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UNIDAD 5

CARGA DE LA PRUEBA:

Noción de carga de la prueba.


a) Conceptualización: La noción de carga de la prueba surge de las precisiones
anteriores, suponiendo la existencia de una regla que le indica al juez como debe fallar
en la causa, cuando los medios probatorios aportados al juicio no le permitieran llegar a
una convicción tal que le orienten a resolver en uno u otro sentido, no teniendo el
convencimiento necesario para dar por reconocido los hechos invocados.
La compleja conceptualización, fue definida magistralmente por el maestro colombiano
Devis Echandía, al decir: “Es una noción procesal que contiene la regla de juicio, por
medio de la cual se le indica al juez cómo debe fallar cuando no encuentre en el proceso
pruebas que le den certeza sobre los hechos en que deben fundamentar su decisión, e
indirectamente establece a cuál de las partes le interesa la prueba de tales hechos, para
evitarse las consecuencias desfavorables”.
Es ya clásica la definición dada por Goldschmidt de que las cargas eran un imperativo
del propio interés, es decir ocupaban en el proceso el lugar de las obligaciones, aunque
su incumplimiento no acarreaba sanción, sino simplemente la pérdida del beneficio.
Definición que más bien quedaba sujeta a la falta de diferenciación entre carga procesal
y carga de la prueba requiriendo de una apreciación más específica, al no considerarse a
la carga de la prueba como una obligación cuya consecuencia por su inejecución es una
sanción o pena, a más de proteger un derecho ajeno; en cambio en cuanto a la carga de
la prueba, la abstención del actor solo hace perder los efectos útiles del acto mismo; y
por otro lado, la carga sirve para tutelar un interés propio .
Así tenemos que moderadamente, se define a la carga de la prueba, como la facultad que
se adjudica a las partes de probar, en su propio interés, los hechos que fundamentan su
pretensión o excepción. Es un poder o facultad de ejecutar libremente un acto previsto
en una norma jurídica en beneficio propio, sin coacción, pero cuya inejecución acarrea la
pérdida del beneficio, o de una chance. No se puede obligar a alguien a probar, pero si no
lo hace el hecho no será considerado por el sentenciante. Agregando, que derivado de
estas apreciaciones, se forma una regla de juicio que el juez debe aplicar, cuando carezca
de convicción suficiente para sentenciar.
La carga de la prueba es una derivación de la carga procesal suponiendo un criterio de
auto-responsabilidad procesal, no de imposición como deber, sino como una necesidad
de determinado comportamiento que podrá darse o no en los afectados en la litis, cuyo
incumplimiento reporta una consecuencia negativa.
La descripción conceptual, encierra una doble perspectiva: por un lado, la existencia de
una regla dirigida al Tribunal, que le permite evitar el non liquet, condicionando una
“regla de juicio” que debe aplicar cuando no se han probado los hechos esenciales de la
litis; y por el otro, una “regla de conducta”, dirigida a las partes, que les indica cómo
deben comportarse en el proceso probando los hechos que alegan si pretenden no sufrir
las consecuencias negativas (fallo desfavorable) de su omisión.
En términos sencillos, la carga de la prueba significa determinar quién debe probar
(rectius: quien tiene la carga), y si no lo hace, sufre las consecuencias. La norma no se


 
limita a garantizar un juez imparcial, sino que concede a este juez medios de formarse
una convicción también independiente de la voluntad de las partes, evitando el non
liquet.
b) Regla de juicio y regla de conducta: La doctrina moderna ha diferenciado la situación,
al establecer que la carga de la prueba tiene en realidad dos reglas básicas, una regla de
juicio y una regla de conducta, ambas derivadas de la diferenciación establecida por
Rosemberg , de carga de la prueba o carga subjetiva de la prueba y de la carga de certeza
o carga objetiva de la prueba, al que podemos sumar el maestro italiano Micheli, (las
denominó “reglas de juicio” ), quienes fueron los que destacaron la importancia de las
reglas dirigidas al tribunal y a las partes.
La carga subjetiva de probar, responde a la pregunta ¿quién debe probar?, refiriendo a la
necesidad de establecer que parte es la que debe suministrar la prueba de las
afirmaciones vertidas en juicio, que parte está obligada a producir los elementos de
convicción jurídica necesaria para otorgar certeza a los hechos, es evidente que desde
este punto de vista se impone una regla de conducta a los litigantes.
En cambio, en la carga objetiva de la prueba o carga de la certeza, al decir de Rosemberg:
“(…) prescinde de toda actividad de las partes emprendida con el fin de hacer constar los
hechos discutidos; con respecto a esta carga, sólo interesa saber cuáles son los hechos
que deben constar para que se consiga la finalidad anhelada del proceso; además,
aquélla determina las consecuencias de la incertidumbre acerca de un hecho, sin que
importe la circunstancia de que una u otra de las partes, o las dos, o el tribunal, se han
preocupado en el sentido de hacerlo constar” .
La regla indica la forma en que debe resolver el juez, al necesitar alguna orientación
sobre cómo decidir, ya que el procedimiento le impide terminar en un non liquet, al estar
obligado a condenar o absolver siempre en el caso particular.
Con ello se observa que en el proceso civil son decisivos, no los esfuerzos para
suministrar prueba, sino el peligro de que esta se malogre, de nada serviría que se
facilite la prueba pero esta no pueda producirse, o, si se practica la misma que nada
aporte a la casuística presentada, poniéndole al juez en una situación impeditiva sobre el
conocimiento de los hechos, incidiendo al momento en el cual tendrá que resolver de
alguna manera conforme a la legalidad y al criterio del ordenamiento respecto a la regla
de la carga de la prueba. Por último sostiene este autor, que tanto la carga subjetiva
como la objetiva no pueden ser entendidas una separada de la otra, coexistiendo.

