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“El Derecho Penal -Sustantivo o Material- es la rama del Derecho compuesta por un conjunto de
normas establecidas por el Estado que determinan los delitos y fijan las penas y/o las medidas de
seguridad que han de aplicarse a quienes los cometen”.
Como todo medio de control social, éste tiende a evitar determinados comportamientos sociales
que se reputan indeseables, acudiendo para ello a la amenaza de imposición de distintas sanciones
para el caso de que dichas conductas se realicen; mas el derecho penal se caracteriza por prever las
sanciones en principio más graves (las penas y medidas de seguridad), como forma de control
social lo suficientemente importante como para que, por otra parte haya sido monopolizado por el
Estado y, por otra parte constituya una de las parcelas fundamentales del poder estatal que desde
la Revolución Francesa se considera necesario delimitar con la mayor precisión posible como
garantía del ciudadano.
7. Principios constitucionales que sustentan (Limite a la luz
puniendi)
7.1. Principio de legalidad
Artículo 17 de la constitución política de la república de Guatemala: “no son punibles las acciones
u omisiones calificadas como delito o falta y penadas por ley anterior a su perpetración”
Artículo 09 de la convención americana sobre derechos humanos, pacto de san José: “nadie puede
ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivas
según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que la aplicable en el
momento de la comisión del delito…”
Artículo 01 del código penal, decreto 17-73 del congreso de la república de Guatemala: “nadie
podrá ser penado por hechos que no estén expresamente calificados, como delitos o faltas, por ley
anterior a su perpetración; ni se impondrán otras penas que no sean las previamente establecidas
en la ley.”
Con este principio se busca impedir la actuación del estado en forma absoluta y arbitraria
restringiéndole al individuo única esfera de defensa de su libertad. Es una previsión de toda
conducta humana que pretende ser incriminatoria.
Artículo 02 del código penal: “si la ley vigente al tiempo que fue cometido el delito fuere distinta
de cualquier ley posterior, se aplicará aquella cuyas disposiciones sean favorables al reo. Aun
cuando haya recaído sentencia firme y aquel se haya cumpliendo su condena”.
7.3. Principio de culpabilidad
Es una garantía en contra de los excesos de responsabilidad objetiva pero también una exigencia
que se suma a la relación de causalidad para reconocer la posibilidad de imponer una pena.
Varios autores coinciden en que la venganza debió ser la primera manifestación de la Justicia Penal,
teniendo la pena un sentido individualista. La venganza también se puede visualizar, no sólo como
una manifestación o equivalente del apena, sino como una guerra entre grupos sociales, siendo
estos organismos políticos primarios dotados de un rudimentario sistema de prohibiciones y
sanciones.
Venganza privada era realizada de familia a familia, de tribu a tribu, de clan a clan, por lo que se
afirma que la responsabilidad penal, antes que individual, fue social.
Este período se caracteriza por que la acción penalizadora no se ejerce como función política del
Estado, sino que el ofensor es víctima de una reacción desorbitada y sin medida, sin que la sociedad
como organización política intervenga para nada. Es una reacción punitiva entre el ofendido y el
ofensor, o entre un grupo familiar y el ofensor.
Al final de la primera edad de piedra, Paleolítico, nace un orden fundado en principios que se
concretó en la ley del Talión, la cual, al no permitir hacerle al ofensor mayor mal que el que había
causado, constituye un avance en las instituciones represivas. De esta ley se desconoce el lugar y
tiempo exacto de su nacimiento.
La ley del Talión reza así: “Alma por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por
pie, quemadura por quemadura, llaga por llaga, cardenal por cardenal” esto es, “tal pena cual delito”
que es lo que significa la palabra “Talión”.
8.1.3. La Composición
La composición nace con el fin de evitar inconvenientes surgidos por la aplicación del Talión.
Mediante ésta se buscaba reparar el daño con una suma de dinero negociable, como precio de la
sangre. Con esta ley el agresor estaba obligado por ley a reparar los daños por medio de recursos
monetarios y el agredido estaba en obligación de aceptar la indemnización, con el fin de renunciar
a la venganza.
Esta transformación de la pena en una reparación pecuniaria y privada fue la fuente de los delitos
privados que existían en muchas legislaciones, como la romana y más tarde los pueblos
germánicos.
La venganza privada desaparece poco a poco, bajo las influencias de las ideas de la Iglesia, al
derecho de asilo, a la tregua de Dios y a un mayor y creciente poder público el cual brindaba
mejores garantías al individuo; asegurando por medio de la defensa pública la defensa de la
sociedad y se encargó de satisfacer los deseos de venganza de los ofendidos.
La autoridad pública toma para sí el encargo de sancionar las ofensas al derecho; pero ya éstas no
la son solamente contra la víctima de la infracción, sino que como esa autoridad se presentaba con
calidad de representante de la divinidad, se las estimaba dirigidas contra ella, es por eso que los
actos menos graves eran considerados como turbadores del orden público y religioso y como tales
castigados con penas rigurosas, con suplicios desatinados a apaciguar la divinidad o la autoridad
ofendida. Se colmaba no sólo de dolor y sufrimiento al ofensor, sino de terror a los que en el futuro
intentaran faltar al derecho.
