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A nivel país existen diversas brechas, las cuales radican principalmente en lo económico

y se evidencian en otras esferas (biológica, psicosocial, entre otras). Estas brechas se


traducen en una desigualdad en los ingresos monetarios, y a su vez en la dificultad para
el acceso a un sistema de salud mental que opere como herramienta preventiva y que
siente las bases para el desarrollo mental óptimo de los infantes y adolescentes en etapas
futuras.

Es usual que en Chile se aborden todo tipo de problemática, una vez que se manifiestan
abiertamente, obviando los signos y señales antes manifestados. Este fenómeno se
evidencia también en la salud mental. Esta área (salud mental), no queda exenta de
prácticas negligentes y profesionales inoperantes, y es aquí donde queremos apuntar
nuestro trabajo, y proponer un desarrollo en conjunto entre profesionales de la salud
mental, establecimientos educacionales, y la familia, como unidades de resguardo de la
salud mental para nuestros niños, niñas y adolescentes.

Para empezar, ¿Qué entendemos por salud mental?

Comúnmente podemos escuchar respuestas como; “no estar loco”, o que el concepto de
salud está asociado a la medicina generalista, o simplemente, un desconocimiento
absoluto del tema. Cada respuesta legítima desde su vereda como actor social,
entendiendo esto como consecuencia de la poca acción gubernamental en dicha área.

“Un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de


afecciones o enfermedades”. (Organización Mundial de la Salud {OMS}, 2004).

La definición antes acuñada, corresponden al “ideal” de salud mental general, que


establece la OMS. En el caso de los; niños, niñas y adolescentes. El desarrollo óptimo
se centra en la construcción positiva de identidad, regulación de las emociones, y
potenciar habilidades de interacción social.

Este desconocimiento sobre dicha área, antes mencionado, nos deja en una postura de
vulnerabilidad, en la cual se transgrede un derecho propiamente humano. Además, no
nos permite alzar la voz, por quienes hoy están siendo olvidados en materia de salud
mental.

Si bien identificamos aspectos negativos y falencias, tanto en la elaboración, como en la


ejecución de planes de salud mental, también rescatamos de forma positiva, el rol de
algunas instituciones, además del concepto de “familia”, como unidad que facilite la
prevalencia de salud mental. Estructura que, operando de forma efectiva, puede ser el
punto de partida para nuevas intervenciones psicosociales dentro de la población. Ahora
es cuando debemos plantearnos la siguiente pregunta:

¿Cuál sería la mejor forma para prevenir y promover la salud mental infanto-juvenil en
Chile?

Las distintas brechas que se han mencionado, y la complejidad en cuanto al acceso a la


salud mental en nuestro país, traen como consecuencia, dificultades a los individuos que
encasillan dentro del rango etario que estamos abordando. Estas dificultades se pueden
evidenciar en las siguientes aristas; dificultades para establecer relaciones sociales y una
comunicación eficaz, un deficiente desarrollo de constructos como la identidad, y todos
los sub-procesos que esto conlleva, bajo rendimiento académico, y otros fenómenos
asociados a este último, como deserción escolar, etc.

Es aquí cuando nuestro rol de estudiante de Psicología, y presuntamente, futuros


profesionales de la salud mental, toma fuerza. Y proponemos un cambio de la visión
ante esta problemática. Consideramos que como medida de prevención y promoción de
la salud mental infanto-juvenil en Chile, debe haber una regulación hacía quienes se
desempeñan específicamente en esta área, integrando un equipo de profesionales
capacitados y especializados, y que cumplan con las especializaciones requeridas, como
requisito principal, asegurando un desempeño optimo y eficaz, “en pro” de los
potenciales intervenidos.

Entendemos que establecimientos educacionales primarios y secundarios tienen un rol


sumamente importante en el desarrollo de los niños, niñas y adolescente, ya que abarcan
las etapas del ciclo vital en las que queremos potenciar la prevención y promoción de
salud mental.

El sistema educacional actual, requiere que los estudiantes, pasen gran parte del día en
los establecimientos, por lo que estos (establecimientos), creemos, deben pasar a
cumplir el rol de facilitadores de la información ligada a salud mental, de forma gradual
y sistematizada. Operando como nexo directo entre los profesionales de la salud mental
y los educandos. Pretendemos, además, se puedan complementar estrategias netamente
académicas, para poder abordar a la comunidad educativa; realizando intervenciones de
psico-educación u otras prácticas, en las cuales se pueda integrar a los apoderados,
padres y familia de los niños a intervenir.
En complemento de la labor tanto de los establecimientos educacionales, como los
profesionales de la salud mental, pretendemos integrar el concepto de la familia, como
mencionamos anteriormente, pero desde una perspectiva ligada a lo afectivo.

Creemos que la familia en su numerosa multiplicidad de formas y estructuras, puede


operar como ente de resguardo de la salud mental, principalmente para los niños, niñas
y adolescentes, y para la familia como sistema en sí. Además, proyectándonos de tal
forma que estos potenciales intervenidos, a largo plazo pueden formar núcleos
familiares independientes, a la base de los valores de la salud mental, y los afectos,
como pretendemos promover.

Además de gestionar modificaciones en los organismos que acogen tanto a infantes


como adolescentes, que buscan, se hagan validos sus derechos, junto con verse
reinsertados en la sociedad. Estas modificaciones apuntarían a establecer dinámicas
internas, similares a las del “ideal de familia” que proponemos, guardando las
proporciones correspondientes, para buscar un funcionamiento óptimo dentro de los
establecimientos, junto con la promoción y prevención de la salud mental, y el bienestar
de los niños, niñas y adolescentes.
Referencias:

Leiva, L., George, M., Antivilo, A., Squicciarini, A., Vargas, B., & Guzman, J. (2015).
Salud mental escolar: logros de una intervención preventiva en salud mental en
niños y niñas del primer ciclo de enseñanza básica. Psicoperspectivas, 15(1), 32-
39.

Organización Mundial de la Salud. (2018). Temas de salud: Salud mental. Recuperado


de: http://www.who.int/topics/mental_health/es/

Universidad Diego Portales. (2014). Informe anual sobre derechos humanos en Chile
2014. Recuperado de:
http://www.derechoshumanos.udp.cl/derechoshumanos/images/InformeAnual/20
14/Cap%2009%20Derecho%20a%20la%20salud%20mental%20la%20infancia
%20olvidada.pdf

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