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Modelos explicativos de las habilidades sociales

Las habilidades sociales son estrategias aprendidas de forma natural. Existen varias teorías al respecto, de entre las cuales
destaca la teoría del aprendizaje social y la psicología social industrial de Argyle y Kendon.

1. Teoría del aprendizaje social de Albert Bandura:

Según Albert Bandura: La mayoría de las imágenes de la realidad en la que basamos nuestras acciones, están realmente
inspiradas en la experiencia que adquirimos a través de otras personas (experiencia vicaria).

Y es que nos pasamos muchas horas del día adquiriendo conocimientos a través de este tipo de aprendizaje. Cada uno de
nosotros tenemos un repertorio de personas a las que tomamos como referencia en diferentes ámbitos de la vida: Nuestros
padres, nuestros profesores, nuestros compañeros del trabajo, nuestros amigos, personajes públicos que nos “inspiran”, etc.

Casi sin darnos cuenta, repetimos comportamientos que vemos en los demás. Sin embargo, no somos autómatas. Elegimos el
modelo, observamos atentamente, memorizamos y evaluamos si nos compensa imitarle, o no.

Dentro del aprendizaje vicario, esta evaluación resulta muy importante. De hecho, es lo que diferencia a la forma de ver el
aprendizaje de Bandura respecto a otros modelos, y lo que hará que más tarde, se reevalue la teoría denominándola
aprendizaje cognitivo-social.

Cuando las personas ponemos a funcionar la memoria, ejecutamos imágenes mentales de lo que hemos visto hacer a nuestro
modelo. Utilizamos también, un discurso verbal interno, y recordamos lo que sucedió en ese momento. A partir de ahí,
tomamos decisiones: “si queremos reproducir el comportamiento aprendido o no”; “si lo hacemos de forma exacta, si
innovamos”… Incluso lo podemos ir modificando en función de nuestro objetivo. Entra en juego la motivación de cada persona y
el interés que tiene en realizar la conducta.

Para darle una base empírica a su teoría, Albert Bandura, desarrolló el experimento del muñeco bobo. Trata de conciliar su
teoría del aprendizaje por observación con la agresividad. El objetivo, era llegar a una conclusión sobre la influencia que ejercía
la violencia que observaban los niños en modelos.

La teoría del aprendizaje social, de Albert Bandura, está basada en los principios del condicionamiento operante desarrollados
por Burrhus Frederic Skinner (1938), quien parte de que la conducta está regulada por las consecuencias del medio en el que se
desarrolla dicho comportamiento. El esquema de cómo aprendemos según este modelo es el siguiente:

ESTÍMULO -> RESPUESTA -> CONSECUENCIA (positiva o negativa).

Con base en este esquema, nuestra conducta está en función de ciertos antecedentes y consecuencias que, en caso de ser
positivas, refuerzan el comportamiento. Las habilidades sociales se adquieren mediante:

 Reforzamiento positivo y directo de las habilidades.


 Aprendizaje vicario o aprendizaje observacional, mediante el desarrollo de expectativas cognitivas respecto a las situaciones
interpersonales.
 Retroalimentación interpersonal.
Estos tres principios del aprendizaje social permiten estructurar el entrenamiento en habilidades sociales, de manera que éste
cumpla las siguientes condiciones:

 Que sepamos qué conductas nos demanda una situación concreta;


 Que tengamos oportunidad de observarlas y de ejecutarlas;
 Que tengamos referencias acerca de lo efectivo o no de nuestra ejecución (retroalimentación);
 Que mantengamos los logros alcanzados (reforzamiento);
 Que las respuestas aprendidas se hagan habituales en nuestro repertorio (consolidación y generalización).

2. Análisis experimental de la ejecución social (Argyle y Kendon, 1967)

Michael Argyle y Adam Kendon elaboraron un modelo explicativo del funcionamiento de las habilidades sociales cuyo elemento
principal es el rol, en el cual se integran las conductas motoras, los procesos perceptivos y los mecanismos cognitivos. Las
semejanzas entre la interacción social y las habilidades motrices configuran cada uno de los elementos de este modelo.

Fase 1: Fines de la actuación hábil. Se trata de conseguir objetivos o metas bien definidos.

Fase 2: Percepción selectiva de las señales.