Se castigaba con muerte por medio del fuego la blasfemia, el ateísmo, la herejía, el sacrilegio; la
brujería y la posesión demoniaca. La penalidad europea desde la antigüedad hasta fines del siglo
XVIII se basaba en la idea de la venganza social y de la intimación.
En este período es notoria la concepción mágica y divina de los fenómenos naturales y de la vida
en general.
Los caracteres más importantes de la Escuela Clásica pueden resumirse en los siguientes:
a) Método esencialmente racionalista, es decir, elaboración de las concepciones doctrinarias,
aplicando el método lógico-abstracto.
b) Responsabilidad basada en el libre albedrío y en la culpabilidad moral; la responsabilidad
se funda en la libertad de elección del acto ilícito.
c) El delito, como dice Carrara, es un ente jurídico y es concebido, esencialmente, desde el
punto de vista jurídico y no como un acontecimiento natural. El delito es una contradicción
con el derecho.
d) La pena es considerada como un mal, y es un medio necesario para el restablecimiento del
orden externo de la sociedad. La pena es proporcional al delito.
e) La Escuela Clásica tiene sus bases filosóficas en el Derecho Natural.
Labatut escribió que las fórmulas jurídicas de la escuela clásica, saturadas de filosofía metafísica,
resultaron ineficaces en la práctica para contener los desbordes de la criminalidad. Las causas de
este fracaso las atribuye Ferri a los dos hechos siguientes: a) extremó los derechos del individuo
frente a los derechos de la sociedad, que necesita defenderse de los malhechores, adoptó una
posición individualista y se puso al servicio del delincuente, proclamando el principio “pro-reo”;
b) utilizó el método deductivo, lo que fue una causa de que se agotara en el análisis del delito. No
dispuso de las herramientas que proporciona la investigación científica y que empleó después el
positivismo.
Zaffaroni en su obra capital “Derecho Penal Parte General “manifiesta que no existió la escuela
clásica y cuestiona la caracterización de la escuela positiva por las diferencias de pensamiento de
sus principales exponentes, como veremos a continuación.
A. El delito es un hecho de la naturaleza y como tal debe estudiarse. No hacerlo como un ente
abstracto, jurídico, sino como un ente real, actual, existente.
B. Es determinista porque sostiene que el libre albedrío no existe. Explica esta escuela que una
serie de circunstancias físicas o sociales llevarán al hombre a delinquir. Si estas
circunstancias no se dan, el hombre no delinquirá.
C. La responsabilidad moral es substituida por la responsabilidad social. El hombre es
responsable socialmente por el sólo hecho de vivir en sociedad, y lo será mientras viva en
ella. Si no hay libre albedrío no puede haber responsabilidad moral, y si el sujeto está
“determinado” a delinquir, la sociedad debe defenderse.
D. La sociedad tiene derecho de defenderse del sujeto peligroso, toda vez que si no hay
responsabilidad penal, nadie queda excluido del Derecho .
E. La pena deja de ser un castigo que se impone al delincuente en retribución o compensación
del mal del delito, y se convierte en una terapéutica social, encaminada a obtener la
readaptación social del sujeto –siempre que ello sea posible- o su eliminación o segregación
en caso contrario. Garófalo estima que la eliminación de los delincuentes incorregibles debe
realizarse mediante la pena de muerte, para lo cual, por cierto, sería preciso realizar
verdaderas hecatombes de criminales.
F. El método es experimental.
16. La Penología
Se ha discutido largamente la independencia de esta disciplina del Derecho Penal; uno de los más
decididos defensores fue Cuello Calón, para quien la Penología se ocupa del estudio de las penas
y las medidas de seguridad, así como de las instituciones poscarcelarias. Hay quienes hablan de
Penología, como sinónimo de Derecho Penitenciario o Derecho de Ejecución Penal, por cuanto
que su objeto de estudio es el mismo, todo régimen de la aplicación de las penas y medidas de
seguridad, empero, la diferencia radica en que el Derecho Penitenciario es una ciencia jurídica y la
Penología es causal-explicativa o naturalista.
17. El Derecho Penitenciario
Es una ciencia jurídica compuesta por un conjunto de normas que tienden a regular la aplicación
de las penas y medidas de seguridad y velar por la vida del reo dentro y muchas veces fuera de la
prisión.
20. La Criminalística
Es una disciplina esencialmente práctica, cuya finalidad, es obtener una mayor eficiencia en el
descubrimiento de delincuente y en la investigación del delito.
24.3. La costumbre
Como fuente del Derecho General, no es más que un conjunto de normas jurídicas, no escritas,
impuestos por el uso. Actualmente aceptar la costumbre como fuente de derecho punitivo, sería
entrar en franca
contradicción con el principio de legalidad y de exclusión de analogía.
24.4. La jurisprudencia
Que consiste en la reiteración de fallos de los tribunales en un mismo sentido. La jurisprudencia es
de mucha importancia para interpretar las leyes penales y también para el nacimiento de un nuevo
derecho, pero no es fuente independiente, ni productora de Derecho Penal.
24.5. La doctrina
Es el denominado “derecho científico” y consiste en el conjunto de teoría, opiniones y aún
especulaciones que realizan en una materia o acerca de un punto los juspenalistas, los doctos, los
especialistas en Derecho Penal.
