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(PAG109) Si bien estamos hablando del Edipo, que podemos situar entre el tercer o cuarto año de vida, y su

desarrollo abarcaría una parte de lo que hemos denominado etapa de transición y consciencia imaginal,
también es verdad que es el momento fundamental en la separación. Y aunque ésta no se vea culminada hasta
un período posterior, el esquema nos sitúa ante la salida mítica del Edén y el acceso a la realidad alterna a
nuestro propio yo.
Jung también nos habla de la importancia de la castración, aún utilizando un lenguaje muy claro y directo.
Comentando acerca de la fijación de jóvenes a relaciones con mujeres muy maternales aprovecha para decir:

“La ternura maternal es el peor de los venenos para quien debe disponerse a entrar en la dura y despiadada
lucha por la vida. No es capaz de desasirse de las faldas, y puede ocurrirle que acabe convirtiéndose en
parásito sin agallas”

Sin duda, una forma contundente de describir a los sujetos que no quieren salir de las faldas maternas, aunque
esta figura sea proyectada en la persona de la posible amante, novia o mujer.
Los psicólogos del yo, como René Spitz (1887-1974) y Margaret Mahler (1897-1985) hablan del importante
papel del padre en el proceso de individuación-separación9. El padre brindaría al niño la posibilidad crucial de
establecer una conexión fuera de la relación simbiótica con la madre, facilitando la des-identificación con la
uniformidad. Esta corriente psicoanalítica, pese a no cargar las tintas sobre el Edipo como eje central y
resaltar las relaciones iniciales del niño con su madre como determinantes básicos del desarrollo de éste
(mitología de la Diosa Madre) presenta a la figura paterna como un atractor fundamental, que permite rescatar
al niño de la fusión inicial con su madre. (PAG109)

(PAG119) El analista existencial Irvin D. Yalom “ser consciente de la propia responsabilidad significa ser
consciente de crear tu propio yo, tu destino, tus dificultades vitales, tus sentimientos y, si tal es el caso, tu
propio sufrimiento” (PAG119)

(PAG169) voy a citar un pasaje de Winnicot acerca de pretendido demonio que nos acecha: La depresión
constituye un mecanismo curativo; cubre el campo de batalla con una especie de neblina, permitiendo una
clasificación a ritmo lento, dando tiempo a que todas las defensas posibles entren en liza y dando así mismo
tiempo a una preelaboración, de manera que a la larga pueda producirse una recuperación espontánea.
(PAG169)

(PAG181) James Hillman confiere a lo creativo el rango de instinto, viniendo a decir que “lo creativo es
necesario para la vida, y la satisfacción de sus necesidades, un requerimiento para ésta” 12. Entonces, la
creatividad como cualquier otro instinto requeriría su cumplimiento. Y como plantea la visión junguiana, la
actividad y la reflexión no serían suficientes, la vida hacia la totalidad necesitaría de la creatividad.
Tendríamos que situar este impulso dentro del mismo rango que la sexualidad o la agresividad y su
satisfacción sería tan importante para saciar el alma como lo es el comer para el cuerpo. (PAG181)

(PAG200)Tiresias dio una serie de indicaciones a Odiseo y además predijo algunos de los acontecimientos
que se iban a desarrollar en la vida del héroe. Pero lejos de hacer una lectura literal de este hecho y esperar
que emerja de nuestro inconsciente en forma clara y aleccionadora una respuesta a nuestro sufrimiento, que
nos indique con precisión lo que debemos hacer y además nos diga lo que va a pasar, hemos de leer desde lo
sutil y esperar que el conjunto de imágenes de nuestros sueños y fantasías puedan sugerirnos significados que
orienten nuestra vida consciente. (PAG200)
(PAG216) Esto me recuerda la importancia que el pensamiento alquímico daba al kairós. La teoría alquímica
vinculaba este concepto a realizar las operaciones químicas, en las que se estaba trabajando, en el momento
astrológico adecuado. Por lo que podemos decir que kairós significa el momento en el que las operaciones
pueden tener un resultado adecuado. (PAG216)

(PAG218) Cuando hemos desarrollado y descrito el estado depresivo hemos hablado de él como una fase que
nos afecta y conmociona y la cual, si somos lo suficientemente receptivos, nos trasforma. Neumann describe
la necesaria tensión para constelar lo creativo de la siguiente forma:

