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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


CARRERA DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL
UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
CARRERA DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL

ESTADO DEL ARTE


TEMA: LA INVENCIÓN DEL TERCER MUNDO: ECONOMÍA INFORMAL Y
EMPLEO: POLÍTICAS DE SOBREVIVENCIA EN AMÉRICA LATINA.
PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO:
INDICADORES DE POBREZA.

MATERIA: PROCESOS Y TENDENCIAS POLÍTICAS ACTUALES.

INTEGRANTES:

- CONDORI APAZA, MILTON


- PACO MAMANI, SERGIO
- TUSCO MAMANI, PAOLA
- ROCA ROLEDO, YESID
- VARGAS QUISPE, HÉCTOR
- VILCA, JIMENA SILVIA.

LA PAZ – BOLIVIA
11 DE JUNIO DE 2018
ESTADO DEL ARTE
TEMA: LA INVENCIÓN DEL TERCER MUNDO: ECONOMÍA INFORMAL Y
EMPLEO: POLÍTICAS DE SOBREVIVENCIA EN AMÉRICA LATINA.
PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO:
INDICADORES DE POBREZA.

MATERIA: PROCESOS Y TENDENCIAS POLÍTICAS ACTUALES.

INTEGRANTES:

- CONDORI APAZA, MILTON


- PACO MAMANI, SERGIO
- TUSCO MAMANI, PAOLA
- ROCA ROLEDO, YESID
- VARGAS QUISPE, HÉCTOR
- VILCA, JIMENA SILVIA.

LA PAZ – BOLIVIA
11 DE JUNIO DE 2018

Preámbulo

Para comprender la economía informal, la pobreza y las formas en que se


presentan en Latinoamérica y Bolivia, es necesario hacer una recapitulación de
criterios esenciales como las aproximaciones conceptuales de economía informal
y pobreza, sus características, sus razones, las propuestas existentes para su
modificación, las posturas existentes y las peculiaridades en el contexto. Para tal
fin, se hace una parcelación del material existente en tres niveles: teórico,
referencial y ubicacional.

1. NIVEL TEÓRICO
Hernando de Soto, en su texto El Otro Sendero: La Revolución Informal (1987),
hace un estudio de la situación económica del Perú de los primeros años de los
80’. Imprescindiblemente, de acuerdo a su tesis, el análisis ha de partir de
contextos informales de ese país –el “otro sendero”–, para comprender el modelo
económico imperante peculiar descrito en la parte final de su libro.

De Soto comprende a la economía informal como aquel conjunto de prácticas


económicas no legales, pero que, en el fondo, no se constituyen como hechos
punibles en el marco del derecho en comparación con hechos que definitivamente
transgreden la ley. Al referirse a las personas que practican la informalidad, el
autor señala que ellos utilizan “medios ilegales para satisfacer objetivos
esencialmente legales, como construir una casa, prestar un servicio o desarrollar
una industria” (1987, pág.12).

El análisis de los detalles de las economías informal y formal llevan a De Soto a


cuestionar el sistema de gobierno y estructuración social de ese entonces,
caracterizado por una “baja productividad, una disminución de la inversión, la
ineficiencia del sistema tributario, el aumento de las tarifas de los servicios
públicos, las limitaciones del progreso tecnológico y las dificultades para formular
la políticas macroeconómica” (1987, pág.220). Las peculiaridades de ese sistema
conducen al economista a calificarlo de mercantilista, entendiéndose como un
Estado con excesos reglamentarios, sin la participación o decisión de
consumidores y sumida a intereses particulares (De Soto, 1987, pág.252).

“[…] un Estado burocratizado y reglamentarista que antepone el principio


de la redistribución al de la producción de la riqueza, entendiendo por
‘redistribución’ la concesión de privilegios y monopolios a pequeñas élites
privadas que dependen de él y de las que también es dependiente”.
(Vargas, 1986, prólogo a De Soto, 1987, pág. XXII)

La economía informal, vista desde una definición técnica, viene a ser la economía
fuera de las normas que regulan al mercado. Los autores, Alejandro Portes y
William Haller, en Economía Informal, con el auspicio de la CEPAL, se ciñen en la
definición de Keith Hart: la economía informal nació en los países del tercer
mundo, como resultado de generar ganancias, trabajos e ingresos mínimos fuera
de normas que regulan y establecen las leyes de mercado. Es decir, que la
economía informal es aquella que genera ganancias por el trabajo por cuenta
propia (PORTES Y HALLER. 2004. Pág.5)

Sin embargo, la economía informal, según los autores, y sosteniéndose en el


postulado de Hernando de Soto, definen a la informalidad como la respuesta
popular a la rigidez de los Estados "mercantilistas" predominantes en Perú y otros
países de América Latina, que sobreviven otorgando el privilegio de participar
legalmente en la economía a una pequeña élite. (PORTES Y HALLER. 2004. Pág.9).

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) no queda al margen de las


especificaciones de la economía informal. La institución desarrolló numerosos
estudios y debates para poder dar un concepto más preciso sobre economía
informal; uno de sus trabajos titulado: La economía informal y el trabajo decente:
una guía de recursos sobre políticas, apoyando la transición hacia la formalidad.
Se concluye que el fenómeno se constituye como: “todas las actividades que, en
la legislación o la práctica, no recaen en el ámbito de mecanismos formales o estos
son insuficientes”. Estos parámetros se ciñen fundamentalmente en el concepto
de exclusión, referido a los trabajadores en el marco del sistema económico social
de la actualidad, al ser marginados de cuentas nacionales y estadísticas oficiales
(OIT, 2015).

Alfredo Sánchez Castañeda, en Economía informal y empleo: una aproximación


desde el derecho al trabajo, hace precisiones terminológicas en torno al concepto:
“recientemente la OIT ha considerado más adecuado denominar al sector informal
como economía informal”. El argumento para tal aseveración es que “las
actividades de los trabajadores y las empresas a los que se aplica no se pueden
asociar con un único sector de la economía, pues sus actividades abarcan diversos
sectores” (Sánchez, 2015, pág. 1092). Además, agrega que la característica
principal del sector informal es la incapacidad de respetar las leyes, sin dejar de
lado las consideraciones de algunos autores que señalan que las actividades ilícitas
forman parte del sector informal.
Sánchez añade que la economía informal absorbe trabajadores que no tenían una
fuente de ingresos y que el propósito de la informalidad era creación de un empleo
para tener ingresos económicos. Identifica cuatro tipos de ocupaciones o
relaciones de trabajo en el sector informal: Trabajadores asalariados, trabajadores
independientes o por cuenta propia, y empresas o empleados informales que
utilizan trabajadores informales (Sánchez, 2015, pág. 1101).

Por su parte, la OIT, en Economía Informal (2007), manifiesta que, trabajadores


asalariados, trabajadores por cuenta propia, trabajadores familiares y
trabajadores que pasan de una situación a la otra se constituyen como los agentes
de la economía informal (Organización Internacional del Trabajo, 2007, p. 1).

Asimismo, la institución subraya la importancia de la creación de empleos seguros


y un acceso a un seguro social, a la salud y a la educación para los trabajadores
del sector informal. Según datos, para el 2007, la economía informal emplea al
75 por ciento de los trabajadores de América Latina, contribuyendo
aproximadamente con 40 por ciento al PIB de la región (Organización
Internacional del Trabajo, 2007, p. 6).

