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Publicaci6n peri6dica

del Champ Freudien


PUBUCACIÔN
Ornicar? en cuesti6n(es)
PERIÔDICA DEL
CHAMP FREUDIEN
El saber en el psicoanti/isis
I La instituci6n del pase 9
Proposici6n del 9 de Octubre de 1967,J. Lacan 11
Testimonios de Lacan:
1 Sobre la experiencia del pase, 31
2 Prefacio a la edici6n inglesa del Seminario XI. 41
lntroducci6n a las paradojas del pase, 45
J.A. Miller
Il Para una historia del fin del analisis 57
Siracusa 1910: el supuesto pase de Freud, 59
D. Chauvelot
Siracusa, Worcester y algun otro lugar, n
E. Laurent
El debate entre Freud y Ferenczi: saber c6mo hacer o
saber estar ahf, 83
P. Julien
Tausk: su muerte como transmisi6n, 121
D. Chauvelot
m Sobre el deseo del analista 161
El deseo del analista en Freud, 163
S. Cottet
La identificaci6n
1 lntroducci6n, 189
S. Falade
2 iCon quién identificarse? iDe quién fiarse?, 191
G. Le Gaufey
3 Michaël Balint o el juego de la oca, del amor y el odio,
E. Laurent 199
Sobre el deseo del analista, 209
E. Porge
ll1••-1�•11•1hh"' ,I� la ,'<llclon ca�1tlla110;
l•r•n•hw Hugr, Fred;&
J••tt"'"' Al•lu MIiler
Dia.rra lù.blno•ieh

l.yse, rorls,
J)t u,cl;,, los derechos en leniru• ca.«ellono
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l}IJeilll y rc,ill>:nrion de lo cub,erra, r,, Mir �"111\i'I

llu•traci6n de lo cuhleri-o;
"lll asrw tn � e>cutl�". Brtleghd 1))6
S11t11llcht Mutit-.:n Prens�ischer Kulturl>cesi1"
Kurremtd1lcob1n,11, Berlln
ORNICAR? EN CUESTIÔN(ES)

Ornicar?: boy lo tiene usted ante sus ojos, traducido a


su lengua. lPor qué? En apar.iencia, para satisfacer la
demanda de lectores espaiioles o latinoamericanos. éQué
demanda? Una demanda de respuesta a ciertas preguotas.
ëCuales? Varias, pero todas giran en torno a ésta: ëde gué
modo entiende a Lacan esta gente de Ornica.t;? que, psico­
analistas o no, Lo ensefian tambiéo en el Departamento de
Psicoanalisis de la Universidad de Paris Vill?
Recorra usted este voJumen: en él ha11ara respuestas.
Demasiadas,para nuestro gusto,si en él busca usted con gué
constituir una ortodoxia dogmatica. Y respuestas demasia­
do abigarradas, intempestivas, si considera. usted que el
psicoanalisls es un cuerpo doctrinal cerrado que no tiene
nada que ver con la 16gica, la lingü1stica, 1a topologfa, la
historia, la literatura; si, para usted, el campo freudlano no
es mas que una. pequefia parcela dedicada a la monocultura.
Pero, èes que acaso se trata de respuestas? Lea, y vera
que ellas por lo general se esfuerzan en tratar de plantear las
verdaderas preguntas. Afortunadameote. Porque si se limi­
tara a dar .respuestas, Omicar? no tendrfa hoy sels afios
(edad can6nica para una revista en nuestros tiempos), ni
ISBN de LI O.C.. 84-8,7� estaria por su numero 24 ni tirarfa 5.000 ejemplares.
TSBN dd N.• 1 : 84-8574�07-1
Pepôolto lqid: B. 7941-1981 La mayor parte de las publicaciones peri6dicas utilizan
lmpn:tQ .,, Eopaii.a un truco muy sencillo para mantener atrafdos a sus lectores:
Grificq S. Juli.,,, S. A.
Gnnolk,n en las ultimas paginas les proponen unos enigmas cuya clave

,
6 Omicar? en cucst!on(cs) Omicar? en cuesdon(es) 7

siempre esta en el pr6ximo numero. Palabras cruzadas, por coma fa notaci6n anticipada de su propia interrogaci6n
ejemplo: frente a un encasillado vado, una lista de defini­ sobre el sentido de este significante, perteneciente a un
clones formuladas de tal modo que a cada una le pueden c6digo desconocido. Pero usted, que hace preceder toda
cnrrcsponder varias palabras. A usted le tocara. encontrar, frase interrogativa por un ? invertido, no puede entender­
para cada definici6n, una palabra, la buena palabra, es decir, lo asL Porque entonces Ornicar?, al pasar del francés al
la (mica cuyas letras se llevaran bien con las de las ottas ca§tellano, se escrihirfa êOmicatt
palabras del crudgrama. Sin embargo, encabezando este volumen, usted lee efec­
En nuestra publicaci6n pe.ri6dica rige el mismo princi­ tivamente Ornicu?. Lo cual indica que la aparente notaci6n
pio, con la salvedad de que todo esta invertido. Ya en las del mensaje interrogativo sobre el c6digo, en realidad es tan
primeras paginas usted encuentra, con el Seminario de s6lo un elemehto del c6digo mismo. Y que aqw el metalen­
Lacan, el enigma del mes. Y el crucigrama aparece ya guaje se confunde con el lenguaje-objeto. Confusi6n a la
completamente rellenado, pero sin las definiciones. Por­ cual usted no escapara sino redoblando las marcas de su
que, incluso cuando toca punto.s te6ricos fondamentales, el perplejidad, y escribiéndolo: êOmicar?
Seminario siempre es un poco eso: palabras ya cruzadas. Y Doble enigma, o enigma en abismo cuya clave esta al
hasta tan bien cruzadas que sus letras se combinan y alcance, no obstante, del primer colegial francés que apa­
producen retoiios, hfbridos, mutantes. Pruebe entonces a rezca. En nuestra lengua hay siete conjunciones de coordi­
encontrarles, no sentido (tienen demasiado), sino un senti­ naci6n, et, or, donc, ni, ou, mais, eu.•• Gracias a estas
do, el buen sentido. partfculas, en sLmismas desprovistas de sentido, las frases o
No lo conseguira. Por mas que busque en ese numero o partes del discurso enttan en relaci6n y cobnn sentido. Es
en el siguiente, no encontrara la respuesta. Lo cual le bueno saberse la lista de memoria. Y, para aprenderla,
pondra furioso, desde luego, si es usted alguien que no existe un recurso mnemotécnico muy simple que consiste
bromea con la !engua y que, cuando consiente en jugar con en colocarlas en orden siguiente: mais, ou, donc, et, or, ni,
ella, no olvida su ortografia ni su gramatica ni su diccioruuio. car. Si pronuncia usted esta serie de significantes, cada uno
En resumen: si es usted una persona de buen sentido. de los cuales en sf mismo esta desprovisto de sentido,
Pero usted no es una persona de buen sentido. La obtendra, por homoforua, una oraci6n interrogativa dotada
prueba esta en que acaba de comprar la "publicaci6n de sentido, que en francés se transcribe asi: "Mais où donc
peri6dica del champ freudien", sin dejarse detener -a] est Omkar?". 0 sea, en castellano: "ëPero d6nde entonces
contrario, atrafdo, provocado inclusive- por ese primer esta Ornicar?"..•
enigma constituido por su nombre, caligrafiado sobre la ëD6nde esta, entonces, "Ornicar"? Busquelo, no lo
tapa: Omicar? encontrad en ningun diccionario. Porque no es una palabra
Orojcar? con un?, y no simplemente Ornicar, que ya es de la lengua. Muy por el contrario, es una producci6n de
bastante para crearle problemas• hasta a un francés. aquello que los gramaticos, empeiiosos cazadores de equ{­
Uno se preguntara: c:a qué diccionario de gué lengua vocos y homonimias, excluyen de la lengua para poder
fueron a buscar este "Ornicar" para bautizar con él un constituirla y mantenerla coma objeto de ciencia. En otros
conjunto de textos que en resumidas cuentas son bien términos, es una invenci6n de eso que Lacan llaman "lalen­
franceses? Y cadalecto.rsentira la tentaci6n de interpretar el ? gua", que charla.... bajo las palabras de la lengua y que,
que adorna este "Ornicar", convertido en nombre propio, como usted ve, es tan poco rencorosa que vuela en auxilio
j
8 Ornicar? en cuestion(es)

de los escolares para ayudarlos a retener las reglas de la


lengua, que sin embargo la reprime.
"Ornicar" esta en lalengua, en ninguna otra parte. Y
solo tiene que ser como una apôdosis de una pr6tasis
interrogativa. Suprima esta ultima y "Omicar" se desvane­
ce: sus tres sflabas se sueltan y vuelven a ser lo que eranJ or,
ni, car, tres palabrltas de la lengua. Asf, el ? forma parte
integrante del ser de "Ornicar?", y su unica propiedad
observable es la de constituir una pregunta en lalengua. Se
convierte de este modo, y a su pesar, en el paradigma y al
mismo tiempo el signillcante del objeto slempre buscado y
nunca encontrado, por originariamente perdido: aquel que
soporta su fantasma, lector, y causa su deseo.
Esta es la raz6n de que usted haya comp.rado la "publica­ LA INSTITUCION
ci6n peii6dica del champ freudien" sin sospechar que su
nombre mismo, metonirn ia de su contenldo, era todo un
programa muy lacaniano. También por eso, si el objeto que
DEL PASE
tiene usted ante los ojos viniera a satisfacer, con respues­
tas, su demanda, dejarfa dç causar su deseo. Y serfa una
lastima, para usted y para nosotros.

Omicar?

Traducci6n: Irene Agoff

NOTAS
• En el original à faire question. (N. de T.)

•• En castellano, respcctivamente: y, a.hora bien, entonces (como


conjunci6n continuativa), ni, o, pero, porque. (N. de T.)

••• La bomofonfa mencionada es la existence entre los vocablos et/est,


ou/où (N. de T.)

•••• En el original, cause, ae, verbo causer , que significa tance ··cau­
sar" como "cbarlar, conversar" (N. de T.)
PROPOSICIÔN DEL 9 DE OCTUBRE
DE 1967
por Jacques Lacan
- Primera versi6n -
El texto definitivo de la Proposici6n
del 9 de octubre de 1967 sobre el
psicoanalista de la Escuela se public6
en el primer numero de la revista
Scilicet (Ed. du Seuil, 1969).
Reproducimos aquf la primera ver­
sion inédita, la Proposicion tal como
fue efectivamente foanulada el 9 de
octubre de 1967.

Se trata de fundar en un estatuto lo bastante durable


para ser sometido a la experiencia, las garantias con que
nuestra Escuela podra autorizar por su formaci6n a un
psicoanalista, y desde ese momento responder de esto.
Para introducir mis proposiciones ya estan mi acta de
fundaci6n y el preambulo del anuario. La autonomfa de la
iniciativa del psicoanalista se plantea allJ en un principio que
entre nosouos no podrfa sufri.r vuelta atras.
La Escuela puede dar testimonio de que en esa iniciativa
el psicoanalista aporta una garantfa de fonnad6n suficiente.
Puede ella asimismo constituir el ambiente de expe­
riencia y crftica que establezca y hasta sostenga las mejores
condiciones de garanâas.
·� La lnstltuci6n del pase

Pucdc hacerlo y, por lo tanto, debe, ya que no es la


Proposld6n del 9 de Octubre de 1967 13

rival- para sostener su experiencia. Esta atribuci6n es de


fa,ucla unicamente en el sentido de que distribuye una pensamiento practico, digamoslo, y no de enunciados con­
cnscnanza, sino de que instaura entre sus miembros una formistas: es por el aire, llegaremos a esta metafora, que
comunidad de experiencia, cuyo meoUo esta dado por la nuestra ensefianza aporta al trabajo, que se prefiri6 ser
experiencia de los practicantes. excluido a verla desaparecer e incluso a separarse de ella.
A decir verdad, su ensenanza misma no tiene mas fin que Esto se deduce fa.cilmente del becho de que hasta ahora no
el de aportar a esa experiencia la correcci6n, a esa comuni­ disponemos de ninguna otra ventaja con la que pudiéramos
dad la disciplina desde donde se promueve, por ejemplo, la compensar la posibilidad asf dedinada.
cuesti6n te6rica de situar el psicoanalisis con respecto a la Antes de ser un problema que se proponga a ciertas
ciencia. cavilaciones analfticas, mi posici6n de jefe de Escuela es un
El nucleo de urgencia de esa responsabilidad no pudo resultado de una relaci6n entre analistas, que desde bace
dejar de inscriblrse ya en el anuario. diecisiete aiios se impone a nosotros como un escandalo.
Garanûa de formaci6n suficiente: es el A.M.E., el analis­ Subrayo que nada hice al producir la ensefianza que me
ta miembro de la Escuela. fue confiada en un grupo, ni para obtener brülo para mt,
A los A.E., llarnados analistas de la Escuela, les corres­ especialmente por ninguna apelaci6n al publico, ni incluso
ponderfa el deber de la instituci6n interna que some::,te a una para subrayar demasiado las aristas que habr(an podido
crftica permanente la autorizaci6o de los mejores. contrariar la vuelta a la comunidad, que durante estas ados
Aqu.f debemos insertar la Escuela en lo que, para ella, es continuaba siendo la unica verdadera preocupaci6n de
el caso. Expresi6n que designa una posici6n de hecho que aquellos a qwenes me habîa reunido un infortunio prece­
ha de retener acontecimientos relegados en esta considera­ dente (es decir, la sanci6n decretada por los esmeros de la
ci6n. senorita Ana Freud a una estupida maniobra, cometida bajo
Por su agrupamiento inaugu_ral, la Escuela no puede la consigna de que yo no me enterara de ella).
omitir que éste se constituy6 por una elecci6n para sus Esta rese_rva de mi parte es notable, por ejemplo, en el
miembros deliberada, la de quedar excluido de la Asocia­ hecho de que un texto, esencial de encontrar en mis
ci6n psicoanal!tica internacional. Escritos por presentar, bajo la inevitable forma de la satira,
Cada uno sabe, en efecto, que fue sobre una votaci6n, la crftica cuyos términos fueron todos elegidos, de Jas
que no porua en juego oua cosa sino el permitir o el prohibir sociedades analiticas en ejercicio, (Situaci6n del psicoana­
la presencia de mi ensenanza, como se suspendi6 su admî­ lisis en 1956), de que ese texto, que se debe tener por
si6n a la I.P.A., sin otra consideraci6n extratda de la prefacio a nuestro esfuerzo presente, fue retenido por m(
formaci6n recibida, y especialmente sin objeci6n de que hasta la edici6n que lo libra.
ésta fuese recibida de mL Una votaci6n, una votad6n He preservado, pues, en estas pruebas, se sabe, lo que
polftica, bastaba para ser admitido en la Asociaci6n psicoa­ podfa yo dar. Pero también preservé lo que a otros parecia
naHtica internacional, como lo demostraron sus conse­ algo por obtener.
cuencias. Estas evocaciones �6lo esta.a destinadas a situar con
De esto resulta que aquellos que se reagruparon en mi preciston el orden de concesi6n educativa al que sometf
fundaci6n, con eUo no atestiguan otra cosa que el valor que incluso los tiempos de mi doctrina.
atribuyen a una enseliama -que es la mfa, de becho sin Esta medida, siempre sostenida, permite ahora olvidar
'
14 La insütuci6n del pase Proposki6n del 9 de Octubre de 1967 1}

el increfble oscuxantismo del auditorio ante el cual ten.ia ningûn practlcante se hubiese percatado de hace.rme con
que hacerla valer. ella objeci6n hostil, y hasta amistosa. Esto me habrîa dado
Esto para decir que aqui me sera preciso adelantar, en las ocasi6n de senalar que fue efectivamente para que él
f6rmulas que voy a proponerles ahora, los .resultados que pensara en ello que tuve que recordar primera lo que
tengo el derecho de esperar, y en especial de las personas implica de reladôn intersubjetiva el uso de la palabra.
presentes, de lo que me fue permitido emitir basta enton­ Esta explica que a cada momento, en mis Escritos,
ce.s. indique mi reserva sobre el empleo de la mencionada
AJ menas se tiene, para inferir lo que viene aqui, bajo intersubjetividad por esa especie de universitarios que no
todas las formas posibles, ya de mi la inclicacl6n. saben zafarse de su suerte sino afemindose a términos que
Partimos de que la raiz de la experiencia del campo del les parecen levitatorios, por no captar su conex._i6n allf
psicoanalisis planteado en su extension, ûnica base posible donde sirven.
para dar motiva a una Escuela, debe ser hallada en la Es verdad que son los mismos que favorecen la idea de
experiencia psicoanaHtica misma, queremos decir tomada que la praxis analftica esta destinada a abrir a la compren­
en intensi6n: unica raz6n valedera que se ha de formular de si6n nuestra relaci6n con el enfermo. Complacencia o
la necesidad de un psicoanalisis introductivo para operar en malentendido que falsea nuestra selecci6n desde el comien­
este campo. En la cual, par la tanto, concordamos de hecho zo, donde se muestra que ellos no pierden ta.nto el aorte
con la condid6n, admitidit por doquier, del psicoanalisis cuando se t.rata de ganarse el pan.
llamado d.idactico. La transferencia, vendo martillandolo desde hace algun
Por lo dema.s, dejambs en suspenso lo que impuls6 a tiempo, no se concibe sino a partir del término del sujeto
Freud a ese extraordinario joke que realiza)a coostiruci6n supuesto saber.
de Las sociedades psicoanaHticas existentes, porque no es Dirigiéndome a otros, producirfa yo de entrada lo que
posible decir que él las habda querido de otro modo. este térmfoo implica de caduc:idad constitutiva para el
Lo que importa es que no pueden sostenerse en su éxito psicoanalista, üuscrandolo con el casa original. Fliess, es
presente sin un apoyo firme en lo real de la experiencia decir, el medicastro, el cosquilleador de narices, pero que en
analîtica. esa cuerda pretende hacer resonar los ritmos arqueâpicos,
Es preciso, pues, interrogar a ese real para saber c6mo veintiun dias para el macho, veintiocho para la hembra, muy
conduce a su propio desconocimiento, y hasta produce su precisamente ese saber que se supone basado en otras redes
negad6n sistematica. que las de la ciencia que en esa época se especifica por haber
Este feed-back desviante s61o puede ser detectado, renunciado a aquéllas.
coma acabamos de plantear, en el psicoanalisis en inten­ Esta mistificaciôn que redobla la antigüedad del stacus
si6n. Al menos asf se lo aislara de aquello que en la extension médico, es lo que bastô para abrir el lugar donde después se
corresponde a resortes de competencia social, por ejemplo, aloj6 el psicoanalista. Qué significa esta sino que el psi­
que no pueden produdr aquf otra cosa que confusi6n. coanilisis depende de aquel que debe ser llamado psicoana­
iQuién que posea cierta visi6n de la t.ransfe.rencia podrfa üzante: Freud el primera en la ocasi6n, demostrando que
dudar de que no bay referencia mas contraria a la idea de la pueden concentrar en ê1 la totalidad de la experiencia. Lo
intersubfetividad? que no por ello constituye un autoanalisis.
Rasta el punto de que podrfa sorprenderme el que Esta claro que el psico.analista tal como resulta de la
16 La in5tituci6n del pase Proposlcl6n del 9 de Octubre de 1967 17

reproducc{6n de esa experiencia, por la sustituci6n del musical para dar cuenta del discurso, para que se capte
psicoanalizante original en su 1 ugar, se determina de manera profundamente el
diferente en relaci6n con el.sujeto supuesto saber.
supuesto
Este término exige una formalizaci6o que lo explique. sujeto... saber
Y que precisamente tropiez. a de in.mediato con la inter­
subjetividad. lSujeto supuesto por quién, se dira, sino por Dos sujetos no son impuestos por la suposici6n de un
otro sujeto? sujeto, sino unicamente un significante que representa para
lY si provisionalmente supusiéramos que no hay sujeto otro cualquiera, la suposici6n de un saber coma adyacente a
que pueda ser supuesto por otro sujeto? Sabemos, en un significado, o sea un saber tomado en su significaci6n.
efecto, que no nos reforimos aquî' al sentido difuso del Lo que define como ternaria a la funci6n psicoanalitica
sujeto psicol6gico, que es precisameote lo que el incons­ es la introducci6n de estesignificante en la relaci6n artificial
ciente pooe en cuesti6n. del psicoanalizante en potencia con lo que permanece en
iNo es algo establecido que el sujeto trascendental, estado de x, a saber, el psicoanalista.
digamos el del cogito, es incompatible con la posici6n de Se trata de extraer de aquî' la posici6n, asf definida, del
otro sujeto? Ya en Descartes se advierte que no podria psicoanalista.
tratarse de esto, salvo pasaodo por Dios como garante de la Porque aquel que asf se designa no puede, sin deshones­
existencia. Hegel vuelve las cosas a su lugar con la fam osa tidad radical, deslizarse dentro de este significado, aun
exclusi6n de la coexistencia de las conciencias. De donde cuando su partenaire lo vista con él (que en modo alguno es
parte la destrucci6o del otro, inaugural de La fenom�nologfa lo cor.riente), dentro de este significado al que se le imput� el
del espfritu, pero ide qué otro.? Se destruye al viviente que saber.
soporta la conciencia, pero a la conciencia, la del suj eto Porque su saber no solo no es de la especie de aqueUo
trascendental. es imposible. De afü la puerta cerrada en que que Fliess elucubra, sinoque muy precisamente e$ aqueUo
Sartre concluye: es el infiemo. Tampoco el oscuranrismo de lo que él no quiere saber nada. Corno se ve en ese real de la
parece estar cerca de morir tan pronto. experiencia hace poco invocada all{ donde él esta: en las
Pero tal ve.z, planteando al sujeto comp lo que un Sociedades, si la ignorancia en que el anaJista permanece de
significante representa para otro significanté, podremos lo que incluso podrfa empezar a articularse de cientîfico en
volver mas manipulable Ja noci6n de sujeto supuesro: el ese campo, por ejemplo la genética o la intersexualidad
sujeto esta alli bien supuesto, muy precisamente bajo la hormonal. Lo sabemos: de eso no conoce nada. En rigor. si
barra misma trazada bajo el algoritmo de la implicaci6n lo tiene que conocer es solo a modo de coartada para los
significante. 0 sea: colegas.
Por lo demas, las cosas encuentran su lugar de inmedia­
s----- s· to si se recuerda lo que, para el unico sujeto en cuesti6n (que
s ... es, no lo olvidemos, el psicoanallzante), hay que saber.
El sujeto es el significado de la pura relaci6n significante. Y esto introduciendo la distinci6n siempre presente en
iY al saber, d6nde asirlo? EJ saber no es menos supuesto, la experiencia del pensamiento tal coma la historia La
acabamos de advertirlo, que el sujeto. Una vez mas se ofrece: distinci6n entre saber textual y saber referencial.
impone aquî' la necesidad del pentagrama de la escritura Una cadena significante: tal es la forma radical del saber
IH La insùcucl6n del pasc Proposlcl6n del 9 de Octubrc de 1967 19

1111111,11111 1cx1ual. Y lo que el sujeto de la transferencia se Todo lo que sabe no tiene nada que ver con el saber
:,11pom• tiuc sabe es, sin que el psicoanalizante lo scpa aun, tcxtual que el sujeto supuesto sa,ber le significa: el incons­
1111 texto, si el inconsciente es efectivamente lo que sabe­ oente que implica la empresa del pskoanalizante.
mos: estructurado como un lenguaje. Simplemente el significante que determina a un cierto
Cualquier sabio de ouo tiempo, y hasta sofista, propala­ sujeto, tiene que ser retenido por él por lo que significa: el
dor de cuentos, u otro talmudista,.eoseguid� estarfa agui a1 significado del texto que él no sabe.
corriente. Errado serfa creer, sin embargo, que ese saber Asf es lo que dirige la extraëi . eza en que se le aparece la
textual ha dado fin a su misi6n con el precexto de que ya no recomendaci6n de Freud, no obstante tan insistente, que se
adm.icimos revelaci6n divina. àrticula de manera expresa como el excluir todo lo que él
Un psicoanalista, al menos de aquellos a los que ense­ sabe cada vez que aborda un nuevo caso.
namos a reflexionar, deberfa no obstante reconocer aquî la El analista no pQsee otro recurso que el de colocarse en
raz6n de la prevalencia de un texto aJ menos, el de Freud, en el nivel del s de la pura significaci6n del saber, o sea del
su cogitaci6o. sujeto que todavfa solo es decerminable por un deslizamien•
Digamos que el saber referencial, el que se vincula al to que es deseo, de hacerse deseo deJ Otro, en la pura forma
referente, que coma saben ustedes completa el ternario que se a.Isla como deseo de saber.
cuyos otros dos términos son sjgn_ificante y significado, 0 Siendo el signilicaote de esa forma lo que se articula en
dicho de otro modo, que lo connota en la denotaci6n, no el Banquete como d.ya˵a, el problema del anaJista es
esta ausente, desde luego, del saber analîtico, pero concier­ representable (y por eso le hemos dejado el sitio que sabe­
ne ante todo a los efectos del lengua1e, el sujeto en primer mos) en la manera en que S6crates soporta el discursa de Al­
lugar, y lo que podemos designar con el término amplio de cibfades, o sea, muy precisamente en cuaoto apunta a otro,
estructuras 16gicas. Agat6n, de ir6nico nombre preclsamente en este caso.
Sobre muchisimos objetos que estas estructuras impli­ Sabemos que no hay dyaÀµa que aquel que quJera su
can, sobre casi todos los objetos que por ellas v!enen a posesi6n, pueda obtener.
coo<lic!onar el mundo humano, no se puede decir que el La envoltura (cualquiera que sea la desg.racia que haga al
psicoanalista sepa gran cosa. psiconalista parecer consticuirla), es una envoltura que
Estarfa mejor, pero es variable. estara vada, si él la abre a las seducciones del amor o el odio
La cuesti6n es no lo que él sabe, sino la funci6n de loque del sujeto.
él sabe en el psicoanalisis. Pero esto no equivale a decir que la funci6n del dyaÀµa
Si nos atenemos a ese punto nodal que allI designamos del sujeto supuesto saber no pueda ser para el psicoanalista,
como intensivo, o sea la manera en que tiene que precaverse tal coma acabo de esbozar los primeros pasos, la manera
de la investidura que recibe del sujeto supuesto saber, de centrar lo conccrniente a lo que elige saber.
aparece claramence la discordancia de lo que de inmediaco En esta eleccion,-el lufa{ r del no saber es cenual.
va a inscrlbirse de ello en nuestro algoritmo Este lugar no es menos articulable en cooductas practi­
cas. Por ejemplo, lo hemos dicho, la del respeta al caso.
S----(S', S" ... Pero éstas resultan perfectamente inutiles fuera de una
s... (S . ' S" ' S'" ... S") teoria s6lida de la que se rechaza y Jo que se ad.mite
considerar coma ser a sabcr.
20 La lnstituci6n del pase Proposki6n del 9 de Octubre de 1967 21

El no saber no es de modestia, lo cual todavfa implica empalman inmediatamente los problemas en extensi6n,
situarse con relaci6n a sf; es, propiamente, la producci6n con aquellos centrales a la intensi6n.
"en reserva" de la estructura del un.ico saber oportuno. Es asf como hay que volver a abordar la relaci6n del
Pan referirnos a lo real de la experiencia, supuestam.en­ psicoanalizante con el psicoanaüsta, y, como en los tratados
te revèlable en la funci6n de las soc:iedades, encontremos de ajedrez, pasar del comienzo al final de la partida.
ahf forma de entender por qué raz6n seres que se distinguen Que en el final de la pa.ctida se encuentre la clave del
por 1a nulidad del pensamiento, reconocida por todos y paso de una de las dos fundones a la otra, esto es algo
admitida como de hecho en las conversaciones corrientes exigido por la practlca del psicoanalisis didactico.
(esto es lo importance), son facilmente pucstos en el grupo Nada hay aquf que no quede confuso o velado. Quisiera
en posici6n representativa. indicar c6mo podrfa operar nuestra Escuela para disipar esta
Hay aquf un capftulo que designaré como la confusi6n tiniebla.
sobre el cero. El vacfo no es equivalente a la nada. El punto No tengo aquI transici6n que facilitar para aquellos que
de referencia en la mecüda no es el elemento neutro de la me situen en otra parte.
ope radon 16gica. La nuUdad de la incompetencia no es lo no iQué es lo que al final del analisis llega a darse a saberi
marcado por la diferencia significanre. En su deseo, el psicoanalizan te puede saber lo que él es.
Designa.r la forma del cero es esencial, que (cal es la mjra Pura falta en tanto que ( - q> ), es por medio de la castraci6n,
de ouest.ra 8 interior), colocada en el centra de nuestro cualquJera que sea su sexo, que encuentra el lugar en la
sa ber, sea rebelde a que la sustituyan las falsas apariencias de relaci6n Hamada genital. Puro objeto en tanto que ( a ) él
una prestidigitaci6n aquI muy singula.rmente favorecida. obtura la hiancia (béance) esencial que se abre en el acto
Porque justamente puesto que todo un saber e:xcluido sexual, por funciones que calificaremos de pregenitales.
por la ciencia no pucde sino ser mantenido a distancia del
Yo demuestro que esa falta y ese objeto tienen igual
psicoanalisis, si no se sabe decir qué estructura 16gica lo estructura. Esta estrucrura no puede ser mas que relaci6n
supie "en el centra" {término aqu.f aproxirnado), cualquier con el sujeto, en el sentido admitido por el inconscienLe.
cosa puede ocupa.rlo - (y los discursos sobre La bondad). Ella condiciona la divisi6n de ese sujeto.
.
En esta Unea se coloca la l6gica del fantasma. La l6gica 1\
Su participaci6n en lo imaginario (la de esa falta y ese �
objeto) permite al espejisrno del deseo esrablecerse sobre el 1 ,.r
del anaJista es el dyOÀ.µaque se integra en el fantasma radical
que construye èl psicoanallzante.
Esta ordenaci6n del orden del saber en funci6n en el juego observado de la relaci6n de causaci6n por donde el J
proceso analitico es aquello en torno a lo cual debe gira.r la objeto (a) divide al sujeto (d--- (S ◊ a) ).
admisi6n en la Escuela. Ella implica roda clase de apa.ratos, Pero observen alü ustedes mismos lo que sucede con lo
cuya alma debe ser hallada en las funciones ya delegadas en que denominé mas arriba el psicoanalizante. Si digo que él
es causa de su divisi6n, es en cuanto se ba convertido en el
el Directorio: Enseiianza, Direcci6n de trabajos, Publica­
ci6n. IJ- slgnificante que supone e1 sujeto del saber. Solo él no sabe
que él es el dyOÀ.µo.del proceso anaHtlco (lc6mo, cuando es
lncluye la reuni6n de cienos libros que se publicaran en
colecci6n, y mas alla una bibliografia sistematica. Doy aquI Alcib(ades, no reconocerlo?), ni a qué otro significance
s61o unas indkaciones. desconocido (y cuan nulo por lo general) su significacl6n de
Esta exposici6n esta destinada a mostra. r c6mo se sujeto se dirige.
22 La losdruci6n del pase Proposici6n del 9 de Octubre de 1967 23

Su significaci6n de sujeto no .rebasa el advenimiento del del impuber, redu ce a su psicoanalista al punto proyectivo
deseo, fin aparente del psicoanalisis, sino que alli sigue de la mirada.
siendo la diferencia del significante al significado lo que Aquelque, niiio, se encont.r6 en el representante repre­
caera(bajo laforma del (-Q> ) o del objeto (a) )ent.re él y sentativo de su propia sumersi6n a t.ravés del pape! de
el psicoanalista, en la medida en que éste va a .reducirse al peri6dico con que se resguardaba el muladar de 10$ pensa­
significante cualquiera. mientos paternos, dev1;1elve al psicoanaUsta el efecto de
Por eso digoque es en ese(-Q>)o ese(a)donde apa.rece su umbral donde él se vuelca en su propia deyecci6n.
ser. E1 ser del ây<lÀµa, del sujeto supuesto saber, completa e] El psicoanalisis muestra en su fin una ingenuidad de la
proceso del psicoanalizante, en una destituci6n subjetiva. que cabe preguntarse si podemos darle el rango de garantfa
iNo tenemos aqui loque solo entre nosotros podrfamos en el paso al deseo de ser psicoanalista.
enuncia.r? iNo es bastante para sembra.r el panico, el horror, Aquf corresponde retomar, pues, el sujeto supuesto
la maldici6n y hasta el atentado? En todo caso, do que sabcr del lado del psicoanalista. iQué puede pensar este
podrfa justificar las perjudiciales aversiones a la entrada del ultimo ante lo que cae del ser del psicoanalizante, cuando
psicoanilisis? habiendo llegado a saber éste un pedazo de ese sujeto, ya no
Ciertamente, hay trastomo en un cierto extrema del tiene ningunas ganas de levantar su opci6n?
analisis, pero solo hay angustia legitima (de la que he iA gué se asemeja este punto de encuentro donde el
hablado) si se penetra -y al psicoanalisis didactico le es psicoanalizante parece duplicarlo por una inversi6n l6gica
preciso bacerlo- en loque bien hayque llamar un mas alla que se dina atribuyéndole su articulaci6o: "Que él sepa
del psicoanalisis, en la verdadera gua.rdia donde sucumbe en como que es de él loque yo no sabfa del ser del saber, yque
el presente toda enunciacion rigurosa sobre lo que alli ahora tiene por efecto que lo que yo no sabfa esta de é.l
sucede. borrado"?
Esa guardia se une a la despreocupaciônque con mayor Esto es otorgarle la mejor parte de ese saber acaso
firmeza protege juntos a verdad y sujetos, y por eso al inminente, en lo mas agudo, que lo que la destituci6n
proferir ante los segundos la primera esto no produce, bien subjetiva en esa cafda enmascara la restüuci6n donde viene
se sabe, ni calor ni frio sino a los que estan cerca de eUa. el ser del deseo, de reunirse, no anudandose alli mas que de
Hablar de destitucion subjetiva no detendra al inocente. un unico borde, al ser del saber.
Unicamente hayque tener presenteque con respecto al A sf Tomas al final de su vida: sicut palea, lo dice de su
psicoanalizante, el psicoanalista, y a medidaque mas se baya obra: basura.
avanzado hacia el final de la partida, esta en posici6n de
resto hasta el punto deque efectivamente es a élque loque,
Por lo que el psicoanalista dej6 obtener al psicoanali-)
zante del sujeto-supuesto-saber, a él le corresponde perder
allf el ayaÀ.µa.
i
con una denotaci6n gramatical que vale por mil, llamarfa­
mos el pa.rticipio pasado del verbo, convendria mas bien en F6rmulaque no nos parece indigna de ocupar el lugar de
ese extrema. la f6rmula de la Uquidaci6n -itérmino cuan futil!- de la
En la destituci6n subjetiva, el ecüpse del saber va a esa transfei;encia, cuyo beneficio principal es, a pesa.r de la
reaparici6n en lo rea� con la que alguien a veces os apariencia, echar siempre al paciente presunto, en ûltima
entretiene. instancia, la responsabiUdad.
Aquel que ha reconst.ruido su realidad de la hendidura En ese rodeo que lo rebaja, el analista es gozne de la
24 La instltuci6n del _pase Proposid6n del 9 de Octubre de 1967 25

seguridad que toma el deseo en el fantasma, y del cual se se opone mas rad.icalmente a todo aquello en lo cual es
revela entonces que su aprehensi6n no es otra cosa que la de preciso y basta con ser reconocido para ser: la bonorabili­
un des-ser. dad, por ejemplo.
c:Pero no se ofrece aquf al psicoanalizante esa vuelta de El paso que ha cumplido se traduce aquf de otro modo.
mas en el doblaje que nos permite engendrar en él el des.e o Para ello ni hace falta ni basta con que se lo crea dado para
deJ psicoanalista? que lo sea. Este es el verdadero alcance de la negaci6n
Retengamos sin embargo, antes de dar ese paso, la constituyente de la significaci6n de infamia.
alternancla en que nuestro d.iscurso se sincopa al hacer asf Connotaci6n que bien habrfa que restaurar en el psl­
que uno de ellos sea pantaUa para el otro. (D6nde palpar coanal isis.
mejor la no intersubjetividad? Y cuan imposible es que Distraigamonos. .Apliquemos S(A)a A.E. Esto da: E. Que­
aquel que atraviesa ese pase emita un testimonio justo sobre da la Escuela [Ecole] o la Prueba [Epreuve], quiza. Eso
el que lo constituye; entendamos que él es este pase por puede ind.icar que psiCoanâlista slempre tiene que podei'
resultar su momento su esencia rnisma, aun si, después, eso elegir entre eJ an"lltLyJoe pajcoaoali•ras.J
le pasara. �retendo deaip,v ûn.icamente en el psic:oan-'lisis en,
Por eso aquellos a quienes eso pas6 hasta el punto de inteMi6g_kiniciativa poiible de un nuevo modo de accesof
quedar boquiabiertos por ello, me parecen juntar lo impro­ delJ!ilëolUliata a Il@& pranda colectiva,.
pio con lo imposible en ese testimonio eventual, y mi Lo que no implica decir que considerar al psicoanalisis
proposici6n sera que sea mas bien ante alguien que aun esté en extensi6n, o sea los intereses, la investigaci6n, la ideolo­
en el movimiento original como se experimente que ha gfa que él acumula, no sea oecesario para la crftica de las
advenido efectivamente el deseo del pskoanalista. sociedades tal como ellas soportan esa garantfa fuera de
ëQuiénmejor que este psicoanalizante en el pase podrfa nuestro ambito, para la ocientaci6n que habra de darse a una
autentificar alHla cualidad de una cierta posici6n depresiva? Escuela nueva.
No estamos descubriendo nada. Uno no puede darselas de Hoy no preveo mas que una construcci6n de 6rganos
eso, si no esta �"' la tiJS�. a,W para un funcionamiento inmediato.
Este es el momento rnismo de saber si en la destituci6n Esto quiza no me exime de indicar al rnenos, condici6n
del sujeto adviene el deseo que permita ocupar el lugar del previa de una crfrica al oivel de la extensi6n, tres puntos de
des-ser, precisamente de querer operar nuevamente lo que referencia que hay que producir como esenciales. Tanto
implica de separaci6n (con la ambigüedad del se parere que mas significativos cuanto que al imponerse por su grosor, se
all{ induimos para tomar aqui su aceoto) el ayaµa. Digamos reparten en los tres registros de lo simb61ico, lo imagioario y
aquf, sin mas desarrollo, que un acceso semtlante J,roplica-la lo reaL
baua P-uesta sobre el Otro, que el êiy�a. es SIJ signJ_­ El apego especificado del analisis a las coordenadas de la
ficante, que es el Otro que cae el (a) c,;omo en el.Otto se famiHa es un becho que se debe apreciar en varios puotos. Es
abre la hiancia d�l (:-<P} y qu.e..por eso, quien puede.articul;u sumamente notable en el contexto social.
ese S (.A) no tiene que -hacer ningun curso, ni en los Muy­ Parece enlazado a un modo de interrogaciôo de la
Necesarios .ni entre las Suficienclas ,.Para ser- dig_no de la sexualidad que corre el gran riesgo de dejai: escapar una
Beatitud de los Grandes Ineptos de la técnica reinate. n
conversi6n de la funci6n sexual que se opera ante nuestros
Por 1; raz6n de que aquél como S(A)echa raices en lo que ojos.
26 La lnstitud6n del pase Proposicl6n del 9 de Octubre de 1967 27

La participaci6n del sabec analftico en ese mito privile­ Quién no ve que el nazismo solo tuvo aquf el valor de un
giado que es el Edipo, privilegiado por la funci6n que .reactivo precursor.
cumple en el analisfa, privilegiado tarnbién por ser, segun la El ascenso de un mundo organizado sobre todas las
expcesi6n de Kroeber, el unico mito de creaci6n moderna, formas de segregaci6n, a esto se mostr6 aun mas sensible el
es el primera de tales puntos de referencia. psicoaruillsis, no dejando a ningu.no de sus miembros .reco­
Observemos su pape! en la economia del pensamiento noc;idos en los campos de exterminio.
analitico y atrapérnoslo en el hecho de que si se lo saca de Pues bien: tal es el resorte de la segregaci6n particular
ella, todo el pensamiento normativo del psicoanalisis apa­ en que él mismo se sostiene, en tanto que la I.P.A. se
rece equivaliendo en su estructura al delirio de Schreber. presenta en esa extraterritorialidad cient!fica que hemos
Piénsese en Entmannung, en las almas redimidas, y hasta en acentuado, y que hace de ella algo muy diferente de las
el psicoanalista como cadaver leproso. asociaci..ones ana.logac; Po titulo de otras profesiones.
Esto cede el lugar a un seminario sobre el Nombre-del­ Hablando con propiedad, la segu.ridad obtenlda de
Padre, del cual sostengo que no es por azar que no haya hallar un recibimiento. una solidaridad, contra la amena.za
podido yo bacerlo. de los campos que se extiende a uno de sus sectores.
La funci6n de la identificaci6n en la ceorfa -su pre­ El ana.lisis aparece asi protegiendo a sus partidarios, por
valencia-, como la aberraci6n de reducir a ella la termina­ una reducci6n de los deberes im,pUcados en el deseo del
ci6n del ana.Usis, esta enlazada a la constiruci6n que dio analista.
Freud a Las sociedades, y plantea la cuesti6n del limite que Aqui queremos marcar el horizonte complejo, en el
quiso él dar con ello a su mensaje. sentido propio del término, sin el cual no se podr{a conflgu­
Ella debeser estudiada en funci6n lo que es en la Iglcsla y rar la situaci6n del psicoanalisis.
el Ejército, tomados aquî por modelos, el sujeto supuesto La solidaridad de las tres funciones capitales que acaba­
saber. mos de trazar halla su punto de reunl6n en la existencia de
Esa estructura es indiscutiblemente una defensa cootra los judfos. Lo cual no ha de asombrar cuando se conoce la
el cuestionamiento del Edipo: el Padre ideal, es decir, el importancia de su presencia en todo su movimiento.
Padre muerto, condiciona los limites en los que en lo Es imposible Uberarse de la segregaci6n constitutiva en
sucesivo permanecera el proceso analftico. El coagula la esta etnia con las consiâeraciones de Marx, y mucho menos
practica en una finalidad desde ahora imposlble de articular co.n las de Sartre. Por este motiva especialmente la ieligi6n
y que oscurece en un principio lo que se debe obtene:r del de los judfos debe ser cuestionada en nuestro seno.
psicoanalisis didactico. Me limitaré a estas indicadones.
La marginaci6n de la dialéctica edfpica que de esto
resulta se acentua cada vez mas en la teoda y en la practica. Ningun remedio habra que esperar, en tanto que estos
Sin embargo, esta exclusi6n posee una coordenada enlo problemas no bayan sido abiertos, ·para la estimulaci6n
real, a la que se dej6 en una pcofunda sombra. narcisista en que el psicoanalis,ta no puede evitar precipitar­
Se uata del advenimiento, correlativo a la universaliza­ se dentro del contexto pi;esente de las Sociedades.
ci6n del sujeto procedente de la ciencia, del fen6meno Ningun otro remedio que el de quebrar la rutina que es
fondamental cuya erupci6n pttso en evidencia el campo de en la actualidad el constituyente predominante de la practJ­
concentraci6n. ca del psicoanalista.
28 La instituci6n del p11.5e Pr-oposici6n del 9 de Octubre de 1967 29

Rutina ap_reciada, gustada como tal: de labios de los c. su renovaci6n, por el mismo procedimiento de sor­
propios interesados en U.S.A. recogf su sorprendente, for­
teo, tend.ra lugar cada seis meses, hasta que resultados
mat, expresa declaraci6n.
suficientes para ser publicables permitan su .reestructura­
Ella constituye uno de los atractivos de principio del
ci6n eventual o su reconducci6n.
reclùtamiento.
Nuestra pobre Escuela puede ser el comienzo de una
3. El analista miembro de la Escuela presenta a quien le
renovaci6n de la experiencia. cuad.re a la candidatura precedente. Si su candidato es
Tal y como ella se propone, se propone como tal. agregado a los analistas de la Escuela, él mismo por igual
Proponemos definir alli actualmente:
hecbo es allf admitldo.
El analista miembro de la Escuela es una persona que
1.ElJu_rado de _recepci6n (jury d'accueil) como: por su iniciativa .reune estas dos calidades (la segunda
a. elegido por el Directorio anual en su extensi6n implica su paso ante el jurado de recepci6n).
variable;
Es elegido para la calificaci6n que suelda estas dos ca­
b. encargado de recibir segun los principios del trabajo lidades, sin tener que proponer candidatu_ra a ese ûtulo,
que ellos se proponen, a los miembros de la Escuela, sin por el jurado de confirmaci6n en pleno, que toma la
limitaci6n de sus âtulos o procedencia. Los psicoanalistas iniciativa segun eJ crlterjo de sus trabajos y de] estllo de su
(A.P.) en este nive!, ,no tienen alH ninguna preferencia. practica.
Un analista practicante, no calificado de A.M.E., pasara
2. elJurado de confirmaci6n (jury d'agrément): por esta etapa en el caso de que uno de sus psicoanalizantes
a. compuesto de siete miembros: tres analistas de la sea admitido al rango de A.E.
escuela (A.E.) y tres psicoanalizantes tomados de una lista
presentada por los analistas en la Escuela (A.E.). Esta claro Aplicaremos este funcionamiento a nuestro grafo a fin
que al responder estos psicoanalistas elegiran dentro de su de poner de manifiesto su sentido.
propia clientela, sujetos en el pase de convertirse en psi­ Basta con sustituir
coanalistas, adjuntandose a ellos el director de la Escuela. - A.E. a S(A)
Estos analistas de la Escuela (A.E.), como estos psicoa­ - psicoaoalizantes del jurado de confirmaci6n (S ◊ D)
nalizantes, seran elegidos por sorteo en cada una de las - A.M.E. a S (A)
listas. - psicoanalizantes cualquiera que vehga, a A
Presentado un psicoanalizante, cualquiera que fuese, El sentido de las flechas lndicara allf desde ese momento
que postula el âtulo de analista de la Escuela, tendrâ.que la circulad6n de las calificaciones.
tratar con los tres psicoanalizantes, y éstos deberan dar Un poco de atenci6n sera suficiente para mostrar qué
cuenta de ello ante el colegio en pleno del jurado de ruptura -no supresi6n- de jerarquia deriva de ello. Y la
confirmaci6n (presentaci6n de un informe). experiencia demostrara qué se puede esperar.
b. e1 mencionado jurado de confirmaci6n tendra por La proposici6n de .nuevos aparatos sera objeto de una
este hecho el deber de contribuir a los criterios de termina­ reuni6n plenaria de los A.E., a los fines de ser homologada
ci6n del psicoanalisis didactico. por presentaci6n gene.ral.

------..L....--------------
\0 La insdtu.ci6n del pase

Un grupo tendra a su cargo una bibliograffa relativa a las


cuestiones de formaci6n, a los fines de establecer una
anatomfa de la sociedad del tipo LP.A. sobre estos proble­
mas.

Traducci6n: Irene Agoff

SOBRE LA EXPERIENCIA DEL PASE


por Jacques Lacan
Acerca de la experiencia del pase, y de su transmisi6n.
3 de noviembre de 1973

La ex:periencia del pase es una experiencia en curso. El


modo con el cuaJ la produje fue la proposici6n, toda ella
impregnada de prudencia, una prudencia quizas humana,
demasiado humana: no veo c6mo habrfa podido ser yo mas
prudente.
Mi prudencia se hallaba impuesta po.r el estado de cosas
existente: éste es el prindpio mismo de la prudencia.
Asf fue que no quise poner en: manos de otros, que no fueran
los que ya poseian un tftulo correspondiente, en efecto, a
una selecci6n, el de Analista de la Escuela, la tarea de
conglomera.r personas cuya sola presencia entre ellos cam­
biaba por completo el alcanee de ese tftulo. Esto es loque se
produce en todo conglomerado humano cuando los seres
reclutados se situan en . ese real en nombre de principios
muy diferentes de los que antedormente pennitieron cons­
tituir una clase. El hecho de que esa clase, conservando el
mismo nombre esté habitada por una especie muy diferente
de individuos, es susceptible de ttansformar enteramente,
no ciertas estructuras fundamentales, sino la naturaleza del
discurso-.
No fue ése ciertamente, por mi parte, un acto de
autoridad, un acto de amo•, ya que el primer resultado que
,, La 1nstltuc16n del pase Sobre la experlencla del pase

1m· ot.asion6 fue la hufda alocada de cierta cantidad de rn mcrcancfa. Y después de mayo del 68 la Universidad
pcrsonas cuyo sostén y fidelidad yo estimaba. La fidelidad prcscnci6 c6mo su prestigio hacfa, literalmente, un
no es noci6n de amo: si leen usfedes un poquito mis escritos, "hoom", hasta tal punto que no bay forma alguna de
aquellos que pueden concernir al orden de la polftica, venin 111ctcrse en ella que no sea objeto de codicia y lucbas
que la fidelidad no constituye su val or principal No diréque ...1lvajcs.
no vacilé al arriesgar esta salida, porque conscientemente no Justamente, hice la proposici6n con la ftnalidad de aislar
asumf ningun desgo, pensando que los persuadirfa. lu que concierne al discurso analftico. Consideré que la
En efecto, a esto me consagré en reuniones restringidas; dclegaci6n, por reconocirniento comun, de una autoridad
y fue en cierto modo sin aviso, después de haberse puesto por gué no decir, "de un poder"-, iba a resultar mas
ellos de acuerdo entre si, cuando durante una reuni6n .,decuada a loque tendrfaque ser un redutamiento verdade­
Hamada "Congreso de la Escuela" recibf de ellos -eran tres ro si instaurabamos ese modo de testimoniarque constituye
personas a las que todo el mundo conoce- el anuncio cl pase. En efecto, el pase permite a alguien que piensa que •,, (.,,....-J.L
colectivo y firmado de su renuncia. No se puede decir que si puede ser analista, a alguien que se autoriza él mismo a eUo,_.•c...1G"Zf"'c:i1
yo hubiera apostado sobre lo que podemos llamar mi o que esta a punto de hacerlo, dar a conocer qué fue loque
prestigio, hab rfa alcanzado el éxito. Sin embargo, la cosa me lo decidi6, e introducirse en un discurso del cual pienso que
parec16 lige ra, sumamente ligera, como también sucederfa por cierto no es tacil ser el soporte.
en elfuturo con cualquier persona que quisiese seguirlos. El iQué sucedi6 entonces? Al incorporar a este nuevo
problema no es ése. miembro, el jurado de confirmaci6n tuvoque hacer cambiar
El problema es saber c6mo funcion6 efectivamente de sentido el término "Analista de la Escuela". Siempre me
hasta ahora la sociedad analftica, cuyos primeras lineamien­ pareci6 que la manera conque nuestras sociedades juzgaban
tos traz6 Freud y que después fue cobrando una forma cada a los individuos seleccionados participaba, por gué no
vez mas precisa. Estas sociedades acabaron siendo demasia­ decirlo, de esas leyes de la competencia que penniten
do prudentes, pues funcionan segun las leyes ordinarias del funcionar a la mayorfa de los grupos bumanos. Yo deseé
grupo, donde siempre, en efecto, es absolutamente necesa­ otro modo de reclutamiento: el pase. A mi entender, era el
rio que se manilleste el amo, como cref poder decir en primeI escal6n de un reclutamiento de estilo diferente, de
ocasi6n del gran revoltijo de mayo del 68. Lo que ustedes un orden modelado muy precisamente sobre lo que enton­
quieren -deda yo a los que, por el becbo de estar en ces consideré que daba especificidad al discurso analf tico.
Vincennes, donde yo simplemente habfa aceptado ir, se Hace un momento se hizo alusi6n a mis llamados
imaginaban que estaba alli por delegaci6n de los poderes "cuatrfpodos". Si por estos cuatripodos y su rotaci6n pude
supe.riores y crefan necesario armai: jaleo, mientras que por especificar el discurso del amo, como también otros discur­
lo general cuando bablo esto no sucede-, lo que ustedes sos, en particular el discurso universitario en cuanto distin­
quieren, es un amo. Lo cual qued6 bien demostrado des­ to del discurso cientffico, esto s6lo fue a partir del discurso
pués, al no baber tenido la crisis del 68 otras consecuencias anaHtico. Si no existiera discurso anali'tico, nuoca habcla
que un mhimo fortalecimiento de loque yo habfa definido, pensado yo el discurso del amo como, simplemente un
igracias a Dios, antes de esa crisis!, como "el mercado del determinado tipo, un detecminado modo de cristalizaci6n
saber"; quiero decir que el saber es reducido a convertirse de lo que constituye, en resumidas cuentas, el fondo de
34 La institud6n del pa.se Sobre la. expedencia del-pase

nuestra experiencia, a saber: la estructura misma del ins­ •l,a 1111,1s vfas bacia un cierto mirnero de puntos, que atesti.-
consciente; antes que yo, nadie habia pensado en referir a 1111•11 lu presencia misma de lo real en el origen de su
eso el discurso del amo. Es notable, y a mf mismo me &1111, urso.
sorprendi6,que se die ra alli como necesario, bajo el término l.o que, en el llamado discurso del amo, viene a ocupar el
del "plus-de-gozar", lo que en el discu.rso capitalista Marx l11Jt,II ûcl plus-de-gozar es algo que hace ya largo tiempo
supo detectar como 1a plusvalfa. El llamado djscurso capita­ il, 1111111iné "objeto a". A fin de cuentas, este objeto no
lista es una cierta variedad del discurso del amo, y se 1q1rcsenta otra cosa que un cierto numero de enigmas
distingue de él tan s6lo por un pequeiûsimo cambio en el 11111.arizados, que para los que hablan se presentifican en
orden de las letras. Es un hechoque al detectar, en el sentido r"t11s grandes funcion.es que no dejan de estar ligadas al
del discurso capitaUsta, la pJusvalfa como su resorte esen­ 1 11,·rpo: el seno nutricio, el residuo, el desecho, la mierda,
cial, Marx confiri6 de pronto al discurso del amo una 1111, a Uamarla por su nombre, o incluso cos.as que, no por
consistencia y un poder cuyos resultados no han terminado tt•ni.!r un aspecto mas noble, dejan de ser estrictamente del
ustedes de percibir. Es absolutamente seguro que el capita­ 111lsmo n.ivel: la mirada y la voz.
lismo de estado reinante en la U.R.S.S. nos habra de mostrar Ahora bien: sucedeque el objeto a puede trocar su lugar
que mas vale que el discul"so del amo sepa loque hace. No ,on el significante-amo, puede sustituirlo en el lugar seudo­
carece de interés, en ml opini6n, el que, en cuaoto le , cctor, y desde alli funcion.ar como debe funcionar el
i
concieme, el discurso psicoanaltico no s6lo tome cuerpo analista. El analista funciona en el analisis como represen­
sino que haya tomado cuerpo desde ahora, lo quieran Lante del objeto a; a fin de cuentas no es seguro que yo
ustedes o no. Y este Congreso es testigo del hecho de que mismo capte .incluso todo el sentido de esta f6rmula, pero
finalmente hay interés, un intel"és poderoso y universal, en cstoy convencido de que tal es, efectivamente la manera en
que ese discurso se mantenga: para que esto funcione o no que eso tiene que escribirse, y esto es lo que .expresan
es forzoso que los propios psicoana. listas hayan tomado exactamente los cuatri'.podos que design.an el discurso del
conciencia de ello. Ademas, aru esta, precisamente, su amo y el discurso analftico.
drama: ellos responden a una demanda, pero si tal demanda Entonces, aun suponlendo -recurso demasiado cono­
no ve mas alla de sus narices, no sera otra cosaque demanda cido-que simplemente con poner un anallsta estamos otra
de un lisiado, cuando podrfa ser algo muy d.iferente. vez frente a una de esas viejas sociedades asen.tadas en el
Lo que viene a ocupar el lugar de la plusvalfa, y que discurso del amo, aun desde ese punto de vista no veo qué
denominé "plus-de-gozar", es una funci6n mucho mas cosa impedirfa a alguien que estuviese colocado en la
radical quc la de la plusvalfa en el discurso capitallsta. Es una poskiôn rectora del S i , la del amo, discernir algo de las
funci6n de fundamento, Jigada a la dependencia del hombre reladones entre este S1 y lo que forma parte del mismo
con respecta al lenguaje. El discurso anali'tico permite discurso, pero en otro lugar, el objeto a, y en particular
advertir que por ese lenguaje se ve el hombre separado, apreciar, en ese momento que yo llamo el pase, por qué
taponado respecta a todo lo referente a la relaci6n sexual, y alguien asume el riesgo loco de convertirse en aouelloque el
que por ah{ hace su entrada en lo real; para ser mas exactos, objeto a es.
por aru resuJta faltar a ese real. Por ahi tiene una pequena Se trata de una experiencia radicalmente nueva que
posibllidad, en la medida en que quedan abiertas para él nosotros hemos establecido, pues el pase no tiene nadaque
36 Sobre ta experiencia del pase 37
La instituci6n del pase

hacer con el a.nalisis. Y es perfectamente comprensible que 11segurarles, y creo que en el jurado de confirmaci6n oadie,
del jurado de coofirmaci6n, dado su reclutamiento basta el ni siquiera Leclaire, me desmentira, que el pase fue para
presente, s6lo puedan llegar a ustedes testimonios de ul�unos una experiencia absolutamente conmocionante.
perplejidad y confusi6n; pero también es cierto que ai gu.nos He aquf, pues, lo que obtengo tras haber propuesto esa
de los pasantes nunca podran olvidar lo que fue para ellos, cxperiencia. Obtengo algo que en modo alguno pertenece
que se h�Uaban, cügamos en principio, en un final de analisis, al orden del cüscurso del amo, y mucbo menos del d6mine...
la expenencla del pase. En esta reuni6n lo que falta es su Habrfa que saber reparar en las cosas de las que no hablo:
testimonio. Utilizando una palabra que tomé de una perso• nunca hablé de formaci6n anali'tica, hablé de formaciones
na a la que of en una de estas salas, diré que el pase era algo del inconsciente. No hay formaci6n analftica. Del analisis se
asf como el relampago. desprende una experiencia, a la que es completamente
Esto despert6 inevitablemente en m( el eco de una errado calificar de didactica. La experiencia no es didactica.
célebre frase de Heraclito comentada por Heidegger en un c:Por qué creen, si no, que procuré borrar por completo el
libro publicado bace poco en francés, y que cüce: tà. mivta término "didactico", y que hablé de psicoanalisis puro?
oi �tc(<�1 tcepauv�· 1 Lo coal significa: "El trueno rige tà. El aiio pasado les cü una lecci6n sobre lo que esta en
navca , esto es mtraducible. Dicls, quien reuni6 los frag­ juego en la experiencia pretendidamente interrogativa con
respecto al animal. Se pone a diversos anlmales en pequeôos
°:1entos de Heraclito y form6 con ellos la recopilaci6n en laberintos, donde quedan entrampados.. •, como ratas pre­
oerto modo definitiva, autentificada, traduce esto como "el
universo", y con ello lo falsea todo. t:à. nâvta es algo asf como cisamente, y se intenta ensefiarles a aprender..... No es pa•
"los to dos ", "l os to dos" en cuanto diversos, en cuanto que ra nada evidente que eso esté de acuerdo con su tcmpera­
hay un mont6n de todos. Hay un mont6n de todos que son mento ni que sean capaces de ello, como sucede entre noso­
radicalmente distintos. "A todos los rige el relampago". tros. Pues bien: si vemos las cosas desde este angulo, un an.ali­
sis irnplica por cierto la conquista de. uh saber que esta ahr,
Quiza el relampago los lance un poquito hacia el universo
pero ciertamente demuestra que no lo hay. Corno lo mand� antes de que lo sepamos, esto es, el inconsciente, y desde
nuestra posici6n subjetiva, sin duda estamos forzados a luego que el sujeto puede aprender alli c6mo es que eso se
produjo. En este sentido, y s6lo en este sentido, un analisis
pensar el mundo como un universo, entre el empuje de los
seres vivos y las condiciones mas o menos estelares en las es didactico. Pero si el sujeto no ha hecho mas que aprender
que imperiosamente tienen que habitar. El origende la vida: a aprender a pulsar los botones adecuados para que eso se
abra en el inconsciente, y bien, permftanme decirlo, no ha
con esro todavia no termin6 nadie. Nos empefiamos en
aprendido gran cosa. No aprendi6 que de ese saber que yo
destapar ese agujero, pero do conseguiremos?: no se sabe.
defino como articulado -ésta es la esencia de aquello en lo
Digamos, para no decir nada mas que la enunciaci6n de los
-cà ncivca procede de la idea verdaderamence capital de una que insisto cuando cügo que el inconsciente esta estructura­
heterogencidad entre las cosas. do como un lenguaje- cada cual, a su manera, y en un punto
exclusivamente local, es el efecto. La pura y simple depen­
iPuede el pase paner efectivamente de relleve ante
dencia. Si se limit6 a aprender c6mo hacer para que otros se
quien se ofrece a él, como es capaz de bacerlo un relampago,
den cuenta, esto es poco frente a lo que se revel6 ante él en la
con ana luz total mente distinta, un cierto sector de sombras
experiencia anali'tica. Piense el analista lo que piense, el
de su anaHsis? Es una cosa que incumbe al pasante. Puedo
Sobre la,experiencia del pase 39
38 La institu.ci6n del pa.se
i6n de
sujeto no lo apreodi6 en absoluto, pero eso se reveto ante él. 11111·nw. En algunos casos los que ocuparon la posic
analistas, y esto no es, en absol uto,
Es una dimension muy diferente del aprender. Su primer l""'"cur se las dieron de de ellos es un
movimieoto es no saber por qué punta asirla. 1 11 que èSperamos de ellos. Lo que esperamos
misiô n de una expe -
Esto explica que, en definitiva, el pase solo podra ser 11·�1 i111onio, una transmisi6n, la trans la
no se dirige a un viejo de
juzgado, como ha dicho aJguien esta mafiana, por el esfuer­ 111·m ia en cuanto precisamente
zo _de aprehensi6n de quienes, al haberse expuesto a ese v11·111 guardia, a un mayor.

