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MAS Hume
SEDUCCIÓN Y
MENOS
PROZAC
Un Enfoque Irreverente y
políticamente incorrecto de la
seducción
Dedicado con mucho amor a la Argentina, la Uruguaya y a la Colombiana. Mis
hermosas musas.
Contenido
Introducción ----------------------------------------------------------------------------------------------------- 5
¿Quién soy? -------------------------------------------------------------------------------------------------- 5
¿De qué se trata este libro? --------------------------------------------------------------------------------- 5
Introducción, 2 ----------------------------------------------------------------------------------------------- 6
David hume: ser más positivo y descubrir tu pasión ---------------------------------------------------- 6
Un filósofo del Siglo XVIII suelto en Buenos Aires ---------------------------------------------------- 8
Conclusión ---------------------------------------------------------------------------------------------------- 87
Mi nombre es Adrián Des Champs pero mis amigos me llaman Hume (sí, por el filósofo). A diferencia de otros apodos,
a éste lo pude elegir ¿Porque decidí llamarme como el célebre filósofo? No porque me gusté la filosofía claramente, sino
porque quedé fascinado con la vida que vivió este singular personaje. Fue puramente por azar que comencé a investigar
sobre el famosísimo filósofo escocés.
David Hume fue un filósofo muy importante. Pero más que nada era un tipo de lo más simpático. Un “groso” como dicen
en Argentina. Muy chévere como dicen otros lados de Latinoamérica. A diferencia de sus contemporáneos y, sobre todo
de su colega y buen amigo Adam Smith (que era un amargo de mierda que no la ponía nunca) el gordo Hume era la
encarnación de la buena onda. Era el típico gordito simpaticón que mediante el humor derretía todas las frialdades sociales.
Las doncellas se orinaban de la risa al escuchar sus ingeniosos comentarios para luego ser enhebradas por su viril miembro,
el cual superaba el promedio de la época. Igual aclaro que los escoceses no la tienen muy grande. Por cierto, si usted cree
que este es un comentario racista y que debo ser más políticamente correcto, usted es un pobre diablo que no sabe disfrutar
de la vida. Además, aclaro que me baso en estudios científicos realizados por la Universidad de Cambridge y financiados
por el Centro de Investigación de los preservativos Prime. Los cuales son una mierda porque se te salen siempre de tanta
lubricación que les ponen.
En fin, David no solo fue un tipo muy importante para el desarrollo de la filosofía en el contexto de la Ilustración escocesa,
sino que, además, era un hombre que sabía vivir la vida y que, entre fiesta y fiesta, supo revolucionar la filosofía. Muchas
son las anécdotas de sus interminables fiestas y “comilonas” (orgías) que organizaba con sus colegas filósofos (salvo
Rousseau que era un amargo y se tomaba la filosofía demasiado en serio).
A través de la lectura de sus obras y su correspondencia con su amigotes de la época pude descubrir una verdad inmutable:
el optimismo y el sentido del humor son la clave para vivir una vida plena llena de alegría y con significado. Por eso es
que al escribir me expreso siempre de forma humorística. Estoy convencido de que el humor es la mejor forma de
expresarnos y generar reflexión. No importa si el humor es negro, extremo o ácido, en mi opinión, en tanto y en cuanto
se sepa usar, será una herramienta para generar epifanías en uno mismo y en los demás.
Por supuesto, siempre hay algún idiota que lo toma literal y dice cosas como: “pero estas promocionando el consumo de
drogas, sos un hijo de puta”. Algo que he descubierto es que en la Internet existen dos personajes terriblemente irritantes:
los ofensores y los ofendidos. Los primeros (también llamados “trolls”), básicamente son personas resentidas con la vida
que agreden a los foristas gratuitamente con el fin descargar su frustración. Si usted es uno de esos tristes personajes, le
sugiero que lea este libro. Si bien trata sobre seducción, el enfoque está más orientado al desarrollo personal y creo que
puede ayudarle, ya sea hombre o mujer. Además, mucho de los artículos fueron escritos es un formato bastante entretenido
para hacer ágil la lectura. Ahora bien, si usted es muy pajero ya sacaré un audio libro para que no tenga excusa. El segundo
personaje irritante que menciono son, por el contrario, personas que buscan ofenderse por su necesidad de victimizarse y
llamar la atención. En muchos casos terminan por convertirse en terribles agresores que luego de ofenderse proceden a
insultar y agredir a su interlocutor. Si usted es también este tipo de persona, también le sugiero leer este libro. Lo ayudará
a tomarse la vida en forma más relajada. Como dice el refrán: “No te tomes la vida tan en serio, al fin y al cabo, no saldrás
vivo de ella”.
Introducción 2
Al final de cada sección me propuse escribir una anécdota o una historia para ilustrar, reírse y reflexionar sobre el tema
tratado. En algunos casos será una historia en un tono serio y otras ocasiones en un tono humorístico. El lector se dará
cuenta cuando estoy siendo irónico y cuando estoy hablando en serio. Ahora bien, su usted no es lo suficientemente
perspicaz para darse cuenta, váyase a leer “Crepúsculo” y no me rompa más las pelotas.
El libro está dedicado para todos aquellos, hombres o mujeres, viejos y jóvenes que busquen crecer como personas. Sí,
algunos artículos se abordaran desde el punto de vista de la seducción masculina pero la mayoría de los artículos busca
crear conciencia y hacer que las personas se encuentren y se desarrollen. Sinceramente busco que las relaciones entre las
personas y las parejas sean genuinas y significativas. Que se sientan plenas y unidas y puedan crecer sin miedos. En cierta
forma lo escribo para que muchas de las cosas que yo sentí y me pasaron en mi adolescencia no te pasen a ti. En lo
particular, yo busco desarrollar vínculos con personas, ya sean amigos o parejas, y a aprender a conectar con los otros. Y
sí, quiero ser feliz y recorrer el camino de la vida con alguien con quien me sienta pleno y pueda encontrar una verdadera
conexión. En realidad, en mi opinión, es lo que queremos todos pero a veces nos cuesta admitirlo.
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distintas etapas. La primera, a la que llamo recuperando el tiempo perdido, consistió en salir mucho, en ir a fiestas y en
aprender a seducir mujeres. Luego, hubo una segunda etapa en la que busqué conocerme más y en la que busqué tener
una relación significativa con alguien.
Yo quería ser Hume. Quería ver la vida en forma positiva y disfrutar cada momento. Quería ayudar a otros que, como yo,
habían ocupado el rol de Adam Smith y eso es lo que me llevó al mundo de la introspección y el desarrollo personal.
En mi primera etapa hice lo que normalmente hacía con todos los temas que quería aprender: analizaba y entrevistaba a
personas exitosas para descubrir el secreto de su éxito. Y eso fue lo que hice, hablé con decenas de amigos y los observé
incontables noches para modelar su comportamiento. De esta investigación surgieron numerosos escritos los cuales fui
publicando gradualmente. Algunos con un tono académico heredado de mis tiempos de investigador y otros como relatos
y fábulas heredadas también de mi infancia donde escribía apasionadamente cuentos cortos. Supongo que así descubrí mi
gran pasión, mi propósito en la vida: narrar historias, ya sea en forma de contenidos audiovisuales como en forma escrita.
La vida tiene sus vueltas de los más extrañas.
Te dejo con una pregunta antes de comenzar: ¿Quién eres en este momento, Hume o Smith?
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Un filósofo del Siglo XVIII suelto en Buenos Aires
Por David Hume
Antes que nada quisiera presentarme. Mi nombre es David Hume y al parecer soy conocido en estos tiempos de la
humanidad como un gran filósofo, seductor, “partuzero” (o amante de la partuza) y maquina sexual. Antes que nada
quisiera aclarar que estoy de acuerdo con la parte de “partuzero”. Soy un gran amante de la vida y disfruto el buen
comer, el buen beber y hacer felices a las damiselas con las que me cruzo por el maravilloso sendero de la vida.
Honestamente no sé si considerarme una gran seductor aunque tengo entendido que en Escocia mis conquistas han sido
catalogadas como legendarias. Creo que hubo una gran exageración al respecto aunque si es cierto que he tenido la
oportunidad de compartir y disfrutar la compañía de múltiples cortesanas, la cuales han llenado mi vida de luz y
regocijo, en tanto que yo, en agradecimiento, he hecho lo posible por satisfacer sus fantasías carnales y no carnales,
además de hacerlas pasar un buen rato conmigo.
Con respecto al apelativo de “Gran filósofo”, debo decir que solamente me considero un hombre curioso que le gusta
conversar y reírse con sus amigos sobre las curiosidades de la naturaleza humana, tan fascinante y tan contradictoria
ésta. Si alguno de los escritos que surgieron en estas reuniones al parecer tuvieron un impacto en la filosofía y el
pensamiento científico, honestamente me alegro por ello pero deben saber que no fueron escritas con esta intención.
Más que nada necesitaba los medios para continuar mi estilo de vida libertino. Aquellas fiestas en Edimburgo no se
pagaban solas. Sobre todo cuando algunos de mis invitados bebían en exceso y destruían alguna de las habitaciones.
Particularmente hablo de Voltaire. Él era particularmente un… ¿Cómo dicen aquí en estos tiempos? “Un borracho de
mierda”. Como verán me estoy tratando de acostumbrar a las jergas modernas para poder relacionarme más con la
gente, algo que amo hacer.
La cuestión es ¿Qué hago aquí en pleno siglo XXI? Es largo de explicar. Al parecer fui trasportado en el tiempo por
algún fenómeno físico que desconozco. Cuando arribé, me encontré con el creador de un blog muy particular quien me
ofreció este espacio para escribir mis experiencias en esta interesante época. Acepté gustoso y de hecho aclaré que una
de las cosas sobre las que quería escribir era sobre la seducción ya que es un tema que me fascina.
Debo admitir que muchas cosas han cambiado desde mi época. He tenido que aprender nuevos modismos y adaptarme a
las nuevas culturas. Aun así he visto que muchos patrones se mantienen todavía intactos. Como diría mi colega Nicolás
Maquiavelo: las tecnología cambian pero las pasiones son las mismas. Mi interés es, precisamente, descubrir todo sobre
la seducción para poder entregarme al placer carnal y disfrutar de la vida al máximo. En este sentido, debo admitir que
haber sido trasportado a la Argentina (donde resido actualmente) ha sido un verdadero lujo ya que aquí las mujeres son
particularmente difíciles. He viajado por Europa y América Latina y he llegado a la conclusión de que quien puede
conquistar una damisela aquí podrá hacerlo en cualquier parte del mundo. Es más, planeo analizar las características
culturales propias de la Argentina para poder llegar al fondo de la cuestión. Con el tiempo viajaré por otros lugares para
también analizar la idiosincrasia seductora de dichos territorios. Esta aventura me llena de dicha. Nada más
emocionante que el proceso de aprendizaje.
En mi viaje, hasta ahora, además de mi queridísimo amigo Adrián, he conocido a otros grandes personajes cuyas
biografía analizaré. Por ejemplo he conocido a un gran seductor en estas tierras extrañas: Milton. Este es un muchacho
cuyas historias revelan la verdadera esencia de lo que es seducir. Un verdadero Messi de la seducción. Como verán
también he aprendido sobre este juego popular llamado fútbol cuyas jergas me han fascinado. También he conocido a un
intrépidos pero pesimista joven cuyos prejuicios lo han llevado a ver el mundo con antejos oscuros. Espero poder
ayudarlo a cambiar su visión de la vida.
Bien, con esta introducción comienzo mi actividad y le agradezco al autor de este libro su generosa invitación y por
hablar tan bien de mi modesta persona.
Atentamente
David Hume
David Hume (1711 – 1776) fue un filósofo, economista, sociólogo historiador, maquina sexual, partuzero y seductor
escocés y constituye una de las figuras más importantes de la filosofía occidental y de la Ilustración escocesa. En su
tumba se puede leer el epitafio: se enhebró a muchas damiselas y a todas les “cabió”.
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1. El juego interno y la seducción
En este sentido es clave dejar de echar culpas afuera (“ella me hizo tal cosa, siempre me hace eso…”). Nadie nos hace
nada. Somos nosotros mismos dejando que “el afuera” nos afecte. Lo que ocurre afuera no lo podemos controlar pero lo
que pasa adentro nuestro sí. Somos constructores de nuestra realidad, amos de nuestro destino. Podemos controlar nuestra
mente o dejar que ésta nos controle a nosotros. Es nuestra decisión. Una clave del juego interno para mejorar nuestras
interacciones (desde la apertura hasta relaciones de largo plazo, novias o parejas) consiste en aprender a observar y a
escuchar. Pero para hacer esto primero debemos vivir el ahora, estar conectados al presente, a lo que nos sucede en este
mismo instante. El pasado ya se ha ido y el futuro no es todavía. Ahora estamos liberados de ambos.
“Si se entiende por eternidad no la duración indeterminable del tiempo, sino la atemporalidad, entonces vive eternamente
aquel que vive en el presente”.
Extraído de “El sentido del sin sentido” de Paul Watzlawick
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Juego externo vs juego interno
¿Qué objetivos deberíamos proponernos? ¿A qué meta deberíamos apuntar? Si el objetivo es tener la mayor cantidad
de sexo posible en el menor tiempo (que por supuesto no será de un día para otro sino que tal vez nos lleve unos meses)
lo mejor es desarrollar técnicas de juego externo y buscar un nicho propio o método propio. El método creado por Eric
Von Markovik (Mystery) es en sí un sistema que el autor diseñó para poder lograr dicho objetivo. A su vez, encontró la
forma de modelizarlo y hacerlo accesible para todo el mundo. A pesar de que muchos de los elementos de este modelo
son aplicables a una multiplicidad de contextos, situaciones y personas, el modelo fue pensado para ser utilizado en bares
y discos de los Estados Unidos. Por ello, hay que tener en cuenta algunos factores
El factor cultural: los Estados Unidos como cualquier sociedad tiene sus características propias. Sobre todo la cultura
de las grandes ciudades. Allí la aceptación de la sexualidad está mucho más desarrollada que en la Argentina (una sociedad
que se jacta de ser liberal cuando en realidad recién está aprendiendo a dejar de ser conservadora). Además hay que tener
en cuenta que allí las ONS (One Nigth Stand: relaciones de una noche) son mucho más frecuentes debido a variadas
razones. Podríamos comenzar a teorizar sobre el porqué de esta idiosincrasia, llegando a mencionar los conceptos del
“amor liquido” y la cultura corporativa, pero el hecho es que en las grandes ciudades de los Estados Unidos la mayoría
de las mujeres salen a un bar o una disco en busca de sexo (ya sea de una noche o porque tienen la esperanza de encontrar
pareja). En cambio en la Argentina, son pocas las mujeres que salen con esa mentalidad. Aunque muchas en el fondo
quieren lo mismo que sus pares estadounidenses, no están dispuestas a admitirlo y se ocultan bajo excusas como “salgo
a divertirme con mis amigas”, “vengo a bailar”, etc…Por supuesto a veces las cosas se terminan “dando”. Aun así, no
están dispuestas a admitir que salieron con la idea de encamarse a un caballero de la mesa redonda. Admitir esto las
convertiría, ante los ojos del populacho conservador y machista, en vulgares damiselas o “putitas”. Entonces cuando
sucede que se van con muchacho ellas dicen “se dio”, “fui a su casa porque quería mostrarme su pared roja y se dio”.
Raras veces existe esa pared roja.
El factor social: el método indirecto, M3 o método Mystery, tuvo su máxima expresión en la ciudad de los Ángeles, meca
del cine y las carreras frustradas. Miles de mujeres hermosas provenientes de todos los Estados Unidos emigran todos los
años a esta ciudad en busca del sueño americano: convertirse en actrices y/o cantantes famosas. Lo cierto es que muchas
de ellas (la mayoría de hecho) se irá con las manos vacías, y están tan desesperadas por lograr su sueño que harán cualquier
cosa para lograrlo. Es preciso aclarar que muchas de estas mujeres provienen de los lugares más pobres de los Estados
Unidos y buscan un medio para abandonar la miseria. En este sentido se entiende porque la teoría del “pavoneo” (vestirse
en forma llamativa y con accesorios para llamar la atención) es particularmente funcional en este contexto. Una persona
vestida en forma llamativa en un club podría llegar a ser un famoso, alguien rico, algún productor, alguien con status: la
salida de una vida de miseria para una mujer pobre. Lo cierto es que esta estrategia se ha usado en dicho contexto para
obtener sexo de una noche y, en muchos casos, ha funcionado en forma fenomenal.
También hay que tener en cuenta que dichas mujeres provienen de familias humildes con baja educación por lo que hasta
la más elemental de las rutinas de confort podrá ser útil para “conectar” con dicha damisela. Escribo conectar entre
comillas porque no se trata de una verdadera conexión sino de un artilugio simple para conseguir un fin: acostarse con la
dama ¿Reprochable? Tal vez, pero no estamos aquí para discutir el “deber ser” de las cosas sino el “ser”. Muchos hombres
actúan así para acostarse con mujeres y un porcentaje considerable lo logra. El mundo es así. Los seres humanos actuamos
así. La herramienta está disponible para todos, es el fin lo que determina su moralidad.
Este análisis nos lleva a la siguiente cuestión: ¿Se puede utilizar este método en otro contexto social? La respuesta es sí.
Se puede. Por supuesto, habrá que adaptar el modelo. Si se quiere aplicar en Argentina con una mujer muy perspicaz, la
rutina simple no será suficiente. De hecho, dudo que un comportamiento robótico basado en rutinas simples dé resultado
con una mujer así. No obstante, podría dar resultado en una disco llena de “pendejas” (18 a 22 años) o con una mujer no
muy inteligente. Para ser honesto, yo, en lo particular, busco mujeres cultas, inteligentes, curiosas con las que pueda tener
una buena conversación. Una “pendeja” borracha en busca de diversión no sería mi target pero si quisiera acostarme con
ella (y quien no quisiera) supongo que utilizando rutinas podría llegar al objetivo. No estaría siendo yo mismo pero con
el tiempo y la práctica podría calibrar mis rutinas hasta aumentar su eficiencia casi en un 100% y lograr todas las noches
volver a mis aposentos con una joven damisela. Por supuesto, a la larga me aburriría y buscaría ser yo mismo para
encontrar a una mujer que fuera compatible con mis gustos y mi forma de ser. Para ello tendría que trabajar mucho en mí
mismo (mi juego interno) y eso me llevará tiempo (años tal vez).
El asunto clave aquí es: ¿Trabajo más mi juego externo o mi juego interno? La respuesta es sencilla: ambos. Imaginemos
alguien que se dedica a trabajar solo su juego interno, buscando su forma de ser, trabajando sus problemas, sus creencias,
sus hábitos (ya sea con terapia, meditación o cualquier medio que le sirva), buscando su círculo social de pertenencia, sus
pasiones, su propósito en la vida. Está persona podrá observar que al pasar el tiempo sus resultados irán mejorando en
forma lenta pero progresiva. Al cabo de unos años, su juego interno será lo suficientemente fuerte como para estar con
cualquier mujer. Paradójicamente solo estará con aquellas que lo hagan feliz, que estén alineadas con su forma de ser.
Una perspectiva exitosa y una actitud loable definen a esta persona que ha trabajado día tras día durante años para auto
superarse. Todo muy bello hasta aquí, aun así existe un problema. La mayoría de las personas, lamentablemente, quedarán
a mitad de camino debido a la ausencia de resultados inmediatos. Por más que no nos guste admitirlo, tenemos mucha
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ansiedad y queremos ver resultados lo antes posible.
Veamos el caso opuesto: el de un sujeto que solo trabaja el juego externo y se dedica a perfeccionar sus técnicas de
seducción y encontrar nichos para utilizarlas. Sin duda, luego de unos meses de calibración los resultados empezarán a
aparecer y su vida sexual habrá mejorado considerablemente. Desde luego, su confianza habrá aumentado y su seguridad
habrá crecido enormemente. Sin embargo, un vacío habrá dentro de él que no podrá llenar aunque tenga sexo con más de
mil mujeres. Pregústelo a un rico que, a pesar de que posee más de cien millones de dólares sigue trabajando día y noche
para conseguir más dinero ¿Para qué quiere más? Intenta llenar un vacío existencial con algo material y desde luego es
como beber agua de un colador. No se podrá saciar jamás.
Como siempre, el secreto es llegar a un equilibro. Trabajar lo esencial sin descuidar lo inmediato. Apuntar al largo plazo
sin descuidar los aspectos coyunturales. En economía se debe pensar en un desarrollo de largo plazo (a diez años) pero si
descuidamos problemas como la inseguridad y la inflación será difícil mantener cualquier política de largo plazo en forma
constante. Lo contrario sucede si solo pensamos en el corto plazo: podremos solucionar los problemas coyunturales pero
si los problemas estructurales se mantienen siempre los problemas volverán y tendremos crisis recurrentes (Argentina es
un buen ejemplo de dicho patrón).
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significativa. Como dijo Stephen King: “El secreto del éxito es una relación estable”. Desgraciadamente estos casos son
la excepción y no la regla.
Ahora bien, ¿Cómo trabajamos el juego interno? La pregunta del millón. Hay miles de formas y, en muchos casos, cada
uno debe encontrar la forma de trabajarlo. Es cierto que es algo muy personal y lo que le sirve a uno no es los mismo que
lo que le puede servir a otro.
En termino generales lo que queremos trabajar es nuestra seguridad y la forma de hacerlo es primero preguntarnos
preguntas muy simples:
“¿Que mierda quiero en la vida?”, “¿Cuál es mi pasión?” Si ya sé, algún coach de seducción te dijo que eso es lo que le
tienes que preguntar a una chica para generar confort y así poder ganar su confianza, siendo el objetivo de esta mascarada
acostarte con ella. Pero ¿porque no mejor te preguntas a ti mismo que es lo que quieres? Y no me digas “Quiero cogerme
a todas las chicas lindas” porque no es una respuesta. Si eso fuera lo que quieres en la vida es que realidad no sabes que
mierda quieres. Imagínate que lo logras y que te acuestas con una modelo todos los días, ¿Crees que eso te haría más
feliz? Si eres un pendejo calentón que se hecha mil pajas por día y solo piensa en coger probablemente me digas que sí.
Pero te puedo asegurar que no serías feliz.
Este escrito está destinado a personas que realmente están buscando responder a esta pregunta y ser felices en la vida y
no al típico pendejo creído que suele frecuentar los grupos de seducción en la Internet para hacerse el macho y que se la
pasa leyendo libros el tema. No, este articulo está destinado a quienes buscan algo más, a quienes buscan realmente vivir
la vida. A medida que respondas a estas preguntas no solo empezarás a tener más éxito con las mujeres sino que te darás
cuenta que en realidad prefieres encontrar a una mujer que te haga sentir pleno y con quien quieras tener una relación
significativa. Pero te aclaro, no serás feliz por estar con ella, por el contrario, ella estará contigo porque eres feliz. La
felicidad es atractiva, ¿Sabias? En esta serie de escritos te daré pistas y consejos que te servirán para recorrer el camino.
Pero te advierto, no será un camino fácil y recorrerlo te llevara tiempo, años tal vez. Sin embargo, vale la pena transitarlo.
¿Qué es lo que quieres? ¿Puedes hacer una descripción detallada de más de dos páginas de cuál sería tu trabajo ideal? Si
no lo puede hacer es que no lo sabes. En un párrafo no se puede definir qué es lo quieres. ¿Puedes hacer una descripción
de tu chica ideal, en canto a lo físico, emocional y su personalidad? Si esa descripción no es de, como mínimo, dos páginas,
es que no lo sabes.
Cuando buscas algo primero tienes que saber qué es lo que buscas y si eres ambiguo en tu descripción entonces encontraras
ambigüedad. Como es explicado con genialidad en la obra de Lewis Carol “Alicia en el país de las maravillas”, si no
sabes a dónde vas, cualquier camino será lo mismo.
“Quiero acostarme con muchas chicas”. Perfecto pero no aclaraste que tipo de chicas quieres. Coger (follar) es fácil: vas
a un bar de medio pelo y te agarras a la más fea o alguna veterana desesperada. Te acuestas con ella y al otro día quieres
salir corriendo. Eso es realmente triste pero ¿No era lo que querías? ¿Querías follar chicas no? “Si, pero no esa”. A bueno
pero no lo aclaraste. ¿Qué mierda quieres? Y no voy a dejar de hacerte esa pregunta hasta que me la respondas en detalle.
¿Quieres que enseñe a seducir? Bien, lo haré, no te preocupes. Te enseñaré todos los trucos y técnicas y te aseguro que
tendrás resultados pero en algún momento tendrás que responder a esa pregunta. Tal vez el haber estado con muchas
chicas te ayude a tener más claro hacia dónde quieres ir. “Quiero que no sea pesada y estúpida ”¡Te dije que me digas lo
que quieres no lo que no quieres! La mente no entiende el NO, si le dices lo que no quieres, eso es lo que dará. Así que
siempre en positivo.
¿Qué actividad te apasiona tanto que la podrías hacer gratis por el resto de tu vida? Seguro que lo sabes y sino empieza a
pensar. Sino las estás haciendo y trabajas o estudias en algo distinto hay una parte tuya que no está bien. Sí, tal vez seas
un seductor implacable pero si hay una parte de tu vida en la que no eres feliz o no estas satisfecho entonces tienes
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problemas. Verás, no eres cuatro personas separadas: Carlos el seductor, Carlos el que trabaja, Carlos el que estudia,
Carlos el hijo o el hermano. No, eres un ser humano cumpliendo distintos roles y si en un aspecto de tu vida estás mal,
éste afectará a los otros. Es como si creyeras que una infección en el brazo no se pudiera expandir por el resto del cuerpo.
Tal vez, para evitar pensar que estás solo y que las mujeres no quieren estar contigo te has concentrado toda tu vida en
lograr un éxito profesional para sobre-compensar tu falencia en la otra área. Sin embargo, lentamente, la miseria y la
frustración comenzaron a pasarte factura. Lo sé a mí me pasó. Creemos que si nos va bien en un área, mágicamente la
otra se arreglará pero no es así. Es como si reprimiéramos todo lo negativo pero lo cierto es que éste se acumula en nuestro
interior creciendo silenciosamente y matándonos lentamente.
Tal vez tengas un éxito rotundo con las mujeres pero no sepas que hacer de tu vida. Sientes ese vacío espiritual. No sabes
PARA QUE estás en este mundo o cuál sea tu propósito. Ese vacío te consume y lentamente afecta tus relaciones, tanto
afectivas como familiares.
Tal vez estés en buen trabajo y tengas un buen desempeño con las mujeres pero al relación con tu familia es pésima. Y,
nuevamente, la infección se expande. Más que una infección es un tumor que crece lentamente. Si realmente tuvieras un
tumor ¿Qué harías? Yo le pagaría a un médico para que me lo sacara inmediatamente y no me importaría el precio.
¡Que me lo saque ya! Eso es lo que haríamos todos. Pero si se trata de un tumor metafórico como la miseria que sentimos
al sentirnos solos o la bronca que sentimos al ser rechazados, o el vacío existencial que tenemos por no saber que queremos
o no saber nuestro propósito en la vida o la frustración por no saber COMO obtener lo que queremos, lo dejamos ahí y
no hacemos nada. “Ahora no tengo tiempo” “Es muy caro sacármelo” Y lo dejamos ahí, creciendo en silencio. Llego el
momento de tomar acción y ocuparse del problema de una vez por todas. La inversión en ti mismo es la más rentable de
todas, nunca lo olvides. Y te vuelvo a hacer las preguntas: ¿Qué quieres? ¿Qué estás esperando para conseguirlo? ¿Sabes
cómo obtenerlo? ¿Qué te impide obtenerlo? ¿Para qué lo quieres? Preguntas simples pero poderosas.
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Una salida con el tío Hume
Por juan García (discípulo inexperto y pesimista de Hume)
El otro día salí con el tío Hume y estando en la calle me acerqué en dos ocasiones a dos atractivas mujeres. La primera se
trataba de dos chicas que respondieron poco receptivamente (era muy lindas) y en la segunda ocasión de un grupo de
chicas algo veteranas que respondieron más positivamente (dado su edad obviamente). He descubierto que las pendejas
(chicas jóvenes) hoy en día están mucho más acostumbradas al kino (a que las toquen) que mujeres las mujeres de 25
para arriba (las cuales responden a otro paradigma cultural).
Adicionalmente, creo que una mujer de veinticinco años de edad, si está soltera, suele tener una actitud más cínica y
pesimista hacia lo que es el cortejo en sí, ya que la vida la ha decepcionado bastante. Desde luego que quiere ser cortejada
pero su actitud es desconfiada y depresiva. En cambio las pendejas de 23 años son más de desafiarlo a uno pero tomándolo
como un juego, no como algo serio. Las pendejas solo quieren divertirse, experimentar. Por eso la profesión que más
“garcha” (folla) es el dealer de cocaína y pepa (éxtasis). ¿Por qué? Porque provee la diversión.
En fin nos pusimos en la cola de un bar y visualicé una chica que me gustaba. Estaba adelante de todo de la cola con dos
amigas. Me les acerqué y les dije: “chicas me parecen las tres muy lindas pero vos me encantas. Me gustaría conocerte.
Mi nombre es…” Hablé unos segundos y le dije que una vez adentro iría a buscarla. Eso fue una excelente movida.
Efectivamente, cuanto entré, apenas la vi, fui a hablarle y les presenté a Hume. Apenas me puse a hablar con ella
empezaron las provocaciones y la actitud cínica (típico de una mina de más de 25). Habría que armar cursos de desarrollo
personal para mujeres de más de 25 años, el grado de pesimismo y cinismo es más que sorprendente. En fin, no me
acuerdo como abrí pero empezó a preguntarme si siempre hacia los mismo y si me había aprendido las frases que le estaba
diciendo. Le contesté que sí, que de hecho, me las había aprendido a último momento y que eso mismo hacía en el
secundario: en lugar de estudiar para el examen, me aprendía todo a último momento. Le dije que yo era sí, que era directo.
Que cuando me gustaba una mujer iba y le hablaba. Igualmente si veía que no era interesante me iba.
Le dije: “te voy a hacer una pregunta, y si la respuesta es "no sé" me voy”. Le pregunté cuál era su pasión. Y me dijo que
la literatura y la docencia. Luego le hice una pregunta de confort (conexión emocional): “cuál era el libro que la había
movido más”. Me dijo que era “La insoportable levedad del ser” de Milan Kundera. Gracias a mis conocimientos de
cultura general le pude comentar cosas del libro. Ella me decía que lo leyó luego de estar en una relación con un mujeriego
(como era el personaje del libro). Ahí entendí porque era tan cínica. Después le comenté que mi libro preferido era "El
amor en tiempos del cólera" y comenzamos a hablar de las adaptaciones al cine. En un momento de la interacción le pedí
el teléfono y ella se resistió. Finalmente accedió pero luego la intenté besar y finalmente se negó. La amiga tampoco
ayudaba ya que decía que se habían juntado para hablar con ella. Sí claro, elegís un bar después de la media noche como
lugar para hablar con tu amiga.
En fin, en un momento de la interacción me di cuenta que no me gustaba tanto como para seguir esforzándome y me
retiré. Generalmente una mujer por arriba de los 25 ya tiene cierto nivel de cultura y cuando me encaro una de ellas suele
tomarme por un “chamuyero” (seductor serial) no muy inteligente. Por eso siempre las termino sorprendiendo. En el caso
de las pendejas la dinámica es otra. Tienes que rebajar tu inteligencia y solamente hacerlas reír y, en algunos casos
conseguirles alguna sustancia (que es lo que quieren). ¿Quieres garcharte pendejas? Hacete Dealer.
En una esquina lo vi al tío Hume haciendo reír a un par de chicas. Sin importar la edad él siempre va para adelante y se
caga de la risa. Eso me hizo recordar una cita de un escritor sobre Hume:
"”Muchos filósofos fueron hombres separados del mundo, solitarios, ensimismados, distanciados de todo lo que les
apasiona a la gente común. Es el caso de Spinoza, de Descartes o, en menor medida, de Kant. Otros fueron seres
torturados que vivieron enamorados del dolor. Es el caso de Schopenhauer, de Kierkegaard o de Nietzsche. Pero también
ha habido filósofos que fueron al mismo tiempo hombres positivos y alegres, que supieron disfrutar de los afectos y se
sintieron en razonable armonía con el mundo. Hombres que, además de tener un intelecto privilegiado, fueron capaces
de jugar y de reír. Y entre ellos ninguno como David Hume, en escocés cordial y extrovertido, buen comedor y bebedor,
solterón eternamente codiciado, que entre fiesta y fiesta se hizo tiempo para revolucionar la filosofía occidental”.
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2. Algunas reflexiones sobre el juego
interno y como trabajarlo
En la cultura japonesa también encontramos a esta figura del viejo sabio que transmite su conocimiento y sabiduría a los
más jóvenes. Normalmente bajo la figura del Sensei cuyo significado es “el que ha nacido antes” o “el que ha recorrido
camino”. En esta cultura la figura del maestro es prácticamente sagrada, no solo a un nivel esotérico sino en el día a día.
Recuerdo una anécdota de una viejo amigo quien vivió su infancia en Japón, la cual ilustra este magnánimo respeto:
Él me contaba, con total asombro como, en el primer día de clase, al entrar el profesor al aula, los alumnos lo saludaban
con un respeto y admiración sagradas. Este es el puesto que esta sociedad le ha asignado a la figura del maestro, ya sea
en una escuela, en una empresa o en un Dojo de artes marciales.
En cierta forma estoy de acuerdo con la noción de que una persona que lleva más tiempo recorriendo “el camino de la
vida”, pueda ofrecer un valioso aporte a las jóvenes generaciones que están empezando a recorrerlo. Pero también estoy
convencido que lo que una persona puede aportar a otra no se relaciona solamente con su experiencia de vida, sino también
con la intensidad con la cual ha vivido esa experiencia y con la profundidad con la que ha reflexionado sobre los
acontecimientos que le han tocado vivir.
Por eso, no solo he conocido Maestros que han recorrido más camino que yo sino que también, he conocido personas de
quienes he aprendido valiosísimas lecciones y cuyo recorrido en el camino de la vida es mucho más corto que el mío. A
ellos también los llamo con orgullo Maestros, porque me han transmitido también el fruto de su corta pero valiosa
experiencia. Han compartido conmigo sabias reflexiones que me han ayudado a transitar con más intensidad y destreza
la senda de la vida. Y muchos de esos consejos me han salvado la vida o me han ayudado a encontrar mi propio camino.
Y, por ello, les estoy eternamente agradecido.
Para mí un Maestro puede ser cualquiera de quien podamos aprender valiosas lecciones que nos ayuden a encontrar
nuestro camino. Cuyo contacto con ellos ejerzan una influencia tal que, visto desde la lejanía tiempo, podemos ver un
antes y un después luego de ese trascendental encuentro, por más efímero que haya sido.
Ahora bien, para absorber las lecciones que se nos transmita debemos estar listos para recibirlas. Hay quienes dicen que
“el maestro aparece cuando el alumno está preparado”. Y creo que es verdad: solo cuando estamos lo suficientemente
receptivos, es cuando vemos a estas personas que nos marcaran ese antes y después. A veces aparecen en momentos de
desesperación, cuando, por las circunstancias, estamos abiertos a escuchar cualquier opción por más ridícula que nos
pueda parecer. Otras veces aparecen cuando hemos abandonado el paradigma del “yo lo sé todo” y, habiendo aceptado
nuestra absoluta ignorancia (”sólo sé que no sé nada”), nuestra percepción se agudiza y podemos ver lo que antes no
veíamos. Incluso, también, aparecen cuando menos lo esperamos, cuando, precisamente, hemos abandonado la búsqueda.
En mi vida he conocido a muchos personas a quien tengo el orgullo de llamar maestros y de quienes he aprendido tanto.
Para cada uno no me alcanzan las palabras para agradecerles por sus valiosos aportes. A veces han sido maestros de
escuela, profesores universitarios o mentores, otras veces han sido amigos, familiares y porque no, extraños en los lugares
menos pensados. A veces un niño puede ser un maestro al regalarnos su punto de vista libre de prejuicios y cargado de
sentido común, los cuales los adultos tendemos a perder.
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ESTA REFLEXIÓN A LA QUE INVITO PRETENDE QUE EL LECTOR SEA CONSCIENTE DE ALGUNAS
SIMPLES VERDADES QUE SOLEMOS OLVIDAR:
1. Repetimos la frase “Ya lo sé” demasiadas veces sin percatarnos de los dañina que es para nuestro
aprendizaje. Siempre podemos aprender algo nuevo o ver las cosas desde un punto de vista nuevo que hasta
ahora habíamos ignorado.
2. Debemos buscar rodearnos de personas que fomenten nuestro desarrollo, con la que retroalimentamos
nuestras ganas de seguir mejorando en la vida. A veces eso lo podemos encontrar en un grupo de amigos, un
equipo de trabajo, o porque no, un espacio de actividades.
3. Podemos extraer una lección de cualquier situación que vivamos y de cualquier persona que
conozcamos. Está en nosotros ver qué podemos aprender y qué reflexión podemos generar.
ACCIONES SIMPLES, QUE A VECES POR OLVIDO, ARROGANCIA Y/O PEREZA, NOS NEGAMOS A APLICAR
EN EL DÍA A DÍA PERO QUE, SIN EMBARGO NOS PERMITEN AVANZAR EN EL CAMINO DE LA VIDA,
NUTRIÉNDONOS DE SABIDURÍA QUE NOSOTROS TAMBIÉN PODEMOS TRASMITIR ILUMINANDO LA
SENDA DE OTROS.
Hace no mucho, tuve una conversación con una mujer de 28 años con la que tuve el placer de participar en un seminario
de introspección, en el cual me tocó trabajar con ella. La mecánica de trabajo fue muy intensa y realmente creo que se
generó una conexión entre nosotros. Al finalizar el taller nos volvimos caminando y allí nos pusimos a conversar de un
tema que había surgido en el seminario. Básicamente, el tema de plática eran sus creencias sobre los hombres, las cuales
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no diferían de los típicos y estereotipados dogmas limitantes que suelen tener las mujeres sobre los caballeros. Ella se
quejaba de que los hombres eran todos iguales (creencia limitante número uno), que no querían un compromiso (creencia
limitante número dos) y, finalmente, que solo quieren sexo (creencia limitante número tres).
Ante este conjunto de creencia limitantes y quejas, dos reflexiones vinieron a mi mente. La primera epifanía, fue que me
di cuenta lo poco atractivo que hace a una mujer el hecho de que tenga semejantes prejuicios sobre “los hombres” y que
afirme, como si fuese un hecho científico, que las cosas son “así”. Las cosas no son “así”, es así como ella veía la realidad
y, por supuesto, su ingenuo subconsciente no hacía más que buscar ejemplos que convalidaran dichas creencias. De esta
forma, la profecía se auto cumple. Era claro (y de hecho se lo comenté) que los hombres no son todos iguales (al igual
que las mujeres). Lo que sucedía es que son “todos iguales” los hombres con los que ella salía. Pese a cierta vacilación
por su parte, ella seguía insistiendo que aquellas afirmaciones eran verdades absolutas, lo que producía en mí un profundo
desencanto y una pérdida de atracción hacia ella.
Debo reconocer, que antes de saber que era poseedora de semejantes prejuicios la había considerado una mujer muy
atractiva. Desgraciadamente, esto ya no era así. Tampoco tenía ganas de salir con ella ya que sentía que estaba viendo la
punta iceberg. Supuse que a muchos hombres le pasaría los mismo con ella por lo que su forma de ser (producto de sus
creencias) terminaba alejando a los hombres “distintos” y atrayendo a los “iguales”. Las palabras crean realidades.
