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Chelonoidis carbonaria (Spix, 1824)

Tortuga carbonera o de patas rojas, Morrocoy


Inglés: Red-footed tortoise
Alemán: Köhlerschildkröte

Taxonomía: El género Chelonoidis está formado por 6 especies, siendo la más


conocida de todas Chelonoidis carbonaria. No se han descrito subespecies,
pero existe una gran variación de coloración y tamaño entre poblaciones de
distintas regiones. Hasta hace relativamente poco se la incluía en el género
Geochelone.

Especies similares: Se parece mucho a Chelonoidis denticulata.

Morfología: Tiene un caparazón bastante alargado y un poco abombado. Es


de color negro, con el centro de los escudos de color marrón claro o amarillo.
El plastrón puede ser amarillo liso o con dibujos negros.
La cabeza y patas son oscuras con manchas rojas o amarillas.
Existe una importante variación geográfica. Aquí citaremos algunas de las
variedades de carbonaria más frecuentes:
- Variedad del Gran Chaco, en Paraguay: En esta región podemos encontrar la
variedad geográfica de esta especie que alcanza un mayor tamaño (hasta 60
cm). Su cabeza suele tener tonos amarillos con las mejillas con tonos rojizos.
- Cherry head: Es la variedad más llamativa, pues su cabeza tiene grandes
manchas de color amarillo vivo. Esta variedad habita en algunas zonas del sur
de Brasil.
- Cabeza amarilla: Los ejemplares provinentes del norte de América del sur
(Surinam, Guyana, ...) suelen tener las manchas de la cabeza de color amarillo.
A veces son confundidas con Chelonoidis denticulata.

Dimorfismo sexual: Es bastante sencillo distinguir ambos sexos, siempre que


la tortuga ha alcanzado ya un tamaño mínimo. El macho tiene la cola mucho
más larga y ancha y tiene los escudos anales mucho más abiertos.

Tamaño: Pueden alcanzar los 50cm de largo, pero lo más habitual es que
midan unos 35 cm. Hay poblaciones de algunas zonas que son bastante
mayores que el resto.

Distribución: Tiene una amplia zona de distribución que abarca varias zonas
de Panamá, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam, Guyana francesa, Brasil,
Bolivia, Paraguay y norte de Argentina, y algunas islas del Caribe (Trinidad,
Barbados,...). Estas zonas no están todas conectadas entre sí, por lo que
forman tres o cuatro grandes zonas de distribución, lo que ha hecho que cada
población evolucionara de forma un poco distinta al resto.
Hábitat: Su hábitat acostumbra a ser grandes praderas y sabanas húmedas.
Le gustan los ambientes espaciosos y abiertos, con una gran humedad
ambiental y un poco de calor.

Mantenimiento: Es una especie que si se mantiene como es debido suele ser


bastante resistente.
Requiere de grandes terrarios con calefacción y mucha humedad. Se debe
poner un buen substrato (se recomienda una mezcla de turba con fibra de
coco), plantas, escondrijos, algún recipiente con agua y se deberá humidificar
el ambiente a diario.
En verano puede mantenerse en las semanas más cálidas al exterior, siempre
que tenga mucha sombra y una humedad relativa alta.
La humedad ambiental recomendable ronda el 80 %. Si es más baja, veremos
que a las tortugas les lloran los ojos.
La temperatura ideal está entre los 23-28 ºC todo el año. Por las noches puede
bajar un poco, pero no a menos de 21 ºC.
Hay personas que mantienen estos animales en invernaderos, con la
temperatura controlada, y los resultados son muy buenos.
Debemos pensar que esta especie puede alcanzar un buen tamaño, por lo que
el terrario deberá ser bastante espacioso.

Alimentación: Esta especie es básicamente herbívora, pero de vez en cuando


puede comer alimentos de origen animal. Más o menos el 50 % de su
alimentación estará compuesto por distintas frutas, preferentemente maduras:
higos, melón, sandía, pera, manzana, papaya, piña, naranja, melocotón, uva,...
El plátano no es una fruta muy recomendable.
El otro 50 % de su alimentación debe ser a base de plantas silvestres (diente
de león, jaramago, trébol,...), lechuga, canónigos, coles, endibias, cogollos, y
otras muchas verduras, hongos y de vez en cuando algo de carne, insectos y
moluscos.
La dieta debe ser lo más variada posible.
Es recomendable añadir calcio de vez en cuando a los alimentos.
Tres o cuatro veces al mes se les puede dar pienso para gatos bajo en grasa
para que le aporte proteínas.
En libertad también se suele alimentar de larvas de insectos, termitas y
escolopendras.

Comportamiento: Estas tortugas acostumbran a estar activas por la mañana y


por la tarde. En las horas de máximo calor, suelen restar escondidas entre las
hierbas o en sus escondrijos. Tampoco les gusta mucho el sol directo.
Disfrutan mucho con la lluvia. En los recintos al aire libre (para el verano) se
puede simular la lluvia con una manguera si hace tiempo que no llueve. El
agua, pero, no deberá estar muy fría.