pase, vivieron de él la ex.periencia y quiza, por una v,ez el Con respecta aJ pasadizo, la fisura por la cual inten
dialogo. Esto, por ahora, manifiestamente a ustedes '1es la.1n:r pasar mi pase, habria podido inventar yo uno mas
tieneque faltar, ya que después de todo no es.tan viejo. Los 1 111 il; pero era preciso no comp
1
licar demasiado las casas, y si
Hab ria _podido
que encuentran que se han ofrecido a esa experiencia no son l'l'rtnanecer en el o.rden de lo que se hace. plo,
viejos, y cabe preguntarse si es ahora cuando se hace preciso d t!1rn10darlesque se hicieran prestidigitadores, por eiem
que eso habrf a
que ofrezcan de e-lla vaya a saber qué inscripcion, d.ibujo, lpcro se dan ustedes cuenta del cansancio
amen te nuev o, y en
caricatura, o si tienen que dejarlo madurar. pwducido! El resuJtado es algo eoter
pase de
Lo indudable es que, si me atrevf a introducir esta ulnguno de los que a él se presentaron careci6 el
deter ioros y, despu és de
experieucia, no fue para que yo mismo interviniera en ella. dccto. Estos efectos tal vez sean
sabe que a noso ttos, los de la
Ustedes podnin pensar loque fuere, pero a nive! del jurado toclo, lpor qué no? Cualquiera
como estam os, el deter ioro es
de confirmaci6o no opero sino con la discreci6n mas c:specie humana, fabricados
extremada. Me diran ustedes que como la discreci6n tam­ lo mejor que nos pued e suced er.
es
bién quiere decir discernimiento, yo tal vez opere mas de lo Pues bien, aquf estoy, con los deterioros a cuestas. No
, si hay
que confieso, c:por qué no? Por mi parte, tengo La sensaci6n mas inutil por eso, pues como se me hizo notar
de estar esperando. Si de loque produce esa experiencia no nlguien que se lo pasa pasando el pase, ése soy yo.
tenemos resultados mas luminosos para ofrecerles, es a
causa de esta discreci6o, que va mucho mas alla de la Texto establecido por J.A. Miller
dlscreci6n, que pertenece al orden de la espera. Por mi El original estenografiado se public6 en las
parte, y pido disculpas, me limita a esperar lo que de eso "Lettres de l'Ecole freudienne", n° 15,
resultara efectivameote, incluido w, modo muy djstinto de junio de 1975 (pp. 185-193).
recoger el testimonio.
Pero que, sencillamente, alguien me proponga aquf otra Traducci6n: Irene Agoff
forma de recogerlo. Qwse evitar el retorno a las viejas
usanzas, el caracter magistralque siempre se desprende del
NOTAS
hecho de que alguien esté allf como candidato. Consiento
• En el çiriginal, "acte de maître". Maitre es vocablo cuy� polisemia
� que aJ pa �sant se la llame candidato,o candido•,.••• qué facilita a Lacan en este texto -y en tantos ouos- la promooon de unas
importa; lo importante es que el que lo oye no se muestre vf.as asociativas que la traducc.i6n al castellano anula. Por ejemplo, la
altanero. Por eso pedf expresamente que los passeurs se acepci6o de maître como "maestro", capital para la comprensiôn de 1:L
eligieran s6lo entre los mas nuevos, y que los eligiese su parte del artfculo en que se alude, lo mencionamos en otra not3:, al
analista, independientemente, la subrayé, de su consenti- Scminario Encore (N. de T.)
40 La imtituci6n del pase

•• Juego intraducible entre maître (amo-maestro) y .ma,dstcr (d6mi•


ne, pedante). (N. de T.)

... Asî optamos por ttaducir "où ils sont fait·s corn.me des rats", forma
dada a la locuci6n frà.ncesa "être fait comme un rat", que signiflca
poco mas o menos, "caer enla trampa".Pero téogase en cuentaque los
animales mencianados en la lecci6n aludida al comlenzo del pirrafo
(Cap. XI de Le Séminaire-lJvre XX, Encore) son, precisamente, ratas
PREFACIO A LA EDICIÔN INGLESA
(N. de T.) DEL SEMINARIO XI
•••• En el original, "leur apprendre à apprend.re". Apprendre posee
por Jacques Lacan
arnbos sentidos, "ensefulr" y "aprender", y consideramos que en el
texto unas veces se trata de "eoseiiar a aprender", como en este caso, y Cuando el esp de un laps, o sea, puesto que no escribo
otras, del "aprender a aprender"; esto sin perjukio de tener en cuenta,
sino en francés: el espacio de un lapsus, ya no tiene ningun
para su inteligencia, la homofonfa con à-prendre, "a tomar" (véase
Encore, pp. ,127 y 128). (N. de T.) alcance de sentido (o interpretacion), solo entonces se esta
seguro de hallarse en el inconsciente. Uno lo sabe, uno
••••• Juego con lilhomofonla entre candidat, "candidaco'', y candide-a, mismo (soi).
que traducimos por "cfodido" (N. de T.) Pero basta con prestarle atencion para salir de él. No hay
alH amistad que a ese inconsciente soporte.
Aûn queda que diga yo una verdad. No es el caso: la
yerro. No hay verdad que, al pasar por La atencion, no
mienta.
Lo cual no impide que uno corra detras.
Hay una cierta manera de equilibrar estembrollo que es
satisfactoria por razones distintas de las formales (simetrfa,
por ejemplo). Corno satisfacdon, solo se alcanza en el uso,
para el uso de un particular. Aquel a quien llaman, en el caso
de un psicoanalisis (psic-, o sea, ficci6n de-), analizante.
Cuesti6n de puro hecho: analizantes hay, en nuestras
comarcas. Hecho de realidad humana, lo que el hombre
llama realidad.
Reparemos en que el psicoanalisis, desde que ex-siste,
ha cambiado. Inventado por un solitario, te6rico indiscuti­
ble del inconsciente (que solo es lo que se cree, digo: el
inconsciente, o sea, real, si se me cree) se practica ahora en
pareja. Seamos exaccos, el solitario dio el ejemplo. No sin
abusa para sus disdpulos (pues disdpulos, solo lo fueron
debido a que él no sabfa lo que haci'.a.).
4J La lnstltuci6n del pase Prefacio a la edici6n inglesa del Scmlnario XI 43

Lo que traduce la idea que de aquél terua: peste, pero Hay que reconocer que la pregunta (la pregunta por una
anodina allf donde crefa llevarla, el publico se las arregla con ruz6n diferente) es exigible para sostener el status de una
ella. profesi6o, recién llegada en la historia. Historia que no
Ahora, es decir, en el ocaso, pongo mi grano de sa]: 11:imamos eterna porque su aetas s6lo es serio si se vincula al
becho de historia, o lo que es igual, de histeria•: la de mis 11umero real, es decir, a lo serial del lfmite.
colegas en esa ocasi6n, caso tnfimo, pero en el que me vi Entonces, ipor qué no someter esta profesi6n a la
metido casualmente por haberme interesado en alguien que prueba de aquella verdad con que sueiia la funci6n llamada
me hizo deslizarme hasta ellos al imponeone a Freud, la tnconsciente, con la que trafica?
.Aimée de mitesis ... El espejismo de la verdad. del s6lo es de esperar la
Hubiera preferido oJvidarlo: pero uno no olvida lo que mentira (eso que con términos corteses Haman resistencia)
el publico le recuerda. no tiene otro término que la satisfacci6n que marca el fin del
For consiguiente, en la cura hay que contar al analista. analisis.
No contarfa, creo, socialmente, si no hubiera estado Freud Puesto que dar esa satisfacci6o es la urgencia que el
para abrirJe el camino, Freud, digo, para nombrarlo a él. anaüsis preside, averigüemos c6mo alguien puede dedicarse
Porque nombrar a alguien analista, eso nadje puede hacetlo, a satisfacer estas casos de urgencia.
y Freud no nombr6 a ninguno. Dar anillos a los iniciados He aqui un aspecto singular del amor al pr6jimo puesto
no es nombrar. De allf mi proposici6n de que el analista no como epfgrafe por la tradici6n judaica. Aun interpretandolo
se historiza mas que por sr mismo:hecho patente. Y aun si se cristiatiamente, es decir, como un helénico irnportar un
bace confu_mar por una jerarqufa. bledo, lo que se presenta al analista es otra cosa que el
c:Qué jerarquia podrfa confrrmarle ser analista, darle pr6jirno: es lo no discriminado de una demanda que nada
este sello? me dijo un Cht que yo Jo era, de nacimiento. tiene que ver con el encuentro (de una persona de Samaria
Repudio el certificado: no soy un poeta, sino un poema. Y apta para dictar el deber crfstico). La oferta es anterior al
que se escribe, aunque lleve trazas de ser sujeto. requerimiento de una urgencia que no se esta seguro de
Queda la pregunta de lo que puede condudr a quien­ satisfacer, a menas de haberla pesado.
quiera, sobre todo después de un analisis, a historizarse por De donde desigoé con el pase de esta puesta a prueba de
sf rnismo. la historizaci6n del analisis, absteniéndome de imponer ese
No podrfa ser su propio movimiento, porque acerca del pase a todos, porque para Ja ocasi6n no hay todos, sino
anaüsta sabe mucha, ahora que ha liquidado, como se dice, dispersas descabalados. Lo dejé a disposici6n de quienes se
su transferencia-para. iC6mo se le va a ocunir relevar a esta arriesguen a atestiguar lo mejor que puedan sobre la verdad
funci6n? menti.rosa.
Dicho de otro modo, iHay casas en que otra raz6n le Lo hice por haber producido la unica idea conceblble
impulse a usted a ser analista fuera de la de instalarse, es del objeto, la de la causa del deseo, o sea, de lo que falta.
decir, recibir lo que comunmente llaman pasta, para subve­ La falta de la falta hace lo real, que s6lo aparece ahf,
nir a las .necesidades de quienes estan a su cargo, en cuya tap6n. Ese tapon que soporta el término de lo imposible, del
primera fila se encuentra usted mismo, segun la moral jud(a cual lo poco que sabemos en materia de real muestra 1a
(a la que se atenfa Freud en este asunto)? antinomia a toda verosimilitud.
La lnstituci6n del pase

No ha?laré de Joyce, en el que estoy este ano, sino para


_
dec1r que es la consecuencia mas simple de un repudio cuan
mental de un pskoanalisis, de donde result6 que en su obra
lo ilustra. Pero hasta ahora no he hecho mas que rozarlo
dado mi embarazo en cuanto al arte, en el que Freud s�
sumergfa no sin tropiezos.
Senalo que, como siempre, los casos de urgencia me
estorbaban mientras escribfa esto. INTRODUCCIÔN A LAS
Escribo, sin embargo, en la medida en que creo que debo PARADOJAS DEL PASE
hacerlo, para estar a la par con esos casos, formar con ellos
un par. por Jacques-Alain Miller
Parfs, el 17.V.76 J. Diez afios...
Traducci6n: Irene Agoff
Dlez aftos, es suficiente: para evaluar por sus resultados
la "Proposici6n del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoana­
NOTAS
lista de la Escuela". Ademas lo impone una emoci6n,
establecida en dicha Escuela acerca del tema del pase y
• La traducci6n no puede dar cuenta del equfvoco que induce la suficientemente intensa para justificar la convocatoria de
ortograffa utilizada por Lacan, qulen en todo este "Prefacio" escribe una asamblea plenaria.
hystoire, "histoda", y también sus derivados, en vez de histoire, a iEs impaciencia dar comienzo a este examen? Para el
causa de la onograffa de h-ysterie, "bister.ia" (N. de T.) ana lista la impaciencia es ciertamente pecado, en tanto que
•• Eo el original, mathèse, equfvoco por homofonfa entre "mi tesis"
a él le toca, en la cura, armarse de paciencia. .!Pero acaso es
(ma thèse) y "matesis'' (mathèse). (N. de T.) conveniente aplazar tratândose de una experiencia cuyo
ritmo Lacan quecla apresurar tanto que al principio propuso
(un texto da fe de ello) la renovaci6n cada seis meses, y po_r
sorteo, de su jurado, "hasta que resultados suficientes para
ser publicables permitan su reestructuraci6n eventual o su
reconducci6n"1?
Iré directamente al grano diciendo que en lo que
respecta a ese jurado, la promesa de la Proposici6n. no se
cumpli6.
Ella estipula expresamente que "implica una acumu1a­
ci6n de la experiencia, su recopilaci6n y elaboraci6n, una
seriaci6n de su variedad, una notaci6n de sus grados (...). Sus
resultados deben ser comunicad.os (...)" ("Proposition ...",
Scilicet N° 1, p. 27).
4-6 La instituci6n del pase Introducc16o a las pau.dojas del pase 47

Nada hay de todo esta . El trabajo de doctrina no existe, ••turado de confirmaci6n", otros tantos términos inventa­
al menas no se lo declara como tal Sin embargo, hubo una l111H por Lacan.
selecci6n. Que no puede sino parecer arbitraria. De allf la Aqw debe hacerse una distinci6n, sin la cual el debate se
que se denuncia como un silencio, que boy resulta ensorde­ tlt•!icncamina. El pase, en efecto, es doble.
cedor. Se impugna facilmente el procedimiento del pase, que
Estoy afirmando un hecho; y no ad.mite controversia. lncluye un jurado que confiere una nominaci6n. Pero se
Nada lo demuestra mejor que esto: es predso volver al solo omite discutir la existencia, cuando los analisis se acercan a
texto de Lacan, a pesar de una bibliograffa sobre el pase que 11u fin, del momento del pase.
no es inexistente sino. delgada •. Pues bien: si Lacan invent6 e! procedimiento fue sobre
Se trata de un becho: el pase no dio lugar a otra l11 base de. haber descubierto' ese momento, antes de él
elaboraci6n que aquella que presidi6 su instituci6n. Puedo nunca situado.
imaginar muchas formas de desconocer este hecho, y en El hecho de que ese consenso, al menos tacito, acerca
primer lugar argumentando a partir de los Seminatlos que tlel momento, coexista con la puesta en tela de juido del
desde entonces dict6 Lacan, ipor qué no? Pero no fue procedimiento no es la paradoja menor en el pase. Ni la mas
precisamente eso lo prometido: se esperaba una selecci6n lnfantil vocecita se eleva para enunciar, sencillamente:
fundada en doctrina y no veo por qué habrfa que disimular "!Pero es que el pase no existe!".
aquf una decepci6n. No podemos ahorrarnos, por tanto, las dos preguntas
ilmplica esta decepd6n que se esté acabando con el siguientes:
pase, deseo éste que se hace sentir? iHa llegado la Ecole
freucüenne e.n este punto al "momento de concluir"? lO es lqué es el momento del pase?
que se agita en un "tiempo para comprender" mas largo que , el procedimiento de igual nombre se adecua o no a la
lo previsto? Y, por Lo tanto, iqué escapa aqui a La aprehen­ estructura de ese momento?
si6n? As{ es coma lo entendi6 Lacan: existe el momento del
Esto es lo que hay q1;1e examinar, desechando el prejui­ pase, momento conclusivo y resolutorio de un p sicoanalisis;
cio segun el cual la cuesti6n del pase incumbe s6lo a los _
La proposici6n "lo redobla en un consentim1ento a (un)
passews, los passants o los jueces del pase. El pase, en examen(...)"("Adresse du jury d'accueil". texto de].Lacan,
efecto, modifica la noci6n del proceso analfrico. Cambia Scilicet, n° 2/3, p. 50). Entiendo que debe subrayarse
"en un pela", diceLacan ("Discours àla E.F.P .", p. 24), pero ademas la misma palabra en el "Discours à la E.F.P.",
cambia "la demanda de analisis con fines de formaci6n". cuando Lacan dice que él hace "emerger el pase (...) por el
Un pela es bastante para dar ocasi6n. medio de redoblarlo eo el 'suspenso' que alli introduce su
cuestionarniento a los fines de examen" (id. p. 19).
2. El doble pase De esta concluyo que hay pase simple y pase doble.
iQué es el pase? Primeramente se propane como un Salvo que el pase como "simple" no se aislarfa como tal sin
procedimiento original. No es de instituci6o freudiana, en su "redoblamiento". Por eso, ademas, hay s6lo uno, pero
el sentido en que lo es el dispositivo analftico. No lo reduplicado, ya que s61o adviene por retroacci6n.
consagra ninguna tradici6n. "Pase'', "passant", "passeur", El pase (2) se refiere a la experiencia del pase (1), pero
La instituci6n del pase
Introducci6n a las pau.dojas del pue 49

constituye por si mismo una experienc1a, y tiende a confun­


dirse con la primera. t•n codos los casos loque se hace es apelar a Lacan contra
•I mlluno.
No discernir entre los dos pases es fuente de error, ya
Muy bien, esto se puede concebir. iPero c6mo �blos
que ademâs no se ha hecho del examen del pase (1)
, 111111lftuc Lacan formular en un solo bloque una teona tan
obligaci6n. En modo alguno se ha planteadoque todo final
m11nlllcstamente contradictoria? i.Y por qué se esmera en
de analisis deba ser autenticado. Se apela al consentimiento.
11111liu cl caracter "antiautoritario" del final de analisis si lo
El pase (2) conserva el caracter de una proposici6n. No esta ,,,u· lnstituye es un procedimiento tiranico? Esto es loque
prescrito en absoluto como un deber, se lo ofrece como un 1111 11c pre,runta.
riesgo. Supone que se confia en la teoria del pase, en los Et otro cami.no consiste en suponer que Lacan no s-e
passeurs, en el iurado. en Lacan. en la Escuela, y hasta en" el ,·qu,voca tanto, y que el procedi.m.iento no es antin6mico,
espfritu del psicoanalisis" (Sc., 2/3, p. 50). 11l11o conforme con la estrucnua del momento del pase.
La_ proposici6n autoriza la desconfianza, permite que Antes de tomar ese camino, sef\alemos ya mismo que el
uno se satisfaga con el pase (1), lo vuelve seductor (2).
pr 1mero Ueva rigurosamente � conside_rar �omo �e�min�­
.
3. llacan contra Lacan? hlcs unicamente los analisis terapéuttcos : los didacti­
' 111,'' recuperarfan al sujeto-supuesto-saber en la transfereo­
Aquf se opone a Lacan contra Lacan.
iA caso no es élquien planteaque un anaH • ia y a la identificaci6n con el anaHsta-modelo 3 • iNo
desde un "sujeto-supuesto-saber" y termina sis se instaura c·quivale esto a confesar que la paradoja no es la que �no
_
dad, de donde emerge un analista "que s6lo con su caduci­ l rce, sino que estriba en la adopci6n misma de la pos1c16n
se autoriza por del psicoanalista por un psicoanalizante?
sf mismo"? .
iPero he aqu.1 que a este aut6nomo se le La recuperaci6n del sujeto-supuesto-saber no ttene
propone un lugar debido al procedirniento d�l p3:5 e: se cumpl� �ndo
examen, un tftulo, un grado! iPor qué no
la Legi6n de un sujeto que ha hecho la expenen� 1a de un an�s1s h�ta
Honor? iQué tiene él que ver con estas frivo
Udades? comprender a qué redue� éste al analista, se c�nv1erte en e!
De alli la paradoja de que el mismo, al rnism
haya teodzado el analisls como pasaje del o tiempo hombre de paja del su1eto-supuesto-saber (Scilicet, n
sujeto supuesto 2/3, p. 24). lPor qué raz6n se consagra a esta afiagaza? lEs el
saber, y por otra parte corone la experien
cia con una anaUsis una carrera que esperarfa u.no ver abrazar a un
"prueba de capacidad". El momento del pase
consagra el fin analizado? ê Esta elecci6n, no abogarfa mas bien en contra de
del sss. El procedimiento del pase lo releva,
lo
Escuela e incluso a su fundador, y lo eterniza transfiere a la la terminaci6n de su analisis? La paradoja, pues, queda
en el analista. desplazada.
Pase (1) y pase (2) son, pues, antin6micos.
iQué soluci6n se propone a esta paradoja? Y en lo sucesivo los dos carninos de su resoluci6n se
La mas simple es ignorarla: se apropia del formularan asî:
término sss - o bien el psicoanalisis es, pwa y simplemente, una
para hacer doctrina por supuesto sobre la
cura2, e intenta profesi6n; se la adopta después de un analisis por haber
amotinar al pubHco contra el dispositivo
del pase. Mas evaluado los beneficios terapéuticos que es capaz de pro­
hooestos, dividen a Lacan: hay dos, uno prog
resista y otro porcionar a los neur6ticos; es cierto que adem � _hayque ser
reaccionario.
apto para su ejercicio, pero se trata de una deciS16n munda-

'
)0 La instituci6n d.el pa.se Introd�cci6n a las paradojas del pase �]

na, quiero decir que re11ponde a la obligaci6n en que se (S - S 1), para quien "no ceder en su deseo" quiere decir
encuentra el sujeto de trabajar para subvenir a las necesida­ "ni Dios ni amo", y hasta "sin fe n.i ley".
des de su ser-en-el-mundo; hacerse analista pertenece al El no es Di6genes, ya que ha encontrado al hombre, el
registro que Samuel Johnson denomina, en su "Rasselas" hombre al que analiza, en su tonel [dans son tonneau] que
"choice of a life"; no es el del vecino, y desde el que vocifera [d'ou il tonne]
- o bien esta en juego otra dimensi6n que no supone 4ue Alejandro se toma por el sol, Freud por Dios el Padre y
elecci6n sino viraje; que implica, de la posici6n del analizan­ Lacan por Lacan. El, que mientras tanto ha becho tabla rasa
te a la del analista, articulaci6n, pasaje, paso -quiza parad6- con el sujeto supuesto saber, cree que un psicoanalisis se
jico- pero estructurado. hace entre dos.
La p.rimera dimensi6n existe sin lugar a dudas. El Se ha identificado tan bien con el sss que ya no lo ve, y
problema es saber si la segunda también. Ella requiere alardea de habedo derribado.
distinguir un "acto psicoanalltico" de "la condici6n profe­ Toda sociedad es antianalftica, y la teorfa de Freud... es
sional que lo cubr.e", y esto, hasta concebir que un psicoana­ la de Freud, pero yo,Juan Pérez, tengo la mfa, y tarnbién mi
lisis pueda "una primera vez, un dfa ( ...) demandarse como practica, que responde de mi.
didactico sin que lo que esté en juego sea un establecimien­ Teô.ricamente, la posici6n anarlitica se caracteriza por la
to (...)" ("Discours à l'E.F.P.", p. 20). Uno muy bien puede lnterp.retaci6n histérica del sujeto supuesto saber. Ella
rehusarse a distinguir las dimensiones, y reducir el acto a la traduce lo que en la practica de la cura aparece como
profesi6n. Pero entonces es menester negar el momento del identificaci6n con el analizante, o sea con el sujeto de la
pa_se. Y aquf, curiosamente, se retrocede, al menos en la "asociaci6n lipre" como supuesto saber.
Ecole freudienne. Pero aqui', paradoja, doble y de las mas curiosas: la nueva
Es indudable que ya no puede ser desconocido una vez Suficiencia anarlfrica no desdeiia autoriza.rse por Lacan, y
nombrado. Asf es que la teorfa del pase no se deja separar de precisamente en el principio donde cree reconocerse: el de
la teoria del acto, como fundado en el sujeto-supuesto­ que el analista s6lo se autoriza por sf mismo.
saber: no se deshace tan factlmente lo que Lacan anud6. "Que nadie entre aquf si nQ se autoriza por sf mismo":
eso tiene al menos la consistencia del "Yo miento", con la
4. El Unico y su practica salvedad de que aq uf es aquel que responde y entra el que se
La mayorfa de los argumentos movilizados en contra del descubre paradojalizado, tan perplejo con su persona como
pase llevan mas alla: un analista dlgno de este nombre no el Barbero de Rusell, excepto que lance un "Prohibido
tend.na nada que ver con ningun reconocimiento, recusaria prohibir" que no lo sacara del apu.ro.
postularse, despreciarfa obtener un ti:tulo y toda sociedad le Para, con la misma exhalaci6n, magnificar la auto­
seri:a. odiosa, salvo su congreso con su cliente. autorizaci6n del analista y alienarlo en el pase, iqué duplici­
Este anarlista se prevale de Ja deposici6n que se habrfa dad no hab ra de sospechar en Lacan! Pero, después de todo,
cumplido para él del sujeto supuesto saber, para jactarse de ino es mas sencillo preguntarse con qué autonomfa del
no creer ya en nada, o mas bien para hostigar a los idolos. sujeto se contenta su subve.rsiôn?
Porque no ve mas que apariencias manipuladas por estafa­ El "por si mismo" de] analista no es el ego de la pequeiia
dores. Gracias a lo cual el inocente, es él la apariencia rentista.
lntroducci6n a las pa.radojas del pase
52 La instiruci6n del p.asc

"El analista s6lo se autoriza por sf mismo" quiere decir •h111 tic l'enseignement"), obra de la misma pluma, como se
Nlw, (pero no del mismo autor: en el 49 quieo habla es la
que no se auroriza por los otros analistas, sus ex O sus
. . (,rnnisi6n, y en el 64 Lacan, tal y como él mismo}.
vec10 ?s, ni por los poderes publicos. Que tampoco se
autonza por el psicoanalizante (por identificarse con el En "Règlement et doctrine...", la Société psychanalyti-
sujeto del saber). Que se autoriza por su deseo vale decir 1111r de Pa.rfs se escudaba en "una tradici6n continua desde
111"' descubrimientos constitutivos del pskoanalisis" para
por ser "él mismo" en el inconsciente,que no es :'suyo" m�
"(uftrmar) su privilegio en toda investidura que pueda
que por abuso de lenguaje, pues mas cierto es que ésre lo
hllcrcsar al psicoanalisis". El "Acte de fondation" denuncia
posee. Que de este modo se autoriza por el psicoanalizante
"clcsviaciones" y "compromisos" y adm.ite como "habilita­
que él fue, y por aquel en que se convirti6 en el analisis, para
_ ilw, de pleno derecho a los que yo mismo formé".
autonzar a otro a proceder segun la regla del discurso
En el 49 la demanda de analisis recibfa de entrada la
analftico.
, 11lfficaci6n de terapéutica o didactica. Y la demanda didac-
El analisca s6lo se autoriza por sf mismo en el discurso
1 ka quedaba sometida al régimen de la autorizaci6n previa:
anaütico, que no comporta ocra apariencia que él, en tanto 1·n1 en sf misma una candidatura. Correlativamente, se
que a. Pero no por ello deja de estar situado en otros dividfa a los psicoanalistas en dos clases: los adherentes, que
discu�sos, que no puede desconocer y que se encargan hubfan satisfecho la formaci6n exigida, y los titulares,
efcct1vamente de hacerle llegar sus saludos si se atreviera a "capaces de transmitirla en el psicoa.nalisis didactico".
ello. "�Tienes licencia para analizar, mi pequeiio? êTienes tu Esto es loque desaparece con la E.F.P.: "(...) el psicoana­
_
licentia doceodi el psicoanalis_is?", susurra y a veces vocife­ llsis se constituye como didactico por querer del sujeto
ra el maestro. A ver, pruebe a contestar: "S61o me autorizo (...)", "los que emprenden un psicoanilisis didactico lo
por mI mismo, como el poeta · y el matematico·' no soy ru hacen de motu propio y por propia elecci6n",con la reserva
norario ni médico". de que sus analisls cuestionaran tal determinaci6n. La
La presi6n social es lo basrante fuerte para colectivizar a calidad de didacta es "una habilltaci6n de hecho" que se
los que se jactan de la misma profesi6n y obligarlos a obtiene por la circunstancia de haber realizado "uoo o
avalarse los unos a los otros, o sea a responder por uno si se varias psicoanalisis que resultaron ser didacticos" ("Note
le pregunra sobre él. Responsabiüdad que implica selecci6n adjointe" al "Acte de fondation",Annuaire de l'E.F.P. 1965,
y jerarqufa4. pp. 4-6).
La no�edad �e la proposici6n esta, primero, en desglo­ La amplitud de la demoüci6n entonces cumpüda hace
sar �e la Je �arqu1a lo que denomina gradus, y que quiere pa.recer muy "delgada"• la proposici6o del pase, que insti­
dec1r la masma cosa salvo que hay dos: una hace a la tuye "algo nuevo s6lo en el funcionamiento",es decir,no en
profesi6n y responde a las exigencias del cuerpo social: la los principios: "(...) sépase que me divierte que escape su
ocra �oncier�e al acto, y a la elucidaci6n del "yo mismo" delgadez•, la Cllal deberfa distender, aunque lo que esta en
prop1a del psacoanaHsta. juego no sea delgado"•. ("Discours a l'E.F.P.", p. 13).
�sta .
novaci6n c�mpleta la destrucci6n del régi.men Estrecho pase, en efecto, que no va mas alla de despegar
trad1c1onal de las Soc1edades que inici6 el "Acte de fonda­
un poquitln al candidato de su jurado por interposici6n del
tion" de la E.F.Jl. Reléase el texto comparandolo por
,passeur.
ejemplo, con el de "Règlement et doctrine de la Co�mis-
lntroducd6n a las paradojas del pase
La institucl6n del pase
"la
licar bajo nuestro cuidado en
' Este texto fue vuelto a pub rnlc u?, 197 6, PP· 29-� 6).
ue d'O
l}llïSion de 19�3" ("Bibliothèq
lQuién puede comprender, fuera del discurso anaHtico;
• , p· 29 · "el psicoanallsta no qujere creer en el
(t,) "Discours a l'E • F•p" .. ·
que la mediaci6o sea aquf crucial? Porque bacer el pase es
111 ,onsciente para red
utarse
ser nada mas, como "yo mismo", que u.na buena historia que
quema ya los labios del que la oye. "lQuién veni pues,
preguntaba Lacan, que mi proposici6n se forma en el
modelo del cbiste, en el papel de la "dritte Person"?
("Discours à l'E.F.P.", p. 13).
Por eso el pase exige del psicoanalista que tenga a bien
"creer en el inconsciente para reclutarse"6, hasta el punto
de reducir su formaci6n a las formaciooes del inconsciente.
•• • •
Para poner ahora en su s1tto las paradojas del pase
conviene tomar las cosas por el com.ienzo, que es la teorfa de
la transferencia.
Traduccion: Irene Agoff

NOTAS
• En el original mince, minceur. Ante la ausencia de connotaci6n
crh!ca en el vocablo rrancés, que limita las posib!lidades de su
traducci6n, hemos opmdo por la literaJidad: delgado/a, delgadcz;. (N.
de T.)
( 1) La primera versi6n de la "Proposici6n del 9 de octubre de 1967" se
publira en este mismo numei:o de Ornicar?
(2) Recomcndamos la lecuua del artfculo de Jeanne Favret-Saada,
"Excusez-mol, je ne fa1s:11s que passer!" (Temps Modernes, n" H 1,
junlo de 1977), en particular l.a del parrafo que empieza con: "Une cure
psychanalytique, c'est... " (p. 2094).
(3) También J. Favrct-Saada, esta vez el parmfo sîguiente.
(4) "(...) sera preciso que aceptcn ustedes la atribuci6n a algunos de
funciones dlrccrivas, pnr11 obtencr una dlstrihuc16n prudente de
vuestra responsabilidad colectiva. E� una costumbre que puede discu­
ti.rse en polirica; eUa rcsulta incviublc en todo grupo que baga valer su
especialidad respecco al cuerpo social. A ese respccto responde el
AME" ("Adresse du jury d'nccueil", Scilicet n" 2/3, p. �O).
PARA UNA
HISTORIA
DEL FIN
DEL ANALISIS
SIRACUSA 1910: EL SUPUESTO
PASE DE FREUD
por Diane Chauvelot
Culdado: tengo interés en prevenir las decepciones que
puedan aparecer. Lo que diré no sera nada que responda a lo
te6rico, sino tan s6lo al nive) de la historia, o incluso de la
pequefia historia de la que unos hechos seran tomados, e
interpretados, claro esta. No es de "el" pase de lo que se va a
tratar aqui, sino de "un" pase. Y mas aun, de un supuesto
pase, de un acontecirniento que tuvo consecuencias sobre
toda la vida y sobre toda la producci6n de un supuesto
passeur. Quiero habla.r del viaje que hicieron juntos Freud
y Ferenczi en 1910 a Sicilia; viaje al que F.reud habfa invita­
do a Ferenczi pa.ra que le acompafiara.
Lo que ahf pa.rece importante es que Freud, que estaba
aun obligado a improvisar, después de habe.r creado el
primer cursus 1 anaHtico, fuese el primera en tener una
necesidad que consistfa en tener que hablar de su analisis y
de su transferencia anaHtica a alguien que fuese susceptible
de escucharle -de escucharle en tanto que analista.
Dicho de otro modo, la manera de proceder de Freud en
1910 corresponde a eso que desde 1967 llamamos una
candidatura al pase.
Las casas empezaron a ser peligrosas -y ahf aparece su
interés- cuando Freud design6 a Ferenczi como passeur,
igual como si hubiese sido su analista y como si hubiese
estado convencido de su competencia. Ferenczi era el
interlocutor de costumbre, eJ compafiero de lenguaje, el

,
61
Para una historia del fin del adlisis Siracusa 1910: cl supuesto pase de Freud

éste, como lo
Sprachgenosse, pero Ferenczi era también un no analizado, tiue Ferenczi tarnpoco babrfa de olvidar; pero tico..
rîan de esté
y por tanto no estaba en disposici6n que le permities e veremos, por razones que poco tend s en el libro
asumir el pape) de passeur. Asf son los hechos , tal como lo s enco ntra mo
os con s ig nado s en
de Jones , y tal como los eoco n trarn
I ,tlgunas cartas. ué fue �so
Situemos a esos dos pers onajes en el momento de la Pero lqué fue lo que sucedjera en Siracusa, � _
a un s unple v1a1e
aventura: Ferenczi y Freud se conodan desde hada tan s 6lo que nos suglere que se trat6 de algo distinto
dos anos, pero esos dos ailos habfan sido ya muy ricos en de diversi6n hecho por dos am.igos?
amls tad redproca y en trabajo en comun.
Il
Fue el 2 de febrero de 1908 cuando Ferenczi se Pncontr6
comun_de los
con Freud, a la vuelta de Zürich, donde habfa acudido a ver a Jones lo escribe sin adornos : "La estancia
punto de v1sta de
Jung. El mismo ano, Ferenczi escribi6 cuatro arâculos sobre dos aroigos en Sicilia fue decisiva desde el
el psicoanaü sis y la ens enanza de Freud y particip6 en el sus relaciones futu ras". .
Ferenczi a
Congreso de Salzburgo con un informe sobre Psicoanalisis La reacci6n inmediata: una larga carta de
a 1 0. Se trataba
y Pedagogia, al tiempo que Freud pres entaba su observa­ Freud, una misiva de contenido autoan � ��1do a r ud, al
d1ng 1'. �
ci6n sobre el Hombr e de las Rata s. Ambos s e encontraron el quiza de un autoanalisis, pero que es taba en pos1c16n de
mi smo aiio durante las vacaciones de verano. o gest o colo caba por tant o
que con el mism
Al a.no siguiente de su encuentro, Ferenczi fue invitado analista. ., . mas , que a él
a reunirse con Freud y J ung para el viaje a Worcester, en Ios Jones piensa que no se le ocurrlo a..nadi� ,
tenua que despu es
Estados Unidos, y pu blic6 Transferencia e Introyecci6n, escribir es e estudio para Freud, porque
tanto durante cse
un artfculo que le convertfa de golpe en u n te6rico. de su comportamiento reciente -por
er- Fre u d no quisiese saber
Y llegamos asf a 191 O. viajc del q� e acababa de volv
Freud tenfa tanto interé s en este viaje que alude a él nada mas de él". ..
octubre:_ Su
varias veces en su corres pondencia, ademas de hacerlo en las Freud le respondi6 una primera vez el 2 d e
ente la m1sma
carta s al propio Ferenczi; inclus o en la corres pondencia con carta me ha recordado que s oy efectivam
usa.:. �uelvo
Mahler, a qu ien le da prisas para que se decida a acudir antes persona que aquella qu� recogia papiro� �n Sirac
senum1entos
de finales de agosto, a causa de es e viaje a Sicilia. Ferenczi se a pensar en su compafüa durante ese v1a1e con ntrarle d1, �e­
enco
reune con la familia de Freu d, que estaba de vacaciones en de calurosa simpaâa; hublese preferido
s ead� q�e �al1e­
Leyde, pasa algunos cüas con ella, y s e vuclve a marcbar con rente bajo muchos conceptos ... Hubiese de
ba u s ted inb1b1do y
Freud y nadie mas. se usted de ese papel infantil... Esta
Hacen una etapa en Parîs, que Freud le hace vi sitar a perdido en sus suei'ios ...". ta de fecha
Ferenczi, otra en Florencia, una parada luego en Roma, por Volvi6 a ello la semana siguiente, con una car r6 Y que
me proc�
supues to, durante la cual Freu d es de nuevo el mentor de 6 de octubre: "En cuanto aJ displacer que
re sisten cia pasiva, sera somet1do a las
Ferenczi. A comienzos de setiembre estan en Palermo, implica una cierta
s recuerdos de
donde van juntos a vi sitar algunas ruina s. Finalmente es tan modificaciones que sufren generalme nte lo
es huyen de la
ya en Siracusa, que tanto habfa de impres ionarle a Freud, y viaje: son depurados . Los pequenos sins abor
62 Para una historia del fin del analisis Siracusa 1910: el supuesto pase de Freud 63

memoria, y lo que fue hello permanece a cuenta del place_r privilegiada, y a pesar del analisis que hubo entre ellos y que
intelectual". habrfa de comenzar tres aiios mas ta_rde.
Por lo tanto, y segun sus palabras, "depura"; dicho de De su confrontaci6n en el curso de ese viaje a Italia
ot_ro modo, quiere aminorar aquello que percibi6 como ,w-gi6 un destello que ninguno de los dos habfa previsto.
c�riante en sus relaciones, olvidarlo y hace_rlo olvidar, es lrrit6 a Freud, que se sinti6 incomodado por ello, encendi6
decLI, no saber nada mas de ello. "Es me;or que dirija, se lo en Ferenczi un fuego pasionaJ que jamas resolvi6, ni tan
ruego, su atenci6n hacia el presente"; esta f6rmu1a es la o;iquiera por su analisis, y que se tradujo en ese estafüdo de
que acaba su carta. rencor, veinte afios mas tarde, en una carta a Freud el 17 de
Es � recomendaci6n completamente ociosa, pues se enero de 19 30:
vera obügado a vol ver a ella el 29 del mismo mes a prop6sito - iPor gué Freud no fue mas amable con él cuando se
de un comentar.io sobre el mismo tema. Su comportarnien­ cnfurruiiaba durante su viaje a Sicilia?
to durante ese viaje fue, le escribe Freud a Ferenczi "una
1
- Y lpor qué no habfa interpretado la hostiUdad repd­
mezcla de admiraci6n turùda y de sorda resistencia" •
mida de Ferenczi durante su analisis de tres semanas, quince
El 6 de diciembre siguiente, le escribe en medio del atios antes?
entusiasmo de haber hecho un haJlazgo: "Imagine que es­
tamos todavfa en Palermo y que someto a su consideraci6n èQué fue lo que sucedi6 entre los dos, qué fue lo que
Freud parece haber querido olvidar y que Ferenczi estuvo
una ?uena_ ma.nana en el Hôtel de France, las siguience� machacando durante toda su vida?
cons1derac1ones nuevas a las ponencias sobre la paranoïa.
Pues ahora he triunfado .sobre mi error, etc..., etc...". El aspecta emoliente de las promesas reiteradas de
Esta es una precisa alusi6n a su viaje y a su intimidad, Freud, de las expresiones del tipo "estése tranquilo, querido
per? no lo _ es a las disensiones y a las discordancias que no hijo, le espera un hello parvenir", no llegan a disimularnos
habta tem1do exponer al principio, ni depurar -son sus la gravedad de lo que sucedi6, induso aunque las conse­
palabras- luego. cuencias de ello no hubiesen sido revelables con tanta
Pero, al aiio siguiente, Ferenczi no debfa sentifse tan claridad basta el final de la vida de Ferenczi.
"depu�a�o" como lo deseaba Freud, puesto que éste ultimo Ambos eran aprendices de brujo, pero era Ferenczi
le escnb16 el 17 de novietnbre de 1911: "Querido hijo" quien mas habfa de sufrir las consecuencias de esta aventura,
-tan s6lo se dirigi6 a Ferenczi dos veces de este modo­ pues su posici6n era diferente frente a eso de lo que
.....le responderé con brevedad y sin decir nada nuevo... ;ustamente se trataba ahi, a saber del psicoanalisis -y sobre
Estoy ciertamente acostumbrado a sus trastornos comple­ todo del analisis de la transferenda.
x�ales y hubiera preferido un amigo lleno de confianza en sf Sea la que fuere la situaci6n de Freud en relaci6n con su
m1smo, pero cuando promueve usted tantas dificultades ' es propio analisis, para Ferenczi la cosa esta muy dara: no tenfa
preciso que le trate como hijo". del analisis otro saber que el te6rico. A través de eso que se
Las tentativas de Freud para hacerle olvidar a Ferenczi ha convenido en llamar su autoanalisis, Freud, del discurso
Jas cosas desagradables que habfan sucedido entre ellos en analftico, sabîa algunas cosas. Tanto uno_ como otro no
Sicilia no babian de llegar a resultado aJguno, a pesar del reconocieron esa diferenda, y ésta se afirma en el nivel de la
afecto y de la paciencia que le dedic6 de una manera del todo diferencia de los efectos.
64 Para una historia del fin del anal
isis SiJacusa 1910: el supuesto pase de Freud 65
Efectos de es� confrontaci6n sobre
de la transferencia que boy podem el tema del analisis y que deja de estar catectizado, de ser amago, de ser supuesto,
os llamar efectos de p ase. pero que sin embargo sigue detentando ese saber sobre la
m apariencia que supo sostener: con él es con quien se hace la
identificaci6n, con el analista definido como recbazado y
c:En qué �unto estaba Freud cuando dese6 viajar con como soporte de la pequeiia a del otro.
_
Fe.rencz1? Al fin de su anaJisis, pues estaba en un punto en el En el caso del que se trata, Fliess, analista supuesto pero
q�e deseaba poder hablar de su transferencia analftica con sin saber analitico, no pod.fa prever ese desamor que le
Fliess y de la descatectizaci6n de esa t.ransferencia. Su carta convertia en un extrafio al otro, a ese otro que continuaba el
�el 6 de octubre de 1910 lo suhraya daramente: "En esta camino que recorrieron durante un tiempo juntos. De
epoca, mis sueiios, tal como ya se lo hice comprender a vuelta a sus fosas nasales, las volvfa a catectizar con la teorfa
usted, estaban .repletos enteramente del asuoto Fliess Jo -tarnbién él era un te6rico- pero en una sistematizaci6n
cual, en vista de la naturaleza de las cosas, podfa dificilme�te deUrante.
resultarle simpatico". Desser para el analista; para el analizante, en este caso
Fliess, ese seductor otorrinolaring6logo berlinés, ana­ Freud, desencanto.
. t
list�. �ue Octave Mannoni quien nos lo design6 en esa Pues si el analista ya no tiene por qué llevar el manto
.
pos1aon, a saber, la de haber catectizado el deseo de Freud· centelleante de cristales de Stendhal, es porque ese manto
Y �or habe.rlo hecho, Fliess habfa asumido, sin saberlo, y d� ya no le conviene a nadie; las modas que hasta el momento
le1os, este papel. han funcionado con toda fidelidad quedan ya caducas, y la
Fliess fue oecesario. Pue necesa.rio pa.ra el analisis de repetici6n deja de ser posible. Aquello que, hasta el analisis,
Freud: "El autoanalisis es realmente imposible, habfa escri­ habfa sostenido la posibilidad de vida al mismo tiempo que
to Freud el 14 de noviembre de 1897; puedo analizarme s6lo la hada inconfortable, permanece detenido por averfa. Y de
por medio de aquello de loque me entera y que me viene de ahi surge el desencato:n hay que sustituir los modelas y las
afuera ". Y anade entre par�ntesis: "( como si yo fuese ot.ro)" defensas caducadas por algo distinto. Pero tsustituirlos por
-flecha del parto que demega entte paréntesis, del mismo qué? No hay ninguna experiencia ante_rior que pueda
mod? que lo esencial de una carta viene en la posdata decidirlo.
aiiacüda apresu.radamente. Corno si yo fuese otro: ahi se Queda el deseo, desmitificado; pero la repetici6n de la
designa en una dialéctica simb6lica. _
catexis de un objeto causa-del-deseo -esto es, de un obJeto
Fliess habfa sido necesario, aho.ra lo es Ferenczi. Nece­ conforme con un modelo ante.rior-, esa repetici6n, o la
sario como el interlocutor al que poder exponerle el analisis larga l(nea de las repeticion,es, se ha apagado. iD6nde
de su propio analisis y la trayectoria de su transferencia encont.rar un nuevo modela? c:Habrfa que renunciar a ello?
Necesario como passeur. Freud, en 1910, renunciaba a ello. Y era para tener
Pues el vacfo del fin del analisis, de la degeneraci6n del algu.na seguridad de hacerlo para lo que tenia necesidad de
afecto, ese vacfo que sorprende si lo comparamos con la Ferenczi: necesidad de hablar, solos los dos, en un marco
pléco�a afectiva que lo ha precedido, ese vacfo nuevo nuevo que ilustrase una nueva situaci6n, necesidad de
neces1ta que nos ce.rcioramos de él, que hablemos de él. hablar., sin obligad6n de hacerlo, sobre el analisis, sobre la
Ese vacfo, coma es sabido, es el desser para el analista, declinaci6n del analisis, y sobre el analista abandonado. Es
66 Pa.ra una historia
del fan del •nilisis
67
decir' tenfa necesidad de
Siracusa 1910: el supuesto pase de Freud
estar en la situ
. aci6. n del pase
Su carta d J 6 d ,r 111111 parte hubiese deseada que saliera usted de ese
dara: "Desde :1 asU:t de 1 91? no podr
i�t;;:;t' que rec1entem fa ser � ,-,,.,1111fantil y se colocara en el mismo piano que yo, como
oc uparme en liquidar, ente hube de 11n t11111paiiero y un igual. No la consigtti6 usted".
. como usted
cuesti6n ya no existe ara rrû� ya sabe, 1a neces1d . ad en
h-rcnczi no consigui6 la reciprocidad, la medlda o el
homosexual ha desa Una part_e de la cate
par�c x.ia 11•rr11 comun. Sus campos DO padfan confundirse: Freud
ensanchar mi propio yo" ido y e he serv1do de ella para ••t11h11 en el aoalisis, fuera de la transferencia - Ferenczi
vez qued6 descebada U:a vez caduc6 el
la re. . modelo,
c;6n,ti;eud q�ere llega una ••t11hu en la transferencia, y sin aoalisis.
lejos: Ferenczi ya no r mu Esta DOS abre de un solo gesto la puerta hacia una
sus!:Wr a ess, ru a Jung - ni a
nad ie. 1w1�rcctiva sobre lo que habfa de suceder: Ferenczi no
Se trataba pues de un r11111 ba en situ aci6n de ser un passeur, pero hizo sin embargo
. verdader.o v·ia1e en el
prunero en companfa de analisis, h111t.i60 de tal Yeso lo hizo a sus expensas, de uoa manera
Freud pudo levantar acta Flie ss�uego �e Ferenczi, .
. y lo o en e curso y de ello ,wmcjante a coma Fliess, no siendo analista, habfa c u mplido
geografico éste, al sur de otr.o viaje • 111 lunci6n a sus expensas también, de un supuesto analista.
- de Ita
<.'Por qué habfa de senti lia.
rse pues decepci ana
do? V
IV iEn qué punto estaba pues Ferenczi cuando se entabl6
Junto a ese campaôero c•i,te asunto? En plena repetid6n, en plena transferencia.
trar lo que efectivarnente elegido, F reu d no lleg6 a encan- Repetici6n, con la diferencia de una tilde, con la dife­
conocemos hoy a saber se encu en tra en el pase tal co mo lo , cncia de su apasioDada amistad para con Mis ka Schacbter, a
Entre aqu • , el rasero o la ,
el que franque a ese 1ase medida comun . ltuien habfa conocido doce aôos antes, un padre ideal,un
a q ue se encuentra de y aqu el que esta en él
vuel ta en é ' se establec modela inigualable para quien trabajaba con tanto esmero
comu.n• q ue es";; . e esa med
.... vmc
propios términos de la
ulada para ca . da uno de eIlos, y segu ida que se le lleg6 a designar con el sobrenombre de "Schachter­
Pro . n los miniatura". De este modo se hacfa concreta esa filiaci6n
desenlace de s u analisis du 9 octobre 1967, al
venida por un encuent.ro. Tanta es asf que también Schach­
cada uno de ellos sepa per��::��°pnor poco que sea lo q u e ter le habfa llamado "h!jo mfo", y qu e tam'bién con él hizo
de eso, J a ex tensi6n
comun; alga circ ula del campo es Ferenczi un viaje mediterraneo; esta vez a Corfû, para ser
de uno a otro, algo
firenado por la inti que no se ve exactos.
lllldaci"6n, y q u e es del
reclprocidad. orden de la Hay pues en Siracusa la repetici6n de esa amistad con un
Freu d, él ya lo sabi'a' . padre admirable, repetici6n de u na transferencia sin anali­
situaci6n• mas aUa' de l era f,el un1 , co que estaba en
esa sis, de u na transferencia silvestre. A. Ferenczi no le es posible
a tran s erencia �nalI •
teniendo el valo r de s u tica. pera aun darle a esa falta de analisis mas que una resp uesta, q u e exige,
perar "I in[;atuac16n y la
temia quizas, aun, y
a esa: d� u� hall� pr udencia", fuera del discursa, tanto el amar coma la interpretaci6D;
con�ertfan �n el unico, gos
co!o toda i: e vecma, , q ue le este camiDO es el del acting-out, que él inaugura con este
...Hub1ese deseado, esc · n.be en 11a carta a su estar solo. compartarnlento de enfurruiiamiento y de inadecuaci6n:
de octubre, encantrarle regreso, el 2 Freud lo observa y se lo reprocha, pero no lo analiza, o DO lo
diferente ba10 . mucha s
con ceptos... analiza lo suficiente . Y Ferenczi conservarfa esta actitud

