había sido
reprimida mediante las reglas del proceso de paz.

·326. Manuel Marulanda Vélez, "Intervención de Manuel Marulanda sobre cultivos ilícitos
en Los Pozos", op. cit.

.!,, 147
6
Ruptura del diálogo y giro discursivo

Con la ruptura del diálogo entre enemigos es común que la hostilidad


y los hechos de guerra se acrecienten. En este capítulo se desarrollará lo
que sucede después de la ruptura de los diálogos del Caguán, pues nos
sirve para mostrar por qué el diálogo entre enemigos es un arma de doble
filo, en qué sentido también puede servir para fortalecer la guerra, en qué
consiste el giro discursivo que se precipita y qué consecuencias concretas ·1
se producen.

La palabra: lacuerdo o agresión?

. Cuando dos enemigos se inscriben en la lógica especular, dominada por


los celos y la desconfianza, se torna necesaria la presencia de una instancia
tercera que se considere neutral y que contribuya metódicamente a una
separación que tranquilice la agresividad implicada en el atosigamiento en
juego. Lo que en el fondo quiere evitarse- cuando en caso de conflicto se
hace el llamado a un tercero o se conviene en distribuirse los espacios para
no encontrarse siempre tan cerca, es evitar que la especularidad agresiva
salga vencedora.
Desde el punto de vista subjetivo, la "base de rivalidad y competencia
en el fundamento del objeto es, precisamente, lo que es superado en la
palabra, en la medida en que concierne al tercero"327 • Mientras la palabra
evoque a un tercero se constituirá como lugar de pacto y acuerdo, pero si
por el contrario es empleada para incendiar los ánimos, dejará de concer-
nir la terceridad y, por lo contrario, se alineará con la especularidad, que
es donde pierde toda su eficacia simbólica.
En ese fracaso de la palabra en cuanto a su función simbólica, ·resulta
notable que "el carácter agresivo de la competencia primitiva deja su

327. Jacques Lacan_ El seminario. Libro 3. Las Psicosis (1955-1956), Buenos Aires, Paidos,
2007, op. cit., P- 61.

-$. 149

• • 1 • : ·.
marca en toda especie de discurso sobre el otro con minúscula, sobre el
Otro en cuanto tercero, sobre el objeto. No por nada testimonio en latín
significa testis, siempre se testimonia sobre los propios cojones"328 . El
hecho de que el testimonio implique un compromiso del sujeto y lucha
virtual, "entraña siempre la posibilidad de que yo sea intimado a anular
al otro. Por una sencilla razón: como el punto de partida de esta dialéc-
tica es mi alienación en el otro, hay un momento en que puedo estar en
posición de ser a mi vez anuládo porque el otro no está de acuerdo"329 • La
dialéctica del inconsciente, que no es otra que la dialéctica del discurso
por el hecho de que éste no es simplemente comunicación como acuerdo
entre las partes, "implica siempre como una de sus posibilidades la lucha,
la imposibilidad de coexistencia con el otro"330.
La imposibilidad de coexistencia con el otro es algo que siempre está
latente en toda relación con el mismo, debido a que no siempre es posible
el acuerdo por unanimidad, independientemente de cómo se caracterice
la relación con el otro. A manera de hipótesis, se podría afirmar que la
imposibilidad estructural de coexistencia armónica con el otro, es quizá
el rasgo fundamental que especifica, desde el punto de vista psicológico,
la enemistad absoluta. La especularidad imaginaria hace que reaparezca
la dialéctica del amo y el esclavo331, la cual se impone por encima de
las promesas políticas de paridad. Esta dialéctica es un elemento más
que hace parte de la estructura de la construcción del enemigo, pues la
constitución del mundo humano en tanto tal, único e11 donde existe la
enemistad, "se produce en una rivalidad esencial, en una lucha a muerte
primera y esencial"33 2.

328. Ibid., p. 62.


329. lbíd.
330. Ibid.
331. El amo apostó a privar al esclavo de su goce, "se apoderó del objeto del deseo en tanto
que objeto del deseo del esclavo, pero perdió en la misma jugada su humanidad". Esto
quiere decir que en esa operación ladrona del amo al esclavo, operación en donde
originariamente no era tanto el objeto de goce "sino la rivalidad en cuanto tal" la que
~staba en juego, el amo perdió su independencia porque su humanidad quedó condi-
cionada al reconocimiento del esclavo. Según Lacán, "el esclavo reconoce al amo, y
tiene pues la posibilidad de ser reconocido por. él. Iniciará la lucha a través de los
siglos para lograrlo". Jacques Lacan, "El Otro y la psicosis". En: El seminario. Libro 3.
Las Psicosis (1955-1956), Buenos Aires, Paidos, 2007.
332. Ibid.

~ 150
Es.obvio que entre enemigos una condición de todo diálogo es la renun-
cia a la propia agresividad de las partes, para permitir que acontezca una
experiencia de palabras. Pero el psicoanálisis advierte que esa renuncia a
la agresividad no significa su desaparición sino su puesta en juego en un
nivel distinto> el de la construcción de un logos· entre dos o más dialogan-
tes que muchas veces sólo cubre la agresividad inicial.
Se supone que dos enemigos inmersos en un diálogo se comprometen
a hacer que prevalezca la vía racional sobre la vía de las pasiones. Pero,
como recuerda el psicoanalista Jacques Lacan: "desde los tiempos en que
Trasímaco hizo su salida demente al principio del diálogo de La República,
el fracaso de la dialéctica verbal no ha hecho sino demostrarse con harta
frecuencia" 333 • Lo que se espera de todo diálogo tiene una inspiración pla-
tónica> consiste en que de la confrontación civilizada de dos razones en
desacuerdo puede llegarse a un acuerdo si las partes modifican sus posi- 1
ciones iniciales en esa experiencia de intercambio. Entre la insurgencia y el
Gobierno esto no sucedió, pues a cada momento se acusaban mutuamente
de estar incumpliendo en algún aspecto los acuerdos establecidos y de no
tener voluntad de paz. Cuando lo acordado en un diálogo entre enemigos
no se traslada a la lógica de la vida de cada contrincante, lo que se prepara
mientras se dialoga no es la paz sino cómo hacer la guerra de manera más
brutal.
Platón ilustra el fracaso de la ilusión del cambio de las posiciones inicia-
les cuando Trasímaco, quien sostenía que el derecho se funda en la fuerza
y que lo justo no es otra cosa que lo que es conveniente y útil al poderoso,
sale fµrioso del diálogo. De esta manera, queda ilustrado que cuando la
dialéctica del diálogo se ve penetrada por las pasiones, se asiste al estruen-
doso fracaso de la mayéutica verbal y esto tiene diversas consecuencias ve-
rificables objetivamente. ¿Quién rompió el diálogo unilateralmente y salió
furioso? Aquel que decidió finalmente ejercer la fuerza y consideró justo
someter al enemigo a través de las armas.
Entre la insurgencia y el Gobierno hubo un diálogo al que le antecedió
la desconfianza, palabra que por ser bastante cercana a la traición se evoca
entre los enemigos cada vez que se desata alguna controversia. Mi~ntras
la desconfianza reine en el discurso sobre el enemigo, se le acusará de ser

333. Jacques Lacan, "La agresividad en psicoanálisis". En: Escritos 1, Buenos Aires, Siglo
XXI, 1989, p. 99.

~ 151
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preso de las pasiones más bajas, por ejemplo, que es un tramposo que en-
gaña e incumple lo pactado, o es alguien a quien no hay que darle crédito
a nada de lo que promete. En los casos en que pasa a predominar esta idea
del enemigo, se acaban las condiciones mínimas para una negociación.
Es común que una de las partes tenga como percepción de sí misma la
honorabilidad y la honradez. En tal caso el otro pasará a ser un forajido,
sospechoso de querer el mal .camuflándose en la retórica del bien. Como
esta es la forma discursiva de no reconocer la reciprocidad, solamente po-
drá haber relación con lo idéntico a sí mismo. La posición predominante
en estos casos será rechazar el otro que encarna la alteridad, pues no se
soporta que venga a concretar lo diferente de sí.
lEn qué momento entra a predominar la lógica que se acaba de evocar
en el discurso sobre el enemigo?
l. En el momento en que se presenta la ruptura del diálogo con el ene-
migo.
2. Cuando se le propone dialogar como enemigo vencido.
3. Cuando se declara que el enemigo no merece ni siquiera la oportunidad
del diálogo y que más bien hay que someterlo por la fuerza.
La insurgencia no relaciona el diálogo con la posibilidad de lograr un
ce-Gobierno con el enemigo, sino que su objetivo es una modificación de
las estructuras del Estado. En la zona despejada para conversar, la insur-
gencia se propuso mostrarle en acto a su enemigo que estaba en condicio-
nes de gobernar en paz y que el verdadero infierno se vivía por fuera del
lugar en donde se estaban reuniendo. Esta es una manera de constituir
al enemigo como alguien que de facto no sabe gobernar con una paz au-
nada a la justicia social, tal como ellos supuestamente sí son capaces de
hacerlo.
La insurgencia implanta su autoridad en los municipios despejados y es-
tablece un laboratorio de lo que sería su forma de gobernar en el resto del
país. Ceder por parte del Gobierno en este aspecto equivalía para la cúpula
mil~tar y los sectores que después configuraron la parapolítica a premiar a
la insurgencia, dejando bajo su dominio una parte del país.
EL guerrillero Gabriel Ángel argumenta que más "de veinte mil colom-
bianos que han pasado por las audiencias públicas en Villa Nueva Colom-
bia, hemos escuchado más de veinte mil veces también su propio relato

~ 152
acerc;;i de los temores que abrigaban al llegar aquí"334 • Concluye que esas
personas, contrario a lo que les dijeron, comprueban que allí no se escon-
den enemigos sino amigos. A todo el que va se le derrumban las ideas
·negativas que llevaba y más bien el peligro es quedarse por su propia vo-
luntad. Con el despeje, Caguán e insurgencia se ligan.íntimamente en una
gran amistad; es así como esta última, por contraste con lo que sucede en
otras partes del país, instala un modelo de Gobierno que se caracteriza por
construir el ideal de "un remanso de paz, en donde la gente trabaja y vive
uormalmente"335 •
En donde los enemigos se reunieron para dialogar, "no hay un juez, ni
un fiscal, ni un soldado, ni un policía, ni batallones del ejército o la arma-
da, ni bases de la fuerza aérea, ni cuarteles paramilitares protegidos por
todos ellos"336 • Cuando la presencia del Gobierno es de preferencia arma-
da, un ejemplo de ello sería Barrancabermeja, no hay paz sino un régimen
de terror y espantosas masacres, donde "la amenaza de morir asesinado
paraliza la denuncia" y donde "el pensamiento independiente se ve obliga-
do al exilio o al silencio"337 •
La insurgencia, en el comunicado al día siguiente de la ruptura de los
diálogos, declara que:
En los tres años de despeje en los cinco municipios, las FARC-EP construyó [... ]
más de mil kilómetros [de carretera] construidos con sus respectivos puentes
y alcantarillas en las vías La Sombra-Macarena; Macarena-Vistahermosa; La
Julia-La Uribe; Llanos de Yarí-Cartagena del Chairá; Las Delicias-Guayabera y
la pavimentación de la mayoría de calles del casco urbano de San Vicente del
Caguán con apoyo de la comunidad338•

334. Gabriel Ángel, miembro del comité temático de las FARC-EP. "El caso no es terminar
con la zona de despeje sino despejar el resto del país de los verdaderos asesinos: San
Vicente del Caguán y Colombia, dos situaciones distintas", 20 de octubre de 2000.
Recurso electrónico disponible en: http://www.mail-archive.com/marxism-unmode-
rated@lists.wwpublish.com/msgOOl 16.html, consultado el 10 de agosto de 2010.
335. Ibid.
336. Ibid.
337. Ibid.
338. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado de los voceros de
las FARC-EP mesa de negociación", 21 de febrero de 2002. Documento tomado de la i
Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP). 1
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Y agrega: "El arreglo de pistas de aterrizaje que ya existían con licencia
de operación de la Aeronáutica y la construcción de locales comunales,
tampoco puede ser presentado como argumento para acabar con los de-
seos de paz de los colombianos"339.
Además de mostrarse como soberanos del Caguán, las FARC acusan al
Gobierno de hacer la guerra valiéndose de sus Fuerzas Armadas y del pa-
ramilitarismo. En tal medida, afirman que la zona de despeje hace rabiar
a los dueños del Estado porque "no tienen cabida sus sangrientas dentella-
das"340. Se debería entonces despejar al resto del país de "los verdaderos
asesinos". El enemigo no estaba entonces concentrado en el Caguán sino
fuera de allí, cuestión que "está moviendo al establecimiento en bloque
a apostar a la guerra total sin disimulos"341 . Aparece por primera vez la
expresión "guerra total", término que es empleado por la insurgencia para
definir la manera en que son enfrentados por el Gobierno-enemigo a partir
de la ruptura de los diálogos.

Guerra total

Allí donde se radicaliza la enemistad, se debilita el poder civilizador de


la palabra y el discurso es empleado para alentar el pasaje al acto guerrero.
Entre los significantes que emplea las FARC para definir lo que se desata
después de la ruptura de los diálogos, acaecida el 20 d.e febrero de 2002,
está el de "guerra total". Esta expresión es introducida por la insurgencia
para denotar un giro discursivo al romperse el diálogo y describe particu-
larmente sus relaciones con el Gobierno de Álvaro Oribe. La construcción
consecuente es la de un enemigo radicalizado que los obliga a responder
con igual violencia. Guerra total es también lo que ellos harán al Gobierno,
luego de que éste cerrara de modo definitivo las negociaciones, la posibili-
dad del intercambio humanitario de prisioneros de guerra y la posibilidad
de retomar la agenda de las negociaciones. A juicio de las FARC, la guerra
total del Gobierno se manifiesta de varias formas:

339.<Ibid.
340. Gabriel Ángel, miembro del comité temático de las FARC-EP. "El caso no es terminar
con la zona de despeje sino despejar el resto del país de los verdaderos asesinos: San
Vicente del Caguán y Colombia, dos situaciones distintas", op. cit.
341. !bid.

~ 154
1. M<ignificando "supuestos éxitos en las operaciones militares contra la
insurgencia"342 •
2. "Gran parte de la gente que presentan al país y al mundo por los medios
visuales y escritos como guerrilleros capturados o muertos por las tro-
pas del Estado son honrados y humildes trabajadores civiles"343 •
3. En su "desespero por mostrar inexistentes resultados militares contra
la guerrilla"344, el Gobierno vincula gente del común "a las redes de
delatores, servicios de inteligencia, soldados campesinos, voluntarios
y cooperantes del ejército y la policía"345 , a cambio de recibir sumas
importantes de dinero "por señalar o calumniar supuestas personas ino-
centes, con lo que además pretende sustentar deleznables montajes y
falsas acusaciones"346 •
4; El engaño de Uribe "a nacionales y extranjeros, diciendo que su Gobier- 1
no está abierto· a los diálogos"347 •
5. La apertura al diálogo es con los paramilitares y en compañía de éstos
se atropella "la dignidad humana [ ... ] en desarrollo del 'Plan Patriota',
diseñado y dirigido por el Comando Sur del Ejército de los Estados Uni-
dos"34s.
6. A partir de la aprobación de la primera reelección de Uribe, la seguri-
dad democrática tomó "el rumbo de una dictadura cívico militar"349 •

342. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Comisión Internacional de las


FARC-EP, "Comunicado de las FARC-EP", 22 de enero de 2003. Recurso electrónico
disponible en: http:// reliefweb.int/taxonomy/ term/842, consultado el 10 de agosto
de 2010.
343. Ibid.
344. Ibid.
345. Ibid.
346. Ibid.
347. Ibid.
348. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado Bloque Oriental
José María Córdoba", 1 de diciembre de 2004. Documento tomado de la Biblioteca
Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
349. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Comunicado sobre la reelección de Uribe", 30 de octubre de 2005. Recurso
electrónico disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id=1012, consultado el
10 de agosto de 2010.

~ 155

...
: '..
7. Burlarse del principio de no reelección inmediata y de "la prohibición
de todo tipo de reelección por la Constitución del 91"350, gracias a la
maquinaría de que dispone, a la ayuda de las mayorías del congreso y
de las altas cortes.
Con la ruptura se modifica la concepción del enemigo que se mantuvo
con altibajos durante el diálogo. El presidente Andrés Pastrana le retira
públicamente el estatus político a las FARC y éstas dejan de ser en el dis-
curso un interlocutor válido al que se le reconoce su carácter de opositor
insurgente.
Las FARC pasan de opositoras a grupo terrorista que se aprovechó de la
generosidad del Gobierno y tiró por la borda la oportunidad que se le ofre-
ció. Entretanto, el Gobierno recibe aprobación desde diversos sectores na-
cionales e internacionales 351 • Parece haber acuerdo en que la eliminación
del diálogo y la posesión de la guerra era lo necesario en ese momento. El
diálogo quedó como un acto fallido de lograr la paz por vía civilizada y la
salida militar se encumbra como la más prometedora para solucionar el
conflicto armado.
Las FARC emiten un comunicádo en el cual responden a la alocución
presidencial alusiva a la ruptura, cuyo objetivo es el mismo de siempre:
mostrar que el otro viola los acuerdos. Acusan al presidente de haber to-
mado la decisión "unilateral"352 de dar por terminado el diálogo y de haber
incumplido el pacto de bilateralidad. Pero como ya no son escuchados,
ahora tienen un plazo perentorio para salir de la zona de despeje.
La ruptura destruyó la continuación de la discusión sobre el cese al fue-
go y de hostilidades, algo que la mayoría del país esperaba como resultado
concreto del diálogo. Se destruye lo que se hubiera constituido en la prue-
ba más contundente de que ambas partes tenían voluntad de paz.

350. Ibid.
351. Fue el mismo día del Comunicado de las FARC-EP: "la decisión presidencial de rom-
per el proceso de paz con las Farc fue respaldada ayer por Estados Unidos y España,
la Unión Europea, la OEA, los países del Grupo de Rio, la Iglesia Católica y diversos
. sectores del país. Entre tanto, la ONU y gobiernos como el de Venezuela lamentaron
la decisión". Eltiempo.com, "apoyo mundial a Pastrana", 22 de febrero de 2002, El
Tiempo. Recurso electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/docu-
mento/MAM-1376236, consultado el 21 de agosto de 2013.
352. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado de los voceros de
las FARC-EP mesa de negociación", 21 de febrer'o de 2002, op. cit.

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1
El, Comunicado de las FARC declara que un medio del enemigo es igno- ¡
rar "deliberadamente"353 sus propósitos. Es el estilo de disputa en el que
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cada uno endilga la responsabilidad al otro: "fuiste tú, no yo". Según las
FARC, los compromisos de los que habla el presidente son inexistentes y en l¡
realidad ellos no están incumpliendo nada. · 1
i
De nuevo aparece el escenario imaginario en el que no se admite nin-
guna responsabilidad y es el otro el culpable del fracaso. El otro viene de
nuevo a encarnar el mal radical, y ahora el que se considera la encarnación
del bien puede justificar su intención de exterminio.
Para las FARC el Gobierno es un hipócrita, pues mientras les pide "buena
conducta y gestos de paz"354 fortalece la Policía y las Fuerzas Militares. Un
antecedente de la ruptura es que luego de que las FARC dan muerte a tres
indigenistas norteamericanos, Estados Unidos se margina del proceso de
paz en tanto país mediador o testigo, cuestión que representó una presión
. ,
externa muy fuerte en contra del diálogo. Otro elemento que antecede a la
ruptura, y que ya fue evocado anteriormente, es que con la aprobación del
Plan Colombia se extiende la lucha contra el narcotráfico a la lucha contra
la insurgencia. Dialog?r en medio de la guerra tiene el inconveniente, para
sus propósitos, que si bien en el discurso se modera el tono, en los hechos
la lógica guerrera se mantiene intacta entre los adversarios.
Para las FARC el Plan Colombia es una muestra más de sumisión a los
Estados Unidos por parte del Gobierno colombiano. Las dos partes estaban
comprometidas en el diálogo, pero al mismo tiempo se dedicaron a pensar
en cómo hacer la guerra de manera más efectiva en caso de que aquél fra-
casara. Las FARC siempre consideraron al Gobierno incapaz de gobernar
de manera soberana respecto de los Estados Unidos y para éste aquéllas
nunca dejaron de tener la intención de engañar al país. Este punto de quie-
bre se mantuvo latente y tal vez no se superaría en parte sino con un pacto
de cese al fuego, cese que muere como posibilidad con la ruptura.
Con respecto a las fotos donde el presidente muestra la supuesta des-
trucción en la zona de despeje, las FARC señalan que es "un despropósi-
to"m y lo desmienten enumerando una serie de hechos constructivos. Las

353. !bid.
354. Ibid.
355. Ibid.

-t- 157
dos partes en conflicto se presentan como almas bellas y por ello siempre
es el otro el que destruye y oculta sus verdaderas intenciones.
Al presidente lo califican de mentiroso, lo negativo que dice de ellos es
un adefesio, algo salido de tono, propio de un hablar a tontas y a locas. Es
tan mentiroso el Estado, que las imágenes usadas para mostrar la destruc-
ción en la zona de distensión eran las del edificio del DAS destruido años
antes por la mafia356 • Dicen qµe el presidente manipula a los colombianos
que no reconocieron esas imágenes.
Mientras el presidente muestra las fotos de lo supuestamente destruido,
las FARC hacen un balance de lo construido en la zona de despeje, que
para ellos era el modelo de cómo debía ser Colombia entera. Señalan que
el presidente: "solo busca ocultar las verdaderas razones de su decisión"357 •
La decisión de ruptura no fue como tal suya, así la haya pronunciado, sino
"haciendo eco de los mandos militares", es ·decir, que su alocución fue un
eco de otra voz.
Según el grupo insurgente, detrás del presidente están las Fuerzas Ar-
madas y algunos sectores económicos como el de la ganadería. Algunos
políticos que participaron de las ·comisiones de notables para proponer
soluciones a los impases de los diálogos o puntos para la agenda de nego-
ciación, ya como candidatos presidenciales quisieron servirse de los con-
gelamientos y fallas de los diálogos como campaña electoral, particular-
mente Álvaro Uribe Vélez, Horado Serpa y, en menor.intensidad, Ingrid
Betancur.
Las FARC constatan con la ruptura que el enemigo siempre retorna al
mismo lugar: "una vez más"358 algo vuelve del lado del otro pé!.ra obstaculi-
zar, mientras que para ellos el enemigo se ha homogenizado como un todo.
Ya no es un sector u otro, es toda la oligarquía la que impide el cambio, que
se opone a lo nuevo para quedarse instalada en lo viejo.
El actual jefe de las FARC recuerda el fin de la ruptura de los diálogos
así:
Hablando del Caguán, lo invito profesor a realizar un desprevenido estudio
histórico de los Acuerdos que posibilitaron la zona de despeje y los diálogos

356. Ibid.
357. !bid.
358. lbid.

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cumplidos allí. A la luz de las reglas pactadas con Pastrana, haciendo caso omi-
so de las malintencionadas campañas de prensa, no puede encontrarse un solo
hecho de parte nuestra que signifique una violación a las mismas. Fue el Estado
quien hizo valer su tesis de dialogar en medio del conflicto, lo cual quería decir
que por fuera de la zona de despeje la guerra continuaría con toda su crudeza.
La propia Defensoría del Pueblo se encargó de declarar que las supuestas pistas
que mostró Pastrana en fotografía para justificar el fin de la zona, eran en rea-
lidad antiguas carreteras. Pero la embestida mediática adquirió tal dimensión
en contra nuestra, que Osama Bin Laden o Hussein resultaban ángeles compa-
rados con nosotros359.

Desolación del fin y enemistad que mata

· Las FARC se sentaron a la mesa con los once puntos que presentaron
como su hoja den.ita, que había sido elaborada desde el 3 de abril de 1993,
como "Plataforma para un Gobierno de reconstrucción y reconciliación
nacional, durante la VIII Conferencia Nacional Guerrillera Comandante
Jacobo Arenas".
Las FARC dan por sentado que el verdadero objetivo de la ruptura fue
el de "escaID;otear al pueblo"360 la discusión de los temas fundamentales
que guiarían hacia la Nueva Colombia y evitar los cambios en la vía inicia-
da en la agenda común. Los documentos, su hoja de ruta y los acuerdos
comunes los dejan las FARC en manos de los sectores simpatizantes y por
supuesto en manos del pueblo, de aquellos que creen en la solución nego-
ciada.al "conflicto social armado", nominación que ellos dan a la guerra
interna.
Una manera de las FARC autodefinirse es decir que la paz con justicia
social es para el grupo un valor superior, no los asiste una voluntad de
guerra, motivo por el cual se dirigen al pueblo al que suponen desanimado
con la ruptura, le hacen llegar "una voz de aliento" y lo animan a continuar
la lucha organizada, a movilizarse para la solución de los problemas que
quedaron por resolver y de los que hacen un inventario: "desempleo, falta
de educación, salud, vivienda y tierra para los campesinos [ ... ] , libertades

359 . Timoleón Jiménez, "Carta a Medófilo Medina", op. cit., pp. 33-34.
360. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado de los voceros de
las FARC-EP mesa ct; negociación", 21 de febrero de 2002, op. cit.

~ 159
políticas, democracia y soberanía nacional, por un nuevo Gobierno que
reconstruya y reconcilie la Nación"361•
Las FARC reafirman la autoidentidad ideológica y polítíca362, haciendo
una referencia a su continuidad en la lucha por la defensa de los intere-
ses del pueblo, y marcan al final un desdén por los calificativos que sus
enemigos quieran darle. Recuerdan los logros obtenidos en los diálogos:
la agenda común de discusión de lo fundament~l. Deve!an los medios del
enemigo, en este caso, la ruptura como maniobra en contra del pueblo
colombiano.
Que en la alocución el presidente ligue la guerra de las FARC con el
narcotráfico y los convierta en "narco-guerrilleros", implica que pasan a
ser vulgares traficantes de drogas que buscán el propio beneficio y no el
beneficio ,del pueblo, tal corno lo promueven. Esta denominación del Otro,
dicen las FARC, devela una intención de degradarlos e ignora sus plantea-
mientos anteriores respecto del tráfico de drogas, el cultivo de la hoja de
coca y sus propuestas de solución del problema; posición que había· sido
expuesta, meses antes, durante la audiencia pública y con testigos inter-
nacionales, cuando proponían un experimento de erradicación manual de
cultivos y de sustitución de los mismos, pero por fuera de la zona de dis-
tensión, lo que querría decir tácticamente anexar un departamento más a
su dominio.
Las FARC caracterizan de nuevo al enemigo como aquel que "siempre
se hizo el de los oídos sordos"363 • Sordo ante las treinta mil personas que
acudieron a las audiencias a plantear soluciones y ante personajes como el
secretario de Naciones Unidas y el presidente de la Conferencia Episcopal
que insistieron en esos cambios. ·
Finalmente, el comunicado sobre la ruptura es un llamado a los países
amigos a continuar buscando la solución dialogada al conflicto armado.
Las FARC invitan a estos países a distanciarse "del coro guerrerista" in-
ternacional que los Estados Unidos querían imponer a Colombia "con el
pretexto de combatir el terrorismo"364• Las FARC habían sido incluidas en
la lista de la línea del mal de los grupos terroristas del planeta.

361. Ibid.
362. fbid.
363. Ibid.
364. Ibid.

...!- 160
En el Comunicado del 1 de Marzo de 2002 las FARC interpretan la rup-
tura como una nueva declaratoria de guerra: "Termina el mes de febrero
de 2002 con la declaratoria de guerra del presidente Pastrana, que puso fin
a los diálogos con las FARC-EP, creando una nueva etapa de violencia esta-
tal en la vida política nacional que nadie sabe en qué pueda terminar"365 •
También emerge la idea de que el terrorista es el Estado, denunciando
las acciones gubernamentales de los últimos días para recuperar la zona:
En el área de los cinco municipios han sido arrojadas centenares de bombas,
cada una de 250 y 500 kilogramos de explosivos, que han causado incendios
forestales, destruido carreteras, puentes, salones comunales, casas de campesi-
nos y el asesinato de 3 civiles, dos de ellos niños, y heridas a otros cuatro, entre
ellos una señora en estado de embarazo. Es una clara expresión del terrorismo
de Estado que se ensaña contra la población y la infraestructura al servicio de
las comunidades, mientras le reclama a la insurgencia por su accionar en res-
puesta a la violencia estatal366 •
Los entonces candidatos pasan a ser para las FARC "pregoneros de gue-
rra camuflados tras un discurso de paz"367 • Esta manera de concebirlos
descarta la posibilidad de negociación con el siguiente Gobierno. Sobre
todo porque encuentran que al exigirles gestos unilaterales, sin mencio-
nar "para nada la necesidad de cambios que beneficien al pueblo en lo
económico, político y social y defensa de la soberanía nacional"368, repiten
fórmulas anteriores. Las FARC se reafirman en su identidad de defensoras
de los intereses del pueblo y en su decisión de guerra y de no dejarse con-
dicionar por el enemigo.
Finalmente las FARC, ocho días después de la ruptura de los diálogos,
hacen el balance de la situación, aclaran a los destinatarios del comunica-
do que "el pueblo colombiano no quiere la guerra". "La guerra siempre le
ha sido impuesta desde arriba por la oligarquía liberal-conservadora, como
una forma de perpetuar sus privilegios de clase, asegurar las medidas eco-
nómicas que favorecen a los ricos y acrecentar las ganancias del complejo

365. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado sobre las condi-
ciones de la ruptura del acuerdo de paz", 1 de marzo de 2002. Documento tomado de
la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
366. Ibid.
367. !bid.
368. Ibid.

~ 161
industrial militar" 369 • Insisten en ponerse como víctimas del enemigo que
les obliga a optar por la vía armada. En el comunicado se despiden con
una consigna que sella el destino fatal de sus dirigentes y define su nueva
posición frente al enemigo: "Siempre recordando al Che cuando afirmó
que en una revolución se triunfa o se muere"370 •
En la guía para el trabajo del Movimiento Bolivariano por la nueva Co-
lombia del día 28 de Marzo de 2002, aparece una interpretación más de la
ruptura, endilgando de nuevo la responsabilidad al enemigo:
Los pretextos del Gobierno para justificar la finalización de los diálogos, gi-
raron a lrededor de avatares bélicos de una confrontación en la que aún no se
había llegado a ningún acuerdo sobre cese de fuegos y de hostilidades. Faltó
estatura política en el Gobierno para avanzar en medio de las dificultades por-
que desechó una visión estratégica de paz y analizó con el tamiz oportunista
de unas elecciones 371 •
El discurso adquiere entonces un tono apocalíptico: "El incendio de la
guerra sumado a la crisis general de las instituciones amenaza desastre
para Colombia"372 • Acto seguido dan una interpretación macropolítica de
la ruptura de los diálogos y el cambio de su propio estatuto frente al ene-
migo:
Luego de los sucesos del 11 de septiembre, y para corresponder a las exigencias
de la Casa Blanca, Pastrana rompd con los diálogos de paz y de la noche a la
mañana nos convierte en terroristas, cuando todo el tierppo anterior fuimos
considerados por él mismo como organización política beligerante; al calificar
de terrorista a las FARC el Gobierno no tomó en cuenta que estaba escupiendo
para arriba. Es que la oligarquía colombiana sueña que la cruzada antiterrorista
del imperio, el nuevo pretexto para someter por la fuerza a los pueblos del mun-
do, es su tabla de salvación frente a la creciente presión de millones y millones
de compatriotas que exigen ya justicia social y cambios de estructuras373 .

369. Ibid.
3'70. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Guía para el trabajo del Movi-
miento Bolivariano por la Nueva Colombia'', 28 de marzo de 2002. Documento toma-
do de la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
371. lbid.
372. F,uerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Sobre las causas y consecuen-
cias de la ruptura del proceso de paz, abril de 2002. Documento tomado de la Biblio-
teca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
373. lbid.

.-!.- 162
Es.e mismo cambio de estatuto lo denuncian las FARC en un comunica-
do enviado a todos los países facilitadores de los diálogos y que acogie-
ron a la comisión de insurgencia y Gobierno en su gira europea. El 6 de
mayo de 2002, en una carta abierta a Francia, Suecia y la Unión Europea,
dicen:
En el curso de los tres años y medio de Diálogos, fuimos para el actual Gobier-
no dignos interlocutores políticos y reconocidos nacional e internacionalmente
como la oposición política armada al régimen gobernante, pero una vez decidi-
da la liquidación de las conversaciones por parte del Gobierno, éste determina
declararnos "terroristas" [ ... ] como si el carácter político de nuestra organiza-
ción dependiera del estado emocional del gobernante de tumo, y no de 38 años
de lucha por conquistar cambios en las estructuras del Estado y en las esferas
políticas, económicas y sociales de nuestro país374.
· Su enemigo, más allá del gobernante de Colombia, tiene ahora un nom-
bre propio: "Bush; quien a partir de los hechos del 11 de septiembre, divi-
dió al mundo en amigos y enemigos, partiendo únicamente de los intereses
imperiales de los Estados Unidos de América"375 •
El 9 de julio de 2002, en un recuento de las tentativas fracasadas de
' diálogos de paz, el secretariado del estado mayor de las FARC responde al
Gobierno y explica al pueblo que
Todos los esfuerzos anteriores han sido en vano: los espacios políticos que se
han logrado abrir (como fue el caso de la Unión Patriótica, donde selectiva-
mente cayeron asesinados bajo las balas del terrorismo de Estado más de 4.500
líderes de ese Movimiento) han sido barridos a plomo por la intransigencia y
el ~iedo que les tiene la corrupta casta dominante a los cambios sociales que
favorezcan a los sectores populares, porque son conscientes, que esos cambios
implicarán para ella, pérdida de privilegios de clase. En todos los intentos que
hasta ahora han hecho las FARC para encontrar una salida política al conflic-
to social y armado que padece Colombia, siempre se han encontrado con la
misma actitud del Estado y sus representantes: ausencia total de un verdadero
proyecto de paz con justicia social, y una negativa casi instintiva, a cualquier
propuesta de cambio que haga la insurgencia, por insignificante que sea. Sola-
mente llevan a la Mesa una bien definida estrategia de guerra, para imponerle

374. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Carta abierta a Francia, Suecia
y la Unión Europea", 6 de mayo de 2002. Documento tomado de la Biblioteca Conflic-
to y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
375. !bid.
a la guerrilla la paz del Estado y a empellones reinsertarla a la vida civil, a
cambio de nada 376 •
Finalmente, al referirse al presidente Álvaro Uribe Vélez, las FARC le
tratan de Gobierno fascista y se autodefinen en oposición al mismo: "de-
mocráticos, antineoliberales, con un programa de paz y con intereses de
conducir el país hacia la esperanza, soberanía y justicia social"377 •
El actual comandante de las FARC dice al respecto:
[ ... ] lo que ha sufrido nuestro país durante décadas es la siniestra práctica
fascista de seguridad nacional con traje de democracia. Esa no cambia porque
el Presidente haya sido Valencia, Belisario (lrecuerda el Palacio de Justicia?),
Gaviria, Samper, Uribe o Santos. Mientras los colombianos en conjunto no to-
memos la decisión real de apelar a todas nuestras reservas políticas, sociales,
culturales y éticas a fin de desterrar de los cánones constitucionales y legales
esa per\rersa concepción de Estado, que encarnan ep primer término las Fuer-
zas Militares y de policía, el fin del conflicto y la paz permanecerán muy distan-
tes. En ese contexto, la voluntad de paz adquiere visos complejos, que superan
de lejos la decisión unilateral de entregar armas378•
De lo expuesto hasta aquí, se pueden extraer algunas consideraciones
fundamentales sobre lo que constituye la estructura del diálogo entre ac-
tores armados. Este último puede ser concebido en tres sentidos diferen-
tes: corno campo simbólico que propicie el surgimiento de una relación
entre adversarios políticos, como una preparación para la guerra o como
la formalización de una relación de sometimiento. Esos tres sentidos no
son necesariamente excluyentes. En un proceso de diálogo pueden pre-
sentarse todos ellos dependiendo de la coyuntura, que se imponga una
concepción sobre otra depende del momento lógico en que se encuentre
el proceso.

376. Fuerzas Ar~adas Révolucionarias de Colombia FARC, "Las FARC-EP responden al Es-
tado y le explican al Pueblo. FARC-EP explican su historia y exigen la renuncia de
gobernadores y alcaldes", 9 de julio de 2002. Documento tomado de la Biblioteca
Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
377.,Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Saludo de fin de año de las FARC-EP. Oponer al Gobierno ilegítimo de Uribe
un Gobierno de Paz'', 23 de diciembre de 2002, Recurso electrónico disponible en:
hí:tp://www.profesionalespcm.org/Colombía/ SaludoFARC.html, consultado el 1O de
agosto de 2010.
378. Timoleón Jiménez, "Carta a Medófilo Medina'', op. cit., p. 30.

~ 164
En un primer sentido, el diálogo busca crear un campo simbólico fa-
vorable para que las partes en conflicto se reúnan en torno a una causa
común como la paz o la justicia social. Esto no supondría necesariamente
el fin del conflicto, pero permitiría que los desacuerdos se tramitaran como
controversia civilizada a través del discurso y no de las armas. En otras
palabras, el diálogo entre enemigos no es siempre sinónimo de reconcilia-
ción, en el mejor de los casos es una continuación del conflicto en el plano
simbólico del discurso hasta llegar a una negociación, y permitir así la
transformación del enemigo en adversario político.
En otro sentido, el diálogo también puede llegar a constituirse en una
preparación para la guerra. En el caso del Caguán, el fracaso de los diálo-
gos no sólo' significó la pérdida de una oportunidad histórica para que los
enemigos necesarios tramitaran sus disputas exclusivamente a través del
discurso. En su lugar, fue empleado para reforzar la enemistad, el malen-
tendido y la desconfianza, hasta develarse que mientras hablaban de paz
se fortalecían militarmente. El fracaso de los diálogos del Caguán imple-
mentó y legitimó que en Colombia el establecimiento de una diferencia
con el otro Iio remita al reconocimiento de su lugar como adversario que
representa la alteridad, sino que lo convertiría en enemigo. Tratar a quien
representa la alteridad como un enemigo y no como adversario es signo
concreto de un gran debilitamiento de los derechos y de la democracia.
Esta posición compartida por los grupos insurgentes, los paramilitares y el
ejército nacional se ha extendido en gran medida a la sociedad civil.
En un tercer sentido, el diálogo puedé implicar la pretensión de alguno
o de ·ambos actores por someter unilateralmente al otro. En este caso el
diálogo no propicia el entendimiento mutuo, pues en lugar de un recono-
cimiento recíproco lo que se produce es una abdicación de un actor ante el
poder de otro. La palabra "diálogo" aquí tendría un significado exclusiva-
mente instrumental para legitimar un proceso de sometimiento. En el caso
del Caguán, en tanto que había una exigencia absoluta de paridad por par-
te de las FARC y una declaración de soberanía por parte del Estado, ambos
actores mostraban un rechazo consciente a localizarse como parte "someti-
da": Cuando esto ocurre se se incrementa la desconfianza y hay una celosa
vigilancia recíproca, lo cual hace que el diálogo avance en espiral; es decir,
hoy se da un paso importante hacia adelante por haber logrado algún con-
senso, enseguida se pasa por un estancamiento y mañana se dan dos pasos
atrás para enseguida avanzar un poco más. El diálogo entre enemigos im-

-.t. 165
plica una dinámica de altibajos, consensos, disensos y rupturas. Se deduce
que esta exigencia de paridad se convierte en una gran debilidad estruc-
tural para lograr acuerdos a partir de las diferencias y no del sentimiento
imaginario de "unidad nacional", "unidad de los pueblos", "unidad de las
comunidades", "unidad de los distintos estamentos sociales".
Para que se imponga uno u otro sentido del diálogo influye la forma en
que los actores se representan a sí mismos y al. oposit~r. Para las FARC el
Gobierno entra a los diálogos como un enemigo en el cual las posiciones
no son homogéneas, dada la disparidad de opiniones en diversas ramas del
poder respecto a las negociaciones con ellos, pero sale como un enemigo
fascista y terrorista, cuestión que sustenta la insurgencia anticipando, a
manera de denuncia pública que nadie escuchó, lo que después se reco-
noció como "falsos positivos" por parte del ejército nacional. La guerrilla
de nuevo pasa a referirse al Gobierno como un enemigo despiadado y lo
justifica, una vez más, en el desproporcionado ataque señalado como el
origen mítico en el que se pretende fundar su epopeya.
Cuando la representación que el actor armado tiene de sí mismo está
basada en un ideal de pulcritud~ bondad, devoción por la paz y casi de
pureza, dicho actor se siente imaginariamente expuesto como víctima de
"los atentados del ser aborrecido"379, de sus sevicias, injusticias, "actos de-
menciales" y nefastos. Esta lógica' justifica convertir al otro en perseguidor
e ir a golpear con asesina intención a todo aquel que sea asociado con un
enemigo. Cada actor armado se presenta en su discurso distinto de lo que
es y, sobre todo, distinto a sus enemigos, sobre quienes proyecta lo peor de
sí, o sea todo lo contrario a los ideales elevados de unicidad que lo ador-
nan. Los actores armados pueden llegar a creerse de veras· estos ideales,
hasta llegar a considerar "superior su deber de encarnar una función en el
orden del mundo, por lo cual adquieren bastante bien apariencia de Vícti-
mas elegidas"380 • ·

379:· Jacques Lacan, "Acerca de la causalidad psíquica", Escritos 1, Buenos Aires, Siglo XXI,
2003, p. 159.
380. Ibid.

