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El trabajo social sanitario en el marco


de la optimización y sostenibilidad del
sistema sanitario
Dolors Colom Masfret1
Institut de Serveis Sanitaris i Socials (ISSIS)

El trabajo social sanitario es la especialización del 1. Introducción breve al concepto de


trabajo social ejercido en el sistema sanitario. Este trabajo social sanitario
artículo señala la necesidad de diferenciar la ayuda
específica que se presta desde la profesión de la
El trabajo social sanitario es la especialidad del tra-
que obedece a los principios generales de la filan-
bajo social que se desarrolla y se ejerce dentro del
tropía, centrando dicha diferencia en la elaboración
sistema sanitario: en la atención primaria, la aten-
del diagnóstico social sanitario. Además, expone la
ción sociosanitaria o la atención especializada. El
necesidad de definir, desde el trabajo social sanita-

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uso del término sanitario frente al de salud obedece
rio, el catálogo de prestaciones y la cartera de servi-
a la necesidad de establecer los perímetros exactos
cios para evitar, en este caso, que su acción y fun-
en los que se desenvuelve la disciplina y el sistema
ciones se confundan con la del trabajo social
general que se practica en otros ámbitos. A juicio de del Estado del bienestar dentro del cual se inscribe.
la autora, la puesta en marcha en España del primer La correcta denominación y ubicación de la profe-
postgrado de trabajo social sanitario abre un nuevo sión es importante para comprender el factor dife-
horizonte a la profesión que, por primera vez, se rencial que se desprende de sus intervenciones,
encuentra avalada por el mundo académico y uni- asumiendo las funciones que le son propias, y no
versitario. otras. Es preciso evitar la confusión del trabajo
social sanitario con el practicado en otros ámbitos,
como los servicios sociales, la educación, el trabajo
o la justicia.

Igualmente, el concepto de salud traspasa los lími-


tes y las acciones particulares del sistema sanitario,
y sería un reduccionismo funcional imperdonable
constreñir la salud de la población a lo exclusiva-
mente sanitario. La salud, tal como la definió la OMS
(1978), se extiende a lo largo de todo del arco vital
de la persona, la familia, la comunidad con la que se
relaciona. Y aparte de la responsabilidad individual,
todos los sistemas del Estado del bienestar por
igual, bajo una gestión y planificación eficaz, promo-
cionan y contribuyen, directa o indirectamente, a la
mejora o mantenimiento de la salud individual y
colectiva.

El ejercicio del trabajo social sanitario engloba, como


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toda profesión sanitaria, servicios y prestaciones y,


1 Dolors Colom (<dolors.colom@revista-agathos.net>) es direc- por otra parte, procedimientos y técnicas que se apli-
tora de la revista Agathos. Atención Sociosanitaria y Bienestar y can para facilitar los primeros. Este esquema organi-
directora académica del posgrado Trabajo Social Sanitario, del Área
de Ciencias de la Salud del Instituto Internacional de Posgrado de zativo básico para presentar dicho servicio cala, poco
la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). a poco, entre las y los profesionales que lo confor-

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man. Ello se inscribe en la Ley 16/2003, de 28 de Todos estos servicios y prestaciones se ofrecen
mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de siguiendo procedimientos y técnicas, siempre ade-
Salud, que define los contenidos del catálogo de cuadas a los objetivos del trabajo social sanitario.
prestaciones2 y de la cartera servicios3 de éste. Es También a modo de ejemplo se citan los más comu-
importante ver y comprender la diferencia entre nes: procedimiento de trabajo social sanitario de
ambos conceptos, el catálogo y la cartera, saber apli- caso (casework), procedimiento de trabajo social
carlos y darles contenido práctico, para que la ciuda- sanitario de familia, procedimiento de trabajo social
danía sepa qué es el trabajo social sanitario y pueda, sanitario de grupo, procedimiento de trabajo social
a su vez, solicitar sus servicios y beneficiarse de sanitario comunitario, técnicas de diagnóstico social
ellos. La comprensión de ambos conceptos, la habili- precoz (screening), etc.
dad para dotarlos de contenidos prácticos, evitará
errores funcionales y valoraciones sesgadas en los Los beneficiarios de todo ello son la población, los
resultados. La ley no obliga en concreto al servicio de pacientes y los usuarios, según los define la Ley
trabajo social sanitario a aplicar dicho esquema, 41/2002 de 15 de noviembre, Básica Reguladora de
pero, como profesión que se desarrolla en el sistema la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obliga-
sanitario, es una obviedad que debe asumirlo motu ciones en Materia de Información y Documentación
proprio para ir caminando el camino que correspon- Clínica. Por tanto, asumiendo dicha dinámica natu-
de al momento actual. La legislación es el pilar sobre ral, cada servicio de trabajo social sanitario, dentro
el que se acotan realidades en un momento determi- del establecimiento en el que se encuentre, contará
nado, pero la legislación no es un corsé; la propia con el catálogo de prestaciones propias, las suyas,
dinámica y transformación de la sociedad, la cons- las que ofrece a la población que atiende el estable-
tante generación de conocimiento, la creación de cimiento4 y la cartera de servicios, que incluye todos
nuevos servicios obliga a la adecuación de la legisla- los procedimientos y técnicas que aplica. Lejos de
ción a las nuevas realidades (Brezmes, 2009). La ser un instrumento cerrado, resulta, por lo general,
definición del catálogo de prestaciones y de la carte- altamente dinámico.
ra de servicios, por ejemplo, se modificó tres años
más tarde en el Real Decreto 1.030/2006, que esta- El objetivo de este artículo es ofrecer una visión
blecía “la cartera de servicios comunes del Sistema clara y amplia del trabajo social sanitario, así como
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Nacional de Salud y el procedimiento para su actuali- de las características principales que entraña su
zación”. En el propio título surge el hecho necesario ejercicio, que puede, con una buena gestión y
de la actualización. dependencia de las gerencias, contribuir a la optimi-
zación de los recursos sanitarios en general y, espe-
Algunos servicios y prestaciones identitarias del tra- cialmente, a evitar usos indebidos derivados de las
bajo social sanitario son, entre otros y a modo de dificultades psicosociales de las personas enfermas
ejemplo (Bracht, 1983): y de sus familias.