,
68 Pa.ra una historia del An del an'1is.is 69
Sir.acusa 1910: el supuesto pase de Freud

durante toda su vida, sin haber obtenido jam.as ni el amor ni tic esa situaci6n, un tercero excluido, un referente.
reticencias, ni el analisis completo. De ese referente acabamos de hablar, y es el anilisis, o es
El acting-out, que la carencia de analista hizo inevitable, lu verdad -es el significante. Existe pues, entre esos dos
fue también inevitable a causa de la interrupci6n de algo hombres, ese referente simb6lico, pero la situaci6n de cada
perteneciente a lo real - de un cabo de real, del que el uno de ellos esta muy lejos de ser simétrica en relaci6n a él.
acting-out decfa su verdad. Freud claro esta, se refiere a ello en su deseo de ir mas
Efectivamente, Ferenczi se vi6 confrontado a la imposi­ itlla del saber que ya tiene; para él se trataba ya de analisis en
bilidad consistente en ser el objeto del amor del otro. Esta extension. Pero Ferenczi estaba situado de un modo muy
imposibilidad, insostenible, es efectivamente la de 1o real <liferente. Ferenczi, que queda saberlo todo de Freud,
que le barra a uno, es la imposibilidad del terreno de la saberlo todo de su saber, patin6 desde la neurosis de
muerte. Adem.as, fue con el deseo de Freud con el que se transferencia a la psicosis pasional: se desenganch6 del
encootr6 en confrontaci6n, y la elecci6n de su presencia referente simb6lico, franque6 los limites del amor - con­
deja un rastro. virti6 a Fre\ld en el referente mismo.
El acting-out quedaba para él como el unico camino que En esta posici6n insostenible, confrontado con lo real y
podfa permitirle evitar la angustia ante esa it:rupci6n de lo con la castraci6n, no pudo mantenerse del lado de la
real que Freud no sellaba, consolidaba ni precintaba, sino neurosis -amor- transfereocia, ahf, en ese lugar donde se
todo lo contrario. habfa mostrado coma el compaiiero sensible y encantador
Por lo que a Freud se refiere, y esa serfa una explicaci6n que la historia nos refiere. El anudamiento no pudo c�>nt�­
suplementaria del acting-out de Ferenczi, ino podrfamos ner las tres instancias, y pas6 del lado de la ps1cos1s
considerar el acto de emprender este viaje como algo que -pasi6n- erotomarua (la pasi6n es una situaci6n entre dos,
era por su parte, no un acto, sino un pasaje al acto? pero en la que no hay referencia a un tercera, y en la que el
La candidatura al pase es un acto. Pero haber puesto la otro con minuscula acumula sobre sf los papeles de causa y
autoridad de Ferenzci en la situaci6n de passeur -que le era de objeto del deseo, de referente y de lugar -en una
.necesaria-, haber dejado de lado los conflictos que presu­ palabra, el otro con minuscula se convierte en el Gran
mia y que sabfa que no eran cosa de risa -pues en un après­ Otro).
coup los evoca con irrisi6n- ino pertenece al orden del iN o es a partir de ese viaje; a partir de lo que en él h�b'1a
pasaje al acto, que le permite al sujeto realizarse, en el de insostenible y que le fue impuesto, que Ferenczi se
sentido de que es en lo real donde se inscribe, inscripci6n desliz6 hacia la psicosis pasional que itla agravan�ose en el
ésta que ha de ser le(da por los demas? curso de su vida, mas alla de su analisis, hasta la pas16n como
Pasaje al acto por parte de Freud, acting-out en respues­ alienaci6n, lo cual es efectivamente el mejor modo de no
ta po_r parte del otro, y ello segun el mecanismo que querer saber nada de ello?
Rondepierre precis6 el afi.o pasado en el Congreso de . . . .
Y quizas podrfamos encontrar en la 10ef1cac1a del anali-
Estrasburgo. sis que vino después la raz6n por la que Freud con tanta
Pero a fin de cuentas, la cosa estaba hecha, y ah.f tenemos frecuencia se mostrarfa reticente a la hora de emprender el
a Ferenczi en pleno sobresalto, solo en Sicilia con Freud. analisls de uno de sus colaboradores.
Hubiese hecho falta un tercero para asegurar la estabilidad Freud habfa subestimado la vulnerabilidad del que no ha
'" Para una historia
71
del f1.11 del anfUsls

hecho analisis perso


Siracusa 1910: cl supucsto pase de Freud
na] alguno -o bten .
de eIl o- mientras 00 •
que exi îa la scucha quiso saber nada
obte_ner la seguridad de Ferenc zi para VI
de los r�suJ ta� os que
conf1rmados. para él esta ban ya d'or gué me habré tenido que detener en este viaje a
Ademas, ser tan Nit Ill., y por qué habré querido sacar de él quizas mas
por falta de conoc s6lo dos es una rram pa en laque cayeron m1·1\anzas de las que podfa dar de si? La raz6n esta en que
. . i.rniento.
mst1
. tuy6 en 1967, es una . pues el pase ' ta1 como lacan lo l'l,mH·a la cuesti6n del fin del analisis, de la formaci6n del
igual que el control· s1tu aci6n entr e tres
ahi se e person ajes aJ 111111lista, de los peligros de la transferencia salvaje; dicho de
to Y !'asseur. Y Jo � ;;t::�:- n dos pares de ca ndid ­ 111,n modo, nos aporta el testimonio de la unidad del
enciaJ a
prec1samente en apr JO del p asseur consis 111i.ilbis, tanto en sus problemas como en su historia, que es
opiars deI cü curs� te
darlo en esc ucha al jur del candidato para 1, ,rlll, pero que resulta ya muy complejo llegar a estable-
/
Instituci6n es para losado;e con irmac16n. Ahf es don.de la 1 n la.
re.r1erente, y eso ba1· do.s el tercero exclu1"d o que hace de Lo esenciaJ que esta aventura aporta, es que se revelan
. 0 la f,orma ,
sanc1on ar un saber de an alist del jurado que tie ne d, 1s necesidades: la del pase, y la de estar ahf para poder dar
t:, y que tien e que a n ab_er sobre el incons que
int cien­ cn,timonio de él.
aun no formalizadas. err og•a� iac1endo unas preguntas 1) Necesidad del pase como acto que inaugura un
Ferenczi, en posici6n ,111:ilisis terminado mas alla de la imposici6n de los sfntomas:
a.mado; éste era tam bié de P .as seur, escuch aba al otro' al "Siracusa 1910" nos muestra el declive del primer analisis,
n eJ anal
ana'Iis1s
• .
y de su prop1·a trans r ista que habla ba de su propio tiue implicaba -sin que se diese cuenta de ello el primer
de emitir su opioi6 ,erencia· Cuando
n 1/�;a� veces. Fre Ferenczi habia 11nalizado- la necesidad de un primer pase. Se trataba de un
haberse enfurruêiado ud le reprocb6 intento esponta.neo dictado por un saber del inconsciente,
- c1a t mb én al p
que cumpüa efectivame � 1 r opio Freud, de algo no concebido aun como tal y por tanto no formaü­
. . nte la fune,
q�en Juzg aba los resultado.s. p 6n de . 1· urad o,pues
era él tado; pero se trataba ya de un pase. Cuando Freud quiere
b1era podido evitar p.. or cons1g ulente ic6mo hu-
. hablar dt: su analisis y de Fliess a Ferenczi, al que considera
sobr� el a.mado, ese ....�encz1 esa acumu,lac,6n de iun r ciones como mas apto para escucharle, se trataba efectivamente de
estai lido de 1_as tres mst .
que ilustra el deslizam anc 1as anudadas un pase. Su necesidad analftica pas6 desapercibida, y fue
ient�
iHabrfa quizas sobree hac,a la psicosis? coosiderado como un episodio eventual, aunque cargado de
tando con que no hab st1mado fr_..,.u
.. d su se .
fa de q ued ar runguna ducc16n, con- consecuencias, de una amistad entre dos anallstas.
ella? Si bien es cierto ver
q esa sed ucci6n fun dad fuera de 2) Necesidad de estar ahf para escuchar algo de ello;
mente, lo hizo en cion6 efectîva­ esta segunda necesidad es designada po.r la impo.rtancia de
alienado por la pasi dei� nto _del seducido,
que qued6
6n. �r: ncz1 esc uch las vicisitudes que afectaron aJ passeur improvisado.
puede deja r de record ando a Freud, no Primera vicisitud: la cafda de Ferenczi en la psicosis
aman porque hablo ' arnos una frase de Lacan: "Unos me pasional. Esta perturbaci6n de la afectividad, serfa Freud
otros me aman por lo
rencz,· ya no esta ba en que ...1,
wgo". Fe- quieo mejor la soportarfa, y respondi6 a su progreslvo e
pos
s�o tao s6lo en pos ici6 icl6 de escucbar loque se deda, incesante agravamieoto con una pacienci.a y con una gene ­
solo podf a escucha n de es:U cha r aJ ot o
r al deseo de charlar, excl r hab land o; tan rosidad sobresalientes. Aparte de la famosa carta del 13 de
uyéndole.. diciembre de 1931 sobre la técnica del beso, en cuyo caso la
to pase de Freud
n
Siracus a 1910: el supues
72 Pt.ra una historia de. fin del an,HslJ
ienne de
Lille de la École freud
• t a do en Las Joumé« de •
l1•ma presen iembre de 19 77
tolerancia le babrfa parecido peligrosa para el porvenir de la . r? • 12; 13 dlc
en O rnaca
1•1trls. Publicado
practica analfttta, siempre le di6 a Ferenczi la certeza de la
amistad que sentfa por él. ns
Segunda vicisitud: el acting-out que sostuvo Ferenczi Traducci6n: Antoni Vice
durante el resto de su vida, como respuesta a su escucha
prernatura. Toda la historia de su vida, toda su teorizaci6n
seran su respuesta a Freud, un acting-out mediante el cual NOTA
su inconsciente intentara mostrarle a Freud la consecuencia ·carrera\ 'clircc·
er o andar • v1a1e •
1

tfn) : • acct'6n de corr


, • • ,

que él mismo hacfa presente, el efecto que él mismo era a ( 1) 'Cursus' (la la sangre, de las cosas, de 1a
rIo, de
causa de haber sido coloqdo en un luga_r para ocupar el cual • 'cu rso' (de los astros, de un
6
ica). (N. de T.)
no estaba dispuesto. "Es preciso que un analisis sea comple­ �'.d�): 'carrera' (polk
to, deda, sea llevado hasta su término" - y eso impücaba:
"Si no, ffjense en m'i, miren a d6nde lo no acabado de un
analisis puede conducirle a uno".
Toda su teorizaci6n es un acting-out que reconvierte su
amargura de Siracusa; el comportamiento es cada vez mas y
mas agresivo, las teorfas cada vez mas y mas divergentes.
Hasta el fin de su vida, Ferenczi produjo teorfas que le
designaban a Freud las faltas de habilidad analltica y de las
cuales se sentfa él mismo vktima. Sobre todo eso, Freud di6
explicaci6n en su artfculo Analisis terminable e intermi­
nable, de 1937, cuatro afios despaés de la muerte de
Ferenczi.
Hasta aquf, lo que me pareda que sobre este asu.nto
habfa de retener. Si tomamos en cuenta las necesidades que
todo esto expone, no sera otra cosa que la demostraci6n por
el absurdo de la vaüdez de la proposici6n de Lacan de 1967.

Es evidente que con eso no se prueba nada. Todo eso no


son mas que interpretaciones de acontecimientos. Y si estas
especulaciones les parecen a ustedes demasiado aventura­
das, al menos admitan como conclusi6n lo que se decfa en
Siracusa: "Se non è vero, è ben trovato".

'
SIRAC'QSA, WORCESTER,
Y ALGUN OTRO LUGAR
por Erie Laurent
El artkulo de Diane Cbauvelotquiere familiatlzarnos o
acostumbramos aque consideremos las conversacionesque
tuvieron en Si.racusa Freud y Ferenczi coma un analogon
del pase. Sea o no bien ballado, nos lleva a pensar el pase
antes del pase.
No podemos dejar de pensar en el articula en el que
Octave Mannoni, en 1967, habfa hecho consisteote la.
imposibilidad del autoamUisis de Freud y la encamaci6n del
sujeto-de-supuesto-saber en lo que llam6 el analisis origi­
nal1. Loque ahora va tendiendo a resultamos farniliar esque
hay algo después del analisis, algo desde lo cual se le pueden
hacer preguntas a éste. Y podrîamos bacerlo menos desde el
punto de vista de su "nacimiento" que desde el punto de
vista del après coup2 • De este modo, loque es promovido
como objeto de estudio y de polérnica es la relaci6n de Freud
con sus disdpulos; y mas en particular el relata que
Freud hizo de su relaci6n con Fliess a las primeras personas
atrafdas hacia el psicoanalisis. La observaci6n que me
gustarfa hacerle a la propuesta de Diane Chauvelot esque
serfa posible hacer un esfuerzo mas cuando estamos andan­
do por un camino tan bueno como éste.
En efecto: si bien es cierto que Freud mantuvo un
dialogo a salas con Ferenczi durante ese veraoo de 1910, hay
otro dialogo a salasque ocupa un lugar central en lo que
vina en el après coup luego del adi6s a Fliess. Me refiero al
dialogo que ocup6 a Freud y a Jung.
77
un otro lugu
Siracu.u. Worcester, y a.lg
76 Para una hiatoria del fin del an.'1isls
analizar
s 1908 a 1910, se dedica a
También tuvieron un verano en com �n , a sab er, el de , ;1so que, dur ante los afio renczi la extra.fia relaci6n del
Fe
1909, e l de las conferencias en la Clark U ruverslty. Ferenczi por medio de Jung y de r o que Freud pudo llamar a
padre con la locura. E s c6 a jug ar el jue g
cie t
forma ba parte del e quipo• pero en un segundo plano. Se u h j o" y que se decli
o del
Ft:renc z "q a v s t l 25
emb arcaron los tr es en B remen el 2 O d a gos to de 1909, y A la vuelta de est
eri do i

papa y el hijito con Jung.


i de
i7z
i i a de

duran te la travesfa se dedicaro a na �rse mu tuamen te S.A . y r


al viaje a los U.
; 1narzo de 1909, anterior
ma cad a de
_ su cas a
sus sue fios.. Tuvieron lugar las �
.
COU1erenc 1as de Freud y de
pir t fa" ,Ju ng c lbi6: "La ultima velada en
Ju ng, y v1S1taron los ues un a parte de_ Ia costa este . Vino "es t es r
del sen timient o o
presivo
mayor fellcidad
i is e r

me l b 6 la i6 : "Es
luego la vuelta ,en el curso d e la cual tuv1eron 1 ugar de nuevo . A ello, Freud le respond
co n

de su autoridad patern a" n la que l e ado pté formalmente


i e r

los rela tos d e sue ô.os. Ll ega ron a B remen el 29 de se t iem-


bre3. notable que la misma tarde ue le consagré como sucesor y
e

. gé it , en q
como hijo prim haya
Podemos juzgar las lind ezas que deb ieron decirse en e l rtibus infidelium-, me
o n o
. d -i n pa
curso de esos dfas por el c unoso modo en que c ont inu6 la prfncipe bere p ter n a,
tiempo de la cligoidad
ero

usted destituido al mismo er sido tan complaciente para


a

aven tura. b
.
Freud y Ferenczi habfan visitado. 1 prune ro de o ctubre de stituci6n q ue parece ha al contrario,la instituci6n de su
� l fu ra pa mI ,
en B er lfn a u na medium la Sra . Setd er, a la q ue Fe renczi usted com o o e ra

persona" 6 . on la
cono da y s e ha bfan en tr'egado a cur iosas experiencias con ta ir6oica en relac i6n c
una carr'a de Freud a Ferencz i A la vu elta a v·t ena, Fre ud le Hay que poner esta no de los fundamentos de la
e h ace F reud
explorac i6 n qu rimero
di'rige a Ferenczi una larg a c�rta en 1a que le parti cipa s u en dos tiempos . P
x ali d delirante. Se hace
sen tim iento h pract ica
. . a prop6sito de 10 que a borda ba1·0 el modo d e rero de 1908: "H
e rozado en mi
om os e u ad

n el m d f b pe de un
"transm.m6n de pensamientos " . No se trata de un fen6 me- ia y puedo hacerle paroci
es e e

algun os casos de parano


e
no psfq uic o• sino de un fe n6meno purame nte somatico ,y d alejamiento de la
una ,mportancia capital-4 En e l I'um.te de Ia �r� nsm isi6n deel
. secre to... se trat
a con re gularidad de un e hasta entonces
omosexual, qu
psicoanaJi sis , se tra ta ta�to de esa transm1 s 1 6n de pen sa­ libido d el componente h en e cargado... no le concedo
estab a moder ada
y normal.m t ponente
mlentos entre Freud yJ ung como,e �tre F er enczi y él m is mo. ue fuese el com
p rta nd a al hec h o de q
Jung, por otra part la much a im n lej amlen to
;Ptrtam;nte e� relaci6n con cho de que fuese
o

lo q ue Freud pudo ��ct l�:�� e 1 ess. c �ntm uaci6n de su homosexual, sino al be r a es en la que Freud afiade que
u a

vis ita a Vi ena e l 25 de mar zo de 19 09 es cnbi6·. "Me par ec1.6 pardal". En esta mi sma ca ot en el desenlace de su relac i6n
. . . . m
habfa presentido eso mis des arroll6 una
que m1 espmtist erfa le habfa irnta, . . do• a pesar de tod o y que
"M i g eotonces, Fliess,
n F i : ado d e su
quizas le habfa resulta do mo 1esta a causa de la analogfa con és d e haberse desemb araz sdeô.a­
am i o de
ess
he rmosa paranoïa,despu
co l

Fli ess (iLocura ·l)") · Con todo su . " alcan ce de sm , toma, ese que no era ciertamente de eud
atracci6n para conmigo , , Fr
interés por ese modo de transmis 1 6n parece atestiguar q ue, tiempo, a fines de 1908
si lleg6 a ha ber un passeur• en tonces es que bu bo dos ble"7 . En un se gundo d delirante como alg o que pone
a
"
N h b , con consi d a_r la relaci6n de Fr�ud presenta la homosexualid "Eso parece ser un rechaz o a la
e r l lug l p d :
con( F:re� c;t: c�a:tr p:;J com a lDStau.ra d6n de una
r
en juego e
heterosex ua li
ar
a
de
en
a
fav or de la h om osex
re
ualidad que atrae
n e el
filiaci6n jmaginaria ] e uese seguramen te a causa ha iluminado correc tame t
d d

del lugar de punto de par


:iu
a que ocu pa Freud, pero e s el hacia el padre . (Brill) no
78 Para una historia del fin del an1Uisis 79
Siracuaa, Worcester, y algun otro lugar
papel del padre Es1: t , 1 uno
· 10
drama , y media�te ��e me;ad, l p c
e el p erson aje principal en
el verdad aument a considerablemente en esos via jes" . Si
a ie_?te) lleg a après­ Ferenczi es para Freud una faJs a !]1Ujer,J ung le re sp de que
coup a la obediencia a fin �e ser un t JO .
on
segun lo s dese os del todo esta bien, puesto que él,Jung,es un hombr v r ad.
pa dre "8. Formulada de este mo do est
e de e d

Sean los que fueren los pruritos de Fr , y h bra


re 1acione s articula bles entre ..acu aJ h eues�'6n de las
.
W:
a eud a no a n
ombre o "acudir nunca una s vacaciones sin Ferenczi (P cu d 1911, g t
a l padre" ir",t
a os o
" omando un.a extens·6
as a e
t n cada d 1912) . E t c mp ­
Freud. Podra p or ejempl o tomar Ia forma vez mayo r para de 1911, Pascua de 1912, setiembr e e s a o a
de una alternativa nfa no se sucede sin puntualiz ci p rm ent d Fr u
entre ama r al p adre o ide
�;i:i:�·
e an es e e d
tif
a ones

inc_l�o a ha blar, como : �:�� ; ud Uegara respecta a Ferenczi, que se queja de su inc omprensi6n y de
;;:p os. Uno,
su inaccesibilidad 1 1 . Todo eso acab ara, como es notorio,
e sa
calillcado como Edi O
o o fun da mento
con una demanda de analisis de Ferenczi a Freud y co n unos
• •

la identificaci6n con �t :a�:��:r�=:�-1�i;; ��c om o Ed ipo


neg at ivo, tend ra como eje el rep.roches a los que Freud respondera en Anâlisis termina­
;mor p�r el r
lo que esta en juego en e sta cuesti6n. Fr euPd 1 � . No es poco hie e interminable 12. Por otra parte, aquel que se hacfa el
en El malestar en la cultura: (E . o ormul arfa asf
hombre no dejara ya de entregarse a L a comedia falica. Se
s p osi ble liberarse de la
sien te obligado a en f adarse hasta pone
rse rojo de ir a cuando
nostalgia (Seh nsuch t ) p or el p
adre � Por lo que ai
cuesti6n en 1908 me arece if1cl . . _,ecta a esta Freud le observa que d ice t onte rfas. As{, el paso de Fliess a
en tre los dos h omb:es pui
, l· a ��m tlr que la relaci6n los dos in te rlocutores toma la configuraci6n de algo que
ie ra cemrse a una filiaci6n aparenta ser una diferencia de sexos,hasta el momento en el
irnaginar ia.
de 191?' desp ués de que Fr
que Freud puede Uegar a de clararle a F er enczi que 'ya no
les a��:�:�\
e ud pudiese h a blar­
tiene ninguna necesidad de amistade s privilegiadas.
i e de lo ue F iess h
para él, bay al::::::;��!i: �asta va?cars e l a bfa sida Y es precisamente por eso par l o que las conversaciones
ua­
lo q ue Freud le pida a Jun g sea menas h
y que hace que de Freud sobre la paranoïa de Fliess tendrffl utia contln
i d pali r la
hacer de h ombre L
acer de h ijo que ci6n. En setiembre de 1912,Jones tuvo la dea e a
q l con tit ci6n n
los corazones -c� s: ::::a l��;e �� l� r� j ctivamen te de fecci6n prob able de Jung me diant
e a i e e a s u de u
dies n
e
;a � nto -, para Comité, de una asociaci6n secreta fi les q e l e
q_ue sea efectivame nte presidente de la As oc·1a
de e u e
abfa
oonal Freu d le ·d 1 g a ser lo que es, que lle
c16n ln te rna­ segu ridad a Freud sobre la verdad de lo que le h
b ent c 2 a 5. lb a a
..el h�mbre de{�0:;�;)� ; gue a ser declarado a Fe renczi. Se pas a a on es de
e la hi t ri d l p ic anili is. Se
cua to q e abrase un nuevo capftu lo
s
designa el lugar de Feren�i co':� e�:q:�
d s o a e s o

que �ace �e l . Y fu t m o, c m
quiso secreto, y sigu i6 sién
o o
�u_jer. A la vuelta de Siracusa escribe.· "Mi co
o e de es e od
En
do
mpa iiero de nos lo recuerda Lac n, p rq Fr lo s 6 asL
v1a1e e s un hombre al que qu1er
ue eud de e
a un
o

cualquier caso , as{ se cerr6 el "post-Fliess". Quedarf


a
! o muehO ' p ero que es un
poco torpemen te soiiador, Y que ademas is, que
act1tu · d llll
,_cantil respecta a mi. Me admir stn
manti ene una resta de esta operaci6n de transmisi6n del psicoanali s
. ce sa r, cosa que se na la cuesti6n de la "transm1si6n de
los pensam ie n tos ".
no me gus ta, y me cri tica s
in dud a ton as pereza en misi6 ,
inconscien te si me suelto : Se ha comportad su Que esta cuesti6n estaba vincula da a la de la uan s n es
Ju ng en
demasiado re
. o de un modo algo que no deja lugar a dudas. Fr eud le escribe a
�:f1�0 y mi h � osexuali da d no ras qu d contr ibuci ones de
hasta aceptar�?c�-:i . a nosta�gia par Uega 1912: "Pienso de to das mane e os

una muje r de estas ultimos tie mpos al psic oan alisi s , las dos mas impor·
80 Para una historia del fin del anilisis Siracusa, Worcester, y algûn otro lugar 81

tantes que se han hecho, a saber, su demostraci6n de la NOTAS

re s'::ène, �aris, Seuil, 1969.


herencia inconsciente en lo simb6lico, esto es de hecho la
(1) Tn Clefs pour l'imaginaire ou l'Aut
demostraci6n de las 'ideas innatas', y las pruebas de
2) A con trn..;, cf Freu d L'lnc nscie nt,P ans,Gahlée, 1977, donde J.
nco del ps anfhs,s �es_ �e
o
tic;1 l '"nac lmi �
0
� 1tssif retoma la problema , tfart
Ferenczi en apoyo de la transmisi6n de pensamientos, nos
eu O e
�.Ac , • ,

e
"

uso
• � •

e corLe . Hac
de
llevan mucho mas alla de la limitaci6n original del psi­ cl pu nto de vista . �e la "rep�. tki6n d
e

o bota dor (cf. nota , p. 34).


Man noni com .
Gallimard, 1975. Torno 1, P·
coaruilisis"n. Freud pudo contener o dominar a Ferenczi
sobre este punto, pero no llegarfa a darle su estatuto a esa 0) Correspond ance Freud -Jung, Paris,
111, p.4 5, P:1�is, PUF.
lJ{E.Jones, La vie et ('oeuvre de S. Freud , tomu y Jones� op. c1t.,
transmisi6n hasta 1925. Lacan subray6 su particularidad.
tom 1. p. 293; tomo
(�) Correspond ance Frt;u d-Jung,
Por situar esa transmisi6n de pensamientos como un hecho, o
Freud lo excluye a la vez fundamentalmente de cualquier m. p. 434.
cosaque pueda tener alguna relaci6n con el inconsciente 14. (6) Ibid, 1omo 1, p. 294-295.
(7) lbid, tomo 1. p. 183.
(8) lbid, tomo 1, p. 183.
Una vez nombrado, el pase aparece como el reverso de la
(8) lhi d , tomo 1, p. n2. , , Payot,. El..yo"
constituci6n del movimiento psicoanalfrico. En la disposi­
_ se, Pans
ci6n del pase, el passant saca a suertes dos passeW's. Estos (9) Cf. Le Moi et le Ça, in Essais de Psychanaly
informan a un jurado sobre loque escucharon de loque fue y el "ello", OC., Vil.
Il, p. 92.
el analisis para el passant. Este jurado nombra o no nombra (10) Correspondance Freud -Jung, tomo
(1 t) ibid., p. 238.
oso C!ollldi o de Ph • J u1·icn.
( t 2) Sohrc este punto podrn lecrse cl herm
al passant .Analista de la Écol e. Volvamos a tomar la época
del "post-Fliess". La fortuna dirige a Freud a esos dos espo n anc Fr ud-Ju �g, wmo 11, p. 246.
(13) Corr de 1971. Se �nc�ntrari
viem bre
e
d
e
20
d
l4) Seminario lnédl t del
o e n este semi nano en el
primeros compafierosque fueron)ung y Ferenczi. Y les dice no
ta
e

�na troducci6n del artfcu lo de Freud co� c


o
.
S. Homme! Y E. Porge ).
n d
n de
loque fue para él la relaci6n con Fliess. En el desenlace de la
no. 17 de tas Lettres de l'E.F .P. (traducc16
aventura, se crea un Comité como eco a loque dijeronJung
y Ferenczi. El Comité iba a presidir secretamente los
destinas del movimiento analitico. lEs una Uusi6n este
reverso? En cualquier caso, podemos, desde el punto de
vista del pase creado, hacernos pregu.ntas sobre los lugares
de Jung, de Ferenczi, del Comité, y en unos términos
distintos a los de la psicologfa individual o de la psicosis
colectiva. iNo es lo propio de la creaci6n analitica borrar los
rastrosque deja para que el sujeto pueda exclamarque todo
estaba ah{ desde siempre? Vista desde el gran après-coup, la
historia de esta fase del movimiento psicoanalitico no es una
preûguraci6n abortada. Es el pase lo que es su interpreta­
d6n acertada.
Publicado en Omicar?, 12/13, diciembre de 1977.
Traducci6n Antoni Vicens
EL DEBATE ENTRE FREUD
Y FERENCZI: SABER CÔMO RACER
0 SABER ESTAR AHf
por Philippe Julien
"Ateniéndonqs al malestar del psj­
coanalisis, la Ecole pretende darle un
campo no ya tan s6lo a un trabajo de
crftica, sino a la apertura del funda­
mento de la expe.riencla, a la puesta
en causa del estilo de vida en el que
desemboca".
J. Lacan, Préambule à l' Acte de
fondation

La rosa no tieoe porqué;


florece porque florece,
s6lo se ocupa de s1 misma,
no se ocupa de ver si la ven.
Angelus Silesius

iAh! iSi el psicoanalisis fuese una cieocia! No habrfa


entonces problema alguno de transmisi6n. En las ciencias,
la formalizaci6n y la idealidad matem.atica ino permiten una
transmisi6n sin pérdidas, mediante procesos de acumula­
ci6o?
Es cierto que esa transmisi6n no se hace sola. Necesita el
acto de la enseiianZa y de comunicaci6n de maestro a
discfpulo. Pe.ro su contenido no esta alterado por ello, sino
82
Para una historia del fin del an:illsis
El debate entre Frei.id y Ferenc�i 8�

que todo lo que queda establecido, queda establecido y , ,in Fliess, pero sigue "ocupado" todavfa con sus sueiios. "!
conserva su consistencia en el curso de los tiempos . .Ahf esta 1,n esta nueva amistad encontrara el lugar donde prosegu1r
la virtud de la ciencia, en el hecho de que lo inventado, en �us analisis y su trabajo analftico.
tanto que repetible, se sostiene solo por sf mismo y median­
te su sola articuJaci6n. El sujeto excluido de la ciencia, aun Toman vacaciones en comun numerosos veranos, sos­
surgiendo de nuevo para sostener el acto de decir la tlcnen regularmente una correspon�encia (imas de �n
111 Jllar de cartas, segun dice}ones, analizado por Ft:renczi!},
transmisi6n, queda excluido de lo transmitido.
,omparten preocupaciones de todo orden: Ferenczi da
Pero isucede Lo mismo con el psicoanalisis? Freud sf
pensabaque se trataba de una ciencia, de la ciencia del alma. piute a Freud regularmente de lo que son u_s problemas

personales y de los resultados de su autoanal.is1s, y Freud le
Pero iay! las clificultades que aparecieron ya antes de la
.,conseja sin desfallecer.
muerte de su inventor nos han enseiiado a dudar de su . . , ..
Es ésta una s6lida amistadque, como Freud escnbua el
caracter cientifico.
iHabremos de sumirnos por ello en la desesperaci6n? matrimonio no cambi6 para nada". Se trata de ese matri­
iSerfa acaso la doctrina freudiana solo la formulaci6n de la monio con Gisela que se habfa hecho esperar durante
singularidad del fantasma de su autor? i. estarfan los alumnos dieciocho aôos. Pero, y sobre todo, es una amistad impen­
condenados a no transmitir otra cosa que las vicisitudes de sable foera del psicoanalisis, entendido como trabajo �
su transferencia con el fundador? coma causa que habfa que sostener y promover. Es ah.i
Sobre este punto, que sigue siendo un punto crucial en donde la seducci6n redproca dara unos frutos sorprenden­
la actualidad, las relaciones entre Freud y Ferenczi (y cemente rapidos: el 3 de febrero de 1908 tiene lugar el
recfprocamente) nos resultan ejemplares, pues nos ilumi­ primer encuentro entre Freud y Ferenczi. El 27 de abril de
1908, la ponencia de Ferenczi en el Congreso de Salzburgo
nan muy precisamente sobre la especificidad de la transmi­ '.
si6n del psicoanalisis. Con ello nos obligan ademas boy, sobre Psicoanalisis y Pedagogfa. A partir de 1908, Ferenczi
après-coup a esas relaciones, a abrir el camino de una ciencia publica numerosos artkulos analfticos en hungaro y en
que hay q_ue inventar y que h a de incJuir al psicoanalisis. aleman. En julio de 1909, Ferenczi (junto conJung) acom­
paii.a a Freud a los EE.UU ., a Worcester. Sin contar con los
analisis que sin tardar comenz6 en Budapest.
Nosotros, analistas salvajes y desorganizados y asf llegamos al momento en que Freud le "encarga a
Ferenczi" Oones dixit) que presente e1 30 de mayo de 1�10
2 de febrero de 1908: Freud rec.ibe por vez primera a un
en el Congreso de Nuremberg una propuesta de fundac16n
médico hungaro que se habfa eotusiasmado leyendo la
de una Asociaci6n Internacional, bajo el titulo de Informe
lnterpretaci6n de )os suefios. Se trataba de Sandor Fe­ sobre la aecesid ad de una mas estrech a uni6n entre los
renczi. Salta la chispa, hay seducci6n por ambas partes. partidarios de J a doctrina freu�_Ia� a, y pro!ecto p ara l a
Jones escribe sobre este hecho lo sigulence: "Freud fue
constituci6n de una organiza cion 1nternac1onal perm a­
conquistado de inmediato por la viveza mental y par las nente. Ferenczi hace en este informe un analisis de las
cualidades intelectuales de Ferenczi, de manera parecida a
condiciones de la transmisi6n del psicoanaHsis. Y lo que
como en otros tiempos le hubieron atrafdos esas mismas mas sorprende esque Ferenczi no se contenta con proponer
cualidades hacia su gran amigo Fliess"1• Freud ha roto ya una orgaoizaci6n que habrfa de velar por la salvaguarda del

=--�----...-1�:g ---, ---


84 Para una historia del fin del antlis El debate entre Freud y Ferencz:i a:;
is

psicoanalisis como cuerpo de doc . x .


consciente, p ap el de l a sex i tri.na, (e.i stenc1. a del in- xualidad sublimada se descarga bajo la fo rma del od io y de l a
ci6n,_ reconocimlento del nomb
ual dad d de investi_ga­ 1u.Julaci6n. Parece que el hombre no p ueda escapar sino en
re d� F�:��) ·� transmls16 t•sc asa medida de estas carac tedsticas famlliares, p arece que
reqw ere una o rganizact. 6n
como 1ugar .de analisi. s perma- Hca exactameote ese Zooo Politikon, animal de rebaiio, del
n

nente, como lugar de "c n't'ica , anii_,, ,


.
m1e m b ros, con vistas a una bu, sque�a �e sat1sfa
lltiCa .m utua de sus que hablaba el sabio griego. En la medida en que se aparta
propio trabajo y no en el reconocurue cci6n e.n el t:on el tiempo de sus habitos, de la familia en la que recibiera
propia.
nto de la persona la vi da y su educaci6n, en esa medida acaba siempr e
Después de haher descrito el Pr·•�er pen restituyendo el orden an tiguo. En algue béroe superior a él
coaruilisis, en el que Freu.d• él s�Io, evttan odo del psi­ o en algun jefe de partido respetado vuelve a encont:rar a u n
tiempo en la polémica' .�rabaJ6 en pa
do despilfar rar s u nuevo p adre; en sus companeros de trabajo, a sus hermanos;
desconocimiento",· despues
z, a la somb_!'a del en la mujer cuy a co nfianza tiene, a la madr e; en sus .nifios, a
actua l de guerra de guerrill
de hab er descnto · eI pe no ,, do sus juguet es. Esta no es una analogfa forzada, sîno la pura
"cada uno en la parcela d � r a que ha
en eI que ca�a analista luch 6, verdad. Y una prueba entre otras nos la da la regulari dad con
esa guerra en la que "la aus:nc: d: to a �e �1a c? nquistado", la que, incluso nosotros, analistas salvaje s y sin organiza­
c�16n favo r eci6 ci6n, conde nsarnos en nue stros s ueiios la figu
r a paterna con
la prolifera ci 6 n excesiva de 'I as en :enc m u o he aniquilado y
Ferenc zi justifica asi la neces1dad de una
1as mdividuales", la de nuestro jefe espiritual. Muy a en d
organizaci6 n. enterrado, bajo una form mas o meno disf r az a da, al padre
cuan"Con . mu_y bien l�_patologfa de
a s
r p t o pe o e l fond o figu ra
las asociacione s �· sé espiritual, altamente
a m e::�o reman e n ias agru
paciones P?l "lti. cas, s ociales
r n e
l y qu e
es e ad
molesta a causa de mi m perio i int lec
y cientfficas la megalomanfa pueril ' la _v
r dad e tua
cas de
s a su
c i'sti
su
a�dad, el respeto por aiiadidura . p r b siempr i t c r
por las form ulas h uecas la _ obed.ie�c1a
e c er as a a ter
n dado
a
g ha
esenta
en uum ro e mi ol
personaJ, en lugar de un �abaJo conc 1enzuc 1ega, el in terés rni propio padrë. B u e d s c e as

bien comun. do consag rado al ·cuenta de s uedos semejantes.


"Las Asociaciones conservan tanto ;n sus "Todo parece indicar pu es que violentarfamos l a natu­
como en s us estructuras c . principios raleza hum ana si, en nombre de l a übertad, qui siésemos
ie rtas ar ter�sttca s de familia. evitar a cualquier precio la organizad6n familiar. Pu es
Esta el p residente el padre c yas � c�ra
cio n
tibles y cuy a aut�ridad es'in� oca b�e. Los es sonindi scu­ incluso ahora que no tenemos organizaci6n formai alguna,
demas re spo nsa- no por ello dejamos de constituir ya desde
ahora una
bles, los herm anos mayores u u p io e : mo r y odio al
comunidad famili r, co o as
o C 0 n a ltivez y severid�l, e:t:::�e�e�: r �:f
s s as n s a
tanto mi
n t d
lo
s a
lo herm no . Po
s
0
:a�:g :�� f , pero a 1 ;��• padre, a fecto y c los ent e a s r
a espera de pod
s
e estado
r
t
e
l' . 1o opini 6n es q e s f mas ju o q e r ujé emo
s or loqu e ha�e a la gra n m�
u er a st u t ad s s es

c
:e �!� �n �: :i:: u b�o� �� de be ho l propi forma .
que no s1g ue cieg.a mente a1 Je
a e
"Serfa algo mas fra nco, pero se rfa a l mismo tiempo
c a a a

escucha r unas veces a un agitador, ot . f.e, se dedica a

con sidera los éxitos de los herm


ras veces a o tr o, ta mbién mas politico. Pues he observado que el control de
celos, e inte nta ocup ar su
ayores con odio Y esos afectos egoistas es favoreci do por la vigilancia mutua.
lugar e��s ;1
s

vi da en gr upo proporciona eI campo en


avores p aternos . L a Unos miembros que hubiesen redbido una form aci6n
el que la homose- psicoanalftica serfan pues los mas adecuados par a fundar
"" Para una historia del
fin del an�lisis
El debate entre Freud y Ferenczi 87
ur1.1 a sociaci6n que reuni
urgani.zaci6n famHfar j untese en eJla las ventajas d e la .
Feren czi co nfiesa sm engorr�s el conte nldo de sus
io dividuales. Esta asociaci6 a un maximo de liber tades 1111t•1\os con respecto a Freud as1 como el de un buen
o
n de be ser una fam
el padre no dete nta ilia en la que 11111ncro de s.us colegas . per o, at'de cirlo ante todos , instaura
o tra autor idad do .
gm ati èa qu
confieren sus capacidade
s y sas actos; en
e la que le
Y" lu que ser a fundado a\dî: sigu:���a:1 dfa 31 a sabe r un
declaraciones no la que sus l11�ar de libe rtad �e a en el 'que to dos,
so n r espe tadas a
dec re tos divinos
cie gas com o si fuese
n 1 111 luso Freud, habnan�: P0r;; r �ar testimonio de su trabaj�
sino que estan som etidas com
demas a un a crftica o codo lo ,, t:xponerse sin fin a la comp ettct .. 6n y sin fin quiere de cir
minu cio sa; . ·
crftica sin ridkula susceptibil en la que él mismo re cibe la ,ll(lll, sm hallar u n estatuto para se nc·use suficient es en el
familias, ci un preside nte de idad o vanidad, co mo un pater -.llcnc io . Esto rep rese ntaba una confian za inaudita en e1
aso
"Los hermanos mayores y ciaci6n de nuestros dfas . .
,,na-<t·I sl·s , ine xplicable sin la presenc1a am1ga . hle y pacerna de
ciaci6n ace ptaran
menores agrupados en aso
si n resentimiento ­ Freud.
nl ren cor pueril qu
les diga la verda d de fre nte, e se Este te xto , de1910 , nos per m1'te darnos cuenta de lo que
por amarga o de cepcionan
sea. Es c ierto que
la verdad de be ser c omunic te que esta amistad ha he cho de F erenczi.__ .. e1 palad m, el gran Visir
sufrimientos in uti ada sin infligi.r " .
les ; ni gué decir tiene que es -.ccreto de Freu d, dedicado a la formaci6n de los i6v enes
en e l estadio actual de la civ o debe ser a .
ilizaci6n y en e l scgundo sigl s(, .,na1·istas y al ma . ntenl miento de una aso ciaci6n p ermane nte
. d e l autoanali sis controI ad o
la anestesia. o de entre los anallSC
•"Esta asociaci6n -que na . as . La affi!Sta Y "
turalmente p odrfa alcanza co rren re y eso como con daca· ones internas de la
este n ivel ide al s
6lo al cabo de un tie mpo 1ransm1s1on . �� ���•aoalisis. Freud escribirfa en 1 923: .. F� ren czi,
bastante largo­
r
tendrfa grandes posibilida ( .. . ) que hubo de cornbaur . sf al principio un intcnso
des de re alizar un .
eficaz del trabajo". reparto justo y complejo fraterno, se conv1r ��16 bajo la influencia del
E spera Ferenczi que "en psicoanalisis, e n un exc���� ' e a o· mayor en un
mutua seao reconocidad las esta atm6s"fera de fran queza excelente educa�or y pro
; d: �:e :cos j6ve n;s .
":l
cap
"La actual fase autoe r6tica acid ades • Concluye asf: !·Quién pod na sor prenderse de que las esperanzas de
2
de la vida de aso
sus tituida por la
fase mas evolu cionada de am ciaci6n s erfa Fr eud en una Aso c1ac1 . '6n lnter nac i onal fucse n desep c.tona-
e n la que la satisf or de objeto, das en parte ( a cau: d: l
acci6n ya no serfa bus cada p �� �: tidas de Adler d e Ste kel y
genas ps fguicas (la vanidad la excitaci6n
r
de las zonas er6 or
lue go de Jun g) y q e u e de suplirla po � un Co mité
sin o que serfa bu , la ambici6n), secreto ,. Lo que importa es ver l o que ello repr esent6 para
s cada en los propio
s ob jet os de nuestro . d cransfere ocial con Freud y su prop10 .
·estudio. Tengo la
con vic Ferenczi: su am1sta
psicoan alisis que trabajase ci6n de que u na sociedad de analisis iqué le permitieron transm1t1 rnos. . . '
de este modo cre
cio nes internas favorables ar fa unas condi­
para su actividad y que
sociedad serfa res pe tada de e sta La demanda sostenida de Ferenczi
sde el exterior". En
dkiendo F eren czi efec to , sigue · e) polo u mfa
La constante preocupaci6n de Ferenczi, ca-
..
, " el pelig
acecha es el de que nos pon ro que de algun modo no s dor de,� us lnve o n:�e el li ..
gamos de mod a y que el nu ���� b ��:: :� �t :;::
me ro
r e
de aquellos que
se dice n analista
s sin serl o aume
fo�do . Para �:t ; i 0��:ci�
nta.se , . o , 1:bcfa de iove otar nuevos métodos de
r
rapidamen ce". rruento trau matac
.
investigac 16n con sus analizantes y just1·f·icar1os te6r'cam
i . en-

'
88 Para una historia del fin del
anallsis
BI debate entre Freud y Ferenczi 89
te para tr a nsmitirl o s a los j6v
e ne s analistas en for .
Res u lt a diffcil, ley en do algun maci6n , Il transferencia se transm1te un "agujer o ", que el analizante
de j6 de la co rre sp o ndencia as cartas que J o nes n01
entre Freud y Ferenczi, no ll•a•,lo a analista c o �eguiriaco lmar poco a poc o me diante
constatar q eu p o r parte de 1u l'l11horaci6n analinca.
Fe re nczi la que ja
e ntusiasm o , l a am
argura a la c o nfianza, la re lvin ve nce al I;.stne s la hip6te sis que aqw hem o s de ver ifiicar,y he m o s
satisfacci6n. Tras una pe tici dicaci6n a la
6n de raz o ne s p o r parte ,Il' 11t.crcarnos _ a�,n mas a lla de m o do que podam o s
Fre ud, Fe re nczi le esc.ribi6 mu tttrt(untarnos si si o n o es la\nica hip6tesis posible.
de 1930 (tre s alios a ntes de m y cla.rameote e l 17 de enero
de

repr oche s q u e e staban e n los rir) para expre sarle l o s doa 1.a demanda de ser provocado
o dgene s de su e sta
o

Por un a parte , ip o r gué Fre d o actual.


ud no se habfa mostrado mu De es o s dos repr oches de Fe re nczi, de esas do_s dem�
ate nt o y mas amable cuand

d u rante e l fam o so viaje a Sicilia Fe re nczi se en furrunaba ,lu, :,in satisfacer, vam o s a � o mar prim . e r o e n c o ns1derac16
e n se tiembre de 19
o

o tra parte, ip o r g u é n 10? Por 1 .,,,


refie re a su pr o p10 ana.us1s en 1914 y el 1916 c n
o habfa analizad o Fre
ud su transferen­ .
l�r :!�:.�ste habrfa debid o adivinar la transferen�i a ne gat1va
o

ia ne gativae ne l curso de sus se . ,


manas de analisis {en 1914 y tic• Fe renczi e mterveru·r activame nte para ana.lizarla.
c
e n 1916) deq u in ce
alios ante s? , u1o Analisis terminable e
P o r l o tan to n o ha de sorpre E l propio Freud ' e n su art1c
nde rn o s que a e sas dos . .
deman das que pe rman edan 1 nt ermlll 'able, exp o ne e n 1937 esta reivin dicac16n, descn-
in satisfe chas {q u e Fre ud le , d 1 . . .
amase , que Fre ud inte rvinie h1cn o o que suce di6 c o n e 1 ana.,11sis de Fere nczi • pe ro sin
se) Je corre sp o ndan l o s d o s .
"invent o s" de Ferenczi: la ne dt a r su n o mbre ( n u que Fer c h u biese muerto c uatr o
atarsis y la técnica activa. Y �
alios antes). J o ne s. asegura :: :; trata efectivamen te del
c o n eU o indicamos l o e senci a
l de la transmisi6n de Fe renczi
oc

Dicho de o tro mod o , ino ser . .malisis de Fe renczico n Fre uJ, Y e) text o es l o bastan te clar o
a el discurso analftico de . de j 1 dudas·
Ferenczi nada mas que u na c o co�?
nsecuencia de los avatares de � ;: ��o � ��::0 grande s éxit o s pract�can do e l
a
su transfere nci a ? Con mas pre . �alis� 11:g� a la conclusi6n de que sus re lac1ooes c o n
cisi6n, iese se discurs o lo q u e
Fe renczi elab o r6 te nie nd o com
Ve rsa gu ng de Fre u d, y en la o pun t o de pa.rtida l as dos rit� o mbre s y las mujere s -c o n l o s h o mbre s que era
medida en que Ferenczi n o ompetidore s y co n la mu1er• a.la q u e amab a-n o se hall :�:
asumi6 e sos dos "re chaz os",
esas d o s "ne gativas"? libre s de a lte r ca i o oe s n eur6t1c as, Y c o m o co nse c u eocia se
c
A ta! aguje r o , bie n espe cificad .
orre sponde rle ta! inve nto, q u e o , que se balla, habrîa de s o meti6 a l psic o a nalisis p o r o tr a pers�� a u1� s·d _
se ria su resp eu sta apropia­ ba c o m o supe ri o r a él. E ste examen cnt1co Je s1:��: � �r:-o
da, que se rfa la re spue st a q
c

u e podrfa c o lmar
(pe r o no de limitarl o ). De e ste ese aguje ro u n plen
. . o éxit o . Se ca s6 c o n la muje r a la q e amab_a se
mod o , el analisis " a fond o " .
c o nvut16 _en aoug o y mae str o de s u s supuest o s nv�e s.
u
se ria alca nz a d o e n e l p u nt o jus
tamente donde Fe re nczi l M ch o s an o s pasar o n dee sta manera · • durante l o .s cuales s u s
fallara. Lo transmitido se rfa
n o tal o cu al conten1do p o ­ reraci o nes c o n su psic o analista pe� c n b ·y
o
sitivo q eu Ferenczi habrfa rec �:����: �t:� se
querido darle s a l o s �e mas a ibid o , sin o l o que habrfa e nton�es , por r3; o ne s n o cn:,�:
ausa de no habe r adm1tid o él ;h;: 1� a f
mism o n o h a be rlo re cibido pr o duJ o un a rec a 1 da. E l h o q e h b a sido psic o anali-
. P
c

p o sible de transmisi6n del psico o r tant o , el ûnico modo d o se hizo ant a g o nista de l analista, y le re pr o ch6 que � o
a nalisis se riae l siguie �bfa lle vad o el analisis hasta su tér�ino. E l anallst , e
nte:e n
él, deberfa habe r s a bid o y habe r te nid o e n cu enta e� �e �o

