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Es sabido que Aristóteles no utiliza la palabra Metafísica para referirse a la ciencia que
hoy lleva este nombre. De hecho no se encuentra en la época de Aristóteles una ciencia
establecida con el nombre de Metafísica, sino que es la tradición posterior la que
consolida el uso de este término para designar a aquél saber teórico.
Este planteo conduce a los siguientes interrogantes: ¿Por qué la obra de Aristóteles que se
ocupa del ser en cuanto ser lleva por título Metafísica? ¿Cómo se explica que esta obra
lleve el nombre de Metafísica siendo que Aristóteles no utilizó tal término para designar a
la ciencia de lo que es en cuanto es? El presente trabajo intenta ser una aproximación a
dichas cuestiones, dentro del margen de esta exposición.
El libro Gamma de la Metafísica comienza con la siguiente afirmación: Hay una ciencia
(evpisth,mh% que estudia (qewrei/% el ente en cuanto ente (to. o;n h-| o;n% y lo
que le corresponde de suyo (kai. ta. tou,tw| ,rconta kaq’ auvto,%.1 Como se
ve, Aristóteles sostiene la existencia de una ciencia que se ocupa del ser en cuanto ser y de
lo que le pertenece por sí. Al estudio de esta ciencia consagra la obra que hoy conocemos
1
ARISTOTELES, Metafísica, Trad. García Yebra, Gredos, España, 1998, 1003 a 20.
1
como Metafísica. Pero el Estagirita, como ya se ha dicho, no se refiere a esta ciencia
mediante el nombre de Metafísica, sino que la llama Ciencia Primera2 o bien Teología.3
Ahora bien, el interrogante sigue presente: ¿Por qué la obra de Aristóteles lleva el título
de Metafísica?
2
ARISTOTELES, Metafísica…, 1004 a 5.
3
ARISTOTELES, Metafísica…, 1026 a 20.
4
ESTRABÓN, XIII, 54.
5
PLUTARCO, Vida de Sila, 26.
6
AUBENQUE, Pierre, El problema del ser en Aristóteles, TAURUS, Madrid, 1974, p. 27.
2
que en la escuela aristotélica no se hubiera conservado ninguno de los textos llamados
esotéricos y que sólo conservaran, según Estrabón, un pequeño número de ellos que,
además, eran exotéricos en su mayor parte. 7 Además, sostiene Aubenque, esta historia
haría inexplicables ciertas referencias a textos aristotélicos que se encuentran en escritos
de escuelas rivales previos a la edición de Andrónico. Más razonable sería suponer que en
la escuela peripatética también se conservaron estos textos científicos, los cuales no
habrían sido frecuentemente consultados debido a un olvido de las cuestiones metafísicas.
El título de la obra conocida hoy como Metafísica, ordinariamente ha sido explicado por
la necesidad del editor de las obras aristotélicas de colocar un nombre a aquél grupo de
escritos que carecían de uno. Así, se atribuye a Andrónico de Rodas el haber titulado el
conjunto de escritos que versan sobre el ser en cuanto ser con la expresión meta. ta.
fusika,. Esta explicación se apoya en que la primera mención del título meta. ta.
fusika, se encuentra en Nicolás de Damasco, perteneciente a la primera mitad del siglo I
d.C. Al no rastrearse ninguna mención anterior, se ha supuesto que este título es colocado
por Andrónico de Rodas.
7
ESTRABÓN, XIII, 54.
8
PORFIRIO, Vida de Plotino, cap. 24.