• la ayuda en la elaboración del duelo;


2. Aspectos diferenciales de la
• la intervención de crisis en los cuidados de intervención desde el trabajo social
enfermos agudos ante determinadas enfermeda- sanitario
des;
• el fomento y el apoyo a los grupos de ayuda for- Los espacios y las competencias intrínsecas a esta
mados por personas con diagnósticos médicos disciplina tienen como centro de gravedad la aten-
específicos (diabetes, insuficiencia renal, AVC u ción a los aspectos psicosociales de la persona
otros); enferma en el momento en que su enfermedad está
siendo tratada médicamente, o cuando, una vez
• el apoyo, la educación y la promoción de conduc- finalizado el tratamiento, se requiere un seguimien-
tas sanas para mantener la salud ganada con el to. La intervención desde el trabajo social sanitario
tratamiento médico; siempre toma como punto de partida la enfermedad
• la planificación del alta sanitaria; que sufre la persona, el diagnóstico médico que
motiva su consulta sanitaria o, incluso, el ingreso
• el diseño y aplicación de programan preventivos. hospitalario, su vivencia. Contextualiza este hecho y
elabora el diagnóstico social sanitario, centro entor-
no al cual se articularán los diferentes procesos de
2 Catálogo de prestaciones: “Conjunto de servicios preventi- atención y apoyo. Siempre con la mirada puesta en
vos, diagnósticos, terapéuticos, rehabilitadores y de promoción de la transformación de realidades, la modificación de
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la salud dirigidos a los ciudadanos, que comprende las prestacio-


nes de salud pública, atención primaria y especializada, sociosani-
taria, urgencias, farmacia, ortoprótesis, productos dietéticos y
transporte sanitario”.
3 Cartera de servicios: “Las prestaciones incluidas en el catálo-

go se hacen efectivas a través de un conjunto de técnicas, tecnolo- 4 Considerando la epidemiología, la demografía y la economía

gías y procedimientos que integran la cartera de servicios”. de la zona, entre otros factores.

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percepciones y la gestión del entorno, el plan de tra- tido en un 70% por profesionales del trabajo social
bajo estará condicionado por el pronóstico médico, sanitario, lo cual evita la desviación de la disciplina
las necesidades de asistencia y las probabilidades hacia otras materias que, bebiendo de fuentes pare-
de la persona para recuperar su itinerario vital. Así, cidas, no son trabajo social sanitario. Con este post-
se combina la atención de lo sanitario con lo social, grado, finalmente, se está dando una estructura for-
y resulta un tercer elemento que integra y permite mal y universitaria, un currículo, a los fundamentos
ver a la persona como un todo, y no como la suma teóricos y prácticos de esta disciplina que, sin ser
de partes. nueva, en España sigue siendo una gran desconoci-
da.
Es una evidencia que el plan de trabajo social sani-
tario de una persona que se diagnóstica de demen- El postgrado, como no podía ser de otra manera,
cia tipo alzhéimer (Cox, 2007) no puede ser el mira a 2011, fecha en la que se prevé el inicio del
mismo que el de una persona diagnosticada de dia- máster oficial de Trabajo Social Sanitario. Ése será el
betes (Engelmann, 1976), o de otra que ha sufrido verdadero ecuador de la profesión, y su ejercicio se
un accidente de trabajo con grandes quemaduras verá progresivamente respaldado por la investiga-
(Brodland y Andreasen, 1976). Aunque todas ellas ción aplicada, que, obviamente, se realizará desde
presenten variables sociales iguales –estado civil, la Universidad. Hasta ahora en España no existía la
ingresos económicos, problemas de trabajo, caracte- formación universitaria especializada en trabajo
rísticas de la vivienda, demanda de ayuda–, la enfer- social sanitario. La falta de formación reglada, no
medad particular imprime particulares itinerarios. obstante, no ha impedido a las y los profesionales
Los anteriores son sólo algunos ejemplos ilustrati- formarse por diferentes vías: mediante seminarios
vos para señalar la importancia del diagnóstico de formación profesional, realizando investigacio-
médico en la elaboración del diagnóstico social nes en sanidad, realizando las prácticas de la diplo-
sanitario y, por consiguiente, en la intervención que matura o el grado en el sistema sanitario, visitando
de él se derive. como observadores hospitales y centros de salud de
otros países y aprendiendo de sus buenas prácticas,
Así pues, un elemento diferencial, ciertamente poco accediendo a la literatura científica de trabajo social
contemplado, de la intervención desde el trabajo sanitario publicada en otros países (sobre todo en