1
90
Para una historia del fin
del anlillsls
91
de q u e una relaci6n tran
El debare en1re Freud y Ferenczi

mente p o sitiva· tenien sferencial nunca p u ede ser unka- 11wesiv o " para c o n él. Y aparecen p o r fin la ang ustia, un
d
hab�r prestad o ;tenci6n � :_: ���� ��/�te hec h o , deber!a l,unasma de sacarle l o s o j o s a s u analista, e incluso ... de
rencta negativa. El psic 1 p i J a es �e u na transfe­
oana lista se defendi6 . v1olarlo. Fue un éxit o , y fue reco nstruida asf t o da la génesis
=
.
la ép oca del an.c1,_•1s d1c1end o q u e en 111fantil de su libid o
n o hab'1a sign os de .
negativa . P�ro lnd u s o tra nsferencia El aspect o s o rprendente de esta intervenci6n n o puede
descu brir algun ligei o ad u"tiend o q u e n o habfa sabldo �,n embarg o o c u ltarn os l o q u e sucede co n l o real que esta
sig o d ella -l o cu '.11
descartar, si se co nsidera rr � . n o habfa q u e ,1hf encausad o . Es l o real de la " recafda" de Ferenczi después
s:
perfod o de infancia del a el. nu tad o h o nz o nte en aquel de su analisis, es l o real que remite a l o realco tidian o de t o d o
q ue hubiera p o dip o a1·s1s e ultaba d u d
acti;a/ u n��p�1c o ( o , oso , pe ns6, 11n:llisis, tant o de Freud c o m o de Ferenczi. Me refie ro a l o s
n o s o tr os, u n "co mple ") c o m o decim o s ubstac u l o s q u e tiene el avance en el analisis, el estancamien-
jo
n o era actual èo el pa s61 . o p o r al u sl o nes, en cua nt o éste 10, l os tiemp o s mue rt o s, el abus o de la regla de la as o ciaci6n
c1ente en aq u el
p o der agitar ese cas m o men t o . Para de ideas; y para decirl o t o d o , la resistencia a la remem o ra­
cab
obl igad o a algun act o reael' eI analista se hubiese vist o d6n y al levantamient o de la represi6n.
l
aiiadi6' no t o da buena m e�te poco amistoso. Ademas• En 1914, en el artkul o Recuerdo, repetici6ny elabora­
relac 1 6n
paciente d u rante y desp
u és del ana 1s1s
�?�re u� analista y s u ci6n, F reud indica claramente hasta d6nde ha llegad o s u
c o m o una transferencia . ha e c o nslderarse habilidad analftica. El limite del recu erd o , de la remem o ra­
p rq u e x1st en tamb ién
amist o sas q u e estan ba� ;
a as en � a realidad Y relaci o nes c16n, es franquead o p o r la repetici6n en la transferencia ( o
viables"l. que res ulta n en el acting-out) c o n el anaUsta. La repetici6n es u na
y mas aun q u e eso, el
artic 1 n ro , e "manera de remem o rarse"6, un Agieren 7 sigoificativ o y
para�rafos, es una resp u ? sus o c h o sing u larlzad o . De este m o d o el analisis se presta a la
te o na ferencziana q u e esta det�Ja � c o nJu nt·o de la
• est.c"• com o verem o s, cent rada transferencia para que el "de jar repetirse" t o me el l u gar del
c1·al mente en l .
o s mét o d o s '�
que el analisis ileg u e a s al{t'.co s que se req u iere esen- "dejac. Yemem o rar" del tratamient o hipn6tico .
térrrun o natural". n para En este p u nt o preciso en donde se situa la "técnica
La dema nda de Fere activa" de Ferenczi, el "dejar repetirse" n o implica ninguna
u
nc
de u na pr o p o sici6n u nive zi esta;nganc had.a al p o stulad o pasividad p o r parte del analista. "Se trata noya tan s6l o de
s61 o p o sitiva; el anali rsal· la ansferencia n
o es n u nca n o p o nerle trabas a las tendencias a la repetict6n en el
sta deb� p o � tant o pr o
mient o de la transfiere . v ocar el s u rgi- analisis,sin o inclus o de fav o recerlas, aco ndici6n de saberlas
ncia negat1va para que 1
act u al y pa ra q u e sea 1eg u e a ser d o minar (... ). P o r o tra parte,cie rtas resistencias se o p o nen a
as'1 ana1·1zable E n Los
prov . o cado s' de 1924' Ferenczt nos . · f:antasmas men u d o a la co mpulsi6n de repetici6n, en especial u n o s
su tntervencl6n al f 10 · del anal . des . cn'be detaIladamente sentimient os de angustia y de culpabilidad que n o p o dem o s
conservaba una 1s. 1s d� . u n h o mbre
fuene tra que llevar hasta s u términ o si n o es mediante u na intervenci6n
fija u n térmio o al trata . nsf,erenc1a posmva paraco n él. Le activa, es decir, favoreciendo la repetici6n" 8•
m1e
hacer q u e surja asf un nt o para .pr o v ocar lac61era y para Al agieren de la acci6n repetitiva p o r el lado del
o d·
rep rmid o ( o di o s u p u est )o d 1�ancia pr o fundamente
E7 analizante debe co rresp o nderle por el lad o del analista la
i

ent o nces Ferenczi le io o . a _zan t� n�. reacci o


cita a q u e un
na. y actividad. "La actividad m o derada, pero enérgica si fuese
ag1ne alg o que sea necesario, qüese exige en el psic o analisis, reside en e1 hech o
d y Ferenczi
El debate entre Freu
92 Para una historia deJ fin del analisis
aciones
e , unas excit
.
m on an1s mo "es decir, escrib rp o � _ r entes Y
de q ue el médico ace pta en cier t.a med1d a desempeftat as d p arte� de� cue
in ife
n-
111,
d
1•11•• 1111•m ente ano tuyen, cualitauv a y cuant1tat1vame
in e
ve rdaderamente el comett·d o qu e le es prescri to en el
'I'" �111 emba go s
genitales".
usti
inconsciente del pacien t: � p sus tendenci�s a la hu(da . Se r
los 6r gano s
:; .
fav orece de este modo L e enc 1a a repetu e xperlenciaa ' . 1,, l'i ogeneidad de ualidad de e sta analizante "a la q ue
traum aticas pre co ces q ue en g enera l es tan ügeramen te 1>1 este modo, la sex das to das las vfas de derrame
ept a
.
·r· h 111,hrn.n sido interc i giera la m a
s
venc1m1ento defirutivo de
d .
inh ibid as y teniend o' J Claro esta como o b·J et1v o mal el
enc1a a la r epetici6 n por 11• 1111w 1, e nc o ntr 6 p o r s{ mism a, y
si n q ue el lo ex
el cami no ha
ci a la z o n a
a1 resp ec ta,
• • '

l
la revel aci6n de su co nte���.�:� 1111111t11a iodicaci6n o m te y de la cua
a asignad a
r alm en
Il' nlwl qu l s b n
d r_ro o, o
rta época del
e ta ll
De sempe iiar ese cometid o to. sign i fica permi tirle al ami- e e
a en u na cie
esa
".
li sis un avance "mas rapid o"� inc1� n_do a la re peti ci 6n en lo h,1h10 sido reprimid de su patria h acia p aîses extranj eros
xU d en el "psiq u
i s-
1''11 us( dec irlo e
a a
q ue es sentido y en l o �u es v1v1do a ctualmente en la l d d " na tural" in scrita
Habrfa una fi l a cu a
en virtud de
na i a l un
rel aci6n anaütica con v1stas a levantar la resistencia a la i 6n u niv ersal
emergencia de n� ev os r ecu erd os
. 11,u", una ins cripc e v d d", genitaliza-
" . Este comett do q ue le u na muj er "d
er a
. v rd d" y l a nalista, el
prescnbe el incons ciente del a naJ !Zante es el de un "a gente l1111nbce "de e a
uno . Este e s el saber de
1lm, puede n h c ah{ antes de q ue él l o
a e rse
pro vocador" qu e por una parte, prescri be conm inac iones s x ual q ue es tab a
. ,.,he r obj et v d l ansmite sin
mitir, y lo tr
e o e
para q ue sea hec h'oun c1erto a ct o q ue es causa de desplacer; i o
h ay q ue ua ns ,
r.upiese . S b lo q a n es fuerzos
once s se h ad
ue

l
y por la otr a, q ue, cua nd o ese dis lacer se ha trans for mado a e
"mi tr s q ue hasta ent d L
1•sfuerzo, cto terap
en a e a
en placer, prescri be el i nterdicto e hace rese acto ( es la re gla
para obte ner u n efe
éut ico

de l a abst inencia). cs cribe Ferenczi, ci nes q ue se le da


ban. L o
nte a l as expl
o
l saber
ica
. 6o d l p r
, eacci mos h acer es p o
acie
La concepci6n de l a tran smisi6n q ue su bt1en de a este e
ah or a quere
ne e
p r d is { g nte al
que el psicoanalis
i e me
método de interven�� c·, :p�re� co n_ muc ha cla rida d en la a art
b cid por
nte ra
, en
adq uirido y est ando directamente
a le o
descrip ci6n de un s s. e sten a , por ej empl o e n el
u t m o to, prov oc as (Er­
servicio del xper iencias vivid
a a ie
artkulo Dificul ta de s te � cn1ca s d e un a na'l'1818
• de histeria, nue s ro s aber, las e nte
funci6n d e t
s a explicarle al p ac ie
de 1919. En una topol og(a d I cu erp? .e o la que la z ona d , y l irnitand ono lta
d r
genital habrfa de totalizar yu nt 1car la l1b1d o, los ·interd.1ctos
�r- lebnisse) , por supue sto,
a ecua as le esu
. el d q h s eoti do y q ue d la
Y 1as conminaciones a· enen como fm e e1 eva r u nas s6lo eso ue a
ptibl e" (Persp ecti ves e
" én d tamente p erce 6l nt rv n
tambi
e
ona! del analis
irec i e ie
presas de conte nci6n" desp u�s s uprimirl as, y q ue tac tO per s ta s o

habrfan de encauzar las vf::�c�t�c 1entes y habituales de psychanalyse). E l


edios de consegu
irlo segun la

, l c 6 n de l os m n p edagogo sabe
al como un b
c i
derrame de la excitaci6n por :'� e a motric,i,dad. (De ahî el en a ele
da a , t ue
singul aridad d ta es una u ansmisi6
e ca c so n
i nteré s q ue t iene Ferenczi o q ue �ma_ e l lengu aje de r tr t d l o sexual . Es
u � c6mo h acer pa
e
los gestos" q ue hay q ue d!c r
a a ar
o mas b1� n que h ay q ue io y teol6gi co
.
de tipo universitar rtkulos
v er, como lugar de la motrlcid ad autoer6�1ca, y q ue esta t b , y s q ue e n cada uno de los a ela al
g zi ap
e
forma do por los tics, la es tereoti �ia, el onanismo larv ado, la Y h ay a l o no a le
d a activa, Ferenc
fi r t é cnica ll ama nst aura­
q ue se r e e e n a la
él q uien h ub ie s e i
tartamudez, la neces ida d de m ;nt� Y después de l a
e d F d, como si fu ese i , esta
s�s i6n, la agitaci6n de las man�; y �:. as p1 ernas, et c... ). Por nombr e r e u
unicaci6n or al
o esc r ta
ap oba d , mediante com
e1 emplo, e n el caso cit ado, F erencz1 prohibe t odo eq uiva · do y r o
94 Para una historia del
fin del anlil!sis
El debate encre Freud y Ferenczi
"nueva" r egla analitica.
En
gen (L�ccion e s introduc e fect o ·i 1 eemos las Vorlesuo­ lmlividuo s, situados ante conflictos cuya soluci6n se les
p onenc1a de Freud en torias) des 1916, y sobr
e to d o la
e l Co n�res o d e 111,dn de masiado diffcil, se han re fugiado e n la neurosis,
El porveo ir de Ja tera Nurembe rg e n 1910
1&Ncgurando se asf m ediante la e nferme dad ventajas inn ega­
prese nt6 e n e l Congre ia ts•�oan alitica, �i com o la qu; hlcs, aunque de masiado caras a la larga. i.Qué habran de
s: de �e t e
en la ciudad d
e Fere nczi bajo
:1 �Itu� n settembre de 1918, h,,cer estos h ombr es cuando las indiscr etas r evelac.iones de l
terapia p sicoanaHtica o de Los ca
• no dar e mos cuen minos de la p,lcoanalisis les irnpida la fuga, c emindoles el camino de la
técnka activa esta descri : _ ta de qu e la c·nfermedad? Te ndran que conducirse co n sinc eridad, reco­
antes del pri me r articulota s prorn_ ov1ia en eU o s, y m ucho nocer las pulsiones en ello s do mfoante s, afrontar el conf1ic­
d:..Fer e ncz1 so �e el te
que Fre ud caUficara co ma (art(culo lU y combatir o r enunciar a sus dese os; v la to lerancia de la
mo roys1�oan aJfti
nos damos mejor cuenta ��:�/ co "). Asf �ocie dad, conse cuencia de la ilustraci6n psico anaJftica, le s
de sus so bre ente ndido de l md1c c16n de Fe ren czi y
;. pr estara SU ap o y o"I I.
�poca de mi anaüsis, en' que d rfamos o ri:nular asf: si en la
s
191!Y0 1916, pract1caba En 1918, e n Budapest, Fr eud e xpuso las co ndicione s de
actividad"• e ntonces (p . o r que, n o lo hizo con ya usted la rcaJizaci6n de la esperanza consistente e n la evoluci6n de la
Es cierto que e n su c m1go? terapéutica "so bre todo e n el sentido, dijo, que Fe re nczi
taba la esperanza de una o nfer e ncia d� �910 Fre ud aJime n­ !ndic6 r e cie nt em ente , hacia la actividad del psicoanalista".
x.is de las e nfermedades v:�d�d_era polit�ca so ciaJ d e p rofila­ En ef e cto, no basta con que e l enfermo sea activo: i. debemos
n
a la opin 16n pubüca d
e l "se n
�J1cas m edJant e la transmisi6n acaso abandonar por completo al e nfermo en la e mpr esa d e
tal m odo que sabiendo o secreto de las ne ur osis"
l os e fie , de ve ncer las resistencias que le h emos rev e lado? i.No p o demos
q�
saben qué l es s
uce de, perde;fa ;�;Jo e lo s que les r�dean prestarle e n ella mas ayuda que la e maoada de la transferen­
re conocer sus pulsi on tnterés para deJar de
es "S d u e un g rup o de se cia? i.No se ra mas naturaJ continuar nuestr o apo yo co locan­
caba JJer o de la bue na s�c da��: j ��ras dolo e n la situaci6n psfquica mas fav orable a la so luci6n
un parador campestre. ie p an eado una e
Y s

Las s eii oras h an conve _ xcurs1o na deseada d el co nflicto? Los hechos y los gestos del pacient e
que cua nd o aJguna de e rudo e ntre sf de pe nde n de multiples circunstancias exteriores co ne xas.
ll
ne cesidad naturaJ d"ir as se vea precisada a satisfacer una i.C6mo habrfamos d e ten er re par os e n modificar esta coo e ­
a
br omista p esado so'rpr que va a c oger flores. pero un xi6n de un modo adecuado? A mi juicio, semejante activi­
end l r e to , y _el programa
�o que han acord ado rep /1:: impr e ­ dad del médic o analitico esta mas que suficie nteme nt e justi­
ar;:
tnduye el sigui ente aviso: "Cuandoartfc1pes d: la excursi6n ficada"12. Y Fr eud sigue con el des arroll o de las dos facetas de
p ermanecer sola un aiguna se nora necesite
os m la actividad del analista, a saber, el interdicto mediante la regla
demas dici endo que va o m entos, podra , avisarlo a los de la abste nci6n "por mâs crue l qu e eso pueda par ecer'', y
ni. nguna d e las e xcursi o a coger flo;es. , N a�aJme te, por otra parte, los "consejos" y las co nminaci o nes (coma
nista n
�a, y cualquier nue va co s empl e ar y� la flon_ metafo­ por ejemplo, impulsando a un agoraf6bico a que saJga sol o).
nven
cCual sera la conse cue ncia ci6n ten�na sus dtf1c . ultade s. De est e mo do, la técnica activa, el saber p osibl e de lo
falso pudor e n el m orne ? Qu e las sen o ras confesaran sin sexuaJ y la transmisi6n d e ese saber a la so ciedad a fin de que
y los caball;ro s no l o ex nt o_da�o, sus ne ces,idad es naturales• los be ne ficios d el analisis se e xti e ndan hasta el mas pobre y
tr
ahora a nuestro caso an , aran l.o mas miru·mo. Volvam o s el mas igno rante, estas tr es cosas se sostienen juotas en la
' mas seno. Un gra
n num ero d e cre e ncia en "las luc es" de l analista. En esta época, el

1
96
Para uaa historia
del fla del anillsls
- El debate entre Freud y FereoczJ 97
dis curs o histérico
de Lacan, son ara el discurso ana
y ·
. lit1c o, segun la dist
esperanza "hisp Freud una m1sma c osa. Es m inci6n ""'" de lo que parece, que su aruilisis . Volvera unay oua vez
térica · " d e U eg ant enid a la 1uhrc ese acontecirniento, hasta 1930, es decir, veinte aftos
sus ce ti'bl
p e de ser ensedado ar un .d'�a a un s aber s exuaJ 1111t� tarde. Nos referimos a su famoso viaje a Sicilia en
sm
de Lacan _!_ ___ Y �� itido. S eg un la f6nnula 1rticmbre de 1910 en compafila de Fretd. Las pocas cartas
_.,_ del dis curs o his ,,m· Jones nos ha hecho llegar nos dejan adivinar que
a s2 térko, la
esperada producci6 l•rrcnczi experiment6 durante ese mes una herida narcisi'.s­
n de s2 se tdentific
ps ico analisis". a con "el p orvenir tlc.u de La que no habrfa de curars e jamis 13. Después de lo
del
El tipo de transmis 11uc Freud hubo dlcho, estuvo durante el curso del viaje
Freud Y_ a Ferenczi, c i6n que es comun en es
e momento hurano, enfurnuic\,do, se perdfa entre ensuefios , estuvo a la
que caJ1ficar(a a un onsis te en e ellncons ciente ser(a a vc.·z insatisfecho y s ilencios o. Era una mezda, escribfaFreud,
o es
que p ueden Uegar s Gedank��, _a unas cosas no sabi o "de: tfrnida admiraci6n y de s orda resistencia". El reproche
a ser sabidas grac as das
de trans �si6n es ta i al analis ta. y es te 11ue le hizo Ferenczi aFreud se refiere a su actitud, a que no
en el anaJ1zante (ig s os tenido pot� fantasma masoq tipo t:stuvo nada act!vo, y a que no hizo ningun esfuerzo para
ui
u� fantasma sadic ue la voz del :n:t11sta �e provoque/) Y s ta ,aJir de ahf. "Me he mostrado como débil, le es cribiraFreud
o en eJ analist
S1 encontram os es os do �1q ue m l voz le rovoqupor
s fantas ais
en una y otra
p e!). cl 6 de octubre. No soy el s uperhombre que s u imaginaci6n
transmisi6n esta a le habi'.a representado". Pero a esta primera Versagung 14 de
s egura da. p arte, la
y lo que es mas intervenci6n viene a afiadfrsele otra mas importante, y que
Ferenczi se separa notable. es que a partir de 1920 Fre se refiere a la misma causa de la "melancolfa" de Ferenczi;
dn para proseguir ud y
p,or. canu.·nos diverge s us inves ttga
· ciones me refiero a lo que Freud le dej6 eotender de s u analisis
nt es. El deseub . .
top 1ca, del mas alla . . nm1ento de la s egu
n con Fliess. No se trataba tan s6lo de queFreud, bablando de
muerte, lle var a a del princ1p 1o delplacer y de la pu1s i6n da FHess, excitase los celos de Ferenczi ("e• esta época, m1s
' • Fre ud a a b an donar euaJquier . de
poIltica puesta en esperanza
la técnica ac ri_· va. sueiio s, como le dejé entender, estaban completamente
�erte E.n . efect
:?':anci es· un interdicto a cualg uier eudem. o, la pulsi6n de
ur
repletos del asunto de Flies s, lo cual, y vtsta la naturaJeza
a' tn troduce una . onls
cerradura. No est inadecuac16n entr mo, abre una de las cosas, habfa de resultarle diffcilmente simpatico").
a . e la Uave y Ademas de eso le oponfa un rechazo a la demanda insaci�ble
bumano que • haya lnscnto en .la "natura1eza ,. del su
de ser incondicional de Ferenczi de ser amado iguaJ que Fliess lo
finalizador, hacia un tender hac1a un pu nto esperado
p unt o en el que y fue y, ademas de eso, de recibir de la boca de Freud las
su verdadero
bien (/p oco im orta coincidirfan su placer y rnismas confidencias que Fliess habfa recibido; "no sola­
mu erte!). Ferenczi
i' p si antes o des ué
neocatarsis ' segu.n por s u _parte, se orientarfa haci la
p s de mente ha observado us ted, sino que en la misma medida lo
· a lînea misma de 1 a la ha comprendido, que ya no siento ninguna necesidad de
no s in c onsecuen a "activid
· ad". y e Uo,
cias p or lo que a revelar completamente ml personalidad. Y usted lo ha
transmisi6n se refi
Un a transm1.si60 sin ere. atribuido con mucho acie.rto a una raz6n traumatizante.
confusi6n d e 1 eo Desde el asunto de Fliess , que hube de ocuparme recieote­
El segundo rep guaje
refiere a un aconte roc.he que. Ferenzi le hace a Freu mente en liquidar, como usted ya sabe, la necesidad de la
cim tento que fuera d se que se trata ya no existe para mf".
decisivo para él, aun
Es ta "raz6o traumatizante" es la que Ferenczi quisiera
98 P:ira una historia del ft.n del an'11sl.s 99
El debate entre Freud y Ferenczi

borra.r. Ail{ donde Fliess decepcion6 las esperanzas de Freud coofianza "en la buena voluntad inquebrantable del analis­
es donde Ferenczi no le habrfa de falla.r. Pero Freud le pone a"
un Hmite a la demanda de Ferenczi de recibir de un pad.re los t · Ferenczi se hace preguntas. Y luego, de,pués de una
secretos de su goce o de su falta de goce, para poder época en silencio sobre el tema de la técnica activa, apa.recen
"salva.rle" a cambio. "E.ra notorio que usted sospechaba que en 1928 el artfculo sobre El problema del fin del analisis Y
yo tenia grandes secretos y que usted sentfa una gran cl artfculo muy notable sobre La elasticidad de la té�ca
curiosidad en conocerlos. Esta era una reacci6n infantil facil _
anaHtica. Ferenczi se puso a pensar que esta}es1stenc� es
de descubrir. De la misma manera que le he dicho todo lo _
de hecho un desafio frente a un analista de supenondad
que se refiere a los temas cientfficos, no le disimulé dema­ lnfundada". y concluy6 diciendo que si éste sabia confesar
siado unos hechos personales" 15, sus errores y sus debilidades, entonces apared� la deman�a
Ferenczi estaba "enfurruftado" porque no querfa acep­ radical, una demanda de cariiio ingenuo e mocente, sm
tar esta segunda negativa de Freud. Y también hacia me­ angustia ni culpabilidad.
diante ello una llamada. A la que Freud no respondi6. Y de Fue a partir de ab{ cuando Ferenczi, en su estud10 de
ah{ ese incesante reproche que Ferenczi le dirigfa a Freud, 1929, Relajaci6n y neocatarsis, ap� l6 al nombre de Freud e
recriminandole no haberle most.rado la suficiente "gentûe­ lntent6 volver a valorizar la teorta freudlana del trauma
za", la suficiente amabilldad, y, dlgamos la palabra clave, el infantil por seducci6n violenta del adulto, teorfa de los aiios
suficiente cari.no. 1893, 1895. "La actividad" pasa a ser, a parti� de e?tonces, la
lNo resulta pues sorprendente que el segundo "inven­ .
actividad traumatica del adulto sobre el rufto. La brus� a
ta" te6rico y técnico de Ferenczi a partir de 1927 la _
resu.rgencia de aspectos de una vieja técnica y de una v1e1a
neocatarsis par media del cari.no, se presente coma la res­ teoda no babrfan de asustarnos", escribe en 1929.
puesta que les da a sus analizantes, y que sea esa misma Hay un trauma permanente provinente de la tendenoa
respuesta la que él espera de Freud durante veinte aiios, a incestuosa del adulto, de sus formas pasionales de amor o de
partir de ese "traumatlco" viaje en setiembre de 1910? odio; y esta actitud es vivida por el nifio com� algo
Sf, es cierto. lncomprensible como algo exuafto y que esta somettdo a la
Pero a ese sf hay que afiadlde algunas observaciones. ley unica del capricho. Segun esto, hay que to� a.r los
En primer luga.r, y a pesa.r de la "actividad", Ferenczi se fantasmas histéricos coma tales; esos fantasmas dicen de
encuentra por segunda vez en sus analisis con el mlsmo real qué manera "los padres y los adultos llegan muy lejos en sus
y lo encuentra en el mismo lugar. Tiene. el rostro de la presiones er6ticas sobre los niiios".
resistencia a la palabra en sus anallzantes. Y la técnica activa y con ello Ferenczi se refiere de nuevo a Freud. No
no basta para levanta.r la represi6n. En efecto, ser provoca­ inventa nada ;ino que vuelve a primer descubrimiento de
dos, lno es precisamente lo que esos analuantes desean, lo
Freud. Lo qu� anade es su estllo, el de su convicci6n, de su
que demandan? iQue se repita asî un t.raumatismo antiguo
encarüiamlento, de su temura obstinada, con los que toma
en ellos mismos! lNo manifiesta la pasi6n de cu.rar del resueltamente partido a favor del nifio y contra el adulto,
analista activa una agresividad de adulto sobre nifto que en sacando luego de ello unas consecuencias técnicas de
este caso se ejerce sobre el adulto en analisis? En efecto, intervenci6n. Su emotiva ponencia en el Xll° Congreso de
queda una resistencia a decirlo todo, as{ como una falta de Wiesbaden en setiembre de 1932, ocho meses antes de su
100 Para una historia del
101
fin del antlisis
El debate enae Freud y Fe�enai
muerte, tiene la apa.r· .
a
Confusi6n de JenguaJ:n� d\un test amento. Su tftulo ea lh,nancia que quiere ayudarse a sf misma, y ello al parecer
tos y el nLJio. Aunque se( ::; :c ;��rung) entre los aduJ. ya desde la primera e inèluso la prlme;rfsima infan cia".
t
lo lenguajes son diferentet d a m.isma len�ua materna, iNo esta aqw Ferenczi revelandonos atm de cuentas su
trauma. Efecti vamente I s y el malentend.ido deja un lantasma, ahf, en esa escisi6n narcis{stica? iSe tratarfa de que
pasi6n del amor y del' :w:nguaJe del adulto es el de Ja una parte de él, la de bijo, se ocupase de él con cariiio, de lo
lenguaje de erotismo violen p�16n �-ta que le oprime, tjue en él es padre! A este punto vienen a convergir tanto las
t� Y lpabilizante,
de orgasmo· y el niii
. · o 61o conoc e y ad.mite con ünagen t llrtas de Ferenc zi a Freud corrio su propia pra ctica analfti ca.
canfio, el lengu
aje h1dico
s e11eng uaje deJ Todo esto no deja de estar en relaci6n con la "homose­
f.
suave de los "placeres pr� es�.vo, c�n el erotismo ligero y xualidad mascullna", con la homosexuaüdad perversa. En
pues abocada por fuerza li · La transmisi6n esta
al f=s::.s aquélla"se trata de una fas cinaci6n por el 'semejante' de la
Al con trario en el anaJi tjUe ningun sujeto, ni ningun analizante (y sabemos en
posible sj "le da�os a p s·1 1a transmisJ6n se
artir d �ora mas _Jmport hace cfecto que ésa era efe ctivamente la posic.16n de Freud en
manera de pensar y de habla ancfa a la relaci6n a Fliess) podrfa llegar a despreoderse completa­
r d: nuestros nifios, de
pacientes Y de nuestros nuestros mente, a menos de que su analisis le llevase a dar cuenta de
desatamos la lengua iA alu mnos y, por decirlo as{,
les que la prohibi ci6n del incesto, en la medida en que se
se creto, esta manera de :igue a menudo permanece en significa en un significante que vehicula su acci6n a través
nsar co_ntlene muchas cdti
este m odo tendran ust� cas; de de las generaciones, es el unico sentido admisible de la·
es ocas16n de escuchar
cosasl". no pocas consubstancialidad del padre y del hijo" 16.
iSf, daro, y no pocas cr( La transmisi6n que segun Ferenczi tiene éxito corres­
enton ces decirle al anal tic•as.' El anahzante
ista lo _ q e no pudo decirle podra ponde a ese tipo ''homosexual", es una relaci6n "sin
tiem pos al adulto·• "'1 No a su u en otros indisc.reci6n ni sec'reto", segun la f6rmula que Jones utiliza
ridkulas, a su amor opres hipocre's'ia... a sus pretensiones para referirse a la demanda de Ferenczi a Freud.
iv
pasi6n de cura.r!" Quiero o". exht'btdo o afirmado", no a su
de
hace capaz de reaccionar ctr con esto que
" co el .ana1·izante se
• "u m U J • n displa cer, esto Saber c6mo hacer o saber ignorar ahi donde sea preciso
es, sm una compu1si6n n us t
a idenu"fi carse con el
dec��• con el analista. agre sor, es Llegados al término de este recorrido, comprendemos
Es ah i donde topa os lo que sucede con la paradoja de la transmisi6n del psi coa­
c o unas resiste
rabl.es, que son nuestr; � ncias conside- nalisis. Los dos reproches, que se hacen cada vez mas
pr op 1as resistencias y n? 1 as
pa c1ente.. Pero, si esta an de1 explfcitos, que Feren czi le hace a Freud (falta de interven­
s
ali
a ser capaz de jugar con zando. -"afion do" • e1anahsta Jlega ci6n activ a, falta de c arino), lejos de queda.rse en una
analizante. Repite lo que e1 �o que hay en el adulto situac i6n de esteriüdad, di.rigie.ron sus investigaciones y sus
s
el nifio, abandonado y ���d16 .�� o�ros tie�pos cuando elaboraciones te6ricas y pra ctic as sobre la técni ca activa y
h o, J�g con_s,go
"Real.mente parec e, escrib sobre la neocatarsis. La primera desde 1919 hasta 1925, y la
e F. e encz,, que ba10 la mismo".
un peligro eminente se pres segunda desde 1927 hasta 1933 (durante seis anos cada vez).
pasa ndo a ser com� una esc� Je � pedazo de nues i6n de
1°. Se da el caso de que estos "dos" inventos son lo que
tnst anc1a autoperc epti tro yo,
va, una Ferenczi dice haber re cibido de Freud. El primero lo
103
Ferenczi
El debate entre Freud y
102 Pua una historia del fln del wlisis
mite
mo h acer1o, 00 se trans
sostuvo Freud de sde 1910 hasta 1920 (Mas alla del princi­ l .Il habilid ad ' el saber c6 d·.
,
conflll 10 stguien
. te en su obra sobre Freu
p io d e l placer). El segundo tiene su fundarn ent o t e6rico en J o nes nos
la primera hip6tesis de Freud sobre el trauma (1893-189}). . a ver a Freud du rante e1 veran0 de 1909 me o dij
"Cu ando fui m de
, un pequefio memorandu
En estas casas, hay un.a transmisi6n clarament e reco oocida lluc _se pro po nia e��:'bir n a la
r
técnic as que pensaba pa erca de
1
y co nfesada ... ial meoo s desde Ferenczi! mlix1mas y de reg
e
s c
alistaSque estuviesen ma a entre
2°. Pero lo s dos reproches de Ferenczi apuntan hacia disposici6n s6lo de l os an nz
a e atural una espera
una falta de transmisi6n por part e de Freud, bacia una cl. Esta noticia suscit6 com �: fue realizado (...). Nadi e
negativa, un silencio. Y esto Ferenczi n o pudo admitirlo y nos otros, pero el proyec y to y esas paginas preciosas
to

asumirlo; no acep t6que hubiese un limite de lo simb6Uco volvi6 a oir ha bla r de est e : "Fr eud
s��g . � mas adelante dic
e
en su rclaci6o co n lo real. Y es por ello que cuando en­ no llegaro n hasta noso tro si i6n t m pleta y
cuentra este limite en sus analizantes baj o la figura de la inc ap az de r edactar una exp
o
se s nt fa le dar por escrito
o c

p art e q ue era tan un· po sib


e
resistencia a la rememoraci6n, de nuevo no puede consen­ pen saba p otra . odas 1 as
técmca como describir t
r
a
o
tlrlo. "La pasividad" del analista, como dice él, le resulta tod s l s de talles de �st . o o de un investigador de
_,,_ ac.1ones de .un 1. 0ge 01er.. .
o o
insoponable, y busca "nuevas reglas" de orde n téc nico , rea.llL, d e las situac1ones
lo
ers da d cas 1 10 fin ita
inclus o recurriend o a loque Freud co nsidera com o supera­ laborator io . La div 1

do para él mism o. impedia • ivas


ndi'.a as{• En sus Perspect
0 18

3°. De ahf proviene una pa radoja. Es en la medida en Pero F ere ncz1 · n o lo ente es ués de haber hecho un
4 . d.. p
que hubo algo fallido, en la medida enque alg o referente al del psicoa nalisis, de 192 rva de Freud sobre la técnica,
"término " de su propio analisis y al "fin"que demanda no se relata de "\ a ex trem a rese
e 5 tado de cosas.
nos hemos
transmiti6, que hay entonces transmisi6n en otro lugar, aiiadi6: "Descontento s �o n est l:gados a suspender nuestro
on e s obl
sobre problemas de orden técnico co n sus analizantes. senu'd o en diversas o cas1 dificultades y de eso s
Problemas sobre c6mo hacerles hablar, c6mo intervenir, trabaJO . para darnos .cu ent a de esas estro poder tec-
c6mo crear confianza, etc., etc. D scu bn mo s entonce s que nu
proble ma s. o s que no
. ntras tant.o unos pro.gres
e
La paradojaque no squeda por ex plorar es la siguiente: ruco b ab<ia b echo mie . pl enas y
pre ns16n y ap ec1a 16n
ln o es eso revelador a contrario de lo que es la ve rdadera eran negligibles, cuya com der en una medida considera-
r c

· ta
t ' n ext n
naturaleza de la transmisi6n en el anaUsis? co nscientes perm1 . te n os paceci6 n ecesario de
, te-
e

Esta paradoja es reveladora deque la reivindicaci6n de nu est sab e . Fm a lm en


ble y gen al
ce s 'd d manifiesta
r

oiendo e n cuenta__la ne u1.,:car n uestra experiencia. y


ro er
Ferenczi proviene del olvido de loque hace que Freud sea
rn
igual que él, a saber, la castr aci6n simb6lica. Y este o lvido clarificar la situac1o n, _co eguitlo consistfa
que l m 1o r m d'io ara cons
mantiene la demanda de rec ibir un savoir-faire, una habili­ nos par ed6 e e
� c�mo practicamos. boy el
dad en el amor, demanda dirigida a aquel supuesto saber en e xpo ner an
tes que na n la
o qu� 1ere d ecir para nosotro s e
c6mo bastarse en e sa materia. Es de es te modo co mo todo psicoanalisis y lo que es
vînculo social fundame ntado en la suficiencia perpetua una actualidad." que l e
transmisi6n por vfa de aprendizaje. Freu.,..,1 no darfa su bra
zo a torcer. En la ocasi6n en
. sob re su
dec ide lo que pensaba
escribi6 a F erenczi para
10)
ud y Ferenczi
104 El debate entre Fre
Para una historia del fin del anilisls
• . • "20 N o es lo ilusorio, sino una
a.rtkulo sobre "la elastkidad de la técnica analftica", Freud , cfïere a 1� imagtnano l o que
�unes a diversos .. casas"
senalaba refirié ndos e a sus propios articulos sobr e la técnica ,cdimentac16n de ras� os o s qu e es
� de l o un1·v ersal de e
o
q ue "los consejos sobre técnica q ue escribf hace tiempo pr opore1• ona la apanenc1a . v er sales de la üteratuca, a esos
1.omparable a esos tipos un1 es
tiene n esencialmente un caracter negativo. M e pareci6 q ue Don J uan etc L os inform
la q ue ha bfa qu e subrayar antes que cualq uier otra casa era ·• caracteres"' co rn,? H arp agon , nu' o. litica abu da
que la liter a a a
n
.
<- 1,,rucos de "casas '.de los
a
aqu ell o que no habla que hacer, y q ue h abia que hacer
ye esa "mala ciencia" en
evidentes l as tentaciones q ue pudiera n contrariar el analisis. ,m sus multiples var�� s �nst�·w e ,
incierta la
e e a siempre es
No me ocupé en hablar de todas las cosas p ositivas q ue la que .tod? es � os1 s im gin arios de la
:tes de l os e. fect a
determ10 ac16n de os lf_cru
o
habrfa que hacer. Dejé el cuida do de esas cosas al tacto . "q u s6 l s una ayuda
eal Es una c1enc1a
e o e
cuy o e studio emprende usted ahora". Pero i es ese tacto
del que habla Ferenczi algo transmisible a l os principian­
que
en ga
e
n
n
o
eU
sa
a h
pa
a
ra
y
,
d
l a
e r
aCC .6
l n del analista pu
.
que le 1ncumbe" ·
'
es s6 lo le imp ort
21
a lo

tes? esto es les ese tacto en un ciable en unos enunciados que se depos1ta y no l o r·
s e re 1ere, Freud • no s6lo
tiene
que s ean positivos y univeuales? Freu d tiene sus dudas. Par la que a este punto extr ma da
, slno qu e sostiene una
e
"Aquell os q ue esté n faltos de tacto encontr aran e n lo que una extremada reserva sub"J et·ivi ,
"d d . "H
e al analista a su
a e
exigencia, cuando remit
b
u st ed .a e scrito una justificaci 6n de su actitud arbitrari a, es s jad a ha
q ue 1a técnica aquf acon
e
decir de su subjetividad, es decir también de la in fl uen cia de de decir expresamente ecuada s6lo para
mi
sus pr opios complejos no dominad os" 1 9. sid. a ob te n i·da como la q ue era ad u a p rs alt -
ever (a a discutir
que n e on
Est o es piecisamente lo que Freud le repr ocha.ra a personaüdad. No me atr stituida se vie s e lle vad a a
Ferenczi en la famosa carta del 13 dici embr e de 1930 sobre dad m_édica dis�in�M:;: ��:nte l os e nfermos y ante el
prefenr una actltu
n
la neocatarsis a prop6sito del bes o. Su objec i6n no proviene 22
eso1ver" • .
de l a "mogigaterfa o del resp eto a con sid eraciones burgue­ prohlema q ue esta pa. r r l an ali sis e sta somet1d o a
1a
sas", escrib e, sin o del caracter intran smisible de esta técnica iQuiere ello de c u q ue e
cti -.
va
. n. edad'• En absoluto. Aqw enconu amos efe
para con los j6v enes ana listas. En efecto, id6nde en co otra­ a r b 1tra • a" , par la que F er encz1
1!t1c
1a anau
rfam os l a justificad6o de qu e h ubiésem os de que da rnos mente 1a "seguoda reg ,,_ ado "a fo nda" es. su
au.L-
. e estar an_
àh1? lPor qué no ampüa r el rep ertorio a todo tipo de "juegos lueh6 tanto, el analista deb amente la sensaci6n, esc' nbe,
fectiv
de manose o"? "La ne6fita (a na üza nte) solicitara sl empr e reclamaci6n . "Te.:go mental
la a pe �6 de l a segunda regl a fon da
mas y mas interés de ése que te nemos por ell a misma, y los de q ue desde
t
o
l téc nica
� c1·6 n las dlferencias en
a
mas j6venes de nuestr os colegas ten dran muchas dificulta­ estan en vfas de
desapan
des para deten ers e en el pu.nto que al comi.e nz o se h abfa n psicoanalftica" �1927). " en el
ndo habla de ese "fonda
fijado". Pero ide que se u ata cua
nzas?
En pocas palabras, la experie nci a clfnica no s e transmi­ que c.ifra to das sus espera
te. Co n mas exactitud, lo que tran smite no es oper ativo, y,
mas aun, lo unico que hace es recargar las me ni nges del Del tod o y para siempre r l os
Ferenczi era la de encontra
analista ante la nuevo, lo ine spe rado, lo s ingular de la �a gran preocupac1. 6n de bl cer
analisis "a fondo" y para est odo
a e
palabra del analiza nte. m ed1os para Uegar a un t
de ese desesperado decirlo .
En efecto, "el saber acum ulado e n su experiencia se los criterios de ese fondo,

'
106
Para una historia del
fln del amfüsis
El debate entre Freud y Ferenczi 107
La respuesta minuciosa,
de finitiva y publica de Fre
esas d os preocup
aciones de Feren ud a
imalisis "total y par a s1� . mpre .. ·se puede habla r com o l o
AnâlJsis te:rmina ble e in czi es el art fculo de 193 .
termina ble. iCuatro a n 7, hnce �er��czi d� "t r l .� 0 taJ"� ·se puede designar l o
de su muerte! Lentitud y
esper a de Freud
os después
lf ue s1gnillca el detto �: :r; ara·s�empre "? La cue sti6n
la actividad de F erenczi , que contrast
y sus analisis bre ves y rap a con va invirtiéndose lentamente y en el curso de los ocho parâgra­
iC6mo podrfamos duda idos. lo s .
r de q ue este art fculo se re
los escritos de F erenczi? fiere a Efectivamente, es cn'be e n primer lu gar Freud, "la pre -
Freud habla del anâlisis pe
Ferenczi, como ya vim rsona! de
os; a demas cita r epetid gunta deb eda referirse a cuales so n l os obstaculos que se
no mbre ; pero a
demas de todo eso, los as ve ces su .
och o parâgrafos
hallan en el camino de t al curac16n"23 y encuentra tres de
ese artîculo vuelvcn det de .
a Jle por deta Ue
sobre las exigenci as csos obsta�ulos : ..
ferenczianas del térmio o .
de l analisis . iY con qué 1. El destino. El para s1empre mas " es imposible de decir,
parâgrafo c omienza con estilo! Ca da
una adhesi6n a Ferenczi por 1o imp • revisible que es la su er te · "Competi . r con la
lueg o c on unos inte rrog , contin ua
antes que introdu
cen la duda, pa ra suerte" me di ante .. cr.ue1_e.s "intervenciones act ivas que crea
tra nsformar por
fin la adbesi6n en reserv sen un conflicto �on �1st obtener un a v a cuna contra
En un es cepticism o que a, en escept � ;
podrîa mos comparar con icismo . todas las s � ert es un agm e de la fortuna , serîa negar la
ta r" e n la cultu ra. iO co el "males­
n e l "mal estar en
el psicoanaJisis", conting�nc1a d:I a: ar � h oso o des graciad o y q uerer
como escribirîa mas d ;
tarde Lacan ! "C
om pre n demos
convert lrse en uen o el orvenir. Esta es la cruelda d de
esfuerzos tera pé los ·
uticos qu e, i ay! b
an r esulta do iofr cualquier po1,it Jca de preven c1'6 n ment al sostenida en un
suspir a Freud, a
l os que un maestro del uc t uosos,
sa ber d e adivino. Ya el
Ferenczi ha dedicad o sus analisis como e � � de oov1'embre de 1911 in tentaba
ul timos a fios." P ero no Freud ca1 mar ) a furia ad1vma do ra de Fere n · czi "Sus trabajos
bas ta con . · . •
s
comprend er, eso dl ce Fr sobre el ocultismo contie nen u n e1emento de im pac1encta
eud. H ay que con
Freud vuelve sobre la p statar .
regunta que se
hacfa Fere nczi: iojustificada".
iqué h ay que hac er p 2. La pulsi6n de muerte El "d l todo" del Er os unificador
ara "liq u idar tot
sie mpre un conflicto aJmente y p ara
pu encuen�ra su fall ant ,... 1 te:tim on io irr efuta ble de la
ihabrfa que fijarl e al an lsiona l? Para apresu rar su fin, .
aliz an te un térm
ino a su analisis en presenc1 a de ot ra �uerz: d: discordia y de dis eminaci6?, a
algun momento
anterior a ese fin
? L sp uesta es : esto no saber, 1a pu 1si'6 n de muen e que h ace que sea im pos1ble
da ninguna garan t.fa d
e éxito, ni mu "creer que l os f�n�m.en p ',qu ·c 1 .,o s estén e xclusivamente
a re

contrario ih abrfa que c ch menos. 0, aJ ;� r


rear una profilax re gid os por el pnnc1p10 e p ac�� . y como consecuen cia la
o
mente " un con i ? iC rear "a ctiva­
flicto p ara paliar la ev pasi6n de curar se s nte �â:�f1 a or ell o
s
conflicto futuro que p entualidad de un . {:�ei �indicaci6 n falica del
rovocase una "
recaida "? iEs es
3. El recb azo de la ;em
posible? iSe puede, a pa o
1
nir de un saber y a sabid hombr_e Y de la mui�er dirLig �id� a ·al padre es ina got able, no
una p oÜtica social de pr o , instau rar
e ven ci6n? tiene f1�. En su ar , ul de 1927, Ferenc zi,. h ac1·endo de 1 a
. t.le
Poco a poco se introdu supera c16n de la an s:a de castraci6n y del penisneid el
ce la d uda, y la pregunta .
qué hay que hac er es sus sobre
tîtu fda por la preg unta so crite�) o �el tér� 1 r e1 a.li . se muestra v erd aderamente
no un criterio qu
e p emÏita de cir
b re si hay o �aber3;:do ���provisto del falo simb6lic�,
-y no genera1, sino par muy e x 1gente •
ta) o cua l sujeto en su sin a
gu laridad- que haya ha estar as,, en 1 a pos1· ci 6n de tener q ue demandar una transm1-
bido uo ..
si6n, y tener que estar 1e "·agra d ecid o" a aquel que es e1

1
108 Para una historia del tin del anillsls El dçbate entre Freud y Ferenczi 109

sustituto del propio padre", es algo contra lo que hay una Lo que sorpl'.ende es ver a alguien como Ferenczi
resistencia espedfica que "no provoca transfo.rmaci6n dt rigiéndose a tientas hacia ese sitio, sin llegar a encontrarlo
alguna". Resulta mas ventajoso rnantener intacta l� imagen rcalmente, en su artkulo sobre La elasticidad de la técnica
de un padre que nos ha privado y que nos ha echado a) psicoanalitica de 1928. Parte en efecto de la necesidad de la
mundo "mal hechos" para teper asî de gué protestar sin fin linea elâstica en la intervenci6n, comparable con la de la
sobre el propio estado. Sin fin o con un fin: el suicidio. No tactica militar, de la estrategia poütica, de la persuasion
existe ninguna técnica de facilitaci6n, ni carifto paternal publicitaria.
alguno que puedan restaiiar esa herida narcisista de la Por una parte: que se borre el narcisismo del analisca,
privaci6n, y que puedan hacer reconocer que la femineidad en la confesi6n de sus enores y de su ignoranda, en "la
la Weiblichkeit no es algo que baya de ser rechazado24-. ' humildad mas que cristiana" en la aceptacion serena de
,
Todo esto es "predicar en el desierto", esctibe Freud. "estar representando el papel de un tftere de feria q.ue
A causa de estos tres obstaculos a saber el destino la recibe las bofetadas provocadas por los afectos de displacer
, del paciente" hasta que se agoten en él el rechazo (Ableh­
pulsion de muerte y el rechazo (Abl;hnung) de la femi�ei­
dad, �esulta imposible determinar ese estado en el que nung) o la desconfianza (Unglauben).
tendrian lugar lo acabado, lo terminado, la perfecci6nque la Por otra parte: Mantenimiento firme de los propios
�oci6� ferencziana de término natural implica; se hace puntos de vista "mientras su inanidad no se demuestre
impostble determinar ese estado de sabidurfa que quedarfa plenamente", estimaci6n frfa y objetiva de la sltuaci6n sin
n
consagrado por la denominaci6n de "analizado" irnplicada hacer que intervengan los sentiiientos propios.
en esa noci6n. Segun ese modo i.maginario de completud, Y finalmente, Ferenczi reconoce que esa oscilaci6n no
no hay garantfa alguna de transmisi6n. responde a una pura técnica, sino a una metapsicologfa.(que
En este sentido, la habilidad se anula, puesto que no esta todavfa por elaborar) de la libido del analista. En efecto
, ide d6nde habrfa de provenitle al analista ese balanceo
terua otro valorque elq ue le daba el ser un med.io en fund6n
de un fin previo qu_e habîaque transmitir. De ahf el posible pendulu por elque unas veces "entra en los senti.mientos de
trastocamiento: los obstaculos que tiene una habilidad se otro" mediante el borramiento de su yo, y por el que otras
convierte de vuelta en Hmites del ser de saber. ëC6mo se veces opera "esa estimaci6n consciente de la situaci6n
opera ese trastocamiento? dinamica", si no fuese de "su facultad para caracterizar su
t!No son justamente ésos los limites que el analista tiene libido como le parezca"? Pero ic6mo es posible esto?
que establecer por el propio lugar que ocupa? Ferenczi escribe: "Durante el trabajo prolongado de
cada dfa, no puede en absoluto abandonarse al placer de
A favor de una metapsicologia de la libido del analista agotar libremente su narcisismo y su egoi'smo en la realidad
El destina, la muerte, la femineidad. Estas tres figuras en general, sino solo por la imaginaci6n y dUJ'.ante cortos
estan ahr esperandonos, y tenemos la certeza de que nadie momentos. No me cabe duda deque una carga tan excesiva,
puede escapar de ellas, y deque estan indeterm.inadas en lo que dif{cilmente encontrada otra comparable a ella en la
que se refiere a su manifestaci6n concreta para cada cual. y vida, acabara exigiendo mas pronto o mas t.arde el estableci­
in o_ estaran designando con e11o un sitio, el lugar donde se miento de una higiene especial para el analista". (Traduc­
esta el analista? ci6n -de la traducd6n- de J. Lacan).
110 Para una historia del fin del analisis 111
El debate entre Freud y Ferenczi

Y concluye Ferenczi con la decisi6n de que s6lo un ttcneraci6n sôlo par una castraci6n propiamente simb6lica.
analisis "con éxito", un analisis "a fondo" puede permitir el ljs preciso que la muerte anule el faJo del padre para que el
goce de esa Jibertad y faJ ta de viscosidad de catexis. Ya no se t iÏJo acceda aJ derecho de ser portador del faJo: Es p:recisa la
trata de un dominio técnico que permite no caer en las _
tumba vacfa para que el falo llegue a ser un s1gn1f1c�te, Y
trampas de la demanda del anaüzante, sino de evi tar que éste· rnn ello transrnisible. Esto, por la que al totem se ref1ere. Y
se idenillique con el yo del anaüsta. Si éste proporciona por el lado de la madre sucede la rnismo. El tabu s61o toma
unos puntos de referencia fijos, si su imagen cristaliza en 11 Jgun vigor como ley en la ausencia fisica del
padre. Basta su
unos rasgos inmutables, si se levanta coma una estatua en nombre.
éxtasis libidinales y con vestimenta analftica, el analizante se En eso, Freud no cede; y vincula la f nci6n pateroa y el
u
identificara con él sin esfuerzo. Asf pues, lo que Ferenczi es­ :iig. nificante coma la que es transmitido. Y con ello hace una
peraba -sin poderlo aJcanzar- coma resultado del analisis
distinci6n entre el psicoanalisis y sus presupuestos (Vora�s­
didactico, era que el analista ocupase un sitio del que no
setzungen) y cualquier bioanali�is. En 192�, Fer��c�1 Y
sabe nada, y que no quisiese nada determinable, y que sin
Rank publicaron juntos Perspecuvas en el ps1coanahs1s,_ y
embargo supiese estar en ese lugar y mantenerse en él para
Rank El traum a del nacimiento. Segun Rank, la angusua
soportar el acta de la paJ.abra. Se trata del propio lugar de la
que acompaiia a la pulsion de retoroo aJ seno materna
muerte, reconocido finaJmente coma el unico amo de su yo. proviene del trauma del nacirniento. Fr�ud le responde al
grupo berünés, desorientato por la cucular d�} 15 de
La transmisi6o en el anâ1isis febrero de 1924, que la angustia lo es de castrac1on y que
·oroviene de la barrera del incesto.
El saber c6mo hacerlo, el saber arreglarselas no es, por "iDe d6nde proviene la barrera del incesto? Su r���e­
todo lo que veoimos diciendo, algo que haya que despreciar. sentante es manifiestamente el padre, la realldad (Realttat),
Pero eso co.nstituye solo una de las dimensiones de la y la autoridad, que no permiten el in�esto. _c:Po:, qué han
transmisi6n, la imaginaria. Si es la unica, si el saber c6mo erigido éstos la barrera del inc�sto? Mi, expl1cac1on era de
hacer es a la vez el operador y el contenido de la transmisi6n, _
orden sociohistôrico, filogenéaco. Haeta denvar la barrera
en tances el fin del analisis se hace definible coma identifi­ del incesto de la historia primitiva de la famili a humana, y
caci6n con el yo del analista, aJ iguaJ que en cualquier aprendi vefa as( en el padre actual el obsta.c ulo real (wirkl ic�) �u�
zaje. Hemos abierto otro camino, en el que el saber c6mo erige la barrera del incest o igualm ente en el nuevo mdiv1-
hacer, en tanto que imaginario, nos aparecera s6lo como Rank se aparta de lo ue yo _
digo. Se
duo. Aquf es donde , q; co y hace de la
efecto imprevisto de otro proceso no vinculado al yo del niega a entrar en el punto de vista filogen � t_t _
analista. angustia que se opone aJ incesto una repetic1ôn directa de la
En efecto, c:qué es la que se transmite en el analisis . 1ento
angustia d.el nac1m . "25
-no siempre, lamentablemente, sino en La medida en y el mismo atî.o, Ferenczi, publicando Thalassa, c�m-
que hay aJgo que fuociona como psicoanaüsta? Lo que pleta a Rank y lo refuerza asf dando el pun �� de �'.sta
ahi se transmite es la castraci6n simb6üca para el hombre filogenético. El trauma ontogenéti_co rePr d ct a las �a­
_ � � i�. De este
y la mujer. Segun mostr6 muy bien Freud, par ejemplo en tastrofes" de la filogén esis de la vida b1olog 1ca
Totem y tabu, el falo se transrnite de genernci6n en modo babria que conse guir del pacien te que tomase cons-
112 Para una historia del fln del anal!sis 113
El debate entre Freud y Ferenczi

ciencia de "que la transferencia con el méd


ico es un v(nculo em ue ntr a el modo de realizarse en la satisfacci6n de cada
con la madre"27. 1 11111, es decir de todos aquell os con l os que se as
ocia en una
Freud responde en 1926 en Inhibici6n nhrn h mana"
ang ustia 28 diciendo que hay un p eligro sintoma 1 u 33.
y un miedo que son Pe ro ino supone la propia tr ansmisi6n del psicoanaüsis
�omun� 3; todos I�� organismos vivos y que no tienen 111111 manera espedfica del "aso ciante" unos suj etos muy
co� r rudo ps1q ,. uko 29• Es ahf donde se situ 1c-.1les (cosa que Freud y Ferenczi habian comprendido con
� a el trauma del
nacim1ento ar
� _a el feto. Per o la angu stia es una cosa Jtllln claridad en la ocasi6n del co ogre so de Nu remberg en
totalm ente distinta, pues concierne s6lo 1 c, 1 O), sin la cual el discurso anaütico no puede so ste nerse ni
al psiquismo del
�er humano , e s decir a lo que puede "ser registrado " en un c ontinuar?
saber"30 • La �e.�
lll"l'a,, stt·a supon
e pues que hay un sistema Lo que da certeza de ell o -lo u�co que da es":. c_e�te �a­
pr ev�.o de .. rep esen taci6n"31, que da ansm1t1
_
o en el anahs1s t1ene
� "se fial" c·i. cl analizante, en el que lo t
preCiSos � os s1gnos de percepci6n (Wahrne 32_ Le son
r d

hmungszei­ c omo efecto la e scritu ra d el d iscu rs o an aütico. Es el anali­


che n), o, d 1cho de o tro modo : significan t" hacia la p sici6n a nalista.
Freud c!�amente a prop6sito de la angustia
tes. Con ello indica ,ante devenido "passan o de

que no hay otra De este mod o , la transmis i6 n de l psic o an alisis esta,


transm1s16n que la imb6lica, segun la l pu t l eje s palas de u a hélic , n el
� ey del significame. 1.omo en el n o de de do n e e
Hablar de la an�st1a del nacimiento es "e cuentr l qu d rnas vall hay en un a
hablar ya de otra punto de n o de o e e do
cosa que de una s1mple relaci6n biol6gica
entre el nifio Y l a l'Xperiencia perso nal con aquell.os que la intimaran para que
madre. , 34
Asf, lo �ue �reud plantea con su propia pala con û ese, por tenerla por un b1en comun" . .
,
o ngene s hts 6ncos de la
bra sobre Ios Efectivame nte, el psicoanalisis no es pro p1edad de
� ley es el origen del 1enguaje: "el nadie. Esta "con fesi6n" es una desapro piaci6n, un efecto de
padre, la rea�dad C:Realitat), la auto ridad
padre pnm _ ". No se trata d e un castraci6n: acto de transmisi6n, en ese punto del e je de
itJVo o imaginado cualqulera, que serfa e encuentro... En cuentro entre el extr emo de la singularidad
ro de �na sen , sm_ _ l pr ime­
_ �
co nd1c16n de l inconsciente.
o del lenguaje como taJ,
co mo unica de lo que fu era esta castr ad6n y el extremo de lo universal
de las referencias estructurale s.
La tran smision del analisis Hay transmisi6n analftica porque esos dos e xtremos se
reunen en tanto que dan la vuelta rodeando al mjsmo
A est p olo que con cierne a lo transmit agujero, y sin colm arlo . En el primer polo, esta e l agujero de
expene. � ido en la
n c1a persona! del an alisis,
viene a afiadirsele un
segundo polo : el discurso anaHtico. El pas o la falla del su jeto supuesto saber -alli: do nde en e l Otro
el pa�o del psicoanalizante al psicoanalista.
de uno a o tro es sab er y goce se excluyen mu tuamente. Eso que del quid del
.
trans1v1dad, transferen cia.
Paso , translto, ser de deseo es no sabido, le permite al anaüzante ocupar a
su vez el lugar del analista supuesto saber.
En efecco, iqué sucede con lo transmitido Remitido asf al segu odo p olo, el analizante "passant"
Es claro que, si es cl erto que la castraci6n en e l anaüsis?
una avent�ra solitaria, entonces se p erpecua
simb6lica 00 es hacia la posici6n de analista so stiene el discur so analftico ; Y
te �� �a m1sma medida en que "la cuesti6n
necesariamen­ lo hace como lu gar de u na nueva 16gica parad6jica de la
de l término del
anal1S1s es Ja del momento en la que la satisfacc existencia, encausando "el esùlo en el que desemboca".
i6n del su jeto L6gica se gun la cual "lo no sabido se o rdena como el marco
114
Para una hist0Tia del fin del anallsi1,
El debate entre Freud y Ferenczi
del saber"3�, como el contorno de un vaso
o, segun la bella una palabra que nombra para ... u o puesto: "mi paladfo,
formula de Giraudoux, como "la cariatid
e del vado".
1•0

Hemos visro c6mo, al contrario de esto ml secreto gran visir". Y también: "Usted esta firmemente
, Ferenczi ha cstablecido, el camino esta libre an.te usted, es usted ':1uy
mantenido sin fin su demanda a un Freu _
d, snpuesto saber,
sobre lo que sucedfa con su transferenci i.:•5,: ... ado en un drculo particularmente eleg1do de am1gos
a negativa antes
,.,_,.