Fase 3: Procesos centrales de traducción:


 Asignación de significado a la información percibida
 Generación de alternativas
 Selección y planificación de la alternativa más eficaz y menos costosa

Fase 4: Respuestas motrices o actuación. Ejecución por parte del sujeto de la alternativa de respuesta considerada como más
adecuada.

Fase 5: Retroalimentación y acción correctiva. La reacción del interlocutor proporciona información social a la persona sobre lo
eficaz (o no) de su actuación. En este momento puede darse por terminado el circuito de la interacción o bien iniciarse una
nueva acción (vuelta al paso 2).

Según García y Saiz y Gil (1992), este modelo explica los déficits en habilidades sociales como errores producidos en algún punto
del mismo que termina por provocar un "corto circuito" en la interacción social.

3. Teoría de la Acción Comunicativa de Jurgen Habermas:

La Teoría de la acción comunicativa es una obra del filósofo y sociólogo alemán J. Habermas, que aborda la teoría de la acción y
su fundamento racional, a partir de tres pretensiones fundamentales: desarrollar un concepto de racionalidad más allá de los
postulados subjetivistas e individualistas de la filosofía y teoría social moderna, elaborar una nueva concepción de la sociedad
en dos niveles integrando los paradigmas de sistemas y mundo de la vida, y por último, desarrollar una teoría crítica de la
modernidad buscando las respuestas necesarias para retomar su proyecto original.

Jünger Habermas, nacido en 1922, se inscribió en sus comienzos en la Teoría Crítica o Escuela de Frankfurt de Horkheimer,
Adorno, Marcuse y Fromm. Posteriormente sus ideas tomaron características propias, si bien basadas en Marx y Weber, con
una preocupación básica por la transformación político-social. Por ello, su teoría fue considerada como una forma de
neomarxismo. Sin embargo, su interés posterior y la utilización que hace de ideas de Herbert Mead, Talcott Parsons y Schutz lo
ubican en un campo de confluencia entre las tendencia explicativas y comprensiva – interpretativa de las ciencias sociales. Sus
obras más recientes son Teoría de la acción comunicativa I: Racionalidad de la acción y racionalización social (Madrid, Taurus,
1984) y Teoría de la acción comunicativa II: Crítica de la razón funcionalista (Madrid, Taurus, 1987).

La teoría crítica de los fundadores y de sus mismos primeros trabajos experimentan en Habermas una importante modificación
y reorientación. Es menos crítica, menos negativa y más sistemática, más orientada a la construcción de una teoría social más
coherente. En el fondo, sin embargo, se mantiene la importancia central dada a la racionalidad, entendida como la forma en
que las personas que usan el lenguaje y son capaces de actuar mediante el conocimiento. De ahí que se pregunte por el tipo de
racionalidad que debe estudiar la ciencia social y en qué sentido la modernización puede ser considerada como un proceso de
racionalización. Ambas preocupaciones tienen especial importancia ya que para Habermas la sociedad democrática debe
basarse en la razón.

En la línea de la teoría crítica tradicional, Habermas afirma que existe una racionalidad de los fines y que la ciencia social debe
preocuparse por la resolución de problemas prácticos. Todo conocimiento obedece a un interés pero mientras las ciencias
naturales tienen interés en controlar la naturaleza, las ciencias sociales tienen interés en la emancipación de las personas
respecto de cualquiera forma de coacción.

Teoría de la acción comunicativa.

Habermas comienza por señalar que Marx considera como uno de los puntos de partida de su teoría el concepto de acción
instrumental o conducta racional de las personas para elegir los medios más apropiados parta lograr un cierto fin. Tal acción se
relaciona en Marx con el trabajo de cuyo concepto deriva las relaciones sociales. Para él, en cambio, en el análisis social es más
importante la acción comunicativa que permite una comprensión comunicativa entre los actores en interacción. En ese
proceso, no se hace, principalmente, cálculos egoístas (instrumentales) para alcanzar el éxito, sino que se trata de lograr
definiciones comunes de la situación para dentro de ellas, perseguir metas individuales.

Habermas deriva el concepto de acción comunicativa de los diversos tipos de acción que distinguió Max Weber (racional,
orientada por valores, afectiva y acción tradicional). Al redefinir los tipo weberianos, coloca frente a la acción instrumental la
acción comunicativa como una relación interpersonal lingüística que busca el mutuo entendimiento, el consenso. Mientras en
Marx la acción y la racionalidad instrumental se relacionan con el trabajo, la acción y la racionalidad comunicativa re relacionan
con la interacción. Cuando la acción comunicativa se basa en argumentaciones racionales y tiene pretensiones de universalidad
se denomina discurso.