El peruano De Soto sostiene, con datos concretos, que una de las razones
principales del establecimiento de la economía informal es la migración rural -
urbano. “En 1981 las dos terceras partes de la población limeña eran migrantes o
hijos de migrantes, mientras que la tercera parte era propiamente nativa” (1987,
pág.8). Las razones fueron, fundamentalmente, la construcción de carreteras, la
expectativa de una “buena” civilización, el despido de peones de las haciendas, el
acceso a propiedades, la menor mortalidad infantil, remuneración salarial y acceso
a educación. Los migrantes, para sobrevivir y al percatarse de la dificultad en la
incorporación a las prácticas económicas - sociales urbanas, comenzaron a vivir,
trabajar y transportarse de manera informal (De Soto, 1987)

A esto, el economista mexicano Alfredo Sánchez, en su texto Economía informal


y empleo, añade que, las áreas rurales son los territorios donde prima la actividad
informal. Al hablar sobre las diferenciaciones entre formalidad e informalidad, el
autor manifiesta que en la actualidad el trabajo informal en las zonas rurales va
en desarrollo (Sánchez, 2015, pág. 1104).

Al respecto, la OIT, en Economía Informal, señala que una de las razones


principales de la presencia de la economía informal es la incapacidad de las
economías de crear empleos suficientes para absorber la fuerza de trabajo. “Los
trabajadores despedidos por razón de reestructuraciones y los migrantes de zonas
rurales se encuentran en situaciones de subempleo y empleo temporal”
(Organización Internacional del Trabajo, 2007, p. 9).

“La economía informal es el principal — y, a menudo, el único — medio de


vida de muchos grupos de trabajadores en los que se concentran múltiples
niveles de desventajas por razón de género, origen étnico, condición de
migrante y otros factores […] La economía informal es donde el trabajo
infantil y la servidumbre por deudas son más frecuentes y más difíciles de
afrontar” (Organización Internacional del Trabajo, 2007, p. 11).

En su texto, Economía Informal (2004), Portes y Haller manifiestan que la


actividad nace a partir de varias causas donde el Estado es el principal promotor.
Por consiguiente, la economía informal tiene varias causas que subyacen en varios
acápites: a) nace a consecuencia de una interferencia estatal. b) a la competencia
de varias empresas. c) bienes de consumos e insumos más baratos. d) una
reserva flexible de la mano de obra. e) perturbaciones y control de servicios por
parte del Estado. Bajo esta perspectiva, el Estado tiene la más amplia
consecuencia de que se genere una economía informal dentro sus trincheras de
control.

En este sentido, los autores (Portes y Haller) analizan el papel funcional que debe
realizar el Estado, cuya responsabilidad estriba en regular todo el mecanismo de
flujo y crecimiento de la economía que no esté bajo las normas establecidas por
el mercado. Sin embargo, el papel del Estado como regular de ese tipo de
actividades es paradójica. Pues, el Estado tiene tres posibilidades de regular el
mecanismo de crecimiento de la economía informal (2004).
a) Regulación Mínima. Esta se da cuando el Estado controla sola la una mínima
parte de la economía en general. Pues, acá la informalidad del mercado se
siente en menor medida.
b) Regulación Moderada. Es cuando el Estado tiene la mitad de control de la
economía general. En este punto, la informalidad tiene la misma proporción
de control que el Estado.
c) Regulación Completa. Es en esta ocasión que el Estado ha cubierto
controlado todo. Esto sucede a causa de un Gobierno Totalitario, y es, al
mismo tiempo, el gatillador para que la economía informal surja por
completo y en mayor medida.

Es pues, toda esta paradoja de la regulación que establece el Estado: A mayor


control del mercado y de la economía, la informalidad también es mayor. Mientras
que a menor medida de regulación la economía informal también será baja.

Asimismo, la sociedad civil cuenta con una regulación propia dentro de la


economía ya sea la formal o la informal. En este sentido, la sociedad, bajo
parámetros de ingresos –altos o menores– tienen una facultad de hacer crecer la
informalidad. Es decir, que los que reciben y tienen mayores ingresos, adquirirán
sus bienes y servicios dentro de la economía formal. Mientras que los que reciben
y tienen ingresos medios y bajos, harán sus adquisiciones dentro de la economía
informal por bienes y servicios más baratos. (PORTES Y HALLER. 2004. Pág. 26).

El mexicano Alfredo Sánchez Castañeda, en Economía informal y empleo: una


aproximación desde el derecho al trabajo, esboza la relación entre economía
informal y pobreza. El autor señala que la crisis económica, el desempleo, y el
incremento de trabajadores pobres provocó el nacimiento de sectores informales,
cuyos factores son, la necesidad de sobrevivir y el deseo de independencia. Dentro
de la economía informal se clasifican actividades propias del fenómeno:

1. Actividades de supervivencia: la que proporciona lo indispensable para


sobrevivir
2. Actividades de subsistencia: el ingreso mínimo pero no permite
acumulación
3. Actividades de desarrollo: capaz de mejorar calidad de vida (Sánchez,
2015, pág. 1084)
Sánchez manifiesta que, las personas que practican la economía informal
normalmente se encuentra entre las actividades de supervivencia y subsistencia.
“Es menor el porcentaje de quienes realizan actividades de desarrollo, lo cual no
necesariamente los va a llevar hacia la formalidad” (Sánchez, 2015, pág.1084).

Es menester, a su vez, considerar las precisiones de la Organización Internacional


del Trabajo (OIT). La entidad señala, en La economía informal y el trabajo
decente: una guía de recursos sobre políticas apoyando la transición hacia la
formalidad (2013), que uno de los factores más importantes que refleja la
informalidad es la pobreza, al existir ausencia de oportunidades y límites para las
personas que practican la economía informal. Un claro ejemplo es la deficiente
educación en las personas de estos sectores. En el marco de la economía informal
se encuentran hombres y mujeres que no tienen cabida en la economía formal, y
bajo esta premisa deben aceptar cualquier trabajo que se les ofrezca pese a las
condiciones laborales, o, en su defecto, crear su propio empleo, con las
condiciones al alcance próximo (OIT, 2013.pag,27).

El economista norteamericano, Jeffrey Shachs, en El fin de la pobreza, hace


precisiones en torno a la pobreza. En primera instancia, Sachs señala tres grados
de pobreza: extrema, moderada y relativa. El primer grado implica la incapacidad
de una persona o familia para satisfacer sus necesidades básicas para la
supervivencia; el segundo, referida a la “satisfacción precaria” de las necesidades
básicas; y el tercero, caracterizado por un nivel de ingresos por debajo de la renta
nacional media (Sachs, 2007, pág.40).

Otra terminología utilizada para el caso es la del Banco Mundial, a la cual hace
referencia Sachs, señalando dos tipos de situación que giran en torno al poder
adquisitivo: pobreza moderada, con ingresos oscilantes entre uno y dos dólares al
día por persona; y, pobreza extrema, con ingresos menores a un dólar. (Sachs,
2007, pág.41-43).

El boliviano Rolando Morales Anaya, en Métodos para medir la pobreza, define a


la pobreza como: “la carencia de recursos familiares que aseguren la satisfacción
de las necesidades básicas y/o la insuficiencia de recursos público destinados a
financiar el gasto social”. Agrega que “La pobreza es un concepto económico
relacionado a las posibilidades de acceso de las familias a mercancías destinadas
a satisfacer necesidades básicas“(Morales, 2000, p. 15).

