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Competencias Comunicativas

EN CONVIVENCIA PUEDE HABER


UNO Y OTRO AMOR QUE NOS AMA

El beso. Gustav Klimt

Ante el aumento vertiginoso de las separaciones en las sociedades más


desarrolladas, se han hecho muchos estudios para valorar si existen
personalidades incompatibles que pueden ser la causa del elevado índice de
fracasos. De todos estos trabajos, parece haberse llegado a unas pocas
conclusiones. La primera es que las personalidades más problemáticas son las
intolerantes, inflexibles y rígidas; éstas son las características que se
relacionan con una mayor probabilidad de conflicto. Además no existen
personalidades incompatibles cuando se poseen habilidades para la
convivencia y se ejerce el respeto mutuo. Cuanto más se atribuye la felicidad a
elementos externos y menos activamente se responsabilizan las personas que
componen la pareja de promover las circunstancias deseadas, más
posibilidades hay de que surjan problemas. Así mismo, cuando existen
alteraciones psicopatológicas o trastornos de la personalidad que dificultan el
respeto y cuidado de los derechos del otro, aparecen más posibilidades de
conflicto.

Los tipos de amor

Existen diversas razones por las que una pareja se une y permanece unida una
vez pasada, si es que ha existido, la etapa del enamoramiento. Observando
distintas parejas, se puede apreciar cómo su forma de interacción es propia y
característica de cada una.

John Alan Lee ha teorizado que toda persona tiene tres necesidades básicas
que necesita satisfacer: compañía, recreo y pasión. Basándose en ellas, ha
diferenciado seis tipos de amor:

Eros: es el amor basado principalmente en el comportamiento erótico, sexual.


Ese tipo de amor, indica, se inicia de forma rápida, pero también se desvanece
con la misma facilidad.

Storge: el amor lo desencadena principalmente el afecto, la simpatía mutua y


la amistad. Es un tipo de relación lenta, tranquila, sólida y escasamente
pasional.

Ludus: la diversión, la capacidad de sorprenderse, de entusiasmarse, son las


razones principales de la relación. Se buscan muchos estímulos para
compartir, el ambiente es festivo pero este amor carece de solidez y no parece
sobrevivir a las dificultades que aguardan la vida.

El abrazo.Gustav Klimt

Manía: es un tipo de relación muy apasionada, intensa y apremiante, se vive


como si fuera a desaparecer el mundo, con absoluta exigencia de entrega de
parte de ambos.
Pragma: es una forma de quererse controlada y práctica. Existe una alta cuota
de interés. La persona amada debe cumplir una serie de requisitos.

Agape: esta forma de amar corresponde a una concepción cristiana de la


relación. La bondad, la entrega, el sacrificio, la paciencia y la comprensión
son sus elementos principales, pero a menudo responden más a un ideal que a
una realidad.

Algo para aprender a convivir mejor

Cuanto más se idealiza la convivencia, cuanto menos realistas y responsables


son nuestras expectativas, más probabilidades de problema existen. La
alternativa es no dar nada por supuesto. Estar dispuesto a asumir la
responsabilidades proponer, pedir, negociar, dialogar, comprender, y tolerar.
Pero también proponerse pasarlo bien, disfrutar y divertirse en un equilibrio
que se consigue a pulso día a día. La autoestima de las personas que se
responsabilizan de poner los medios para conseguir sus fines suele ser más
alta que la de los soñadores, que esperan que el mundo les rinda pleitesía.

Así pues, se debe mirar la convivencia como una carrera en la que hay mucho
que aprender y en la que se ha de aprobar numerosos exámenes o pruebas.
Nadie ha nacido enseñado para convivir y ése suele ser el gran error: suponer
que el amor lo cubrirá todo, que si hay amor no se necesita nada más. El amor
pone el sentimiento y la motivación, pero por sí solo no basta. Existen muchos
mitos, además de este sobre el amor, que marcan las expectativas de las
personas: suponer que el amor está determinado por el destino; imaginar que
la persona que nos ama debe imaginar nuestros deseos y estados anímicos sin
necesidad de comunicarlos; creer que la pareja que se ama nunca discute;
esperar que no haya ningún secreto entre ambos y que la sinceridad sea
absoluta, para bien o para mal; considerar que los problemas sexuales son un
síntoma de que no se ama realmente; pensar que la pareja que se ama no
necesita a nadie más, pues se bastan el uno al otro.

Tomado de: Enciclopedia de la Psicología. Tomo I, Editorial Océano. Barcelona, 2003.


poetico.javier@gmail.com

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