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“Una pregunta que el ser humano se hace con frecuencia

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—nos dice el autor en la introducción a su obra— es si hay vida
en otros planetas. Sin duda un descubrimiento así sería
El mundo 43
LA

revolucionario. Imaginemos lo que sintieron quienes vieron


por primera vez, bajo sus microscopios, seres diminutos que habían
de los microbios CIENCIA
PARA
TODOS

BIOLOGÍA
pasado inadvertidos; se abrió un mundo nuevo: el de los microbios.
En diversos sentidos este hallazgo fue tan importante como si hoy BIOLOGÍA

se descubriese que hay vida en otro planeta. Así pues, este libro
empieza con la descripción de cómo la humanidad se dio cuenta
de la existencia de los microorganismos —lo que le permitió GEORGES
explicar la causa de algunas enfermedades— hasta el grado
DREYFUS
de crear una ciencia encargada de su estudio. Estos pequeños

DREYFUS
organismos han propiciado el desarrollo del conocimiento sobre
Forro rústico 13.5 x 21 cm/ 116pp/ lomo 1 cm/ interiores papel cultural 90grs./Diseño: Paola Álvarez Baldit

los aspectos bioquímicos de la vida.” En estas páginas el lector


seguirá la historia de cómo los microorganismos se han adaptado
a diversos ambientes —algunos tan extremos que semejan quizá
las condiciones que prevalecían en nuestro planeta hace miles
de millones de años— y de cómo han constituido una ayuda
invaluable en el estudio del origen de la vida.

Con una larga carrera de investigación en el área de fisiología celular,


el doctor Georges Dreyfus estudió medicina en la unam, en la que también
cursó sus estudios de maestría y doctorado en investigación biomédica básica;
sus estudios de posdoctorado los realizó en el Centre d’Études Nuclaires
de Grenoble, Francia. Es investigador del Departamento de Genética Molecular
del Instituto de Fisiología Celular y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

El mundo de los microbios


LA
CIENCIA
PARA
TODOS
www.fondodeculturaeconomica.com

43

reimpr09_Dreyfus_ElMundodelosmicrobios_V1_PAB.indd 1 7/12/11 1:22 PM


La Ciencia
para Todos

Desde el nacimiento de la colección de divulgación científica


del Fondo de Cultura Económica en 1986, ésta ha mantenido
un ritmo siempre ascendente que ha superado las aspiraciones
de las personas e instituciones que la hicieron posible. Los
científicos siempre han aportado material, con lo que han
sumado a su trabajo la incursión en un campo nuevo: escribir
de modo que los temas más complejos y casi inaccesibles pue-
dan ser entendidos por los estudiantes y los lectores sin forma-
ción científica.
A los diez años de este fructífero trabajo se dio un paso ade-
lante, que consistió en abrir la colección a los creadores de la
ciencia que se piensa y crea en todos los ámbitos de la lengua
española —y ahora también del portugués—, razón por la cual
tomó el nombre de La Ciencia para Todos.
Del Río Bravo al Cabo de Hornos y, a través de la mar Océa-
no, a la Península Ibérica, está en marcha un ejército integra-
do por un vasto número de investigadores, científicos y técni-
cos, que extienden sus actividades por todos los campos de la
ciencia moderna, la cual se encuentra en plena revolución y
continuamente va cambiando nuestra forma de pensar y obser-
var cuanto nos rodea.
La internacionalización de La Ciencia para Todos no es sólo
en extensión sino en profundidad. Es necesario pensar una
ciencia en nuestros idiomas que, de acuerdo con nuestra tra-
dición humanista, crezca sin olvidar al hombre, que es, en últi-
ma instancia, su fin. Y, en consecuencia, su propósito principal
es poner el pensamiento científico en manos de nuestros jóve-
nes, quienes, al llegar su turno, crearán una ciencia que, sin
desdeñar a ninguna otra, lleve la impronta de nuestros pue-
blos.
EL MUNDO DE LOS MICROBIOS
Comité de Selección

