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Luego de la Copa del Mundo celebrada en Uruguay en 1930, tocaba a Europa organizar el siguiente

Mundial, de acuerdo a un tácito acuerdo (no siempre cumplido) según el cual la Copa se disputaría
alternativamente en América y Europa. Suecia e Italia presentaron su candidatura y el Comité ejecutivo
de la FIFA decidió, en 1932, que el Mundial de 1934 se disputaría en tierras italianas. Detrás de la
candidatura de Italia estaba el interés del gobierno del dictador Benito Mussolini, de convertir el
torneo en un gran evento propagandístico y nacionalista que unificara al pueblo italiano y exaltara, a
los ojos de todo el mundo, la supuesta superioridad del fascismo italiano (lo que copiaría dos años
más tarde su par alemán Adolf Hitler durante los Juegos Olímpicos de Berlín 1936).
Una vez confirmada la sede, Mussolini no escatimó recursos para lograr su objetivo, desde presionar
y amenazar al entrenador italiano, Vittorio Pozzo y a sus futbolistas, hasta nacionalizar varios
jugadores sudamericanos de ascendencia italiana para reforzar al seleccionado. Uno de los más
destacados fue Luis Monti, uno de los pilares de la selección argentina que había llegado a la final del
mundial anterior y que, después de ser tentado con un jugoso contrato para jugar en el futbol italiano,
fue nacionalizado y se convirtió en uno de los estandartes del seleccionado italiano que, a la postre,
terminaría obteniendo el título, convirtiéndose en el único futbolista en disputar dos finales del mundo
con dos selecciones distintas. Cuando el técnico italiano fue criticado por la incorporación de muchos
futbolistas sudamericanos, respondió: “Todos ellos son elegibles para el servicio militar, y si ellos
pueden morir por Italia, también pueden jugar al fútbol por Italia”.
según cuenta una de las tantas leyendas, Mussolini le habría dicho al presidente del comité
organizador, el Almirante Vaccaro: “Almirante, Italia ganará la Copa Mundial”. Vaccaro contestó que
por supuesto, todos deseaban que su país tuviera un gran torneo, a lo que Mussolini, amenazante,
respondió: “Almirante, yo creo que usted no me entendió. Yo dije: Italia ganará la Copa Mundial”.
En esta Copa del Mundo participaron 16 selecciones y se cambió el formato de competición:
Del formato de grupos del mundial anterior se pasó a un sistema de eliminación directa desde los
octavos de final hasta la final. Para esta edición se inscribieron previamente 32 países, por lo cual hubo
que realizar por primera vez eliminatorias para determinar a los 16 seleccionados que participarían
del torneo. Incluso Italia, el organizador, tuvo que disputar la clasificación para jugar el Mundial,
aunque no tuvo inconvenientes para derrotar a Grecia. Uruguay, el último campeón se negó a
participar. Molestos porque pocos países europeos asistieron a su mundial, decidió vengarse y se
abstuvo de asistir, convirtiéndose en el único campeón que no acudió a defender su título. Argentina,
por su parte, envió un seleccionado integrado únicamente por futbolistas amateurs, en protesta por
la forma en que Italia se había apropiado de algunos de sus mejores jugadores. Brasil también envió
un equipo conformado por jugadores de segunda línea, y Egipto se convirtió en el primer país no
europeo ni americano en participar de un Mundial, luego de derrotar en la eliminatoria al combinado
de Palestina (por aquel entonces Mandato británico de Palestina). Por su parte, los inventores del
fútbol, los ingleses, se negaban a participar en los mundiales. Considerando que su superioridad
estaba fuera de toda duda, las cuatro asociaciones del Reino Unido –Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda
del Norte–, enfrentadas con la FIFA, rechazaron participar en la Copa Mundial y siguieron con su
campeonato propio, el British Home Championship. El torneo comenzó el 27 de mayo de 1934, con
la particularidad de que no hubo un partido inaugural, sino que todos los encuentros de octavos de
final se disputaron el mismo día a la misma hora. Así pues, en ocho ciudades italianas, Roma, Milán,
Bolonia, Turín, Génova, Nápoles, Florencia y Trieste, se jugaron los octavos de final, clasificando a la
siguiente instancia únicamente selecciones europeas.

PORTADAS DEL MUNDIAL


BALON QUE SE USO EN EL MUNDIAL ITALIA 1934
ESTADIOS DONDE SE JUGO LA COPA DEL MUNDO ITALIA 1934
La inauguración propiamente dicha,
se dio en Roma, con el encuentro
entre Italia y los Estados Unidos.
Ese día, el Estadio del Partido
Nacional Fascista, no lucía un lleno
completo, como puede verse en la
imagen de arriba. El futbol no era aún
una pasión para los italianos, cuyo
deporte favorito era el ciclismo. A
pesar de no contar con un apoyo tan
fuerte, los locales no tuvieron
problema en deshacerse de los norteamericanos por goleada de 7 a 1, destacando los goleadores
Angelo Schiavio con tres tantos
y Raimundo Orsi con dos, uno de
ellos se aprecia en la foto de
abajo.

"La Argentina comenzó


atacando a fondo y encontró su
premio enseguida, ya que a los
tres minutos Bellis logró abrir el
marcador. Pero poco duró la
alegría. Cinco minutos después
Jonasson igualó las cifras. No
obstante, la esperanzada afición
argentina que en núcleo reducido se había ubicado en las tribunas del estadio de Bolonia, esperó
paciente el complemento. Y qué decir cuando Galateo otra vez tan prematuramente logró poner en
ventaja al conjunto albiceleste. El entusiasmo allá lejos y en nuestro Buenos Aires y todos los rincones
de Argentina alcanzó límites insospechados. El juvenil e inexperto conjunto argentino estaba
realizando una proeza. La alegría duró veinte minutos más. Es decir, hasta que nuevamente el centro
delantero sueco conquistó el segundo tanto de su equipo y con él un nuevo empate. No estaba todo
perdido para Argentina. Siguió atacando.
Quizá con demasiada audacia, dejando un
poco a la descubierta la retaguardia. Y fue
así que, faltando once minutos para finalizar
el partido, el puntero izquierdo de Suecia
dio el triunfo a su país, al lograr el tercero y
definitivo tanto que puso el resultado 3 a 2.
Final triste para Argentina. El improvisado
equipo no había jugado mal. Por el
contrario, fue una sorpresa y a poco estuvo
de lograr una hazaña, pero luego vendrían los arrepentimientos y los cargos de conciencia para los
clubes locales que, en una actitud antipática y lógicamente perjudicial, restó sus jugadores para la
selección nacional. Argentina cayó derrotada 3 a 2 ante Suecia en el que los dos equipos jugaban sin
sus grandes figuras, Sven Jonasson marco un doblete para los suecos, y argentina volvió a casa
después de un viaje de más de 12000 kilómetros y sólo 90 minutos de juego. (El jugador sueco Nils
Axelsson contra los jugadores argentinos).