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social sanitario es que para atender los aspectos Estados Unidos y Gran Bretaña). Y, por supuesto,
psicosociales de la persona enferma en tratamiento aprendiendo de la experiencia de las pioneras,
médico, también los de su familia, o red social pró- aquellas profesionales que, allá por los años sesen-
xima, que conforma su núcleo habitual de conviven- ta y setenta, muchas veces en soledad (Vilas, 1992)
cia, el diagnóstico médico es un elemento esencial. –no se debe olvidar que ello ocurría en una dictadu-
El pronóstico, por su parte, es donde se dibuja el ra– abrieron los primeros caminos para la profesión
horizonte adyacente que marcará el camino singular en el sistema sanitario. Algunos de esos primeros
de las ayudas para cada persona. nombres fueron Montserrat Gramunt, María Asun-
ción Martínez, María Jesús Chico, Elisa Pérez de
Ayala, Montserrat Colomer, María Estrada, Montse-
3. La especialización y formación rrat Castells, Rosa Roca, Mercé Fontanilles, Gloria
académica en el trabajado social sanitario Rubiol, Montserrat Bacardit, Josefina Bassets, María
Palet, Teresa Codinach o Montserrat Solé, entre
Desde octubre de 2009, cuando se inició el primer otras. La historia del trabajo social sanitario, duran-
postgrado en España de Trabajo Social Sanitario, el te años denominado en salud, a partir de los ochen-
horizonte profesional se abre a grandes posibilida- ta la presentó muy clara Emma Sobremonte en el X
des, entre otras el reconocimiento de la disciplina Congreso Nacional de la Asociación Española de Tra-
como profesión sanitaria5. El postgrado, dirigido en bajo Social y Salud (Sobremonte, 2009).
exclusiva a diplomados o graduados en Trabajo
Social, o a estudiantes de la disciplina, significa la Todo ello ha permitido estructurar en 2009 un plan
introducción progresiva de cambios asistenciales en docente de Trabajo Social Sanitario adecuado a las
la praxis profesional, que quedará enmarcada pro- necesidades y exigencias de los sistemas sanitarios
gresivamente dentro de lo académico. Desde 2009, europeos del siglo XXI. Las características de la
el trabajo social sanitario está avalado por un méto- UOC, universidad desde la cual se imparte el post-
do formativo comunicable –tal como reclamaba en grado, universidad líder en e-learning, rompe para
1915 Abraham Flexner–, que siguen las y los estu- muchos profesionales los muros de los cursos pre-
diantes por igual. El postgrado, además, está impar- senciales. La formación en línea permite la tan cita-
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da conciliación entre la vida familiar, profesional y,


se puede añadir, académica. No se puede negar la
gran presencia femenina en el trabajo social sanita-
5 Postgrado de Trabajo Social Sanitario adscrito al Área de
rio. En esta primera edición, todas las alumnas son
Ciencias de la Salud del Instituto Internacional de Postgrado de la mujeres. Es por ello por lo que la formación en línea
Universitat Oberta de Catalunya (UOC) [<www.uoc.edu>]. ofrece grandes posibilidades.

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El trabajo social sanitario es la disciplina. Las y los toman como punto de inicio del estudio social los
trabajadores sociales sanitarios, quienes la ejercen, riesgos, y sobre ellos diagnostican la existencia de
aplican sus teorías, especifican sus procedimientos, problemas, si los hubiere. La intervención proactiva
definen y redefinen los procesos clásicos y los nue- evita, en gran medida, la improvisación y las presio-
vos, investigan sobre caminos innovadores de pre- nes, las prisas y sobresaltos de última hora.
vención e intervención, forman a nuevos profesiona-
les y, con la información que generan, resultan un El acceso a la ayuda profesional que brinda el servi-
gran apoyo a las gerencias y a los planificadores. cio de trabajo social sanitario permite, metafórica-
mente hablando, el encauce de las diferentes reali-
dades antes de que se desborden. Así, se optimizan
4. El trabajo social sanitario como los recursos, materiales y humanos, no sólo los per-
promotor del bienestar psicosocial de las sonales y familiares, sino también los colectivos y
personas enfermas y sus familias públicos, todos los empleados para restablecer a la
persona. El trabajo social sanitario contempla todo
Se habla de familia, si bien se contempla en esta el núcleo de convivencia, asume las proporciones o
dimensión las redes sociales próximas a la persona. desproporciones que toman las circunstancias a
El principio del que se parte es que la enfermedad medida que la enfermedad evoluciona o involuciona,
siempre rompe las dinámicas personales propias e e interviene según las necesidades diagnósticas y
introduce interrupciones de diferente magnitud en no sólo las necesidades expresadas.
los aconteceres vitales (Fitzpatrick et al., 1990). Esta
ruptura se hace más evidente cuando la atención Las y los trabajadores sociales sanitarios que apli-
requiere de la estructura hospitalaria, un entorno, can modelos proactivos se apoyan en técnicas de
sin pretenderlo naturalmente, adverso y desconoci- diagnóstico precoz (screening) primario que les per-
do, al que nadie acude por gusto. Dichas roturas miten identificar a la población de más riesgo de
serán temporales o indefinidas, dependiendo, del necesitar su ayuda y apoyos. Y técnicas de diagnós-
tipo de patología y sus secuelas. Pero ante ello, se tico precoz (screening) secundario que, sobre los
ponen en juego los recursos psíquicos de las perso- riesgos y datos reales, con un breve estudio, descar-
tan o certifican la necesidad de ayuda. La interven-
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nas y el soporte social del que disponen, la capaci-