Según la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU,
cuyo documento titula Los principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los
Derechos Humanos (2012), la pobreza es entendida como una condición humana
que está caracterizada por la privación continua o crónica de los recursos, la
capacidad, las opciones, la seguridad y el poder que son necesarios para poder
gozar de una adecuado nivel de vida, así como de otros derechos civiles, políticos,
económicos, políticos y sociales. Es decir, la pobreza, en el marco de la ONU,
analiza la pobreza en torno a los derechos fundamentales del ser humano, tal cual
lo expresa en Los derechos humanos y la reducción de la pobreza: un marco
conceptual:

“[La pobreza comprende] la falta de cumplimiento de los derechos


humanos, pero sin desvincularla de la limitación de recursos económicos
[…] La mayoría de los derechos humanos están relacionados con los
derechos de la persona humana a determinadas libertades fundamentales,
entre ellas las libertades de evitar el hambre, la enfermedad y el
analfabetismo […] La consideración de la pobreza desde la perspectiva de
la capacidad debe, por consiguiente, tender un puente para cruzar de la
pobreza a los derechos humanos” (Naciones Unidas, 2004, p. 6).

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval),


con sede en México, entiende a la pobreza como “fenómeno multidimensional que
afecta la vida de las personas, niega la igualdad de oportunidades y las excluye
de las actividades económicas, sociales y culturales de su comunidad” (Coneval,
2014, pág.7). La línea de Convel es trazada en Medición multidimensional de la
pobreza en México, cuyas especificaciones serán analizadas más adelante.

Jeffrey Shachs, en El fin de la pobreza, manifiesta que, en el marco de los países


“pobres”, las razones por las cuales no consiguiesen el crecimiento económico –
salir de la pobreza– van más allá de la corrupción y cultura. El estancamiento o
declive de las economías puede fundamentarse con ocho razones: la incapacidad
de vislumbrar una salida a la pobreza; la geografía física, como suelos,
ecosistemas, transporte; la carencia de recursos financieros; la inaptitud de los
gobiernos; barreras culturales, como problemas de género, religión, etnia; la
geopolítica o relaciones internacionales; la ausencia de innovación, expresada en
la investigación científica y tecnológica; y la trampa demográfica, es decir, las
altas tasas de fecundidad (Sachs, 2007, pág.82-93).

Por otro lado, en el libro La invención del tercer mundo, Arturo Escobar, señala
que la pobreza ha sido, desde un inicio, una creación del hombre a causas de un
consumo extremo de sus insumos en condiciones de guerras, pestes, o alguna
mala condición de determinados países. Esto se ha visto en las dos grandes
guerras que ha tenido el mundo.

Las ideas de Escobar han sido apoyadas, pero, también se han añadido algunas
variables a lo que provoca el desarrollo de la pobreza: “La pobreza, explica, se
asociaba, correcta o incorrectamente, con rasgos como movilidad, vagancia,
independencia, frugalidad, promiscuidad, ignorancia, y la negativa a aceptar los
deberes sociales, a trabajar y a someterse a la lógica de la expansión de las
‘necesidades’” (ESCOBAR. 2007. Pág. 50).

En contraste, Oficina de Derechos Humanos de la ONU, en Los principios rectores


sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, atribuye las razones de la
pobreza fundamental al rol del Estado. Se aclara que la pobreza extrema no es
inevitable y que, en cierta parte, está creada y propiciada por las acciones de los
mismos Estados junto con los agentes económicos y que cuando una generación
de familia cae en la extrema pobreza su siguiente generación heredara la misma
situación. Se toma en cuenta a la discriminación y la exclusión como las principales
causas y consecuencias de la extrema pobreza. La raza, edad, sexo, etnia,
religión, idioma han sido algunos de los parámetros de la exclusión de las personas
que actualmente viven en la extrema pobreza. La mayoría de las personas que
viven en la extrema pobreza son niños y la pobreza en la infancia es causa básica
de su pobreza en la vida adulta y se sugiere con énfasis que, a fin de erradicar la
pobreza, los Estados adopten medidas inmediatas para combatir la pobreza en la
infancia y así poder acabar con ella desde raíz (2012). Según las consideraciones
de la ONU, la discriminación debe ser evitada para que la pobreza deje de existir.

“A veces, la pobreza surge cuando las personas no tienen acceso a los


recursos existentes por ser quienes son, creer lo que creen o vivir donde
viven. La discriminación puede ocasionar pobreza, del mismo modo que la
pobreza puede ocasionar discriminación” (Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales s/f, citado por Naciones Unidas, 2004, p.19).

Como se mencionaba con anterioridad, Jeffrey Sachs, en El fin de la pobreza,


plantea la situación de estancamiento económico de algunos países al no
conseguir el crecimiento económico. El reto comienza cuando los países con altos
índices de pobreza y extrema pobreza dan “el primer paso” hacia el camino del
desarrollo económico. La perspectiva es favorable: “De una población mundial de
6.300 millones de personas, alrededor de 5.000 millones han alcanzado por lo
menos el primer peldaño del desarrollo económico” (Sachs, 2007, pág.51-52).

La solución propuesta por Sachs radica en la ayuda exterior, un asistencialismo


extranjero que impulsa el proceso de acumulación de capital de los países,
supeditadas a capitales humanos, empresariales, infraestructuras, capital natural,
institucional público e intelectual.

“La ayuda exterior se introduce a través de tres canales: Una pequeña parte
destinada directamente a las familias, principalmente para emergencias
humanitarias, como la ayuda alimentaria en caso de sequía. Una parte
mucho mayor va directamente al presupuesto para financiar inversiones
públicas, y otra parte se destina a la empresa privada. […] El crecimiento
deviene autosostenido gracias a los ahorros familiares y las inversiones
públicas financiadas por los impuestos familiares”. (Sachs, 2007, pág.307).

En ese sentido, las inversiones para elevar el capital por persona son necesarias
para romper con la trampa de la pobreza. La ayuda ha de formar parte de un plan
estratégico organizado a nivel mundial. La cooperación internacional ha de tener
la predisposición actuar al mismo son, tanto países ricos como pobres. Un marco
de trabajo planificado y concertado. Sachs hace una proyección a largo plazo: 20
años han de ser necesarios para cumplir tan anhelado fin (Sachs, 2007).

Por otro lado, en su libro La invención del tercer mundo (2007), Arturo Escobar
señala que se puede salir de esas condiciones de pobreza alimentando y
mejorando los hábitos de los seres humanos. Así como el control de su
promiscuidad en control de su expansión de su estirpe.

“Por consiguiente, la administración de la pobreza exigía la intervención en


educación, salud, higiene, moralidad, empleo, la enseñanza de buenos
hábitos de asociación, ahorro, crianza de los hijos, y así sucesivamente. El
resultado fue una multiplicidad de intervenciones que significaron la
creación de un campo que algunos investigadores han denominado ‘lo
social’” (ESCOBAR. 2007. Pág. 52).

La pobreza como tal, en un determinado tiempo y contexto, nunca fue tratada


como algo social, al contrario, siempre fue vista desde la óptica de lo económico.
Bajo esta lógica economista, la pobreza era definida como la carencia de un bien
y servicio en los hombres (ESCOBAR. 2007).

