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“ESTADOS DEPRESIVOS EN LA INFANCIA Y VÍNCULOS VIOLENTOS”

Lic. Rosa A. Petronacci


Lic. Patricia Alkolombre
Eje Temático: Transferencia, Vínculo y Alteridad en la Clínica de niños y adolescentes

Descriptores: Violencia – Maltrato – Estados Depresivos en los Niños – Identificación con El


Agresor

Resumen
Este trabajo surge de reflexiones clínicas compartidas acerca de los estados depresivos en
los niños y su relación con vínculos familiares violentos que se despliegan en la vida
cotidiana y son enmascarados o minimizados por los padres.
Abordamos la violencia vincular y su relación con los estados depresivos en los niños. Los
ataques físicos o verbales, el abandono temprano, las negaciones despóticas, la
insensibilidad ante el sufrimiento, el juicio denigratorio, cuando se constituyen en actitudes
persistentes, se imprimen como heridas en el yo del niño. La intensidad cuantitativa y
acumulativa de estos factores marca la cualidad patológica y un predominio de estados
depresivos. La identificación con los aspectos agresivos y descalificatorios de sus padres
generará el despliegue de conductas tanáticas hacia los otros o vuelta contra sí mismo,
perpetuando el sentimiento de culpa introyectado y la compulsión repetitiva.
La violencia vincular se hace presente en la relación con el analista en transferencia, a
través de ataques reiterados al encuadre y al proceso. La violencia vincular se hace de este
modo presente en la transferencia – contratransferencia, ingresando en la mente del
analista en forma tóxica e invasiva,

Desarrollo del Trabajo

Este trabajo surge de reflexiones clínicas compartidas acerca de los estados depresivos en
los niños y su relación con vínculos familiares violentos que se despliegan en la vida
cotidiana y son enmascarados o minimizados por los padres.
A través de la historia y en la práctica cotidiana sabemos que los niños quedan ubicados
muchas veces en posición de objeto. Conocemos la antigua práctica de violencia,
explotación y acoso del niño por el adulto, y en un pasado no muy lejano era tolerado y
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aceptado el maltrato como medida educativa. Aún existe el maltrato moral y la
desvalorización de aquél que aprende más lentamente, muchas veces humillado
públicamente. Rascovsky, A. (1981) señala que “la sumisión, incorporada en el psiquismo
del niño después de siglos de intimidación se ha establecido ahora definidamente. Esta
intimidación se transmite y se experimenta en muchas formas durante el desarrollo infantil,
siendo la más común la denominada educación”.
Miller, A. (1980) observa que a los padres les cuesta tolerar las reacciones, las tristezas, los
enojos, las rabietas, y las inhiben mediante miradas, castigos, palizas u otras medidas
formativas. Las miradas cargadas de desprecio, de prohibiciones pueden contribuir al
surgimiento de serios trastornos. El niño aprenderá a enmudecer. La represión de los
sentimientos frente a las supuestas medidas educativas, es un foco de peligro que
amenaza su desarrollo posterior porque elimina la posibilidad de reaccionar
espontáneamente, anula el discurso y los sentimientos hostiles de los niños.
Las ofensas, las humillaciones y violaciones sufridas en la primera infancia no podrán ser
integradas, dando lugar a padecimientos y costos en la estructuración psíquica si se frena la
espontaneidad de los sentimientos de los niños.
Alice Miller plantea “tolerar la expresión de los niños es respetar su individualidad e
intentar entender las reacciones y las respuestas y no reprimirlas, anularlas o sofocarlas en
nombre de la educación”. (Miller, 1980)
Queremos señalar la importancia del límite adecuado en la crianza, que permite la
aceptación de la ley y el ingreso a la cultura y diferenciarla de las situaciones de violencia
enmascaradas que observamos en la clínica.
Freud, refiriéndose al historial del pequeño Hans, plantea que el niño padece estados
emocionales semejantes a los estados neuróticos y una predisposición a contraer una
neurosis. (Freud, 1905)
Muchas veces la violencia encubierta se manifiesta en la clínica en estados depresivos en los
niños. En 1935 en el manual de psiquiatría infantil de Kanner no figuraba el término
depresión. Melanie Klein describe la posición depresiva como un estadio posterior a la
posición esquizo - paranoide. Señala que el sentimiento de culpa es una reacción emocional
del niño ante el reto o el maltrato de sus padres; la conducta agresiva infantil suele ser
defensiva ante una situación de frustración. La censura, grito, enojo, reto, reproche u otras
medidas educativas lo hace sentirse culpable y arrepentido, en una mezcla de hostilidad
agresiva y culpa que generan inseguridad y ansiedad.
¿Cómo se manifiestan los estados depresivos en los niños y qué síntomas y qué conductas
observamos y significamos como psicoanalistas?