30. La extradición
30.1. Definición
Es el acto en virtud del cual el gobierno de un estado entrega al de otro un sujeto a quien se le
atribuye la comisión de un determinado delito para someterlo a la acción de los tribunales de
justicia de éste [puig peña, 1959:211].
- miedo invencible;
- fuerza exterior;
- error;
- obediencia debida; y
- omisión justificada.
Con respecto a los "elementos accidentales del delito" nuestro código penal presenta la
"circunstancia que modifican la responsabilidad penal", y se refiere a las circunstancias
"atenuantes" y circunstancias "agravantes" (ver parte general del código artículos 26 y 27 del
código penal).
33. La acción
La acción es todo comportamiento derivado de la voluntad, y la voluntad implica siempre una
finalidad. El contenido de la voluntad es siempre algo que se quiere alcanzar, es decir, un fin; la
acción es siempre el ejercicio de una voluntad final.
La dirección final de la acción se realiza en dos fases, una interna y otra externa; ambas fases de la
acción es lo que se ha conocido como "iter criminis", es decir, el camino del crimen hasta su
realización final.
A. Fase interna. Ésta ocurre siempre en la esfera del pensamiento del autor, en donde se
propone la realización de un fin. Para llevar a cabo el fin selecciona los medios necesarios;
la selección sólo ocurre a partir de la finalidad; cuando el autor está seguro de lo que quiere
decide resolver el problema de cómo lo quiere. En esta fase toma en cuenta también los
efectos concomitantes que van unidos a los medios para la realización del fin; y una vez los
admite como de segura o probable producción los realiza, tales efectos pertenecen a la
acción.
B. Fase externa. Después de la realización interna el autor realiza la actividad en el mundo
externo, ahí pone en marcha conforme a su fin sus actividades, su proceso de ejecución del
acto.
36. La omisión
En general, el ordenamiento jurídico ordena en las normas penales, que los ciudadanos se
abstengan, sin embargo, hay algunas normas (las preceptivas o imperativas) que ordenan acciones,
y la omisión de estas pueden producir resultados. Es decir, el ordenamiento penal, sanciona en
algunos casos, la omisión de algunas acciones determinadas. El autor de una omisión, debe estar
en condiciones de realizarla; esto es, la omisión no es un simple no hacer nada, por ejemplo una
persona paralítica, En silla de ruedas, no omite auxiliar a alguien que se está ahogando, puesto que
él mismo no está en condiciones de realizar alguna acción. La acción y la omisión son subclases
del comportamiento humano susceptibles de ser reguladas por la voluntad final. Acción y omisión
no son dos clases distintas, sino dos subclases del comportamiento humano, determinadas por el
tipo.
Clases de omisión penalmente relevantes
a) Propia. La simple infracción de un deber. En estos delitos se castiga la omisión del deber
de actuar. Por ejemplo, el delito de omisión de auxilio (artículo 156 del código penal).
b) Delitos de omisión con un resultado. En ellos la omisión se conecta a un resultado; por
ejemplo, cuando la ley castiga a "quien consintiere", entendiendo en tal caso por consentir,
la inactividad que falta al cumplimiento de un deber jurídico. Ejemplo: el peculado.
c) Delitos impropios de omisión (o de comisión por omisión, según nuestra ley vigente).
Cuando la forma omisiva puede ser equiparada a la activa que se menciona concretamente
en los tipos. En ellos la omisión se conecta a un resultado prohibido, pero en el tipo legal
no se menciona expresamente la forma de comisión omisiva. En estos casos la omisión del
deber jurídico produce un resultado como que si el sujeto en realidad hubiese actuado; esto
genera problemas de interpretación prácticos al tratar de dilucidar cuando la forma omisiva
se equipara a la activa. El famoso caso del infanticidio omisivo no está realmente descrito
en la ley, sin embargo, se admite que esa forma de omisión puede ser equiparada a la acción
de matar y conectada con el resultado de muerte del niño que se produce. En los delitos de
omisión impropia dice muñoz conde [1984: 13] el comportamiento omisivo no se menciona
expresamente en el tipo, que sólo describe y prohibe un determinado comportamiento
activo, pero la más elemental sensibilidad jurídica obliga a considerar equivalente, desde el
punto de vista valorativo, y a incluir, por tanto, también en la descripción típica del
comportamiento prohibido, determinados comportamientos omisivos.
37. La relación de conexidad o causalidad en la omisión
Lo que interesa en los delitos de impropia omisión, es la posibilidad Que tuvo el sujeto de evitar
un resultado; es decir, que si el sujeto hubiera realizado la acción esperada, el resultado no se
hubiera producido.
Para resolver tales problemas son útiles las teorías de la adecuación, ya mencionadas y las del
incremento del riesgo y del fin de la protección de la norma.
El deber de evitar el resultado
No basta con que el resultado se produzca, es necesario que el sujeto tenga la obligación de tratar
de impedir la producción del resultado, ésta es la llamada " posición de garante" que convierte al
sujeto en garante de que el resultado no se producirá. Con el objeto de minimizar las dificultades
con que se tropieza en la realidad para establecer la posición de garante se ha dicho [muñoz c.