En otros partidos de los octavos de final, Alemania vs Inglaterra, el Alemán Edmund Conen marco
un triplete en la vitoria de 5 - 2 sobre los belgas, Otto Nerz dirigía a los alemanes.
En otro juego, en Genova, España, que
contaba con un excelente equipo entre los
que destacaba el legendario arquero
Ricardo Zamora, el interior Luis Regueiro y
el goleador Isidro Lángara, libró con
facilidad el obstáculo que representaba
Brasil, al que venció por 3-1, con goles de
Iraragorri y dos de Lángara, mientras que
un joven delantero llamado Leónidas Da
Silva marcó el de la honra para los
sudamericanos, que así quedaban fuera de
la competencia. En las fotos, el equipo
brasileño antes del inicio del juego y una
escena de ese partido, donde se puede apreciar la garra con que jugaban los españoles, cuatro de
ellos se esfuerzan en tapar el remate de un brasileño.

Continuando con los octavos de final, Checoslovaquia venció a Rumania por 2-1 en Trieste. En el
equipo checo brillaban los delanteros Frantisek Svoboda y Oldrich Nejedly, pero por sobre todos, el
arquero Frantisek Planicka. Llamado “el gato de Praga”, el arquero era el gran rival del español Zamora
para el título de mejor arquero del mundo en ese entonces. Sus hazañas bajo el marco parecían no
tener límite y era la carta fuerte de los checos para sus aspiraciones mundialistas. Planicka era además
el líder y capitán de su equipo.

En otro, en Milán, Suiza venció y eliminó a una débil representación de Holanda por 3 goles a 2. En
el equipo suizo destacaba el delantero Leopold Kielholz, autor de dos goles en el juego. Cosas de
otros tiempos, Kielholz jugaba con los lentes puestos, ya que tenía una deficiente visión. En la imagen
vemos la formación suiza en ese juego. Su singular delantero aparece arriba, cuarto desde la izquierda,
al lado del arquero Schéhaye. Segundo mundial de fútbol en Florencia, Italia. Capitanes de los equipos
suizo (derecha) y holandés (segundo a la izquierda) que rodean al árbitro y un jugador holandés
durante un partido entre Suiza y Holanda. Suiza venció a Holanda por 3-2.

En Turín, se enfrentaron las


selecciones de Austria y Francia.
Conocidos como el “Wunderteam”, el
“equipo maravilloso”, los austriacos
habían vivido una excelente etapa
entre abril de 1931 y diciembre de
1932, con 14 partidos sin perder, eran
dirigidos por Hugo Meisl, técnico que
seguía la “escuela del Danubio”,
misma se basaba en un continuo
pressing defensivo y posesión del balón en busca del marco rival. Meisl decía que “antes de incluir a
un torpe, prefiero jugar con diez”. Los resultados de su gran equipo incluían victorias ante Alemania
por sendos 5-0 en Berlín y Viena, contra Hungría por 8-2 y ante Escocia en Viena por 5-0. Su gran
racha terminó en Londres, el 7 de diciembre de 1932, cuando el “Wunderteam” cayó en un épico y
legendario partido por 4-3 ante Inglaterra. Poco antes de iniciarse el mundial, Austria venció a la
propia Italia por 4-2 en Turín. En la foto, un disparo de un delantero austriaco que no puede ser
tapado por el defensor francés.
Un equipo como el austriaco no
hubiera sido posible sin la
presencia de un crack de otro
nivel como Matthias Sindelar.
Conocido como “Mozart” por su
virtuosismo técnica y elegancia,
era el verdadero director de
orquesta de ese maravilloso
equipo. Delgado y frágil, fue
considerado en su momento
como uno de los mejores
jugadores del mundo y a pesar de jugar como “nueve”, era quien movía los hilos del juego de su
equipo. En su debut en el mundial, sufrieron en demasía. A pesar de estar en notoria inferioridad
técnica, el equipo francés dio una gran pelea, llevando el partido a la prórroga luego de empatar a un
gol en el tiempo regular. Sindelar anotó el primer gol de su equipo. Finalmente, en el tiempo extra,
se impuso la mayor calidad de los centroeuropeos y pasaron a la siguiente ronda con marcador de 3-
2. En la foto, el arquero Thepot no puede impedir uno de los goles austriacos.

Finales de la Copa del Mundo, 1934, Turín, Italia, 27 de mayo de 1934, Austria 3 v Francia 2, el portero
francés Thepot no puede evitar el gol ganador de Austria anotado por Bican. Austria vs Francia: Austria
comandada por Matthias Sindel y que llegaba como un gran favorito empezó perdiendo contra
Francia en un partido que terminaría 3 - 2 a favor de los austriacos.

Los cruces para los cuartos de final quedaron de la siguiente manera:


Alemania contra Suecia en Milán, Austria contra Hungría en Bolonia, Italia contra España en Florencia
y Checoslovaquia contra Suiza en Turín. Ocho equipos europeos definirían al campeón. En este
mundial se establecieron en los estadios italianos lugares especiales para la prensa, la “tribuna
stampa”, donde los reporteros de los diversos diarios del mundo hacían sus crónicas de los partidos,
Todo escrito en libretas, nada de máquinas o monitores. El mundial en otros tiempos…

En los juegos de cuartos de final, el día 31 de mayo, Alemania venció a Suecia por 2-1 karl Hohmann
le dio el pase a los alemanes en menos de 5 minutos y muy cerca del final de los 90 minutos.

Austria, en el clásico del Danubio, venció a Hungría por 2-1.

Checoslovaquia se impuso a Suiza por 3-2, es decir, no hubo ninguna sorpresa.