incluso de que llegase a acrualizarse. Este de los que usted esta destinado a converc,rse en el ·Jef�"} 7

mantenimiento
tuvo como consecuencia una transm isi6o y sin embargo, Freud sabîa reconoce r :n Psicolog1a �e
sobre la habûidad _ _
y la técnica, a falta y como coartada (en las masas y analisis del yo o en Moises � �a relig ion
otro lugar) de una
transmisi6n simb6üca, de la unica transmis monoteista el caracter religioso de esta pos1c16n. �s una
i6n que produz­
ca un agujero en lo real. ntracci6n hacia el padre, una "inclinaci6n" que mant1ene la
Podemos localizar alguoos de sus efectos ambivalencia respecto a ella y que nada resuelve de la
boy en dia en
las diversas técnicas del cuerpo (expresi6 relaci6n del deseo con la ley.
h corporal, relaja­
ci6n, etc.), en la terapéutica mediant Pero con su cooducta con Ferenczi, no si. empre le fue
e el juego, y en
cualquier teotativa de restaiiamiento de fa.cil distinguirse de esta posid6n, y de ahf proviene, �esd�
las heridas narcJsis­
ticas mediante el amor y la compre.nsi6n
. 1920, la insatisfacci6n y el sordo despech� de Ferencz1._Ah1
,
es donde se origina el f amoso "mit Un lust ;s que o?ses1ona
El amor de Freud a Ferenczi. iPor qué medlos obtener que el a1:ial1zante se
Por lo que se refiere a la segunda demanda enfrente con el displacer de todo lo que piensa _de su
de Ferenczi anaUsta? ... todo lo que Ferenczi supone que el analizante
-demanda que tuvo las mismas consecue
ncias-, no po­ tiene que decir de d�sagradable desde su infancia ... itodo lo
demos evitar hacernos preguntas sobre
el propio Freud y
sobre la parte de responsabilidad que tuvo que el propio Ferenczi tema que decirle 3- Freud!
. Hay que recono­ iNo esta ah1 el punto tope de Freud? El �smo c�af1esa
cer efectivamente que "Freud tuvo la debi
lidad de confun­
dir los lugares de fundador y de patriarca
, yquequiso tratar a a1 final de su articulo Analisis terminable e rntermtnable
su grupo con un amor del todo paternaJ"36_ que en sus analisis topa con la �·r�ca" de l a angustia ·de
.
Esto esta muy claro por lo que a Ferenczi castraci6n y del penisneid como Urrutemsuperabl� . Y no le
se refiere. Es
cierto también que éste ao pedfa otra cosa falta raz6n; en efecto, es precisamente en la med1da en_ la
que esro. Freud le
escribfa el 17 de noviembre de 1911: que el deseo de un padre que sea digno de amo� �o de od�o)
"Esc
acostumbrado a sus "trastornos complex oy ciertamente se mantiene, que esa "roca" permanece �mod1f1cad�. S1 el
uales", y hubiese _ _
preferido un amigo l.leno de confianza analista cumple esa dignidad el su1eto s1gue s1endo impo-
en sî mismo, pero
cuando usted provoca tantas dificultades, tente.
tengoque tratarle
como a un hijo". Pero por su parte, Freu y es justamente esa dificult�d sobre�! fin de1 �naus1s
�•, ·1 a
d qued6 satisfecho .
con ese "tengo que". Es un anior paternal que Lacan apart6 mediante el h��zgo del obJet� petit
del todo, que
apacigua los conflictos de celos entre herm al9_ De este modo, el discurso analît1co no se rransrrute por
anos: Ferenczi
y Abraham, Ferenczi y Jones... Pero sobr ituitaci6n o por fetichizaci6n de Freud (el discurso de Freud
e todo es un amoc _ _
paternal en el que se lee sin gran êsfuerzo se convierte asi en discurso del Otro), s100 m� diante una
su deseo hacia Fe­
renczi con vistas a la transmisi6n del psic
oanalisis y se lee vuelta a . tomar el discurso de Freud con exact1tud -! en
ningun otro lugar- en su punto tope te6rico y pract1co.
1\7
Freud y Ferenc7.1
El debate entr e
116
al sujeto
Para una hlst0ria del fin del analisis

ula d Lac an, l analista "puede respondernada que


Corno conclusion 111 lurm e e
qu1. ere, p ero ya no quie
re
,lc·,de el lugar donde"40
La cuesti6n referente a la transrn.isi6n del psicoanaüsis ,le-termine este \ ugar ·
se nos plantea de la manera siguiente:
1. La transmision de un saber c6m o hacer, de un saber
arreglarselas es del orden imaginario. No se trata de lo Bibliognfia
ilusionario, sino de lo que prop orciona una apariencia de 1972 ( obra
Ferenczi, Paris, Payot,
necesidad de relaci6n entre un medf o y un fin. nARANDE, Ilse, Sando� )
2. La transmisi6n de la castraci6n en la experiencia de rica documentac16n . a n alyse , 1 (1908-1912), Parfs
ych
analitica es del orden simb61ico. Esta sometida al régimen FERENCZI, Sandor, P s
del encuentro, de la fortuna del amor de transferencia. Por Payot, 1968. 1 yse ' 11 (l913-1919 ),
Parfs,
ENC Zl, Sand or, P sycb ana
ell o, es solo contingeocia... ilo que a Ferenczi le inqu ieta! rER
3 La transmisi6n del discurso analftico se refiere a lo Payot, 1970. 6), Pads,
. ych analyse, Ill (l91 9-192
real, a lo que esta fuera del sentid o. De ahi el mate rna,lo que FERENCZI, Sandor' P s
se inscribe separandose y cayendo de la ensefianza oral. Ahi Payot, 197�- ions to the
The Final Contribut
esta la "ciencia" coma 16gica de lo real. Lo inscrit o circ un.s­ FERENCZI, Sandor s o fPsycbo anal
ysi s (1927-1933 ),
cribe lo imposible y delimita lo que no se puede decir. Problems and Me•th od .
s, 1�:f
Lo que habrfa que demostrar, o al menas mostrar, e s New-Y ork, Basis B_ook _u tige n C bancen d er p s ·
y
Sigm und, Die zu k 4-
c6mo esas dünensi ones, si es que forman una cadena segun FRE UD, 1e , l G. W Vl ll, p. 10
el nud o borromeo, determinan, no al analista, sino su lugar, choanalytsche� Therap \� O�ico an;Htica, OC., V.
1
115; El_ porve;'�d e ��:;:Pfütden Artz bei der p sy-
el de objet o a.
sc
Tras la muerte de Ferenczi, Fr eud escrib{a en su Obi­ FREUD, S1gmuo ' a t nd l .0:.• 1912 G W. VID,p. 376-
tuary: "De sus movimientos emocionales oscuios lleg61e la choanalytis_chen B �� e coanali-
e: trata�i;nt� psi
convicci6n de que se podrfa alcanzar mucha mas con 387; ConseJ0S a1 me ico
nuestros enfermas da.ndoles en medida suficient e el amor tico, OC., V. . n · en und Durchar
-
und, Er 1 ern, w erderhol
n
que anhelar on tener en su infancia. Se propuso averiguar UD, Sigm eti -
FRE 1�6-136·' Recuerdo, rep
c6m o serfa posible hacerl o en el marco de la situaci6n beiten, 1914, G. W -, X • P·V.
psicoanaütica y mientras no hubo alcanzado el éxito en tal ci6n y elaboraci6n, O�-• s boanalytischen Thera­
tare.a, se mantuv o apartado, quizas también por no estar ya FREUD, Sigmund, We�: -��f. i�s cami nos de la terapia
tan segur o del beneplacito de sus amigos. Dondequj era que pie, 1919, G. W., P· 3 •
- coanal'u·ca OC ., VIL
el camino empr endido por él lo hubiese podido llevar, n o le ps t en Correspon-
fue dad o recorrerlo has ta el fi n al". FREUD, Sigmtund,' Ctrc . ular de1 25-ll-1924, , 1969.
d ance Fre ud et
Abraham, Pan's ' Gallimard
IHasta el final! Ironfa de Freud. El "hacer mas" esta u A ngst 1926,
. mung Symptom
FREa1_� S l�; " d Hem 5. �hibici 6n, sin toma y a ngu s -
n d
siempre engatusado en su busqueda de un fin y... del
beneplacit o de l os amig os. El acta anaHtico es totalmente .• , p_' 113-20
distinto. Es un saber estar aru y estarse ahf: ahf donde,segun tia, OC., VTII.
y Ferenczi
119
"El debate enue Freud
118 ____
------�
Pa_r a_ unn historln del lin del ;tnalisis
o cstaba de q ue los
rle a êl, per�u,1d1do com ps1col6gico? Muy
FREUD • s·Jgmund, Die endlkhe u nd di_.e � nendl ichc h hrcm Je 1926 anullza ori gen
Fteud tenfan un
11.i t11rnos cardfaco� de d o su ed.ad,quc
era
Analys e, 1937, G.W. XVI
.
. ble e I n terminable OC

_
59 99, Analls1s termi na• 1111ahlcmentc:
1 70 -100s.
, Fre uù dec lsn 6 el ofrecimte(l�0 alcga.n

I·REUD, SiE?mund• Correspo ' nd.ance, Pa rfs, Ga l i l m.trd (lô) Scilicet, 2-3. p 20� ).
1966. ( 11) Il, p 246 (Ed. fran,.franc.).
(IK) lbtd, Il, p. 249 (E ro dt.: 1928
d
JONES, Ernest, La vie et l'oeu vre de Sigmu . nd Freud, TI y ( 1 �) <:a rra del 4 d e cne
rits, p 357
Ill, Paris, PUF, 1961.
.. , (2,o) J11.cques Lncan, Éc
LACAN,Jacqt1<.:s, "Les vanantc:.· de)·a cure-rypc en Ecrits, (J.l ) lh1 cm . psicoan a Htico, &.W.,
ico en el tratamiento
d

Parfs. Seuil 1966 (Anf · c ul <>,e scn c,al sobre al cuest16nde (22) Consejos al mé d -que traduc,mus- de Jacques Lacan); OC ,
la Lransmisi6n d; I p..,"1 coana 1s1s.l ) \1111, p. n6 (Traducc16n
V, p 16'i4. .. IX, p. H42, parâ. grafo
ble e interminable, OC
. . (21) Anâlisis ter-mina
Publicado en Analytica • 9 . 1unio d e 1978, suplemento al 11. Rquello que t:n ca da
(emlneidt1d mdica l•reud e esta impli,ado el
. ..
n" 14 de Or n1car � (24) Con el término dt- did a en qu
sexo y en la me
suietu, sea el que sea su propm p11drc. Fem1neidad e� receptlvi dad ,1
se r �u
Tra<lucnôn: Antoni Vkcns gm:c fah cu. no pu ede la pal.th ra "pas1vidad ",
es por ello que ap.ucce
l,1 transmi�iùn f.ilica (y nde, utlhzada por Freud como equlvale ntc a
1;uc a pnmem vist:t �orpre lu lcy ùel signlfüantc). Lm.'lln h1t cvidcnda·
NOTAS o es
femi11eidad; lwpadcc1d nsm lston nu es dircc:ta, del padrc al hi jo o a la
rrn
(�) lf, P· U (E d . franc.). <lo claramente que esta onc dc1.ti v,Lmcntc una "fc:mine1 dad" tle la
hij;l. L,1 1ra 11sm 1i11ôn sup lundonc la mctafora
(-) ht,i t-�peraru:a, Lacan l a 1 c:n acto '".Aquello� que re pt1rn qu..- cn el !.Ujt:rn
::�:� madrt ,on rt:spccto ni pad
r ara
vend ran a una esl ucl.1 sc compru�� a�umplirunn tare11somt.:1ida3 •
pate rn11. GallimàJ'<l, 1969
un contml internoycxte•nu • • Se I es.15enu .. r.ani •I camh io dc elloquc noi;c: Freud-Abraham, Pari�,
.c�catmrnra. n1tda para .,"UC: t0ù0 10 que h,,,,an · vat
,.. ," quc 5ca .·r·do tcnga la (2'i) Correspondance
resu ·
n.1nc1a que mert:ce . v •
en c 1 1 ug,u 4uc conveng a " (AcLe de fonda•
(26) Purtlgmlo 8.
.
tlOn). (27 ) Circular.
(3) A Sandor Ferenc I OC.. V 11, P· 2827 2828. (28) oc.. vm OC. Vlll, p. 2861
p (29) Tut!, franc., p.'i9;
(4) lll. 170 (Ed. fr:.;c.).
. (30) Trad. f rn nc., p. )9;
OC, VIII, p. 28(,1.
(5) Anallsi\ termlnable c int
�m
able, O C., rx, p. 3342-3,43. fr.t nc. , p. 91 ; OC.. VIII, p 2879
� ; O
(6) G W.. p l 0 C. V ' p · , l�� (}t) Trad , OC., Vtn. p. 2879.211
63.
91 , 62
( \2) Tn1d. fnmc.., p.
�!�
(7) (N. del T ) actuar'
s ctivei. de la psychan:iJysc, 1924.
fi�� f n�
(H) Lac.,111, Ecrits, f.l 32
l.
à !'Acte 0e fondauon.
(34) Lacan, Préambule du 9 octe>bre 1967.
( 10) Asum11 Cl>C pupe!. pcro sin û �c. plnnrlo coo ci. lo quc diforen, ÙJ (3)) Lacan, Proposition ihle analyste" en Omkar?, n" 10, p. 59.
uss
cl :u::to an,tlfticu de l.i ,ictiv1d�d? � li ï1 vcrcmos sobre cllu (36) C. Melman. "l.' 1 mp de 191,
lo

{11) El porvco1·r de 1 a tcrop1u p�ic0.ana1_111ca, • • OC·• V, p 1569. (37) Carta <lei 7 <l,: jul
o'.
{t2) Loscamlnos de la tera ia p li.ic anelitica, OC.,Vll,p.2458-24:;9 (�8) (N del T.) 'a disgut Journées sur le� mathèmes, del dia 31 de:
las
(1\) Cana,,dell,6 v 29 d t�ctubrt� c; 19l0yJel 17 d c nov1e::mbrcd� (39) Cf. ml pom:nc1a en la fonction du noeud
ub c de 197 6, L'a mo ur du Père che°z F reu d et
1911 oc.L
de l'E.F.P., n 21
r

.. · nt:gar1va. ,• , rech,120' 'fruMraci6n" borroméen, en Lettres


(14) (N dd T) la c e-type", in Écrits.
(40) "Variant� <le
ur
(ll) De man da siemprc �ostcnida y sit-mp rt ,cchazada Corno a hi:Jo
.
ver dad er.tmentc patt,rnal , < no n:! L br!a dc prupune r1 e a Freud d 24 de
TAUSK: SU MUERTE
COMO TRANSMISIÔN
por Diane Chauvelot
"Nadie le hablara de Tausk". Esta es la que le dijeron a
Roazen cuando emprendi6 su investigaci6n.
iPor qué serâ que resulta aun mas diffcil de reconstruir
la vida, la obra, y volve.r a encontrar los efectos que caus6
este hombre -este hombre, que se suicid6 a los 40 ados,
después de baber exigido par escrito la destrucci6n de sus
papeles, que s6lo es conocido, y aun muy poco, coma uno de
los amantes de Lou Salomé- parqué es mas difkil de loque
la era con Ferenczi, del cual vimos sin embargo hasta qué
puoto su aventura. habfa sida sofocada durante tanto tiem­
po?
Quiza sea el suicidio, lo que no deja de resultar in­
c6modo... El suicidio de uno de los allegados de Freud...
ino nos arriesgaremos a empanar la imagen de marca del
Maestro? éPodrfa haber tenido alguna responsabüidad en
este cl.rama?
Quiza no se trata mas que de un melodrama, y entances
loque afectarfa a Freud y al resta del grupo serfa el ridfculo.
0 se t.rata de una acci6n de un pslc6tico, y entonces serfa
toda la Sociedad PslcoanaHtica de Viena la que ofrecerfa su
flanco a las hurlas de los detractores. Los psicoanalistas, esa
banda de Jacos ...

Jones se di6 muy bien cuenta del peligro, y en la


bibllograffa de Freud escamotea a ese discîpulo molesta,
Tauslt: su muerte como transmlsi6n 123
122 Para una historia del fin del anillsis
, desde 1897 a
clasificando en un dosier los papeles que a él conciernen. y f,teneroso durante la primera parte de su vida la palabra,
io de .
,
s1 n cm bargo esos papeles existen,pues pudieroo ser consul­ t 905 ' baciéndose, en el sentido prop
de los desa mpa rado s, y cont ra el dogm a reacdona-
tados en los s6tanos del lnstituto de Psicoanal.Jsis de Lon­ defensor
dres. rio de la Sociedad.
la Medicina
Final �ente, descubramos la historia de Tausk, que no A los 18 afios va Tausk a Viena, renuncia a
emp renl er para com enzar los
hemo� abierto por azar en la pagina del suicidio que la cuyos estudios habfa querido
_ de Derecho, mas breves.
abrev16; y que,s1 queremos verdadenmente escuchar loque él, pero esa
nos dice, puede no cerrarla. A los 21 se casa con una Martha, también
os. Igual que él,
Martha es muy distinta de la que conocem
oaria, igual que él
La vida ella es ambiciosa,igual que él es revolucio
esta hija de
No resulta indiferente seiialar que Victor Tausk naci6 es iosurrecta. Prueba de ello es que en 1900 a del fruto
ranz
en el seno de una familia judfa de lengua alemana en te6logo se encuentra en estado de buena espe
Eslovaquia, y que creci6 en una provincia austrohungara de sus obras. o objeto de
cuya capital era Viena. Este matrimonio le aporta a Tausk un nuev odiar, la
ro al que
Hijo mayor en un grupo de 9 hermanos, carinoso con rebeldfa contra el padre. Habfa un sueg
a que jam.as le
una madre cariiiosa,era el alma y el jefe de ia rebeli6n contra obligaci6n de un bautismo por la pura form el bebé que
y el luto por
un padre brillante,tir.anico e inestable. De é] escribirfa mas sugerira la renu.ncia a su judaismo,
via.
tarde que siempre le hab(a costado Uevar su nombre. naci6 cuando se instalaban en Yugosla
Pues la joven pareja fue a inst alar se a Sarajevo. Tausk
Subrayemos ya ahora que si Freud llam6 la atenci6n sobre ; y le nace rfao también alH
las dificultades que Tausk tenfa para sobrepasar la imagen habia de terminar allI sus estudios bres, que no
ugo . Esto s nom
dos hijos, Marius y Victor-H
�plast ante
_ de ese padre desp6tico, creativo, conservador y
eran ni alemanes ni croatas, fueron elegidos por étnica.
Martha para
!Jbertmo -e induso célebre en los medios periodfsticos isi6n
internacionales de su época- no podemos en cambio maotener a los niôos al abrigo de una prec
designar desde nosotros lo que de ese nombre del padre le Y por fin, en 1904, Tausk ejerce la profesi6n de aboga­
result6 a Tausk problematico, y eUo, conscientemente. do.
Igual que en la familia, igual que en la Escuela, se dedic6
�� alma y el jefe de la rebeli6n lo fue ya, al igual que en la a defender a los débiles y a los oprimidos, distinguiéndose
famiha, durante su vida escolar. Sus compaiieros le designa­ por los clientes pobres y por las causas desesperadas que
ron para ese I ugar y le siguieron en una campafia antirreligio­ te-nia. Durante ese mismo aiio lleg6 a conseguir la absolu­
sa en _ la época de su bachlllerato; y él por su parte hubo de ir a ci6n, en una ciudad de provinclas, cuando tenta él 2.5 anos,
con�ua�la �n Otra parte, esa campafia, pues fue expulsado de una madre joven soltera que habfa matado a su recién
�e la anst1tuc16 �. Promovido por sus hermanos y hermanas, oacido, y contra la cual el fiscal habfa ya exigido la pena
Jefe de la rebel16n y defensor de la mujer que era su madre capital; lo hizo invocando la responsabilidad de una socie­
contra el tirano de la familia, la situaci6n se repiti6 ya pues dad reaccionaria que habfa hecho vî'ctimas suyas a la acusada
durante su vida de escolar. y a su nüio. Con esto queremos significar que su fidelidad al
Y habfa de segufr siendo fiel a este modelo de hombre
124 Para �na histoTia del ftn del amtilsls Tausk: su muerte como rransmisi6n

ideaJ revolucionario era sostenida con talento y con oficio. 1., Hbertad, el poder que hay que tomar, y el poder de los
demas, son las cartas del juego que habia de jugar. Y en el
Era pues una hermosa carrera de abogado -incluso de que habfa de perder.
abogado de la Audiencia de lo Criminal- la que le esperaba
a T�usk a los 26 afios, casado, padre de familia. Pero este No hay nada que parezca delirante en el deseo de ese
cam1no ya trazado no habfa de ser el suyo. Ante lo que para joven de 26 afios que no qu�ria quedarse en el_ ?'olde, no
é! era facilidad, ante esa promesa de confort y de éxito, su habfa nada delirante, pero s1 una notable frag1lidad en el
vid a ya hecha se le bace insoportable. hecho de haberse dejado atrapar ahl.
�e le �ace imposfüle esta profesi6n que eligi6 sin y esta en Berlin, solo, sin profesi6n, sin dinero, sin
apas1on
_ �m1ento, que no podra sacar adelante sin compro­ familia. Pero libre. Libre, pero culpable por serlo, horrible­
m1Sos m acomodos que le resultan abominables, como los mente culpable. Esa culpabHidad no le abandonara jamâs. Y
?e "defender a los crapulas", y en la que Jo que el éxito le La analiza sin saber que lo h ace cuando escribe "que esa
1mpone le veda al mismo tiempo la reaJizaci6n de sus culpabilidad devora el capital porque en�osa u�os intereses
ver�deras ambiciones.
_ Tausk, siempre brillante, siempre negativos de proporci6n desmesurada s1 se qwe�e pagar_ la
admuado, env1diado, amado, no ten.fa dudas sobre su desti­ deuda que se tiene". Esta es una autoobservac16n clfmca
no origina l. Y también le resultaba insoportable su relaci6n redactada en términos juddicos.
con su mujer, que estaba enarnorada, y que por tanto era La libertad y la culpabilidad son para él las dos caras de
dependiente de él. una misma medalla; son el goce y la infamia. No se da el uno
H �?fa sido enseguida, escribe, "prensado coma en un sin el otro.
molde . Y entonces, rompe, buye. Y al compaiiero le toca también corn partir la maldici6n.
Ha de ser libre, también, o si no entonces es la venganza; y el
Co��enza una segunda secci6n de su vida , un tiempo de sadismo y la culpabilidad que de ello se siguen. Esta
,
inestabilidad, de des6rdenes, de angustia. El hombre de proposici6n perversa esta ilustrada por Martha, eoamo,rada
leyes, casado, padre de familia, desa parece en un torbellino y dependiente. Ella le am6 durante toda su vida; y de ah1que
de preguntas y mâs preguntas. tuviesen esta correspondencia que conserv6 piadosamente.
En su nueva soledad, en su a veces indigencia, se estudia Ella le am6 tanto que él tuvo que abaodonarla, desti­
con una minuciosidad, con una objetividad, con una clarivi­ nandose a sî el oprobio y la vergüenza.
den <:ia de intros�ecci6n que hacen ya presumir algo del No vio el mecanismo perverso, pero sf su efecto, Y lo
anahsta que podra llegar a ser. Todo ello mancillado clerta­ describi6 "S6lo amo a la gente que es libre, independiente
mente con un gran sentimiento de lâstima hacia sf mismo· de mf. Pues los que de mi dependen me hacen a m{
quiza lo que siempre le habrfa de faltar era la dimension dei dependjente. Y es por eso que me vengo, y entonces me
humor. siento culpable..."
En las cartas que le manda a su mujer -desde Berlfo Y también percibe el deslizamiento del amor al poder.
donde él esta, a Viena, donde ella trabaja en casa de su padr� "Porque nadie depende de mf, no soy esclavo porque no soy
par� criar a los hijos- es en esas canas donde se explica, se amo., .
defiende, se expone, se h ace tener lâstima. La culpabilidad,
smisi6n 127
U6 Pa.ra una historia del fin del analisis Tausk: su muerte como tran

ado en una c.Hnica,


ansioso,
ues ni a mo ni escla vo , es ta en Ber lin, Ub re . y de esa vida de bohemio. Inter n ares -y obli gado a pagar
on
hab� d! pa�� con insomnio , con ardores pul.m articulos publicitarios. E1
o en

n
Comb atir primero por la su pe.rvi ve c1a. Escribi6 con s u su estancia en la cünica media gotatniento mental;
te

pluma poesfas critlcas • dir'1g1'6 1 ue�o ot ras de teatr o, bizo establece es el de " a
di agn 6stico que se
op atolog ia".
dibujos al carb onc illo' y lleg 6 a silbar en los bares para ten3en da hereditaria a la psic
u r6ti ca,
proveerse de a lg . u' n di. nero . A un que ha bfa despreciad o la o? iEsu:uct ura ne
iQué hemos de decir a ést
l rtu�a pro euda por la profesi6n que acaba ba de a ban do ­
:a_ r, sm em�argo ne cesitaba s ubsid ios • y manda r al , perversa o psic6tica? los psiquiatr as de aq uel
gu.n La palabra de psicopatol ogia de automaticamente en
d i nero para los niiios en esas cartas que y a no le bastaba n s pensar
' entonces ibabrfa de hacerno os con la
pa ra escribirs e. i ? iO h abrfa mos de quedarn
un a idea de un a psic T k babrfa
segun l a u
os s
y entonces in tent6 una carrera de escri tor N ovel poster ior opini6n de J ones,
aus
gripe?
c al

omo si dijé m s
o s s o u � pret�to para de scr ibirse y ju stifica:�
" cogido" una esquizofrenia, c
se o un a
::��:���! e:'y tarc1s_o u1ere seguir siendo , re torciéndose no mb e1 p r . P
Un a piensa en la espina de ese soportado no quiere decir
re d ad e ero el

al
q
las s en una �d nu rable desespe rac i6 n , abandonan do a
i:��u1�1a a una m1Seria sin . hecho de que hubiese sido m
Su .Lam. 1 s 1 · and en vano qu� le h bi fo rcl uido.
. �!'1:0'a ��;�r a, e_?s e es un dest para nada q su vida a los 25 aiios para
ese sido
ayuden a salvar su talento
El b echo de que hubiese roto nde a una neurosis? l a
u
in o
u e

e sp o
fuera de 1o comun. volver a comenzarlo to do i corr u relad6n con el amor y
El béroe de su no vela, Hussein, un bohemio sin fe ni 1ey pervers 6n ? S
u na psicosi s? l a un a de la
ar el estampillado
i
lo c �al no deja de tene; su sa! vini endo de un abogado­ e mas bi lev
. padr e. �Pensarla en ello con el goce parec
en l
Busse m es asesinado pot _su . prop10 perversi6n.
rnas tarde, cuan do se v 16 destnado a 1a muerte por la l menos en este m o­
P ero el problema que parece -a y or agudeza y preci­
i

nega tiv a de F reud? y ade maS · de eso , esta no ve la es publica co n ma


. nte : 0 el p.ropio per i6 d ico del p adre de Taus k� mento de su vida- plantearse lidad entre na.tcisi smo y
d
si6n es clara mente
l una
L: �::��r;:-1 e anade la n ota de hu mor que le raltaba al
ismo es claramente lo que
e de dua

transfere ncia. Pues el narcis


a
melo-'- ui ama. lacido.
do mina el cuadro
que él mismo describ e comp leto
Po t lo q ue se r.efiere a Wolfgang • su,·e to de C•e , 1o'
4 puscu
n ue v am , p r c mp
Ninguna nueva cate xis, nin gun
o o
la catexis
or
una obra de tea tro i• a ma.i. L- re presentada , Wo1fgang, para
o

gu u v bje t o le per mite superar


desenterrar lo mej or de s { mis nti. rra , que fuese, n.in libidinal
:::;.; : a todos los que l e a q ue fuere la suma
n n e o o

rodean ant es de morir él ta. l n. ncon tramos en este libidinal de su propio yo. Sea l vuelve, sin ser empleada,
con la que se catect
iza al otro, le
romanticism ale a ces de sangre esla va todo lo
de pr ob ar su s talen
tos, de
q ue en el es�ilo ;i:t�f:;
c:; od a expresar, a saber, la para revivificar la necesidad x si6n
r ! auten tificar sus amb
iciones, de bacer adrnirar la e ten

fa cin i6 el t e y de a m uer t e, a sabe r, el goc e


de su desgracia.
s ac n d desas r
masoquista.
arcis{stica? 0, dicho
lSe trata entonces de una neurosis.n sicosis manfaco-
L v a que vivfa, el cultivo de l de lei te soseg ado , el g oce . segun la ter minologfa
freudiana, una p
adem�s
:e un n uevo am o.r ' todo eso habf,. .... de dei.ar,. un rastto depresiva?
129
128 Para una historia del fm del ana.Jisis Tauslc: su muerte como rransmisi6n

El desarrollo de su vida habra de aclararnos quiza las llcgar a ser psicoanallsta, como aquellos que le precedieron
cosas. Este desarrollo llega agui a un punto de salida ,·n este paso.
d�spués de tres semanas de clinica, descanso, leche, som� Pero, mas alla de ese deseo propio, estaba motivado por
1•1 deseo de Freud de ser reconocido por la medicina oficial Y
�eros, a una curaci6n completa, lo cual parece muy en la �obre todo por la psiquiatrfa bospitalaria. Las relaciones con
lfnea de una evoluci6n cfclica. Este desarrollo nos lleva
ahora a un tercer capftulo que se abre: el de Tausk y el Wagner-Jaureg, el patr6n de la especialldad en Viena, son
psico �alisis, esto es de Tausk y Freud, conclusi6n l6gica de humiliantes para Freud. Y por tanto, Tausk decide avanzar
este ttempo muerto, de esta etapa intermediaria y hueca mas lejos que Sachs, mas lejos de Reik, y decide llegar a ser
entre Maître Tausk I y el Doctor Tausk. médico y psiquiatra.

El encuentro con el psicoanalisis Parece que el intercambio entre Freud y Tausk hubiese
odo comenz6 en 1908 con una cana que Tausk le sido muy profundo en esa época del comienzo de sus
.. � relaciones, cuando Freud vefa en él sin duda alguna a un
dingi6 a Freud después de haber leido un articulo suyo. ëDe
qué articula se trataba? id6nde lo ley6? ipor qué? Y ëcua.l hombre de grandes cualidades. Mientras que por una parte
era esa ca.rta que Freud tom6 por la de un coelga, y a la que Tausk hace de alguru nodo un don de su persona, Freud, por
cootest6 con una iovitaci6n a que viniese a Viena a estudiar su parte, le anima, le sostiene. El grupo lo admira, pues por
psicoana.lisis, y por tanto a que trabajase con él? ser un principiante no es todavfa un rival, y lo hace, una vez
De lo que no cabe duda es de que de entrada Tausk mas, el campe6n del grupo, el sostén de las reivindicaciones.
invisti6 a Freud y al psicoanaüsis de los cometidos de tabla rizados. Por
de salvaci6n, de objeto de amor, de pasron por el trabajo. No Sus aiios de estudio estâ.n doblemente pola
d, y por la otra, la
le queda nioguna duda de que habfa encontrado por fin en una parte el circulo fntimo de Freu g, sucesor
ner- awe
Freud, el padre del psicoanalisis, ese gufa que tanta falta le psiquiatrfa vienesa, sostenida por Wag J
Nob el por su
e scrfa prem 10
habîa hec�o, cuy� ausencia habfa cantado en verso y en prosa, de Kraft-Ebing, y que mas tard se producc
e esos dos mun dos
que por f10 hab1a de permitirle realizarse, que sustitufa al malarioterapia. El cru ce entr d da en la
con fere ncia s que Freu
padre dgido que se motaba de sus aspiraciones. :Son echados el sabado por la tarde en las rado en ese
Jaur eg. Freu d es tole
unos nuevos da.dos, y Tausk se juega, a todo o na.da, su vida. sala de clase de Wagner- luga r de
, en su
Sale hacia Viena. lugar, mientras que Tausk esta ahf en su casa - y esta
Deutsch
Da la casualidad de que en este mismo ano también trabajo -como pronto lo estarfa Helene
italaria le da a los ojos de Freud _el mismo
Ferenczi acude a Viena a ver a rreuci, después de ha.ber pertenencia hosp
a l s v,�n�ses, a
esta.do en Zurich para encontrarse con Jung y dJscutir con él prestlgio que tuvieroo los suizos f7eote _ �s un s1t10 en la
ahs1
sobre los métodos asociativos cronometrados, aJung, al que sa.ber, el prestigio de prepararle al ps1coan ese reco no­
ncia r a
Freud conoce desde ha.ce ya dos afios. psiquiatrîa oficial. Freud no podfa renu ba form ado
ante esta
Ferenczi se integr6 en seguida al grupo de los psicoana­ cimiento, y ese disdpulo nuevo y br_ïll
reconocirnien-
listas, pues particip6 d�rante este mismo ana en el congreso precisamente para llegar a ser agence de ese
de Salzburgo y sali6 de vacaciones con Freud y su familia. to.
a un trabajo
Tausk, por su parte, cueota con Freud y se compromete a Tausk se instala en su oueva vida, tom

,
130 131
Para una historia del fin del analisis Tausk: su muer
, te coma transnùsi6n

temporal en un dia.rio para ganarse la vida mientras duren 1111l l oanalista vienés, de disdpuJ? de Freud. Y r.i.? por
.
s �s �studios �édicos, li��da el pasado mediante an proce• 111,ones afectivas de amor, de feUc1dad, de expansion, de
d1m1ento de d1vorcio, y por loque ahora haya de suceder' u•�ocijo y otras zarandajas con las que habîa tenido que
solo Freud y Dios lo saben". , ,11 gar d u.rante toda su vida -es que era tan seductor. .­
:
'llno porque Lou, no mas enamorada de loque era prec1s0,
Pasan tres atlos de trabajo y de construcci6n, entre lo lnstal6 con Freud en una de esas situaciones triangulares
Tausk, Freud y Dios,o convirtiendo a los dos ultimos en uno que eran las unidades de valorde su propia vida. Hay un vago
so !o. En 1909, un ai'io después de su llegada, asiste por tl·cuerdo deque Tausk fuera el amante de Lou; lo lm� ortan­
prtmera vez a una.reuni6n de la Sociedad PsicoanaHtica de _
lC era q_ue habîa sido parte constituyente del tnangulo
Viena, reuniones regulares de las que llegarfa a ser el Freud-Lou-Tausk.
puntal, como lo atestiguan las Actas de la Sociedad. Presen­ Esta situaci6n triangular, situaci6n clave cuyos efectos
t� su pr�er art�culo, Teorfa del conocimiento y psicoana­ Jntentaremos ver mas adelante, alcanza tanto mâs interés
lisis, al ousmo t1empoque Ferenczi escribe Transferencia e c.uantoque iba a ser seguida de otra, en la cual la mujer habia
_ _ _
lntroyecci6n yque Freud trata deJuanito,el Hombre de las de ser otra y la relaci6n con esa mujer diferente; s1tuac1on
Ratas y de las Cinco lecciones de psicoaoaHsis. En 1910, el Lriangular en la que F.reud serîa el punto culminante, pero
trabajo del grupo freudiano continua. Es el Congreso de de la que esa vez Tausk saldrfa solo con su muerte.
Nuremberg, la creaci6n de la Sociedad de Be.clin con
Abraham, de la de Viena con Adler, de la de Zii<ich con ,Qué es loque Lou Andteas-Salomé habfa ido a hac;r a
Bleule.r y de la Internacional con Ferenczi. En 1911 es el Viena aureolada con La gloria de sus amantes célebres.
C�ngreso d � W e!mar, la salida de Adler y de Steckel; el Atladir a sus trofeos de caza un Sigmund Freud, judfo,
pnmer nava,azo en la homogeneidad de los analistas del subversivo, de gloria ascendente y escandalosa, era para ella
primer momento. E.ra también el afi.o del Presidente Schre­ _
un nuevo punto de partida a sus ciocueota a.fi.os. Inteltgente
ber y, para Tausk, el de una Contribuci6n al estudio del y experimentada, lee todo loque es posible leer sobre esta
masoquismo. En 1912 todo el mundo trabaja, Helene nueva celebridad antes de presentarse ante él. No cabe
J?eutsch es psiquiat.ra en la clînica de Wagner-Jaureg y, por duda deque ella lo sedujo, sinque con ello, al meno� l��r las
fin, se crea el Comité. notidas que tenemos, le hiciese ramper su sum1�10� �I
conformismo. Acostarse con eUa es participar de la mt:11:1;1-
En 1913, Tausk escribe distintos artfculos, su situaci6o dad de personas como Nietzsche o Rilke, pero es tamb1en
en el medio analftico es de primer plano y sus estudjos atraerse una publicidad escandalosa. Es claro que Freud la
médicos son acabados en poco tiempo. Parece puesque este corteja,que la cubre de cumplidos y de flore�, ·pe ro sobre
tercer punto de pa.rtida haya sida el adecuado. ,
todo hace de ella la confidente a La que, mas aun que a
Y entonces es cuando estalla la disputa entre Jung y Minna, le puede bablar de sus problemas profesionales, e
Freud, y cuando Tausk se encuent.ra con Lou Andreas­ incluso de sus problemas privados. Se acostumbra a su
Salomé,que habla llegado a Viena para conocer al Profesor presencfa y a su encanto, y no puede apart� la vista de su
Sigmund Freud. sill6o vado si ella esta ausente en una reuru6n, y en laque
Su relaci6n con ella iba a marcar el apogeo de su vida de faltara por tanto su femineidad de rosa de otono y la
132
Para una historia del On del anallsis Tausk: su muene como transmisi6n 133

suavidad de sus manos haciendo media. Esta troika maléfica fue el lugar de un torbellino
Reuniones a las que
Tausk acude también con fideüdad. P••"•·onal que trastorn6 hasta a Las familias lejanas de cada
Ante la imposibilidad de hacer de Freu lllll) de ellos y que, sin que se arrugase lo mas ":' r�o· e1
d su amante,
eligi6 a Tausk.Lo que viene a ser lo mis 'ucllecito blanco de Lou, Llevô a Paul Rée al su1ctd10 y a
mo que decir que a
falta del numero 1 eligi6 el numero 2. Nietzsche a la desesperaci6n.
Pues esto es lo que .
quiere decir la elecci6o de Lou.Quiere Pero no por ello estaba meoos satisfecha de esta o_rgaru­
decir que ese Tausk .
que no conocemos, o que s61o conocem 1.ac1on, de v1·da, y Lou• aun virgen y siempre
. segura sobre sus
os como satélite,
que ese Tausk tenfa de hecho un lugar prim Allstos, no pudo hacer otra cosa que ir en busca de 1a r_e-
ordial, pues era .., .
el creador posible, era el nombre que dornin pet1c1on. Fuese el que fuese el compaii.ero eleg1do, d is-
aba después del .
de Freud, como delffn o rival. pondrfa en su vida de un numero vita 1ic10, • e1 de ese mari do
Sc establece pues la situaci6n entre tres utativo cuyo cometido, por no decir empleo, era el de
: la pareja habla
del maestro, Lou y Freud hablan de Tau �efende_rla de un hombre por medio �e otro h ombr
sk en el curso de sus
comidas a solas los dos. Freud la acom
paiia por la noche En el triangula Lou-Nietzche-Ree, er� este , er que
charlando por las calles hasta su casa, habfa de acabar mur.iendo por haber proteg1do a �o de fa
donde quizas Tausk ;
esté esperandola. iPor qué era ésta la pasi6n de Nietzsche, disuadido por _unas cartas tur a oras y
situaci6n?
Llamarse Lou Andreas-Salomé es ya una aJejado de la agresividad de la temble hermana.
ilustraci6n de
que Numero deus impari godet. Ningun
o de esos nombres Y 1uego fue Andreas, que demostr6 lo irreversiblc de_ su
es el suyo propio.Salomé es·el nombre de
su padre, Andreas apego mediante una tentativa de su1c1 · ·cl·10, y que se h 1 zo
es el de su marido, y Lou es el sobrenombr
e que pronunci6 cargo definitivamente de este com�t1'do pa al del hom­
involuntariamente el primer hombre que .
la amase. bre-que-la-ama-y-que-La-defiende-sm-tocar t; a. • Ree , no ha-
El gusto por la trinidad se le impuso desd
tuvo cuando ten.fa 19 aiios; se trataba de
e un sueiio que bfa podido sostener 1 o, tanto pe0r para él · Andreas se Las
vivir y trabajar con .
dos hombres, como si ella no fuese mas a.rr egiani con el triangulo Lou-Zemke-Andreas; al igua� que
que el tercera. La con el tniln
-� gulo Lou-Rilke-Andreas, en el que se orgamzarâ
primera vez que Ïe propuso este mén
age à trois a up una vida doméstica con el ama de Uaves, a la que I e harli un
hombre que estaba enamorado de ella,
éste no quiso dar nifio.
crédito a sus ofdos.Se trataba de Paul
Rée, con el que se
encontr6 en Roma.Intimado a aceptar
esa siruaci6n, Rée Cuando lleg6 al mundo de Freud, aunque ella tenfa
busc6 un tercero honroso, e hizo la escandal
osa proposici6n como objetivo el triangulo Lou-Freud-Andie�, la p uden e
a Nietzsche.
ticencia de Freud la llev6 al triangulo me1or a � apta ;o
Y Nietzsche acept6.
�:u-Tausk-Freud, y en el que Freud tomô el lugar paternal
De este modo se constituy6 la Santa Trin
idad, que nos de Andreas.
ha Uegado ilustrada con un cliché
fotografico que nos
muestra a Lou, delgada y vestida de neg
ro, con los cabeUos No tenemos testimonios pr�cisos_sobre este triangulo
estirados, con un latigo en la mano, subi
da a una carretilla a de dos psicoanalistas y una histénca, tnangulo creado por el
la que estan uncidos Rée y Nietzsche.
deseo de ella.Tausk hizo quemar todos sus pape les antes de
134 Para una histoàa del .fm del
analisis
Tausk: su muerte como tra.nsmisi6n 135
morir; Freud era disereto; de
la graforrea de Lou no
podemos esperar otra Gosa que
escuchar lo que sus escritoa c•I a su vez el maestro y hacerle al otro obj_e�o del sortilegio
no dicen. del que era vl'.ctima: hacetlo caer de la pos1c16n de supuesto
suber a la de petit a.
i.Y el amor? i.Quién am6 a qui Para Freud, el saber de otro era una amenaza �onstante;
én? Tausk am6 a Freud
seg(in el mode1o de la pasi6n.
Podfa amar a Lou, que se ,6lo podia escucharlo integrado al suyo. �ualqwer a�orta­
mantuvo siempre foera de la
dep i:i6a de s�ber por parte de otro exig1a un tra�aJo de
realmente? i.O es que no vi6 endencia; pero i.la am6 ,tSimi1aci6n que, aparte de que esta actividad le desv 1aba del
en esa relaci6n sioo una _ que le
aproximaci6n a Freud, al que ya plan de trabajo establecido, le oblîgaba a una urgenc1a
no se atrevfa a comb.atir y
que ya le rechazaba? resultaba irritante en un programa que ya estaba bastante
Lou �nimaba a Tausk a que se atre obsesionalizado. t\,demas, ese saber ex6geno no p�dfa, una
.
m1s viera a afirmarse; y al
mo t1empo tranquilizaba a Fre
ud vez asimilado
. , dlstinguirse ante sus ojos de su prop10 saber.
Tausk. Freud, del que ella estaba sobre lo inocuo de
a.vida, acechante de la mas Preferfa no escuchar ni leer nada �e otro, del c�al no �a bna ,
mloima palabra, del mas minimo luego si era O no su autor. Su temor a ser plag1ado solo se
escrito.
En cuanto a Freud, parece que podfa comparar con el de ser plagiario sin saberlo. Cosa que
haya tenido interés por
ella Y que baya soportado a Tausk le sucedi6, y de buena fe, mas de una vez.
solo en consideraci6n a su
supuesto afccto para con él.
Este movimiento envolvente induce la terc�ra d�men­
Esta sltuaci6n dur6 hasta que Lou si6n de la fuerza implicada en este triangula h1stenzado,
Freud nu.nca harfa de Tausk el hubo de admitir que
preferido, el primero tras él. esto es, el poder.
Tausk fue entonces rechazado El poder esta en manos de Freud, que quiere conservatlo
para la salvaguardia de esta
amlstad con Freud, infinitament para defender su obra. Freud, desde Fliess, desde Jung, se
e mas preciosa ante sus ojos
que un hombre entre los demas niega a dejarse alienar por el amor.
-un "no todos"-. Vemos
aquf el pape] de "petit a" de Tau Frente a la panda, Freud es el Maestro, el Arno, P?:que
sk, consolidando mediante
su caida la relaci6n de los otros
dos. es preciso que eso funcione. Y el imperativo que se dinge a
Tausk se expresa por el silencio. Poder que Tausk desea
éY entonces, el saber? El saber, arrebatar, deseo que analiza y expone claramente en obser-
queda muy claro: Freud
ocupa el supuesto saber de los vaciones. Pero deseo aplastado por el arnor, que s61o deia ·
otros dos, y es por tanto el
sopone de la transferenda. salir, de él a Freud, palabras de surnisi6n,
iQué querfa Lou, la histérica?
Freud, tanto como a partir de TauFabricar saber, a partir de El amor, el saber, el poder, ierao ésas las tr�s dimensio­
transferencia lateral. sk, que era objeto de una
nes que giraban triangularrnente en esas situ�c.1ones de tr�
iQué es Jo que Tausk querfa personajes impuestas por el discurso h1stenco_ de Lou.
de la transferencia neur6tica hacy que ja.mas tuvo? Libera.rse i.Cual es, foera de su deseo, el saber inconsciente que le
ia Freud haciéndose reco­
nocer él también como alguie motivaba a ello?
n de supuesto saber, hacién­
doJ.e perder a1 maestro este sup Al cabo de algunos meses, Lou deja a Ta_usk y vuelve �
uesto sa ber para 11.egar a ser _ a Tausk.
Gottingen, donde le esperaAndreas. iPor que deJ6
1}4 Para una historia d� fin
del anllisis
Tausk: su muerte como transmlsi6n 13)
morir; Freud era discreto;
de la graforrea de Lou
podemos esperar otra Gosa no él a su vez el maestro y hacerle al otro objeto del sortilegio
que escuchar lo que sus esc
no dicen. ritos del que era vktima: bacerlo caer de la posici6n de supuesto
saber a la de petit a.
i.Y el amor? i.Quién am6 Para Freud, el saber de otro era una amenaza �onstante;
a quién? Tausk am6 a Fre
segun el odelo de la pas ud s6lo podia escucha.rlo integrado al suyo. �ualqu1er a�orta­
� i6n. Podfa amar a Lou, qu
mantuvo s1empre fue.ra de e se ci6o de sirber por pa.rte de otro exi�1a un tra�aJO de
la dependencia; pero iJa am
realmente? i.O es que no 6 usimiJaci6n que, aparte de que esta activ1dad le desv 1aba del
vi6 en esa relaci6o sino .
aproximaci6n a Freud, al qu una plan de trabajo establecido, Je obligaba a una urgenc1a que le
e ya no se atrevfa a combat
que ya le rechazaba? ir y resultaba irritante en u n programa que ya estaba bastante
Lou �nima ba a Tausk a que se obsesiooalizado. /;.de mas, ese saber ex6geno no p�dfa, una
_ atreviera a afirmarse; y al
rrusmo tiempo tranquillzaba vez asimüado, distinguirse ante sus ojos de su propio sabe_r.
a Freud sobre lo inocuo de
T� u�. Freud, del que ella est Preferfa no escuchar ni leer nad a de otro, del cual no sabua
aba a vida, acechante de la mâ'.
milllma palabra, del mas mi s luego si era o no su autor. Su tenior a ser plagiado s6lo se
nimo escrito.
En cuanto a Freud, parece podia comparar con el de ser plagia.rio sin saberlo. Cosa que
que baya tenido interés por
ella y que haya soportado a Ta le sucedi6, y de buena fe, mas de una vez.
usk solo en consideraci6n a
sup uesto af�cto para con él. su
_
Este movimiento envolveote induce la tercera dimen­
Esta situaci6 du.r6 hasta qu si6n de la fuecz a implicada en este triângulo histerizado,
e Lou hubo de admitir que
Freud nunca han�a de Tausk esto es, el poder.
el preferido, el primera tra
Tausk fue entonces rechaz s él. El poder esta en manos de Freud, que quiere conservarlo
ado para la salvaguardia de
amistad con Freud, infinitam esta para defender su obra. Freud, desde Fliess, desde Jung, se
ent
que un hombre entre los dem e mas preciosa ante sus ojos niega a dejarse alienar por el amor.
â'.s -un "no todos"-. Vemo
aquf el pape) de "petit a" de s Frente a la banda, Freud es el Maestro, el Arno, P?�que
Tausk, consolidando media
su caida la relaci6n de los nte es preciso que eso funciooe. Y el imperativo que se dmge a
otros dos.
Tausk se expresa por el silencio. Poder que Tausk desea
i.Y entonces, el saber? El arrebatar, deseo que analiza y expone claramente en obse�­
saber, queda m u y claro: Fre
ocupa el supuesto saber de ud vaciones. Pero deseo aplastado por el amor, que s6lo deJa
los otros dos, y es por tan
soporte de la transferencia. to el salir, de él a Freud, palabras de sumisi6n.
iQué querfa Lou, la h.istérica
? Fabricar saber, a partir de
Freud, tanto como a partir El amor el saber, el poder, éeran ésas las tres dimensio­
de Ta usk, que era objeto de
transferencia lateral. una nes que gi.rab a n triangularmente en esas s�tuaciones de tre
iQué es lo q ue Tausk querfa _ �
y que jamas tuvo? Liberarse personajes impuestas por el discurso h1sténco de Lo u .
de la transferencia neur6tic iCual es, fuera de su deseo, el saber inconsciente que le
a hacia Freud haciéndose
nocer él también como alg reco­ motivaba a ello?
uien de supuesto saber, hac
dole perder al maestro este ién­ Al cabo de algunos meses, Lou deja a Tausk y vuelve a
supuesto saber para llegar a
ser G6ttingen, donde le espera And.reas. éPor gué dej6 a Tausk?
uansmis16n 137
Para una historia. del fin del amUisis Tausk: su muene como

pend iente? Corno psiquiatt a,


Quiza porque la decepcionara por s u s umisi6n a Freud, precisamente de un modo in de en eual
erecho a instalar se
sumisi6n que la frus traba des valorizandol o todo, y que lomo analista • tiene todo el d tir de su desmov'liz aci6n,
consideraba como tan poco justificada que requerirfa ella q uier sitio. lnmediatamente, a par ar an te Freud, deman-
1

sent
sola una cur a analitica. vuelve a Viena y se vuelve a pre
0 simplemente porque ya no le era necesario para dante .
imponerse al gru po -y a Fre ud. Duran te todo el cu rs o de su
dice que no.
vida ella abandon 6 al amante que habfa llegado a s er inutil Le pide un analisis y Freud le
cuando ya la habfa cond ucid o ad6nde eUa querfa Uegar. As{
Freud l e dijo que no. L e
pues abandon6 a Tausk tras habe r consolidado su relaci6n Tausk no fue el unico a quien
n a Federn, que lo lam�nt6
con Freud, s um ergien do al abandooado en el fu ribundo cüjo que no a Reich. y tambié narca
se convir ti6 en �n pat
trabajo tan conocido en tre los intelect uales frustrad os. durante toda su vida, pero que tac n fr ud ana . F edem
ien
Prepa r6 sus examenes de fin de carre ra, y se convirti6 en un del psicoan alisis siguiendo la or n con un arma d e fuego,
i6 e i

es peciali sta. Su te rcera carre ra Ueg6 a s u meta: mécüco,


se s uicid6 en su
sill6n, tambié
dad. Tam­
psiquiatra, psicoan ali sta. ne and e a p rtar el deterioro de la enferme a carta d
no, m�diante un
o

bJn a Silberer Freud l e dijo que pubhcase, por l o escalo�


os so
Persisten sus dificultades con Freud -sobre todo sin la
pantaUa de Lou- pero le apasiona su trabajo -y l e hace despi do que Jones no d j qu
suicid6 por esta car
ta.
e 6 e se

es pera r la inversi6 n de la sit uaci6n tan es p er ada: s ec él el friante que resulta. Silberer se
supuesto saber, y que Freud s e lo recon ociese.
e -poder de vid� Y
ëC6 mo explicar el poder increful _
disd pulos? Segun d1ce
P ero estamos en 1914, es la guerra, y él tiene }5 anos. muerte- qu_e Freud tenfa sob re s
Freud era una condena,
us

Movili2ado de inmedla to, debe partir. Freud tiene 58 y se Federn el rechazo por parte de
su recbazo sellaba com
queda. tant o p�r la retirada de amor que
o

guia. Per cibido su_ d ,


Una vez mas el destioo le sie ga la hie rba bajo los pies, y le por la exclusi6n del gru po que se se caer de su prop10 peso
eseo

manda como médico militar. Ahf trabaj6, sin Fre ud, copio­ era vivido como una o
rden, y pareda
o. ln cluso si se trataba de
samente, denu n ci ando los abusos de poder, en la tradi ci6n que habfa que satisfacer ese dese
generosa de sus afi os mozos , y est udiando los efectos ver c6mo desapa reda el otro.
traumaticos d e la guer ra en los soldados de los que tenfa que
como lo babfa becho
ocupar se . As{ pues, Freud rechaz6 a Tausk,
mazo sobre su apel de
El ai'io 1916 es el mas rico de su producci6n por loque a con tantos otros, trazando un plu zas que h�bp 1 a h echo
eran
su carr era se refi ere. Es también el an o de la muerte de su pionero, so bre tas redprocas esp al q tn m�argo
o J okl,
padre. Vivfa en tonces con una mujer encantadora, Kosa nacer y que habfa sostenido. Coro
ue s e

la p ra de pac 1�ntes
Lazere vic, primero en Lublin y l uego en B elgrado. Ésa era acept6 durante algûn tiempo, a
es e

n mejor. Pu o hay q d ,ar de


un;i. vip.a de adulto , y que n ada tenfa de la de un es tudiante extran j eros q ue pagaba
ue e
o , Y �ue
es n
ud c itab a di r
llen o de ambiciones. lado est e as�ecto, el de que Fre
ne

aba en plena desprovis16�­


ne es

Y ipot qué no se le ocurrirfa, una vez terminada la Tausk, recién desmovilizado, est
n as de ver a Tausk se1s
guerra, se� uir t:raba.jando en esa profesi6n que adquiri6 Pero s obre todo , Freu d no tenfa ga
138
Para una historia del fin deJ
an:iHs!s 139
Tausk: su muerte como transmisi6n
vec es por semana, de ofr sei
s vec es por semana un discur
qu e Je inltaba por adelantad 110 ude seis vec es por s� man� al divan de Helene y s abe qu e
o. También simpJement e gan
de verse desemb araza do d 111
,11..

e él de un a v ez i•l 1 a acude a continuac16n seis ve ces por se man a al de Freud.


