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Josune Baniandrés
Almudena Eizaguirre
Maria García Feijoo
Universidad de Deusto
1. Introducción
2. El aprendizaje
Todo ello son comportamientos que hemos podido ver a nuestro alrede-
dor.
Estas conductas observables, están relacionadas con una serie de
condicionantes más o menos conscientes de dichas personas: “Salvo
fuerza mayor las cosas se hacen bien y en fecha”; “Mis ideas son impor-
tantes en una reunión”; “El respeto es fundamental en el entorno de tra-
bajo”... La existencia de estos condicionantes, u otros similares, hace que
nos comportemos de una u otra forma. No es lo mismo creer que “da
igual cómo se hagan las cosas porque, total, no tiene ningún efecto” que
creer que “las cosas si se hacen, se hacen bien”.
En las organizaciones, en las escuelas, a veces se intenta dar indica-
ciones de comportamientos adecuados o inadecuados, y no se es cons-
ciente de que dichas conductas están ligadas a una serie de considera-
ciones que forman parte de la persona. Por tanto, una gran aportación de
este modelo tiene que ver con el campo de aprendizaje que supone no
solamente trabajar en la parte más observable de las personas (sus con-
ductas), sino en tratar de descubrir cómo esa parte menos observable
(que se puede resumir en creencias y emociones), explica en muchas
ocasiones el cómo nos comportamos. Indagar en los condicionantes,
ayuda a lograr cambios en las conductas.
Podemos afirmar que todas las personas estamos condicionadas en
nuestra forma de actuar, pensar, decidir, escoger, etc. Pensemos en una
persona atendiendo en una oficina bancaria. Presta el servicio con una
mayor calidad en función de sus características personales (ser más o
menos templado, más o menos intuitivo, más o menos racional, más o
menos cariñoso, más o menos inteligente...) pero también muy condi-
cionado por sus propias creencias o condicionantes: “el cliente se mere-
ce el mejor trato”, “mi función en este momento es dar la mayor calidad
posible”, “la satisfacción del cliente es dependiente del trato que yo le
dispense”, “el cliente hace peticiones con sentido común”, “el cliente no
hace preguntas para hacerte perder el tiempo”, “el cliente desea infor-
mación para tomar mejor sus decisiones de inversión y/o financiación”1.
¿Acaso no generan las diferentes creencias distintos comportamien-
tos? ¿Trata de la misma forma al cliente quien tiene la creencia de que
1
En el libro “Metáforas que nos piensan”, de Emmanuel Lizcano, se exponen múltiples ejem-
plos de cómo los “condicionantes” nos envuelven. El sustrato de creencias en algo tan supuesta-
mente “objetivo” como las matemáticas nos parece un conocimiento sustancial y radical que apor-
ta el autor.
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“el cliente pregunta para molestar”, que quien considera que “el cliente
solamente hace preguntas genuinas con el ánimo de contar con una
mejor información”? Tenemos así una segunda pata a considerar si de-
seamos lograr personas y equipos competentes, que se suma a la capaci-
dad de acción que tengamos sobre las conductas observables.
Además, estos condicionantes están ahí, y ni siquiera somos cons-
cientes de ello. Nuestras experiencias, la cultura, el entorno en el que
estamos inmersos… hacen que las consideremos como “verdades
incuestionables”. Algunas de ellas pueden tener una raíz más profunda
(“toda persona merece respeto”) y otras más superficiales (“el buen ven-
dedor nace, no se hace”). Algunas creencias son muy útiles en un entor-
no determinado (“si eres sumiso promocionas antes”) y pueden resultar
un freno en una organización diferente que busca gente creativa, inno-
vadora y arriesgada para liderar los proyectos.
Normalmente tendemos a relacionar las creencias con pensamientos
o ideas más o menos complejos; los condicionantes con respuestas auto-
máticas; y los valores con criterios o principios que rigen nuestras con-
ductas. En nuestro caso, identificamos los tres conceptos considerando
que las creencias son un tipo de condicionamiento; y los valores son la
síntesis o núcleo central de nuestro sistema de creencias. Por ello, en lo
sucesivo, utilizaremos indistintamente las palabras creencias, condicio-
namientos y valores.
Finalmente, el tercer elemento clave del modelo son las emociones.