El origen del problema.


En el proceso moderno la tarea del juez en cada causa en particular, lo constituye su
obligación de aplicar el derecho objetivo al caso concreto, no puede alegar imposibilidad
de fallar, de alguna manera tiene que resolver el conflicto.
Sin discutir la validez o no de la obligación de fallar, sucede con frecuencia que se ve
imposibilitado de saber con certeza como ocurrieron los hechos, ya sea por falta de
prueba o por deficiencia probatoria de las partes, no produciéndose en el juez la
convicción de certeza para dirimir el conflicto.
En resumen, los detalles del proceso judicial son elementos de convicción
necesaria para que el órgano jurisdiccional resuelva con justicia, pero ocurre que cuando


 
no atesora la suficiente certeza de todas maneras precisa resolver, es aquí donde se
plantea el problema de la carga de la prueba.
En una primera aproximación, el verdadero origen de la carga de la prueba surge en el
momento en que el tribunal tiene que dictar sentencia, siendo en este instante se verifica
si efectivamente sucedieron los hechos, si existen normas jurídicas graduables al suceso
y si corresponde o no aplicar una condena.
Una vez posicionado en esta situación, el Tribunal tiende a converger con dos situaciones
diversas: a) La primera, que todos los hechos hayan sido probados o se haya comprobado
su inexistencia; b) la segunda, que los hechos no hayan sido probados, o que unos
hayan sido probados y otros no.
Procedente de la primera circunstancia, el Tribunal, se encuentra en una situación ideal
para sentenciar, sólo le corresponde valorar los hechos y el derecho, aplicándolos al caso
en concreto, en consecuencia se dice que la función probatoria logró su objetivo, su
finalidad se cumplió, la razón de ser del sistema probatorio se encuentra justificada.
Derivada de la segunda situación, es cuando se presenta con todos sus bemoles la carga
de la prueba, el Tribunal ante una falta de pruebas o carencia de ellas no puede dictar el
veredicto sin utilizar un mecanismo de solución eficaz que le facilite llegar a una
conclusión, pues sabido es que no le está autorizado emitir un “non liquet” , debiendo
resolver en un sentido o en otro, al tener un poder-deber de juzgar, es el mismo
ordenamiento el que le indica cómo debe fallar en la causa determinada. Es aquí,
derivado de la segunda situación, donde cobija su génesis, su origen, el dilema de la
carga de la prueba.
De lo narrado, establecemos cuales son las cuestiones fundamentales sobre las que se
asienta el problema de la carga de la prueba, respondiendo a los siguientes
cuestionamientos: ¿Cómo debe resolver el juez una causa cuando esté ante supuestos de
falta de certeza?; ¿cuáles son los principios que deberá aplicar para hacerlo?; ¿sobre
quién recaerá la responsabilidad sobre la falta de certeza?; ¿Qué criterios aplicará para
resolver? Todos estos supuestos son los que tiene que responder el ámbito jurídico con la
implementación de las reglas de distribución de la carga de la prueba, proporcionando
las salidas al sistema.
Estas reglas colaboran con el juez para orientar su formación de convicción y permitirle
resolver en algún sentido, a manera de instrucción dada sobre el contenido de la
sentencia que debe pronunciar , en todos aquellos casos que sea inasequible resolver por
la imposibilidad de comprobación de la verdad.
Generalmente, el juez fallará en contra de quien tenía que probar y no lo hizo, en contra
de aquel que le correspondía la carga de probar y omitió hacerlo, ya sea deliberadamente
o no, al no haber cumplimentado su cargo de efectuar actos que tengan por objeto
probar los hechos argüidos en el proceso, pues con seguridad quien actúa de esta
manera reticente en la producción probatoria, no cumple el rol colaboracionista que le
corresponde en el proceso (actitud solidarista) a pesar de tener los mejores elementos
para hacerlo, debiendo cargar con su responsabilidad incumplida.


