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Educación Superior (I.P.E.S.) “Paulo Freire”, Río Grande, Tierra del Fuego.
“…tenemos el derecho a ser iguales cuando las diferencias nos inferiorizan y a ser distintos cuando la igualdad
nos descaracteriza” (Boaventura de Sousa Santos, 2001)
“…El control de la sociedad sobre los individuos no se realiza sólo por la conciencia o la ideología, sino
también en el cuerpo y con el cuerpo” (Foucault, M., 1994)
1. Introducción
Este escrito presenta una reflexión situada en el Instituto Provincial de Educación Superior
(I.P.E.S.) “Paulo Freire”, de la ciudad de Río Grande 1. Se enmarca en el proyecto de
investigación “Abordajes de la diferencia en la formación docente”, PI-SECYT-UNR Código
1HUM510, dirigido por la Dra. Olga Tiberi, que tiene como objetivo comprender las
relaciones entre diversas perspectivas teóricas para pensar las diferencias y las formas en que
los/las docentes de los institutos de enseñanza de profesorado construyen el fenómeno como
problema. Sin lugar a dudas, existen numerosos estudios que han problematizado las
diferencias en la formación docente. Desde la perspectiva de este trabajo se intenta ir más allá
del debate esquemático “escuela moderna/posmoderna” (Devalle de Rendo, A. y Vega, V.,
2013), más aún cuando la noción de posmodernidad ha dado lugar a tantos equívocos,
asociada a un individualismo despolitizante 2. Por el contrario, se sostiene que restan
esclarecer dispositivos de la modernidad (epistémica, ontológica, política) que habiliten
cambios de prácticas sociales y de prácticas educativas. Siguiendo a Ana María Fernández
(2009) “Se trata entonces de avanzar una y otra vez en la elucidación de los a priori de la
diferencia moderna que han naturalizado e invisibilizado sus desigualdades concomitantes.
Para dicho efecto, (…) se trata de establecer la diferencia como problema”.
Por otra parte, tampoco se está haciendo referencia al planteo, por cierto bastante difundido,
que propone que la enseñanza de la ética es una disciplina transversal a todas las demás
disciplinas, incluidas las de carácter técnico. Desde el presente escrito se indaga un problema
diferente, se pone en cuestión la permanencia y la transversalidad de supuestos de la
racionalidad técnica-instrumental que están presentes en todas las disciplinas, incluso, por
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Agradecemos la participación de la Lic. Carina Gulino, integrante del proyecto de investigación y docente del
I.P.E.S. “Paulo Freire”, por su aporte en la elaboración del trabajo de campo que hizo posible una reflexión
crítica desde la praxis, y también por las contribuciones realizadas a este texto.
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Se suele plantear que en la educación posmoderna “se niega el sistema social, el colectivo, para la afirmación
del individuo, de lo diferente, de lo atípico”; “El hombre posmoderno se afirma como individuo frente a la
globalización de la economía y de las comunicaciones” (Devalle de Rendo, A y Vega, V., 2013: 88). Por lo
tanto, una visión esquemática del debate entre escuela moderna y escuela posmoderna, conlleva el riesgo de
despolitizar la educación, y de ese modo, minimizar su capacidad transformadora de lo social. Los términos de
nuestra reflexión apuntan a radicalizar la democracia en los espacios públicos, rebatiendo las formas instituidas
por el neoliberalismo hegemónico. Se trata de deconstruir y descompletar los universales de la modernidad
política (igualdad, derechos humanos, libertad, etc.) pero sin negarlos, poniéndolos en tensión con las formas
locales de su inscripción y recuperando su potencia emancipadora. Como sostiene el pensador poscolonial, D.
Chakrabarty: “no hay una manera sencilla de prescindir de estos universales en la condición de la modernidad
política”… “sin ellos no habría ciencia social que abordase cuestiones de justicia social moderna”
(Chakrabarty, D., 2008: 31).
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ejemplo, en una clase de ética. Se intenta, de ese modo, contraponer a la permanencia de
supuestos de una racionalidad moderna aún hegemónica, el enfoque de una epistemología
discursiva para pensar el abordaje de la diferencia en la formación docente, problematizada
desde el enfoque de las prácticas sociales y los cuerpos.