3
La explicación usualmente dada es que Andrónico habría titulado de esta forma este
conjunto de textos porque estaban colocados después de los físicos en el catálogo por él
confeccionado. De este modo, los escritos metafísicos serían los que vienen después de
los físicos. En relación a este tema, comenta Vigo: El título que daría posteriormente el
nombre a una de las disciplinas filosóficas fundamentales tendría, según esto, un origen
meramente bibliotecológico.9 De esta manera, se ha supuesto que el término Metafísica
con que Andrónico titula los escritos aristotélicos, es una designación externa a la obra
misma. Es conveniente rescatar las palabras que al respecto expresa Aubenque: Esta
interpretación tradicional descansa sobre el postulado, a primera vista discutible, de que
una consideración que afecta al orden es necesariamente extrínseca y no podría tener
significación filosófica.10 Y es este significado filosófico de la rúbrica Metafísica el que
intenta ser rescatado desde el siglo XX. Razón por la cual, ciertos estudiosos critican el
supuesto de una designación externa, supuesto sobre el que se apoya la mencionada
interpretación tradicional. Así lo explica Vigo: Esta versión del origen del nombre del
tratado ha sido puesta fuertemente en duda en el siglo XX, pues si bien Aristóteles no
emplea jamás el término “metafísica” en sus escritos, hay buenas razones para creer que
éste puede haber surgido en el círculo de la escuela, en tiempos algo posteriores a su
fundador, y que tendría, por tanto, relación con el contenido de los tratados, y no con su
mera ubicación en el conjunto del corpus.11
9
VIGO, Alejandro, Aristóteles. Una introducción, Instituto de Estudios de la Sociedad, Santiago de Chile, 2006, p. 17.
10
AUBENQUE, Pierre, El problema…, p. 32.
11
VIGO, Alejandro, Aristóteles…, p. 18.
4
Aristóteles, que habría sido fijada por el círculo inmediato del Estagirita. También llega a
esta conclusión Reiner, apoyándose en Moraux, quien a su vez sigue la opinión de Jaeger.
Reiner concluye que el título de Metafísica habría sido inspirado por las enseñanzas del
mismo Aristóteles y que habría sido usado por los discípulos inmediatos del maestro,
fijándose una tradición en torno a esta designación.
Por otra parte, si este título tuviera un carácter azaroso, sería enigmático su profundo
sentido filosófico. Así Kant, por citar sólo un ejemplo, no deja de sorprenderse ante el
supuesto carácter externo y arbitrario de dicho título: En lo que concierne al nombre de
Metafísica, no puede creerse que haya nacido del azar, pues se ajusta tan bien a la
ciencia misma: si se llama fu,sij a la naturaleza y si sólo podemos llegar a los conceptos
acerca de la naturaleza mediante la experiencia, entonces la ciencia que viene a
continuación de ésta se llama metafísica. Es una ciencia que de algún modo se halla
fuera, es decir, más allá, del campo de la física.12
12
Vorlesungen Kants über Metaphysik aus drei Semestern, ed. Por M. Heinze, Leipzig, 1984, p. 186. Cfr. Kant, “Ueber
die Fortscritte der Metaphysik seit Leibniz und Wolff”, en Werke (Cassirer), VIII, pp. 301 ss.
13
Estas dos versiones en las que la tradición ha interpretado la preposición meta, del término metafísica,
también las recoge Calvo Martínez en la Introducción a su traducción a la Metafísica de Aristóteles. Cfr.
ARISTÓTELES, Metafísica, Trad. Calvo Martínez, Gredos, Madrid, 1998, p. 7.
14
Si bien esta interpretación es calificada como platónica o neoplatónica, Pierre Aubenque destaca que se ajusta a
una de las definiciones que el mismo Aristóteles da de la Filosofía primera, como aquella que se ocupa de lo
separado, eterno e inmóvil. Cfr. AUBENQUE, Pierre, El problema…, p. 34 y ARISTOTELES, Metafísica..., 1026 a 10.
15
Son testimonios de esta versión los comentarios de Herenio, Simplicio y de comentaristas medievales. Cfr.
AUBENQUE, Pierre, El problema…, p. 34.
5
La segunda versión de la interpretación intrínseca del título de Metafísica es la más
difundida. En ella, la preposición meta, tiene el sentido de posterioridad cronológica. La
Metafísica es concebida como la ciencia que viene después, en relación al saber, de
aquella que se ocupa de los fenómenos físicos. Pero esta posterioridad de la Metafísica en
el ámbito del conocimiento no es en sí misma sino para nosotros. Así, esta versión se hace
cargo de una enseñanza plenamente aristotélica: la distinción entre lo en sí $kaq’
auvto, o bien /j% y lo que está en relación a nosotros $kaq’ /j o bien pro.j
/j%. Esta distinción está claramente expresada en un fragmento de la Ética
Nicomáquea: No hay dudas de que se ha de empezar por las cosas más fáciles de
conocer; pero éstas lo son en dos sentidos: unas, para nosotros; las otras, en absoluto.