 
La idea de carga procesal.
Cuando a carga de la prueba se refiere, es ineludible mencionar el concepto de la carga
procesal, al ser imposible comprender el término carga, sin hacer referencia a carga
procesal que es el antecedente de la carga de la prueba.
Nada mejor que comenzar citando a Goldschmidt, quien fue mediante la doctrina de la
situación jurídica procesal el que con mayor claridad lo precisó, al decir que las cargas
procesales son imperativos que operan en el proceso en razón del propio interés de las
partes, y que remplazan, siempre dentro del proceso, a las obligaciones. Al definir como a
un imperativo del propio interés, se está afirmando que no corresponde al interés ajeno
(allí hablaríamos de obligaciones). Lo que indica, que cada parte debe cumplir con el
imperativo que favorece a su interés, como comparecer, contestar demandas e
incidentes, probar, etc., no existiendo una sanción coactiva que conmine al individuo a
cumplir, sino se produce como consecuencia de su incumplimiento una desventaja para
él mismo.
Se deduce de lo afirmado, que en el proceso dispositivo las partes acuerdan ejecutar
ciertos actos, adoptar determinadas conductas, afirmar hechos y hacer peticiones ,
enmarcado dentro de los límites del proceso, atento al lugar y modo de realizarlos,
siempre y cuando aspiren obtener resultados favorables mediante la sentencia de fondo.
Sin embargo, estos actos y derechos procesales no serán obligatorios para las partes, a
manera de deber ineludible, no excluyéndose la posibilidad que no los cumplan en la
tramitación del litigio.
Si bien no existe una sanción a modo de penalidad, si es lógico que el no ejercicio de
estos derechos traiga como consecuencia resultados desfavorables a la pretensión de
quien haya incumplido la carga de ejecutarlos.
La inobservancia de determinadas conductas en el desarrollo del proceso, es lo que
acarrea derivaciones más o menos gravosas, como la pérdida de oportunidades
procesales, la ejecutoria de resoluciones, la pérdida del derecho a probar, que conllevará
en algunos casos a la pérdida del litigio. Pero no significa que por el solo incumplimiento
de una carga procesal, el juicio se paralice o concluya, sino que esta inacción de parte
será valorada en el momento de dictarse la sentencia definitiva de la causa.
Expone Carnelutti: “…obligación es subordinación de un interés del obligado a un interés
ajeno impuesto por medio de la sanción. La carga es la subordinación de uno o más
intereses del que sufre la carga a otro interés suyo impuesto haciendo de ella una
condición para la obtención de dicho interés…”. Las cargas procesales se constituyen en
el género del cual surgen todas las demás cargas que se dan en el proceso, entre la que
destacamos a la carga de la prueba.
Esta última, no es más que la carga de proponer pruebas y diligenciarlas en apoyo de los
argumentos vertidos en la demanda o en su contestación, atañe a la búsqueda de las
pruebas, no a la inspección ni a la valoración de ellas, que queda circunscripta a la
actividad jurisdiccional.


 
Fundamento e importancia de la carga de la prueba.
La razón de ser de la carga de la prueba es tratar de asegurar el cumplimiento de los
fines primordiales del proceso, cuales son los de seguridad jurídica, la paz, la armonía
social, etc.; piénsese en la anarquía que se produciría si el Tribunal no tuviese respuesta
para dar ante los litigios que se le presentan, permitiendo que los particulares resuelvan
por manos privadas los conflictos, retrocederíamos al proceso primitivo ya abandonado
por el modernismo jurídico.
Sin embargo, no podemos soslayar que el problema de la carga de la prueba asume dos
aspectos, el primero como una regla de juicio para el juez; la segunda, como la
distribución de la falta de pruebas entre las partes. Desde el primer aspecto reviste
trascendental importancia en el campo general del derecho y en especial del proceso,
puesto que la seguridad jurídica, el interés general del proceso y la jurisdicción, bregan
por su existencia.
En el segundo aspecto, la cuestión es más debatida, así Devis Echandía refería, “que el
fundamento de la carga de la prueba, como norma de distribución del riesgo de la falta
de certeza, se encuentra en los principios de la lógica, la justicia distributiva y la
igualdad de las partes ante la ley y el proceso, esto es, en la necesidad de darle a todas
las partes una adecuada oportunidad y una guía segura para la defensa de sus derechos
y de su libertad”.