2. Desarrollo
2.2. Avances teóricos
La psicoanalista argentina, Ana María Fernández (2009) identifica tres dimensiones distintas
para construir la diferencia como problema:
La pregunta por “la diferencia” abre una serie de cuestiones conceptuales. Se distinguen
tres dimensiones problemáticas: una dimensión política en tanto hoy está puesto en
crisis el modo moderno de construcción de la igualdad. Una dimensión epistemológica,
al ponerse en discusión las formas unidisciplinarias de construcción de los
conocimientos. Y por último, una dimensión filosófica, en relación con el ser de la
diferencia, que a su vez, interroga el desfondamiento de la configuración de las
identidades modernas (Fernández, 2009: 22) [el subrayado es nuestro].
Brevemente, en el siguiente cuadro, se expone una síntesis de cada una de estas dimensiones
que son parte del marco teórico empleado en el estudio situado.
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Las teorías unidisciplinarias se herramientas. Remiten a
entienden como totalidades reorganizaciones estratégicas (político-
sistémicas, o como concepciones del conceptuales) que posibilitan, tanto
mundo que se auto-legitiman en el elucidar las múltiples
interior de su universo teórico institucionalizaciones de diferencias
institucional. desigualadas –geopolíticas, culturales,
étnicas, de clase, de género, de opción
sexual–, como generar modos de resistir
y/o inventar otras formas de relaciones
emancipadoras.
Dimensión Refiere al modo moderno de Plantea una crisis del modo moderno de
política construcción de igualdad. Eje en la construcción de igualdad. Lo político
noción de representación política y en involucra cuerpos en acción en procesos
nociones clásicas de ciudadanía de invención colectiva. Lo público es
nacional y esfera pública estatal. construcción de lo común.
La ley supone una igualdad que Problematiza el multiculturalismo a partir
resulta abstracta e invisibiliza las de analizar la multiplicidad de relaciones
diferencias. Por otra parte, las jerárquicas de las diversas diferencias: de
diferencias culturales se entienden clase, de etnia, de género, de opción
desde una supuesta armonía sexual, etáreas, religiosas, geopolíticas,
multicultural mundial, desde enfoques etc. Implica pensar cómo se producen y
descriptivos, relativistas y no reproducen la diversidad de diferencias
problematizadores. desigualadas.
Entendiendo a la educación como campo problemático (Puiggrós, A., 1994) 3, resulta posible
considerar que las prácticas educativas están atravesadas por dimensiones filosóficas,
epistemológicas y políticas, sin embargo, no corresponde suponer una relación lineal entre las
mismas. En ese sentido, cabe la pregunta: ¿cómo se construye la “diferencia” como problema
en las prácticas educativas? ¿Cómo estas perspectivas teóricas se ponen en juego por los/las
docentes de los institutos de formación docente? Desde los registros de campo realizados en
institutos de formación docente, y a partir de reflexiones enmarcadas en antecedentes de
investigación 4, de modo general, se pueden caracterizar algunos enfoques predominantes, que
3
Puiggrós, A. (1994): “A partir del concepto de campo problemático invertimos el camino generalmente
seguido. No partiremos de la unidad abstracta. Partiremos de la aceptación de la diversidad de lo real y
buscaremos una metodología adecuada para comprender su complejidad. El campo problemático es un
concepto que abre dos cuestiones a la investigación pedagógica o educativa. En primer lugar, se trata de
encontrar criterios para definir cuáles son los problemas que abarcan. En segundo lugar, es necesario expresar
sus límites y sus relaciones con otros campos. Las diferencias estriban en los siguientes puntos:
a. La forma de encontrar los criterios mencionados no es recurrir a búsquedas esenciales. Sino al examen de los
procesos histórico sociales. b. La definición de su relación con otros campos no seguiría criterios de búsqueda
de una unidad (…), sino la aceptación de la ruptura, discontinuidad e imposibilidad de suturación final entre la
educación, la política, la sociedad, criterio que es condición para la interdisciplina. c. Otro criterio fundamental
es aceptar que la condición para la existencia de la historia es que la educación nunca cumpla totalmente con
sus objetivos, es decir, que la cultura de las clases, generaciones, grupos étnicos, género, países dominantes no
logre su imposición completa (…)”.
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El proyecto “Aportes para la práctica educativa en los Institutos de Formación Docente desde la reflexión
filosófica y en el contexto de una epistemología discursiva” (HUM-UNR. Dra.: Tiberi, Olga) dejó abierto un
interrogante: en el abordaje de las diferencias se advertía una tendencia polarizada entre un tratamiento jurídico-
normativo (formalismo objetivista), y en el otro extremo, una descripción de la multiplicidad de culturas
(relativismo subjetivista), enfoques que parecían desplazar la importancia del análisis de las diferencias desde las
prácticas sociales y desde las relaciones de poder sobre los cuerpos.
