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Ut innovetur, vos innovetur, innovate possumus?

Un cuento de las fronteras evolutivas del Metal.


Érase una vez, todavía a la mitad del sangriento siglo XX, una entidad amorfa y de millones de ojos,
cabezas y orejas conocida como juventud, sintió en sus millones de corazones una imperiosa
necesidad de tener su propia voz, una que fuera capaz de divorciarse de las voces que venían
dictando la norma y marcando el camino y ritmo de lo correcto a lo largo de muchas generaciones.
Y tales voces se asustaron, se escandalizaron y dijeron que estaban en la presencia del fin de los
tiempos cuando el hijo de esa entidad multiforme lanzó su primer grito al mundo: había nacido el
rock & roll y ninguna voz, por más que lo haya intentado, lo pudo remediar.

Al cabo de menos de un par de décadas, justo como en el proceso de natural crecimiento de los
hijos, este hijo fue experimentando con todo: nuevos sonidos, nuevas sensaciones, nuevas drogas,
nuevas o recicladas ideologías y como también pasa con los retoños, lo que fue perdiendo en
ternura, lo fue ganando en dureza y así, se ganó un nuevo apodo, “el Duro”, ahora era el Rock
Duro, el Hard Rock.

Pero ese no fue el fin de la historia, ya que nuevas almas que se iban integrando generación tras
generación a tal ente polimorfo de millones de oídos, corazones y cordones umbilicales, en un
afán a veces deliberado de romper con el paradigma anterior, en otras por su perpetua búsqueda
de nuevas emociones, engendraron a su vez nuevos hijos más renegados, más en contra de la
norma imperante, más enojados, más agresivos. Uno de ellos adornó con toques de oscuridad su
vestimenta y su manera de hacerse a sí mismo. Y se hizo el Heavy Metal, que tomó elementos
característicos de su linaje para llevarlos a un nuevo nivel sónico no antes experimentado por la
humanidad.

Y aquí el no-fin del cuento, porque aunque quisiera decir “Colorín colorado, este cuento se ha
acabado” para abreviar esto en lo posible, por las evidencias hasta el día de hoy palpables,
simplemente no podría hacerlo en vista de que ese engendro a su vez dio lugar a la posterior
existencia de nuevos vástagos que al igual que su abuelo, rompían, con golpes cada vez más
intensos, el molde de la manera en que sus antecesores venían haciendo las cosas, uno tras otro.
Unos empezaron a hacerlo más rápido; otros con letras cada vez más culturalmente retadoras,
otros con temáticas y posturas más críticas; mientras que otros, lo hicieron poniéndole más
empeño a sus instrumentos a fin de ser más técnicamente competentes y de ese modo, superar el
nivel de desempeño de aquel que llegó a ser su influencia para bien o para mal. Eventualmente,
así como la velocidad fue aumentando subgénero tras subgénero, también surgió lo más lento.
Salió lo más técnico, pero también lo menos técnico. Lo más triste y lo más alegre. Llegó a la
existencia lo más melódico, pero también el ruido a secas como propuesta. Nació la incorporación
de lo llamado tribal americano al metal, pero también de lo ideológicamente cargado con racismo
europeísta, así como de lo que había de decirse desde la visión de personas del medio oriente;
asimismo llegó la adición de elementos folklóricos, el agregado de lo sinfónico, de lo minimalista,
de lo progresivo, de lo electrónico digital, de jazz, de punk, de todo.

Llegaron a ser las letras lo más posiblemente diabólicas, pero nació también la corriente que
consideró que el mismo estilo musical era un buen canal para transmitir el mensaje cristiano.
Surgieron nuevos subgéneros que no compartían la postura ideológica del antecesor inmediato
de modo que, por ejemplo, planteaban que el Black Metal no tendría que ser solamente acerca de
satanismo, sino también, acerca de reflexiones acerca las cotidianidades de la vida, de los
problemas mentales o emocionales que tal cotidianidad y tales reflexiones pueden acarrear,
acerca de temas filosóficos, regionalistas, etcétera, abriendo así la puerta a que muchos nuevos
creativos no se vieran ya limitados por la frontera que ofrece el subgénero, en tanto a lo que
típicamente se suponía que tenía que ser su manera de hacerse.

Y así, al revisar este caminar que deja a su paso vestigios que nos hablan de algo muy parecido a la
evolución, que como ella, nunca es unilineal, sino multiforme, polimorfa justamente; pues a mí y a
muchos, nos da la impresión de que ya nació todo lo habido y por haber, en el sentido de que
resulta difícil proponer hacia qué rumbo debería dirigir sus pasos el Metal de modo que pueda
resultar novedoso, innovador, para que así como sus antepasados, rompa con los moldes
anteriores para crear algo que nunca haya sido conocido por oído humano alguno, porque si lo
más bello y lo más feo, lo más al sur y lo más al norte, lo más intenso y lo más tranquilo, lo más
brutal y lo más amoroso, lo más negro y lo más blanco, pasando por los puntos intermedios entre
los dos polos, ya llegó a ser inventado, tocado y escuchado, la antorcha de innovación heredada
por el Metal de su línea familiar, se invisibiliza en la oscuridad.