Sin embargo, el duelo esperado por


todos era el que se celebraría en
Florencia, donde Italia se enfrentaría
a la poderosa selección española.
Antes de iniciarse el juego, se saludan los capitanes, Giampiero Combi de Italia y Ricardo Zamora de
España. Las sonrisas de ambos arqueros no hacían pensar en la dureza y situaciones antideportivas
que se darían en las siguientes 24 horas. El choque entre ambas potencias superó, en intensidad y
fuerza física, todo lo visto hasta aquel momento en cualquier terreno de futbol europeo: Florencia, la
ciudad del arte del Renacimiento, sería testigo de una auténtica guerra dividida en dos batallas. Italia
debió enfrentarse en cuartos a España. El partido fue una auténtica carnicería; amenazado, el
entrenador italiano les ordenó a sus jugadores: “No me importa cómo, pero hoy deben ganar o
destruir al adversario. Si perdemos, todos la pasaremos muy mal”. El principio del partido favoreció al
equipo español, que impuso su rapidez y mayor serenidad ante unos italianos presionados por el
clima y exigencia creados a su alrededor. Fue la dureza empleada por los italianos, principalmente por
el oriundo Monti, la que empezó a equilibrar el juego. Sin embargo, llegó el primer gol para España,
por conducto de Regueiro, aprovechando un pase de Lángara. La reacción italiana fue terrible,
lanzándose con todo al ataque, hasta conseguir la igualada. El gol fue totalmente ilegal, las crónicas
señalan que el tanto, marcado por Ferrari, se dio después de una carga ilegal de Schiavio sobre
Zamora que el árbitro belga Baert, intimidado por la dureza del juego italiano y por el ambiente, no
se atrevió a marcar. España soportó la presión italiana el resto del juego y los tiempos extras sin que
el empate a un gol se modificara.

Como era de suponerse, la principal barrera para


los italianos, aparte de la enorme calidad del
plantel español, fue la gran actuación del
legendario Ricardo Zamora. “El divino” se
encargó de frustrar una y otra vez los intentos de
los locales para batir su meta por segunda
ocasión. Por desgracia, la increíble dureza del
juego había dejado un saldo negativo en la
formación española: el propio Zamora, con dos
costillas rotas, Ciriaco, Fede, Lafuente, Lángara,
Gorostiza e Iraragorrri, en total siete elementos,
quedaron imposibilitados para jugar el
desempate por sus fuertes lesiones. Los italianos también habían llevado lo suyo, en mucha menor
medida, pero cuatro titulares, Pizziolo (fractura), Castelazzi, Schiavio y Ferrari fueron descartados.

¿el resultado? Empate 1 a 1. Con apenas 24 horas de descanso, el dia 1º de junio, en la misma cancha
de Florencia, dos agotados y disminuidos equipos, se enfrentaron para definir al cuarto semifinalista.
El terrible Monti continuó con su labor de destrucción, de nuevo ante la complacencia del silbante, en
esta ocasión el suizo René Mercet. En el primer tiempo, Meazza consiguió el tanto italiano, protestado
por los españoles, ya que reclamaban que Demaría estaba obstaculizando al portero Nogués. La foto,
que capta el momento exacto del remate de Meazza, no deja lugar a dudas de lo fuerte de la jugada.

Los españoles todavía tuvieron arrestos para lograr el gol del empate, por conducto de Campanal,
pero el árbitro Mercet lo invalidó por razones desconocidas. Italia sobrellevó el resto del juego y logró
su pase a la semifinal, no sin antes registrarse nuevas bajas en las filas españolas, ya que desde el
principio del juego el extremo izquierdo Bosch jugó lesionado y más tarde se le unieron Regueiro y
Quincoces. La labor del árbitro suizo
fue tan mala, que su propia federación
lo expulsó de por vida del futbol,
decisión avalada por la FIFA.

Los cruces para las semifinales


quedarían así:

El 3 de junio en Roma, Checoslovaquia


frente a Alemania y en Milán, Italia vs
Austria. El duelo entre checos y alemanes se presentaba muy claro: más fuertes físicamente, los
teutones lo plantearon a la defensiva, mientras que los checos, más frágiles, pero mucho más hábiles
y técnicos, llevarían la iniciativa del juego. Curiosamente a los checos les tocó protagonizar las dos
semifinales con menos público de la historia de los mundiales, esta frente a Alemania y la de 1962
frente a Yugoslavia. La razón: al mismo tiempo, en la otra semifinal, jugaba el equipo de casa. En
Roma, menos de 15,000 espectadores fueron testigos del juego. Antes de arrancar el juego, el saludo
de los capitanes, Fritz Szepan de Alemania y Frantisek Planicka de Checoslovaquia. Retirado Zamora
del mundial, Planicka quedaba como el arquero a vencer para aquel equipo que aspirara a ser
campeón del mundo.

El duelo en Roma se inició con un gol del checo Nejedly. Checoslovaquia se dedicó entonces a
esconder el balón a los alemanes, estrategia que empezó a desesperar a sus rivales. De pronto,
sucedió lo impensable: un tiro lejano de Noak, sin mayor peligro, tomó descolocado a Planicka. El
arquero perfecto había cometido un grave error y la semifinal se empataba. Sin embargo, la
superioridad de los checos no tardó en verse reflejada de nuevo en el marcador, primero por conducto
de Krcil (este gol en 2006 fue acreditado a Nejedly por la FIFA) y finalmente Nejedly cerró la cuenta.
Checoslovaquia había ganado por 3-1 y ya era finalista.

 En la foto, una acción de peligro frente al marco alemán, salvada por el arquero
Kress.
En la primera foto gol de Checoslovaquia al inicio del partido, en la segunda foto gol de los alemanes.
En la otra semifinal Italia jugaba su tercer partido en cuatro días. Si bien recuperaba a sus delanteros
titulares Schiavio y Ferrari, los pronósticos no eran muy favorables. Enfrente tenían al “Wunderteam”
austriaco, dispuesto a frenar su carrera rumbo al título. Las críticas a los italianos por la dureza
empleada en los juegos contra España, habían hecho mella incluso en el mismo Duce Mussolini, que
se dice mandó decir al entrenador italiano, Vittorio Pozzo que, si bien era importante ganar, no se
podían permitir que se dijera que Italia ganaba gracias a su prepotencia y brutalidad. La orden fue
recibida y acatada, aunque a Luis Monti no le cayó en gracia: su misión era marcar a Matthias Sindelar
y le pedían que lo hiciera sin rudezas. En la foto, el arquero Platzer se queda con el balón.

Por suerte para Monti, el día del juego tuvo la mejor noticia posible: En Milán llovía copiosamente. En
una época en que los terrenos de juego no contaban con drenajes y técnicas de cuidado al césped
para evitar se maltrataran con la lluvia, una cantidad de agua como la que cayó ese día, dejó el campo
de San Siro convertido en un auténtico lodazal. Se volcaron los acostumbrados sacos de arena y de
aserrín en las áreas, pero poco se pudo mejorar. Con un terreno así, lo que se aprecia en la fotografía,
las cualidades técnicas de los austriacos pasaron a segundo término.