IMPORTANCIA DE LA CARGA DE LA PRUEBA


Es casi unánime la opinión de los procesalistas, sobre la gran importancia práctica de la
distribución de la carga de la prueba en el contexto del proceso civil. Quizás quien mejor
ha resaltado la trascendencia del instituto fue Rosemberg, al calificarlo como “la espina
dorsal de proceso civil.”
Todo lo que fuera expuesto hasta aquí sobre el tema, es suficiente para resaltar la
mayúscula importancia de la noción que se transporta a todo el derecho en general, que
ya es suficiente para incursionar en las complejas profundidades sustentadas por la
Teoría General del Proceso. Pensemos solamente, en la inexistencia de reglas de juicio
equitativas para que el juez pueda resolver un conflicto cuando falte suficiente prueba
que justifique la existencia del hecho alegado, la consecuencia de ello sería el fracaso del
sistema procesal, el reinado de la inseguridad, la incertidumbre sobre las relaciones
jurídicas, la proliferación de conductas obstruccionistas haciendo que en el proceso nada
pueda probarse con el objetivo de evitar la sentencia de mérito.
Como lo afirma, el colombiano Devis Echandía: “La carga de la prueba es por
consiguiente, una medida imprescindible de sanidad jurídica y una condición sine qua
non de toda buena administración de justicia.”


 
Características esenciales.
Se destacan como características esenciales del instituto de la carga de la prueba, las
siguientes manifestaciones:
a) Regla General de aplicación: La carga de la prueba se constituye en una regla general
aplicable a toda clase de procesos, sean estos de índole civil, penal, laboral,
administrativo. De modo que no se encuentra limitado al proceso civil, en especial al
proceso dispositivo civil, pudiendo aplicarse inclusive al proceso inquisitivo (a pesar que
algunos doctrinarios se oponen a esta concepción). En el ámbito penal, se considera al
principio in dubio pro reo, como el medio de la admisión de la carga de la prueba en esta
materia.
b) Regla del riesgo probatorio: Esto es, la carga de la prueba no determina quién debe
llevar la prueba, sino agudiza la apreciación de quien asume el riesgo que no se produzca
la prueba, subsume la idea que el valor probatorio siempre será el mismo, pero verifica
quien debió correr con el riesgo de producirla, y si no la produjo, quien carga con las
consecuencias negativas de su inacción. Apunta a que el valor de la prueba es igual, sea
que la haya producido el juez o las partes, pero en caso que no se hubiera diligenciado
prueba, establece quien asumía el riesgo de su no practicamiento.
c) Normatividad: Estará contenida en el ordenamiento jurídico para que su aplicación
resulte efectiva, es decir, que una norma debe consagrarla ya sea como principio
general, o bien prescribiéndola para casos especiales, en ciertas materias u obligaciones.
Indica que puede estar comprendida en la norma procesal o en el derecho de fondo.
d) Regla objetiva: Supone, que el Juez toma de la ley el criterio para la distribución de la
carga y la aplicación de las consecuencias de la falta de certeza, sin que las
circunstancias especiales de las partes ni la dificultad en obtener la prueba, lo
determinen ni modifiquen .
e) Sustitutiva y eventual: Se dice que tiene el carácter sustitutivo, porque la carga de la
prueba solo se aplica sustitutivamente cuando falta prueba, solo si esta es insuficiente la
regla tiene aplicabilidad. Al contrario, si las pruebas demuestran la existencia de los
sucesos, no es necesaria su aplicación, por lo que sustituyen cuando el hecho es incierto
o desconocido. Solo ante la falta de prueba el juez considera las consecuencias de la falta
de certeza. De allí, que también sea eventual, porque solo será aplicable si el evento de la
falta de prueba se produce.
f) Complementariedad: Es un complemento necesario de toda ley y de todo precepto
jurídico, viable de aplicarse por un juez en un litigio que debe resolver. Complementa a la
norma, permitiendo llenar la laguna jurídica.
g) Reside en la premisa menor del silogismo: Rosemberg bien lo clarifica, al exponer que
reside únicamente en la premisa menor del silogismo judicial, pues solo entra en
consideración cuando tiene por objeto el examen de la verdad de los hechos del caso a
decidirse . Las normas sobre la carga de la prueba están destinadas a resolver las dudas
en el terreno de la cuestión de los hechos.
h) Sobre hechos controvertidos: Solamente se aplica sobre hechos controvertidos,
discutidos y alegados en la causa, no sobre los que fueron admitidos, sean notorios o
exentos de prueba.


 
i) Reservado para el momento de sentenciar: El fin primordial de la carga de la prueba, es
permitir al juez resolver el litigio concreto evitando el non liquet cuando hubiese
incertidumbre probatoria, reservado para el momento de dictar la decisoria del proceso.

