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EL JUEGO EN LA CLÍNICA CON NIÑOS

Alba Fleshler: El juego del sujeto y las intervenciones del analista .

El juego no es una creación del psicoanalisis sino que (al igual que la transferencia) el psa se
sirve de el en el encuentro con un niño.
Habla de la función diagnóstica y otra acerca de las funciones del analista ¿Por qué un
analista juega con un niño?
El juego es tomado como una respuesta del sujeto, indicadora de una creación, su
ausencia o detención como la falla de la misma.
CADA VEZ QUE UN NIÑO ARMA UNA ESCENA LÚDICA, ESTARÁ DELIMITANDO EL
ESPACIO DEL OTRO Y PRODUCIENDO TIEMPOS DE ESTRUCTURACIÓN EN LA ESCENA
DEL SUJETO.
Los tiempos en la construcción del fantasma son tiempos de pasaje del espacio del Otro a la
escena del sujeto.
1) Un niño siempre es un lugar en el fantasma del Otro (por eso distinguimos entre niño y
sujeto) SI EL NIÑO ES UN LUGAR EN EL Otro, EL SUJETO ES UNA RESPUESTA, una
respuesta a ese niño propuesto por el Otro.
2) Lacan: en el intervalo entre el niño esperado y la respuesta hallada, late la existencia del
sujeto para quién la dimensión del ex-sistire (existir fuera) es condición de vida o muerte.
El Otro puede estar agujereado, pero el niño puede venir a tapar ese agujero. Es necesaria la
significación fálica en el espacio agujereado del Otro para que el niño haga falta.
3) EL SUJETO SOLO RESPONDE AL OTRO SI EL INTERVALO LE HA SIDO DONADO.
Con la edificación del andamiaje fantasmático, en la medida que se aparta del ser el objeto
que da goce al Otro, el sujeto irá orientando la ventana a su deseo, el fantasma cumple su
función de articulador del deseo.
Es necesario distinguir tempranamente, cuando es el sujeto quién responde y cuando
es el niño que realiza la presencia del objeto en el fantasma materno.

IMPORTANTE: paradoja de la existencia: el niño dará sus pasos fuera del campo del Otro en
los caminos de la exogamia solo si previamente halló cabida en su campo.

¿QUÉ SE EVIDENCIA EN EL JUEGO?


Cuando el niño juega creando una ficción, con los personajes recreativos de la imagen del
cuerpo, arranca su cuerpo de la coagulación inicial y se va haciendo notable una perceptible
recreación de la mirada del Otro.
El camino a recorrer es del cuerpo de la madre, al cuerpo propio y al cuerpo del otro los juegos
del goce se juegan toda la vida en la dialéctica del sujeto al Otro, siendo la infancia donde se
orientan las vicisitudes definitorias.

En este sentido Rodulfo nos habla acerca del juego como posibilidad de armarse un cuerpo
fuera del Otro
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Cap 7: Las tesis sobre el jugar 1: más acá del juego del carretel
En los distintos momentos de la estructuración subjetiva vemos variantes y transformaciones
en la función del jugar.
Winnicott: jugar y no juego porque jugar remite a una práctica significante de producción. NO
HAY NINGUNA ACTIVIDAD SIGNIFICATIVA EN EL DESARROLLO DE LA SIMBOLIZACIÓN
DEL NIÑO QUE NO PASE POR EL.
No es una catarsis ni un divertimento ni se limita a una desarga fantasmática o actividad
regulada por defensas (DIFERENCIA C PSICODIAGNÓSTICO)
No hay ningún índice que revele el estado de desarrollo simbólico de un niño y no hay
ninguna perturbación en la infancia que no se espeje en el jugar.
Establece que antes del fort-da (poder simbolizar una desaparición) hay funciones anteriores
relativas a la CONSTRUCCIÓN LIBIDINAL DEL CUERPO.
El niño debe, para convertirse en Sujeto, extraer materiales para fabricar un cuerpo,
materiales que deben ser arrancados al cuerpo del Otro. A partir del jugar el chico se obsequia
un cuerpo a si mismo.
DESARROLLAR LA IDEA DE NIÑO SIEMPRE ACTIVO EN SU ESTRUCTURACIÓN, cuando
no la hay, hay patología (gesto espontáneo)

Primer forma de jugar


El perverso polimorfo empieza por ser un arrancador, agujereador nato, práctica con la que
produce cosillas, desechos, pequeños objetos con los que fabrica superficies continuas,
extensiones y trazados sin solución de continuidad: AGUJEREAR-HACER SUPERFICIE (bebé
que se embarduna) una película de banda continua (relacionarlo con el dibujo en flecos de los
niños psicóticos). ANTES DE FORMAR UN ADENTRO-AFUERA TIENE QUE FORMAR
SUPERFICIE.
En este sentido las rutinas o hábitos cotidianos posibilitan este armado, ya que brindan una
retícula de soportes narcisistas en los que toda subjetividad necesita apuntalarse. Toda
cotidianeidad en su sentido de plataforma es heredera de la función materna.
Toma a Winnicott y habla del estado de no integración.