La segunda epifanía que tuve fue que, si quiero aumentar el grado de atracción que las mujeres que sienten hacia mí y/o
quiero construir una relación con una, era necesario trabajar mis juicios ya que, lo último que quisiera es que estos me
jueguen en contra. Para las mujeres también es poco atractivo un hombre prejuicioso y quejoso. Es claro aquí que este
principio se aplica para ambos sexos. Nada es más insoportable y deprimente que una mentalidad de escasez. Irónicamente,
muchas veces, suelo emitir el siguiente juicio:
“Es mejor salir con mujeres menores a los 25 años ya que éstas aún no han
aprendido a odiar a los hombres. En cambio las que se encuentran por sobre
esa edad se han vuelto cínicas debido a sus experiencias de relaciones fallidas.”
.
Claramente este es un juicio que me ha hecho conocer solamente a mujeres mayores de esa edad que responden a dicha
descripción (la mujer de la historia, irónicamente, era una de esas damas) auto cumpliéndose la amarga profecía. Claro
que, como este es un juicio personal que estaba construyendo dicha realidad, al percatarme de ello, tuve la oportunidad
de hacerme las preguntas clave: ¿Me sirve este juicio? ¿Para qué lo hago? ¿Qué puertas me abre y cuales me cierra?
Sobre los juicios
Los juicios de por sí no son ni buenos ni malos, son simplemente declaraciones que realizamos para tener una brújula que
nos permita enfrentar la incertidumbre del mundo que nos rodea. El futuro representa la incertidumbre, por lo que
tomamos del pasado información para poder usarla como una guía. Como lo escribe exquisitamente Rafael Echeverría:
“Debido a que el futuro puede ser diferente del pasado, debemos ser lo
suficientemente abiertos como para tratar nuestros juicios como señales
temporales que someteremos a revisiones constantes (y así) evitar
convertirnos en prisioneros de nuestros juicios o del pasado que esos juicios
traen consigo. Debemos aceptar que se pueden producir nuevas situaciones.”
El problema aparece cuando nos olvidamos que son precisamente eso, percepciones relativas hechas en momentos
determinados, y comenzamos a tomarlos como verdades absolutas. Un juicio debe estar siendo desafiado y cuestionado
constantemente para determinar si nos está sirviendo o simplemente nos está creando un mundo lleno de limitaciones.
Por supuesto, este trabajo de constante introspección acarrea un esfuerzo. La cuestión es: ¿Queremos ser creadores de
nuestra realidad, amos de nuestro destino y capitanes de nuestra alma o preferimos rendirnos ante la pereza y simplemente
quejarnos de lo que consideramos inmutable? Cada uno deberá elegir su camino.
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envidia a aquellos que logran tener éxito en sus emprendimientos pensando que ellos no son capaces de realizar las
mismas proezas. Precisamente, en tanto ellos no se crean capaces de crear y ejecutar una idea con éxito difícilmente
podrán lograr dicha meta. Las creencias generan realidades. Una vez más nos encontramos con este sabio refrán
proveniente de la filosofía oriental.
Trabajar la voluntad es posible, mediante la búsqueda de una motivación para realizar una acción (el “porqué”) y un
propósito que pretendo lograr a partir de ella (el para qué). La envidia, en cambio, surge de la creencia limitante de que
el otro es capaz de hacer algo que yo no puedo porque algo me falta. Esta es una creencia arraigada en la mayoría de los
seres humanos y déjenme decirles que si se analiza racionalmente este pensamiento, no sobreviviría un análisis crítico.
Es decir, no está fundada y es fácilmente refutable. Existe una gama infinita de habilidades que, enfocadas correctamente,
nos permiten sobresalir y concretar cualquier proyecto que queramos, si realmente estamos dispuestos a ir hasta el final.
Por supuesto, cada persona tiene alguna habilidad más desarrollada que la otra y desde luego, con trabajo diario,
incluso, se pueden desarrollar nuevas destrezas.
Existe una serie de prácticas que son claves para el mundo en el que nos ha tocado vivir: las habilidades sociales ¿A qué
me refiero? A las capacidades que nos permiten relacionarlos más eficientemente con los otros pudiendo de esta
forma generar vínculos más sólidos que nos permitan contar con más recursos. El concepto de networking
(pudiéndose traducir como red de trabajo o de contactos) se relaciona con ello ya que, precisamente, cuanto más hábiles
somos a nivel social más recursos son con los que contamos para hacer frente a la incertidumbre del futuro.
En este sentido, hay un sinnúmero de escritos y libros dedicados a hablar de dichas destrezas. Algunos están más
enfocados a áreas bien específicas de las relaciones humanas y las dinámicas sociales (ventas, negociación, seducción,
etc.) mientras que otros le dan un enfoque más general y holístico. Si bien podemos rastrear estos escritos hasta la
aparición de los primeros libros y tratados sobre propaganda política y publicidad en los albores del siglo veinte, el primer
libro que abordó con maestría este tema fue el clásico de Dale Carnagie “Como hacer amigos e influir en las personas”.
Lo curioso de este libro es que, a diferencia de lo que supone el título (claramente elegido por su atractivo comercial) se
concentra en una serie de consejos que aluden en forma directa al sentido común. La creación de empatía mediante
mecanismos simples pero excesivamente eficientes: recordar el nombre de las personas, agradecer, evitar las críticas.
Desde ya, el libro aborda estos temas en detalle y da cuantiosos y precisos ejemplos que ilustran las formas en las que se
pueden resolver conflictos con otras personas y llegar a situaciones donde todos ganan (un equilibrio de Nash siendo más
técnicos). Una de las preguntas clave que el autor plantea es: “¿Quieres tener razón o resolver el problema?”, haciendo
referencia a una situación en donde el deseo de ganar una discusión nos aleja de nuestra meta de conseguir lo que
queremos. Parafraseando la frase en otro contexto, una instructora de coaching ontológico le preguntó a una clienta
desesperada por las constantes peleas con su marido: “¿Quieres tener razón o salvar tu matrimonio?” La mujer se quedó
helada.
En la misma línea aparecieron otros libros y otros autores también destacables pero ya con una mayor aplicación: “Piense
y hágase rico” de Napoleón Hill, “El vendedor más grande del mundo” de Og Mandino y “Todo es negociable” de Herb
Cohen. Lo curioso de estos libros es que no solo fueron los primeros en indagar sobre estas temáticas, sino que desde su
publicación no ha habido autores que han podido superar la profundidad de los análisis presentados en dichas obras. La
mayoría de los libros modernos dedicados a dichos temas, de alguna forma, repiten en forma superficial y sintética lo
detallado en los libros antes mencionados. En este sentido, vuelve aparecer un viejo y conocido patrón en literatura: las
obras fundadoras en cualquier ciencia social siguen siendo las mejores y una lectura obligatoria para aquellos que
inician su camino de aprendizaje.
La clave aquí es entender que la sabiduría se encuentra en los consejos más simples y, en el caso de las relaciones humanas,
son las lecciones que apuntan a la creación de vínculos de largo plazo lo que nos garantiza la creación de una sólida
red de contactos. Por supuesto que podemos aprender técnicas de manipulación para obtener beneficios rápidos en poco
tiempo pero, en el largo plazo, dichos comportamientos nos llevan al ostracismo social. En el largo plazo, siempre se
termina revelando la esencia de una persona. Por eso creo que los consejos que aparecen en las obras mencionadas son
de una calidad enorme al apuntar precisamente al largo plazo y a la construcción de vínculos genuinos que es la clave de
una vida sana y próspera ¿Acaso no queremos ser felices?
¿Y cómo se crea un hábito? Tomemos el sabio consejo de Og Mandino que nos propone en su libro “El vendedor más
grande del mundo”, publicado en 1976. Una de las recomendaciones que el autor señala, precisamente, es la de leer cada
capítulo (que no tiene más de cuatro páginas) tres veces al día durante treinta día antes de pasar al siguiente ¿Por qué
recomienda esto? Para asegurarse que el lector internalice la creencia implícita en dicho apartado. Lo que llama la atención
de este escrito, es que, en lugar de desarrollar técnicas de ventas específicas, se concentra, precisamente, en el desarrollo
personal del vendedor y, por ello, recurre a sabios y antiguos consejos cuya eficiencia ha sido demostrada una y otra vez
a lo largo de la historia.
En esta ocasión, quisiera utilizar unos de los capítulos del célebre libro para referirme al hábito de chisme y las injurias.
Si me preguntan, emitir injurias son un pésimo hábito social y emocional. A nivel social, hablar mal de los demás nos
hace ver como seres miserables y envidiosos. Aclaro que aquí no estamos hablando de un proceso judicial para probar un
crimen sino del puro y maligno chisme o calumnia sin fundamento, cuyo único objetivo es dañar al otro y alimentar
nuestro ego. No por nada, en este libro el autor dedica un capítulo a hacer hincapié en abandonar este inútil hábito e
incorporar la sana costumbre de hablar bien de los demás.
Piénselo por un rato ¿Qué opinión le merecería a usted una persona que se la pasa hablando mal de los demás? Para
empezar, el primer pensamiento que cruzaría mi mente seria “si lo hace con los demás, muy probablemente lo hará
conmigo”. Digo, es lógico pensar que alguien que calumnie a todo el mundo también lo haga con uno.
Por otro lado, a nivel emocional, injuriar a otros nos llena de rencor y odio, al mismo tiempo que retroalimenta
nuestra negatividad. Hemos escuchado que tenemos que ver “el lado positivo de las cosas”, aunque raras veces nos
explican cómo hacerlo. Bien, la forma más fácil es a través de los diminutos hábitos diarios, como lo es la forma en la
que hablamos de los demás. Siempre se puede encontrar algo positivo en la mayoría de las personas. Una cualidad que se
destaque por sobre otras, ya sea alguna habilidad o, simplemente, alguna característica de su personalidad. Citando a Og
Mandino:
Buscar lo bueno de los demás es un ejercicio que nos ayuda a crear el hábito de ver el lado brillante del mundo y, cómo
las palabras crean realidades, nuestro mundo será así más resplandeciente. El truco no es caer en la adulación o la
demagogia sino en utilizar la precisa observación de las virtudes del otro. Si nos concentramos en ver lo negativo solo
aparecerán vicios, si, en cambio, buscamos lo positivo, surgirán virtudes. La clave es la aguda observación y la
búsqueda de lo que admiramos de los otros. Siempre hay algo nuevo qué podemos aprender de cualquier persona. Así es
como avanzamos en el camino del aprendizaje, preguntándonos constantemente: ¿Que virtud tiene el otro que yo pueda
incorporar a mi repertorio de habilidades? ¿Qué puedo aprender de él? La humildad y la aceptación de la ignorancia son
instrumentos de suma jerarquía para este propósito.
“Amaré al que tiene ambiciones porque podrá inspirarme, amaré a los que
han fracasado porque pueden enseñarme.”
A la larga, a medida que el hábito se vaya internalizando nuestra mentalidad comenzará a cambiar. Entonces, nuestras
acciones afectarán al mundo que nos rodea y cambiarán nuestras creencias sobre éste. La acción genera ser. La cuestión
es: ¿Quién queremos ser?
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Las relaciones humanas se basan en la confianza que generamos y en las formas específicas en la que nos comunicamos.
El problema es que, a veces, la comunicación da lugar a malos entendidos o incluso genera resultados inesperados y poco
favorables.
¿Porque ocurre esto? Debido a que el emisor que transmite la información (el mensaje) lo hace a partir de un mapa (una
forma de ver el mundo) completamente distinta a la del receptor. Esta “brecha” comunicacional es lo que genera la
mayoría de los conflictos interpersonales. Pero, ¿Se puede achicar la brecha?
Efectivamente, es posible reducir la distancia existente entre dos paradigmas completamente diferentes. Por supuesto, el
diablo está en los detalles y debemos actuar con cautela y con paciencia, poniéndonos siempre en los zapatos del otro.
Imaginemos los siguientes diálogos:
SITUACIÓN 1:
• Juan: “¿Carlos, estás bien? Se te nota algo cansado”. (Juan observa que Carlos tiene signos de
cansancio y le pregunta a Carlos sobre su estado ya que está preocupado por él)
• Carlos: “¡¿Que, me ves cara de demacrado?!” (Carlos interpreta el comentario de Juan como una
agresión ya que de chico siempre se burlaban de la forma en la que se vestía).
SITUACIÓN 2:
• Juan: “Creo que deberías comer más sano, vas a tener más energías”. (Juan se preocupa porque María
siempre parece algo cansada y le da un consejo sobre su alimentación).
• María: “¡¿Me estas llamando gorda?!” (María interpreta que Carlos le está diciendo eso porque ella
cree que está gorda y se siente ofendida por ello ya que, para ella, el cuerpo es un tema sensible).
Claramente, en ninguna de las dos ocasiones Juan tuvo la intención de agredir a sus interlocutores sin embargo, ambos se
sintieron ofendidos. Desde luego, él podría pensar que, tanto Juan como María, están locos y su reacción es totalmente
exagerada llegando incluso a enojarse. O bien podría ponerse en su lugar y reaccionar con calma, entendiendo que cada
uno tiene su forma de ver el mundo y que no necesariamente tiene que coincidir con la suya. Así la respuesta de Juan a
tales afirmaciones podría ser:
• Juan: “Para nada, simplemente me preocupé por tu salud ya que te aprecio mucho y nada me haría
más feliz que verte bien.”
LA CLAVE PARA UNA COMUNICACIÓN EFECTIVA RESIDE EN EL “CÓMO” COMUNICAMOS LAS COSAS
MÁS QUE EN EL “QUE” AUNQUE TAMBIÉN SIEMPRE AYUDA EXPLORAR EL “MAPA” DE NUESTRO
INTERLOCUTOR ANTES DE CONTINUAR LA INTERACCIÓN.
El lenguaje es un fenómeno dinámico y complejo y cada persona tiene su propia definición de los conceptos que
utilizamos en forma diaria. Hablo de conceptos y no de palabras debido a que, generalmente, existe un consenso bastante
claro de lo que la palabra “silla” significa. Habrá sutiles variaciones pero al fin y al cabo todos sabemos lo que es una
silla ¿Que ocurre en cambio con la palabra timidez, por ejemplo? ¿Es lo mismo “la timidez” para una persona que para
otra? Para nada. Cada uno tiene su definición y, si bien habrá definiciones que estén más cercanas que otras, la diferencia
entre lo que un individuo considera “ser tímido” y lo que otro percibe como tal, será suficiente para comenzar a agrandar
la brecha.
La clave aquí, es ser consciente de que el otro percibe al mundo de una forma distinta a la nuestra y que, por cada palabra
que el otro pronuncia, podría haber una definición completamente diferente a la que tenemos Cada vez que ignoremos
esto la brecha comunicacional se hará más grande. Veamos un ejemplo:
Si en este caso Juan se guía por su propia definición de irresponsabilidad que tiene una connotación muy negativa, la
respuesta que él daría muy probablemente sería un agravio. Pero como Juan es consciente de la existencia de la brecha
comunicacional y sabe que la definición de irresponsabilidad de Carlos es distinta a la de él, antes de contestar le hará
una simple pero inteligente pregunta:
• Juan: “¿A qué te refieres con irresponsable?/ ¿Irresponsable cómo, de qué manera?”
Esto le permitirá saber a Juan de qué está hablando Carlos cuando lo tilda de irresponsable. Tal vez solo se está refiriendo
a un dominio muy específico de la vida (por ejemplo cuando pide algo prestado y lo devuelve en mal estado). Juan se
considera a él mismo una persona muy responsable en el trabajo y que lo tilden de irresponsable es una ofensa grave para
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él. Por eso, es esencial que le pregunte a Carlos que es la irresponsabilidad para él para evitar así un conflicto innecesario.
Con la excusa de estar siempre ocupados, ya sea en el trabajo, en el estudio o simplemente de fiesta en fiesta, no nos
hacemos preguntas básicas que determinan nuestra calidad de vida. Valdría la pena hacer una pausa, respirar y
reflexionar.
Según los sociólogos, yo pertenezco a una generación muy particular: la generación Y, que según he leído abarca a
aquellos nacidos entre 1980 y 1995 aproximadamente. Antes viene la llamada generación X, y luego los pertenecientes
a la generación Z.
GENERACIÓN X
Son aquellas personas que vivieron su adolescencia y juventud en las décadas de 1980 y 1990. A diferencia de sus
predecesores, los baby bomers, ellos están acostumbrados a un mundo cambiante donde su principal capital es su
intelecto, el cual, nutren con miles de seminarios y maestrías cuyo único objetivo es evitar la obsolescencia.
Saben que, a diferencia de sus padres y abuelos, no podrán trabajar toda su vida en la misma empresa y que su mejor
posibilidad de supervivencia es la adquisición constante de formación profesional que les permitan ser más valiosos que
otros para así escalar de posición entre compañía y compañía, trabajando 24 hora al día y adorando a los nuevos ídolos
del mundo moderno: los CEOs y gerentes generales. Dioses de sangre azul cuya posición en la empresa es el sello de su
linaje real. Para esta generación, el lema que marca sus vidas es simple: el tiempo es dinero, evoluciona o muere.
A mí me ha tocado nacer en una era extraña. Según los sociólogos pertenezco a la primera generación de los
millennials. En teoría, no pertenezco a la generación descrita en el apartado anterior ni tampoco a los perteneciente a la
generación Z (aquellos que han nacido con un celular insertado en sus cerebros y que han vivido su infancia con el
crecimiento de la Internet). De alguna forma, estoy en un limbo entre ambas generaciones y me toca a mí decidir a cuál
pertenezco. La mayoría de mis compañeros de la Universidad, eligieron el paradigma de la generación X.
EL SISTEMA UNIVERSITARIO CLARAMENTE SE HA ADAPTADO MÁS AL PENSAMIENTO DE LA
GENERACIÓN X QUE AL DE LA GENERACIONES SUBSIGUIENTES, CONVIRTIENDO A LA
EDUCACIÓN EN UNA MERCANCÍA. EL CRECIMIENTO EXPONENCIAL DE LA UNIVERSIDADES
PRIVADAS Y LA OFERTA ACADÉMICA EN LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS HA SIDO EVIDENCIA ELLO.
Yo probé ese camino y no me gustó. Estudié una carrera universitaria y dos maestrías, las cuales solo me dejaron un
sabor amargo y un vacío interior. Trabajé para una empresa internacional para descubrir que los gerentes (no importa si
son de Estados Unidos o de China) son de carne y hueso como yo. Incluso su sangre también es roja. La mayoría de mis
ex compañeros universitarios aún están convencidos de que se trata de deidades y que deben ser temidos. Me río al
pensar en ello.
En este sentido estoy más de acuerdo con el paradigma de la generación Z (nacidos luego 1995):
“La autoridad proviene del conocimiento, no del cargo que una persona ocupa y el respeto debe ganarse”.
GENERACIÓN Z
Plantea un paradigma de independencia y libertad el cual promueve a sus seguidores a emprender proyectos, ya sea
empresas, movimientos, redes, etc…En este sentido el desarrollo de la Internet parece acompañar dicha mentalidad y
proveer las herramientas para materializarla. Si bien he tenido el placer de conocer a muchos de esta generación que están
encaminados en sus vidas como emprendedores, ellos parecen ser la excepción y no la regla.
La mayoría se encuentran perdidos en el nihilismo absoluto: han obtenido la libertad que sus padres han deseado pero no
saben qué hacer con ella y el vacío existencial los carcome por dentro. Una minoría busca en la espiritualidad y el
desarrollo interno las claves para llenar ese vacío y para encontrarle un propósito a su vida. Un camino largo y arduo que
en el largo plazo tiene su recompensa. La mayoría toma el atajo y llena dicho vacío tomando la salida fácil: llenarse de
sustancias (legales o ilegales) para huir de la realidad y vivir el presente de una forma auto destructiva. Desde los 13 años
consumen drogas sintéticas (tan de moda y tan normalizadas gracias a la apatía parental) y llegan a los 20 años con serios
trastornos cognitivos productos del daño cerebral auto ocasionado. En este sentido me sobran las anécdotas para describir
esta triste realidad.
Y de nuevo vuelvo a mí, ¿Dónde estoy parado? He recorrido el camino de las dos generaciones nombradas y sin embargo
me cuesta ubicarme en alguna. Si bien me acerco más a la generación Z que a la X, los rótulos me son indiferentes.
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Reflexiono sobre la inutilidad del sistema universitario hoy en día, convertido en una mercancía y siento genuina
preocupación por los males que aquejan a las distintas generaciones que juzgan a las otras sin siquiera conocerlas.
Recuerdo que hace unos meses me encontré por la calle con la madre una amigo de la infancia. Al igual que yo, él también
ha decidido salirse del paradigma impuesto por la sociedad y sus padres, y se ha animado a emprender su propio camino
para centrarse en su pasión. Abogado recibido en las más caras y prestigiosas universidades, actualmente se dedica a la
comedia Stand up.
A lo que yo replico:
Por supuesto, su afirmación responde a una característica generacional y cultural presente en aquellos nacidos en los años
50: para ser exitoso hay que hacer una carrera universitaria y conseguir un trabajo de por vida. Claramente la definición
de lo que “hay que hacer” es muy subjetiva y depende de la mentalidad de cada uno. Los tiempos cambian y las
definiciones también.
Tu destino está en tus manos. Lo generacional, evidentemente no está determinado únicamente por la edad sino por una
forma de ver el mundo y una actitud hacia la vida. Los recursos están a tu disposición si quieres verlos, si te atreves a
usarlos. Por supuesto, siempre y cuando ya sepas lo que quieres y para qué lo quieres. Tal vez estás tan ocupado trabajando
y/o estudiando hasta morir, o matándote lentamente en una orgía de alcohol y drogas, que no tienes tiempo para
preguntártelo. No lo sé. Aun así, vale la pena que te detengas y te hagas estas preguntas. La vida pasa muy rápido.
Como a muchas personas, a mí me da miedo “el qué dirán” de los otros. Es decir, le temo a las opiniones de terceros sobre
algo que yo vaya a decir o hacer. Este miedo es bastante común, así como el miedo al ridículo. Un mecanismo que ayuda
desafiar estos temores y a hacerles frente es planteándose una simple pregunta: “¿Qué es lo peor que podría pasar si
hago esto que me da miedo?” La respuesta, en la mayoría de los casos es demoledora: nada. Cuando pensamos en
una situación vergonzosa nuestra mente nos proyecta escenarios terribles que, si los analizamos con detenimiento, son
francamente irreales.
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Para comprobar que efectivamente se trata de escenarios irreales hay que empezar por realizar las acciones ya que esto
permitirá, a su vez, realizar otras acciones que también nos producen temor. Si desafiamos una vez esa creencia de que
“algo terrible podría pasar” podremos aplicar esto para enfrentar otras situaciones. Incluso hasta podremos
cuestionar el juicio de que “algo terrible va a pasar” haciéndonos una simple pregunta: “¿Hubo alguna vez una situación
en donde creí que algo terrible iba a pasar si hacía tal o cual cosa y al final la hice y no pasó nada?” Preguntas sencillas,
no obstantes poderosas.
Por ejemplo: ¿Qué tal si nos da miedo hablar en público? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Qué la gente se ría? ¿Que
se burlen de mí? ¿Qué me abucheen? ¿Y eso de alguna forma me dañará físicamente? No, por supuesto que no. En todo
caso recordaré la última vez que hice algo que me daba miedo para comprobar que nada ha pasado y así desafiaré el juicio
que se esconde detrás del temor.
DETRÁS DE LAS EMOCIONES SIEMPRE HAY PENSAMIENTOS Y CREENCIAS. ESTAS PUEDEN SER
TANTO LIMITANTES COMO EXPANSIVAS. VALDRÍA LA PENA PREGUNTARSE QUÉ PENSAMIENTOS
SE ESCONDEN DETRÁS DE LA EMOCIÓN CADA VEZ QUE SIENTO MIEDO.
Hace poco hice un ejercicio para ganar seguridad exponiéndome a una situación que me daba miedo. Creo que servirá
como ejemplo:
Había comenzado un curso de comedia stand up que nunca llegué a terminar. Aun así, estando en Colombia, acepté la
invitación de un amigo a presentarme en “la zona de riesgos” de un show, que es el momento en el cual los comediante
prueba material nuevo. Yo simplemente no tenía material pero me decidí a hacerlo de todas formas, utilizando la
improvisación (algo que solo los profesionales se atreven a hacer) ¿Qué es lo peor que podía pasar? ¿Qué me abuchearan?
Digo, el espacio está hecho para eso. En realidad quería hacerlo para, precisamente, enfrentar el miedo al ridículo.
El gran día llegó y estaba listo. Listo para ser abucheado. Minutos antes de la presentación traté de aunque sea pensar que
iba a decir. Tal vez podía hablar de mi impresión sobre cómo era la gente de Bogotá, no lo sé. En fin, salí al escenario y
comencé a hablar. Fue un verdadero desastre, no solo no se rieron, sino que quedé como el estereotipo del argentino
arrogante. El tema del que había elegido hablar era demasiado peligroso, sobre todo si lo quería tratar en tono stand up.
Al final de la noche el presentador me puso una soga en el cuello y le preguntó al público quienes me apoyaban y quienes
opinaban que debería ser ahorcado. Mientras que un veinte por ciento del público aplaudió tímidamente (por lastima
probablemente) el resto me abucheó con vehemencia. En cierta forma yo me reía por lo ridículo de la situación al mismo
tiempo que estaba orgulloso por haberlo intentado.
Me retiré del escenario y esperé a que terminara el show. Cuando me iba a retirar me notificaron que la puerta de atrás
estaba cerrada por lo que tendría que salir por la puerta delantera y enfrentarme a la gente que, probablemente, tenía una
opinión bastante mala de mí (o por lo menos ese era el pensamiento que nadaba por mi cabeza).
Ahora sí estaba en mi zona de no confort. Y eso era bueno. Tenía la oportunidad de ir y saludar a mi público y ver qué
pasaba. Y eso fue lo que hice. Salí con la mejor onda y saludé al público haciendo chistes de lo malo y arrogante que
había sido. Esta vez sí se rieron. Al salir del teatro sentía un calor en todo mi cuerpo. Una sensación agradable como de
alguien que acaba de superar una prueba increíblemente difícil. No había pasado nada y ahora me sentía más fuerte que
antes. Un motivo para estar orgulloso ¿No?
• Una forma de vivir honesta. Crear un atractivo estilo de vida, entender que es lo que quiero de mi vida.
Si estas en un trabajo que no te gusta, tienes hobbies que odias y amigos que no te caen bien va a ser medio
difícil que conozcas a una mujer atractiva que quiera estar contigo. No estas siendo honesto contigo mismo. Vive
una vida honesta. Se congruente contigo mismos. Que haya congruencia entre lo que quieres y lo que haces.
Entre tus valores y tus acciones.
• Acciones honestas. Sobrellevar y superar tus miedos e inseguridades (concerniente a las mujeres y a
otros aspectos de la vida). Si ves una mujer que te gusta y no vas a hablarle estas siendo deshonesto contigo
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mismo. Te gusta pero no haces nada al respecto. Si tienes miedo de acercarte a una mujer es porque te importa
más su opinión sobre ti mismo que la tuya propia. Te importa más no ser rechazado que ser coherente con tus
deseos. Si estás hablando con ella y quieres separarla para darle beso hazlo. Sé coherente con lo que quieres, con
tus deseos sexuales, en lugar de preocuparte por el rechazo. Es el miedo al rechazo lo que termina provocando
el mismo. Es el hecho de no ser coherente lo que hace que ella pierda la atracción por ti. Una vez que un hombre
pueda encarar a las mujeres que quiere cuando quiere, podrá tener éxito relativo aunque su vida sea un desastre
(falta de estilo de vida) o aunque sea pésimo expresándose (falta de habilidades de comunicación). Obviamente,
si ese es el caso, deberá encarar mucho para obtener resultados.
Reflexionando sobre los prejuicios que los seres humanos normalmente tenemos sobre básicamente la plenitud del mundo
que nos rodea, quisiera hacer algunos comentarios sobre los juicios que tenemos a la hora de acercarnos a hablar a una
tierna damisela. Como ya ha sido marcado en forma fenomenal, estos nos sirven para enfrentar la incertidumbre del futuro.
Debido a que el mundo está lleno de complejidad y los eventos futuros son impredecibles, necesitamos de una herramienta
para movernos con soltura ¿Y de dónde sacamos dicha herramienta? Del pasado por supuesto. Nada como la experiencia
para contar con una eficiente base estadística que nos permita tomar decisiones sabias.
El problema, es que muchas veces nuestros juicios no están bien fundados. ¿A qué me refiero con juicios infundados? Es
casi natural para las personas tomar uno o dos eventos y generalizarlos. Esto es conocido en la filosofía como inducción
y aclaro que esta forma de pensamiento fue refutada por mi persona hace más de 300 años. Un ejemplo sería: un hombre
come una manzana y resulta que tiene un gusano dentro. Entonces clama: “todas las manzanas tienen un gusano dentro”.
Como vemos pasa del “uno” al “todos” ¿Por qué es incorrecto este razonamiento? Porque aunque tengamos 10, 20 o 1000
manzanas jamás podremos ver la totalidad de manzanas que existen y han existido. Basta encontrar una manzana sin
gusanos para refutar la generalización declarada.
Eso sí, estoy de acuerdo con que si encontramos un número suficientemente grande o estadísticamente significativo de
manzanas con gusanos, podremos afirmar: “Es muy probable que si comemos una manzana nos traguemos un gusano”
estando este juicio fundado. De esta manera cuando comamos una manzana, tendremos cuidado y nos fijaremos que no
haya un agujero en ella o la cortaremos primero antes de meterla en nuestra boca. Este juicio es mejor que el primero ya
que no nos cierra la puerta de comer manzanas (acepta la posibilidad que haya manzanas sin gusanos) y nos advierte de
ciertos peligros futuros (como que haya un gusano en la manzana que queramos comer). A la hora de evaluar la utilidad
de un juicio debemos preguntarnos ¿Qué puertas me abre y cuales me cierra?
Cuando llegué a la Argentina y comencé a conocer la noche porteña con mis amigos Milton (seductor natural) y Juan
García (aprendiz de seductor), descubrí un par de patrones muy interesantes de los cuales surge una reflexión sumamente
útil. Mientras que Milton simplemente se enhebraba a toda cortesana que se cruzara, Juan tenía muchas dificultades para
engarzar damiselas debido, en parte, a los juicios que había generado sobre las mujeres a partir de su historial de rechazos.
Como alma caritativa que soy decidí ayudarlo a salir adelante. Empecé primero a analizar sus juicios.
Lo gracioso era que prácticamente tenía uno para cada grupo etario y perfil social. Por ejemplo decía:
“las pendejas (mujeres menores a 23 años), son re histéricas, irreverentes, inmaduras, cocainómanas e hijas de puta.
Siempre se burlan de mí y encima ahora que tengo 25 me dicen que soy un viejo”.
Y sigue: “La cagada con las mujeres de 25 años para arriba es que se vuelven cínicas. Mucho corazón roto. Como que
están re podridas de todos y aunque te acerques con buenas intenciones te mandan a la mierda. Por lo menos las pendejas
todavía no aprendieron a odiar a los hombres como éstas. Y a partir de los 30 olvídate, son re resentidas.”
Por supuesto, a causa de que los juicios son como anteojos con los que vemos el mundo, hacer semejante declaraciones
solo lleva a un resultado inevitable: que la profecía se auto cumpla ¿Por qué sucede esto? Porque al ponernos estos
anteojos nuestros ojos y nuestro cerebro solo encuentran hechos que corroboren los juicios realizados. Los juicios de “las
pendejas son inmaduras y agresivas”, “las chetas (mujeres de clase alta) son boludas y sobradoras”, “las treintañeras son
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resentidas” son juicios que crean una realidad en la que dichas declaraciones se confirman. Como ya lo he dicho, las
palabras crean realidades. Además, como se puede observar, estos juicios cierras más puertas de las abren por lo tanto no
son muy útiles.
Milton en cambio tiene un solo juicio con respecto a las mujeres (sean de cualquier edad, clase social, grupo de pertenencia,
ideología política, estado civil e incluso orientación sexual): “A todas le gusta la pija”. Aclaro que Milton y Juan son
argentinos por lo que hablan con la colorida jerga porteña. La palabra pija se refiere al órgano sexual masculino (nuestro
amado bastón viril). En España se dice “polla” y en Escocia decíamos “cock”. Esta forma que Milton tiene de ver el
mundo podrá parecer machista para algunas mujeres pero lo gracioso es que también se las termina enhebrando. Para él
todo es un juego. Le encanta ver como se resisten al principio y se van derritiendo lentamente. Esa es su habilidad, las
pervierte a cada una de ellas ¿Y cómo lo hace? Parte del supuesto de que todas ellas disfrutan ser ensartadas por un jugoso
miembro erecto chorreando de semen lubricante. Sepan disculpar la precisión de mi descripción, estuve leyendo “Las
cincuentas sombras de Grey” toda la noche. Claramente, este juicio sobre las mujeres (fundado o no) le abren más puertas
de la que le cierran. Igualmente créanme que está muy bien fundado.
¿Qué interesante verdad? Mientras que los juicios de Juan (fundados o no) le cierran puertas, el juicio maestro de Milton
le permite serruchar con impunidad a todas las damiselas que se encuentran con él. Ahora bien, ¿Están fundados los
juicios de Juan? Bueno, para ser justos, debo decir que luego de recorrer mucho bares de Buenos Aires, he llegado a la
conclusión que muchas mujeres (no todas) luego de los 25 años, caen en el desencanto y en el cinismo (debido a
experiencias románticas fallidas y debido a haber sido “chamuyadas”/ seducidas durante más de 15 años). Por lo que
seducir a una mujer de tales características se vuelve un proceso tedioso. Una damisela con una actitud negativa te baja
la libido (o como dicen en Argentina: “Te la baja”). Estoy de acuerdo en que, en este sentido, es mucho más probable
encontrar actitudes positivas hacia la vida en una muchachas jóvenes o “pendeja” (como dicen en Argentina) que en una
mujer de más de 25 años. Y si, a los 21 añitos aún no han aprendido a odiar a los hombres. Igualmente, aclaro que hay
mujeres con una actitud tan positiva que pareciera que estuvieras hablando con una chica de 21 años cuando en realidad
tiene 40 años. Esto lo sé porque, de hecho, he conocido casos ¿En un bar me preguntarán? No, en un centro cultural o un
viaje espiritual a la montaña. O sea que el problema no son las mujeres sino el ámbito donde las buscamos.
En los bares normalmente encontraremos hombres y mujeres de baja autoestima de 25 a 40 años. Las mujeres van a
corroborar su juicio de que “los hombres son todos iguales y solo quieren una cosa” y los hombres a corroborar su juicio
de que “las mujeres son unas hijas de puta”. Lo irónico es que, en el fondo, ambos van a buscar ser correspondidos para
ser felices y, en muchos casos, evitar la soledad. El problema es que, debido a los juicios que crearon dentro de sus cabezas,
ambos se irán decepcionados todas las noches.
¿Qué hemos aprendido hasta ahora? Que más allá de que exista evidencia estadística que fundamente nuestros juicios,
todo es relativo. Y con creencias positivas y juicios que nos abren las puertas en lugar de cerrarlas, podemos alterar la
realidad en la que vivimos. Les digo tanto a los hombres como a las mujeres que leen este escrito: “Déjense de joder
manga de pelotudos, la vida es una sola como para andar amargándose la vida por sí solos”. Disculpen mi argentinismo.
Dentro de poco viajaré a Colombia y muy probablemente mis escritos adquieran un tono más colombiano. Por cierto, la
expresión boludo quiere decir idiota.
En fin, hay tantos lugares donde conocer hombres y mujeres, ¿Por qué limitarse a los peores lugares (bares y discos)? En
todo caso, si vas a esos lugares, habrá que hacer como Milton y ponerse los anteojos de la abundancia y quitarse los de la
escasez.
Su servidor
David Hume
David Hume (1711 – 1776) fue un filósofo, economista, sociólogo historiador, maquina sexual, partuzero y seductor
escocés y constituye una de las figuras más importantes de la filosofía occidental y de la Ilustración escocesa. En su
tumba se puede leer el epitafio: se enhebró a muchas damiselas y a todas les “cabió”.
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3. Juego interno, baja autoestima
e inseguridad
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te hace pensar que en tu caso debe actuar diferente? En todo caso, es ella la que está de mal humor, no tú. Así que no
podemos sentirnos responsables de sus emociones y sentimientos. La aprobación debe provenir del interior, no de una
validación externa. Uno debe estar convencido de las propias acciones, adjudicándose calificaciones máximas por el
simple hecho de abordar. Debes sentirte bien por haberte expuesto en una situación social, independientemente de lo
hagan los otros.” (Extraído de “El juego físico” de Ozzie).
Nunca vi a un tipo tan groso en el tema del levante. Lo que sí, se viste muy a la antigua, casi como del siglo XVIII, pero
bueno...nadie es perfecto. Menos mal que me asesoré en el tema de la vestimenta con un asesor de imagen, sino no la
ponía más...Igual, si el tío Hume (como le digo con cariño) la pone todos los días (o enhebra todos los días como dice él)
a pesar de cómo se viste, lo importante debe ser otra cosa, la actitud supongo. Y el gordo la tiene, por supuesto que la
tiene.
La verdad es que debo decir que el tío me salvo la vida. En general no era muy exitoso con las mujeres. Durante el
secundario no salía demasiado y estudiaba todo el tiempo, por lo que me perdí gran parte de la cultura de la noche. De
hecho, a esa edad ya hablaba como viejo. Mis habilidades sociales eran realmente muy pobres. Para colmo de males
estudié una carrera bastante cuadrada por lo que mi lado creativo (esencial para la seducción según me lo comentó Hume)
se saturo bastante. Como no sabía qué hacer con mi vida me anoté en la carrera de contabilidad en la Universidad de
Buenos Aires. En ese período, precisamente, fue que comencé a intentar aproximarme al sexo opuesto. En forma muy
tímida y descalibrada, por supuesto. Con mis nuevos amigos de la universidad comencé a salir de noche para conocer el
mundo de las discos (boliches como les decimos en Buenos Aires) y los bares. Debo decir que mi emoción no duró mucho
ya que, honestamente, no sabía cómo proceder y mis acercamientos (increíblemente patéticos) solo generaban rechazo en
las damas.
Así fue como fui generando un resentimiento profundo contra las mujeres y, al mismo tiempo, una autoestima no muy
elevada. Al cabo de un tiempo desistí de conquistar chicas y me concentré en mi carrera profesional. De algún modo,
tenía la creencia de que, si me convertía en un exitoso profesional, mi éxito con las chicas estaría garantizado, por lo que,
lo único que tenía que hacer era ser un gran profesional, hacer mucha plata, ser intelectual...en fin, era un pelotudo
importante. A ver, el descerebrado de Milton coge (garcha/fornica/enhebra) más que el mismísimo David Hume y ni
siquiera terminó la secundaria ¡Encima trabaja en un Starbucks hace 7 años! Sí, en definitiva yo no tenía mucha idea de
la vida. Llegué a deprimirme bastante y a resentir mucho. Mientras que mi carrera profesional crecía, mi estabilidad
emocional se iba al carajo.
Lo peor de todo, es que me tocó vivir en Argentina, el lugar más jodido para levantar (conquistar) minas (mujeres). Son
duras acá las muy hijas de putas. Pensar que han venido especialistas en la seducción de todo el mundo a estudiar qué es
lo que funciona acá. Un estudio que leí, realizado por un especialista que viajó por todo el mundo, dijo que acá lo que
funciona es el "payaso idiota", es decir alguien que las haga reír y que, al mismo tiempo, sea un idiota. El científico en
cuestión lo diferencio del "payaso interesante" el cual funciona más en el resto de Latinoamérica: las haces reír pero decís
cosas interesantes en vez de incoherencias como lo hace el "payaso idiota".
Esto, según el informe, funciona mucho más para las pendejas (menores de 23 años según la literatura) que para las
señoras de más de 25, aunque se puede generalizar. Ahora, al saber esto, todo tiene sentido, digo, las pendejas son
particularmente histéricas en este país y por la edad solo quieren una cosa: divertirse, hacerse mierda y sentirse diosas. O
sea que como empiezan a enfiestarse desde muy chicas ya los 18 no les quedan muchas neuronas ¿Y cómo razonas con
alguien que no tiene neuronas? Poniéndote a su nivel. Sí, como diría Hume, estoy generalizando, pero algo de eso hay.