~ 166
7
La insurgencia frente al enemigo paramilitar

Se abordará en este capítulo la posición de las FARC respecto del pa-


ramilitarismo y de Álvaro Uribe, quienes son puestos por este grupo en la
misma serie.
Para las FARC el Gobierno colombiano se ha configurado como enemigo
necesario, mientras que Estados Unidos es tratado corno un enemigo ab- 1
soluto por su política imperial. Adicionalmente han ocupado el lugar de
enemigos contingentes aquellos que, en momentos coyunturales, encarnan
poderes que se oponen a sus propósitos políticos, sociales, económicos o
militares; quienes se opusieron a los diálogos de paz, por ejemplo, fueron
considerados "enemigos de la paz".
Los grupos paramilitares constantemente fueron acusados de obstaculi-
zar los avances de la mesa de diálogo. Sin embargo, la representación que
se tenía de ellos no era la de simples contradictores del proceso, sino que
se les concebía como un "hijo ilegítimo del Gobierno" del que éste se servía
para hacer la guerra sucia. Esta caract~rización como estrategia bélica del
Est!;ldo hace que se inscriban en la lógica de la enemistad necesaria y no de
la contingencia. Paramilitares y Gobierno son identificados entonces como
el mismo enemigo, o en cualquier caso, como dos actores íntimamente
ligados.
Con la llegada de Álvaro Uribe a la presidencia y el inicio de lo que las
FARC llaman la "guerra total", la vinculación entre paramilitarismo y Esta-
do se hace mucho más fuerte en el discurso del grupo subversivo, al punto
d~ volverse dos referentes casi inseparables. Por esta razón, se analizarán
también en este capítulo los pronunciamientos emitidos sobre la-elección
y reeleéción de Uribe como presidente de Colombia, su política de seguri-
dad democrática, su ofensiva militar y mediática contra la insurgencia, el
diálogo de su Gobierno con los paramilitares en Ralito y su intención de
reconocerles estatus político.

-t- 167
Gobierno y paramilitares: las dos caras del enemigo

En el capítulo uno se estableció que tener un enemigo es una condición


necesaria para los distintos grupos armados, pues en él puede colocarse lo
imprevisible y ominoso. Cuando se entabla un proceso de diálogo, es nor-
mal que se intente ignorar deliberadamente esta relación de necesidad. Se
busca así formar con el enemigo un ámbito familiar, predecible, cotidiano
y próximo. En el caso colombiano, este esfuerzo se exprésó en los llamaqos
a la reunificación de la familia y la reconciliación entre los hermanos. La
destructividad que antes se dirigía al enemigo se desplaza hacia un tercero
que viene como relevo de la enemistad. Las FARC, por ejemplo, pretendían
que el Gobierno declarara la enemistad contra las AUC y las persiguiera
militarmente, para fomentar así un odio mutuo que los uniera más en la
mesa de diálogo. Pero dado que algunos sectores del Gobierno no estaban
interesados en odiar a los paramilitares sino que, como lo demostraron
después las investigaciones sobre la parapolítica, actuaban en connivencia
con ellos, la cohesión interna de la pretendida alianza entre las FARC y el
Gobierno de Pastrana no tuvo mayor éxito. Los reproches contra el para-
militarismo inevitablemente se convirtieron en denuncias contra institu-
ciones del Estado.
Manuel Marulanda, por ejemplo, denunciaba lo siguiente con relación
a los militares: ''han creado comandos especializados para sabotear la ins-
talación de los diálogos, atentando contra el presidente omi persona, para
lo cual han difundido la especie de paramilitares en San Vicente [del Ca-
guán]". Marulanda sostiene que el Estado financia al paramilitarismo, lo
apoya, defiende y acolita pese a su ilegalidad. Afirma que de esta unión re-
sultan las ejecuciones extrajudiciales, el desplazamiento, los bombardeos
a comunidades asociadas con el enemigo, las desapariciones forzadas y el
asesinato de líderes estudiantiles, líderes sindicales, líderes comunitarios
y activistas de derechos humanos. Según el jefe guerrillero, estos actos
muestran la crueldad como su corolario e indican que el Estado combate
a la insurgencia para impedir que se hagan los cambios que están recla-
mando las mayorías y convertir en víctima de sus atropellos a la sociedad
civil ·
I\l.lárulanda denuncia, además, que el
[ ... ] paramilitarismo como modalldad del Terrorismo de Estado, es financiado
por un considerable número de ganaderos, latifundistas e industriales, y tiene

.~ 168
. ::

:.··

como política exonerar al Ejército de la responsabilidad que a éste le compete


en la eliminacíón física de todos aquellos verdaderos opositores al estableci-
miento381.
·. .·.· Plantea fuertes críticas al Congreso por su silencio ante la situación de
amenaza que sufren los prisioneros de guerra de sus filas en las cárceles382
y llama a estas intenciones "paramilitarismo de Estado"383 • De manera si-
milar, califica como "impasible" la postura del Gobierno "frente a la cri-
minal actitud de las fuerzas armadas oficiales en el Putumayo, en donde
como inicio del Plan Colombia, las tropas asesinan y siembran el terror a
nombre del paramilitarismo"384 • Por todo lo anterior, dice Marulanda que
no alcanza a comprenderse la intención del Gobierno de "combatir al pa-
ramilitarismo, mientras por otro lado le otorga el estatus de interlocución
• política"385 •
La concepción del enemigo toma ahora diferentes matices. El Gobierno
de Andrés Pastrana se concibe como un enemigo político con el cual se
negocia. Sin embargo, al ser el Estado un actor complejo, la enemistad
necesaria y absoluta se mantiene latente en otras instituciones y en otros
·. actores que se ven siempre con hostilidad. Tal es el caso específico del
Ejército y los paramilitares. Estas rivalidades que no son cobijadas por la
diplomacia de la mesa de negociación potencian la desconfianza frente al
enemigo político. Casi al punto de la ruptura de los diálogos, a juicio de las
FARC hay instancias del Estado que no aprueban el proceso de negociación
y que, por tal motivo, son conspiradores.
Lo que llaman el "gavirismo", "las l:>andas genocidas paramilitares" y
las .f'.uerzas Militares son conspiradores que atentan contra la vida y la li-
bertad de las personas, y pretenden acrecentar "la ofensiva calumniosa y
degradante contra el despeje y contra las FARC-EP"386 •

381. Manuel Marulanda. "Discurso de Manuel Marulanda Vélez enviado para la instalación
de los diálogos del Caguán", op. cit.
382. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado congelando uni-
lateralmente los diálogos", op. cit.
383. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Memorando para la mesa de
· diálogo sobre un cese al fuego y las hostilidades", op. cit.
384. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado congelando uni-
lateralmente los diálogos", op. cit.
385. Ibid.
386. Ibid.

-!.- 169
Para el grupo guerrillero era fundamental que el Gobierno desmantela-
ra al paramilitarismo y bajo esta presión el entonces presidente destituyó a ·
varios miembros de la cúpula militar e hizo discursos muy duros al respec-
to en reuniones con los mandos militares. Esto le valió muchos disgustos
en la oposición, en los sectores de la sociedad, del Gobierno y de las Fuer-
zas Armadas afines a la guerra y al llamado ruido de sables.
Luego de la ruptura de los diálogos, para la jnsurgepcia ya no se trata
más de conversar con el enemigo sino de combatirlo. Interpretan que la
decisión que tomó el Ejecutivo de terminar el proceso pretendía satisfacer
al "paramilitarismo bajo la dirección de un sector del alto mando militar y
de la policía"387 •
Ocho días después de la ruptura de los diálogos, las FARC declaran que
"Uribe [entonces candidato presidencial] promete autoridad bajo la forma
del terror del Estado, con un millón de paramilitares carnetizados, arma-
dos de radios de comunicación y motosierras, o sea, una versión moderna
de las CONVMR"388 • Por esta razón, para las FARC Álvaro Uribe estará
todo el tiempo asociado al paramilitarismo y será caracterizado como: "un
dictador mafioso, artífice de la parapolítica y cuyo Gobierno 'no merece
credibilidad"'389 •
El componente militar de la seguridad democrática impulsada por Uri-
be es el Plan Patriota, que tendría por objetivo derrotai: militarmente a las
FARC o, en su defecto, reducir "su voluntad de lucha para llevarla doblega-
da a la mesa de negociaciones"39°.
La seguridad democrática es para las FARC un aparato conformado
por "carros blindados, política neoliberal y de guerra y hambre contra el

387. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado sobre las condi-
ciones de la ruptura del acuerdo de paz", op. cit.
3.88. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Gufa para el trabajo del Movi-
miento Bolivariano por la Nueva Colombia", op. cit.
38~. Esto se repite de distintas maneras en los comunicados producidos por las FARC-EP
entre 2003 y 2009.
390. :fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Manifiesto de las FARC-EP", 30 de septiembre de 2007. Documento electró-
nico disponible en: http:// www.cedema.org/ver.php?id =2229, consultado el 10 de
agosto de 2010. ·

~ 170
pueblo"391 . Se sostiene con el concurso del Gobierno de los Estados Unidos,
"los empresarios de derecha", los paramilitares de Ralito, la gran prensa, ·
la radio y la televisión, que muestran cifras de "encuestas tramposas"
destinadas a encumbrar al enemigo392.
Algunos de los calificativos que emplean las FARC para referirse al
mandato de Uribe son "Gobierno de la guerra'', "Gobierno fascista", de
la "ultraderecha", de "la oligarquía liberal-conservadora" de "los grandes
empresarios, las multinacionales y sobre todo de quienes apoyan su cam-
paña a la reelección" 393• Consideran su guerra condenada al fracaso, pues
piensan lánguidos los resultados del "Plan Patriota". "Las cifras de gue-
rrilleros muertos, heridos o desertados de las filas insurgentes no pasan
de ser una falacia engendrada por la política de seguridad democrática
.del régimen"394 para conseguir mayor inversión que financie "el conflicto .
interno de Colombia y de paso asegurar la reelección presidencial del dic- 1
tador"395.

Paramilitarisrno y crirninalización del Estado


En la entrevista hecha por ANNCOL en 2006 a Raúl Reyes, éste le dice
al entrevistador que desde 2002 denunciaron que "las elecciones habían
sido fraudulentas, que habían participado los grupos paramilitares mafio-
sos en apoyo a Álvaro Uribe Vélez"396 • Según Reyes, mediante amenazas
de paramilitares que abiertamente apoyaron la elección de Uribe, la pobla-
ción votó por éste.

391. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Comunicado sobre la reelección,de Uribe", op. cit.
392. !bid.
393. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Los lánguidos resultados del plan patriota", 5 de diciembre de 2005. Docu-
mento electrónico disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id= 1019, consul-
tado el 10 de agosto de 2010.
394. !bid.
395. Ibid.
396. Agencia de Noticias Nueva Colombia ANNCOL, "Raúl Reyes: Fueron agentes de inteli-
gencia quienes colocaron las bombas en transmilenio", 14 de abril de 2006. Documen-
to electrónico disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id = 1290, consultado
el 10 de agosto de 2010.

~ 171

.·... -.'
Menciona además que
[ .. . ] hicieron un acuerdo entre grupos de mafiosos, paramilitares y sectores de
la oligarquía de ultraderecha para llevar el paramilitarismo al poder en Colom-
bia. 'Coherente Uribe con esa política, adelantó la famosa negociación con los
paramilitares en Ralito, que no es otra cosa que la legitimación del crimen y del
terrorismo de Estado contra la población civil'397 •
Uribe "se comprometió a .garantizarles penas irrisorias y simbólicas, .
participación en política, la no extradición, el respeto a sus riquezas mal
habidas amasadas con el despojo, el narcotráfico y el lavado de activos"398 •
Este argumento de las FARC evidencia hasta qué punto paramilitares y
Gobierno fueron representados en el discurso como las dos caras de un
mismo enemigo. Dicha representación pretendió deslegitimar nacional e
internacionalmente al Estado y sus instituc~ones, mostrándolos como cri-
minales, mafiosos y corruptos.
En 2007 las FARC denuncian en un manifiesto que los capos del para-
militarismo se estaban robando el país y Uribe no decía nada. "Se robaron
los recursos de la salud. Mordieron cuanto contrato aparecía. Saquearon
los presupuestos departamentales y municipales. Se les permitió cobrar
impuestos"399 •
Lo anterior se constituyó para las FARC en la causa por la cual Oribe
desacató y desafió la providencia de la Corte Suprema de Justicia que le
impidió colgarle el "rótulo artificial" de delito político "al paramilitarismo
para santificarlo"4ºº· La Corte fue convertida por Oribe en su enemigo por-
que le cerró "la más importante opción de impunidad con que contaba,
no sólo para favorecer a los paramilitares, sino para exculpar al Estado,
genitor de esa inhumana estrategia contrainsurgente"4º1 •
Reyes complementa haciendo referencia a "funcionarios de absoluta
confianza del presidente, funcionarios estrella, enlodados no solo por su

397. Ibid.
398 . .Fuerzas Armadas Revolucionarías de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Manifiesto de las FARC-EP", op. cit.
399. Ibid.
400. !bid.
401. Ibid.

-t.- 172
-~.·1
T

corrupción, sino también por sus históricos vínculos con los paramilita-
·~
res"4º2. Dice en 2006 que Noguera, el director del DAS, es alguien
[ ... ] ligado a las mafias del narcotráfico, y a los grupos paramilitares del nor-
te del país. Para pagarle sus favores, Uribe lo convirtió en jefe del DAS, de la
policía política, que en Colombia depende directamente del Presidente. Lo que
haga el Director del DAS es en cumplimiento de órdenes presidenciales. Uribe
conoce a plenitud todo lo que hacen estos funcionarios403 •
. Cuando se reveló "que el DAS era un nido de paramilitares [ ... ], Uribe
tuvo que sacar a Noguera del DAS, pero lo sacó para protegerlo, enviándolo
como su Cónsul a Milán en Italia. Allí hay un encubrimiento, y una respon-
sabilidad directa del Presidente de la República en estas actuaciones"404 •
Refiriéndose al collar bomba, dice Reyes que agentes de la inteligencia
c.olombiana se lo colgaron a Elvia Cortés "y la asesinaron", luego "quisie-
ron responsabilizar a las FARC-EP" de ese crimen de Estado. "Cuando las
FARC-EP demostraron su inocencia", la gira por Europa que tenían planea-
da: con Pastrana y que a causa de este suceso había sido suspendida, pudo
realizarse. "En el mismo comunicado afirman que ya le habían hecho el
grave daño a los diálogos al señalar a las FARC-EP responsables de lo que
nunca había hecho".
De lo dicho anteriormente, se deriva de manera lógica la concepción de
las FARC sobre el proceso de desmovilización de las AUC. Opinan que se
trató de una estrategia estatal para '1egaliZar sus bandas paramilitares". El
Gobierno buscaba
[ ... ] darles estatus político, luego reubicarlas en los llamados soldados cam-
pesinos, soldados voluntarios y red de cooperantes y mejorar su instrucción
militar en técnicas de guerra sucia contra el pueblo y sus organizaciones re-
volucionarias y populares, en el desmedido incremento de la guerra total, sin
diálogos contra la Insurgencia armada405 •
Mientras que los paramilitares eran reincorporados a lo legal, las FARC
eran despojadas de todo reconocimiento. Por tal motivo afirman que Uribe

402. Agencia de Noticias Nueva Colombia ANNCOL, "Raúl Reyes: Fueron agentes de inte-
ligencia quienes colocaron las bombas en transmilenio'', op. cit.
403. Ibid.
404. lbid.
405. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Comisión Internacional de las
FARC-EP "Comunicado de las FARC-EP", op. cit.

~ 173
[ ... ] asume una posición contradictoria con relación al delito político. Por un
lado niega la existencia del conflicto social y armado que por más de 40 años
vive el país, para luego deducir de esta falsa afirmación, que en Colombia no
hay conflicto interno, y por lo tanto, a los guerrilleros no se les puede conside-
rar delincuentes políticos, sino simplemente terroristas. Por esta razón su Go-
bierno no reconoce ni acata los convenios internacionales sobre este tema406•
En un comunicado de 2006, Iván Márquez califica a Ralito como el
"pacto de las tinieblas entre Uribe y sus paramilitares" y lo define como
"una olla podrida, que a medio destapar, ya ha invadido con su fetidez el
ámbito de Colombia"4º7 • Pacto de las tinieblas quiere decir que nada en él
es claro y diáfano, y que también sea una olla podrida indica que compro-
mete al Gobierno con exigencias de impunidad y de este modo trastoca lo
jurídico, ya que los crímenes cometidos por los paramilitares no son delitos
políticos si.n o crímenes de lesa humanidad.
El pronunciamiento de Márquez en 2006 sobre el aspecto antijurídico
de considerar los delitos del paramilitarismo como políticos, es corrobora-
do por la Corte Suprema de Justicia cuando en 2007 estableció que "pa-
ramilitarismo no es sedición"4º8 • Esta sentencia, dice Márquez, pone fuera
de casillas a Uribe, pues considera que "contiene un 'sesgo ideológico', por
el hecho de que se interpone en su determinación de dejar para siempre
en la impunidad los crímenes de lesa humanidad del paramilitarismo en
Colombia"409 • Para Márquez la tesis de la Corte es que el Estado no debe
confundir "la delincuencia común con la política" y reitera que "concierto
para delinquir no es sedición"41 º.
Márquez señala también que con su sentencia la Corte le advierte a Uri-
be que el delito político no es una calificación "supeditada a los vaivenes

406. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado de los bloques


Oriental y Sur de las FARC-EP", 1 de junio de 2005. Recurso electrónico disponible en:
http:// www.cedema.org/ver.php?id=883, consultado el 10 de agosto de 2010.
407.. Iván Márquez, Integrante del Secretariado de las FARC-EP, "Los paramilitares del pre-
sidente", 15 de septiembre de 2006. Recurso electrónico disponible en: http://www.
cedema.org/ver.php?id = 1550, consultado el 10 de agosto de 2010.
408. Iván Márquez, Integrante del Secretariado de las FARC-EP, Enredados en sus propias
espuelas, 7 de agosto de 2007. Recurso electrónico disponible en: http://www.cede-
ma..org/ver.php?id =2133, consultado el 10 de agosto de 2010.
409. Ibid.
410. Ibid.

,,t, 174
·~
".'~

. !'•
:i
emocionales o a ios sentimientos de un Presidente"4 11 , ya que por encima
del alegato de motivos altruistas y "de los propósitos de exculpación y de
exoneración del Estado creador de ese monstruo que ha llenado la patria
de luto y desolación"412, está el derecho.
Siguiendo la lógica del razonamiento discursivo de las FARC con respec-
to a la guerra, puede introducirse la siguiente tesis: el sentido del crimen
depende del ideal o propósito con que se ejecute la acción. Mientras las
FARC detonan sus fusiles, secuestran y matan como una forma de cues-
tionar el ejercicio del poder del Estado, los "paramilitares del presidente"
nunca accionan "las motosierras, los machetes y las ráfagas [ ... ] para in-
terferir las leyes institucionales"413 •

,
1
Queda lá idea de que para las FARC si los motivos son políticos o altruis- 1
tas se justifican los crímenes de la guerra y su inevitable crueldad. De ser
así, lo que permite retirarle al asesinato su carácter criminal es el tipo de
l
utilidad que se ponga en juego. En consecuencia, es porque las masacres 1
i
de los paramilitares no tienen una significación política sino que obedecen
a intereses personales, que son crímenes de lesa humanidad.
Las FARC también se pronuncian en 2005 sobre el proyecto de ley pre- 1
sentado por Uribe al Congreso para "la reincorporación de sus parami-
litares a la vida dvil, el que ya para vergüenza nacional fue aprobado
por la bancada uribista y unos cuantos c;onservadores, donde les da el 1
1
reconocimiento de delincuentes políticos"414 • Esto es interpretado por la
insurgencia como la legalización de
una política paramilitar de Estado y la
1
institucionalización de "la impunidad de su terrorismo"415 • Denuncian que i
¡
411. !bid.
412. Ibid.
413. Iván Márquez, Integrante del Secretariado de las FARC-EP, "Los paramilitares del pre-
sidente", 15 de septiembre de 2006. Recuerso electrónico disponible en: http://www.
cedema.org/ver.php?id= 1550. Consulado el 10 de agosto de 2010, op. cit., Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, "comunicados de los bloques orientales
y Sur de las FARC-EP", 1 de junio de 2005. Recurso electrónico disponible en: http://
www.cedema.org/ver.php?id=883, consultado el 10 de agosto de 2010, op. cit.
414.· Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado de los· bloques
Oriental y Sur de las FARC-EP", op. cit.
415. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "No habrá diálogo con Uribe", 14 de febrero de 2006. Recurso electrónico
disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id= 1029, consultado el 10 de agosto
de 2010, op. cit.

-!,, 175

.. '

.. : ·,
los paramilitares mantienen intactas sus criminales estructuras después
de su desmovilización, además de que "procuran más curules e incidencia
política a nivel de la administración pública"416•
Desde 2006 las FARC denuncian que más de la mitad de los parami-
litares desmovilizados no entregaron sus armas. Una parte fue puesta a
prestar vigilancia sobre las carreteras, a otros se les empleó en centros
productivos o en oficinas estatales de celadores,
[ ... ] otros fueron desplegados a ejecutar planes de asesinatos selectivos, ame-
. nazas y desplazamientos forzados de la oposición al Gobierno en distintas re-
giones del país, y al mismo tiempo con la misión de hacer campaña por la
reelección presidencial de Uribe y sus voceros al Congreso, las gobernaciones,
las asambleas departamentales, las alcaldías y los concejos municipales 417 •
Es lo que luego comprobaron las investigaciones sobre la parapolítica.
Se deduce que para las FARC la desmovilización·de los paramilitares fue
una farsa y la negociación con ellos "no es otra cosa que la legitimación del
crimen y del terrorismo de Estado contra la población civil"418 •
Las FARC agregan que otros paramilitares que no se desmovilizaron,
quedaron sin control y delinquiendo, cuestión que trajo por consecuencia
el aumento de "desaparecidos y desplazados a cuenta de estas bandas". En
2006 vaticinan algo que en efecto sucedió después: ni siquiera Uribe
puede garantizar a los jefes paramilitares que no serán extraditados a Estados
Unidos en cualquier momento, porque por encima de las consideraciones polí-
ticas, del pago de favores por los aportes a su campaña por la presidencia o por
la inocultable afinidad con ellos, están los compromisos con la Casa Blanca419•
También se refieren a la Ley de '~usticia y Paz". Dicen que "no expresa
ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario: impunidad y guerra"42º. En esta
misma dirección consideran dicha ley algo "abominable", pues en realidad
es "una amnistía disfrazada concebida por el Gobierno, refrendada por

416. Ibid.
417. Ibid.
41$. Agencia de Noticias Nueva Colombia ANNCOL, "Raúl Reyes: Fueron agentes de inte-
, ligencia quienes colocaron las bombas en transmilenio", op. cit.
419. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "No habrá diálogo con Uribe'', op. cit
420. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia_FARC, "Comunicado de los bloques
Oriental y Sur de las FARC-EP", op. cit.

-!- 176
el uribismo del Congreso y avalada por las mayorías sumisas de la Corte
Constitucional"421 •
Los narcotraficantes reunidos en Ralito,
constituyen hoy el más poderoso cartel de las drogas en el mundo surgido de
las cenizas de los Carteles ·de Cali y Medellín. Pero a pesar de ello aparecen
muy orondos y sonrientes embutidos en el uniforme camuflado del delito polí-
tico que les ha facilitado Uribe422 •
Además afirman que:
Este Gobierno está erigido sobre miles de fosas comunes y masacres, sobre tie-
rras despojadas y milkmes de desplazados, sobre lágrimas y luto [ ... ] Nada se
hizo sin el visto bueno o sin la participación de las fuerzas armadas oficiales423 •
Denuncian las FARC en 2006 que gracias a la aprobación de la Ley de
Justicia y Paz, se develó que la mayoría de los congresistas estaban com-
prometídos con el paramilitarismo de Estado, cuestión que la por entonces
uribista Gina Parody había señalado en el Congreso al indicar que "la re-
presentación paramilitar en el parlamento no era del 35 por ciento, sino
del 70"424 • Para el grupo insurgente, en el caso de la Ley de ':Justicia y Paz",
pese a que sus promotores la justifican diciendo que sus beneficios se ex-
tenderán también a la guerrilla, su aprobación se llevó a cabo·con el único
objetivo de legalizar el paramilitarismo.
Las FARC exigen ser cobijadas por una )egislación diferente a las leyes
aprobadas para beneficiar al paramilitarismo. A raíz de la aprobación de la
Ley de ':Justicia y Paz",
Ja confederación internacional para la defensa de los derechos humanos puso
una demanda ante la Corte Penal Internacional contra el señor presidente de
la república Álvaro Uribe Vélez, el fiscal general de la nación Luis Camilo Osa-
rio y algunos altos mandos de la cúpula militar por propiciar y permitir tanta
impunidad a los paramilitares, entre los que se cuentan decenas de crímenes
de lesa humanidad42s.

421. Iván Márquez, Integrante del Secretariado de las FARC-EP, "Los paramilitares del pre-
sidente'', op. cit.
422 ..Ibid.
423. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Manifiesto de las FARC-EP", op. cit.
424. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado de los bloques
Oriental y Sur de las FARC-EP", op. cit.
425. !bid.

~ 177
La posición de las FARC en 2005 con respecto a un posible diálogo con
Uribe se resume en las siguientes frases:
Para nosotros ha quedado claro que con Uribe no habrá entendimiento mien-
tras mantenga las imposiciones426 • Uribe no es el hombre para la paz en Co-
lombia. No está programado por los gringos para eso. Un tipo que ni siquiera
reconoce la existencia del conflicto armado no logrará la paz por ninguna vía.
Sólo un nuevo Gobierno patriótico y democrático, soberano, podrá lograr la
paz negociada, no un Gobierno títere de la Casa Blanca427 .'
Las FARC insisten en no aceptar ninguna imposición. Consideran un
insulto a su tradición insurgente que el diálogo no aparezca en el dis-
curso del enemigo asociado a un ofrecimiento digno por desmovilizarse,
sino a su rendición y entrega428 •
A esta altura del texto se puede concluir. que mientras el Estado insista
en un "no" al diálogo sin sometimiento y las FARC se empeñen en demos-
trar que no han sido vencidas y que, por el contrario, se han recuperado
de los golpes y han recobrado un nuevo aliento, la salida militar seguirá
predominando indefinidamente sobre la salida política.
Otra conclusión sería que mientras la guerra contra el enemigo sea vista
desde una lógica militar y justificada por motivos elevados, será inevitable
el predominio de la crueldad sobre la misericordia y el derecho, indepen-
dientemente de quién sea el agente. Lo que varía cuando se introducen
elementos políticos en el combate contra el enemigo no es la manera de
destruir, sino la significación que se le atribuye al acto destructor para
justificarlo.

Cuando el enemigo destruye la paz


El Gobierno de Álvaro Uribe Vélez no sólo puso en marcha y facilitó la
desmovilización de las AUC, sino que además recrudeció los ataques milita-
res contra la insurgencia. De allí que las FARC aseguren que la "mano dura"

426. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
·central, "Comunicado sobre la reelección de Uribe", op. cit.
427. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
central, "Manifiesto de las FARC-EP", op. cit.
428. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia JIARC, Comisión Internacional de las
FARC-EP "Comunicado de las FARC-EP", op. cit.

~ 178
que.anunciaba Uribe en su campaña presidencial fuera solo para ellos,
mientras que "el corazón grande" era para "los protagonistas de Santa Fe
de Ralito, [ ...] envueltos todos en un gigante manto de impunidad"429 •
Entre los golpes asestados a la Insurgencia.entre2002 y 2010, hay dos
que llamaron notoriamente la atención de la opinión pública. Las muertes
de Raúl Reyes e Iván Ríos sucedieron después de que el Gobierno incentivó
una política de recompensas económicas y jurídicas para aquellos guerrille-
ros que desertaran de sus filas y trajeran información sobre sus líderes. Les
puso precio a las cabezas de sus enemigos por su captura, vivos o muertos,
acto que las FARC interpretan como un intento de romper la moral en sus
filas y de sembrar entre sí la desconfianza o la ambición personal.
En el contexto descrito, un hombre de confianza del comandante Iván
Ríos lo mató mientras dormía, lo mismo hizo con su compañera. Lo par- l
ticular de esta muerte no fue la traición del amigo, ni tampoco la inde-
fensión de la víctima, sino que le cortó la mano para con ella verificar la
identidad del asesinado y cobrar la recompensa.
Frente ai real evocado las FARC escriben un comunicado dirigido a un
tercero al que denominan opinión pública nacional e internacional. A este
tercero le atribuyen el lugar de un testigo ante el cual denuncian la barba-
rie de su enemigo y del cual esperan una sanción moral. Las FARC presen-
tan a Ríos y a Reyes corno gestores y constructores del acuerdo humanita-
rio, pero con la muerte del primero "por infiltrados del Ejército"43º y la del
segundo por el Ejército ''violando la soberanía de un país vecino", "lo que
hasta ese momento se había forjado fue destruido de un solo tajo"431 • El
Otro destruyó la posibilidad de paz porque mató a dos guerreros.
En el comunicado del 8 de marzo de 2008, las FARC le atribuyen la
muerte de Ríos a un enemigo colado en sus filas. De esta manera, descono-
cen en el plano discursivo un hecho contundente: que la moral de quienes

429. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Comunicado de los bloques


Oriental y Sur de las FARC-EP", op. cit.
430: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Comunicado sobre la muerte del comandante Iván Ríos", op. cit.
431. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central. "Los hombres mueren, las ideas perduran", 1 de marzo de 2009. Recurso
electrónico disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id=3113, consultado el
10 de agosto de 2010.

~ 179
conforman la organización en alguna medida se ha fracturado, pues el
asesino fue alguien con una amplia trayectoria subversiva.
Posteriormente, Alfonso Cano reconocerá en 2009 la fractura referida,
pero señala que no hay que endilgársela a la Organización. Dice que es "un
hecho sobrecogedor pero absolutamente aislado de un demente ambicioso,
captado por los servicios de inteligencia del Estado, que fue capaz de ase-
sinar tan cobardemente a un revolucionario de las altas calidades de 'Iván'
y luego proceder con la sevici~ que conoció el mundo entero"432 • Hasta el
momento de la traición quien asesinó a Ríos fue un valeroso combatiente,
después pasa a ser un demente ambicioso que se dejó comprar.
El hecho de que para las FARC los crímenes del enemigo reflejen "la
degradación de la guerra"433 , debe leerse como el aporte de un elemento
correlativo del discurso sobre el enemigo en.los distintos actores armados.
Ninguno reconoce que goza aniquilando por cualquier medio al enemigo,
pues son humanistas, quieren la paz, juegan limpio y respetan el Derecho
Internacional Humanitario. En el caso de las FARC, dicen llevar "una vida
sostenida en la buena salud, disciplina completa, comportamiento proleta-
rio, combate diario, conducta comunista, camaradería, fraternidad, solida-
ridad, veracidad, modestia, abnegación y sacrificio"434 •
Cuando una persona, una famil.ia, una organización o comunidad se
suponen portadoras de los valores morales y humanos más encumbrados,
su función suele ser develar y condenar los crímenes del Otro como los más
execrables, denunciarlos ante un tercero y, en cambio, justificar los propios.
Como cada actor armado se presenta ante la opinión pública lleno de virtu-
des y sin ninguna responsabilidad sobre las consecuencias de sus actos, la
lógica que rige la configuración de su discurso es enteramente cínica.
En el contexto de la guerra, presentarse como el más encumbrado en
los valores, es un elemento fundamental de la estructura del discurso sobre
sí mismo por parte de un actor armado:

432. Cambio.com.co, "Habla Cano", 13 de agosto de 2008. Recurso electrónico disponible


en: http://www.cedema.org/ver.php?id:3439, consultado el 10 de agosto de 2010.
433. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Comunicado sobre la muerte del comandante Iván Ríos", op. cit.
434. Alfonso Cano, "Saludo de fin de año del camarada Alfonso Cano", 26 de diciembre de
2008. Op. cit. .

~ 180
. :r:

Nt~estro diario comportamiento y cada una de las acciones políticas y militares


que adelantemos deben reflejar nuestra condición de revolucionarios con prin-
cipios humanistas, poseedores de una estatura moral absolutamente superior
a la de nuestros adversarios, que siempre privilegiamos los intereses colectivos
a los individuales, luchando y entregándolo todo, hasta la vida, por el bien
común435 •
En cuanto al discurso sobre el enemigo, es totalmente inverso al dis-
curso sobre sí mismo: ya no lo estructuran los valores elevados sino la
degradación. Ya se ha dicho con anterioridad que las FARC emparentan a
los mandos militares colombianos con el goce de la motosierra436 • Dicen
que éstos necesitan convertir a un muerto en "trofeo de guerra" y poner en
escena la máxima agresividad "despedazando su cuerpo".
Los "enemigos de la paz"437 que le apuestan a la guerra y gozan ma-
tando de forma vil y descarada son los otros. Álvaro Uribe es el principal
"matarife"438, pues' en 2008 violó "en forma descarada"439 la soberanía de
un país vecino al atacar a quien estaba en aras de concertar el Acuer-
do Humanitario. Le asestó una "puñalada trapera a la posibilidad real de
conquistar la paz en Colombia"44º. Valiéndose de diversos montajes, por
ejemplo la incautación de los computadores de Raúl Reyes, Uribe Vélez
se encargó de "taponar hasta el más mínimo resquicio"441 que permitiera
acordar soluciones distintas a la guerra.
El uso de la anunciada información hallada en los computadores, haría
parte de una manipulación mediática del Gobierno colombiano y estado-
unidense con fines políticos o intereses de algunos personajes. Al respecto
Alfonso Cano -muerto por el ejército en 2011- decía en 2009 en una en-
trevista, publicada en la revista Cambio, que:

435. Ibid.
436. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Manifiesto de las FARC-EP", op. cit.
437. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central. "Los hombres mueren, las ideas perduran", op. cit.
438. Iván Márquez, "El matarife", 11 de noviembre de 2008. Recurso electrónico disponible
en: http://www.cedema.org/ver.php?id = 2932, consultado el 10 de agosto de 2010.
439. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central. "Los hombres mueren, las ideas perduran", op. cit.
440. !bid.
441. Ibid.

-t. 181
[... ] los computadores supuestamente encontrados tienen lo que los gobiernos
de Bogotá y Washington han querido que contengan. Esta es una pregunta que
todavía está por responder. La Corte Suprema de Justicia de Colombia refutó
toda la información contenida corno prueba ilegítima, y por tanto inexistente.
Esos gobiernos han hecho de ellos una lámpara de Aladino a la que acuden
cuando necesitan una disculpa o una justificación. Los han transformado en
arietes contra los pueblos vecinos, al convertir las 'filtraciones' ordenadas des-
de la presidencia en puntal .de la democracia colombiana y en muchas oca-
siones de la política interna, sin que nadie pueda dar fe áe·la veracidad de la
información que difunden venenosarnente442 •
Para Cano los computadores de Reyes habrían servido de apoyo a la es-
trategia de manipulación propagandística del Gobierno para continuar con
''la más grande ofensiva contrainsurgente jamás desatada en Latinoamé-
rica"443. Que el Gobierno colombiano haya acudido a la intervención del
Gobierno· estadounidense y al terror mediático es porque "le quedó grande
la pelea contra las FARC-EP"444 .
Para las FARC el enemigo manipula, engaña, asesina, es cruel, demente
y delirante. Lo común en el discurso sobre el enemigo de cada actor ar-
mado es que se trata de alguien que ha perdido la razón. Sobre las bases
militares, por ejemplo, las FARC dicen que son "bases de agresión"445 • Per-
mitirlas es un "acto de traición a la patria" llevado a cabo por Álvaro Uri-
be, quien es "un miserable traidor de nuestra América"446• Después dichas
bases fueron declaradas inconstitucionales, lo que sin proponérselo le dio
razón a la guerrilla sobre este punto.
De otra parte, se verifica en la historia de distintos países que tales bases
raramente tienen una función humanitaria y más bien están asentadas en
territorios cuya riqueza interesa a la inversión extranjera norteamericana y
con proyectos, por ejemplo, de minería extractiva. Por ello la condena del

442. Cambio.com.co, "Habla Cano", op. cit.


443. Ibid.
444. Ibid.
445 . Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Comisión Internacional de las
FARC-EP, "Uribe, el terrorista", op. cit.
446. F.uerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Saludo de las FARC-EP al XI
Congreso de la Juventud Comunista de Venezuela", 30 de agosto de 2099. Recurso
electrónico disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id=3497, consultado el
10 de agosto de 2010. ·

.!.- 182
Tribunal Permanente de los Pueblos a las multinacionales norteamericanas
por su compromiso con los paramilitares y con la guerra sucia.
Si las FARC matan soldados en una emboscada o a prisioneros de gue-
rra, el Gobierno dirá que atentaron contra los. héroes de la patria y con-
siderará que su acción es demencial e imperdonable, un crimen de lesa
humanidad en contra del cual toda la sociedad civil debería salir a mar-
char. Pero si el Gobierno es quien da el golpe certero, las FARC emplearán
similares calificativos: "La alevosía del ataque, la perversidad y el cinismo
mentiroso de Álvaro Uribe para deformar las circunstancias de la muerte
del comandante Raúl"447 •
Entre tanto, las mujeres extranjeras heridas en los mismos hechos se
presentarán como víctimas del Otro sanguinario y perverso:
. [ ... ] somos las únicas sobrevivientes al ataque del 1 de marzo donde miramos
cómo a todos los heridos los remataban y destrozaban sus cuerpos, los mili-
tares colombianos nos cogieron heridas, no nos dieron primeros auxilios, nos
acosaron sexualmente y fuimos sometidas a un intenso interrogatorio por par-
te del ejército colombiano [... ] tenían un plan con nosotras de seguir torturán-
donos para sacarnos información y después asesinarnos, desafortunadamente
el plan les falló [ ... ] y les toco irse rápidamente dejándonos abandonadas y
heridas en ese lugar"48 .
La lógica del enfrentamiento en espejo que da el contexto subjetivo a
la expresión de la tendencia agresiva, precisa la manifestación de la agre-
sividad ensañada en el enemigo, bajo las formas de, como dice Lacan, la
promoción de
[ .. ,] las imágenes de castración, de eviración, de mutilación, de desmembra-
miento, de dislocación, de destripamiento, de decoración, de reventamiento
del cuerpo; en una palabra, las imagos que personalmente he agrupado bajo la
rúbrica que bien parece ser estructural de imagos del cuerpo fragmentado449 •
Ese es el escenario de la guerra total contra las FARC por parte del Es-
tado.

447. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
C::entral, "Pronunciamiento de las FARC sobre la muerte de Raúl Reyes", op. cit.
448. Martha Pérez Gutiérrez y Doris Torrez Bohórquez, "Mensaje de Martha Pérez Gutié-
rrez y Doris Torrez Bohórquez, sobrevivientes de la masacre ·de Sucumbíos", 16 de
diciembre de 2008. Recurso electrónico disponible en: http://www.cedema.org/ ver.
php?id=2994, consultado el 10 de agosto de 2010.
449. Jacques Lacan, "La agresividad en psicoanálisis". En: Escritos 1, op. cit.