1984: 35] que:
"sólo aquellas personas que tiene una especial vinculación con el bien jurídico protegido, pueden
ser considerados garantes de la integridad del mismo"
Y ello realmente, porque en los delitos impropios de omisión lo que sucede es que se ha verificado
la comisión de un resultado por la omisión de un deber jurídico establecido a una persona que se
encontraba como garante de que aquel resultado no se produciría. En nuestro código penal se
encuentra en el art. 18; en algunas ediciones se encuentra el epígrafe equivocado: cambios de
comisión.
B. La aberratio ictus también suele llamarse error en el golpe. Otro es el caso de error en la
persona. Si el bien es equivalente no hay problema, se elimina el dolo. Cuando la desviación
resulta irrelevante para el dolo sí importa, como quien confunde a su enemigo con el vecino
y dirige su conducta a matar al vecino, es homicidio.
C. Dolus generalis. Es un error sobre la causalidad en que el autor cree haber alcanzado el
resultado, pero este sobreviene en el curso causal. Como cuando alguien cree haber dado
muerte a golpes a su víctima pero en realidad solo está desmayada y muere por
ahorcamiento cuando la cuelga en un árbol para simular un suicidio. Para que haya dolo es
necesario que haya un plan unitario, es decir, una unidad de decisión, no importa que la
muerte se haya producido por los golpes o por el colgamiento.
En el dolo directo el sujeto quiere realizar precisamente el resultado prohibido en el tipo. El autor
quería matar y mata; en este caso aparece el llamado dolo directo en primer grado. También existe
el dolo en que el autor no quiere una de las consecuencias pero la admite como unidad al resultado
final; es decir, prevé una consecuencia accesoria, la acepta como necesaria y la incluye en su
voluntad, en este caso en que es obvia la existencia del dolo, Se diferencia al definirlo como directo
de segundo grado; en ambos casos hay voluntad de matar, solo que en el primero, se tiene la
voluntad de hacerlo sin más, y en el segundo se considera una consecuencia unida a la principal de
matar.
También se conoce el dolo eventual (en nuestro código, aparecen ambas categorías en el artículo
11, pero una mejor elaboración técnica aparece en el artículo 13 del proyecto) 9 que consiste en
que el sujeto se representa el resultado como probable producción. El dolo eventual es una categoría
entre el dolo y la imprudencia. Cualquier error sobre los elementos objetivos integrantes del tipo
de injusto excluye el dolo, ello es distinto de un error sobre la antijuricidad, que será, error de
prohibición.
A. La acción típica. Al no estar descrita la imprudencia, puesto que se trata de tipos abiertos,
lo esencial de dicha acción es que se lesione el deber objetivo de cuidado. El núcleo del
tipo de injusto del delito imprudente consiste entonces en la divergencia entre la acción
realmente efectuada y la que debió realizarse en virtud del deber objetivo de cuidado.
B. El cuidado objetivo. Consiste en el cuidado requerido en la vida de relación social, que se
pone regularmente en las actuaciones. “ello supone un juicio normativo que surge de la
comparación entre la conducta que hubiera seguido un hombre razonable y prudente en la
situación del autor y la observada por el autor realmente”. [muñoz c., 1984:72].
La violación de dicho deber, es elemento fundamental del tipo culposo. Este elemento se obtiene
de contrastar la acción realizada y la que debió realizarse merced al deber objetivo de cuidado.
42. La preterintencionalidad
Formalmente se dice que antijuridicidad "es la relación de oposición entre la conducta humana y
la norma penal" o bien "la contradicción entre una conducta concreta y un concreto orden jurídico
establecido previamente por el estado". Materialmente se dice que es "la acción que encierra una
conducta antisocial que tiende a lesionar o a poner en peligro un bien jurídico tutelado por el
estado".
Subjetiva, por lo que podría decirse que su naturaleza funcional es de carácter objetiva; sin
embargo, los penalistas alemanes han sostenido que hay hechos delictivos que presentan un
marcado carácter subjetivo dirigido a un fin determinado, por ejemplo: el ánimo de lucro, que
caracteriza al robo y al hurto; quedando de esta forma, vacilando en un entredicho el carácter
netamente objetivo de su función.
Es más interesante aún, plantear la naturaleza de su función desde el punto de vista formal en virtud
de que la antijuridicidad formal, es consecuencia del principio de legalidad; así pues donde aquel
rija, la determinación de lo antijurídico se estará basando en la antijuridicidad formal y solo podrá
hacerlo sobre la material, cuando no exista principio de legalidad, lo que viene a significar que para
determinar si un conducta es penalmente antijurídica, habrá necesariamente que acudir a indagar
en la ley penal.
El haber distinguido entre antijuridicidad y culpabilidad es un hallazgo técnico jurídico del siglo
xx.
Quien actúa antijurídicamente realiza la figura del tipo atacando un bien jurídico penalmente
protegido. Quien actúa culpablemente comete un acto antijurídico pudiendo actuar de otro modo.