“Ser conmocionado, conmovido o encantado por algo es lo mismo que estar obsesionado por algo, siendo
precisamente la fascinación y la tensión emocional que acompañan a este estado lo que hace posible tanto la
concentración y la constancia del interés como el propio proceso creador (…) La peculiar agudeza del hombre
creador se expresa en una gran tensión psíquica, así como también en su capacidad de soportarla”. (PAG218)

(PAG257) Las estructuras que hacen posible la experiencia del ser humano están socialmente dadas mucho
antes de que él pise el escenario de la vida. El nacimiento en una familia insertada en una realidad histórica,
geográfica y socioeconómica particular, junto con su legado común como perteneciente a una especie,
condiciona de forma considerable el curso por donde va a desarrollar el sujeto su vida. Y en ésta siempre nos
encontraremos con la presencia de los Otros.

Otra característica del ser humano es su consciencia reflexiva: la conducta humana no estaría determinada tan
mecánicamente por los instintos y los estímulos naturales del medio ambiente, como es el caso del resto del
mundo animal, como por una estructuración significativa de su experiencia y la posibilidad de obrar
intencionalmente. Este hecho hace que el sujeto se plantee qué es lo que alivia o favorece el sufrimiento, la
enfermedad o la muerte. (PAG257)

(PAG287) Transferencia
La transferencia es un fenómeno que podríamos definir como la unión del pasado y el presente mediante un
falso enlace. Este hecho se convierte en un fenómeno general, pero que adquiere un formato específico en la
relación analítica, muy ligado al mecanismo de la proyección, por la que el sujeto transfiere a la figura del
analista parte de su mundo interno y así se vincula a necesidades, deseos, defensas y formas de relación
objetal pasadas. Se puede decir que en este proceso se produce una superposición del pasado y el presente. El
análisis de este hecho nos permitiría aclarar, como nos dice la importante pediatra y psicoanalista francesa
Françoise Dolto (1908-1988) “lo que se repite del pasado en la relación con el analista” 10, con lo que
podríamos rescatar la fantasía de pretendidos hechos reales. (PAG287)

(PAG288)Los primeros ejemplos del padre del psicoanálisis versaban sobre la transferencia erótica, pero muy
pronto también fueron apareciendo contenidos que se ligaban a la transferencia de la pulsión agresiva. Esto,
en un principio, hizo que se hablara de transferencia positiva cuando se desplazaban sentimientos amorosos y
de negativa cuando predominaba la hostilidad. Más tarde, para algunos autores, el término positivo o negativo
se relacionó con el hecho de que la transferencia se tornara en material que el sujeto se prestaba a elaborar, o
por el contrario una resistencia que en muchos casos podía llevar a interrumpir el análisis. (PAG288)

(PAG292) Seguro que desde la psicología individual adleriana hubiéramos podido realizar una lectura
complementaria a la que hemos desarrollado, En la que se hubiera remarcado el complejo de inferioridad de
nuestro sujeto, y como predeterminaba múltiples facetas de su vida. Pero, en definitiva, podríamos decir que
en ambas visiones hábitos, cualidades, rasgos de carácter y tendencia a desarrollar determinadas conductas
aparecen en la temprana infancia y sirven al sujeto para defenderle de lo que considera peligros del mundo
exterior. Esto se manifiesta en determinadas “reglas de juego”, como las llama Adler, que modulan la relación
del analizado con su analista, bajo el término que se ha consolidado con el nombre de transferencia.
(PAG292)

(PAG298) Contratransferencia
El concepto de contratransferencia se define como la respuesta emocional del analista ante el material que
proviene del paciente, relacionado con los sentimientos inconscientes que se activan en el terapeuta.
(PAG298)

(PAG300)En los años cincuenta aparecen una serie de trabajos en los que se plantea la contratransferencia no
sólo como obstáculo sino también como un posible instrumento. Este es el caso de la psicoanalista Paula
Heimann27 en Londres y el psicoanalista Heinrich Racker (1910-1961)28 en Buenos Aires. Este último autor
distingue tres formas distintas en las que puede operar la contratransferencia: como obstáculo, representada
por los puntos ciegos del analista; como instrumento, en el que el analista de forma empática siente lo que le
está pasando al analizado; y como campo, en la que el analizando puede tener una experiencia correctora y
distinta de la que tuvo en su pasado.