~ 183
Frente a la idea de que han sido debilitadas por los golpes del Gobierno,
las FARC-EP responden que "una organización con baja moral no está en
condiciones de mantener una actividad militar como informamos a través
de los partes de guerra. El Gobierno trata de crear un estado psicológico
triunfalista, pero de tanto mentir al final se va a transformar en un búme-
ran"4so.
En 2007 dicen las FARC-EP que a partir del fragor: de los combates,
"está surgiendo una fuerza guerrillera de nuevo tipo, fogueada en las ma-
niobras enemigas y en el choque con las nuevas tecnologías de la operati~ .
vidad contrainsurgente, guerrilla que es verdadero poder de fuego político ·
y militar al servicio de la causa popular"451 •
Con el término "estado psicológico triunfalista'', las FARC-EP aluden a
una estrategia discursiva del Gobierno destinada a exaltar imaginariamen-
te la idea de que el fin de la guerrilla está próximo. Sus golpes los apro-
vecha para hacer ver que hay una crisis interna en las FARC-EP, mientras
tanto ésta sostiene que dicha crisis no existe e insisten en ir hasta el final
para lograr su objetivo de forjar .
[ ... ) alternativas políticas para una nueva sociedad más equilibrada [... ]. Co-
lombianas y colombianos por la paz está haciendo renacer la esperanza de un
país que siente en lo profundo de su ser nacional que nuestro destino histórico
no puede ser la guerra civil ni tampoco el sometimiento indefinido a un régi-
men corrupto e injusto452 •
Si en el discurso todos quieren la paz y la concertación, pero en los
hechos eligen la crueldad de la guerra, lo que a nivel subjetivo ordena el
discurso de cada uno es el cinismo, mientras que la acción es comandada
por el goce criminal enmascarado en motivos políticos y altruistas.
A Iván Ríos le cercenaron una mano. A Raúl Reyes lo insultó muerto el Presi-
dente en la Cumbre de Río y en Santo Domingo; y ahora no quiere entregar
sus despojos mortales. La vileza del Estado hace más grande la nobleza de los

450. Cambio.com.co, "Habla Cano'', op. cit.


451. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Manifiesto de las FARC-EP", op. cit. ·
452. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, "Carta a Piedad Córdoba y
Colombianos por la Paz", 28 de marzo de 2009. Recurso electrónico disponible en:
http://www.cedema.org/ver.php?id=3166, consultado el 10 de agosto de 2010.

~ 184
n\,\estros. Aün cadáveres les tienen miedo a los guerrilleros bolivarianos del
siglo x:x.14s3.
Entre más vil y descarado sea el enemigo, más noble y admirable se
vuelve quien recibe el golpe.
A posteriori, el actual comandante de las FARC muestra que quien real-
mente estaba ocultando su debilidad y por ello acudió a los diálogos era el
propio Estado. Dice:
De ese modo quedaba patente la verdadera intención oficial, lo único que nos
reservaba era el derecho a la rendición sin condiciones. El Gobierno era cons-
ciente de que si no lo lograba, al menos ganaba el tiempo que necesitaba para
readecuar a las fuerzas armadas para la guerra de exterminio. Ningún estudio-
so del tema puede dejar pasar por alto el inmenso significado de lo expresado
por el Comisionado de Paz de entonces, Víctor G. Ricardo, al periodista Holl- . t.
man Morris, en su documental sobre el encuentro EL DIÁLOGO ES LA RUTA,
celebrado en Barranca en agosto pasado: "si las FARC-EP en ese momento
hubiesen sabido que el Estado no contaba con qué comprar un cartucho, no se
hubiera sentado a dialogar en el Caguán"454 •
Finalmente, aparece como una afirmación autoidentitaria de las FARC
una aseveración radical por parte de su actual comandante en jefe, cuando
dice: "El alzamiento armado está reconocido como la forma más elevada
de la lucha política"455 • Esta frase se inscribe en la misma lógica planteada
por Clausewitz, quien sostenía que la guerra es la continuación de la polí-
tica por otros medios.
En su argumentación, el actual jefe de las FARC muestra un inventario
de logros en la democracia gracias a su lucha armada: "De la lucha armada
de veinte años que precedió a los Acuerdos de La Uribe, se derivarían para
el país efectos verdaderamente mod,ernizantes que implicaron importantes
avances". Estos serían, según el líder insurgente: la elección popular de go-
bernadores y alcaldes, el debate sobre los derechos humanos en Colombia,
la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, el debate sobre el
fuero militar y la impunidad.

453. Fuerzas Annadas Revolucionarias de Colombia FARC, Secretariado del Estado Mayor
Central, "Comunicado sobre la muerte del comandante Iván Ríos'', op. cit.
454. Timoleón Jiménez, "Carta a Medófilo Medina", op. cit., pp. 34-35.
455. !bid, p. 31.

~ 185
Más adelante, Timochenko agrega:
(... ] nuestra presencia y combatividad en muchas regiones del país, dio origen
a que en las alturas del Estado se enteraran de la existencia de esas gentes y la
suma de adversidades que pasaban. El afán de aislarlas de nosotros, condujo
por una especie de carambola a que, así se tratara de trochas, llegaran a mu-
chos pueblos y veredas, vías por las cuales circulara un carro de línea, escuelas
donde los niños pudieran educarse, puestos de salud en donde al menos una
promotora les suministrara una elemental asistencia [ ... ] . La asistencia social
de programas como Familias en Acción, [ ... ] no deja de tener el sabor amargo
de que jamás habría surgido si la guerrilla no hubiera puesto antes un pie
allí4s6.
La elevación de la vía armada a la dignidad de un valor superior a toda
otra forma de lucha política erige la tendencia agresiva, la violencia radical
a la estatura de una axiología de la guerra en la que no hay otra alternativa
que la de "vencer o morir". Pero esa vía en realidad está perdida de ante-
mano, porque hace de esa victoria una utopía y su única elección real, así · .
se diga forzada, es la del triunfo de la muerte.

456. Ibid.

~ 186
CUARTA PARTE
El enemigo en el discurso de los paramilitares

Esta parte del texto se compone de tres capítulos, en los cuales se ana-
lizarán los discursos de enemistad que mantuvieron los paramilitares,
quienes se nombran a sí mismos como Autodefensas Unidas de Colombia

,
(AUC), con diferentes actores entre 1998 y 2010457 •
Durante el periodo analizado, los actores que más preocuparon a los
jefes de las AUC fueron la insurgencia, el narcotráfico y el Estado. De-
pendiendo del modo como fueran considerados por el Gobierno, sea que !
1
fueran delincuentes políticos o que entraran a hacer parte de los extradi- ¡
i
tables, las relaciones con aquel oscilaron entre enemistad, amistad, indife-
rencia o cordialidad. !
Adicionalmente, las AUC trataron como enemigos a otros actores, sin
llegar a construir sobre ellos una narrativa prolongada y consistente. Entre
estas enemistades contingentes se encuentran, por ejemplo, la corrupción
y la delincuencia común, fenómenos que n,o superaron el ámbito local y
que sirvieron a los paramilitares para extender su poder en las distintas
comunidades en las que hicieron presencia.
Con base en lo anterior, es posible afirmar que para el paramilitarismo
la enemistad no recae sobre un solo actor, sino que describe una forma de
relacionarse con otros actores nacionales e internacionales, de acuerdo
con los intereses coyunturales o estratégicos. Para el paramilitarismo la
enemistad sigue una lógica utilitarista y obedece a un uso teleológico o
instrumental de la razón458 • Para entender cómo se construye el enemigo

457. El periodo de análisis coincide con la formación, expansión y disolución de las AUC.
Se asume que esta organización representaba la voz pública del paramilitarismo en
Colombia durante estas fechas, por lo cual se dejaron de lado otros actores que po-
drían ser considerados paramilitares como las Convivir o expresiones de autodefensa
de orden local.
458. Al respecto véase: Max Weber, Economía y Sociedad, op. cit.; J. Habermas, Teoría de
la Acción Comunicativa I: Racionalidad de la acción y racionalización social, España,
Taurus, 1981.

-.!- 187
en el discurso de este actor armado no basta con señalar quién es y cómo
se refieren a él, sino que implica pensar también para qué sirve, cuál es su
función dentro del proyecto paramilitar. A continuación procederemos a
describir y explicar cómo constmyeron distintas relaciones de enemistad
entre 1998 y 2010, con el objetivo de determinar los factores e intereses
que las hicieron posibles.

~ 188
8
Enemistad necesaria y discurso contrainsurgente

Los jefes paramilitares definen a las AUC como un "movimiento nacio-


nal antisubversivo". De allí que llamen a las guerrillas sus enemigos natu-
rales o históricos, diferenciándolas de otros actores con los cuales llegaron
a tener confrontaciones. Por esta razón la insurgencia se presenta como un
enemigo necesario en el discurso paramilitar, debido al rol que ocupa en la
configuración identitaria del actor armado. Al respecto afirma Carlos Cas-
taño: "sostener la autodefensa en el momento en que se acabe la guerrilla
sería imposible. La unidad a nosotros nos las ofrece [ ... ] la existencia de
la guerrilla"459 •
Esta afirmación constituye una interesante paradoja, pues si bien al-
.guíen es declarado enemigo para justificar psicológicamente su destrucción
sin ningún reproche, al mismo tiempo existe la necesidad estructural de
conservar la enemistad para asegurar así la propia existencia. Esto quiere
decir que mientras al enemigo se le.destruye, a la enemistad hay que con-
servarla afuera como algo foráneo, pues sin su concurso se desbarataría la
ilusión de unidad y cohesión dentro del grupo.

459. Darío Arizmendi, "Entrevista a Carlos Castaño para el programa televisivo Cara a Cara
del Canal Caracol", 1 marzo de 2000. Documento tomado de la Biblioteca Central de
la Universidad de Antioquia.
En contraste con las afirmaciones de Castaño, varios analistas afirman que el parami-
litarismo en Colombia ha estado vinculado íntimamente a dinámicas de acumulación
capitalista más que a prácticas contrainsurgentes. Sin embargo, este debate no se
abordará en este apartado del texto. Al respecto véase: Gustavo Duncan, Del campo a
la ciudad en Colombia: la infiltración urbana de los señores de la guerra, Bogotá, Cede,
2005; Iván Cepeda, op. cit.; Carlos Medina Gallego, "La economía de guerra paramili-
tar: una aproximación a sus fuentes de financiación'', Análisis político, N° 53, Bogotá,
2005, pp. 77-87; Vilma Liliana Franco, op. cit.

~ 189
Orígenes de la guerra entre paramilitares e insurgentes
En este apartado nos proponemos reconstruir la visión que tienen los
paramilitares sobre el origen de su enemistad con la guerrilla y las carac-
terísticas fundamentales que atribuyen a la misma. Son dos las versiones
que emergen en el discurso de las AUC sobre este tema:
l. Durante el Gobierno de Andrés Pastrana, y en los primeros dos años
del Gobierno de Álvaro Uríbe, los jefes paramilitares as.eguraron que su
organización había surgido de manera espontánea y autónoma, como
una forma de defenderse de las constantes agresiones de los grupos
guerrilleros. Según esta versión, los distintos bloques que conforman las
AUC se habrían gestado independientemente pero a partir de procesos
muy similares, caracterizados todos ellos por la concurrencia de tres
factores: a) la llegada del enemigo y el .fin de una paz precedente, b)
la incapacidad e inoperancia del Estado y c) la renuncia personal y la
adhesión a una causa heroica.
2. Una segunda versión sobre el origen de la enemistad entre paramilita-
res e insurgencia emerge durante la formulación de la Ley de Justicia y
Paz. Aunque siguen afirmando el carácter antisubversivo de su organi-
zación, los jefes de las AUC responsabilizan al Estado de haber sido el
gestor del paramilitarismo mediante el reclutamiento de civiles para el
ejercicio de la guerra sucia.
A continuación procederemos a explicar ambas narrativas.
Ramón lsaza, en la ponencia que presentó en julio de 2004 ante el Con-
greso de la República, describía la existencia de un pasado rural anterior a
la guerra, caracterizado por una vida familiar pacífica y modesta:
No eran esos tiempos como los de ahora, no eran las costumbres iguales a las
de hoy. Se vivía para la familia, como primera medida, y en segundo lugar
de los vecinos, de la comunidad [ ... ] la vida era simple y los campos sitios
ideales para vivir y criar la familia, por lo cual 10 o 12 gallinas, 2 o 3 vacas
· lecheras, nos daban huevos y leche para nuestro consumo, 2 o 3 marranitos
que se mantenían sueltos, cuando ya estaban gordos los vendíamos y con eso
comprábamos el arroz, el chocolate, la manteca, la sal, el azücar y otras cosas
de la canasta familiar46º.

460. Ramón Isaza, "Texto presentado ante el Congreso de la República", 28 de julio de


2004. Recurso electrónico disponible en: http:// www.derechoshumanosypaz.
org%2FMATERIAL_DDHH%2FANALISIS_ COYUNTURAL%2FALTERNATIVIDAD _

~ 190

··.': .. ·.. ....... .


,
Tanto la insurgencia como los paramilitares construyen una versión pa-
radisíaca de lo que era su vida antes de la llegada del enemigo. Se trata de
una vida idílica llena de armonía que fue alterada, en su orden, con la lle-
gada de las fuerzas del Estado y de la guerrilla . .En ambos casos, y sin razón
aparente, el enemigo destruyó lo que se había conseguido con esfuerzo,
llegó para despojar violentamente y violar el derecho de propiedad. Dice
Ramón Isaza: "cuando esos bandidos se nos llevaban algo, nos descuadra-
ban todo, nos privaban de lo necesario, por eso había que tomar alguna
decisión"461 •
Ese relato idílico del origen, en donde los protagonistas son "almas be-
llas" en sentido hegeliano, retorna recurrentemente en las presentaciones
públicas de los jefes paramilitares entre 1998 y 2005 462, acompañados por
el recuerdo de secuestros a familiares cercanos, como en el caso del padre ·1
de Carlos Castaño. Un sentimiento particular de odio y venganza es asumi-
do como el germen que dio origen a la enemistad, la cual se expresó bajo la
forma de grandes masacres cometidas en todo el territorio nacional. Igual
que la guerrilla, los paramilitares se consideran originalmente víctimas de
la guerra, más que actores generadores de la misma. Cada uno de estos
actores armados define al otro como delincuente común, ladrón y secues-
trador desprovisto de toda motivación política. Dado que ninguno asume
la responsabilidad ética de su acto original, por muy forzada que haya sido
su elección, la posición que se adopta frente a la ley es cínica.
Mientras para la guerrilla el injusto y descarado ataque de quien debería
haberlos escuchado y protegido -el Estado- los obligó a tomar las armas,
para el paramilitarismo fue la incapacidad militar del Estado lo que los

PENAL%2FDISCURSO_RAM_N_ISAZA_JUL_28.DOC&ei=ucUaUN6TOY-M6QHf_
4A4&usg=AFQjCNHqqn0bqiV_uAYfl'pOyc480yOahbA&sig2=q5xlztFsPiRtb5-jqE-
dYfA, consultado el 10 de agosto de 2010.
461. Ibid.
462. Véase, a manera de ejemplo, la versión presentada por Carlos Castaño en: Darío Ariz-
mendi, Entrevista a Carlos Castaño para el programa televisivo Cara a Cara del Ca nal
Caracol, op. cit.; Salvatore Mancuso, "Discurso del Jefe del Estado Mayor de las AUC,
Comandante Salvatore Mancuso, en el acto de ínstalación oficial del proceso de nego·
ciación entre el Gobierno Nacional y las Autodefensas Unidas de Colombia", 1 de julio
de 2004. Documento tomado de la página web colombíalibre.org a través del archivo
de internet archive.org, consultado el 10 de junio de 2011.

~ 191
obligó a organizarse militarmente para combatir a los grupos insurgentes.
Así lo expresó Salvatore Mancuso en su presentación ante el Congreso:
Testimonio inequívoco del desamparo y la inoperancia del Estado en Colom-
bia, que me hizo constatar entonces, con enorme dolor y desesperanza -ante
el silencio oficial- que este Estado nuestro era indiferente, ineficiente, débil,
ausente e incapaz de brindarnos la protección y seguridad que requeríamos.
Así nacen, Señoras y Señores, de forma espontánea y en l~gítima defensa pro-
pia y de nuestras comunidades, los grupos de Autodefensa, empujados al abis-
mo de la guerra por el vacío de poder y la barbarie, que se extendió como un
incendio por casi todo el país. Nosotros, nos resistimos a creer durante mucho
tiempo, que el Estado renunciara, como lo hizo, al element.al deber de garanti-
zar la vida, la libertad, la honra y los bienes de los colombianos 463 •
La anterior caracterización del Estado como un Otro que tiene el deber
de proteger al más desamparado, guarda coherencia con la tesis de la le-
gítima defensa como justificación para constituirse en un grupo armado,
pues en el enfoque contractualista y en especial el liberal del Estado-na-
ción, éste surge en función de salyaguardar la seguridad, la vida, la liber-
tad y la propiedad de las personas, en lo cual encuentra su legitimación y
su razón de ser. Y de afirmarse que el Estado es incapaz de ofrecer dichas
salvaguardas, bien sea por incapacidad o por desidia, deviene ilegítimo,
no merecedor de la obediencia y su sistema legal y de justicia pierde obli-
gatoriedad.
La legítima defensa es la narrativa que mayor fuerza tiene en el discurso
de legitimación de cualquier acto humano. Tiene reconocimiento como
causa de justificación en la política, en la ética y en el derecho (constitu-
cional y legal). En el caso presente, la misma dice ejercerse para garantizar
la vida, la libertad, la propiedad y hasta "la patria'', valores e intereses de
mayúscula jerarquía que ningún régimen o sistema político puede dejar
de reconocer. Por esta razón, Mancuso afirma que el haber ido a la guerra
contra la subversión constituyó un "imperativo ético insoslayable"464 •

463. Salvatore Mancuso, "Discurso ante el Congreso de la República", 28 de julio 2004.


Recurso electrónico disponible en: http://www.lasillavacia.com/sites/default/ files/
media/ docs/17789/discurso_salvatore_mancuso.pdf, consultado el 10 de junio de
2011.
464. Ibid.

~ 192
El proceso de gestación del actor armado estaría determinado además
por una renuncia, un momento en el cual los futuros paramilitares, en
su condición de víctimas de la guerrilla, deciden dejar atrás todo cuanto
conocen para dedicarse a la causa contrainsu.rgente. El sacrificio supone
el abandono de los afectos familiares y de las posesiones materiales, pero
también de los ánimos de venganza individuales en pro de un servicio na-
cional de defensa:
Los que empuñamos las armas por la Paz de Colombia desde las filas de las
Autodefensas, no dudamos en la hora trágíca, cuando la guerra tocó a nuestra
puerta, en dejar atrás y con hondo pesar, nuestros hogares, los afectos, las
amistades, las comodidades campesinas o urbanas, y los intereses legítimos de
hombres .y mujeres de bien465 .
La violencia vino de afuera y tocó a la puerta, no estaba ahí, era extra- .1
ña, pero lo que no explica Mancuso es por qué después se convirtió para él
en algo tan íntimo, tan entrañable y por qué a su vez, ya sin ningún "hon-
do pesar" y en cambio sí con una honda "necesidad", pasó de ser víctima
a convertirse en un actor que derrumbó la puerta de tantas personas que
no eran sus enemigos, sino únicamente contradictores o sospechosos de
serlo.
Posterior a eso fui mirando que la guerra ya no era algo por venganza sino una
necesidad, y comencé a mirar de que [sic] mientras haya intereses humanos
la guerra podrá hacerse presente. La guerrá es terrible, mire, pero cuando ella
llega y toca la puerta de su casa, un hombre tiene que enfrentarse a lo que sea.
Yo lo que entendí ese día es que para eso hay que tener valor, y que si no podía
re.c uperar a mi padre, que no le sucediera a otra cantidad de padres honestos
que habían [sic] por allí. Se fue superando el odio. Hoy en día no tengo ven-
ganza, no odio y desprecio menos466•
Con este argumento en el cual se combinan la legítima defensa con el
altruismo caritativo, los paramilitares pretendían que sus acciones no fue-
ran consideradas como simple justicia privada sino como actos legítimos
de guerra investidos de sentido político y de un gran valor ciudadano y he-
roico. Según Salvatore Mancuso, el proceso de negociación entre las AUC
y el Gobierno de Álvaro Oribe permitía al país conocer "la histori?- dura,

465 . !bid.
466. Darío Arizmendi, "Entrevista a Carlos Castaño para el programa televisivo Cara a Cara
del Canal Caracol", op. cit.

-.$.- 193
heroica y hasta mítica de las Autodefensas. Verdadera epopeya de libertad
de la Nación y del Pueblo colombiano" 467 •
La concepción heroica de la lucha contrainsurgente se expresa también
en las denominaciones de algunas facciones de las AUC, como es el caso de
"Héroes de Tolová" o "Héroes de Granada". Etimológicamente el héroe es
aquel varón ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes; personaje de ca-
rácter elevado en la epopeya. El discurso denota .entonces que los parami~
litares se sacrificaron por el pueblo, hicieron una "acción grande y pública"
que el "juicio de la historia" tendrá que reconocer, dado que confrontaron
en muchos lugares a los enemigos de la patria, encarnados en el terroris-
mo de la subversión y, gracias a ello, hicieron posible en los territorios que
lograron someter a su dominio, la "concordia, tolerancia y civilidad" entre
sus habitaµtes, a la par de la sobrevivencia del modelo económico vigente,
tributario de valores como la libertad de empresa, la "inversión" de los ca-
pitales, la productividad, el desarrollo, y el "trabajo honesto".
Un discurso como el que se acaba de evocar, tiene grandes implicacio-
nes en la caracterización de la insurgencia, pues ésta ya no solo propicia la
unidad del actor armado, sino que también sirve para enaltecer la heroici-
dad del guerrero. Para que esto último ocurra, el enemigo debe ser descrito
como particularmente aterrorizador y monstruoso. Como si se tratara de
un relato de la épica clásica o de una novela caballeresca, los jefes para-
militares se refieren a las guerrillas como "profetas armados del caos, la
violencia y el terrorismo"468 , al tiempo que se les vincula con lo sombrío y
lo desconocido:
Aquí, están presentes conmigo los héroes dolientes de la guerra, los que so-
breviven y los que fallecieron. Están aquí, los que caminan sin descanso de-
fendiendo esta Colombia desconocida para muchos, patrullando en parajes
peligrosos y solitarios, donde acecha el enemigo terrorista. También los héroes
anónimos caídos en la lucha, que ya no podrán disfrutar la Paz469 •
·Por contraste, los paramilitares se presentan como inocentes que se vie-
ron obligados a tomar las armas. La guerra deja de ser entendida como

467. Salvatore Mancuso, "Discurso ante el Congreso de la República", op. cit.


468. !bid.
469. !bid.

..!.- 194
una confrontación entre ejércitos opuestos y adquiere las características
propias de "una guerra contra la humanidad"47º.
Los paramilitares también se presentan ocasionalmente como emisarios
de una voluntad divina. Con estas palabras cerraba Mancuso su discurso
en la instalación de la mesa de negociación con el Gobierno Uribe: "Que
Dios por conducto de nosotros, ejecute sus designios de paz para los co-
lombianos"471 .
Una segunda versión sobre el origen del paramilitarismo es planteada
algunos años más tarde por varios líderes de las AUC. Durante el Gobierno
de Andrés Pastrana, toda sugerencia sobre conexidades, complicidades o
vínculos de los paramilitares con cualquier poder del Estado era vista por
las AUC como una estrategia de sus enemigos subversivos para deslegiti-
marlos públicamente:
La "diplomacia subversiva" utiliza personajes e instituciones para satanizar
nuestra organización y desprestigiar al Gobierno y las FFAA colombianas, al
presentar malintencionadamente al Estado como cómplice o auspiciador de
nuestras acciones de guerra, sin importarle que siempre reivindicamos nues-
tros golpes a la subversión, y que nuestra independencia política y autonomía
militar están demostradas hasta la saciedad472 •
Esta postura cambió durante el proceso de negociación con Álvaro Uri-
be, cuando algunos jefes de las AUC asegur9.ron que la aparición del para-
militarismo había sido sugerida por el propio Estado. Esta nueva versión
sobre el origen de la guerra constrainsurgente fue aducida con el fin de
desligarse de la obligación de indemnizar a las víctimas, consagrada en
la Ley de Justicia y Paz. En este sentido cabe mencionar a Ramón Jsaza,
quien recomendó a la Fiscalía que la reparación a las víctimas del grupo

470. Según Mancuso, "la de las guerrillas comunistas colombianas es una guerra contra las
libertades y la dignidad del Pueblo colombiano. Y toda guerra contra las libertades y
la dignidad de cualquier Nación de la tierra es también una guerra contra la Humani-
dad". En: Salvatore Mancuso, "Discurso del Jefe del Estado Mayor de las AUC, Coman·
dante Salvatore Mancuso, en el acto de instalación oficial del proceso de negociación
. entre e l Gobierno Nacional y las Autodefensas Unidas de Colombia'', op. cit.
471. Salvatore Mancuso, "Discurso ante el Congreso de la República'', op. cit.
472. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, Estado Mayor, "Carta a Fabio Valencia Cossio,
presidente del Congreso de la República'', Urabá, 27 de agosto de 1998. En: Carlos
Castaño Gil, Colombia siglo XXI: Las autodefensas y la paz, Colombia: Talleres Colom-
bia Libre, 1999. pp. 141-144.

-t. 195

··\
que estuvo bajo su mando en el Magdalena Medio la asumiera de forma
exclusiva el Estado, por cuanto éste "es el responsable del surgimiento de
las Autodefensas"473 •
En esta narrativa se inscribe también el discurso de Salvatore Mancuso.
En una carta dirigida a Álvaro Uribe Vélez, luego de su extradición, el vo-
cero de las AUC afirma que el paramilitarismo siempre fue una política de
Estado. Dice haber nacido en ·un país en conflicto, recltttado y entrenado
por el Estado, "bajo una política de 'seguridad nacional' i:nadre del para-
militarismo de Estado. Yo soy hijo legítimo de esa invención para hacerle
frente a un fenómeno comunista que combinó todas las formas de lucha y
estuvo a punto de hacer colapsar al país"474 •
Mancuso le da la razón a Marulanda, quien considera al paramilita-
rismo hijo ilegítimo del Estado. Mancuso en el mismo documento afirma
que el narcotráfico fue una actividad que les fue permitida por el Estado
y el establecimiento, para que tuvieran recursos suficientes y autónomos
para la guerra. De otra forma tendrían que haber gravado ("vacunado")
para sostenerse, ampliarse y consolidarse, a los actores y poderes gestores
y beneficiarios de la economía legal (empresas, multinacionales, minas, el
transporte, el comercio, el estado local y regional, etcétera).
Dice Mancuso:
Siempre visualicé que el primer paso de legitimación deLEstado debía ser el
del desmonte del paramilitarismo de Estado, que ello debía abrir las puertas
para los pasos siguientes. Por eso había que quitar primero los estados de
facto que constituíamos los paramilitares civiles reclutados por el Estado y
el Establecimiento, lo que algunos llaman los·contratistas del Estado para la
guerra antisubversiva, para lo cual quienes nos metieron en esta guerra pre-
tendieron salvar su responsabilidad y asegurar el buen resultado de formar

473. El Colombiano, "Ramón Isaza busca reparar cori bienes que no son suyos", 23 de agosto
de 2007. Recurso electrónico disponible en: http://www.elcolombiano.com/BancoCono-
cimiento/0/ olac_ ramon_isaza _reparara_con_fincas_ que_no_son_de_el_colprensa_
Jcg_23082007/ olac_ramon_isaza_reparara_con_fincas_que_ no_son_de_el_colpren-
sa_kg_23082007.asp, consultado el 10 de junio de 2011.
474. Salvatore Mancuso, "Carta a Álvaro Uribe desde Washington DC, EEUU", 22 de mar-
zo de 2009. Recurso electrónico disponible en: http;//www.elespectador.com/articu-
lol45410-mancuso-le-dijo-uribe-vienen-capitulos-mas-dolorosos, consultado el 10 de
junio de 2011.

~ 196
ejércitos antisubversivos poderosos diciéndonos que allí estaban disponibles
los cultivos ilícitos que les quitáramos a las guerrillas y a los mismos narcos
para reinvertir esos fondos en la compra de armas y toda la logística que su-
pone equilibrar la balanza de la guerra que el Estado iba perdiendo con las
guerri!las475 •
Esta segunda narrativa sobre el origen de la enemistad con la insur-
gencia no modifica la imagen peyorativa que se tiene del enemigo. Sin
embargo, sí altera sustancialmente las descripciones autoidentitarias del
actor armado y de sus comandantes, quienes pasan de ser héroes con-
trainsurgentes a simples reclutas y contratistas del Estado. El cambio de
posición, como se verá más adelante, respondió fundamentalmente a las
tensiones vividas entre los jefes paramilitares y el Estado durante el proce-
so de desmovilización.
1
Estrategias de degradación del enemigo en el discurso
paramilitar

Durante el Gobierno Pastrana los jefes paramilitares se empeñaron en


difundir la idea de que la insurgencia era el principal mal del país. Con
ello buscaban ejercer presión sobre organismos internacionales y del Esta-
do para que retiraran su apoyo al proceso de negociación con las FARC y
desconocieran su estatus político. Los paramilitares vieron en el lenguaje
no sólo un medio para legitimar sus actos de guerra y presentarse como
señores respetables y pacíficos ciudadanos de bien, sino también como un
arma para socavar el apoyo social e institucional de sus enemigos. De esta
forma el discurso actúa como un instrumento con efectos bélicos sobre el
enemigo.
Uno de los efectos del Caguán fue permitir el acceso de los actores
armados al discurso público. Directamente en el caso de las FARC, e indi-
rectamente en el caso de las AUC, se legitimó a los comandantes de estos
grupos armados para expresar sus opiniones de manera masiva a través de
los medios de comunicación, mediante la publicación de comunicados y
entrevistas. En el caso del paramilitarismo resulta alarmante el despliegue
mediático que se produjo desde el año 2000. El número de entrevistas con-

475. Salvatore Mancuso, "Carta a Álvaro Uribe desde Washington DC, EEUU", op. cit.

"-' 197
cedidas, el contacto directo con los medios y fenómenos como las encues-
tas de favorabilidad 476 demuestran una mediatización del conflicto, lo cual
no sólo permitió la publicación masiva de las voces oficiales de las AUC,
sino que además sirvió como mecanismo para legitimar los propios actos
de barbarie y deslegitimar a los enemigos. A continuación expondremos
las distintas estrategias discursivas por medio de las cuales los paramili-
tares han construido y difunqido socialmente esta imagen negativa de la
insurgencia.
Desde el año 2000, con la puesta en marcha del Plan Colombia y la
lucha antidrogas de Estados Unidos, el narcotráfico se convierte en uno
de los temas centrales del discurso paramilitar, y categorías como "narco-
traficantes", "narcoguerrilla" y "guerrilla mafiosa" se vuelven calificativos
recurrent~s para referirse a las FARC y al ELN477 • Esta es su manera de
descalificar al enemigo y al mismo tiempo de encumbrarse a sí mismos,
pues no son ellos sino el otro quien participa en la guerra desde un lugar
mezquino de enriquecimiento personal. Es con este argumento que desca-
lifican el proceso de paz del Cagu~n:
Salen entre cinco y seis mil kilos semanales de la zona de despeje, lo que en
estadísticas conservadoras representa veinte mil kilos de cocaína que pasan por
las manos de las Farc mensualmente, dejando una ganancia neta para las Farc
de $18.750'000.000 (dieciocho mil setecientos cincuenta millones de pesos).
[.. .] podrá imaginarse cualquier desprevenido colombia.no que esta guerra

4 76. Constantemente los paramilitares exponen las encuestas de favorabilidad como ar-
gumento para decir que los colombianos prefieren a las autodefensas por encima de
la guerrilla. Al respecto dice Castaño: "Las últimas encuestas muestran que un 96
por ciento de los colombianos han dicho que las Autodefensas no deben entr~gar
las armas hasta cuando la guerrilla lo haya hecho. Un 70 por ciento dice que el
gobierno no debe perseguir a quienes financian a las Autodefensas". En: Luis Jaime
Acosta, "Entrevista concedida por Carlos Castaño, Comandante de las Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC), a la Agencia Internacional Reuters en algún lugar de la
Serranía de San Lucas", septiembre de 2000. Documento tomado de la página web
colombialibre.org a través del archivo de internet archive.erg, consultado el 10 de
.junio de 2011.
477. Véase por ejemplo: Autodefensas Unidas de Colombia AUC, "Ese sapo no nos cabe",
3. de julio de 2001. Documento tomado de la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación
Ideas para la paz (FIP); Carlos Castaño Gil, "Carta a los embajadores en Europa", 16
de mayo de 2001. Documento tomado de la página web colombialibre.org a través del
archivo de internet archive.erg, consultado el 10 de junio de 2011.

"-' 198
:rnás que política es económica, y para esto debe prepararse el país, será esto lo
que negociará la guerri11a47S.
Algo similar ocurrió después de los atentados del 11 de septiembre de
2001 en Nueva York. A partir de esta fecha losjefes de las AUC convierten
al terrorismo en objeto de sus ataques verbales y se empeñan en calificar a
la subversión como "terrorista'', "narcoterrorista", "sembradora del terro-
rismo", o "reducto terrorista" (en el caso del ELN).
"Narcotráfico" y "terrorismo" son para los Estados Unidos, la Unión Eu-
ropea y poderes conexos las conductas que mayor reproche merecen. En el
caso colombiano, sobre el pretexto del carácter narcotraficante de las orga-
nizaciones insurgentes se han legitimado la extradición de sus integrantes
a los Estados Unidos y la destinación de los recursos del Plan Colombia a la
lucha contrainsurgente. De allí que al imputarle a las FARC la participación
directa en el narcotráfico, correlativamente se las trata en el discurso como
los "peores criminales internacionales en la historia de América Latina"479 •
La internacionalización de las categorías con las cuales se alude al enemi-
go sería por tanto una de las expresiones de la globalización, definida por
De Sousa Santos como "localismo globalizado"48º.
También es común describir al enemigo como cómplice de un Otro a
quien el imaginario público asocia con el mal, la crueldad, la sevicia, la
abyección o la perversidad. En determinado momento, por ejemplo, las
AUC asocian a las FARC con Pablo Escobar, por cuanto este último es el
paradigma en el orden nacional e internacional del narcotraficante, narco-
terro.rista, bandido, etcétera:
Que justo ahora, al cumplirse los diez años de la Constitución de 1991, se
pretenda [ ... ] entregar el poder a una guerrilla mafiosa y terrorista, es como
decirle [sic] a esos miles y miles de los mejores y más honestos colombianos
que han caído por oponerse al terrorismo y al narcotráfico, que sus vidas se
entregaron en vano, y que quienes ayer los animaron a ponerle el pecho a las

478. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, Estado Mayor. "Carta abierta de las AUC a los
.negociadores del Gobierno con las FARC". 7 de julio de 1999. Documento tomado de
la página web colombialibre.org a través del archivo de internet archive.org, éonsulta-
do el 10 de junio de 2011.
479. Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, "Ese sapo no nos cabe'', op. cit ..
480. Boaventura de Sousa Santos, Sociología jurídica crítica. Para un nuevo sentido común
en el derecho, Madrid, ILSNTrotta, 2009, p. 310.

-!- 199
balas en la avanzada de esta guerra de mil aristas que vivimos, hoy se compla-
cerían en entregar el Estado a los sucesores de Escobar481 •
Lo que se pretende al asociar el significante Escobar con el significante
guerrilla es que se termine identificándolos como la "misma cosa", para
que de esta manera los estigmas o etiquetas que recaen sobre el jefe narco-
traficante, sean creadas o impuestas, positivas o negativas, ciertas o falsas,
terminen siendo el principal elemento de identificación de la insurgencia y
se borren a nivel simbólico sus otras características; esta' maniobra discur-
siva tiene además la ventaja de encauzar la actividad social, por cuanto la
comunidad se cohesiona a partir de la etiqueta, común a todos, e incita y
moviliza energía pública4ª2.
De nuevo, cuando el enemigo es despojado de su estatus político y se
deja de reconocer como opositor para buscar su total "destrucción", apa-
recen en el discurso otras estrategias de degradación que pretenden des-
legitimar al otro como interlocutor válido y despojarlo de su condición de
ser humano. Estas estrategias buscan respaldar discursivamente los actos
de violencia y el asesinato del enemigo, aunque éste se encuentre inserto
en un proceso de diálogo y reciba reconocimiento político por parte del
Estado.
En el caso específico de las FARC, el discurso de los paramilitares actuó
en dos direcciones: por un lado, se buscó rechazar las opiniones y proyectos
de esta organización insurgente, asegurando que mentían en su voluntad
de paz, que obedecían a intereses personales y que, por tanto, el Caguán
era un engaño de enormes proporciones para con el país y el Estado. En
segundo lugar, se procuró difundir la idea de que las FARC se ubicaban por
fuera de la razón y de la sociedad al ser enfermos mentales, se emplearon
además significantes referidos a la animalidad para calificarlos.

481. Autodefensas Unidas.de Colombia AUC, "Ese sapo no nos cabe'', op. cit. Véase también
la siguiente cita: "¿Es que cabe en alguna cabeza sensata que pueda negociarse una
agenda política con los Pablo Escobar de comienzos del siglo XXI?" En: Autodefensas
Unidas de Colombia AUC, "Las Farc y su desespero", 10 de julio de 2002. Documento
tomado de la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
482. Lola Aniyar de Castro, Criminología de la reacción social, Maracaibo, Universidad del
Zulia. Instituto de Criminología, Facultad de Derecho, 1977, p. 120-123. En sentido
crítico respecto de dicha teoría, Cf. Cid José Moliné y Elena Larrauri Pijoan, Teorías
criminológicas, Barcelona, Bosch, 2001, pp. 215-221; Massimo Pavarini, Control y do-
minación. Teorías criminológicas burguesas y proyecto hegemónico, Buenos Aires, Siglo
XXI, 1983, pp. 129-137.

-t- 20.0
Un proceso de diálogo honesto, tal corno lo entienden los paramilitares,
implica "traer a las FARC a la razón"483 . Pero "La irracionalidad y barbarie ·
de las FARC hicieron inevitables la ruptura del proceso de negociación"484 •
En lo que respecta a la animalización de las FARC, para describirla se uti-
lizan palabras corno fauces y madriguera. Castaño habla, por ejemplo, de
"La terquedad de las FARC en amenazar y dar golpes corno bestias enfu-
recidas y armadas de puñales"485 • También se refiere a los "delirios mesiá-
nicos de las FARC"que pretenden instaurar la anarquía y al hecho de que
nunca han hecho parte de la sociedad. Dice Carlos Castaño: "En el caso de
los subversivos hay que hablar de inserción en la sociedad, porque nunca
fueron sociedad, en el caso nuestro de retorno a la normalidad civil"486 •
Cada actor armado se cree moralmente mejor que el otro, razón por la
cual sus actos destructores no deberán ser juzgados, ni reprochados, sino .l
justificados y av~lados. En esta lógica, tanto guerrilla corno paramilitares
argumentan de manera constante por qué merecen lo que se le deberá
negar al otro, o sea el reconocimiento político. Ser reconocido por el Go-
bierno como un adversario político parece tener la significación subjetiva
de obtener la razón en cuanto al imaginario de heroísmo y altruismo que
supuestamente los llevó a la guerra.
Al respecto traemos a cuento algunas declaraciones de Carlos Castaño:
[ ... ] existe en un país una organización que, aunque en Europa la tilden de
criminal, de mercenaria, y de otras cosas ·distantes de la realidad, tiene el 11O/o
de popularidad mientras que la guerrilla sólo tiene el 30/o de respaldo popular,
encontramos apoyo social en todas las regiones, se valida nuestra razón de ser
y. nuestra esencia de naturaleza política no la pone en discusión nadie487 •

483. Luis Jaime Acosta, "Entrevista concedida por Carlos Castaño, Comandante de las Au-
todefensas Unidas de Colombia (AUC), a la Agencia Internacional Reuters en algún
lugar de la Serranía de San Lucas'', op. cit.
484. Carlos Castaño Gil y Salvatore Mancuso, "Comunicado sobre la ruptura del Caguán",
20 de febrero de 2002. Documento tomado de la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación
Ideas para la paz (FIP).
48~. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, "Las Pare y su desespero", op. cit.
486. Luis Jaime Acosta, "Entrevista concedida por Carlos Castaño, Comandante de las Au-
todefensas Unidas de Colombia (AUC), a la Agencia Internacional Reuters en algún
lugar de la Serranía de San Lucas", op. cit.
487. Salud Hernández Mora, "Entrevista a Carlos Castaño/ Líder de las Autodefensas Uni-
das de Colombia. 'Me honra ser combatido por Andrés Pastrana. Es un vendepatrias"',

~201
Tenemos nuestro propio proyecto político, tenemos un modelo de Estado, te-
nemos una propuesta que hacer, tenemos un concepto claro de lo que es una
reforma agraria en Colombia, de lo que es una política agraria, una reforma
urbana, una reforma a las instituciones488•

Extensión de la enemistad hacia la sociedad civil

Algo que en el campo de los hechos objetivos no coindde con la con-


dición de víctima que los paramilitares argumentan en su discurso sobre
su origen guerrero, es la extensión metonímica de la enemistad con la
subversión a otros actores con el argumento de que eran la "base social"
de los grupos guerrilleros y que los apoyaban directa o indirectamente.
ONG, movimientos de víctimas, periodistas, organismos internacionales
y gobiernos extranjeros fueron objeto de severas acusaciones y mordaces
alusiones en el discurso, llegando incluso a ser declarados "objetivo mili-
tar" de las AUC. Se les criticó por mostrar "preferencias" y "favoritismos"
hacia las FARC y el ELN, por "congraciar" ideológicamente con tales gru-
pos o por "protegerlos" en sus territorios.
Esto se expresó también en el plano bélico. Mientras Pastrana adelanta-
ba diálogos con las FARC en San Vicente del Caguán, las AUC consolidaron
y extendieron su poder militar en todo el territorio nacional489 • Para ello,
más que una confrontación directa con los grupos guerrilleros, se adelantó
una estrategia de ataques sistemáticos contra la población civil. Tan sólo

El Mundo, Madrid, 20 de mayo de 2001. Documento tomado de la página web colom-


bialibre.org a través del archivo de internet archive.org, consultado el 10 de junio de
2011.
488. Claudia Gufísatti, "Entrevista a Carlos Castaño para el programa televisivo La Noche
· del RCN Televisión", 8 de Agosto de 2000. Documento tomado de la página web co-
lombialibre.org a través del archivo de internet archive.org, consultado el 10 de junio
de 2011.
489. Mauricio Romero ha señalado la relación histórka que existe entre el crecimiento de
19s grupos paramilitares y los procesos de negociación con la Insurgencia desde los
años ochenta. Al respecto véase: Mauricio Romero, Paramilitares y Autodefensas 1982-
2003, Bogotá, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. Universidad
Nacional de Colombia, 2003, pp. 15-43.

