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pseudociencia
¿Ciencia o paparruchas?
José María Mateos
Público
"En general, no puedo evitar escribir, así que, cuando tengo algo que decir,
lo apunto en un blog, una columna o un libro", comenta el autor a Público.
"En este caso particular, quería cristalizar mis pensamientos sobre un asunto
en el que he estado interesado durante años: el paisaje salvaje que separa
la ciencia, la casi-ciencia y la pseudociencia".
Si estas afirmaciones parecen una exageración, no hay más que recordar las
universidades españolas que están dedicando recursos públicos a la
promoción de las pseudociencias bien sea celebrando cursos de astrología o
albergando cátedras de homeopatía, las asociaciones de padres que creen
erróneamente que las vacunas pueden provocarle autismo a sus hijos o las
al menos 86 muertes atribuibles a tratamientos con acupuntura que se
tornaron trágicos, de las que se informó este mismo año en una revisión
realizada en la revista The International Journal of Risk and Safety in
Medicine.
Política y medios
En todo caso, y aunque no existe una norma general para separar la ciencia
de lo absurdo, Pigliucci cita la lista publicada por el matemático John Casti
en su obra Paradigmas perdidos como un punto de partida para enumerar
las características propias del sinsentido. Destacan el pensamiento
anacrónico, la glorificación de los misterios, la apelación a los mitos y a las
hipótesis irrefutables, una resistencia extrema a revisar los puntos de vista
propios y la tendencia a cambiar continuamente la carga de la prueba, entre
otras.
Pigliucci cree que nadie está a salvo no ya del patinazo ocasional, sino de
mantener creencias completamente absurdas. "Gente muy inteligente puede
acabar diciendo cosas muy estúpidas", comenta Pigliucci. "Pero, para mí, eso
es más razón todavía para prestar más atención y utilizar el detector de
chorradas. Cualquiera con un cerebro que funciona y un poco de paciencia
puede empezar a comprender el mundo tal como es, en lugar de cómo nos
gustaría que fuese", sentencia.
Nota edición:
Comentarios lector 1:
No creo que sea posible un criterio de demarcación único. Aquí más que de
credulidad, o equivocaciones (aunque también) debemos hablar sobre todo
de engaño. De gente que tiene intereses económicos en cuestionar los
descubrimientos científicos (negacionismos varios), o tiene en ello su forma
de vida para vivir cómodamente del cuento (terapias pseudomédicas,
mágicas, e incluso religiones). No hablamos de errores de científicos poco
cuidadosos, sino de gente racional y capacitada que tiene interés en hacer
pasar sus afirmaciones falsamente por científicas, y que pone todo su
esfuerzo intelectual en superar los criterios de demarcación que se hayan
enunciado hasta entonces, readaptando su discurso según sea necesario.
Por eso llevamos un siglo hablando en filosofía de esto, sin encontrar la
solución, porque las formas que puede tomar la pseudociencia para cumplir
su objetivo varían, haciendo imposible en la práctica encontrar un único
argumento que permita decir en un test sencillo y fácil qué es ciencia y qué
no. Nos damos cuenta de lo ingenuo que es querer encontrar ese criterio si
lo vemos en su complejo contexto social, si no vemos el criterio como un
test a posteriori sobre lo que la gente hizo en el pasado, sino como un test
que deba servir incluso después de enunciado para impedir cualquier engaño
futuro. Encontrar una sola 'frase' que permita dejar KO a cualquier aspirante
a timador en nombre de la ciencia, se nos revela como algo tan ingenuo
como imposible.
Los más célebres desde hace unos años son los criterios de Bunge:
-Invocación a entes inmateriales de imposible verificación empírica.
-Ausencia de leyes generales. Las leyes (sobre todo las matematizables) son
contrastables empíricamente, refutables sencillamente con un único
contraejemplo que se encuentre, y las ciencias aspiran todas a enunciar
leyes como forma ideal de ciencia. La pseudociencia rehuye por tanto esto,
haciendo interpretaciones propias para cada caso.
Lector 2:
* 9.- Se trata de una medicina "facilita", para la que no hace falta mucho
conocimiento. Cualquier persona sin ningún tipo de conocimiento médico
puede ser homeópata ya que el diagnóstico se basa simplemente en una
serie de preguntas y en utilizar una lista de posibles tratamientos que llaman
"repertorio".¿que lo que tienes es rojo y duele? pues te toca belladona, da
igual que sea una faringitis aguda o un bebe al que le estan saliendo los
dientes.
Fuente: http://www.publico.es/ciencias/347864/ciencia-o-paparruchas
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=117204