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En los años 60 y 70 el movimiento feminista lanzó importantes retos a la arena política y

cultural, una de sus contribuciones más importantes fue la elaboración de una teoría
feminista. Es entonces cuando se critica la forma de producción de conocimiento científico y se
construye una teoría feminista que permite repensar toda la práctica científica. Cuando nace lo
que se llama Estudios de las Mujeres, se agruparon profesoras e investigadoras feministas en
torno a las instituciones científico-docentes. Esta crítica y renovación del trabajo científico
informaron a todas las disciplinas. La historia no fue ajena, sino que las historiadoras criticaron
el papel que ésta venía teniendo. Sin embargo la historia de las mujeres no fue igual siempre,
empezó por una historia del cuerpo y de los roles privados para llegar a una historia de las
mujeres en el espacio público, empezó por una historia de las mujeres para convertirse en una
historia del género que insiste sobre las relaciones entre los sexos, además de que expandió
sus perspectivas espaciales, culturales y religiosas.

Partamos de que la historia es la ciencia que estudia las sociedades humanas en el pasado, si
embargo esto no evita la exclusión de ciertos grupos sociales, que son marginados o
silenciados, esto es lo que las historiadoras se percataron en el caso de las mujeres. La
experiencia histórica de las mujeres es invisible. Esto se produjo en principio porque a las
mujeres se las ve menos en el espacio público y también porque las mujeres dejan pocas
huellas directas, escritas o materiales. Su acceso a la escritura fue más tardío, sus producciones
se pierden más rápido o ellas mismas los destruyen. En cuanto a los observadores les prestan
una atención muy reducida a las mujeres, o son guiados por estereotipos. Como he dicho
antes la historia de las mujeres surge en los años sesenta en Inglaterra y Estados Unidos,
debido a diversos factores: científicos, sociológicos y políticos. La respuesta central a la crítica
de producción de la historia no era solo restituir a las mujeres en ella, sino ir más allá para
preguntarse por qué se producía la subordinación de las mujeres. El feminismo planteó definir
las relaciones sociales entre los sexos, entonces arrancó una nueva categoría de análisis: el
género, concepto que refiere a las diversas y complejas maneras en que las diferencias sociales
entre los sexos se convierten en un factor estructural en la organización de la vida social,
mostrando sus efectos en todos los niveles: políticos, económicos, etc. En las sociedades
históricas ese dimorfismo sexual ha coincidido con la atribución de roles y tareas
diferenciados.

Aportaciones o principales críticas elaboradas por el feminismo:

Para escribir historia hacen falta fuentes, y esto constituye una dificultad en la historia de las
mujeres, hay una carencia de huellas. En cambio, hay una gran abundancia de discursos e
imágenes de mujeres, generalmente producidas por hombres, para decir lo que son, o lo que
deberían hacer, hablan más del imaginario de los hombres. Una de las aportaciones más
importantes para la recuperación de la visibilidad de las mujeres ha sido el rescate de una
documentación olvidada. Fuentes que hablan de ellas, que pueden ser encontradas tanto en
bibliotecas como en archivos públicos o privados. Las vías de materialización de estas fuentes
no solamente son los libros o cartas privadas sino también diarios y revistas, de las mujeres
que son lectoras y productoras.

Otra de las aportaciones fue la crítica de la categoría de trabajo, numerosos trabajos


estuvieron orientados a comprobar como el fenómeno del trabajo asalariado de las mujeres
no era nuevo. Se acuñó el término de división sexual del trabajo, que existe en la medida en
que las actividades laborales están segregadas en función del sexo, sin embargo y éste fue el
énfasis del feminismo, la división sexual del trabajo va asociado en la mayoría de las
sociedades a una valorización desigual del trabajo de unos y otras. También las relaciones del
feminismo con el hecho familiar fueron críticas. En este marco, se lanzaron propuestas críticas,
los diferentes intereses de mujeres y varones, el desigual reparto de los bienes dentro del
grupo, etc.

En la parte política, se tuvo en primera instancia un primer objetivo: indagar en las formas de
resistencias de las mujeres al patriarcado y sobre todo de la historia de la acción política de las
mujeres desde la Ilustración, es decir, historiar al feminismo. Aquí hay que destacar dos
hechos: el reconocimiento de la diversidad de las mujeres y por ende de la diversidad de los
intereses y la re significación del concepto de ciudadanía, que es la condición inexcusable para
la igualdad y el reconocimiento de los derechos políticos y las libertades individuales. Esta
propuesta sobre la ciudadanía abrió una línea de indagación orientada a la lectura crítica de los
fundamentos teóricos de la política y el Estado.

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