Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
2- Plotino, el fundador del neoplatonismo, fue de gran influencia tanto para los primeros
padres de la iglesia como así también para el pensamiento de San Agustín. Un aporte
realizado por Plotino es el del uno o Dios, que sería un ser transcendente que es el
principio y fundamento de todas las cosas. De este ser no puede predicarse nada por el
hecho de que eso causaría una dualidad entre sustancia y accidente, tal cosa no podría
suceder porque el uno es unidad y el bien. Plotino también establece una jerarquía única
del ser en el que los distintos niveles de realidad devienen del uno como resultado de
un proceso de emancipación, en el mismo se va perdiendo la perfección. La primera
emancipación corresponde al Nous, es decir, el pensamiento o espíritu. El mismo es
eterno y atemporal. Del Nous deviene el alma que es un principio incorpóreo que
establece un vínculo entre el mundo suprasensible y el de los sentimientos.
San Agustín creía que bastaba con hacer algunas modificaciones a la filosofía de
Plotino para llevarla a una filosofía cristiana. Siendo así formula la platonización del
cristianismo. Al igual que las ideas de Plotino, en la religión cristiana Dios, como el Uno,
es principio y fundamento transcendente al que toda realidad y verdad se remite. La
cantidad de realidad de todo ser, sin importar el nivel de jerarquía en el que se
encuentra, viene dada por Dios. El primer ajuste que realiza San Agustín es la aclaración
de que Dios es creador, caso que no sucedía con el uno de Plotino. El segundo ajuste es
en la triada Nous, alma y Uno por la trinidad cristiana. Para Plotino los integrantes de la
triada constituían tres momentos distintos, pero para San Agustín padre, hijo y espíritu
santo son tres personas de una única y misma esencia. Para Plotino el mal era una
privación, es decir que demuestra el debilitamiento del Uno. En este pensamiento, San
Agustín encuentra respuesta al interrogante de dónde proviene el mal, dando así la
respuesta que es del mismo Dios por acción de la emancipación.
3- La gracia de Dios es, para San Agustín, el don que solamente Dios puede conceder. Esto
deja en claro que no es el hombre el que decide sobre sí mismo, sino que es el creador
quien siempre tendrá la decisión. San Agustín pone como ejemplo una situación en la
que el hombre decidía caminar por el sendero de alguna filosofía tenía la certeza de que
iba a llegar a la tierra prometida. Pero esta idea reduciría a Dios como el simple creador
y al hombre en un semidios capaz de decidir su propio destino. Por eso, bajo la idea de
la Gracia de Dios queda en claro el poder de decisión que este tiene, a la vez que se
manifiesta que es él quien nos escoge a nosotros y a través de nosotros.