En tales condiciones, le bastaron 18 minutos a Italia para abrir el marcador por medio de Guaita, que
remató un corner ejecutado por Orsi, cuando el balón parecía ya en poder del arquero (primera foto),
en la segunda el momento preciso del remate a gol y en la tercera muestra el De ahí en adelante,
bastó con que Monti, ahora sí con limpieza, se ocupara del “problema” Sindelar, para que Italia
controlara el partido. Todavía Italia pudo marcar otro gol, pero el arquero Platzer se lanzó
valientemente a los pies de Orsi y lo impidió. Casi al final del juego, la mejor oportunidad de los
austriacos para empatar la tuvo Zischek, que tomó un balón completamente descuidado por la marca,
se lanzó hacia el marco rival y justo cuando parecía que iba a marcar el tanto, su disparo salió
levemente desviado junto al poste izquierdo. El partido terminó. Italia cumplía su primer cometido y
se instalaba en la final. Para el “wunderteam”, fue el final de una etapa gloriosa. Nunca volvería a ser
el mismo “equipo maravilloso” después de esa lluviosa tarde en Milán.
Guaita anota el gol de la victoria
en semifinal contra Austria en
Milán.

La selección italiana se
había formado sobre una
base de jugadores
veteranos. Vittorio Pozzo
pensaba solamente en la
necesidad de ganar el
torneo en Italia, así que no
pensaba mucho en la
continuidad del grupo, de
hecho, solamente dos
jugadores, Meazza y Ferrari, repetirían en el equipo de Francia 1938. Un aporte muy importante lo
dieron los “oriundos”, jugadores argentinos que eran hijos de padres italianos y que habían sido
asimilados por Pozzo en su selección. Estos eran Luis “doble ancho” Monti, Raimundo “mumo” Orsi
(ambos en la foto) y Enrique Guaita. Caso curioso el de Monti, ya que es el único jugador que ha
participado en dos finales de copa del mundo con equipos diferentes. Triste también su destino, ya
que se cuenta que en Uruguay jugó amenazado de muerte si Argentina ganaba a Uruguay y en Italia,
amenazado de muerte si Italia no era campeón.
(Otra vez Platzer cortando un centro de guaita. El barro jugo un gran papel al frenar al
wunderta).

El 7 de junio, en Nápoles, Alemania vencía 3-2 a un desanimado equipo de Austria en el partido por
el tercer lugar. Por los austriacos no alineó Sindelar.

Así, todo quedaba listo para que el domingo 10 de junio de 1934 se definiera al campeón del
mundial. La sede era el “Estadio Nacional del Partido Nacional Fascista”. Construido en 1927 y con
capacidad para 47,300 espectadores, no tenía de ningún modo la imponente majestuosidad del
“Centenario” de Montevideo. Para colmo, el poco interés que despertó el mundial en los italianos, a
pesar del éxito de su selección, provocó que, en las gradas del estadio romano, se vieran algunos
huecos.
Antes del inicio del juego, se realizó una ceremonia para saludar a los tres países que ocuparían los
primeros puestos en el mundial. Así, en el césped del estadio se alinearon, desde la izquierda,
Checoslovaquia, Italia y Alemania. La bandera italiana ostentaba el escudo de la Casa de Saboya,
mientras que, por el lado alemán, ondean dos banderas, una, la del Reich Alemán con los colores
negro, blanco y rojo y otra, la bandera del Partido Nacionalsocialista.
En una época tan politizada, no se podía evitar que el equipo italiano se dirigiera a su público antes
de la final con el “saludo romano”, ordenado por Mussolini y su Partido Nacional Fascista para ser
utilizado por el pueblo italiano en señal de adhesión al régimen. En la imagen vemos a Caligaris (con
la bandera) y a su izquierda, a Borel II. Detrás de ellos, a los hombres que jugarían la gran final: Ferraris
IV, Ferrari, Monzeglio, Schiavio, Combi, Meazza, Orsi, Guaita, Monti, Bertolini y Allemandi.
El equipo de Checoslovaquia también saluda al público antes de la final, saben que no son favoritos,
pero quieren dar la sorpresa. Su saludo no es más que un amistoso gesto, nada que ver con el de
italianos y alemanes.

CHECOSLOVAQUIA: František Plánicka; Ladislav Ženíšek, Josef Čtyřoký; Rudolf Krčil , Josef
Košťálek ; Štefan Čambal, Jiří Sobotka, Josef Silný, Tonil Puč, Oldřich Nejedlý, Frantisek Junek,
Formación italiana: Arriba: Giampiero Combi, Luis Monti, Attilio Ferraris IV, Luigi Allemandi, Enrique
Guaita y Giovanni Ferrari. Abajo: Angelo Schiavio, Giuseppe Meazza, José Monzegio, Luigi Bertolini y
Raimundo Orsi. Su entrenador, Vittorio Pozzo.

Ante la mirada del árbitro sueco Ivan Eklind, el saludo de los dos capitanes, Giampiero Combi por
Italia Y Frantisek Planicka por Checoslovaquia. Esa ocasión fue la primera de tres veces en la historia
de los mundiales en que un portero recibe la copa del mundo: Combi. Pasarían 48 años para que lo
imitara otro italiano, Dino Zoff y 28 años más para que llegara el tercero, el español Iker Casillas. Y,
hasta ahora, ha sido la única ocasión en que dos porteros han coincidido como capitanes en la final
de un mundial. Dato curioso: el portero italiano jugaba con los pantaloncillos detenidos por un
cinturón de cuero color blanco y con una hebilla metálica.

Bajo la atenta mirada del Duce Mussolini, presente entre los 45,000 espectadores, el primer tiempo
del partido final se desarrolló sin grandes acciones. Evidentemente que el temor frenaba a las dos
escuadras de intentar iniciativas arriesgadas en ataque. Fue así que al término de los primeros 45
minutos, el marcador señalaba empate a cero goles. En la foto, Schiavio intenta un remate de tijera,
estorbado por su compañero Meazza. Atrás, observa Orsi.

