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1996.
“Una teoría adecuada del poder en la ciencia tiene que ser capaz de explicar la variación
del alcance de la autonomía a través de las dimensiones de la actividad científica”. (135) →
La autonomía variaría de acuerdo a la capacidad de la ciencia para defender sus propias
normas de autogobierno; es decir, de acuerdo al poder que cuente. (Poder de la ciencia)
“Hasta hace poco tiempo, los sociólogos contaban con dos conceptos -legitimación y
resolución de problemas- para justificar el poder de la ciencia y, por tanto, para explicar las
bases por las que la ciencia reclama su autonomía. En este ensayo sostengo que ninguno
de esos dos factores explica por sí mismo por qué la autonomía se concentra en varias
áreas de la ciencia moderna”. (135)
Cozzens utiliza el concepto de poder “como un hipotético vínculo entre las tres
características de las relaciones que los científicos mantienen con sus respectivos
entornos”. (137)
Cozzens plantea que las relaciones de los científicos con el ambiente que los rodea tienen
tres características que ella va a tratar de analizar:
− autonomía
− influencia
− límite de la competitividad (137)
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Estas tres características son para Cozzens “manifestaciones del poder de la ciencia, las
ciencias y los científicos”. (137)
Influencia: “se refiere al respeto acordado en el informe científico y está relacionado con la
común noción de sociológica de que el poder llega de la resolución de importantes
problemas de organización. (...) Los comités consultivos científicos, que ayudan al gobierno
a solucionar los problemas prácticos con los que se encuentra, han proliferado, y las
agencias designadas a asesorar al gobierno en lo relacionado con la ciencia (...) se han
establecido y expandido”. (137-138)
Autonomía: “se corresponde con la noción de poder como autoridad o control sobre las
circunstancias oportunas. Combina la adquisición de recursos y la fuerza política defensiva
junto con el autogobierno, que en el caso de la ciencia implica autodirección. El indicador
específico de este tipo de poder es este elemento añadido, el aislamiento de la toma de
decisiones en la investigación respecto al control ejercido por los no científicos. El sistema
de evaluación por los iguales es el último símbolo de la autonomía de la ciencia
norteamericana bajo los auspicios federales...” (138-139)
Cozzens sugiere que “una teoría apropiada del poder en la ciencia debe responder a la
apariencia diferencial de estos tres tipos de poder -influencia, límite competitivo y
autonomía- que aparezcan a través de las diversas dimensiones de la actividad científica.”
(139)
“Por ejemplo, debe responder al más alto y más bajo grado de estos tipos de poder en
diferentes períodos históricos, en diferentes contextos nacionales y entre diversos
conjuntos científicos”. (139)
Teoría actor-red y de la traducción, de Michel Callon (Callon et.al., 1986; Callon, 1987). “Su
estudio proporciona el punto de vista del actor en el mundo de la ciencia...” (140) → «Siga a
los actores»
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problemas de los patrocinadores. (...) Así, la búsqueda del poder por los científicos a través
de las redes y de los aliados reclutados moldea las estructuras de la ciencia”. (140)
Redes heterogéneas: “no solo están formadas por investigadores y patrocinado-res, sino
también por las máquinas y por las partes de la naturaleza que necesitan desempeñar los
papeles que les han sido asignados”. (141)
Como sugiere Latour, “el proceso de reclutamiento funciona en dos direcciones. Mientras
los científicos buscan recursos para sus laboratorios, los poderosos patrocinadores a los
que se acercan para conseguir su apoyo los incluyen en sus filas. Cuando los resultados
prácticos de la investigación científica se utilizan con éxito para reclutar a los
patrocinadores, éstos aportarán más recursos para lo mismo”. Y así cuanto más recursos
obtengan los científicos para trabajar en una exitosa línea de investigación, más difícil les
resultará pasar a otras líneas de trabajo. (142)
“Latour argumenta que lo que parece ser la búsqueda de la ciencia ‘pura’, es sólo el interior
de una red que se ha anclado firmemente en el exterior. En una ciencia bien establecida,
hay un sector que trabaja desde el interior de la ciencia y hay un sector que mantiene las
relaciones con el mundo exterior”. (144)
Sin embargo, sostiene Cozzens, en algunos sorprendentes casos el crecimiento de la
ciencia autónoma -es decir, de la ciencia esotérica, la investigación ‘pura’, la que se
encuentra en la frontera del conocimiento- en el mundo contemporáneo no es proporcional
al esfuerzo de las redes exteriores, o, por lo menos, no a las creadas a través del
reclutamiento. (144) → Pone el ejemplo de la edad de oro de la ciencia pura en los EEUU,
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1945-1968. “La financiación de la investigación básica no sólo estaba libre de restricciones
utilitaristas, estaba incluso basada en la falta de dirección”. (144-145)
Como la teoría de la traducción predice que, si la naturaleza no tiene ningún papel que
interpretar, los lazos entre los científicos y los patrocinadores no se mantendrán por mucho
tiempo y la red fracasará. Sin embargo, puede que un procedimiento de reclutamiento esté
activo y que los objetivos del patrocinador estén ligados a largo plazo a las actividades
presentes del laboratorio; el problema es que no hay manera alguna de comprobar esta
relación. (145-146)
“La heterogeneidad no puede explicar el éxito o fracaso de estos procesos persuasivos”.