Igualmente cuando tenía 20 años no tenía mucha idea de que mujeres eran una pendejas y cuáles no. Para mí no había
mucha diferencia. Aplicaba siempre la misma fórmula y ninguna funcionaba. Patético. Cuando pienso en esos tiempos
aún me cuesta perdonarme.
A los 27 años estaba destruido por lo poco que había tenido sexo y la poca receptividad de las mujeres hacia mi persona
por lo que caí en una profunda depresión. Ahí es cuando lo conocí a David Hume quien me salvó la vida al enseñarme
los secretos de la seducción y el buen vivir (y el buen comer: como morfa el gordo hijo de puta, se pide una Provoleta a
caballo todos los días). También aprendí mucho saliendo con otro groso: Milton. Igualmente no puedo evitar envidiarlo
al hijo de puta. Tiene facha (ser físicamente atractivo) el forro. Eso ayuda. Es como el dinero, citando a los "Auténticos
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decadentes": "El dinero no es todo pero como ayuda".
Conocerlo a Hume también me ayudó a transformar mis prejuicios. Debo admitir que tengo muchos prejuicios, no solo
con respecto a las mujeres sino también concerniendo a las clases sociales, las nacionalidades, en fin...creo que en una
época era un poco racista... un poco nomás. El otro día mirando mi diario de la seducción vi una entrada en donde describo
un encuentro con una chica de la Universidad Torcuato Di Tella, universidad donde estudia la gente más pudiente de
nuestra sociedad. Las chetas (chicas ricas), por lo general, son muy hijas de puta y solo se reproducen con miembros de
su propia estirpe y yo era solo un simplón de clase media. Como sea aquí está el relato:
21 de marzo: "Hoy salí a encarar mujeres por el barrio de Belgrano, barrio de chicas ricas. Hoy quería ver si podía
levantar algo decente ya que recientemente me estoy comiendo cada bagre que ni te cuento. Siguiendo las teorías
antropologías del señor Spencer citadas siempre por el magnánimo Osvaldo Orsena (o Der Orsen como le dicen en su
Austria natal) me dirigí hacia los barrios pudientes sabiendo que allí abundan las ninfas hermosas gracias a la pureza
de los genes de los ricos. Es claro los ricos tienen genes más puros por lo que sus crías salen más bellas y esbeltas. Como
sea, al acercarme a la puerta de la prestigiosa Universidad me corrí la capucha (estaba con una campera ya que llovía
mucho) para que los guardias, temiblemente armados, vieran que era caucásico y no me disparasen. Me acerqué al
hombre que limpiaba los baños para preguntarle donde se encontraba la biblioteca.. Estas gentes son de escasos recursos
y la gente pobre generalmente es mala. Esto es lo bueno de estudiar en el mundo civilizado, se encuentran soluciones
rápidas a problemas complejos..."
Sí, definitivamente era medio racista y prejuicioso, y probablemente un hijo de puta. Tengo que seguir trabajando
mis prejuicios.
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4. Juego interno aplicado
Oda al sentido del humor
Muchas mujeres, cuando se les preguntan sobre su “hombre ideal” (?) describen una característica bastante específica
(que contrasta con el resto de las características abstractas y muy difusas que normalmente mencionan). Ellas dicen:
“quiero un hombre que me haga reír”. Y sí, ¿A quién no le gusta reírse? Está buenísimo y encima dicen que alarga la vida.
Un hombre que tiene la habilidad de hacer reír (ya sea con sus ácidos comentarios, con sus expresiones faciales o
simplemente con su energía y positividad) sin duda despertará la atracción de muchas mujeres. En Francia dicen que si
haces reír a una mujer la tienes 50% en la cama. Y algo de verdad hay. Sí, muy probablemente tus probabilidades de
envainarla hayan aumentado aun así, como lo dice el refrán, falta el otro 50%. ¿Qué significa esto? Que, si bien podes
hacerla descostillarse de la risa, sino pones la otra mitad del porcentaje muy probablemente no termines enhebrándotela
o peor, en zona de amigos.
De hecho la mayoría de los cómicos que hacen stand up (muchos de ellos muy graciosos) no la ponen tanto como mucha
gente piensa. El humor es solo una herramienta más, aunque sin duda una pieza importante del juego. La pregunta es ¿Por
qué estos grandes comediantes no la ponen tan seguido como quisieran si, de hecho, las mujeres se orinan al escucharlos?
Bueno ahí está el problema, hay una diferencia entre me “mojé mal” (me meé/oriné encima de tanto que me reí) y "me re
mojé cuando me miró de esa forma". La sustancia no era la misma claramente aunque provenía de la misma área
geográfica.
¿Entonces dónde está el problema? Bueno, en realidad en la naturaleza paradójica del mismísimo humor. Este proviene,
precisamente, de una mirada crítica de la naturaleza humana por lo que es normal que esté asociada algún tipo de miseria.
Y es lo que sucede con muchos comediantes del stand up (no todos, aclaro), son graciosos porque se sienten miserables.
Al expresar su miseria en forma crítica y al reírse de ellos mismos, terminan generando una identificación tal con la
audiencia que las personas no tienen más opción que reírse. El agudo ojo del comediante retrata el carnaval grotesco de
la realidad en la cual vivimos y los cuan ridículos y risibles somos realmente. Un chiste en un espectáculo de stand up
funciona solamente si existe una identificación cómplice con el público. No importa cuán ofensivo pueda ser el chiste en
cuestión. De hecho, podemos decir la cosa más ofensiva del mundo pero si hay verdad en lo que decimos y encima lo
decimos de forma ingeniosa, el público no tendrá más opción que entregarse al placer de la risa. Si alguien se ofende por
dicho comentario (que resultó gracioso para la mayoría de la gente) esto habla de un serio problema que esta persona
tiene a la hora de ver la vida. Este tipo se toma demasiado en serio la cosas y (créame cuando se lo digo) no la pone muy
seguido. Es más, normalmente la mayoría de las damiselas que vale la pena enhebrar huyen despavoridas de él. El humor
ingenioso y agudo quiebra a casi cualquiera y reírse es un signo de bienestar espiritual y mental. Aquel que sabe reírse es
un hombre que la pone seguido.
Como muchos de los comediantes stand up son graciosos porque se sienten miserables, entonces es natural que, pese a
hacer reír a las damas, estas no quieran entregar sus húmedas rosquetas a estos finos caballeros. La miseria y la depresión
son repelentes naturales de mujeres. Eso sí, te hace gracioso si quieres hacer stand up. Un profesor de stand up que tuve
me dijo que hay que sentirse miserable para hacer reír y que si estoy feliz me dedique a otra cosa. A ver, no necesariamente
es así pero algo de verdad hay. Recuerdo, de hecho, que hace mucho tiempo cuando hacía stand up apareció un sujeto
joven con todas las propiedades de un seductor natural: era fachero (agradable a los ojos), se vestía como un chamuyero/
ligón/ seductor, era un tipo feliz y lo peor de todo, te hacía descostillarte a carcajadas cuando presentaba sus monólogos.
Hay que ser hijo de puta: un tipo que la pone todos los días va a un lugar donde no la pone nadie a comerse a las pocas
minas que hay. Es como como que un cheto (rico) que come sushi todos los días vaya a un comedor de un barrio pobre y
se coma toda la sopa. Simplemente no da.
El último párrafo de hecho es parte de un monólogo de stand up y, si observan, parte del análisis una situación, “dramática”
para el observador y la presenta de una forma cómica. Aun así sin esconder el resentimiento y la frustración de quien
observa. Es más, si se dice con tono de indignación, es aún más gracioso.
En conclusión: el humor es clave para la seducción igualmente es parte de una forma de ver la vida y sentirla. Podemos
ser ingeniosos y graciosos y ser felices al mismo tiempo. Desarrollar el sentido del humor como forma de volvernos más
positivos es una forma de sentirnos mejor con nosotros (desarrollar el juego interno). También nos volvemos agudos
observadores de la realidad y aprendemos a reconocer su naturaleza grotesca. Un hombre atento y observador, es un
hombre atractivo para una mujer.
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Como encarar la salida: saber mentalizar un marco positivo
Una forma de tener una buena interacción, está relacionada con la forma en que nos mentalizamos a la hora de salir (el
llamado meta marco). A continuación se presenta un excelente pensamiento guía que deberíamos tener a la hora de salir
un sábado a la noche:
“¿Qué sorpresas me esperan esta noche, que locuras se me van ocurrir, que travesura podré hacer y salirme con la mía?
Cada noche es un misterio. No sé dónde voy a terminar o haciendo que. Eso me produce una emoción tremenda. Como
un chico esperando que lo lleven a un parque de diversiones. En la calle, en un bar, en una feria, en un museo o teatro.
Voy ponerme a hablar con la gente y trasmitirles mi energía y mi felicidad. Estoy feliz. Si algo sale mal, de última el
tiempo va a convertir ese acontecimiento en una anécdota divertida. De última si pasa algo negativo tendré una jugosa
anécdota para la próxima vez.”
Habrá noches buenas y noches malas. El punto es seguir adelante y continuar conociendo gente. La mala experiencia de
hoy es la anécdota graciosa de mañana. Veamos un ejemplo:
“Una vez un guardia de seguridad casi me caga palos (golpea). En ese momento me sentí muy mal pero ahora me cago
de la risa. Seguro que tuvo un mal día pobre. Es un trabajo de mierda la verdad. Aunque tiene sus ventajas. Algunas
mujeres hacen de todo para entrar a un club.”
Re signifiquemos otra experiencia para que sea humorística:
“En San Telmo un villero (persona pobre) me quiso moler a patadas. Descubrí que saben artes marciales. No saben las
patadas que pegaba ¿De donde aprendió? Deberían prohibir las películas de Jet Li.”
Hoy son unas anécdotas más para contar. El punto con las anécdotas es que las resinifiquemos de forma tal que cuando
las contemos nos traigan emociones positivas. De lo contrario, nos retrotraerán al momento y nos conectarán con las
emociones negativas que sentimos en ese entonces. En este sentido, hay técnicas de Programación Neurolingüística (PNL)
para, precisamente, remplazar las emociones negativas asociadas a un evento por emociones positivas.
Así debe ser nuestro meta marco. Con esa actitud debemos salir un sábado a la noche. A medida que repetimos esas
palabras en nuestra mente y teniendo en cuenta que a esta altura tengo millones de experiencias que confirman esa creencia,
las palabras se van convirtiendo en mi realidad: cada noche término conociendo gente interesante y lugares emocionantes.
Y de última tenemos una anécdota para contar la siguiente vez que salga. Si llevamos semejante carga de emociones
positivas, ¿Cómo los otros no se van a contagiar? Dejemos que las neuronas espejos trabajen por nosotros.
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incluso el trabajo. En cada ambiente siempre hay un alfa y todas las mujeres quieren un pedazo de él ya sea por su
arrogancia, seguridad, apariencia física y/o habilidad. Lo bueno de los juegos de mediano plazo es que nos dan tiempo de
que ella nos descubra lentamente y, si esto seduce, ella podría enamorarse.
¿Qué queremos realmente? ¿Tener sexo la primera semana de conocerla o crear un vínculo con ella y tener sexo más de
una vez durante un periodo de tiempo prolongado? En el corto plazo es más lo superficial lo que nos da ventaja. En una
disco, un hombre atractivo con un cuerpo atlético y algo de estatus probablemente será un oponente difícil (igual se puede
vencer) pero en el mediano plazo la cosas cambian. Sí, muy probablemente el alfa se la enhebre al mes, a la semana o
incluso al día, pero insisto, lo que importa es llegar a ella, a sus emociones, tan sutilmente que ni ella se dará cuenta. De
un momento a otro pasaras a ser ese chico simpático a ser ese por él que siente el famoso "tiene un no sé qué".
Observar detalles sobre su apariencia es la primera cosa que debemos hacer ¿Cambió su look esta semana? ¿Tiene el
cabello más corto? ¿Está usando unos aros nuevos? Si podemos concentrarnos en vivir el presente podemos percatarnos
de ínfimos detalles que nos darán una ventaja enorme a nivel social. Imaginemos una situación en donde nuestra
compañera de teatro no puede comer alimentos hechos con harina ya que es celíaca. Esta condición es realmente enervante
para ella ya que no puede comer casi nada y cuando alguien trae algo para compartir (galletitas, tortas, bizcochos, facturas)
ella simplemente no puede participar del ritual de la merienda. Ella no expresa su frustración ya que ya se ha acostumbrado.
Toda su vida ha sido así. A decir verdad ya no le molesta tanto. Este detalle se nos guarda en nuestra mente y decimos "la
próxima vez que traiga algún alimento, traeré algo que todos podamos comer". Voy al supermercado y busco en la sección
de alimentos para celiacos distintos productos. Al llegar a la clase los deposito, como es habitual, cerca de una mesa para
que todos tengan acceso a ellos. Al cabo de una hora todos empiezan a comer. Ella se me acerca y me agradece por el
detalle con una amable sonrisa. Está contenta aunque pareciera que no es la gran cosa. Por lo menos así lo percibimos.
Pero la verdad es que es un enorme gesto para ella. A veces es difícil darnos cuenta cuanto nuestras acciones impactan en
los otros. En el caso de las mujeres estos pequeños detalles parecen simplemente insignificantes pero, ¿Realmente lo son?
Todo lo contrario, a partir de este momento ella nos verá con más ternura y pasaremos del anonimato a su radar "¿Quién
es este chico tan atento que se acordó de este detalle que los demás olvidaron o no les importó?" Pensará ella.
¿No me crees? No importa, es la verdad, pregúntale a cualquier mujer o lee las famosas "50 sombras de Grey". Está
escrito desde el punto de vista de una mujer y, si leemos con atención, notaremos que una de las cosas que le atrae del
pomposo caballero es que presta atención a los detalles, que es atento:
“-Te?- Me Pregunta.
-Sí, por favor.
Me tiende una pequeña tetera de agua caliente y en el platillo hay una bolsita de "Twinings English, Uau se acuerda del
té que me gusta”.
(Extraído de “50 sombras de Grey")
El secreto de estas pequeñas acciones es simplemente realizarlas sin esperar grandes repercusiones visibles. El verdadero
impacto no se expresará en forma explícita sino que tendrá lugar dentro su cabecita. Cualquier intento de hacer evidente
nuestra acción tendrá un efecto negativo, es decir, si le decimos "mira lo que he hecho por ti" o preguntamos demasiado
"¿Te gusto realmente?", esto nos hará ver como necesitados, deseosos de impresionar. Al contrario, lo que debemos hacer
es realizar dicha acción como si fuera una más de las que ejecutamos habitualmente. La idea es sub comunicar que somos
atentos y observadores por naturaleza y no que lo hacemos solo por ella. También sería un error estar compulsivamente
realizando demasiados actos o preguntando exageradamente la pregunta "¿Necesitas algo?". Con solo preguntarlo una
vez basta. El secreto es no ser obvio.
Este es un verdadero Valor de Supervivencia y Reproducción. Estar atento a las necesidades del otro (sea hombre o mujer).
Esto demuestra empatía y preocupación por el prójimo. Mark Manson asertivamente destaca que un hombre con potencial
de éxito (factor que despierta la verdadera atracción) se destaca por tres factores: la forma en la que nos tratamos, la forma
en la que nos tratan los demás y la forma en la que tratamos a los demás.
En la dinámica grupal es bueno estar atento no solo a las necesidades o detalles de la mujer que nos gusta sino también a
las necesidades de los otros integrantes del grupo e incluso a las necesidades del grupo en sí mismo. A las mujeres les
llama la atención este tipo de comportamientos aunque sean pequeños y no estén dirigido necesariamente a ellas. ¿Estás
yendo a estudiar a la casa unos amigos? Tal vez tengan hambre luego, estaría bueno que llevaras algo para comer ¿Conoces
sus gustos o si hay algún alimento que no puedan comer? A veces la gente menciona estos detalles y los dejamos pasar
porque no prestábamos atención ¿Estábamos en el presente o en algún otro lado? Si vamos para la cocina podríamos
aprovechar para preguntar si alguien quiere un vaso de agua, después de todo una jornada de estudios puede darle sed a
alguien. Si estamos cenando podríamos estar atentos a si el vaso de alguno de los comensales está vacío y volverle a servir
¿Dices que parece exagerado? Para nada, son los pequeños detalles los que dan sabor a la vida.
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Sobre la ansiedad y la impaciencia en una ruptura
A veces el proceso de conquistar a una damisela puede durar semanas incluso meses. A veces, dada la naturaleza de la
doncella en cuestión, el juego puede llevarnos al límite de nuestra paciencia. ¿Quién no ha perdido un juego por falta de
paciencia? ¿Quién no ha podido controlar su ansiedad al punto tal de cometer un error de principiante? Sí, a veces pasa,
y lo mejor que podemos hacer es llanamente aprender a controlarnos la próxima vez. La ansiedad y la impaciencia son
realmente los enemigos de un seductor. En incontables situaciones debemos recurrir a una calma zen para poder
sobrellevar ciertas situaciones. ¿Qué es la ansiedad? Es querer todo ya, ahora mismo y a mi manera. ¿Qué es la
impaciencia? Es no tener la capacidad de esperar el tiempo necesario para que los procesos ocurran naturalmente.
Pongamos estos conceptos en una situación dolorosamente clásica: nos deja una novia.
Sí, una situación más que común. Se viene el verano y tu novia se va con sus amigas a la playa o a un carnaval en alguna
provincia mesopotámica. Las hormonas y cuarenta mil machos en celo merodeando alrededor de ella en la playa muy
probablemente resulten en el clásico “estoy confundida, creo que deberíamos tomarnos un tiempo”. Por supuesto que
como ya lo ha explicado exquisitamente Fabio Fusaro, ella no está “confundida” sino que alguien la confundió. Es decir,
“alguien” se la enhebró impíamente (uno o varios…y en algunos casos al mismo tiempo). Es cierto que, en algunas
circunstancias, la dama no se “confunde” y se guarda el pequeño secreto sonriendo cada vez que algo le recuerda al
candente momento mientras finge ser la novia perfecta. De hecho, en algunos casos escribirá “Te extraño” mientras es
desmontada por el más vil de los cromañones. Pero sí, en muchos casos la niña se replanteará por qué “se dieron” las
cosas de esa forma. O sea de porque participó en semejante comilona a las orillas del mar, el rio o en una carpa.
Más allá de que algunos intenten negarlo, es un hecho de la naturaleza que está situación se nos presentará en algún
momento de nuestras vidas ¿Y qué hacer? Tomarnos las cosas tranquilamente y dejar que la señorita se vaya en paz. Sin
hacer escenas ni nada por estilo. Nada es más patético que un hombre rogando. Cuanto más fuerza hagamos para que se
quede, con más ganas ella querrá alejarse de nosotros. Es como dice el viejo proverbio zen: “si quieres fortalecer primero
debes debilitar, si quieres mantener primero debes soltar”. En fin, la dejamos partir y que se vaya hasta que se le pase el
berrinche. ¿Qué hacemos nosotros? Salimos y nos encaramos a todas las cortesanas que se nos cruce por el camino. Como
dice el proverbio budista: “Si la vida te da la espalda tócale el culo”. De esta forma nos distraeremos lo suficiente para
que nuestra ansiedad de que ella vuelva no nos haga hacer algo estúpido como llamarla. ¿Crees que te extraña? No todavía.
Dale tiempo (el que necesite). Si no te llama es porque probablemente se esté enfiestando a cuanto macho se le cruce ¿Y
si ella lo hace, porque no hacer lo mismo? Es un país libre. Es más si no vuelve a llamarte, mejor. No era para ti. Si te
quedas llorando en casa no vas a conocer a la mujer que si era para ti. ¿Acaso no viste la película “500 días con ella”?
Ahora bien, si realmente va volver en algún momento al llamarla quemarás la única oportunidad de que ella regresara.
Aquí es donde hay que ser paciente. Olvidarse que ella existe y disfrutar de la vida, de los amigos y del asado (o el sushi).
Quédate tranquilo eventualmente va a volver. La clave es no perder la paciencia. Esperar el tiempo que tenga que ser. No
querer que todo suceda ahora. Todos los procesos llevan su tiempo.
Anteriormente he hablado sobre la posibilidad de que una damisela con la que estemos “se confunda” al entrar en contacto
con un ambiente festivo durante los cálidos días de verano. Como ya ha sido mencionado: tu novia/ pareja/ chica con la
que sales se va de vacaciones con las amigas a la playa (por ejemplo) y millones de machos en celo se le acercaran con
el único fin de enhebrarla impíamente. En estos ambientes donde las hormonas de las mujeres se van al techo junto con
sus egos, es donde nuestra damisela “se confundirá” ya que será engarzada por el más vil de los seres: Milton.
Aclaro que Milton es una creación de mi imaginación que representa a ese seductor natural que se diferencia de los demás
cromañones que habitan estos sitios por ser simplemente implacable. Él suda energía sexual y seducción, su mirada es
penetrante y sus palabras quiebran la voluntad de cualquier damisela que ose ponerse en su camino. Nuestra dama podrá
ignorar (pese a sentirse halagada) los intentos de los miles de otarios que se le acerquen pero, debido a la sagrada ley de
los grandes números, tarde o temprano se topará con Milton y ella no podrá resistirse, simplemente se entregará a sus
instintos más bajos ¿Podemos culparla por ello? Para nada, las mujeres son esclavas de sus emociones y Milton las conoce
a la perfección, sabe que interruptores activar para que su lado racional desaparezca.
A su regreso ella nos dirá que está confundida y que necesita tomarse un tiempo. Nosotros la dejaremos ir. Si vuelve bien
y sino seguiremos nuestra vida y encontraremos otra mujer: “Después de un gran amor siempre viene otro gran amor”.
Pero hablemos propiamente de este ser, Milton. Más allá de la pintoresca descripción que haya hecho sobre su persona
como un amante pasajero, creo que él representa precisamente a ese otro con la que nuestra damisela puede partir, ya sea
en forma temporal o en forma definitiva. A veces es el chico irresistible que la seduce en la playa y con la que tiene un
intenso encuentro sexual en el mar, otra veces es ese compañero de trabajo o de universidad con quien tiene un sabroso
amorío, y otras veces es con quien termina en pareja, luego de abandonarnos.
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En fondo Milton puede ser cualquiera que vea con ojos de deseos a nuestra querida damisela y que tenga los recursos
para llegar a sus emociones. Aunque tu esposa tenga 50 años, esté fea y gorda, siempre va a ver un hombre que le va
querer dar (probablemente el verdulero). Alguien que con sus cumplidos y sus detalles llegará al fondo de su corazón y/o
de su húmeda rosqueta.
La pregunta aquí es: ¿Qué hacemos ante esta situación? ¿Salimos en busca de Milton con una escopeta recortada en
mano? No, no serviría de nada. Por una lado ejercer la violencia y ser reactivos solo mostrará lo inseguros que somos y,
por ello, nuestra cortesana se alejara aún mas de nosotros. Por otro lado, Milton no puede ser destruido. Se regenera con
mucha facilidad como el T-1000 de Terminator 2. Además es como el agente Smith de “Matrix”, hay uno en cada esquina.
No vale la pena, por uno que eliminamos aparecen dos más.
Entonces ¿Qué hacemos? Déjenme decirles algo: por más grotesca que la existencia de Milton nos pueda parecer, él nos
recuerda que podemos ser mejores personas. Sí, Milton es un gran seductor, pero las mujeres que dejan a sus novios,
maridos o parejas no van a él simplemente por sus características. Terminan con él porque van a buscar lo que no obtienen
en otro lado: detalles, afecto, comprensión, sexo, emoción, pasión. Una mujer no deja a un hombre por las características
del “otro”. Lo deja por la falencias de éste. La existencia de Milton, nos recuerda que debemos trabajar en nosotros, en
nuestra autoestima, y en nuestro defectos. Hacer esto nos conecta más con nosotros y con los demás, nos hace más em-
páticos, más atentos: más atractivos a los ojos de una muer. Milton es un recordatorio de lo que podría pasar si descuida-
mos a nuestra dama. Y no estoy hablando de celos y de vigilarla (eso empeora las cosas), hablo de cariño comprensión y
atención. Y para ello no solo hay que trabajar en la pareja sino en nosotros, en nuestros miedos e inseguridades. Milton
es una suerte de versión para adultos del hombre de la bolsa o el cuco: “Cuidado, si no atiendes bien a tu mujer, Milton
se la llevará y se la enhebrará”.
También podemos aprender de Milton. Digo, es un experto en seducción, ¿Quién mejor para iluminarnos el camino?¿Que
ocurre por ejemplo si nos gusta una hermosa y cálida mujer que está con otro? Milton sabría qué hacer y hay tanto que
podemos aprender. Él sabe, por ejemplo, que la mayoría de las mujeres están en relaciones insípidas o incluso complicadas
por el simple hecho de evitar estar solas o, simplemente por miedos y presiones sociales o, incluso debido a una baja
autoestima. Milton también sabe que la mayoría de los hombres son descuidados y poco atentos con sus mujeres. En
algún momento se van a mandar una cagada. Tienen tanto miedo a perderlas que finalmente la profecía se auto cumple.
Un hombre celoso es un hombre inseguro. Vigilarlas en forma paranoica no es la forma de conservar una mujer. La mejor
forma es atenderlas y comprenderlas. Eso sí, para ello hay que trabajar todos los días. Es fácil seducir una mujer distinta
cada día pero ¿Seducir a la misma todos los días? Ahí está el desafío.
Podemos aprender y convertirnos en Milton para, precisamente llegar a esa mujer con la que queremos estar. Así que
¿Porque odiarlo si nos puede enseñar tanto?
Controlar la ansiedad
Cuando era pequeño solía ir con mi familia a la costa todos los veranos. Allí mi padre tenía la costumbre de ir al Casino
por las menos tres veces por semana. Si bien no era un jugador compulsivo ni nada parecido solía disfrutar ir a hacer sus
apuestas. No era un gran apostador aun así, lograba, en la mayoría de los casos, ganar una suma decente. Como desde
luego yo no podía acompañarlo siempre le pedía que jugara algún número de la ruleta. Siempre me fascinó el análisis que
mi padre hacia sobre el casino, los apostadores y las apuestas en sí. Normalmente él prefería la ruleta a otros juegos (tal
vez por gusto más que por otra cosa) y su estrategia consistía en jugar a distintos números a la vez, aumentando la chances
de ganar. Esta estrategia de diversificación en un juego como la ruleta provee una forma simple para disfrutar el juego:
permite al jugador jugar más tiempo y divertirse más ya de que reduce la chances de perder rápido. A su vez, con un poco
de suerte, permite obtener una ganancia razonable.
Sin embargo, hay un consejo que mi padre me dio que jamás olvidaré. El observó que la mayoría de los apostadores
tienden a perder el control en dos situaciones extremas: cuando tienen una racha ganadora y cuando tienen una racha
perdedora. En el primer caso, el apostador poco inteligente siente una adrenalina tal que hace que su codicia lo lleve a la
perdición: sigue apostando hasta que finalmente empieza a perder y, en su intento por recuperarse, termina por perderlo
todo. En el segundo caso, el jugador ha perdido bastante plata e intenta desesperadamente quedarse hasta que recupere el
dinero. En la mayoría de los casos termina perdiéndolo todo.
Mi padre solía decir sobre el primer caso que uno debe retirarse cuando va ganando. Consejo lógico y bastante obvio que
la mayoría de los apostadores no sigue. Desde luego este consejo viene de la parte racional del cerebro mientras que la
decisión de quedarse proviene del lado emocional. Lo mejor es irse y volver otro día con la mente más clamada y empezar
de cero. Está demostrado que cuanto más tiempo pasamos en un casino jugando y ganando, mayor será nuestro nivel de
adrenalina y dopamina liberada por el cerebro, por lo que cada vez le damos más poder al lado emocional. En algún
momento el lado racional debe decirnos: “¿Eres tan perdedor que no te diste cuenta cuando ganaste?”. Y retirarnos
victoriosos. Si vamos ganando y comenzamos a perder sentimos esa necesidad de recuperar lo que perdimos pero en lugar
de eso debemos retirarnos conservando lo ganado en lugar de quedarnos y perderlo todo.
En el caso de ir perdiendo y querer recuperar algo o incluso revertir la racha lo mejor o retirarse o irse a tomar un café al
bar y volver más calmado media hora después. Eso es lo que hacía mi padre. Si comenzaba perdiendo, en lugar de
desesperarse y quedarse apostando en forma frenética para recuperar lo perdido, se iba al bar, tomaba su café tranquilo y
volvía a empezar. Por supuesto que siempre había un factor de azar involucrado pero, al hacer esto, quitaba la variable
emocional, la cual, en realidad es la que termina haciendo ganar al casino más dinero. Si todos los apostadores fuesen
puramente racionales carentes de emociones seguramente el casino no ganaría tanta plata. Igualmente ganaría algo ya que
las probabilidades están a su favor.
Conclusión cuando vas ganando contrólate y cuando vas perdiendo no intentes recuperar la plata, sino que vete a
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tomar un café o vuelve otro día.
Esta pequeña historia sobre mi padre es una perfecta analogía que podemos usar para analizar alguna de nuestras acciones
en distintas ocasiones. Supongamos que sucede algo con una mujer que nos gusta mucho (finalmente nos corresponde).
Estamos tan contentos que queremos verla todos los días. La llamamos todo el tiempo. Si no nos atiende, llamamos cuatro
veces en los cinco minutos siguientes. Lentamente, comenzamos a notar cada vez mayor indiferencia de parte de ella. Eso
nos desespera, no queremos perderla. La llamamos más para hablar con ella. Nos obsesionamos con hacer todo perfecto
para que se enamore de nosotros. No queremos perderla. ¿Qué termina sucediendo? La perdemos.
Ella nos dice que no está tan enganchada como nosotros. Hacemos un esfuerzo por retenerla, por hacer cambiar su opinión
de dejarnos. Eso solo empeora las cosas y quema las pocas posibilidades de recuperarla. Cuanto más tratas de recupérala
menos chances tendremos. Como dice un proverbio zen, “a veces para fortalecer hay que debilitar”. Hay que soltar. “¿Eres
tan perdedor que no te diste cuenta cuando ganaste?”. Y seguiste jugando hasta que perdiste. Ella te dejo. Ibas ganando y
perdiste. ¿Qué paso? El lado emocional le ganó al lado racional. Saliendo de la analogía, podemos afirmar que la razón
por la que esto sucede es porque tenemos una importante mentalidad de escasez y esto nos continuará pasando hasta que
decidamos trabajar nuestros miedos e inseguridades. Mira al muchacho atractivo pero inseguro. No tiene que hacer nada
para conseguir una chica. Él dice que es enamoradizo y se engancha fácil. La verdad es que tiene una mentalidad de
escasez del tamaño de un meteorito. A los dos meses todas las chicas los dejan. El problema es que el intenta solucionar
sus problemas internos con algo externo, en este caso mujeres. Cuando está con una mujer su miseria existencial se
resuelve, cuando ella lo deja él se derrumba. La clave es que trabajes tus problemas afectivos y tus inseguridades en vez
de buscar la solución afuera. Como lo afirma Rubén Armendáriz Ramírez “Ayudando a amar amando”:
“Sin embargo, también es posible que las esperanzas cifradas en el encuentro sean bastante desproporcionadas o hasta
dispares con una falta grave del más elemental sentido común (lo que recibe el nombre técnico de “demandas neuróticas”).
Por ejemplo, que la otra persona resuelva todas mis necesidades o que cubra todas mis carencias afectivas. Para
empeorar la situación, la mayoría de las veces ni siquiera el mismo individuo es plenamente consciente de las
esperanzas que ha cifrado en el otro. Entre el conjunto de experiencias que más frecuentemente evidenciamos en la
interacción con otros, se encuentran el deseo de que la otra persona nos satisfaga en algún aspecto, nos proporcione
seguridad (en lo económico, en lo social o en lo afectivo), nos ayude a lograr alguna meta importante o nos proteja del
miedo a la soledad”.
Todos tenemos prejuicios. De hecho como seres humanos somos máquinas de emitir juicios ¿Es algo malo per se? Emitir
juicios (desde ahora me referiré a los conceptos de juicios y prejuicios en forma indistinta) es algo natural en el hombre
ya que, precisamente, como lo expresa Echeverría: “la clave del juicio es el futuro (ya que) si no estuviésemos
preocupados por él no habría necesidad de juicios”.
Como el futuro representa una incertidumbre tomamos del pasado información para poder usarla en el futuro como una
brújula. “Como el futuro puede ser diferente del pasado, debemos ser lo suficientemente abiertos como para tratar nuestros
juicios como señales temporales que someteremos a revisiones constantes (y así)…evitar convertirnos en prisioneros de
nuestros juicios o del pasado que esos juicios traen consigo. Debemos aceptar que se pueden producir nuevas situaciones”.
Aceptando que los juicios son solo herramientas limitadas y que el futuro puede ser distinto al pasado podemos elaborar
nuevas herramientas que nos permitan lidiar con nuevas situaciones. Hago esta reflexión ya que he escuchado una enorme
cantidad de juicios salir de la boca de hombres y mujeres que no hacen más que cegarlos y limitar el mundo en el que
viven. Las palabras (creencias) generan realidades y por ello debemos tener mucho cuidado de qué decimos y, sobre todo,
de cómo nos hablamos.
Por ejemplo un amigo solía decir: “La chicas chetas (ricas) son cero receptivas y re creídas”. Desde luego que el origen
de este prejuicio provino de una serie de malas experiencias con chicas de clase altas (High Born). A partir de la
acumulación de tres experiencias (no se necesitan muchas experiencias para convencer a nuestra mente) nació el prejuicio.
Debido a esta creencia, el muchacho tenía una muy mala predisposición para este tipo de chicas y eso hizo que éstas
fueran menos receptivas con él. Incluso él se obstinaba en hablar con damiselas que confirmaban dicha creencia. Las
creencias generan realidades y las acciones generan el ser.
Asimismo, hay un prejuicio de las mujeres sobre los hombres que suelo escuchar bastante seguido en la boca de las damas
y tiene que ver con la diferencia de edad. Desde la típica y archiconocida “las mujeres maduran antes que los hombres”
hasta otro tipo de variaciones que dependen de cada persona. Recuerdo que cuando tenía 20 años y me intentaba acercar
a una cortesana mayor que yo (aunque fuera dos años mayor), ella solía decir cosas como “sos un niño” o pelotudeces de
ese estilo. Solía bromear diciendo que si un señor de 80 años se aproximará a una señora de 83 años ella diría algo como
“eres muy pequeño”. Simplemente ridículo. La diferencia de edad no es un obstáculo para las relaciones si ambos
integrantes de la pareja no lo creen así. Hay millones de ejemplo que confirman esto. Y hablo de gente común y corriente
ya que si cito alguna pareja famosa, alguien dirá algo como “pero él es famoso” ¿Y qué tiene que ver? ¿Acaso la gente
famosa es como una casta superior a la que se le permiten hacer más cosas que a la gente común? Para nada, son personas
como tú o como yo, y su sangre es roja no azul incluso por más que alguno de ellos lo quiera creer (prejuicio) ¿Qué
importa si él tiene 40 y ella 20 o viceversa? Si ellos son felices, ¿Cuál es el problema? He visto mujeres rechazar hombres
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con la estúpida excusa de la diferencia de edad porque estaban acomplejadas por el prejuicio que había tomado de nuestra
sociedad. Y lo peor de todo es que realmente les gustaba ese tipo. El prejuicio es como el resfrío, está en el aire, te lo
podes agarrar y tienes que tener muy buenos anticuerpos (convicción) para poder combatirlo.
Un amigo de 29 solía mentir sobre la edad ya que ya le había pasado que una cortesana de 20 años lo había rechazado al
saber su verdadera edad. Y lo peor de todo es que a ella le gustaba mi amigo.
“A ver si entendí bien” decía él enojado “¿hasta los 24 era un niño y a partir de 26 soy un viejo? A partir de ahora siempre
diré que tengo 25. Digo, ahí no te pueden decir nada.”
Lo peor de todo es que funcionó. Mi amigo siempre decía 25 para que ninguna mujer se acomplejara. Por supuesto,
después de enhebrarla, él les decía su verdadera edad. Pero para ese entonces parecía no importarles más. Conclusión: las
mujeres no saben lo que quieren. La prueba es que los seductores naturales se empalman damiselas de todas las edades y
todos los estratos sociales posibles y ninguna se acompleja. O sea, en el fondo a las mujeres les chupa un huevo el tema
de la edad pero el prejuicio social pudo haberse insertado en el maldito cerebro racional y habrá que ver cómo lidiar con
él. La forma más fácil, es decir que uno tiene 25 años, no importa si uno tiene 20, 35 o 60. Es la edad justa, la edad
promedio, un cuarto de siglo. Lo que sea. O buscar mujeres menos prejuiciosas lo cual, será un desafío aunque coherente
con la demografía que uno busca. O adquirir un juego interno sólido y habilidades seductoras que le permitan apelar a la
emocionalidad y no a la racionalidad del cerebro femenino como hacen los seductores naturales. Como dije antes, las
mujeres no saben lo que quieren así que no se acompleje buscando la respuesta justa porque nada las va a satisfacer.
Citando el monólogo cómico de Jerry Seinfield:
“Los hombres queremos hacer felices a nuestras mujeres ¡De verdad! El problema es que no sabemos cómo. Si de
casualidad hacemos algo bien no queremos preguntar que hicimos bien porque eso dejaría en evidencia que no sabemos
nada. Entonces seguimos sin saber nada. Y ella dice “No puedo creer que estés haciendo esto”. “¿Haciendo qué?”
responde el hombre desconcertado. ¿Y qué pasa? Ella se pone a llorar. Entonces el hombre dice: “Pero no hice nada”,
Y la mujer dice con un tono de regaño: “¡Precisamente, no hiciste nada!”
En fin, si te preguntan “¿Cuánto años tienes? Le responderás algo gracioso, original y/o estúpido como “Tengo la misma
edad que James Dean” y ahí cambias de tema y luego la besas para finalmente enhebrarla irreligiosamente. Un cacheteo
de jamones no se le niega nadie.
Resumiendo, independientemente de lo que hagan los demás uno debe trabajar para revisar todos los días los juicios que
hacemos sobre los otros y sobre nosotros mismos. Los juicios pueden ser útiles pero si no los cuestionamos nos cerrarán
puertas que tal vez debíamos cruzar.
“Una de las consecuencias de no hacer la diferencia entre afirmaciones y juicios es que ello nos llevaría a tratar los
juicios como si fueran afirmaciones. Cuando hacemos esto, restringimos nuestras posibilidades de acción y no
aprovechamos lo que los juicios proveen.”
Ah, y si te pregunta la edad, o di algo gracioso o di que tienes 25 aunque tengas 80. Así el salame del prejuicioso hemisferio
racional se queda tranquilo. Cada uno cree lo quiere creer.
“En mis esfuerzos por ayudar a Juan en sus peripecias seductoras algo que le sugerí es que comenzara a realizar un Diario
de Seducción. Es decir, una bitácora donde registrara cada una de sus interacciones con alguna que otra Damisela.
Consideré que, de esta forma, él podría ir percatándose de sus errores y aciertos que cometía al realizar el acto del flirteo.
Debo decir que la vida de Juan no fue fácil en lo concerniente a las mujeres. Durante el colegio secundario no interactuó
con una sola mujer y fue solo en los primeros años de la universidad cuando intercambió saliva por primera vez con una
cortesana que conoció en el cumpleaños de un amigo. Por su falta de conocimientos sociales no solo no salía de noche,
sino que ni siquiera encaraba mujeres durante el día. Solo en circunstancias especiales, como un cumpleaños, tenía la
oportunidad de interactuar con alguna que otra dama y la verdad era que sus acercamientos eran un tanto infructuosos
debido a la falta de experiencia. Como nadie la había enseñado, hacía lo que podía y dada su capacidad para empezar
conversaciones y hacer reír, lograba aunque sea acercarse y generar buenas vibras. Lo cierto es que, al no saber sexualizar,
muchas veces escuchaba la terrible y tristemente célebre frase “Te quiero como amigo”. Y, al reiterarse sus fracasos, los
primeros juicios comenzaron a aparecer, fruto de la frustración de no poder mojar su bastón viril en una dulce y húmeda
rosqueta.