La cautela que había privado en el primer tiempo, se mantuvo al inicio del segundo. Sin embargo, al
minuto 26, un contragolpe del extremo izquierdo checoslovaco Antonin Puc, desequilibró la partida
a favor del equipo del técnico Petru (foto). Ante el estupor de todos, los checos se lanzaron al ataque
y apenas tres minutos después, un tiro se Svoboda se estrella en el travesaño de Combi.
Con poco más de 15 minutos de juego, los italianos se lanzaron al ataque desesperadamente y fue
aquí cuando se agigantó la figura del arquero Planicka. Cortando por arriba los centros que lanzaban
los italianos, el “gato de Praga” hacía honor a su sobrenombre y parecía ser una muralla infranqueable
para los locales.

Pero la presión rindió frutos: al minuto 36, una combinación entre Guaita, Schiavio y Orsi, dejó a este
solo en la entrada del área. El “oriundo” hizo una finta, sacando de balance a Planicka y luego sacó un
gran tiro de derecha que se incrustó en la esquina izquierda del arquero. Italia empataba a un gol y
era necesario recurrir al alargue. Los italianos, con un equipo de un alto promedio de edad, habían
jugado mucho más tiempo que los checos. Mientras que el equipo de Europa oriental completaba en
esa final su cuarto partido y su primer juego de tiempos extras, el italiano completaba el quinto y
tenía que irse por segunda ocasión a tiempos extras. Italia sumaba 480 minutos de juego,
Checoslovaquia 360. Pozzo, Ferraris IV, Bertolini, Combi y Monti toman un descanso antes de iniciarse
los suplementarios.

A pesar de las circunstancias, es obvio para todos que ni físicamente ni anímicamente, los checos no
dan más. Nejedly, su estrella de la delantera, se tira a un costado del campo, sin energías. Pero los
“viejos” de Pozzo van con todo y cuando apenas han transcurrido seis minutos del primer
suplementario, Meazza hace una jugada para desmarcarse sobre su derecha, mientras Schiavio busca
el centro. El tiro de Meazza rebota en un zaguero y va a caer a los pies de Schiavio. Con sus últimas
fuerzas, el delantero tira y bate por segunda vez a Planicka. Ya no hubo más, Italia ganaba 2-1 y se
coronaba campeón mundial.
Con el silbatazo del árbitro, la euforia de los italianos se desató. En grupo fueron a buscar a su técnico,
Vittorio Pozzo, al que levantaron en hombros. Se había cumplido el objetivo, el deportivo y el político.
Esos jugadores salvaron la vida al ganar ese partido.
Jules Rimet, con un suspiro de alivio, pudo entregar la Copa al capitán Combi. Mientras tanto, un
grupo de militares le brindaba al Duce una enorme copa de bronce que tenía la propia imagen de
Mussolini y donde se leía “L’Italia vince”. El fascismo había encontrado un medio idóneo para
promover las bondades de su régimen.

Italia podía festejar y lo hizo con todo. A pesar de las graves manchas que provocaran los dos partidos
contra España, donde evidentemente contó con un apoyo arbitral indebido, además de la ventaja
innegable de ser local, ese equipo italiano venció sin duda alguna los otros tres partidos que disputó,
incluyendo la final contra Checoslovaquia y la semifinal contra Austria, aún con un gol de valía dudosa
en este juego y tenía los fundamentos necesarios para ser campeón, como lo demostró cuatro años
después en condiciones totalmente hostiles. Al igual que en Uruguay 1930, cupo a los subcampeones
del torneo el honor de contar entre sus filas con el goleador del mundial. En 1934, fue el checoslovaco
Oldrich Nejedly. Toda su carrera la jugó para el Sparta Praga, anotando 162 goles en torneos de liga.
Para su país jugó en las copas del mundo de 1934 y 1938. Originalmente, solo se le habían reconocido
cuatro goles, lo que lo empataba en el primer lugar del goleo del mundial con el alemán Edmund
Conen y el italiano Angelo Schiavio, sin embargo, en noviembre de 2006 le fueron reconocidos
oficialmente cinco goles, ya que el originalmente acreditado a Krcil en la semifinal contra Alemania se
le concedió a él. Estos fueron los mejores goleadores del mundial:

Oldrich Nejedly (Checoslovaquia) 5 goles


Edmund Conen (Alemania) 4 goles
Angelo Schiavio (Italia) 4 goles

OLDRICH NEJEDLY (CHECOSLOVAQUIA) ITALIA 1934


Anotó cinco tantos, 1 gol ante Rumania, 1 gol ante suiza y 3 goles ante Alemania, uno más que el
alemán Conen y que el italiano Schiavo. No hubo disputa por el segundo gol anotado durante la
Semifinal. Inicialmente fue dado a Rudolf Krčil pero tendrían que pasar setenta y dos años hasta que
la FIFA considerara que el dueño era Nejedlý. Subía a su casillero particular el tanto, se convertía en
hat-trick y fue Bota de Oro.

CONEN, EDMUND (ALEMAM) ITALIA 1934


Alemania 3 Austria 2 en 1934 en Nápoles. Edmund Conen consiguió un gol
en el minuto 27 para poner el 2-0 ante Alemania en el partido por el 3er
lugar en las Finales de la Copa del Mundo.
Después Edmund Conen anotó goles para los alemanes (66 ° , 70 ° , 87 ° )
para dar a los alemanes un (5-2) victoria completa. Los objetivos de Conen
fueron asistidos por Stanislaus Kobierski, Paul Zielinski y Karl Hohmann,
respectivamente. A la edad de 19 años, Conen se convirtió en el goleador más joven en esta Copa del
Mundo. Se convirtió en el primer jugador alemán en marcar un hat
trick en la Copa del Mundo. Los alemanes fueron ayudados por el
hecho de que el belga Jean Claessens se lesionó y dejó el campo
temporalmente. En esos pocos minutos (66 ° , 70 ° ) Conen marcó
dos de los goles de Alemania.

ANGELO SCHIAVIO (ITALIA) GOL 100 (1934)


En la recta final del partido, tras otorgarle un tiro de esquina a Italia (el
séptimo al hilo), un desesperado Angelo Schiavio abrazó
descaradamente al portero español para que no pudiera detener el
balón que Ferrari convirtió en gol. El árbitro belga Louis Baert no vio la
falta.