Sin embargo, como la capacidad de poder actuar de un modo diferente a como se actuó es
indemostrable, se debe acudir a la experiencia y a la observación. Lo que debe servir de base, es lo
fenomenológico, lo vivencial del hecho de que en cualquier persona cuando tiene varias opciones,
existe una capacidad de elección, y esa capacidad es el presupuesto del actuar humano social y
Jurídicamente relevante. Siempre que hay varias opciones se puede elegir, pero no se sabe cuales
son las razones que impulsan a elegir entre una y otra opción. La culpabilidad no es un fenómeno
individual, aislado; la culpabilidad debe verse con referencia a la sociedad; no sólo con referencia
del autor del hecho típico y antijurídico sino una culpabilidad con referencia a los demás. De ello
surge que la culpabilidad es un fenómeno social. Es el estado, entonces, como representante de la
sociedad, quien define lo que es culpable o inculpable. La culpabilidad tiene un fundamento
sociológico; no psicológico como se concibió entre los partidarios del causalismo, entre quienes se
cuentan los autores de nuestro código penal vigente.
"lo importante no es que el individuo pueda elegir entre varios haceres posibles; lo importante es
que la norma penal le motiva con sus mandatos y prohibiciones para que se abstenga de realizar
uno de esos varios haceres posibles que es precisamente el que la norma prohibe con la amenaza
de una pena" [muñoz c., 1984: 133].
La capacidad del ser humano para reaccionar ante las exigencias normativas, derivadas de la
prevención general, es lo fundamental, y permite la atribución de una acción a un sujeto, y por
consiguiente, determina su responsabilidad por la acción realizada, esto es culpabilidad.
A) imputabilidad, o capacidad de culpabilidad; capacidad de ser sujeto del derecho penal esto
es, madurez tanto física como psíquica para Poder motivarse conforme la norma penal; sin ellas no
puede hablarse de culpabilidad.
B) conocimiento de la antijuridicidad; si el individuo puede conocer aunque sea a grandes
rasgos el contenido de las prohibiciones, el individuo imputable puede motivarse. Si el sujeto no
sabe que su hacer está prohibido, tampoco puede motivarse conforme a la norma.
La imputabilidad asume el papel de un elemento positivo más del delito, como una marcada
tendencia subjetiva por cuanto es el elemento previo más relevante de la culpabilidad ya que el
sujeto activo del delito, antes de ser culpable tendrá necesariamente que ser imputable. El
fundamento de la imputabilidad se ha dicho, radica en la concurrencia de ciertas condiciones
psíquicas, biológicas y morales, que en última instancia van a determinar la salud mental y la
madurez biológica, que constantemente exigen las legislaciones penales, para que el agente pueda
responder de los hechos cometidos, es decir, que la imputabilidad formalmente hablando está
condicionada por ciertos límites que la ley propone, sujetándose a ella habrá que considerar
imputable a los sujetos que en su persona reúnen las características biosíquicas que requiere la ley,
para tener la capacidad de ser responsables de los hechos típicamente antijurídicos cometidos.
Naturaleza de su función
En el derecho penal moderno ha quedado totalmente abandonado el viejo problema que presentaba
la naturaleza de la imputabilidad y su consecuente responsabilidad penal; a pesar de que en un
tiempo esta cuestión fue motivo de encarnizadas luchas entre los representantes de las dos más
grandes escuelas del derecho penal del siglo pasado (la clásica y la positiva); surgiendo después
varias teorías que de manera colectiva trataban de solucionar el problema.
El estudio de la punibilidad dentro de la teoría general del delito, podemos afirmar que se
circunscribe a resolver el eterno problema que se plantea la doctrina jurídico penal, para tratar de
averiguar si la pena es un elemento característico del delito o bien es una consecuencia del mismo,
lo cierto es que desde los inicios de la construcción técnica del delito, hasta nuestros días, no ha
habido unidad de criterio entre los criminalistas para ponerle fin al conflicto; lo único que se ha
alcanzado es establecer perfectamente bien dos marcadas corrientes: una que considera la
punibilidad como elemento del delito y la otra que la considera como su consecuencia; partiendo
de estos dos criterios, algunos tratadistas convienen en incluir la penalidad al definir el delito, y
otros convienen en excluirla. Trataremos de analizarlas:
Es evidente que para los que comparten el criterio de esta corriente, la punibilidad es la
característica diferencial del delito, que debe aparecer en todas las definiciones, de ahí que algunos
autores reducen su definición a lo que consideran lo esencia, por ejemplo, el notable profesor de la
universidad de paris, rossi, dice que el delito es simplemente "todo acto señalado con una pena".
Los que sostienen este criterio, como el caso de fontán balestra, definen el delito como "la acción
típicamente antijurídica y culpable", incluyendo la mención de la penalidad por considerar que ella
es una consecuencia y no un elemento característico del delito, en nuestra patria, palacios motta, a
pesar de que en su definición del delito incluye las penas y las medidas de seguridad, confiesa que
se acoge al criterio doctrinario que considera la sanción penal como una consecuencia; y no como
un elemento del delito [palacios motta, 1980: 117].
De acuerdo a nuestra ley, en guatemala, no son imputables y por ende tampoco responsables
penalmente, los menores de edad, y los que en el momento de la acción u omisión, no posean, a
causa de enfermedad mental, de desarrollo psíquico incompleto o retardado o de trastorno mental
transitorio, la capacidad de acuerdo con esa comprensión, salvo cuando el trastorno mental
transitorio haya sido buscado de propósito por el agente (actiones liberae in causa).
