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es Juan Manuel Santos. Antes de llegar a la Casa de Nariño, por allá en 1999, el
hoy mandatario escribió un libro sobre el tema y, en ese momento, lo planteó como
una alternativa para el desarrollo del país.
La Tercera Vía es, según el Jefe del Estado, un punto medio entre el
capitalismo salvaje o neoliberalismo y el Estado de Bienestar que busca más
beneficios sociales para los sectores más vulnerables.
Ante esta visión del Presidente, los analistas tienen diferentes ópticas sobre la
factibilidad de aplicar este modelo en Colombia, ya que algunos consideran que las
desigualdades sociales y la ausencia de un pacto entre los sectores productivos de
la economía como se hizo en Europa, no permiten su aplicación, pero, en
contraste, hay quienes creen que el terreno está abonado para hacerlo.
Sin embargo, Giraldo consideró que “la Tercera Vía no tiene posibilidades aquí,
sencillamente porque hasta ahora no sabemos cuál es el país que queremos,
además que el país progresa pero la riqueza se concentra en pocas manos y esta
élite no es solidaria para hacer acuerdos como se hicieron en Europa”.
Añadió que “este esquema también trae la posibilidad de formalizar, es decir que
puede ofrecer beneficios tributarios para combatir el contrabando y, por qué no,
mirar la posibilidad a bajar la base gravable del IVA”.
Para Velasco es claro que este modelo es clave “para el posconflicto, porque si
hay una redistribución acompañada de una descentralización se pueden sacar
adelante muchos proyectos sociales que terminan por favorecer a los sectores
más vulnerables de la sociedad”.
¿En qué consiste el modelo?
La Tercera Vía, según el analista Fernando Giraldo, es una propuesta social
demócrata y un modelo de gobierno con contenido programático social que
representa el punto medio entre los estados asistencialistas como Dinamarca,
Suecia y Noruega, entre otros, y el neoliberalismo.
El principal precepto de esta corriente se basa en la frase “el mercado hasta donde
sea posible y el Estado hasta donde sea necesario”, por lo que determina un
modelo mixto, en el que trabajan, por igual, el sector público y el privado.
Este modelo fue adoptado por Tony Blair en el Reino Unido; Lionel Jospin en
Francia y Romano Prodi en Italia, quienes vieron en esta corriente una herramienta
para lograr la equidad en sus naciones, con el fin de romper las brechas entre los
grandes capitalistas y la población.