(146)
“Si el reclutamiento es el método a través del cual los científicos conectan la naturaleza con
los patrocinadores, entonces, la autonomía se da cuando se deja la naturaleza aparte, pero
manteniendo el vínculo ciencia-patrocinador. De acuerdo a estas definiciones el
reclutamiento no puede explicar la autonomía”. (Dejar la naturaleza aparte querría decir –
en este caso- que no fuera necesaria la inmediata colaboración de la naturaleza para que
se mantenga el vínculo patrocinador-científico). (146)
“El crecimiento de las relaciones entre ciencia y gobierno después de la segunda guerra
mundial, hizo que la explicación de las relaciones políticas de la comunidad científica, en la
teoría de la institucionalización, fuese haciéndose gradualmente inaceptable para los
sociólogos de la ciencia”. (151)
Cozzens sostiene que una teoría adecuada del poder en la ciencia debe dirigirse a
entender/explicar la variabilidad de la autonomía de área a área en la ciencia. (151)
1
Weber, Max (1947): The Theory of Social and Economic Organization. Traducido por A. M.
Henderson y Talcott Parsons, New York, Free Press.
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le permite constituirse en un subsistema relativamente autónomo en la sociedades
contemporáneas.
↓
Esta respuesta, según Cozzens, es la más adecuada para comprender ciertas situaciones
que se dan en la ciencia actual, pero que no pueden ser explicadas desde la teoría de la
traducción/reclutamiento. Por ello, retoma nociones de la sociología clásica que considera
más pertinentes para entender estas situaciones. Y aduce en favor del uso de estas
nociones para determinados casos, ciertas características de esos casos relativas a su
índole eminentemente “social”, situaciones en las cuales el científico no ‘media’ entre la
naturaleza y los patrocinantes.
“Nos hemos ocupado del poder (P) como el resultado, ya sea inmediato (en la teoría de la
traducción) o bien a largo plazo (en la teoría de la institucionalización), de la resolución de
problemas para los poderosos patrocinadores, y de la autonomía (A) como una esfera de
actividad en la que los científicos no están sujetos a un control directo desde el exterior”.
(157)
“La frase autonomía como acción se refiere a (...) la autonomía como la situación en la que
se deja a la naturaleza al margen, pero se mantiene el vínculo entre ciencia y patrocinador.
Si seguimos la pista de los actores, podemos situar aquellos momentos empíricamente. Se
caracterizarán por un fuerte flujo de recursos del patrocinador al laboratorio sin
correspondencia en el flujo de resultados de investigación del laboratorio al patrocinador”.
(157-158)
Arenas de lucha donde la ciencia obtiene sus recursos: “No podemos olvidar los procesos
políticos convencionales en los que están incrustados, la rivalidad para conseguir recursos
y las destrezas organizativas de los participantes si queremos comprender los resultados
de dichas luchas”. (158)
Dos mensajes específicos para la sociología de la ciencia: “no se fíe completamente del
reclutamiento para explicar el estatus de la ciencia, pero tampoco confíe plenamente en la
legitimación”. (158-159)
Dice Cozzens: “Mi planteamiento debe comenzar con una premisa, asumida más que
argumentada. De hecho, es la premisa central del movimiento sobre la etnografía de los
laboratorios y del programa empírico del relativismo, dos contribuciones importantes al
desarrollo reciente de la sociología de la ciencia. En términos normativos, la premisa es la
siguiente: no podemos reclamar autonomía partiendo del estatus epistemológico especial
del conocimiento científico, ya que no lo tiene. La ciencia no produce la verdad absoluta,
como se mantiene en estas dos aportaciones. Produce una forma de conocimiento que
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está construída tan socialmente como cualquier otra forma, que es un producto de
elecciones cognitivas de sus creadores y que está sujeta a revisión a la luz de experiencias
más avanzadas”. (159)
La reivindicación de las ciencias para Cozzens sería no que producen la verdad absoluta,
sino que aportan una forma de conocimiento mejor que otras para alguna finalidad
particular. “Lo importante es: ¿qué finalidad?” (160)
Si los últimos trabajos dentro de los estudios sociales de la ciencia -seguramente a raíz de
las críticas realizadas a la sociología del conocimiento científico (o ’nueva sociología de la
ciencia’) por los defensores de las posiciones más clásicas sobre la naturaleza del
conocimiento científico- trataron de recuperar la naturaleza en la explicación de la actividad
científica en un intento por rectificar el “reduccionismo” en el que había caído el Programa
Fuerte al prácticamente “deshechar” en los análisis del conocimiento científico cualquier
variable que no sea social; el trabajo de Cozzens retoma los pasos del Programa Fuerte en
el sentido que para explicar ciertas características de la actividad científica, vuelve a las
condiciones estrictamente “sociales”, “deshechando” nuevamente el aporte de la naturaleza
en los análisis. Esto se nota en que para explicar la autonomía de la ciencia utiliza un
concepto como el de legitimidad, el cual refiere a características propias de lo social, como
la cultura, la tradición, la política, el poder, etc.
2
Sanz Menéndez, L. y Santesmases, M. J. (1996): “Ciencia y política: Interacciones entre el Estado y
el sistema de investigación” en Zona Abierta Nº 75 / 76, 1996: p. 16.