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Por el contrario, Milton, para los 12 años de edad ya se había enhebrado a una de sus profesoras. Con un carisma
sobrenatural y un conocimiento elevado del alma femenina, Milton conocía cada uno de los secretos de cada mujer. Esto
fue producto de pasar toda su infancia rodeado de mujeres (su madre, sus cuatro hermanas y sus primas). Esta experiencia
le había ayudado a descifrar los misterios de psiquis femenina. Adicionalmente, poseía una enorme curiosidad por seguir
descubriendo los enigmas allí subyacentes. Él me dijo una vez en confidencia: “Yo admiro a las mujeres, soy su fan
número uno. Su naturaleza es misteriosa, contradictoria y fascinante. Quiero degustar sus carnes y conocer sus más
íntimos secretos”. Con este lema Milton se había propuesto engarzar a cuanta damisela podía, llegando a haberse
incrustado a 856 mujeres antes de cumplir los 16 años, la cuales incluían a sus compañeras de colegio (una escuela pública
de muy mala reputación), sus maestras y profesoras, las hermanas de sus compañeros e, incluso, las madres de sus
compañeros. Milton no tenía piedad.
Una de mis pasiones es resolver el misterio de los grandes seductores y estudiando a Milton he podido comprender las
claves de la seducción. Para él no existía la diferencia entre ser directo o indirecto. Él lo decía todo con su expresión facial,
su tono vos y sus comentarios sagaces. Igualmente no fui el único que aprendió de él. Carlos, un amigo de la infancia de
Milton a quien tuve la oportunidad de conocer, también aprendió un par de trucos. A pesar de no tener las habilidades
innatas de Milton, poseía una capacidad analítica exagerada, la cual le permitía aprender procesos y rutinas de forma
estructurada. Una cualidad ciertamente impresionante. Una vez me contó en detalle cómo había besado a una damisela
en solo 20 minutos durante un viaje en tren. A continuación trascribiré casi textualmente dicha anécdota tratando de
conservar su esencia. Como Carlos es argentino, sus modismos pueden resultar un tanto incomprensibles así que haré las
aclaraciones pertinentes y le daré estructura a su narración ya que él solo se expresa oralmente.
“Estando en la estación, la abordo con un "”Che, me gusta tu look" . Luego le digo que por ahí me puede ayudar con
algo mientras miro mi teléfono haciéndome el indiferente (a las minas/mujeres les encanta cuando te haces el asqueroso
y no les das bola). Haciendo eso les pregunto "¿Según vos cual es el modo correcto para terminar una relación?". Ante
ello, me pregunta porque quiero terminar la relación y le explico que "ya no me pasan las mismas cosas que antes, sin
embargo ella sigue enganchada y yo no le quiero romper el corazón". Agrego que es una compañera de teatro y que voy
a tener que seguir haciendo funciones con ella y que por eso quiero que la relación termine bien, y que, de hecho, admiro
a esas parejas que luego de terminar, mantienen una muy buena amistad.
Ella habla con voz baja y con un ritmo muy tranquilo, casi como que parece tímida. No me mira mientras habla. Yo
estaba a su lado. La conversación comenzaba a decaer, le digo que tiene "pinta de artista" a lo que me responde que
hace circo aéreo hace 3 años. Específicamente es trapecista. Le comento que yo quería hacer palo chino, y pregunto si
donde ella entrena enseñan. Después de eso le pido el Facebook con la excusa de contarle el fin de la historia con mi
futura ex y para invitarla a una de mis obras de teatro. Seguimos hablando hasta que llega el tren. Caminamos hacía una
de las puertas, y veo que en la puerta de la izquierda no va a entrar nadie. Se me ocurre cambiar de dirección e ir hacía
esa puerta sin decir nada para ver si ella me sigue. En este punto se podía haber terminado la interacción, ya que ésta
había decaído un poco. Si ella se estaba aburriendo tenía una buena excusa para dejar de hablarme, era yo quien se
alejaba de ella. Miro por el reflejo de la ventana y noto que me está siguiendo. Una vez adentro busco una posición
estratégica a donde pueda apoyarme. Ella me sigue y se queda al lado mío. Retomo la conversación. La situación anterior
me hizo darme cuenta cuán interesada estaba en mí, entonces decidí ver cuán lejos podía llevar este encuentro en el tren
(y de paso me entretenía en el viaje).
Seguimos hablando de artes escénicas, comparando el circo con el teatro. Pregunta mi nombre (buena señal). Le pregunto
por sus otras pasiones en la vida, aparte del circo, me cuenta que empezó hace poco a pintar lienzos con retazos de telas.
Ella invierte más: pregunta por mis pasiones. Le cuento que hace un tiempo hice un profesorado de yoga. También le
cuento que amo viajar y que hace poco fui a dedo a Perú. Le cuento una anécdota de teatro, donde en una escena
romántica siempre me doy beso con una compañera, pero un día, en una función me metió la lengua sin haberme avisado
y yo me quedé sorprendido.
A partir de ahí noté un cambio en su mirada, "puso ojos de cachorro" (pupilas muy abiertas). Me di cuenta que la
situación podía derivar en un beso aunque en un tren sería un poco raro. Mire a mí alrededor. El vagón estaba medio
lleno. Nadie nos estaba mirando. En ese momento, decidí seguir hasta llegar al beso. Mi calibración me decía que aún
faltaba hacer mucho Kino (contacto físico), y es verdad, prácticamente no la había tocado. Empiezo a buscar excusas
para invadir su espacio. Tomo sus aritos, le pregunto dónde los consiguió ya que quiero unos así para mi hermana. Luego
me acerco a ella para verlos. Tomo sus manos y me quedo mirando las líneas. Ella dice que tiene las manos llenas de
callos por el trapecio. Le muestro que las mías están igual por ir al gimnasio. Le leo las manos. Pregunto si quiere que
comience por la línea de la fortuna o la del amor. Elige la del amor... continuo.
Ella menciona que alguien está usando un perfume muy fuerte. No éramos ninguno de nosotros dos pero aprovecho el
comentario para acercarme a su cara y oler su perfume. Le digo que haga lo mismo. No parece incomodarse, sin embargo
me dio la sensación de que darle un beso en ese momento hubiera resultado un poco brusco.
Entonces me saco la mochila, luego la campera y se la hago sostener con un "tenme" que digo de forma muy tranquila y
sin mirarla. Me pongo la mochila y tomo mi campera. Le propongo hacer un ejercicio de teatro. Juntamos palmas a los
lados, le digo que tiene que apoyar su cabeza contra la mía y de apoco ir retrocediendo con los pies sin despegar su
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frente de la mía. Hago lo mismo, "ahora hay que juntar narices también y de apoco sacar peso de las manos dejando
solo la cabeza como punto de apoyo". (Básicamente formamos un triángulo con la postura de ambos).
Ella hacia circo así que cualquier juego corporal de ese tipo estimaba que le resultaría divertido, y así fue. Además sería
raro que uno de los dos se cayera o se golpeara, en mi caso porque hago artes marciales hace varios años. Sentía que
estaba creando valor único y que había cierta comunicación entre los dos cuerpos. De hecho, algo que está en mis
estándares es encontrar una mujer que tenga algo de expresión corporal, ya que es algo que me seduce y dice mucho de
la persona. Algo más de lo que me di cuenta en ese momento fue que, si a ella no le daba vergüenza hacer eso en el tren,
no va a tener drama si nos besamos. Todas las personas que estaban ahí nos vieron entrar juntos, así que podrían pensar
que somos novios. Dejamos el ejercicio. Le cuento que me compré una máquina para raparme mientras toco su cabeza
donde tiene el pelo corto, casi rapado. Entonces veo que tiene tres rastas pequeñas que asoman por atrás de su cuello.
"”Uh, rastas que copado!” Le toco el cabello, me acerco al costado de su cabeza y pongo mi mano izquierda en su nuca.
Ella gira levemente la cabeza y me mira de costado. Pongo mi mano derecha en su mejilla y la beso. “Es un poco loco
todo esto" dice. Saco mi teléfono y sin decir nada se lo doy. Ella anota su número. Después de un par de besos y minutos,
ella se baja.”
Reflexiones:
Lo que me gusta de esta interacción, es el grado de detalle con el que nuestro héroe describe cómo llegó a besar a la dulce
doncella. Se puede observar que:
Al contarle Carlos todas las actividades interesantes que él hacía, la muchacha pudo haberse sentido más
interesada. Tengo entendido que en la jerga de la seducción esto denomina Demostraciones de Alto Valor aunque
en realidad nunca sabemos si fue eso lo que disparó la atracción. Para confirmar esto necesitaríamos la versión
de la dama.
Carlos realizó algunos test de obediencia para chequear el grado de acatamiento y comodidad de la damisela
(como el hecho de tenerle la campera).
Muy probablemente podría haberla besado en el momento que sus pupilas se dilataron (“carita de cachorro”) en
vez de proseguir con la “rutinas” para el beso como la rutina de acercarse a olerle el perfume y hacer el ejercicio
de apoyarse la cabezas. Creo que fue por su inseguridad que siguió tirando medidores. Uno nunca va estar
totalmente seguro. A veces simplemente hay que dar un salto de fe.”
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5. Sobre la zona de amigos
La temida y tristemente célebre zona de amigos
¿Qué hombre no ha escuchado las siguientes terribles frases?: “Te quiero como amigo”, “Eres un buen chico pero…” y
“Sabes, tengo una amiga para presentarte” (estando interesada por ella y no por la amiga). Sí, es doloroso escuchar esta
frase. Sobre todo de una chica que nos gusta. Nosotros pensamos para nuestros adentro:
“¿Por qué sale con ese otro chico que la trata mal y encima es un mujeriego serial? Encima después se queja de que
todos los hombres son iguales…salvo yo, pero no sale conmigo, me quiere solo como amigo y encima sale con un imbécil”.
Sí, desde nuestro punto de vista lógico parece no tener sentido ¿Por qué una mujer sale con alguien que no le conviene y
pone en la fatídica zona de amigos a alguien que si le conviene? El problema, precisamente, es plantear la pregunta desde
el punto de vista lógico siendo que las mujeres son emocionales, y las emociones no se rigen por la lógica. ¿Pero de quien
es la responsabilidad aquí? ¿De las mujeres que toman sus decisiones basadas en sus emociones y luego se quejan de que
todos los hombres son iguales cuando en realidad siempre salen con los mismos? ¿De los hombres que no saben cómo
actuar con una mujer y caen en la categoría del “te quiero como amigo”, según la cual tienen el mismo status que una
mascota o a lo sumo de un hermano? En realidad el asunto es más complejo.
Sí, en definitiva sería ideal que las mujeres eligieran mejor pero ¿Por qué estarían con alguien que no les atrae? La cuestión
crucial entonces sería: ¿Porque los “chicos buenos” no generan la atracción en las mujeres que los “chicos malos” si? La
respuesta es simple: no saben cómo generarla. La buena noticia para todos los hombres que han caído en la zona más
temida (teniendo el estatus de una planta) es que se pueden aprender a generar la atracción. ¿No sería el mundo mejor si
los “chicos buenos” supieran como generar lo que generan “los seductores seriales”? Sería genial, no habría ni hombres,
ni mujeres es un estado de constante frustración. No habría más quejas de un lado (“Todos son iguales, “no hay hombres
de verdad”, “los buenos hombres están casados”, etc...) ni del otro (“solo me quiere como amigo”, “recién ahora que estoy
casado se interesa en mi”, etc...).
Como generar la atracción es un tema realmente importante ya que es una de las dificultades más comunes que tienen la
mayoría de los hombres. Pero la idea es, al mismo tiempo, desarrollar una visión de abundancia, tanto en el hombre como
en la mujer, con el fin de que las parejas que se formen en nuestra sociedad sean los más felices posibles.
¿Pero cómo generar la atracción? Demostrando interés y sexualizando. Debes sub comunicarle a la mujer, ya sea mediante
la mirada, las palabras o el tacto, que te atrae y que te gusta.
Como sea, “la zona de amigos” es una situación bastante común para el género masculino y es básicamente la situación
en la cual el hombre, al no haber generado atracción en la mujer, es visto por esta última como una especie de ser asexuado,
una suerte de mascota u objeto inanimado. Aunque a muchas mujeres les cueste admitirlo, tener a esta suerte de mulos
alrededor de ella, es una forma de mantener engrandecidos sus frágiles egos. Casi ninguna una mujer admite esto, ya que,
por supuesto, la haría parecer una mala persona. Con eso no digo que lo sean, los hombres también buscamos formas de
agrandar nuestros egos y no por eso somos malos. Somos simplemente humanos y buscamos desesperadamente sentirnos
especiales.
El tema en cuestión ha sido mencionado en la literatura y el cine. Por ejemplo en la película española “El paga fantas” se
muestra una situación en la cual el personaje principal se encuentra en esta patética circunstancia. Si bien el personaje
está un poco caricaturizado con el fin de darle un tono cómico a la película, es bastante común encontrar hombres que
actúan en dicha forma: se hacen amigos de la damisela en cuestión esperando el momento justo para decirle cuanto les
gustan. Esta magra forma de proceder por supuesto no solo nunca da resultado en la vida real, sino que a veces pasan
años girando alrededor de la mujer que adoran como un satélite sin lograr algún resultado concreto. Lo triste es que
cuando finalmente se deciden a revelarle sus intenciones, normalmente se escucha la ya temida y conocida frase “te quiero
como amigo”. Por supuesto, esta es una situación extrema, aun así, mucho más común de lo que a muchos hombres les
gusta admitir. De hecho, siempre les digo a las mujeres que tienen como cinco o más “amigos”, que lo que en realidad
tienen es una suerte de machos en celo arrastrados que no tienen el valor de hacer algo con respecto a sus intenciones de
querer enhebrarla ni saben cómo proceder para hacerlo. Por supuesto, las mujeres suelen decir algo como: “No, nada que
ver, solo somos amigos, no pasa nada”. Sí, eso es lo que ellas creen, o quieren creer (porque el fondo lo saben). Como
decía la propaganda de Sprite: “vos darías todo por él, y él te daría”.
Hasta en la célebre novela “Las cincuenta sombras de Grey” encontramos una referencia al famoso “amigo” que en el
fondo le tiene ganas a la chica:
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“José y yo somos buenos amigos, pero en el fondo sé que le gustaría que fuéramos algo más. Es lindo y divertido, pero
no es mi tipo. Es más bien el hermano que nunca he tenido. Katherine suele molestarme diciéndome que me falta el gen
de buscar novio, pero la verdad es que no he conocido a nadie que…bueno, alguien que me atraiga, aunque una parte
de mí desea que me tiemblen las piernas, que se me dispare el corazón y sientan mariposas en el estómago. A veces me
pregunto si me pasa algo. Quizá, he dedicado demasiado tiempo a mis románticos héroes literarios, y por eso mis ideales
y mis expectativas son excesivamente elevadas. Pero en la vida real nadie me ha hecho sentir así (…) Observo a José
abriendo la botella de champán. Lleva jean y una remera. Es alto, ancho de hombros y musculoso, de piel morena, pelo
negro y ardientes ojos oscuros. Sí, José está bastante bueno, pero creo que por fin está entendiendo el mensaje: somos
solo amigos.”
Gracias a mis queridos amigos argentinos Juan y Milton, he podido no solo comprender la naturaleza particular de las
doncellas en este inusual país, sino que también he descubierto con asombro las tribulaciones de los caballeros que lo
habitan. Aparentemente, traumatizados por lo que interpreto como un complejo de inferioridad, el hidalgo promedio
argentino (que es conocido por él mismo como "macho argentino") carece de absoluto sentido común para dirigirle la
palabra a una dama por la calle. Utilizando improperios de proporciones bíblicas, muchos pretenden que dichas damiselas
se dejen enhebrar por sus filosos miembros. Por el contrario, otros simplemente observan a las suculentas doncellas sin
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siquiera acercarse a iniciar una sencilla conversación. En esta categoría se encuentra mi buen amigo Juan García cuyos
prejuicios sobre las mujeres lo han llevado al onanismo in extremis. Con actitud fraternal me he propuesto sacarlo de tal
lugar. Tal vez porque me recuerda mucho a mi buen amigo y colega Adam Smith quien también poseía la fatídica
enfermedad de la "paja mental". En aquel entonces no la llamábamos así pero sospecho que se trata del mismo problema.
Adam era un "tipo" muy tímido y conservador. De hecho, vivió casi toda su vida en la casa de su sabrosa madre, la cual
tuve el honor y el placer de ensartar numerosas veces ("La gran Milton" como la llaman en la Argentina moderna). Siempre
ante mis contantes llamados a comilonas épicas, el muy otario (o "gil" como dicen en Buenos Aires) se negaba a venir
adjudicando razones meramente intelectuales. He aquí alguna de sus patéticas excusas:
1) Tengo que terminar mi obra magnánima "La riqueza de las naciones".
2) Me incomoda la presencia de filósofos positivistas cuyo pensamiento no comparto.
3) En muchas de vuestras "festicholas" (como así las llama) Jean Jacques Rousseau intentó violarme reiteradas veces.
4) No recuerdo lo que sucedió en la última de vuestras orgías o "partuzas" pero al otro día sufría de una irritación fecal y
Monsieur Rousseau me miraba con una mueca sádica.
En fin, pura paja mental si me preguntan. Yo solo lo invitaba para que saliera de sus aposentos y superara su timidez.
El caso de Juan no era tan extremo ya que al menos buscaba superarse a la hora de encarar damiselas. Particularmente lo
incité a encarar doncellas durante el día utilizado frases célebres que yo utilizaba en mis tiempos en Edimburgo:
"Estimada damisela, permítame escoltarla en este bello día..." Y frases de ese tipo. Debo reconocer que, si bien los tiempos
han cambiado, aun me siguen funcionando aunque no con la eficacia en la que solían hacerlo. Juan se queja de que mis
frases son consideradas ridículas en estos tiempos pero yo creo que el problema no reside el "que digo" sino en el "como
lo digo".
Milton es la prueba viviente de que esto es así ya que apenas domina la lengua castellana y, con una sonrisa picaresca y
algo pervertida, moja a la más frígida de las doncellas. Compartiendo algunas caminatas por los parques de Buenos Aires
con él, he podido presenciar su "compleja" técnica que simplemente consistía en ponerse en frente de ellas y mirarlas en
forma lujuriosa. Cada vez que hacia esto las damiselas emitían un sonido extraño con sus cuerpos que luego me fue dicho
que en Argentina se lo conoce bajo el nombre de "pedo de concha". Jamás escuché una expresión tan curiosa.
En conclusión puedo decir que para conocer damiselas en periodos diurnos lo importante es como decir las cosas más
que el contenido de dichas frases. He comprobado que puede hacerse no solo en parques y mercados sino también en
transportes públicos como trenes y subterráneos.
Debo decir que en mi Escocia natal no existían los trenes y los subterráneos así que me tuve que convertir en precursor
del "encare en movimiento", seduciendo damiselas en los carruajes. Debo decir que era más sencillo ya que los viajes
muchas veces duraban días y siendo el viaje largo encontraba siempre formas creativas de entretenerme...
Su servidor
David Hume
David Hume (1711 – 1776) fue un filósofo, economista, sociólogo historiador, maquina sexual, partuzero y seductor
escocés y constituye una de las figuras más importantes de la filosofía occidental y de la Ilustración escocesa. En su
tumba se puede leer el epitafio: se enhebró a muchas damiselas y a todas les “cabió”.
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6. Sexualizar, subir la temperatura y
llegar a sus emociones
Seducir a una mujer en 10 minutos
Parece algo difícil de creer, pero todos hemos conocido, por lo menos una vez en nuestra vida, a uno de esos seductores
naturales que quiebra la voluntad de cada mujer que se atraviesa por su camino. Le basta solo una mirada intensa, un par
de palabras al oído y un exquisito manejo de sus manos para que la mujer lo mire con deseo y esté dispuesta a hacer una
locura.
¿Qué es lo que tienen estos especímenes que parecen no ser de este planeta? Conocen a la perfección la mente de la mujer,
y su conocimiento es tal, que saben que tocando los botones adecuados descaderarán un mar de emociones que harán que
la mujer se excite de forma absurda.
Precisamente, como lo afirma el psicólogo Heriberto Cruz, “los seductores son personas que comprenden el tremendo
poder que contienen esos momentos de entrega. Dominan por instinto, y mediante la práctica del arte de hacer que los
demás se enamoren”.
¿Cómo miran a una mujer? Utilizan el contacto visual directo e intenso, casi amenazador ¿Acaso no has oído que el amor
entra por los ojos? Cuando miras fija y directamente a los ojos de alguien, su cuerpo produce sustancias químicas que
despiertan un estado de excitación que puede derivar en repulsión o temor, y bien manejado, en la sensación de atracción
o estar enamorado.
“Por alguna razón, su mirada firme me confunde y me excita. Pero en sus ojos se distingue un brillo perverso (…) Pero
estoy aquí sentada, incómoda, muerta de vergüenza ante la mirada penetrante de este hombre (…) sintiéndome incomoda
frente a su penetrante mirada (…) Su mirada es intensa y su atisbo de sonrisa ha desaparecido. De pronto siento que
unos extraños músculos me oprimen el estómago. Aparto los ojos de su mirada escrutadora y me contemplo los nudillos,
aunque no los veo. ¿Qué está pasando? Tengo que marcharme ahora mismo”. (Extraído de: “Las cincuenta sombras de
Grey”).
¿Qué le dicen al odio? Las frases más sexuales posibles, utilizando el lenguaje de una novela erótica combinado con una
pizca de humor. Es lógico, si una mujer se excita leyendo novelas rosas, ¿Porque no utilizar el lenguaje de dichas novelas
para excitar a una mujer? ¿Cómo se los dicen? En tono hipnótico, con registro bajo y en forma lenta y pausada.
“Me habla al oído con voz áspera, dura y salvaje, y exploto mientras bombea rápidamente dentro de mí”.
Por último, y tal vez lo más importante: mientras ella está pérdida en sus ojos y se distrae escuchando sus dulces y sexuales
palabras, él la agarra, la toma de la cintura baja y comienza a acariciar su espalda lenta y suavemente. Ella no lo nota.
Está distraída escuchándolo y observando su impasible mirada. Él la mira como un lobo antes de comerse a su presa. Ella
siente miedo, pero eso la excita. Y, para cuando se da cuenta, el movimiento de sus manos que acarició su espalda llevó
su lívido al máximo. Ya no importa más nada. Ella quiere perder el control, entregarse.
El párrafo anterior, además describir cómo funciona el proceso de seducción natural que utilizan los seductores para lograr
en unos minutos lo que otros hombres tardan horas e incluso días en lograr, también expresa una idea fundamental que
implica el fenómeno de la atracción: el deseo de perder el control. Sí, la idea de perder el control, de dejarse llevar e
incluso dejarse dominar excita a las mujeres de forma absurda. La fantasía de ser rescatadas (secuestradas) de un mundo
aburrido, mundano y gris y ser llevadas a un mundo de aventuras, pasión y emociones desenfrenadas está la mente de
cada mujer, desde la más libidinosa, hasta la más conservadora. No por nada la literatura rosa (destinada casi
exclusivamente a las mujeres) utiliza este recurso para llevar a las lectoras a un estado de excitación absoluto. Si
observamos la narrativa del más exitoso exponente del género “Las cincuenta sombra de Grey”, veremos que basa su
atractivo, precisamente, en “elevar lo cotidiano a la categoría de lo extraordinario” utilizando un lenguaje preferentemente
sensorial y kinestésico (como precisamente está escrito el párrafo precedente).
“Nuestros dedos se rozan un segundo, y ahí está de nuevo la corriente, que me recorre como si hubiera tocado un cable
suelto. Jadeo involuntariamente al sentirla desplazándome hasta algún lugar oscuro e inexplorado en lo más profundo
de mi vientre. Intento desesperadamente serenarme.”
En este sentido, es muy útil analizar la forma en la que el personaje de Christian Grey fue construido por la autora de la
novela. Este personaje, descrito desde el punto de vista de la ingenua e inocente (por lo menos al comienzo del libro)
Anastasia Steele, representa de alguna forma el arquetipo del seductor universal. En él se combina una serie de cualidades
que despiertan el interés de la mayoría de las mujeres. Es seguro, dominante, misterioso y algo frio a primera vista pero
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en el fondo es sensible, atento, tierno y protector. En realidad su naturaleza no es malévola pero su bondad está cubierta
por una capa de frialdad debido a un pasado tormentoso. En el fondo es un pobre ser torturado que lucha contra su
naturaleza esquiva ya que en el fondo es bueno. Y ella lo sabe, y quiere ser la única que pueda sacar lo mejor de él y
nutrirlo y abrigarlo como si fuera un niño pequeño. Porque si lo logra hacer, él la recompensará amándola para siempre.
Y sí, que mujer no se enamoraría de semejante energúmeno. Adicionalmente sus “gustos” son exóticos y encima le
propone aventurarse en un mundo desconocido para ella donde placer y dolor se vuelven uno. Ella, gracias a él, da un
salto de lo mundano a lo perversamente extraordinario.
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son personajes desagradables? Viéndolo desde afuera puede parecer que esto sucede porque “Las chicas solo eligen a
los idiotas,” o porque “Los imbéciles siempre ganan, y los tipos buenos siempre pierden”. Pero eso es dejar que el árbol
te tape el bosque. No es que por ser chicos malos hacen que las mujeres elijan a esos perdedores – son las emociones. Te
guste o no, el tipo que ella eligió en lugar de ti le hizo sentir algo que tú no. Puede ser la manera en que la mira, la forma
en que le habla, o simplemente cómo la hace reír. Pero está seguro de que él no te venció con lógica. Fue con emociones.”
Uno de los errores, de los que ahora soy consciente, que solía cometer, era que, en la mayoría de las interacciones,
realizaba solamente confort esperando que la generación de empatía produjera mágicamente que la interacción deviniera
en sexo ¿Qué es lo que hacía? Sencillamente conectaba con ella un nivel intelectual, entrando en apasionadas discusiones
sobre economía, literatura, cine y otros temas. Como en aquella época no era de salir mucho y el único lugar donde
interactuaba con mujeres era la universidad, la mayoría de las conversaciones giraban en torno a temas académicos,
aunque, gracias a mi habilidad de cambiar de tema, siempre terminaba hablando de los temas que me apasionaba. Debido
a que era muy sociable y hablador, me ocurría seguido que me encontraba con una chica con quien compartía muchos
gustos en común. De hecho, cuando ello pasaba, mi corazón comenzaba a latir de emoción y por supuesto idealizaba al
máximo. Con una mentalidad de escasez bastante profunda, me la pasaba pensando todo el día en ella desde que la conocía
hasta que finalmente salíamos.
Es cierto, tenía esa capacidad de apasionarme y de poder mantener interesantes conversaciones durante horas. Incluso
tenía la capacidad de hacerlas reír como nadie. Aun así solía escuchar seguido la famosa frase “te quiero como amigo” o
alguna de sus terribles variantes
¿Qué es lo que hacía mal? ¿Qué me faltaba hacer? Cuando no encontramos respuestas externas, nuestra mente nos provee
sus propias explicaciones y dichas explicaciones terminan por construir la realidad en la que vivimos. “Hay que tener
facha para levantarte minas lindas” “hay que tener plata” “Los seductores nacen” “las mujeres son así” “Soy muy
flaco/gordo/viejo/joven etc…” Hoy en día sé que todo es relativo y que somos constructores de nuestra propia realidad,
pero en aquel entonces no sabía esto, por lo que mis creencias limitaron cada vez más mi accionar hasta llevarme a un
círculo vicioso depresivo.
¿Cómo se evita entrar en la zona de amigos? Generando atracción. ¿Pero cómo se genera atracción? Generando emociones
en ellas. Sexualizando la interacción mediante las palabras, la mirada y el tacto. Hacer en lugar de decir. Observar en
lugar de ver. Si realmente te gusta no se lo digas en palabras sino en acciones. No le digas "me gustas". Directamente
bésala.
Actualmente soy cociente que antes del confort, primero hay que generar atracción. Si éste no está presente, corremos el
riesgo de caer en esa terrible trampa que es la zona de amigos. Cualquier hombre con baja autoestima puede caer ahí, y
ni ser atractivo ni tener dinero lo pueden salvar. Un juego interno débil no se compensa con nada.
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la admiración al ver que siempre tiene la respuesta justa para todas sus palabras e exámenes. Al ver esto, ella le dice cosas
como: “estuviste bien”, al referirse a una de sus ingeniosas respuestas. También la misma estrategia es aplicable en el
chat. Ser irreverente, ser el chico que se porta mal, también es otra forma de sexualizar. Los estilos son infinitos.
“No piense mal de mí señorita, mi interés por usted es puramente sexual”. Frase ingeniosa que si la hay. Dicha por el
genial Grucho Marx. Aquí se combinan tres elementos de la seducción en su máxima expresión:
Ser directo y honesto (expreso mis intenciones sin rodeos).
Humor (la clave para llegar al hemisferio emocional y saltar el hemisferio racional que es como una
gran pared en su mente).
Deseo sexual (la esencia de la seducción)
Somos directos, les decimos que la queremos enhebrar y se lo decimos en una forma graciosa lo que permite hacer que
la idea del deseo sexual pase la pared de la mente consciente. El deseo sexual es la semilla que queremos implantar en su
mente subconsciente y el humor es lo que la protege de los anticuerpos del escudo consciente. Al reírse es como si esa
pared se disolviera y permitiera pasar el mensaje a lo más profundo de su cerebro: “Te voy a enhebrar irreligiosamente”.
Y a ella le gusta, le excita. ¿Y porque no? Si eso, precisamente, es lo que genera atracción en las mujeres. Sentirse deseadas.
Sentir que un hombre pierde la cordura al verla y despierta en él sus más bajos instintos.
Normalmente lo que hace el seductor “pícaro” (que, a mi entender, sería el “libertino” según la tipología de seductores de
Robert Green) es utilizar una combinación perfecta entre conversación sexual, humor e ingenio. ¿Dónde está el ingenio?
Es capaz de introducir el tema sexual en cada momento y cada conversación apelando al humor. Pero de una forma muy
sutil. Sin ser demasiado pretencioso, esto lo haría grotesco en vez de sutil. La fórmula es sencilla, sin embargo requiere
imaginación para encontrarle el doble sentido a todo. Aunque no todo el tiempo. Repetir demasiado la mecánica la
desgastaría.
Veamos un ejemplo: un hombre entra a un kiosco a comprar una gaseosa. Observa que la chica que vende tiene un vendaje
en la muñeca por lo que muchacho le dice sonriendo y con un tono picaresco: “Tienes que dejar de jugar con las esposas
o te vas a seguir lastimando”. Ella baja la mirada y sonríe.
¿Se entiende un poco a que apunto? Todo hemos visto alguna vez a este tipo de seductores. Solo que en lugar de detenernos
a observarlos para aprender de ellos nos quedamos viéndolo con odio, envidia y rencor como se lleva la chica que nos
gusta. No se nos ocurre que lo que deberíamos hacer es aprender de ellos para poder hacer lo que ellos hacen. La
frustración lleva a la envidia y la envidia al rencor. Es un círculo vicioso que, si se multiplica por varios años, da como
resultado un hombre deprimido, resentido y agresivo (incluso violento). Sería genial cortar el círculo vicioso a tiempo.
La seducción es un arte que se puede aprender. Pero el maestro solo llega cuando el alumno está preparado. Cuando está
dispuesto aprender, a dejar sus prejuicios atrás, a abrir su mente, a admitir que solo sabe que no sabe nada.
Volviendo al tema de la seducción a través del lenguaje puro (es decir el chat), hay algunos hombres que he conocido que
mediante la aplicación de un esquema básico pero eficaz de generación de energía sexual mediante las palabras han
logrado someter a un centenar de doncellas. Estos no dependen tanto del humor como “el pícaro” aunque si utilizan el
doble sentido para ir sexualizando de a poco. Primero ganan su confianza muy lentamente. Van introduciendo pequeños
test de obediencia en forma ascendente y van introduciendo el tema sexual mediante visualizaciones y preguntas
sugerentes. Obviamente en forma calibrada y gradual. Son pacientes por supuesto, el juego requiere avanzar de a poco.
La paciencia es finalmente premiada con el goce carnal.
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Esas eran sus armas. Y créanme, eran poderosas: la ponían muy seguido. También sugiero leer abundante literatura erótica
para capturar la esencia de lo sexual y poder llevar cada conversación a un marco intensamente erótico. Esta es un arma
letal en el juego por chat. A su vez, para poder mejorar la forma en la que uno expresa o cuenta anécdotas, sugiero cursos
de narrativa oral. Las herramientas están al alcance de cualquiera: ¿Estás dispuesto a hacer el esfuerzo? Tal vez disfrutes
del proceso y, quien sabe, tal vez encuentres tu pasión.
Las canciones de ciertos cantautores también utilizan con picardía el poder de las metáforas para trasmitir mensajes
intensamente sexuales. Por ejemplo, analicemos el verso de la canción “Jugo de luna” de Gustavo Cerati.
“En una gota cabe el universo, cuando arqueas el cuerpo mi lengua roza tu profundo manantial.”
¡Que poeta! No hay que ser un genio para darse cuenta de lo que está hablando. Aun así fíjense las palabras que utiliza
“profundo manantial”. Para nada podemos acusar a Gustavo Cerati de ser un desubicado. Sin embargo, la frase está
cargada de imágenes y sensaciones. Utiliza el verbo “rozar” (claramente kinestésico) y pone una imagen y sensaciones
que mojarían a la más frígida de las doncellas. Más que una proyección de una imagen, yo diría que está transmitiendo
sensaciones: “cuando arqueas el cuerpo”. Sublime Gustavo. Trate de imaginarse en que situaciones las mujeres arquean
el cuerpo. Todas las mujeres lo saben y esa expresión las retrotrae a un momento íntimo de intenso placer. Y luego dice:
“jugo de luna me diste, voy por más”. ¡Orgásmico! Un capo.
Voy aclarar algo, para internalizar el conocimiento del lenguaje hay que leer y mucho (y por supuesto practicar utilizar
dicho lenguaje y equivocarse para luego aprender del error). Uno cree que es así de fácil hablar de esa forma pero esto
está lejos de ser así. Sino cualquiera sería un Neruda o un Cerati. A ver, esta gente se la paso la vida leyendo a otros
autores, escuchando canciones, leyendo poemas, leyendo grandes obras literarias. Son el producto de su experiencia y
práctica. Una vez, conocí a un asombroso seductor que alcanzó unos poderes de seducción extraordinarios para el lenguaje
escrito (el chat) ¿Cómo logró adquirir tales habilidades? Muy simple, fue producto de su experiencia. Desde chico leyó
una infinidad de novelas eróticas (en esa época no había internet y la playboy era el único porno decente). A los 25
descubrió a Neruda y a Benedetti con lo cual, luego de internalizar el lenguaje sexual, empezó a dominar la prosa
romántica. Diez años después era un peligro para cualquier damisela que se le cruzara por Whatsapp y otros programas
de chat. Lleva tiempo volvernos quienes somos ¿Cómo hace Federer para jugar al Tenis así? Práctica todos los días ocho
horas desde que tiene diez años.
Una buena analogía de un seductor habilidoso son los actores de la escuela de teatro italiana “La comedia del arte”, la
cual se remonta al siglo XV. Los actores de esta escuela se caracterizaban por ser maestros de la improvisación. Viajaban
de pueblo en pueblo presentando obras de teatro improvisadas y su habilidad para hacerlas superaba las destrezas de
cualquier actor ¿Cómo podían improvisar las obras cada noche y hacerlas tan perfectas, tan calculadamente sincronizadas?
¿Cuál era su secreto? ¿Acaso era un don poseído por unos pocos actores afortunados? Para nada. Citando a Ferdinando
Taviani:
“…era un exhibición de saber y no espontaneidad. Era una manera para demostrar el dominio de un amplio patrimonio
literario: para poder improvisar unos cuantos versos era necesario haber aprendido muchos poemas de memoria (…)
con frecuencia los actores agregan palabras y frases que no están escritas en los textos o mejor dicho, no escriben nada
más que el resumen o argumento de la comedia, y todo lo restante lo hacen de manera improvisada (…) podían comenzar
a hacerlas únicamente después de conocer los más importantes secretos de la profesión del actor (…) Para hacer
comedias de manera rápida es necesario leer muchos libros, aprender de memoria muchas páginas de obras (…) es esta
continua práctica con los libros (…) Los actores italianos dejaban después de su muerte o al momento de retirarse de
escena, una enorme cantidad de páginas escritas como herencia a sus colegas y sucesores: eran los apuntes, los textos a
memorizar para poder velozmente componer sus propios papeles(…) No era un don, era por el contrario, un
adiestramiento particular, no eran hábiles por naturaleza sino por cultura.”
Encender la pasión
Muchas consultas han llegado sobre el tema de que muchas mujeres están de novias y eso constituye un problema para
avanzar. A ver, sacando el hecho de que muchas de esas mujeres están de novias para no estar solas (cosa que como hemos
visto ocurre con muchos hombres también), tienes que saber que las mujeres son emocionales y eso las hace propensas a
caer en la garras de la lujuria de vez en cuando. Pueden estar en una relación estable con un hombre al que amen e igual
caer bajo la tentación de una cara bonita, unos abdominales marcados y una actitud pícara y fogosa.
¿Acaso no has visto la película “Infidelidad”? El personaje interpretado por Diane Lane estaba casado con Richard Gere.
El tipo era “fachero”, buen padre, buen esposo ¿Y qué hace la doncella? Se encama con un francesito creído que se cruza
por ahí. Esto visto desde un punto de vista masculino por supuesto. De hecho, todos los hombres que vieron la película
salían diciendo “Que puta que era la mina” mientras que las mujeres les decían a sus novios “lo que pasa que tu no
entiendes” ¿Qué es lo que no entendemos los hombres que las mujeres sí? Que ellas son emocionales, que sus acciones
están más influenciadas por las acaloradas emociones que por la fría lógica. Ellas necesitan emociones, viven de
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emociones. Necesitan salir de la rutina que las aprisiona. Volar, ser libres, sentir la pasión. Y sentir que son especiales.
Un amigo seductor natural me contaba la cantidad de veces que había estado con chicas que estaban de novia. Él les daba
eso, emociones, aventura. Y no solo se agarraba pendejas sino también mujeres de treinta para arriba, estando casadas
algunas de ellas. Es cierto que las pendejas (mujeres de 18 a 23) tienen más propensión a engañar a sus novios ya que son
un mar de hormonas recalentado pero las chicas de treinta para arriba también necesitan sentirse vivas. ¿Nunca te
preguntaste porque existe una industria de sitios para engañar a tu pareja? Sitios especialmente armados para las mujeres
y hombres que quieran tener aventuras extra matrimoniales. Así que no me jodas, no te digo que seas Milton el seductor
serial, pero con un poco de actitud, a más de una vas a tentar. Y de vuelta no tiene que ver con la facha o el cuerpo, tiene
que ver con llegar sus emociones.
Una nota de un diario argentino se afirmaba lo siguiente con respecto a la obsesión de las mujeres con el jugador de fútbol
Ezequiel “el pocho” Lavezzi:
“Lo evidente es que ninguna estaba poniendo a prueba el coeficiente intelectual del “Pocho” Lavezzi ni su capacidad de
armar una oración con sujeto y predicado: le estaban mirando el cuerpo y confesaban que, con uno así, por supuesto
que serían infieles. Algo de eso muestra ahora una encuesta hecha por Ashley Madison, la red social para infieles más
importante del mundo: 8 de cada 10 mujeres eligen a sus amantes por su “atractivo físico” y su atractivo “sexual”.