Dr. Antonio Alonso


Dr. Francisco Bolívar Zapata
Dr. Javier Bracho
Dr. Juan Luis Cifuentes
Dra. Rosalinda Contreras
Dra. Julieta Fierro
Dr. Jorge Flores Valdés
Dr. Juan Ramón de la Fuente
Dr. Leopoldo García-Colín Scherer
Dr. Adolfo Guzmán Arenas
Dr. Gonzalo Halffter
Dr. Jaime Martuscelli
Dra. Isaura Meza
Dr. José Luis Morán López
Dr. Héctor Nava Jaimes
Dr. Manuel Peimbert
Dr. José Antonio de la Peña
Dr. Ruy Pérez Tamayo
Dr. Julio Rubio Oca
Dr. José Sarukhán
Dr. Guillermo Soberón
Dr. Elías Trabulse
Georges Dreyfus

EL MUNDO
DE LOS MICROBIOS

la
ciencia/43
para todos
Primera edición (La Ciencia desde México), 1987
Segunda edición (La Ciencia para Todos), 1998
Tercera edición, 2003
Cuarta edición, 2007
Tercera reimpresión, 2012

Dreyfus Cortés, Georges


El mundo de los microbios / Georges Dreyfus Cortés —
4ª ed. — México : fce, sep, Conacyt, 2007
97 p. : ilus. ; 21 × 14 cm — (Colec. La Ciencia para
Todos ; 43)
Texto para nivel medio superior
ISBN 978-968-16-8259-0

1. Microbiología 2. Biología 3. Divulgación científica


I. Ser. II. t.

LC QR21 D74 Dewey 508.2 C569 V.43

Distribución mundial

La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica,


al que pertenecen también sus derechos. Se publica con los auspicios de la
Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

D. R. © 1987, Fondo de Cultura Económica


Carretera Picacho-Ajusco 227, 14738, México, D. F.
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Empresa certificada iso 9001:2008

Diseño de portada: Paola Álvarez Baldit / León Muñoz Santini

Comentarios y sugerencias: laciencia@fondodeculturaeconomica.com


Tel.: (55)5227-4672. Fax: (55)5227-4640

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere


el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

ISBN 978-968-16-8259-0

Impreso en México • Printed in Mexico


ÍNDICE

Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

I. Los principios de la microbiología . . . . . . . . 17


I.1. Las primeras ideas . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
I.2. Las primeras observaciones . . . . . . . . . . . . 22
I.3. La controversia de la generación espontánea. . . . 24
I.4. Cómo son las bacterias . . . . . . . . . . . . . . . 36

II. Metabolismo bacteriano . . . . . . . . . . . . . . . 44


II.1. Las enzimas son eficiencia y rapidez . . . . . . . 45
II.2. Unos seres vivos dependen de otros . . . . . . . 48
II.3. La actividad metabólica aumenta o disminuye . . . 53
II.4. Fases del metabolismo . . . . . . . . . . . . . . 54
II.5. La maquinaria del metabolismo . . . . . . . . . 58
II.6. Bacterias fotosintéticas. . . . . . . . . . . . . . . 62

III. Las bacterias y la historia de la Tierra . . . . . 66


III.1. Las arqueobacterias, una antigua forma de
vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
III.2. Bacterias fósiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
III.3. La bioquímica y la evolución . . . . . . . . . . . 70
III.4. Un modo de vida diferente. . . . . . . . . . . . 74

7
IV. Los microbios al servicio del hombre . . . . . . . 80
IV.1. La vida con o sin oxígeno . . . . . . . . . . . . . 82
IV.2. La manipulación genética. . . . . . . . . . . . . 85
IV.3. La industria y sus pequeños aliados . . . . . . . 88

Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . 97

8
Si de todos los organismos creados por Dios
los más pequeños y aparentemente menos
útiles fueran suprimidos, la vida se tornaría
imposible, ya que el regreso a la atmósfera y
al reino mineral de todo lo que dejó de vivir
sería bruscamente suprimido.
Louis Pasteur
AGRADECIMIENTOS