Existen dos posiciones en cuanto a que existiendo causa de Justificación el tipo persista o
desaparezca. La posición tradicional indica que la exclusión de la antijuridicidad no implica la
desaparición de la tipicidad. La teoría de los elementos negativos del delito considera que las causas
de justificación eliminan la tipicidad, por considerar que el tipo es la parte positiva del injusto, y la
concurrencia de los presupuestos de una causa de justificación la parte negativa.
La razón material de la justificación se aprecia como una situación de conflicto, conflicto entre el
bien jurídico atacado y otros intereses equivalentes. Las causas de justificación lo que hacen es
permitir la agresión a bienes jurídicos ( o por lo menos no la prohiben) en virtud de ciertas
circunstancias que al legislador parecen más importantes que la protección de un bien jurídico
individual. El derecho no prohibe resultados sino conductas, en tal virtud tenemos el siguiente:
Nuestra ley establece los requisitos siguientes: agresión ilegítima, necesidad racional del medio
empleado para impedirla o repelerla y falta de provocación suficiente por parte del defensor.
Agresión ilegítima
Hemos afirmado ya antes que éste resulta ser el elemento generador de la legítima defensa. Se
entiende: agresión ilegítima como acometimiento físico o acto contrario a derecho, en vista de que
el código penal admite la defensa de la persona, bienes o derechos. Tales alternativas, han de poder
darse independientemente. Lo que es indispensable es que la agresión ilegítima se encuentre
configurada por un comportamiento humano.
Agresión ilegítima significa agresión antijurídica. Puede ser una agresión dolosa o imprudente.
Ejemplo. Piénsese en el ciclista que circula con evidente torpeza y a gran velocidad por la acera.
Caería sobre unos valiosos objetos de cerámica expuesto en el lugar, si la empleada no lo evitara
apartándole de un golpe que le hace caer al otro lado (el mal causado puede ser mayor que el que
se quería evitar por lo que no cabe estado de necesidad).
Debe existir una necesidad de defenderse en alguna forma (necesidad abstracta) como necesidad
del medio defensivo utilizado (necesidad concreta). Si no hay necesidad abstracta de defenderse,
no cabe la causa de justificación y si hay necesidad de defenderse pero la defensa usada es excesiva
podrá apreciarse conforme lo prescribe el art. 26/2 del c. P.
Se da cuando el sujeto cree erróneamente que concurren los presupuestos objetivos de la legítima
defensa:
Ejemplo. Tras haber tenido una violenta discusión en un bar, juan cree que quien viene corriendo
hacia él en una calle oscura próxima es su adversario pedro que quiere agredirle. Juan dispara antes
de que pueda advertir que quien corría y es herido no era pedro ni pretendía atacarle.
La doctrina indica que se trata de un estado de peligro actual para legítimos intereses que
únicamente puede conjurarse mediante la lesión de intereses legítimos ajenos y que no da lugar a
ejercitar otra causa de justificación.
Aunque técnicamente se han establecido relaciones entre ambas, pues suponen una situación de
peligro que sólo se puede conjurar mediante un Hecho típico, en consecuencia funcionan como
tipos permisivos, hay que tomar en cuenta que en la legítima defensa se necesita una agresión
antijurídica. En el estado de necesidad se permite lesionar intereses de una persona que no realiza
ninguna agresión.
Superior al que se salva. En ese caso la doctrina opina que la conducta puede ser exculpada si el
sujeto actúa en una situación en que no le es exigible que deje sacrificar el interés amenazado;
estado de necesidad exculpante, lo cual quedaría según nuestro derecho a tomar en cuenta en la
figura exculpante señalada en el art. 25/1, miedo invencible.
Hay ciertas profesiones que suponen la realización de actos previstos en tipos delictivos,
especialmente intervenciones quirúrgicas en el médico, pero también expresiones que afecten el
honor de alguna persona, en el abogado, y algunas medidas de los preceptores como impedir la
salida a recreo, etc.
Al igual que las causas de inimputabilidad y las causas de justificación, las causas de
inculpabilidad, son eximentes de la responsabilidad penal del sujeto activo, y en este caso porque
el elemento subjetivo del tipo, que es la voluntad del agente, no existe; en ese sentido las causas de
inculpabilidad son el negativo de la culpabilidad como elemento positivo del delito, y surgen
precisamente cuando en la comisión de un acto delictivo, no existe: dolo, culpa o preterintención;
la legislación penal guatemalteca describe cinco causas en la siguiente forma:
"ejecutar el hecho impulsado por miedo invencible de un daño igual o mayor, cierto o inminente,
según las circunstancias". Para que exista jurídicamente la comisión de un delito, y que ésta pueda
ser imputada a determinado sujeto, es imprescindible que el agente actué libre y voluntariamente
en la ejecución del mismo, lo cual no sucede cuando el sujeto activo actúa con miedo que le es
invencible, porque le está coartada la voluntad de actuar libremente. En este caso se trata de una
"vis compulsiva", es decir, de un tipo de violencia psicológica o moral que influye directa y
objetivamente en el ánimo del sujeto, que se ve amenazado de sufrir un daño igual o mayor al que
se pretende que cause.