Eligen la fogosidad para salir de la rutina.”
En la última oración es donde aparece lo que es realmente importante: “salir de la rutina”. Sí, por supuesto, como ya
hemos visto, las mujeres quedan bobas al ver un tipo físicamente atractivo y musculoso. Pero no importa si el tipo es
como Brad Pitt o más feo que pisar mierda descalzo, lo que importa es que pueda pervertirla y llegar a sus emociones.
“El 52% de las mujeres que ingresan a la red Ashley Madison dijo que elige a sus amantes por su “atractivo físico”, el
34% por su “atractivo sexual” y sólo el 14% por su personalidad. Según Víctor Hermosillo, director regional de
AshleyMadison.com, “les interesa alguien que parezca que arrancará sus ropas y levantará sus pasiones. Alguien que las
atraiga físicamente y con el que sientan que van a tener mucha piel en la cama.”
De vuelta, más allá de lo que digan las mujeres sobre el atractivo físico, las mujeres no saben lo que quieren. Y lo que
realmente quieren es precisamente “alguien que parezca que arrancará sus ropas y levantará sus pasiones”. Entiendo que
estas encuestas están hechas para tener un registro estadístico pero recuerde que como a las mujeres les cuesta poner en
palabras sus deseos es necesario analizarlo desde otra perspectiva. De hecho, en el mismo artículo Javier Camacho, Doctor
en Psicología, presidente de la Fundación Foro y autor del libro “Fidelidad e Infidelidad en las relaciones de pareja” dice
que lo que muestra la encuesta está “más orientado a las fantasías que a la concreción. Muchas mujeres fantasean con las
50 Sombras de Grey pero ninguna quiere que la aten, la dominen y le peguen”.
Esto de vuelta es relativo ya que habiendo hablado con muchas mujeres, ellas han admitido que disfrutan perder el control,
sentirse dominadas y las tradicionales “nalgadas”. Pero lo admiten en voz baja ya que vivimos en una sociedad machista
donde está mal visto que las mujeres disfruten del sexo. Entonces reprimen sus deseos más oscuros y cuando un hombre
es capaz de liberarlos se entregan a la pasión y a la lascivia en la forma más irreligiosamente posible.
Javier Camacho probablemente la ponga muy poco y sabe muy poco de mujeres. Y, aunque supiera la verdad, decirlo es
políticamente incorrecto. Dejaré esto para otro artículo pero debo decir que ser políticamente correcto se ha vuelto una
peligrosa forma de censura. Al parecer ya ni los comediantes pueden decir la verdad como es realmente y se suponía que
eran los únicos que podían. En una entrevista realizada al comediante Jerry Seinfield, éste hacía hincapié sobre el exceso
de sensibilidad a hacer bromas sobre ciertos temas y consideraba a esta tendencia peligrosa e hipócrita.
Sexualizar la charla
Tratando de amalgamar varios de los conceptos analizados anteriormente, me dispongo a analizar una vez más el
pecaminoso tema del lenguaje sexual, ya sea expresado con humor, erotismo o incluso romanticismo.
Para poder sexualizar con el humor es necesario utilizar el llamado “doble sentido”, es decir encontrarle un ingenioso
doble significado a comentarios que ella haya hecho. Para esto, sin embargo, es imprescindible haber llevado la
conversación a un marco sexual, es decir un contexto en donde la sexualidad se ha convertido en un tema natural de la
conversación. Esto, desde luego, llevará tiempo dependiendo de qué tipo de damisela tengamos enfrente nuestro. Con una
chica más liberal será más fácil abordar el tema con naturalidad, en cambio con una chica conservadora deberá hacerse
gradualmente (de ser posible, por supuesto).
Supongamos que ya entablamos conexión con una doncella y ella ya mostró algunos indicadores de interés. Asumamos
que es una chica liberal por lo que podemos abordar el tema de la sexualidad en forma natural y casual. Podríamos, por
ejemplo utilizar el conocido juego de las preguntas para introducir alguna pregunta picante: ¿Cuántas veces te tocas por
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semana? ¿Hiciste tríos? ¿Eres multi orgásmica? Y así. De esta forma ya establecemos un marco sexual ¿Qué significa
esto? Que establecemos que desde ahora nos manejamos con confianza al hablar de nuestra sexualidad. Si ella acepta esto
(contestando las preguntas) está abriendo una puerta que no se puede cerrar. Claro que si ella es más conservadora la
escalda en las preguntas debe ser muchísimo más gradual:
“¿Cómo fue tu primer beso?” Una pregunta excelente para ir llevando lentamente la conversación a un
área sexual y al mismo tiempo para hacer que ella invierta emocionalmente en la conversación. A
muchas mujeres esta pregunta las retrotrae a un momento muy especial para ellas o simplemente las
conecta con un período muy emocional de sus vidas.
“¿Te gusta acurrucarte y abrazarte cuando estas con alguien en la cama?” Sube lentamente la
temperatura y guía la conversación hacia una charla sucia sin cruzar la línea. Al hablar de este tema se
va habituando a este tipo de tópico por lo que una transición a algo más sexual será mucho más fácil.
¿Qué ropas usas cuando vas a la cama? Una pregunta curiosa y sugerente. Es personal y sin embargo
no muy sexual. A partir de la respuesta puedes decir algo como: “Por dios, solo puedo pensar que bonita
te verías en ese momento” o cualquier comentario con una tono pícaro. Si de casualidad no menciona
su ropa interior, preguntar sobre esta y sobre el color. Una excelente forma de empezar.
¿Con que ropa te verías más sexy? Haz que hable de temas sexuales haciendo que empiece hablar sobre
ropa sexy. Es halagador y definitivamente sexual.
Así hasta llegar a las preguntas más íntimas y/o más picantes. Créeme que no se necesita mucho para llegar a las últimas
preguntas. A veces necesitamos solo tres y otra veces veinte dependiendo de qué tipo de persona sea ¿Cómo nos damos
cuenta si ella es conservadora o liberal? Observando su lenguaje corporal al responder las preguntas por supuesto. Viendo
que tan cómoda se siente con el tema. A la larga desarrollaremos un instinto para detectar qué clase de persona tenemos
enfrente. Solo recuerda que la intuición se desarrolla gracias a la práctica diaria y al hábito de observar minuciosamente
(lo que involucra vivir el presente). En fin, cuando lleguemos a ese nivel, el marco de la charla será definitivamente sexual
y eso nos favorecerá porque nos abrirá posibilidades.
Anteriormente mencioné el concepto de "Tests de obediencia en forma ascendente” ¿A qué me refiero con esto? Vayamos
por partes, como dijo Jack. ¿Qué es un test de obediencia? Según la literatura de la seducción consiste en la acción de
comprobar el grado de obediencia que una persona tiene hacia nosotros. Aplicado a la seducción en una disco, el típico
ejemplo es pedirle a la damisela que estamos seduciendo que nos sostenga una vestimenta o una bebida. Lo curioso de
los test de obediencia es que se combinan con otro concepto también muy importante de la tradición de Milton Erikson
llamada la escalera del sí. Esta establece que cuanto más afirmaciones hagamos en una conversación, más propensos
somos a decir que “sí” ante la siguiente propuesta. Es por este motivo que se les enseña a todos los vendedores telefónicos
a realizar al menos tres preguntas cuya respuesta sea afirmativa antes de empezar a vender el producto: “¿Su nombre es
Carlos? Sí ¿Vive en la calle Dorrego? Sí ¿Cuenta con el servicio tal? Sí ¿Estaría dispuesto a probar el nuevo producto de
nuestra compañía?” Igualmente lo que no se les enseñan a estos vendedores es que esto no funciona tan mecánicamente.
Debe ser hecho en forma sutil y gradual.
Este concepto se aplica a los test de obediencia ya que estos pueden ser ejecutados de menor a mayor en forma gradual a
lo largo de una conversación o a lo largo de un período de tiempo con una persona determinada. Por ejemplo, si le pido a
una persona diez mil pesos muy probablemente me mande al diablo. Incluso si se tratase de un amigo o persona de
confianza nuestra respuesta por default es decir no. ¿Qué pasaría si, en cambio, primero le pedimos prestados diez pesos?
Muy probablemente nos diga que sí. Luego de una semana (una vez que le hemos devuelto los diez pesos) le pedimos
veinte pesos. Y luego de una semana cuarenta pesos. Y al mes cincuenta pesos. De a poco vamos generando el hábito en
él de aceptar prestarnos plata en la otra persona sin que éste se dé cuenta. Y cuando menos lo espera no estará prestando
diez mil pesos.
En cierto sentido la Kino escalada funciona con la misma lógica. De hecho se trata de una serie de tests de obediencia a
lo largo de una interacción. Primero sostenemos su mano y ella lo acepta. Luego le tocamos el hombro y ella lo acepta.
Luego le sostenemos la mano por diez segundos y ella lo acepta, luego por veinte segundos y así. Cada vez que una
persona acepta algo es muy difícil que vuelva para atrás ya que se ha habituado a que eso es normal y, en su mente, fue
ella quien acepto ese marco y, como sabemos, a la mente le cuesta contradecir ideas que cree que son propias.
Volviendo al uso del doble sentido para sexualizar con el humor, imaginemos que por las circunstancias de la conversación
ella quiere que le hagas algo (una torta, un dibujo, lo que sea). ¿Cómo hacemos para llevar esto al doble sentido? Muy
simple preguntando “¿Qué quieres que te haga?” Si preguntamos qué tipo de dibujo o qué tipo de torta o lo que sea de lo
que estemos hablando, estaremos siendo muy concretos. Necesitamos llevar la conversación al terreno del lenguaje
ambiguo. El lenguaje ambiguo es la clave de todo ya que permite que cada persona interprete lo que quiera ¿Acaso porque
creen que hay millones de interpretaciones sobre poesías y canciones? Porque se manejan a un nivel tan abstracto y poco
claro que cada persona hace una interpretación distinta de acuerdo a su propia historia personal. En este sentido, esto es
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sumamente útil ya que si alguien hace una interpretación sobre algo que no tiene un significado preciso (como una poesía
o una canción) nos estará dando información acerca de cómo es él y de cómo ve el mundo. Y esto es invaluable, ¿Acaso
no dicen que la información es poder?
En fin, volviendo al ejemplo anterior, si esta conversación tuviera lugar en un chat agregaría un “jaja” o un emoticón con
carita pícara, aludiendo al doble sentido. Si estamos en persona tendremos que expresar la picardía con la expresión facial
y el tono de voz. Sí, lo sé, debido a que ahora todo se hace por la Internet y por chat ya ni sabemos cómo expresarnos
pero bueno, ponle ganas. Ve y haz teatro, canto, stand up o lo que haga falta para recuperar esa versatilidad.
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Seguro te estarás preguntando “¿Qué diablos es el Kino? ¿Por qué nunca escuché de él?” O seguro podrás pensar: “si, ya
lo he escuchado, pero ¿Cómo lo hago en forma adecuada?” Vamos por partes como dijo Jack. El Kino es un término que
proviene de la Programación Neurolingüística (PNL) y hace referencia a la dimensión kinestésica de la comunicación
humana, es decir a las sensaciones y a las emociones. En términos prácticos lo que estoy haciendo al hablar de este tema,
es revelándote uno de los mayores secretos de la seducción. ¿Quieres saber cuál es?
La razón por la que la mayoría de los hombres cae en la fatídica zona de amigos es porque simplemente no las tocan.
“¿Tocarlas?” Te estarás preguntando. Si, tocarlas, acariciarlas, abrazarlas ¿Cómo crees que se excitan las mujeres?
Definitivamente no lo hacen como lo hacemos nosotros, es decir a través de estímulos visuales. Ellas se excitan mediante
las sensaciones ¿Por qué crees que las novelas eróticas están escritas con un lenguaje sensorial? Precisamente porque los
que escriben saben que ahí está la clave de la excitación femenina.
Ahora la pregunta del millón: ¿Cómo hago para hacerlo en forma calibrada? Bueno si bien es difícil explicarlo mediante
texto, a continuación te daré de algunos consejos.
Como te dije anteriormente el secreto para excitar a una mujer y evitar caer en la zona de amigos es utilizar el Kino, es
decir tocarlas. Por supuesto esto hay que hacerlo en forma calibrada. Si tocamos su trasero a cinco minutos de conocerla
por supuesto que su reacción podría no ser positiva. La idea es hacerlo de a poco, gradualmente, de forma que ella se
acostumbre a la sensación de nuestras caricias.
A este proceso de ir aumentando la cantidad e intensidad del Kino se lo conoce bajo el nombre de “Kino escalada”. La
velocidad y el tiempo con la que iremos escalando dependerán desde luego del contexto y la mujer en cuestión con la que
estemos hablando pero en general podemos enumerar una serie de consejos que te serán de enorme utilidad.
0. Empieza con los más sencillo En los primeros cinco minutos de la interacción el Kino solo debe limitarse a
apoyar una mano en el hombro o un simple “choque esos cincos”. Es una buena manera de empezarla a acostumbrarla
a que la toques.
1. Los primeros contactos deben de ser breves. Lo suficientemente largos para que les resulten agradables, y lo
suficientemente cortos para que cuando sus hormonitas de cortesana noten que les gusta, ya te hayas apartado. Es como
una melodía que va creciendo, las primeras notas deben ser suaves. Se trata de que sientan que quieren más de eso. Si
hay que fijar un tiempo, diría que al principio más de un segundo y medio es demasiado.
2. Observa su reacción. Si vez que ya no le molesta loa pequeños contactos físicos aumenta gradualmente. Por
ejemplo puedes apoyar tu mano sobre su hombro o sobre su mano y dejarlo unos segundos o minutos a ver qué hace.
Si deja su mano es buena señal.
3. Aprende a reconocer cuando estas yendo demasiado rápido. Si vez que ella se siente incómoda cuando aumentas
la intensidad y el tiempo que las estas tocando (pone caras raras, mueve su cuerpo en dirección contraria a la tuya o
directamente te dice que eres muy confianzudo), retrocede un poco. Es decir vuelve al contacto mínimo y continúa
hablando. Al cabo de unos minutos vuelve a empezar la escalda.
4. No debes tocar a la damisela sin haberle mirado antes a los ojos unas cuantas veces. El contacto visual es una
herramienta complementaria al Kino ya que permite sexualizar y al mismo tiempo generar confort.
5. Descarta rozar zonas donde puedan tener complejos, al menos hasta que la hayas besado un rato. Cada chica es
un mundo, pero normalmente evita las zonas más erógenas al principio (trasero, senos, entrepierna). Aproxímate antes
a los brazos, hombros y espalda (no necesariamente en este orden). Está claro que hay damiselas que no tienen
complejos y a los minutos ya te la puedes enhebrar, pero con esas no hacen falta estos consejos.
6. Una vez que las estas besando, continúa besándole el cuello. No es una zona tan tabú pero a la mayoría de las
mujeres las excita de manera absurda los besos en el cuello. Incluso casi como si les estuvieras tocando en la entrepierna.
7. Por último, la Kino escalada es una manera de demostrar confianza en uno mismo. A las chicas les gusta tener
la sensación de que sabes lo que haces. El descaro, sin ser baboso, demuestra que crees en ti y eso es lo que más
curiosidad les va a suscitar al principio, el resto vendrá rodado. No las acaricies de forma dubitativa (para eso es mejor
esperar un poco más) y cuando las agarres hazlo siempre con firmeza, pero sin apretar.
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y preferí lo directo, lo físico. De ahí que mis avances en este juego de la seducción hayan sido más directos y naturales.
En fin, al ver nuestra correspondencia de gustos le mandé:
Había puesto: “desesperados y alzados abstenerse”. Lo que me produjo cierta gracia y pensé que se vería gracioso en mi
perfil. Es importante remarcar que mi comentario fue genuino, o sea no fue una frase “de rutina” o copiada del juego
virtual de otra persona. Aunque parezca una tontería ser genuino es clave y aún más en una interacción frente a frente
donde el lenguaje corporal podría traicionarte. En este caso era un juego cibernético pero siempre se nota, incluso en la
fría pantalla de un celular.
Eso que puso es interesante, si ella es directa y dijo que estaría bueno que yo me robara eso, me está diciendo: Sé di-
recto, eso es lo que me gusta.
Yo: “Ta bueno… pero eso ya lo tengo como habrás notado. A ver… que es lo más loco que hiciste en tu vida?”.
Acá volvía a las putas rutinas, tal vez porque me estaba costando entrar en lo directo por miedo a perder la interacción.
En general en el juego virtual si uno es directo y va de una a proponer una salida la mina se siente intimidada o se niega.
Sobre todo si es “pendeja” ( de entre 18 a 23 años). Ahora, si tiene más de 25 años (y sobre todo más de 30) la cosa es
distinta. O sea, a las pendejas les gustan los jueguitos e ideas y vueltas pero a las de más de 25 ya no tanto, ya están can-
sadas. Saben lo que quieren y no quieren perder tiempo. O sea si quieren garchar van de una y si quieren algo más te lo
van a decir. En este caso, era claro que estaba buscando alguien con quien salir y no un “garche”. Esa etapa ya la había
pasado y no quería ningún “alzado”.
Ella: “Mmm no sé. Nadar en el mar profundo, distancias largas (no atlántico), ¿Vos?
Yo: “Saltar de un acantilado de 20 metros. Me gustan las mujeres originales, haceme una pregunta bien original como la
que te hice. Después yo te hago otra. Así es más fácil conocerse.”
Bueno, otra vez con las rutinas y los jueguitos (en este caso el juego de las preguntas) y ¿Cuál es el resultado? En este
caso ella deja de hablarme porque no quiere jugar jueguitos. Ojo tampoco quiere exponerse y definitivamente no busca
un encentro casual sino algo más. Pero efectivamente no quiere jueguitos y pérdidas de tiempo. Y para ser honesto yo
tampoco, entonces me la juego y pongo lo que quise poner desde el principio.
Yo: “Siendo honesto, me aburre la dinámica del chat (genuino), si querés nos juntamos a tomar algo en persona así es
más fácil.”
Ella: “Si el chat es muy aburrido, MUY!”
Yo: ”Excelente ya tenemos dos cosas en común. Vivo por Palermo y trabajo en el Centro. ¿Cuándo podes?”
Ella: “¿Que estás buscando en Tinder?”
Llámenlo una prueba o como sea, pero creo que lo que ella trataba de ver es que quería, o sea un garche o algo más (bá-
sicamente si era un tipo serio). Entonces le respondo con honestidad y replico (yo también tengo derecho a saber).
Seamos realistas casi ninguna mina quiere a un “Juan” y tienen razón, porque Juan es un pelotudo. Incluso aunque estén
re calientes van a preferir alguien con un poquito más de cerebro y tacto que Juan.
Yo: “Lo entiendo, hagamos así vamos a tomar algo a la tarde, charlamos y si da salimos otra vez. Y sino va más nos
despedimos y cada uno sigue con su vida.”
Ella: “Si eso tiene lógica”
Yo: ¿Podes mañana o este sábado?
Ella: No, no puedo. Ya tengo armado el fin de semana. Tomá mi Facebook, agrégame y hablamos por ahí. Este chat no
me gusta.
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Justo me iba de viaje así que el chat siguió por Facebook, supongo que en el fondo quería saber algo de mi antes de
verme personalmente (lo que tiene sentido). Al fin y al cabo algo de confort es necesario para que ella supere “el miedo
a que el flaco sea un sociópata u un loco”.
Por otro lado a mí no me importaba esperar ¿Por qué? Porque me encaraba minas todos los días y cada vez mi puntería
mejoraba más. Ya había pasado más de un año de que comencé a mejorar mis habilidades seductoras, o más bien a me-
jorar como persona, a auto superarme. Me había mudado. Había retomado terapia. Había empezado a establecer metas.
A definir que quiero y, sobre todo me había decidido, a conseguirlo.
¿Y qué quiero? La mayoría de las personas no se hace esa pregunta porque tiene miedo. Siempre ponen excusas para no
hacer lo que quieren, para no ir en busca de lo que les hace feliz. No es fácil, el miedo al fracaso es una poderosa fuerza
paralizante pero puede ser vencida si uno se lo propone. Tengo nuevos amigos con los cuales armo salidas, fiestas e in-
cluso grupos de meditación. Hasta vamos a clases de salsa juntos.
Creo que hacer algo en grupo es clave para la constancia de cualquier actividad. Constancia, esa es la palabra clave, es
decir la realización de una actividad en forma gradual pero rutinaria. Eso produce que aparezcan nuevos hábitos positi-
vos que remplazan a los hábitos negativos(hábitos de comportamiento y hábitos emocionales por supuesto). Como me-
jor, hago deporte todos los días, duermo ocho horas por día. Hasta que no haces eso no te percatas lo importante que son
esos hábitos para todos los aspectos de tu vida y, por supuesto, para la seducción. A esos hábitos le agrego el de medi-
tar, veinte minutos todos los días. Otro hábito subestimado por la sociedad. Había comenzado a meditar con un grupo
los sábados y yo solo todos los días hacía como tres meses. Lentamente, sin tener expectativas, empezaba a ver los be-
neficios exponenciales que tenía para mi calidad de vida y, por supuesto, para autoestima.
Ahora empiezo a tener una mentalidad de abundancia: hay millones de minas y si una no me da bola tengo otras millo-
nes que si lo harán. Viajo, conozco gente, disfruto el momento, el ahora, el presente. Dejo de deprimirme por el pasado
y sentir ansiedad por el futuro. Busco mi propósito, el “para que” de lo que hago. Lo que guía las metas (el “que”). De-
fino mis valores claramente y les soy fiel. Con respecto a la seducción, defino mis estándares: que busco en una mujer,
que acepto, tolero y definidamente que no tolero de una mujer. Porque si tengo claro lo que quiero ya no pierdo tiempo
en minas que no soporto o que no me gustan. Ahora yo soy el que tiene la mirada de aprobación, ya no voy a pedir opi-
niones femeninas. Voy, hablo de lo que se me da la gana y sub comunico “este soy yo, estos son mis valores ¿Sos real-
mente valiosa para ser merecedora de mi tiempo?”
16 de mayo
Yo: “El domingo me voy a salta toda la semana. Te escribo a la vuelta Si querés hablamos durante la semana. Podes
contarme algo sobre vos. Que buscas en la vida, más allá de lo laboral o lo sentimental?”
27 de mayo
Yo: “Ya volví de Salta. Vamos a tomar un café esta semana. Cuando podes? Mi celu es xxxx”
Ella: “?”
Yo: “!”
Ella: “Italia la foto? La de la portada de FB”
Yo: Croacia. Enfrente de Italia. Y es más lindo.
Ella: Si cara de Mediterráneo tenia. Como se llama la ciudad amurallada? ES más barato que Italia no?
Yo: Hay varias, pero creo que referís a Duvrovnic. Sisi mil veces más barato. Voy a volver y aprender los idiomas esla-
vos.
Acá hablamos de que nos gusta viajar. De su pasión por Grecia. De que nos encanta la comida exótica. Y la comida en
general etc.
Yo: Vamos a tomar algo el sábado a la tarde. Mientas haya sol así no me convierto en vampiro. Y si da (como dicen
ustedes las mujeres) vamos al restaurante turco persa.
Ella: Vivo en zona norte. Pero si podemos ir a tomar algo el sábado a la tarde.
Finalmente como una amigo iba para esa zona le pedí que me acercara y quedamos en un café a las 17hs.
Primera salida
Aproveché que un amigo tenía que viajar para zona norte y le dije que podía ir ese fin de semana para allá. Independien-
temente de la inversión, me pareció lógico que el primer encuentro fuese por donde ella vivía. Al fin y al cabo era un
extraño que había conocido por un medio virtual.
Nos encontramos en un shopping. Era una linda rubia de 30 que de hecho parecía mucho menos. Nos sentamos y le co-
menté que me parecía gracioso el encuentro ya que era el primer encontronazo de Tinder. Le dije que, honestamente,
vine porque, de hecho, me encantaba conocer gente nueva y hacer nuevas amistades (por eso voy a eventos y me pongo
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a hablar con todo el mundo). A ella le pareció muy excelente lo que hacía y me comentó que, ha de hecho, le gustaba
hacer lo mismo.
Fíjense que mi idea no era impresionarla, sino comentarle genuinamente lo que me apasionaba hacer (conocer gente) y
que me gustaba la aventura. Si a ella le gustaba que fuera así, bien. Y si no, me voy a otro lado y no la veo más. Así de
simple debe ser la cosas. El mundo es grande y las aventuras posibles infinitas.
Me habló sobre sus viajes y su vivencia en el exterior. Me pareció fascinante. Luego salió el tema de la seducción y nos
pusimos a hablar de ello. Ya había hablado del tema con otras minas con las que salí y ya sabía que errores no cometer.
Ella se prendió con el asunto y hablamos de como seducir a una mujer. Ella me contó que ya se había encontrado con
14 flacos de Tinder pero no había pasado nada con ninguno. Siempre los hacía venir por una cuestión de seguridad. Me
pareció comprensible y bromeé. Le dije: “Ah, entonces yo vendría a ser el “chongo” numero 15, me voy a ser el tatuaje
en la nalga izquierda” (típico comentario que suelo hacer). Después no reímos de la breve interacción que habíamos
tenido en Tinder.
Le dije que la entendía pero ella la próxima vez tendría que venir a capital sino ya sería demasiado. Ella me dijo que le
parecía bien y que conocía un buen restaurante de comida turca. Finalmente nos fuimos de la confitería y la acompañé a
tomar el colectivo. Había buena química. Su sonrisa era natural y fresca. La saludé antes de irme y mientras me alejaba
ella me dio esa mirada con una sonrisa que decía “quiero volver a verte”. No le besé. Sentí que no era el momento. Ha-
bía visto mucho “nabos” que siempre hacían lo mismo y eran “alzados” y desesperados. Probablemente más de uno se
le había tirado. Dicen que es mejor quedar como zarpado que como quedado. La verdad todo depende de la situación.
Lo mejor siempre está en el medio. Ni muy zarpado, ni muy quedado.
Luego de la salida seguimos en contacto por unas semanas chateando por Facebook en forma discontinua sobre nuestras
pasiones, cine, etc… En un momento le digo que mi amigo iba a ir para allá de vuelta y podía acercarme el viernes pero
ella no contestó a tiempo y ya había arreglado otra cosa. O sea no estaba pendiente esperando si ella podía o no. Simple-
mente, si veo que no contesta, sigo con mi vida.
Habían pasado dos semanas de la última salida. Finalmente quedamos para un sábado a la mañana. Dos días antes de la
salida me había enviado este mensaje:
Habíamos quedado para comer en un restaurante de comida árabe. Nos pusimos a hablar de diversos temas hasta que de
repente hubo lo que yo llamo un tema de conexión. Es decir un tema de conversación que conecta a las dos personas.
Creo que, exceptuando casos excepcionales, siempre existe algún tema que conecta a las dos personas y constituye un
punto de enganche para que la interacción fluya.
A partir de ahí, ya no son necesarias las rutinas. Ni siquiera el juego de las preguntas (aunque este es una buena muleti-
lla en caso de que la interacción sea muy escueta o no se esté conectando con la persona). No es necesario porque ahora
estábamos disfrutando la interacción.
Cuando estas disfrutando la charla todo fluye con río. Te interesa lo que la otra persona dice y no tenés miedo de expre-
sarte. Obviamente nunca deberías tener miedo de expresarte pero bueno, lleva tiempo llegar a ese estado de seguridad.
Es como charlar con una persona que ya conoces (amigos, colegas, familiares, etc…) solo que, si generaste atracción,
ya no estás en la zona de amigos.
El punto de conexión, aunque parezca trillado, fue que de chica ella veía la serie de Viajes a la estrellas (iba la conven-
ciones y todo) y, de hecho, yo también. Luego nos pusimos hablar de los caballeros del Zodiaco y otras series.
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En un momento, ella me confesó que era media nerd en el colegio. Yo le repliqué que yo también lo fui pero que me
había vuelto una versión mejorada de mí mismo. Después fuimos caminando por Palermo. Empecé a notar ciertos de
talles. Por ejemplo que siempre trataba de que la cartera que llevaba estuviera de lado contrario al que estaba yo.
Cuando iba a su lado izquierdo ella llevaba la cartera en el derecho y viceversa. Sin la cartera es más fácil agarrarla y
acceder al beso. También me ofreció un chicle de menta (esta también puede ser considerada una buena señal de que
quiere ser besada).
De repente algo se apoderó de mí. La agarro y le digo “para un cacho” y la intento besar. Ella pone la mejilla y sonríe.
Seguimos caminando y hablando. Veinte minutos después intento lo mismo con más firmeza. Ella se resiste. Entonces
digo: “Bueno me voy para el otro lado”. Ella sonríe y viene hacia donde yo estoy caminando. La agarro y la beso, ella
sonríe. Continuamos caminando. Ella quiere tomar un té. Yo le digo que conozco una confitería (que está enfrente de
mi casa). Llegamos y le digo: “mira si quieres un buen té, tengo de los mejores en mi casa que está ahí”. Ella se niega y
entonces le digo con un tono como tratándola de inmadura: “Por favor, que mal pensada que sos, están mis compañeros
de depto” (esperaba que no estuviesen). Llegamos y estaba uno de ellos. Es buena onda. Nos pusimos a hablar los tres.
Él es un gran maestro de la seducción y en esta situación el mejor aliado posible. Él habla de mí de forma fantástica.
Ella se queda impresionada. Ahora, quiero aclarar que lo que él dijo sobre mí no fueron las típicas frases vacías que se
dicen en los boliches y bares cuando se hacen los encares con un amigo (tipo: “es el mejor tipo que conozco” “es un
groso”, etc…). Esto fue una obra maestra. ¿Por qué? Porque todo lo que él decía lo sentía y de hecho era verdad, estaba
siendo genuino. Resultaba que el día anterior yo le había hablado de la situación del país y de la economía en general
(tema que me apasiona) y él se había quedado impresionado por la forma en la que explicaba esos complicados asuntos.
Entonces, él le comenzó a decir a la mina que nunca había conocido alguien que explicara también esos temas y con
tanta precisión y cosas así. Ella se quedó anonada por la admiración que él sentía por mí. Ella me miraba con admira-
ción. Todo lo que él pensaba sobre mí era cierto, él estaba siendo genuino, ella se daba cuenta.
En un momento ella me había comentado que justo había un capítulo de viajes a las estrellas que no había visto. Le pro-
puse ir a verlo. La computadora estaba en mi habitación. Ella entra a la habitación. Yo cierro la puerta. Nos recostamos
en la cama. Empezamos a acariciarnos. Yo intento elevar la temperatura. Ella se resiste en forma juguetona. Al final de
un rato ella mira la hora me dice que tiene que ir. Esta indispuesta no quiere quedarse. La acompaño a la parada.
Esto fue un sábado. El lunes ella me dice que el día siguiente iba a capital a hacer un trámite y me dice de vernos en una
confitería. Le digo que sí.
Tercera salida:
Nos encontramos en la confitería. Le digo de ir a casa, ella dice que no. Nos levantamos y caminamos por la calle. Va-
mos hablando mientras caminamos hasta llegar a la puerta de mi casa. Ella pasa y me dice: “Pero no abuses de mi
¿Eh?”
Pasamos al depto. Se sienta en el sillón y se pone a hablar con mi compañero. Ella me pide ver el video donde aparezco
en televisión (había salido en la tele hacía unos días atrás). Le digo que venga a mi cuarto donde estratégicamente esta
puesta mi computadora. Entramos al cuarto y yo cierro la puerta. Mientras vemos el video le masajeo la espalda. Luego
comienzo a besarla lentamente y nos recostamos en la cama. Alternamos charla con besos y caricias. Intento subir la
temperatura de mis caricias y ella me para pero sonriendo.
Continuamos por una media hora tirados en la cama besándonos y jugando. En un momento ella pregunta la hora. Ella
quería irse y me decía de acompañarla a la parada. Yo le dije que se quedara a lo que ella replicaba no. Empezamos el
jueguito del “sí y el no” mientras ella se ponía sus zapatos.
Esto no iba para ningún lado. Allí recordé lo que me dijo un viejo maestro sobre respetarse a uno mismo. De respetar
mis valores, de saber que tolerás y que no y de ser congruente con ello. Ya tengo una mentalidad de abundancia, hay
millones de mujeres a mi disposición ¿Pasa algo si pierdo a esta? No, no pasa nada. Sí, me cae bien, pero hay cosas que
no tolero y estoy dispuesto a llegar al final para defender mis valores, para respetarme. La última vez se había ido por-
que estaba indispuesta y era entendible pero ahora no había excusa, dos veces lo mismo no. No me gusta que me bolu-
deen, no voy a tolerar esto. Ella se pone las botas. Yo la miro seriamente y le digo educadamente pero en forma firme:
“Si te vas no volvés más a esta casa, y no te voy a volver a ver. Realmente quiero que te quedes pero si te vas, se ter-
minó”. Ella me mira preocupada.
Acá podría meter todo un análisis sobre como yo dije eso porque sabía que ella había invertido un montón y todo eso y
que al ponerla contra la espada en la pared con ese planteo, ella iba a quedarse. Si, puede verse desde ese punto de vista,
pero la verdad es la siguiente: en ese momento mi mente no estaba analizando así las cosas y no dije eso como una frase
vacía de rutina. Estaba siendo coherente conmigo mismo, y en mi mente estaba pensando, “Bueno ¿A qué bar voy a esta
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noche después de que le abro a esta mina la puerta que, por cierto, no voy a ver más porque no entra en mis estánda-
res?”
Y era la verdad. Ni la calentura, ni el miedo al rechazo podrían con eso. Me hice una promesa a mí mismo, que me iba a
respetar. Como me lo había enseñado aquel simpático croata loco, que al otro lado del mundo enseñaba a los hombres a
ser mejores y estar con las mujeres que quieren estar ¿Si no te respetas vos, como vas a respetar a los demás? Ya no
había rutinas y frases vacías, era lo que sentía. Y mi cara, mi expresión y mi lenguaje corporal lo reflejaban. Ella lo vio.
La comencé a besar de vuelta y nos recostamos. Me saque los zapatos con los pies. Hicieron un ruido seco al tocar
suelo. De repente escuche un sonido similar. Eran sus botas que se desprendían de sus pies una vez más. Pero esta vez
iban a quedar en el piso y así fue.
¿Por qué ella se quedó? ¿Fue por la inversión que hizo (según los de la teoría del costo hundido)? ¿O porque vio mi se-
guridad en mis ojos y comprendió que era un hombre de alto valor (según otra tesis). No lo sé. Honestamente me chupa
huevo. Cada científico con su teoría. A mí lo que me importó es que fui coherente conmigo mismo sin importarme el
resultado. Y de eso estaba orgulloso.
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7. Tópicos de juego externo
Hay que salir a encarar
Muchos autores dedicados a la seducción han realizado una muy acertada y sencilla observación: las personas muy
habladoras, charletas, sociables y cara duras fornican más que el resto los mortales. Desde luego, esto se da manteniendo
todas las otras variables constantes (ceteris paribus). Igual, es más que obvio que un seductor natural (por más callado
que pueda ser) follará en un año más de lo que usted y yo fornicaremos en toda nuestra vida. A lo que la observación
hace referencia, es que si somos muy sociables y hablamos con todo el mundo conoceremos muchas personas y, por la
sagrada ley estadística de los grandes números, terminaremos enhebrándonos a una que otra damisela. Ya sea la chica que
atendía la tienda de computación, la doncella que leía tal libro en el metro o la amiga de un amigo de un tipo que conocimos
en aquella muestra teatral, ser sociables y conocer gente será una variable relevante para lograr el objetivo de intercambiar
fluidos con a una bella dama.
Hago la aclaración de que estamos hablando de un ser medianamente calibrados ya que alguien demasiado pesado o
simplemente con carencia de sentido común no tendrá tantos resultados como los deseados. Por supuesto, gracias a la ya
mencionada ley estadística, si se encara hasta las viejas del colectivo, es probable que termine encamándose algo. Por
supuesto, habrá que ver si será la mujer que desea o solamente aquella que simplemente le “dio pelota”.
Existen seres desagradables que por su manía de encarar en forma compulsiva terminan por acceder a alguna que otra
señorita. Y en algunos casos la damisela es lo suficientemente atractiva como para tener la aprobación del prejuicioso
populacho (sus amigos). Igualmente este tipo de aprobación externa es una estupidez ya que si uno está con la mujer que
ama debe ignorar los comentarios de terceros. Como ha dicho David Hume: la belleza esta en los ojos del que la contempla.
También existen hombres con un bajísimo grado de calibración social que solo mediante esta práctica del encare
compulsivo pueden disfrutar de los placeres del manoseo recíproco. Como de gustos no hay nada escrito hay mujeres que
responden bien a sus encares extremadamente bizarros (por supuesto no son la mayoría).
La conclusión es obvia: si eres más o menos normal y no estas satisfecho con tu vida sexual, sal y empieza a hablarle
hasta al kiosquero del metro. Quien sabe, quizás su hija esté buena. Vé a eventos de toda índole (seminarios de economía,
idiomas, arte, muestras artísticas, clases de yoga, etc…) y habla con todo el mundo. Hazte nuevos amigos y amigas y
luego arma eventos con ellos (un After Office por ejemplo). De esta forma serás el líder del grupo que acabas de crear. Si
estás en la calle y ves a una dama que te atrae ve y háblale. No importa si es en el colectivo, en la sala de espera del
dentista, en la cola de un banco o en el ascensor de un edificio gubernamental, si ella te atrae háblale. Comunícate con
ella. ¿Qué pierdes? La vida es una sola. Si empiezas a hablar con ella y es una rica, aburrida y estirada no le hables más
y continúa tu camino.
La chica de tus sueños puede estar a la vuelta de cada esquina. Y ojo, no hagas trampa. La idea no es abordar mujeres que
no te gustan y quedarte con la que te de pelota. No, vas a encarar a las que te atraen. El objetivo es estar con una mujer
que te guste, no agarrar lo que puedas. Eso hacen lo hinchas de fútbol (barrabravas) y si, lo admito, esos cromañones
fornican en abundancia pero, como lo analiza el Dr Rodolfi:
“Estos energúmenos cruzados del bocho apenas si saben lo que es una servilleta, pero garchan como el que más; ¿Y
dónde está el secreto? El secreto es que se garchan lo que usted no se garcharía aunque estuviera a punto de ser fusilado
por los serbios, y muy, pero muy pocas veces se enhebran algo decente.”
El objetivo de la mayoría de los hombres es rendirse ante los cálidos brazos de una dulce cortesana. Pero ojo, no lo
podemos admitir. Esto nos haría ver débiles ante una cruel sociedad falocéntrica que nos mete en la cabeza valores
putrefactos. En el fondo reprimimos nuestros deseos más profundos: querer y ser queridos. Así como las damiselas
reprimen sus deseos sexuales para no parecer “fáciles” frente un populacho machista conservador, los hombres
escondemos nuestro deseo de ser vulnerables. Detrás del famoso: “me quiero coger a todas las minas que pueda”, hay
una ignorancia de lo que realmente queremos. El problema es que rara vez no preguntamos que queremos y ahí está el
problema. Siempre escucho esa frase “las mujeres no saben lo que quieren”. Si es cierto, pero los hombres tampoco. Nos
pasamos enhebrándonos a cuanta doncella podamos sin preguntarnos seriamente ¿Qué tipo de mujer quiero exactamente?
¿Puedo escribir un libro detallando muy precisamente lo que busco en una mujer? Y lo mismo hacemos con el trabajo y
con la vida en general. Me siento en una oficina en un trabajo cómodo sin preguntarme que es lo que realmente quiero
mientras la vida pasa. ¿Quiero estar dónde estoy? ¿Cuál es mi pasión? ¿Qué quiero hacer con mi vida?
En el fondo nos hacemos los machotes de que queremos enhebrar mil damiselas, no gusta el fútbol y tomar cerveza, pero
en el fondo nos gustaría estar viendo “Vampire Diaries”, tomando cepita de frutas tropicales con una mujer que nos guste
y que nos haga feliz. Pero ojo, no es que somos felices porque ella está con nosotros, ella está con nosotros porque somos
felices. No hay nada más atractivo para una mujer que un tipo feliz, que va por la vida sonriendo, que acepta quien es y
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lo disfruta al máximo. Y de eso se trata la vida ¿No?