Cap 8: Las tesis sobre el jugar (II) el espacio de las distancias abolidas.
-Segundo concerniente a un segundo momento en la estructuración del cuerpo, el juego
posibilita diferenciar y constituir continente /contenido. (Sacar y meter cosas)
La segunda función del jugar conduce a la formación de un tubo, caracterizado por una
relación de continente a contenido. El efecto de entubamiento se pone de manifiesto en
infinitos juegos de inclusiones de unos objetos en otros, modalidad del agujero descubierta por
el Psicoanálisis y fundamental en la construcción del cuerpo.
Winnicott: para poder separarse hay que estar muy unido (fusión temprana).
Todavía es un espacio bidimensional que va adquiriendo cierta dimensión del volumen.
Cuando esta función no puede desplegarse, el niño resulta nuevamente agujereado (fantasma
psicótico de perforación). Es necesario que exista una reversibilidad entre éste y el cuerpo de
la madre (continente-contenido).
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Cap 9: tesis (III) la desaparición simbolizada


La tercera función del jugar aparece en el último cuarto del primer año de vida, a través de
juegos de escondite, prácticas de aparición/ desaparición. Produce una separación
fundamental yo/ no-yo. Nueva adquisición: la capacidad de desaparecer. Lo que antes
angustiaba, ahora da risa
Producción de un afuera. Importancia del destete en su triple desprendimiento: la mirada, el
seno y el sujeto.
Al tirar el carretel, el niño crea un espacio que antes no existía. No es que el objeto se ve
arrojado afuera, sino que al arrojar al objeto se crea el afuera. Simboliza así la partida de la
madre porque ahora es una partida de la que se puede esperar un regreso, el cual antes no
era posible porque no existía la categoría ausente/presente, por lo tanto no se podía simbolizar
la separación.
En el segundo año de vida la operación del fort/ da se pone enteramente en juego, descubren
la puerta y el cerrarla/ abrirla. Además aparece el “no”, como respuesta a toda solicitación del
Otro, aunque luego toma lo que se le ofrece.
Lo fundamental aquí es la posibilidad de separación vía significante, la palabra. Sin que esto
se de no es posible la escena edípica porque hay un pegoteo fusional.

Capítulo 10: Las tesis sobre el jugar (IV): pequeños comienzos de grandes patologías
Se refiere a todas las patologías derivadas de la estructuración psíquica, como las psicósis,
autismo donde la discontinuidad se vive como destrucción del Otro (no hay todavía posibilidad
de simbolizar la ausencia).
Cuando no se dispone de la imago o del objeto, el niño responde con su cuerpo, agureandolo.
La patología ligada al fort da es el pegoteo, el niño intenta existir refusionándose
continuamente al Otro (caso Kevin). También en la sobreadaptación.

Capítulo 11: Las tesis sobre el jugar (V): transicionalidades


La crisis de la pubertad golpea todos los niveles previos de la estructuración subjetiva. Toda
adquisición debe replantearse.

Todas las funciones del jugar se vuelven a desplegar. En los tiempos de la adolescencia se da
un salto de especial magnitud.
La función del espejo entra en crisis (¿Qué pasa con los puberes y los espejos?) Genera
superficie a través de nuevos materiales: grupos de pares, bandas, barras y diversos modos
de conglomeración. También encontramos períodos de suciedad y de adhesión a ciertas
ropas. TODAS VERDADERAS RESTITUCIONES DE UNA SUPERFICIE ROTA.
El adolescente juega extrayendo de los yacimientos ideológicos del adulto. El juego del fort/ da
aparece como intento de hacerse desaparecer del espacio familiar identificándose con otros.
Si el sujeto no consigue metabolizar estas demandas y transformarlas en algo propio a través
del jugar, queda atrapado en lo que funciona como mandamiento superyoico de adaptación al
ideal.
Muchas veces confundimos el Acting out con verdaderos juegos de roles en los que el
adolescente juega a ser... político, ladrón, adicto, etc...
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Cuando esto no es posible nos encontramos con fenómenos del falso self, alienaciones a la
demanda social que aplasta el jugar reemplazándolo por el trabajo puramente adaptativo (Que
sí son antesala de un pasaje al acting, el cual para el autor indica un fracaso en la esfera del
jugar).