dad para recuperarse o afrontar las circunstancias ción proactiva en el sistema sanitario es muy facti-
que se irán sucediendo. La enfermedad es una de ble, pues la población está plenamente identificada.
ellas, y su presencia le afecta en todas las esferas Con dichas técnicas, las y los profesionales se ade-
de su existencia. Altera sus rutinas, interrumpe el lantan a las dificultades que, con gran probabilidad,
afrontamiento de sus responsabilidades diarias surgirán por la presencia de la enfermedad, la de
(laborales, económicas, estudios, familiares), gene- cada persona en concreto. Ello conforma la interven-
ra unas vivencias y experiencias que surgen directa- ción en el caso social sanitario.
mente del hecho de haber enfermado. La vulnerabili-
dad de la persona está expuesta a sí misma y a los En el diagnóstico social sanitario se definen las difi-
demás, como lo están sus fortalezas, en las cuales cultades que obstaculizarán la cobertura eficiente
se apoya el trabajo social sanitario. de las necesidades terapéuticas y asistenciales de la
persona cuando deje el establecimiento sanitario y
La vida no es un recorrido lineal ni previsible; por la manera como se van a solventar. Por ejemplo, el
ello, la intervención, desde el trabajo social sanita- plan de cuidados domiciliario puede verse afectado
rio, se nutre de la realidad del momento presente en si no se ha garantizado previamente la presencia de
el que se contextualiza a la persona enferma, consi- algún miembro de la familia cuando tenga lugar la
dera sus actitudes pasadas y también sus expectati- visita de enfermería. Una buena gestión de lo psico-
vas futuras. La enfermedad, en cualquiera de sus social, en tiempo real y en paralelo al desarrollo y
variantes, motiva en la persona que la sufre, en su evolución del tratamiento médico, supone una opti-
entorno, vivencias y experiencias que se desbordan mización tangible de los recursos sanitarios y evita,
en sentimientos y emociones. Todo ello pauta, tinta, por poner ejemplos estudiados, los reingresos hos-
tamiza y condiciona la manera –más o menos eficaz, pitalarios injustificados o la hiperfrecuentación en
más o menos eficiente– con la que cada persona los servicios (Calvo et al., 2009).
sobrellevará y resolverá las nuevas dificultades o
problemas (Hamilton, 1951). Las estadísticas de los Así surge otro argumento que justifica la presencia
servicios de trabajo social que intervienen por pro- del trabajo social sanitario como profesión que
gramas ponen de relieve que la mayoría de las perso- aporta eficacia al propio sistema sanitario, y evita
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nas, de sus familias, resuelven por sí mismas, solas actividad extra derivada de soportes psicosociales
o con los suyos, con mayor o menor acierto, esos débiles de las personas enfermas. Dicho de otro
desajustes sobrevenidos a la vivencia de la enferme- modo, lo psicosocial abraza lo sanitario, que siem-
dad. El papel que desempeñan hoy las y los trabaja- pre es una parte del caso social. En el caso social
dores sociales sanitarios es el de adelantarse a las sanitario, además de lo sanitario, está lo familiar, lo
necesidades. Los modelos de intervención proactivos laboral o lo económico. El servicio de trabajo social

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sanitario, sus profesionales, se apoyan en los pun- El error equivalente en la medicina sería pensar que
tos positivos y fuertes de las personas que confor- su función es la tramitación de la receta médica que,
man el caso social sanitario (Munford y Sanders, además, suele escribir la enfermería. Un reduccio-
2005). Cuando su intervención se da dentro de una nismo funcional que, en la práctica, resulta muy
estructura organizativa formal, contribuye a solven- caro, pues, para realizar trámites, sólo se requieren
tar las dificultades personales que desembocan, conocimientos acerca de lo que dichos trámites
intrínsecamente, en una mala utilización de los implican y las habilidades y actitudes que son dese-
recursos sanitarios, la cual a veces puede compro- ables en todos los profesionales del sistema sanita-
meter, incluso, los beneficios ganados en la aten- rio. Para realizar trámites, ciertamente no se requie-
ción médica. El cumplimiento terapéutico (Carulla y re estudiar cuatro años, lo que dura el grado, ni tres,
Mergarejo, 2002) es una realidad que está ahí pre- lo que hasta ahora ocupaba la diplomatura.
sente y, dicho sea de paso, lamentablemente des-
pierta poco interés entre los gestores, políticos y los
mismos profesionales. En su estudio social, las y los
trabajadores sociales sanitarios incluyen la valora- Uno de los errores más
ción de las capacidades para seguir el tratamiento y
si es conveniente gestionar las ayudas.
comunes es minimizar la
función del trabajo social
5. El procedimiento clásico del trabajo sanitario a la tramitación de
social sanitario recursos que, además,
El procedimiento básico y elemental que vertebra la dependen de los servicios
acción desde el trabajo social sanitario siempre
consta de tres fases: el estudio, el diagnóstico y el sociales
tratamiento. Cada fase se dividirá en múltiples sub-
fases que vienen determinadas por el tipo de proce-