Si, por supuesto, podemos encarar en un estado de cansancio absoluto o medios enfermos, pero el resultado no será el
mismo. Créanme, lo he comprobado. Claro que si realmente nos gusta la chica y somos realmente genuinos, pese a estar
en un estado deplorable, siempre recomiendo ir para adelante. Digo, mejor no dejar pasar la oportunidad, uno nunca sabe.
Como dice la canción del grupo Garbage: “Don’t let your soulmate pass you by”.
Algo que hago para incrementar la eficiencia de mis resultados es encarar luego de realizar una actividad bien relajante.
Por ejemplo después de una clase yoga. Durante muchos años subestimé los beneficios de hacer yoga. Ahora me di cuenta
que fue un gran error de mi parte. Increíble actividad que ayuda a centrarse más en uno mismo. Además está lleno de
hermosas damiselas. Es un nicho poco explorado para los hombres. Sí, he visto un par pero no demasiados. Siempre hay
un buitre por supuesto aunque, por suerte hay suficiente, para todos.
Lo cierto del encare diurno es que es un nicho es sí mismo. Por supuesto, uno podría ir a una disco o a un bar a la noche
donde las mujeres van a “divertirse” y a “bailar” (eufemismos para enfiestarse en forma absurda y buscar un macho que
las empalme impíamente), aunque, claro está, deberá luchar contra el famoso escudo femenino. Ahora bien, si es usted es
un seductor natural o tiene más facha que Brad Pitt y Geroge Cloney juntos, vaya a donde vaya usted enhebrará en
abundancia. Pero asumo, con fundamentos estadísticos, que la mayoría de los hombres no se encuentra en esa categoría,
por lo que si a usted no le gustan las discos llenas de pendejas histéricas o los bares llenas de treintañeras resentidas, la
opción del encare lucífero es una opción viable. Digo, para salir de noche y obtener resultados uno debe salir con un nivel
de energía que no todos tienen o que, debido a los compromisos laborales, no tiene todos los días.
Como a la noche las chicas quieren divertirse, para levantar en esos lugares usted debe ser la encarnación de la diversión.
Debe ir a pasarla bien, debe mentalizarse para que ese momento sea el mejor momento de su vida. Y si, si hace esto es
muy probable que termine con una dulce damisela al final de la noche. De hecho muchos hombres con baja autoestima
que alguna vez se engarzaron “algo decente” fue porque esa noche estaban con estado de felicidad muy grande (por
ejemplo porque lo ascendieron en el trabajo). Y como ya lo he dicho numerosas veces, la felicidad es atractiva. Por el
contrario, la amargura, la depresión y el enojo son repelentes de mujeres y destructores de la atracción. ¿Acaso no sabe
que Droopy no la ponía nunca?
En resumidas cuentas si no te gusta la música fuerte, los ambientes apestados de olor a cigarrillo y llenos de borrachos
violentos, sugiero el encare diurno. El sol deshace los escudos y permite que un acercamiento directo aunque respetuoso
sea increíblemente efectivo. Es que claro, no lo esperan y eso es lo hace efectivo, además es increíblemente osado y
original. La osadía es atractiva y la originalidad también. ¿Qué estas esperando? Empieza uno todos los días. Te acercas
a la dulce doncella (ya sea en el bus, la cola de banco, la plaza, una confitería) y le dices: “Te vi y me pareciste muy
atractiva, me gustaría conocerte, mi nombre es…”.
Así de cursi como suena, así de efectivo es. Si realmente te gusta estas siendo genuino y eso es atractivo. Lo hecho miles
de veces y he conocido un montón de mujeres realmente maravillosas. Una vez que les digo esto, me siento y comienzo
a hablar, si veo que la chica es interesante me quedo. Si en cambio es una amargada y es poco receptiva. ¿Para qué
quedarme? Mi tiempo es muy valioso ¿Y si ella me dice que tiene novio? Yo le digo que tengo un perro y sigo hablando.
El que impone el marco más fuerte es el que maneja la comunicación. Si está de novia no importa. Muchas mujeres se
ponen de novia para no estar solas. La regla es la siguiente: si la relación tiene más de seis meses (promedio) hay terreno
fértil ya que paso la etapa del “enamoramiento”. Una mujer que está de novia hace menos de seis meses está “enamorada”
por lo que no arriesgará a cometer actos lascivos con un extraño. Por el contrario, a partir de los síes u ocho meses volverá
a su estado “normal” y dejara un espacio para las cosas “se den”.
Si, también se puede ser indirecto y empezar la conversación con “¿Podrás darme la hora?”, “Que calor que hace aquí”,
“La inflación está terrible, no puedo ni comprar un par de medias”. La última funciona para países bananeros como
Argentina. De hecho, hice ese comentario en un colectivo tiempo atrás a una bonita doncella y termine encamándomela
¿Quién lo diría? En el colectivo hablando de la inflación. Aun así recomiendo ser directo ya que, en cierta forma, estas
mostrándote como sos, vulnerable, genuino y ese es un buen hábito que vale la pena incorporar, ya sea para encarar
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mujeres como para la vida en general. Ser congruente con lo que uno quiere con lo que uno es.
Ahora bien, como hemos visto, los buitres y seductores naturales siempre andan revoloteando por ahí dispuestos a
quedarse con la dama que pretendemos cortejar. Por lo tanto debemos pasar de un enfoque lineal a un enfoque estratégico.
Y, si en el amor y en la guerra vale todo e incluso añadiría: es necesario tener todos los recursos disponibles y tener una
buena estrategia. A veces el ámbito no es un bar o un club nocturno. A veces el ámbito es la vida real: el trabajo, un curso
de yoga o, porque no, el aula de la materia que cursamos este cuatrimestre. Aquí opera algo llamado dinámica de grupos
de largo plazo y es algo de lo que se podrían escribir millones de libros. Pero lo que nos concierne aquí es el primer paso:
llamar la atención. Si, para generar la atracción inicial primero debemos establecer nuestra existencia, decir: “heme aquí,
declaro mi existencia”. Por supuesto, la mejor forma de hacer esto y de despertar atracción al mismo tiempo es
diferenciándonos del contexto. Mostrar que somos distintos, que poseemos una cualidad por sobre encima de la media.
Una forma sencilla y eficiente de hacer esto utilizar el famoso “pavoneo”. ¿Qué es esto? Utilizar objetos y/o vestimentas
llamativas con el fin de atraer la atención de las hembras. Si, como el pavo real usa sus plumas (de hecho de ahí viene el
nombre). Esto es útil en un club o en un bar donde las chicas quieren divertirse y, obviamente, la diversión y el humor
son una característica buscada por las mujeres en un hombre. Cansadas y hastiadas de la rutina laboral, buscan una forma
de distenderse y salir de lo mundano. Tal vez haya algo de cierto en lo que decía Owen Cook en modo de stand up: las
mujeres se acuestan con un hombre que conocen en un bar porque simplemente están aburridas y ese muchacho les
proveyó algo de diversión momentánea y ellas piensan para sí mismas: “Si, porque no, es más divertido que el resto.”
En este nivel, ciertos estudios empíricos ha demostrado que las chicas les encanta cualquier accesorio que contenga
plumas (Si, como el pavo real). No me pregunten porque, apenas ven un tipo con un sombrero de plumas (por ejemplo)
se vuelven locas y comienzan a acariciarlas. Por supuesto si nos pasamos y somos demasiados llamativos para el lugar a
veces esto puede ser contraproducente. Lo cierto es que, siendo medianamente calibrado con el lugar, llamar la atención
de esta forma puede ser efectivo para generar esa primera chispa de atracción. En realidad, el punto es destacarse del resto,
ser ese distinto entre iguales. De todas formas, hacer esto en otros contextos será eficiente si lo calibramos adecuadamente.
Digamos que ir con un sombrero de plumas al trabajo no sería del todo calibrado, aunque ir con una pulsera, o un collar
puede ayudar.
Ahora bien, la estrategia de llamar la atención por medio de objetos y/o vestimentas no es la única forma de lograr
sobresalir. Hay otras más sutiles y mucho más eficientes. Miremos los ejemplos de la película Hitch: en una escena el
protagonista se acerca a una damisela rodeada de buitres en un bar y pretende confundirla con una mesera dándole 50
dólares y ordenándole una bebida. Ella enojada, lo sigue y le dice que ella no es una mesera a lo que él responde que él
ya lo sabía y que solo quería alejarla de los buitres que la estaban acechando. Esto por supuesto despierta una enorme
atracción en ella. Esto es destacarse y ser estratégico.
¿Qué es una estrategia? Es un conjunto de acciones concatenadas destinadas a obtener un fin (en este caso alejar a la
muchacha de la competencia). ¿Por qué se genera atracción? Digamos que a las mujeres les gustan los hombres ingeniosos
y sobre todo aquellos hombres que usan su ingenio para seducirlas. Otro ejemplo de la película es cuando el discípulo de
Hitch arma una escena en su reunión de trabajo para llamar la atención de su jefa (a quien quiere seducir). ¿Por qué es
necesario que él haga esto? Porque antes de atraer debemos llamar la atención, o sea debemos lograr que la damisela note
nuestra presencia ¿Por qué es atractivo lo que hace el personaje en dicha escena? Porque el susodicho muestra en ese
momento que es distinto a los otros miembros de la junta: está dispuesto a dar su opinión honesta sin miedo de ser juzgado
o despedido. Eso es ser osado y la osadía no es común en un mundo de cobardes donde la mayoría prefiere “encajar” que
ser congruente con lo que uno piensa.
¿Qué es ser congruente? Es lograr que nuestras acciones sean coherentes con nuestras opiniones. Si algo no me gusta lo
digo. Si estoy haciendo alguna actividad que me desagrada, dejo de hacerla. Si me gusta una mujer voy por ella y se lo
digo, aunque este en un metro, un colectivo o la cola de un banco. En fin, en resumen, ser uno mismo.
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Algunos consejos para la seducción por chat
Antes de los teléfonos celulares, hablar por teléfono era algo muy simple. Llamabas. Hablabas. Hacías planes. Hoy en día
las cosas no son tan simples. Aun así, el juego por chat - cuando se aplica correctamente - te da otra oportunidad e, incluso,
te permite corregir algunos errores.
Más allá de lo distinto que pueda ser este medio de comunicación con respecto a la tradicional charla telefónica o
presencial, muchas de las premisas esenciales que se aplican en las dos anteriores se mantienen. Por ejemplo, se puede
crear una conexión haciéndole recordar las cosas que los dos compartieron o inventando nuevas conexiones. Se trata
como siempre de apelar a las emociones.
Cuando consideras las palabras en un mensaje “que despiertan emociones”, algunas de las preguntas que debes hacerte
son:
¿Qué hay de nuevo, diferente, o interesante acerca de lo que estoy escribiendo?
¿Qué “imágenes mentales” generan mis palabras?
¿Esto suena claro? ¿Ella “entenderá” inmediatamente lo que intento decir?
¿Esto suena como algo que “cualquier otro hombre” le escribiría?
Pero, para ayudar a que comiences a pensar de manera más “emocional” ahora mismo, estas son algunas formas de
mejorar instantáneamente el carácter único de tus palabras:
Sustituye las palabras con signos. Por ejemplo, en lugar de usar palabras como “es”, “fue” o “son”,
reemplázalas con el signo “=” (ej. “Nuestro encuentro de anoche = increíble”; “Yo = resaca esta
mañana”).
Comienza con verbos, exclamaciones, u oraciones de una sola palabra. Por ejemplo, puedes comenzar
un mensaje con un verbo como “Poner”, con “Pon un poco de R. Kelly por mí...”, o incluso podrías
separar una oración en pequeñas partes como: “Pon. Un Poco. De R. Kelly. Por mí.”
Comienza con un poco de “drama en broma”. Por ejemplo, puedes enviar algo como, “Se terminó”, o
incluso “Te odio” para conseguir una respuesta emocional inmediata. (Advertencia: la mujer debe saber
que estás jugando con ella cuando le envías estos mensajes, así que envíale rápidamente otro mensaje
que deja claro que realmente no la odias, etc.)
Agrégale frases graciosas a oraciones simples. Por ejemplo, puedes “mejorar” cualquier sustantivo
agregándole una frase como “...hecho por la mano de Dios”, algo así como “Recién me comí un omelette
hecho por la mano de Dios. Delicioso!”
Dicho esto, probablemente sí tengas una curiosidad genuina acerca de las mujeres a las que les envías mensajes. Tu
problema es que no sabes cómo usar esa curiosidad en una forma atractiva. Para solucionar ese problema, solo necesitas
ser más específico, especialmente en dos áreas:
1. Haz bromas internas específicas, y
2. Haz preguntas específicas
Esta es una explicación breve sobre cómo utilizar cada una:
Chistes Internos: Con algo de suerte, cuando interactúas con las mujeres cara a cara estableces algunos
“chistes internos” entre ustedes dos. Esto puede ser algo tan simple como decir, “¿Eres buena con los
mensajes? Por qué tengo la pequeña sospecha de que eres como Shakespeare con los mensajes de
texto...”, cuando le pides su número de teléfono. Si la mujer se ríe cuando dices esto, tienes un “chiste
interno”. Entonces, de acuerdo con eso, el primer mensaje que le envié fue, “estoy satisfaciendo mi
adicción a los mensajes solo por ti.” Inmediatamente ese mensaje le hizo recordar cuánto se divirtió
conmigo, y nos conectó aún más. Ningún otro hombre podría haberle enviado ese mensaje. Ese era un
chiste que solo compartíamos ella y yo. De la misma manera, tú tendrás tus “chistes internos”
específicos que solo compartirán tú y tu chica. ¡Úsalos!
Preguntas: Para que tus preguntas sean más específicas, agrega razones. Agregar “razones” significa
simplemente que le digas por qué le estás haciendo preguntas. Por ejemplo, la mayoría de los hombres
les preguntan a las mujeres, “¿De dónde eres?” Pero una mejor forma de hacer esa pregunta es, “¿De
dónde eres?, Tu acento suena interesante.” Cuando agregas una razón a tu pregunta, ella querrá saber
por qué haces esas preguntas.
Más aún, cuando le haces preguntas con razones, invitas a la respuesta femenina más común, que es, “¿Por qué piensas
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eso?” Cuando una mujer te hace esas preguntas, ella te está invitando a reforzar tu conexión con ella.
Temas de conversación
Una pregunta que escucho habitualmente es ¿De qué hablo? ¿Cómo hago para hablar durante horas y tirar un tema de
conversación tras otro? Bueno, hay dos factores que se plantean aquí. Por un lado, todos tenemos algo que decir. Todos
tenemos aventuras que hemos vivido y millones de opiniones sobre diversos temas. ¿Cuando hablamos con un amigo
acaso no nos la pasamos hablando de millones de temas durante horas? ¿Cuál es la diferencia con una mujer? ¿No era
que habíamos salido para conocer gente?
La mejor forma de generar empatía con alguien es tratarlo con familiaridad, como si fuera un amigo ¿Por qué? Porque a
todos nos gustaría que la gente nos tratara así. Hablar de temas interesantes en forma natural e informal nos relaja. Cuando
voy a hablar con alguien por temas profesionales (en una reunión o una entrevista de ventas) lo primero que hago es
ponerme hablar de lo primero que se me viene a la cabeza. Obvio, si es hombre los temas del fútbol y las mujeres son lo
más estratégicamente inteligentes si no conocemos su tema favorito de conversación. Pero la eficacia para generar empatía
va más allá del tema sino de la forma en la que hablo de él. Cuando estamos relajados, hablando con amigos, trasmitimos
emoción al hablar de un tema porque simplemente nos interesa expresarnos, no impresionar al otro.
Un ejercicio interesante consiste en comenzar a hablar con un amigo sobre algún tema específico y, en medio, de la
conversación, cuando el estado energético está al máximo y sentimos esa necesidad de compartir nuestra opinión y decirle
al mundo lo que pensamos realmente sobre lo que sea (“que las películas de Michael Bay son malas, que me di cuenta
que amaría irme a Rusia y acabé de encontrar una forma para hacerlo, etc…”), vamos y se lo comunicamos a la persona
que tengamos más cerca (si es mujer mejor). Y así empieza. Y cuando nos damos cuenta estamos debatiendo con una,
dos, o más personas y luego, sin darnos cuenta, cambiamos de tema y nos estamos matando de la risa, disfrutando el
momento. No negaré que la cerveza puede ayudar en este proceso pero conviene generar una estado “alegre” natural para
no anclarnos a ninguna sustancia externa (alcohol, cafeína u otros).
Ejemplo 1
Estaba en un bar con amigo y le empecé a comentar que realmente tenía muchas ganas de irme a Rusia para estudiar el
idioma (amo aprender idiomas). Pero no se me ocurría como hacerlo. De pronto, de la nada, vino a mi mente una idea de
cómo lograrlo. Se me ocurrió utilizar un convenio laboral existente entre mi trabajo actual y una empresa rusa. En ese
instante, salí corriendo hacia un grupo de dos mujeres y les comenté la situación con emoción que ya tenía la forma de
lograr lo que quería. Una de ellas me dijo: “Tuviste una epifanía”. Y se rió. Comenzamos a hablar de viajes y países
lejanos.
Ejemplo 2
Recuerdo que una vez me encontraba en Plaza Serrano a eso de las 21hs. En aquel entonces estaba con un amigo quien
también poseía el mágico don de la charla y el carisma. De pronto, escuché a una persona hablando francés. Sin dudarlo,
me acerqué a él rápidamente y le comencé a hablar en un francés coloquial. Como era raro para él escuchar hablar a un
extranjero en un francés tan informal, la persona se rió y comenzamos a charlar sobre distintos temas. Resultó que era
parte de un grupo enrome de estudiantes extranjeros. Como hubo buena onda y se generó empatía nos invitaron a comer
con ellos. Era un grupo de 12 personas por lo que se entra en la lógica de un grupo grande. Lo mejor que se puede hacer
en esos casos es ir generando empatía individualmente y después liderar el grupo. ¿Cómo? Proponiendo actividades es
una buena forma. Recuerdo que estábamos en la mesa y propusimos jugar a un juego para tomar. El célebre “Yo nunca”.
Comenzamos a jugarlo y nos divertimos enormemente. Las chicas del grupo nos miraban con deseo.
Precisamente en el proceso de la seducción vamos de un patrón de desinterés (brake rappport) a dejar que la persona
vuelva a ganar nuestro interés (cualificándose). Al cualificarse la premiamos con más interés de nuestra parte (que,
precisamente se puede expresar en forma de Kino).
Aquí hay dos ejemplos básicos de cómo aplicar el “Push han pull” utilizando el Kino:
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Ejemplo 1:
Agarramos a la chica y la hacemos girar como si fuera una bailarina. Ella lo hará torpemente. La soltamos de golpe
diciendo: “¡La que sigue!” y luego uno pretende irse con una sonrisa. Generalmente ella nos agarrará y nos hará volver.
Luego le decimos “Ok, te vamos a dar una oportunidad más”. Repetimos el giro y le decimos “Muy bien, veo que estas
mejorando” (dándole un abrazo).
En este ejemplo se puede ver todo el proceso planteado por el “Tira y afloje”. Primero se interrumpe en forma abrupta la
comunicación (Break Rapport). Esto genera ansiedad en la chica ya que se ha cortado la interacción en un momento de
disfrute y alto nivel de energía. Ella intenta recuperar la conexión y allí es donde la forzamos a cualificarse (es decir a
probar que ella es digna de nosotros). Finalmente “premiamos” su esfuerzo por querer ganar nuestra aprobación con un
abrazo. Al hacer esto, ella asociará el abrazo con una recompensa por una actitud positiva (por lo que ella tenderá a repetir
dicho comportamiento y se habrá internalizado el contacto físico como algo normal). A su vez, generaremos con el Kino
mayor atracción.
Ejemplo 2:
Nos encontramos en una cita, caminando por algún parque. Ella dice algo tierno (o ingenuo). Entonces decimos: “eso es
tan tierno, no puedo soportarlo”, y suavemente la empujamos lejos de nosotros (muy suavemente). Observemos si ella
vuelve hacia nosotros.
Si se implementa el “Tira y afloje” en forma calibrada (lo que requiere práctica, por supuesto) se generarán cada vez más
situaciones de intimidad y emocionalidad. Se pueden utilizar los ejemplos descritos como una transición para luego
hacerle cosquillas y en forma juguetona abalanzarte arriba de ella (por ejemplo en un parque) quedando en posición
perfecta para el beso.
Más allá de lo pintoresco de estos términos, lo que es interesante analizar son nuestras opciones para evitar dichas
problemáticas. Es preciso aclarar que, en realidad, los dos casos planteados requieren respuestas distintas. Analicemos el
caso más común, el de la “bloquea pollas”.
Aquí es preciso diferenciar dos situaciones totalmente diferentes: una en la que la amiga de nuestro objeto de deseo adopta
una actitud protectora (algo loable), y otra en la que los motivos de la “bloqueadora” no son los de proteger a su amiga
sino simple y llanamente de evitar que se consuma el proceso de seducción incluso si su amiga quiere ser seducida. Este
caso es más inusual que el primero ya que estamos ante la presencia de una conducta patológica. La “amiga” simplemente
quiere evitar que nuestro objetivo esté con un hombre simplemente por envida. “Si yo no obtengo lo que quiero vos
tampoco”. Así se puede sintetizar el pensamiento de esta mujer. Los motivos de porque llega a este tipo de conductas son
diversos ya que dependen de cada persona, aun así, en mucho casos, estas mujeres tienen la falsa creencia de que no
pueden conseguir al hombre que quieren y, por lo tanto, desarrollan un rencor oculto hacia su amiga (que normalmente
es más linda que ella). Por ello adoptan una actitud “protectora” extrema, en la cual ella evitará que cualquier hombre esté
con su amiga. Es interesante observar que la creencia limitante de estas mujeres es análoga a la de un hombre que envidia
a sus amigos porque ellos tienen más levante que él y él está convencido de que no puede seducir a las mujeres que le
atraen.
Apartando los casos más complicados o patológicos, la situación a la que nos enfrentamos normalmente es a la de la
amiga que cuida a la muchacha que intentamos seducir. Desde luego esto es perfectamente entendible (en su lugar creo
que todos haríamos lo mismo). Así que ¿Cómo proceder? Bien, si contamos con un buen ala (alguien que esté dispuesto
a todo para ayudarnos a lograr nuestro objetivo), el problema estará solucionado. Nuestro ala se encargará de “distraer a
la amiga” el tiempo suficiente para que la damisela en cuestión decida quedarse con nosotros (generar el confort
suficiente). Para ese entonces la muchacha le indicará a su amiga que no es necesario que la “rescate”. Aun así nuestro
fiel compañero de equipo debe quedarse el tiempo suficiente para que podamos hacer un cierre (ya sea llegar al beso o
llevarla algún otro lugar más cómodo). Incluso, de ser necesario, nuestro compinche también deberá seducir a la amiga.
Todo para que logremos el objetivo.
¿Qué ocurre si no tenemos ala? Aquí hay dos opciones posibles: la primera es conseguir uno de la nada (alguien que esté
en el lugar y quiera prestarse para dicha función) o accionar solo. La primera opción es un arma de doble filo ¿Por qué?
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precisamente debido a que nuestro ala “improvisado” podría “magearnos” directa o indirectamente. La segunda acción
es un desafió sobre todo si son dos mujeres ¿Porque? Si se está frente a un grupo la amiga protectora se queda con las
amigas en caso de que nuestro objetivo acepte estar con nosotros. En cambio, si se trata de dos, ¿Con quién se quedará la
amiga? Nuestra damisela normalmente no la dejara sola (eso sería muy egoísta). Entonces, ¿Qué hacer? Aquí está el
desafío. En los mejor de los casos, si la amiga tiene buena onda, nos dejará con su amiga pero, para que eso pase, sin
importar cuan buena onda pueda llegar a ser, debemos ganarnos a la amiga. Hay casos realmente difíciles donde la amiga
por el motivo que sea, es hostil, agresiva y/o sarcástica (tiradora compulsiva de “shit test” según la literatura de la
seducción). Si ella está empecinada en evitar que algo ocurra y no se cuenta con un ala a mano, la posibilidad de obtener
un resultado favorable se torna muy baja. Por supuesto, en los casos patológicos no importa cuánto uno luche y cuanta
garra tenga, si la amiga es inflexible las posibilidades de ganar son nulas (o casi nulas, excepciones siempre hay).
En el apéndice de este libro podrá encontrar tres jugosas anécdotas sobre este tema que aportan valiosas lecciones.
Los seductores naturales tienen un nivel de intuición avanzada y una lectura del lenguaje corporal muy aguda. Por ende,
solo “magean” a alguien cuando ven algún tipo de debilidad en el oponente, ya sea en su lenguaje corporal, en la
interacción en sí o en la actitud de la chica hacia él (falta de interés sexual aunque exista una interacción fluida e incluso
empatía) ¿Cómo impedir que nos ocurra? Hay que trabajar el juego interno ¿Cuánto lleva esto? Años. Hay que ser paciente.
Una vez mageados es difícil remontar la situación. Aunque el natural se retirara o viniera un ala (amigo) y lo distrajera o
bloqueara, nuestro valor relativo ya habrá caído drásticamente.
Los seductores naturales suelen tener siempre el mismo patrón de acercamiento: se acercan una chica sin importar las
consecuencias y sin importar que alguien esté hablando con ella. Le hablan a una distancia que, paradójicamente, invade
su espacio personal pero aun así a ella le gusta. Le hablan dulcemente al oído y la miran a los ojos con una mirada profunda
y seductora. Ignoran completamente la presencia de la persona que estaba hablando con ella. Están seguros de sí mismos
y las neuronas espejo de la damisela pueden percibir dicha seguridad y eso le encanta. Seguridad, coraje, carácter: eso
genera atracción en las mujeres. Según diversas fuentes que han analizados las fantasías de las mujeres una de las más
recurrentes es la de ser rescatadas por alguien o incluso secuestradas (obviamente es una fantasía, eso no quiere decir que
quiera que suceda literalmente) ¿Si nos ponemos en lugar de ellas en esa situación que es lo que vemos?
“estoy hablando con un chico simpático, nada del otro mundo, algo mundano y de repente aparece este otro chico que
se impone al anterior sin pedir permiso. Que osado, se acerca sin saber si es mi novio o un amigo. Simplemente va por
lo que quiere sin preguntarles a los demás. Sin duda me saca de la rutina. Quiero emociones y aventura y él me las da.”.
Lo que hacen los naturales es osado y la osadía es atractiva ya que requiere valentía y seguridad para hacerlo.
Replicar la acción de un natural puede ser efectivo. Uno puede ir y hacer lo mismo y de hecho salirse con la suya
generando atracción. ¿Pero qué ocurre después?
“Ella vio que hice un acto osado, un acto que requiere seguridad y por lo tanto supone que soy un tipo seguro. Me quedo
hablando con ella y lentamente se revela la verdad sobre mí: que mi juego interno no es tan fuerte como parecía y hay
incongruencias entre mi acción inicial y lo que viene después. Tal vez termine con ella esa noche pero a la larga ella verá
mis incongruencias. No era tan seguro como pensaba. Me deja por otro.”
Uno puede ponerse la camiseta del Barcelona, hablar como Messi, incluso usar el mismo peinado que él, pero uno no es
Messi. Aun así, si uno trabaja todos los días durante mucho tiempo seguro podrá jugar en primera y tal vez con los años
jugar en el Barcelona, si uno así se lo propone.
El punto clave aquí es que hay que comenzar a imponerse, a hacerse respetar. Si otro hombre (natural o no) se impone en
tu camino, hay que enfrentarlo con actitud. Por supuesto que al principio nos dará miedo. Es normal. Pero hay que salir
de la zona de confort de una vez por todas. Lo mismo si realmente nos gusta una mujer que está siendo seducida por otro.
No hay que dudarlo e ir por ella. La osadía es una cualidad que atrae a las mujeres. La vida es una sola ¿Qué es lo peor
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que puede pasar? ¿Y si es el amor de tu vida? Nos arrepentimos de las cosas que no hacemos no de las que hacemos.
Esta forma de imponerse era típica de los malevos que frecuentaban los bares de tango de Buenos Aires a principios del
siglo XX. Inspirado en sus historia narré una anécdota con jerga tanguera que titulé “Una noche en la viruta”.
Me repetía a mí mismo que solo quería bailar tango, que solo pretendía disfrutar del aprendizaje de un baile legendario,
autóctono y con una historia fascinante. Un baile sensual, cuyos movimientos expresan la quintaesencia de la sexualidad.
Viles mentiras si las hay. Pero debía convencerme de que yo era también una oveja y no el lobo. Solo así, cubierto con la
piel de la presa, los corderos confiarían en mí.
Conozco muy bien el motivo por el cual elegí aquel antro como terreno de caza. Prefería un ambiente apacible para poder
lazar a mis presas sin que otros buitres volaran en círculo a mí alrededor. Buscaba un nicho, un espacio en donde no
hubiera competencia, en donde pudiera sentirme sereno sin experimentar la presión y el temor de que mis botines me
fueran arrebatados por otros machos en celo.
En el fondo, solo quería encontrar un área en donde pudiera montear tranquilo. Mis visitas recientes a ciertos eventos
donde se solían juntar extranjeras de países lejanos con locales en busca de una presa fácil, me habían hecho desistir de
continuar con la caza en lugares conocidos. Un nicho es, precisamente, un lugar propio que solo uno conoce, donde sabe
que puede contar con la tranquilidad de ser el único depredador del ecosistema. El bar en donde usualmente se juntaban
las extranjeras con los locales ya había dejado de ser un ecosistema equilibrado. En una época fue mi nicho. Yo y un
grupo pequeño de depredadores solíamos deleitarnos con las bellezas exóticas de aquel lugar. En abundancia, comíamos
con moderación y frugalidad. No obstante, con el tiempo se corrió la voz y nuestro exclusivo espacio fue invadido por
inmundas aves de carroña. Ante esta situación hubo dos salidas posibles: quedarme a luchar o encontrar un nuevo panal.
Elegí la segunda y opté por el célebre refugio de malevos modernos. Así llegué a la Viruta, un lugar donde la nostalgia
tanguera nos hace viajar en el tiempo a épocas míticas donde los hombres eran hombres. Como dice el Tango “Los
muchachos de antes no usaban gomina” de Manuel Romero:
Irónicamente, si bien opté por un contexto que evoca a los taitas más tuaras terminé actuando como un amargo. Triste-
mente, al llegar, me percaté que allí también los buitres merodeaban. Aun así, no estaba infestado de ellos. De hecho, solo
pude visualizar a uno. Un tarugo con mala trucha y una sonrisa de rana. Bailaba demasiado bien para estar en la clase de
principiantes. Estaba acompañado por un amigo suyo, un tarúpido que no le llegaba ni a las rodillas. El tarugo, en cambio,
era hábil. Cada vez que el profesor daba alguna explicación, él comenzaba a hablar con una polaquita que había venido a
tomar su primera lección. Mientras él afilaba, su compadre intentaba imponerse con otra polaquita aunque sin mucho
éxito. Que tarro hermano. No me sentía con fuerzas ni humor para hacer algo al respecto. Ya había vacilado una vez.
Necesitaba reflexionar sobre lo que estaba pasando.
Y mi conclusión fue la siguiente: en la vida hay que ir por lo que uno quiere y estar dispuesto a todo para conseguirlo. Sí,
los nichos pueden encontrarse y aprovecharse de formas colosales pero, tarde o temprano, algún carancho aparecerá y
como un buen taita uno debe imponerse. Ir con firmeza y con actitud. Y, de ser necesario, desafiar a duelo a quien se
interponga entre nosotros y la Rubia Mireya. Acanalarlo sin piedad si el honor lo amerita. Acá no es a primera sangre
hermano, es a muerte. Por el honor, que es todo lo que tenemos.
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Cautivar con la magia de la lectura frio
Nada es más efectivo que una buena observación para cautivar a una mujer. Pero mucho más efectivo, es la capacidad de
ver al interior de ella, aunque no la conozcas. Bueno, por lo menos eso es lo que ella pensará. Si una mujer escucha una
observación muy específica sobre ella de un hombre que no conoce se generará una empatía instantánea. Su subconsciente
dirá: “de alguna forma me conoce, me entiende.” Conscientemente estará sorprendida. Al mismo tiempo, si notamos algún
detalle escondido sobre su forma de vestir, de hablar o de su personalidad, ella interpretará que somos agudos
observadores de realidad, una cualidad sin duda atrayente. Saber escuchar y observar son cualidades que definitivamente
las mujeres buscan en un hombre.
¿Qué es la lectura en frio? Básicamente lo que hacen las adivinas que leen cartas del Tarot: decir frases generales que se
aplican a la mayoría de la gente pero que cada persona las percibe como particulares. Sin embargo una clave para una
buena lectura en frio es, precisamente, la observación de la otra persona (sus gestos, su lenguaje corporal, como está
vestida) y por supuesto la información que pueda tener de ella (edad, trabajo, estudios, etc…). Poseer datos demográficos
o información general nos permite deducir cosas sobre la persona a medida que ella nos provee información.
“Veo cierta tristeza en tus ojos” (con tono serio). Este artilugio era usado hasta hace no mucho en Israel donde ya perdió
su efecto porque todos los hombres lo usan para generar una conexión con alguna mujer. Otro ejemplo podría ser: “Tienes
mucha voluntad, te costó mucho llegar a donde estas actualmente”.
No es necesario que sea una frase muy larga, salvo, por supuesto, que estés intentando sobrecoger a la otra persona con
tus habilidades deductivas:
“Eres una persona básicamente contradictoria. A veces eres afable, sociable e incluso tiendes a confiar demasiado en los
demás. Sin embargo, otras veces te conduces con cautela y reserva, y no terminas de abrirte a otros. No es extraño, pues
has descubierto que es poco inteligente revelarte a los demás con demasiada honestidad.” (Extraído de “El mentalista
seductor: el arte de la lectura en frio”)
Veamos un ejemplo sencillo utilizado dentro de una breve interacción recreada en libro “Conversaciones seductoras” de
Heriberto Cruz:
“Aproveché cuando ella se dirigía al baño, cambié mi vaso de refresco por uno de agua y me dirigí hacia ella directamente,
prácticamente la atropellé y derramé el agua sobre su elegante traje sastre, antes de que ella pudiera decir algo le reclamé
airadamente. (Llamar la atención)
- ¡Oye, el mundo es de todos, no solamente tuyo, y eso incluye los espacios de esta reunión! Así que por favor ten más
cuidado cuando…
Me detuve a media frase y la miré fijamente a los ojos con una expresión de extrañeza y seriedad, mezclada con compasión,
y agregué: …
- Te perdono solo porque acabo de notar que estás pasando por un momento difícil y debo decirte que… (Silencio)… no
importa, tú lo puedes resolver… (Lectura en frio)
Cuando alguien no reaccione, cuando dude, cuando no sepa que hacer, ese es un buen momento ¡¡¡Dile qué hacer!!! Fue
exactamente lo que hice con ella…
- Es mejor que vayas a secarte, y ten más cuidado (liderar) , sobre todo con las decisiones que vas a tomar estos días tienes
más ayuda de la que te imaginas (lectura en frio), cuando regreses hablamos…(introduces la idea).”
Una lectura en frio bien utilizada puede ayudar a generar la suficiente empatía con la otra persona como para consolidar
una interacción y así poder comenzar a hablar de tema más profundos.
En fin, la idea volviendo al comienzo, la idea es no conformarse con un teléfono, un beso o un felatio. Si podemos avanzar,
avancemos. Si al hacerlo se arruina la interacción no importa, hay millones de mujeres más. No dejemos que nuestros
miedos nos arrebaten los momentos más sublimes de nuestra vida.
Las emociones son lo que juega a nuestro favor. Cuando ella te dice: “Estas loco”, “No sé qué hacer”, “estoy confundida”
es porque el cerebro emocional hacer cortocircuito con el racional. Analicemos un poco al ser emocional para poder
entenderlo mejor. Las emociones son superficiales y efímeras, se suceden con rapidez, siempre remiten a eventos
concretos, y, normalmente, se retiran al desaparecer el evento desencadenante. Por ello, es preciso mantener la emoción
de la damisela todo el tiempo que dure la interacción ya que sino el cerebro racional nos arruinará la noche. Una amiga
muy guasa (guaranga/ maleducada) se refirió en forma bastante vulgar al hecho que de un momento a otro ya no sentía
excitación sexual debido a una frase poco feliz que el caballero con el que estaba intercambiando saliva le dijo. Ella dijo:
“se me secó la… (Censurado)”. Creo que somos todos grandes así que entendemos. A continuación reproduzco algunas
anécdotas que ilustran esto:
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Interacción 1
“La conocí viajando en un barco. Estaba sentada al lado mío y viajaba con su madre. Ella estaba de novia. Nos pusimos
a hablar y al pasar la horas (el viaje era largo) se empezó a construir un confort muy fuerte. No hubo ninguna rutina,
simplemente hablamos. En un momento de la conversación le conté sobre mi pasión por la música, de cómo me
apasionaba. Ella me miró con mucha admiración. En un momento de la conversación le digo mirándola a los ojos con
una sonrisa tierna: “Tal vez no te conozca mucho, pero me pareces increíblemente atractiva”. Ahí noté que sus pupilas se
dilataron (la famosa carita de cachorro). No sé porque no la besé. Ese era el momento. Ella estaba totalmente encantada.
El lado emocional tenía el timón. Si la besaba tal vez hubiésemos tenido sexo en el barco. Nunca lo sabré ya que no lo
hice. Luego del viaje ella me contactó. Intenté armar una salida pero nuestros tiempos no coincidían. El tiempo pasó y el
confort se fue desvaneciendo. Debí haberla besado cuando tuve la oportunidad.”
Conclusión: Uno se arrepiente de lo que no hace y no de lo que hace y es mejor pedir disculpas que permiso (por lo menos
en lo que a la seducción se refiere).
Interacción 2
El segundo ejemplo lo reproduzco a continuación bajo el título de “Encarando en el ascensor del Ministerio de
economía: beso y valiosa lección”
Estaba tranquilo en el del Ministerio de Economía, en el sexto piso. Me escapé de la oficina por que no aguantaba más el
aburrimiento. Estaba buscando alguna damisela atractiva para aunque sea practicar. No podía hacerlo en mi piso porque
ya me habían llamado la atención por mis...costumbres ecaradoras. Era como el escorpión: no podía contra mi naturaleza.
Pero tenía que volver a mi prisión en el octavo piso antes que mi ausencia fuera notada. Vi el ascensor cerrarse y corrí
hacia él desesperado. Logré entrar apenas. Las puertas casi me cortan al medio como dos navajas.
Al entrar veo a una muy bella damisela de 19 años de edad y digo con indignación: “La puta madre, estas guillotinas casi
me matan de vuelta ¿Sabías que hay una leyenda urbana de un viceministro que fue decapitado pro estas mismas puertas?”
Ella comienza a reír. Buena señal, mi puerta de entrada. Comenzamos a hablar cómicamente sobre los peligros de las
puertas automáticas cuando de repente llegamos a mis piso, el octavo. Fuck fuck fuck. Las puertas se abren ¿Qué hago?
Entonces le digo:
“Debería bajarme acá pero la verdad es que me gustaste mucho y me gustaría seguir esta conversación”
Las puertas se cierran nuevamente y le pregunto: “¿Que piso trabajas? Ellas responde:
“No trabajo a acá, vengo a visitar a mi papa que trabaja en el 10”
¡¡Fuck!! ¡¡Es la hija de alguien importante!! Me van a cortar las bolas...de vuelta. Trato de controlar mis pensamientos
paranoicos que estaban justificado por ciertos antecedentes…. en el edificio.
Le digo cómicamente: “¿No serás hija del Ministro no?”