Para la ONU, en Los Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los Derechos
Humanos, entiende que las personas que viven en la extrema pobreza son capaces
de salir de ella por cuenta propia, siempre y cuando existan las políticas adecuadas
que garanticen su libre desarrollo en la sociedad. Se los reconoce como agentes
libres y autónomos que necesitan ser empoderadas y que se deben respetar sus
decisiones y que se debe reconocer su capacidad de alcanzar su propio potencial
y su sentido de la dignidad, que de alguna forma no melle en su dignidad y lo
hagan ver como alguien inferior a otro. (Oficina del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos, 2012)

2. NIVEL REFERENCIAL
El economista estadounidense Gene Callahan, en su texto: Economía para la
Gente, hace una reflexión en torno al enfoque para reorientar la economía. Sus
criterios trabajan en torno a la Escuela Austriaca, planteando lo siguiente:

“La Escuela Austríaca de Economía es una alternativa a la perspectiva


convencional de la economía. Asienta la economía sobre una sólida base
humana. Evita las trampas que vician mucho de la economía moderna: la
suposición de que el egoísmo es la motivación humana más elemental, así
como una estrecha definición del comportamiento racional, y finalmente, el
uso excesivo de modelos irreales” (Callahan, 2006, p. 26).

Evidentemente, las propuestas del autor en torno al fenómeno de la economía


informal parten de conceptos como identidad, valores, éticos y subjetivos, que se
encuentran sumergidos en un contexto cultural particular.

“La Economía no necesita considerarnos autómatas, ni asumir que sólo


estamos interesados en asuntos de dinero, o tratarnos como un montón
atomizado de narcisistas en búsqueda de placer. Puede reconocer que
estamos insertos en un contexto social y que estamos influenciados por la
fe, la esperanza, el desespero, los miedos, el amor, el odio, la superstición
y todos los aspectos «irracionales» de la naturaleza humana. La economía
procede basada en los fundamentos sólidos de la lógica de la escogencia
humana. Muchos factores participan en la escogencia humana.

La psicología, la genética, la historia, la ética y la religión pueden todos


tener algo que decir acerca del origen y grado de influencia de esos factores,
pero la economía puede tomar esos factores como dados y estudiar las
implicaciones derivadas del hecho de que, efectivamente, escogemos”
(Callahan, 2006, p. 349).

El economista norteamericano Jeremy Rifkin destaca por su labor en derechos


humanos, defensa medioambiental y oposición al sistema capitalista. En su obra
El fin del trabajo (1995), Rifkin trata esencialmente la suplantación de la máquina
por el hombre. La automatización de servicios y el avance tecnológico han llevado
al desempleo a más de 800 millones de personas en todo el mundo y esta cifra
está en aumento a medida que se va desarrollando la tecnología. Esto es
alarmante para Rifkin, porque cree que la creciente utilización de computadoras
puede llevar a la desaparición del trabajo.

El autor culpa a las empresas de generar este fenómeno desfavorable para las
personas que ya no pueden competir por un puesto de trabajo porque si se toma
en cuenta la calidad, rendimiento y rapidez de la entrega de un producto o servicio,
las máquinas siempre saldrán ganando. El capitalista o el dueño de la empresa
desea obtener una mayor ganancia con menor esfuerzo, menor costo y en menor
tiempo, es por eso que el empresario está a favor y promueve la suplantación de
las máquinas por el hombre. Es indudable que esto es muy beneficioso para el
capitalista porque reduce sus costos laborales, incrementa su calidad y cantidad
de producción, no remunera salarios ni beneficios sociales y desaparece el
ausentismo laboral por enfermedad o por incapacidad física o emocional.

El autor afirma que si no hay un cambio a fondo de las políticas de trabajo, habrá
una desaparición del mismo y cuyo desenlace será una gran depresión económica
global. La creación y apertura de fuentes laborales es necesaria y urgente. Rifkin
propone que los gobiernos y Estados generen empleos alternativos y que
distribuyan equitativamente las ganancias obtenidas de la productividad para que
todo el proceso de producción no desemboque en el fenómeno que lleva por
nombre el título de su obra.

El considerado mayor exponente de la economía clásica, Adam Simth, en su obra


La riqueza de las naciones (1776), esboza criterios en torno a la conformación y
estructuración de la economía capitalista. Una de las tesis centrales de La riqueza
de las naciones es: el libre mercado garantiza el desarrollo de las sociedades. El
comercio implica división del trabajo y esta división una participación de los
miembros de una nación, garantizando una cohesión social.

“Este intercambio (comercial) continuo produjo la división del trabajo y la


aparición del mercado, sistema distribuidor de recursos al que, sin
pretenderlo ni siquiera saberlo, todos los miembros de la sociedad –
vendedores, compradores y productores– contribuyen, haciendo avanzar la
prosperidad general.” (Vargas, 2018, pág.32).

La presencia de una mano invisible, entendida como el accionar regido por


intereses individuales que implica una prosperidad general. Una regulación en el
mercado y en la sociedad, un fenómeno económico que corrige sus
contradicciones. “El mercado libre presupone la existencia de la propiedad privada,
la igualdad de los ciudadanos ante la ley, el rechazo de los privilegios y la división
del trabajo”, y, por ende, el progreso de las naciones. (Vargas, 2018, pág.32).

Al hacer una aproximación a las desigualdades, Smith sostiene que estas se deben
a las políticas laborales y restricciones a la libertad de contratación, que perjudican
la generación de empleo.

“Una y otra vez critica el intervencionismo estatal y los derroches y gastos


inútiles que producen ‘los reyes y ministros’, empobreciendo con ello al
conjunto de la sociedad. Acaso lo más importantes de estas páginas se el
elogio de una sociedad donde el Estado es pequeño y funcional, pues deja
trabajar a los ciudadanos y crecer la riqueza que beneficia al conjunto
social” (Vargas, 2018, pág.35-36).

Smtih detalla la relación urbano-rural, cuya correspondencia se expresa en el


intercambio de productos manufacturados por agrícolas, como lo sigue siendo hoy.
“La ciudad obtiene del campo toda su riqueza y subsistencia […] las ciudades no
hubieran crecido más de lo que podía sostener la producción agrícola del territorio
donde estaban emplazadas” (Vargas, 2018, pág.37).

Por otro lado, para el marxismo, la economía informal puede ser comprendida
como una determinada etapa del desarrollo de las fuerzas productivas, cuya
presencia manifieste determinadas formas de relaciones sociales de producción.
Evidentemente, los contextos varían, la elaboración del materialismo histórico de
Marx tuvo una clara expresión en la Inglaterra del siglo XIX, ahora, en el siglo
XXI, la economía informal contiene diversas peculiaridades, no obstante, se han
de esbozar algunas precisiones con una posible relación a este tema.

"En la producción social de su vida los hombres entran en determinadas


relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de
producción que corresponden a una determinada etapa del desarrollo de
sus fuerzas productivas materiales,

"El conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura


económica de la sociedad, la base real sobre la que se erige una
superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas
formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No
es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario,
su ser social el que determina su conciencia”. (Marx y Engels, citados en
Lenin, 1918)

La pobreza, por su parte, es una clara manifestación de las contradicciones


existentes entre una burguesía de élite y una masa social que, muchas veces,
dado el grado de explotación, se constituyen en el ejército de desempleados. Las
diferencias de condiciones de vida se ponen de relieve y es una razón más para
que el proletariado y las grandes masas sociales tomen el poder y el control de
las fuerzas productivas. Tomando en cuenta los niveles de pobreza de los tiempos
actuales, ellos han de sumarse a las grandes masas ejecutoras del proceso
revolucionario en pro de un cambio social. “Sólo el estudio del conjunto de las
aspiraciones de todos los miembros de una sociedad o de un grupo de sociedades,
puede conducir a una definición científica del resultado de esas aspiraciones”
(Lenin, 1918).