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dimiento o protocolo del que se trate. Sin el estudio El diagnóstico social sanitario equivale, para las y
previo, sin la investigación de las realidades, no se los trabajadores sociales sanitarios, a lo que el diag-
puede establecer el diagnóstico social sanitario y, nóstico médico significa para los médicos. En el
sin éste, no se puede prescribir ningún proceso, ni diagnóstico, sea médico o social sanitario, se apoya
plasmar ningún plan de trabajo y tratamiento fiable. todo tratamiento. En una situación, el tratamiento
social sanitario, y en la otra, el tratamiento médico.
Se estudia la vivencia de la enfermedad, cómo ésta
interfiere y afecta a la cotidianeidad de cada perso- Las y los trabajadores sociales sanitarios promue-
na y lo que ello supone e implica en cuanto a ayudas ven, en primera instancia, los recursos internos de
concretas. Lejos de lo narrativo, el trabajo social las personas, para que ellas mismas transformen las
sanitario se mueve en lo empírico de lo cotidiano. situaciones y superen las circunstancias adversas
Se diagnostica la vivencia, la interferencia; se deta- relacionadas con la presencia de la enfermedad,
llan las dificultades y disfunciones existentes; se aguda o crónica, tratada dentro del sistema sanita-
analiza el rol que desempeñan las diferentes perso- rio. La ayuda desde el trabajo social sanitario aplica
nas implicadas en el caso social sanitario; y se valo- métodos científicos; sus teorías provienen de la
ra los caminos y pasos que se seguirán para el ciencia experimental y aplicada, del estudio de
apoyo y, si es necesario, la orientación a otro servi- casos, de la observación y la interpretación de
cio. El tratamiento social sanitario –en argot muchas realidades documentadas y codificadas para
profesional, el plan de trabajo–, materializa los su investigación. El trabajo social sanitario, como la
apoyos, materiales y humanos, establece y asume medicina o la enfermería, no es una ciencia exacta.
las gestiones que se requieren para prestar el servi- Está sujeto al factor humano y su acción siempre
cio. Uno de los errores más comunes entre quienes implica, activamente, a las personas afectadas. Su
desconocen los fundamentos del ejercicio del traba- objetivo final es la autonomía personal y social.
jo social sanitario es minimizar su función a la trami-
tación de recursos que, además, dependen de los
servicios sociales. Ese hilo argumental lleva a que, 6. La ayuda desde el trabajo social
a veces, se prescinda del trabajo social sanitario. sanitario frente otros tipos de ayuda
Cada establecimiento sanitario tendrá sus propios
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números, pero las realidades empíricas muestran Éste es el verdadero talón de Aquiles: el estableci-
que son muy pocas las personas que, cuando dejan miento de la diferencia de los tipos de ayuda es
el sistema sanitario, continúan el seguimiento en los esencial para respetar la identidad y función del tra-
servicios sociales. Éstos igualmente pueden estu- bajo social sanitario. Cualquier tipo de ayuda no
diar las demandas de apoyo que reciben provenien- vale para calificarla como de trabajo social en gene-
tes del sistema sanitario y su cobertura. ral, o el sanitario en particular. Cuando no se aplican

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las teorías o los procedimientos de trabajo social Algunas figuras ilustres y líderes de este movimiento
sanitario, no se puede considerar como tal. sentaron las bases del trabajo social sanitario,
entonces denominado trabajo social médico, al
¿Qué es ayudar? Éste sería un gran debate. La rela- señalar que era preciso conocer el ambiente en el
ción de ayuda entre personas es muy antigua, forma que se movían y vivían las personas enfermas que
parte de su naturaleza y de la dinámica social en su acudían a los hospitales, pensando sobre todo en
sentido más amplio. Ha atravesado los siglos y ahí su regreso después del alta a ese ambiente, gene-
sigue presente en todas las sociedades. Lo que ha ralmente preñado de insalubridad y pobreza, en el
ido cambiando son las formas y los papeles que que habían enfermado. Ello también dio pie al traba-
desempeñan los diferentes actores, los prestadores jo social sanitario comunitario. No es lo mismo aten-
y los receptores. Por ejemplo, ante un mismo caso der a un niño desnutrido que, viendo el incremento
social sanitario –una persona con enfermedad de población infantil desnutrida en la comunidad,
terminal–, desde la medicina se desarrolla una prác- diseñar un programa de nutrición infantil para esa
tica, desde la enfermería, otra, y desde el trabajo comunidad. Son dos intervenciones desde el trabajo
social sanitario, otra. Las tres disciplinas se comple- social sanitario que se desarrollan en planos dife-
mentan en la teoría y deben extender dicha comple- rentes, pero paralelos. Y si bien puede sorprender
mentación en la práctica. Deben compartir objetivos, dicha intervención, está documentado que los gran-
pero la medicina es la medicina, la enfermería es la des movimientos preventivos de la tuberculosis, fue-
enfermería, y el trabajo social sanitario es el trabajo ron promovidos por las trabajadoras sociales sanita-
social sanitario. Compartir objetivos no significa rias, que enseguida tuvieron el apoyo de los
mezclar papeles, confundir responsabilidades profe- médicos. La iniciativa, no obstante, partió del traba-
sionales o hacer dejación de ellas. Detrás de toda jo social sanitario (Cabot, 1917).
intervención existe una formación que faculta a cada
uno para responsabilizarse de dicha intervención. Ya Las primeras National Conference on Social Welfare,
se sabe: hay que correr como un pato, volar como un celebradas en Estados Unidos, son un ejemplo de
pato y graznar como un pato para asegurar que se debate público camino de la profesionalización de la
es un pato. ayuda. En ellas destacan figuras como Z. D. Smith
(1884), C. R. Henderson (1895) o C. S. Loch (1885).
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En el último tercio del siglo XIX, la ‘ayuda al otro’ va