~202
en 2001 se presentaron, según cifras de la Vicepresidencia de la Repúbli-
ca490, 186 masacres, las cuales dejaron alrededor de 1.044 víctimas.
Una estrategia discursiva que facilitó en el plano simbólico la extensión
casi ilimitada de la enemistad, fue construir a la insurgencia como un ene-
migo que podía estar en todas partes y encarnarse en cualquiera que pen-
sara distinto, así se volvió un Otro omnipresente, difuso y sin límites 491 • En
un momento dado el lugar de enemigo de las Autodefensas fue ocupado
por categorías más o menos abstractas como "narcotráfico", "corrupción",
"terrorismo" o "subversión". Si por oposición a estos significantes peyora-
tivos se define la propia identidad, la consecuencia lógica es la condena a
muerte de todo aquel que no resulte semejante, es decir, de todo aquel que
sea asociado con el "sentimiento de asco y rechazo que vibró en el corazón
de los colombianos, cuando el autoritarismo criminal de la guerrilla comu- ·l
nista, creyó arrodillar al país entero suplicándole paz"492 .
Un claro ejemplo de que la palabra subversivo es convertida por las Au-
todefensas en un calificativo moral, se encuentra en la referencia de Carlos
Castaño a los asesinatos de periodistas: "En toda su historia, la Autodefen-
sa ha ejecutado a dos periodistas locales por ser subversivos, no por ser
periodistas" 493 •
Los jefes paramilitares nunca definen explícitamente qué entienden por
subversión. Sin embargo, del análisis de los significados locales se infiere
que el concepto incluye a todos ().quellos que militen en las FARC o el ELN,
favorezcan directa o indirectamente los intereses de estas organizaciones,

490. Verdadabierta.com. Estadísticas. Recurso electrónico disponible en: http://verdada-


bierta.com/ archivos-para-desea rgar/category/80-estadisticas? download = 1067%25
3Aestadsticas-del-conflicto-en-colombía-a-diciembre-de-2011, consultado el 8 de fe-
brero de 2012.
491. Es importante aclarar que los aspectos que se mencionan aquí no deben leerse como la
causa de los ataques contra la población civil, para lo cual sería necesario un análisis
extradiscursivo más minucioso, sino como el correlato que acompañó a las masacres,
amenazas y asesinatos selectivos entre 1998 y 2009.
492. Autodefensas Campesinas Bloque Central Bolívar AUC. "iLa concentración ,e n Santa Fe
de Ralíto!", 17 de mayo de 2004. Documento tomado del Instituto de Estudios Políti-
cos de la Universidad de Antioquia.
493. Salud Hernández Mora, "Entrevista a Carlos Castaño / Líder de las Autodefensas Uni-
das de Colombia. 'Me honra ser combatido por Andrés Pastrana. Es un vendepatrias"',
op. cit.

""' 203
o expongan ideas políticas de izquierda. También parecen quedar cobi-
jados algunos actores sociales que denuncian públicamente los crímenes
cometidos por los grupos paramilitares.
De lo anterior se deduce que los usos del término "subversión" son tan
amplios que puede incluir sin dificultades a cualquier actor social. Cuando
los enemigos no son organizaciones o individuos sino conceptos abstrac-
tos, los límites se vuelven difusos y las acciones vi.olentas ,pueden dirigirse
contra un sector amplio de la sociedad, el cual incluye tanto a combatien-
tes como a civiles. Todo esto se logra sin poner en riesgo la estabilidad o la
coherencia del discurso.
Para justificar esta ampliación de objetivos militares Carlos Castaño
introduce el concepto de "guerra irregular"494, y asegura que a diferencia
de otros conflictos, en el colombiano no es posible dirigir los ataques ha-
cia un grupo claramente identificado de combatientes porque el enemigo
se diluye en la sociedad civil. De este modo, las acciones violentas des-
cansan en un ejercicio interpretativo de los comandantes, quienes deben
determinar individual y arbitrariamente a quiénes aplican el calificativo
de subversivos. ·
Posteriormente, las AUC, ante los señalamientos nacionales e interna-
cionales por violación de derechos humanos, aseguraron tener criterios
estandarizados para este fin. Según Carlos Castaño, el asesinato de civiles
no obedecía a simples decisiones subjetivas. Así lo explicitó en entrevista
al Washington Post al referirse a los criterios con los cuales determinaban y
ajusticiaban a los "colaboradores de la guerrilla":
[ ... ] no es el criterio del comandante. Es por razones de los estatutos que nos
rigen, que cada comandante toma esa decisión. Los colaboradores se definen
en tres categorías: en el grupo uno están los colaboradores por obligación, los
que dan comida y abrigo a los guerrilleros. Ellos fueron un objetivo los tres

494. Para mayor información sobre el significante "guerra irregular" véase Carlos Castaño
Gil, "Colombia: democracia y paz. Intervención de las Autodefensas Unidas de Co-
lombia -AUC- para el tercer seminario internacional 'Colombia: democracia y paz"',
septiembre de 2000. Documento fomado de la página web colombialibre.org a través
del archivo de internet archive.org, consultado el 10 de junio de 2011; Autodefensas
Unidas de Colombia AUC, Estado Mayor, "Carta a Robert Goldman, presidente de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos", Colo1J1bia, 27 de abril de 1999. En:
Carlos Castaño Gil, Colombia siglo XXI: Las Autodefensas y la paz. Colombia, Talleres
Colombia Libre, 1999, p. 185.

~204
primeros años del conflicto, porque de no haber sido así no habríamos sobrevi-
vido. También está el colaborador por conveniencia. Nosotros les pedimos que
abandonen el territorio hasta que el área esté bajo control. Si ellos no se van,
se convierten en objetivos militares. Y por último está el subversivo vestido de
civil. Él siempre será un objetivo militar495 •
Según Mauricio Romero, las técnicas contrainsurgentes "tienen como
principal objetivo a la población civil, y ser 'auxiliadores de la guerrilla'
se convirtió en el recurso retórico para justificar la eliminación física o la
intimidación de miles de activistas sociales, políticos radicales o simples
pobladores de regiones con presencia de la guerrilla"496 •
Cuando no existen criterios claros para la identificación del enemigo,
los objetivos militares del actor armado permanecen tácitos. Esto fomen-
ta un estado de amenaza generalizado capaz de coartar políticamente
sectores amplios. de la sociedad. Al declararse públicamente enemigo de
la corrupción, por ejemplo, Carlos Castaño no aclara a quiénes pretende
aludir con sus palabras, o cuáles son los criterios que utiliza para diferen-
ciar los corruptos de los honestos. El resultado es un estado amplio de
presión en el que muchos individuos pueden sentirse objetivos militares
potenciales497 • Este estado de amenaza que acompañó los episodios de
violencia se integra a los modelos de sujeción social del paramilitarismo,
que mediante el terror generalizado e infundado consolida su control so-
bre las poblaciones 498 •

495. Scott Wilson, "Entrevista con Carlos Castaño, jefe de las Autodefensas Unidas de Co-
lombia'', Servicios Internacionales del Washington Post, 12 de marzo de 2001. Docu-
mento tomado de la página web colombialibre.org a través del archivo de internet
archive.org, consultado el 1 O de junio de 2011.
496. Mauricio Romero, Paramilitares y Autodefensas 1982-2003, op. cit., p. 18.
497. En múltiples entrevistas se le pidió a Castaño y a otros comandantes que aclararan
quiénes eran estos corruptos y qué haría con ellos. Los dirigentes respondieron siem-
pre con evasivas. Véase: El Meridiano, "En guerra", Montería, 9 de septiembre de
1998, p. 5 A. En: Carlos Castaño Gil, Colombia siglo XXI: Las autodefensas y la paz,
Colombia: Talleres Colombia Libre, 1999, p. 538, 603-604; Antonio Sánchez Jr, "Si
nos obligan, actuaremos militarmente", El Meridiano, Montería, 23 de julio ,de 1999,
p. 4 A. En: _ibid.
498. Al respecto véase: Iván Cepeda Castro, "Los paramilitares: Dispositivo del modelo
'democrático' de control social". En: Linda Helfrich y Sabine Kurtenbach (Eds.) , Co-
lombia, caminos para salir de la violencia, Madrid, Iberoamericana / Vervuert, 2006,
pp. 143-144.

-t. 205

: . ·. ···." ·. ·-.
En tanto que construcciones ideológicas difusas, enemigos como "sub-
versión" o "terrorismo" pueden describirse fácilmente en términos nega-
tivos. De esta forma se constituye lo que Van Dijk499 llama una oposición
radical entre "nosotros y ellos", la cual ayuda a estructurar la identidad de
los actores armados:
No hay tal empate militar, y mutho menos paridad en el plano de las ideas
acerca de lo que es bueno para Colombia -y los habrá cada vez menos de
aquí en adelante- entre la subversión armada y terrorista' y su contraparte,
esencialmente democrática y civilista, constituida por la enorme fuerza que da
la voluntad de construir la Paz y afianzar la Justicia y el Bienestar social de la
comunidad nacional, sin menosprecio de las leyes ni de la ética500 •
Por lo contrario, atacar verbalmente al Gobierno de turno o a las FARC,
en tanto que son instituciones claramente identificables, implica, en la ma-
yoría de los casos, debatir sobre sus acciones y propuestas políticas espe-
cíficas. En medio de las negociaciones del Caguán, por ejemplo, era más
fácil generar rechazo hacia una "subversión anacrónica, mercenaria e into-
lerante"5º1, que analizar y desaprobar una por una las propuestas del actor
insurgente para la reconstrucción dél Estado. Esto contribuye a pensar que
la simplificación propia del enemigo, a partir de conceptos difusos como
"terrorismo", tiene también efectos sociales y propende por la radicaliza-
ción y la omisión de las complejidades.
Sobra advertir que instituciones concretas como las FA:RC también pue-
den simplificarse y ser objeto de generalizaciones y falacias argumentativas
(constantemente la imagen de este actor armado se redujo a la de simples
terroristas y narcotraficantes), pero entre más específico es el enemigo,
más complicado resulta este proceso de simplificación.

499. Teun Van Dijk, Análisis del discurso ideológico. Versión 6. México: UAM X, 1996. Recur-
so electrónicó disponible en: http://segundaslenguaseinmigracion.com/L2ycomptext/
· Anlisisideolgico.pdf, consultado el 8 de febrero de 2012.
500. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, Dirección Política y Militar DIPOM, "Las Farc:
l,Un Titanic sin reversa?'', 16 de noviembre de 2002. Documento tomado de la página
web colombjalibre.org a través del archivo de internet archive.org, consultado el 10
de junio de 2011.
501. Carlos Castaño Gil, "Colombia: democracia y paz. Intervención de las Autodefensas
Unidas de Colombia -AUC- para el tercer seminario. internacional 'Colombia: democra-
cia y paz"', op. cit.

-!.- 206
El enemigo disfrazado

Otro de los argumentos utilizados por los paramilitares para justificar


la extensión de la enemistad a la sociedad civil, fue que su enemigo se
disfrazaba y ocultaba su identidad a los ojos desprevenidos de un obser-
vador ordinario. Según Carlos Castaño, el traje de campesino es el disfraz
favorito de los combatientes de las FARC y el ELN. Con este argumento
se pretendía eludir las imputaciones de organismos internacionales como
Human Right Watch y cambiar la imagen generalizada que asociaba a las
AUC con asesinatos masivos:
Un grupo de las AUC entró a un territorio controlado por las Fuerzas Revolu-
cionarias de Colombia (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Luego
de 2 días de combate, los guerrilleros, acorralados por mis tropas desapare-
cieron súbitamente y se convirtieron en campesinos. Usted debe comprender
., ''

1
que en una guerra irregular el enemigo debe ser eliminado donde quiera que
estéso2.
Analistas como Iván Cepeda503 consideran que las masacres y los des-
plazamientüs no eran un efecto del proyecto paramilitar sino parte consti-
tutiva del mismo, pues con ello se aseguraba la apropiación de los territo-
rios y el repoblamiento estratégico de las zonas de interés. Carlos Castaño,
por su parte, afirmó siempre que los desplazamientos eran una táctica de
la subversión y que resultaba necesario /diferenciar entre desplazados y
"marchistas"5º4 •
[ ... ] la subversión utiliza estratégicamente los éxodos y las marchas de des-
plazados, como escudo humano para generar alteraciones de orden público,
para esconder agitadores o para movilizar efectivos a zonas de difícil acceso
para su personal armado. Cuando las Autodefensas exigen a los habitantes de
una zona en conflicto abandonar su asentamiento, lo hacen con la intención

502. Le Monde, "Carlos Castaño, jefe de las autodefensas unidas de Colombia (AUC) : 'no-
sotros somos un movimiento patriótico de anti-subversión civil'", Le Monde , mayo de
. 2001 . Documento tomado de la página web colombialibre.org a través del archivo de
internet archive.org, consultado el 10 de junio de 2011.
503. Véase: Iván Cepeda Castro, "Los paramilitares: Dispositivo del modelo 'democrático'
de control social", op. cit., pp.135-155.
504. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, "Carta al padre Leonidas Moreno'', Urabá, 28
de marzo de 1999. En: Carlos Castaño Gil, Colombia siglo XXI: Las Autodefensas y la
paz. Colombia, Talleres Colombia Libre, 1999, pp. 176-178.

~207

-- _ _·._·.·_
... _..··~<-~>-_··-~
de obligar a los guerrilleros camuflados de civil a integrarse en sus respectivos
frentes armados, evitando de esta manera poner en riesgo la integridad de los
verdaderos ciudadanos inocentes505•
A pesar de este discurso, objetivamente las víctimas del conflicto termi-
naron siendo declaradas objetivo militar y fueron asesinados muchos de
los testigos presenciales de los crímenes del paramilitarismo. El tratamien-
to de enemistad que recibieron. las víctimas se debió no sólo a su potencial
intervención en procesos judiciales, sino también a su capacidad de asocia-
ción, la cual se traducía en formas de resistencia pasiva o armada.
Un ejemplo de lo anterior fue la incursión de los paramilitares en San
José de Apartadó en abril de 1999. Por su naturaleza de comunidad de
paz 506, este corregimiento recibía a las víctimas desplazadas de Urabá5º7 ; y
a pesar de _declarar su estatus de neutralidad en el conflicto, los paramili-
tares ingresaron, asesinaron a tres campesinos e hicieron una advertencia
pública: "Incursionaremos en todos los asentamientos de quienes fueron
marchistas y capturaremos a todos los guerrilleros que allí se encuentran
camuflados" 5º8 •
Otras formas de resistencia que recibieron trato de enemistad por parte
de los paramilitares fueron los periodistas, las ONG's y los profesores uni-
versitarios, a quienes se les acusó de ser "para-subversivos", aliados que
la "diplomacia subversiva" utilizaba: para "satanizar" la labor de las AUC.
"En cuanto al señor Molano, nuestro concepto, fundamentado en pruebas
fehacientes, es que sí hace parte determinante de la para-subversión, que
no es un enemigo de las Autodefensas, sino de la nación colombiana, que

505. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, "Carta a ·s abas Pretelt de la Vega'', Urabá; 1
de diciembre de 1997. En: Carlos Castaño Gil, Colombia siglo XXI: Las Autodefensas y
la paz. Colombia, Talleres Colombia Libre, 1999, p. 104.
506. Véase: Autodefensas Unidas de Colombia AUC, "Carta al padre Leonidas Moreno", op .
. cit., pp. 176-178.
507. Al respecto véase las declaraciones del padre Leonidas Moreno al periódico El Tiempo.
En: Yaned Ramírez, "No son estrategia de la subversión", El Tiempo, 11 de abril de
1999. Recurso electrónico Disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/docu-
me~to/MAM-916382, consultado el 3 de marzo de 2012.

508. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, "Carta a Edgar Torres Arias", Colombia, 7
de abril de 1999. En: Carlos Castaño, Colombia s(glo XXI: Las Autodefensas y la paz.
Colombia, Talleres Colombia Libre, 1999, pp. 179-180.

~ 208
es un francotirador intelectual, parcializado en sus juicios y sesgado en
sus análisis" 5º9• Nótese que "francotirador intelectual" es una expresión
bastante cercana a otras enunciadas por Uribe Vélez como "sicario moral".
Castaño dice que "[ ... ] si hay un subversivo ha~iendo actividades subversi-
vas dentro de la Universidad, quiero decir una cosa:· ninguna vestidura va
a eximirlo de ser objetivo militar si se le comprueban acciones subversivas,
donde quiera que esté escudado" 51 º.
La agresión a las resistencias civiles pretendía evitar la pérdida de los
capitales adquiridos en la guerra. La violencia de la que fueron objeto las
víctimas, además de interferir en los procesos judiciales, aseguraba la au-
sencia de proyectos de restitución, reparación y retorno de las comuni-
dades afectadas. Por su parte, la amenaza a los medios tradicionales de
denuncia pública (prensa, ONG's y academia) permitía la conservación del
capital simbólico 5.11 asegurado a través del discurso contrainsurgente.
1
Al atacar a las organizaciones y líderes que confrontan intereses de rele-
vancia para los poderes económicos, la extensión de la enemistad a civiles
se convirtió también en un mecanismo ideal para la consecución de nuevos
capitales. Se constituyó así lo que Vilma Liliana Franco denomina "merce-
narismo corporativo"512 , el cual consiste en ofrecer el servicio de coerción
y asesinato selectivo a los grupos económicos dispuestos a pagar por ello.
Un caso paradigmático fue la captura y asesinato en diciembre de 2001 de
Aury Sara Marrugo, subdirector de la Unión Sindical Obrera de la Indus-
tria del Petróleo (USO) en Cartagena:
Hemos capturado a Aury Sara Marrugo escondido en las filas de la USO, y ha
sido sometido a un Tribunal de las AUC, ante el cual ha confesado su condición
de Comandante Máximo del Frente Jaime Bateman Cayón del ELN [ ... ]. Este

509. Autodefensas Unidas de Colombia AUC. "Carta a Rodrigo Pardo", Urabá, 30 de di-
ciembre de 1998. En: Carlos Castaño, Colombia siglo XXI: Las Autodefensas y la paz.
Colombia, Talleres Colombia Libre, 1999, pp. 160-161.
510. El Espectador, "Si hay burla, entramos al Caguán", El Espectador, Bogotá, 18 de mayo
de 1999, p. 4-5. En: Carlos Castaño, Colombia siglo XXI: Las Autodefensas y la paz .
.Colombia, Talleres Colombia Libre, 1999, pp. 576-577.
51 l. Sobre capital simbólico véase: Pierre Bourdieu, Razones Prácticas: Sobre la teoría de la
acción, Barcelona, Anagrama, 1997.
512. Vilma Liliana Franco, "El Mercenarísmo corporativo y la sociedad comrainsurgente".
En: Estudios Políticos, Nº 21, Medellín, Instituto de Estudios Políticos-Universidad de
Antioquia, julio-diciembre de 2002, p. 68.

~209
.:··:

sujeto ha sido encontrado culpable por el Tribunal que lo ha juzgado, de múlti-


ples delitos, entre ellos, secuestro, abigeato, extorsión y terrorismo5 " 3 •
A diferencia del régimen totalitario de la Alemania nazi, donde los ju-
díos eran obligados a portar un distintivo que especificaba su supuesta
identidad racial y donde la exteriorización de la enemistad actuó corno
técnica de poder, los paramilitares parecen sacar provecho de la supues-
ta indistinción del enemigo y de su disolución entre los civiles. Mientras.
que en el primer caso se mantuvo el control de la vida civil mediante la
enunciación y normalización de las exclusiones, en el segundo se incorpo-
ran como técnicas de dominación la sospecha, la acusación, la confesión
y la institucionalización de la intolerancia. De este modo, se construye un •
enemigo contingente que no es visible y que por tanto se debe encontrar; ..•
perseguir y descubrir públicamente, bien sea por confesión o por denuncia. ·
El resultado es un régimen basado en el terror generalizado de las pobla- ·.
ciones y en la agresión sistemática de los derechos humanos, el cual resul- ·
tó particularmente útil para eliminar resistencias y favorecer los intereses ·
económicos de paramilitares y multinacionales.

513. Ati"todefensas Unid as de Colombia AUC "Carta de las AUC a Camilo Gómez", 3 de
diciembre de 2001. Documento tomadd de la Bibliot~ca Conflicto y Paz. Fundación
Ideas para la paz (FIP). ·

-.!.- 210
9
Giros discursivos en la construcción del enemigo
por parte del paramilitarismo

Entre 1998 y 2009 el discurso de los grupos paramilitares se mostró


variable. En determinados momentos se pasó de una enemistad absoluta
hacia la insurgencia a una amabilidad sospechosa, o de una identificación
•· con el Gobierno Nacional a una confrontación directa con el mismo. Este ·1
fenómeno se explica en virtud de intereses particulares de los paramili-
tares y de factores circunstanciales o coyunturales de diverso orden. El
reconocimiento del estatus de delincuentes políticos a los paramilitares y
la extradición fueron los elementos que mayor peso tuvieron en la genera-
ción de estos giros discursivos sobre el enemigo.
El primer giro notorio en el discurso se produjo en 1998. Tras la firma
del Acuerdo del Nudo de Paramillo, los paramilitares expresaron su volun-
tad de paz y se mostraron inusitadamente a.mables con la insurgencia. Esta
amabilidad se terminó cuando el Gobierno de Andrés Pastrana y las FARC
establecieron como condición para 1a negociación la erradicación del para-
militarismo. Desde entonces se recrudeció el discurso contrainsurgente, el
cual; como hemos visto, buscaba deslegitimar públicamente a los grupos
subversivos y justificar su aniquilamiento como enemigos absolutos. A esto
se sumó un trato hostil contra el Gobierno de Andrés Pastrana y el Fiscal
General de la Nación a quienes se les acusó de vender la patria y de estar
aliados con la subversión.
El segundo giro discursivo de gran envergadura se presentó durante
el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Entre el 2002 y el 2009, con la llega-
da al poder de este último y el inicio del proceso de desmovilización de
los paramilitares, las referencias a la insurgencia en los comunicados de
las AUC disminuyen drásticamente. Del discurso contrainsurgente se pasa
a un tono reivindicativo y pacifista donde las expresiones guerreristas y
hostiles son remplazadas por los ideales de paz, perdón y reconciliación.
Con este cambio pretendían fomentar el reconocimiento político por parte

~211

.. ~

·.:·.·,.:·.·... :.:. .":....:...: \


del Estado y justificar su acceso a beneficios judiciales. En este segundo
momento, los jefes paramilitares expresan su total respaldo al Gobierno .
de Álvaro Uribe y su política de seguridad democrática. Sin embargo, las
buenas relaciones con el Ejecutivo se rompen con la extradición, en mayo
de 2008, de los catorce jefes de las AUC a Estados Unidos, momento a par-
tir del cual se desata una enemistad velada que tiene su expresión en las
denuncias judiciales de los paramilitares.
En este capítulo analizaremos estos cambios en el discurso, así sean
temporales, y las razones que los explican.

Delito político y enemistad: el acuerdo del Nudo de Paramillo

En 1998, cuando el entonces presidente Andrés Pastrana Arango in-


formó oficialmente sobre los futuros diálogos con las FARC, Carlos Casta.:
ño Gil, jefe de las AUC, celebró el anuncio. El líder de las Autodefensas~
quien antes se declaraba el enemigo natural de la insurgencia, aparecía
ahora en el ruedo público como un partidario de la negociación. Expresioc
nes como "reiteramos nuestra sinéera voluntad de paz" o "respetamos las
conversaciones y acuerdos que pueda adelantar el actual Gobierno con la
subversión"514 , se volvieron recurrentes y parecían contradecir el extremis-
mo bélico de días pasados, cuando aseguraban que la "erradicación de la
guerrilla" era la única alternativa posible para alcanzar h1 paz y que pronto
el país los elogiaría por ser los realizadores de tal hazaña.
Las declaraciones de Castaño en la perspectiva que se acaba de anotar,
no duraron mucho, pues fueron la antesala de un dramático despliegue de
violencia y una radicalización extrema de la enemistad con la subversión,
como se demostrará a continuación.
¿cómo explicar la aparición de ese efímero pero significativo giro
discursivo? Para responder esta pregunta conviene analizar algunos hechos
que nos aportan datos explicativos al respecto. El 26 de julio de 1998 las
AUC se reunieron en Córdoba con empresarios y políticos para discutir
el estado del conflicto armado. Asistieron, entre otros, el defensor del

514. Aµtodefensas Unidas de Colombia AUC, "Carta Abierta al señor presidente de la repú-
blica Dr Andrés Pastrana Arango", San Lucas, 15 de Octubre de 1998. En: Carlos Cas-
taño Gil, Colombia siglo XXI: Las Autodefensas y la paz. Colombia, Talleres Colombia
Libre, 1999, pp. 154-155. ·

..t- 212
pueblo José Fernando Castro Caicedo, el senador Samuel Moreno Rojas, el
presidente de Fedegán Jorge Visbal Martelo, Salvatore Mancuso y Carlos
Castaño. Allí firmaron el Acuerdo del Nudo de Paramillo, cuya primera y
principal conclusión fue dar inicio al proceso de paz con las Autodefensas
Unidas de Colombia-AUC:
CONSIDERANDO:
Que la confrontación armada que vive el país, requiere de una solución política
negociada al conflicto, donde los compromisos de las partes deben centrarse
en el reconocimiento de la dignidad humana como único camino civilizado
[ ... ].
DECLARAMOS:
PRIMERO. Se inicia el proceso de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia-
AUC. [ .. . ].
TERCERO. La sociedad civil y el Consejo Nacional de Paz apoyan que se ini-
cien negociaciones de paz entre el Gobierno nacional y las AUC en una mesa
independiente y simultánea con otros procesos, para concluir en un verdadero
acuerdo de paz que involucre a todos los actores de la guerra515 •
Esto sucedió dos meses antes de que el presidente Pastrana ordenara la
desmilitarización de San Vicente del Caguán. Por medio del Acuerdo del
Nudo de Paramillo la esperanza del diálogo se hizo extensiva al paramili-
tarismo. Carlos Castaño, en su condición <le máximo representante de las
AUC, elogió el encuentro entre las FARC y el Gobierno, por cuanto creía
firmemente que en un futuro no múy lejano haría parte activa de un idén-
tico proceso de negociación.
Llama la atención el hecho de que el ánimo pacifista de Castaño en el
Nudo de Paramillo se presentara tan sólo un año y tres meses después de la
unificación de las AUC (creadas oficialmente en abril de 1997). Si la inten-
ción de los paramilitares con esta unificación era la de fortalecerse militar-
mente, expandirse y aniquilar al enemigo, ¿por qué esta temprana vocación
de paz de 1998? Al respecto cabe plantear dos posibles respuestas:
l. Con el inicio del Gobierno de Andrés Pastrana, negociación y paz se
convirtieron en palabras obligatorias para cualquiera que pretendiera

515. Autodefensas Unidas de Colombia AUC y Consejo Nacional de Paz del Gobierno de
la Repüblica de Colombia, ')\.cuerdo del Nudo de Paramillo", Córdoba, 26 de julio de
1998. En: Carlos Castaño Gil, Colombia siglo XXI: Las autodefensas y la paz, Colombia,
Talleres Colombia Libre, 1999, pp. 239-246.

~ 213

·....:··.:: ·.
referirse al conflicto armado. Pregonar públicamente el recrudecimien-
to de la guerra en un momento como éste, en el que todos tenían la
esperanza puesta en el diálogo, hubiera sido interpretado fácilmente
como irracionalidad guerrerista y desprecio por la reconciliación nacio-
nal. Los jefes de las AUC no fueron la excepción y llenaron sus comu-
nicados con buenos augurios para el proceso que iniciaba. Esto sugiere
que los paramilitares procuran siempre armonizar su discurso conforme
a la coyuntura nacional, eri un esfuerzo argurrientativb .por legitimar ~u
organización.
2. Otra opción sería la de pensar que la formación de las AUC no buscaba
tanto la derrota de un enemigo, sino la legalización del paramílita-
rismo a través de un proceso de negociación. Para esto era requisito
indispensable que los paramilitares se organizaran en una estructura
militar· de grandes proporciones; debían convertirse oficialmente en
un "tercer actor del conflicto", si aspiraban al estatus de sedición que
contempla la legislación colombiana. Al ver que se avecinaba la nego-
ciación con Pastrana, supusieron que el éxito de la estrategia estaba
próximo a llegar.
Conforme avanzaban las conversaciones en San Vicente del Caguán en-
tre las FARC y Pastrana, se hacía cada vez más claro que las expectativas
de Castaño no se materializarían, esto es, que su organización no sería
reconocida por el Estado como "actor legítimo del conflicto" y, por ende,
tampoco habría para ella una mesa de diálogo independiente. Finalmente,
cuando se estableció como condición del diálogo la erradicación del para-
militarismo, la validez del Acuerdo del Nudo de Paramillo quedó en entre-
dicho y el lenguaje de Carlos Castaño retornó a la incisiva mordacidad de
antes, propia de la enemistad absoluta. De allí en adelante la subversión
volverá a aparecer en el discurso de las AUC como el "enemigo histórico"
del pueblo colombiano, al cual se debe someter por la fuerza .
. El contenido y el tono afable del discurso paramiHtar, en lo que se re-
fiere a sus relaciones con el Gobierno de Andrés Pastrana, se van transfor-
mando progresivamente. De mesurados reproches al presidente por de-
jarse engañar de la organización insurgente 516, se pasa a criticar el interés

516. Carlos Castaño en una entrevista llegó a expresar: "Es la guerrilla quien realmente ha
engañado no sólo al presidente sino a todos los colombianos, incluso nosotros estuvi-
mos engañados por la guerrilla hasta hoy que la.realidad nos convence que es impo-

~214
personal del mandatario de posicionarse nacional e internacionalmente
como un luchador por la paz517, hasta culminar con una declaración abier-
ta de enemistad para él y sus más cercanos colaboradores. Dos textos dan
cuenta de este giro discursivo, los cuales se produjeron, como ya se expre-
só, cuando los paramilitares llegaron a la certidumbre de que no serían
reconocidos como actor político ni se establecería con ellos un proceso de
negociación:
Los colombianos desconfían hoy de Tirofijo tanto como de usted Señor Presi-
dente. Y no le están pidiendo actos de guerra, sino que se comporte dignamente
y no siga humillando más a la nación con la actitud entreguista de su Gobierno,
por la cual alguien deberá responder, al menos, frente a la historia518 •
Al señor Pastrana sólo se nos ocurre decirle que su buena voluntad se confunde
con la pusilanimidad. Todo lo da, a cambio de nada, y piensa que los colom- ..,
bianos le creen su cuento enredador de anoche. [ ... ]. Si Pastrana cree que la
solución es otorgar todo a las FARC y enfrentar a las AUC, pues: iadelante,
señor Presidente! Ya le hemos dicho que nos dignifica ser perseguidos por un
vendepatrias de su estirpe cobarde. Se entiende mejor, ahora, por qué las FARC
atacan al pueblo colombiano y no a su Gobierno519 •
Como puede verse, la manera como los paramilitares tratan a Pastra-
na, cuando pierden la esperanza de obtener un estatus político, es muy
similar a como lo trata la guerrilla cuando les retira el estatus político al
producirse la ruptura de los diálogos del Caguán. Para los dos actores es

sible seguir creyendo en ellos". Luis Jaime Acosta, "Entrevista concedida por Carlos
Castaño, Comandante de las Autodefensas Únidas de Colombia (AUC), a la Agencia
Internacional Reuters en algún lugar de Ja Serranía de San Lucas", op. cit.
517. El mismo Carlos Castaño: "El Gobierno del presidente Pastrana no quiere reconocer
que ha fracasado en sus buenas intenciones porque ha sido engañado por su contra-
parte. Esperamos que no sea otro tipo de maquillaje al proceso de negociación con
el fin de fortalecer su imagen". Elber Gutiérrez Roa, "Entrevista vía internet a Carlos
Castaño para la Agencia Colombiana de Noticias Colprensa'', Colprensa, 20 de agosto
de 2000. Documento tomado de la página web colombialibre.org a través del archivo
de internet archive.org, consultado el 10 de junio de 2011.
518. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, Estado Mayor, "Carta abierta al presidente
Andrés Pastrana Arango sobre su viaje a Estados Unidos, la zona de despeje al ELN y
el proceso de paz con las FARC", 2 de marzo de 2001. Documento tomado de la Biblio-
teca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
519. Autodefensas Unidas de ColombiaAUC, Estado Mayor, "Paz sí, pero con dignidad", 12
de enero de 2002. Documento tomado de l Instituto de Estudios Políticos de la Univer-
sidad de Antioquia.

-!- 215
un pusilánime, cobarde y vendepatrias. También es importante anotar la
equiparación, por parte de los paramilitares, de Pastrana con "Tirofijo'', su
máximo enemigo. Lo califican como indigno de su cargo por humillar a la
nación y entregarla a los enemigos. La irreverencia con la cual tratan al
Presidente da cuenta del sentimiento de poder que los asiste y; a la vez, de
la debilidad simbólica en el plano de la ley de quien es el máximo coman-
dante de las Fuerzas Armadas.
lCómo explicar la insolencia hacia una figura de autoridad por parte
de una organización cuyos actores, muchos años después, reconocerían en
sus versiones libres que nunca hubieran podido sostenerse ni alcanzar el
dominio territorial y poblacional de muchas regiones de Colombia, sin el
aval político y sin el apoyo o la connivencia de la fuerza pública?
Para intentar una respuesta a este interrogante es preciso mencionar
los siguientes elementos del contexto: 1) entre importantes sectores de
la fuerza pública había inconformidad manifiesta con el proceso de ne-
gociación con las FARC, e incluso, hasta dicho momento los resultados se
evaluaban corno negativos, con lo cual sumar su crítica al proceso les haría
ganar simpatía entre aquellos sectores; 2) los nexos que desde sus inicios
han existido entre paramilitares y fuerza pública hacían factible vaticinar
que la orden presidencial de combatirlos en el terreno bélico no sería aca-
tada o sería neutralizada; 3) la certidumbre de que la cooptación y captura
que tenían sobre importantes instituciones del Estado y e~ poder incidir en
las elecciones próximas para presidente, eran circunstancias que, a la vez
que les garantizaban su inmunidad en lo militar y en lo judicial, permitían
vislumbrar un nuevo panorama para la organización; 4) finalmente, el am-
biente socio-político del país empezaba a inclinarse hacia las soluciones de
"mano dura", situación que se consolidó con posterioridad al rompimiento
de los diálogos y, meses más tarde, con el triunfo del candidato presiden-
cial que ofrecía las posiciones más radicales de rechazo a la negociación
política.
Conviene también mencionar que, durante el período de 1998 a 2001,
los paramilitares declararon su abierta enemistad al fiscal general de la
nació~, Alfonso Gómez Méndez520, y a unidades específicas de la Fiscalía

520. Designado por la Corre Suprema de Justicia en el año de 1997, de terna enviada por
Ernesto Samper Pizano, para dicho momento presidente de la República.

-,t, 216
que ~staban bajo su dirección. Contra ningún otro actor o corporación del
poder judicial se dieron estas manifestaciones. Las razones aducidas para
ello emergen también del marco de las negociaciones del Gobierno de An-
drés Pastrana con las FARC.
Contra el Fiscal General se expresaron sin tapujos ni eufemismos:
Con respecto a usted Doctor Gómez Méndez, hemos desconocido su autoridad
y no continuaremos huyendo más de la Fiscalía. La enfrentaremos [ ... ].No
tiene usted autoridad moral para juzgar a nadie en Colombia [... ]. Defendie-
ron ustedes, hasta conseguirlo en la Plenaria del Congreso, la exclusión de los
crímenes de la guerrilla de la competencia de la justicia de orden público, ar-
gumentando que es por "el bien del proceso de paz". Mientras que las Autode-
fensas, que Gómez Méndez tilda de Paraestatales, continúan siendo juzgadas
por la justicia sin rostro que fue establecida para castigar los crímenes de las
mafias del narcoterrorismo521 •
Entre los motivos de la enemistad, como es posible inferir del texto, se
encuentra el hecho de que el Fiscal impulsó y logró el reconocimiento del
estatus político para las FARC, cuestión que les parece discriminatorio y,
por tanto, ilegítimo. Se excluye que la beligerancia y radicalidad del dis-
curso estén determinadas por el hecho de que los paramilitares continua-
ron comprendidos por los riesgos de la "justicia de orden público'', porque
con cierto grado de certeza es posible afirmar que para la fecha de la carta
(junio de 1999), el paramilitarismo no teníá en la jurisdicción penal, y mu-
cho menos en la de orden público, un elemento de control social punitivo
que pudiera amenazar o poner en peligro su subsistencia como organiza-
ción52~. Ello por cuanto las violencias ejercidas sobre sectores del poder

521. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, "Carta abierta a Fabio Valencia Cossio y al
Fiscal General", 11 de junio de 1999. Documento tomado de la Biblioteca Conflicto y
Paz. Fundación Ideas para la paz (FIP).
522. Sobre las implicaciones de la justicia de orden público véase: Rodrigo Uprimny Yepes,
"Las transformaciones de la administración de justicia en Colombia". En: Boaventura
de Sousa Santos y Mauricio García Villegas, El caleidoscopio de las justicias en Colombia.
Análisi.s sociojurídico, tomo I, Bogotá, Colciencias - Centro de Investigaciones SoCíojuri-
dicas (Cijus) de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes - Universidad Na-
cional de Colombia - Universidad de Coimbra - Instituto Colombiano de Antropología
e Historia - Siglo del Hombre Editores, 2001, pp. 287-290; Manuel Iturralde, Castigo,
liberalismo autoritario y justicia penal de excepción, Bogotá, Siglo del Hombre Editores,
Universidad de los Andes, Universidad Pontificia Javeriana y Pensar, 2010.