Principales criterios de distribución:


Diversas reglas y criterios se han ido sucediendo en la historia del proceso, mediante las
diferentes doctrinas que fueron desarrollándose, siendo el problema de las reglas de
distribución de la carga de la prueba uno de los más debatidos.
Algunos de estos criterios fueron ya abandonados, otros son de aplicabilidad parcial,
estando también los nuevos cánones que buscan introducirse en el mundo procesal
mediante su consagración normativa. Bien se ha dicho, que en su gran mayoría estos
razonamientos actúan complementados, algunas veces adaptándose a los demás, otras
admitidos como bisoñas pautas, siempre dentro de la evolución de la doctrina procesal.
Presentándose como significativo, que prácticamente todas las legislaciones adoptan uno
u otro criterio insertándolos en los códigos, estableciendo derroteros a seguir para los
jueces.
La distribución de la carga de la prueba y sus criterios de aplicación, esbozan una idea
determinando que hechos serán probados por las partes para obtener un resultado
favorable en el litigio, teniendo como condición que si no se prueba, se corre el riesgo de
perder el proceso. Responde a la pregunta ¿qué es lo que necesita probar cada parte si
no quiere sufrir las consecuencias de un resultado desfavorable? A más de regular una
regla de juicio a la cual el juez debe someterse, indicándole como dirimir la causa ante la
falta de prueba para evitar el non liquet.

a) tesis que impone al actor la carga de probar;


Conforme a este criterio, el actor es el encargado de probar los hechos que afirma, debe
demostrar sus afirmaciones, los hechos sobre los que funda sus pretensiones; por el
otro, el demandado debe justificar los hechos en que funda sus excepciones, dándole un
carácter de actor al demandado que plantea defensas, pues también tiene la obligación
de demostrar los hechos en que sustenta su defensa.
Proviene del derecho romano, del antiguo aforismo “onus probando incumbi actori”, o,
“necesitas probandi incumbit ei qui agit” y “actore non probante reus est absolvendus” y
“reus in excipiendo fit actor”; fue la tesis que predominó en los códigos iberoamericanos
de principio de siglo (Código de procedimientos en materia civil y comercial de nuestro
país). Valorada correctamente esta regla, conduce a exigir que cada parte pruebe el
fundamento de sus propias alegaciones (intentio).
La tesis, resulta de aplicación eficiente para muchos casos pero no alcanza a constituir
una regla general para la integralidad de los litigios, más que equivocado resulta
insuficiente, es decir, no todos los casos alcanzan a resolverse con esta regla.
Ejemplificativamente, emana la insuficiencia del criterio en los conflictos en que la
prueba del mismo derecho del demandado surge de las afirmaciones del actor, con lo
cual aquel no tiene que probar sus propias negaciones; así también, es inaplicable con
aquellos hechos que no merecen prueba (notorios, evidentes, presumidos y admitidos);
por lo que la doctrina procesal no tiene dudas al confirmar que se trata de un
razonamiento, si bien no deficiente, si insuficiente.


 
Tuvo amplia repercusión, con un peso específico determinante por mucho tiempo, hasta
avanzado el siglo XX, que se resumía en la idea “el actor prueba”, “la carga de la prueba
le corresponde al actor”, generando una abundante casuística.

b) criterio en función a la naturaleza de los hechos a probar;


Tiene su origen en el Código Napoleón (Art. 1315), siendo recogida por Chiovenda quien
lo sistematizó (constitutivos, extintivos, impeditivos y modificativos), seguida por
Couture, e incorporado al Código Procesal Civil Modelo para Iberoamérica , al Código
General del Proceso Uruguayo y seguido por los Códigos chilenos, colombianos, entre
otros.
La tesis señala, que corresponde probar al actor la prueba de los hechos constitutivos, es
aquel que constituye una situación fáctica sustantiva; y al demandado, la prueba de los
hechos extintivos, impeditivos o modificativos en que basamenta su defensa. Los hechos
extintivos son los que hacen cesar la voluntad concreta de la ley, los impeditivos, los que
impiden el nacimiento del derecho. En tal sentido, la atribución del criterio de
distribución de la carga de la prueba ya no depende de quién sea actor o demandado,
sino de qué tipo de hecho alegue.
Se le critica la dificultad de apreciación que tiene para conceptualizar y fijar cuales son
los hechos constitutivos, impeditivos o extintivos de un derecho.

c) tesis que impone a las partes probar los presupuestos fácticos de la norma;
Es la teoría cuyo máximo exponente es el alemán Leo Rosemberg, quien explicando su
posición señala: “La parte cuya petición procesal no puede tener éxito sin que se aplique
un determinado precepto jurídico, soporta la carga de la afirmación y de la prueba de
que las características definidoras de ese precepto están realizadas en los hechos”. El
autor, traslada la clasificación al plano normativo, porque considera que para saber si un
hecho es constitutivo, extintivo o impeditivo, es necesario remontarse al precepto jurídico
cuyo presupuesto consiste en ese hecho.
En puridad no difiere mucho de la teoría sustentada por Chiovenda, sólo que traslada la
validez a los presupuestos fácticos de la norma jurídica que le resulta favorable y no se
concentra en la categoría de la clasificación como hecho extintivo, constitutivo o
impeditivo.
Es la teoría admitida en parte por el proyecto de reforma del Código Procesal General del
Paraguay, que en el Art. 116.3 instituye, como uno de sus orientadores básicos.

d) cargas probatorias dinámicas.