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Matías tiene 5 años cuando es traído a la consulta, está por pasar a primer grado. En el
jardín les sugieren a los padres hacer una consulta psicológica ya que no nuestra interés por
el aprendizaje. En las primeras entrevistas cuentan que desde hace varios meses Matías
repite: “No me enseñes porque no quiero crecer”. “Él dice que no quiere estar, que no
quiere ser… Está hablando de irse…”. La mamá plantea que le exige y lo reta y “no hay
forma que aprenda aunque le ponga penitencias”. Están preocupados sólo por su
rendimiento escolar.
Ajurriaguerra al citar a Spitz describe que en los niños pequeños al sufrir una carencia
emocional en relación con la separación pueden presentar una depresión analítica
caracterizada por el desinterés progresivo hacia el medio ambiente, pérdida de apetito,
disminuye la actividad auto erótica y se instala el insomnio. (Ajurriaguerra, 1984) Sandler y
Joffe describen una constelación de estos rasgos que aparecen a cualquier edad: niños que
parecen tristes, desvitalizados, con cierto retraimiento, que dan la impresión de sentirse
rechazados, no queridos, que abandonan los objetos que los frustan.
En lactantes y preescolares los síntomas son casi exclusivamente psicosomáticos y en los
escolares presentan inhibiciones afectivas (crisis de llantos y gritos) y trastornos de
aprendizaje; en los latentes se dan alteraciones en los procesos sublimatorios y hay un
predominio de formaciones reactivas. El aburrimiento es un estado afectivo caracterizado
por una fuerte sensación de displacer.
En los vínculos violentos familiares, el poder del adulto contrasta con la vulnerabilidad del
niño generando en él sentimientos de desconfianza y temor a la agresión. El adulto sume al
niño en una situación pasiva y de enormidad, que éste recrea sintomáticamente
transformando lo sufrido pasivamente en activo- a través de distintos síntomas: peleas con
sus pares, juegos violentos de fuertes descargas corporales y riesgos, o bien en un
repliegue sobre sí mismo. Ya sea que se identifique con el agresor y pegue o bien repita en
los vínculos una posición pasiva de “ser pegado” puede correr el riesgo de la erotización del
dolor, transformándose en una continua repetición de búsqueda de dolor, maltrato físico y
psíquico.
Tanto los vínculos con sus padres y las experiencias del niño en sus primeros años de vida
repercutirán irremisiblemente. Los niños pequeños muestran una gran tolerancia hacia los
padres, sus retos, castigos y palizas quedan justificadas o reprimidas por el amor y por la
necesidad de ser amados que tienen.
¿Qué les ocurre a los niños cuando las personas que deberían sostenerlos, los agreden,
violando sus límites personales?
Manuela (10 años) se muestra muy cansada, casi desvitalizada. Padece de crisis de
ansiedad y miedos. Tiene exceso de peso y roba. Refiriéndose a su madre comenta: “Es