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no se presentan como modelos cerrados, sino con fines analíticos y como herramientas para la
comprensión:
4
Cabe aclarar que la distinción entre enunciado y enunciación resulta central a los fines de este
escrito. Se puede observar que, más allá del contenido (enunciados) a trabajar, desde una
epistemología discursiva, lo que resulta importante para el abordaje de la diferencia en la
formación docente, es la posición de la enunciación, considerando relevante el enfoque
centrado en las prácticas sociales. Desde esta perspectiva de corte postestructuralista, el
discurso atraviesa los cuerpos, es decir, no hace referencia meramente a una posición
abstracta. En otras palabras, en el modo de abordaje propuesto no se trata de analizar
discursos sin elucidar las prácticas y los cuerpos.
De acuerdo a lo anterior, en el transcurso de la investigación de referencia, resultó importante
diferenciar el enfoque de las prácticas sociales para el abordaje de la diferencia en la
formación docente, de otros estudios y enfoques que han puesto el énfasis en diversos
procesos cognoscitivos e institucionales de las prácticas educativas. Cabe reconocer, de modo
general, que las prácticas educativas implican una práctica social específica, mediada por los
saberes construidos socialmente, por el sistema institucional escolar y por la situación
didáctica que condiciona el encuentro entre el saber a enseñar y los saberes previos de
estudiantes.
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validan hacia el interior de la institución escolar, histórica y cultural, síntesis de planos materiales y
aislándose de procesos de validación simbólicos (Haesbaert, 2011), que requiere el abordaje
relacionados con prácticas socio-históricas. desde una perspectiva relacional y antiesencialista.
-La experiencia se entiende principalmente como -Entender la experiencia desde una racionalidad
espacio de comprobación o aplicación de los destotalizante supone pensar en el límite de lo que se
saberes instituidos. sabe: subjetividad/objetividad se co-producen, el
conocimiento se construye y reconstruye
permanentemente, conoce y desconoce, a la vez.
f) Enfoques priorizados: se solicitó mencionar al menos un enfoque teórico para pensar las
diferencias al que adhiere desde su convicción personal y/o desde su práctica profesional.
De los datos obtenidos en relación a los enfoques se pudo observar como tendencia que, entre
los/las docentes del I.P.E.S. “Paulo Freire”, predomina el enfoque basado en las prácticas
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Resultaron de interés dos respuestas disruptivas, que propusieron, como contenidos para trabajar la diferencia,
conceptos de la biología (ADN, genoma, cromosomas, etc.) en el marco de la Educación Sexual Integral. Si bien
puede decirse que no hay una vinculación lineal entre contenidos específicos de la biología y el pensamiento de
las diferencias, se considera que son relevantes para pensar procesos de regularidad biológica, que han tenido
consecuencias importantes en la elucidación de desigualdades injustificadas, por ejemplo, el genoma humano
permitió mostrar la insustentabilidad del supuesto de una superioridad/inferioridad entre razas y fundamentar,
desde la perspectiva de las ciencias biológicas, la igualdad entre ellas, entre otros ejemplos posibles. Más allá de
esta aclaración, no se consideran contenidos ligados de modo directo al abordaje de las diferencias, o al menos,
en el modo planteado por esta investigación.
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sociales para el abordaje de las diferencias en la formación docente. Los porcentajes arrojados
muestran que 7% corresponde al enfoque jurídico-formal; 13% corresponde al enfoque
multicultural; 20% adhiere al enfoque existencial; 43 % plantea el enfoque de las prácticas
sociales; y por último, 17% no contesta la pregunta.
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Como se ha indicado, desde la perspectiva de este escrito, el énfasis estuvo puesto en la cuestión de la
racionalidad involucrada en los enfoques y no tanto en el debate antes mencionado. Como se ha dicho, lo que
nos ha interesado problematizar y visibilizar es que, por ejemplo, se puede dar el caso de “enseñar ética” desde
una racionalidad técnica, por lo que, en ese sentido, se produciría un proceso de mera “recepción”, que no
implicaría la “apropiación” de una praxis de la ética.