Esta especie no duda en cruzar algunos ríos a nado buscando nuevas zonas
para alimentarse. Algunos investigadores han observado que tienen pequeñas
rutas donde encontrar comida de distintos tipos en distintas épocas del año.
Las tortugas criadas en cautividad suelen vivir bastante bien y no traen muchos
problemas. Los ejemplares importados recientemente pueden estar algo
tocados, por lo que se deberá vigilar mucho su estado de salud.
Los ejemplares juveniles sanos, crecerán los primeros 5 años a una velocidad
impresionante.
Esta especie se adapta bastante bien a la cautividad y no suele ser nada
agresiva.
Reproducción: Se trata de una especie que no es fácil de reproducir en
cautividad. Si se tienen a los ejemplares en las mejores condiciones, al cabo de
unos pocos años empezarán a realizar puestas. Si se consigue que empiecen
a criar, a partir de ese momento ya cada año pueden realizar puestas.
Las tortugas carboneras se reproducen durante todo el año.
La hembra puede realizar varias puestas (2 ó 3), poniendo de 2 a 7 huevos en
cada una. Los huevos miden 4'5x4'3 cm.
Los huevos se deben incubar a 29 ºC con una humedad del 80 %.
Las crías nacerán al cabo de unos 5 ó 6 meses.

Problemática: El problema que puede presentar esta especie es que necesita


un gran terrario con calefacción todo el año y mucha humedad. Si no tiene
suficiente humedad, le lloran los ojos y a la larga su salud se puede ver
perjudicada.

Legislación: Está incluida en el Apéndice II de la CITES.

Substratos para tortugas terrestres

IMPORTANCIA DE LOS SUBSTRATOS EN TORTUGAS TERRESTRES

Sin duda la principal función del substrato es la de imitar el suelo del hábitat
natural, ofreciendo a los animales que se protejan de las temperaturas
excesivamente altas o bajas y ayudando a prevenir la deshidratación. El acto
instintivo que tienen estos animales de enterrarse ayuda a prevenir la pérdida
excesiva de líquido en su cuerpo. Es normal que los juveniles pasen bastante
parte de su tiempo escondidos o enterrados si tiene la oportunidad de hacerlo.

El uso prolongado de substratos que no den posibilidad al animal de enterrarse,


supone un peligro a largo plazo para su salud, ya que puede ser el origen de la
formación de cálculos renales por deshidratación.

Las tortugas cuando se entierran captan la humedad de la tierra y se benefician


de la temperatura a la que se encuentra. De esta forma las tortugas de zonas
desérticas regulan su temperatura corporal y evitan la pérdida de fluidos
internos por evaporación

Breve descripción del tipo de substratos para tortugas terrestres.

Papel de periódico. Es muy higiénico ya que puede ser cambiado a diario pero
no deja al animal enterrarse y el resultado será que la tortuga no puede realizar
la función de termorregulación que en plena naturaleza realizaría con total
normalidad. Es bueno utilizarlo en alojamientos o terrarios en los que se
encuentre un animal enfermo para así mantenerlos lo más limpios posibles,
pero siempre durante cortos períodos de tiempo.
Césped artificial. Tampoco son suelos acertados para que el animal pase
largos periodos de tiempo. Pueden ser estéticamente más bonitos y fáciles de
instalar pero a la larga son iguales de perjudiciales que el papel de periódico.
También pueden resultar apetitosos para los animales y ser mordidos, con el
consiguiente peligro de que causen retenciones intestinales.

Los substratos cálcicos que son vendidos en tiendas de animales pueden


causar lesiones e irritaciones oculares. Si el animal ingiere sin querer este
substrato puede provocar retenciones en el intestino. También ayuda a la
deshidratación rápida del animal ya que aunque se entierre no podrá
hidratarse, todo lo contrario, perderá líquido más rápidamente.

Alfalfa o pienso de conejos granulado, tampoco es una opción aconsejada ya


que es un substrato que produce un polvo muy fino que puede causar
problemas respiratorios y daños oculares. No retiene la humedad, con lo que la
sequedad será molesta incluso hasta para tortugas de clima árido.

La paja y las virutas de madera, pueden favorecer la proliferación de ácaros y


parásitos, y ocasionar trastornos gástricos al ser ingeridos.

El heno es más bien un alimento que un substrato. Es muy buena opción


disponerlo sobre el suelo del terrario para que los animales lo entierren con sus
paseos entre el substrato de tierra y lo utilicen como refugio ocasional.

Los substratos de fibra de coco no proporcionan tampoco ninguna ventaja


térmica pero la gran capacidad de retención y mantenimiento de agua que
atesoran, los hacen ser buen complemento junto a la tierra o turba para crear
un substrato adecuado. El principal defecto de este tipo de material es que
cuando se seca produce un polvo muy fino que puede causar molestias
oculares y respiratorias. Es aconsejable mantenerlo húmedo y que no se
seque, así como cambiarlo regularmente para evitar la proliferación de ácaros.