A la Universidad Nacional Autónoma de México por su apoyo


constante e incondicional; por ser un oasis en el desierto sin el
cual nuestro trabajo nunca se hubiera llevado a cabo.
A Doña Carmen Farías por su amistad, entusiasmo y com-
promiso durante todos estos años, y a Diego y Gaëlle por su
apoyo solidario.
A Robert M. Macnab (1940-2003), quien compartió con
muchos de nosotros su entusiasmo y dedicación al campo de la
movilidad bacteriana, dejando una huella profunda en la micro-
biología moderna.
También quiero agradecer la dedicación de todas las perso-
nas que colaboran actualmente y de las que han pasado por mi
laboratorio.

11
INTRODUCCIÓN

La idea básica de este libro es describir, en términos sencillos,


el desarrollo de algunas áreas del conocimiento sobre el vasto
mundo de los microorganismos. No es mi intención abarcar
todos los aspectos que un tema como éste presenta, sino sólo
aquéllos que, en mi opinión, interesan a un lector ajeno a la
microbiología y, en general, a la ciencia. He tratado que la lec-
tura sea amena y fluida, por eso evité entrar en detalles sólo
interesantes para un especialista.
Una pregunta que el ser humano se hace frecuentemente es
si hay vida en otros planetas. Sin duda, un descubrimiento así
sería revolucionario. Imaginemos lo que sintieron quienes vie-
ron por primera vez seres diminutos que habían pasado inad-
vertidos bajo sus microscopios; se abrió un mundo nuevo: el de
los microbios. En diversos sentidos este hallazgo fue tan impor-
tante como si hoy se descubriese que hay vida en otro planeta.
Han tenido que pasar muchos años más para darnos cuenta de
la importancia de estos diminutos seres vivos.
Hoy en día seguimos aprendiendo sobre el mundo de los
microbios y nos damos cuenta de su importancia en el estable-
cimiento de la vida en la Tierra tal como la conocemos. Nues-
tro planeta es, para fines prácticos, excepto cuando nos cae del
cielo uno que otro meteorito, un sistema cerrado. Para que la
vida continúe, todo organismo que muere debe ser reducido a
sus componentes originales, los cuales serán utilizados por
otros seres vivos. Justamente los microbios son los principales

13
responsables de reciclar la biomasa del planeta. Si esto no se
llevara a cabo, la vida se acabaría en poco tiempo.
Sin embargo, los microbios no se limitan a reciclar materia
orgánica, también procesan materia inorgánica como algunos
metales. Sin duda, son la base de las cadenas alimentarias, tanto
en los mares como en la tierra, ya que poseen habilidades meta-
bólicas que les permiten aprovechar la luz solar, fijar el nitróge-
no atmosférico o el bióxido de carbono, de tal manera que han
modificado a lo largo del tiempo la composición de la atmósfera
terrestre. Los microbios existieron durante miles de millones
de años sin la presencia de plantas o de animales, estos últimos
son completamente dependientes de los microbios para sobre-
vivir y surgieron a partir de ellos. Darnos cuenta de esto ha
hecho que la manera de pensar cambie, por ejemplo, la forma
en la que se investiga la presencia de vida en otros planetas. Aho-
ra los astrobiólogos buscan microbios y no hombrecitos verdes.
Es innegable que la vida en nuestro planeta está sustentada
en un frágil equilibrio ecológico. La materia que da origen a
todas las formas de vida es utilizada a través de sus complicadas
transformaciones. Dentro de este panorama los microbios tie-
nen un papel muy importante, pequeñísimos seres que poseen
diversas capacidades de adaptación y que ejercen una influencia
determinante en el mantenimiento del equilibrio ecológico.
Así pues, este libro empieza con la descripción de cómo la
humanidad se dio cuenta de la existencia de los microorganis-
mos –lo que le permitió explicar la causa de algunas enferme-
dades– hasta el grado de crear una ciencia encargada de su
estudio. Estos pequeños organismos han propiciado el desarro-
llo del conocimiento sobre los aspectos bioquímicos de la vida.
En las páginas siguientes veremos cómo los microorganismos se
adaptaron a diversos ambientes, algunos tan extremos que
semejan, quizá, las condiciones que prevalecían en nuestro pla-
neta hace miles de millones de años; además, cómo han consti-
tuido una ayuda invaluable en el estudio del origen de la vida en
nuestro planeta.
No todos los microorganismos son nocivos para el hombre,
por el contrario, su importancia para la industria en el campo