Racker distingue dos tipos de contratransferencia: la concordante, en la que el analista identifica su yo con el
yo del analizado; y la complementaria en la que el yo del analista se identifica con los objetos internos del
analizado. Pero como indica R. Horacio Etchegoyen la comprensión o empatía del analista no dependería
tanto de que se dé una contratransferencia concordante o complementaria como con el “grado de conciencia
que tenga del proceso, de la plasticidad de las identificaciones y de la naturaleza del vínculo”. (PAG300)

(PAG301) No quisiera acabar este apartado sin hacer referencia al importante concepto introducido por M.
Klein, en la etapa tardía de su vida, denominado identificación proyectiva, por las importantes consecuencias
que sugiere ante el denominado fenómeno contratransferencial. Freud utilizó el término proyección para
expresar la expulsión de impulsos indeseados, que en el marco terapéutico se desarrollan en la transferencia.
Klein extendió este concepto teorizando que lo que se proyecta en la identificación proyectiva no es sólo
impulsos separados, sino una parte del mismo self. Por ejemplo, impulsos agresivos acompañados de un self
malo, al que sitúa ahora en otra persona.

Pero fue, quizás, el médico y psicoanalista británico Wilfred Bion (1897-1979) quién introdujo en el seno del
discurso kleniano algunas aportaciones que hacen resaltar el papel de la contratransferencia ante la
identificación proyectiva30. Bion se descubrió teniendo él mismo intensos sentimientos que parecían
corresponder a la vida afectiva de sus pacientes. Es como que una parte del self del analista se veía
profundamente afectada por la proyección de su analizado. Bion dio un carácter más interpersonal al concepto
de identificación proyectiva transformándolo de una fantasía que operaba en la mente del analizado a un
acontecimiento relacional que se daba en la psique de dos personas. (PAG301)

(PAG302)Interpretación y causalidad
En uno de los escritos técnicos de Freud de 1911 titulado El uso de la interpretación de los sueños en el
psicoanálisis, el padre de la psicoterapia moderna define la interpretación como la explicación de un deseo
inconsciente. Lo que sería traer a la consciencia una determinada pulsión.
La interpretación haría referencia a algo que pertenece al paciente, y sin embargo él no tiene consciencia de
ello. Y al poder hacerse luz sobre este material se produce una nueva conexión de significado,
lo que es, en otras palabras, la posibilidad de organizar una nueva
forma de pensamiento. (PAG302)

(PAG303) El pedagogo y psicoanalista adleriano Siegfried Bernfeld (1892- 1953) describe tres clases de
interpretación que, a mi entender, nos permiten empezar a ubicarnos frente a la complejidad de este
importante instrumento; genética, funcional y finalista31. La interpretación genética pretende la
reconstrucción de procesos psíquicos que se dieron de forma concreta, con lo que prima la perspectiva causal
de los procesos anímicos. Se puede decir que es la interpretación fundamental para el psicoanálisis freudiano.
La interpretación funcional apunta a describir qué función cumple para el sujeto determinado rasgo de
carácter o actuación, consideración muy importante en el análisis de defensas, y recurso técnico fundamental
en el análisis reichiano. Y la interpretación finalista descubre la intención oculta de los procesos psíquicos,
dirigidos en determinada dirección, primando la visión teleológica, como encontramos en la psicología
individual adleriana y en la analítica junguiana. (PAG303)

(PAG307) Análisis del carácter


En el X congreso internacional de psicoanálisis, celebrado en 1927, Reich presentó un trabajo que tituló Sobre
la técnica del análisis del carácter. En éste Reich resalta el papel dinámico de la cura psicoanalítica que
consiste en analizar primero la resistencia para después llegar a los contenidos.
A esta conclusión había llegado después de analizar diferentes sujetos que, aparentemente, eran conscientes
de un cierto material que hacía referencia a un mundo pulsional reprimido pero era captado sin ningún tipo de
experiencia emocional importante.
En el pensamiento de este innovador psiquiatra alemán surgía la consideración de que para elaborar de forma
real los contenidos del inconsciente tenía que haber una vivencia emocional de ellos, si no se podían convertir
en puras racionalizaciones o pseudoemociones con poco sentido para el sujeto (aquí vemos un cierto retorno a
la importancia de la catarsis que el psicoanálisis había ido dejando de lado en pos de la primacía de la
comprensión).