~217
judicial, incluyendo la misma jurisdicción de orden públíco523 , sumado a la
cooptación lograda sobre parte de aquél, al menos en lo local y regional,
con honrosas excepciones, garantizaban pocos riesgos de criminalización
efectiva524 . Esto explica que cuando se dieron las "desmovilizaciones" de
los paramilitares, muchos de los jefes, comandantes e integrantes de me-
nor nivel de esas organizaciones no tuvieran siquiera abiertos procesos
penales en su contra.
'
La enemistad con la Fiscalía siempre estuvo presente durante el tiem-
po que la condición de fiscal general de la nación la tuvo Alfonso Gómez
Méndez, incluso se llegó a erigirla en "objetivo militar". La razón que se
adujo fue que unidades de dicha corporación, de manera especial la "Uni-
dad de derechos humanos", estaban "penetradas" por la subversión, con lo
cual todas .sus decisiones eran sesgadas, car~ntes de imparcialidad; lo que
generaba un peligro o riesgo injusto para los paramilitares, circunstancia
que les confería el derecho a actuar en su contra con fundamento en la
"legítima defensa". Este argumento, recurrente por un amplio espacio de
tiempo, tuvo corno una de sus primeras expresiones una carta remitida al
Fiscal General en 1998: ·

523. Un caso paradigmático de violencia contra el poder judicial, sin a lugar a dudas, lo
constituye la masacre de la Rochela, el 18 enero de 1989. Véase: Corte Interamericana
de Derechos Humanos Caso de la Masacre de La Rochela vs. Colombia, Sentencia de
11 de Mayo de 2007 (Fondo, Reparaciones y Costas). Recurso electrónico disponible
en: http://www.tc.gob.pe/ corte_interamericana/seriec_ 163_esp.pdf, consultado el
10 de junio de 2011. Véase también, sobre la misma masacre: CNRR - Grupo de Me-
moria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. La Rochela:
Memorias de un crimen contra la justicia, Bogotá, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.
A, 2010.
524. Véase: Instituto Popular Capacitación (IPC) y Corporación Jurídica Libertad, Memoria
de la impunidad en Antioquia. Lo que la justicia no quiso ver frente al paramilitarismo,
Instituto Popular de Capacitación, Corporación Jurídica Libertad, Medellín, 2010; ASF
France, Federación Internacional de Derechos Humanos y Organización Mundial Con-
tra la Tortura. Colombia: ¿Administración de la justicia o de la impunidad?, Federación
Internacional de los Derechos Humanos, Paris, marzo de 2003. Recurso electrónico
disponible en: http:/ /www.fidh.otg/IMG/pdf/co357e.pdf, consultado el 10 de junio
de 2011; Mauricio García Villegas y Javier Eduardo Revelo Rebolledo, Estado Alterado.
Cli.intelismo, mafias y debilidad institucional en Colombia, Bogotá, Dejusticia, 2010, pp.
106-160; Mauricio García Villegas (dir.), Juec~s sin Estado. La justicia colombiana en
zonas de conflicto armado, Bogotá, Siglo del Hombre Editores, Dejusticia, Fundación
Konrad Adenauer, The John Merck Fund, 2008. ·

~218
Col).sideramos absolutamente parcializada y persecutora la actitud de la Unidad
de Derechos Humanos de la Fiscalía, producto de las características comunes
de la mayoría de sus integrantes, que por diferentes razones tienen una proxi-
midad a la subversión: exguerrilleros, familiares de guerrilleros o afectados por
organizaciones antisubversivas diferentes a la nuestra, causas que han llevado
a esta unidad a actuar bajo la orientación e información de la guerrilla.
Señor Fiscal, permítanos recordarle las declaraciones que recientemente hicie- J
ra el doctor Carlos Gaviria Díaz ante la prensa: "Es monstruoso que el ejército, ·I
j
enemigo natural de la subversión, persigue a los guerrilleros, los captura, reco- !
1
pila las pruebas y pretenda juzgarlos".
j
Sería conveniente preguntarle al magistrado Gaviria Díaz qué concepto le me-
rece que esta Unidad de Derechos Humanos, con las características anotadas, ¡
l
pretenda hacer con nosotros todo lo que él desaprueba que el ejército haga con
los subversivos525 . .,
En otra ocasión, en el marco de una entrevista a Carlos Castaño con 1
motivo del asesinato a políticos y periodistas, el líder de las AUC se refiere 1

nuevamente a las disputas con el Fiscal General:


1
[ ... ] pero en Colombia la justicia no es ciega ni equilibrada, entonces frente 1
1
a la injusticia actuaremos en legítima defensa venga de donde venga. El tipo
de justicia que combate a la autodefensa, si es que se le puede llamar justicia,
desde la unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, está penetrada por la
guerrilla; esto lo saben los altos funcionari.os de esa institución, y el Fiscal
General está siendo tolerante con ella y nó transigiremos con esta situación.
Estamos disptJestos a respetar a la Fiscalía en todo su contexto, pero es impor-
tante que abandone el sesgo con el que actúa contra nosotros [ ... ].Uno de los
jerarcas del ELN es Pablo Elías González y está en la Dirección del CTI. Esto es
inadmisible526•
Como se aprecia, la "legítima defensa" que se arguye para declarar ob~
jetivo militar a personas y sectores de la Fiscalía tiene como base la identi-
ficación de sus funcionarios con la guerrilla, esto es, sus enemigos directos, ,;

con lo cual a los administradores de justicia seles despoja de las principa- ~¡

les características que en un Estado de Derecho los legitiman en sus deci- i


1
1
525. Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá ACCU, "Cana a Alfonso Gómez Mén- 1
dez, fiscal general de la nación", Urabá, 21 de mayo de 1998. En: Carlos Castaño j
Gil, Colombia siglo XXI: Las Autodefensas y la paz. Colombia, Talleres Colombia Libre,
1
1999, pp. 133-134.
1
526. Antonio Sánchez Jr, "Si nos obligan, actuaremos militarmente", op cit. J
i
..,!., 219 .J
¡¡
~
..:.: . ... . . ~ . :·. . l
siones: la independencia y la imparcialidad. Y no sobra señalar el uso de
la analogía como dispositivo argumental: si hay consenso en que a los mi-
litares (justicia penal militar) les resulta ilegítimo juzgar a los guerrilleros;
porque siendo sus enemigos en el campo de batalla no podrán pregonarse
imparciales como jueces, con mayor razón lo es que la guerrilla, que ha
cooptado la Fiscalía, los juzgue a ellos que son sus enemigos absolutos.
De lo analizado hasta el momento es posible .conclui_r que la búsqueda
del estatus de delincuentes políticos fue un elemento determinante en las
relaciones de los jefes paramilitares con el Estado y la insurgencia. Cuando
creyeron que serían llamados a una mesa de diálogo como delincuentes
políticos, los líderes de las AUC disminuyeron la hostilidad de sus comuni-
cados públicos. Por el contrario, al ser tratados y perseguidos como delin-
cuentes comunes incrementaron considerablemente la beligerancia y las
estrategias discursivas de degradación contra aquellos representantes del
Estado considerados sus oponentes. Cabría suponer que tanto la enemis-
tad absoluta como la enemistad política ofrecían a los paramilitares réditos
particulares. La primera les permitía, mediante la degradación pública del
enemigo y la legitimación de su aniquilación, consolidar su dominio en el
territorio nacional y ejercer la violencia contra sectores sociales y estata-
les que les resultaban inconvenientes; por su parte, la enemistad política,
manifestada en los episodios de repentina amabilidad en el discurso y en
los llamados al diálogo y la negociación, les permitía aspirar al reconoci-
miento como delincuentes políticos y a los beneficios Judiciales que esto
conlleva.
La noción de delito político reviste importancia política y jurídica tanto
en el orden nacional como internacional. En el orden nacional, su impor-
tancia radica en que constitucionalmente le está reservado al "delincuente
político" la posibilidad de ser beneficiario de amnistías e indultos, la per-
vivencia, incluso en supuestos de condena, de los derechos políticos, por
ejemplo, de ser elegido para cargos de representación "popular" y nombra-
do para cargos dentro del poder jurisdiccional, y la prohibición de la extra-
dición por ese solo concepto. En el orden internacional, sólo está legitima-
do el asilo político para quien está siendo procesado o ha sido condenado
por delitos políticos.
En Colombia, el reconocimiento del estatus de delincuentes políticos a
los integrantes de una organización armada es potestad exclusiva del Esta-
do, expresión de su política criminal, que en la historia del conflicto arma-

~220
do en Colombia ha sido el resultado de una decisión autónoma de los ven-
cedores, o concreción de acuerdos logrados en procesos de negociación.
Esta circunstancia explica por qué los paramilitares, desde 1997, cuando
pasaron a representarse como organización unificada, con mando único,
y se dieron el nombre de AUC, hicieron ingentes esfuerzos ante el Estado
por ese reconocimiento. En la coyuntura del proceso de negociación que
adelantó el Gobierno de Andrés Pastrana con las FARC, los paramilitares
demandaron ser acreedores de un proceso similar con expectativa de lo-
grarlo, lo cual no pudo ser posible por la exigencia recurrente y perento-
ria de las FARC al aludido Gobierno de combatir el paramilitarismo, por
identificarlo como expresión de "guerra sucia" del mismo Estado y como
condición para continuar en la mesa de negociación. Con el Gobierno de
Uribe Vélez la aspiración de los paramilitares se vio satisfecha, pero no sin
contratiempos.

El restablecimiento de las relaciones con el Estado gracias a


Uribe Vélez

Con la ruptura dd proceso de paz en San Vicente de Caguán, los para-


militares vieron una oportunidad para renovar sus relaciones con el Ejecu-
tivo. De ello da testimonio la siguiente car~a enviada por Carlos Castaño al
presidente Pastrana:
Detenga la persecución a nosotros y permita a las AUC actuar conjuntamente
con las Fuerzas Armadas sin perder nuestra irregularidad, y le prometemos se-
ñor Presidente que entregaremos incluso nuestras vidas por salvar a Colombia.
El pueblo Colombiano lo entenderá. Señor Presidente, crea por primera vez en
nosotros, somos un Ejército real, no lo dude, no lo defraudaremos a usted ni a
Colombia, estamos preparados y entregados a este propósito527 •
Con la llegada de Álvaro Uribe al Gobierno las Autodefensas encontra-
ron el ambiente propicio en la política nacional para retomar plenamente
sus esfuerzos por alcanzar el estatus político. Inmediatamente toma pose-
sión de su cargo el 7 de agosto de 2002, Uribe declara la guerra frontal

527. Carlos Castaño Gil y Salvatore Mancuso, Dirección Política y Militar de las AUC, "Carta
al Presidente Andrés Pastrana Arango ante la arremetida terrorista de las FARC", 30
de enero de 2002. Documento tomado del Instituto de Estudios Políticos de la Univer-
sidad de Antioquia.

~221

~-~.: .:~ ·, ._. -·


a los enemigos528 y, de manera simultánea, procede a fraguar el camino
jurídico para negociar con el paramilitarismo529 • En el mes de noviembre
del mismo año, el nuevo presidente expresa el interés de su Gobierno de
iniciar procesos de diálogo y negociación con grupos armados fuera de
la ley que accedan a decretar un cese al fuego, invitación a la cual res-
ponden de inmediato los paramilitares con una "Declaratoria por la Paz
de Colombia"530, en la cual se comprometen a un cese unilateral y total
de hostilidades, con alcance nacional, a partir del priffiero de diciembre
del 2002. La respuesta del Gobierno es la designación de una "comisión
exploratoria de paz"531 y la expedición del Decreto 128 de 2003, que con
el pretexto de reglamentar las leyes 418 de 1997 y 782 de 2002, consagró

528. Aludimos a la Declaratoria de Conmoción Interior, Decreto 1837 del 11 de agosto de


2002. Presidencia de la República, Decreto 1837 del 11 de agosto de 2002 por el cual
se Declara el Estado de Conmoción Interior, Díario Oficial, No. 44.897, 11 de agosto
de 2002. Recurso electrónico disponible en: http://www.secretariasenado.gov.co/se-
nado/basedoc/decreto/2002/decreto_1837_2002.html, consultado el 10 de junio de
2011.
529. Respecto de esto último, presenta al Congreso un proyecto de ley para prorrogar la
vigencia de la Ley 418 de 1997 -que había establecido las reglas para negociaciones
de paz con grupos insurgentes-, y en el cual también se suprime la exigencia del "re-
conocimiento de su carácter político" como requisito para que el Estado pudiera entrar
en negociaciones de paz con un grupo armado. Este proyecto ~erminó convirtiéndo-
se en la Ley 782 del 23 de diciembre de 2002. Véase: Congreso de Ja República de
Colombia. Proyecto de Ley 81 de 2002 Cámara, "por medio de la cual se prorroga la
vigencia de la Ley 418 de 1997, prorrogada y modificada por la Ley 548 de 1999, y se
modifican algunas de sus disposiciones'', presentado por el Ministro del Interior y de
Justicia Femando Londoño Hoyos. Gaceta del Congreso, N°. 397, del 24 de septiembre
de 2002.
530. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, Dirección Política y Militar. "Declaratoria por
la Paz de Colombia", 29 de noviembre de 2002. Documento tomado de la página web
colombialibre.org a través del archivo de intemet archive.org, consultado el 10 de
. junio de 2011.
531. Para este momento, el Congreso ya había aprobado la Ley 782 de 2002, la cual au-
torizó al presidente a "adelantar diálogos, negociadones y firmar acuerdos con los
voceros, o miembros representantes de los grupos armados organizados al margen de
la ley'', denominación explícitamente genérica para comprender a los paramilitares.
Co.ngreso de la República de Colombia, "Ley 782 de 2002, por medio de la cual se
prorroga la vigencia de la Ley 418 de 1997, prorrogada y modificada por la Ley 548
de 1999 y se modifican algunas de sus disposiciones", Diario Oficial. Año CXXXVIII. N.
45043. 23, Diciembre, 2002. ·

-t- 222
de manera explícita y clara para los desmovilizados de las "Autodefensas",
la posibilidad de ser acreedores al indulto y a la amnistía -y figuras equi-
valentes-, que por encontrarse reservadas constitucionalmente para los
delitos políticos comportaba el reconocimiento explícito de tal condición
al paramilitarismo532 •
Este contexto sirve para entender por qué los jefes paramilitares, hasta
su extradición, siempre se expresaron en los mejores términos sobre Álva-
ro Uribe, sobre su Gobierno, sobre su política de "seguridad democrática" y
sobre su política relativa al narcotráfico. Los paramilitares llegaron incluso
a decir que su amplia base social respaldó con sus votos a este candidato,
los cuales fueron definitivos para su elección. De este tenor es el siguiente
discurso:
Se ha elegido a conciencia, de modo concluyente y en Primera Vuelta, a un ·. ·~
digno Presidente, el doctor Álvaro Uribe Vélez, para una Patria que quiere paci-
ficarse y crecer solidariamente [ ... ].Y estaremos atentos para orientar nuestra
estrategia militar, nuestra diplomacia internacional y nuestras propias políticas
en lo interno, hacia el mejor modo de seguir siendo útiles a la defensa de la
Libertad y la Democracia hoy victoriosas, pero que seguirán amenazadas en
nuestra Patria mientras un Estado legítimo, pero todavía débil e insuficiente,
se vea enfrentado al descomunal poder del enemigo: un auténtico eje del mal,
formado por el terrorismo, el narcotráfico y las redes privadas y estatales de
corrupción533 •
En el texto evocado, varios aspectos definen el sentimiento de comuni-
dad que une a los paramilitares con Álvaro Uribe Vélez. La "libertad y la
democracia" victoriosas, que son valores a los que quieren "seguir siendo
útiles", tienen un enemigo común que representa al "eje del mal" y está
el amor compartido por la "patria". Por etimología esta categoría está más
asociada con pater y con familia que con país. En cuanto al significante "eje
del mal", es una figura de profundo carácter religioso e inquisitorial, con la
cual los paramilitares se refieren a diversos actores de la compleja realidad
colombiana. Entonces mientras los paramilitares y Uribe Vélez constituyen
el eje del bien, se presentan como ángeles custodios de los más grandes

532. Presidencia de la República. "Decreto 028 de enero 22 de 2002, arts. 2º, 4º y 13".
Diario Oficial, Nº 45073, Colombia, 24 de enero de 2003.
533. Salvatore Mancuso, "Doce millones de votos por más y mejor democracia, y cero te·
rrorismo", 26 de mayo de 2002. Documento tomado de la página web colombialibre.
org a través del archivo de internet archive.org, consultado el 10 de junio de 2011.

~223
... ;

:·.:·=.

valores morales, todos los que se opongan a ellos pasan a ser parte de un ·
satánico eje del mal que atenta contra la patria, la libertad y la democracia, ·
valores que ellos dicen encarnar.
La defensa que hacen del presidente Uribe Vélez y de su política se
prolonga y se apuntala en la medida en que los paramilitares constatan
que aquél los trata como actores políticos y que adquieren certeza de la
viabilidad del proceso de negociación con un régimen jurídico favorable a
sus intereses. · '
No me canso de repetirlo: ya dimos el primer paso al elegir por inmensa mayoc
ría al doctor Álvaro Uribe Vélez como Presidente. Ahora, debemos apoyar sin
desmayo, su plan de Seguridad Democrática. Es el camino a recorrer para que
los seres humanos no sigamos siendo víctimas del terror y no sigamos siendo
tratados como "mercancía"53 4 •
No quéremos ser un obstáculo y menos ante un Presidente absolutamente ho-
nesto en sus políticas de Gobierno. Nos identificamos plenamente con el actual •
Gobierno en cuanto a su política de seguridad 'democrática y bienestar social, .
incluso queremos contribuir con ella535 •
Consideramos que la finalidad-central de ese tono elogioso para Uribe
Vélez es darle fuerza, credibilidad y legitimación al proceso de negociación
que su Gobierno ya había iniciado con los grupos paramilitares, y así mis-
mo, justificarle al país que sin haber vencido a sus enemigos necesarios,
su supuesta razón de ser, claudicarían a su propósito de permanecer como
actor armado en la contienda. Con esto último le respondían a quienes
consideraban que el objetivo del proceso de paz se centraba en el interés ·
del Gobierno de legalizar al paramilitarismo, con la contraprestación para
éste de salvaguardar su botín de guerra, su reconocimiento como delito
político y la impunidad para sus crímenes.
Esto último se infiere de manera clara del discurso subsiguiente:
Simplemente creemos que el premio por haber defendido la vida y los bienes
de millones· de compatriotas no puede ser la cárcel, ni aquí ni en el extranjero.

534. Autodefensas Unidas de Colombia AUC, "De mercancías y comisionistas", 10 de marzo


. de 2003. Documento tomado de la Biblioteca Conflicto y Paz. Fundación Ideas para la
paz (FIP).
535. C.arlos Castaño Gil, "Carta a Luis Carlos Restrepo, Alto Comisionado de Paz, con al-
gunas consideraciones importantes para el buen desarrollo del Proceso de Paz", 16
de noviembre de 2003. Documento tomado del InsÚtuto de Estudios Políticos de la
Universidad de Antioquia. ·

.,t. 224
No puede ser el despojarnos de nuestros bienes, que por cierto ya teníamos
antes de hacer nuestra entrada en este conflicto. Es elemental que nadie ne-
gocia para tener como destino la cárcel y la confiscación de sus propiedades
legítimamente adquiridas 536 .
A tal punto les resultaba vital el respaldo al Gobierno de Uribe Vélez y a
su política de seguridad democrática, que los paramilitares hicieron causa
común con aquél para estigmatizar y tratar como enemigos a todas las
organizaciones y personas que los cuestionaran. Tal es el caso de quienes
participaron en el balance al primer año de Gobierno contenido en el infor-
me denominado "El embrujo autoritario"537, a los cuales los paramilitares
tratan como parte del "terrorismo comunista'', reproduciendo con ello el
discurso oficial sobre el mismo acontecimiento.
Si el objetivo es hacerle el juego a la guerrilla comunista, entonces nos encon-
tramos con el grupo de las organizaciones no gubernamentales, defensoras 1
de los derechos de algunos humanos o defensoras de los "derechos" de los
inhumanos. Aquí se agrupan las que aúllan contra el ejercicio de la autoridad,
las detractoras remuneradas de la política de seguridad democrática, que es
precisamente la que ha vuelto a hacer palpable el Estado ante la nación y a
considerar la accesoriedad de nuestra presencia en el campo de la guerra y
aquellas subvencionadas para denigrar del Gobierno y el país en el exterior.
Estas organizaciones fuertemente financiadas por el terrorismo comunista, in-
vierten sus fondos millonarios, en agresivas campañas de divulgación contra
los gobiernos y sociedades democráticas [.. :]538 •
Por su parte, los altercados con la Fiscalía también llegaron a su fin con
un cambio de administración. Con la elección de Luis Camilo Osorio corno
fiscal general de la nación (2001-2005) 539, desaparece todo registro de trato

536. La Tarde, ')\UC también somos víctimas'. Entrevista a Adolfo Paz'', Pereira, La Tarde, 1
de junio de 2004. Documento tomado de la página web colombialibre.org a través del
archivo de internet archive.org, consultado el 10 de junio de 2011.
537. Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo. El embrujo
autoritario. Primer año del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, Bogotá, Plataforma Colom-
biana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, 2003.
538.·Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, "¿Por qué ladran
los perros?'', Serranía de San Lucás, 17 de septiembre de 2003. En: Javier Montañez,
Julián Bolívar, Pablo Sevillano y Ernesto Báez de la Serna, Pensamiento social y político
del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, Op. cit.
539. Elegido por la Corte Suprema de Justicia, de terna enviada por el presidente Andrés
Pastrana Arango.

~225
o manifestación de enemistad por parte de los paramilitares, tanto para la
persona del Fiscal General como para las diferentes unidades y personas
de dicha corporación. En ninguno de los discursos de los paramilitares<
consultados en esta investigación se hacen reparos o cuestionamientos a
la actuación del fiscal Luis Camilo Osorio ni a unidades o funcionarios de·
la entidad, y mucho menos se les trata como enemigos o se les erige en
objetivo militar.
Esto último encuentra exphcación en un concurso de
·diversas circuns~
tandas cuyo peso específico no es posible dilucidar aquí: la primera, que
el fiscal Luis Camilo Osorio, inmediatamente tomó posesión, sustituyó a
la mayor parte de· los funcionarios de la Unidad de Derechos Humanos
y de la dirección del CTI, responsables en ese momento de las investiga-
ciones contra los paramilitares y militares, con lo cual satisfizo una de las
demandas que los paramilitares habían formulado al Fiscal precedente.
La segunda, el golpe de opinión que el fiscal Osorio produjo con la "ab~
solución" del exgeneral Rito Alejo del Río, representativo de los nexos de
la fuerza pública con organizaciones paramilitares, sobre todo en Urabá;
y que permitía vaticinar una misma actitud con los procesos penales, pre-
sentes y futuros, que tuvieran como objeto la investigación de esos mismos
actores y sus vínculos540 • La tercera, que durante el proceso de negociación
de los paramilitares con el Gobierno de Uribe Vélez, el Fiscal General con-
tribuyó a la reivindicación de aquéllos, esto es, de los paramilitares como
delincuentes políticos 541 • La cuarta, que la dinámica propia de este proceso
de negociación exigió de parte de los paramilitares una actitud de respeto

540. Para mayor información sobre las investigaciones penales adelantadas contra el exfis-
cal Luis Camilo Osorio por presuntos nexos con organizaciones paramilitares, véase:
Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, Fiscalía General de la Na-
ción: una esperanza convertida en amenaza. Balance de la gestión del fiscal Luis Camilo
Osorio, Bogotá, s.f.; Observatorio Colombiano de la Administración de Justicia. Inde-
pendencia en juego: el caso de la Fiscalía General de la Nación (2001-2004), Observato-
rio Colombiano de la Administración de Justicia, Publicaciones ILSA, Bogotá, agosto
de 2005.
54L Véase: Carlos Castaño Gil y Salvatore Mancuso, "La hora de despejar dudas y conso-
lidar el Proceso de Paz", 12 de diciembre de 2003. Documento tornado de la página
web colombialibre.org a través del archivo de intemet archive.org, consultado el 10
de junio de 2011. En este comunicado se dice: "El Fiscal general Luis Camilo Osario
ha sido claro en decir que a las Autodefensas hay que darles el mismo tratamiento que
a la guerrilla; igual lo dijo antes el mismo señor.Presidente de la República".

~ 226

;.·
con las instituciones del Estado, condición necesaria para hacer creíble su
voluntad de paz y la viabilidad de su inserción a la vida civil y política del
país. La quinta, que todos los riesgos que el sistema penal estatal pudiere
depararles a los paramilitares, se preveía que podían ser sorteados o su-
perados con la legislación que se expidiera con motivo de la negociación
política, razón por la q1al su atención y sus reivindicaciones se desplazan
hacia ella, escenario que define nuevos conflictos y, por ende, nuevas ene-
mistades.

Del discurso guerrero contrainsurgente al discurso de la paz

El restablecimiento de las relaciones con el Estado coincidió también


con un .nuevo giro en el discurso sobre la insurgencia, el cual se expresó ·l
en dos aspectos: tina disminución en el número de referencias a los grupos
guerrilleros y un cambio en la manera en que estos fueron tratados, pues
se les hizo extensiva la invitación al diálogo e incluso se les reconoció por
su acción bélica en la historia colombiana.
Existen dos factores que permiten explicar esta aparente pérdida de
interés de los paramilitares en los grupos guerrilleros:
1. Desde el año 2000, debido a la puesta en marcha del Plan Colombia y
a la presión de la justicia norteamericana, el narcotráfico se consolida
como asunto de especial interés en el discurso de los paramilitares. De
esta forma se configura una enemistad discursiva contra el narcotráfico,
cuya etapa más crítica se presenta entre el 2002 y el 2004, y que coin-
cide con la desaparición de la insurgencia del discurso de las AUC. Este
tema será trabajado más adelante.
2. Luego de la puesta en marcha del proceso de negociación con el Gobier-
no de Uribe Vélez, los jefes de las AUC se preocuparon esencialmente
por reivindicar su condición como actores políticos, con miras a la con-
secución de ciertos beneficios judiciales. Se mostraron especialmente
interesados en alcanzar tres objetivos: a) la impunidad frente a los crí-
menes cometidos (incluyendo con ello la no extradición de sus coman-
dantes a Estados Unidos), b) la conservación de los derechos políticos y
c) la legalización de los bienes adquiridos durante la guerra.
De esta forma, las AUC pasaron de defender un discurso esencialmente
contrainsurgente entre 1998 y 2002, a exponer un discurso reivindicativo

~227
entre 2003 y 2009, basado en la búsqueda del reconocimiento político y la
consecución de beneficios judiciales. Ante la premura de estos anhelos, el
enemigo insurgente se convirtió en un tema secundario.
En lo que se refiere al cambio en la valoración de la insurgencia y a
las invitaciones al diálogo nacional, este fenómeno guarda una estrecha:
semejanza con la voluntad de paz expresada en el Acuerdo del Nudo de
Paramillo y está íntimamente ligado a las pretenciones de los paramilitares
de acceder al estatus de delincuentes políticos. Durante el proceso de ne- .
gociación y desmovilización, los jefes de las AUC se vieron en la necesidad
de transformar su discurso y adaptarlo a la coyuntura nacional, de manera
que aparecieran ante la opinión pública ya no como héroes guerreros sino
como actores sociales, y posteriormente corrio pacifistas defensores de la .
reconciliasión nacional y el perdón. Todo esto con el objetivo de acceder
a los beneficios jurídicos reservados al delito de sedición. A continuación ·
reconstruiremos el proceso argumentativo que dio paso a este giro en el
discurso sobre el enemigo.
Para hacerse acreedores al estatus de delincuentes políticos, uno de los
primeros argumentos expuestos por los líderes de las AUC fue que habían
construido un "Estado de facto" en Colombia. Esta narrativa tiene como eje
argumental un hecho concreto, sociopolíticamente constatable, esto es, el
dominio militar, económico, social y político que lograron en muchos terri-
torios del país, con exclusión de sus enemigos (insurgencia) y del mismo
Estado, gracias al cual fue posible, según su sentir, garantizarle la "seguri-
dad" a las poblaciones bajo su tutela, un valor ampliamente apreciado por
éstas y conditio sine qua non de la vigencia del orden social y económico
por ellos impuesto. El texto que se transcribe a continuación corresponde
a la ponencia de Salvatore Mancuso en la instalación de la mesa de nego-
ciación en Ralito:
En poco tiempo, descubrimos el invalorable aporte solidario de nuestro pueblo
· colombiano, que nos abrió los brazos para sumarse a nuestra lucha defensiva
y puso sobre nuestros hombros la tremenda responsabilidad de su seguridad
y bienestar social, por sus familias, por sus fuentes de trabajo y por constituir
desde la nada un 'Estado de facto', un 'Estado' carente de legalidad pero no de
legitimidad.
Nuhca estuvo en nuestras mentes edificar este gigante, pero hubo que ponerlo
de pie y a caminar, por física necesidad y porque Dios, en nuestras conciencias,
nos decía que ése era el camino correcto, que fa Patria nos exigía ese sacrificio y

~228
ql!e pasada la hora trágica, llegarían al fin tiempos mejores y de reconocimien-
to por parte de la Colombia oficial, a 'la otra Colombia' que las Autodefensas
ayudamos a salvar y preservar de la muerte, de la pérdida de su libertad y del
azote comunista54 2 .
Desde la ciencia política y otras disciplinas la soberanía fáctica es de-
cisiva para el reconocimiento de un actor como "político", pero el estatus
que se buscaba era el de "delincuente político", asunto controversia! que
terminó definiéndose por corporaciones judiciales como fue la Sala Penal
de la Corte Suprema de Justicia, la cual aplicó la jurisprudencia tradicional
sobre la materia, según la cual el poder fáctico o de hecho sobre un terri-
torio o población no es suficiente e incluso innecesario.
Los paramilitares insisten, además, en que durante su dominio tuvieron
¡
especial preocupación por los derechos de carácter social de los habitan- 1!
tes, lo cual les sirve para invisibilizar su compromiso en la "guerra sucia",
mimetizar la funcionalidad de su violencia para la emergencia y consolida-
ción del modelo económico y político excluyente, al poner el énfasis en su
"compromiso social" como elemento identitario. Este mismo discurso les
permitirá también, durante el proceso de negociación con el Gobierno de
Uribe Vélez, apuntalar sus fines estratégicos (impunidad, inmunidad para
el botín de guerra, proyección en la política local, regional y nacional), su-
mando a su causa las aspiraciones de justicia social de los grupos sociales
(poblaciones) por ellos victimizados, lo cúal explica su demanda, como
parte de los acuerdos, de la presericia del Estado en su dimensión social,
además del rol como gendarme.
Eri cuanto a lo que se acaba de decir, es paradigmático el discurso que
a continuación se transcribe:
Las Autodefensas siempre hemos sostenido que estamos llenando un vacío de
Estado, primordialmente en cuanto a seguridad y presencia social. Entonces,
cuando el Estado pueda recuperar su soberanía en las regiones de Autodefen-
sa, brindar seguridad duradera a sus habitantes y llevar su atención en temas
como la Inversión Social, Salud, Educación, Empleo, Desarrollo Sostenible e

542. Salvatore Mancuso, "Discurso del Jefe del Estado Mayor de las AUC, Comandante
Salvatore Mancuso, en el acto de instalación oficial del proceso de negociación entre
el Gobierno Nacional y las Autodefensas Unidas de Colombia", op. cit. Véase también:
Salvatore Mancuso, "lQuién debe ganar la guerra?", 24 de abril de 2003. Documento
tornado del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

-t. 229
'.::

lnfraestructura, así la Autodefensa armada desaparecerá por dejar de ser nece-


saria, y la gente dejaría de sostenerla54:i.
Con motivo de la instalación de la mesa de negociación de Ralito, Man-
cuso acude de nuevo a esta narrativa:
No es posible concebir un sueño de paz duradero para los colombianos, si al ·
lado de las bases militares no construimos hospitales y escuelas para los niños
del Paramillo, de la Sierra Nevada, del Catatumbo, del Sur de Bolívar y de esos
tantos territorios marginados que hay en Colombia. Las Autodefensas Campe- .
sinas en este proceso de paz no demandamos la destrucción o transformación
de las estructuras políticas, económicas y sociales del Estado y la sociedad,
pero sí exigimos justicia social544 •
En las exigencias de justicia social cabe ver una cierta especularidad en
relación con la insurgencia. Tras ver que el estatus de "delito político" les
estaba reservado constitucionalmente a los grupos subversivos, los jefes
del paramilitarismo llegaron a hacer suyas algunas de las consignas que
habían caracterizado a las FARC durante su proceso de diálogo con Pastra-
na. Pretendían de esta forma acceder a las mismas prebendas legislativas
que ostentaban sus enemigos 545 • Al mostrarse afines a los idearios de la
insurgencia sugieren una metonimia que forzaría a la opinión pública a
considerarlos como opositores al Gobierno y, en consecuencia, merecerían
el estatuto de enemigos políticos con los que hay que negociar.
Pese a los. esfuerzos argumentativos de los jefes paramilitares, estas
narrativas resultaron insuficientes para justificar los beneficios judiciales
para los desmovilizados, pues los defensores de derechos humanos y va-
rios congresistas no tardaron en reclamar la necesidad de verdad, justicia y
reparación para las víctimas del paramilitarismo. Para hacer frente a estas

543. Carlos Castaño Gil, "Las AUC: una esperanza de paz", 14 de febrero de 2003. Docu-
mento tomado del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
544. Salvatore Mancuso, "Discurso del Jefe del Estado Mayor de las AUC, Comandante
Salvatore Mancuso, en el acto de instalación oficial del proceso de negociación entre
el Gobierno Nacional y las Autodefensas Unidas de Colombia", op. cit.
545. Este juego de espejos se intensifica después de la extradición, cuando los paramilitares
se declaran opositores del Estado para continuar reclamando el estatus de delincuen-
tes políticos. Al respecto véase Salvatore Mancuso, "Carta a los Congresistas de la
República, en donde propone repatriar a los extraditados para hacer avanzar Justicia
y Paz", Warsaw, Virginia, 7 de diciembre de 2009. Recurso electrónico disponible en:
http://www.salvatoremancuso.com/indexreggetproceso.php ?vargrupo= 39, consul-
tado el 10 de junio de 2011. ·

-t- 230
exigencias, los paramilitares aseguraron que una Ley de Perdón, Recon-
ciliación y Olvido546 era una garantía para la paz, un valor ampliamente
apreciado y demandado por todo el país.
Adicionalmente, la consagración constitucional de la paz como un de-
ber y una obligación fue enrostrada como fundamento de legitimación del
proceso mismo:
No se puede considerar como una concesión generosa del Gobierno el haberse
sentado a la mesa con nosotros. Hablar de paz con los grupos armados ilegales
es apenas una obligación de Gobierno para agotar las vías pacíficas antes que
asumir la fuerza. Lo consideramos un acto práctico y honesto. Esta semana
declaró el señor Fiscal General de la Nación, que el señor Presidente no le
ha solicitado la suspensión de órdenes de captura de ningún miembro de las
AUC. La Ley 782 implementada para la negociación con los grupos armados le
otorga al señor Presidente varias facultades, de las cuales solo se ha utilizado
1
1
'
la autorización para sentarse el Gobierno con las Autodefensas. Se han incre-
mentado las operaciones de la Fuerza Pública contra las Autodefensas en todo
el país547•
Un poco· después, emerge el perdón como categoría legitimadora del
trato jurídico que los paramilitares demandan:
Lo que todos los colombianos esperamos del Congreso de la República es que
se debata con franqueza, altruismo, grandeza y pragmatismo dejando a un lado
las mezquindades y los intereses meramente electorales. Lo que esperamos, y
lo decimos sin prevenciones, es que se produzca un marco jurídico que sea efi-
caz, que permita las condiciones adecuadas para que podamos reconciliarnos,
que haya una paz duradera y sostenible. Si se nos sacrifica sin atender estos re-
clamos, creemos que estamos ante otra de las tantas frustraciones nacionales,
y seguiremos a la merced de los odios y las venganzas. Creemos, parafraseando
a nuestro Nobel, que Colombia merece una segunda oportunidad sobre la faz
de la tierra [ ... ] Lo único que puede cambiar el pasado es el perdón, porque
cuando alguien perdona de verdad, el pasado deja de existir548 •

546.· Salvatore Mancuso, "Carta al senador Carlos Moreno de Caro en representación de


los desmovilizados'', Córdoba, 1 de marzo de 2005. Documento tomado de Ía página
web colombialibre.org a través del archivo de intemet archive.org, consultado el 10
de junio de 2011.
547. Carlos Castaño Gil, "Más sobre el proceso con las AUC'', 7 de Agosto de 2003. Docu-
mento tomado del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

-t- 231

· ..... .··._
:.. ---·._ _·. _· - -
De esta forma, en la axiología de los paramilitares los valores de la paz ·.
y la reconciliación nacional terminaron por desplazar a la "legítima defen-
sa". Perdón, arrepentimiento, paz y unidad fueron las banderas que esgri-
mieron para justificar nacional e internacionalmente la creación de una
ley que les concediera la cesación de los procesos judiciales. Toda posición
que se opusiera a esto era sinónimo de venganza y se interpretaba corno
un deseo de prolongar la guerra.
Con ocasión de los discursos de la paz que imperaban en aquel mo-
mento, las AUC, si querían evitar contradicciones obvias, no podían sino
abandonar las expresiones guerreristas de ejército contrainsurgente. A
lo largo de todo el 2002 y gran parte del 2003 es común encontrar aún
las estrategias discursivas de degradación del otro que solían utilizar
para referirse a la insurgencia (como la animalización o la exclusión de
lo racional). Sin embargo, tales estrategias comienzan a disminuir con~
siderablernente después de la firma del acuerdo de Santa Fe de Ralito
y desaparecen casi por completo luego de las desmovilizaciones masi-
vas. La degradación pública de las FARC y el ELN dejó de ser un objeti-
vo primordial, pues ya no se describían como ejército contrainsurgente
sino como "constructores de paz" 549• Como consecuencia de este cambio
autoidentitario en el discurso, la insurgencia perdió el lugar que había
ocupado antes como enemigo necesario de los paramilitares entre 1998
y 2002.
Las desmovilizaciones públicas, que comenzaron con la del Bloque Ca-
cique Nutibara en noviembre de 2003, tuvieron una particular influencia
en este proceso. El acto de dejar las armas hacía imposible continuar con el
discurso de la guerra, pues se entendía que una vez entregadas las armas
ya no podían efectuar amenazas militares. Aunque no todos los bloques de
las AUC se desmovilizaron y el paramilitarismo no cedió la totalidad de su
poderío militar, públicamente el discurso dejó de contar con el soporte que
ofrecía el ejercicio de la violencia.

548. Adolfo Paz, "Verdad, Justicia, Reparación: Venganza", 11 de febrero de 2005. Docu-
mento tomado de la págína web colombialíbre.org a través del archivo de internet
archive.org, consultado el 10 de junio de 2011.
549. SaÍvatore Mancuso, "Mi respuesta al columnista Felipe Zuleta", Itagüí, 24 de septiem-
bre de 2007. Recurso electrónico disponible en: http://www.salvatoremancuso.com/
indexreggetproceso.php?vargrupo=39, consultado el 10 de junio de 2011.

~232
La misma actitud amable hacia la subversión y los llamados al diálogo
que se presentaron brevemente en 1998 volvieron a aparecer intensifica-
dos desde el 2004:
Bienvenidos aquí las FARC y el ELN, exponentes de la. izquierda y la derecha,
defensores de los Derechos Humanos, dirigentes de los partidos políticos, líde-
res sindicales, miembros de las iglesias, indígenas, directivos de Organizacio-
nes No Gubernamentales, dirigentes comunales, negritudes y exguerrilleros,
periodistas y escritores públicos, estudiantes, profesores y académicos ... en fin,
bienvenida Colombia entera, aquí la paz nos da cabida a todos550 •
Solo pedía y sigo pidiendo que se nos reconozcan nuestros derechos humanos
al ciento por ciento incluyendo entre ellos los derechos políticos, incluso con
limitaciones temporales o de ámbito de ejercicio, y también pido lo mismo para
'
quienes fueron mis enemigos en la guerra, para los cuales no guardo en ab-
soluto rencor y .a quienes les deseo de corazón que muy pronto sientan que el l
Estado, la sociedad y el mundo les proveen de suficientes garantías para iniciar
cuanto antes el verdadero principio del final de la guerra551•
La invitación a un diálogo con todos los actores era litil, no solo porque
les permitía legitimar su propio proceso de negociación, sino también por-
que extendía pliblicamente la imagen de unas AUC abocadas a la consecu-
ción de la paz. Con ello los paramilitares, en una postura pragmática, se
proponían conquistar los tan anhelados b_eneficios jurídicos, aunque esto
supusiera pedirlos también para la guerrilla.
En tiempos de guerra, la enemistad ;:i.bsoluta contra la insurgencia re-
sultq ideal para legitimar la violencia empleada con fines utilitaristas; en
tiempos de paz, una redefinición de esta enemistad sirvió para promover el
estatus político de las AUC y su reconocimiento por parte del Estado.