MATHIAS SINDERLA “El Mozart del Fútbol


Sindelar empezó a jugar al fútbol por las calles de la capital austriaca,
dónde se ganó el apodo “el hombre de papel”, debido a su delgadez, pero
también por su facilidad para regatear a los jugadores contrarios. Durante
el mundial de fútbol de 1934 celebrado en Italia, Sindelar, junto con sus
compañeros de selección se dio por primera vez de frente que con el
fascismo. En dicho mundial, todo el mundo pronosticaba que Austria iba
a ganar, pero en las semifinales, Austria cayó derrotada por la selección
anfitriona, Italia. Por supuesto, el árbitro había sido elegido por il Duce,
Benito Mussolini, y el arbitraje favoreció claramente al equipo italiano,
quien acabaría ganando el mundial.
EQUIPO IDEAL CONSTITUIDOS POR LOS MEJORES JUGADORES
DE LA COPA DEL MUNDO ITALIA 1934

Ricardo Zamora, ‘El Divino’


Fue en esa época cuando se disputó el Mundial de Fútbol de Italia
de 1934. Los reflejos de Zamora, su seguridad bajo palos y su
famosa ‘zamorana’ (despejar el balón con el codo o el antebrazo)
le valieron para ser elegido el portero del 11 ideal del Mundial,
junto a los también españoles Quincoces y Cilaurren y leyendas
como Giuseppe Meazza o Matthias Sindelar. Fue entonces cuando
se ganó el apodo de ‘El Divino’ o cuando se popularizó la frase “Sólo
hay dos porteros: Ricardo Zamora en la tierra y San Pedro en el
cielo”. Además, popularizó el jersey de cuello vuelto entre los
porteros de la época.

Eraldo Monzeglio
bicampeón del mundo, fue el primer gran defensa del fútbol
italiano. Rápido y elegante, excelente en el marcaje y experto en el desplazamiento largo del balón.
Jacinto Quincoces (España) Defensa, Ciriaco y Quincoces, el
cerrojo de España.
Jacinto Quincoces y Ciriaco Errasti formaron, junto con Ricardo
Zamora, el triángulo defensivo de la selección española. Ciriaco
era un jugador que aprovechaba su físico para jugar, mientras que
Quincoces era un defensa ágil muy bueno en el juego aéreo.
Ciriaco y Quincoces jugaron juntos en el Alavés y marcharon
juntos a reforzar la defensa del Real Madrid. Estas sensacionales
parejas de defensas conquistaron las dos primeras ligas del Real
Madrid. Jacinto Quincoces fue elegido mejor defensa en este
mundial y tanto impresionó a los italianos, que en tono jocoso un
períodico publicó que debería nacionalizarse y cambiarse el
apellido por Quincocini.
Luis Monti (Italia) Defensa
Con el Mundial de Italia 1934 en el horizonte, Monti entró en el
programa de nacionalización forzada impulsado por Benito
Mussolini para potenciar a la Azzurra. La idea principal consistía en
convertir en oriundos a los extranjeros más destacados del Calcio
para que pudieran actuar en la selección italiana. Junto con el
Doble Ancho, también fueron naturalizados los argentinos
Raimundo Orsi, Attilio Demaría y Enrique Guaita, y el brasileño
Anfilogino Guarisi. Referente de una época brillante del fútbol
sudamericano, será siempre recordado por el hito de haber jugado
dos finales mundiales bajo himnos y banderas diferentes. Un
reconocimiento que enorgullecería a cualquiera, salvo a él. Razones
para maldecir su suerte no le faltaban. En Uruguay lo mataban si
ganaba. En Italia, si perdía.

Franz Wagner (Austria) Defensa


El centrocampista austríaco Franz Wagner, pieza clave del
equipo maravilla, fue incluido en el once ideal del torneo. En el
mundial siguiente Wagner formó parte de la selección alemana.

Leonardo Cilaurren (España) Medio

Leonardo Cilaurren (Zorroza 1912- Madrid 1969). Centrocampista derecha en el once ideal del
Mundial de Italia'34 junto a compañeros como Zamora y Quincoces. Internacional 14 veces. Exiliado
En 1939 tras jugar con el "Euzkadi" pasó por las ligas de Argentina, Uruguay México, regresando a
España en 1953. Comenzó jugando en Arenas de Guecho, desde donde pasó al Athletic de Bilbao.
Con el club de San Mamés conquistó los títulos de Liga de 1934 y 1936, y de la Copa del Rey en 1930,
1931, 1932 y 1933.

Raimundo Orsi (Italia) Medio

Raimundo Orsi también conocido como 'Mumo' Orsi Para el mundial de Italia 1934 Raimundo 'Mumo'
Orsi, Luis Monti, Atilio Demaría y Enrique Guaita fueron los futbolistas nacidos en Sudamérica que
jugaron el campeonato del mundo para Italia, el 'Mumo' se
nacionalizo en este país luego de haber jugado la final del
mundial anterior con Argentina. Gano la Copa del Mundo con la
'azurra' y fue el autor del gol del empate en la final frente a
Checoslovaquia donde se impusieron por 2-1; junto a Giuseppe
Meazza formó una dupla de ensueño por su velocidad y su actitud
en la cancha. Fue seleccionado nacional de Italia en 35 partidos
ganando en dos oportunidades la Copa Dr. Gero en 1930 y 1935.
Oldrich Nejedly (Checoslovaquia) Medio

Enla Copa del Mundo de Italia 1934 los checos eran debutantes, a
Nejedly se le conocía como el “héroe” en los partidos ya que
siempre anotaba el tanto de la victoria, como lo hizo en el partido
debut frente a Rumania, anotando en el minuto 73 el 2-1,
calificándolos a cuartos de final donde derrotaron a los suizos por
3-2, una vez más Nejedly le dio la victoria a los checos en los
minutos finales del encuentro, así Checoslovaquia llegaba a la
semifinal como el equipo cenicienta del torneo y se enfrentaba
nada menos que a los alemanes favoritos para llegar a la final, fue
entonces cuando Nejedly y compañía dieron la campanada y
vencieron a los teutones por 3-1, con un “hat trick” de Oldrich
Nejedly, con esto accedieron a la final donde, pagaron la factura
de ser debutantes dentro de las copas del mundo y cayeron
derrotados por los italianos 1-2.