Ludwig Heinrich Edler von Mises, economista austríaco cuyos aportes destacan
por la mitad del siglo XX, considera que cualquier tipo de economía ya sea informal
o formal siempre será favorable para el desarrollo tanto social o económico para
las personas y su entorno, y que hay personas con una intelectualidad importante
que podrían desarrollar nuevas formas de economía y que otros individuos imiten
el mismo proceso.

“El progreso de la humanidad depende, por un lado, de los descubrimientos


sociales y económicos que los individuos intelectualmente mejor dotados
efectúen y, por otro, de la habilidad de esas mismas u otras personas para
hacer atractiva a la mayoría la correspondiente ideología ” (Von Mises,
1949, p.1247).

El autor señala que la economía en las sociedades se debe a sus capacidades


técnicas e intelectuales, principalmente. “Si los mortales deciden prescindir de tan
espléndidos hallazgos, menospreciando las correspondientes enseñanzas, no por
ello, desde luego, desvirtuarán la ciencia económica; limitarse a destruir la
sociedad y a aniquilar al género humano” (Von Mises, 1949, p.1275.)

En síntesis si los humanos no amplían sus conocimientos en cuanto economía sea


cual sea, la sociedad o la misma humanidad podría desaparecer, aunque la
economía informal no sea algo del todo positivo llega a ser un factor de sostén
para la sociedad y sus intentos de sus sostenibilidad y/o estabilidad.

Para analizar criterios económicos no se puede dejar de lado la obra Teoría general
de la ocupación, el interés y el dinero, la obra prima de John Maynard Keynes,
donde establece el mensaje que el mundo no estaba dispuesto a admitir: las
economías de mercado no podrían salir solas de la gran depresión, que había
sacudido al mundo en los años 30’ a los Estados Unidos y el mundo. Pues, el
capitalismo liberal no era capaz de garantizar el crecimiento y el pleno empleo. En
este contexto, Keynes presenta un modelo macroeconómico demostrando que el
capitalismo es intrínsecamente débil y, al mismo, tiempo proporciona la solución
para salvarlo. El modelo keynesiano señala que todos los mercados
interconectados funcionan mal (KEYNES, 1943).

En la obra existe una separación entre las cuestiones del ahorro, que depende de
la renta, y la inversión, que depende de tipo de interés y la rentabilidad de las
inversiones o de la eficiencia marginal del capital. Surgen así las divergencias y
aclaraciones entre el ahorrar y el invertir. En este caso, no exclusivamente, el
ahorro no lleva, directamente, a la inversión, sino que es una reducción del gasto:
una filtración. No es el ahorro lo que marca el camino de la riqueza, como decían
los clásicos, sino el gasto. Un ahorro excesivo comporta una insuficiencia de la
demanda efectiva y el riesgo del paro.

Bajo esta lógica, surge una cuestión con respecto al paro: ¿cómo puede haber
paro si el mercado de trabajo funciona? La respuesta de Keynes es: que no
funciona. Keynes presenta un análisis sobre las imperfecciones, y subraya que hay
una asimetría en ese mercado de forma tal que cuando la demanda de trabajo
cae, como ocurre durante una recesión, la rigidez salarial impide que bajen los
salarios y, esto, produce un excedente de trabajadores. La solución: el gasto
público. Esta variable expande la demanda global y la renta y el empleo a través
del mecanismo del “multiplicador”: cuanto mayor sea la propensión marginal a
consumir, mayor será el multiplicador. Es decir: el efecto sobre la renta y el
empleo de un aumento dado en el gasto público.

El libro Los principios rectores sobre la extrema pobreza y los derechos humanos
(2012) es una guía que ofrece la ONU para que las personas que viven en extrema
pobreza sean incluidas y tomadas en cuenta al momento de formular políticas
nacionales de cada país, ya que la organización entiende que estás personas se
encuentran en esta situación por una desatención de los gobernantes y de sus
políticas que desatienden y abandonan a este grupo marginado.

Los principios expresados en este libro están estrechamente relacionados con la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, se remite a ellos para que los
Estados puedan estructurar políticas que cambie la situación de las personas que
viven en la extrema pobreza.

La ONU entiende que las personas que viven en la extrema pobreza son capaces
de salir de ella por cuenta propia, siempre y cuando existan las políticas adecuadas
que garanticen su libre desarrollo en la sociedad. Se los reconoce como agentes
libres y autónomos que necesitan ser empoderadas y que se deben respetar sus
decisiones y que se debe reconocer su capacidad de alcanzar su propio potencial
y su sentido de la dignidad, que de alguna forma no melle en su dignidad y lo
hagan ver como alguien inferior a otro (Oficina del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos de la ONU, 2012).

El antropólogo y economista colombiano Arturo Escobar, en su texto La invención


del desarrollo (2014), pretende demostrar cómo es que se trata de implementar
una filosofía de superioridad o inferioridad, o dominante y dominado, por parte de
los países potencia sobre los denominados países tercer-mundistas. También
plantea la necesidad de la existencia de una autonomía que permita la
independización de los países “pequeños” especialmente en África y en medio
oriente.

Escobar propone que cada sociedad debe crear su propia realidad social en sí
misma para que a partir de esa autonomía se afronte el problema del desarrollo.
Se debe dejar que tales planteamientos sean considerados un estigma o una carga
permanente e inherente que impidan un desarrollo de los países con crecimiento
poco acelerado. Las naciones “desarrolladas” establecen cuales son los
lineamientos que se deben cumplir para ser catalogados como países primer-
mundistas o segundo-mundistas, valga el término; y quienes no se encuentren
subsumidos a estos parámetros ideales de progreso que ellos mismos crearon,
son consideradas sociedades tercer-mundistas. Se reconocen varios tipos de
problemas de estas sociedades como ser: retraso de desarrollo, pobreza y pobreza
extrema, desempleo, falta de impulso intelectual y subdesarrollo en general.
Existen tres ámbitos que se deben mejorar para solucionar los problemas de los
países subdesarrollados: ciencia, tecnología y capital (Escobar, 2014).

Escobar concluye que es necesaria la puesta en acción de ayuda internacional que


esté encaminada a un verdadero desarrollo que pueda ser reconocido en todo el
mundo y que respete la independencia de cada país en su toma de decisiones,
pero que al mismo tiempo los países de primer mundo sirvan como ejemplo para
copiar sus realidades como ser infraestructura, conocimiento, políticas nacionales,
apertura de mercados y todo factor que favorezca el desarrollo integral y
mundialmente reconocido en cada país (Escobar, 2014).

