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SOCIAL.
Introducción
El mundo ha ido experimentando en las últimas décadas un fortalecimiento de
intercambio cultural en virtud del incremento demográfico, expansión del acceso
educativo a más estratos y grupos sociales, y del mejoramiento de las
comunicaciones, basado en una expansión de intercambio comercial y la intensidad
de los flujos migratorios.
Es por ello, que los sistemas educativos actuales enfrentan un gran reto al procurar
una uniformidad y masificación; que es difícilmente alcanzada por la enorme
diversidad cultural dentro de todos los centros educativos, en mayor o menor
medida.
Hay una gran responsabilidad por parte de la sociedad y la escuela como institución
en cuanto a la creación de comunidades democráticas, donde cada niña o niño
reciba todo aquello que necesita para crecer. Y en cuanto a la responsabilidad
docente, es importante que los profesores logren encontrar estrategias y métodos
que les permitan identificar y comprender la diversidad dentro de sus alumnos, y
utilizarla como una manera de enriquecimiento y retroalimentación; a partir de
didácticas de exploración, diversificación y flexibilización del currículo; de manera
que se logre adecuar lo mejor posible la transmisión del conocimiento y valores al
colectivo multicultural dentro del aula.
Probablemente, México sea el país más diverso de América; y definirnos como país
pluricultural significa, entre otros aspectos, hacernos cargo del fortalecimiento de
las lenguas y las culturas que nos hacen ser diversos también implica una educación
que, frente a toda la población, trabaje el conocimiento, la valoración y el aprecio de
la diversidad cultural. (Schmelkes, 2013)
Desarrollo
La gestión y la forma de entender la diversidad suponen el punto de partida en la
educación inclusiva. En muchas ocasiones, las diferencias en nuestras escuelas
sirven para justificar la exclusión educativa y, por ende, social de muchos niños y
niñas. (Arroyo González, 2013)
Para (Alsina, 2003) “la interculturalidad describe una relación entre culturas.
Aunque, de hecho, hablar de relación intercultural es una redundancia, quizás
necesaria, porque la interculturalidad implica, por definición, interacción”
(Tuts, 2007) señala que “la educación intercultural se confunde, demasiadas veces,
con la atención al alumnado inmigrante y la lengua vehicular se impone como factor
de integración, olvidando su necesaria transformación en lengua vincular de
comunicación. El respeto a la diferencia raya a menudo en el fomento del relativismo
cultural, mientras que la convivencia es vista como una situación utópica. En cuanto
a la cohesión social, ésta se confunde a menudo con la homogeneidad, el
monolingüismo o el monoculturalismo. Por tanto, parece que la diversidad cultural y
lingüística tiende a desconcertar y provocar recelo”.
• El nivel económico,
• Condiciones de vida,
• Movilidad de la población y
(Corbett & Slee, 2000) apuntan que “la educación inclusiva es una proclama
desenfadada, una invitación pública y política a la celebración de la diferencia. Para
ello se requiere un continuo interés proactivo que permita promover una cultura
educativa inclusiva”. Desde el enfoque social, es importante que la educación sea
capaz de formar individuos que, de acuerdo a los conocimientos, actitudes, valores
y habilidades desarrollados durante la etapa de la educación obligatoria, les permita
generar un impacto positivo en la transformación de su entorno a favor de su
comunidad, como para el país. (Arnáiz, 2002)
Según (Booth & Ainscow, 2000) las BAP aparecen en la interacción del alumno en
los diferentes contextos: con las personas, las políticas, las instituciones, las
culturas y las circunstancias sociales y económicas.
− Todos los niños y niñas pertenecen a un grupo y por tanto, todos pueden aprender
en la vida normal del mismo.
− Debe favorecerse el respeto por los derechos de cada miembro del grupo.
Definirnos como país pluricultural significa, entre otros aspectos, hacernos cargo del
fortalecimiento de las lenguas y las culturas que nos hacen ser diversos, pero
también implica una educación que, frente a toda la población, trabaje el
conocimiento, la valoración y el aprecio de la diversidad cultural y social; que
combata el racismo y la discriminación que está en la base de las enormes
injusticias sociales, y que vaya permitiendo construir una sociedad en la que las
asimetrías sociales y económicas entre comunidades de diferentes rasgos ya sea
culturales, económicos, sociales, lingüísticos o de capacidades diferentes, se vayan
desarmando y las relaciones entre los miembros de las diferentes culturas se
puedan ir dando desde posiciones de igualdad; que logren fundamentarse en el
respeto y resulten mutuamente enriquecedoras.
Hacer sentir a todos los alumnos como parte importante de aula, los puede
proyectar a sentir que su entorno social respeta y acepta la diferencia como parte
de su realidad, se hace accesible en todos los sentidos y se moviliza para prestar
los diferentes apoyos que cada uno precisa, la discapacidad o “diferencia” se
«diluye» y tan sólo nos encontramos con personas, sin más, que pueden
desempeñar una vida auto determinada y con calidad.
BIBLIOGRAFÍA
Aguado, T., Gil, J. A., Jiménez-Frías, R., Sacristán, A., Ballesteros, B., Malik, B., &
Sánchez, M. F. (1999). Diversidad cultural e igualdad escolar. Un modelo
para el diagnóstico y desarrollo de actuaciones educativas en contextos
escolares multiculiurales. Madrid: MEC. Servicio de Publicaciones.