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apropiación; metafóricamente: un pasaje entre hablar de o sobre Freire a hablar desde o como
Freire. El propio pedagogo brasileño da cuenta de esto al proponer que se actúa-piensa desde
una comprensión que opera como marco hermenéutico: “Toda comprensión corresponde
entonces tarde o temprano a una acción. Luego de captado un desafío, comprendido,
admitidas las repuestas hipotéticas el hombre actúa. La naturaleza de la acción corresponde
a la naturaleza de la comprensión. Si la comprensión es crítica o preponderantemente crítica,
la acción también lo será” (Freire, 2009). Nuevamente, en este punto, aparece la diferencia
entre “recepción” y “apropiación” 7, y también la noción de praxis (pensamiento-acción).
3. Consideraciones finales:
Se ha intentado mostrar desde un estudio situado que no hay una coincidencia lineal ni
necesaria entre enunciados teóricos y aquellas posiciones desde las cual se realiza el acto de la
enunciación. Desde una perspectiva teórica, particularmente en las prácticas educativas, lo
antedicho permite identificar dos procesos diferentes. Por un lado, un proceso de recepción de
saberes, en el que la racionalidad hegemónica continúa arraigada en premisas
epistemológicas, filosóficas y teóricas de la racionalidad moderna técnica-instrumental; las
teorías se entienden como productos, resultados, conjunto de enunciados validados. Por otro
lado, se identifica un proceso de apropiación de saberes, en el que se trata de plantear una
racionalidad abierta (descompleta), que es praxis, pensamiento y acción al mismo tiempo; las
teorías son productoras, se entienden como herramientas para comprender, para explicar, para
actuar, visibilizar, enunciar, transformar. Las anteriores consideraciones fueron puestas en
relación al modo en que se construye la diferencia como problema en las prácticas educativas.
Se ha destacado que, más allá de resultar de importancia los múltiples modos de abordar la
diferencia como contenido curricular, cabe prestar atención a los enfoques y a los modos en
que los/las docentes problematizan la diferencia en las prácticas educativas. De esa forma,
resulta de importancia, tanto el posicionamiento discursivo desde el cual se generan
condiciones de enunciación, como el análisis de esas condiciones plasmadas en prácticas
instituidas que marcan los cuerpos, es decir, producen subjetividad. Por lo tanto, los institutos
de formación docente como espacios académico-políticos son espacios propicios para
repensar las prácticas instituidas e instituyentes trazando un campo de problemas para pensar
las relaciones entre las formas culturales, políticas, sociales y las producciones de
subjetividad, en pos de una radicalización de la democracia y de sociedades más justas.
Se podrá objetar que la idea de “praxis” educativa no es nueva, pero, sin lugar a dudas,
requiere de resignificaciones a la luz de una perspectiva que indaga, desde una epistemología
discursiva, los lineamientos para una “política de la diferencia” como marco hermenéutico
con el cual los/las docentes lleven adelante sus prácticas (Tiberi, O. y ot., 2016).
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Esta distinción entre recepción y apropiación se puede leer en numerosos pasajes de la obra de P. Freire, por
ejemplo, reflejada en la tensión entre un proceso de “imposición” y de “incorporación”: “¿Cómo aprender a
discutir y a debatir con una educación que impone? Dictamos ideas. No cambiamos ideas. Dictamos clases. No
debatimos o discutimos temas. Trabajamos sobre el educando. No trabajamos con él. Le imponemos un orden
que él no comparte, al cual sólo se acomoda. No le ofrecemos medios de pensar auténticamente, porque al
recibir las fórmulas dadas simplemente las guarda. No las incorpora, porque la incorporación es el resultado de
la búsqueda de algo que exige, de quien lo intenta, un esfuerzo de recreación y de estudio. Exige reinvención”
(Freire, P., 2009: 93).
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Finalmente, se puede entrever que los cambios en las prácticas educativas encuentran un buen
puntapié de inicio en la formación docente, en la tarea de los/las “formadores de formadores”,
en ese sentido, resultó alentador el estudio situado en el I.P.E.S. “Paulo Freire”, a la vez que
permitió organizar algunas sugerencias orientadoras del pensamiento. Entonces, se espera que
este escrito no se entienda como un resultado, sino, apenas, como un momento del diálogo, y
parte de una reflexión que rechaza el desarraigo de una praxis. Agradecemos a los/las
docentes que generosamente colaboraron con este proceso y dejamos abierta la conversación.
4. Bibliografía:
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-Boaventura de Sousa Santos “La igualdad no es suficiente”. Entrevista realizada por Revista
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de la diferencia en la formación docente. Jornadas de Ciencia y Tecnología UNR. Link a la
presentación de resúmenes:
https://drive.google.com/file/d/0B-CYHZtW_GnJa3BxbHBieXQ2dUk/view?usp=sharing
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