R esul ta evidente que en est p or t odas. , r 1o que conf•1esa H elen e D eutsch' ni.nguna
a ocasi6n se n eg6
A 1uzgar
ci esgo,ri esgo qu e en térmi a co rrer un P
nos lac anianos podemos d trnnsfere nci?a d e T ausk a ella cos a qu e r esult a desconcertan-
como el riesgo d e asar de esignar IC por p arte de este hombre que esta sin c esar e n un
la situ a ci6n de su uesto s
osici6n qu e tenfa &ente a Ta
p
ber, la 'lob res alto amoroso.
usk, a la situ aci6n de peti
p p a
Freud no podfa haber d t a. D6cil a los deseas d e T_ausk y d e Fr eud Helen e l e apo rta
ej ado de esc uchar
cis amen te el des eo q qu ése a .1 F reud lo que T ausk e dice, F d s e e�tuentt a pr eso, a
ue Tausk t e nia hac �
e
f
Pesar de sus precauc1ones, n ::: primer a situaci6n de
re er
ia él. Se ni ega y le
p
propane a una d e sus alu
mnas j6venes, H elene D eu . .,
p ara s us titui.de en el tsch, contro1. S_1tuac1on espuda qu e pone a H e1ene en una
papel d e an alista . Helene
principiant e en esa rofesi6 era una
n en la que Tausk era ya posici6n ei emplar para bene f'clarse an te los ojos del maes­
ve terano. A la humipllaci6 un . cha mas a lla de Lo qu e su
n de hab er sida r echaza tro. ( Que, es lo que Freud escu
Freud se le a fi adfa la de se rdi do por
J.

rigido a alguien sin ex erien anallzant e dic. e.? De todos m odos, es a Fr eud a quien mas le
Por lo d emas, Tausk tenfa cia. .
con He len e y F elix Deu
p
pes a esta s1 tuacwn, , y l ei pide a H elene que i.nt errumpa ese
relacione s de amis tad. El tsch s udoanalisis. Lo cu a ' que, duda cabe ella ob ed ece sin
matrimonio DeÙ.tsch y el
ma tri­
e
monio transitorio Tausk-
p
Lea -Lea Rosen era su no discutir .
ese momento-
habfan as ado no ocas via en
Hel en e tenfa entonces, enp veladas juntos. éQué m= LA se 1
la clfnica de Wagn er-J aure � odîa quitar a Tausk?
p

p osici6n diffcil, pues to que


era mujer y le estaba rob
g una L e esc rlb e v anasP vec es a Lou p1'diéndole ay uda, o una
tener un pues to oficial. Ta ibido ayuda, p er� e.11� n? con t ta . "N adie s e si en ta a la mes a con
usk, en ca mbio, est :
p
aba alü m uy
tra nqullo y con tod
o der echo. Num erosas h a un de. sg rac1ado, tu tamp co lo has hecha". Inten ta una vez
p ullas d e T a usk sobre el t ema
bfan sldo las mas un a ave� tura . amorosa est a v ez con una 1·oven pi anis ta,
,
habfa hecho bastante an tife pues, en reacd6n a Martha,se Hilde Lo ev_1. P ero, se tra• a d un desplazarniento, una
minista, y él estaba poco �
venddo d e las osibilidades con­ transf ere ncia, una ultlm . a efe:a de Eros. Toma concien­
i.ntelectuales de una mu j .
(Don Juan no es fominlsta.) er.
p
Y Freud le dirig e recisam c.ia de q ue no es nad a razon able quer e.r const ruir dos
a eUa. ente . s emejante.
:i; a-
p
exi.s�:: :�:�� r:1
i r
Y entonces ipor qué con 0 :e:::a:r_ ado, c str d
sinti6 en e Uo? iTanto � :
fasci.na ba el deseu de F reu
d? ,o bien vi6 ahf una ul
le aplasta.do, entra en un dess er sm uop1ezo . ;j��::�::��;
posibilida d, algo q ue no tima par falta_ de ,co: b:O t1 tes U na vez desaparecido Eros, no
le q ued aba mas r emedio : �
ac eptar? q ue qu eda rungun o . c o ·Tanatos reina en paz. Por fin
Y asi es como se coostitu . · T�usk pr ep ara su muert e como
y e p ues la segunda situaCii6 tranquilo, par fin sase gado,
triangula r entre Freud, T n un asunto que hay que ll eva r sin rod eo.s Algunas palab ras de
ausk y una mujer
el que gira el amor, y tamb , un triangulo e ri
lén el poder, pero fue ra de e stlmulo a su bi'o que h ab' 1a acudido a ver le una c arta a su
Freud-Tausk-Helene . El a l sexo: novia una ca rtla a. Freu d. y lu ego s e mat•a s i gujendo la
nalizante Tausk le habla a .
por el vecror de H elene, F reud técmc•a que hab'1a sido recomendada en e1 cu rso de medicina
y le habla de Freud a F reu
d. Él leg al.
141
140 Para una historia del fm del analisis Tausk: su muerte como transmisi6n

Tenemos testimonios de que a Freud esto no le traator­ - el problema vasto y crucial de la transferencia, de su
n6 en absoluto. Tard6 mas de un mes en hacérselo saber 1 1c•1111cidad, y de sus recurrencias posibles,
Lou, en decirle que Tausk "habfa dado fin a su vida de la
maner.a mas radical". Mas emocionada que su corresponaal - el problema de la relaci6n de Freud con la psico�is, la
. i t•rcanfa de Tausk con la psicosis: ya vimos el desprec10 de
ella le contest6 mas adelante. Lo hizo el dia en que 1�
cumplfa un aniversario de la muerte de Rilke. Es humor Freud para con los perversos. "Lo mejor es meterlos en un
negro, es humor del inconsciente. _
h,arco y despacharlos, no merecen el tiempo que les ded1ca-
111os". Y también su temor a la pslcosis, a ese desorden y a
La emoci6n fue mas bien viva entre los miembros del c.·sos extravfos que no pueden proporcionar un material
grupo, Y se hicieron muchas preguntas, sobre Tausk, sobre �6lido para su estudio,
su evoluci6n e incluso, aunque mas t(midamente sobre
Freud. La emoci6n de Federn dej6 rastro. Y Feder� precl• - el problema de su relaci6n con el discipulo su�cepti­
samente tenfa razones -y razones personales de las que hle de ser original. Se trata del problema del plag,o que
diffcilmente se bonan, como lo son los celos de�n marido­ 1nnto le atormentaba, problema del que ya hablamos, asi'.
como del de ser desviado del programa que se habfa trazado.
para tenerle rencor a Tausk, que aunque era insoportable,
era muy seductor. 1'anto una como otra cosa son indicios del cuadro obse­
sivo del que Freud tenfa necesidad para trabajar,
_Lo que mâs sorprende es que baya habido tanto que - el problema vasto de la Instituci6n L� instituc� 6n
decir _sobre el desar �o11o de una vida tan corta, y que en ,-
. subversiva en relaci6n con la sociedad. La t.nst1tudonaliza­
camb10 su fin nos de1e ante un tan vasto cuestionario. Este
ci6n del propio psicoanalisis, rfgida, intolerante frent� a
es, me parece, el efecro de esta muerte, de este suicidio que
cualquier subversi6n interna y frente a la amenaza extenor,
se presenta como el unico discurso que Tausk verdadera­
mente lognse.
- el problema de la posici6n pa.rticular de aquel que
Esta muerte es un ejemplo de los problemas de la época
tiene que elegir entre su dependencia del maestro y su deseo
que no fueroo resueltos, a saber,
de crear también. Esta rivalidad, que Tausk habîa sofocado
- el problema del analisis didactico y del fin de un
por lo mucho que le aterrorizaba. le hizo preferir la n:iuerte
analisis, problema que ya tratamos hablando de Ferenczi , _
al abandono de amor necesario para crear. Y su pos1c16n tal
como ésta es percibida por parte del grupo, esto es, posic� 6n
- el problema del contro.1 y de la posici6n triangular de de leader, pero destinado al sacrificio; posici6n de chivo
Freud-T�usk-Helen. Esta wtima tenfa canto de anallsis por expiatorio,
persona mterpuesta coma de control. Era una situaci6n que
Freud no podfa tolerar: "elija entre su analisis o el de - el problema de la histérica, cuyo ejemrl lo es Lou, � a
Tausk", _
unica mujer presente en las reuruones,
<:>
la uruca que terua
derecho a hablar.
- el problema de la indicaci6n del analisis, asf corne el
de la interrupci6n del anâlisis,

,
142
Para una historia del f1n del analis!s Tausk: su muerte como transmisi6n 143

__ Par lo _que aquf nos interesa sobre el saber del psicoani­ dad. Par la muerte, se call6, y, mas allâ de ella, bizo quemar
lists -sab1do y no-sabido- y sobre su transmisi6n, esos dos todos sus libros. iQué podemos decir de ello hoy, a través de
aspectas quedan sombria.mente iluminados por ese suicidio los escasos artkulos salvados del fuego, no traducidos o ni
que nos hace seiias o signos. siquiera publicados?
iQué le falt6 a Tausk? iqué les falt6 a todos esos Vamos a verlo, o a intentar verlo, a partir de la idea de
ana�s!as que huyeron, que deliraron, o que murieron de que si, por una parte, Ferenczi intent6 institudonalizar la
_ transmisi6n del psicoanalisis volviéndola a enganchar a sus
ello._ (que les falt6 para poder desembarazarse de Freud sin
morn por ello o sin matarlo, para hallar el derecbo de hablar criterios, por la otra, Tausk, fascinado por los conceptos de
en s� no�bre y de tener una opci6n distinta a la de la limite y de tiempo, se apasion6 por la transmisi6o del saber
obedienc1a o la polémica? coma coocepto filos6fico.
c:El an_�Hsis largo y completo que Ferenczi exigia? (La Pero en el plano de La instituci6n psicoanalitica, se
acumulac10� �e los pedazos de analisis, de los aseos higiéni­ opuso netamente a la obligaci6n del analisis didactico. lPor
cos Y tranq�adores de los inconscientes de analistas que gué ese rechazo, y par qué esa imposibilidad?
bay que cons1derar coma instrumentas de trabajo que.haY
_ Volvamos, para comprender algo de ella, sobre la
que rev1sar con regularidad?
Sabemos que Freud no crefa demasiado en ese incons­ alternancia de esos dos autores -ejemplos y contraejem­
. plos de la transmisi6n del psicoanalisis-, tomando como
�ente de analista que habfa que ir bruiiendo hasta conver­ bisagra el nivel del analisis personal, y poniendo al uno en el
ttrlo en una herramienta sin defecto.
campo imposible de delir'nitar del saber del psicoanalista y al
Lo qu_e nos aparece, ahora, con la distancia y con la otro en el margen de ese saber.
� cumulac1?n de experiencia que tenemos, es que en esa Tal coma ya vimos, Ferenczi transmiti6 tanto su saber
epoc� �aaa falta sobre todo el saber que cada cual puede sabido bajo la forma de enseôanza, como su saber no-sabido
adquuu sobre su propio analisis, la superaci6n por parte de bajo la forma de teorizaci6o totalmente persona!.
cada_ cual de su sintomatica persona!, mediante el estudio
te6nco _de su propio analisis y de la acci6n de bacer efectiva Y sin embargo una parte de su inspiraci6n se sali6 tantci
la relac16n transferencial con el propio analista. del discurso universitario como de las innovaciones te6ricas,
y es quizas porque conoda los gustos cientistas de Freud y
Superaci6n ésta que Lacan nos propuso mediante el porque preveia sus reticeocias por lo que no habl6 de esa
pase. Es una superaci6n que a ellos les bizofalta y que nosfue aportaci6n. Su primer esbozo lo redact6 en 190.5, inmedia­
propuesta a nosotros y que, si tenemos derecho a utilizarla tamente después de su primer ana.Usis, en lo que redact6
habremos de tomarnos el trabajo de elaborar. bajo el nombre de Thalassa. Thalassa no es una secuela de
su analisis, o un resta que haya que utillzar. Es un sfntoma.
So�re �a tra?smist6n del psicoanalisis, que Ferenczi Y ah( estâ el unico territorio comun con el trabajo de
defend16 e 1lustro tan admirablemente, hemos de decir que Tausk, el lugar de intersecci6n de sus dos campos ,propios, el
Tausk, mas alla de su suicidio, hace presente su imposibili- rasgo que une el estudio del uno con el estudio del otro.
� te como uansmlsi 6n
,. su mu•:r
Tausr.:
144 Pa.ra una historia del fin del analisis

un ca so de transmis
i6n y en el otro de no
mplo en
Si hace falta un acto e n e l orige n de la transmisi6n, lo ,, ,11 cj e
-que valfa é\ solo una
que hace falta es el origen de la tra nsmisi6n de l psicoanallsis 1 i.11u;misi6n.
Para uno, para Fe re.nczl l propio Freud­
apre c1ao·60 de
es e l acto psicoaruilitico. '�1..uela ente ra , segu'n la . e les ' los dos nive les
que
los dos niv , 's
Y el acto psicoa nalftico lo encontramos ba jo todos sus l 111b1,a tra nsm·isi6n en I O no-sab·d 1 o' y q u e lle go , ma
,
ntre lo s bido Y rquias,
aspecros en Ferenczi: anâlisis, control, hasta cometido de lu ndimos e a
,blccimiento de jera
a e1 est a
passeur. Pero ie ncontramo s en el orige n de los traba jos de .ill.i de la instituci6n, hast
as .
Tau sk un acto analîtico? Lo que allf encontramos es la ,Il controles y de re gl . sicndo u n
cransferencia con e l analist a, con su temible espe cifidad. Mien tra s qu l trn nsm 1s1. , � de Tausk sigue escuela,
e a
� ni ense n oz , ni
1,rnblcma resuelto por la nega iva·
a a
Pero Freud, al negarse al analisis, se neg6 a ser e l sostén : os, w
crit J' scutJdos que eran
de esa transferenci a. S e zaf6 del a cto psicoanalfrico, pu es el s. P ero s1, Jgun o s es
irse, para
111 regl a a
. e osos de instr u
problema no era el del saber si tuvo raz6n o no. En cualquier , ma q p a ra16ven�s des -
,1tr a ctivo nali'tica y su histo ria pue
s s ue
caso, te nfa todo e l derecho a hacerlo. s p quie n es la teo na a p d en
.i.qu Il o . os. e
pet "6n de sus comienz
e aca u
iEra entonces un acto analftico la ace ptaci6n de Helene den permitir e�itar la r� �� · lisis siga tanJo e n Fr ao­
1én que e ps• ana
es
Deutsch? iEra analisis lo que su cedi6 e ntre ambos, cuando pcrmitir tarnh . ac1·60 de punta y SLD . que zozobre' como lo
ha
ella misma convino en q ue la transferencia estaba ausente cia e n una s1tu proporcio n do 1 guno s
es y tras 'haber
a a
e n su analizante? iEs taba Tausk en a ruilis is e n ese divan, o he cho en otros lugar . zozo bre n una
lasttmosos, sin que
e
era s6lo el obj eto de control entre Hele n Deutsch y Fre ud? :ugument?s de. peliculas mida y florida.
a l a vez carco
Pu es no podemos habl ar de Tausk sin evoca r la instituci6n forma de inst1tuc1.6n
del cootrol. ÉI fue su primer ejemplo y esa es una primada
La obra sado en
de la qu e hubo de pagar los platos roto s. . sk no se b ubiese intere
No se uata de que Tau JIcame ntc • se int eres é>
No s preguntamos si Helene Deu ts ch asliml6 un come­ ·
s100 que, parad6""
la transmision, ,
- ances incl
ema, s, u so de estar
.
tido de anaü sta, o bi en si obe de ci6 a su analista al aceptar esa los d
por elia ante s que , anar,·ca Pero este m1smo
cura, igual como lo hizo al interru mpirla. El analisis de por la reona
Preo cupado , a que de1a un
..' t . a· huella en toda su
Taus k, pues asf es como podemos designar esa experi e ocia, lntcrés era un smtom p��to_ �ens1·hte que no ha cesado
ese anaüs is na da tien e de comp arable con el de Fe renczi, con
historia, un sintoma del 1lsac1on.
la f
su incompletud y sus insatis facciones re dprocas.
de herirlc , el pu nto de no • ya en 1907
l mae stro al �lum..
Asf pues, iqué nos transmiti6 Tausk mas alla de su El saber, 1 a rel a��·6 de
n
blada" e ntrè el S abio
- el
negativa? c:Q ué otra cosa nos transmjti6, ademas de su il t 6 n un a E scena h a De la
las ma :
nombre. Ticulo del poe
us r e
u
suicid.io como signa? No pue de ser, como acabamos de fil6sofo Spinoza- y un
ve rlo, algo no ana lizado como re sto fec undo. Mas alla de su vida y del s aber. . aqu1 un
.r que vayamos a hacer
sa ber sabido, de sus conocimie ntos adquiridos me di ant e el Sin que esto qu1era dec1 sop ort a el
s q ue cl hilo que
trabajo y la ohservaci6n, lo q ue traasmiti6 fue éon sus . 1.s dc texto5' se nalare mo
anal1s ed toc ai·1zar
-la fillaci6n- se pu
e
sfntom as
. conju nto de sus escn.to\ pre oc paci o·
ht van atrapado en sus
u
De a hf la dive rg e ncla fu ndamental entre la aportaci6n en grandes puntos de . -y de ah{ el proble ma de lo s
10
(si dejamo s de lado Thalassa) de Fe renczi y de Tausk, y que nes ese ncialcs: el cspac

'
147
si6n
146 Para una historia del fin del analisis T:u1sk: su rnuerte corno uansml

aj ar, p uestoque e
l 24 era él cl
limites -y el t iemp o -de ahf eIde 1a causalidad . Se d ice con .1provech6 esa velada para t rab
.
todas las l etras en la div 1. saq ue p recede al po e.ma.· "Echamos orador. i6n era Te or fa del sa be
r y
cuentas con n ues cro s ante pasados " El spac1 0 ,Y sus l imites, Y el tema de su exposic u i6
; trabaj oque venîa a conti
psi co analisis, esto es, un
ac n
son palabras que se repiten si n c·esa
n
s er
1907. Su s preocup
de sus versos filos6ficos de
a on e an
t�lladas;o;� Sa;b�:��oe;u:i
aci
ellas, cl
Y
lc ncontr ado un pivote para
Xi t:��::�io :�;��o
�:�:��:mJ n o � prec1sos de Tausk en las mismas, pero habfa e mbié nque no reneg arfa de sus
e

ta
relaci6n a Spi noza. En el cam � � ;1�_mpod l oq i u� vemos propio Fr eud. Seiial emos e los mostr6 a Lou,quien los
� 19 12 s
alternar es el temor a la mu e:C� y 0 mes e a v1da. versos ûJos6ficos. En se de Spinoza el
fil6sofo de l
6 aqu hi
aprob6 y l e inc it

�i��=
Adcmas, la ley' -l a purez a de . la ley- es presen tada como p en 1915:
cie
ismo
e
. a âli sis . Y fi nalment e, él m
o valor
is6
psi
rec
una j oya . Su fo rmaci 6n de JUCISt a se transparenta ahI e para mi el mism
es te e scrito tien
co n

por debajo de l ensayo filos 6fi co. L os estudios de o f.îa "C a d a p al ab r a de

q ue entonces bacfa un estud fante de dcrecho no es nada que tod avfa".


. m­
hay a que menospreci ar Le endre se di6 cuenta de ello ra exposici6n ante los mie
cuando citaba a Tausk �n L'g amour d u censeur Pero volvamos a esa pr ime ca de V!ena; y ante Freud.
ad p sicoanaHti
bros de la Socied
y ('ana lmente, no podemos dejar de citar ' aunque sea
l t fr acaso. U n fracaso
tan espectacular,que se
s6 lo tras una lectura curs iva del exto, los _ versos q ue F ue un bril sigu i6 s6lo su
é t s vero s{milque no
e

propone como s intoma . E vertir a su primera exposici6n


an

parecen esc indir e l sab er de un "m d co apac1guador" como


i ntent amos bacerlo. placer en filosofar para c o pod fa dej ar de
eorfa del saber. N
on

publica u n y t lacio­
"A dqw ere el mérit o del saber... d por esas esp ecu
o de
de l g usto de Freu
en n e sa

"Y,... es tar al corrien te ab t lecer


nes. F re ud le hab
fa escrito a Fliessq ue pen ca las mismas
s a es ab
pacigua los sufrimien tos en la humildad de l no y la psicol ogîa cla
sab;/ "entre su metapsicologfa
si

h y e ntre la fisica y la mc
tafîsica". Y es
la i q e lasq
A sî pues, fue en Ber lin en 1907 • cuando redact6 ese po r lo q ue Tauskq uicre
a
estudi o filos6fico
c on es u ue
r
re
Poema filos6f'ico , a ntes de s'u esta nc t· a en I a cI'in i• ca y como p r t t po e notar. Sigu ic n­
hacerse rec onocer , hacers es, y su gusto .
an o un

darse a con oce r,


o
n
des pedid a de su vi da be linesa
d��es en 1908volvi6 a Vie a y maestro, sus pasos person na irr itaci6n
al

comenz6 s u s estudi os e me ic ma con la co nfo r midad de do los pasos del , on u
ra hacié nd l
Fre ud. Tras él. lg ual como segui le sus pasos,
o o c

de F eu d . Sig uié do
cada vez mayor por parte sa y corriendo siempre cl riesgo
n
En l909 fue nombrado m1e · mb ro de la Soc iedad psi c oa-
r

nalftica de Vie na L uy apr i�a e nt onces, tras él, pero demasiado apri
demasiado ap ri sa·. ;:s;��� da;�� �o�e estudios d e med i­ de adelantarle.
b
ido
iato . Tras hab er introduc
cina, el doct or Tausk q uc �or �upuesto no habfa hecho n i la Y ahf fracasa, y de inmed u rne via Spinoza , hace de
les a H
sombr a de un anau,
·,
1s, rue mv1tado a la r eu mon de comie n-
-'•·s.' una filiaci6n de Arist6te o Spinoza q ue habîa versificado
nù m
�! Kant el sucesor de ese lve a
zos d e curso el 12 de octubre de 190?. 27 f uc propuesto cer muy b ien . Y lue�o vue Y
s

p r cc po c ant
como miembro. E l 3 de. nov1em . bre as1st10 a la ex posid6n de yqu inmedi ato!
a ton su suce sor
r o co no

Arist6teles iy h ace de Pl
e a e

Sadger en tantoq. ue m.tembro, pero si n abrir la boca. E l JO


in Lervi no . El 17 es tu vo ausente, loque hace su poner que argumenta.
149
transmlsl6n.
Tauslt: su muerte como
)48 Para una historia del fin del anilis.is
do, tra�smi-
nsmitido el saber recibi
èPodemos creer que sea eso un error? Es demasiado 11, despue, s de ha.ber tra aoa.lizados, 1ausk
tlô e_l saber no-sab"d' o de sus confiictos no intento de
grosero para ser tenido por tal. Tausk no habrfa pretendido trada, desde su primer
hace r una charla de filosoffa si no hubiese conocido nada de por .su parte ' y de en n obstaculo que no e ra
de

Plat6n ni de Arist6teles, y ademas d e eso babfa comprendi­ tran��isi6� •se eo�,?n� 6 ��:o�onstituyeote efectivo de su
le '
do el paso de Hum e a Kant. c:Es un lapsus que ilustra tanto ana\iSIS, reSldUO Utl LZa
su deseo de preceder al maestro como el castigo que merece cstruct u ra.
t6n, ci�rra 1:
ese de seo? Pero un laps us se desc ubre co la relcct ura, y habfa
y volvicndo la fili aci6n de Arist6teles a Pla
trabajado su texto, y ademas se escucba cuando es clicha en . un trayecto en cadeoa, loque ay e
publico. Y Tausk re piti6 y argument6 esa filiaci6n parad6ji­ lazada. Ya no �ay !1tnf uier caso, lo qu e hay es
acci 6 de ar v� e. tas. O en cualq
ca. Acta fallido, acto logrado; que ricndo il ustrarse en el uoa n
sm1 s16n� Por el hech
o de ser alumno de
r pt ra de tran ahi transmi·
saber del maestro o amo, hizo presente un error del
oanz. a, no puede haber
u u

inconsciente. Fre ud anterior a su ense


na.
Ni error, ni lapsus. Se trata de un sintoma, el de se ra la si6n de la teoria freudia
mo bric�­
vez Arist6teles y suplantar a Plat6n. Suplantar al hermano "U, que puede apa.recer co
mayor, al hermano, no tan s6lo por el saber o por el valor co mo esqu 1-
lage para un etn6grafo o
ra s al con·
-ni su primirlo ni castra.rio, es decir, sin ayuda del Edipo­ zofre nia para un psiquiat e
sino por la modificaci6n, en provecho suyo, del tie mpo. Hay . un,a exploraci6n de lo des.co·
trano
una ncgatlva, o incluso una denegaci6n de lo irrevers ible del de aprcnd1 za-
nocido, un ouevo grado
tiempo, y ello en favor suyo. cia en lucha contra
su
Es este patinazo eJ que da la nota qu e rechina en todo '· e d e la concieo ' ,,
su propia alienac1 6n
esto, el que, de spué s de haber sorprendido, o incl uso Michel Carrouges, en
es
divertido, deja aparecer ese s entimiento de inquie tante Les machines célibatair
extrai\eza 2 del que él mismo habl6. Tras ese sfntoma
Tausk
aparece el deseo, el deseo de ser e l hijo q ue preva.lece por la l ·o s de Freud cuando
Fu e du �ante la gue ���• gu erra,
autoridad, el hijo anterior; filius ante patrem, coma decfa �st�di6 las neu ;osis de
Fer enczi. ma s produ 10. El tamb defensor del indivi d .
u o co ntra
pero adema ,s ' d. e nuevo como n d o a la
. c1a
de fensa del desertor, aso
la institu c1on, mtent6 la a pa rte , las
c:Es por ello que podfa darle a Freud ese sentimie nto de r de �-bo ado Por otr
zarandearlo, de andar demasiado aprisa, de llega.r antes que teorfa freudiana su s�b� �as � os informan sob re
. pub ica
él ab unda.ndo en su s entido? Pues no desviaba -aunq ue Minutas de la Soci� a nes, tre las cu ales la contrib u­
c1 o
algunas de sus c�n_tr�bu � e xtraiio
jam as fue miembro del Comité, tampoco fue disidente ­ y la con:nbu ci6n sobre lo
sino que corrî'a el riesgo, a los ojos de Freud, de Uegar antes ci6n entre el su 1c1d10
.
que él en u n camino qu e él mi smo habîa mostrado. inquietante . (lo siniestro) tens1on .,
de hacer un estudio
per�, si; tener la pre
os atenci6n a
vo 1 as obras de Tausk, si le pr�stam
ex ha su nos parece que hay
e
Para ilustrar algo mas esa oposici6n el egida desde el u
a s 1"do transmitido,
lo q e d ella s n os h
comienzo, podemos proponer que, si por una parte Fe renc- u e
Para una historia
del fin del anilisis

qu_e designar como es


Tausk: su muerte como transmlsi6n
e ncial, a titul
primer a e:xposici6n o de lo ou.smo que
su charla � ob re La su Shelley habfa de sorprenderlos nu poco, leyénd oles su
aparato de infl
uenci as. Arb·ltranamen génesis de un Frank este ln. Pero Fr anke stein era de carne, de carne muer-
te sobre este inform .
te, sera, prec1s
e sob e el qu vamos amen• 111 y re sucita da por la electricidad captada en el cielo. Mas
lo mucho que p arec a deten ernos, p or siniestra que ella es l a ultima maquina inventada, insti­
e ilu;t rar a ta
cambia da, de las pre vez la perm ànencia, no
ocup ac· o1 n�s_qu e;e pu tucion alizada p or el Estado de New York el 4 de juni o de
sus anteri ores escri eden d.iscernir
tos' su p oSICJ en 1888, que mat6 por primera vez a un individuo lla mado
Pares -y en pa rticular la ambiv 6n .,ren te al grup o de sus Kemmler el 6 de ago st o de 1890 en la carcel de Aube rn. Er a
y flnalmente y de a lenc1a en rela
una i_nanera sorpre ci6n a Freud­ una maquina de ma clera, me tal y electricida d, qu e sigue
desempeôa e� una co ndente, el p ape! que matando a un, fu era de cualquier ficci6n. Me refiero a la silla
rn ente con temporan
que, como él, han utili , ea de crea dores eléctric a.
zado la maqui.na y la
1

como representaci6n. energfa eléct


rica
Entre es os dos casos extremos, las maquinas y los
Fu e el 6 de enero aparatos imagina dos como causa y co m o efecto se han
comunicaci6n ante la de 1918. cuando Tausk ley6 es ta multiplic ado precisamente durante es te pedodo en el que
, ..
......
usma Socrcda d. que h
su teona del
sab er en 1909 L d" a b',a esc uchad o Tausk produjo la suya , encontraodo en el deseo de causali­
el 30 de enero,y Hele cus 6n1 f�e aplazada
ne De�ts:h rJe�empen hasta dad de los enfermos una satisfacci6n al deseo que er a el suyo
p onente, un aiio ant 6 el cometido de de causalidad. El pis6n de Rouss el fuociona en Locus sol us,
es de ser su anal
pu bl.rc6 en el primer 1sra. Ypo� r:-
. numero de los Intern a un, e1 texto s e publicado en 1914. La ca ma-par arrayos y la cama-far o de
chnfften de 1919 t1on a ien Zeit s­ Roussel son de 1910. L as fechas de L a Marié e mise à nu pa r
y l � ta ecrol6g
Freud habfa de ap;re ica redactada se s célibat aires,mêmede Duchamp son 1912, 1915 y 1923.
ce: :li t a /1 tnes de este mismo a por
ào . En cua nto a la maquina de i.nfluencias de J a�ry, funciona,
1919 es el aôo de mata y se destTUye en Le surmâle, publicad o e n 1902.
La colonia_ p en1. tenc1. .
autor comparado a T·
,t usk - es c1erto que ana. K afka '
des crrbe . ahJ, min ucio sa . por Roazen- La de Tausk es e n efect o una mâquina, y fue construida a
quin a e:xtra ordinaria 7ente_ un rastrilJ o de castig o, m.i- pe sar de la vigilancia de la polid a berlinesa . Co n form a de
conjunt o de esa s m el_cm ento esencia l cue rp o human o, como el rastrillo de Kafka, medio vioün,
anto logfa p o r
a!h1::r��r� e t ata• ues reunidas e del
. Mich· el Ca rr ouges Nos n una medio ataud, con unos brazos dibujados que se van borr an ­
de 1nflu encias de Ta
pa rece que el apara
. usk tendrra , . en esa antologr,a to do, co n un sexo que hace las veces de sexo de la pacieote,
conven1e nt . <. Po r qué su lug ar procurandol e a la citada pa ciente unas sensaci ones er6ticas
· M·rchel Carrouges • que
s1empre esra . por o tra part e
e
tan b·1 en in,urma do , la rgn bast a su desaparici6n que la conver tira en frtgida . Per o, en
d_c
crec to de tra nsmisi6 ·, or6 s1· no e s
po r primer lug ar, solter a. Emociones er6 ticas;pero no uni6n de
r:
n?
Las primera en e l ticm los se:xos. Sin amor.
fkas animadas por la po d_ e esa s maqufaas an
. · tro po
. •
rmagin o, en Londre s
electnci d,1d es a lo que parec m6r- Re presentaci6n que prirn er o es humana, casi humana, y
en 18181_a du Ice Ma r� e 1a que que luego es s imple objeto. L a imagen del cu erpo va
del p oeta romantico Shelley' la esp osa de gr adandos e, cornu lo ruzo Kafk a con la larva de L a
' la a'm1ga del "olorroso Byron.
Mary metamorfosis, hast a llegar a se r la silue ca de rastrillo de

l
smisl6n lH
U2 Para una hinoda del fin del &Jâlisis
Tau.sk: su muerte como tran
el e stado
rciona la r ef erencia con
p untas mo rtales. D egrada t· 6n d 1·a forma. i. maginari a del cd ad del enferma prop o r el r ecién
.; ser el suyo. Lo q ue pa
cuerpo rechazada p or pr1 iyecct n: la rva , rnsecto para la cv olutivo que habrfa de
a

é lastima que T a us k no haya


m ariée de Duch amp /J ue go me an omorfism? co mo la nacido es normal -y qu ni el estadio d el espejo - para
i6n
dinamo enamor ada J ar1?'. R ec�azo al exteno r, borra- co nocido ru la prematurac que h ay un err or temp oral, una
el adult s p ol6 gic o po rmedad
mi ento de l os limit.es • Narctso se ahog6. casa a su tiemp o ; la enfe
at r
da
e
·confusi6n evolutiv a. Ca
o

El apa ra to de rnfluencias de_ Ta usk s1g . ue esa misma p , y s trat e de


es l a alteraci6n
del dominio sobre el ti em
o a e
evo luci6n hacia el mec ano m orf1sm?, p ara lel amente a la c lo e stadios
h ya vis to imp edido su

::�
s
e voluci6n d e la enfe rme dad. p ues SI l a inve l suj dad, y a se trate d e que ,
eso a
que
ac
'6 d
onvi enen a su e
eto a
. c
e
aq d d e s eo de ca�s:�d:d, :i evo lut iv qu e l
s, haya re gr esad o.
e
:��; �Ie be su génes1s, la evo l uci6n babiendo acce didd a el1o
os

;na �e��-:s�!i;:�etl: q . '


09,
es to es • el t1' emp o en s u d esa rroll o, es su � ot1vo ese ncia l su charla ina ugur al de 19
Génesis y e voluci6n forman p arte del prop10 tfrul o� p er o s .1 Pr oblema con el tiempo en la fil iaci6n y su rechazo por
able de
.
es ta maquina es solter a tanto como l as demas, s� e l � em po y rebeldf a contra l o inexor e volutivo . Con
el
. esc d l s trastocami ento
la muerte son no ci6n co mun a todas e sas _maq uin as, ese media de un disloc ad , y la
nesis, el tiemp o queda a line alidad; la
an a o o

aparato y su gé
o
pr o bl ema d e e voluci6n es totalm ente e spec1fico d e T ausk . ral elas en l
. ad dejan de ser pa
evoluci6n y la e d
La maquin . a d e T a usk es el estalJido d e los limites p or unos
l a evoluci6n tanca o re g-res a.
edad pr ogr esa y e lla
des6rd enes temp oral es . l a caus a, convirtiéndos e
se es

La maquin a exterioriza char lo s limit es del cuerpo


. a, vo lvie odo a e
misma en c aus
A par ti r de un mod elo de e �o 1 uc16n que vi en e a r eu nirse
o rganic o anima
do de una energfa n o
con la id ea de e stadios s uce s vo s, T ausk considera unos en un objeto no causalidad de la
, n c sid ad d e de scubrir l a
libidi n l. L as sus
tra stornôs en el de s arr ollo de est a evol uci6n, que ne ces ttan
usk a recoger d e sus enferm o de
a e e
. cnfermedad condujo a Ta
a

para originarlos esta m aquina ta mb1én evo lu ciona, p e ro g né tic . Al j d


s en teorfa
�� =- tentativa s y a sist ematizarlas, pero borrorizado p or al ej arse
e a
que la hace contr;id!ctoriame
e a
.
Al comie nz o d e los trastorn os o es n�cesana , pu e sto, las conc epciones freudian rtodoxia, se detien e, sin insistir
a
do de su o
que se consolid a, d et alle par det all:' a me d1d a que progr e ­ de ella s y pro testa la enferme dad
en o rganico de
n
p sib le ori g
sa n la s ma nifestaciones d e e rr ores y d e des6rd ene s de la en ell o, en el l a s varia ci ones
de pasada traba jos sobre este aparato
o

evoluci6n · T o do cons1·ste en tr a tar .d el ti e mp o . De sde 1o s me nta l, cita nd o


os, y se detiene en
.
pn me ros sfntoma s y d esde 1as p �eras dudas hasta l a humo rales de l os enf erm caus alid ad que n o es ni
acaba do de una
maquina constituid a • es·� °
""'n t dos l os mtermediano · s, mt
· er- mo del o , mode lo nica. Corn o una
o dev enida meca
media dos q ue son p or ell .
s, 1a r epr ese n taci6n de psicol6gica ni organic a, sin una en ergf a ffsica, la maquina
a y
una ev ol uci6n, p u�s la e nf:�::ta�:o es d� he cho mas q ue simbio sis de una maquin e h a perdido poco
a po c o
ad so br aquel qu
una perturbaci6n del tiem o. E 1� re�res16n pato l6gica a ej er ce una v ol unt d d seo. La
o y l a autonomi
e

la singularidad de su cuerp pérdid a, pero es también su


a e su e
un os estadi os a nteriore s q!e ha�na o SJ dO normales a otra es a
edad. maquina es la causa d e a que no s6lo se puede concebir
a c us
Lo que se presen ta coma sfnto� a de �na enferme da d representad6n . Es un a
esta pre sente en
lo real
c n bid , si no qu e también
mental es m6rbido tan s61o con r e,erencta al tiemp o . La y es o ce a

1
lH
Paca,una hutorfa dcJ 11n
del an1Uisis
alucin atorio. Con ello - Taus.Ir.: su mucrtc como transmisi6n lH
sostiene la s. pr�ocupac1o .
cas de Tausk: el tie m nes espectfl.
lOmo morfa el condenado del pr esidio de Kafka , con agujas
p
lfmites. Es el ob1'eto qu o y Ia ca usaltda d, el e spa cio y 101 tiue le tr ansfixiaban con la sentencia.
e representa los
espa ciales del d .l'imite s temporaJes y
e lirio.
Pero mas a ca de esta Para nosotros, es a acci6 n de darle la vueJt a que mata,
comu nes a las machi especificid_a d' ilus tra los problema1 mienuas el hombre fuJmina a la maquina de influenciar e
nes éHbata re s que
mis desp untâron al
· mo tiempo que ella · Fue e �
al m1smo fie mp?, p in flue nciândola él rnismo, e s la misma ins ensata inv a gina­
trr eductibles que ha y ues, por ci6n del tiempo que ha ce que Plat6n sea el hijo de Arist6te­
an
pa dre , Ta usk no dejab podido ser . Ios conflictos con

�fk=
a,de te ner herm el les, que el aJumno tome el lugar del ma esuo, que el hijo sea
no Jo erao Kafk anos poslbles.
a o E gon Schi.e J iAcaso ant erior al pa die. Aquel que se da la v uelta , que infl uencia a
ficéJibat
. aires' los 'u egase a le. Los autor es de mac
c o noc er o no• p e
hi11e1 aquel cuy a influencia habfa de sufrir, muer e por ello. Por
ratr1a. y hay una cana rtenec,1an � s u otra pa rte, el pr eso de Kafka muere por haber violado una
saber que hace que se de Duchamp que evoca ese cunoso mâxima, "honr a a tus superior es", maxima definitiv ament e
co
de Io q4e se crefa hacer nci'ba otra cosa , que se conc1b .
a mâs inscrira en su cuerpo martiriza do por el r astrillo en forma de
H y u
viene a ponerse en 1� U: � resultado sorprendente que
unos auto�es ignorad hombre en el que la Ley esta inscrita.
Ducha mp no habfa l efdo
las rnismas c osa�. 'Y s us maquinas hab os.
lan d e
a
La confronta ci6 n de los temas comunes al a pa rato de
influencias y a las machines céHbataires necesitarf a un
La maquina de Tau sk traba jo aislado que aquf no nos proponemos Uevar adelao te .
volver a caer en el conte x habla de in fluen�1a . Es ine vitable Sin embugo, y puesto que acabamos de evocarla, merece
to ' esto
·.-.. y u no se pr egunta es, e i cuest1on. amiento de la
fûiaci6n que s ubrayemos la reso nancia que la Ley encueotra en la
Freud a Taus qw·en .in
· 11uenc1a a quién
k o v1c
. eversa . si obra de T ausk, del abogado Tausk. En su poe ma de 1907, La
pureza de la Ley, la pure za n ace de la s Hamas de un
iQuie n influencia a za rzal de espinas, o es accesible e n el nivel de las propias
ello. La mâqufoa de Ja quién.J Pod rfamas equ,vocarnos e n estr ella s me diante una mirada a mpü ad a por giga nte scos
extrana a la cuesti6n �_Y �uent� una his toria que no es cristales. Este tema de crista l - el Grand Verre de Du­
construido una mâqu,i igu,ente. d grao electricista ha ch amp, las ventanilla:; de Jarry, el ojo de buey que se
na
para in11uenciar a un . el ectroma . g� e' t1c
• a que es propia
ilumina, y por fin el pabeU6 n de voyeUI- an uncia el tema
el Superma cho, es at:d; ; : faar:t·:;1ra rle �mor. EJ h éroe,
t
1 . ' as sus och del voy ewismo, que en Kafka estâ e specificado. Pero
crabajos cxquisitos" n enta y dos
voyeurismo mas alla de las estte llas para Tausk, anulando el
� e su
no habia desc
ubiert� : ,: ;;� :r � carcel de �ristal, aûn
e

sul a que contraria .­ espacio y pulverizando los limite s, subliman do el goce


mente a todas las pre
visiones' d�I ci�struc ct pervers o.
qu e ella influen cie al or, en Iugar de
hom El oucisismo, c erna de polénuca e n La Géne sis del
carga, la sobrecarga y la b es ést e cl 9ue la influencia, la ap arato, esta, como en los textos citado s, ilustrado co n
de modo que llega a es obi(� que e de la vuelta del revés , represe nta cione s que Uegan hasta la mecanomorfi a, hasta
hombre muere, con los a/�;;Io, J_estru1da la mâquina, el
tal1
elec t o os p inchados considerar el cu erpo como obje to.
en su c uerpo,

1
T�usk: su muerte como transmisi6n 1�7
Para una historia del fin del an'1isls
lo que Tausk nos
El narcisismo y el fetichism o estân ahf baJanceandose Mas alla de l o sabido y delo no-sabido, on su m uerte.
lo r al. C
como l o estaban en el momento del goce y de la sublima­ transmiti6 de un modo ejemplar,es ras el largo renuevo
e
io. T
ci6n. La h erencia de Tausk es su suicid
hay una irrupci6n en
Pues tanro en el aparato coma en las demas mâquinas, la imagina.rio -y p or tanto angustioso-
.
sexua�dad evoluci ona desde e! goce "céllbataire", soltero, lo real del veredicto, y u n paso al acto tiva, elec i.o que
Hay-una calma ante esa elec ci6n d fini � ?
-e rot1sm o sin amor- hasta un goce fuera del sexo. Es para s1do la
e
s si s des o si mp re hab1a
T� usk s6l o la variante cuantitativa y no cualitativa, pue s es un reticente éxito. Pu
e
a p receder o cosa
u e
tra
e

01 ega la sublimaci6n. Su aseveraci6n es q ue cuaJquier goce, anterioridad,mediante ese acto no logr


el de aprende r un nuev o lenguaj e por ejemplo, ti ene la que su propia muerte.
.
�1sma na _tu raJeza que la del g oce se xuaJ. Cualquier g oce iPasi6n, l ocura? Ambos tienen una
misma dimension
t:tene 1� m1sma naturaJeza. Y la descatectizaci6n de la propia
,
sexualidad se I1a el p_rimer paso necesario para la curaci6n. utilitaria: su meta, es
decir, la hufda ante el escarnio, la
evitaci6n de l os am ores
prudentes. La libertad en suma de
absurdo, u� sentido a
Queremos co ncluir estas consideraciones sobre el apa­ morir por ello y de Iu°ber dada,p or ese
n la elecc16n de no
rat o de influencias tratando de esta palabra.la de curaci6n, todas las demas. La ultima libertad
e

que es una palabra médica. Pues si el saber de la p rimera luchar mas contra la alienaci6n.
charla era de filosoffa, el de la ultima de psiquiat:rfa, si sus
ln o corre el riesg o
artfculos s on discusiones y observaciones personaJes referi­ Per o este réal que nos transmiti6
en él,de s� mas ric o en
das a la teor fa freudiana, no se trata ahf demasiad o de ante los ojos de quien se entretenga _ a la que se
e refiere a esa transmts160
prâctica psicoanalftica. Y esta lo encont ramos muy particu­ ensefianzas por l o que s
letas?
larmente en este texto que oscila entre la teorfa psiquiâtrica neg6, a saber, la de sus obras comp
y la teorfafreudiana,en un esfu. erzo aparente de unificaci6n.
o pueden �e!�r u n
Los srntomas, p or su singularidad, n srrus10n. Y
on impr opi os para la tran
No ha de sorpr endernos encontrar p ocos rastr os del rastro en lo universal. S
que, p r s niversali­
discurs o anaJîtico, al menas del orden de la prâctica, en lo si es efectivamente lo simb6lico lo
o u u
l hecho s q fue en l o
que p odem os leer de Tausk. Vim os que los tr es meses con dad es el camino de la transmisi6n, e e - forcluido de l o
e ue
j
Helene Deutsch p odian diffcilmente ser considerados como reai' donde Tau sk n os dej6 su mensa
un psicoanâlisis. s.imb6llco.
Tenern os algun os artfculos de su saber sabid o, y que son
perfectamente didacticos, completos, clar os, o rdenad os. N ota.- L os estudi os (de Diane Cha uvelot) sobre Ta usk Y
De su sabe r no-sabid o, del saber de su inconsciente Ferenczi, pr olongan unas investigaciones comenzadas en
vi� os que n o es un "resto" no analizado. Los dos ejempl o� 1974 en la École freudienne de Paris en el marco del grup o
pnnceps que hemos descrito confirman que lo qu e Tausk sobre "Los companeros de Freud".
hacfa, no-sabiéndol o, atravesar sus trabajos perteneda cla­
ramente al orden de l os sfnt omas, de los sfntomas no
analizad os. Traducci6n: Anto ni Vicens

'
Pua una historia del fin del anlilisls
Tausk: su muerte como transmisi6n l)9
Bibliograüa
PAUL ROAZEN, Animal moo
frère, toi, Parfs, Payot,
JACQUES LACAN, Séminaire, �ibros VIIl, XI, �y._x:x.
1971. Les premiers psychanalystes. Mmutes de 1� Soc,ete psy­
K.R. EISSLER, Talent and geniou chanalytique de Vienne. 1906-1918. Pans, N.R.F. Ga­
s. The
Tausk contra Freud, New York, fictitions case of llimard, "Connaissance de f'inconscieot. La psycharui.Jy­
Quadrangle B ooks 1 se dans son histoire", 1976.
1971.
ERNE�T JONES, La vie et !'oeuvr Minutes of the Vienna psychoanalytic society, vol. Il:
e de Sigmund Freud, 1908-191 o. Edited by Herman Nunberg, Ernest Federn.
Pans, PUF, 1969.
PlERRE LEGENDRE, L'Amour New-York, I.ntcrnationaJ Universities P ress, inc., 1967.
du censeur' Parîs ' Seu1·1
"L e Champ freudien", 1974. '
Psychanalyse à l'Université, Torn (N. del T.) Anadimos a esta bibliograffa las referencias de
o 2,
MlCHEL CARROUGES, Les machi n". 6,Marzo de 1977. algunos textos citados por D. Chauvelot.
nes célibataires ' Parfs
Editions du Chêne, 1976. '
O. MANNONI,Freud, Parfs,Seuil, SIGMUND FREUD,En memoria de Victor Tausk (1919),
1968.
"Ecrivains de toujours" ' oc., vn.
VICTO� TAUSK, Oeuvres psycha SIGMUND FREUD, A Sandor Ferenczi (1923), OC., VII:
nalytiques, Parfs, Pa­
yot, ,Sciences de l'homme", 1976. SIGMUND FREUD, En memoria de Sandor Ferenczi
The psychoanalytic quarterly, vol (19 n), oc., vm.
DR. SANDOR FERENCZI, Oe umen XLI, n". 4, 1972. SIGMUND FREUD,Lou Andreas-Salomé(l937),OC.,IX.
uvres complètes' Parfs
Payot, 1970. '
WLADIMIR GRANOFF, Filiatio Publ!cado en Analytka n". 10, juoiode 1978,supJemento al
ns, Paris,Eds. de Minuit o0 14 de Ornicar? ..
"A rguments ", 1975. '

JANINE CHASS_EGUET-SMIRGEL,
Pour uoe psychana­
lyse de l'art et de la créativité, Par
ILSE BARANDE, Sandor Ferenczi, fs, Payot, 197 I. NOTAS
Parfs, Petite bibliothè­
que Payot, 1972. (1) (N. del T.) 'Maître' ('maestro', 'a mo', 'patr6n:) es un tftuloqueseda
DR. SANDOR FERENCZI, Thalass en Fra ncia a los abogados, procuradores, notanos.
a. P
origines de la vie sexuelle, Parfs, sychanalyse des (2) (N. del T.) "Lo sinicstro" de Freud foe traducido al franccs como
Petite bibliothèque "L'inquétante étrangeté".
Payot, 1972.
SIGMUND FREUD, Correspondanc
e 1873-1939, Parfs,
N.R.F., Gallimard, "Connaissance
de l'inconscient"
1966.
LOU ANDREAS-SALOMÉ, Corresp
ondance avec Sig­
mund Freud, seguido de Journal
d'une année (1912-
1913), Parfs, N.R.F. Gallimard, "Co
nnaissance de l'in­
conscient", 1974.