550. Salvatore Mancuso, "Discurso del Jefe del Estado Mayor de las AUC, Comandante
Salvatore Mancuso, en el acto de instalación oficial del proceso de negociación entre
el Gobierno Nacional y las Autodefensas Unidas de Colombia'', op. cit.
551. Salvatore Mancuso, "Carta a Álvaro Uribe desde Washington DC, EEUU", op. cit.

~233
Extradición: giro de la amistad a la enemistad con el
Gobierno

Los términos cordiales y amistosos de las relaciones de los jefes para-


militares con el Gobierno Nacional permanecieron durante todo el tiempo
de vigencia de la mesa de negociación. Incluso se vieron fortalecidos con
motivo de los fallos del poder judicial adversos a sus intereses estratégicos,
tanto el de la Corte Constitucional que declaró inexequibles importantes·
normas de la Ley 975 de 2005 (Ley de Justicia y Paz) 552 e impuso requi-
sitos para la aplicación de los beneficios en ella consagrados 553, como el
de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en el cual se les negó de
forma radical la condición de sediciosas a las personas que participaron
en las organizaciones paramilitares554 • Ello obedeció a que el Gobierno
respondió de forma inmediata con estrategias·para despojarlas de su valor
jurídico y político: a la sentencia de la Corte Constitucional le replicó con

552. Congreso de la República de Colombia.'Ley 975 de 2005, "Por la cual se dictan dispo-
siciones para la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al mar-
gen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la paz nacional
y se dictan otras disposiciones para acuerdos humanitarios'', Diario Oficial, Nº 45.980
de 25 de julio de 2005.
553. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-370 de 2006, Bogotá, 18 de mayo de
2006. En este fallo se declaró inexequible el artículo 71 de la Ley 975 de 2007 en el
cual se asimilaba al paramilitarismo al delito político (sedición), por vicios en el pro-
cedimiento seguido para su formación.
554. Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. Sentencia de julio
11 de 2007, proceso número 26945, magistrados ponentes: Yesid Ramírez Bastidas y
Julio Enrique Socha Salamanca, Bogotá, 11 de julio de 2007. Para un análisis jurídico
y político-criminal de la sentencia véase: Ricardo Posada Maya, "Los actos delictivos
realizados por los paramilitares son delitos comunes: a propósito de la providencia
de la Corte Suprema de Justicia del 11 de julio de 2007", Semanario Virtual Caja de
'Herramientas, N°. 71, Corporación Viva la Ciudadanía. Recurso electrónico disponible
en: htpp:/www.viva.org.co, consultado el 12 de febrero de 2010; Fernando Velásquez
V:elásquez, "Welito político o delito común? A propósito de la providencia de la Sala
dé Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia de Colombia de 11 de junio de
2007", Jueces para la democracia, N° 60, 2007, pp. 134-143; Juan Antonio García
Amado, "Delito político al hilo de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de
.Colombia de 11 de julio de 2007", Est·udios de Derecho, Nº 144, diciembre, vol. LXN,
Medellín, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Universidad de Antioquia, 2007,
pp. 97-122.
la expedición de varios decretos que, con el pretexto de reglamentar la ley,
desconocieron su contenido y significado 555 • A la Sala Penal de la Corte Su-
prema de Justicia, además de acusarla de tener un "sesgo ideológico" por
no reconocerles a los paramilitares la condición de delincuentes políticos,
y por "entorpecer" el proceso de paz556, le sumó esfoerzos mayúsculos por
hallar una solución jurídica al problema 557 , algunas de las cuales fueron
declaradas inexequibles por la Corte Constitucional558, y otras alcanzaron
a lograr vigencia, como la Ley 1424 de 2010559 •
1
Sin embargo, las relaciones se entorpecieron hacia el final del proceso 1
:
cuando los jefes paramilitares vieron en riesgo los beneficios judiciales !
por los que habían iniciado el proceso de desmovilización. Este giro de la 1

1
amistad hacia una enemistad contingente en la relación con el Gobierno
,
1
1

555. Presidencia de la República, Decreto 4436 de 2006, por el cual se reglamenta parcial-
mente la Ley 782 de 2002, Diario Oficial, Nº 46.479, Colombia, 11 de diciembre de i
2006. En este decreto se reitera la asimilación del paramilitarismo al delito de sedición
y, en consecuencia, autoriza medidas equivalentes al indulto (resolución inhibitoria, !
preclusión de la instrucción o cesación de procedimiento) para quienes conformaron !
1

las "autodefensas".
556. Eltiempo.com, "Como 'censura grave y peligrosa' califica Corte Suprema declaraciones
del presidente Álvaro Uribe", julio 27 de 2007. Recurso electrónico disponible en:
http://www.eltiempo.com/archivo/documentó/CMS-3657146, consultado el 10 de
junio de 2011.
557. Congreso de la República de Colombia. Proyecto de Ley 67 de 2007 Senado, por me-
dio de la cual se modifica el artículo 340 del Código Penal y se adiciona el artículo 69
de la Ley 975 de 2005, presentado por Carlos Holguín Sardi, en condición de Ministro
del Interior y de Justicia, Gaceta del Congreso Nº. 391, 6 de agosto de 2007. Este pro-
yecto no alcanzó sino el primer debate.
558. Hacemos referencia a la Ley 1312 de 2009. Congreso de la República de Colombia,
Ley 1312 de 2009, por medio de la cual se reforma la Ley 906 de 2004 en lo rela-
cionado con el Principio de Oportunidad, Diario Oficial, Nº. 47.405 de 9 de julio de
2009. Esta ley fue declarada inexequible en sus aspectos fundamentales. Véase: Corte
Constitucional de Colombia, Sentencia C-936 de 2010, Bogotá, 9 de julio de 2010.
559. Congreso de la República de Colombia, Ley 1424 de 2010, por la cual se dictan dis-
. posiciones de justicia transicional que garanticen verdad, justicia y reparación a las
víctimas de desmovilizados de grupos organizados al margen de la ley, se conceden
beneficios jurídicos y se dictan otras disposiciones. Diario Oficial, Nº 47.937, 29 de di-
ciembre de 2010. Esta ley fue objeto de reglamentación por el Decreto 2601 de 2011.
Véase: Presidencia de la República, Decreto 2601 de 2011, por el cual se reglamenta
la Ley Ley 1424 de 2010, Diario Oficial, Nº 48137, Colombia, 21 de julio de 2011.

-.!.. 235
de Uribe Vélez se produjo fundamentalmente por dos circunstancias: las
detenciones y traslados a cárceles de máxima seguridad y, en especial, por
la extradición de los más importantes comandantes paramilitares.
Con respecto a la primera, los problemas comenzaron cuando el presi-
dente Álvaro Uribe ordenó la captura de Diego Fernando Murillo Bejarano,
alias '~dolfo Paz" o "Don Berna", el 25 de mayo de 2005. En una carta
que envió al comisionado de paz Luis Carlos Restrepo, un año más tarde,
Vicente Castaño catalogó éste como el primero de los grandes agravios al
proceso de paz:
Es el caso, por ejemplo, del señor Adolfo Paz, a quien intentaron capturar en la
zona de ubicación. Luego de escaparse, su entrega voluntaria fue pactada con
usted, doctor Restrepo, bajo la condición rigurosamente convenida de no ser
trasladado a una cárcel común, sino a un paraje rural, debidamente custodia-
do por la .fuerza Pública, y por el tiempo que se extendiera el proceso de paz.
Este compromiso fue flagrantemente burlado. Sólo unos días después de estar
efectivamente recluido en una finca, al señor Adolfo Paz se le trasladó intem-
pestivamente a Cómbita. Pero lo más grave no fue el traslado ni la burla, lo
bochornoso e inaceptable fue que usted, doctor Restrepo, en varias ocasiones
manifestó que no recordaba los términos de este compromiso, y llegó inclusive
a negar que entre usted y los señores Julián Bolívar y Ernesto Báez (interme-
diarios de dicha entrega) hubieran pactado algo. Cabe preguntar entonces:
lsobre qué base se entregó voluntari<1mente Adolfo Paz? 560 •
Luego de los reparos y presiones que sufrió el Gobierno por la laxitud
en el trato con los comandantes paramilitares 561 , este se vio obligado a
ordenar su reclusión en centros de mayor seguridad y a recortar algunas
de las libertades y beneficios que ostentaban. Los paramilitares leyeron
estas medidas como un incumplimiento a los acuerdos pactados y señales
claras de una traición. Esto llevó al surgimiento de una "desconfianza" que
terminó convertida en una forma específica de enemistad.

560. José Vicente Castaño, "Carta pública al doctor Luis Carlos Restrep9 Ramírez, alto co-
misionado para la paz", 4 de noviembre de 2006. Recurso electrónico disponible en:
http://www.semana.com/nacion/articulo/la-carta-castano/81820-3, consultado el
10 de junio de 2011 .
561. Véase: Eltiempo.com, "Así es la vida de tres poderosos ex jefes 'paras': disfrutando de
su libertad y sus fortunas". Bogotá, El Tiempo, 22 de julio de 2006. Recurso electró-
nico disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3009317,
consultado el 10 de junio de 2011. ·

~236
Al respecto, con motivo de la conminación a internarse en el centro de
reclusión de La Ceja, el 16 de agosto de 2006, Rodrigo Tovar Pupo, alias
':Jorge 40", indicó que con ello se pasaba del "lenguaje de la política y el
diálogo al de la represión"562 • La percepción de que el Gobierno había mo-
dificado el trato respecto de ellos de forma sustancial, con lo cual además
desconocía los acuerdos logrados en la mesa de negociación, se hace más
nítida cuando, en diciembre de 2006, los paramilitares viven la pesadilla
de su remisión a un centro carcelario de máxima seguridad:
Ayer fuimos sorprendidos y asaltados en la palabra empeñada, cuando con
asombro veíamos falaces argumentos, livianas razones y pobres exposiciones
que pretenden justificar el traslado del centro de Reclusión de La Ceja a la
Cárcel de Máxima Seguridad de Itagüí. Cuando se incumplen los acuerdos se
desdibuja la seguridad jurídica y se desmorona la institucionalidad563 • ,
Como a partir de este momento los paramilitares consideran que se frac- j

turó definitivamente la confianza, ello los motiva a romper el silencio: 1


El problema de aquí no es tanto el traslado, el problema de aquí es que nos
van a criql.inalizar [ ... ] en las calles se están cometiendo una cantidad de ase-
sinatos y los autores responsables de esos asesinatos, en compañía de ciertas
autoridades del Estado están descargando toda la culpa en esta comunidad de
paz de La Ceja, para que a través de esas culpas entonces se puedan ellos lavar
las manos564 •
Al definirse como una "comunidad de paz'', los paramilitares ponen en
entredicho su condición de criminales. Adicionalmente, ven en la extradi-
ción una señal de traición por parte del Gobierno, contra el cual instauran

562. El Meridiano de Córdoba, ·~orge 40' pide mediación del Senado", El Meridiano de Cór-
doba, Montería 24 de agosto de 2006.
563. Movimiento Nacional de Autodefensas Desmovilizadas, "Comunicado con respecto
al traslado de los ex - Comandantes del Centro d~ Reclusión Especial de La Ceja a la
Cárcel de Máxima Seguridad de Itagüí", 2 de diciembre de 2006. Documento tomado
de la página web colombialibre.org a través del archivo de internet archive.org, con-
sultado el 1 Ode junio de 2011.
564. Caracol Radio, "Ordenan traslado de líderes paramilitares de La Ceja por riesgo de
fuga ... habla el Ministro de Interior y 'Ernesto Báez"'. Caracol Radio. 1 de diciembre de
2006. Recurso electrónico disponible en: http://www.caracol.com.co/noticias/orde-
nan-traslado-de-lideres-paramilitares-de-la-ceja-por-riesgo-de-fugahabla-el-ministro·
de-interior-y-ernesto-baez/20061201/oir/363650.aspx, consultado el 10 de junio de
2011.

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pronto una enemistad contingente565 • Su interpretación es que la extradi-


ción obedece al interés de silenciarlos para dejar oculta la responsabilidad
de actores del establecimiento (económicos, políticos, sociales, y la fuerza
pública) en el fenómeno paramilitar. A manera de ejemplo, Rodrigo Tovar
Pupo, alias '!Jorge 40'', en su condición de extraditado, expresa:
[ ... ]el Gobierno "ha manipulado y desvirtuado" el aporte unilateral de las Au-
todefensas a favor de la paz mediante su desarme, "pretendiendo convertirlo
en un 'logro positivo' de su política de seguridad democrátic'a'-' [ ... ] cambiaron
todas las reglas de lo acordado en la mesa de negociación, empujando nueva-
mente a muchos de nuestros ex compañeros a optar por la vía armada como
ünica alternativa para expresar oposición política566 •
De esta manera, se traslada nuevamente al Otro la responsabilidad de
la violencia que se produjo posteriormente, no ya por dejarlos abandona-
dos a merced del enemigo subversivo sino por haberlos traicionado 567•
Otro documento, que evidencia con significativa fuerza la instauración
de la enemistad con el Ejecutivo, lo constituye la carta que Salvatore Man-
cuso Gómez le dirigió, desde una cárcel en los Estados Unidos, a Álvaro
Uribe Vélez en su condición de presidente, de la cual seleccionamos los

565. Desde un enfoque sociojurídico, la extradición se caracteriza como una forma punitiva
especial, que consiste en someter a una persona al régimen punitivo de una jurisdic-
ción extranjera, frecuentemente severo, que cü"mporta además la ·separación de aque-
lla de forma prolongada de su entorno familiar, social y cultural, y generalmente está
acompañada de graves violaciones al debido proceso.
566. Rodrigo Tovar Pupo, "Carta abierta a los Colombianos y Colombianas", Washington
D.C, 1 de mayo de 2009. Recurso electrónico disponible en: http://lapazencolombia.
blogspot.com/2009/ 05/carta-abierta-de-rodrigo-tovar-pupo.html, consultado el 10
de junio de 2011.
567. Que muchos de los "desmovilizados" regresaron a la vía armada es un hecho corro-
borado por los informes de la MAPP/OEA y de la Comisión Nacional de Reparación y
Reconciliación. Véase al respecto:
· Consejo Permanente de la Organización de los Estados Américanos, Décimo Cuar-
to Informe Trimestral del Secretario General al Consejo Permanente sobre la Misión
de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia (MAPP/OEA), Documento OENSer.GCP/
INE6225/ ll, 15 abril 2011; Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, II
Informe. La reintegración: logros en medio de rearmes y dificultades no resueltas,
Bogotá, agostó de 2010. Recurso electrónico disponible en: http://www.rndp.org.co/
sites/default/fi!es/ll%20informe%20de%20la%20Comisi%C3%B2n%20Nacional%2
Ode%20Reintegraci%C3%B2n%20y%20Reconciliaci%C3%B2n.zip, consultado el 10
de junio de 2011.

-t-' 238

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indicios que hacen evidente esa enemistad. El primer indicio es el dolor y
la indignación por la falsa imputación que se le hizo para extraditarlo y el
haber traicionado la confianza depositada en él:
Yo no he jugado a tener una agenda oculta o .una vida paralela, yo opté por
el camino del bien, de la paz, de la reconciliación l. .. ] Me desmovilicé en
diciembre de 2004 sin marco jurídico. Días antes el Alto Comisionado de
Paz me dijo que Usted no sabía si extraditarme o no junto a 'Simón Trinidad'
en ese diciembre, y le contesté al Comisionado que así usted me extraditara
me iba a desmovilizar para darle la credibilidad al proceso de paz, jalonar a
los otros comandantes y como el mayor acto de fe y humanitario en toda la
historia de Colombia y del mundo, de un actor del conflicto en su momento
de mayor poder político, social, militar, territorial y para servir de ejemplo a
los demás568 •
El s.egundo indicio de enemistad es la advertencia de que tanto él como
los otros que hicieron parte de su organización, con motivo de las obli-
gaciones impuestas por la Ley de Justicia y Paz, van a confesar toda la
verdad, la cual comprende tanto su participación en los crímenes, como
la responsabilidad que en los mismos hechos les compete a los poderes y
actores que los crearon, financiaron y fueron sus aliados o directamente
beneficiarios.
Seguiré contando mis verdades, continuaré convenciendo a quienes fueron mis
hombres a que avancen en este proceso y sigan contando sus verdades, ver-
dades que han servido para encontrar desaparecidos, exhumar sus cadáveres,
responsabilizando a los culpables; verdades que están ayudando a esclarecer
la horrible noche que nos tocó vivir y padecer, primero como víctimas y luego
como victimarios, deseando que estas verdades ejerzan su poder reparador y
de reconciliación entre todos, especialmente con las víctimas y exalte la me-
moria de todos los caídos y la responsabilidad por acción u omisión de todos
en este conflicto, para que no se vuelva a repetir, y se conozca el origen y
desenvolvimiento real del mismo, que es bastante desconocido en cuanto su
funcionamiento, responsabilidades, vasos comunicantes, etcétera569 •
En el discurso transcrito se trata de descartar que las "delaciones" tu-
vieran como causa la retaliación contra Álvaro Uribe Vélez, su Gobierno
y los poderes que le subyacen, por ello se las presenta como parte del
compromiso del autor con la paz del país, con las víctimas y la "memoria

568. Salvatore Mancuso, "Carta a Álvaro Uribe desde Washington DC, EEUU", op. cit.
569. Ibid.

~239
de los caídos", lo cual por cierto encuentra cobertura en el hecho de estar
obligado a ello por la Ley de Justicia y Paz57º.
El tercer indicio es el vaticinio de una "hecatombe" para el "estableci- .
miento", a partir de lo que han delatado y van a delatar los paramilitares
en el contexto de los procesos judiciales previstos en la Ley de Justicia y
Paz. El escenario lo integra una deslegitimación absoluta del Estado co-
lombiano y la judicialización de los actores usufructuari9s de éste en las
cortes internacionales de justicia. ·
Con los vacíos de la Ley de ':.Justicia y Paz", algunos con la intención de aplicar
justicia, otros para perpetuar el conflicto, y otros más en busca de retaliaciones
o de victimizarse escondiendo la verdadera realidad del conflicto, o todas las
anteriores, van a ensañarse con el Estado y las Fuerzas Militares. Van a plantear .
si esa política de Estado que aparece documentada en los diferentes manuales
de las instituciones militares, aprobados y firmados por generales de la repúbli-'
ca, ministros de defensa y hasta presidentes, que son los comandantes en jefe ·
de las Fuerzas Militares, ·que dio origen al paramilitarismo de Estado, entraría
en la configuración de crímenes de lesa humanidad cuando ha sido un ataque
sistemático contra sectores concretos de la población civil, y digo que hacia allá
se dirigen porque en nuestras confesiones en versiones libres, los fiscales nos
han pedido juntar los temas por facilidad, dándoles prioridad a los crímenes
contra sindicalistas y masacres, también con insistencia nos preguntan sobre la
vinculación de los militares y gobernantes en esos hechos571 •
Mancuso culmina la carta con términos que, de forma aparente, obligan
a descartar todo vestigio de resentimiento, de reproche, de reparo, lo cual
no dejaría duda cuando de forma explícita agradece a Uribe Vélez el haber
salvado su vida y la de su familia con el acto de su extradición.

570. Los líderes paramilitares evadieron su compromiso con la "verdad" mientras la vo-
luntad política del gobierno Nacional fue favorable a sus intereses, pero cuando se
sintieron traicionados por el Gobierno, sus testimonios se convirtieron en el medio
a través del cual ejercieron retaliaciones y expresaron su enemistad, pues no podían
hacerlo ya por la vía armada directa. Paradigmático, en tal sentido, es el hecho de que
tanto Mancuso como los mandos medios de su organización, ejercieron un papel rele-
vante en la construcción de la prueba que fue definitiva para la condena de personas
cercanas al expresidente Uribe Vélez, como es el caso de su compañero político por
muchos años y familiar cercano, el exsenador Mai:io Uribe Escobar. Al respecto véase:
Córte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal, proceso 27.918, sindicado Mario
Uribe Escobar, sentencia del 21 de. febrero de 2011.
571. Salvatore Mancuso, "Carta a Álvaro Uribe desde Washington DC, EEUU", op. cit

~240
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·~
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·.·;
¡
Una última cosa, que humanamente me siento en conciencia obligado a decir-
le, como ser humano que ha sido extraditado por una decisión suya: entiendo
ahora más que hace unos meses las causas por las que me extraditó, y en lo
más profundo de mi corazón se las agradezco, porque si me hubiese dejado en
Colombia en las condiciones que me encontraba y en las que aún se encuentra
mi familia, nos habrían asesinado a todos. Sepa también que no puedo seguir
respondiendo por las acciones y responsabilidades de los demás, yo puedo
responder por mis acciones y por todas las de quienes fueron mis hombres en
el pasado hasta el día de su desmovilización, y no por lo que haya sucedido
después. Que Dios lo bendiga, ilumine y proteja toda la vida572 .
Pero si se tiene en cuenta todo lo que precede a este párrafo -la injus-
ticia de la cual ha sido objeto, las delaciones de las cuales se ufana y las
que promete realizar en un próximo futuro- el agradecimiento y el "Dios
lo bendiga, ilumine y proteja toda la vida", sólo pueden comprenderse
como una ironía. La ironía es un recurso del discurso cuando el enemigo se
considera intocable directamente, pues en aquel momento Uribe contaba
con una gran favorabilidad en la opinión pública. Algunos meses después
de la referida carta, Mancuso emite una nueva misiva en la que afirma que
las extradiciones de los comandantes paramilitares, entre los cuales él está
incluido, tuvieron como causa exclusiva el interés de garantizar el silencio
de los paramilitares que fungieron como guerreros, quienes terminaron
siendo tratados como enemigos. Dicho trato no se evidencia de forma ex-
clusiva con la extradición, sino también con otros subterfugios:
El Gobierno clama a gritos el conocimiento de la verdad y el cumplimiento por
parte de los desmovilizados postulados a Justicia y Paz de los requisitos que en
este sentido nos impone la Ley, y se ufaria de brindar apoyo para que ello sea
así, pero los actos por él realizados demuestran lo contrario, pues no de otra
forma pueden calificarse cuando nos amordaza, silencia y extradita, cuando
nos cierra los espacios de interlocución, cuando no brinda protección a los
testigos ni a las víctimas, a nuestras familias y abogados, permitiendo que nos
intimiden, amenacen y atenten contra nuestras vidas, cuando entre el 2005 y
el día de hoy ha permitido el genocidio y asesinato de más de 2.000 desmo-
vilizados de las AUC y decenas de sus familiares, incluso mediante maniobras
de estrangulamiento y envenenamiento dentro de las cárceles que el mismo
Gobierno custodia a través del INPEC; cuando permite que sigan generándose
más víctimas mediante la prolongación del conflicto civil armado 573 .

572. !bid.
573. Salvatore Mancuso, "Carta abierta con la intervención realizada ante el despacho 8º
de Justicia y Paz", Warsaw, Virginia, 30 de septiembre de 2009. Recurso electrónico

~ 241

..:
.. . ·.·
De lo transcrito se deduce que para los paramilitares Uribe ha pasado
de ser un gran presidente honesto a farsante, mentiroso y asesino. Farsan-
te porque mientras pregona que está haciendo todo lo posible para que la
verdad del paramilitarismo se conozca, realmente la está entorpeciendo
por diversos medios; asesino porque para ellos es el responsable del geno-
cidio de más de dos mil desmovilizados y de sus familias, y del "asesinato"
de muchos de quienes se hallaban recluidos en los centros carcelarios del
Estado574 • La explicación de este movimiento es el"temor y el terror del GQ-
bierno y de los poderes económicos y políticos que éste representa, a que .
los paramilitares divulgaran su responsabilidad en la violencia que ellos
realizaron directamente575 •
Una consecuencia inmediata del advenimiento de la enemistad contin-
gente entre Uribe y los jefes de las AUC es el reforzamiento de la especula-
ridad de estos con la insurgencia, pues estos últimos llegan a afirmar que
son legítima "oposición" del Gobierno Nacional:
El monopolio de la oposición no lo tiene la izquierda democrática, ni la izquier-
da armada. Quienes hemos pertenecido a la Confederación de Autodefensas
también somos opositores de todo aquello que este Gobierno ha hecho mal en
asuntos de paz y en otros asuntos sociales y económicos cuyos resultados son
pobres o inexistentes. Tan opositores somos que también nos cerraron toda las
vías democráticas, escenario acordado con el Gobierno para continuar nuestra
lucha y defender nuestra concepción de Estado ideal576•

disponible en: http://lapazencolombia.blogspor.com/2009/09/carta~abierta-de-sal­


vatore-mancuso.html, consultado el 10 de junio de 2011.
574. Los jefes paramilitares nunca atribuyen dichas muertes ni a acciones de sus "enemigos
históricos" (los grupos guerrilleros), ni a los enfrentamientos que por aquel enton-
ces libraban.distintos grupos paramilitares. Responsabilizan exclusivamente al Estado
Colombiano y aducen que el genocidio tiene como motivo inhibir que se conozca la
verdad que los paramilitares están dispuestos a aportarle al país y a las víctimas o a
las represalias por haberla dado a conocer.
575. Al respecto véase también la carta enviada por alias "Don Berna" desde Estados Uni-
dos: Diego Fernando Murillo Bejarano, "Carta a la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Penal", New York, 17 de septiembre de 2009. Recurso electrónico disponi-
ble en: http://www.lafm.com.co/noticias/2009-09-28/vea-aqu-la-carta-completa-de-
alias-don-berna, consultado el 10 de junio de 2011.
576. Rodrigo Tovar Pupo, "Carta abierta a los Colombfanos y Colombianas", op. cit.

-.!- 242

\ ...
10
Enemistades contingentes en el discurso paramilitar

Tal como hemos visto antes, los paramilitares encuentran en la insur-


gencia una enemistad necesaria, la cual construyen discursivamente a par-
tir de una aparente oposición ontológica que determina su unidad como
actor armado. Sin embargo, emergen en el discurso otros enemigos que no
hacen parte de esta oposición fundamental y que responden a coyunturas
históricas e intereses muy específicos. La enemistad desarrollada con el l
Gobierno Nacional después de la extradición es un buen ejemplo de ello.
En este capítulo analizaremos en detalle algunas de estas enemistades con-
tingentes, así como las distintas variables que las hicieron posibles.
Entre los. enemigos de este tipo que aparecen en el discurso paramilitar
el narcotráfico es quizás el más notorio, no sólo por volumen de comu-
nidacos y declaraciones que los jefes paramilitares dedican al tema, sino
también por los efectos que tuvo sobre la estabilidad y unidad de las AUC.
El interés por el negocio ilícito comenzó a principios de 1999, cuando la
policía antinarcóticos destruyó doce laboratorios para el procesamiento
de droga en los Llanos Orientales, en inmediaciones de San Martín y San
Carlos de Guaroa. El entonces jefe de es·a división de la policía, Leonardo
Gallego, aseguró que los laboratorios estaban bajo la protección de los
paramilitares577 • Carlos Castaño respondió a las acusaciones de Gallego y
afirmó que su organización no tenía vínculo alguno con las drogas, pero
que tampoco pretendía convertirse en su enemigo: "[ ... ] sería una locura
por parte nuestra pretender enfrentar dos poderes al mismo tiempo, como
lo son el narcotráfico y la guerrilla. Estos son un solo objetivo para noso-
tros, únicamente en las zonas donde trabajan asociadamente''578 •

577 ..Semana.com, "Narco-Castaño'', 24 de mayo 1999. Recurso electrónico disponible en:


http://www.semana.com/ nacion/narcocastano/ 39817-3.aspx, consultado el 10 de fe-
brero de 2012.
578. Carlos Castaño Gil, "Carta a Leonardo Gallego, Director Policía Antinarcóticos", Ura-
bá, 8 de mayo de 1998. En: Carlos Castaño Gil, Colombia siglo XXI: Las autodefensas y
la paz, Colombia, T:11leres Colombia Libre, 1999, pp. 132-133.

~243
No obstante, el 22 de febrero de ese mismo año, y teniendo como refe-
rente lo sucedido en los Llanos Orientales, la DEA señaló al máximo líder
de las AUC como narcotraficante. Desde entonces Castaño comenzó una
campaña pública contra el narcotráfico:
Durante toda mi vida he sido un acérrimo enemigo del narcotráfico y su poder
corruptor, la autoridad moral de mi conducta, ajena a esa actividad delictiva,
me ha permitido controlar, depurar, denunciar públicamente y exigir castigo
para cualquier miembro de las Autodefensas o de· las comunidades sobre las
cuales tenemos ascendencia, cuando se han descubierto involucrados en acti-
vidades relacionadas con el narcotráfico579•
La anterior declaración se registra como la primera en la que Carlos
Castaño habla de una enemistad contra el nartotráfico; sin embargo, no se
hace referencia a ningún grupo de narcotraficantes, ni se alude a ningún
personaje específico. De este modo, el narcotráfico se erige como un ene-
migo exclusivamente discursivo. El propósito de esta declaratoria de ene-
mistad era enviar a la DEA y al presidente Pastrana el mensaje de que no
eran narcotraficantes y que por el contrario los perseguían, incluso dentro
de su propia organización580 • ·

Con la llegada del Plan Colombia, tanto las AUC como las FARC se
convirtieron en objetivos militares de la política exterior estadounidense
del presidente Clinton581 • En vez de confrontar el proyecto norteamerica-
no, Castaño decidió promulgar públicamente su independencia del nego-
cio ilícito y utilizar el narcotráfico como argumento para descalificar a las
FARC y su proceso de paz. Desde esa fecha, narcotráfico e insurgencia se
volvieron dos significantes inseparables en el discurso de los paramilitares,
quienes además insistían en los vínculos de la droga con el conflicto arma-
do: "Yo celebro el Plan Colombia y considero que el conflicto en Colombia

579. Carlos Castaño Gil, "Carta abierta a al presidente Andrés Pa$trana y al embajador de
Estados Unidos Curtis Kamman sobre narcotráfico'', Colombia, 27 de abril de 1999.
Documento tomado de la página web colombialibre.org a través del archivo de inter-
'llet archive.org, consultado el 10 de junio de 2011.
580. Ibid.
581. Al-respecto véase las declaraciones de la administración Clinton a la revista Semana.
En: Semana.com, "La estrategia", 8 de noviembre de 1999. Recurso electrónico dispo-
nible en: http://www.semana.com/wf_ImprimirArticulo.aspx?IdArt=40065, consul-
tado el 10 de febrero 2012.

-i- 244
es global entendido como narcotráfico y conflicto político que se retroa-
limentan, como tal, el Plan Colombia debe aplicarse de manera global al
conflicto colombiano"582 • ·

Pese a los esfuerzos de Castaño, su repentino discurso antinarcóticos


resultó insuficiente para convencer al Gobierno estadounidense, que de-
cidió incluir a las AUC en la lista internacional de grupos terroristas que
afectaban sus intereses (FTO). Uno de los factores que motivaron la deci-
sión fue la relación del paramilitarismo con el tráfico de drogas 583 • Esto, y
la posterior radicalización de la política exterior norteamericana con mo-
tivo de los hechos del 11 de septiembre, llevaron a Castaño a reconocer
los vínculos de las AUC con el narcotráfico, algo que antes había negado
rotundamente:
Es mi obligación aceptar que, inevitablemente el dinero del narcotráfico ha
penetrado, de alguna manera, nuestra organización, como también a las insti-
tuciones del Estado, no obstante los grandes esfuerzos que hacemos por evitar-
lo. Así mismo, aceptamos haber cometido algunos excesos militares, también
inevitables en este tipo de conflicto cuyas características fueron determinadas
por la narcoguerrilla que enfrentamos584 •
A pesar de su confesión, el jefe paramilitar traslada la responsabilidad
hacia una "minoría" que se habría valido de la organización para el enri-
quecimiento personal. Esta visión, según la cual las AUC han sido invadi-
das, termina por desencadenar un proceso aparentemente autocrítico en el
discurso que dura varios años585, y en el cual los paramilitares expresan la
necesidad de reestructurarse ante la invasión indeseable del narcotráfico.

582. Luis Jaime Acosta, "Entrevista concedida por Carlos Castaño, Comandante de las Au-
todefensas Unidas de Colombia (AUC), a la Agencia Internacional Reuters en algún
lugar de la Serranía de San Lucas'', op. cit.
583. Al respecto véase: U.S Department of State -Office of the Coordinator for Counterter-
rorism. Patterns of Global Terrorism. Appendix B: Background information on Terrorists
Groups. 30 de Abril de 2001. Recurso electrónico disponible en: http://www.state.
gov/j/ctlrls/crt/2000/2450.htm, consultado el 30 de marzo de 2012.
584. ·Carlos Castaño Gil, "Carta a Colín Powell, secretario de estado de los Estados Unidos
de América", 11 de septiembre de 2001. Documento tomado de la página web colom-
bialibre.org a través del archivo de internet archive.org, consultado el 10 de junio de
2011.
585. Al respecto véase: Autodefensas Unidas de Colombia AUC, Dirección Política y Militar
DIPOM, "Las Farc: lUn Titanic sin reversa?", op. cit. ·

-.t. 245
Sin menoscabo de las condiciones de dignidad y decoro de combatientes y
comandantes; las ambiciones de poder y de enriquecimiento personal, des-
dibujan, corrompen y pervierten nuestra propia naturaleza de Autodefensas
Campesinas. Nuestro compromiso es con el país, con la Organización y con la
Historia. Debemos volver por los caminos de la perseverancia, la abnegación,
el desprendimiento, la disciplina, el espíritu de cuerpo, la humildad, el respeto
y la responsabilidad5 ª6.
A este discurso se sumaron otros esfuerzos del líder de.las AUC por lim-
piar su imagen y evitar caer en la mira de Estados Unidos. En primer luga·r,
Castaño ofreció varias veces presentarse ante la justicia norteamericana
para responder por los cargos que se le imputaban587, cosa que nunca hizo.
Posteriormente, el jefe paramilitar se ofreció como mediador para la entre-
ga al Gobierno de los Estados Unidos de 50 narcotraficantes.
Sí se realizó la cumbre de Cartago el 31 de enero, a la cual asistieron cerca
de 50 grandes narcotraficantes, y donde estuve presente en mi condición de
colombiano comprometido en la búsqueda de soluciones a la problemática
nacional, y aunque enemigo del narcotráfico, convencido de su injerencia de-
terminante en el conflicto armado que me involucra588•
Aunque la entrega de estos individuos tampoco se realizó, la declara-
ción de Castaño tuvo algunas consecuencias que vale la pena analizar. Ha-
bla el paramilitar de los "grandes narcotraficantes" como actores concre-
tos. Esta ya no es la enemistad abstracta de antes, pues se ha encarnado en
50 hombres (aún cuando no se revelen sus identidades) .. Adicionalmente,
es importante notar que tampoco se habla de estos narcotraficantes como
guerrilleros, sino que se les trata como un actor independiente.
Hasta el 2002 la enemistad de las AUC con el narcotráfico fue de ca-
rácter exclusivamente discursivo y nunca se tradujo en la persecución o
asesinato de algún narcotraficante. Sin embargo, en este proceso se dieron

586. Julián Bolívar y Ernesto Báez, "Estamos Cambiando", 29 de noviembre de 2001. En:
· Javier Montañez, Julián Bolívar, Pablo Sevillano y Ernesto Báez de la Serna, Pensa-
miento social y político del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colom-
bia, Santa Fe de Ralito, Bloque Central Bolívar, 2005, p.38.
' '
587. Carlos Castaño Gil, "Carta abierta a al presidente Andrés Pastrana y al embajador de
Estados Unidos Curtis Kamman sobre narcotráfico", op. cit.
588. Carlos Castaño Gil, "Los Estados Unidos en el Conflicto Colombiano", 25 de marzo
de 2002. Documento tomado del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de
Antioquia.

.t- 246
varios pasos importantes para la posterior concreción de la enemistad en
el plano bélico. El primero de ellos fue la declaración de enemistad contra
el narcotráfico sin aludir a ningún actor o institución concreta, el segundo
fue el reconocimiento de las relaciones de las .AUC con el negocio de la
droga, y el tercero fue la aparición de "los narcotraficantes" en el discurso
como un actor concreto e independiente de la insurgencia.
El paso final hacia la consolidación del narcotráfico como enemigo en
el discurso de las AUC estuvo marcado por la solicitud de extradición, por
parte del Gobierno estadounidense, de Carlos Castaño y Salvatore Mancu-
so el 20 de septiembre de 2002. En sus declaraciones al respecto, no sólo
se rechaza la decisión, sino que se evidencia claramente que la enemistad
contra el narcotráfico tenía como objetivo evitar las retaliaciones de Esta-
dos Unidos: "Yo soy enemigo del narcotráfico y no es justo lo que hacen
conmigo. Sin embargo, no voy a esconderme de los Estados Unidos. Aquí
estoy''589 • "Somos enemigos del narcotráfico, al penetramos nos intentaron
ll
destruir. Lo que hacemos es expulsar la intromisión"59º.

Antecedentes de una guerra entre paramilitares

Al reconocer las relaciones entre el narcotráfico y las AUC, el líder de los


paramilitares dio a entender que "los narcotraficantes" (esos 50 hombres
que pretendía entregar a la DEA) no.estaban afuera sino adentro, y que era
allí donde había que perseguirlos: "Somos muchos los Comandantes que
no estamos dispuestos a seguir escuchand·o discursos de una minoría en las
Autodefensas que se empeñan en justificar el narcotráfico y no solo como
método de finanzas, mientras otros lo condenamos. El narcotráfico es
nuestra perdición"591 • Esta idea generó roces y rupturas en la organización,

589. Revista Cambio, "La negociación secreta de Carlos Castaño'', 2 de octubre de 2002.
Recurso electrónico disponible en: http://www.latinoamerica-online.it/archiviopaesi/
colombia2.html#secreta, consultado el 12 de octubre de 2011.
590. Eltiempo.com, "Estoy dispuesto a someterme a E. U", El Tiempo, 8 de septiembre de
2002. Recurso electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/ archivo/docu-
mento/MAM-1363529, consultado el 10 de junio de 2011.
591. Carlos Castaño, "¿y quién volverá a creer en nosotros?", 21 de julio de 2002. Docu-
mento tomado de la página web colombialibre.org a través del archivo de internet
archive.erg, consultado el 10 de junio de 20 11.

