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Hiroshima y Nagasaki
Efeméride que
recuerda la vida y las
obras del Padre
Alberto Hurtado.
Efeméride
que recuerda
el nacimiento
de la Madre
Teresa de
Calcuta.
Bernardo O'Higgins
Biografía
Bernardo O'Higgins Riquelme era hijo natural de Ambrosio O'Higgins, militar y
administrador colonial de origen irlandés que, habiendo iniciado por entonces una
brillante carrera al servicio de la Corona española, llegaría a ser nombrado
gobernador de Chile (1788-1796) y virrey del Perú (1796-1801); su madre era
doña Isabel Riquelme y Mesa, una bellísima joven criolla. Por conveniencias
sociales, el niño recién nacido fue llevado a Talca, donde se crió al cuidado de
don Juan Albano Pereira y de su esposa, doña Bartolina de la Cruz.
Cuando cumplió once años regresó a su ciudad natal para seguir estudios en el
colegio de los religiosos franciscanos, pero no permaneció mucho tiempo en
Chillán, pues su padre, que había sido nombrado gobernador de Chile el año
anterior, decidió que completara su educación en un centro más selecto, como
era el Convictorio de San Carlos, en Lima; el joven Bernardo prosiguió allí su
formación hasta los diecisiete años.
La independencia de Chile
Durante su estancia en Argentina, Bernardo O'Higgins trabó íntima amistad con el
general José de San Martín, quien había de desempeñar un importantísimo papel
en la emancipación de Sudamérica. De la fraternidad que unió al prócer argentino
con el libertador chileno dan fe su correspondencia, la inquebrantable lealtad que
mantendrían durante toda su vida y los mutuos elogios que se dedicaron.
En una carta de O'Higgins a San Martín, fechada en Mendoza el 21 de marzo de
1816, el primero le pide al segundo cien pesos para atender a las apremiantes
necesidades de su familia, que "igualmente que yo -escribe- se halla envuelta en
la persecución del enemigo común". La anécdota revela la heroica austeridad y
las precarias condiciones económicas a las que O'Higgins estuvo sometido
durante estos años. El epistolario completo muestra, por otra parte, una cordial
efusividad entre ambos patriotas y hasta contiene algunas íntimas confidencias,
porque, como escribió O'Higgins, "no cabe reserva entre los que se han jurado
ser amigos hasta la muerte".
San Martín y O'Higgins en la travesía de los Andes
San Martín entendía que la definitiva liberación de las colonias
hispanoamericanas pasaba por la ocupación del Perú, centro neurálgico del
poder virreinal, y proyectaba una expedición por vía marítima desde Chile;
obviamente, la caída de la Patria Vieja arruinó sus planes, que precisaban el
apoyo y colaboración de un Chile independiente. De este modo, la liberación de
Chile se convirtió en el objetivo prioritario de ambos caudillos, que se dedicaron
pacientemente a reunir y organizar las tropas que habían de llevar a cabo una
temeraria empresa: cruzar los Andes por distintos pasos desde Argentina y caer
sorpresivamente sobre Chile.
Bajo la dirección de San Martín y O'Higgins, la campaña de los Andes pasaría a
la historia como la más grandiosa gesta militar americana de todos los tiempos:
en enero de 1817, en sólo veinticuatro días, el llamado Ejército de los Andes
cruzó la cordillera y obtuvo la crucial victoria de Chacabuco (12 de febrero de
1817), que abrió las puertas de la capital, ocupada dos días después. El 16 de
febrero, una ciudadanía entusiasta ofrecía el mando supremo del Estado al
victorioso general O'Higgins.
Sin embargo, los intereses prioritarios no pasaban entonces por la política sino
por la guerra, y fue preciso continuar la lucha en el sur, aunque la suerte ya
estaba echada y los realistas dejaron de ser una amenaza seria para la
independencia de Chile, que fue proclamada formalmente el 12 de febrero de
1818. Ese mismo año tuvieron lugar los últimos enfrentamientos notables: el
nuevo virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, movilizó un ejército de tres mil
hombres, cuya dirección fue otra vez confiada a Mariano Osorio. Los españoles
derrotaron a los patriotas en la batalla de Cancha Rayada, en la que el propio
O'Higgins recibió un balazo en el brazo derecho. Aún convaleciente, quiso asistir
sin embargo a la decisiva batalla de Maipú (5 de abril de 1818), en la que San
Martín aplastó a los realistas, asegurando definitivamente la independencia
chilena; al término del combate, San Martín y O'Higgins se fundieron en el célebre
«abrazo de Maipú».
El abrazo de
Maipú (detalle
de un cuadro de Pedro Subercaseaux)
Últimos años
Su objetivo era seguir viaje a Inglaterra junto con toda su familia. Para ello
confiaba en los rendimientos de unas haciendas peruanas que San Martín le
había donado, pero los realistas ocupaban todavía buena parte del territorio del
antiguo Virreinato y la situación era caótica. Recibido con todos los honores en
Perú, fue amablemente presionado para que asumiera el mando del
ejército. Simón Bolívar, que a su llegada a tierras peruanas tomó a su cargo la
dirección de las operaciones militares que conducirían a la liberación del Perú,
entabló de inmediato amistad con O'Higgins, que pasó a convertirse en un
distinguido miembro de su Estado Mayor. Los avatares de la lucha los llevaron a
la costa, mientras el general Antonio José de Sucre vencía a los realistas en la
batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824), liquidando el último foco de
resistencia española en el continente.
O'Higgins no llegó a emprender el viaje a Inglaterra; en lugar de ello, permaneció
en Perú tratando de rentabilizar sus posesiones de Montalván y Cuiba, en el valle
del Cañete. Los rencores que había dejado atrás en Chile maquinaron para que
se le interrumpiera el pago de su pensión militar. En 1826, sus partidarios
quisieron devolverlo al poder mediante una conspiración en Chiloé, pero, una vez
fracasada ésta, el general fue borrado del escalafón militar y quedó prácticamente
proscrito.
Cuando en 1836 el ministro chileno Diego Portales declaró la guerra a la
Confederación peruano-boliviana, el dictador boliviano Andrés Santa
Cruzpretendió ganarlo para su causa; Bernardo O'Higgins condenó la guerra
fratricida y se negó a apoyar a Santa Cruz, incluso cuando éste le ofreció el
retorno al poder en Chile. En 1839, la victoria del general chileno Manuel Bulnes
en Yungay frente a las tropas de la Confederación puso fin a la contienda; se
abrió entonces en Chile un paréntesis con una política de reconciliación nacional
liderada por el propio Bulnes. Nombrado presidente, Manuel Bulnes ordenó en
1841 que se restituyeran el rango y los sueldos debidos a O'Higgins, pero la
reparación llegó cuando el libertador de Chile se hallaba ya a las puertas de la
muerte. Falleció en Lima el 24 de octubre de 1842.