Angelo Schiavio (Italia) Delantero


Schiavio debutó en la selección de fútbol de Italia cuando tenía sólo 20 años, el 4 de noviembre de
1925. Sin embargo, su mejor participación sería en la Copa Mundial de Fútbol de 1934 organizada
por su país. Acompañado de jugadores como Luis Monti y Giuseppe Meazza, Schiavio anotó 4 goles
contando una tripleta en el partido de inauguración contra los Estados Unidos. La cuarta anotación
se produciría en el partido final ante Checoslovaquia. Los visitantes habían marcado el primer tanto y
posteriormente un gol de Raimundo Orsi igualó el marcador. En los cinco minutos de la prórroga, un
pase de Enrique Guaita sería alcanzado por Schiavio, quien anotaría el último gol del encuentro que
le daría a Italia el primer título mundial de su historia. Tras dicho
partido, Schiavio no participó por la selección italiana, con la que
jugó en 21 partidos y anotó 15 goles. También se le atribuye el gol
100 de los mundiales, pero es algo totalmente erróneo, pues su
compañero Giovanni Ferrari hizo el gol 100 en el minuto 63 en el
partido contra USA en los octavos de final en el mundial de Italia de
1934, cabe destacar que el gol de Schiavo fue un minuto después
por lo cual anota el gol 101 de los mundiales.

Giuseppe Meazza (Italia) Delantero

Giuseppe Meazza.Futbolísta italiano. Fue uno de los mejores


futbolistas italianos de la historia, nominado cuarto mejor jugador de los mundiales, que ganó dos
veces, en 1934 y 1938, detrás de Maradona, Pelé y Franz Beckembauer. Fue además el primer futbolista
que tuvo patrocinadores y el primero que tuvo una fama mundial. El estadio de San Siro de su ciudad
natal, Milán, lleva su nombre desde 1980. Atacante fino y potente,
llamaba la atención por su calidad en la gambeta y por su jugada
preferida: se enfrentaba con el portero en uno contra uno, lo
eludía y entraba en la portería con el balón en los pies.

Enrique Guaita (Italia) Delantero

Enrique Guaita fue uno de los doce jugadores que jugaron tanto para el seleccionado argentino como
para el seleccionado italiano. Para el representativo argentino jugó diez partidos y marcó cinco goles.
Con el Seleccionado de Fútbol de Italia obtuvo el Campeonato Mundial de Fútbol de 1934, siendo
titular en cuatro encuentros y convirtiendo un gol del triunfo contra Austria, que clasificó a Italia a la
final. Guaita fue un hábil delantero que podía jugar tanto por la derecha como por la izquierda del
ataque. Fue un jugador potente y veloz, con muy buena técnica y una endiablada gambeta.

Vittorio Pozzo (Italia) Entrenador


Hablamos del único entrenador en ganar dos campeonatos del mundo. Vittorio Pozzo, campeón en
1934 y 1938, reinventó el fútbol y algunas posiciones.
Pozzo fue la persona que inició una nueva era en el fútbol italiano, casi el padre del estilo que ha
mandado en la ‘Azzurra’ durante toda su historia. Su vida, como sus triunfos, también fue de película,
ejerciendo primero de jugador en un fútbol italiano en pañales, luego como seleccionador y
finalmente como periodista, en el periódico La Stampa.
SELECCIÓN CHEQUESLOVAQUIA. - SE QUEDO CON EL segundo LUGAR

CHECOSLOVAQUIA: František Plánička; Ladislav Ženíšek, Josef Čtyřoký; Rudolf Krčil , Josef
Košťálek ; Štefan Čambal, Jiří Sobotka, Josef Silný, Tonil Puč, Oldřich Nejedlý, Frantisek Junek,

La selección checoslovaca debutó en la Copa del Mundo en 1934, y ganó su partido de clasificación
contra Polonia después de que sus vecinos se retirasen tras una victoria de Checoslovaquia por 2–1
en el partido de ida. En la fase final en Italia, Checoslovaquia eliminó a Rumania, Suiza y Alemania
para llegar a la final, donde perdió por 2–1 ante el país anfitrión en la prórroga. El único gol de los
checoslovacos lo anotó el legendario Antonín Puč, a la postre, máximo goleador de la selección de
todos los tiempos. Oldřich Nejedlý ganó la Bota de Oro con cinco goles en el torneo.
SELECCIÓN ALAEMANA EN EL MUNDIA DE ITALIA 1934 – TERCER PUESTO

ALEMANIA: Willibald Kress-Hans Schwartz - Sigmund Haringer - Paul Janes - Paul Zielinski -
Fritz Szepan - Ernest Lehner - Karl Hohmann - Otto Siffling - Edmund Conen - Stanislaus

El primer escuadrón alemán en un juego de la Copa del Mundo. De izquierda a derecha: Haringer,
Hohmann, Kress, Siffling, Zielinski, Schwartz, Conen, Kobierski, Janes, Lehner y Szepan. La participación
de Alemania en el Mundial de 1934 comenzó como el nazismo exigía: una goleada por 5 a 2 frente a
Bélgica en el Giovanni Berta de Florencia depositó al equipo de Otto Nerz en los cuartos de final del
torneo. Sin embargo, cuando la escuadra germana superó a Suecia en el Giuseppe Meazza de Milán
2 - 1, el contexto que atravesaba el país fascista debilitó al combinado que se posicionaba como serio
candidato al título. La metodología autoritaria basada en el racismo, represión y antisemitismo llevó
a que Rudolf Gramlich, defensor alemán, deba dejar la concentración para regresar a su país porque
el gobierno había expropiado la fábrica de zapatos en la que trabajaba. Como los dueños del
emprendimiento de calzado eran judíos, Paul von Hindenburg, primer líder del Gran Imperio, confiscó
las instalaciones como a tantas otras pertenecientes a grupos étnicos, que eran considerados
indeseables y fueron perseguidos o asesinados.

El gran "Wunderteam" austríaco – cuarto lugar

Alineacion de Austria: Peter Platzer, Karl Sesta y Franz Cisar; Josef Smistik, Franz
Wagnery Hans Urbanek; Matthias Sindelar, Karl Zischek, Rudi Viertl, Johann Horvath
y Josef Bican.