Pregonada por el maestro rosarino Jorge Peyrano, nació con el objetivo de flexibilizar las
reglas clásicas de la carga de la prueba y su consecuente dificultad de aplicación. La
fisonomía de esta doctrina discurre en que la carga de la prueba es variable, o bien
dinámica, según las circunstancias del caso, imponiendo la carga probatoria a quien se
encuentre en mejores condiciones de hacerlo, así la tesis no desconoce las reglas clásicas
del instituto, pero la trata de complementar, de integrar, de perfeccionarla, aplicándose a
todas aquellas respuestas en que por motivos ajenos a su voluntad, una de las partes


 
estaba impedido de probar, como se dio en el ejemplo que originó su nacimiento, la mala
praxis médica, en donde el paciente no podía probar los hechos de la defectuosa atención
y se lo traslada al galeno, quien sí tiene el conocimiento y la posibilidad material de
probar que obró bien.
Se produce una reubicación del onus probandi, a quien esté en mejores condiciones
técnicas, profesionales y fácticas para desencadenarlos. Sustentan los partidarios de esta
teoría, en que la misma es una derivación de los principios de buena fe, solidaridad
procesal, colaboración, igualdad, en definitiva del principio genérico de moralidad.
Más allá del carácter de actor o demandado, en determinados supuestos la carga de la
prueba recae sobre quien esté en mejores condiciones de probar. Luego de su origen al
aplicarse a la mala praxis médica, esta se fue extendiendo a otros supuestos como
accidentes de tránsito, concursos, contratos de depósito, contrato de trabajo, cesión,
daños y perjuicios, simulación, entre los motivos más destacados; en que es la parte con
conocimientos técnicos más específicos de su profesión quien debe aportar la prueba,
pues esperar que el afectado la ofrezca es como sustentar al proceso en una prueba
imposible.
Las cargas probatorias dinámicas tratan de superar la concepción neoliberal del proceso
actual, abonando el solidarismo procesal, que no es más que consagrar una orientación
marcadamente publicista al derecho procesal, abandonando el individualismo extremo,
migrando hacia la visión cooperacionista en el litigio. Las partes tienen el deber de
colaborar en la obtención de la verdad, aportando los elementos de convicción que estén
a su alcance.
Es esta la tesis aceptada por el Proyecto de reforma CPG, el que en el Art. 116.4 la
prescribe expresamente, actuando como una fórmula de corrección de los otros criterios
de distribución de la carga de la prueba, que funciona en casos de excepción, atento a
las circunstancias del caso.

Doctrina contenida en el Código procesal civil.


Nuestro actual Código Procesal Civil, influenciada fuertemente por la antigua legislación
hispánica, que a su vez tiene una marcada descendencia románica-canónica, admite la
vigencia del criterio primitivo de distribución de la carga de la prueba, imponiendo a
quien afirma la existencia de un hecho controvertido la obligación de probar.
Así lo prescribe el Art. 249 del C.P.C: “Carga de la prueba: Incumbirá la carga de la
prueba a la parte que afirme la existencia de un hecho controvertido o de un precepto
jurídico que el juez o tribunal no tenga el deber de conocer. Los hechos notorios no
necesitan ser probados; la calificación de los mismos corresponde al juez”. Parecería ser
que en la segunda parte del primer párrafo, es como que se abrieron las puertas para la
aceptación de la teoría de Rosemberg, más entendemos, que sólo se trató de una
intención referida a los preceptos jurídicos que el juez no tenga obligación de conocer, y
no como un reconocimiento de cargar con la demostración de los presupuestos de la
norma.
El articulado legal a pesar de estar inserto en un código relativamente nuevo que data de
1988, reproduce una doctrina ya dejada de lado por las corrientes más renovadoras del
contexto procesal, adoptando una tesis implementada en una época en que se aceptaba
que cada parte debía probar sus respectivas afirmaciones.


 
Pero esta vetusta concepción de la carga de la prueba, a pesar de su consagración
normativa fue modificándose al recepcionarse en los fallos de la Corte Suprema de
Justicia y de los Tribunales nacionales, las nuevas orientaciones sobre los criterios de
distribución de la carga de la prueba, es así aunque esporádicamente, ya se han hecho
mención en distintos fallos jurisprudenciales sobre la admisión de la doctrina de las
cargas probatorias dinámicas, incorporadas con el fin de aportar criterios de equidad a la
solución de los conflictos, fue la jurisprudencia la encargada de adentrarse en las
corrientes más renovadoras de interpretación ajustando su aplicación con el fin de dar
respuestas más eficaces al sistema procesal.
La doble situación, dada por la norma jurídica que recepciona la regla de la carga de la
prueba por un lado, y por el otro, la doctrina y la jurisprudencia que comenzaron a
admitir nuevas concepciones referidas a la carga de la prueba, ha llevado a un progreso
tenue y paulatino, no con el dinamismo que debía darse, pero avance al fin.
Al ordenamiento procesal civil le correspondió dar un impulso más decidido para que la
acometida de la carga de la prueba se adecue a las nuevas teorías que traen una
orientación más justa a ser aplicadas por los jueces al resolver las causas, sin embargo
al recepcionar una visión de antigua data no ha propiciado la admisión de nuevos aires
al régimen probatorio, haciendo que el sistema permanezca estanco e inmóvil. Claro está
que debemos reconocer la labor de algunos valientes e innovadores jueces que han salido
del molde legal propiciado, brindando soluciones que han sabido ser más justas,
aplicando las corrientes modernas.