diversificándose en forma y contenido. Así, va dife-
renciándose la ayuda ordinaria, la ayuda convencio- 7. Algunos pilares que sostienen la
nal y espontánea, la que surge de cualquier dinámi- historia del trabajo social sanitario
ca de necesidad y que puede prestar toda persona u
organización, de la ayuda prestada desde el trabajo La historia sitúa el principio en los Estados Unidos,
social sanitario, la cual se gesta desde el diagnósti- especialmente en Estados de la costa Este. Algunas
co social sanitario y sigue un plan de intervención. de las figuras más representativas e influyentes6 en
¿Cómo se dio ese paso desde la filantropía al ámbi- la configuración de los primeros servicios de trabajo
to profesional? ¿Cómo se fue organizando la ayuda social sanitario –como se ha señalado, por entonces
profesional y conformando el conjunto de conoci- llamado médico u hospitalario– fueron el Dr. William
mientos que daría origen al trabajo social sanitario? Osler, el Dr. Charles P. Emerson, el Dr. Richard C.
¿Cómo se fueron dando los primeros cambios desde Cabot, Mary E. Richmond, Garnet Isabel Pelton, Ida
la ayuda de las organizaciones de la caridad a la M. Cannon, James Minnick, Jane Addams, el Dr.
ayuda desde instituciones profesionales? (Rich- Michael M. Davis o Gordon Hamilton.
mond, 1899; Agnew, 2004).
Muy resumidamente, la historia se desarrolló como
La mayoría de los debates que promovieron este sigue: Garnet Isabel Pelton, trabajadora social médi-
relevante cambio señalaban la necesidad de ir más ca, formada además como visitadora cuidadora, fue
allá de la atención inmediata suscitada por la nece- la primera persona a la que el Dr. Cabot acudió en
sidad que se manifestaba. Ésta debía atenderse, 1903 para crear esta plaza pionera en la atención
pero también debían estudiarse sus causas, sus hospitalaria, introduciéndola en su clínica de medi-
razones, y actuar sobre ellas. Para los ideólogos, crí- cina en el Massachussets General Hospital de Bos-
ticos, estudiosos, analistas de la sociedad del ton. Ello ocurría, sin embargo, después de una visita
momento, acuciada por la desmesura derivada de del doctor al Johns Hopkins Hospital de Baltimore
los cambios provocados por la revolución industrial,
era necesario ver que la persona necesitaba ayuda y
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ayudarla, pero sobre todo era preciso trabajar con


ella, con la persona, con su familia, desde sus posi- 6 Se habla de las más representativas a sabiendas de que el

bilidades y las de su entorno: había que procurar acceso a nuevos archivos puede revelar otros nombres no contem-
sanar la comunidad. Así, ella misma, la persona plados. La experiencia de estos últimos años así lo pone de relieve.
Por tanto, dar unos nombres no excluye que puedan aparecer de
podría superar la precariedad, la merma de la que nuevo y ocupen espacios importantes en esas bases de construc-
era víctima. ción del trabajo social sanitario.

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para conocer el programa de visita domiciliaria que embarazadas, moralmente expuestas o enfermas
en 1889 había impulsado otro médico, William mentales; la ayuda a los pacientes que necesitaban
Osler. En el programa del Dr. Olser, los estudiantes trabajo o un cambio de trabajo; el suministro y las
de Medicina se interesaban, realizando una visita disposiciones para los pacientes objeto de dumping
personal, por las condiciones sociales de los pacien- en el hospital; o la asistencia a los pacientes que
tes que habían atendido. Uno de estos estudiantes necesitan tratamiento después del alta, entre otras.
fue el Dr. Charles P. Emerson, quien, a su vez, viendo
la importancia que los aspectos sociales adquirían El trabajo social sanitario había empezado su desa-
en las personas enfermas y hospitalizadas, introdujo rrollo imparable. A partir de este momento, los prin-
la visita domiciliaria de estudiantes de Medicina en cipales hospitales de Estado Unidos, entre ellos el
la Charity Organization Society (COS) de Baltimore. Mount Sinai Medical Center de Nueva York y el Hos-
El Dr. Cabot, sensibilizado en extremo por la impor- pital de Bellevue, también en Nueva York, empeza-
tancia de lo social en la evolución de la enfermedad, ron a crear plazas y departamentos con servicios de
vio la importancia de este programa de visitas a trabajo social sanitario especializado y participaban
domicilio y su valor en la mejora de la eficacia de en la National Conference on Social Welfare, que se
sus tratamientos. celebraba todos los años.

Su puesta en marcha garantizaba el estudio y la


atención de los aspectos sociales de los enfermos, En 1910, Garnet Isabel
sobre todo de los más pobres, para que esta situa-
ción social adversa se pudiera tratar. A este respec- Pelton establecía la
to, años antes, en 1897, Jane Addams abrió la discu-
sión de la vigésimo cuarta Conferencia de Bienestar diferencia entre la ayuda
Social (EE.UU.) refiriéndose a la necesidad de contar
con casas de convalecencia para las personas nece-
desde el trabajo social
sitadas que dejaban los hospitales y cuyas viviendas hospitalario, y otros tipos de
carecían de las mínimas condiciones de habitabili-
dad para asegurar su recuperación (Addams, 1897). ayuda que llegaban de la