Capítulo 12: Donde el jugar era, el trabajar debe advenir.

El juego en la adolescencia, se convierte en un trabajo y lo que el jugar era se tiene que


convertir en el trabajar. Si dicha tarea falla, queda comprometida la función de sublimación
(leer material)
Sin esta base pulsional el trabajo se constituye como fachada socialmente redituable pero
subjetivamente vacía de significación.

Intervenciones en la clínica
Rodulfo: El jugar es el ejercicio por el cual el niño se va curando por si solo respecto a una
serie de puntos potencialmente traumáticos. Cuando el mito familiar se fractura impidiendo las
simbolizaciones insipientes el sujeto ya no dispone de ese recurso de asimilación: A MAYOR
DETERIORO PATOLÓGICO, MAYOR TAMBIÉN ES LA IMPOSIBILIDAD EN EL JUEGO: el
caso límite es el autismo.
IMPORTANTE SIEMPRE PREGUNTARNOS: ¿A qué dificultad lógica tiene que enfrentarse el
niño y que con su jugar intenta resolver?

Alba Fleshler: El espacio del niño y la escena del sujeto: las intervenciones del analista.
De ser un niño a existir como sujeto debe advenir un giro espacio-temporal en el cual se crean
las condiciones necesarias a la existencia del sujeto.
El niño que despliega tanto la escena lúdica como la del síntoma expresa una apertura
temporal en la continuidad de goce.

CASO TIMOTEO: niño pero no sujeto, intervenciones que intenta introducir una discontinuidad.
CASO MARTINA: Construcción de Otra escena (en transferencia) y con ella una sustitución
del significante de la fobia.

El analista y la escena lúdica


Cuando el analista interviene promueve el juego, interviene motorizando la creación de la
escena, el texto que se produzca en esa escena nutrirá el andamiaje del edificio fantasmático.
Cuando no hay juego estamos frente a un atascamiento. La inmovilidad lúdica es índice de
una detención en los tiempos del sujeto, de constitución del fantasma.
El analista interviene en lo Real, en lo Imaginario y en lo Simbólico apuntando al acto analítico
en lo que al juego respecta. Todas las intervenciones tratan de promocionar el juego. Su
proceder se dirige a restaurar la alternancia, descuagulando el objeto de goce para relanzarlo
como causa del deseo RESALTAR QUE NO IMPORTAN LOS JUEGUETES Y NO HAY NADA
PREESTABLECIDO EN CUANTO A QUE HACER CON ELLOS, NO DEBEN AMPARARSE EN
NINGUN DOGMA TÉCNICO.
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RAFAELA: Intervenciones en lo Real y Simbólico


PAULITA: “La muñequita” hablarle a la muñequita. Jugar al a mancha (coincidencia c rodulfo)
Antes del Fort Da hay una acción que es la de arrojar objetos fuera como forma de jugar a no
ser el objeto, en su accionar pone en juego al sujeto.
LAUTARO: “Lautaro no está?” Un chico que no podía esconderse de la mirada del Otro.
SOL: hablarle a la lupa, hablarle al Otro.

Para la autora no hay cambio de estructura, sin embargo el sujeto varía notablemente si la
perdurabilidad se interrumpe.
Algunos pasos no son evitables, sobre todo cuando el analista procura que “haya juego”
cuando propone crear un intervalo y promover la alternancia del objeto para que el sujeto
pueda existir ya que sin esa hiancia perceptible en la repetición del juego – que nunca es
idéntica- no habrá chance de escriturar la falta original.
En el juego cursa sus tiempos el objeto, apuntando a un pasaje que va del objeto real al
simbólico.
Fleshler propone que se inicia con el juego de desaparecer como objeto de la Mirada del Otro
y abre una nueva perspectiva llevándolo a la búsqueda del objeto para luego representarlo
pictoricamente.
Otro punto en el juego es el despliegue de la pulsión (diferente en cada caso) el juego al
promover un texto, procura nuevos recursos al sujeto para responder a la pulsión. C cada
guión dramático se renuevan las ficciones y se recrean las respuestas frente a lo Real, el
sujeto ejercita la batería significante para procurarse recursos variados frente a la pulsión.
CASO JEREMÍAS: “no uno, dos, tres, cuatro...”

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