-t- 247

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las cuales terminaron convertidas en una guerra interna que produjo
numerosas muertes.
Los primeros indicios de que algo no andaba bien en las AUC llegaron el
30 de mayo de 2001, cuando Carlos Castaño anunció misteriosamente que
renunciaba a la comandancia. Según explicó luego su abogado Joaquín
Pérez, una facción de las Autodefensas, encabezada al parecer por Mancu-
so592, creía que debían responder militarmente a los ataques que recibían
por parte del Estado y la Policía Antinarcóticos. ·Esta posición implicaba
desmontar el discurso de enemistad contra el narcotráfico para iniciar una
defensa abierta del negocio ilícito.
Poco después, los demás jefes paramilitares aceptaron la renuncia de
Castaño, a quien designaron corno ''jefe político"; desmintieron las acusa-
ciones contra Mancuso y aseguraron además que respetarían las acciones
militares del Estado y que no atacarían a la ·fuerza pública.· Sin embargo,
el 10 de octubre de 2001 las diferencias internas saltaron al plano militar.
En Mendihuaca, entre Santa Marta y Riohacha, un grupo de paramilitares
liderados por Jairo Pacho Musso, lugarteniente de Hernán Giraldo (jefe
del Bloque Resistencia Tayrona), desobedeció las sugerencias públicas de
Castaño y asesinó a dos integrantes de la DEA y tres agentes de la Policía
Antinarcóticos 593 •
El 12 de noviembre, el nuevo "jefe político" de las AUC declaró obje-
tivo militar a Musso594• Castaño se mostró dispuesto a pasar del discurso
en contra del narcotráfico al plano militar. Se constituyó así un enemigo
interno595, del cual hicieron parte todos aquellos paramilitares que ponían

592. Ibid.
593. Eltiempo.com, "Guerra Para en Santa Marta", El Tiempo, 26 de enero de 2002. Recur-
so electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-
1344552, c01:isultado el 26 de agosto de 2011.
594. Eltiempo.com, "La caída de Jairo Pacho Musso, el capo de la.Sierra'', El Tiempo, 1 de
julio de 2003.
Recurso electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/
MAM-1041216, consultado el 26 de agosto de 2011.
595. La noción de "enemigo interno" que se utiliza en este apartado para aludir a aquellas
formas de enemistad que se presentan dentro del actor armado, en detrimento de la
unidad y cohesión del mismo, resulta importante diferenciarla de la noción utilizada
en la Doctrina de Seguridad Nacional para caracterizar a los grupos subversivos de
ideología comunista. -

~248
en riesgo el proyecto de Castaño de limpiar su imagen pública y la de su
organización ante el Gobierno de Estados Unidos. El paso siguiente lo dio
el jefe político de las AUC, cuando sus acusaciones adquirieron nombre
propio:
Creo que el problema parte de la actitud del señor Ernesto Báez, quien sostie-
ne y difunde como política estratégica, equivocada desde luego, el argumento )

de que mientras más control del narcotráfico en zonas y emporios cocaleros


·'
~!

ejerzan las AUC, mayor será el interés de negociación con nosotros que des- .-j
pertaremos en los Estados Unidos [... ] Pero este absurdo discurso, que me veo
obligado a conjurar de manera abrupta, cala en algunos Frentes y miembros
de las AUC como el señor Montañés, Jefe las Autodefensas del Sur de Bolívar,
que se mueve irresponsablemente entre actividades del narcotráfico, olvidan-
do que con su suerte afecta a todas las Autodefensas y arrastra hacia el abismo
a sus subalternos honestos y a su tropa inocente. Igual situación se presenta .j
en la Autodefens.a del Putumayo con su comandante Rafa, y en menor índice
en las Autodefensas del Bloque Minero. En otros casos aún es tolerable esta si-
tuación donde afortunadamente la diferencia entre narcotráfico y Autodefensa
prevalece596 •
Por su parte, "Ernesto Báez", vocero del Bloque Central Bolívar, asegu-
raba que no era posible desaparecer instantáneamente el narcotráfico de
una organización que debía a éste su crecimiento y sustento militar.
Las Autodefensas sumamos cerca de once .mil hombres en armas; por con-
siguiente el presupuesto de financiación se dispara a cifras enormes cuya
subvención, en alto porcentaje como quedó dicho,. ha provenido de la pe-
netración de la narcoeconornía en el conflicto armado. La implementación
de. una política efectiva de sustitución de finanzas con miras a asegurar el
equilibrio estratégico que compita con los ingresos billonarios de las narco-
guerrillas, no ha sido planteada y creemos que no exista. Así las cosas la res-
petable y unilateral posición del Comandante Carlos Castaño Gil de proscribir
el narcotráfico, no podrá garantizar a largo plazo la continuidad de la lucha
antisubversiva, si no se reducen ostensiblemente el tamaño y los gastos de la
Organización597 •

596. Carlos Castaño Gil, "¿y quién volverá a creer en nosotros?", 21 de julio de 2002,
op. cit.
597. Javier Montañez, Julián Bolívar y Ernesto Báez, "La verdad sea dicha". 1 de agosto de
·2002. En: Javier Montañez, Julián Bolívar, Pablo Sevillano y Ernesto Báez de la Serna,
Pensamiento social y político del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de
Colombia, Santa Fe de Ralito, Bloque Central Bolívar, 2005, pp. 75-80 .

..t- 249
Las diferencias con Castaño obedecieron a la visión que él tenía sobre la mane-
ra cómo había que abolir el narcotráfico en la organización [ ... ] El narcotráfico
tiene un acumulado de 20 años y eso no podía desaparecer con una simple or-
den. Primero, lporque quién nos puede creer que anochecimos financiándonos
con los cultivos de coca y al día siguiente estamos exentos de eso? Segundo;
porque esa orden no comportaba todo lo que significa el fenómeno. Castaño,
incluso, creía que lo único que podía subsistir era el impuesto al gramaje. Yo
planteé que si conservaba ese no iban a desaparecer los ~ultivos ilícitos y el
negocio se mantendría598 •
Se avízoraba una guerra intestina entre los distintos bloques de las AUC
a fin de determinar cuál era la postura que debían defender públicamente
sobre los vínculos entre el paramilitarismo y el narcotráfico, lo que final-
mente se traducía en una confrontación bélica por el control de los cam-
pos de producción de coca y los corredores del comercio de la droga, bien
fuera para desmantelarlos o para potenciarlos. Otros casos similares al de
Musso se presentaron posteriormente599, lo cual llevó a Castaño a renun-
ciar a la jefatura política e incluso a anunciar la disolución de las AUC el
19 de julio de 2002:
Fueron infructuosos los esfuerzos que realizamos al lado de otros comandantes
honestos para salvar el nombre y la existencia de las AUC, que fue creación
nuestra. Pero no fue posible, nos encontramos con una serie de grupos atomi-
zados y altamente penetrados por el narcotráfico, que en muchos casos pasaron
de la confederación a la anarquía o perdieron su identidady sus principios600•

598. Eltiempo.com, "Nos han dejado solos", El Tiempo, 7 de marzo ele 2003. Recurso elec-
trónico disponible en: http://www.eltiempo.com/ archivo/documento/MAM-969831,
consultado el 10 de agosto de 2011 .
599. Nos referimos al secuestro del venezonlano Richard Boulton, que Castaño reveló era
responsabilidad de René Acosta, alias 101, líder del Bloque Llanero. Tras la libera-
ción de Boulton, Castaño declaró objetivo militar a alias 101, quien finalmente fue
perseguido y asesinado el martes 3 de septiembre de 2002. Al respecto véase: Carlos
Castaño Gil, "Carta N° 2: Un Nuevo Rumbo", s.f. Recurso electrónico disponible en:
http://www.terra.com.ve/ actualidad/ articulo/ html!act93181.htm, consultado el 10
de junio de 2011; Eltiempo.com, "Castaño crea movimiento", El Tiempo, 20 de julio
de 2002. Recurso electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/ archivo/ docu-
mento/ MAM-1383197, consultado el 10 de agosto de 2011; Eltiempo.com, "Castaño
cumplió su amenaza", El Tiempo, 6 de septiembre de 2002. Recurso electrónico dispo-
nible en: En: http://www.eltiempo.com/archivo/ documento/MAM-1365907. Consu-
tlado el 1Ode junio de 201 1.
600. Eltiempo.com, "Castaño crea movimiento", op. cit.

~250

J."·:···
Dos meses más tarde, las Autodefensas volvieron a unificarse, acordan-
do que "ningún miembro de esa organización recurrirá al terrorismo ni
participará en el negocio del narcotráfico, so pena de ser denunciado e,
incluso, ajusticiado"6º1• Dos factores influyeron fuertemente en esta deci-
sión: habían iniciado los acercamientos con el Gobierno de Álvaro Uribe
y resultaba mucho más conveniente para los paramilitares llegar unifica-
dos, además, comenzaban a circular rumores de un posible pedido de ex-
tradición602 (que en efecto se concretó poco después), por lo cual debían
acelerar cuanto antes el proceso de paz. Sin embargo, la unificación no
fue completa. Al margen quedaron varias estructuras paramilitares como
el Bloque Metro, las Autodefensas Campesinas del Casanare y el Bloque
Central Bolívar.
La enemistad que inició Castaño al interior de las Autodefensas contra 1
el narcotráfico se volvió en su contra. Durante el 2003 se desató una gue-
rra entre quienes impulsaban el discurso de enemistad contra el narcotrá-
fico (especialmente "Doble Cero", jefe del Bloque Metro) y otros grupos
paramilitares como el Bloque Cacique Nutibara, para quienes una guerra
contra las drogas en las AUC resultaba particularmente inconveniente. Las
voces disidentes del narcotráfico fueron perseguidas y asesinadas. El 3 de
abril de 2004 la noticia del asesinato de Carlos Castaño sacudió al país;
poco después fue encontrado el cadáver de "Doble Cero" en Santa Marta.
Su muerte fue atribuida a los hombres de "Don Berna".
Estas confrontaciones discursivas y militares entre los distintos bloques
de las AUC no deben interpretarse apresuradamente como una disputa
entre dos versiones del paramilitarismo: una narcotraficante y otra exclu-
sivamente contrainsurgente. Existen razones suficientes para considerar
que el narcotráfico fue común a todo el proyecto paramilitar desde sus

601. Eltiempo.com, "La secreta cumbre de la reunificacíón para'', El Tiempo, 8 de septiem- .


bre de 2002. Recurso electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/ archivo/
. documento/MAM-1363522, consultado el 10 de junio de 2011.
602. Los rumores los motivó la revista Semana con una publicación el 2 de septiembre de
2002, en la que anunciaba la solicitud de extradición de Castaño. Semana.coro, "Noti-
cia bomba", 2 de septiembre de 2002. Recurso electrónico disponible en: http://www.
semana.com/confidenciales/noticia-bomba/65183-3.aspx, consultado el 10 de junio
de 2011.

~ 251
orígenes y que Carlos Castaño no fue la excepción603 • El verdadero deto-
nante de la enemistad interna fue la extradición. Antes de que la justicia
norteamericana dejara ver su interés por los líderes de las Autodefensas, .
el narcotráfico no parecía ser un tema problemático para el actor armado,
pues todos los comandantes sostenían la misma postura, a saber, que se ·
trataba exclusivamente de una fuente de financiación a través de una po-
lítica de gramaje, y que el conflicto armado no podía llevarse a cabo sin
ayuda de este negocio ilícito604.

El enemigo interno y su funcionalidad política

Las disputas internas que se desarrollan entre 2002 y 2003, y que des-
encadenan finalmente el asesinato de Carlos Castaño y "Doble Cero" en
2004, dan· luces sobre la naturaleza de las AUC como actor armado. Se
trató de un grupo mixto y sumamente complejo, cuya formación implicó ..
la aglomeración de numerosas estructuras locales de poder, legal e ilegal,
con objetivos e intereses diversos605 • Para ello se estructuró, como ya se ha
mostrado, un enemigo necesario común: la insurgencia.
Los grupos locales de Autodefensa vieron en el narcotráfico la posibilidad
de acceder al dinero necesario para financiar su crecimiento y expansión
por el territorio nacional, mientras que los narcotraficantes que se sumaron
a la organización tenían a la mano una oportunidad pa,_ra apoderarse de
los territorios cocaleros en posesión de las FARC y el ELN, controlar los

603. En lo que se refiere a Carlos Castaño, su expediente en la Corte Federal.del Distrito de


Columbia de Estados Unidos presenta evidencias suficientes para dudar de su inde-
pendencia del negocio ilícito. Al respecto véase: Eltiempo.com, "El expediente contra
Castaño en E.U.", El Tiempo, Bogotá, 29 de septiembre de 2002. Recurso electrónico
disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1324045, con-
sultado el 2~ de julio de 2012.
604. Véase, a manera de ejemplo, las declaraciones de Castaño a Darío Arizmendi el 1 de
marzo del 2000. Darío Arizmendi, "Entrevista a Carlos Castaño para el programa tele-
visivo Cara a Cara del Canal Caracol", op. cit.
605. Una visión similar del paramilitarismo como actor complejo ha sido defendida por los
investigadores del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia. Al
respecto véase: Alonso Espinal, Manuel A. Giraldo, Jorge Ramírez y Diego Jorge Sie-
rra. "Medellín: El complejo camino de la competencia armada". En: Camila de Gam-
boa Tapias, Justicia transicional: teoría y praxis, Bogotá, Centro Editorial Universidad
del Rosario, 2006. ·

-t. 252
corredores del narcotráfico y adquirir nuevas tierras para este y otros fines,
todo ello justificado con la lucha antisubversiva.
Esta unidad artificial entra en crisis cuando los intereses internos co-
mienzan a chocar unos con otros. A la facción -de las AUC que podía argu-
mentar públicamente un origen contrainsurgente le convenía una depu-
ración del movimiento para limpiar su imagen pública nacional e interna-
cionalmente. Ya se mostró que Castaño emprendió esta tarea, pues quería
descargar las responsabilidades de la actividad ilegal sobre unos cuantos
(persiguiéndolos y asesinándolos si era necesario), y limpiar con ello el
nombre de la organización para evitar una extradición e incluso un even-
tual ataque militar del Ejército en su contra.
A quienes no tenían intención de desprenderse del negocio de las dro-
gas les convenía más que nunca mantenerse ligados a las AUC. Necesita- ·l
ban estar incluidos allí para acceder a la mesa de negociación. Con ello se
preparaban ante un eventual llamado de la justicia norteamericana, sin
mencionar que tenían una oportunidad sin precedentes para legalizar su
acervo económico. Este proceso puso en evidencia la figura del "enemigo
interno" y su importancia para los actores armados. Dicho enemigo se pre-
senta tanto en la estructura general de las AUC como en cada uno de los
bloques que las conforman.
Fue contundente la oposición entre las ACCU (Autodefensas Campesi-
nas de Córdoba y Urabá) y el BCB (Bloque Central Bolívar), quienes man-
tenían posiciones públicas divergentes sobre el negocio de la droga, siendo
inviable para el primero e inevitable para el segundo. Cada una de estas
dos facciones tenía un cierto poder relativo que les obligó a tolerarse man-
teniendo la autonomía, al punto de tener mesas de negociación y desmo-
vilizaciones independientes. Las ACCU tenían el 70% del pie de fuerza,
mientras que el BCB tenía bajo su control las mayores fuentes de financia-
ción de las Autodefensas: la producción de droga en el sur de Bolívar y el
tráfico de petróleo.
Además de estas posturas divergentes, fue común entre 2002 y 2003
ver que los Bloques de Autodefensas declararan objetivo militar y asesina-
ran .a varios de sus jefes locales, con el argumento de haberse convertido
en "delincuentes comunes" (narcotraficantes, extorsionistas, secuestrado-
res, etcétera). Esto estuvo presente tanto en las Autodefensas Campesinas
de Córdoba y Urabá como en el Bloque Central Bolívar. Los hombres de
Castaño se lanzaron a la cacería de Musso y alias "101" en Santa Marta,

~253

•,', , • ,
mientras que el BCB declaró objetivo militar a sus comandantes "Setenta"
y "Harold" en Barrancabermeja606, pues según ellos estaban instigando un
incremento del robo de combustible a los oleoductos de Ecopetrol. Harold
fue asesinado el 23 de diciembre de 2002607 •
La construcción de un "enemigo interno" demostró ser un excelente me-
canismo para limpiar la imagen de los bloques de las AUC y promover la
renovación estratégica de sus estructuras de mando. Las re~ponsabilidades
de lo "injustificable" se descargan sobre unos cuantos hombres, quienes son·
tratados como enemigos y eliminados. La reivindicación de estos asesinatos
. a través de los medios de comunicación se convierte también en una tea-
tralización de la justicia paramilitar608, no en el sentido de ficción (pues no
se cuestiona la veracidad de los crímenes cometidos por estos individuos),
sino en el sentido de presentación ante un escenario que sigue en detalle
el trámite de la justicia: la acusación del delito~ seguida de la sentencia y la
ejecución de la pena. A esto se suma el hecho de que el "enemigo interno"
puede ser construido discursivamente en su totalidad, pues antes de decla-
rarse objetivo militar se le "expulsa" de la organización y se despoja de su
voz pública para que no pueda explicar sus actos. Con esta teatralización de
la justicia las comunidades pueden ver en escena una axiología paramilitar
que se vuelve norma y sanción, lo que no sólo es altamente legitimador sino
que contribuye a consolidar el control sobre la población.
Aunque lo intentó, Castaño fue incapaz de poner en ma.,rcha esta estra-
tegia con grandes bloques de las AUC para deshacerse del estigma del nar-
cotráfico. Pese a que renunció varias veces a sus cargos directivos, disolvió
la organización y señaló con nombres propios a los comandantes narco-
traficantes, su enemigo interno tenía poder suficiente para mantenerse en
pie y así lo hizo. Las confrontacíones sirvieron también para mantener las
actividades militares en el territorio nacional, aunque la mayoría de los
bloques hubieran declarado un cese unilateral de hostilidades. Si bien se

606. Eltiempo.com, "Guerra Para en Barranca", El Tiempo, 21 de noviembre de 2002.


Recurso electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/ archivo/documento/
MAM-1310210, consultado el 10 de febrero de 2011.
607. Eltiempo.com, '~sesinado jefe para de Barranca", El Tiempo, 24 de diciembre de 2002,
Rec~rso electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/ documento/
MAM-1366598, consultado el 10 de febrero de 2011.
608. Sobre la teatralización de la justicia, véase: Hanna Arendt, Eichmann en Jerusalén. Un
estudio acerca de la banalidad del mal, Lumen, Barcelona, 2001.

~254
redujo el número de confrontaciones con la guerrilla, los combates entre
paramilitares se incrementaron enormemente, pero se presentaban ante
la opinión pública como simples reacomodaciones de mando. El resultado
fue una población civil que no sintió los efectos de la tregua y siguió ame-
nazada por las disputas de las Autodefensas. En San Roque, por ejemplo,
los enfrentamientos entre el Bloque Metro y el Bloque Central Bolívar mo-
tivaron el desplazamiento de más de 550 personas609 • Nada de esto pareció
ser un impedimento para que el Gobierno Nacional continuara promovien-
do el proceso de paz con los paramilitares.

Enemistades contingentes como mecanismo de legitimación

Al mismo tiempo que se desarrollaban las relaciones de enemistad con


la insurgencia y el narcotráfico, las AUC declararon otros enemigos que
poco o nada tenían que ver con un discurso antiterrorista o contrainsur-
gente, pero que resultaban igualmente útiles para justificar asesinatos se-
lectivos y empoderamientos territoriales. Tal fue el caso de la delincuencia
común y la corrupción.
El 24 de julio de 1999, Carlos Castaño concedió una entrevista al perió-
dico El Meridiano de Córdoba, en la cual lanzó una advertencia militar a los
"corruptos" de ese Departamento:
Nosotros esperamos que se corrijan. Hemos dicho que el carácter de nuestro
accionar contra ellos no será retroactivo, porque encontraríamos muchos más
corruptos que personas honestas, pero si nos obligan actuaremos militarmente
[.. :] la corrupción en Colombia es tan nociva como la guerrilla610 •
A principios de ese mismo mes había sido plagiado y asesinado el Tesore-
ro del municipio de Valencia (Córdoba), Luis Francisco Gómez611 . Castaño

609. Eltiempo.com, "Éxodo por guerra entre paramilitares", El Tiempo, 22 de septiembre


de 2003. Recurso electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/archívo/docu-
inento/MAM-1016937, consultado el 6 de mayo de 2011.
610. Antonio Sánchez Jr, "Si nos obligan, actuaremos militarmente", op. cit.
611. Fue secuestrado el 29 de Junio. Al Respecto véase: Corte Suprema de Justicia de Co-
lombia. Sala de Casación Civil y Agraria. Expediente No. 8140. Magistrado Ponente:
Dr. Jorge Santos Ballesteros, Bogotá, 3 de febrero de 2000.
Antonio Sánchez Jr., "Si nos obligan actuaremos militarmente", op. cit.

~255
justificó el acto al afirmar que se trataba de un caso de extrema corrupción,
y aseguró que fue el mismo pueblo el que solicitó el "ajusticiamiento":
Ante el unánime clamor del pueblo, para que se frenara esto, no le quedó otra
alternativa que actuar como lo hizo. ( ... ) muchos ciudadanos entendidos en
asuntos de administración municipal señalaron a este funcionario como res-
ponsable de la grave situación económica del Municipio, lo grave de él era que
además de corrupto era el gran corruptor".
Esta "campaña contra la corrupción" contrasta con el alto grado de in~
fluencia que tuvieron las AUC en las elecciones locales dos años más tarde;
Allí donde anunciaban públicamente sus redadas contra los corruptos, es-
pecialmente en municipios del sur de Córdoba como Tierralta y Valencia,
las Autodefensas instalaron a los candidatos de su preferencia. Para el pe-
riodo 2001-2004, Valencia contó con un candidato único para la alcaldía:
Mario Prada Cobos. Más tarde, Mancuso reconocería allí uno de los casos .
de parapolítica atribuidos al bloque Héroes de Tolová612 •
De lo anterior cabe afirmar que durante el periodo mencionado, las
AUC se dieron a la tarea de cooptar las administraciones municipales de
varios departamentos del país. En el caso específico de Córdoba, donde
operaban las Autodefensas lideradas por Carlos Castaño, dicha cooptación
estuvo acompañada de un discurso público "contra la corrupción", el cual
les permitía ejercer presiones militares contra funcionarios públicos espe-
cíficos, quienes eran presentados públicamente corno corruptos.
Aunque se describía como uno de los grandes males del país, la corrup-
ción no fue un tema recurrente en el discurso de las AUC después de 2002,
quedando limitada a algunos "ajusticiamientos" locales. Esto pudo deberse
a varias razones: En primer lugar, declarar una guerra contra la corrupción
implicaba un enfrentamiento directo contra la institucionalidad del Esta-
do. Nótese que las referencias a la corrupción sólo se materializaron bajo
la forma de algunos funcionarios locales que fueron "ajusticiados". De allí
se infiere que las AUC nunca pretendieron realmente adelantar una con-
frontación de este tipo. Esto no es de extrañar si se tiene en cuenta que, por

612. Mancuso afirmó en su segundo día de versión libre: "En Valencia Don Berna les prohíbe
a todos los candidatos participar porque el candidato es Mario Prada. El enojo de Juan
Ma~iuel López es mayúsculo y le da una serie de informaciones a la Fiscalía con relación
a nosotros ... ". En: Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal.
Sentencia del 25 de noviembre de 2008, Proceso número 26.942 contra Juan Manuel
López Cabrales y Reginaldo Montes Álvarez, Bogotá, 25 de noviembre de 2008.

-!.-.·256
un lado, el verdadero fenómeno estructural de corrupción lo aportaron las
mismas Autodefensas al cooptar el "35% del congreso"613 y apoderarse de
las administraciones locales. Adicionalmente, carecía de sentido lanzarse
en una campaña pública contra el Estado, cuando el objetivo era lograr por
parte de éste un reconocimiento y una mesa de negociación. Esto se con-
firmó años más tarde cuando el escándalo de la parapolítica saltó a la luz
pública. A partir de entonces la "corrupción" se mostró no como un enemi-
go al cual se debía perseguir y destruir, sino como una realidad lamentable
que era común al Estado y a las Autodefensas.
Otro caso de enemistad contingente similar al de la corrupción ocurrió
con la delincuencia común. El episodio más paradigmático de tal enemis-
tad se presentó en Medellín, donde los paramilitares declararon una guerra 1

contra la banda "La Terraza'', que otrora había sido aliada de los hermanos
Castaño en su lucha contra Pablo Escobar:
·~
!

Ante ese llamado del pueblo antioqueño, actuamos contra ellos, hoy en día,
pueden estar tranquilos los señores que fueron dados de baja el tal Elkin San-
chéz, comandante, el tal, tales y tales alias, como diez o doce yo creo que eso
es un aporte a la paz. Y a esos señores delincuentes en Medellín les digo, mi
guerra es contra la subversión, pero, o detienen sus actitudes vandálicas o
continuaré combatiéndolos. Yo les hago un llamado a que se resocialicen y
entonces no habrá más problemas con ellos614 •
Al igual que con las declaraciones contra la corrupción, estas relaciones
de enemistad quedaron subsumidas a fenómenos locales. Sin embargo,
el discurso de una lucha contra la "delincuencia común" acompañó a las
Autodefensas en la instauración de sus "redes urbanas" en distintas ciuda-
des del País 615 • Con relación al caso de la Terraza, el periódico El Tiempo
publicaba el 30 de julio de 2002:

613. Al respecto véase: Claudia López y Osear Sevillano, "Balance político de la parapolíti-
ca'', Bogotá, Corporación Nuevo Arcoiris, 2008.
614. Claudia Gurisatti, "Entrevista a Carlos Castaño para el programa televisivo La Noche
del RCN Televisión", op. cit.
615. Al respecto véase: Francisco Gutiérrez Sanín y Mauricio Barón. "Estado, control te-
rritorial paramilitar y orden político en Colombia". En: Instituto de Estudios Políticos
y Relaciones Internacionales - IEPRI- Nuestra guerra sin nombre. Transformaciones
del conflicto en Colombia. Bogotá, Grupo Editorial Norma, Universidad Nacional de
Colombia y IEPRJ, 2006, p. 267-309; Ricardo de Lima, "La paramilitarización en Co-
lombia: una realidad sin alternativas estatales", Revista Foro, Nº 55, Bogotá, octubre
de 2005, pp. 3-15.

~257
Las autoridades de la capital antioqueña calculan que en esta ciudad hay
aproximadamente 400 paramilitares. Llegaron hace 4 años y utilizaron como
táctica de penetración la de someter a su mando a las bandas de delincuentes.
El caso más conocido, pero no el único, fue la estrecha relación que establecie-
ron con la tenebrosa banda La Terraza . El vínculo se mantuvo hasta hace dos
años, cuando las actividades delictivas de este grupo se hicieron inmanejables
y Castaño les declaró la guerra. Hoy esa banda está casi extinguida616•
Si se analizan detenidamente las declaraciones de enemistad por parte
de las AUC contra la corrupción y la delincuencia común, se podrán encon-
trar fácilmente algunas similitudes:
1. En ambos casos se advierte una justificación populista: el pueblo en
pleno es quien les solicita acabar con los corruptos y los delincuentes.
2. Estos enemigos no fueron solo una expresión del fenómeno de limpie-
za social, sino que acompañaron procesos estratégicos mucho más am-
plios: la cooptación de las administraciones locales en el caso de la
corrupción, y el empoderamiento urbano en el caso de la delincuencia
común.
3. Se trata de enemigos que no superaron el ámbito local. Las AUC no
instalaron un gran discurso nacional contra estos fenómenos, como sí
lo hicieron contra el narcotráfico y la insurgencia.
Adicionalmente, es importante anotar que ambas enemistades tenían
en común el ser altamente legitimadoras. Declarar en público una enemis-
tad contra la corrupción o lá delincuencia común (independientemente
de que ello se expresara o no en el campo militar) les permitía aumentar
directamente su reconocimiento y aceptación social en las comunidades en
las que tenían presencia. Se podría afirmar entonces que la construcción
de enemistades contingentes por parte de las AUC, constituyó también un
medio para legitimar e institucionalizar sus dominios sobre las poblacio-
nes, sobre los mercados locales (legales e ilegales) y sobre sectores amplios
del Estado, mediante la agresión (discursiva o militar) de aquellos actores
que despertaban rechazo social.

616. Eltiempo.com, "Los paras se urbanizan", El Tiempo, 3.0 de julio de 2002. Recurso
electrónico disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-
1359691, consultado el 10 de agosto de 2011.

~258
Las Autodefensas parecen suponer que la enemistad contra corruptos
y delincuentes comunes, a quienes llaman "enemigos de la sociedad", no
necesita justificarse. En estos casos el discurso sobre el enemigo asume los
rasgos característicos de la limpieza social, pues se apoya en los paráme-
tros de exclusión que se han instalado social y culturalmente. Al afirmar
que su obra conduce a la destrucción de todos los males del país, las AUC
procuran obtener respaldo popular, logrando el reconocimiento social de
su poder militar y económico. Cabe anotar también que estos actores no
sólo son objeto de un rechazo generalizado, sino que además se encuen-
tran inhabilitados para emitir discursos públicos. No existe hoy (aunque
existiera en otra época), un discurso del corrupto o del ladrón. Esta ca-
rencia particular permite distinguir la corrupción y la delincuencia común
respecto de la insurgencia, que no sólo tiene capacidad enunciativa, sino
que cuenta incluso con respaldo social en varias comunidades. 1
Del análisis anterior se desprenden dos consecuencias importantes:
1. Actores como la insurgencia y el narcotráfico pueden ser instrumentali-
zados, de.clarados enemigos en el discurso con el objetivo de aumentar
el reconocimiento social y legitimar actos bélicos concretos.
2. Actores como la corrupción y la delincuencia común no sólo pueden ser
instrumentalizados, sino que además la enemistad contra ellos parece
estar justificada de antemano en virtud de los patrones de exclusión y
los principios morales que imperan socialmente.
Es necesario aclarar que la enemistad discursiva no es el único meca-
nismo por medio del cual un actor armado puede ganar reconocimiento y
legitimidad social. Una argumentación basada en valores aceptados social-
mente como la paz, la reconciliación nacional o el perdón puede tener los
mismos efectos. Después de la desmovilización, las AUC privilegiaron esta
segunda estrategia por encima de la enemistad (de allí que los reproches
contra los enemigos disminuyeran drásticame.n te en este periodo).
En sus pronunciamientos, las AUC defendieron el desinterés como va-
lor fundamental, como virtud que debe orientar a todos los actores de
· naturaleza política (armados y no armados). De esta forma, el enemigo
es descrito usualmente como aquel que enturbia la nobleza de los actos
desinteresados al vincular el lucro personal a las acciones que se supone
deben ser altruistas y nobles. El narcotráfico, la insurgencia, la corrupción
y la delincuencia común (enemigos que se reivindican públicamente como

~259
tales), tienen en común el haber sucumbido a las pasiones del interés per-
sonal en detrimento del bienestar cornún6 l7.
El enemigo, aquel que subvierte el orden altruista de las acciones dé
afectación colectiva, se integra a esta estrategia discursiva de legitimación,
de modo tal que ya no es necesario explicar la naturaleza altruista de cada
una de las acciones, sino que basta decir que todas estas van encaminadas
a la destrucción, el sometimiento o la transformación qe todos aquellos
que corno "enemigos de la sociedad" se empeñan en antepbner sus intere-
ses mezquinos al bienestar general.

617. Esta axiología contrasta con el modelo de Estado que promueven, el cual encuentra su
sustento en el discurso del liberalismo económico (empresa privada, inversión, creci-
miento y desarrollo). La contradicción se pretende resolver con la difusión reiterativa
del altruismo como norma fundamental de la organización. Dicha norma actúa como
estrategia para legitimar acciones que de otra forma no podrían ser vistas socialmente
más que como uso excesivo, injustificado e ilegítimo de la fuerza.

,,t, 260
Conclusiones

La construcción del enemigo en el conflicto colombiano tiene una fun-


cionalidad social y política para los diferentes actores armados; es diversa
y varía de acuerdo con los intereses, la forma de definirse, la composición,
las trasformaciones, las estrategias de los actores, así como de los contex-
l
1

1
tos, las coyunturas y el modo como se presentan las relaciones de poder
entre los combatientes. La manera como cada actor construye a su enemi-
l
go determina, en consecuencia, las estrategias de selección, dominación,
control, eliminación tanto discursivas como fácticas.
1
El discurso no es, pues, un lugar impolítico, neutro, transparente o ais-
1
lado de la confrontación, la enemistad o la pacificación; sino un lugar que
revela el ejercicio, más bien complejo y siempre pendular, entre la lucha 1

y la concordia, el reconocimiento y el exterminio del enemigo. Michel


Foucault nos advierte que el discurso deja ver prontamente su vinculación
con el deseo y con el poder, o mejor, con el deseo de reconocimiento y con
la potencia de la lucha618 • El discurso, al igual que la guerra, revela una ín-
tima relación entre el deseo y el poder en lós actores: el poder decir; el decir
de sí mismo, el decir del otro. De manera que el discurso no es sólo aquello
por medio de lo cual se traducen las luchas o estructuras de dominación,
sino también, y más que nada, aquello por lo que se lucha, aquel poder del
que uno quiere adueñarse para incluir; excluir; prohibir; separar; reconocer
y/o rechazar a su enemigo. De ahí que la lucha por el control del discurso
constituya una posibilidad permante, dinámica, y reactualízable.
En la construcción discursiva del enemigo se traducen los procesos o
modos de subjetivación discursiva: es común, por ejemplo, que cada actor
armado ponga en el enemigo los atributos negativos de sí mismo y aquellos
que la sociedad más detesta. Es recurrente el nombramiento de la hostilidad,
de la violencia ejercida por el enemigo y de todo lo detestable del mismo y,
por contraste, la atribución a sí mismo de las mayores virtudes y principios.
Es como si lo íntimo abyecto se proyectara en el otro, se reconociera en el

618. Michel Foucault, El discurso del poder, México, Folios Ediciones, 1983, p. 12.

-.!- 261
otro, fuera colocado en el exterior, y así lo que constituye la intimidad más
obscena pasara a hacer parte de la extimidad con respecto a sí mismo.
El conflicto armado se revela, también, como un conflicto en el ámbito
discursivo entre los actores, con el cometido de conservar y/o producir dis-
cursos sobre el enemigo, cuya circulación abandone el espacio cerrado del
conflicto o la negociación y se traslade al espacio abierto de la comunidad.
El discurso sobre el enemigo en Colombia se ha vuelto, pues, público y
político. De manera que la definción schmittiana de lo polítiCo como la di-·
visión entre amigos y enemigos cobra actualidad no sólo durante el fragor
. de las armas o el reposo de los diálogos, sino también bajo el conflicto de
los discursos. Si bien, en principio, esta investigación trata de abordar el
conflicto entre actores armados, no podemos desconocer el hecho de que
la circularidad de los discursos sobre el enem,igo abarca progresivamente
al conjunto de la sociedad. Así, la difusión discursiva del enemigo se ha ge- ·
neralizado paulatinamente, con lo cual cada ciudadano se hace soberano
para incluir, excluir, rechazar y, en algunos casos, hasta aceptar la muerte
o matar al enemigo, sin cometer frente a él homicidio.
En la investigación que aquí presentamos, el carácter discursivo de la
construcción del enemigo por parte de los actores armados permitió com-
prender las formas de identificación, .clasificación y tratamiento de la ene-
mistad en el período comprendido entre 1998-2010, las cuales se ajustan a
las siguentes categorías: político o absoluto, necesario o contingente.

La enemistad política y absoluta en el conflicto armado

Los acontecimientos históricos y, especialmente, los acontecimiento~


discursivos sobre el conflicto armado y la enemistad en los actores arma-
dos durante los años 1998 a 2010, parecen enseñarnos que la enemistad
política pocas véces ha sido reconocida y, en consecuencia, la construcción
discursiva para posicionar y comprender el lugar y el papel del enemigo
político en el conflicto es limitada; en cambio, prevalece la construcción
del enemigo absoluto sobre el político, ocupando un lugar destacado a lo
largo del período. Esto puede explicar no solo la crueldad del conflicto
sino también las dificultades de lograr el fin de la guerra, bien mediante
el sometimiento militar del enemigo o bien mediante el diálogo y la firma
de acuerdos.

~262
~·~

1
-~

La. enemistad política presupone la posibilidad del diálogo, de llegar


a acuerdos, de tramitar las discrepancias mediante la palabra, sin excluir
la posibilidad del combate, pero con una diferencia: si en la lógica que l
caracteriza al combate se conserva la dimensión de la enemistad políti-
ca, lo primordial será ganar la guerra y someter al otro, no eliminarlo ni
aniquilarlo en su condición de actor o de persona. Pero en la guerra, en
tanto su declaración supone un fracaso del diálogo corno pacto simbólico,
!
·.-¡

lo que ha predominado de hecho es la enemistad absoluta; ya no se trata


de enfrentar a un contrincante sino a un "enemigo de toda la humanidad",
representante del mal, el desorden y la decadencia social, razón por la cual
no merece vivir. El ser tratado como enemigo absoluto, combatiente o no,
no constituye solamente una cuestión lingüística, más que eso, es una po-
sibilidad de ser muerto por cualquiera sin que por ello se tenga que asumir
ninguna responsapilidad moral y menos jurídica.
Los diálogos del Caguán representan un acontecimiento histórico y dis-
cursivo en el país, porque se dio un acercamiento entre enemigos políticos
con el propó.sito de cesar la guerra. Pero, simultáneamente con la declara-
toria de actores políticos a las FARC, con los que se podía dialogar o some-
ter en combate, algunos sectores adoptaron dispositivos para el exterminio
del grupo guerrillero y de sus bases de apoyo. Esta situación se agudizó
tras la ruptura de los diálogos; el giro discursivo del Gobierno implicó
nombrarlas como terroristas, a partir de lo cual, y en los años siguientes a
la ruptura, se dio la creación de una serie de dispositivos de poder legales
e ilegales para su aniquilación, tales comó el fortalecimiento de los pararni-
litare·s, las masacres, las desapariciones forzadas, la delación, la confesión,
las recompensas, las ejecuciones extrajudiciales, entre otros619 •
La construcción del lugar de enemigo absoluto atribuido a la insurgen-
cia durante el final del Gobierno del presidente Pastrana y los dos períodos
de Uribe se fortaleció con los discursos y las acciones de las AUC. Por su
parte, las FARC reaccionaron frente a lo que ellos denominaron la declara-
toria de "guerra total", utilizando todas las formas de lucha y denunciado
el compromiso del Gobierno de Uribe con los paramilitares.

619. Los dispositivos de poder entrañan, por tanto, y a su vez, una serie de actores, institu-
ciones, redes, espacios, decisiones administrativas, leyes, etcétera, relativos al enemi-
go como enemigo absoluto.

-t- 263
Los diálogos del Caguán

Durante los diálogos del Caguán la guerrilla de las FARC fue reconocida
por el Gobierno del presidente Pastrana como actor político -insurrecto-
620. Este hecho significó aceptar que algunos sectores buscaban transforma-

ciones sociales mediante la destrucción del statu quo y la fundación de un


nuevo orden jurídico-político. R~conocer el carácter de enemigo político
a las FARC implicaba, en consecuencia, diferenciarlos del delincuente co- .
mún cuyas acciones criminales están orientadas por fines egoístas, fútiles o
.abyectos621 • El reconocimiento político supone igualmente el saberse radi-
calmente opuestos entre sí, aceptando por parte del Gobierno la inclusión
política de la insurrección, con quien se podría pactar una tregua o firmar
un tratado de paz y, en materia militar, regirse por la legalidad del derecho
internacional, lo que significaría regular la guerra en el sentido de aceptar
que no todo valf::.
El Gobierno del presidente Pastrana pretendía con los diálogos alcanzar
la paz, y para ello la insurgencia _debía renunciar a su proyecto de
trasformar las instituciones por medio de la violencia, por lo cual esperaba
la entrega de las armas y su disolución como organización insurgente, es
decir, una rendición en términos legales y procedimentales, sin los cambios
estructurales que siempre habían demandado. Por su parte, el grupo
insurgente exigía ser tratado como insurrectos no derrotados, un par que
se estaba disputando la soberanía con el Estado y, para aceptar entregar
las armas, esperaba concertar cambios radicales en los planos político,
económico y social, lo cual fue consagrado en los llamados diez puntos
para el debate de lo que se llamó la "agenda común"622 , asuntos que fueron

620. La condición política del guerrillero se revela especialmente fuerte en épocas de revo-
lución y; por supuesto, y con mayor razón, en épocas de negociación, pues es entonces
cúando puede hacer la tregua, pactar las cláusulas de negociación y firmar la paz.
621. Car! Schmitt, Teoría del partisano, op. cit.
622. La Agenda Común por el Cambio pará una Nueva Colombia incluía, según las FARC, el
debate de los siguientes temas: el contenido de los acuerdos de paz, la doctrina mili-
tar, las reformas democráticas al sistema político, el modelo de desarrollo económico,
el régimen tributario, el empleo y la atención social, la tierra, la política de explotación
de los recursos naturales, las relaciones internacionales y el tratamiento social al pro-
blema del narcotráfico. ·

..!.- 264
tratados en las diferentes mesas temáticas en el Caguán. Además, esperaban
mantener el poder y la soberanía en la llamada "zona de despeje''.
Si bien durante el Caguán la insurgencia y el Gobierno contemplaron
la posibilidad del reconocimiento de los desactlerdos radicales como con-
dición necesaria para iniciar los diálogos, al mismo tiempo los excluyeron
del proyecto de paz al condicionar el éxito del mismo a la disolución de la
enemistad y la desaparición de la alteridad. Actuaron no como enemigos
políticos sino como si fuesen amigos, al suscribir los acuerdos y pronunciar-
se en términos de la búsqueda de la "unidad nacional", la "reconciliación
de la familia colombiana'', la generación de "un modelo de nueva sociedad"
que fue llamado por las FARC "la Nueva Colombia". Tanto el Gobierno de
Pastrana corno las FARC proyectaron una imagen de la paz como un estado
ideal donde la enemistad se diluye y se superan las "diferencias políticas,
económicas y sociales".
El tratamiento de par, las firmas conjuntas de los comunicados y los pro-
nunciamientos, con pocas salvedades, mostraron una avenencia no acorde
con las condiciones de enemigos políticos dialogando y combatiendo fuera
de la mesa de negociación. Pero esta amistad proclamada no era más que
un parecer ser, en la medida en que, si en la mesa actuaban como amigos
(donde además reinaba la desconfianza), en los combates actuaban no
solo como enemigos políticos sino también como enemigos absolutos.
En los diálogos se presentaron momentos en los cuales se hicieron evi-
dentes las diferencias radicales, como es de esperar entre un Gobierno y
un grupo insurrecto, pero esos momentos fueron tratados como crisis del
proceso en los que reinó la desconfianza; el no ceder, el reclamar o el man-
tener las acciones militares era interpretado por el otro como una manera
de entorpecer los diálogos y la anhelada paz.
Como la confrontación armada se mantuvo durante los diálogos, ambos
actores optaron por un fortalecimiento militar para presionar los acuerdos,
para lograr la rendición o eliminación del enemigo, en el caso del Estado,
o para ganar o mantener el control de territorios, en el caso de las FARC.
· Simultáneamente, sectores de las Fuerzas Armadas, del Gobierno y de la
sociedad patrocinaron, en forma soterrada e ilegal, más que el someti-
miento de las Farc, su aniquilación. Por su parte, el Gobierno no consolidó
ni en el discurso ni en el accionar una postura que desvirtuara, condenara
y señalara como criminales a quienes fundamentaron su discurso en el

~265
exterminio de las FARC. De ahí que durante los diálogos éstas le pidieran
al presidente Pastrana darles a las AUC el tratamiento de criminales y ene-
migos de la paz. Además, la confrontación armada durante este período se
dio, según denunció cada actor armado, sin regulación y en contravía de
lo que se esperaba en cuanto a la posibilidad de aplicar el derecho, en este
caso el DIH que reconoce las prácticas bélicas pero las regula.
Por lo encontrado en las producciones discursiv.as de lqs actores arma-
dos, se puede afirmar que durante el Caguán poco se avanzó en la cons..:
trucción de una real enemistad política. Más que el reconocimiento de la
alteridad y de las diferencias radicales, tendieron a crear una idea de uni-
dad ignorando la diversidad e idealizando la disolución de las confronta-
ciones. Por ello, ante los desacuerdos entre las Partes sobre la continuidad
del proceso y el devenir de la guerra, las presiones internas de sectores del
Gobierno y de la sociedad, las presiones externas como la política antite-
rrorista de EUA, el Gobierno optó por romper los diálogos y declarar a las
FARC como terroristas, lo que significó quitarles el reconocimiento político
y darles el estatuto de enemigos absolutos.