¿Tendrá lugar la misma calidad de aprendizaje en un grupo con emoción
de curiosidad, seguridad, tranquilidad… que en otro grupo en el que las
emociones imperantes son la inseguridad, el control o el miedo a equi-
vocarse? Un ejemplo sencillo de entender es el de la calidad del confe-
renciante que disfruta hablando del tema que conoce, que experimenta
una sensación placentera ante la presencia de los oyentes, que disfruta
ante el reto de novedosas preguntas que considera le ayudarán en sus
futuras investigaciones, frente a la calidad del conferenciante que sufre
al ver al auditorio, que lleva la emoción de miedo en el estrado, y que
sufre ante cada pregunta planteada. Las emociones de uno y otro tiñen
inexorablemente su calidad como conferenciantes. En el ámbito del estu-
dio y aprendizaje, sucede igual. Una persona lee con avidez y curiosidad
libros de historia y quizá el condicionante que explica su conducta es
“conocer la historia nos ayuda a entender el presente”. Y cuando lee, la
emoción que le rodea es la de placer. Otra persona que sin ser conscien-
te de ello considera “mirar al pasado es una pérdida de tiempo”, no expe-
EL COACHING COMO HERRAMIENTA DE APOYO EN LOS PROCESOS DE ... 271
2
Robert Dilts, inspirado en los “Niveles lógicos de Cambio” planteados por Gregory Bateson,
propone una forma de encarar los cambios considerando en cuántos escalones este cambio puede
producirse. Distingue el nivel espiritual, el nivel de identidad, el nivel de creencias, el de capacida-
des, el de conductas y el de contexto o ambiente (O´Connor y Seymour, 1995).
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Conductas de una
organización,
comportamientos observables:
formas de trabajar, de decidir, de
abordar nuevos proyectos, de
motivar, de remunerar, etc. Emociones de una
organización:
autoestima, seguridad,
tristeza, alegría,
insatisfacción, frescura,
vitalidad, desasosiego,
orgullo, etc.
otros, ser capaces de generar nuevas formas de hacer las cosas, tener
capacidad de influencia, etc. Hablamos por tanto no solamente de “saber
cosas”, sino de “saber hacer cosas”, y de “ser capaz de hacer que las
cosas pasen” (Le Boterf, 2001).
Pero, ¿cómo contribuir al desarrollo de estas capacidades de las per-
sonas y los equipos, en la escuela, en la empresa, en la familia, etc.?
¿Cómo lograr gente más competente, más asertiva, con mayor visión
estratégica, más capaz de resolver conflictos, con mayor proactividad?
Las organizaciones, como las personas, actúan buscando una estabi-
lidad emocional. Y ese intento del sistema de sentirse a gusto, saludable,
conectar con el entorno, que estén bien los elementos dentro del siste-
ma… da lugar a una serie de conductas. El sistema escoge unas conduc-
tas u otras al buscar la estabilidad emocional, y elige según sus propios
condicionantes y creencias.
En una organización en la que es importante que no existan conflic-
tos (porque se asocia el conflicto con problemas), las conductas entre
compañeros/as de trabajo cuando surgen las diferencias de opinión serán
unas (¿callar las opiniones? ¿dar la razón sin estar de acuerdo?). En
aquellas otras organizaciones en las que existe la creencia de que “el
conflicto bien gestionado es algo sano y necesario”, las conductas ante
las diferentes opiniones serán otras (¿diálogo asertivo?). En una escuela
en la que “las opiniones contrarias no sean bien consideradas” la partici-
pación será baja, y lo contrario ocurrirá en una escuela donde tener dis-
tintas opiniones se considere enriquecedor.
Asimismo, la emoción de tranquilidad lleva al sistema a generar unas
conductas, y la emoción de ansiedad a otras. Si la emoción que se gene-
ra en una determinada actuación lleva a que los elementos del sistema se
sientan bien, se intensificará una creencia o condicionamiento. Sin
embargo, es posible que exista un cuestionamiento si las emociones que
dichos comportamientos suscitan no permiten al sistema que se sienta
bien. Las tres palancas de desarrollo, comentadas en páginas previas.