Y es aquí precisamente que surge el meollo de todo este asunto. ¿Todavía y en qué sentido se
puede innovar en el Metal? Si es mediante la adición de elementos normalmente percibidos como
externos al Metal, como pudo haberse dicho al principio acerca de la incorporación de música
electrónica, ¿se puede entonces hacer Salsa Metal, Vallenato Metal? Y si se puede, ¿hasta qué
punto la fusión seguirá sonando a Metal? Buscando algo que indicara las fronteras que los
metaleros establecen como los límites de lo que es y lo que no es digno de considerarse Metal, al
menos de manera aproximada, preguntaba en un foro de metaleros en una ocasión qué es lo que
consideramos lo esencial de este género musical, que pasando desde Accept hasta Zyklon, de
Belphegor a Yngwie Malmsteen, de Carcass a Xasthur, de Diamond Head a Varathron ¿qué es
aquello que si no está en el Metal, entonces ya no es Metal y nos hace identificar a todas estas
bandas y muchas más como portadoras de la bandera de nuestro querida y aguerrida música
Metal? La pregunta escondida, la real, iba justamente en sentido contrario: ¿Qué es aquello que si
se le agrega al Metal hace que el Metal deje de ser Metal? Como suele pasar en la democracia,
ganó la abstención del voto: como el foro tiene un número relativamente significativo de
metaleros compuesto por miembros que son de conocedores a muy conocedores, considerando el
pequeño número de personas que emitieron su opinión, y aunque ciertamente sí hubo una
pequeña tendencia entre la poca gente que participó, los números no alcanzan para hacer ninguna
generalización o promedio aunque fueran un tanto arbitrarios y pobres. Salió a flote, sin embargo,
precisamente mediante el silencio casi generalizado, otro dato que no es pertinente a este tema y
da para otro artículo.

Porque aquí el asunto en cuestión es otro, como ya se decía, es plantear la pregunta “¿es posible
innovar en el Metal?” Y conste que no se hace para proponer una respuesta, sino como mera
invitación a los creativos a explorar tal cuestión, con la intención de motivar que se propicie la
generación de nuevas rutas que sean capaces de ir revolucionando el género, si acaso esto es
todavía posible. Si bien no sé yo bien a bien qué rumbo debe tomar la innovación en esta cultura-
género musical, lo que sí puedo decir desde mi opinión, es lo que considero que no aportaría en
este sentido, es decir, que el planteamiento de que mediante las temáticas que abordan las
bandas se propicie el surgimiento de un nuevo subgénero. Es una idea que ya a estas alturas, se
queda muy pobre. Si una banda habla de vikingos y se dice que por ello lo que tocan es Viking
Metal, aunque sea a todas vistas Death Metal melódico, ¿se puede hablar entonces de que si otra
banda, cuya música puede ser claramente identificada como Thrash Metal, y su temática está
formada por citas, alusiones e interpretaciones de los libros de Nietzsche, de Paulo Coelho, o los
de Platón, ¿estaríamos ante el nacimiento del Nietzsche Metal, del Coelho Metal o del Metal
platónico? Si sus letras en cambio hablan de las distintas armas, pero es claramente Doom Metal
en estilo lo que tocan, ¿surge por lo tanto el Gun Metal? O si tratan acerca de teléfonos celulares,
¿podemos hablar de Cell Phone Metal o History Metal si sus letras se basan en la historia? Yo no lo
considero así. Pienso fuertemente que, de ser en efecto posible innovar en el metal, es desde el
terreno de la música que tendrían que surgir las propuestas. Pero puede que me esté quedando
corto en visión, ¿ustedes que piensan?

P.D. ¿Y por qué diablos, dónde está escrito, o de dónde sacamos la idea, por principio de cuentas,
de que se tiene que ir forzosamente en una estampida evolutiva motivada por una fuerte hambre
de novedades? ¿No sería acaso ya justo o válido decir que hasta ahí llegó el Metal y con lo que ya
hizo es suficiente? ¿En qué ha cambiado el mariachi en los últimos 80 años? ¿En qué han
evolucionado las ballenas en los últimos 500? Si no lo han hecho, ni las ballenas ni los mariachis, es
sencillamente porque no han tenido la necesidad de hacerlo. Y quizás, amigos míos, ahí esté la
clave.

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