Un substrato que no tiene el inconveniente de causar grandes cantidades de


polvillo como pasa con la fibra de coco y que da buenos resultados para
mantener ejemplares de tamaño medio en recintos de interior es el substrato
de cáñamo.

El substrato de fibra de cáñamo es un substrato aconsejado para todo tipo de


reptiles de ambiente árido, no produce polvo, es desodorizante y mucho más
absorbente que la fibra de coco, además de ser totalmente inocuo al ser
ingerido por accidente por algún animal ya que está libre de sustancias
nocivas. Los fabricantes lo aconsejan como idóneo para tortugas, lagartos y
serpientes.
Aunque está aconsejado para animales de ambientes secos sin duda este tipo
de material es muy bueno para poder ser utilizado en terrarios húmedos, es
más esponjoso y consistente que la fibra de coco, retiene mucho más la
humedad y no ensucia tanto los animales, sin olvidarnos que aún llegando a
secarse totalmente no produce el polvito fino que produce coco, turba, paja…
Tierra, mantillo y/o arena suelen ser los substratos idóneos para que los
animales los utilicen de manera eficiente. Evitará que la sequedad se apodere
del terrario y elevará las posibilidades de un crecimiento óptimo en animales de
corta edad, evitando problemas renales y otras afecciones. Una media de 7-10
cm para neonatos y unos 15-20 cm para sub-adultos y adultos será la
profundidad aconsejable.

Dependiendo de la especie elegida y de las condiciones climáticas de las que


procedan, deberemos adaptar la proporción de estos elementos para una mejor
aclimatación:

• Para ejemplares mediterráneos (Testudo graeca), se recomienda una


composición de 60% de tierra, 10% mantillo y 30% de arena.

• Las especies de desierto y clima árido, (T. kleinmani), deberán de tener un


substrato con más cantidad de arena, para así crear un hábitat más seco. Una
mezcla de 80% de arena y 20% de tierra.

• Especies de climas más húmedos como pueden ser Carbonarias o


Terrapenes, deberán utilizar una composición con más tierra para así tener
mayor humedad en el alojamiento; 75% tierra, 15% mantillo, 10% arena. La
inclusión de hojas secas y restos sobre el substrato ayudará a mantener un alto
grado de humedad.

Hay que recordar que hay tierras arcillosas (tierra roja) que retienen mejor la
humedad que la tierra procedente de secano. Así dependiendo del material
utilizado, elevaremos o disminuiremos la cantidad de arena a utilizar.

Este tipo de substrato es barato, fácil de limpiar y ofrece unas características


térmicas excelentes, sin olvidarnos del efecto almohadillado que brinda a los
animales ya que las tortugas necesitan de un suelo que no sea totalmente
duro. Las superficies duras no harán otra cosa que lesionar las extremidades
de nuestros animales y provocar deformaciones a largo plazo.

El cambio de substrato deberá realizarse al cabo de varias semanas para así


evitar contagios e infecciones indeseadas. La limpieza en el alojamiento de
interior siempre debe ser lo más eficaz que se pueda, retirando todo el
substrato anterior, limpiando bien todo el recinto con agua caliente y volviendo
a colocar un substrato limpio.

Los terrarios que normalmente se encuentran a la venta en tiendas


especializadas suelen tener un espacio de unos 5 cm para disponer el
substrato, ya que a esa altura se suelen colocar las rejillas de ventilación y las
puertas correderas de cristal. Dependiendo del tamaño del ejemplar que se
mantenga, resultará insuficiente.
Alimentación para las Chelonoidis carbonaria y Chelonoidis denticulata

Las tortugas carboneras (Chelonoidis carbonaria), también llamadas Morrocoy,


son unas tortugas terrestres que soportan muy bien la humedad, cosa que no
es muy habitual entre tortugas terrestres. Lo mismo sucede con una especie
muy similar, las tortugas de patas amarillas (Chelonoidis denticulata).

En la naturaleza se alimenta de hierbas, plantas, hongos, invertebrados y


carroña.

Un 50 % de su dieta es representada por frutas maduras. Se le puede dar


melón, sandía, pera, papaya, piña, manzana, uvas, plátano (con moderación),
higos, melocotón,...

También se le deben dar plantas silvestres y hortalizas, como las descritas


para las tortugas terrestres mediterráneas.

También comerán sin problemas caracoles, babosas e insectos que


encuentren por el jardín. Otro alimento que les gusta bastante son las flores de
diferentes plantas, como los hibiscus.

A esta especie también se le debe añadir calcio a la dieta, pues crecen con
rapidez.

Al ser una tortuga acostumbrada a la humedad, deberá tener siempre algún


recipiente con agua donde bañarse y beber.

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