La ruptura de los diálogos, la guerra total y la enemistad


absoluta

Cuando se reconoce a la insurgencia como enemigo político, la paz no


significa su eliminación, sino el deponer las armas por parte de la insur-
gencia y cesar la persecución de parte de las Fuerzas Armadas y de los
paramilitares, de tal modo que la enemistad pueda darse en el plano de
las ideas, de la palabra, de las acciones dentro de una democracia. Du-
rante los diálogos y ante su ruptura se perdió la oportunidad de construir
un discurso sobre la enemistad política que lograra aceptar la diversidad,
las contradicciones radicales y se pudiese apreciar como gestos de buena
vol~ntad el ceder parte del ideario que los ubica como _enemigos políticos
y necesarios.
Tras la ruptura de los diálogos del Caguán se cerraron las posibilidades
de büscar la negociación, de un cese al fuego y de actuar en la guerra con
la idea de que no todo vale, con el fin de limitar los excesos. Entonces, la
guerra se transformó en absoluta, pues los combatientes orientaron sus ac-
ciones al exterminio físico y moral del otro. El proceso de desubjetivación
- deshumanización se hizo cada vez mayor, ya que se tendió a producir

~266
nuev.as maneras, siempre más profundas, de discriminación, criminaliza-
ción e infravalorización de la vida humana, hasta el punto de generar nue-
vos discursos para justificar la aniquilación del enemigo, la eliminación a
toda costa de los combatientes y aún de sus bases de apoyo.
El cambio de "revolucionarios'"' a "terroristas" era apenas predecible, si
se tiene en cuenta que el sistema militar colombiano había quedado fuer-
temente ligado a la política exterior estadounidense desde el año 2000,
con la puesta en marcha del Plan Colombia y el fortalecimiento de la lucha
antiterrorista con posterioridad al 11 de septiembre del 2001.
Al igual que el Gobierno Nacional, las FARC comenzaron a nombrar
a sus enem.igos en concordancia con los estereotipos hegemónicos domi- ¡
1
nantes a nivel mundial. Para este grupo armado, el Gobierno entró a los l

diálogos como enemigo heterogéneo -disparidad de opiniones respecto a


las negociaciones- y salió como un enemigo homogéneo, fascista y terro-
t
!

rista. Como respuesta, arreciaron la toma a poblaciones, el uso de armas


no convencionales, el secuestro y la extorsión.
Las FARC en sus producciones discursivas señalan a los paramilitares
como hijos ilegítimos del Estado, a quienes éste financia, apoya, defien-
de y acolita pese a su ilegalidad. Adicionalmente, afirman que la íntima
relación entre el Estado y los paramilitares se traduce en términos de ac-
ciones conjuntas: ejecuciones extrajudiciales, masacres, desplazamientos,
bombardeos a comunidades asociadas con el enemigo, desapariciones for-
zadas y el asesinato de líderes estudiantiles, líderes sindicales, líderes co-
munitarios y activistas de derechos humanos. Al nombrar estos actos como
propios del terrorismo de Estado, buscan mostrar la crueldad ejercida por
Gobierno y paramilitares contra las FARC y contra la sociedad civil.
Por parte de las AUC, el tratamiento discursivo dado a la insurgencia
fue el de un enemigo que se debía eliminar y del cual se diferenciaban
radicalmente. Esta postura solo se modificó cuando, en la búsqueda de su
reconocimiento como actores políticos, las AUC adujeron ser merecedores
de igual trato al que en alguna ocasión se les dio a las FARC.
Con la llegada a la presidencia de Álvaro Uribe, las FARC fluctuaban
en el discurso gubernamental entre el lugar de enemigo necesario y el de
enemigo absoluto, pues se constituyeron, por un lado, en el significante in-
signia de su seguridad democrática y, por otro, en la "maleza" que se debía
extirpar. Uribe buscó crear, como ningún otro mandatario, una sociedad de

~267
··:::

amigos que tenían corno factor común la derrota de las FARC, un corazón
grande con quienes se entregaran y manifestaran arrepentimiento, y una
mano dura con quienes insistían en el combate. Por su parte, la paz fue
considerada, ya no como la construcción de la unidad nacional y la recon-
ciliación de los hermanos enfrentados, sino como la total aniquilación del
otro. En el discurso antiterrorista se consolidó definitivamente este tipo
de enemistad como base de la política militar del Estado y durante los dos
períodos de Gobierno no hubo contradicciones con: las Fuerzas Militares..
En los discursos del Gobierno del presidente Uribe y los proclamados
por los paramilitares, se profundiza la degradación del enemigo y se hace
ver su exterminio como aceptable y necesario; para ello se describió a
las FARC corno locos, irracionales, enfermos, animales, cosas, etcétera. Se
equiparaba al terrorismo con una "maleza" que hay que arrancar de raíz
para que nó se reproduzca o con una plaga que hay fumigar. Al descono- ·
cer al enemigo como humano y despojarlo de su capacidad de lenguaje se
pierde toda posibilidad de encuentro. La violencia se desborda y se expan-
de, deja de ser una expresión de la política, basada en el reconocimiento
de la alteridad, y se convierte en urta afirmación de la muerte y la exclu-
sión como estrategias de poder. Al tratarse como absoluto, desprovisto de
su condición de hombre, el enemigo padece un proceso de desubjetivación
que alcanza una intensidad insólita.
Casos como la operación militar contra Raúl Reyes y la muerte de Iván
Ríos, donde el cuerpo destrozado o mutilado del enemigo fue expuesto
mediáticamente como botín de guerra, o el atentado de las FARC contra el
Club el Nogal, donde se da el mensaje de "todo vale'', parecen sugerir que
la muerte del enemigo absoluto se ejerce incluso antes del actci bélico. La
muerte física importa poco, pues la existencia ya ha sido arrebatada con la
expulsión discursiva del enemigo del mundo de los hombres.
El ofrecimiento de incentivos económicos y reconocimientos a los mi-
litares que se destacaran por sus logros bélicos, ha hecho que la acción
contra el enemigo se margine de toda regulación y quede mediada por un
interés privado. A esto se suma la creación de una política de recompensas
que ha vinculado a civiles y desmovilizados de las FARC y de las AUC en
el desarrollo del conflicto. Con la privatización del conflicto armado, la
enemistad deja de soportar la experiencia política y la muerte se convierte
en fundamento de la riqueza. A diferencia de la guerra, ejercida con fines
políticos y justificada por razones ideológicas; la violencia mercantilizada

~· 268
es indiferente a distinciones políticas, pues no persigue el reconocimiento
del Otro-enemigo.

Enemigo necesario-enemigo contingente en el conflicto


armado

El otro ocupa el lugar de enemigo necesario cuando la propia identidad


es definida y justificada a partir de su existencia, en la medida en que da
una razón de ser, confiere identidad, cohesiona, legitima la forma de ope-
rar y produce resultados políticos. El enemigo político sería un enemigo
necesario para los contrincantes en la democracia, tanto en tiempos de paz
como de guerra. En tiempos de paz, la enemistad política garantiza la exis-
tencia de la democracia y de un Estado legítimo y legitimado que regula
las relaciones entre las Partes. En tiempos de guerra, esta no existiría si no
hay dos o más actores enfrentados. Teniendo en cuenta que en la guerra es
cuando hay más posiblidad de que se deslicen los límites entre lo político
y lo absoluto, el contar con un tercero que regule, que en el caso que nos
ocupa sería el DIH, les da garantía a ambos actores armados enfrentados
para evitar los excesos y que, de alguna manera, estén protegidos de la
crueldad y la sevicia del otro.
Se podría afirmar que la enemistad política le da sustento a la demo-
cracia; en cambio, concebir que el otro radical no debe existir conlleva de
fondo a desconocer la importancia ·del diferente para garantizar la demo-
cracia pluralista. Nos preguntamos entonces: lSi se elimina la controver-
sia, la oposición y con ello la conversación entre aquellos que no están de
acuerdo, de cuál democracia se trata?
El otro encarna el lugar de enemigo contingente cuando en determi-
nada coyuntura obstaculiza un pensar, un sentir o un actuar de un sujeto
colectivo. En tiempos de paz la enemistad contingente está presente en la
democracia pluralista y los conflictos generalmente se tratan en términos
de adversarios, tal como lo señala Chantal Mouffe 623 • Pero cuando hay
guerra, la declaratoria indiscriminada de enemistades contingentes para
. justificar la eliminación del otro, dificultan la regulación del conflkto y lo
hacen más brutal. En esas circunstancias, nadie pude estar seguro porque
en cualquier momento puede ser declarado objetivo militar.

623. Chanta! Mouffe, La paradoja democrática, op. cit.

~269
Entre la insurgencia y el Estado hay una enemistad necesaria: la insur-
gencia concibe su razón de ser en la lucha contra el Estado para cambiar
sus estructuras y el Estado defiende el monopolio de las armas y el poder
contra los ataques de la insurgencia. Esta enemistad aún existiría si el Es-.
tado lograra someterlos por vía armada o cuando se acude a un diálogo y
se pacta un acuerdo de paz. La diferencia consistiría en la manera de ex-
presar los intereses encontrados y la lucha por el poder. En tiempos de paz
el mecanismo es democrático y constitucional y en tiempos de guerra la
confrontación está por fuera de la palabra, a no ser que exista un acuerdo
entre las partes para dialogar sobre el cese de la guerra y la búsqueda de
la paz.
En lo que respecta a las FARC, desde su otigen el enemigo principal,
necesario e histórico ha sido el Estado como representante de los pode-
res hegemónicos. El análisis de las producciones discursivas de las FARC '
muestra que pretenden ser una organización con intereses políticos, por
ello definen su concepción ideológica y sus objetivos a mediano y largo
plazo en la conquista del poder político absoluto por las masas trabajado-
ras que construirían la sociedad socialista en Colombia. Según su ideario,
el compromiso es
[ ... ] luchar por los derechos del pueblo a la vida, al trabajo, a la educación, a
la salud, a la vivienda; por los derechos políticos, por conquistar la igualdad
entre mujeres y hombres, y en beneficio de los intereses gen~rales de todos los
desposeídos, marginados y excluidos; en síntesis, por la construcción de una
sociedad sin explotadores ni explotados, marginados ni excluidos624 •
La guerra contra el Estado colombiano pretende fomentar la cohesión
de las FARC como organización, al reconocer las diferencias· políticas e
ideológicas que distancian y oponen a ambos actores. Sin embargo, no
se trata de una guerra desarrollada entre extraños; las FARC la nombran
como "una guerra fratricida". La enemistad política interna supone así el
reconocimiento~ ya no solo de una alteridad opuesta y potencialmente pe-
ligrosa, sino también de una mismidad precedente -el pueblo- que debe
ser restaurada a través de la acción bélica o el diálogo.

624. Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia FARC, "Somos ejército del pueblo",
mayo de 2000. En: Miguel Cruz Santos, "Colombia: Terrorismo de Estado, Narcotrá-
fico e Imperio vs Pueblo y Guerrilla", s.f. Recurso electrónico disponible en: http://la-
haine.org/internacionaVterrorismo_pueblo.pdf, consultado el 21 de agosto de 2013.

-.!.-' 270

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Dttsde su fundación, y luego con su unificación corno AUC en 1997, los
paramilitares declararon a la insurgencia como su enemigo natural (nece-
sario). Aun cuando la lucha contrainsurgente no fue el fin último de mu-
chas de las estructuras paramilitares, las FARC sí constituían un enemigo
estratégicamente conveniente para todas ellas. A quienes estaban básica-
mente involucrados con el narcotráfico o buscaban expandir su poder eco-
nómico, la lucha contra las FARC les permitía despejar las rutas del tráfico
y el desplazamiento de población civil facilitaba el control y apropiación
de la tierra.
~].·
ij
.·•.'

Su enemistad con la insurgencia les dio las bases autoidentitarias y, en J


consecuencia, su expresión pública. Los comunicados de las AUC fueron, ..·~,
::1

•:t
en su mayoría, contra los que consideraban sus "enemigos naturales" o la 1
que creían era su "base social"; y cuando las circunstancias nacionales mo-
tivaban su pronunciamiento, se ocuparon siempre de los desmanes de las
guerrillas frente a los terratenientes, comerciantes y empresarios por el co-
bro de vacunas, extorsiones, secuestros, etcétera. Según los comunicados
l
de este grupo armado, la insurgencia es su enemigo porque atenta contra
la democracia del país, su estabilidad institucional, su funcionamiento eco-
nómico y las relaciones de la sociedad.
Mientras que el enemigo necesario del paramilitarismo durante el perío-
do estudiado fue la insurgencia, el lugar de enemigo contingente fue ocu-
pado por todos aquellos -personas, organizaciones, instituciones, grupos
poblacionales- cuya elíminación representaba alguna utilidad inmediata.
De esta forma, los paramilitares se declararon enemigos del narcotráfico
con el fin de evitar la extradición, enemigos de la corrupción con el fin de
cooptar algunas administraciones locales y enemigos de la delincuencia
común para asegurar su empoderamiento urbano.
Como pudo verse en el desarrollo del trabajo, la formación de las AUC
implicó la afluencia de numerosas estructuras locales de poder, legal e ilegal,
con objetivos e intereses diversos. Desde sus orígenes, las AUC han estado
vinculadas al narcotráfico; por ello la disputa interna que se desarrolla
entre 2003 y 2004, si bien aparece a primera vista el enfrentamiento entre
una tendencia política y un sector vinculado al narcotráfico, lo que detonó
la división interna fue la extradición. Antes de la extradición no había
contradicción alguna y todos aseguraban que utilizaban sólo el gramaje
como fuente de financiación. Esa enemistad interna fue el resultado del
interés de evitar la persecución por parte de Estados Unidos y la extradición,

~271
y de proyectar una imagen de no compromiso con el narcotráfico. A pesar
de los múltiples enfrentamientos militares, asesinatos y ajusticiamientos,
esa "depuración" interna no fue posible y más bien terminó con el asesinato
de Carlos Castaño. Las luchas que se desarrollaron entre 2003 y 2004;
así como las versiones libres de sus desmovilizados, revelaron que las ·
AUC eran una aglomeración de distintas estructuras locales de poder con
intereses privados. Cuando tales intereses entraron en conflicto, la unidad
del grupo armado se diluyó. . '
Ante la extradición de algunos líderes paramilitares por parte del pre-
sidente Uribe, éste se convirtió también en un enemigo contingente y fue
constantemente acusado de traición. Roto el pacto, declararon en su con-
tra y atestiguaron que fueron creados y apoyados por el mismo Estado,
involucrando a líderes políticos, económicos y a miembros de las Fuerzas
Militares.
Cuando la declaratoria de enemistad obedece a intereses coyunturales
de naturaleza individual, la violencia deja de ser entendida exclusivamen~
te corno un mecanismo para tramitar el conflicto con el otro y se con~ .
vierte en un capital para la consecución de beneficios. Las consecuencias ·
son alarmantes: los objetivos militares no son seleccionados con base en
el reconocimiento de la oposición ontológica y, al contrario, es enemigo
contingente todo aquel cuya muerte resulte beneficiosa para los intereses
privados del combatiente, desatándose así una violencia sistemática contni
la población civil que se presenta públicamente como un efecto secunda~
río de la guerra contra el enemigo necesario. Analistas como Iván Cepeda
consideran que las masacres y los desplazamientos no han sido un efecto
del proyecto paramilitar, sino parte constitutiva del mismo, pues con ello
se asegura la apropiación de los territorios y el repoblarniento estratégico
de las zonas de interés.
Mientras que el insurrecto guía sus acciones conforme a un ideario po-
lítico, los que ejercen violencia con un ánimo de enriquecimiento privado
están más cerca de la criminalidad que de la enemistad. En Colombia
las diferencias entre violencia política y violencia privada, entre enemi-
go político y absoluto, o entre enemigo necesario y contingente se han
tornado cada vez más difusas, lo cual explica el recrudecimiento de la
confrontación armada y las dificultades para darle una salida negociada
al conflicto.

-!- 272
Los .paramilitares y el Gobierno

El Estado, como conjunto de instituciones o como aparato de poder,


es un actor múltiple, heterogéneo y complejo, lo cual hace posible que
entre los agentes e instituciones que lo configuran se presenten posturas
divergentes, ya que son portadores de funciones, intereses, y criterios de
legitimidad diferentes. Esta circunstancia hace más evidente la diversidad
de posiciones, si se tiene en cuenta que cada Gobierno asume una política
distinta con respecto al conflicto.
Frente a los paramilitares las posturas de los gobiernos de Pastrana y
Uribe también fueron diversas, ya que dependieron tanto de las dinámicas
nacionales como de las internacionales, específicamente la política de los
Estados Unidos con su estrategia de prohibicionismo y represión frente a
las drogas.
Durante el Gobierno de Pastrana, en medio de los diálogos del Caguán,
los paramilitares fueron nombrados como enemigos de la paz, ya que el
Gobierno estaba negociando con las FARC625 • En cambio, el presidente Uri-
be trató por·todos los medios de reconocer a los paramilitares - articulados
en las autodenominadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)- como
delincuentes políticos y acreedores a un trato como tales. Durante sus dos
períodos de Gobierno, se fortaleció una r,elación de militares y políticos
con el paramilitarismo, mediada por intereses comunes, principalmente
derivados del combate contra la subversión, la defensa de la propiedad
privada, la confianza inversionista y la cohesión social. De este modo, Uri-
be no se refirió a los paramilitares como enemigos políticos y tampoco
los trató como enemigos absolutos, a pesar de que en varias ocasiones los
nombró como "terroristas".
Una vez se iniciaron los acercamientos y negociaciones entre el Gobierno
y las AUC, en lo que se denominó '1\cuerdo de Santa Fe de Ralito", tomó
fuerza un llamado a gobernantes, políticos y a la sociedad civil en general
a propiciar nuevos acuerdos y consensos, de modo que se pudiera lograr la
unidad nacional y de esa manera acabar con el conflicto. En su momento
también fueron llamados al proceso otros actores como la subversión

625. Esto fue una concesión del presidente Pastrana a las peticiones de las FA.RC. Sin embar-
go, aunque se dijo que era delincuencia y se ordenó su persecución, el paramilitarismo
se empoderó aún más, testimonio de lo cual son la parapolítica y la paraeconomía.

.,!, 273
-antes calificada de enemiga-, los sindicatos, las organizaciones de derechos
humanos, todo ello en nombre de la paz, la finalización del conflicto y el
fortalecimiento del Estado y las instituciones. Así, la invitación que hicieron
las AUC para llevar a cabo un diálogo con todos los actores era útil para
legitimar su propio proceso de negociación y proyectaba públicamente la
imagen de unas AUC abocadas a la consecución de la paz. Con ello, en una
postura pragmática, se proponían conquistar beneficios jurídicos, aunque
esto supusiera pedirlos también para la guerrilla.
Los paramilitares no representaron en principio ningún peligro para
. la constitución del Estado, ni para la forma de organización política, eco-
nómica y social que éste defiende. Pero con el tiempo, y debido al apoyo
recibido de algunos sectores sociales, políticos y militares, estos se con-
virtieron en una gran fuerza que, finalmente, pasó a constituirse en una
amenaza para la estabilidad del Estado, ya que se habían expandido por
todo el territorio nacional.
El Gobierno de Uribe diseñó entonces una política de negociación en
virtud de la cual pretendía reconocerlos como delincuentes políticos, pero
tal reconocimiento y sus consecuendas jurídicas no fueron posibles dada
la complejidad institucional del Estado, particularmente derivada de los
controles ejercidos por la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Jus-
ticia.
El Gobierno de Uribe fluctuó de su posición inicial ·de cohonestar con
las acciones "anti-insurgentes" de los paramilitares, pasando por tensiones
y confrontaciones con éstos, apoyo al proceso de desmovilización y lega-
lización, impunidad parcial 'O total de sus crímenes, hasta dar lJ,n giro en
el discurso, al declararlos como delincuentes y decidir extraditar algunos
jefes paramilitares al final de su mandato626 •

El enemigo político, el enemigo absoluto y la democracia


Según la Constitución Política, Colombia está regida por un régimen
democrático, en el sentido de admitir el disenso, la pluralidad de intereses
y posiciones. El sistema jurídico-político proclama que en el país se acogen

626. En la extradición medió la figura de la enemistad contingente por parte de Uríbe y en


contra de los jefes de las AUC, vista incluso con criterio preventivo, temiendo perjui-
cios futuros contra él por las declaraciones de parte -de aquéllos.

-t. 274
,]
;
;

distintas prácticas e instituciones no violentas para gestionar los múltiples


y, en ocasiones, contradictorios intereses de los individuos que integran
la comunidad política, bien sea a través de los mecanismos partidistas y
electorales, de acciones colectivas y de procesos deliberativos jurídicos o
de hecho. Esto quiere decir que los gobiernos deben reconocer como legí-
timas, aun cuando no siempre lo hacen, las oposiciones, la controversia y
el disenso, pues las relaciones sociales fluyen en términos de afinidades,
contradicciones y malentendidos y pueden entrar en la contienda guerrera
como adalides de la democracia, la paz y el bien común; pero, como pudo
analizarse a lo largo de este libro, no siempre actuando para resolver el
conflicto ni respetando los DDHH ni el DIH.
1
]
Las FARC y las AUC no comparten la misma idea de democracia, pero
la utilizan discursivamente para legitimarse como organizaciones de carác-
ter político, aunque en la práctica disten mucho de ser democráticas. De ~,
..

ahí que sea reiterativo el uso que hacen del término durante los procesos ·I

·'i
de negociación en Caguán y Ralito, para invocar así una comunidad de
amigos y facilitar el diálogo y el consenso. El enemigo es entonces todo
aquel con quien no fuese posible llegar a acuerdos en función de lograr o
¡
fortalecer una democracia, bajo los parámetros del Estado según las AUC, . i
o coherente con los intereses del pueblo, en el caso de las FARC. ¡
i
.!
Las AUC se definen, por oposición a las FARC, como democráticas y
civilistas y sustentan estos valores en la voluntad de construir la paz y
buscar el bienestar social para el país. La noción que tienen de la demo-
cracia, puede asimilarse con la visión institucional y estatal, es decir, con
elecciones regulares de y para las mayorías, aquellas mediante las cuales
se eligió a Álvaro Uribe como presidente, quien según declaratorias de los
comandantes de este grupo armado ilegal representaba la "Libertad y la
democracia".
En el caso de las FARC, su ideal de democracia se define por oposición
al sistema que rige en Colombia y, particularmente, al fascismo con el que
caracterizan principalmente al Gobierno de Uribe Vélez. En este sentido,
se autoproclaman como democráticas, antineoliberales, con una agenda
· de páz y con intereses de conducir el país hacia la esperanza, la soberanía
y la justicia social. La noción con la cual la insurgencia se identifica es una
democracia popular, de y para el pueblo, en contraposición al modelo vi-
gente que ellos denominan "oligárquico". Al igual que en los paramilitares,
valores como la paz y la justicia social toman fuerza discursiva durante el

~275
proceso de negociación llevado a cabo en San Vicente del Caguán. La paz
se erige como un valor superior, con lo cual las FARC buscan legitimar el
proceso y mostrarse, nacional e internacionalmente, como un actor arma-
do comprometido con el diálogo en aras de la finalización del conflicto.
Los paramilitares reclaman o aplican la fuerza privada para devolver al
Estado su capacidad de actuar democráticamente y para ello declaran a las
FARC como enemigos absolutos.- Las FARC, por su parte, ac;usan al Estado
y a las clases privilegiadas de promover la injusticia y la desigualdad social,·
y promulgan que sólo una revolución puede poner fin a las condiciones de
· inequidad existentes, pero extienden su violencia a la población civil, justi-
ficándola como efectos colaterales inevitables en la guerra.
Según el discurso de los diferentes actores armados, su concepción de
democracia se basa en la idea de homogeneidad y, por lo tanto, la creen
posible solo con aquellos que piensan igual, y quien disiente fácilmente es
tratado, no como opositor político con el cual se puede dialectizar una dis-
cusión, sino como un enemigo que hay que eliminar. Cuando el disenso es
interpretado en términos de enemistad absoluta, se lesiona la democracia
que se dice promover, pues desaparece el adversario y en su lugar se ins-
tala un antagonismo desde el cual se alimenta la guerra y la aniquilación
del otro.
Considerar que la democracia debe construirse con base en consensos
que conducen a suprimir los conflictos y a los oponentes, sean enemigos
necesarios o contingentes, constituye no solamente la pura y radical des-
politización de la democracia, sino también la negación de la diversidad
de los intereses de los sujetos y actores sociales. Según esta postura, se
considerarán enemigos a quienes no se encuentran dentro de las reglas de
la democracia o que se oponen al statu quo. Términos como enemigos de la
paz, enemigos del diálogo, enemigos de la sociedad y enemigos de la democra-
cia son recurrentes en los discursos de los actores armados.
La democracia no siempre excluye la guerra, si tenemos en cuenta que
en la teoría del Estado, desde el siglo XIX, la concepción democrático-libe-
ral consagra el derecho a la rebelión, que no es otra cosa que la posibili-
dad de los opositores de levantarse en armas. Desde este punto de vista,
no sería el conflicto armado como tal lo que afecta la democracia, sino la
manera como se construye la enemistad y el tratamiento entre los actores
armados. Por otra parte, los enfrentamientos bélicos y la lógica de la guerra ..

~276 · .. :.
• .::
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.. ~·.:.;.:
son por definición autoritarios, guiados por pulsiones destructivas tendien-
tes a aniquilar al adversario, por lo cual excluyen de entrada cualquier ·
deliberación democrática. El éxito de un ejército estriba en que se reciban
y acaten órdenes sin deliberación alguna. Es en este sentido que los actores
armados se oponen en su interior a las reglas y procedimientos democráti-
cos, y al reconocimiento del otro como enemigo político. De igual manera,
al entender la democracia como homogeneidad, los actores armados han
descartado soluciones alternativas al conflicto distintas a la guerra.
Por último, no podemos dejar pasar la importancia de la construcción
del enemigo político para lograr la paz, mucho más si se entiende ésta no
corno la sola suspensión de hostilidades. La enemistad política permite
establecer y reconocer las diferencias, también activa procedimientos para
tramitarlas. No se excluye la posibilidad de que en un momento dado se
llegue al combate, pero quienes proclaman la democracia pondrán todos
sus esfuerzos y estrategias en negociar las diferencias, por más radicales
que sean, para evitar el desangre prolongado de la sociedad, tal corno ha
pasado en el conflicto colombiano durante tantas décadas. Los diálogos y
negociaciones de paz además de evitar nuevas muertes, crean la posibili-
dad de fortalecer la democracia.

Los discursos sobre la enemistad: nuevas perspectivas para


la investigación social

Esta investigación sobre la enemistad en Colombia evidencia que los


dispósitivos de regulación de los combates, de la captura del cuerpo y
del tiempo de vida del enemigo, son sustituidos ahora por nuevos y más
sofisticados dispositivos de poder: la posibilidad de matar al enemigo ya
no pertenece solamente al soberano y por un traslado metonímico a sus
mandantes, sino a todo aquel que puede obtener un beneficio político,
económico o social. La vida humana del enemigo político, cuya vida se
intenta emancipar del poder a partir de formas más justas o solidarias, es
sustituida ahora por la mera vida orgánica, nuda vida carente de subje-
tividad, vida biológica o vegetativa, despojada de todo atributo político,
moral o jurídico. El enemigo, entendiendo por tal no solo al otro armado
contra el cual se combate, sino todo aquel que entra en la gama de ser
objetivo militar, armado o no, militar o civil, es tratado entre tanto como
si fuera un no-hombre. El giro de enemigo político a enemigo absoluto

~277
abre nuevos campos de estudio que conecten las reflexiones jurídico-ins-
titucionales sobre la constitución de la enemistad con los desarrollos de
la biopolítica de Giorgio Agamben y Michel Foucault. Esto sin desconocer,
por supuesto, la producción de otros pensadores contemporáneos como
Hannah Arendt, Simone Weil, Judith Butler, Nancy Fraser, Jacques De-
rrida, Alan Badiou, Roberto Esposito, Toni Negri, Michael Hardt, Noam
Chomsky, entre otros. La revisió.n de estos autores permitirá ahondar en
la comprensión de fenómenos como la guerra, la muerte y la enemistad, .
especialmente relacionados con la vida y la sobrevida. ·
La investigación en ciencias sociales y humanas tendrá que vérselas no
sólo con las grandes teorías y categorías sobre los problemas fundamenta-
les de la vida social sino también especialmente con los distintos modelos ·
o figuras hurp.anas cuya fuerza e intensidad explicativa nos permiten reco-
nocer históricamente la comunidad que tenemos y, aún más, la comunidad
que viene. Estos autores mencionados suministran nuevos marcos teóricos
en relación con los precedentes, es decir, un conjunto de problemas, refe~
rendas, categorías y respuestas renovadas, cuya importancia es definiti-
va para el pensamiento social en toda su complejidad. Así, por ejemplo,
los cuerpos mutilados, abaleados, maltratados del enemigo son expuestos
públicamente a una sociedad que concibe lo político como mortalidad y
en ningún caso como natalidad. Cada sociedad se examina, justamente,
a partir de las relaciones sociales y políticas, además de sus maneras de
amar, vivir y; más que nada, de morir. Por tal razón, dichas teorías sobre
la biopolítica pueden servimos para ilustrar el modo en que el contenido
y el uso de los discursos sobre la enemistad revelan nuestros procesos de
subjetivación y; por supuesto, de desubjetivación social.
En suma, otras investigaciones sobre el enemigo en Colombia podrán
advertir nuevas formas de comprensión de la enemistad que podría esca-
pársele incluso al investigador social más avezado.
Lá investigación que se presentó en este libro, develó cómo los actores
armados involucran en el conflicto a otros sectores de la sociedad, no ar~
mados, nombrándolos y aún tratándolos como enemigos absolutos, tema
que nos desbordó en nuestro objeto. Se abren entonces nuevas preguntas
para futuras investigaciones.
Por último, si bien los diálogos de paz como los del Caguán son un acon-
tecimiento que reveló giros discursivos sobre él enemigo por parte de los

~ 278
.1

actores armados, no fueron tratados en esta investigación en términos de


evaluar su alcance y los factores que los llevaron al fracaso. Con las nuevas
comprensiones obtenidas de este estudio en términos de construcción de
enemistad, de las posibilidades y limitaciones qe dialogar entre enemigos,
la importancia de la construcción de la enemistad pólítica, entre otros, se
pueden trazar nuevos caminos para futuras investigaciones sobre los diálo-
gos de paz y la manera de construir relaciones políticas en un posconflicto.
Temas aún no agotados a pesar de las múltiples investigaciones realizadas
sobre el conflicto armado colombiano.

~279
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ANEXO 1
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de 2001, consultado el 10 de junio de 2011. Documento tomado de la pági~
na web colombialibre.org a través del archivo de internet archive.org.

-!- 308
Grupo de Investigación sobre Conflictos y Violencias

Este grupo fue constituido en octubre de 1998, gracias a la iniciativa de


investigadores del INER y de otras dependencias de la Universidad de An-
tioquia, así como por integrantes de organizaciones no gubernamentales
de la ciudad, preocupados por la difícil situación de violencia que se vivía
en la región. Desde su fundación se ha dedicado a diseñar y ejecutar, en
forma asociada, proyectos de investigación en el campo de las ciencias so-
ciales sobre la problemática de los conflictos y las violencias, articulando, a
través de una estrategia interdisciplinar, el análisis político con elementos ·1
de la subjetividad. Sus investigaciones tienen como propósito aportar a la
producción de conocimiento sobre temáticas relacionadas con los conflic-
tos, las violencias y la seguridad humana, con miras a la transformación de
la realidad colombiana.
En la actualidad, el Grupo está integrado por investigadores de la Uni-
versidad de Antioquia que laboran en diferentes dependencias, como el
Instituto de Estudios Regionales (INER), las facultades de Derecho y Cien-
cias Políticas, Ciencias Sociales y Humanas, Comunicaciones, además de
docentes ya jubilados. En él confluyen profesionales y estudiantes de las
carreras de Derecho, Psicoanálisis, Period_ismo, Ciencia Política, Sociología
y Trapajo social y, está abierto a la interlocución con otras áreas afines a
nuestro objeto de estudio.
De las líneas de trabajo del grupo se destaca el Macro-proyecto Ob-
servatorio de Seguridad Humana de Medellín que funciona desde el año
2008. El Observatorio se ha propuesto poner en la agenda pública el tema
de la Seguridad Humana, a través de la reflexión y la coproducción de co-
nocimientos acerca de las políticas públicas de seguridad en Medellín, de
igual manera, propiciar espacios de reflexión y acción entre diversas orga-
. nizaciones comunitarias de Medellín y de otras ciudades y lugares, desde
de las experiencias de trabajo relacionadas con el tema de la violencia y la
(in) seguridad.

.ti 309
Los autores

Adriana María Ruiz Gutiérrez

Profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bo-


livariana. Doctora en Derecho de la Universidad Santo Tomás (Bogotá).
Magister en Filosofía Contemporánea de la Universidad de Antioquia. Es-
pecialista en Derecho Administrativo de la Universidad Pontificia Boliva-
riana. Abogada de la Universidad de Antioquia. Sus líneas de trabajo ver-
san sobre Teoría crítica y Biopolítica. ·1

Blé1.llca Inés Jiménez Zuluaga

Trabajadora Social de la Universidad Pontificia Bolivariana, gradua-


da en 1973. ·Magister en Ciencias Sociales: Vida y Cultura Urbana, de la
Universidad de Antioquia: 1994. Jubilada de la Universidad de Antioquia
(vinculada de 1975 al 2006). Cofundadora e investigadora del grupo sobre
Conflictos y Violencia en Antioquia adscritq. al Instituto de Estudios Regio-
nales (INER) de la Universidad de Antioqtiia y del grupo de Estudios sobre
Familia:, coordinado por la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá
(1999 hasta la fecha).

Daniela Londoño Usma

Estudiante del pregrado de Ciencia Política de la Universidad de Antio-


quia.

Diana Ramírez Jiménez


· · - Comunicadora Social - Periodista de la Universidad de Antioquia, Ma-
gíster en Investigación Psicoanalítica y estudiante del Doctorado en Educa-
ción de la misma institución, donde además se desempeña como docente
de la Facultad de Comunicaciones. Autora del libro Lógicas de las redes
s.ociales virtuales de la Editorial Universidad de Antioquia.

-t- 311
Gonzalo Medina Pérez

Comunicador Social - Periodista; reportero en varios medios de comu-


nicación; corresponsal de guerra en Centroamérica; docente de las uni-
versidades Pontificia Bolivariana y de Antioquia. En esta última, estuvo
vinculado durante 24 años a la Facultad de Comunicaciones. Miembro fun-
dador en 1998 del Grupo Interdisciplinario de Investigación de Conflictos
y Violencias. Autor de libros sobre·opinión pública, comunicación política
y deporte. Actualmente es estudiante del Doctorado de Literatura en la
Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia.

Héctor Gallo

Sociólogo d'e la Universidad Autónoma de Latinoamericana (Medellín,


Colombia), Psicólogo de la Universidad de Antioquia. Obtuvo Especiali-
zación en estudios supriores universitarios (D.E.S.U.) en Psicoanálisis y
Maestría en estudios a profundidad CD.E.A.) en Psicoanálisis (Universidad
de París VIII, Francia), Doctor de la Facultad de Psicología Biológica y de
la Salud (Universidad Autónoma de Madrid), profesor titular del Depar-
tamento de Psicoanálisis de la Universidad de Antioquia. Investigador del
grupo Conflictos y Violencia adscrito al Instituto de Estudios Regionales
(INER) y del grupo Psicoanálisis; Sujeto y Sociedad adscrito al Departa-
mento de psicoanálisis (ambos reconocidos por Cokiencias, en categoría C
y B respectivamente) . Investigador clasificado por Cokiencias en categoría
Sénior. AME de la Nueva Escuela Lacaniana de Medellín (NEL), y de la
Asociación Mundial de Psicoanalistas (AMP).

Hernando León Londoño Berrío

Doctor en Derechos Humanos y Desarrollo, Universidad Pablo de Ola-


vide (Sevilla España). Magíster en Ciencia Política, Universidad de Antio-
quia. Especialista en Derecho Penal, Universidad de Antioqtiia. Profesor
titular e .investigador del Grupo Derecho y Sociedad de la Facultad de De-
recho y Ciencias Políticas de la Universidad de Aptioquia.

~ 31'2
Jaime Andrés Mesa Bedoya

Periodista, estudiante de la Maestría en Ciencia Política de la Universi-


dad de Antioquia. Hace parte del Grupo de Investigación sobre Conflictos
y Violencias del Instituto de Estudios Regionales (INER) de la Universidad
de Antioquia desde el 2009 y ejerce como "estudiante instructor" en el
pregrado en Ciencia Política de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
de la misma institución.

Mario Elkin Ramírez O.

Profesor titular del Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de


Antioquia. Doctor en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, Magís-
ter en Psicoanálisis de la Universidad de París VIII, Filósofo de la Univer- <~
1
sidad de Antioquia, Sociólogóde la Universidad Autónoma Latinoameri-
1
cana.

Pablo Emilio Angarita Cañas

Doctor en Derechos Humanos y Desarrollo, Universidad Pablo de Ola-


vide (Sevilla, España), Magíster en Ciencia_Política, Universidad de Antio-
quia. Abogado de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Universidad
de Antioquia. Profesor titular en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
de la misma universidad. Coordinador del Grupo Interdisciplinario de in-
vestigación sobre Conflictos y Violencias, adscrito al Instituto de Investiga-
ciones Regionales INER. Cofundador, investigador y miembro del equipo
directivo del Observatorio de Seguridad Humana de Medellín (OSHM).
Investigador del Grupo de Trabajo "Paradojas de la seguridad ciudada-
na en América Latina" del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales,
CLACS O.

-!.- 313
Agradecimientos

El Grupo de Investigación sobre Conflictos y Violencias agradece al Co-


mité para el Desarrollo de la Investigación (CODI), financiador del proyec-
to "Discursos sobre el enemigo en el conflicto armado colombiano 1998-
2009"; al Instituto de Estudios Regionales (INER) por su acompañamiento
a las distintas actividades del Grupo y a las dependencias de la Universidad
de Antioquia que se vincularon de diversas maneras al proyecto: Facultad
de Derecho y Ciencias Políticas, la Facultad de Ciencias Sociales y Huma-
nas, y la Faculta~ de Comunicaciones.
Extendemos nuestro reconocimiento a La Fundación Ideas para la Paz
y el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, quienes
nos facilitaron información valiosa que nutrió el análisis e hizo posible la
realización·de esta investigación.
Finalmente a los investigadores Max Yuri Gil Ramírez, Luz Amparo Sán-
chez, Luis Antonio Ramírez y Jenny Pearce, cuyos comentarios y aportes
contribuyeron a mejorar significativamen~e el líbro.

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