Reich describe los siguientes caracteres:

1) Histérico. Este carácter se expresa con abundante agilidad, coquetería disfrazada en el andar, en las
miradas y en el hablar. Existe una importante tendencia a la dispersión y al cambio de conducta. La
aprensividad, dramatismo general y Sugestionabilidad son muy habituales en esta forma caracterial. Existe
una tendencia a la somatización. También nos encontramos con una escasa tendencia a la sublimación y a la
realización intelectual, y una continua actitud de seducción. (PAG307)

(PAG308) 2) Obsesivo. En este formato caracterial encontramos una preocupación pedante por el orden y una
necesidad de que exista siempre un programa preconcebido; todo cambio en el programa se experimenta
como displacer. Pensamiento caviloso e incapacidad de concentrarse son muy característicos en esta forma de
expresión. Avaricia, tendencia al coleccionismo, indecisión, duda y desconfianza son estados muy presentes
en el obsesivo junto con un acentuado freno y control. Reacciones tibias y en casos extremos un completo
bloqueo emocional se dan en estos sujetos También nos encontramos con una importante agresividad
contenida con abundantes sentimientos de culpa.
3) Masoquista. Podemos establecer esta forma de carácter como una variante del compulsivo. El masoquista
intenta mitigar la tensión interna y la amenaza externa exigiendo cariño mediante la provocación quejosa y el
desprecio. Su posición oral-pasiva contribuye a aumentar su carácter insaciable de demandas que cuando se
culminan se convierten en autodestructivas. En esta tipológía encontramos importantes elementos sádicos
encubiertos.
4) Fálico-Narcisista. Esta caracterología se expresa como el típico seguro de sí mismo, arrogante, elástico,
dominador y vigoroso. Encontramos cierto componente infantil en su porte atlético y siempre deseoso de
presentarse como digno y superior. Muy a menudo la agresión se expresa no tanto en lo que dice o hace,
cuanto en la manera en que lo dice o hace. Aparece como provocador. La agresividad se muestra como
defensa contra tendencias pasivas y elementos que le ligan a la vulnerabilidad.
5) Oral. Es una forma caracterial que aparece mezclada, de forma muy frecuente, con todos los caracteres
anteriormente descritos. Débil sentido de independencia, tendencia a estar apegado a los demás y sentimiento
interior de estar necesitado de sostén son sus características básicas. Cierta tendencia al vacío depresivo.
(PAG308)

(PAG314) En resumen, podemos encontrar tres posiciones frente al fenómeno del soñar, en base a la función
que se otorgue a los materiales oníricos:

a) Función causal (psicoanálisis). El sueño como actualización de la dinámica del inconsciente que está
anclada en la represión y por tanto en la historia del sujeto.

b) Función de reproducción existencial (psicología existencial y psicología individual, aunque en esta última
aparece el aspecto finalista). El sueño del sujeto reproduce su problemática existencial actual, indica su estar
en el mundo.
c) Función finalista (psicología analítica junguiana). El sueño tiene una intención, compensar la
unidireccionalidad de la consciencia, favoreciendo el camino hacia la individuación, en la que la integración
de los contrarios se convierte en un elemento fundamental. También podríamos introducir una variante de esta
visión, la que mantiene la psicología arquetipal, para la que la finalidad del sueño radica en la necesidad de
nuestra psique de alimentarse de imágenes arquetípicas. (PAG314)

(PAG315) El plantearme, como hacía Jung, que la mayoría de los sueños poseen una estructura dramática ha
sido un recurso que me ha permitido desmenuzar los diversos elementos que configuran las imágenes
oníricas; contexto, trama, personajes y desenlace serían sus partes. Este es un ejemplo de ello:

a) Localización: “Estoy en un circuito de fórmula uno”. b) Actores: “Hay un corredor de fórmula uno que va a
competir en una carrera”.
c) Intriga: “Empieza la carrera y los coches van adquiriendo mucha velocidad”.
d) Culminación o peripecia: “Veo que el coche del piloto que he estado observando sufre un accidente muy
aparatoso”.
e) Desenlace: “El piloto accidentado ha muerto”. (PAG315)

