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Alumno: Bulacios Héctor Marcelo

Modulo: El Docente y su Práctica

Hacer un comentario vinculado a la realidad que se conoce. (enfoque


tutelar-enfoque de derecho)

La reciente aprobación de la Ley de Protección Integral de los Derechos de


Niños, Niñas y Adolescentes dejó formalmente atrás el Patronato, un régimen
que durante un siglo convirtió cualquier problema social de los chicos en una
cuestión judicial, pero Argentina entra ahora en una delicada transición hacia
una nueva era en la que las políticas públicas primen sobre los tribunales de
Menores.

la voluntad política del Estado para desmontar un sistema que retiene a miles
de chicos en institutos y centros, y crear otro nuevo que deje de considerar a
los niños objeto de tutela gubernamental y los reconozca, por fin, como los
sujetos de derechos.

Un aspecto central del cambio de sistema y cultura que impone la ley involucra
al Poder Judicial: ante la vulneración de derechos de todos los niños, niñas y
adolescentes -no sólo la de aquellos en situación social grave-, ya no será un
juez el que decida, sino el Estado, como responsable de aplicar políticas
públicas para prevenirlas o repararlas. Los jueces, ahora, solo intervendrán en
casos preestablecidos de "excepcionalidad", y como supervisores.

La impronta cultural que dejó un siglo de judicialización de los problemas


sociales de los niños aparece como el desafío de fondo en los cambios que
introduce la nueva ley. Hay maestros que tienen que tomar decisiones
pedagógicas, por ejemplo, y prefieren que las tome un juez. La misma inercia
puede ganar a otros estamentos de la sociedad, incluidas algunas veces las
propias familias. La figura del juez para tomar decisiones "es muy
tranquilizadora para muchos actores sociales. La tendencia a esperar que los
jueces resuelvan es muy fuerte en muchos profesionales de la salud y de la
escuela -aun cuando no estén de acuerdo con las decisiones de los jueces-
porque tomar decisiones implica asumir responsabilidades".

Los tribunales se han tenido que preguntar hasta ahora, "¿qué hago con una
familia de chicos desnutridos y una madre que no los puede contener, y sé que
pueden morir? ¿Tengo que pedir recursos? Y si no los tienen o no los dan,
¿mandarlos a un hogar?".

Los jueces, bajo la nueva ley, tendrán dos grandes tareas: por un lado,
supervisar y dar legalidad a las medidas de "excepcionalidad" que decida el
poder administrativo -separar al niño de su núcleo familiar, básicamente-; por el
otro, en la medida que los gobernantes dejen de dar respuesta, exigirle que
cumpla con la misma ley que les otorga ahora el poder y la responsabilidad
principales para asegurar los derechos de todos los niños, institucionalizados o
no.

El cambio en marcha requiere, necesariamente, de fondos que aseguren que


los programas sociales reemplacen el viejo recurso de la intervención judicial
con derivación a un instituto. Pero, es tan importante asegurarse las partidas
necesarias para aplicar esas políticas públicas, como invertir "en una
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intervención con enfoque de derechos, y no tutelar". Si bien los programas van


a demostrar que son efectivamente más económicos y eficientes, al comienzo
va a resultar más caro, porque las situaciones residuales implican un costo y
habrá que emplear además nuevo personal".

Marcelo Bulacios
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