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Fue en 1905 cuando Garnet Isabel Pelton puso en
marcha esta primera plaza de trabajadora social mano de la filantropía o de
hospitalaria y, debido a la tuberculosis que sufrió
unos meses más tarde, tuvo que ser sustituida por
las cuidadoras clínicas
Ida M. Cannon, una de las figuras más relevantes
que ha dado la historia del trabajo social sanitario. Por ejemplo, en 1908 James Minnick, secretario de
Ello ocurría en el mismo año 1905. Ida M. Cannon se la COS de Providence, hablaba, en dicha conferen-
convirtió al poco tiempo en jefe de servicio y, a par- cia, de la importancia de contar en los hospitales
tir de 1906 se empezaron a crear nuevas plazas de (en este concepto se incluía hospitalización y clíni-
esta profesión, siempre vinculadas a servicios médi- cas) con un adecuado servicio de trabajo social sani-
cos. La Escuela de Medicina de la Universidad de tario para completar las atenciones médicas y qui-
Harvard puso en marcha un programa de formación rúrgicas, contextualizando las circunstancias de la
para médicos con el fin de que conocieran la impor- persona y su entorno (Minnick, 1908). Unos años
tancia de los aspectos sociales de las personas que más tarde, en 1911, el Dr. Michael M. Davis, director
trataban (Nacman, 1990). del Dispensario de Boston, ponía sobre la mesa el
hecho de que había que ir más allá de la enferme-
El trabajo social sanitario experimentó un crecimien- dad misma; cabía ver, estudiar y tratar el entorno
to exponencial en ciudades como Nueva York o Chi- social de las personas que estaban atendiendo los
cago, cuyos hospitales copiaron el esquema de tra- médicos, puesto que, si no se actuaba, era a ese
bajo del Massachussets General Hospital de Boston, ambiente enfermo al que volvían (Davis, 1911).
al considerarlo una nueva fórmula asistencial del Sobraban las explicaciones de lo que ello suponía.
bienestar. Cada pocos meses se creaban nuevas pla- Davis, junto con la trabajadora social, estableció dos
zas, casi siempre vinculadas a especialidades médi- clasificaciones: en la primera, incluía las condicio-
cas y también a grandes temas de carácter social nes y los problemas sociales de los enfermos; en la
que afectaban transversalmente a la salud de las segunda, diferenciaba el perfil psicosocial de cuatro
poblaciones. tipos de pacientes (Davis, 1912).
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Las principales divisiones iniciales del trabajo social En 1910, Garnet Isabel Pelton establecía, quizás por
médico fueron, textualmente y según folletos de la primera vez y de manera clara, la diferencia entre la
época: la tuberculosis; la educación e higiene; la ali- ayuda desde el trabajo social, en este caso hospita-
mentación infantil y el cuidado de los niños delica- lario, y otros tipos de ayuda que, aunque se dieran
dos; las vacaciones; las excursiones y casas de con- en el hospital, llegaban de la mano de la filantropía
valecencia; el cuidado de jóvenes solteras, mujeres o de las cuidadoras clínicas. Aquello, señalaba ella,

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no era trabajo social sanitario. En aquella conferen- que hacemos. Tales juicios constituyen la base
cia pautó que el objetivo del trabajo social hospita- de nuestras actividades profesionales. Estamos
lario era el “diagnóstico social, el pronóstico y el tra- preparados para responsabilizarnos de dichos
tamiento” (Pelton, 1910). Pelton terminó su juicios”.
exposición mencionando el lema que rezaba sobre
la puerta del Hospital Virchow de Berlín: “Trata a la Dicha definición, similar a la que en 1917 elaboró
enfermedad, pero no olvides tratar al hombre”. Un Mary E. Richmond, pone de manifiesto que el diag-
principio que, al menos en lo narrativo, hoy siguen nóstico social sanitario no se puede confundir con
asumiendo prácticamente por unanimidad profesio- una enumeración de problemas o dificultades. La
nales y políticos sanitarios: “se tratan enfermos, no elaboración del diagnóstico social sanitario es com-
enfermedades”. Un principio que implica atender, pleja, pues, entre otros aspectos, estos problemas o
profesionalmente, los aspectos psicosociales de las dificultades existentes se interpretan, se contextua-
personas atendidas. lizan, se acompañan de lo que cabe trabajar para
solventarlos.
En 1917, Ida M. Cannon –como se ha mencionado,
una de la figuras más representativas del trabajo Una de las características más importantes del diag-
social sanitario–, publicaba Social Work in Hospi- nóstico social sanitario es que no se puede codifi-
tals: A Contribution to Progressive Medicine, un tra- car, porque en su construcción resulta único en cada
tado del trabajo social sanitario sin precedentes. Su caso. Las necesidades de investigación se resuelven
legado crece a medida que van apareciendo archi- fraccionando el diagnóstico social sanitario en las
vos de su tiempo y textos descatalogados, siendo el partes relevantes del caso; entonces sí se toman
suyo uno de los discursos narrativos más exactos y categorías de circunstancias. Pero el diagnóstico
pertinaces para entender el trabajo social sanitario
social sanitario no es una clasificación, no es una
(Cannon, 1908). Ese mismo año, Mary E. Richmond
escala, no son indicadores. Es importante no con-
publicaba su Social Diagnosis, el libro básico para el
fundirlo con dichos instrumentos que, en algunos
trabajo social en general, y el sanitario en particular.
casos, han acabado suplantando el diagnóstico
social sanitario.
Más tarde, en 1931 Gordon Hamilton se refirió al tra-
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bajo social hospitalario reflexionando sobre la ges-