El norteamericano Joseph Keckeissen, en su obra Tópicos de actualidad: Las


causas de la pobreza en el Tercer Mundo (1996), señala cuáles no son las causas
de la pobreza. Indica que la pobreza no tiene que ver con el analfabetismo, ni por
el lugar de radicación, tampoco porque las empresas ricas se empeñan en hacer
pobres a sus consumidores. Se descarta que sea culpa de los gobiernos y sus
deficientes planificaciones macroeconómicas o la falta de proyectos de desarrollo.
El actual modo de producción capitalista no es causante de la pobreza y hace
énfasis en que tampoco surge de la distribución desigual de los recursos que
permite que un reducido grupo de personas goce de lujos y comodidades mientras
el resto de la población mundial tiene que pagar las consecuencias de ello.

El autor acusa a las estructuras económicas deficientes de ser causantes de la


pobreza, ya que estas impiden el desarrollo o progreso e incentivan el
empobrecimiento. Son principalmente tres estructuras las que frenan el
desarrollo: La pre-modernista, mercantilista y la intervensionista.

La estructura pre – modernista porque esta data de la Edad Media y se fundamenta


en la producción agrícola no tecnificada que impide una buena producción y
prosperidad agraria y como solución a esta estructura se plantea que el pequeño
agricultor pueda abrir y exportar sus productos a mercados internacionales a
través de cultivos de exportación, además de un fácil acceso a capital que le
permitan adquirir o renovar sus máquinas o equipos tecnológicos , esto permitirá
una salida de la pobreza y una llegada a un modo de vida más moderno.

La estructura mercantilista es contraproducente para salir de la pobreza porque


en sus orígenes los países que dominaban la industria fueron España, Francia,
Inglaterra y Holanda. Estos países dominaban todo el mercado internacional y
negaban la entrada de cualquier empresa emergente que buscaba un lugar de
venta a nivel global, continental o local. Las empresas de estos países gozaban de
beneficios que les permitían llegar con mucha facilidad a los países tercer
mundistas que tenían como resultado un limitado número de productos a altos
precios que atentan contra los mercados domésticos.

En la estructura intervencionista se culpa al gobierno de establecer una estructura


de pobreza con la ayuda de los ministerios que tienen una agenda limitada. Esta
intervención se ve complicada por programas, regulaciones, prohibiciones, reglas
y decisiones arbitrarias a las empresas productivas de una nación e indirectamente
a los consumidores internos.

Precisamente por estas medidas surge un comercio informal, que está al margen
de una protección legal, porque los comerciantes pequeños no pueden cumplir con
la mayoría de las imposiciones y requisitos que la ley les impone.

En la segunda parte del texto, Keckeissen realiza una vaga explicación de cómo
algunas “excusas” personales pueden perpetuar la pobreza, pero estas excusas,
que empiezan particularmente, pronto pueden generalizarse y ser características
de todo un grupo social o de una nación. Se señala el conformismo como una
causa fundamental de que la pobreza se siga reproduciendo. El comerciante
informal, que decide quedarse como tal durante toda su vida, pocas veces tiene
la posibilidad de salir de su situación de pobreza y prefiere ganar lo suficiente no
para vivir sino para sobrevivir.

El boliviano Rolando Morales Anaya en Métodos para medir la pobreza (2000)


definiendo a la pobreza como “la carencia de recursos familiares que aseguren la
satisfacción de las necesidades básicas y/o la insuficiencia de recursos público
destinados a financias el gasto social” (2000, p. 15), plantea una serie de
cuestionantes: ¿cómo definir los elementos de las necesidades básicas?; ¿cómo
determinar qué tamaño es el apropiado para satisfacer esta necesidad?; en la
alimentación adecuada, ¿cómo establecer las mezclas de nutrientes adecuados
para una buena alimentación?

Asimismo, el economista señala dos enfoques para medir la pobreza: “El enfoque
Ex – ante, orientado a medir la capacidad de compra, pero no la compra en sí; y
el enfoque Ex – post centrado al acceso efectivo a una canasta satisfactoria y/o
las consecuencias de ello” (Morales, 2000, p. 20).

Además, plantea conceptos relacionados de cerca con la pobreza como: a) la


disimilaridad, b) incidencia y c) desigualdad.

a) “Es una función que permite establecer la(s) diferencia(s) de las


características en estudio de un hogar con relación a las características
definidas como: ideales, estándar o de referencia.
b) Se refiere al porcentaje de personas que se encuentran en situación de
pobreza.

Es una función que identifica la disparidad de la distribución de la(s) características


en estudio con relación a una distribución uniforme” (Morales, 2000, p. 23).

Otras cuestiones relativas a la medición de la pobreza son planteadas por el


Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en
su obra Medición multidimensional de la pobreza en México (2014). La
metodología parte de la identificación de la pobreza sobre la base de dos criterios:
el espacio de bienestar económico (ingreso) y el espacio de los derechos
(carencias sociales). Si los dos criterios anteriores tienen presencia se entiende al
fenómeno como una pobreza multidimensional. Una vez identificadas a las
personas pobres se toman en cuenta las variables de incidencia, profundidad e
intensidad. La primera, es el cálculo entre el número de personas en situación de
pobreza y el total de la población; la segunda, se presenta “tanto para el espacio
del bienestar económico como para el de los derechos sociales”; y la tercera,
destaca “el papel que desempeñan las carencias en la medición multidimensional
de la pobreza, información que resulta útil para orientar la política social”
(Coneval, 2014, pág.21-25).

Asimismo, Coneval tiene de anexo en su artículo indicadores que conforman el


espacio de los derechos sociales y el espacio de bienestar económico:

i. Indicador de rezago educativo


ii. Indicador de carencia por acceso a los servicios de salud
iii. Indicador de carencia por acceso a la seguridad social
iv. Indicador de carencia por calidad y espacios de vivienda
v. Indicador de carencia por servicios básicos de la vivienda
vi. Indicador de carencia por acceso a la alimentación
vii. Indicador de ingreso (Coneval, 2014, pág.33-37).

3. NIVEL UBICACIONAL

Para tratar de comprender el contexto económico en cuanto a la informalidad,


pobreza y características de la región, es pertinente hacer un análisis deductivo
de la situación, partiendo de la perspectiva global y aterrizando en detalles a nivel
Bolivia.

El economista con trayectoria es mundial Jeffrey Sachs, en El fin de la pobreza


(2005), hace un esbozo general de la situación económica del mundo. Bajo la
terminología utilizada por el Banco Mundial, a la cual hace referencia el autor, se
señalan dos tipos de pobreza que giran en torno al poder adquisitivo: pobreza
moderada, con ingresos oscilantes entre uno y dos dólares al día por persona; y,
pobreza extrema, con ingresos menores a un dólar. Con esos parámetros, y
tomando en cuenta que para el 2000 el planeta albergaba a 6.100 millones de
personas, economistas del Banco Mundial manifestaban la presencia de 1.600
millones de personas en situación de pobreza moderada, y 1.100 millones de
personas en extrema pobreza, aproximadamente (Sachs, 2007, pág.41-43).

La economía mundial sufría, para finales del siglo XX, un acrecentamiento de las
diferencias entre los países ricos y pobres. Las diferencias iban acrecentándose
con el pasar de los años.