1
'
SOBRE EL DESEO DEL ANALISTA
EN FREUD
por Serge Cottet
LiQUÉ QUIERE EL ANA.LISTA.?
La expresi6n "el deseo del psicoanalista" no la encon­
tramos en Freud; es una noci6n lacaniana. Corno es sabido,
en Freud encontramos la cuest16n siguiente: "iQné quiere
la mujer?" i.A. d6nde quiere llegar? i.Cual es la finalidad de
todas sus artimaii.as? A.quf nos preguntaremos si no tenemos
tantas razones para plantearnos esta cuesti6n como para
plantea.rnos esta otra "i.Qué quiere el ana.lista?", y para ver si
la obra de Freud permite darle una respuesta.
Es conveniente sin embargo anotar de inmediato una
ambigüedad. No sabemos si viene a ser lo mismo habla.r de
"deseo del analista" que decir "i. qué quiere un analista?,
este o aquel analista. iNo babr(a que diferenciar el ego de
Freud -esto es, la suma de sus prejuicios (que seg(m
alguoos, como Fromm por ejemplo, son considerables)­
de la funci6n que cumple en la cura en tanto que analista?
(En qué luga.r esta? iqué lo sostiene en ese luga.r? El ego de
ta! o cual psicoanalista, aquello a lo que nos remite lo que se
ha llamado la cootratransferencia, su psicologfa, los senti­
mientos cariiiosos u hostiles que pueda alimeotar para con
su paciente, todo eso no se confonde con su funci6n. En sus
consejos técnicos 1, Freud da sobre todo prescripciones
negativas: "No se tome por un salvador, por un padre o una
madre ... No tenga demasiada ambici6n terapéutica. No

l
164
Sobr e cl deseo del anaJl
sta Sobre cl deseo del analiata en Freud
debe querer a cua
Jquier. re
curaci6n o su felic id , . cio e,1 b·ten del paciente, 1 m pa ciente coma sujeto del Inconsciente.
ad . �t es as1
an aJi sta ? Dej iqué debe que J. El analista grand A o petit a es decir, Ideal u objeto
ando a part e lo
que se re fiere a la habiJid rer
a
plantear esta cuesti6n ad, ca cncarnado.
.
El principio segûn el La transferenci a - el sujeto supuesto saber.
cual el analista no debe
para su paciente no es desear nada
admisible. Te
acuerdo sob ?. mosque ponernos dt Pero eso no basta.
re expresiones omo �
muerto", "deseo de n eseo va do", "deseo Hay que aôadirle un cua rto término, o mas bien una
a da " . � uesto
desear nadâ, iqué e � ue no es posible no lunci6n, que garantice que hay analisis. Esta funci6n es
s eso que lo f11 a a su sil16n?
suponernos que de .Aqul prccisamente la que Lacan ha denominado "deseo del
sea al� na casa, p�r
confe si6o? iU
na pala bra.:> c: �n
o iqué?... c:Una ,111alista" iDe qué referente es pues fndic e? Y i podrfamos
ana lista se le
a verdad? c:Un n
a curaci6 ? Al l·ncontrar en Freud algo que nos permitiese empezar a
·inconscie . supone que parte al
enc uen t ro de1 deseo pcnsarla o incluso que fuese su equiv alente?
desea r sm . nte' a parti_r 'del
- axIorn a deque no se
puedequerer cQué es loque le hace resistirse a las seducciones o a las
desear2 Ah
o de un poder eje� î �n: se tra�de la demanda del ana.lista sugestiones del paciente? Podemos entreverlo en relaci6n
c d re de J�
aquelloque,
viniendo del:,�;ta, per sugesti6n, sino de al propio F reud. iC6mo satisface cada analista, mas allâ del
de esa demanda o de . m1te a J contrario salir narc isismo, esa funci6n? El didactico ha de permitir revelar­
que pro ducen la tra �:; ��d er�_no se trata �; los a rtillcios noslo; pero és a es otra cuesti6n.
ns e ia ' mo de la
para ponede tér mino. acc1on del ana11sta Este es un modo de proceder arbitr ario, y se nos podria
Las categorfas psicol6 .. reprocha r que consideramos ta n s6lo una parte de la
te, y que el prop io Fre gicasque se ut1lt zan habitualmen-
ud utiltz_ . cuesti6n dej ando que quede fuer a loque el deseo de Freud
a, nos resultan
ecuaci6n persona ) , la in enga fiosas. La dej6 de sus propios analisls bajo la forma de rastro. Dicho de
f:avorecen yque otras fluenc1a del médico · , que unas vec es otro modo, iqué es loque viene a sobredetermin ar el deseo
vec es son un obstaculo
de la cura ' no nos. en el progreso del analista? cC6mo se articula el deseo de Freud y su
ofrecen medios que
f,�n damen tar la estrate no s !>ermit an funci6n? H ay una funci6n y hay un deseo que es propio de
gia del ana1is ta en
a1edrez que Freud ese Juego de cada analista. Pero una funci6n dete r mina una relac i6nque
corn ar con la cura.
alimentan mas aun la t � Estas ca tego rfas podemos definir coma algo que esta en el punto dè mira
co
deseo de cada c uaJ, e us16nque podamo s tener entre el comun de cada cura, algo que pertenece al ca mpo del acte,
. l deseo de un ps1· c
f,unc16n que aquf n oana1.1sta , de la habilidad, del savoir-faire; mientras que el deseo de
punto, Freud ponemos ha cer eviden . yEesa
. ' no lo ::Pr� ic1ta mueho · Si e cha mos te ste cada cual, esoque se suele llamar la contratransferencia, es lo
de 1os enunciados , . 1a cuenta que interfiere en el dispositivo para sobredeterminar asf la
que la !>ractic a ha promovido para
cuen ta del discurso ' dar direcci6n que se le d a.
an l
hace que el Inconscie �;t• c�,. es decir del dispositivo que iC6mo hablar del deseo de Freud? Su inconsciente no
n ex tSta, obtene mos
menas Jo siguiente: poco mas o esta a nuestro akance, no conocemos de él mas que loque
sus sueôos nos dan a conocer; y es el propio Freud quien lo
hace. Eso que llamamos el deseo del psic oanalista en Freud
es loque actua desde el lado del psic oanalista, desde el lug ar

l
166 Sobre el deseo del amùista Sobre el deseo del analista en Freud 167

donde esta cuando esta prendido en la transferencia del que provoca en el progreso de la cura del sujeto, vemos
paclente. Es a la vez lo que Freud nos dice explicitamentt c6mo esa nociôn, que al comienzo era considerada como la
sobre ello en sus consejos técnicos y lo que podemos sacar parte pudenda del psicoanalisis, ha adquirido mas tarde
de Ios textos en los que se enuncia loque sucede con la ética tftulos de respetabilidad.
del analista mientras esta eje.rciendo su oficio. Siguiendo a Sin embargo, el deseo del analista no es algo que esté
Lacan se dice que la transferencia descansa en una suposl­ mal analizado, ni es tampoco lo mismoque la contratransfe­
_ rencia.
CJ6n, a saber, que el analista supuesto saber es aquello en lo
cual confia el paciente en relaci6n con ese analista. Pero eso La nociôn de contratransferencia, que en Freud aparece
no i'mpideque al analista se le supongaque sabe loque hacc raras veces, ha adqui.rido durante los anas 50 la misma
si
es decir si "ejerce su oficio", y por tanto si sabe adônde va. importancia que la de transferencia. Al igual que ésta, era
no es ru,f, no se puede hablar de direcci6n de la cura. concebida eseocialmente en térmlnos de transporte de
�ay que distinguir dos casas. La causa de que sea afecto (Lagache); entonces la contratransferencia ha�fa de
_
analista es la transferencia. La meta que persigue, esta es el estar hecha de la misma pasta, esto es, de los senum1ento �
fin del analisls, es poner término a esa ficci6n, à ;sa del analista para con su paciente. La cuesti6n era saber s1
apariencia que él es en la transferencia. Pero que la transfe­ habfa de mostrar los sentimientos u ocultarlos. En manas de
�encia le_ _dé al analista todos los poderes no nos dke loque le Paula Heimann, par ejemplo, una kleiniana �ue re� ogi6,
unpedira usarlos para coaccionar o para sugestionar al matizandolas eso sf, las lecciones sobre la técruca activa de
paciente. No encontramos respuesta alguna a esta cuesti6n Ferenczi la contratransferencia deja de ser un obstaculo de
en ningun texto en el que Freud se hubiese dedicado a la cura p:U.a ser un instrumeoto de la misma. A p�tlr de ese
soluc�onarla. Hemos de acudir pues a los textos en los �ue se momento el obstaculo se convirti6 en el med10; era lo
efectua el dese6 del aoalista como momento esencial de la nùsmo qu'e habfa sucedido con la transferencia lue�o que
transferencia. Pongamos a prueba la clave sigulente que Freud apreciase mejor su papel en la cura con ocas16n del
0

Lacan nos proporciona: "El deseo del analista es el pivote de aoâlisis del Hombre de las Ratas, hacia 1907. El analista hace
la cura"3. Podemos tener la sensaci6n de que es tan s6lo la objeto de la interpretaci6o â su propio mensaje, � n lugar de
reser va del psicoanalista, su cadaverizaci6n, lo que basta dejaclo en el estado de nota desafinada en el conc1erto de los
para provocar la traosferencia. Su ética viene resumida en la dos inconscientes.
lit �ra tura
_ analftica en medldas de apartamiento, en pres­ Freud explica que todo lo que obstaculiza la prosecu­
cr1pc1ones negativas. Todas ellas concurren para alejar al ci6n del tratamiento es una resistencia. Corno Fr_eu� no
aaalista del paciente, para institulr un no-man's land para precisa quién resiste, la resistencia del analist�, esto es, su
_
instaurar la distancia: para mantenerle en el estado de contratransferencia, justificaria la interpretac1on que Lacan
frustraci6n. La impavidez del anaüsta, que como se puede da de ella4: "Llamamos contratransferenc.'ia al hecho de ser
suponer no impide los sentimieotos, tiene el deber de ser lo un imbécil". Dicho en otros térrnlnos, la contratransfe�: n·
bastante dueiia de sî como para que éstos no alteren da es la suma de los prejuicios del analista. Esta observac10n,
la pureza de la relaci6n entre dos. Poe loque se refiere a la por muy lapidaria que resulte, esta muy bien justificada en
contratransferencia, esa impureza escondida del incons­ un articula de Wionicot, Odio y contratransferencia. Este
ciente del analista y que es conocida s6lo por los estorbos texto tiene un pape! clarificador, en la medida en que afsla
-
168
Sobr e el des� del 11.nall
sra
169
en el conjun to de rela
Sobre el deseo del llflalista en Freud
cion
escucha del pacien te un e s vividas por el analista en la
sen t imien to priv t•,ta in tere sada p r la senora de K. que toma como sop or te
odio Eso no sign
. ifica que n o experimente ilegiado: el de ni senor K. Sost�tene_ con eUo el mismo deseo del padre
tos, pero el caso es que él otros sentimi en•
cnamorado de la se ora de K . No es el objeto de su deseo,
en la exper iencia an alf convierte a ése en algo primordial
tica, en algo tan primo
rdial como el smo el lugar desde e� que 1a muje r le parece deseable y, que
odio de la madre
hacia el niiio. Y anade .
paciente, el odio bacia que, por el bie n del es por tanto e 1 punto de vist a de su padre y del sefio r K.6 De
él la m isma form a, en �1 caso de la S e iio rüa Isabel de R., no es e1
"para evitar las cat âstro mas vale dedr selo que callarlo;
fes"}. cunado el que e s obJeto de amor,. el cuiia do cuenta para elia
Estamos ahf en l o que La en el deseo de la her na.
na ria de ego a
can Ham6 una relaci6n
ego, una relaci6n de i.nt imagi­ iEs el ego de Fr eu��o �ue esta en juego? Cl aro que sf, e n
mientos.Estâ claro que eJ ercam bio de senti•
en tran en una re!aci6 de seo del analista y el del paciente la medida en que lo que qwere e s v olver a colo car a l paciente
�tra viado eo la senda del a mor p ra , dicarle el c amino de
sentimien tos, que no pertque no es la de confusi6n de _ �_ :
n
enece al registr . 'da d. pero ese mismo pre1wc1
la felic1 o e pende tanto de una
Si hay una contratran o de lo afectiv . .
o.
teo n,a sobre e I Bie n de l suJeto .co rn0 de un a ignoranc1a, a
expre sa ciertam en te e n sferen cia de Freu d, ésta no se ,
mientos. Esta n oci6n, té rminos de interacci6n de senti­ saber, la teorfa de la iden u_·fica.�• 6n El objeto de ident1·f·1 ca-
ino perante, hueca , es
que es como un caj6n de ci6 n, que en s1, mism o es 1nd11,er e�te • no e s el objeto del
un verdadero asilo de ign sastre, es amor, sino el punto desde el que se sostiene e1 amor1 ,
adernâs, no da oran te s. Y
cuenta del proceso de la Re co rdemos que es� tercera clase de identificaci6n que
cura. , de las mas as y analisis de l yo
Freud distingue en �s � • �logi�
II. FREUD Y DORA ·r·
se espec1 1ca P o r l a m du er enc1 a de su obJ' eto·• lo cual prueba
que ésta es precis�m t �la �a ,a ue aqu f esta puesta e n
iC6mo dirige Freud la :��;�: � e
queremos mostrar que cura de Dora? y i desde jue go.Es la reacc16 n�e Or c nf ,,si6n que le hace el
n o bay que c onfun dfr qué lugar sen. or K.: "M.i m ujer no es na da para m1, ' es decir , me es
de Freud sobre la relaci6 los preju icios
n sexua l (una
chica es alg in diferente. A la vez se desv. anece el interés que ella terua
he cho para qu e les gu
ste a los chicos) con un o que esta por K. como Sosté n de su deseo. Pero ha y m as. Dora
ignorancia de lo que sol error o una
hacer patente. Por lo o un fra caso de
la prâctica pu ede abandooa ra a F reud, taI como ya habta abandonado al senor
que K. Eso se podfa ya �eer, tal c�"'so Octave Mannoni l o hizo
situar el deseo en su lug se refiere a Dora , Freud no pudo
ca usa del deseo de Dor r adecuado. Le asigna al senor K. la observar ' e n el pnmer sue n o . Se p o drfa decir que la
a
a, mientras que
,
que provoca su interés es l a senora de dec oraci6n estaba ya en pie antes de que la cura comenzase.
a tra vés de él. Es cono K. la Ha bfa ya u� lug r ntr ampar al deseo de
sucedera: la ruptura que cido l o que dis�:::��ir:;,�:
san Fre ud, que tle ne �ema concluir. Pues hay que
ante el apremio de la so luci ciona la resistenc ia del deseo
ser adoctrinado. 6n fre udia na. El deseo se tener en cuenta que e5i �ue °:- es de una fecha an te ri or al
resiste a analisis y que en lo suces1v � a repetirse a me nudo. Este
Volvamos a mirar las
cosas su eno fija el programa_que �/or: cue nta segui.r si se pr oduce
En 1901 Fre ud confond con detalle. el mas minimo trasp1és ue d, testimooio de una mala
objeto de iden tilkaci6n. e el o bjeto de deseo c
on el
Es s61o en la me dida en localiza ci6n de su deseo. ri un :uei'io de aviso ; pe ro F reud
que Dora . : Y n o .mterpreta la transfer encia
desatiende esa adve rtenaa
d 171
Sobre el deseo del analista en Freu
170 Sobre el deseo del analista
que poner el fracaso de la
Pero no obstante no habrfa de
crey���o que no se producen "nuevos signos de la transfe­ de la contratransferencia
cura de Dora en la cuenta tos ocu ltos
r n� 1� o apa.rte de ese unico incücio constituido por el eso los sentim ien
� Freud, si entendemos por
s1gnif1cante humo, condensaci6n del padre de K. y d Do ra. iTi ene Freud una actitud seductora
que sentfa por a él, a
Freud: Usted me pide un beso para ocultarse s� deseo de u! Dora que Lo esta tomando
cuando le da a entender a o)? De hec ho,
beso del sefior K. Dicho de otta manera, Freud no considera encia (cf. el hum
Freud, por K. en la transfer sen tido psic o-
otro vinculo e �tre K. y él mismo que esa "falsa conexi6n", ia entend ida en un
entre la conttatransferenc s de
ese desp� aza 1e�to. Ve siempre en el sue.iio el efecto de bién ciertos puntos te6.rico
?1 , 16gico, los prejuicios, y tam des­
una sustituc16n del seôor K. por su padre" • de K • por rferencias qu e no es fac il
Freud, hay un juego de inte son un
Freud • El inf:antt·1 apego de Dora por su padre es despertado Freud tiene en esa época
. marafiar. Las teorfas que tien en un
en esta ocas16n para maocener reprimido su amor a K. En la uales infantiles, que
poco coma las teorfas sex r. Es cier to
cura, el desplazan�iento se �nterpone de esta manera para r y el de evitar conoce
doble pape), el de explica lo que ind uce
oponerse a la relac16n terapeu tica normal. De h echo,Freud, ocer (la represi6n)
. . que es la evitaci6n de con esta
que s1ente aprec10 por K., suefia con una victoria delAmor ello por lo que, como sujeto, Freud
las teorîas. Y es por
Sin emba:go presiente que esta aun mucho mas impücad�
implicado en ese error. .
en el sueno de Dora. Llega a precisar que Dora ha debido la teorfa de Fliess sobre la
En 1900 Freud esta aun con sfe­
reconocer una cantidad desconocida, un "algo" , una x, que 4 o, su concepci6n de la uan
bisexuaüdad1 ; y, sobre tod . La tran sfe­
b ace q�e la cura se incline hasta abocarse en una ruptura, ci6n de los sue fios
rencia es la de La interpreta uic a de una
Freud intenta hacer equivaleotes esa cantidad desconocida to de la inte nsid ad psiq
rencia es un desplazamien te.
Y unos elementos conocidos gue la transfe_rencia habrfa ntaci6n a otra baj o el ef ecto deJ deseo inconscien
represe una par te,
desplazado _ sobr su persona. En ese momento evoca el es fortuita eotre,por
� hay una coincidencia que no a los me can is­
pape! del _ dinero 1 , es decir, el lugar que pudo ocupar Dora orancia respecto
los errores de Freud y su ign to de ceg uer a,
como O�Jeto de intercambio en el pacto entre K. y el padre· otra parte,un puo
mos de identificaci6n y,por ia con Flie ss.
e�a supone que lo que estâ en juego en ese pacto es ell; propia transfer enc
un tope constituido por su pone
m1sma. o si,ign ora ndo aquello que él mismo
Todo sucede com la ver dad era
Puesto que Don no ignoraba las, relaciones de Freud Fliess, le falt ase
en juego en su relaci6n con del mis mo
con su pa ��• la idea de que éste hahrfa esrablecido un pacto ia, que esta hec ha
cümensi6n de la transferenc
con e� medJcO para garantizar su tranquilidad no le era
que hip nos is. Per o Freud no ha reconocido aun
material la Esta es
extrana. Asf, rechazaodo la construcci6n que Freud Je hipnotizado por Fliess.
en esta época que estâ e que
propone, Dora recusa la garantfa de verdad que le propone la que le parece indiferent
probablemente la raz6n por encia
el anaUsta Y � la que se renueva ante sus ojos el engafio de el sitlo de otra. La transfer
una persona venga a ocupar
qu �era O�Jeto cuando era una nifia 12 • Esta cantidad x era es tan s61o un caso par ticù lar de
� en la persona del analista esta épo ca,
�tza � 7ap1tal de confiartza que depositaba en Fr.eud y que vio que tenfa, en
despJazamiento. Freud no
e percüo a causa de su equivocaci6n. sus ma nos . Dicho de otro modo, no
todas las cartas en fuese el
Aquf se descubreque la verdadera causa de la transferen- r que el poder del analista
. _ r estaba dispuesto a acepta no sup o sacar
cta res1de en eJ analista. Dicho de otro modo, "l. a trans1e- la hipnosis. Por eso
. .
1 roismo que el que produce
renc1a es una ent1dad relativa a la contratransferencia" 3.

1
172
Sobre el desco del anallsta
Sobre el deseo del analista en Freud 173
provecho de ello para dirigir la cur
a
ta ndo la transferencia, puesto que de otro modo, interpre­ c.-n el nivel de la acci6n, de la repetici6n, en lugar d:
entonces ésta era negatl•
va. (Cf. la teoda de la uni6n desace lnterpretar. "El hecho de que la paciente viese corres�ondi­
rtada y los estudlos sobr•
la histeria ). das sus pretensiones amorosas constituüfa una victoria �ara
Cuando decimos que el deseo de
Freud viene a sobrede­ clla y una total derrota para la cura" 16. El interés hac1a el
terminar su ignorancia de la tra tratarnieoto impone por tanto el deber de la rese�a; la
nsferencia hay que entender
que Freud no puso el deseo en el prioridad que se le concede al analisis de la transferenc1a por
lugar conveniente porque
su deseo tampoco estaba en
ese lugar. Pero esa x, esa encima de la gratificaci6n implica que por el momento no se
cantidad desconocida, no es inc le procure nioguna satisfacci6n al paciente.
onmensurable. No se trata
de un afecto (particular afecci6 iC6mo lleva a cabo Freud ese progra ma? Es�an dos
n hacia esa persona). Se mide _
por su ignorancia y por la evalu imperativos técnicos y esta el ego del analista, cuya 1_mp a�1-
aci6
cla. La contratransferenda no n actuaJ de la transferen­ dez es un deber. Eso se deduce claramente de la doctnna. S1n
es a.ru otra cosa que el _
narcisismo de Freud, esto es, lo embargo, observa Freud, en esta actitud hay una paradoia,
que form a un obstacuJo a la
transferencia de Dora, y por tan consistente en renunciar a un deseo en nombre de_ una
to
sentido de que desea remodelar al propio aruilisis en el exigeocia ética . l NO es reforza r las tentaciones el reslsttr�e a
el ego de eUa.
ellas? Contradecirlas les da aun mayor fuerza. En efecto, de
ID. LA RESISTENCIA DEL una mujer interesante que nos confiesa oobleme?,�� su
PSICOANALISTA y SU a mor em ana siempre (... ) un atractivo incomp arable . Se
ANGUSTIA
supooe que para que haya analisis, y analisis hasta el fihal, el
Para intentar articular estas dos analista ha de estar animado por un deseo mas al�a del
Y el deseo del psicoanaHsta casas, el deseo de Freud -
podemos tomar como hilo narcisismo. Unos y otros se aplican par a definir e_l analis1s en
conductor las direcciones técnic consecuencia. De momento digamos que el deseo �el
vaciones sobre el amor de tra as que Freud da en Obser­ analista es el del orden de la sublima ci6n y que cualqu1er
nsferencia. El problema es eJ
siguiente: si el analista es un idealizaci6n del objeto es absoluta rnente contradictoria con
enfrenta a los requerimientos hombre maduro que se
de un a bella histérica équ é es ese orden. Volveremos a hablar de ello mas adelant�-
e�o qu e le mantiene clavado La paradoja es la misma que har en �a conc1enc1a
en
s1ll6n desde el momento en que su sitio y le retjene en su moral, que es tan exigence que el �� Jeto p1sot�a su deseo
la paciente, avida de amor,
da afanosamente los primeras sacrificandose al deber 18 . Freud utiliza el térm1�0 de ten·
pasos? El analista suscita el
am r, pero él mism taci6n. Pensemos en la teotaci6n de San Antomo, que se
� o no cede a ese amor; ipor qu
rettene exactameote? é? éQué le
alimenta de su propia renuncia. La t� ntaci6n �s tanto may or
Freud respoode que el analista en este caso cuanto que los sentiauentos se interpelan. La
es, no debe hacerle creer a la no debe enganar1), esto
paciente (ni creer él mismo) confesi6n del amor le sugiere al otro un amor rec1proco. Y
que unas satisfacciones sus ademas, Freud hace del arnor de transferencia un arno_ r
titu
padecim�entos. Es pues un im tivas podrfan aliviar sus verdadero. No es un falso amor porque sea amor expen­
per
esta tecruca. Querer el bien del ativo ético el que ordena
,
rnental, inducido por el artificio de la cura y de la transfer_ �n­
p
fes, porque hacerle el juego al p aciente conduce a catastro­ ci a. Es ciert amente la vuelta, la reimpresi6n de las reedic10-
aciente significa per
manecer nes originales o estereotipadas de antiguos amores. No es

'�--
Freud
174 Sobre el deseo del analista Sobre el deseo del ana.list� en

ru mas ni menos que a�?r.


pues ese caracter irreal del amor lo que puede impedir q 1 wnte del psicoanalista. No es el amor. Dice tamb1en,
sucumbamos a él, sino q ue se trata de que Freud adquie N I) hay que responder al amor con que sofocarlo. En esc

.
una certeza: la que hace de la transferencla la verdad mlsma. 1111 poco mas arriba
, que tampoco hay
uer, que no pudo p ermanecer
inumento esta pen o en Bre angustia. Por otra parte s�
sad
.
del amor, es decir una aiiagaza, un error' algo irreal una
res1stencia en cualquier caso. Si el amor viene a ocupar el 1•11 su lugar y que respondi6 con
la
no esta
c sti6 n de sab er por qué Freu d
Jugar de una verdad, eso quiere d ecir que pueden intercam• plantearîa la ue
C l'aza al
e tener wia buena ?
biarse. Ah.î donde los imperativos técnicos ya no bastan, ah{ ,ingustiado . Es cierto que parec ibuyese a su pac1ente la
donde el de�er de andar tras de la verdad hasta el fin topa 1 espccto. ïNo ser
fa él quien le atr ,
. su des o! 22• Los dos deseos estau opuestos �e tal
con el atract1vo incomparable que emana del requedmiento t.ausa de e
yor triunfo para la pac1en�e
amoroso q ue nace en la transferencia, tan s6lo un "deseo modo que lo que serfa el ma
la mayoc de la� derro:as. Sm
mas fuerte", segun la expresi6n de Lacan (Seminario sobre wnstituirfa para cl analista
hacer del ps1coanaltsta un
la transferencia) debe poder contrapesarlo, si es que debe " bargo Freud no duda en or, en re indicar i�cluso
proseguirse el anaüsis. iQué es lo que mantiene a Freud en ::tituto• del padre o
del educad !�
p rm Jte la cla bo rac 1on del od10 del
esa afirmaci6n? En este momento, la impavidez del anaJista esta actitud porque e
Asf, si se opone a
traci6n.
se sostiene s6lo por una certeza (q ue la cura personal debe padre corno agente de la cas a ser la madre, es porque le
ega
promover) concerniente a la naturaleza del amor: es una Ferenczi que en su opini6n ju
ner satisfacci6n de él� • Pero,
3
moneda falsa, es un engano destinado a tenderie una trampa gusta sost' ener ese pap el y ob te
deoa el celo �erapéu? co Y �a
al deseo de l Otro 19 • A este respecta, podemos apoyamos en por otra parte, Freud con ,
minos sigu 1entes: Por mas
�acan,_ que escribe, refiriéndose al amor de transferencia: ambici6n del médico en los tér se en maestro, modela e
ertir
El su1eto, en tanto que esta sujetado al deseo del analista, que al ana.lista le tiente con; e le scduzca crear se�es a su
s qu
desea engafiarle sobr e esa sujeci6n haciéndose amar por él ideal de sus pacientes; por ma
a recordar que no es esta su
proponiéndol e por s( mismo esa falsedad esencial que es eÎ imagen y semejanza, deber
am.or"20. A si,• e1 deseo de1 analista es aquello q ue mantiene la misiôn en el v{nculo analiuco · "24
araci6n entr� el goce (la satisf ��ci6n) y el imperativo Hay sin embargo un a par a?oja: La dir�cci6n de la cura
. �
�e . _ s16n. El anahsta enca �na_ en la
s1gue �ablando , es decu, la pas1on de la ignorancia, la debe tender a su propia supre
al. iC6mo caera dest1twdo el
separac16n entre el bienestar y el deber de bien-deck. Lransferencia una inst.an.cia ide
Esas son en efecto las condiciones para el establecimiento analisca de esa posici6n? pero hace de ese poder
d�l am�r experi�ental. Freud hace de ellas un deber cuya El anaüsta tiene el poder, ad q ue le
. u na µ_r�eba de ver�
e1 ec�aon const1tuye un.a verdadera proeza. Lo que el imaginario el instrumento de cLS1Sm o al d s1g nacle cl
nar e
anal1sta debe hacer es vincularse a la p ersona del paci ente hace abandonar al sujeto su
los �opajes de la demand� •
25
para arrancarlo (abzwingen) luego de su lugar. En este "objeto er6tico" envuelto en naU sta
slc16? que ocu�a el a.
artfculo (Observaciones sobre el amor de transferencia), Podemos pues deducir de la po
par acion con el �1pnotiz�dor,
encontramos una de las pocas alusiones de Fr eud a la en la transferencia, y por com del aruilisis ex1ge una oerta
ca
contratiansferencia 2 -1, que opone a la iodiferencia. En este lo que el analista quiere. La éti
cisi sm o, va co�tra el amor. de
con texto, no cabe duda de que Freud piensa en la tentaci6n: x que, mas alla del nar
uir un obstaculo a la transfe-
la contratransfereocia no tiene nada que ver con el incons- transferencia, venga a constit

'
1 77
176 Sobre el deseo del analista Sobre el deseo del anaHsta en Freud

siste en no apresurar­
rencia (esto es, a la idealizaci6n). El analista defra ud a la tarde para conduit. El imperativo con
las palabi;-�s de verdad
demanda de arnor para permitir que la p ulsion se despegue se demasiado, en no ilusionarse con
chaclando! prue?� que
de ella, para sustraerla de su maquillaje imagina.rio. Eso es lo que se oyen. El imperativo "iSig ue
que una vez em1ttda l a
que en rigor podrfa justificar el término de contratransfe� no se acaba nunca con la palabra y _
otra � otra. DesconfJe­
rencia, entendido como aquello que discurre en sentido wtima palabr a, queda aun por decir
demas1�do c�aro- �e lo
inverso al de la transferencia cuando se presenta oposici6n a mos de las falsas evidencias -de lo ab1 anu�artes1ano.
su faceta de resistencia. Cuando la transferenda conduce a Überdeutlich (' ultracl aro'). Freud e�
1d d que J stam ente
la identi.ficaci6a con el grand A, el deseo del analista es eso Hay un modo de aparici6n de la cla.r_ � . A �1 pu s, l
pnm trlas � _a
que vieoe a obstaculizarla para que la pulsion, que es la hace nacer du das en l ugar de s u
no es un

1dea J. t Cual
dad ero
claridad o la evidencia de lo Ver
Freud, ese deseo _ n:ia�
realidad del inconsciente, se desprenda de ella. "Si la
transferencia es aquello que de la pulsion aparta la demanda, es entonces, a partir de la obra de
posici6n de dom1mo.
el deseo del psicoanalista es aquello que vuelve a llevarla a fuerte que se desprende de cualquie.r uerer nada; a esa
ella "26. A e ste respecto, el psicoanalista es un "écarteur"27. De ese amor que se 1e ofrece, no debe 9
. El t ampo o cede a
AJ igual que lo bace el cirujano, aparta y disecciona. demanda de ser amado, no h a de cederle ne la eq �1 ale c1a _
ahi vie � ': _ ?
Mantiene la mayor distancia posible entre el objeto del su deseo, que no es el de gustar. De n Tel ev1s on
Lacan � � ;
deseo y el Ideal encamado. Esto es una par adoja, pues la entre el Santo y el anallsta que evoca uuva. Pues ,que
personaHdad del médico, tal como Freud lo expresa, h a de afio s a la j stic ia dist rib
Ambos son extr .
u
permitirle encamar al Otro -el Ideal del Yo- y ha de obtienen como prem10 a esa asces1·s?. ta dei
. . . .
arse I.IlJutla:r
e sted con sien
11
permitirle par tanto ocupar el lugar del A.mo oMaestro para "lComo es pos ible q u u
o yo?", le dlce a Freud,
el neur6tico, a la vez qu e se niega a quedarse en ese lugar. par un hombre tan despreciable com entonc es aguanta.
d
Ese p ape! debe asumirlo tan s6lo para aparentar:lo. Si el Hombre de las Ratas3°. Y Fre
u
_
comienza a creer en su personaje, dice Freud, aparecera "la s pre g otarnos si gaz a en otra part e. Es cte�to que le
Podemo u
sexual le sirve ya de
tentaci6n de arrogarse (... ) el pap e! de profeta, salvador o escribe a Füess "Tampoco l a exc1itaAci6n subllm aba ! Pero
s{ que
redentor" 28. nada a una persona como yo"3 • !
Esta es la pa.radoja de un poder que, par una parte no se ,qué pulsion sublimab a? .
e mterlll;"1able
.
distingue de la sugesti6n; par la otra, la certeza de qu� no se En el capl'.tulo 7 de Analisis terminable
un grao pehgro al
hara uso de ese poder desc ansa tan solo en "la personalidad Freud afirma que el analista carre
al peligro que conoce
del analista". Asf pues, nada garantiza que e l poder sea contacta de su paciente. Lo compara
ôetgen, esta e�: par los
jmaginario, a no ser el deseo del psicoaoalista . Y es con el ffsico contaminado por los rayos � anipula fuerzas
rayas X. Es un becho que el analist �1dad le e puja a
a
conocimi ento de c ausa que Freud cita a Anatole France:
"Celw qui a la puissance en partage a de la peine à n'en 2 que su pasi6n por la real �
explosivas")
or p ar a el analista q ue
point faire usage"29. La abstlnenci a, la reserva, la ataraxia, descubrir . Per o el ries go no es men
_ la
n para eUo: ba10
iq ué gana el deseo con ello? Por lo que hace a la pulsi6n qu e para el analizante, y Freud d a una raz6de los pac1en _ tes, los
s
el deseo abriga o encierra : ide gué naturaleza es? influencia de las exigencias puJsionale mpo tras para
e muc ha ti a
Mas que la p ulsion de saber, es la pasi6n de la ignorancia cliqu es que el aoalista erigio desd �
el nesgo de ceder.
la q ue sostiene la reserva analitica. Nunc a es dernasiado contener a las suyas propias, corren
179
analista en Freud
Sobre el de seo del
178 Sobre el deseo del analista
. r d1s . er,ru, r el ideal freudiaoo. Es una concep-
1111 ,lu<l a m e 1 o c
orien tar la inves-
Existe un riesgo de contamina c16n que se deberfa tanto
del dol o r y del smtoma 1o que ha de
sugesti6n que opera la demanda del pacie nte como , 11111

Lev antamiento de sus represio nes. El analista, por su par llll•'' Inn. cesis anaütica unas
No se nos ocurru . -'ii buscar1e a la as perso na1es de
debe al contrario reprimir sus pulsiones (in den Unt .1tan a las djsposiciones luso para el
drückung)y colocar cn interdJcto cualquîer m ovimicntudt ',111111Cl> que nos. ren: oi
axia ' para l a un· pavidez 1'eres. En estas
nc
ide ntificaci6 n . Si n embarg o , como los analistas no 11nn 1•11 ml para· la at ar ese s d la s m u
.1smo fre nte a 1os d
o e
nica s transf orma
-
angeles, nadie esta a salvaguarda de un contagio . Existe puN 11111 1t,ln . di sp s. 1· one s téc .
, 11 11dl c1, on es,
l s pro p1 as o 1c
L a
. . tuosas r esoluc1ones.
a
un peligro que en el analista tan s61o puede seriala rse por l1 nale s en v1r
angustia. 1 ""' ret1. cenc1. as pe rso se c .reen engan- ados
d d' iran al gu no s que no
Si Lacan ha p.:-omovido asf la funci6n del deseo drl , t1ln de Fre� ' tan s6l o la expresi6n de su frialdad, de su
('non-d upe ), es Fromm,
, dad (Cf. la tesis de
s
analista es porque, si comparamos su deseo con t:I dr
. . de su .i n sens1'b'li
1111 rans �g 1a o a Freud '��
Ouos pretenderao que mas uul1-
S6crate s, el an alista resulta ser un deseante cuyo objeto es l'i enc
16n de S. Fre u d) .
dese o del Otr o. E s también porque el de seo es el remedfo dt· l .n mi s 1900 no le estaba de
la angu stia. humbre m adur _ o de lo\���} aci6n c ontra las pretensiones
o ic
Aquello en lo que el analista frustra al analizan te es 11 ·· una técmca com
laT
l te r pretaCl'6 n de
Anzieu 34 que se
las hist én . cas. (Cf . \a n
que da una
fin de cucntas e n su angustia; si es que a cas o su deseo de nvi ·tados y en la
u en - o d e la mesa de 1
ya e l s de la rupru ra
si ngular ic permite e ncarnar al hipnotiz ado, al hombre de ,lp decir sico16gica,
o n e . ta,
piedrn, al hombre de hielo. E s por ello que Freud estima que interpretac i6n gratu1 :�a ndo �arcad ame nte en ella el
sen
el heci.,o de que un pa cie nte sepa exactamence la particular de la cura de D ora, l Freud definida como
co tr tr nsferenc a de
importan cia q ue el médico le atribuye a su restablecimic ntu efecto de l a n a a
. defe n�,·va contrae d1p 1da ) ·
' ' "
es un o bstac ulo para la cura H. E s asf porque con ell o evalua "contratransferenc1a . a un problema. iEs u
n
a de la bsu n eoc1a ind uc e sfe-
el riesgo qu e l a angustia del analista le ha ce correr a la cura . La regl a
. r de la tran
a., c'Es el prop10 moto
A este respecto la teoria no puede servir c omo coa rtada. El inst rume nto de 1a cur u nt. am·smo de Freu d? Esta .regla,
·, d e l p
r eocia o la ex p res 10
\ en v,gor a
riesgo, es el de la angusti a; y no hay te orfa ni ce rteza alg una
fue e f �u ada mas tarde, estaba ya nte los
que s irva de salv aguardia. aunque s or
lisis. Freud resiste a
de lo com 1en �s del ana apa rece
pa rtir s
hist ;nca�. 1 cuesti6n claro estâ,
de l llo que
rv. enc t s aque
as
o qué es
lo esen�:al es sabe�
an
LA ÉTICA DE FREUD plan te d a , pue s vas llaj e al
mal d e ada cual su
a a
Es sabido que c on la int roducci6n de la cu .lpabilidad y de br det rmi o a �n el ego � "d j spo sici es "
so e e
que 'algun s ten gan
on

La pulsion de la mue rte en la doct rina, Freud se forma u na dispos itivo freudiano: ue otros esté o c onv e nd­
n ex_cluy
nu eva concepci6n del sfntoma, una de cuyas r eso nancias es para este impera�ivo � n a. ;E� qué le afectaba esto a
t c �
el text o Inhibici6n, sin toma y angustia. Correlativame nte dos de su neces1dad . Se trata de evide nc
iar la
suce df co n r eud1
puede ser dedu cida de ella una mut aci6n del dese o de Freud Freud? iQué a
. a de 1a t'ecnica' (reud.,ana en r claci6n co
n una
a partir de las medidas restrictivas que en uncia en lo referen­ depeodenc1 . del e go de Freud, resulta
j s de ser l a expres1on , el
l
te a la ambici6o terapé utica y al Tdeal méd.ico. Sin embargo, ética. É sta, cac1 ·6n médica -curar
e o
ge • a d e u na v o
es considerando la ética que de ella procede c6mo pode mos de l a co uve r nc 1

'
180 Sobre el deseo del ana
lista
Sobre el deseo del analista en Freud 181
sfntoma- con la impos
ibi
cuenta la estructura del s lidad de sat� sfacerla al tener •• que conqui star o promover. "lS obre tod o, no querer curar,
mto • es dec1r su re
es su articulaci6n
con la ;�n d� petici6n, eato .1prender y ganar diner o !" 38• Fr eud cr ee en la verdad como
aferrado a ella. El limit c a;i,ue�te Y c on el goce
m otor de la inve stigaci6n, y querer la verdad poc sf misma
ambici6n}) reside en la �.�
e
. as� nt6t1_c o • d1ce. Freud) de •u lmpüca una ac titud subjetiva que no tiene por gué ser
. oin c1 d enc1a del
c1erta negativa
a curarse. . fntoma con una justificada nada mas que por una disp osici6n pers ona)
Freud se atiene implica eEl de. ber de decu la verdad al que
s

l "constitucio nal". El de seo es refractario tanto a la ne gaci6n


para ser clichas · Es0 no es axioma: todas las verdades son como al aprendizaje. No se educa el deseo del psico analista;
pretender q� e sea p or eJ
pacientc. iQué idea tien bien del la moral no se transmit e. Es algo que cae por su propio peso,
e F
bierto que se go za perfec reud deJ bien, �l, que ha descu- le escribe a Putnam39_
tamen te con los s1 ntom
as d
. Es otra exlgencia correlativa a o tra sat1. sfac.c1.on e unor Llega el caso de que Freud se formule la ltip6tesis
1
intima al s ujeto el dcber d , ,laque le siguient e : iCuale s son las ventajas del sfntoma? iCual es son
a su deseo". El ax1. oma fr e r_e conocer s.u de. seo,de"no ceder los be n eficios de la enfermedad? No son negligibles ,y si nos
eud1ano es e l.
de la pulsi6n comporta
la i ::��!er;;e: 1 a re?r esi�n dejasemos guiar tan s6lo por el pri ncipio del placer, habr fa­
que para Fre ud es racion culpab li ' . stt exJgenc1a, mos de constatar que los sfnt omas , después de todo, nos
al
sfntoma. Los sfntomas son es s.osteruda por a teorfa del dejan al abrigo de reaüdades mucho mas doloros as. Freud
' st1tuto�, co nstruccion
recambio , formaciones es de
de ::m�rom1 so. Sabem trata entonces aJ sfntoma como a la ilusi6n. Pero c:para qué
Freud no I.e ustan I s os que a destruir una ilusi6n si la verdad es demas.iado hiriente?
1prom1sos. Se empieza c
en las palabr!s y
se ce� e�::g o_ en ediendo (Para defender la verdad a cualquier pre cio ? Por dos
ademas de I o �ue es el e la cosa. ESta frase puede s
. nunc1ado del mecanismo er razones, Freud no ce de. E n primer lugar, no se puede
c1on de 1·os sintom de� orm a- sofocar la voz del inconsciente, pues es inalterable. En
, ras ( as No so o�- tac aii
palab dobles sencidos • a m;.igueda os e n el uso de las segundo lugar, éste insiste tanto mas cuanto mas amo rda.z a­
la metafora·' eJ s·g d); nos deleitamos en
i niLicante anda de pas . d o se l o mantiene. D esde e l punto de vista econ6mico. Las
que el fa]o pasean te de la eo por a hi• aJ igua
h·sté . c 1 ca sas poddan se r situadas de la ma nera siguiente : ies el
alla, en virtud de las leyes : �: if�:;o�a uerpo a�u� o beneficio de la enfermedad tan grande como para que pueda
d y e fa meton1m1a.
Hay pues un•a éti ca freud' la t
justificar la represi6n? Freud sos tiene que es el peor de los
iana carre 1 ativa a una t
rcpresi6n y de la culpab
ilidad. s·� n embargo, no hana
eo , de la medios. No es el hecho de que baya un conflicto lo que es
cientifica alguna
que pueda y moral condici6n de la enfe rm edad, sino e l h ech o de que haya una
cante del ana �J·, s .i s . La e, t1. c venir a imponérseJ e al practi- represi6n; y la repre si6n engendra la culpabûidad. En el
a
ciencia del sfntoma. Freud de Freud se despr�nde de su confli cto ne UI6tico , es el fracaso de la represi6n lo que
lapsus del sfntoma. opone el deber del bien d
e cir al predomina; y en este caso "el Yo ha intentado so focar en
. El ana)jsls no esta al forma lnadecuada determinadas partes del Ello, fracasando
ser
mnguna conccpci6n del mu vicio de r;:1 . guna
• , mo
ndo. Si Freu se subl eva raJ, de en su empeii o y teniendo que sufrir ahora la ven ganza del
una ética de la ciencia3 contra Ello"40.
7 e
indepe ndiente del s ervicio /1:So 7iue ptra él la �iencia es De mo do general, y por lo que concierne a los fen6me­
un scrvicio que habrfa q b enes ( acan)' e mclus
ue pres tar, de un bien o de nos de la vida ps fquica, la reco mendacl6n de "no des pertar
que habrfa al gato que duerme " es la peor de todas41 • Queda pues tan

1
182
Sobre el desco del
183
analist.a
s61o p ara darle sa cisfa
Sobre el deseo del an.allsta co Freud
cci6n a la pulsion la
satfafacciones sustitu
rivas. 1111:tlista hace don d e una nuse ncia, es porque ningun sig nifi-
Veamos el caso de .
las Hilfkonstruction ,u1le es adecuado para e 1 enigma que para el suj eto
an damiajes de eme rg en, dt• 1 .
encia 42 • Lo qu t onstiruye su prop 1 0 deseo. Na die pue de decir: éste es e 1
1

es el conjunto de div e Freud desig


na con el
ersione s o de
rivativos que la civill objeto de tu dese_o:
ci6n inst ituye como a
premio a la repr esi6n i.A quién se d mge en to aces la regla de abstinencia? Al
en sfntoma resid e e . Su equivnltmll
n la psicoan ailsta. T'tene como fu nc1'6n aL de manten ertlna cierta
ben e ficio de la enfe rm s sacisfacciones sustitutivas, en el
edad. Asf, las
diversiones, las
privaci6n (Entbehru�g ) . S ·fca 1 da por la necesidad de
ciones sustitut satisf,u; JU a
ivas, los esrupefacie nr
es, nos ayudan conservar en c1 t at am1 ento aL fuerza' pulsional que l e vien e
car la existenc ia. Lo a sopur
que es inevitable en
l a civiliza ci6n c.-1 del sufrimiento �e 1•pa� .1ent e4� . Esta fuerza estar fa compro-
inaceptable evidentem
enre en la cur a,
tan to ma s cuanto qur mctida por la �t�ler nuev as s atisfacciones sustitut i-
a los enfermos "su es t
ado (les) incapad ta p vas que la m�:,vtl1da;�: �a1i�ido h abrfa hecho posibles. Pues
1

ci6n efectiva "4 3. ara coda satisf


a, . .
las satisfacc1ones su�utut ue la t ransferencia oc asiona
El interdicto que pesa ����
s obre la anagaza se de constituy en un tem1ble o st ulo p ara el ana lisis del sfnto­
la propia noci6n de spren de dt·
satisfacci6n. Por no ma. "Los beneficios de la enferm_edad no han de hacernos
ma s que sustitutiva.s y ser las del neur6ticu
titubear ru. d.ud·ar d el debe r de d ecir l a, v er dad"49_ No se trata
de satisfacciones. A pa gafiosas, son tan s6lo suceda neo� . . . .
en
rtir de ahf, la regla de n, de adoctnn ar ni de cur ar, smo de pcrmitirle al pac1 ente
le niega al sujeto las a bstine ncia
que
satisfaccion es signific que pue da en�ontrar otra so 1uc1- 0,11, otra sa• tisfacc1on. . , La
construir una afiagaza a el int erdicto de
, es decir también intrans,g · de Fr eud es e l correlat o de la instanci a de 1 a
. e ncia
principio de realidad44 la surnisi6n al .
realidad, del m1smo mod o �ue la• regl a de abstinencia . es l a
an damiajes de emerg . Yiniendo a ocupa.r el lugar de es os .
encia garantfa de la libre as c� c1 n.
facciones alucinat orias , que p odemos comparar a satis­
"La mism� compu� � � repetici6n nos aparece con
com o es sabido, las con del deseo, Freud opone a ellos,
stru cciones del analis gran frecuenc1a como �� �bs�a culo cerapé u lico cuan d� al
rest ituirle al sujeto un ta, que deben
os fragme ntas de r eal fin al de la cura queremos lie var a efecto la to tal scparac1611
desprende r asî
a la pulsi ida d perdi dos y
del me'd· co"50.
"La relaci6n psicoana 6n de sus adherencias imaginarias.
lfticu esta basada en Por loi que se rer-iere a_1 autoricarismo
' d e Freu d , y sea cua1
verdad -esto es, en un am or a l a
el r econ ocim
ienro de la r ealidad- fuere su rea l .Idad , es ev1d ente que no dn• cuent a de una
CSlO excluye cualquie . .
r clase de imposc ura y te, c111c
· a que apun ta tan .s61 o a ro mper ' no una res1stenc1a,
La asimetrfa de la rela o engano"4). .
c i6n entre el anal
ista y el Rnali7.an­ sino la transferencia;r� tcho de otro mo d o, inte rprerar La
te esta rcg ida por t a
nto por el princ ipio transferencia hasra el 11nal e_s 1 a u, 111·ca , vfa mediante la cunl e l
alcance ético
es aquf m
d e realidad, cu
yo enirermo se . separa del méd1co.
aoalista "ni ha exper anifiesto. Y si suponemos que el .
imentado ni h a rc
primi Lacan, como es sab.ic1o, 1e s h a da' do su mercc1 d ◊. a 1 as
mate rial que se cons
ider a "46, aparece ento do nada del in terpretacioncs vulgare� segu, _n las cuales sen,a necesan . . ·o
trabaj o analrtico con nces que "el
s ta de dos obras com forz ar o apremJar · la res1stenc1a par a alcanzar ' el n6dulo.
tas, que se Jl e
van a cabo en dos esc ple t mente distin­
enarios difere Muchas te xtos de �reu •· d con f man por otra par te que en l os
a
es c6m o hay q nres"47. Asî'
ue entender la o eutrali fen6menos defens1vos no e sue ! deseo lo que no podemos
dad del an alis .
ta. Si el
permit irnos satisfaccr; no es n1 m:is , ni menos que de la

1
18)
en Freud
184 Sobre el deseo del analista Sol>.re el des eo del analista

pabilidad del sujeto que paga


prohibiciôn de es e des eo de lo que se trata cuando la pulli idn wando ésta incrementa la cul ., • · 57
• ar1a
n tmagm
se ha abierto un camino en el sîntoma. Asf,la influ enci a O 11 su curaci6n con una castrac1o adoptado po� Freud
en
sugesti6n no e stân necesariamente condena das,a partir del El punto de vista cuantitativo es
inable hace ev1dente a
momento en que permiten conquistar lUl materi al que Analisis terminable e interm a no puede vencer y �n la
alist
desemboca en el levantamiento de la represi6n. "El advenu& cantidad desconocida q ue el an
del éxito de la �ura; canudad
rio, dice Freud, es la represi6n, no lo reprimido. Es indfl t' que reside el limite asint6tico ue como
enos como su1 eto q
rente qué desenlace tenga"} 1• Es decir, el destino de I• que, como vimos, le implica m cur a, que tan
étrica de la
pulsi6n no importa. El sujeto,una vez que la ha reconocldu, agente. Pues en la relaci6n asim iprocidad de un _ d�b�e
rec
se las arregla con ella, la acepta o la elinuna, pero sin distinta es para Freud de l a analista es � n p n�c1p
10
represi6n. Freud no piensa que haya peligro de sugest[6n encuentro, y en la cua l el ego del
g r ntt Z a el fi n del
ucci6n no a a
des_de el mom ento que ésta permite hacer que una interprt:• anulable, el trabajo de constr obt ene r rav es_ del
puede ��
tac16n sea aceptada, sino que el peligro es abusar de ella. Por analisis, que a fin de cuentas se estas cond1<.:1ones, en
s ma s aby ect os. En
lo que se refiere a él mismo, declara: "Puedo asegurar sin uso de medio
cientifico se de8arrollaba a
fanfarronerfa que este abuso de "sugesti6n" nunca ha Freud ' para qujeo el trabajo - enoso y vacil ant "58 , 1o
, p � ..
ocurrido en mi practica "}2• En estas condicion_es,el peligro modo de un anâ'.lisis "lento fica como del �alis1s, se
t nto de la obr a cie ntf
no �s tan�o el de adoctrinar o de sugestiooar; el peligro es la inacabado, a
de la ignoranc1a que sus­
res1stenc1a a la curaci6n misma. Es el recnazo de esta ultim a sostiene entonces por la. pasi6n seguir revelaciones.
con
lo que constituye el limite contra el cual el furor sanandi pende las cectezas en lugar de
encuentra su lfmite, al igual que todas las buenas intencio­ 6.
6, marzo-abril de 197
nes, pues la sugesti6n y la influencia se hacen sen.tir tan solo Publicado en Omic ar?
sobre la base de una confianza que s e le concede al médico.
Y es el caso que ésta no es duradera, dice FreudH . .A partir
del momenco en que se empieza a hacer mella en l as Traducci6n: Antoni Vicens
defensas, se produce la transferencia negativ a. El sfntoma se
defiend e; hay pues una resistencia que le es propia a la
NOTAS
�epresi6n, ona resistencia a La c uraci6n y eso, dice, porque
el Yo considera la curaci6n corno un nuevo peügro "54. En ldos en francés
rencia aquf a los esc.ritos reun
este momento el analista aparece como un Fremder (1) (N. del T.) Se hace refe e, que compren�e El
nJque psycha nalytiqu
. Men sch 55 , como un extraiio. Es entonces cuando Freud en un volumen, De Ja tech oter apla ; El porvenu de
Freud; Sob re psic
método psicoan aUtico de esu e; E � r_npl, eo de
.: la
hac� �tervenir el factor cuaotitativo para constatar que "el la terapia psicoanaHtica;
El psicoan�lisi � s s v

n
e. psac oan âlisls ; L a dJ�amaca � � • �
a n�1�1s s61o p�ede
. ��har mano de cantid ades de energfa interpretacl6n d e los si.Le
fios
al médico en el tratam1e
_
nto ps1coanal1�co,
deftmdas y limitad a s }G_ Pero el deseo del analist a form a uansferencia· Consejos tici 6n y elaborac16n;
e nto; Recuerdo, repe
parte de ellas,es uno de los términos de la ecuaci6n;hay que La inic iacl6n' del tratami enc ia; Los c aminos de la
amor de tra n sfer
considerar la ecuaci6n personal desde el punto de vista de la Observaciooes sobre el
terapia anaHtka. aux de la psychana-
estrategia, de la direcci6n de la cura. Es por ello que el afan tre concepts fondament
(2) Cf.J. Lacan, Les Qua
terapéutico hace aun mâ'.s diffcil la liqwdaci6n de la deuda lyse, p. 21 3.
186 Sobre el deseo del anallsta. Sobre d dcseo del analista en Freud 187

(3) J. l.acan, Le séminaire tomo 11


· P .20 9. (30) OC., lV, p. 1467.
(4) Le sémto · a,re , tomo 1 •p .2.53 , · (31) C,1rta del 31 de octuhre de 1897.
(.5) Winnicot, El odio, e� �contr:atr:ansfe
l · transfert, p. 130;
(6) JCr.J.Lncan,.L e semma1re, tomo 11,
rencia, 1947. (32) Cf. Freud, Observations sur l'amour de OC., V, p. 1696.
el " amor de tta sferen cia",
p. 38. Observaclo oes sobre
- ., ·' Le 5émin
n
(7) • L,1c::in, _Écrtts
· ' P. 6•9 .
(8) Cf. Mannon1, "Le revc et le trans
au-e, romo 11 p 38 (B) Cf. Cart.a a Weiss, 4 de dicicmbrc de 1933-
fert"
(9) Fragment d'uneanalyse d'hls�-n. · ' La psy� analyse, n".8. h . . (34) L'autoanalyse de Freud, p. 700.
.Dor�• " Cr nc psychanalyses, ( 3 .5) cr. Carlll a PHess, 16 de abril de L 900.
p. 94; Analisis fragmentario de u. :a �ISte . 95; El malestar en la
n a ,Caso Dora), oc., m. ( 3 6) Cf. Freud , Malaise dnns la civilisation, p.
(10) Ibid. p. 89; oc.. m. p. 1000. cultura, OC., VW, p. 3063.
(I J) Jbi<l., P· R9; OC., rTl, p. tOOO. (37) Carta a PO.Ster, p. 178.
.
( 12) Cf. cl analisis de Pierre Kaufman • n en Psyc hana1yse et théorie de (38) Cf. Can:a a Jung del 25 dé cnero de 1909
t. ll, p. 441.
la culture, p. 40 y sig. (39) Cf. J<>nes, La vie et !'oeuvre de S. Freud,
Cf. Freud , Psych �naly se et méde cine, p. l 12; Anâlisis p rofano
(l 3) J. l.acnn, Écrits, p. 225, (4 0)
(14) Carta del 30.1.1900. (Psicoanâllsis y medicina), OC.. VID, 2923.
ble.
(l 5) Considérations sur l'amour de trans (41) Fre ud, Anâlisis te rminable e intermina
f;ert, p. 122; Observaciones , Mala ise dans la civili satio n , pp. 18-19; El Malestar en
sobre el amor de traosfere nc. .a, OC. V (42) Cf. Freud
6 i , p. 1692. la cultura, OC., VUI, p. 3024.
( 6) lb!d., OC., V, p. 1 93.
: ' nes sobre el "amor
( 7) lbid., Considéra u ons..., p. 129. OC., (43) Cf. Freud, Qbservatioos...,p. 123; Observacio
V'p. 1695. , de transferencia", OC., V, 1692.
(18) Cf. Freud, Malaise dans la cwili . '. satlon, p. 82: El malestar en la lcto de �na ana.g aza .
culrui:a, OC., VUl, p. 3055. (44) Sobre la insrancia de la realidad como interd re, p. ,51.
ann, Psych a alyse et théo rie de la cultu
(19) Cf. J. Lacan. Le séminaire, tomo l I ' p cf. Kaufm
e, G.W.• p. 94; OC ..
n

( ) J. Lacan, ibid 1m1 .


20
· 229
· (45) Freud, Analisis terminable e interminabl
(21) Observations surl'amour detransr;ert, IX, p. H6L
G.W ., p.4-5; OC., IX,
OC.. V, p. 1692. (N. del T.: L6p1,z-BnlleSCt:ros rra
p. 22:l <;>bservacion e s..., (46) Freud, Construcciones en psicoanalisis,
d uce transferencia re- p. 3366.
dproca').
( 2) �'-· Cana a Jung, 31 de dlcie mbu: de (47) Freud, ibidem, p. 44; OC., IX, p. 3366.
23;EI p orvenlr de la
(;3) Cl. Cana del 13 de d[ci mbre de 1931
1911. (48) Freud, De la technique psychanalytique, p.
(24) Freud, Abrégé de ps chana1yse, e · terapla analitica, OC., V, p. 1 564.
que, p. 34; El po rve nir
coanalisis, OC., IX, p. 339f
. P· 43; Compendlo del psi• (49) Cf. Freud, De la technique psychanalyti
de la terapia psicoanal itica , p. 1574 .
(25) Cf. Freud, "Les érnrs dc dépendarn.:e du . p. 41; Mas alla del
M
p. 207; «Lai,st:rvidumbres del "y " >> e n El.. , oYi" ' �n Le moi et le soi, (50) Cf. Freud, Au-delà du principe de plaisir,
yo , e 1 ello" , OC., r, OC., VU, pp. 2524- 252.5 .
2723. o VII, p. princlpio del place
endio del psicoana-
(26) ). Lacan, Le séminaire como 11 p. 24.5 (5 l) Freud, Abrégé de psychanalyse, p. 48; Comp
(27) (N. dc!T.)'écarteur 'es;lhombre' lisis, OC., IX, p. 3400.
., p. 49; OC., IX, p.
que.en 1'
en I Ri. Landas• provoca al •anlma 1 y 1 o cvlt:1 ascorridasquesehacen (52) Freud, Construcciones en psicoanalisis, G.W
, . en eJ u'I t1mo
· momento 3368.
nparmudosedcsu · paso · "·
ns tarnb • , , p. 84; OC., IX,
• 1en
"' un instr ume
f)ara manrcnt:r st:parndos lus labios de una, h nt_o de c1rug1a quesirve (53) Analisis termlnable e interminable, G.W.
cnda u para dllntar un p. 3355.
canal.
(28) Cf. Fn:ud "Les états de dé (54) lbidem, OC., IX, p. 3354.
p. 208; El "yu"°• Y el "ello"' od'··e�n:t· P· 2722,
d nce du Moi", en Le moi et lesoi, (55) Ibidem,, G.W., p. 85; OC., IX, p. 335.5-
. n. 1647 (56) Ibidem, OC., IX, p. 3355-
{29) Frcu • d' A"""1",s,s terminable e interm·mable, G W •
IX, P· 3362. 'A aque.l a qu· · · P· 95; OC., (57) Cf. Ibidem, G:W., p. 9s;·oc., IX, p. 3363-3364. p. 230; Nuevas
result a diflcil no usar de él i;;ra\��:��
1 sponde comp�rtir el podcr le (58) Cf. Nouvelles conférences sur la psychanalyse, 3200.
Jecciones introductorlas al psicoanalisis, OC., vm,
p.