La unicidad de la persona es uno de los principios
tión de casos (casework) en dicho ámbito, y señalan-
básicos del trabajo social sanitario. Por ello, la
do la necesidad de conocer aquello de lo social que
investigación de los aspectos psicosociales en dife-
había afectado y contribuido a la enfermedad y
que podía afectar y contribuir a su recuperación. rentes situaciones y circunstancias vitales que atra-
Llamó la atención sobre que todos los aspectos viesan los seres humanos ha nutrido numerosas teo-
sociales condicionados por la enfermedad o la rías que permiten, desde trabajo social sanitario,
dolencia médica que la o el trabajador social sanita- ajustar sus intervenciones a aquellas realidades
rio de caso (caseworker) debían considerar en su generadas por la enfermedad, la cual, modela cada
intervención (Hamilton, 1931). Un texto sencillo, caso.
pero crucial para comprender la estructura interna
del trabajo social sanitario, en donde se relaciona la Uno de los autores más relevantes en esta línea de
enfermedad con los aspectos psicosociales de la trabajo, ya citado, es Francis J. Turner, quien en 1968
persona, de la familia, de su entorno, y señala la publicó el libro Differential Diagnosis and Treatment
diferencia con cualquier otro tipo de trabajo social in Social Work [Diagnóstico diferencial y tratamiento
más general. en trabajo social]. La primera edición fue prologada
por Florence Hollis, señalando con cierta ironía lo
extraño que le resultaba el hecho de que hubieran
8. El diagnóstico diferencial y el tenido que pasar cincuenta años desde que se
tratamiento en el trabajo social sanitario publicara la obra más conocida de Mary E. Richmond
para que apareciera un libro con el título señalado.
En 2002, Turner definió el diagnóstico social como Hollis señalaba la aportación de Mary E. Richmond
sigue: cuando habló del diagnóstico social y, por aquel
entonces (1917), suponía una nueva idea de enfocar
“La palabra diagnóstico designa el proceso en el y diferenciar el trabajo social sanitario. La idea cen-
cual una opinión profesional proviene de la valo- tral que pivotaba en el discurso de Richmond era
ración de una situación que emerge en nuestra que, de la misma forma que el médico necesitaba
del diagnóstico médico para entender la naturaleza
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interacción con los clientes y sus ambientes sig-


nificativos, una opinión en la que nosotros basa- del desorden que estaba tratando, para saber cómo
mos nuestras acciones y para la cual estamos aliviarlo, las trabajadoras sociales sanitarias necesi-
preparados para actuar con una profesionalidad taban del diagnóstico social para entender la natu-
responsable. La esencia de esta definición es: raleza del desorden social del caso social que esta-
nuestro diagnóstico está basado en los juicios ban tratando y saber cómo aliviarlo (Hollis, 1968).

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Turner establece una clasificación de diferentes mia, los desastres, el divorcio, la enuresis, el
familias de circunstancias en las que el trabajo incesto, la obesidad, la violación, la fobia esco-
social en general –en algunos casos, el sanitario en lar, la crianza de los hijos, el suicidio, las madres
particular–, sugiere, debe especializarse. De todas solteras, la vasectomía.
ellas, y con la ayuda de diferentes autores, profesio-
nales del trabajo social, presenta investigaciones y Algunas de estas circunstancias en la actualidad han
estudios que avalan el diagnóstico y el tratamiento modificado su peso moral, pero individualmente
diferencial en trabajo social sanitario. Es decir, la cabe valorar el peso particular que suponen para la
presencia de aquella circunstancia ya abre la puerta persona.
a un procedimiento específico que viene avalado por
investigaciones y estudios específicos. Las especia-
lidades propuestas por Turner, la mayoría de ellas 9. De lo narrativo a lo empírico en el
vinculadas estrechamente el sistema sanitario, son: trabajo social sanitario

• Los estadios del desarrollo humano: la infancia, La sociedad del conocimiento, tal como se denomi-
la juventud, los adultos, el matrimonio, los na a la sociedad actual, se encuentra cada vez más
padres, la familia, la mediana edad, la vejez, la con grandes aprietos para que ese conocimiento
muerte. generado desde la investigación básica o aplicada
repercuta en la ciudadanía y que ésta lo perciba. El
• Los trastornos psicosociales: los trastornos afec- gran reto es el bienestar de las personas, no como
tivos, la depresión, los trastornos de ansiedad, lema, sino como algo tangible que se vivencia cuan-
los trastornos por el uso de drogas, la enferme- do éstas necesitan atención en alguno de los esta-
dad ficticia, los trastornos mentales orgánicos, blecimientos sanitarios, ya sea atención primaria o
los trastornos paranoides, los trastornos de per- especializada. Un bienestar que, pensando en la
sonalidad, los trastornos psicosexuales, la esqui-
naturaleza del trabajo social sanitario, no se puede
zofrenia.
reducir, obviamente, a un simple papeleo o
• Los trastornos físicos: la artritis, la ceguera, los burocracia de lujo para realizar un trámite. Ese

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pacientes quemados, el cáncer, los trastornos bienestar se teje en lo diario, en lo mínimo, en lo
cardíacos, la sordera, la diabetes, la epilepsia, básico y el trabajo social sanitario está ahí para
los problemas genéticos, la hemofilia, las enfer- evitar roturas.
medades del riñón, la esclerosis múltiple, las
enfermedades neurológicas, la pérdida de órga- La exigencia del diagnóstico social sanitario es el
nos, el dolor, el retraso, la anemia de células fal- aval de una intervención de calidad y supone el
ciformes, el accidente vascular cerebral, los tras- hecho diferencial de la ayuda prestada desde el tra-
plantes. bajo social sanitario, que, como se ha venido seña-
lando, no puede confundirse con otros tipos de
• Los factores socioculturales: la etnia, la clase
ayuda vinculadas a la filantropía. El trabajo social
económica, los valores, la religión.
sanitario, en su concepción y función, es una profe-
• Las circunstancias que presentan problemas psi- sión de futuro, pues materializa la acción profesio-
cosociales: el aborto, el abuso infantil, la ano- nal apoyada en la participación de las personas.

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