14
de la obtención de diversas sustancias y para la conservación del
medio ambiente, mediante el control de la contaminación de la
tierra y las aguas, es relevante.
La curiosidad científica, que aparentemente no conduce a
nada, ha sido sin duda la que ha permitido al género humano
poseer el conocimiento actual sobre la naturaleza. Este conoci-
miento generado por el quehacer de la ciencia, ha permitido
obtener resultados que han modificado la historia y el curso de
la humanidad. Uno de los avances más significativos se dio
cuando los microbiólogos descubrieron que las enfermedades
más temidas, como la plaga, la tuberculosis, el cólera o la fiebre
tifoidea, eran causadas por microorganismos.
Por ejemplo, al entender que la principal fuente de transmi-
sión del bacilo del cólera es el agua, cambió la forma de pensar
de la gente y ayudó a diferenciar el agua “buena” de la “mala”,
además impulsó a encontrar formas de obtener agua potable;
también surgió la idea de prevenir enfermedades, tomando
medidas que evitaban su diseminación. Ya en los años 40 y 50
del siglo xx surgieron los antibióticos, que resultaron ser armas
de algunos microorganismos para contener a sus posibles com-
petidores (otros microorganismos) y fueron descubiertos por
casualidad. Estas moléculas permitieron el tratamiento casi
mágico de varias enfermedades, que una vez contraídas eran
mortales. Hoy en día sabemos que el abuso de estas sustancias
durante varias décadas produce microorganismos resistentes a
casi cualquier antibiótico. Lo que nos habla de la gran capaci-
dad de adaptación que tienen esos diminutos seres vivos a lo
largo de su historia, que es, casi, la de la propia Tierra, pues se
han logrado adaptar a las diversas condiciones ambientales
y han ocupado todos los nichos imaginables.

Ciudad Universitaria, 2007

15
I. Los principios
de la microbiología

El mundo de los microbios es, quizá, tan vasto como el Univer-


so; hoy en día no nos deja de sorprender la enorme capacidad
de adaptación de estos seres microscópicos. Las bacterias se
pueden encontrar en todos los rincones de la Tierra, viviendo
como células únicas o en comunidades que tienen la capaci-
dad de crecer, reproducirse y modificar profundamente su
entorno. Son muy adaptables y por esta razón se hallan poblan-
do casi todos los nichos biológicos en la Tierra: en las ventilas
termales de los abismos oceánicos, en los estómagos e intesti-
nos de los organismos superiores, en las raíces de algunas plan-
tas y en las salinas, por dar sólo algunos ejemplos (figura i.1.).
Lo anterior significa que las bacterias pueden vivir en
ambientes diversos y extremos con altas temperaturas o gran-
des concentraciones de sal; en medios muy ácidos o muy alcali-
nos, y son capaces de aprovechar fuentes de energía tales como la
luz del sol o los metales que se encuentran en las rocas o disuel-
tos en el agua. Los microbios proveen de una forma u otra el
alimento que el ser humano y el resto de los animales ingieren.
Algunos tipos especiales de microbios son responsables de cre-
ar delicias gastronómicas como los buenos vinos y los quesos.
Constantemente transforman la materia para reciclar los ele-
mentos que la conforman de manera tan importante que hacen