“En 1820, la mayor diferencia entre ricos y pobres –en concreto, entre la
economía puntera del mundo de la época, el Reino Unido, y la región más
pobre del planeta, África– era de cuatro a uno en cuanto a la renta per
cápita (incluso después de corregir las diferencias de poder adquisitivo). En
1998 la distancia entre la economía más rica, Estados Unidos, y la región
más pobre, África, se había ampliado ya de veinte a uno” (Sachs, 2007,
pág.51-52)

En el libro “La invención del desarrollo” Arturo Escobar se apoya en autores e


intelectuales del campo del Tercer Mundo para demostrar cómo es que se trata de
implementar una filosofía de superioridad o inferioridad, o dominante y dominado,
por parte de los países potencia sobre los denominados países tercer-mundistas y
también como es necesario que exista una autonomía que permita la
independización de los países “pequeños” especialmente en África y en medio
oriente (Escobar, 2014).

Escobar propone que cada sociedad debe crear su propia realidad social en sí
misma para que a partir de esa autonomía se afronte el problema del desarrollo y
que este deje de ser un estigma o una carga permanente e inherente que impida
un desarrollo de los países con crecimiento poco acelerado. Las naciones
“desarrolladas” establecen cuales son los lineamientos que se deben cumplir para
ser catalogados como países primer-mundistas o segundo-mundistas, valga el
término, y quienes no se encuentren subsumidos a estos parámetros ideales de
progreso que ellos mismos crearon, son consideradas sociedades tercer-
mundistas. Se reconocen varios tipos de problemas de estas sociedades como ser:
retraso de desarrollo, pobreza y pobreza extrema, desempleo, falta de impulso
intelectual y subdesarrollo en general. Existen tres ámbitos que se deben mejorar
para solucionar los problemas de los países subdesarrollados: ciencia, tecnología
y capital (Escobar, 2014).

Escobar subraya un estudio que hizo el Banco Mundial en el cual concluye que la
mitad de la población mundial vivía en la pobreza porque el ingreso anual que
recibían estas personas era menor a 100 dólares anuales. Con el resultado de este
estudio, los países del primer mundo intervinieron en los países del tercer mundo
alterando el orden económico, político y cultural que cada uno de estos tenía y les
impuso, en muchos casos, modelos económicos y políticos socialistas que no
tuvieron efecto positivo para el desarrollo de los países. Para terminar o erradicar
la pobreza se necesitaba incrementar el ingreso económico de la población y el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional jugarían un papel más que
importante para tal propósito (Escobar, 2014).

Se habla de que los términos Subdesarrollo y Tercer Mundo aparecen luego de la


segunda guerra mundial y son evocados por Estados Unidos que ven una
oportunidad de reforzar la globalización y de expandir sus mercados en estos
países que, según ellos, requerían de ayuda. Al mismo tiempo, pretendían la
importación de recursos naturales y materias primas a bajo costo y de mucha
abundancia en estos países subestimados

Escobar concluye que es necesaria la puesta en acción de ayuda internacional que


esté encaminada a un verdadero desarrollo que pueda ser reconocido en todo el
mundo y que respete la independencia de cada país en su toma de decisiones,
pero que al mismo tiempo los países de primer mundo sirvan como ejemplo para
copiar sus realidades como ser infraestructura, conocimiento, políticas nacionales,
apertura de mercados y todo factor que favorezca el desarrollo integral y
mundialmente reconocido en cada país.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su texto


Informe sobre Desarrollo Humano 2016, publicado el mismo año, trabaja
elementos relacionados con la pobreza: igualdad de género, garantías del acceso
al trabajo de los migrantes, tolerancia, respeto y la implementación de políticas
nacionales universales.
Algunos de los desafíos son persistentes (privaciones), otros se están acentuando
(desigualdades) y otros son nuevos (extremismo violento), aunque la mayoría se
refuerzan mutuamente (PNUD, 2016, p. 5).

El Informe sostiene enérgicamente que para atender a las personas que han
quedado atrás se precisa una estrategia política articulada en torno a cuatro ejes
de actuación a escala nacional: atender a los que han quedado atrás mediante la
formulación de políticas universales (por ejemplo, dirigidas al crecimiento
inclusivo, no a un simple crecimiento), poner en marcha medidas dirigidas a los
grupos con necesidades especiales (por ejemplo, las personas con discapacidad),
construir un desarrollo humano resiliente y empoderar a los excluidos (PNUD,
2016, p. 5).

Plantea también dos tipos de libertades fundamentales: "la libertad de bienestar,


representada por los funcionamientos (functionings) y las capacidades
(capabilities), y la libertad de agencia (freedom of agency), representada por la
voz y la autonomía” (PNUD, 2016, p. 5).

La institución señala datos favorables en torno a la erradicación de la pobreza, “la


población mundial aumentó en 2.000 millones—pasando de 5.300 millones en
1990 a 7.300 millones en 2015—, más de 1.000 millones de personas salieron de
la pobreza extrema, 2.100 millones obtuvieron acceso a saneamiento mejorado y
más de 2.600 millones tuvieron acceso a una fuente mejorada de agua potable”
(PNUD, 2016, p. 13).

También, se plantea la necesidad de la participación de las mujeres en distintos


ámbitos, sobre todo la política. “En todas las regiones las mujeres registran, en
promedio, un Índice de Desarrollo Humano (IDH) más bajo que los hombres. La
mayor diferencia se encuentra en Asia Meridional, donde el valor del IDH femenino
es un 20% inferior al masculino” (PNUD, 2016, p. 15). Sumado al género, se hace
una descripción de la situación en inclusión de las personas migrantes.

“En la actualidad, 244 millones de personas viven fuera de su país de origen.


La mayoría son refugiados económicos que tienen la esperanza de mejorar
sus medios de vida y enviar dinero a sus hogares, pero muchos migrantes,
especialmente los 65 millones de desplazados forzosos del mundo, se
enfrentan a condiciones extremas, como la falta de empleo, de ingresos y
de acceso a servicios sanitarios y sociales más allá de la asistencia
humanitaria de emergencia. A menudo, sufren acoso, animosidad y
violencia en los países de acogida” (PNUD, 2016, p. 15).

Un dato relevante señalado por el PNUD es que el 1 por ciento de la población


mundial posee el 46 por ciento de la riqueza de todo el mundo, hablando en
términos económicos (PNUD, 2016).

Los latinos Ricardo Jordán y Rodrigo Martínez, representando a la ONU, CEPAL y


CFA, en su texto Pobreza y precariedad urbana en América Latina y el Caribe:
Situación actual financiamiento de políticas y programas, realizan un análisis de
la pobreza y la precariedad en la región, al mismo tiempo de la planificación y
ejecución de decisiones en torno al fenómeno.

Los autores tratan hacen una revisión de la pobreza urbana y citando a Moser
(1993), plantean las dimensiones de esta, según las siguientes categorías:

● Bajos ingresos: refiere a la incapacidad de participar en los mercados de


trabajo y carencia de otras formas de apoyo laboral; sus ingresos son tan
bajos que se sitúan debajo del umbral de la línea de pobreza nominal;
● Bajo capital humano: refiere a la baja educación y una salud precaria. Son
los componentes que utiliza el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) en su “Índice de Desarrollo Humano”. En efecto, la
persistencia de la salud de la persona en condiciones precarias puede
conducir a una pobreza crónica;
● Bajo capital social: refiere a la escasez de redes sociales y barriales que
sirven de protección a los hogares durante los períodos de crisis económicas
laborales entre otras;
● Bajo capital financiero: refiere a la pérdida de ventajas y/o capitales
productivos que podrían ser utilizados para generar ingresos o evitar el
pago de costos mayores.za urbana (Jordán y Martínez, 2009).