(PAG316) En mi trabajo sobre Los sueños en la vida, la enfermedad y la muerte, resumí una serie de puntos
que me parece interesante recordar como criterios clínicos a utilizar en la intervención ante los sueños de
nuestros analizandos45.
1) El analista debe tener en cuenta la situación consciente del soñante y las asociaciones que realiza de las
diferentes imágenes oníricas.
2) Decidir si la dirección de la intervención debe orientarse hacia un nivel objetivo o subjetivo del material
onírico.
3) Debe considerar el contexto, acción, personajes y desenlace del sueño.
4) Debe relacionar los personajes con los complejos personales (sombra) y con las matrices arquetípicas
(ánima, ánimus y símismo).
5) Debe preguntarse qué está compensando el sueño y qué otras funciones cumple.
6) Debe utilizar la amplificación mitológica en la medida en que las diferentes partes del sueño lo requieran, a
menudo inducido por la falta de asociaciones personales o por la claridad del motivo mitológico. (PAG316)
(PAG321) En definitiva, Jung nos recuerda la necesidad de abrir nuestra angosta conciencia y permitir que el
inconsciente hable a través de sus fantasías. Como regla general, podríamos decir que el primer paso sería
aprender a ver u oír la ensoñación mientras mantenemos un cierto grado de vigilia. Posteriormente tenemos
que aprender a diferenciar las voces y las imágenes, de forma que seamos capaces de ir dándoles el rango de
objetivas. Podemos dibujar, pintar, escribir y esculpir las imágenes o las voces que oímos, e incluso bailar con
los estados anímicos que se van desencadenando. Se trata de conectar con nuestro instinto creativo a partir de
la materia que nos proporciona el inconsciente, contribuyendo a que éste último nos siga hablando mediante
la imaginación.
En la imaginación activa resulta esencial no quedarse atrapado en la pura contemplación pasiva, aportando
nuestras preguntas y observaciones, como sucede en el mundo real ante situaciones que así lo requieren.
Cuando hayamos dicho y hecho lo que creemos conveniente, debemos ser capaces de poner la mente en
blanco para poder escuchar o ver lo que el inconsciente desea decir o hacer.
Podemos establecer un pequeño resumen de las reglas a observar en el trabajo de imaginación activa, reglas
que describí en la última parte de mi trabajo sobre los sueños: (PAG321)

(PAG322)

1) Debemos utilizar cualquier “rito de entrada” que nos haga acallar el continuo ruido al que nos tiene
acostumbrados la consciencia.
2) Es necesario mantenerse en el umbral de la consciencia, por lo tanto no llegar a dormirse, para así mantener
la interacción con las imágenes del inconsciente.
3) Podemos utilizar la imagen de un sueño, una fantasía o un estado anímico como elemento inicial en el
trabajo imaginativo.
4) No debemos dejar que las imágenes se modifiquen sin que previamente nos den información. La tendencia
habitual en el mundo imaginal es la de saltar de una imagen a otra, planteándose numerosas dificultades a la
hora de establecer una fijación que facilite el diálogo y la confrontación.
5) Es necesario interactuar con las imágenes como si se tratara de realidades que habitan nuestro mundo.
Preguntar, dialogar y manifestar los puntos de vista de nuestra consciencia.
6) Una vez acabado el proceso imaginativo, hay que recoger todos los contenidos que se han ido
desarrollando mediante cualquier técnica de fijación a la realidad, como puede ser la pintura o la escritura.
7) En el trabajo imaginal cabe utilizar cualquier técnica artística que nos incentive a seguir desarrollando la
fantasía.
8) Nunca debemos trabajar con imágenes de sujetos reales, pues podemos caer en una suerte de magia pre-
racional, distorsionando un proceso que pretende desarrollarse en las profundidades de la psique.
9) El material de la imaginación no puede utilizarse con fines yoicos, pues así sólo prostituimos un proceso
que en realidad pretende adentrarnos en la totalidad.

(PAG322)

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