En una época en la que el fútbol era un juego de ataque y goles, Sindelar llegó a marcar la cifra nada
desdeñable de 600. El fútbol austriaco disfrutaba de un ciclo maravilloso de grandes futbolistas. La
selección austriaca disputó 50 partidos en los que solo cosechó 4 derrotas. Se conocía a esta selección
como el Wunderteam (equipo maravilla), y Sindelar era el líder indiscutible. Le apodaban “El hombre
de papel” por su delgadez y la agilidad que demostraba para zafarse de los contrarios en los partidos.
Junto a Giuseppe Meazza y el húngaro György Sarosi, estaba entre los tres mejores jugadores del
mundo. Era la referencia del fútbol austriaco y en su país era apreciado y querido como deportista de
élite. Su fama era descomunal. Hoy día estamos acostumbrados a ver a jugadores de fútbol haciendo
campañas publicitarias y cobrando por ello. Pero en los años treinta, que un jugador de fútbol fuese
reclamo publicitario de marcas de moda y a demás cobrase emolumentos por ello, no era nada
común. Pero Sindelar era diferente. Hacía anuncios de postres y relojes, así como de ropa y otros
artículos de moda. Se puede decir que Mathias Sindelar se convirtió en el primer jugador mediático
del fútbol. La táctica usada por el Wunderteam de Meisle era el 2-3-5 importado por Jimmy Hogan
desde Escocia. Este puede ser considerado como el pionero al fútbol total de Holanda, ya que se
basaba en rápidas combinacines rápidas de pases. En los mínimos toques posubles. La mayoría de los
equipos de la época usaban un fútbol muy físico y directo, buscando siempre con balones largos al
delantero. Este juego tan asociativo permitía brillar a un jugador tan hábil con el balón como Sindelar,
que a su vez carecía de poderío físico. La modificación táctica más notable, era retrasar al delantero
para que se asociase con el resto de jugadores del medio del campo y participase en la creación de
las jugadas y teniendo el espacio entre la defensa rival suficiente para la conducción, mientras que los
extremos fijaban a los centrales. Esta formación era la conocida WM.
Hechos interesantes
 Gol 100. El gol número 100 en la historia de las Copas del Mundo fue anotado por Angelo
Schiavio de Italia, en Roma, el 27 de mayo de 1934. Schiavio anotó el quinto gol de Italia contra
Estados Unidos. Italia ganó el partido 7-1.
 Esta fue la única vez en la historia de los mundiales en que ocho equipos europeos avanzaron
a los cuartos de final.
 Italia, el campeón del mundo, admitió sólo tres goles en cinco partidos. Un récord para un
campeón del mundo.
 El primer jugador que falló un penal en la historia de los mundiales fue Waldemar de Britto de
Brasil en un partido contra España el 27 de Mayo de 1934. España venció a Brasil 3-1.
 El primer partido que terminó empatado en la historia de las Copas del Mundo fue entre Italia
y España, en Florencia, el 31 de Mayo de 1934.
 El primer partido que se fue a tiempos extras en la historia de las Copas del Mundo fue entre
Austria y Francia, en Turín, el 27 de Mayo de 1934. Austria venció a Francia 3-2 en tiempos
extras.
 El primer partido que se repitió en la historia de las Copas del Mundo tuvo lugar en cuartos
de final, cuando Italia y España empataron 1-1 en tiempos extras. Italia ganó el partido que se
repitió 1-0.
 La primera final que se fue a tiempos extras en la historia de las Copas del Mundo fue entre
Italia y Checoslovaquia, en Roma, el 10 de junio de 1934. Italia venció a Checoslovaquia 2-1
en los tiempos extras.
 Bélgica tiene tres derrotas consecutivas después de dos mundiales. Perdió dos partidos en el
mundial de 1930 y uno en el de 1934.
 Luis Monti, nacido en Argentina, tiene el récord de más finales disputadas con equipos
diferentes. Jugó la final con Argentina en 1939, y con Italia en 1934.
 Italia se convirtió en el segundo país anfitrión en ganar la Copa del Mundo.
 El jugador más joven del mundial fue Roberto Irañeta de Argentina con 19 años (21 de marzo
de 1915). El portero más joven fue Kamel Masaoud de Egipto con 19 años (02 de agosto de
1914). El goleador más joven del certamen fue Edmund Conen de Alemania con 19 años (10
de noviembre de 1914). El campeón más joven de esta Copa del Mundo fue Felice Borel de
Italia con 20 años (5 de abril de 1914). El capitán más joven fue Martin de Brasil con 23 años
(2 marzo de 1911).
 El jugador de más edad en el campeonato fue Tom Florie de Estados Unidos con 36 años (06
de septiembre de 1897). El arquero y capitán de mayor edad fue Ricardo Zamora de España
con 33 años (21 de enero de 1901). El goleador con mayor edad del certamen fue Raimundo
Orsi de Italia con 32 años (2 de diciembre de 1901). El campeón de mayor edad de la
competencia fue Luis Monti de Italia con 33 años (15 de mayo de 1901).

ANECDOTAS

 El campeonato mundial obtenido por Italia estuvo influenciado por Benito Musolini. Il Duce
no se perdió ninguno de los partidos de la selección Azzurra.
 Luis Monti y Attilio Demaría jugaron dos mundiales con dos selecciones nacionales diferentes.
Ambos jugaron en el mundial de 1930 con Argentina y en la Copa Mundial de 1934 con Italia,
como uno de sus oriundi. Enrique Guaita y Raimundo Orsi, ambos argentinos, también jugaron
para Italia.
 Argentina, subcampeón de la Copa Mundial de Fútbol de 1930, fue a Italia con un equipo
amateur por problemas políticos internos. La razón fue que la asociación de clubes
profesionales se negó a proporcionar a sus mejores jugadores. Ninguno de los jugadores que
participaron con Argentina en el mundial de 1930 en Uruguay fue parte del equipo.
 Brasil tardó 12 días en llegar a Italia. Fueron eliminados en la primera ronda por España, que
se había unido a bordo en el camino.
 El italiano Giuseppe Meazza italiano es reconocido como el primer fenómeno del fútbol
mundial.
 Austria, con la ayuda de Matthias Sindelar, apodado el hombre de papel debido a su
flexibilidad, fue la revelación del torneo. Austria terminó en cuarto lugar.
 A la FIFA le tomó 72 años reconocer que el máximo goleador de la Copa Mundial de Fútbol
de 1934 fue el checoslovako Oldřich Nejedlý. El reconocimiento se hizo oficial en noviembre
de 2006. Nejedlý superó así al alemán Edmund Conen y al italiano Angelo Schiavio quienes
finalizaron con cuatro goles. Oldřich Nejedlý murió en 1990 a la edad de 80 años sin saber del
reconocimiento que le haría la FIFA dieciséis años más tarde.
 Uruguay sigue siendo el único campeón reinante que no defendió su título.
 Una nota curiosa ocurrió en el equipo palestino. La partidos de clasificación para la Copa
Mundial de 1934 fueron disputados por un equipo formado exclusivamente por jugadores
judíos y británicos. El equipo tenía nueve futbolistas británicos, seis futbolistas judíos y uno
árabe. La Asociación de Fútbol de Palestina dice que fue un equipo de "judío" el que
representó en esa clasificación a Palestina y que la Palestina árabe no tenía ninguna relación
con este equipo.

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