Debemos, pues, quizá, empezar por las más fáciles de conocer para nosotros. 16 Este
fragmento se complementa con otro de los Analíticos Posteriores, donde se precisa la
distinción entre lo más cognoscible para nosotros y lo más cognoscible de suyo: Anterior
y más cognoscible para nosotros es lo que está más próximo a la sensación. En cambio,
anterior y más cognoscible en sentido absoluto o por naturaleza es lo que está más
alejado de la sensación. Lo más lejano a la sensación son los universales y lo más
cercano a ella son los particulares.17
Luego de recoger estos pasajes, resulta evidente que de las enseñanzas del mismo
Aristóteles se desprende que, por un lado, esta ciencia es en sí misma $kaq’ auvto,(
/j% Ciencia Primera, o, para respetar la designación del Estagirita, Filosofía Primera.
Esto se debe a que su objeto de estudio es lo más cognoscible en sentido absoluto por ser
lo que está más alejado de la sensación. Por otro lado, la Metafísica debe ser estudiada
luego de la ciencia física pues para nosotros (pro.j /j% lo más cognoscible es lo que
está más próximo a la sensación, y estos son los entes físicos. En esto se apoya la
interpretación intrínseca difundida entre los comentadores griegos de Aristóteles, la cual
responde a las propias enseñanzas del Estagirita y concede al título de Metafísica una
intención doctrinal y no un mero criterio externo y topológico.
16
ARISTÓTELES, Ética Nicomáquea, trad. Pallí Bonet, Del nuevo extremo, Buenos Aires, 2008, 1095 b 2-4.
17
ARISTÓTELES, Analíticos Posteriores, trad. Candell San Martín, Gredos, Madrid, 1988, 71 b 33 ss.
6
De relevante importancia es el testimonio que da Filopón acerca de Andrónico de Rodas:
Boeto de Sidón dice que hay que empezar por la física, porque nos es más familiar y
conocida; ya que debe empezarse por lo más cierto y mejor conocido. Pero su maestro
Andrónico de Rodas decía, apoyándose en una investigación más profunda, que habría
que empezar por la lógica, pues ésta trata de la demostración. 18 Como se ve, hay en
Andrónico un estudio profundo, o como dice Filopón, una investigación profunda de los
escritos aristotélicos, lo cual hace suponer una intención doctrinal en el título meta. ta.
fusika,. Este título fue colocado por Andrónico teniendo presente las enseñanzas que
había adquirido de los textos de Aristóteles y, sin duda, de las tradiciones asentadas en el
Liceo.
Sin duda, este planteo podría ser ampliamente profundizado, pero, teniendo en cuenta los
límites de la presente exposición, ella debe darse por satisfecha con las siguientes
conclusiones. En primer lugar, ya sea que se acepte o no el relato que presentan Estrabón
y Plutarco, lo cierto es que los escritos aristotélicos llegaron a manos de Andrónico de
Rodas, el cual ordenó, comentó, agrupó temáticamente y, según se cree, tituló una de las
obras con el nombre de Metafísica. Por tanto, la intervención de Andrónico fue decisiva
en el destino de los textos aristotélicos. En segundo lugar, teniendo en cuenta las dos
versiones del sentido del término Metafísica que se han presentado entre los
comentadores griegos, se pone de manifiesto que había conciencia en la época de una
intención doctrinal presente en el título meta. ta. fusika,. A partir de esto, podemos
finalizar concluyendo que la rúbrica de Metafísica, con la que Andrónico de Rodas habría
titulado una de las obras aristotélicas, no fue colocada siguiendo solamente un criterio
bibliotecológico y topológico, sino que hubo en ella un sentido filosófico que respondía a
18
In Categ., 5, 16 ss. Busse.
7
los estudios hechos por este editor de los escritos de Aristóteles y, quizás, también a
ciertas tradiciones vigentes en el Liceo.