Esbozan la necesidad de ejecutar cambios. Los países que deberían poner en


marcha ciertas políticas para mejorar ese campo son: Nicaragua, Bolivia,
Venezuela, Perú, y Brasil.

“Es conveniente destacar otra tendencia que se ha comenzado a evidenciar


en algunos países de la región, particularmente Venezuela, Bolivia y
Ecuador, donde el Estado ha retomado la dirección de algunas actividades
de competencia publica que antes había delegado al sector privado […].
Ante este escenario, una política de desarrollo urbano y habitacional que
busque en los países de la región el logro del objetivo de la superación de
la pobreza y la precariedad urbana, convendría, contenga al menos ciertos
principios o supuestos orientadores y que constituyen objetivos a lograr en
el ámbito operativo (Jordán y Martínez, 2009, pág. 49).

Los autores señal, tomando en cuenta criterios de la CEPAL (2004), sugieren


principios para ser adoptados por los países de la región para superar la pobreza
urbana: el Estado como promotor de mercados y desarrollo, calidad de la oferta
habitacional, de infraestructura y de equipamiento, inversión en infraestructura
pública que genere fragmenten social, participación de actores urbanos,
disponibilidad de tierra y financiamiento consistentes, coherencia estratégica y
sostenible de política, diferenciación regional/territorial y cooperación público-
privada (Jordán y Martínez, 2009).

Sin embargo, indica que no todos los países de América Latina y el Caribe tienen
las condiciones económicas, culturales y sociales para llevar a cabo tales políticas.
Es por ello, que es necesaria la implementación de una Agenda Urbana Regional
orientada a la superación de la pobreza y precariedad en aras de cumplir con los
criterios planteados en el anterior acápite (Jordán y Martínez, 2009).

Bajo el panorama mundial y regional es oportuno hacer una revisión de la


información relativa al contexto nacional boliviano. La fundación Instituto de
Estudios Avanzados en Desarrollo (INESAD), presentó el texto El ABC del
desarrollo en Bolivia (2016) cuyo objetivo fue el de, desde una perspectiva más
amplia, reflejar el enfoque de las capacidades que tiene una nación para salir de
crisis. Este enfoque ha sido tomado de la visión de Amartya Sen (1999).
Economista que ganó el premio Nobel en 1998. Sen postulaba que el desarrollo
debe ser entendido como la expansión de libertades de la gente. A la hora de
valorar la vida de una persona, se debe observar principalmente qué cosas puede
hacer esa persona, que según su propio razonamiento desea y valora. (INESAD.
2016. Pág. 2).

Según los gráficos presentados por la fundación, Bolivia es el único país que no
sintió la disminución de pobreza monetaria en América Latina, en el periodo 1993
– 2012. De un 50 por ciento, Argentina Venezuela, Perú, Ecuador y Paraguay
redujeron su pobreza monetaria a un 25 por ciento. Asimismo, Chile, Uruguay,
Brasil cuentan con un 20 a 15 de 50 por ciento de pobreza. Mientras que Bolivia
solo redujo su pobreza monetaria a un 45 por ciento de 50. O sea, solo un cinco
por ciento desde 1993 a 2012 (INESAD. 2016).
Los porcentajes hechos por la fundación cuentan con una disminución del 63 por
ciento en América Latina. Sin embargo, Bolivia presenta el porcentaje de pobreza
más alto, pese a la importante disminución de los últimos años que, de acuerdo
con información de la Encuesta de Hogares 2012 (Bolivia. INE. 2013), llegó a -31
por ciento entre 2001 y 2012 (INESAD. 2016).
La pobreza en el país responde a sus características socioeconómicas, con una
buena parte de la población trabajadora inmersa en actividades agropecuarias y
de comercio informal (INESAD. 2016).

El economista boliviano Gustavo Canavire Bacarreza, en su obra Políticas Macro


económicas (2010), sostiene que la economía informal se ha mostrado con
relevancia y ha adquirido un lugar importante como sector dentro de la sociedad
boliviana desde finales de la década de los 90’, aproximadamente. Los sectores
informales se clasifican en diversas ramificaciones y suponen más empleo que
otros sectores, aunque en un contexto “vulnerable”, en el sentido de quedar
desempleado, no contar con un seguro médico ni ningún formato de jubilación
(Canavire, 2010).

Canavire manifiesta que la economía informal emplea a personas antes y después


del rango de edad entre 20 y 49 años, puesto que la mayoría de estos están
empleados dentro de la economía formal. Añade, además que, este tipo de
economía está presente en Bolivia y que la mayor parte de los actores dentro de
este fenómeno económico, son las mujeres (Canavire, 2010).

Con datos de la Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (Udape),


agrega que la población de empleados formales está compuesta por un 68,6 por
ciento de varones, una situación similar a la que se presenta en el sector informal.
El subsector de la economía informal del con mayor presencia de mujeres el de
servicios domésticos, con más de 80 por ciento de presencia femenina. En torno
a la Udape, Canavire también hace una revisión general de la presencia de
personas que practican la economía informal:

“Esta institución pública también nos señala la existencia de un grado muy


reducido de protección social dentro de la población ocupada en Bolivia, el
cual es medido de acuerdo a la cotización que realiza un trabajador a una
AFP. En base a este criterio, el 79% de la población ocupada en Bolivia
podría ser clasificada como informal. Considerando el criterio de Número de
Identificación Tributaria (NIT), los niveles de informalidad se reducen,
obteniendo que el 65% de la población ocupada sea informal. Mientras la
estimación de informalidad a partir de la definición de la OIT arroja 62%, lo
cual muestra una alta correlación entre los diferentes conceptos” (Canavire,
2010, p.25).
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe Transitando de la
informalidad a la formalidad (2015), hace una revisión de la situación de los
trabajadores informales y su posibilidad de poder salir de ese contexto económico.

En el texto se afirma que los trabajadores en Bolivia por cuenta propia son los que
más contribuyen al empleo informal y que según un estudio realizado el 2007, los
trabajadores informales si dividen de la siguiente manera: Construcción 9 por
ciento , industria manufacturera 17 por ciento, comercio 35 por ciento, transporte
9 por ciento, y otros 29 por ciento. (OIT, 2015, p.54)

Asimismo, se presentan datos relativos a la presencia predominante de mujeres


en el sector informal (contrarios a los datos citados por el anterior autor) y la
superioridad de hombres en el sector formal. Al mismo tiempo se señalan las
posibles causas para que los individuos pertenezcan al sector informal: tradición
familiar, la escasez de trabajos formales, los horarios flexibles (detalle que no
puede ofrecer un trabajo formal), la ausencia de jefes o superiores en el empleo
informal o la oportunidad de ser independiente. (OIT, 2015, p.54)

Un dato relevante de este estudio es que la mayoría de personas que se


encuentran dentro del trabajo informal en Bolivia afirman que están por decisión
propia, y un bajo porcentaje admite que lo hacen porque no encuentran un trabajo
estable; es decir, que la mayoría no está allí por haber sido excluidas del sector
formal (OIT, 2015).

En conclusión el informe determina que: Bolivia tiene elevados niveles de


informalidad con baja productividad; el sector está constituido por personas
jóvenes con niveles de instrucción menores y que reciben menores retribuciones
en comparación al sector formal; y la necesidad de desarrollar una legislación
laboral que permita retener la flexibilidad que brinda el sector informal.

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