Inversión de la carga de la prueba: Concepto: Significado procesal.


Cuando a una persona beneficia una presunción legal «iuris tantum» no necesita probar
el hecho sobre el cual dicha presunción recae. Se tiene por existente el hecho presumido
siempre que se halle acreditado el hecho que es su antecedente: acreditado el
matrimonio la ley presume que los hijos son matrimoniales.
La presunción produce el efecto de invertir la carga de la prueba.

PRUEBAS ANTICIPADAS.
Quienes pueden pedirlas y que pruebas pueden pedirse.
ART. 270.- QUIENES PUEDEN PEDIRLAS Y QUE PRUEBAS PUEDEN PEDIRSE. Los que
pretendan demandar o crean que van a ser demandados, podrán pedir, antes de la
demanda:
a) que se verifique un reconocimiento judicial de los lugares o las cosas que habrán de
ser motivo de prueba en el juicio y que están expuestas a transformarse o desaparecer en
breve plazo;
b) el reconocimiento de la firma de un documento privado emanado del que habrá de ser
adversario o de sus causantes a título universal o singular;
c) que se reciba declaración de algún testigo de muy avanzada edad, o que se halle
gravemente enfermo o próximo a ausentarse de la República; y

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d) el reconocimiento pericial del estado, calidad y cantidad de cosa de fácil
descomposición, o que no pueda ser efectuado durante el juicio en condiciones
convenientes.
El juez admitirá sin sustanciación alguna las pruebas solicitadas, salvo que las considere
notoriamente improcedentes.
 FINALIDAD Las diligencias anticipadas de pruebas tienen por objeto el
diligenciamiento de las mismas antes de iniciarse el juicio. Tienen la finalidad
preservarlas o conservarlas, atendiendo a que su practicamiento en la etapa
procesal oportuna podría a ser difícil o imposible por existir un serio riesgo de que
desaparezcan.
 QUIENES PUEDEN SOLICITARLAS: Las medidas de aseguramiento o preservación
de pruebas podrán ser solicitadas tanto por el que pretende demandar como por el
que cree que será demandado.
El juez admitirá sin substanciación el pedido formulado, vale decir, sin correr
traslado, salvo que las rechace de oficio por considerarlas Inadmisibles o
improcedentes.
 ENUMERACIÓN LEGAL: La enumeración legal no es taxativa.
Siendo así, se podrá pedir y ordenar otros medios de prueba que puedan resultar
idóneos al objeto propuesto, v.g.: prueba de informes, reproducciones y exámenes.
Sin embargo, no será admisible la absolución de posiciones, porque la misma sólo
puede producirse entre las partes de un proceso ya iniciado.
1. Reconocimiento judicial: De los lugares o cosas que están expuestos a
transformarse o desaparecer. El juez deberá constituirse en el lugar del
inmueble o en el sitio en que se encuentre la cosa mueble si no es posible su
exhibición en la sede del juzgado, debiendo labrarse acta detallada del estado y
condiciones en que se encuentren.
2. Reconocimiento de la firma: De un documento privado, para lo cual el juez
podrá fijar un plazo o señalar una audiencia a los efectos de que se reconozca
o se niegue la autenticidad de la firma del documento de que se trate.
3. Declaración de testigos: De muy avanzada edad, gravemente enfermos o
próximos a ausentarse de la República. En estos casos el juez deberá señalar
una audiencia, notificando por cédula al testigo, salvo el supuesto en que el
juez debe trasladarse al lugar donde se encuentre el testigo por ser éste muy
anciano o encontrarse enfermo.
4. Reconocimiento pericial: De cosas de fácil descomposición o que no pueda ser
efectuado en el juicio en condiciones convenientes. El juez nombrará un perito
cuando se requiera conocimientos técnicos, en caso contrario bastará con el
reconocimiento judicial previsto en el inc. a) de este Artículo.

Juez competente y valor de las pruebas anticipadas.