El concepto de acción comunicativa “fuerza u obliga a considerar también a los actores como hablantes u oyentes que se
refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, y se entablan recíprocamente a este respecto
pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio. Los actores no se refieren sin más intentione
recta a algo en el mundo objetivo, en el mundo social o en el mundo subjetivo, sino que relativizan sus emisiones sobre algo en
el mundo teniendo presente la posibilidad de que la validez de ellas pueda ser puesta en cuestión por otros actores” (Teoría de
la acción comunicativa: complementos a estudios previos, Madrid, Cátedra, 1989, Pág. 493).

Es en discurso, una forma especial de comunicación, donde, por medio de la argumentación se determina lo que es válido o
verdadero. Es decir, la verdad no es una copia de la “realidad” a la cual se refieren los argumentos de los participantes en el
discurso, sino que es un resultado consensual sobre el cual no actúa ninguna influencia que lo distorsione. Ese consenso se
logra cuando se dan cuatro condiciones de validez aceptadas por todos los participantes: a) que el enunciado que hace un
hablante sea comprensible; b) que el hablante sea fiable; c) que la acción pretendida sea correcta por referencia a un contexto
normativo vigente; y d) que la intención manifiesta del hablante sea, en efecto, la que él expresa.

Con las características señaladas, Habermas sostiene que la acción comunicativa, y no la acción racional instrumental, como lo
hizo Marx, es la conducta que caracteriza a las interacciones que se dan en la sociedad. Por eso, la acción comunicativa debe
tener un lugar central en la teoría. Uno de los objetivos de tal teoría debe ser la identificación y eliminación de los factores
estructurales que distorsionan la comunicación.

El papel central que ocupa la comunicación en la propuesta teórica y política de Habermas lo lleva a preocuparse por la
racionalización de la acción comunicativa, siguiendo el camino tomado por Marx y Weber sobre ese tema. La racionalidad final
se dará cuando se supriman las barreras a la comunicación. El medio para hacerlo lo constituye la modificación en profundidad
del sistema normativo vigente. La evolución social no consiste, precisamente, en cambios en el sistema de producción (en el
cambio de las bases materiales, como diría el marxismo original de Marx), sino en el transito de una sociedad racional en la cual
la comunicación de las ideas se expondrá sin restricciones.

El mundo de la vida.

Habermas distingue en la sociedad dos niveles: el “sistema” y el “mundo de la vida”. La preocupación por el mundo de la vida
es una extensión de la teoría de la acción comunicativa que relaciona a Habermas con Herbert Medad y, de manera principal,
con Durkheim (la conciencia colectiva), Husserl, Schutz y Luckmann. Desde ya digamos que la acción comunicativa sucede
siempre en el mundo de la vida.

El mundo de la vida –en una concepción similar a la de Parsons y a la de Luhmann-- está constituido por la cultura, la sociedad y
la personalidad. La racionalización de tal mundo implica una creciente diferenciación entre sus tres componentes. Habermas
destaca que el mundo de la vida representa el “punto de vista de los sujetos” que actúan en la sociedad. Pero para una
perspectiva externa a ella, para su análisis desinteresado, la sociedad aparece como un sistema con diferentes configuraciones
estructurales (la familia, el estado, la economía, etc.) cuya racionalización progresiva las va alejando del mundo de la vida en un
proceso de “colonización” de este último por el sistema. La lucha contra la explotación (en términos que vuelve a Habermas al
marxismo), y los movimientos sociales que buscan una mayor igualdad, mayores niveles de autorrealización, la paz y la
preservación del medio ambiente (que constituye una de las reclamaciones del neomarxismo) deben contribuir a impedir una
“colonización” negativa del mundo de la vida y a buscar una convivencia adecuada entre éste y el sistema.

Bibliografía
Habermas, J. (1987). “Teoría de la acción comunicativa”. Madrid, España: Taurus.

Schunk, D. (1997). Teorías del Aprendizaje. Nueva Jersey, Estados Unidos: Pearson Prentice Hall.

Ureña, E. (1998). “La Teoría Crítica de la Sociedad de Habermas”. Madrid, España: Tecnos.

Velasco, J. (2003). “Para leer a Habermas”. Madrid, España: Alianza Editorial.

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