Si mi miedo se confirmaba estaba en el horno. Por suerte ella respondió riéndose:“jajaja no, es un director nacional.”
Igual era un puesto alto pero bueno ya fue...la vida es una sola. Bajo en su piso y le pido su teléfono para seguir la
conversación más tarde.
Al llegar a la noche le envió un mensaje y coordinamos una salida para el día siguiente en un bar de cervezas artesanales.
En el bar le propongo un juego con unas des gustaciones de 8 cervezas. Que uno cierre los ojos y el otro le dé de probar
una de las cerveza y al abrirlos debe adivinar de cual se trataba. Cada vez que acertara sería un punto. Luego al revés. Vil
excusa para robar un beso…
En la primera ronda no hago nada para no ser obvio pero en la segunda estoy listo para atacar. Al cerrar los ojos le digo:
“Concéntrate, tenés que sentir la esencia de la cerveza, su energía...” Y en lugar de darle la cerveza le encajo un beso y
luego le digo: “¿Sentiste la energía?” Ella se ríe.
Luego me tocaba a mí y al cerrar los ojos, ante mis sorpresa, ella me besa. Luego de ello, comenzamos a besarnos cada
vez con más pasión. En un momento comienzo a besarla en el cuello y ella dice: “Eso es trampa”.
¿Qué quiso decir con hacer trampa? Quiso decir que si voy por su zona más erógena y continuo estimulándola llegaré al
punto de no retorno y no tendrá más opción que dejarse enhebrar por mi bastón viril. Salimos de un bar y la acompaño a
tomarse un colectivo. Sigo estimulándola pero prefiero no arriesgarme a arruinar la interacción. “Total como hubo mucha
química y la pasamos re bien nos vamos a volver a ver” pensé.
Grave error, siempre hay que ir hasta el final, sobre todo con una chica joven. Siempre hay que ir hasta donde sea
humanamente posible (obviamente sin ser irrespetuoso y desaclibrado). En este caso si seguía calentándola seguramente
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íbamos a terminar en mi casa
A la semana siguiente la contacto para salir de vuelta. Ella no podía pero se notaba que tenía ganas. Seguimos en contacto
vía chat. Una semana luego lo intento de vuelta y tampoco podía. Al cabo de un tiempo noto que ella parece cada vez
menos interesada. Finalmente me dice que esta con unos “temitas” y que prefiere no salir con nadie.
Traducción: “Estoy saliendo con alguien y estoy viendo si me pongo de novia o no”. En el 80% de los casos es así (está
científicamente comprobado). La próxima vez le beso el cuello hasta que se moje toda y si es necesario me la enhebro en
la calle. Que nos arresten por exhibicionismo no me importa (no sería la primera vez de todas formas).
Conclusión:
1) Ir siempre hasta el final cuando haya margen para hacerlo. No dejarse llevar por miedos estúpidos y paja mental.
2) Buscar una forma pícara de robar un beso: demostrás que sos ingenioso y sentás un poderoso precedente (ya te besé,
ya ocurrió, ya no somos amigos y hace que el segundo beso sea más natural).
3) Cuando robes un beso, seguí hablando como si no hubiera pasado nada con actitud picara. Es un marco ideal para
evitar que ella se enoje. Si te estas riendo, ella se va reír (vamos las neuronas espejo carajo!).
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8. Reflexiones sobre la sociedad actual y
su aplicación a la seducción
Ir por lo que uno quiere.
Hay un afiche bastante cómico que no pude dejar de observar, el cual presenta a un grupo de mujeres diciendo: “¿Qué
queremos las mujeres? No sé ¿Cuándo lo queremos? Ahora”.
El autor de esta caricatura es una mujer, la cual, con agudo sentido de la observación describe la paradoja femenina. En
cierto sentido el chiste hace referencia a ese cortocircuito entre el cerebro emocional (hemisferio derecho) y el cerbero
racional (hemisferio izquierdo) que ocurre, entre otros momentos, cuando un seductor se aproxima a una inocente
damisela.
Recuerdo una vez cuando una doncella me dijo en un boliche (una disco para los que no hablan argentino): “¡Estoy
cansada de los flacos que vienen a chamuyarme (encararme), solo quieren garchar (tener sexo conmigo/ enhébrame/ faire
l’amour: elija el sinónimo adecuado para su nivel cultural)!” Decía en tono molesto.
Yo le respondí: “El boliche es un lugar concebido para ese propósito, es normal que vengan gente que quiera garchar. Si
buscas otra cosa deberías buscar en otro lado. Buscar en lugar donde haya chicos que quieran algo serio”.
Ella responde: “Si, pero los chicos buenos no me cierran.”
Yo: “Dejame ver si entendí bien: ¿Venís a un lugar donde solamente podes encontrar a un tipo de hombres, que según vos,
no te conviene y solo quieren garchar y encima te quejas de ello? Tal vez deberías hacer terapia.”
Para mis adentros me reía. Más allá que cada individuo tiene su mapa del mundo (es por definición un observador distinto),
evidentemente hay algunas constantes en el universo. Muy probablemente la pregunta que debía haber hecho para
entender su forma de ver el mundo hubiese sido ¿Qué es para vos un chico bueno? ¿Qué es para vos algo serio? Así por
lo menos hubiera sabido de qué estaba hablando. Digo cada persona tiene su propia definición de la palabras (lo que es
una “persona tímida" para mí, no es lo mismo para otra persona). Igualmente no me interesaba continuar la conversación
con aquella cortesana ya que me parecía que estaba lejos de ser lo que buscaba en una mujer (en todos los sentidos). De
todas formas a esta bella dama no le hubiese venido mal una sesión de terapia para, aunque sea, plantearse la pregunta:
¿Qué quiero realmente?
Lo cierto es que me di cuenta de algo. En definitiva existe un problema comunicación muy profundo en nuestra sociedad
por la que, queriendo prácticamente lo mismo, tanto hombres como mujeres, ambos terminan frustrados. Así pareciera
que pasara con las relaciones de pareja pero también sucede lo mismo en los “infiernos nocturnos construidos para celebrar
la procreación”, también conocido como boliches o discos. A ver, es bastante claro que ambos, tanto hombres como
mujeres, van a esos lugares a enfiestarse (tener sexo). Aunque a las mujeres les cuesta más admitirlo debido a los prejuicios
machistas de nuestra sociedad. Aun así, afortunadamente, las nuevas generaciones están empezando a superar esos
ridículos prejuicios. Posiblemente también se esté yendo gradualmente toda la sociedad a la mierda. De todas formas no
es competencia de este escrito analizar dicha cuestión. En fin me cuesta entender cómo es posible que si ambos sexos
quieren encamarse mutuamente, al final de la noche terminan ambos en un estado de frustración recíproco. Dejémonos
de joder damas y caballeros. Que la vida es una sola. Si te gusta una damisela, acércate y háblale, aunque sea en la cola
de un banco. Si eres mujer y te gusta un flaco, dale para delante y encáratelo. No tengas miedo de lo que piensen los
demás.
Es como dice humorísticamente el célebre Dr Rodolfi:
“En las discos cada uno baila por su lado. Algunos se hablan. La minoría coje. Mi humilde consejo es generar un llamado
por el sexo mundial con fecha a confirmar. Todas las mujeres deberán presentarse en vulveta y los tipos en huevos en un
parque público o en terreno fiscal para darse masa en nombre de la creación. Amén!”
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es un boliche de Palermo (barrio bastante pituco) donde se suelen encontrar mujeres muy hermosas de una edad promedio
de 18 a 25. Un target suculento si es que los hay.
Volviendo al tema que nos compete aquí, es cierto que un argentino cuando sale de su país natal encuentra que en casi
todos los países es fácil seducir mujeres. Escuchamos comentarios como: "en Europa son re fáciles”, “en España son re
fáciles”, “en Brasil son re fáciles” y así. No les entra en la cabeza a estos energúmenos que si se sumaran todos los
comentarios de los argentinos que han viajado por el mundo tendríamos como resultado que en todos los lugares es fácil
levantar minas (damiselas en español criollo) salvo en Argentina. Lo que nos lleva a la obvia conclusión de que la
anomalía no está afuera sino aquí en la capital del tango. Si, argentina es, por lejos, el lugar donde seducir mujeres se
convierte en una tarea digna para un comando de Navy Seal. O sea es muy jodidio levantar allí¿Cuál es el motivo? Hay
muchas teorías al respecto. Algunos lo atribuyen a la manía de los argentinos de encarar cuanta cosa camine, lo cual es
un motivo valido para que las mujeres desarrollen un escudo alto, pero este patrón se observa en otras culturas. Otros lo
atribuyen a la capacidad del argentino de engañar y estafar con habilidad (la tristemente célebre viveza criolla). Incluso
hay quienes lo atribuyen al grado de conservadurismo existente en nuestra sociedad.
Como siempre es una mezcla de muchos factores pero, independientemente de cual sean los elementos, las mujeres
argentinas tienen un escudo tan fuerte y un nivel de descreimiento tan alto que para poder reproducirse el macho argentino
debe desarrollar una habilidad natural y un ingenio enorme para hacer frente a semejante obstáculo. Esto se traduce en
una ingeniosa mezcla de sentido del humor, arrogancia, dominación y persistencia que convierten al hombre argentino en
un espécimen muy particular (para mal o para bien). Aun así, a pesar de que este componente está presente en un mayor
o menor porcentaje en cada argentino, la mayoría de los hombres hace lo que puede y, como en la mayoría de las
sociedades, son un grupo de privilegiados los que la ponen seguido y con mujeres hermosas (o por lo menos la que les
gustan). O sea la mayoría de los argentinos la sufren ya que como dice el refrán “Nadie es profeta es su tierra”. Pero si en
la tierra de otros...
Efectivamente: cuando un argentino sale su tierra natal rumbo a tierras desconocidas se encuentra con otras culturas en
donde los hombres, por el motivo que fuera, son menos directos, menos encaradores, menos cara duras, menos osados y
persistentes. Y por ello las mujeres reaccionan con excitación al ver un hombre distinto al aburrido y lento espécimen al
que ella está acostumbrada. O sea, cuando un argentino viaja, termina engarzándose una cortesana muy por encima del
promedio al que está habituado. Es más, termina estando con mujeres más hermosas de las que se merece. Uso la palabra
merecer ya que argentinos con muy baja autoestima, carentes de moral o simplemente imbéciles terminan intercambiando
fluidos con mujeres increíblemente hermosas producto de lo que los antropólogos llaman un “choque cultural”.
Hasta, el famoso “coje -nunca” argentino (un ser que la pone cada mil años o solo con mujeres tan feas que solo son
comparables con humanoides de la edad de piedra) se enhebra algo decente en otros países. En la tierra de los ciegos el
tuerto es rey. Por ello, es lógico ver que muchos argentinos que han huido del país por la frustración de no poder fornicar
seguido o no poder estar con la mujer que les gusta, terminan casados o de novios con un hermosa mujer extranjera (ya
sea de Estados Unidos, Colombia o Hungría). Basta ver el perfil de Facebook de algún argentino exiliado en el exterior
para comprobar eso. Algunos dirán: “Claro que vivo, así cualquiera”. Otros dirán: “Esta bien, para que complicarse la
vida”. Ambos tienen razón es cierta forma. La vida es una sola y las oportunidades de encontrar una persona que realmente
amemos y con la que queramos compartir nuestra vida no abundan. O tal vez si, y el problema está en el contexto social
y cultural que nos pone trabas para llegar a estar con esa persona, por lo que saltearnos dicho obstáculo es una movida
digna de un amante del pragmatismo.
En este sentido, si una persona exitosa y feliz desea evitarse los problemas de una cultura conservadora y cínica, porque
no buscar un lugar en el que se sienta más a gusto. Está en su derecho. Tal vez tendrá más chances de encontrar la mujer
que busca y que pertenece a su demografía en otro contexto cultural. Digo, si me gustan las mujeres que bailan salsa no
voy a buscarla en un concierto de música clásica. Tal vez la encuentre pero las probabilidades están en mi contra.
Por otro lado, está aquel que vive con una existencia de escasez y baja autoestima, que busca una solución externa a sus
problemas internos y que necesita de una mujer hermosa y que le gusta para ser feliz. Si, a cualquiera de nosotros nos
haría sentir pleno estar con una mujer que realmente amemos pero distinto es que la felicidad de uno dependa estar con
esa mujer. En un artículo anterior finalizo con la frase: “No es que somos felices porque ella está con nosotros sino que
ella está con nosotros porque somos felices”. Huir afuera del país es hacer trampa. Si tengo que trabajar temas internos lo
haré trabajando las creencias y la forma en la que me hablo. Si tengo un compromiso para mejorar y sentirme mejor cada
día voy a vivir una mejor calidad de vida dado que mi estado de ánimo no dependerá de factores externos que no puedo
controlar.
En este sentido la experiencia de vivir en argentina puede resinificarse. Muchos hombres se quejan de haber nacido en
argentina por “la maldición de la mujeres difíciles e histéricas”. En lugar de quejarse, lo que deberían hacer es verlo de
otra forma: “Que bueno que nací en argentina, con el entrenamiento que tengo cuando me vaya afuera me voy agarrar 40
minas por día. Es como hacer el servicio militar en Estados Unidos y después irme a pelear a suiza, es como jugar toda
tu vida contra el Real Madrid y de repente jugar con la quinta división de Sacachispas.” El mundo no es como lo pintan,
depende de nosotros y de los anteojos que nos ponemos cada mañana para verlo.
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Como tener sexo en el mundo de la noche
Volviendo al tema del humor y el ingenio a la hora de levantar mujeres jóvenes, como dije anteriormente, estas solo
quieren diversión, por lo que no las vas conquistar con aburridos sermones sino con emociones, humor e ingenio… Bueno,
solo con emociones a veces. Sobre todo, este es el caso si estás pensando en discotecas (o boliches como les decimos en
Argentina). Ahí todo es rápido, la música es fuerte y la adrenalina esta en los niveles más altos. Además, la mayoría de
la gente está borracha o drogada así que no importa demasiado el contenido de lo que dices. Debes adaptarte al lugar, es
decir moverte, bailar, sonreír. O sea, estar al mismo nivel energético que las chicas. Si lo sé, puede ser cansador, así que
por ello existen las bebidas energéticas y otras sustancias. No las recomiendo porque te hacen mierda pero si no te queda
otra…
¿Te has preguntado quienes son los personajes de la noche que más chicas jóvenes ser levantan? Dejame darte una pista:
la respuesta tiene que ver con las emociones. La disco es el centro de la diversión por lo tanto la entrada al lugar es clave
y aquel que provea dicha entrada tendrá más posibilidades de besarse con una chica, de recibir un favor sexual o, direc-
tamente, de irse a casa con ella.
Un amigo mío, de hecho, se hizo Relaciones Públicas (RRPP) de uno de esos antros para, precisamente, poder alcanzar
el objetivo de fornicar más fácilmente. Y, la verdad, es que mal no le fue. Se enhebró a muchas pendejas. Igualmente él
me decía: “el verdadero poder lo tienen los “patovicas” (guardias de seguridad de la entrada) ya que son el cancerbero de
la noche”.
Así es, estos energúmeno adictos a los esteroides y cruzados del bocho fornican más que los Relaciones Públicas porque
tiene más poder en el micro mundo de la noche: deciden quienes entran y quienes no al epicentro de la fiesta. He hablado
con estos personajes y me han contado la cantidad de veces que alguna pendeja les exprimió oralmente su bastón viril o
de como se la apretaron vilmente en un callejón.
También escuché a muchas amigas de 25 años recordar todas las travesuras sexuales (mamadas, orgías, tríos, zoofilia),
que habían hecho cuando eran pendejas. Ya no lo hacen tan seguido porque chupársela a un patovica para entrar a una
disco a los 25 años es bastante triste. Es de gato viejo como decimos en Argentina. Además se supone que ya tienen plata
para pagar la entrada.
En conclusión, a las mujeres les encanta el sexo (más que a los hombres tal vez) y a diferencia de los hombres, que se
“garchan” (fornican) lo que pueden, las damiselas se “empalman” lo que quieren. Así que, si eres hombre y soltero (o
pirata), sal por las noches con la mentalidad de que muchas mujeres salieron en modo frenesí sexual. Y si son jóvenes,
más todavía porque tienen el libido por las nubes.
Volviendo al tema de los que tiene “el poder” en el mundo de la noche, los otros personajes que la “mojan” seguido son
los proveedores de diversión en estado material: los barman. Tengo otro amigo que, con el único propósito de engarzar
cortesanas (disculpe mi bajo lenguaje, no sé cómo expresarme en español neutro sin repetir expresiones), le pidió al dueño
de la discoteca (que era amigo de él) que lo dejara ser barman en su establecimiento.
Aclaro que mi amigo era un tipo que ganaba muy bien y tenía su propia empresa. Él solo quería “ponerla” y estaba
dispuesto a “trabajar” extra los fines de semanas para lograr su objetivo. Es más, lo hacía gratis porque plata no necesitaba
¡Que voluntad señores! Y sí, es admirable. Su meta podrá ser polémica para algunos pero su voluntad para llegar a su
objetivo es admirable.
Lo mejor de todo es que lo disfrutaba. Se ponía a bailar sobre la barra mientras preparaba tragos especialmente elaborados
luego de una extensa investigación por la Internet de cómo hacer los mejores batidos. Lo gracioso es que, al cabo de dos
semanas, la recaudación de la barra que manejaba subió un 500%. El dueño de la disco, agradecido por el inusual amento
de las ventas, le ofreció un porcentaje de las ganancias. Él dijo con un toco seco: “No me interesa la plata, quiero poder
dentro de este lugar, dame poder y estatus, es lo único que quiero”. Entonces el dueño lo puso a cargo de todas la barras.
Al cabo de unos meses ya tenía estatus dentro de ese micro mundo. Sabía lo que quería y lo obtuvo: incontables encuentros
sexuales a cambio tragos (triste) y siempre se iba acompañado al amanecer. La voluntad y la constancia son claves para
el éxito (cualquiera sea tu objetivo claramente).
Finalmente los que tienen el mayor ratio de “sexo por sustancias” son los proveedores de productos ilegales: marihuana,
cocaína y las tan de moda sustancias sintéticas (éxtasis, LSD y derivados). No estoy recomendándote que te vuelvas
dealer. Lo único que hago es describir la realidad: estos tipos son los que más pendejas penetran ya que proveen la
“diversión” en estado puro. Polémico sí, pero es la realidad.
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De hecho, el arquetipo de hombre ideal para una mujer 20 no es un abogado de Harvard sino un delaer de cocaína. Por
supuesto que, ya a los 30, tiene que sentar cabeza y encontrar un buen proveedor (de comida no de merca/ cocaína) por
lo que el abogado de Harvard es una opción más rentable a largo plazo. Por supuesto, el fino caballero nunca sabrá sobre
todas las pijas que ha chupado y todas las veces que ha entregado su húmeda “rosqueta” en forma inmediata a cambio de
una onzas de éxtasis. Es más, ella dirá que es virgen. Por supuesto, a él lo hará esperar tres meses para el sexo. No vaya
a creer que es una cualquiera. Además querrá asegurarse de que el honrado caballero está buscando algo serio.
Finalizo con una jugosa anécdota de un amigo cirujano plástico que como la mayoría de los pertenecientes a esta profesión
son poseedores de una moral bastante cuestionable. Este singular personaje se había hecho cirujano plástico simplemente
para poder tener más sexo con mujeres jóvenes. Y debo decir que mucho éxito tenía ya que, cogerse una pendejea con
baja autoestima (que son la mayoría de las mujeres que se someten a estos procedimientos) es bastante sencillo.
El tipo no tenía muchos problemas de ética: apenas terminaba la cirugía le mandaba un mensaje a la paciente para con-
cretar una cita y, en la mayoría de los casos, aceptaban. Por supuesto que la cita era en su departamento para ahorrar
tiempo. Es más, en una ocasión los puntos de sutura de una de estas damiselas comenzó a desprenderse mientras lo
montaba salvajemente a nuestro querido cirujano ya que solo habían pasado unas pocas horas de la operación.
También penetró a la novia de un paciente mientras éste estaba en recuperación. Así que ya lo sabe: si usted va a hacerse
una cirugía estética, no lleve a su pareja con usted, sobre todo si tiene baja autoestima y, por ende, es impresionable ante
el estatus de un médico y ante una falsa muestra de dulzura. Estos seres inmorales no perdonan y “cogen” todo lo que
camina. ¿No me cree? Miré lo que el genio del neuro marketing Jürgen Klaric dice sobre este ambiente en su libro “Vén-
dele a la mente, no a la gente”.
“Pero hay que tener mucho cuidado de cómo se usan las neuro ventas. Una vez me llamaron para hacer un taller en un
congreso de cirujanos plásticos. Cuando llegué, los veía como hambrientos y empecé a sentir el ambiente pesado. En
menos de media hora me di cuenta, por las preguntas, que todos ellos querían aprender cómo vender cirugías a la mala.
Imagínate, un doctor puede operar máximo a tres personas al día, pero creo que querían usar las neuro ventas para operar
a nueve, por decir algo. Entonces, durante cinco horas me la pasé repitiendo a cada rato que primero estaba la ética. Me
di cuenta que es un sector peligroso y nunca más volví a aceptar hacer un taller para este segmento”.
Más claro échale agua. Lo terrible es que mi amigo no se detuvo ahí. Al poco tiempo descubrió que la marihuana era una
excelente forma de llegar al sexo sin muchas habilidades seductoras. Y que la chicas de 18 a 23 años se mueren por ella.
Triste lo sé. El mundo se fue a la mierda tan gradualmente que ni nos dimos cuenta. Como sea, lo que hacía era ponerse
en la puerta de la disco y decir: “¿Fumas porro?” “¿Vamos a mi casa fumar?”. Y así todas aceptaban.
Una vez le pasó que estaba con un amigo y unas chicas les preguntaron si tenían cocaína. Como él ese tipo de substancia
no consumía ni proveía (algo de ética tenía), no supo que hacer, así que mintió y les dijo que sí pero que la tenía en su
casa. El problema con las pendejas cocainómanas es que, a la inestabilidad emocional que conlleva su edad, se le agrega
la inestabilidad por su adicción la cual las hace bastante peligrosas. Al llegar a su apartamento la chicas se pusieron
frenéticas y comenzaron a exigir el producto con agresividad. “Malditas ninfas descerebradas” pensó él. “Qué carajo hago
ahora?”. Justo cuando él y su amigo empezaban a experimentar pánico, les vino a la cabeza un pensamiento salvador:
“¡Hay azúcar impalpable en la cocina! Lo peor que les puede pasar es una rinitis y sería mucho más sano que la cocaína”.
Es increíble lo que una mente inmoral puede pensar para justificar su accionar. En fin, fueron a la cocina y les ofrecieron
el azúcar a las chicas diciéndole que era la tan ansiada droga. La chicas aspiraron como dos aspiradoras automáticas y
luego del tercer “saque” dijeron: “¡Como pega esto!” Sí, el efecto placebo. Gracias a esta mentira “blanca”, el cirujano y
su amigo terminaron la noche realizando una orgía de proporciones bíblicas.
¿Qué conclusión podemos sacar de estas historias? Que aquel que no fornica es porque, o no quiere, o porque es muy
pajero (no tiene la voluntad) para lograr ese objetivo. La voluntad es clave. Si tanto te obsesiona el sexo y quieres sacarte
el morbo hay formas eficientes, como lo describen estas historias sin embargo se requiere voluntad y persistencia. Para
lograr tus objetivos hay que trabajar.
Coger/follar/ garchar no es la único en la vida pero si quieres sacarte el morbo hay formas de tener sexo con mujeres
hermosas encontrando el nicho adecuado y teniendo la constancia y la paciencia para llegar a tu meta. Ahora bien, si eres
un “pajero” y no tienes constancia, empieza a trabajar para adquirirla porque sin ella no podrás lograr nada en la vida. Y
si logras sacarte el morbo de empalmarte a una mujer hermosa te darás cuenta que la vida consiste en más que en eso y
es cuestión de encontrar tu pasión, comer un rico asado con los amigos y encontrar una (o varias) mujeres con las que
valga la pena recorrer el camino de la vida.
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La paciencia y la virtud de ponerse en el lugar del otro
Un uso práctico de la paciencia consiste en aplicarla al encararse pendejas (18 a 23 años) ¿Por qué? Digamos que a esa
edad, particularmente, la mayoría de las mujeres (no hay que generalizar) son emocionalmente inestables y actúan en
forma histérica. Cuando en la literatura de la seducción se habla de los test que las mujeres nos hacen para ver de lo que
estamos hecho (Shit Test) normalmente se refieren a las provocaciones que nos hacen las pendejas cuando nos las
encaramos.
¿Por qué son así? Porque son jóvenes, recién están entrando en el mundo universitario, no tiene responsabilidades reales
y (como dice la canción) solo quieren divertirse. En uno de sus “stand ups” Owen Cook bromea con el hecho de que el
arquetipo de hombre que busca una pendeja es precisamente el Dealer de cocaína (o de pepa o marihuana). A ver, si bien
es cierto que esta profesión (si la podríamos llamar así) es en la que más pendejas uno puede agarrarse, no es necesario
convertirse en uno. Y de hecho tampoco creo que sea recomendable por los peligros de la profesión. Con ser un RRPP
(Relaciones públicas) basta para obtener beneficios sustentables. Aun así, si estas profesiones no son de tu agrado, no es
necesario que las hagas, aunque si tu objetivo es simplemente enhebrarte cuanta pendeja puedas, digamos que no es una
mala estrategia (sobre todo en verano). Aquí volvemos a un tema que ya habíamos desarrollado antes: ¿Qué es lo que
quiero realmente? ¿Quiero ensartarme cuanta doncella me cruce o quiero simplemente conocer a una damisela con
características específicas que sean de mi agrado? Esa es una pregunta debemos hacernos.
Pero volviendo a la cuestión principal cabe preguntarse, ¿Por qué las pendejas actúan así? Bueno, para empezar están en
el pico de su juventud, son deseadas por la mayoría de los hombres, son abordadas en forma constante. En fin, sus egos
están más altos que la torre de babel. Bueno en realidad en muchos casos tienen egos híper frágiles y buscan validación
externa de babosos cromañones (juego externo) para compensar sus inseguridades (juego interno), lo que no es del todo
recomendable. Son histéricas porque pueden darse el gusto de serlo (digo son deseadas por todo el género masculino).
Por lo tanto que no te sorprenda que tengas que estar chateando un mes para poder arreglar una salida con ella. También
piensa que mientras chateas con ella, ella está chateando con 20 machos más. O sea puede ponerte todos los test que
quiera porque la competencia es dura y hay millones de machos interesados en ella. En resumidas cuentas hay que tener
paciencia. Y ni se te ocurra llamarla ¿Por qué? Porque son nativas digitales, es decir nacieron con un celular insertado en
la mano y el único medio de comunicación que conocen es el chat. La llamada es interpretada, prácticamente, como un
acoso sexual y una prueba de tu enorme desesperación por querer desmontarla.
Si, lo sé, si tienes más de 25 años esto te parece una pelotudez. Te parece que el chat es un medio muy precario de
comunicación que se presta a millones de confusiones y nada te resulta más placentero que una conversación telefónica
o una charla en persona. Si ese es el caso búscate una mujer de tu edad porque las pendejas no responden a este tipo
actitudes. El lenguaje es dinámico, y al cambiar nuestro mundo cada vez más rápido las distancias lingüísticas
generacionales se vuelven cada vez más grandes. Pero volvemos al punto inicial ¿Qué quieres? Si quieres salir con una
joven doncella acepta la realidad como es. Parafraseando a Maquiavelo: “Mira las cosas como son, no como deberían
ser”. No critiques la realidad, aprende los mecanismos y úsalos a tu favor. Aprende a levantarte una joven damisela por
chat. Se puede hacer. Cualquiera puede aprender si tiene la voluntad de hacerlo. ¿Te da pereza? Entonces no te quejes.
No critiques a la pendejas por ser como son. Son como son y punto.
Cuando hables con ellas en una disco, probablemente sean irreverentes, provocadoras e incluso descalibradas: un
conocido mío una vez recibió un golpe sin provocación alguna de una pendeja borracha. Una vez una amiga de 20 años
me contó que a los 17 en un estado psicodélico provocado por LSD tomó un ladrillo y lo arrojo a una vidriera. ¿Se entiende
lo que digo cuando hablo de actuar en forma descalibrada? ¿Entonces qué hacemos? Intentamos entender sus códigos.
Las chicas jóvenes solo quieren divertirse, quieren emociones. Para ellas el mundo es ahora. La mejor forma de entender
a alguien es poniéndose en su lugar y actuar en consecuencia de ello. No busques excusas afuera cuando algo no te sale.
Pregúntate ¿Qué podría hacer distinto para obtener una resultado más favorables o, aunque sea, diferente al que estoy
obteniendo ahora?
La nueva comunicación
¿Para qué te dan el número si después no te van a responder los mensajes? Y si, los tiempos han cambiado y ahora obtener
un teléfono no sirve para mucho. En tiempos de antaño obtener un número telefónico significaba algo. La entrega del
número era una clara muestra de confianza y una señal de que la damisela estaba realmente interesada. En caso de tener
dudas sobre el caballero a lo sumo le daría el mail por lo que luego el susodicho tendría que comenzar un largo proceso
de generación empatía mediante incesantes mails condimentados con los ya conocidos “jaja”.
Luego aparecieron programas como el ICQ y el MSN de Hotmail, con lo que la cultura del chat se generalizo y el proceso
de intercambios de mensaje se hizo más ágil. En esa época fue donde comenzaron los primeros escritos sobre como
seducir a una cortesana a través medios virtuales, como hacer que te envíe una foto desnuda por dichos medios y como
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concretar una cita (ya sea en un bar o en un modesto hotel alojamiento, vulgarmente conocido como “telo”).
Recuerdo que una minoría se vanagloriaba de su colección de fotos de damas desnudas o semidesnudas mientras la
mayoría continuaba practicando impunemente el onanismo. Los seductores naturales evidentemente se habían adaptado
a los tiempos.
Actualmente, el sistema de comunicación más precario conocido por el nombre de chat se expandió viralmente y hoy en
día la comunicación verbal es más la excepción que la regla. Con la llegada del Whastapp la llamada telefónica se ha
convertido en una especie de tabú. El cortejo debe realizarse a través de mensajes y, más allá de que surgieron elementos
para trasmitir las emociones e intenciones del texto, los malos entendidos que surgen por la precariedad del medio son
bastante comunes.
Hoy para seducir a una damisela (sobre todo si es joven, es decir nativa digital) debemos aprender el lenguaje del texto.
Como dije al principio, obtener un número hoy en día no significa nada. Con un par de líneas graciosas una damisela
probablemente accederá a darnos su celular o a lo sumo su Facebook. Digo, que le importa, si total puede ignorarnos
luego. En cierta forma muchas lo hacen para deshacerse de caballeros molestos que las atosigan en bares o boliches. La
indiferencia es el arma de las mujeres por excelencia. Muchas damas “coleccionan” machos desesperados en sus Facebook
simplemente para compensar sus frágiles autoestimas con una catarata de mensajes de miles de hombres que rara vez
leen. O sea buscan validación externa para solucionar problemas internos ¿Se dan cuenta? Los hombres y las mujeres
nos parecemos más de lo que creemos.
Cuando salimos con alguna que otra cortesana y ella no responde nuestros mensajes o tarda en respondernos nos
desesperamos. Nos volvemos locos, y apelamos a cualquier truco para llamar su atención. Grave error, solo empeorará la
situación. Si estás saliendo con una damisela y ella apela al truco de la indiferencia ¿Qué es lo mejor que podemos hacer?
Ignorarla y empezar a encarar cuanta mujer podamos. Si todo el tiempo estamos pendientes de lo que hacen las otras
personas caeremos en un círculo vicioso obsesivo que nos llevará a perder el juego y reducir las posibilidades de enhebrar
a la dulce cortesana. En cambio, si empezamos a abrir nuestras opciones y hacerlas cada vez más amplias, el paradigma
de la escasez será lentamente remplazado por el paradigma de la abundancia.
O sea, si eres demasiado vago para aprender técnicas de cortejo digital, lo mejor será comenzar una maratón de encares
con el fin obtener la mayor cantidad de contactos posibles. Digo, si obtenemos 100 números, por la sagrada ley de los
grandes números, un porcentaje accederá a encontrarse con nosotros (en algunos casos por soledad o simplemente por
aburrimiento). Este porcentaje dependerá, entre otras cosas de cuan bueno nos volvamos en el cortejo virtual conocido
también como “cyber game”. Por supuesto lo bueno que nos volvamos en ese juego dependerá de cada uno y del esfuerzo
que uno le quiera poner.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de determinar el porcentaje de damiselas que podría uno enhebrarse, es el grado de
confort que se generó en las interacciones físicas. Según mi experiencia y la bibliografía consultada referida al tema (?),
el grado de confort generado durante la interacción será una variable muy influyente para definir el éxito de la interacción
virtual ¿Pero de que depende el confort? Por lo que he leído y experimentado en carne propia hay dos factores a tener en
cuenta: el grado de conexión emocional y el tiempo que duró la interacción. Si la conexión emocional fue fuerte (a pesar
de que se haya tratado de una interacción corta) esto hará que el tiempo dedicado al cortejo virtual se reduzca, logrando
concretar una cita en un tiempo relativamente corto. Por otro lado, la duración de la interacción también jugará un rol
importante (no es lo mismo estar hablando 2 horas que 20 minutos), aun así el primer factor mencionado sería mucho
más importante.
Una metáfora que utilizo para explicar el confort es que se trata de un fuego que permanecerá encendido cuanto mayor
sea la intensidad de las flamas. Si el confort generado fue fuerte durará semanas, incluso un mes, y podremos contactar a
la dama en dicho período y ella aun relacionará la emoción que sintió en el momento que nos conoció a nuestra voz en el
momento que hablamos con ella (o la contactamos). Por otro lado, si el confort que se generó fue débil, debemos
contactarla lo más rápido posible (tal vez enviarle un mensaje el mismo día que la conocimos) de lo contrario pasaremos
al olvido.
Más allá de estos consejos que doy para mejorar las interacciones entre hombres y mujeres (a la larga se trata de unir a
las personas ya que la mayoría de los seres humanos nos sentimos más solos que la mierda hasta que encontramos a un
ser que nos complemente y que nos haga sentir completos), creo que todos debemos hacer una reflexión sobre los
prejuicios personales que nos impiden conectarnos con otras personas. Y no hablo solamente de las mujeres sino también
de los hombres. Tenemos que abandonar los prejuicios y los miedos estúpidos y comenzar a vivir la vida. Digo al fin y al
cabo es una sola.
Todo esto parece muy científico y acertado. De hecho, en cierta forma, pareciera serlo ya que se pueden obtener resultados
a partir de las estrategias propuestas por este paradigma. Pero lo que quiero plantear va más allá de las rutinas y las
estrategias en sí mismas. Lo que me pregunto es: ¿Por qué asumir desde el principio que nuestro valor es más bajo que el
de ella? ¿Es esto cierto? Un defensor de esta escuela dirá que es un hecho científico. Yo le contestaría que simplemente
es la forma en la él ve la realidad.
Las palabras crean realidades y el lenguaje no es inocente. Si yo creo que efectivamente la realidad es como la que plantea
el paradigma del método indirecto, efectivamente, en la realidad que me he construido realizar una aproximación directa
a una dama sería pecado ya que solo bajaría más mi valor. Sin embargo, si yo creo que soy la persona más exitosa de la
tierra y que mi valor es igual o superior que los demás, ser indirecto e indiferente solo será una pérdida de tiempo. Este
es el paradigma que utilizan los llamados seductores naturales y los arrogantes. Ellos se acercan directamente a la dama,
le dicen exactamente cuáles son sus intenciones (por más lascivas y perversas que puedan llegar a ser) y luego la enhebran
impíamente ¿Cómo un científico que adopta el paradigma del juego indirecto puede explicar esta situación? Simplemente
no puede. No con los anteojos con la que ve la realidad. Un enfoque más holístico podría ser: “hay un sinnúmero de
elementos que despiertan la atracción en una mujer, tal vez uno de ellos sea la indiferencia.” Pero aquí el árbol no nos
deja ver el bosque. Vemos al síntoma como la causa. La pregunta que realmente debemos hacernos es ¿Qué es lo que
despierta atracción en las mujeres? Si comprendemos la naturaleza del proceso por el cual se excitan, tal vez podamos
llegar a una nueva teoría (con un nuevo paradigma) que explique tanto la situación por la que un hombre que es indiferente
e incluso un maltratador genera atracción, así como la situación por la que un hombre que le expresa directamente su
intención, ya sea de forma sexual, de forma romántica o simplemente de manera formal también le despierta atracción.
Una teoría que solo explica una situación y no las miles existentes, no es una buena teoría. Y, juzgar las situaciones que
no son explicadas por la teoría como excepciones, es un artilugio barato del hipotético deductivismo llamado “inventar
un supuesto ad hoc”.
Pero vamos a la cuestión de fondo ¿Que genera atracción en las mujeres? Nadie niega que los factores evolutivos
(liderazgo, preselección, protección de seres queridos) o los factores instintivos o químicos (factores hormonales, olores,
procesos cognitivos) no produzcan atracción, pero son más las cascara que el núcleo de la cuestión. Como ya hemos dicho,
más el síntoma que la causa. Es claro que las mujeres no perciben el estatus social o el hecho de ser un macho alfa a través
de las posesiones materiales (de otra forma cada hombre exhibiendo un reloj caro en un bar la pondría, y esto no es tan
así). Más bien lo perciben por la forma en la que el hombre se comporta. Precisamente, muchos estudios han demostrado
que a las mujeres les atraen los hombres que ellas creen que tienen potencial de ser extremadamente exitosos, y esto lo
evalúan a partir de la forma en la que se comportan. Esto explicaría porque las mujeres encuentran atractivo a un hombre
que, a pesar de ser pobre, demuestra fuerza y habilidades. Explica también porque los artistas muertos de hambre no
tienen problema para encontrar una novia que los apoye. Como hombre, no tienes que ser rico y famoso para que te
consideren atractivo, solamente debes mostrar tu potencial para ser rico y famoso y ello será determinado por: la forma
en la que te comportas con otras personas, la forma en la que las otras personas se comportan ante ti y la forma en la que
te tratas a ti mismo. Y lo cierto es que esto es algo no se puede disimular con rutinas. Tarde o temprano ella sabrá de que
estas hecho, de acero o cartón.
La teoría planteada por los artistas de la seducción (PUA) se jacta de haber resuelto la paradoja de la inversión (“ellas
quieren ser deseadas pero si muestro deseo me ven como necesitado”): les enseña a los hombres como mostrar interés
aparentando no mostrarlo. Le enseña como esforzarse sin parecer que se esfuerzan. Les muestran como aparentar alto
valor incluso cuando no lo tienen. Claro que olvidaron algo: las mujeres no son estúpidas. Puedes fingir ser una persona
con un alto estatus, pero no puedes fingir, durante mucho tiempo, ser una persona de alto valor cuando no lo eres. No
puedes fingir como te percibes a ti mismo y no puedes determinar como los otros te perciben. Solo podrás fingir la forma
en la que te comportas hasta que se te acaben las rutinas.
Como habíamos visto en otros escritos, definitivamente la forma en la que se puede despertar atracción en las mujeres
dista mucho de estar definida por las posesiones materiales y el aspecto físico. De hecho, la conclusión de algunos estudios
indica que las mujeres se sienten atraídas por aquellos caballeros que tienen potencial de éxito, lo que se expresa en la
forma en la que se comportan, la forma en la que los demás se comportan cuando están enfrente de ellos, y la forma en la
que ellos se tratan a sí mismos. En cuanto a la excitación femenina es claro que no tiene nada que ver con ninguno de los
dos factores mencionados ¿Eso quiere decir que ser atractivo no te da una ventaja a la hora de seducir al sexo opuesto?
Todo lo contrario, ser físicamente atractivo o tener "facha" te da una ventaja sustancial sobre el resto de todos los mortales.