1
SOBRE LA IDENTIFICACIÔN
CON EL ANALISTA
- INTRODUCCIÔN -
por Solange Faladé
"S{, eso puede terminarse en un vinculo de amor o en
un vincuJo de odio". En estos térrninos precisamente se
expresaba Lacan bablando del fin del aruilisis en los momen·
tos en que algunos de sus alumnos, que justamente habîan
llegado al término de su analisis, decidfan, bajo la presi6n de
la Asociaci6n Internacional, abandonar su enseiianza.
iQuiénes eran? Eran los mismos que, habiendo perma•
necido hasta entonces junto a él, paredan estar en buena
posici6n para transmitir lo que Lacan habfa aportado a la
teorfa analftica y para desarrollar esa misma teorîa. Tras
estos hechos se dibuja, me parece, uno de los puntos
esenciales del tema del pr6ximo congreso de la École
Freudienne de Paris, a saber, las relaciones de la transfe­
rencia con la transmisi6n.
iCual es la naturaleza de ese "vfnculo amoroso" cuya
formaci6n el fin de un analisis puede consagrar? iPodrfa
tratarse de una identificaci6n pura y simple con el analista,
cuyo motor serîa el amor al padre? En el primer seminario
de este ario 1, Lacan le contesta que no a esta teorfa; y esta
respuesta no habrfa de sorprendernos, puesto que todas sus
ensefianzas hasta el presente nos conduceo a ella. Basta,
para convencernos de ello, con que nos remitamos al texto
titulado Variantes de la cure type. iCon qué se identifica el
analizante al término de su analisis? La crftica que Lacan le
hace al analisis del caracter2 nos pone en el camino que lleva
190 Sobre el deseo del anallsta

a la cespuesta que a porta este ano: el analizante se ldentifica


con su sfntoma.
Tanto como lo es el amor, cl odio es también un v!nculo
y quiza aun mas fuertc. Es una de las salidas posibles de u�
anâlisis, y no ha lugar su proscripci6n, aunque Salint lo
haga. Lacan testimonia sin luga c a dudas que si llc�a el caso,
la acepta. iCON QUIÉN lDENTIFICARSE?
No voy a buscar ahora si en los a naliza nres que han
abandonado la enseiianza deJacques Lacan se ha formado el iDE QUIEN FIARSE?
vfnculo de odio. Se da el caso de que aparece cla ramence por Guy Le Gaufey
que, a pesar de esa ruptura , unos psicoanaJist as ha n llegado a
convertirse en taJes. Lacan no ha dudado jamas en conside­ La identificaci6n con el analista: esa serfa pues una de las
rarlos corno analistas, y la LP.A. no ha puesto en duda su posibles salidas del llamado analisis didactico. Preconizada
formaci6n: los ha aceptado corno analistas, mientras que en unos lugares, escarnecida en otros: éno actuara acaso en
rechaz aba a aquel que los forrn6. Pues ahf estaba el deseo del todas partes?
anaHsta, ahf estab a ese deseo que les habfa perrnitido llevar Pero antes que nada, ide qué !dentificaci6n se tra ta ?
su a nalisis basta esc término en el que ellos a su vez :.c ha bfan pues echando la cuenta de .las que Freud describe ballamos
convertido en analistas. no menos de tres.
L a primera, la identificaci6n con el pa dre, ha de ser
Publicado t:n Omicar?, 10, julio de 1977.
desechada desde el comienzo del juego, aparte de los casos
(hasta el rnomento raros, o al rnenos poco establecidos)
Traducci6n: Antoni Vicens de rnodificaci6n decisiva de una estructura psic6tica en el
rna rco de una cura conducida por un analista ; por lo que se
refiere aJ neur6tico la cosa esta hecha. En la medida en que
efectivarnente esta identificaci6n condiciona el acceso al
orden de lo simb6lico, y tal corno Lacan la ha inscrito en l a
NOTAS metafora paterna, el neur6tico se propone de entrada corno
alguien que esta y a cuaj ado en esta identificaci6n que no
(1) L'insu que sait de l'une-bévue s'alle à mourre. podrfa, propi a rnente hablando, advenir en el rnarco de una
(2) "Variantes de la cure-type" tm Écrits, pp. 341-}42.
cura, ya sea a su fia o en cualquier otro momento.
Sa ltemos a la tercera de las identificaciones: la histérica.
Esta, al rnenos, no se echa en falta; pero podemos pensar sin
embargo que ningun anaJista rugno de este nombre -quie­
ro decir que reconozca la necesidad del analisis de la
transferenci a- se arriesgara a sostener que en eso pudiera
consi.stir el tiernpo terminal de un analisis, didactico o no.

1
192 Sobre el deseo del anallsta ëCon quién identifîcarse? 19}

Sin embargo... Sin eml'>argo... Si la identificaci6n histérica e1 tronsferencia, con una indicaci6n de dirigirse hacia el "oro
precisamente una identificaci6n con el sintoma del otro, puro" de un fmaJ de anilisis. Y que iosinuarfa entonces,
serfa en suma suficiente que el analista tuviese sfntomu Lomo muy realista: "Todos esos orfebres... font. aneros,
para que... ya nada pudiese garantizar que la producci6n de fontaneros, le digo".
los anallstas no sea una serie de hlsterizaciones. Y loque se No hagamos demasiadas bromas: el empirismo, aun no
ve todos los dias no es nadaque pueda desmenticaos un tan �11mdo siempre tan modesto como él mismo se complace en
mal pensamiento. Pues incluso si el analista consigue c.reerlo, tiene en cambio sus méritos, y entre ellos el mas
mantener en sus curas una cierta asepsia por loque se refiere cvidente es el retorno al material cHnico.
a sus eventuales sfntomas personaJes, se ofrece como aquel Sostener, como yo estarfa pues inclinado a hacerlo,que
que intenta sosteoer una tarea imposible (Freud dixit). Y el ln identificaci6n histérica no podrfa te.ner un lugar en el
paciente cuajado en su neurosis no se aplica menos a ello: 1iempo terminal de un analisis, es una cosa; investigac, con
que mediante un desplazamienco -que llama una identifi­ vistas a establecer el lugar que un cal sintoma ocupa en la
caci6n histérica- llegue a aplastar la singularidad i.mposible transmision del analisis es otra }, y no podrfa ser regulada por
que lo determina en el conjunto de los seres hablantes sobre una simple condena te6rica.
la particuJaridad imposible de la ernpresa analitica, y lo Queda entonces la segunda ideotificaci6n. la que pone
tendremos entonces en analisis "didactico"; quiero decir en acci6n, no ya a un signo (el sintoma) y al yo, sino a un
con ello, aJ abrigo durante una temporada de toda elabora­ rasgo unario (einziger Zug) y al sujeto del inconsciente.
ci6n por lo concerniente aJ deseo del Otro. Nos interesara esencialmente en el sentido de que es
Es evidente que oo se ve por qué una operaci6n como fundadora de una instancia cuyo juego es decisivo en lacu:ra;
esa habrfa de suscitar la indignaci6n, al menos sj se laquiere me refiero aJ ideaJ del yo.
considerar como una demanda -demanda en este caso de Este ideal del yo es presentado por Freud como consti­
cerrar los ojos2 - es decir aJgo que requiere un trabajo. tuido por una identificaci6n que, !nterviniendo al fin del
Las cosas sucederfan de un modo muy diferente si una Edipo, condiciona y regula su desenlace.
posici6n como ésa fuese antlcipada o expuesta para el fin de Volviendo a comar este punto,Lacan pone lo siguiente a
analisis como te6ricamente satisfactoria. Esa posici6n vol­ la luz: que esta identificaci6n es realizada cuando el nino se
verfa a tumar lo peor de loque sobre la identificaci6n con el encuentra en desestima, cuando un.a de sus demandas
yo fuerte se dijo en los buenos tiempos de la relaci6n de dirigidas al Otro es dejada sin respuesta.
objeto. Gracias al esfuerzo de Lacan, eso ha pasado relati­ Puede entonces suceder que ese "sin respuesta" ponga
vamente de muda en el nivel de loque se escrlbe; en el nive] al desnudo la omnipotencia del Otro en relaci6n con la
de loque se hace (y de loque se dice) no resulta diffcil ver a eventual satisfacci6n de las necesidades del sujeto, necesi­
csa hidra volviendo a levantar el cuello bajo el innujo del dadcs que lo arrojan a la serie de sus demandas. (Donde la
argumento (cuidadosamente callado) segu.n el cual la necc­ simple demanda de satisfacci6n, y por medio de esa con­
sidad hace la ley. Y a aquelque hablase un poco en voz alta frontaci6n con la omnipotencia del otro, deja que aparezca
sobre el analisis de la transferencia, no faltarfa un dedo el fondo, el Grund, sobre leque se despliega, yque Lacan ha
an6nimoque vi.oiese a designar silenciosamente todo loque denominado la demanda de amor). Y por ta.nto, cuando
sucede, con mas o menos raz6n, como "secuelas" de la una no-respuesta a una demanda de, viene a revelar ese
194 Sobre el deseo del analista lCon quién identiflcarse? 195

fondo originario de tod a demanda -el amor, corno don de taJ que los !deales imagina.rios del sujeto se produzcan bajo
lo que no se tiene, y tanto como eso l a presencia- y a hacer su mirada en S 1 •
que aparezca la precariedad de ese fonda, el sujeto es La tâctica del analista, que Lacan imagina como una
colocado entonces en un suspenso en el que no ya tan s6lo rotaci6n de 90° del espejo piano A, es ltna respuesta a ello.
sus satisfacciones, sino su propio ser, son captados por él
Esa rotac.i6n "manda" a S 1 a I; o, clicha de otro modo, esta
como en deriva (la vida amorosa del neUI6tico aduJto repite
cactica le permite tantearle o senalarle al sujeto, � o y a
hasta l.a saciedad este tipo de situaci6n). _ .
aquello que ve, esto es, imagenes innumerables e 10fo� 1t�­
Es desde ese lugar desde el que el sujeto se fortificara o mente pr6xima s desde donde se aJiena en �n domuuo
se para petar:a en una ident:ificaci6n que, aun sien.do pr6xima _
ima ginario, sino desde d6nde se ve en el espac10 v1rtual del
a lo que se sueJe Ua.mar "identifîcaci6n con el agresor", se
Otro.
diferencia sin embargo en el hecho de ser creadora del ideal
del yo, i.nstancia ésta esenc.ial para la "funci6n sujeto'' que se "Desde donde se ve" es una metafora util, pero es
trata de sosteoer en ese punto en el que el Otro, porsu cJerre también peligrosa en la medida e� qu� hipost asia aJ sujeto,
_
o por su consistencia, l a reduce a ser su pun - c a. lo cual es el colmo. Por ello prefen dec1r, algunas lineas mas
Sera en ese instante cuando el sujeto vendra a aplastarse arriba, que los significantes que constituyen para un sujeto
en ta! o cual rasgo del Otro, rasgo que sera su represent ante su ideaJ del Yo (I) son aquellos que lo representan cerca de
cerca de los significantes de su demanda - demanda de la los significantes de su demand a ; fen6meno que es �ensib�e
que esta colgado o suspendido su ser. cuando la susodicha demanda llega a tomar algun car1z
.Esto es por lo que se refiere al Edipo. De ahf, iquid del extremado
fin de un anaJisis? iNo serfa éste el caso en el fin de una cura, y especial­
Antes de sumergirnos en las aguas tenebrosas de la mente de una "didactica"? Si la demanda (de reconodmien­
cli'.nic a, pertrechémonos de alguna brujula para poder luego to) es satisfecha por el ana.lista, succde lo que sucede con
a preciar cuales son la s corrientes sobre las que derivarnos. cualquier demanda colmada o satisfecha: es un fallo ma, s �n
Par a estos fines L acan nos propane el esquema 6ptico en la la expresi6n del deseo, deseo que perma� ece en suspenso Y
''Remarque au rapport de D aniel Lagache". que, desde ahf, ordena siernpre la sene d� las demandas
segun conminaciooes mas o menos patol6g1cas. No es nada
Espejo de lo que se pueda presumir.
Supongamos pues el mejor de los casos: que la demanda
Desde S 1 el sujeto esta incapacitado para captar la sobre la que se sostient: cualquier didiicti<:.O no encuentre
imagen n:al del jarr6n que rodea a las flores; en cambio, el nuJ1ca nada mis que el eco de unChe vuoi?Este es elc.ami�o
espejo A le permite ver la reduplicaci6n virtuaJ de la imagen correcto para que esta demanda tome, corno deda, algun
rea l que se le escapa, y es entonces desde el punto virtuaJ I _
cari.z extremado. Extremado en el hecho de que se œf1er� al
desde el que pucde el sujeto alcanzar a ver la imagen reaJ i(a). ser esto es a eso que el Otro, incluso teniendo la me1or
1
Un montaje como éste ilustra el siguiente hecho de clfnica vo\ untad, no puede dar (por estar él mismo completamente
que es en sf misrno muy complejo: que la transferencia es desposefdo). Asf, si el analisis vuelve a desplegar la es�en�­
una tent.ativa para situar al Otro (espejo A) en una posici6n _ _
grafi:a argumentai del Edipo, no es tan solo en la 1magtner1a
196 Sobre el deseo del ana.lista
iCon quién identlflcarse?
'"
momento csc lu)l,11 h11, 11•
infantil, sino en su capacidad estructurante cuya piedra general. Se abrirfa asi desde ese s débil que fucsc, ,t·Olllll
ma
_
angular mtentamos aquf delirnitar. una labllidad de catexis que, por e con el que el !>ujct11 '-''
rel aci 6n con el ci err
Si efectivamente una oeurosis infantil conUeva la pro­ uoa ruptura en to en la euforia, a vct.t·,
for tillcaci6n o par ape
construfa uoa
mesa de algun parvenir que la lleve al divan, es por la raz6n ciente, de la traosfercncia
de que la demanda del ser -ese falo- ha sido respondida discreta pero siempre incons
con una i�postura del Otro que le ha permitido continuar positiva. Otro ya oo responde, ah1
En pocas palabras, ahf donde el designaci6n que un�
�esconocsen �o el peso y el precio de su propia cascraci6n. e sea la
,N? sen, � ah, el aoalisis nada mas que un play-back con esta un lugar, cualquiera qu
ello . Podemos pues paner _ ah1
utilice para precaverse de
me1or éxsto? era (cosa de la cual el su1eto
�ean cu�es (ueren la moda y el humor de aigunos de los todos los significantes que se qui es tiene los suyos), pero
pu
analtst�s mas avanzados, eso no estarfa ya tan mal, sobre neur6tico se guarda muy bien, ductible donde vieneo a
and alo irre
ese agujero, ese esc
todo s1 nos hemos hecho una idea de la dificultad d e Ja ma permanece ahL Lacan le
empresa. anidar los elementos del fantas genéricos: --<P por lo que se
La empresa es, claro esta, la de eüminar al Otro, del cual llama a ese lugar con nombres e se refiere al tesoro de los
qu
_
sin embargo sahemos que no hay ocra cosa que hacer con él refiere a la imagen, S(A) por Jo
que entregarselo cumo pasto a la transfereocia. Esta opera­ significantes. jeto que es causa del deseu
_ _ de elimina.r al Otro comporta cuanto menos dos -Pero en la medida en que cl ob
c,on ctura de una completud, no
_ viene coma para obturar la fra que la histérica:lesto es lo
�tempos terminal('.s. El primero de esos dos es el que he
hay en la cura otra identifica ner.
ci6n
mtentado acentuar: la emergencia, -en el nive) de un ma nte
saber- de cse 1, esto es, de lo que result6 de ese rnomento que estamos obligados a a lo que surge; hay un
en el qu; el Otro, tesoro inmenso de los significantes, se Eliminado el Otro, no es la nad no por el hecho de
inoportu
resta, esto es, algo molesto e
enc��tro como estando representado él mismo por un to alg o fre ntc a loq ue hay que eiaborar
_
s1gn1f1cante (algo rigurosamente impensable hasta enton­ que no pasa, y por can su queremos desembarazar-
ces) para el sujeto. toda una estrategia si es que aca
te significante que representa aI conjunto de los nos de ello. supuesto muchai) que un
_ �� Supongamos (iy habremos
s1gmf1cantes irnpUca evidentemeote una aporfa, aporfa a ese lugar en el que su
sujeto neur6tico baya llegado ner que no podna
_
� uyos pormenores rnostr6Lacan en su seminario D'un autre respuesta hab itu ai (que con sist e en ma nte
a l'Au�r�. �n �l �rafo de "Subversi6n du sujet et dialectique que no hubo operaci6n de
haber resta alguno pucsto
du désir (Ln Ecrits) escribe en ese lugar: S(A). tracci6n dcsgraciada tanto en
divisi6n sioo tan solo una sus
Llcvar un anâüsis hasta su térmioo supone -en el caso ctos, y susceptible por tanto
de que se admita lo precedente- que el sujeto haya sido sus prin�ipios como en sus efe puesta habituai por tanto
rcs
_ de una rectificaci6n), que su
conduc1do a entrever las identificaciones que rigieron su el rec on ocimiento de lo que hemos
llegue a ser caduca por
c�nducta en todos .los momentos cruciales de su existencia sucede entonces?
(sin hablar de su jucgo bajo mano en la vida cotidiana). Uamado el ldeal del Yo: iqué eda poner enseguida los
Suponiendo ademas que no pu
Muc�o mas�ue eso, importa que pueda adivinar el lugar que e haya todavfa transferencia),
_ _
esas 1denaf1cacmnes ocupaban (ocupan) en su economfa pies en polvorosa (esto es, qu

,
198 Sobre el dcseo del analista

resla, el resto, resta esa pequeiia cosa miserable que no


pod na llegar a tt:ner pur razones de estructura: por loque
pueden recordar los matematicos , 1·am·r. •�. se Vt"6 que un

c�caente se acomo<lase con su resto, por lo perdidoque esta
sm su divisor.
Entonces en cuando se abren Jas puertas del duclo, y SOBRE MICHAËL BALINT, 0 EL
cuan?o abandon.am os el dnma y sus esperanzas imbécû s , y JUEGO DE LA OCA, DEL AMOR Y
acudimos a 1.a trucuJencia abrupta de la traged1.·a. Yen t·1en
e do
por tragecl·ta 1a verd adera, la que no le terne a lo c6mico Y a EL ODIO
la bufonada. por Eric Laurent
:si ues, aquf es donde me detengo, no sea que vaya a
con un?1�� un poste indicadôr con un guia, con un cornpafie­ Balint es uno de los pocos analistas que se hayan
ro dc vtaJe. planteado con insistcncia la cuesti6n del fin de un psicoami­
lisis.
Puhlicado en Omicar?, 10, julio de 1977_ lntent6 ademas comprender las consecuencias que de
ello se derivaban para la comunidad de aquellos a los que se
Traducci6n: Antoni Vicens les supone que han pasado por ese punto. Podemos efecti­
vamente resumir su tesis sobre el movimiento psicoanalîti­
co en los términos siguientes: 1) Un psicoan6.lisis es la
inLroducci6n a la contingencia del odio y a la necesidad de]
NOTAS amor. 2) El conjunto <lei movimiento psicoanalî'tico esta
(1) El titulo francé�
. 'A• q u1· s'("d , esoJ> dns qentid<>s.
' en�,")fi1er.)' reune regulado por el odio de cada uno para con aquel que no ha
(2) vease hreud, La science des rêves, pp. 273-274·' La amaclo al mismo psicoanalista.
' Sobre ell . u, de
interprt:t�c16n los suenos, OC., Tl. p. 539.
3) H'.ibn� que: prncurarse ndcm:ls lo� mt:dio� para llevnr ' •a c:.1
.. bo esa I. Necesidad del amor
fnve�ugacuSn; lnteré� (lawr,il) del pa.5c:
alisis reside en el
(4) Ecrits, p. 680. Para Balint, el mocor de un psicoan
(5l �N. �el _T.) 'en souffrance', 'en suspenso'' 'en rerardo'• 'Souffran- or de una decisi6n. iHay
ce , su fnmiento'. hccbo de que "todo gira alreded como termi­
ient os pasa dos
que considerar todos los sufrim
hacer el mejor uso
nados y üquidados? ... iHay que intentar
por venir ofrece? Esta
posible de lasp osibilidades que la vida
ta mucha de scr fa.cil.
decisi6n de volver a empczar a amar dis
ayuda ... No se le da a
El anaHsta puede ser aquf de una gran
a tomar esta decisi6n
todo d mundo la posibUidad de Ucgar
r" 1• Dicho de otro
en el sentido de un brole de nucvo amo
r una apuesta; y no
modo. el analizante esta invitado a hace
200 Sobre Michaël Balint 201
Sobre el deseo del a.n:i.lista

nos parece ilegftimo cunsiderar esa puesta a la luz de la que del periplo regresivo, que este estado, aunque tenga todas
Pascal proponfa. Se trata efectivamente para Balint de las trazas de ser un autoerotismo, es sin embargo un
obtener del paciente que esta embarcado en todo lo que autoerotismo înestable. "Es comparable al de un toxic6ma­
para él se ha consrituido en mundo, que ponga en juego no, y desgraciadamente no dura... Eso degenera en deman­
rodas sus capacidades de amor y de odio. La funci6n del das cada ve'I. mas importantes que, al final, ya no pueden ser
analista consiste en permitirle al paciente que ponga en satisfechas por ningûn objeto reaL.. exigencias irrealizables
juego su apucsta. Si es jugada hasta el final, halla un fin y estado narcisîstico muy penoso para aquellos que le
standard: "En todos los casas en los que el anaHsis es lo rodean -como en el caso de un nino mimado-"�. Esta frase,
bastante profundo, la fasc final se desarrolla del mismo "si es bien dirigida", puede ceder su lugar "a una relaci6n sin
modo''2• Salida no hay mas que una: el arnor. En esce sentido conflictos, tanto para el sujeto como para aquellos que le
el periplo regresivo de un psicoanalisis es como unJuego de rodean"6; pero esta tierra prometida .m:is alla de todo
la Oca en el que la ultima casilla tuviese el rostro de Eros. conflicto tan s61o es accesible si el recorrido es llevado a
Tan solo resta Eros, pues 1o que permite el anaüsis es cabo en buenas condiciones, pues en cualquier momento
que rodo lo que pudo ser localizado por el sujeto en la pueden producirse los fen6menos descritos en "El renuevo
artlculaci6n de la repetici6n y de la transferencia, tanto la y los s1I1dromes paranoides y depresivos". �sos �en6menos,
agresivldad corno el odio, no se convierta en nada mas q·ue considerados por M. Klein como los tesnmornos de unos
en contingencia. Ahf esta el molor de la experiencia psi­ estados originarios, oo constituyen efectivamente par�
coanaHtica. El odio ha de aparecer como algo vinculado a las Balint otra casa que la salida desdichada de la fase neo narc1-
particularidades del desarrallo. Dicho de otro modo, se sfstica del renuevo, mientras que la salida favorabl� gua; da
,
hubiese podido dar el casa de que no hubiese llegado a ser. proporciones con los peligros que hay que ev1tar: El
_
La tesis que defiende Balint ithf, aun estando en el linaje paciente tiene la impresi6n de que pasa por una :speae de
de las ensenanzas de Ferenczi, le pone en oposici6n con las renacimiento de haber llegado al cabo de un tune! s001-
de Abraham, tal como Melanie Klein las vuelve a tomar. Es brfo... Es una'experiencia profundamente emodonante; la
sabido que "el desarrollo de la libido"\ ta! coma Abraham atm6sfera gene.ral es la de un adi6s definitivo a alg� muy
_
lo expuso en 1924; comporta para cada "fase" que Freud. que.rida, a algo rnuy precioso - con todos los senturuentos
localizara una divisiôn denominada sadica que pone el ioherentes de pesaclumbre y de duelo... Gene_ralmen� e el
acentu en el odio como cstructurante. Cuando Freud paciente se va feliz tras la ultima sesi6o, pero con lâ�rt.mas
impondra la fa.se denominada falica, Melanie Klein despren­ en los ojos, y, pienso que puedo confesarlo, el analista se
dera de cUa las impücaciones de odio en las relaciones entre encuentra en un estado anfrnico semejante"7•
los dos sexos. A lo que BaHnt responde: "las fases sadica­ iDesde qué lugar puede el anaHsta sacar adelante su
anaJ y falica no son en absoluto fen6menos normales, si.no empresa? Balint intenta ahf expresarse mediante una serie
que en todos los lugares donde las encanLramos constituyeo de rnetaforas que delimitan al analista como elemento,
indicios de una perturbaci6n conside.rable del desarrollo"4. como sustancia. Parece que estemos viendo el desenlace de
Esta introducci6n al amor conduce a los pacientes a un una tradici6n propiamente hûngara, a saber, la de las
estado de felicidad apasionada. Balint les explica vigorosa­ cosmogonfas ps(quicas. Leamos el cuadro que nos �ropone
mente a aqueUos que localizan ahî el término autoer6tico Ferenczi eo su Thalassa, ensayo sobre la teona de la
Sobre Michaël Balint 203
202 Sobre el deseo del analista

genitalidad8 . Mediante este paralelo entre onto y filogéne­ do o atrapado m.uy bien y delque ha mostrado que es el de
sis se nos invita aque percibamos hasta qué punto el retorno odio.
al océano primitivo, del que fuimos separados por una
catastrofe,organiza secretamente la compulsi6n a la repeti­ rr. Odio e identificaciôn
ci6nque nos aiùma. Este cuadro es el que hace juego, en la Para poder pensar este contraste entre la ética del
escuela hungara,con elque Abraham propane en el artkulo psicoanalisis y el estado del movimiento psicoanalitico,
de esa misma época que citamos mas a.uiba9. Es facil medir Balint hace en primer lugar un acercamiento a lo que
en él la distancia que media entre las dos enseèianzas. Por distingue a un psicoaruilisis de ese psicoanaHsisque se llama
otra parte, Ferenczi no es el unico que propone una didactico, en la medida en que conduce a un analizante a
cosmogonia semajente: par.a Imre Hermann, el fuego es el convertirse en analista. Se plantea unas preguntas sobre el
que organiza la catastrofe y elque separa a la mana p_rimitiva sistema de Iormaci6n analitica en dos artfculos, escritos en
del basque en el que estaba al abrigo de su deseo 10 • 1947 y en 19.53, y cuya redacciôn es difîcilmente separab.le
.Asf pues,es como beredero de una tal escuelaque Balint de las circunstaocias que la rodean.
nos cüce que "todo loque puede hacer el analista es aceptar A causa de la diaspora que provocô, la segunda guerra
representar el pape! de una verdadera sustancia pri.maria mundial constituy6 por vez primera en la histo_ria del
que esta ahl,que es verdade_ramente indestructible,que esta movimiento un verdadero mercado comercial de psicoana­
ahl eo ipso para llevar al paciente,que siente la irnportaocia listas. En él se enfrentan coocepciones antagonistas en una
y el peso del paciente y que sin embargo lo lleva, que no se cacofonfa mas o menos regulada. La rigidez del Ejecutivo
preocupa por mantener unos limites definidos entre el central es contigua al desgar.ramiento de la Sociedad inglesa
paciente y éJ m.ismo"11• Si podemos hablar de cosmogonfa, en tres corrientes y al desparramamiento de las sociedades
es en la medida en que es en la desembocadura de esa fase de americanas. Ese movimiento analitico en el que nadie
amor apasionado por la sustancia cuando el analizante es comprende ya el testimonio de nadie sobre su practica
conducido a loque Balint Hama la zona de creaci6n 12• Y aq uf aparece como un verdadera torre de Babel erigida por cl
hemos de tomar la palabra creaci6n al pie de la letra: el orgullo humano, como un templo del odlo del que son
analizante recrea un mundo para subsistir en él. En su expulsados los analistas. Es mediante las particularidades
misma grandeza, esta concepci6n de un mundo homogéneo propias del analisis didactico coma Balint explica estos
:ù amor, tan extrafio por ejemplo del de Jacob Boehme,si­ fen6menos.
gue llevando la marca de loque Lacan ll.amaba en su Semi­ En su artlculo de 1947 dice que el origen del drama se
nario 1 "un caracter pillitano" 1 }_ remonta a las primeras escisiones que sacudieron al movi­
Vamos a ver justamente la consecuencia de una teorfa miento analftico1 en 1912 y 1913,y a l as medidas que Freud
como ésta en el aruilisis de la comunidad psicoanaHtica. En tom6 entonces yque él mismo cueota en Historia del movi­
efecto, si un analisis es una introducci6n a esta ética del miento psicoanalitico 14 : "El psicoanalisis exige precisa­
arnor,ino hab:damos de esperarque la comunidad analfrica meote una larga y severa disciplina en vistas a la perfecta
diese un testi.monio de ello? No hay aparentemeote nadade posesi6n de sf mismo... Me constaban los errores que ace­
eso, y Balint puede hacerse preguntas sobre ese vinculo, el chaban à1 inv.estigador en los comienzos de su actividad ana­
ma:s poderoso del movimiento analftico, yque él ha prendi- litka y espenba poder evitarlos erigiendo una autoridad di-

,
Sobre �khat•I ll•lhtl
204 Sobre el deseo del analista

eta la transferen <.ia


11q.• ,11 IYII •l•t
an ali sta que interpr
rect ora, pronta siempre a in struir Y a poner en guardia evita tambi(:11 l'i li,1l11 1 1lt •n
(Abmahnung)"'� . mente demasiado pronto de111.1,111il11 l(lllml,
un a int ensidad
tarse con cmocion es de , 11,1, 1 ""
Balint com en ta este pasa·e de F•reud �n lus térmi_nos shoorada , incluso h1pôt
sîgui<;ntes: "En opinion de Fr;ud Una colusi6n secreta, de ho lk 11111 , 1
a ev1ta r las suces1va s
�:� ar para que la oueva entonces el rie sgo
de desarroU arse por el he
seccs1o nes, el psicoan alisis habfa. Je
c
asgos de c111111 1, ,11
an ambos de los r
paciente y el analis ta tr at d. Un o de lu,
gen eraci6n apren diese a ab�n donar una parte de su aplo m o verdadcra intensida
.
y de su indep denc1a, a deiarse educar en la disciplin a y en como si fu esen de una s ste rcpr imu
aci6n tensa con
modos de salir dt! esa situ
en
�� ntroyec­
i
la a utodis cip a, Y a accptar una autor·d I ad que tend na el l st y en i
. cualquier dcsco
nfianza, en ideaJ izar al an toda la
a i a
dc recho y el debc r de poner en gu ardia. El eump 1i.mr · ento d e ando a l v z
im g n ideal izada pola riz
e
su
a
tar sobre los
ese pr ograma se convirti6 en l m ta esotérica d e, nuestro vidad y del desprecio
a e
.
c;io �e conseguirlo fue el d e intensi dad de l a agresi cstup ido,
sistcm a de formaci6n y cl
,:, en su enceguecimiento
.;
formar a la nue va ge �e ac1 n para qu_e se identificase con ignoran tes m alévolos qu mas aun sobre esos
es etar al idolo, y
. �
sus iniciadores y espe c1a mente con las ideas ana lfticas de sus se n iegan a reconocer y a f p ones como temerarios, que
brib
•<> persooajes ir ritantes, tan1 iento
inic iadores" .
g rlo e fal t " 9. EJ gran miedo del movim
intenta co sop rt an la
La identificaci6n con el ana list a apa rcce asf .como algo del dfa : l os aoalistas no
e n a

psicoanalft!co sale a la luz


o
qu e es extrano aJ proces o analftico ��.e , com o vrmos, debe .
desemboc ar en el amor a la ..s stan 1a . Ese serfa un esco llo puest a en juego del odio , segun Balint, se
.� r e mo m ento, la apuesta
� {:�� Ap rti e dad, no
del anaüsi s didactico debid r:;:; de � a sociedad d e llos que no formarfo soci
de es

hace impos ible. Para aque


a

i t ap éuticos
psi coan alista s que Fre ud qii:/ icac,6n es presen­ rtante : "En los anali
es nad a demasiado impo
er
nte y
s s
.
tacla como una idealiz aci6n. E s 1a tes1s_d e Balint: el anali2 an- a en tr pa cie
e u a scp ar aci6n de fi nitiv
i s
e
te idealiza para evitar od 1_ar a su anal,sta. se gu ide aliz ada del analista
ci6n de la imagen
do d n
.
Balint cnlaza as i la cues ti6n de la J.
. d
·r .
. enn icac16n c on la de a ali sta, l a
no tiene probable
n in tro yec
mentc mucha importanc
ia... en el cur so
o , cosa
transferencia negativa.· la expen enc1a de su mae stro Fe- a Cun dirse en el y
imagenes tiendcn
renczi le ro orcio� a su un to de r eferencia csencial. En de los afios esas do procesC> de la
� r que lo enrique20• ce segun el muy conoci
efecto, e/a lerenc c a b� a Freud n o habcr ellos que se ven lle
vados a formar
:g,;�:� ' : qu , en da respuc sta en identificaci6n" Para aqu ositar el
an aüzado su trans fe:•;��= • an alista les condu ce a dep
. grupo, la resistcocia de su fd olo.
n
Analisis terminabl e e mtermmable af,rm ando n o h aber al rang o de
. odio s obre el gru
po y a elevar a su analista erv a u na
en contrado ningu n rastro de emeiante tra13:sfer encia en el Balin t? P ara él, que co
.J; Y iqué es un îdolo, para
ns
curso del analisis de Feren czr · • C osa que B almt c orn en ta en ro de l di . En el
dolo, el compafle
. concepci6n pur itana d el f
o o
1os términos siguj entcs .· "De hecho, l a tec , n,ca analfrica se ha l co tr io, y
pone, sucede tod
. analisis que Lacan nos pro
o o n ar

compr om etid o en un cam1no opuesto y, en nuestros dfas , r lo qu e S6 cra tes pu


or ser un fdolo p o
es precisamente p
ede

incluso un prin cipiante se n,a scveramence reprobado si mo r, Ag ath o n. Es


•_r r mase a su contr ol n o haber en contrado nmgun des lgnarle a Alc
ibfades su objeto de a
del
iuio · , s1gno• de 21 om o se esclarecc la operaci6n
transferencia negativa "18_ teorizand o la agalma c
. fdolo. r , es
In terpretan do de un m d t�n fac1l la .. tr�nsfe_rencia l sujet o de supuest o sabe

negativa ", queda abier to e� c mm o d e la apanenc1a. "El
Si el odio esta vin culado a

1
..
206 Sobre el dcseo del analist.a Sobre Michaël Balint 207

en la medida en que no opera: "En una busqueda de saber,


un cierto rechazo que se mide en el ser mas alla del objeto, NOTAS
sera el sentimienro que sue Ide con mas fue.rza a la banda: ese
sentimiento es conocimiento, de un modo patético; en él se (!) Amour primaire et technique psychanalytique, Pans. Payoc,
comulga sin comunicar y se llama el odio; y un buen objeto 1972. p. 214.
puede ser promovido a esas funciones de sujeci6n"22. Nuestra (2) Op. cit., p. 205.
muchedumbre analitka idealiza ese buen objeto, pero loque (3) Oeuvres complètes, Tome Il, Par(s. P!lyOt,��66, p. 25?-
hace su particularidad en relaci6n con las dernas muchedumbres (4) Amow primaire et technique psychanaliuque, Pans, Payot,
1972, p. 210.
es que pone en este lugar lo que Lacan designa muy bien

.l
(5) Op. cit. p. 209.
como "nulidades". Ah1 esta el sin.toma identificatorio que (6) Id., p. 209.
Balint no denuoci6 y que Lacan articula con su ensefianza: (7) Id., p. 254. . . . , .
"La facilidad aparenre con la que se instalan en los puestos (8) Thalassa, essai su1 la théone de la genial1te, m Psychana1 yse 3,
Parfs, Payot, 1974, p. 250.
de direcci6n en las sociedades existentes lu que hay que (9) Oeuvres compl�tes, Tome il, Paris. Payot, 1966. p. 309.
llamar precisamente nadas... La raz6n se encueotra en la (10) L'instinct filial, Paris, Denoël, 1972.
confusion sobre el cero... Nadie se preocupa en el gradus2' (11) Le défaut fondamental, Parfs, Payot, 1971, p. 225.
de ensenar lo que distingue el vado de la nada"24. (12) Op. cit., p. 117.
Si Balint se detiene en la nada sin darse cuenta de ese (13) Séminal.J:e 1, Parfs, Le Seuil. 1975, p. 229.
(14) Zur Geschichte der psychoanalytischen Bewegung, Gesameltt
vado que la funda, es sin duda porque concibe el término de Werke, Tomo X, p.44 sq.; Contribution à l'histoire de mo� vement
un analisis como arnor a la sustancia, amor que hay que psychanalytique, Paris, Pelicc Bibliothèque Payot, 1971; Historia ...
llamar efectivamente amoral set.Pero es justamente el odio OC., V, p. 1916.
lo que mas prufundamente vinculado esta al ser. No hay (15) Sobre este tema se puedc comparar la tTa�ucci� � de � ste �.1smo
pasaje prnpuestn en Scilicet 6/7, p. 188, en el arnculo Sur ! �'.sto1re de
ninguna posibilidad de superarlo, a no ser situando al sujeto _
la formati(ln des analystes". (N. del T.) En Sei! icet sc habla d mstnure
en su relacion con Lo Real (no con el ser). et d t: dissuader', estu es, 'a insu-uir y a disuadir'. L6pez-Ballesteros
La ventana que da al ser·n, para el sujeto, es qLLizas el traduce 'a aconsejar y a orientar'.
. .
(16) Amour primaire et technique psychanalytique, , Payot,
Pans,
analista, pero la ventana que da a lo Real, es el fantasma. Es a
partir de la vacilaci6n del marco del fantasma de donde se ve 1972, p. 205.
(1 7) En la traduccl6n francesa de Marie Bonapar �e reeditad a sin
conducido a través del desanudamiento de la marca o senal nombre de editor (edki6n pirata), Analyse termmee et analyse
_
del S O a a enfrentarse tanto con s(A), el sfntoma, co­ intermfoable, p. 407; OC., IX, p. 3343.
mo con S(A.}, el goce. El término del analisis no se situa en los (18) Amour primaire et technique psychanalytique, p. 316.
lloros identificatorios sino en la necesidad de saber ar.reglar­ (19) Op.cit.,p. 317.
(20) [d.
selas con el sfntoma de uno. Por la que se reûere a un hom­ (21) (N. del T.) 'agalma: (_griego):,'h�no r•: 'g1 ori a.', 'd?1·1c1a,
. . ornato
.
.
,
bre: creer en una mujer. _ _
'joya' 'ofrc.nd:i' 'esuuua imagcn (p1ctc>r1rn o ltrerarra).
(22) ;'Situa. ci6� de la ps;chanalyse en 1956", Écrits, Paris, Le Seuil,
Publ!cado en Ornicar?, 10, julio de 1977. 1966, p. 479.
. ,
(23) (N. del T.) 'gradus' latin: 'paso', 'ma� c�a , 'posi ;i�n ,,p�sr�ira dcl
Traducci6n: Antoni Vicens
I combaticnte'; ·aproximaci6n', 'peldatïo , escal6n. grado , grada-
ci6n'.
208 Sobre cl dcseo del analista

"Proposition du 9 octobre 67", Scili


� ��!. cet 1, Parfs, Le Seuil, 196B,
(25) (N. del T.) 'La fenêtre sur l'êt
•· • ' • ' re'·• 'Fene·tre', ' vu
�o tana • , conttene
�� re � � e r . L a f: enêt re sur I , être' se lee casl igual que
, etre, 'la fait nait re sur
l11 h act.: nncer sobre el s
er'.

SOBRE EL DESEO DEL ANALISTA


por Erik Porge
El deseo del analista nos obliga a plantearnos la cuesti6n
del crédito que podemos datle al psicoanalisis.
Si bien es cierto que el psicoanalisis no es una escuela de
ataraxia, también lo es que hemos de llegar mas lejos: el
hecho de que exista una direcci6n de la cura<. no supondra
acaso que el analista sea un ser deseante? A partir de ahf el
problema que se plantea es el que consiste en articular la
subjetividad deseante con la objetividad de la funci6n
denominada "deseo del analista". La subjetividad del deseo
del analista, esto es, la manera segun la cual el analista siente
que la transferencia del analizante es algo que le concierne,
fue Uamada .. contratransfèrencia".
Fue especialmente a partir de los afios 50 cuando se
acept6 no tan s61o la posibilidad de una contratransferencia,
sino que ademas los analistas empezaron a considerarla
desde un aspecto positiva, coma mot0c del analisis. Sin
embargo, la lectura de los principales artkulos 1 que trata­
ron de ello muestra los Ifmites que tiene un uso no critico de
ese término.
1. Es un caj6n de sastre, una especie de desvan donde
encontramos unos junto a otros elementos como los sinto­
mas del analista, sus manifestaciones del inconsciente, sus
sentimientos, sus ideales, sus prejuicios, su estilo, sus
J, sublimaciones ...
r
2. La mayor pate de analistas han expresado clara-
210 Sobre e1 deseo del analista Sobre el deseo del anallsta 111

mente que los sentimientos o las formulas que se le• ,1Aota las cuestiones que nos planteamos en lo conccrnlcnlt'
imponei1 a su mente representan de hecho una anticipaci6n a la particularidad del deseo del analista, y a la dlflculuul qut'
de elementos reprimidos en el anaHzante. No se entiende tlcne el analista para ocupar el sitio del Otro.
entonces para qué habrfa de hablar de contratransferencia, Por ejemplo: ëNo ha dicbo Lacan que "aquello por lo
puesto que se trata literalmente de una transferencia del que es consttuida la oeurosis es para maotener algo articu­
inconsciente del analizante en el analista, y puesto que lado, algo que se llama el deseo"? El histérico, el obsesiv�, �l
entonces se trata de un unico fen6meno, la transferencia, f6bico, el pervecso, preservan cada uno a su manera el s1t10
cuyo lugar puede ser el analista. Aislar entonces en ese del deseo. iSe remitiria el deseo del anallsta a una de esas
contexto el término de contratransferenda viene a ser uoa estructuras? iVendrfa a constituir una que seria suplemen-
inflexion del analisis hacia una relaci6n cliadica, con la Laria?
psicologizaci6n que de ello se sigue. Si bien es cierto que el neur6tico tiene un deseo que
3. De este modo le vemos asignado a la transferenda rnantiene tan s6lo al precio de unos sfntomas de los que a
el cometido de suplir unos sentimientos que el analizante es veces quiere desernbarazarse, el psicoanalista, después de
incapaz de encontrar en si' mismo, el cometido de confron­ todo tiene también su s!ntoma: el psicoanalisis. Sin embar­
tar los fantasmas del analizante con la realidad, el cometido go, l; demanda del Otro es tomada eo el neur6tico como
de hacer que el ego del analizante llegue a ser accesible a la causa del deseo; y ése no podrfa ser nunca el caso del
interpretaci6n de la transferencia "rompiendo" una trans­ analista,Lo que sostiene el deseo del neur6tico no es S O a,
ferencia "delirante", el cometido de favorecer la identifica­ sino)lfO i{a), lo cual quiere decir que el neur6tico puede
ci6n con el analista como persona, como "living human sosiener su deseo tan sôlo por una procuraci6n a un i(a),
being"2, con sus flaquezas. mientras que él, inconscientemente, se identifica como
Tal como Lacan lo mostr6 (Seminatlo XI), es precisa­ sujeto con el significante del deseo de deseo, csto es, con el
a
mente a través del amor de transferencia como es remitida la flo.
demanda a la identificaci6n: identificaci6n significanre con La ética del anâlisis consiste en que el sujeto advenga a
el ideal del yo, desde doode el sujeto se vera a sf mism.o ese lugar ocupado por <l> ("Wo Es war, soll lch werden"), al
amable como yo ideal. Que esta identificaci6n sirva para tiempo que de esa operaci6n signlficante cae un resto, a,
definir el término de un analisis, es una cosa que Lacan causa del deseo. Es con posterioddad cuando el deseo
critic6 igualmente: una superaci6n de ese plano de la muestta o entrega su estructura. A la vez esta ya ahf y es
identificaci6n serfa posible, y gracias justamente al deseo producido por la operaci6n ana.lftica: se contenta con una
del analista. renuncia al goce, a (-q>), funci6n imaginaria de la imagen
iC6mo puede el deseo del analista, que no puede ser falica. Renunciad6o que es en 4el fondo eounciaci6n' · Este
reducido a la contratransferencia, jugar ese pape)? En la momento de "presa del deseo" , que no es nada mas que la
medida en que el deseo del analista viene a representar la de un desser, tiene algo que ver (esta f6rmula vaga requerirfa

''
misma estructura del deseo, segun la formula: el deseo es el ciertamente una explicitaci6n) con el fin del analisis. Esta
deseo del Otro. Esta respuesta nos parece coherente con el "presa del deseo", en el fin del analisis, es el deseo del
hecho de que el analista, en el an:ilisis, debe ocupar el sitio analista. iSerfa pues la practica del analisis la unica manera
del Otro, lugac de la palabra. Sin embargo, esta formula no de sec deseante?
212 Sobre el deseo del anallsta Sobre el deseo del anallsta 213

Seguro que no. Pero lo que sf podemos decir, es que el hacer otra cosa que alcanzar a su ser en esa metonimia del ser
deseo del analista desnuda la estructura del deseo. 0 que en el sujeto que es el deseo"6• Y el analista no practica su
mas bien la revela como sitio. Cüemos el ejemplo del sueiio acci6n como aplicaci6n de un conocimiento, sino efectiva­
del paciente de Freud, en el que se enuncia: "no sabfa que mente por la raz6n de que él mismo, privado d� un goce, se
estaba muerto" - "como él deseaba", anade Freud. El ha encontrado presa del deseo, arrojado en retorno, arroja­
significante "como él deseaba" se inscribe en el grafo de do como resta de lo que perdi6 a causa de la inadecuaci6n
Lacan entre la enunciaci6n del "no sabfa" y el enunciado radical del sujeto para el saber. Tan s6lo en este sentido
"que estaba muerto", designando mediante su sustracci6n podemos aceptar el término "deseo de saber": un saber
del texto del sofiante la hiancia de un sitio en el que se situa salido de la no completud del saber del Otro.
el deseo. Esta aproximaci6n a1 deseo del analista no sigoifica que
Corno dice Lacan, "el deseo se manifiesta en ese ioterva­ el analista pueda ceder a su deseo; y segun Lacan ésta es
lo que separa la articulaci6n pura y simple de la palabra del incluso la unica cosa de la que se pueda ser culpable
hecho de que el sujeto realice ah( algo de sf mlsmo, lo cual no analfticamente.
tiene sentido mas que en relaci6n con esa edici6n de la iCual es, en efecto, el analista que jamas haya pensado
palabra". Es siempre en la hendidura, en el desvfo, en el que tenfa que actuar en el sentido del Bien del analizante,
intervalo, donde se situa el deseo; entre percepci6n y poniéndose a la vez en posici6o de demanda frente aJ
conciencia, entre demanda y necesidad, entre enunciado y analizante? iCual es el anaJista que no se ha dejado sorpren­
enunciaci6n. Este es un hecho de estructura que Lacan der jam as en el momento de tener la seguridad tranquila del
formaJiz6 con el grafo situando al deseo (d) entre la lfnea sentimiento de comprender? Pues el crite(io de la posici6n
superior y la lfnea ioferior. del aoalista no es el hecho de que comprenda: "en la medida
El deseo del anaJista viene a ocupar este sitio, sitio de en que creemos poder respooder a la demanda, estamos en el
hiancia, y no es mas que ese sitio. Eso significa que el analista sentimiento de comprender". iQué analista no ha crefdo
debe reconocer que su sitio esta determinado por la estruc­ que era él aquél que el analizante deseaba? Pero al igual que
tura. Se requiere no mentir acerca de la estructura, y por S6crates, en quien Alcibfades busca la conf esi6n de la
tanto permanecer eoganados sobre lo que a ella se refiere. agalma, el analista, "debe abstenerse de hacer suposici6o
Para el analizante, el deseo del analista, que viene al sitio alguna de ser deseable. El deseante nada puede decir de sf
del deseo del Otro, no deja de ser un enigma, una x, en la mismo, a no ser abolléndose como desea11;te: ante cualquier
medJda en que el aoalJsta no responde a la demanda. Si el tentativa de articularse, no saca nada mas que sincopa del
analista no responde a la demanda, no es en nombre de no se lenguaje, nada mas que impotencia para decir, puesto que a
sabe qué virtud de la frustracion, ni por un gusto îoteoso por partir del momento mismo en que dice, pasa al registra de la
las adivinanzas, sioo efectivamente por una cuesti6n de demanda" 7•
estructura del deseo, a saber, porque el lenguaje viene a _, Pero si el deseante nada puede decir de sf mismo, a no ser
agujerear el ser de carne, y porque su demanda de articularse aboliéndose corno deseante, entonces esto vue Ive a lanzar la
en significantes deja correr bajo ella un resto metonfmico. cuesti6n de lo que nosotros mismos cstamos autorizados a
"El sujeto esta siempre a una cierta distancia de su ser, y ese decir sobre ello, o mas exactamente a escribir sobre ello.
ser no viene a reunirse jamas con él, y por ello no puede Para intentar responder a esta cuesti6n, partamos de lo

'�-------
Sobre el deseo del analista 21}
214 Sobre el deseo del analista

que puede venir a aportar el deseo del analista en la cura, ,,,lo refiriéndola a lo escrito podemos decir que en una frase
esto es, las ioterpretaciones, los cortes de sesi6n y otraa h :i blada ha habido juego de palabras, bomoforua. La letra es
interveaciones. pues predsamente eso que cae en lalengua, esta es, aquello
La interpretaci6o analftica no se juzga por el nive! <l l' ,111e constltuye su limite, el borde alrededor del cuaJ los
verdad de un enunciado. Como dke Safouan, "la significan· �ignificantcs se ordenan. La ex-sistencia de la letra en la
da no se produce donde hay un sentido oculto, sino que se palabra, "a", da cuenta del hecho de que el deseo, si bien es
produce donde el sujeto no sabfa". La interpretaci6n analf­ .,rhculabk:, no es inefable, infinito (en el sentido del apei­
tica aîsla el significante "no sapia" en lugar de la enuncia­ ron de lo imaginario) sino que tiene su limite precisaroeote
,,
ci6o. con u a .
Y se da el casô de que el analista esta también dividido Esto nos ayudara a abordar la referencia al numero
por su decir. Lo que se supone a sf mismo referido aJ saber transfinito para situar el deseo del analista, como nos
inconsciente del anaJizante no corresponde a la realidad de ese sugiere Lacan que lo hagamos en la Proposition du 9
saber inconsciente del analizante. Por medio de su interpre­ octobre 1967!>. Parece ser que el numero transfinito, coma,
taci6n -in terpretaci6n, corte de sesi6n- esta puesto por el primera de ellos, tenga el mas estrecho parentesco con el
tanto en posici6n de que se le desuponga sobre su sa ber, de objeto a; al igual que él, es una letra, que viene coma
ser esa misma desuposici6n, de ser reducido a un objeto que, "fixion" 10 de algo que es innombrable (el ultimo nurnero
a causa de su modo de producci6n, sera la causa del deseo de la serie infini ta de los numeros enteros). Por otra parte,
para el analizante. del mismo modo que permiçe poner en conjunci6n la
Este efecto de pérdida que el analista rcpresenta es noci6n de infinito con la de lfmite, "a" opera esa rnedici6n
posible tan sôlu si ese movimiento de retorno no es entre la finitud del deseo y lo infinito del sujeto. El nûmero,
obtmadu pur una demanda del analista frente al analizante, como referencia del objeto a, design,"\ lo real de la estructu­
en particular una demanda de significaci6n. ra, y es con eso c�n la que se anuda el deseo del analista. "a"
Llegamos pues a la respuesta siguiente, a saber, que lo puede servir coma instrumenta de medida; coma dice
que del deseo del analista se objetiva es ese efecto de Lacan, es "la unidad-sexo".
pérdida, en la cncrucijada de lo Lmaginario, de lo Simb6lico Dandole al término de raz6n (logos) su senticlo matema­
y de lo Real, es el objeto a, que el analista encarna coma tico (de relacion entre dos magnitudes que estan una a
retorno de su enunciaci6o. continuaci6n de otra, o de manera que una tiene de
El objeto es eso mismo, la busqueda del objeto, y el conte.ner a la otra), propondremos que a "charla" o "cau­
analista debe explicarlo o justificarlo. sa" 11 como raz6n que es la de relaci6n entre el enunciado y
Es sabido que Lacan escribe la relaci6n del sujeto con la enunciaci6n. El principio de la comunicaci6n analftica es
ese objeto S O a, materna del fantasma. Este matemasostie­ que·• en el lenguajc nuestro mensaje nos viene delOtro bajo
ne el deseo y regula su lugar entre el enunciado y la enuncia­ C. una forma invertida". Si llamamos a a ese mensaje, eso sig­
ci6n {en el grafo 8 la lfnea superior S(A) -S O D es la de nifica que vlene de vue.lta bajo la forma de un cociente:}
la enunciaci6n, la l.ioea inferior s(A)-A es la del enuncia­
do).
(
. I' La significaci6n, s(A), es desportillada por el significante de
la incompletud del Otro, por el significance de la imposibili-
El objeto a es, antes que cualquier otra cosa, una letra; •
216 Sobre el deseo del anallsta Sobr-e el deseo del aoallsta 217

dad de decir lo verdadero sobre lo verdadero: S(.A). Es por Los dos priljlcipios del fuocionamiento mental, OC., V:
ello que, en nuestra opini6o, las dos lfneas que hay en el (6) Lacan, seminario Le Désir et son lnterpretatfon.
(7) Lacan, seminario Le Transfert.
grafo 12 divergena partirdeS ◊ a, mientras que convergen
(8) Ecrits, p. 817.
(9) Scilicet, 1.
en el deseo pues el deseo es el deseo del Otro.
Pero ese efecto de pérclida,:!., se iguala con la constituci6n (10) "L'étourdit", Sc:Uicet, 4, p. �5. (N. del T.) 'fixion' se pronuncia
a como 'fiction', 'ficci6n', pero su escritura, ins6lita, tiene algo de 'fixe',
'fijo'; 'Ojaci6n' podrfa ser una versi6n castellana.
misma del objeto, con su reencuentro ' dirfa Freud·' escrilbi-
1 = 1 + a.Es .
remos pues:-; d1gno de seôalar que esta ecuaci6n (11) (N. del. T.) 'cause', del verbo 'c:auser', 'charlar'; 'causa'.
(12) Écrits, p. 8 l 7.
es analoga a una ecuaci6n que de riva del _repar· to en media y (13) Lacan ha utilizado la metafora de la dlvisi6n en media y extrema
extrema raz6n y que da valor del numero de oro 1 3. Esta raz6n para representada no relaci6n sexual y la articula.ci6n de a con A.
analogfa nos sirve para inscribir que, si bien el objeto a La analog!a, o proporci6n, es una identidad de raz6n y tiene al menos
tres térroinos. Si tenemos la recta:
puede servir como ins.trumento de meclida, él mismo no es C
medible, pues es un numero irracional, inconmensurable
con el Uno. A_
�B-------'D
El deseo del anaüsta es pues esa irracionaüdad que a -- .....____...
b ........____... d
-para el analista- da la raz6n del deseo, del deseo del Otro, > >
si c a b, la dl.visi6n en media y extrema raz6n se define por la
ese resta de una pura alteridad. proporci6n: c- a -_ c_ .. d y c=a+b.
a-=o a 7>
Si hacemos c = l, es fa.cil entonces deroosuar que la raz6n de esta

Este texto recoge la intervenci6n de Erik Porge en las proporci6n, esto es, el ténnino medio, a� V 5 ; 1 , y el invei:so del
sesiones de trabajo sobre la "transmisi6n del psicoanalisis"
que dirigen Solange Faladé y Jacques-Alain Miller (EFP,
1976-77).
+
término medl
= d=
'o: __
24-1
;::-=-'-
es e.lfa,noso numerode oro(quese escribe en mate­
méticas cp). s facil del mismo modo, y a partir del reparro en media y ex­
trema raz6n estableci:r la ecuaci6n___h__ =- l + a. Por otra parte, como a,
' a
Publicado e.n Omicaû, 14, Pascua de 1978 y en Ornicarl, 15. cp, es un m1mero irracional, imposible de denominarmedlante un ente­
ro o una fracci6n, e inconmensu rab le con el 1, se escribe como una frac­
Traducci6n: Antoni Vicens ci6n contl'nua:

NOTAS
(1) Artkulos de M. Little, P. Heimann, Weygen, L. Tower, M. �han, y
.
rec1entemenre Revue française de Psychanalyse, n•. 3, 1976. ..,
(2) (N. del T.) 'ser humano vivo'.
(3) Juego de palabras que h.izo Lacan en el seminario D'un Autre à Esta cadena puede ci,ntinuarse hasta el inflnito si sustituimos la q, que
l'autre, y que hizo notar Ch. Rabant. esta a la derecha de la ecuaci6n por su valor de conjunto; con lo cual se
(4) Lacan, "Proposition du 9 octobre 67", Scilicet, 1. verlfica la imposibilidad que tlene un conjunto de totalizarse a si mis­
(i .

l
( 5) Formulations sur les deux principes de l'activité psychique, )" mo. ·Este ejemplo llustra la pura funci6n metonimica del objeto, que el
trad. Cl. Conte en Documents, Recherches et Travaux.d e l'EFP, n•. 4; analista se ve Llamado a enc:arnar.
Fondation du Champ Freudien
Presidente: Jacques LACAN
organiza las

JORNADAS
ORNICAR?
lC6mo incide la teoria
en la practica analitica ?

21-22 de Marzo de 1981


Palacio de Congresos (Montjuich)
BARCELONA

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Barcelona, Tel. (93) 339 21 83
Departamento de Psicoanilisis
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