"en la violencia moral, aún queda al sujeto la alternativa entre cometer el delito o sufrir el mal con
el cual se amenaza, mas como el derecho penal no pretende crear héroes, se sitúa en plano humano
y no obliga al sacrificio, en cambio en la violencia física, ni de héroe puede hacer el obligado"
[hurtado aguilar, 1974: 55].
51.2. Fuerza exterior
"ejecutar el hecho violento por fuerza material exterior irresistible, directamente empleada sobre
él".
En este caso se trata de una " vis absoluta", es decir, un tipo de violencia física o material que se
torna en irresistible ejercida directamente sobre la humanidad del sujeto activo, que anula total y
absolutamente su voluntad de acción, y si actúa lo hace como un autómata, manipulado
violentamente por un tercero que lo hace obrar como mero instrumento, no sólo privado de su
voluntad, sino en contra de ella misma, de tal manera que si se comete el delito, existe falta de
acción por parte del sujeto activo y por lo tanto está exento de responsabilidad penal. Lo que es
importante subrayar es que la fuerza física irresistible se emplee directamente sobre el sujeto activo,
de otra manera no operaría la exención.
51.3. Error
"ejecutar el hecho en la creencia racional de que existe una agresión ilegítima contra su persona,
siempre que la reacción sea en proporción al riesgo supuesto".
Desde el punto de vista amplio, el error es un conocimiento equivocado, un juicio falso que se tiene
sobre algo, es la falta de correspondencia entre lo que existe en nuestra conciencia y lo que es en
el mundo exterior, es en síntesis una concepción equivocada de la realidad.
El error que para nuestra legislación penal es un eximente por causas de inculpabilidad, se conoce
en la doctrina como "legítima defensa putativa", que es un "error de hecho", un error en el acto,
que en la doctrina también se le conoce como "error propio", y consiste en que el sujeto activo
rechaza una supuesta agresión contra su persona, al creerse realmente atacado, sin embargo, esa
agresión solamente ha existido en la mente del agente. Además de la creencia racional de que
efectivamente existe una agresión contra su persona, la ley exige que la reacción del sujeto activo
sea en proporción al riesgo supuesto, lo cual quiere decir que debe existir una conexión lógica entre
el peligro que supuestamente corra el sujeto activo y la acción que éste realice para defenderse.
A) que haya subordinación jerárquica entre quien ordena y quien ejecuta el acto;
B) que la orden se dicte dentro del ámbito de las atribuciones de quien la emite y esté revestida
de las formalidades legales;
C) que la legalidad del mandato no sea manifiesta".
Sabemos que la omisión es una conducta pasiva que adopta el sujeto activo del delito, infringiendo
el deber jurídico de actuar que imponen algunas normas (como la omisión de auxilio, por ejemplo);
empero, cuando el sujeto se encuentra materialmente imposibilitado para hacerlo, queda exento de
responsabilidad penal por una causa de inculpabilidad. La ley exige que la causa sea legítima (real),
e insuperable que le impida actuar en un momento determinado, pero se discute que sea causa de
inculpabilidad.
El caso fortuito, es un acaecimiento o suceso imposible de evitar, que debe Identificarse con un
mero accidente, donde la responsabilidad penal no es imputable a nadie, por cuanto que el agente
actuaba legalmente y a pesar de haber puesto la debida diligencia, se produjo un resultado dañoso
de manera fortuita, quiere decir que en la conducta del sujeto no existió dolo, culpa ni
preteintencionalidad, y en consecuencia no queda más que eximirlo de responsabilidad penal. El
caso fortuito tiene que ser totalmente independiente a la voluntad del agente, típico caso fortuito
es, por ejemplo, el del conductor que pilotando un bus sufre un infarto cardíaco y al perder el
control se estrella el vehículo y se produce la muerte y lesiones de varias personas; este tema está
fuera del derecho penal.
El concurso real o material, como también se le llama en la doctrina, surge cuando el sujeto activo
ha realizado varias acciones, cada una de las cuales por separado es constitutiva de un delito, es
decir, que hay tantos delitos como acciones delictivas se hayan realizado (el sujeto que en una
oportunidad roba, en otra mata, y en otra estafa, será responsable de los tres delitos cometidos). En
cuanto a la aplicación de la pena, el sistema que se sigue acá, es el de la acumulación matemática
o material de las mismas, limitada por el máximo de cincuenta años de prisión y doscientos mil
quetzales de multa.
El concurso ideal o formal como también se le llama en la doctrina, surge mediante dos supuestos:
Cuando un solo hecho o acto delictivo, sea constitutivo de dos o más delitos (el sujeto que agrede
a un policía y lo hiere será responsable de "Atentado" y "Lesiones"), y cuando un delito sea medio
necesario para cometer otro (el sujeto que rapta a su novia menor de edad y convive sexualmente
con ella abandonándola después, será responsable de "Rapto" y "Estupro"). A este caso se le
denomina, también concurso medial. En cuanto a la aplicación de la pena, se sigue el principio de
la pena única mediante la absorción, por el cual la pena de mayor gravedad absorbe a las menores,
aplicándose solamente ésta aumentada en una tercera parte; sin embargo, si a juicio del órgano
jurisdiccional fuera más favorable al reo la aplicación de la fórmula aritmética o matemática, se
inclinará por ésta, aplicando todas las penas que correspondan a cada delito.