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mala y la odio, grita todo el día. Me pega y como cierro los ojos y me pongo dura (tensa) le
duele la mano. Ahora me pega con una cuchara de madera”
Las agresiones físicas o verbales, el abandono temprano, las negaciones despóticas, la
insensibilidad ante el sufrimiento, el juicio denigratorio, si se constituyen en actitudes
persistentes se imprimen como heridas en el yo del niño. La intensidad cuantitativa y
acumulativa de estos factores marca la cualidad patológica y sus efectos en el psiquismo.
La perturbación de la capacidad parental es germen de violencia en los niños.
Violencia que puede intentar imponer a los otros, o retornar hacia sí mismo, generando
diversas manifestaciones y estados depresivos de distinta intensidad.
Observamos ciertas modalidades vinculares de funcionamiento familiar que inciden en el
estado depresivo de los niños.
1. La depresión parental y su incidencia en los modelos vinculares e
identificatorios en los niños.
2. Padres que muestran serias dificultades en el manejo de sus impulsos
agresivos y hostiles.
3. Rechazo manifiesto y /o inconsciente de ciertos rasgos de los hijos que
atacan su narcisismo y a la imagen idealizada de hijo.
Podemos observar en la consulta y en la vida cotidiana del niño, el despliegue del descontrol
parental frente a una situación inesperada o accidente del niño, donde los padres trastocan
contención por violencia. Por ejemplo, cuando se cae o se pierde, es maltratado, dando
lugar a confusión y perplejidad en el niño.
Tanto los vínculos con sus padres como las demás experiencias del niño en sus primeros
años de vida repercutirán irremisiblemente. Los niños pequeños muestran una gran
tolerancia hacia los padres, sus retos, castigos y palizas quedan justificados o reprimidos
por el amor y por la necesidad de ser amados que tienen.
En los vínculos violentos encontramos las raíces del sometimiento que interfieren en los
procesos de sublimación en los niños.
Sandor Ferenczi analiza la patología traumática en la patogenia de las neurosis infantiles.
Señala que niños provenientes de familias muy respetables, “resultan víctimas de violencias
o de violaciones, con más frecuencia de lo que uno se atreve a imaginar.” Señala que el
cambio más importante producido en la mente del niño es la identificación e introyección del
agresor y estas situaciones pueden devenir en estados depresivos en los niños.
Isidoro Berenstein plantea que la violencia intersubjetiva se asocia a un borramiento de la
subjetividad del otro. Es hacerlo desaparecer como un yo distinto.” (Berenstein, 2001)

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La violencia se hace presente en la relación con el analista en transferencia, a través de
ataques reiterados al encuadre y al proceso. En la transferencia los padres actúan la
violencia sobre el analista, la misma que ejercen sobre sí mismos y sobre sus hijos.
Intentan imponer sus condiciones al analista: la frecuencia de las sesiones, los horarios, los
honorarios (cuándo y cómo pagar, el manejo de las deudas), cuándo comienza y cuándo
termina el tratamiento, como parte de una modalidad de control y dominio.
La violencia vincular se hace de este modo presente en la transferencia –
contratransferencia, ingresando en la mente del analista en forma tóxica e invasiva,
atacando en ocasiones su capacidad de pensar. Esto nos lleva a reflexionar acerca de los
límites del encuadre en estos casos frente a los actings de los padres y las inducciones
sobre el analista.

Bibliografía

Ajurriaguerra. Manual de psiquiatría infantil Ed. Masson 1984


Alkolombre, Patricia; Petronacci, Rosa. “La violencia encubierta en la clínica con niños y
adolescentes”, FEPAL, 2004, Guadalajara, México.
Alkolombre, Patricia; Petronacci, Rosa. “Las máscaras de la violencia y su relación con los
estados depresivos en los niños, XXIII Jornadas de Psicoanálisis con Niños y Adolescentes,
Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, 2004.
Berenstein, Isidoro: Del sujeto y el otro, Ed. Paidos, Bs.As. 2001.
Casas de Pereda, Myrta: En el camino de la simbolización, Ed.Paidos, Bs.As.1999.
Dolto, Francoise: ¿Niños agresivos o niños agredidos? Ed. Paidos, Bs. As., 1981.
Ferenczi, Sandor: Problemas y Métodos del Psicoanálisis, Ed. Hormé, Bs. As., 1966.
-------------------- Diario Clínico, Ed. Conjetural, Bs As, 1988.
Freud, Sigmund: 1910 “Análisis de la fobia de un niño de cinco años (el pequeño Hans”,
Vol.X A.E. Bs.As.1975
Freud, Sigmund: 1913, “La predisposición a la neurosis obsesiva”, Vol.XII, A.E.
Bs.As.1975
------------------- 1919, “Pegan a un niño”, Vol. XVII, Amorrortu, Bs. As., 1979.
------------------- 1925, “La negación”, Vol.XIX, Amorrortu, Bs. As., 1979.
Laplanche, J; Pontalis, J.B: Diccionario de psicoanálisis, Labor, España, 1981.
Miller, Alice: Por tu propio bien, Tusquets Editores, España, 1980.
Rascovsky, Arnaldo: La agresión contra el hijo, Paidos- Pomaire, España, 1981.
Spitz: Primer año de vida, Ed. Aguilar, Bs. As. 1973.

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