Hablamos entonces de un planteamiento circular, en el que las creen-
cias actúan como conectores entre conductas y emociones. Un plantea-
miento en el que conductas, creencias y emociones son todos ellos mol-
deables. Y defendemos que es un arte el lograr conductas que alimenten
emociones positivas. Igualmente es un reto cuestionar creencias que lle-
van a conductas insanas o que generan emociones perjudiciales para el
sistema global que es la persona o la organización. Finalmente, las emo-
ciones y estados de ánimo en los que nos instalamos, influyen en la
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acciones
Condicionantes/
Creencias
Tabla 1
Sistema educativo universitario tradicional frente a modelo de Bolonia
Tabla 2
Conductas y creencias del profesorado en el modelo tradicional
¿Qué conductas y creencias del profesor/a genera el contexto de la enseñanza “tradicional”?
Tabla 3
Conductas y creencias del estudiante en el modelo tradicional
¿Qué conductas y creencias del estudiante genera el contexto de la enseñanza “tradicional”?
Conductas observables Creencias que quizá subyacen
• Tomo notas de exactamente todo lo que dice el profesor/a
• Estudio de memoria la materia para repetirla en el examen
• No busco nueva información o fuentes sobre la materia
• No participo en clase. A veces, si tengo dudas, pregunto al • “El profesor/a es el que sabe sobre la
profesor/a, y espero que él/ella me dé la respuesta correcta materia”
(hay una respuesta correcta y sólo él/ella la tiene).
• Si no estoy de acuerdo con el profesor/a no lo manifiesto, no
sirve para nada
• Trato de no relacionarme con el profesor/a
• Si tengo dudas las resuelvo con ayuda de mis compañeros • “Los estudiantes que tienen relación
• Tengo una opinión negativa de aquellos estudiantes que hacen con el profesor/a son unos pelotas”
lo contrario
• Elijo aquellas asignaturas en las que menos tengo que estudiar
• Si el profesor/a sale del aula durante el examen copio todo lo
que puedo • “Cuanto menos tenga que estudiar
• Si el profesor va mal de tiempo prefiero no dar la materia que, para una asignatura, mejor”
por ejemplo, venir dos tardes más
• Entre examen y trabajo elijo el trabajo, que siempre “cuesta
menos”
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Tabla 4
Conductas y creencias del profesorado en el nuevo Marco de Bolonia
¿Qué conductas y creencias del profesor/a sustentan el espíritu que pretende el aprendizaje
en el nuevo Marco de Bolonia?
Tabla 5
Conductas y creencias del estudiante en el nuevo Marco de Bolonia
¿Qué conductas y creencias del estudiante sustentan el espíritu que pretende el aprendizaje
en el nuevo Marco de Bolonia?
Tabla 6
Emociones que alientan y que paralizan el aprendizaje
3
En aquellos casos en los que se considere complicado que el profesorado incorpore habilida-
des de coach, puede la figura de tutor (presente en muchos ámbitos educativos) suplir esta función
en una primera etapa.
EL COACHING COMO HERRAMIENTA DE APOYO EN LOS PROCESOS DE ... 285
Tabla 7
El rol de profesor frente al rol de coach (Turnbull, 2009: 41)
4
Aunque se trata de un modelo válido para cualquier proceso de coaching, es especialmente útil
cuando se realizan procesos con gente joven, en el ámbito de su enseñanza reglada (Turnbull, 2009).
EL COACHING COMO HERRAMIENTA DE APOYO EN LOS PROCESOS DE ... 289
Figura 5
Modelo CARE (Turnbull, 2009: 60)
El interés de definir cuatro etapas está en que, de este modo, puede ser-
vir de guía para diseñar un proceso de coaching, pero también puede ser útil
para estructurar una única sesión de coaching. Podríamos dibujar, por tanto,
cómo dentro de un ciclo general de aprendizaje (de por ejemplo 4 meses),
caben subciclos en los que las mismas fases se repiten (incluso uno por
sesión de coaching). En la figura siguiente, se plasma esta idea.
Figura 6
Modelo de aprendizaje como ciclo de ciclos
puede ser destruida en un momento dado). Las dos claves para generar
confianza son la escucha activa y la congruencia5.
Por último, en esa etapa también es importante crear el entorno físi-
co y emocional propicio para el aprendizaje (el estado adecuado para el
aprendizaje). Una persona, sea un estudiante joven o una persona adulta
en su puesto de trabajo, no puede aprender si está ansiosa, estresada,
agobiada, aburrida o desmotivada. El coach es responsable de que el coa-
chee esté en un estado mental, físico y emocional que le permita poner
en marcha todos sus recursos para el aprendizaje, que le coloquen en un
estado positivo para el aprendizaje: ¿cómo es el lugar donde estamos?