ART. 271.- JUEZ ANTE EL. CUAL DEBE PRESENTARSE EL PEDIDO Y VALOR DE LAS
PRUEBAS ANTICIPADAS. El pedido de pruebas anticipadas deberá presentarse ante el
juez que sería competente para conocer de la demanda.

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Las pruebas así obtenidas no perderán validez por la circunstancia de que el pleito
radique en definitiva ante otro juez, ni por el transcurso del tiempo.
 COMPETENCIA: El Artículo transcripto es similar al Art. 210 del C.P.C con el que
concuerda, y se halla fundado en idéntica razón de conexidad, en virtud de la cual
el pedido de diligenciamiento anticipado de pruebas deberá efectuarse ante el juez
que sería el competente para conocer la demanda principal, aunque finalmente se
la tenga que radicar ante otro juez que fuere el competente al momento de
promoverla.
 VALIDEZ DE LA PRUEBA: El segundo párrafo de la norma consagra la validez de
las pruebas llevadas a cabo en forma anticipada aunque el proceso radique ante
otro juez o haya transcurrido el tiempo, fundado en la distinción que debe hacerse
entre “actos de procedimiento” y “actos en el procedimiento”.

Requisitos.
ART. 272.- REQUISITOS. El que solicite pruebas anticipadas deberá acreditar el motivo
por el cual teme la pérdida de la prueba. Además, deberá expresar claramente las
acciones que se propone deducir o el litigio cuya iniciación teme, designando el
adversario, con indicaci6n de su domicilio, para proceder a su citación.
Si la urgencia del caso no permite la citación de parte, las pruebas se realizarán con
intervención del Ministerio de la Defensa Pública.
 FORMA. REQUISITOS: El que vaya a solicitar el diligenciamiento anticipado de
medios de prueba deberá dirigirse por escrito al juez indicando claramente el
motivo de su petición.
Además, deberá expresar las acciones (pretensiones) que se propone deducir o el
litigio cuya iniciación teme, todo a los efectos de que el juez pueda hacer lugar a lo
solicitado si de dichas referencias resulta admisible el pedido.
A su vez, deberá individualizar al adversario en el futuro litigio, indicando el lugar
de su domicilio real a los efectos de su notificación y citación.
 NOTIFICACIÓN: La notificación deberá efectuarse mediante cédula, de acuerdo
con el Art. 133, inc. 11) del C.P.C.
 OMISIÓN DE LA CITACIÓN: El segundo párrafo admite la omisión de la citación
en casos de urgencia, debiendo realizarse la diligencia, en este caso, con
intervención del Ministerio de la Defensa Pública, a través del Defensor de
Ausentes.

Recurribilidad de la resolución.
ART. 273.- RECURRIBILIDAD DE LA RESOLUCIÓN. El auto que admita las pruebas
anticipadas será irrecurrible, pero podrá apelarse del que las deniegue.
 IRRECURILIBILIDAD: La resolución que el juez dicte haciendo lugar al
diligenciamiento de prueba anticipada será irrecurrible, en razón de que la misma
no causa gravamen irreparable.

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La norma es concordante con el Art. 251 del C.P.C, que declara la inapelabilidad
de toda providencia que ordena diligenciamiento de prueba dentro del periodo
respectivo.
 APELACIÓN: El in fine del Artículo prevé la posibilidad de la recurribilidad de la
resolución que deniegue el pedido. Lastimosamente la probable demora que
tendrá el dictado de la resolución definitiva hará que no se pueda cumplir con el
fin que la institución del diligenciamiento de pruebas anticipadas tuvo en miras al
establecerla.

Procedimiento.
ART 274.- PROCEDIMIENTO. Las pruebas que se solicitaren anticipadamente, se
practicarán conforme a las reglas que este Código establece para cada una de ellas, con
las modificaciones a que se hallen sujetas en el presente Capitulo.
 REMISIÓN: La norma transcripta prevé la aplicación de las reglas comunes a los
medios de prueba en general que deberán ser utilizadas en el diligenciamiento de
las pruebas anticipada. En consecuencia, me remito a los comentarios vertidos
con motivo del tratamiento de los mismos.

Pedido incidental de pruebas anticipadas.


ART. 275.- PEDIDO INCIDENTAL DE PRUEBAS ANTICIPADAS. En los casos previstos
por el artículo 270, los litigantes también podrán pedir el anticipo de diligencias
probatorias, después de trabada la litis.
 INCIDENTE: El Artículo contempla la posibilidad de que algunos de los supuestos
que hacen factible el diligenciamiento anticipado de pruebas se den una vez
iniciado el proceso pero antes de haberse llegado a la etapa probatoria.
 REQUISITOS: En este caso el interesado deberá deducir el respectivo incidente
solicitando el diligenciamiento anticipado de la diligencia probatoria que se
propone. En el supuesto de la norma las pruebas podrán ser producidas, siempre
que se acrediten las condiciones exigidas por la ley para su admisibilidad.

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