Con el objeto de atenuar el rigor de la acumulación aritmética de penas, adoptada por las
legislaciones para el concurso real, surge la figura del delito continuado, ficción jurídica que tiene
como característica: "la unidad de resolución o de propósito de un mismo sujeto que ha cometido
una serie de acciones constitutivas de ejecuciones parciales de un solo delito" al decir de Guillermo
Cabanellas. Al respecto el art. 71 de nuestro Código Penal indica:
"Se entenderá que hay delito continuado cuando varias acciones y omisiones se cometan en las
circunstancias siguientes 1º. Con un mismo propósito o resolución criminal: 2º. Con violación de
normas que protejan un mismo bien jurídico de la misma o de distinta persona; 3º. En el mismo o
en diferente lugar; 4º. En el mismo o distinto momento, con aprovechamiento de la misma
situación; 5º. De la misma o de distinta gravedad. En este caso se aplicará la sanción que
corresponda al delito, aumentada en una tercera parte".
55.1.2. cómplices
ARTICULO 37.- Cómplices.
Son cómplices:
1º. Quienes animaren o alentaren a otro en su resolución de cometer el delito.
2º. Quienes prometieren su ayuda o cooperación para después de cometido el delito.
3º. Quienes proporcionaren informes o suministraren medios adecuados para realizar el delito; y
4º. Quienes sirvieren de enlace o actuaren como intermediarios entre los partícipes para obtener la
concurrencia de éstos en el delito.
55.1.3. Encubrimiento
El Código Penal anterior, consideraba que el "Encubrimiento" era una forma más de participación
en el delito, al igual que lo es la autoría y la complicidad actualmente, sin embargo, siguiendo
indiscutiblemente la orientación de la técnica legislativa y del Derecho Penal moderno, como se ha
hecho en la gran mayoría de legislaciones penales, nuestro Código Penal vigente, ya no contempla
el "encubrimiento" como en forma de participación delictiva, sino como una figura delictiva
completamente independiente (autónoma), que pasó a formar la parte especial de nuestro
ordenamiento penal en los artículos 474 (Encubrimiento Propio) y 475 (Encubrimiento Impropio),
que estudiaremos seguidamente en la segunda parte de esta obra. En síntesis, los grados de
participación en el delito según nuestro Código Penal vigente son: la Autoría y la Complicidad, en
la forma como quedó planteada.
56. La pena
56.1. Definición de la pena
Consecuencia eminentemente jurídica y debidamente establecida en la ley, que consiste en la
privación o restricción de bienes jurídicos, que impone un órgano jurisdiccional competente en
nombre del Estado al responsable de un ilícito penal.
Es un castigo que se impone por las autoridades facultadas por la propia ley, con el objetivo de
sancionar al sujeto que comete un delito o falta.
57.3. Características
Son medios o procedimientos que utiliza el Estado. Esto indica que la imposición de medidas de
seguridad corresponde con exclusividad al Estado, que como ente soberano es el único facultado
para crearlas e imponerlas a través de los órganos jurisdiccionales.
Tienen un fin preventivo, rehabilitador, no retributivo. En ese sentido las medidas de seguridad
pretenden prevenir la comisión de futuros delitos, a través de la educación, corrección y
rehabilitación de los sujetos con probabilidad de delinquir, desprovistas del castigo expiatorio.
Son medio de defensa social. En virtud de que su imposición depende de la peligrosidad del sujeto
y no de la culpabilidad del mismo, esto es prevenir y rehabilitar en defensa de los intereses sociales,
que se ven amenazados por la peligrosidad que revelan ciertos sujetos.
Puede aplicarse a peligrosos criminales y peligrosos sociales. En este sentido se entiende como
peligroso criminal al sujeto que luego de delinquir presenta probabilidades de volver a delinquir;
en cuanto que el peligroso social sin haber delinquido presenta probabilidades de delinquir.
Su aplicación es por tiempo indeterminado. Siendo así que una vez impuestas, deben revocarse o
reformarse una vez haya desaparecido la causa o el estado peligroso que las motivo. Así el Articulo
85 del Código Penal establece que las medidas de seguridad se aplicaran por tiempo indeterminado
salvo disposición expresa de la ley en contrario, y el segundo párrafo del Articulo 86 del mismo
Código dice que en cualquier tiempo podrán reformar o revocar sus resoluciones, si se modifica o
cesa el estado peligroso del sujeto.
Responden a un principio de legalidad. Esto indica que no podrán imponerse sino únicamente
aquellas que estén con anterioridad establecidas en ley. Así el artículo 84 del Código Penal
establece que no se decretaran medidas de seguridad sin dispocisión legal que las establezca
expresamente, ni fuera de los casos previstos en la ley.
59.3. La Amnistía
Como su propio nombre indica, la amnistía supone un total olvido del delito. Su concesión
mediante ley borra todo recuerdo del delito cometido o de la pena pronunciada. En definitiva,
extingue por completo la pena y todos sus efectos.
59.4. El Indulto
Consiste el indulto en la gracia otorgada por el Jefe de Estado a los condenados por sentencia firme
remitiéndoles toda la pena impuesta o parte de ella, o conmutándola por otra de menor gravedad.