¿qué mensaje transmite? ¿le hace sentirse bienvenido? ¿es un entorno
relajante y a la vez estimulante? ¿cómo se siente el coachee? ¿hay algo
que le impida concentrarse?... En ocasiones, el coach no será capaz de
controlar todos estos factores, pero al menos puede poner de manifiesto
que existen y que de una manera u otra están afectando al coachee.
5
La congruencia suele ser definida como la consistencia entre los distintos canales de comuni-
cación que utiliza una persona, en este caso el coach, que además han de estar alineados con el men-
saje. Nos encontraríamos ante un sencillo ejemplo de incongruencia si una persona te dice que se
alegra por algo cuando su expresión fácil señala o te hace intuir lo contrario.
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4. Conclusiones
5. Bibliografía
ABBOTT, J. y RYAN, T. (2000): The unfinished revolution: learning, human beha-
viour, community and political paradox. Network Educational Press Ltd.
Stafford.
ARGYRIS, C.; PUTNAM, R. y SMITH, D. (1985): Action Science: Concepts, Methods
and Skills for Research and Intervention. Jossey-Bass, San Francisco.
BOYATZIS, R. y MCKEE, A. (2006): “Inspiring others”, Leadership Excellence, Vol.
23, Issue 3, pp. 19.
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RESUMEN
El presente artículo presenta cómo la herramienta de coaching puede ser de gran apoyo en los
procesos de aprendizaje, tanto en enseñanza reglada (escuela, universidad…) como en los distintos
momentos a lo largo de la vida de las personas en las que es preciso incorporar nuevas habilidades,
conocimientos, competencias, etc.
El aprendizaje es una actividad clave para las personas a lo largo de toda su vida. Exponemos
en el artículo los enfoques más relevantes respecto al aprendizaje, y siendo conscientes de que todos
ellos tienen luces y sombras, defenderemos el modelo constructivista de “aprender haciendo”.
Por otro lado, y refiriéndonos más en concreto a la enseñanza reglada, los últimos años estamos
viviendo un gran cambio con el denominado “modelo Bolonia”. En nuestro artículo apoyamos la
idea de que Bolonia no es más que volver a la esencia de la educación. Desde nuestro punto de vista,
el aprendizaje tiene que ver con incorporar conocimientos, desarrollar habilidades, cuestionarse
condicionantes, ser consciente de las emociones… No hablamos de enseñar, sino de facilitar el
aprendizaje, con otras personas si es posible (la persona es un ser social) y en contexto. Insistimos
también en la importancia que tiene el rol del profesor/instructor/maestro en el aprendizaje de otras
personas (estudiantes, directivos/as…). Solamente personas con alto nivel de desarrollo competen-
cial podrán contribuir al desarrollo de otras personas. Solamente personas preocupadas y ocupadas
de su propio autoconocimiento y desarrollo, podrán ser agentes de desarrollo de otras personas. Para
toda persona encargada de liderar el aprendizaje de otras personas (maestro, jefe, instructor…) la
incorporación de habilidades de coaching puede marcar una gran diferencia. No hablamos por tanto
del maestro “que todo lo sabe y da respuestas” sino del maestro “que sabe hacer las preguntas opor-
tunas para llevar a la persona a sus propias conclusiones y aprendizaje”.
Palabras clave: Coaching, desarrollo, habilidades, aprendizaje.
SUMMARY
This article explains how coaching can be of great help in learning processes, both in formal
education (school, college…) and at different times along the life of a person.
Learning is a key proccess for people throughout their lives. In this paper, we describe the most
relevant approaches to learning. Although being aware that they all have their lights and shadows,
we will defend the constructivist model of “learning by doing”.
Referring more specifically to formal education, in recent years we have experienced a big
change from the application of the so-called Bolonia model (for university education). We support
the idea that Bolonia is a way of coming back to the essence of education. From our point of view,
learning has to do with incorporating knowledge, developing skills, questioning beliefs, being aware
of your emotions... It is not about teaching, but facilitating learning experiences, preferably with
others (the person is a social being) and in an specific context.
In this sense, we emphasize the importance of the role of the teacher/instructor/facilitator in the
learning proccess (students, managers ...). Only people with high skills development may contribu-
te to the development of others. Only people concerned about their own self-knowledge and deve-
lopment, may be in charge of developing others. That is why coaching can be a useful tool for every
leader.
Key words: Coaching, personal development, skills, learning proccess.
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