Las mujeres se obnubilan al ver un caballero con características físicas sobresalientes. Literalmente se emboban ante la
presencia de una cara bonita. Un hombre con un rostro bendecido por los dioses jamás va tener que preocuparse por
acercarse una mujer porque de hecho ellas se le encararán a él.
Como diría el célebre Rizzo Cabernera es su monólogo cómico:
“Vos que crees que la facha es todo. A ver no te voy a decir que no. Si fuiste bendecido por los dioses y tenes más facha
que Brad Pitt y George Clooney juntos. Bien por vos. Sos un hijo de puta, tenes más culo que Jessica Sirio (y
probablemente se lo hayas roto sin pagar, lo cual es un mérito). Es muy probable que nunca tengas que acércate a una
mina hermosa porque ellas se te acercan a vos.”
Al respecto las mujeres siempre dicen cosas como “Si, pero después ves que es un estúpido y no da para más”. Si pero
eso lo decís después de haberlo atado una a cama por varias horas y jugar al rodeo con él y ultrajarlo en forma impía
(¡Pobre hombre!). Es decir el muchacho la pone seguido. También tenemos el caso del que, si bien es inteligente, su
autoestima (por los motivos que sean) es tan baja que, pese a que las muchachas se los encaman absurdamente, lo terminan
dejando por un caballero que, a pesar de no ser tan atractivo, muestra mucho más seguridad que él. Este es el típico caso
del “enamoradizo”. Aun así el muchacho la moja seguido. Igualmente encontrar un caso de alguien que tenga facha y
baja la autoestima es bastante raro porque cuando te das cuenta que sos un adonis y que las mujeres te miran con lujuria
digamos que definitivamente tu autoestima va a estar por las nubes.
Con respecto al dinero, desde luego que suma (porque es un símbolo de estatus). Ahora bien, si el caballero resulta ser un
idiota superficial, las mujeres se verán repelidas por él y lo único que este muchacho encontrará son mujeres que solo
están con él por su dinero, las cuales, particularmente no son mi tipo de mujeres. La verdad a mi entender salir con mujeres
interesadas es como rodearse de amigos interesados. Ellos están contigo por tu dinero así que no se trata de una verdadera
amistad. La mayoría de las mujeres buscan un hombre seguro que no las quiera “comprar”. De hecho se ofenden mucho
cuando alguien intenta seducirlas vanagloriándose de sus posesiones materiales. Así que de vuelta, el dinero solo importa
dependiendo del tipo de mujer con la que quieras salir. En sí mismo no es un factor tan importante. Por supuesto que, si
tienes dinero y encima tienes facha, es muy probable que tu autoestima este tan alta que traspiraras seguridad por doquier
por lo que serás deseado por la mayoría de las mujeres.
Una vez más explicado por el fabuloso Rizzo Cabernera:
“Si, desde luego que si tenes facha y guita, es muy probable que te la creas mal y garches un montón y a los 23 ya estes
casado porque te “cansaste de garchar”. Sin ningún lugar a duda. Bien por vos hijo de la remil puta. Pero tené en cuenta
que según un informe de la ONU a nivel mundial el 1% de la población concentra casi el 90% de la riqueza por lo que
dudo que tengas mucha guita. Y como la facha está tan mal repartida como lo está la riqueza es muy probable que seas
feo y pobre. O en el mejor de los casos seas “normal” de clase media. Aunque si tenes facha pero sos pobre tu vida igual
va a estar solucionada porque en este mundo de mierda ser atractivo es como nacer con guita: tu vida ya está solucionada.
Algún contrato publicitario vas a obtener y en el peor de los casos terminas como un taxi boy caro (prostituto)”
Conclusión: la facha no importa, así que si no naciste con ella no te hagas drama. No la tienes, acéptalo y trabaja acorde
a eso. Como decía Maquiavelo: acepta las cosas como son, no como deberían ser. Ahora, me dices “Pero es difícil…”
Pero nada, las excusas son para los cobardes. Es más fácil echar la culpa afuera y no hacerse cargo que tomar al toro por
las astas. La seducción no pasa por el atractivo físico. Todo tenemos amigos o hemos visto gente más fea que pisar mierda
descalzo seducir a la más bella de las ninfas. Y encima muchos recursos económicos no tenían estos energúmenos. Que
la facha tiene su efecto nadie lo duda pero el factor decisivo es la forma en la que actúas. Si, a iguales circunstancias
(ceteris paribus), un seductor con facha (Carlos) enhebrará más damiselas que un seductor grotesco y con una expresión
de “nací por atrás” (Juan). Pero si los dos tienen una vida sexual plena ¿Cuál es el problema? ¿Si Carlos tiene 200 amantes
mientras que Juan tiene solo 100, acaso Juan debería sentirse mal al respecto? Por supuesto que no. Ser envidioso no es
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un signo de una autoestima saludable, y como Juan es un seductor consumido se alegrará por el éxito de Carlos y viceversa.
Concluyendo, citando una vez más las sabias palabras del maquiavélico Rizzo Cabernera
“Si no vivis en country (barrio privado), pensá una forma de hacer guita (dinero). Y aun así no creas que la guita te va
a garantizar minas (mujeres) que están buenas o minas al fin. Si, podrás pagar finos gatos pero esas no son minas. Uno
quiere una mujer de verdad….Y si no es así rajá de acá putañero de mierda (...) A las minas con guita (que en su mayoría
son lindas porque la gente con guita es más linda que el promedio) le chupa un huevo que no tengas guita porque ellas
ya tienen así que no me rompas los huevos. El tema es estar en el mismo círculo social que ellas. Pero siempre para esas
fiestas caras necesitan algun lava copas, o mozo o Striper! Bue con lo de Stripper seguro terminas con una vieja pero en
fin, me entendes”.
Estaba saliendo de mi trabajo en pleno centro cuando me puse a observar la belleza de la plaza central de Buenos Aires.
Edificios antiguos con más de 120 años de historia iluminadas en forma fantasmagórica. Un espectáculo único. Paso todos
los días por allí y es la primera vez que me percataba de semejante espectáculo. Noto una dulce chica sentada en el banco.
Muy bonita por cierto. Me detengo y le comentó mi pensamiento acerca de la plaza. Ella concuerda con mi observación
y nos ponemos a hablar. Me siento al lado de ella y en un momento de la conversación ella me pregunta en un tono cínico
y con algo de decepción: “siempre haces esto de encarar”. Si, evidentemente esta chica había alcanzado cierto grado de
cinismo en su forma de ver la vida. Tal vez por los hombres que había conocido o tal vez por su historia personal. De
hecho, al continuar hablando con ella me reveló que había sufrido anorexia debido al maltrato psicológico de su padre.
Me quedé sorprendido y sentí mucha lastima por ella. De hecho ya no quería seducirla sino más bien ayudarla. Era una
persona muy agradable y muy inteligente aunque muy lastimada. De casualidad tenía en mi mochila tenía el libro “El
potencial del pensamiento positivo” y decidí regalárselo. Le dije: “Tal vez vos lo necesites más que yo”. Se lo di aunque
yo también lo necesitaba. Le pregunté qué hacía a esas horas de la noche en un lugar potencialmente peligroso y me dijo
que esperaba a un amigo pero, como su celular no funcionaba, no podía comunicarse con él. Le pregunté donde vivía y
me dijo que muy lejos (saliendo de la ciudad). La verdad no entendía que hacía ahí. Su amigo no aparecía y se hacía cada
vez más de noche en un barrio poco amigable. Encima no tenía dinero para volverse. Le pregunté si estaba loca por
mandarse de esa forma tan lejos de donde vivía y de no tomar los recaudos necesarios, a lo que me dijo que era aventurera.
Más que aventurera, podía ver un patrón autodestructivo típico de una “sociedad de hijos huérfanos” donde los padres no
les importan sus hijos y estos viven abandonados. La forma en la que los jóvenes “huérfanos con padres" piensan está
formidablemente descrita en la canción de Lana del Rey “Gods and Monsters:
DIOSES Y MONSTRUOS
[Traducida al Español]
En la tierra de Dioses y Monstruos, yo era un ángel,
Viviendo en el jardín del mal
Hecha mierda, asustada, haciendo lo necesario para sobrevivir
Brillando como un faro ardiente
Tienes esa medicina que necesito
Fama, licor, amor, dámelo lentamente
Pon tus manos sobre mi cintura, hazlo suavemente
Dios y yo no nos llevamos bien, así que ahora canto:
Nadie se va a llevar mi alma
Estoy viviendo como Jim Morrison
Camino a unas vacaciones para hacerme mierda
Moteles, fiestas, jodas, y yo canto:
Si, dámelo, este es el paraíso, lo que realmente quiero
Es inocencia perdida
Inocencia perdida
En la tierra de Dioses y Monstruos, yo era un ángel
Buscando que se la cojan fuerte
Como una groupie de incognito posando coma una verdadera cantante
La vida imita el arte.
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Tienes esa medicina que necesito
Droga, dispárala directo al corazón, por favor
No quiero saber lo qué es bueno para mí
Dios está muerto, dije; “cariño, no tengo problema con eso”
Nadie va a arrebatarme mi alma
Vivo como Jim Morrison
Camino a unas vacaciones para hacerme mierda
Moteles, fiestas, jodas, y yo canto:
Si, dámelo, este es el paraíso, lo que realmente quiero
Es inocencia perdida
Inocencia perdida
Cuando hablas, es como una película y me estás volviendo loca
Porque la vida imita al arte.
Si me vuelvo un poco más linda, ¿puedo ser tu nena?
Vos me decís: “la vida no es tan difícil”
Nadie va a arrebatarme mi alma
Vivo como Jim Morrison
Camino a unas vacaciones para hacerme mierda
Moteles, fiestas, jodas, y yo canto:
Sí, dámelo, este es el paraíso, lo que realmente quiero
Es inocencia perdida
Inocencia perdida.
Nos quedamos un rato hablando y luego le propuse acompañarla a su casa. Mientras íbamos al metro le comenté que si
tenía una pasión en la vida debía seguirla sin importar lo que dijeran los otros. Ella me preguntó cómo es que uno reconoce
su pasión a lo que yo contesté: “Cuando sientas que estés disfrutando algo a tal punto que solo quieras seguir haciendo
eso todo el tiempo es que hallaste tu pasión”. Fue gracioso ya que, al pronunciar esas palabras me di cuenta que lo que
estaba haciendo era mi pasión. En cierta forma estaba ayudando a una persona, obviamente desde una posición muy
modesta, pero aun así la estaba ayudando a salir del pozo, a encontrar su camino. Cuando estábamos en el metro me dijo
que le había alegrado el día lo que me hizo sentir muy bien. Al bajarnos en la última estación nos tomamos un taxi hasta
su casa. Para colmo no sabía bien su dirección. Durante el viaje reflexionaba, un poco desconcertado, sobre la situación
que estaba viviendo. La verdad sentía mucha lastima por ella. Había tenido suerte que se había topado conmigo de lo
contrario dios sabe lo que hubiese pasado. Al bajarnos cerca de donde vivía la acompañe hasta su casa. En el camino la
mire a los ojos y la besé. Fue un lindo momento. La dejé en la puerta de su casa y la saludé con un tierno beso.
Al otro día le envié un mail mandándole información que consideré útil para ella. Ella me respondió agradeciéndome por
el material. Le envíe otro mail proponiéndole ir a tomar algo el fin de semana pero ella nunca respondió. Realmente sentí
deseos de ayudarla. Su historia me había conmovido y, pese a los tormentos que había enfrentado en el pasado, había
cierta fortaleza en ella y consideré que valía la pena seguir conociéndola. Como nunca más me contesto le envié un
mensaje agradeciéndole ya que gracias a la interacción que tuve con ella pude encontrar mi pasión. Aunque nunca contestó,
cada cuanto pienso en ella con cierta melancolía y me pregunto que habrá sido de ella. Espero que esté bien.
En esta canción , un hombre intenta seducir a una mujer joven (una “minita”) utilizando promesas y frases racionales.
Claro que, ella rápidamente se aburrió al escucharlas ¿Porque? Debido a que “las minitas aman los payasos y la pasta de
campeón” ¿Qué quiere decir esto? Que la chicas jóvenes (o pendejas como les decimos en Argentina) solo quieren
divertirse (como lo dice otra célebre canción de los ochenta). Quieren emociones. No quieren escuchar que estudias
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abogacía en Harvard o que trabajas en tal o cual empresa. Quieren reírse, quieren divertirse.
Por eso lo payasos ganan y los tipos serios no ¿Y qué es la pasta de campeón? El potencial de éxito. Lo que realmente
atrae a una mujer no es la riqueza o el poder (por supuesto si ella es pobre esto será así pero debido al instinto de
supervivencia, no por otra cosa) ¿Acaso no has visto a esos artistas muertos de hambre levantar millones de chicas
jóvenes con el sonido de su guitarra. Las mujeres ven el potencial de éxito a través de como el hombre se comporta antes
los demás, como se tratan así mismo y como tratan a los demás.
Se dice mucho que las mujeres las atrae la riqueza. Falso. Solo cierto tipo de mujeres, las cuales no vale la pena conocer,
responden a este triste estereotipo (conocidas como “gatos” en la Argentina). Recuerdo una conversación con una persona
increíblemente rica en la que se quejaba de como las mujeres con las que salía siempre le pedían prestada la tarjeta de
crédito y le pedían que les pagara sus cuentas. Por cierto, las mujeres hermosas de sus propia clases social no le prestaban
mucha atención.
¿Y si no tienes plata qué? Crees que a una mujer rica le importa si tienes plata. Lo único que le interesa es que tengas
potencial de éxito: que tengas proyectos en la vida, que seas inteligente, ingenioso, osado, capaz. Que tengas carácter para
defender lo que crees. Eso es lo que atrae a una mujer. Así que lo lamento si crees que “billetera mata galanes”. Frase
tristemente célebre emitida por una celebridad argentina que vivió la mitad de su vida en prostíbulos.
Conozco el caso de un amigo que trabajaba como instructor de tenis, profesión que lo acercaba a las mujeres de clase alta
y, por lo tanto, más hermosas. Allí conoció a quien hoy es su esposa ¿Qué ocurrió? Ella se terminó enamorando de él y
su familia lo integro al clan. Actualmente trabaja en la empresa de su suegro. Una forma eficiente y rápida de ascenso
social si me preguntan. Por supuesto él era ingenioso y sabia como sexualizar con la mirada y su sonrisa. Además era una
persona muy inteligente y cultivada. Tenía un humor como el de Woody Allen (quien por cierto ha salido con muchas
actrices hermosas y no es precisamente alguien que podamos llamar atractivo).
Muchos chicos que se encuentran en los grupos de seducción se quejan de que las chicas ricas (o “chetas” como les
decimos en Argentina) son difíciles y no responden a sus acercamientos. Para empezar, como ya tienen el prejuicio en sus
cabezas de que en realidad son difíciles y como las creencias generan realidades, ya se condicionan para obtener un
resultado negativo. Por otro lado, les sorprendería saber que esta chicas no solo son como otras sino que además están
aburridas en su ambiente “pecera” donde los hombres (la mayoría por lo menos) son aburrido e idiotas. Y además de eso,
debido a que viven en una burbuja, se sienten muy solas. Si les mostrás un poco el mundo te van a agradecer de por vida
créeme.
Por otro lado, si no eres un tipo mínimamente cultivado e ingenioso probablemente estas chicas ni se fijen en tí. Mario
Luna lo dijo alguna vez: “cultívate un poco, agarra un libro que no sea de seducción. Tal vez descubras tu pasión quien
sabe. Descubre nuevos mundos.” No digo que por ser más culto tengas más sexo pero es un factor que ayuda. Te comento
que según una encuesta realizada por una youtuber Argentina llamada “Mica Suarez”, que pese a su corta edad, produce
un contenido muy ingenioso y humorístico que realmente admiro, una de las cosas que baja la excitación en las mujeres
son los horrores de ortografía en el chat. ¡Tienes el corrector por amor de dios!
Igualmente mucho chicos que he encontrado en los grupos de seducción pertenecen a estratos sociales bajos por lo que
tienen una suerte de complejo de inferioridad con respecto a la chicas con alto poder adquisitivo. Adicionalmente, otros
segmentos que compone dichos grupos son chicos muy jóvenes e inmaduros (pendejos como les decimos en Argentina)
que solo piensan en tener sexo y emborracharse. Como es normal para la edad se creen que saben todo sobre la vida. Lo
sé porque yo me la creía mal a esa edad. Tal vez era mucho más arrogante que todos ellos juntos. Después aprendí con el
tiempo que la clave para progresar en la vida es admitir que “solo sé que no sé nada”. Se puede aprender de cualquier
persona y criticar solo te lleva ganar enemigos y perderte de conocimiento nuevo.
Como sea, si tuviera que darles un consejo actualmente serio, disfruta de la vida, explora nuevos mundos, busca ser mejor
persona y... “¡No te la creas pendejo pelotudo!”. Ignora lo último. En fin, me entiendes.
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de tranquilidad. Llegue al bar "cero" para reunirme con mis amigos y comí algo. Comenzamos a movernos hacia el primer
bar del recorrido. Mientras avanzábamos por la calle vi a dos chicas que estaban en el grupo y, como estaba medio aburrido,
decidí empezar una interacción con ellas. Aprovechando que estaba mi amiga francesa les pregunte: “Chicas, ¿Creen que
estoy bien vestido? Porque según ella estoy a la moda de París pero no sé si es la misma que en Buenos Aires”.
Les presenté a mi amiga francesa y la chicas comenzaron a interactuar con entusiasmo. Si bien no tenía un objetivo claro
(supongo que estaba aburrido y quería practicar un rato) la interacción se desarrolló de forma positiva. En un momento
me encontré hablando con una de ellas. Cuando entramos al primer bar continué mi interacción con ella hablando de
distintos temas. Siempre arrogante y juguetón y haciendo chistes sobre mí mismo (de que era porn star, que iba al gym
solo a trabajar glúteo y a hacer espejo, etc...). Básicamente hablaba de lo que quería sin miedo a ser juzgado y tratando
de evitar revelar detalles sobre mí (tratar de mantenerme “misterioso”).
De hecho esto último lo lleve al extremo y créanme que es clave para solidez de un juego. De hecho las chicas te lo dicen:
les gusta que un hombre sea misterioso. Por supuesto, también quieren a alguien que las escuche (porque quieren
expresarse, quieren reconocimiento como cualquier ser humano), que las haga sentir especiales. Escuchándolas
atentamente es una buena forma de hacerlas sentir especiales, prestando atención a los detalles, de lo que dicen y lo que
expresan, de cómo se visten. Esto es algo que siempre ellas repiten y reclaman de los hombres y que en la mayoría de los
casos nos entra por una oreja y nos sale por las otra.
En fin. En un momento de la interacción aparece un amigo que no veía hace tiempo y decido cortar la interacción e ir a
saludarlo. Ella se queda hablando con otro amigo. Pese a que conscientemente hubo algo estratégico en esta acción,
realmente sentí ganas de hablar con mi amigo, así que fui a la mesa y me senté un rato. Luego me puse a hablar con otras
chicas practicando la consigna del juego físico de ir y entrar con una afirmación y no con una pregunta a cualquier chica
que me gustará. Estaba hablando con un amigo cuando de repente siento que alguien me tira del cabello. Me doy vuelta
y era la chica con la que había hablado primero. Me dice de ir a bailar (claro indicador de interés). Bailamos un rato y en
medio del bailes así de le nada le doy un beso. Lo bueno del baile es que el kino es parte del mismo y permite acelerar la
kino escalada en forma realmente rápida llegando a resultados en tiempo record (¡A veces sin siquiera hablar!).
Fue solo un pequeño beso. Recién estaba precalentando. Nos vamos al bar número 2. Yendo hacia el bar vuelvo a hablar
con mi amiga francesa y mis amigos. Cuando llegamos al bar 2 me la encuentro de vuelta, hablo un rato y luego la aíslo
contra la pared. Empezamos a besarnos. Después de un tiempo vuelvo con mis amigos una vez más (uno de ellos no se
sentía bien por la ingesta de una bebida de dudosa reputación) y antes de perderla de vista pienso para mis adentros: “vos
te vas a volver a casa conmigo”. Es difícil de explicar lo que sentía en ese momento. No era un sentimiento de euforia,
más bien una clama zen. En mi mente estaba preparado para hacer todo lo posible para hacer que lo que dije sucediera,
sin importar el resultado. Sabía que si iba hasta el final iba a sentirme un ganador, sucediera o no el resultado favorable.
Con esa mentalidad es con la que logras las cosas. Voy a dejar todo en la cancha, pelear con garra, sin desesperarme, con
tranquilidad, haciendo todo lo posible y sin pensar en el resultado, sino en el proceso.
Al llegar al boliche intenté buscarla pero no la encontré así que me puse a hablar con otros grupos. En un momento me
reuní con mis amigos en la parte más tranquila del boliche (que estaba al aire libre) y vi a la chica hablando con un amigo.
Me acerqué en forma decidida me senté al lado de ella y le dije a mi amigo que necesitaba estar a solas con ella porque
necesitaba mostrarle el truco/test de “no sé qué”. Quise retomar el beso pero ella se resistió. Dijo que estaba saliendo con
alguien. Cambié de tema y comenzamos a hablar de sus pasiones y de cómo a ella le costaba dedicarse a ellas. Hablamos
de las metas que teníamos cada uno y le di un par de consejos para focalizarse en ellas. Durante toda la interacción fui
honesto con ella respecto a mi forma de ver la vida. Lentamente generé el confort suficiente para retomar el beso. Nos
habían dejado solos. Luego de un rato nos dirigimos a unos sillones que estaban al interior de la disco. En un momento
le pregunté si quería ir a mi casa a ver “mi pared roja” a lo que ella contesta negativamente riéndose. Continuamos
besándonos y la temperatura se fue elevando muy gradualmente y en forma escalonada ya que ella me frenaba porque era
tímida y estábamos en un lugar público.
Paso una hora y su amiga volvió con otro amigo. Los cuatro comenzamos a interactuar. Hubo una buena interacción
grupal. Había mucho confort. Se hicieron las 7 de la madrugada y ella me invitó a desayunar con su amiga a lo que yo
respondí afirmativamente pese a que mis amigos se retiraron. Finalmente partimos ella, su amiga y yo a un Mcdonals.
Durante todo el tiempo ponía mis brazos sobre sus hombros mientras hablaba con la amiga de ella (estableciendo un
marco claro: ella está conmigo y se siente cómoda). Nos sentamos y comenzamos a hablar de cómo los hombres chamuyan
en las discos dado a que durante el pub crawl había unos chabones cantando la célebre canción “si nos organizamos
cogemos todos”. Acoté que me parecía estúpido porque si bien lo cantan, nunca se organizan y nadie coge. Les expliqué
la diferencia entre seducir y chamuyar y le pregunte a mi damisela como le gustaría que se le acercaran.
Ella se reía en forma tímida y la amiga me daba su opinión. Era claro que le caía bien a la amiga y por lo tanto tenía su
complicidad. En un momento le digo a la amiga que cierre los ojos así la puedo besar ya que ella es tímida. Ella obedece
y la beso. Yo me sentía muy tranquilo, honestamente no me acordaba del objetivo que me había planteado (mi cerebro
estaba trabajando solo sin que me diera cuenta), estaba disfrutando el momento, riéndome con ellas sobre lo que
hablábamos, disfrutando los temas de conversación. En un momento me ofrecí acompañarlas a la parada del colectivo.
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Pacientemente esperé el colectivo de la amiga (que iba para otro lado) y luego nos quedamos solos. Íbamos caminando a
su parada cuando le sugerí de ir un rato a casa. Ella me dijo que sí, pero un rato pero y que no iba a pasar nada.
Cuando dicen eso es que algo va a pasar, digo, sino ¿Para qué vas? Pero bueno, las cosas se tienen que dar (como suelen
decir ellas), aunque en mi cabeza ya estaba más o menos planeado como sucedería. Sin esperar una respuesta clara, paré
un taxi, ella se subió y terminamos en mi casa.
Aquí se destacan los siguientes puntos:
Mientras se daba la interacción con la damisela los alas distraían a la amiga.
Desde el principio de la interacción (cuando la interacción era grupal, es decir las dos damas hablando
con los alas y con el seductor en cuestión) se trabajó para lograr puntos con la amiga. Ya para el final
de la interacción esta última era más bien nuestro cómplice y contribuyó a que se lograra el objetivo (es
decir llevar a la damisela a nuestros aposentos y enhebrarla en forma absurda).
El estado mental es clave para logar cualquier cosa. Ese factor es lo más destacado en este relato
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CONCLUSIÓN
El objetivo de este libro era presentar una visión de la seducción práctica, satírica y, porque no reflexiva. El objetivo
fundamental es que te des cuenta de donde estas y a dónde quieres llegar. Espero de todo corazón haber logrado este
objetivo y haberte entretenido en el camino. Desde ya te deseo lo mejor en la vida.
Hay mujeres de distintas alturas, de distintas tonalidades de piel y distintos tamaños de pies y manos...pero a todas les
gusta la pija.
Recuerdo un caso en donde, estando solo, encaré a dos amigas en un bar. Una de ellas era particularmente linda: una
deliciosa morocha nacida en Finlandia cuyos padres eran de Guatemala. En aquel entonces solía abrir en forma indirecta
y con rutinas. Según no mal recuerdo abrí preguntando: “Chicas, necesito una opinión femenina, una amiga acabó de
cortar con el novio porque la engañaba y ahora él volvió disculpándose y no sabe si volver con él o no, que creen que
debería hacer”.
En fin, empezaron a parlotear y yo sutilmente tiraba unos comentarios levemente provocadores a mi objetivo mientras le
daba más atención a la amiga (el obstáculo). Igualmente ambas eran buena onda por lo que no era necesario tirar tantas
provocaciones, sobre todo ya que mi objetivo era dulce como la miel y no mostraba una actitud altanera. Igualmente dije
el clásico: “¿vos la mala no?”. Como sea la conversación fluyó y de pronto estaba hablando con mi objetivo. Mi capacidad
de generar conversaciones sumadas al hecho de que sé bastante de cultura general (gracias a que fui un nerd durante la
secundaria) me permitieron crear empatía.
Aquí creo que cometí el error clásico: dejar de prestarle atención a la amiga, lo cual no debe hacerse ya que ella se
encontrará sola y sentirá la compulsión de decirle a su amiga que está aburrida y quiere irse. Y tiene razón, yo en su lugar
haría lo mismo. Salvo que reciba una autorización explícita o implícita de la amiga (ya devenida en cómplice) y me dé
permiso para llevármela, cuando uno está solo lo mejor es mantener el marco del chico copado que habla con las dos. El
hecho de quedarme de pronto hablando con mi objetivo, ignorando al obstáculo, delata claramente que mi meta desde el
principio era seducir a una de ellas y no “ser un tipo copado (chévere)”. Y esto puede herir sensibilidades.
En fin la interacción fluía hasta que de pronto apareció un conocido de ellas que por su forma de actuar deduje que era un
seductor natural. Expertos en mageo y seductores notables, los naturales pueden ser una pesadilla sino uno no sabe cómo
manejarlos. Aquí estaba frente a la peor de las situaciones: 1) la amiga que, aunque le había caído bien, no quería que esté
con su amiga (por el motivo que fuere) y 2) un natural seduciendo a mi objetivo. El natural hizo lo que ellos hacen mejor,
se le acercó a mi objetivo con un lenguaje corporal análogo al de una gacela en celo y puso su rostro a dos centímetros de
mi objetivo (nariz con nariz), mirándola con una sonrisa brillante y un poco libidinosa. Por supuesto mi objetivo reaccionó
en forma positiva, mirando para abajo y sonriendo tímidamente. Yo, al verme desplazado (mageado) me pongo a hablar
con su amiga. Aun así noto que la amiga no me presta atención sino que mira atentamente la interacción entre su amiga
y el natural. Ella observaba pero no interrumpía, evidentemente quería que algo sucediera. En un momento yo toco
suavemente a mi objetivo en la espalda y ella se da vuelta y recomenzamos a hablar en forma amistosa. Sin perder un
segundo la amiga la agarró literalmente y la puso de vuelta enfrente del natural. Evidentemente no era mi noche.
Conclusión: Cuando se abre un set de dos solo se le debe prestar atención a las dos chicas hasta que la amiga decida irse
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o de autorización de que estemos con su amiga o nos vayamos con su amiga. En algunos casos podrán pasar horas, e
incluso será necesario acompañar a la amiga a la casa o a la parada de colectivo para que podamos estar solos con nuestra
damisela.
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podía observar como sus expresiones cambiaban de acuerdo a como la miraba. Cuando el muchacho se fue. Quedé de
vuelta con las dos. En un momento la sarcástica adversaria me dice lo obvio “deberías hablar con las dos no con ella sola”.
Ahí me di cuenta de mi error. Al besar a mi objetivo un par de veces ella me frena (obviamente porque estaba su amiga)
y ahí decido retirarme. Le pido un momento al obstáculo para hablar con ella y le separo. En lugar de decirle que su amiga
es una molesta, cambio el marco diciéndole que era bueno que su amiga la protegiera de esa forma y que hablaba bien de
ella tener ese tipo de amigas (perdido por perdido me pareció lo más indicado). Me despido diciéndole “Ya tenés mi
número, llamame si quieres, es un país libre”. Pésima salida. Estaba enojado. Debí haber dicho: te llamo en la semana.
Aquí hay varias cosas de las que se pueden extraer valiosas lecciones:
Por una lado, que el uso de provocaciones y desafíos y el enfoque indirecto es muy útil para pendejas (18-23),
sobre todo cuando se tiene un juego interno no tan fuerte. Esto sumado a un Kino calibrado (las pendejas hoy en
día están muy habituadas al Kino). La kino escalada calibrada nos permite ir viendo que tan bien predispuesta
está a nuestro contacto físico y determinar el momento justo para el beso.
La presencia de alas en un set de dos es más que necesaria sobre todo cuando el obstáculo es particularmente
sobradora y tiene una actitud protectora u obstaculizadora. Aun así en el largo plazo, si logramos un juego interno
sólido, será posible, enfrentar la situación uno solo.
Acostumbrar a nuestro objetivo a moverla de un lugar a otro facilita que no presente resistencia a la hora de
aislarla. Desde el comienzo debemos mostrar liderazgo e iniciativa. Y desde luego mantener dicho
comportamiento durante toda la interacción, algo que no sucedió a partir del momento que ya no se contaba con
mis alas.
La jugada de querer impresionarlas fue un error clave. Cuando uno intenta impresionar se nota y en éste caso
fue evidente el intento desesperado por sumar valor.
Al querer sumar un ala debemos plantear un marco fuerte primero con el susodicho en cuestión para evitar que
este nos sabotee. En este caso ocurrió eso: además de tener un valor social importante (tipo con plata, cheto,
arrogante, chamuyero y profesor de snow board) quiso seducir a mi objetivo o por lo menos mostrar su valor
frente a ella. Para poder aguantar esta situación es necesario un juego interno muy sólido (que no era el caso).
El hecho de haberse quedado en tales circunstancias pudo no haber sido la mejor opción. Estratégicamente
hablando, lo mejor es siempre retirarse o actuar cuando el nivel energético y el valor del uno está al máximo:
cuando se está riendo y/o hay mucha atracción pedirle el teléfono o ir por el beso, una vez besada y habiendo
generado confort, retirarse para generarle una ansiedad de querer más (brake rapport). Por supuesto la actitud
estratégica nos puede llevar a tener muchos buenos resultados y nos enseña a desarrollar la paciencia pero
también es bueno probar cosas nuevas y arriesgarse a equivocarse. Salir de la zona de confort es clave y tener
una actitud de ir por todo aunque terminemos arruinando la interacción (como es el caso) nos ayuda a perderle
el miedo al fracaso y es clave para el juego interno.
Es clave mantener la congruencia durante toda la interacción ¿Qué significa eso? Que si uno plantea una
determinada actitud (meta marco) debe mantenerla a lo largo del camino. En este caso se planteó un marco claro
y seguro de ·”Estoy acá para chamuyarte porque me gustas” y ella lo aceptó. En el final se quiebra la congruencia
al decir “Ya tenes mi número, llamame si queres, es un país libre”.Ya que contradice la actitud anterior. La frase
ideal hubiera sido precisamente “te llamo en la semana”.
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Del colectivo hablando de la inflación a la cama
Por Adrián Des Champs
Esta interacción empezó en el colectivo. Estaba volviendo de un curso de constelaciones familiares. Al subir al
colectivo divisé a un chica con aspecto media de geek en el asiento cercando a la puerta del medio. Estratégicamente me
senté al lado de ella y así como si nada dije: “Que tema este el de la inflación, los precios no paran de subir viste?”. La
chica me mira desconcertada por la forma en la que inicié la interacción. Me comenta: "Si, la verdad esta todos
carísimo”. Y yo prosigo con mi discurso de consumista indignado y economista rabioso: “No la verdad los del INDEC y
el tema la caída de los salarios reales…bla bla….” Ella se prende en mi planteo y comienza a opinar. En eso le hago
algún que otro comentario gracioso.
Fíjense que al contar con esa información ya podía meterme en su mundo. Ya sabía algo de lo que hacía o trabajaba por
lo que fue como si estuviéramos en la misma frecuencia (algo que claramente contribuye al confort y a generar
empatía). Luego le pregunto que amaba hacer (sus pasiones) y ella me dice que amaba dibujar.
Llegué a mi parada y le dije: "Che me encantaría seguir esta conversación, pásame tu Facebook así lo seguimos en otro
momento". Ella me lo pasa y la agrego. A penas la contacto le propongo una salida. Ella me comenta que al principio
creía que le estaban haciendo una cámara oculta para algún programa de televisión. Me pareció gracioso. Le propuse un
bar con buena comida, poca iluminación, poca gente y amplios sillones. Un lugar ideal para crear una atmósfera propia
para que suba la temperatura.
En fin llegue al bar y comenzamos a hablar tranquilamente. Yo me reía del hecho que pensó que le estaba haciendo una
cámara oculta. No es la primera vez que me pasa. Debo ser muy ocurrente con mis abridores. Como sea, le digo que la
voy a besar en el siguiente tema y sigo hablando. Al pasar un rato la beso. Ahí le digo “che queres ir a casa a ver un
video de…”. Ella se ríe y me mira con cara, como diciendo “no soy boluda ya sé para qué vamos”. Y bueno, tenía 27,
ese verso es para las pendejas (25 para bajo). Tomamos un taxi y fuimos para mi casa.
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De una salida tranquila a la lujuria provinciana
Por Adrián Des Champs
Era martes a las 21hs estaba esperando a un amigo en la entrada de un bar de cerveza artesanal por Palermo. Algo
tranquilo para terminar el día. En eso visualizo un grupo de chicas jóvenes y pienso para mí mismo. “¿Why not?” Digo,
antes que esperar solo y aburrido mejor hablar con alguien. Asi que hago la de siempre y empiezo la conversación con
lo primero que se me viene a la cabeza.
Che, ¿Qué onda la cerveza acá, es tan buena como dicen? (YO)
Y la verdad es buena. (Chica 1)
Pero mirá que tengo estándares altos. He probado la célebre cerveza belga. (YO)
Bue chicas pero a mí no me va cualquier cosa, soy un paladar exquisito. Comparada con la Stella Artois, como es por
ejemplo? (YO)
No, si, mucho mejor. Igual creo que la del Bolsón es más rica. (Chica 1)
(risas y poniendo cara de odiar a Rodriguez Saa). Jaja, ni me hables de esos. (Chica 1)
Y si San Luis no tiene buena cerveza. Sin duda esa provincia está mal gobernada. (YO)
(risas)
Buenos, pero a ver jugate ¿qué onda esta cerveza? ¿Del 1 al 10? (YO)
Y, yo diría un 9 (Chica 1)
(le hablo a la otra: que era la hermana de hecho) Y vos qué opinas, porque esta tiene cara de versera. (YO)
(risas) Y no se un 8. (Chica 2)
Bueno veo que hay un consenso. Evidentemente saben del tema, estudian la elaboración de cerveza o son catadoras de
vinos no? (YO)
Economía (YO)
A me re copan los economistas . (Chica 1) (alto indicador de interés ya que a nadie le copan los economistas)
Si, de hecho trabajo en el ministerio de economía. Entré porque (..), fue profesor mío. (YO)
Mira vos, yo tengo una amiga que está en el ministerio de Haciendo Nacional. Si queres te puedo poner en contacto con
ella. Solíamos salir pero ahora no. Igual seguimos siendo muy buenos amigos. (YO)
Gracias, la verdad tengo ganas de mudarme para acá. San Luis es muy aburrido, le falta cultura. (Chica 1)
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Y si, Buenos Aires es otra cosa. Fuiste a los teatros de la calle corrientes? (YO)
No, pero me encanta el teatro. (Chica 1)
No, no puedo creerlo (hago como que estoy ofendido), no puede ser que viniste a Buenos Aires y no fuiste a los teatro
de la calle corrientes (amago con irme en chiste). (YO)
(risas)
Che, bueno hasta cuando te quedas, las tengo que llevar ya a ver una buena obra no saben lo que se pierden. (YO)
(Me pasa su celular y llamo al suyo así ella tiene el mio), luego yo le doy mi tarjeta así me agrega a Facebook.
Fonoaudiología. (Chica 2)
Fíjense que durante toda la interacción el humor, y la actitud un poco arrogante fueron clave.
En eso llega mi amigo que a pesar de no saber nada de las reglas del ala hacía de muy buen ala. Es como yo, o sea muy
charleta muy caradura. La verdad que hacíamos una combinación fantástica. Él era el clásico gordito simpaticon. Muy
buena onda. Llega y lo saludos con entusiasmo y le doy la espalda a las chicas mostrando que el es muy importante.
“Les presento al tipo más groso que conozco, mi compañero de viajes. Te presento a la fonoaudiólogo y a la pseudo
experta es cervezas.”
Saco de vuelta el tema de la cerveza y de que ellas eran de San Luis. Justo mi ala sabía un montón de cosas de San Luis
y su cultura. Eso generó empatía y las chicas se entusiasmaron. De a dos siempre es más fácil seguir una conversación
porque surgen temas que para hablar en forma más fácil y eso ayuda en la interacción. En ese contexto siempre es más
fácil separar.
“Si, la verdad que si (en tono irónico) de hecho por eso las estoy invitando.”
O sea las chcias ya habían entado y ya habían tomado algo. De hecho cuando comencé la interacción ya se estaban yendo.
Pero volvieron a entrar y nos acompañaron.
Nos sentamos en una mesa de cuatro y charlamos por casi 2 horas: política, viajes, historias de vida. Se dio una muy
buena interacción. Con la Chica 2 que tenía enfrente hice durante este período una sutil Kino escalada. Empezando con
hi fives y finalmente con caricias en la mano y en el brazo. Al principio todo muy intermitente (tira y afloje) y al trascurrir
el tiempo con más intensidad.
Como ella no me frenaba, yo seguía para adelante. En un momento dado cada uno empezó a hablar con una de las chicas
en forma individual. Ahí el Kino se hizo más intenso. Directamente deje apoyada mi mano sobre la suya. Ella no la saco
(buena señal). Había mucho contacto visual y el tópico de la charla era un tema en común que nos apasionaba a ambos.
El tema del sexo nunca salió.
No era necesario. El Kino y la buena interacción eran más que suficientes. En un momento me dice: “voy a fumar un
pucho a fuera, me acompañas.” Salgo con ella y nos sentamos. Ya a esa altura, era bastante obvio que la chicas estaba
interesada y solo tenía que encontrar una negación plausible para ir por el beso. Hago la técnica del perfume y ella me
dice: “haces eso porque me queres dar una beso”. Le doy un beso en la mejilla. Sigo la conversación y cuando termina el
pucho le doy otro beso en la mejilla y como veo que ella no la gira el cuello me mando directo a la boca.
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Mi amigo se terminó comiendo a la otra hermana y cada uno termino con una de ellas en su respectiva casa. Buen final
para una noche tranquila en un día bastante rutinario.
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