A lo largo de nuestra vida desarrollamos el proceso de
“individuación” cada uno lucha de manera constante para constituirnos como individuos (relacionamos esto con el primer momento con el vaso), en la medida que nos vamos relacionando con otros no perdemos nuestra individuación, pero nos vamos construyendo con el otro, como seres sociales a partir de las interacciones (en el segundo momento) La interacción es una relación comunicativa entre dos sujetos que se influyen el uno sobre el otro modificándose mutuamente, en la que se produce modificación en ambos participantes. Es esa relación entre dos personas, en la que se produce un intercambio, una ida y vuelta con comprensión de la situación, intervienen lo emocional, lo gestual, el diálogo tónico y lo aprehendido, lo propio. Desde los primeros años vida, la calidad de las interacciones con las personas significativas, de gratificación o de frustración, de seguridad o inseguridad, de respeto o violencia, construirán las matrices afectivas, relacionales y sociales, que permitirán al niño sentirse más o menos seguro de sí mismo, confiado, respetado. La calidad de las relaciones con los adultos significativos repercute en una base segura para el desarrollo y seguridad emocional. Es importante establecer un trato cálido y amable en los estudiantes pequeños, promover habilidades sociales y promover el desarrollo de formas más complejas de pensamiento a partir de preguntas retadoras que los lleven a relacionar lo que están aprendiendo con su vida cotidiana y a utilizar un lenguaje más amplio y estructurado para su edad. El rol del docente y su actuación debe privilegiar la interacción no solo como la relación que establece con su estudiante, sino como vehículo de transformación y educación. La calidad de interacción docente niño, como un sistema que afecta el sistema en desarrollo niño, precisa la calidad para un impacto positivo en el desarrollo infantil. El vínculo de apego da al niño la posibilidad de regular y modular sus proceso cognitivos y emocionales. Esto da al niño la confianza necesaria para explorar su entorno y desplegar su curiosidad intelectual. Esto constituye la esencia del aprendizaje significativo. Las interacciones entre docentes y estudiantes en el aula se pueden clasificar en tres áreas de apoyo: emocional, organizacional y pedagógico. En el apoyo emocional se busca que los maestros desarrollen en los niños Sentimientos de comodidad en el aula: El deseo de aceptar desafíos cognitivos y sociales, Niveles apropiados de autonomía, Relaciones cálidas y de soporte mutuo con maestros y compañeros, Disfrute y entusiasmo acerca del aprendizaje. En relación a la organización del aula se busca; Desarrollar capacidades para regular su propio comportamiento, Aprovechar al máximo cada día en la escuela, Mantener el interés en las actividades de aprendizaje En relación al apoyo pedagógico los maestros: Ayudan a los niños a aprender a resolver problemas, razonar y pensar, Usan la retroalimentación para expandir y profundizar las capacidades y conocimientos de los niños, ayudan a los niños a desarrollar competencias más complejas de lenguaje. La calidad de las interacciones con las personas significativas, de gratificación o de frustración, de seguridad o inseguridad, de respeto o violencia, construirán las matrices afectivas, relacionales y sociales, que permitirán al niño sentirse más o menos seguro de sí mismo, confiado, respetado Es a partir de la calidad de las interactions que el niño puede atreverse, impulsado por el adulto, a reconocer poco a poco el mundo que lo rodea, apropiarse de él, hacerlo suyo en su paulatina transformación. Reconocer sus competencias sabiéndose seguro y no abandonado en el intento o reprimido. El adulto cumple un rol fundamental porque es quien dispone de espacios pertinentes, cálidos y seguros que garanticen la exploración, el juego libre y espontáneo, materiales pertinentes que motiven curiosidad, deseo e interés y una actitud abierta a la iniciativa del niño.