17
Figura i.1. Las bacterias termófilas son microbios cuya temperatura óptima de creci-
miento es de entre 60 oC y 108 oC. En la figura se muestra como éstas forman una
alfombra color ocre, que es irradiada desde el fondo de la poza localizada en el Parque
Yellowstone, en Estados Unidos.

posible la vida sobre la Tierra. Pero también han sido los cau-
santes de epidemias, como la viruela o la peste. Han hecho des-
aparecer ejércitos de manera más eficiente que cualquier arma
de destrucción masiva inventada por el ser humano.
Por otra parte, los microbios han sido los protagonistas en la
industria biotecnológica, que ahora los utiliza para la síntesis
de antibióticos que salvan numerosas vidas. Éstos también han
proveído muchas de las herramientas que permiten el avance
de las ciencias biológicas en los últimos 50 años a través de la
biología molecular.
La labor y el esfuerzo combinado de infinidad de hombres y
mujeres de ciencia a lo largo de más de 200 años (figura i.2.),
dio como resultado el surgimiento de la microbiología, ciencia
que estudia los organismos microscópicos de la naturaleza e
incluye los virus, que son muy pequeños pero no son celulares;
las bacterias, que son organismos vivos sin núcleo también lla-
mados procariontes (pro, antes; carios, núcleo), y algunos hongos,
protozoarios y algas microscópicas que también son pequeños,
pero que pertenecen al reino de los organismos con núcleo,
denominados eucariontes (eu, verdadero; carios, núcleo).

18
Figura i.2. Portada del libro Los Pioneros de la
Microbiología, escrito por Ulf Lagerkvist.

Iniciaremos con la descripción de los eventos y métodos que


han permitido aislar y caracterizar a los microorganismos. Un
repaso histórico nos muestra los avances del conocimiento, las
técnicas y las herramientas de trabajo. Estos sucesos se describen
en orden de aparición, pues los problemas que surgen durante el
desarrollo de una ciencia experimental sólo pueden ser com-
prendidos a la luz del conocimiento que prevalecía en su tiempo.

i.1. Las primeras ideas

La teoría de la generación espontánea. A través de la historia, el ser


humano ha tratado de encontrar una explicación para el origen
de las cosas que lo rodean, al invocar la participación de fuer-
zas sobrenaturales. El origen de la vida no escapó a esas pre-
guntas y persistió la idea de un comienzo mágico durante
siglos, hasta la última parte del xix. Así, el término “genera-
ción espontánea” se entiende como la creencia de que algunos
seres vivos se pueden crear repentinamente a partir de materia
inorgánica u orgánica en proceso de descomposición.
Por otra parte, en la antigüedad se creía en la existencia de
seres tan pequeños y por tanto invisibles a la vista. Marcus Tere-
tius Varro (200 a. C.) proponía la posibilidad del contagio de
ciertas enfermedades debido a criaturas invisibles suspendidas

19
en el aire, idea compartida por los médicos romanos y árabes
de la época.
Lucrecio (Titus Lucretius Carus) (figura i.3.), nacido en Roma
alrededor del año 94 a. C., fue conocido por su épica científica
y punto de vista peculiar sobre la materia, pues pensaba que las
cosas surgían de una especie de “átomo” o “semilla”. En su obra
De rerum natura (Sobre la naturaleza de las cosas) –escrita alre-
dedor del año 75 a. C., obra maestra de la filosofía epicúrea,
que durante el apogeo del cristianismo cayó en el olvido por
sus ideas agnósticas y fue redescubierta en el Renacimiento–,
Lucrecio sugiere que las plagas eran causadas por “semillas” y
que la vida surge de la propia naturaleza. En el libro vi dice:
“Así como hay semillas benéficas para nuestra vida, seguramen-
te existen otras que causan enfermedad y muerte.” Este punto
de vista se considera como un claro ejemplo de la percepción de
que la causa del contagio era microbiana. Sin embargo, tales
“semillas” no se consideraban como organismos vivientes, más
aún, se pensaba que la combinación de éstas era necesaria para
que las propiedades de un organismo vivo se hicieran presen-
tes, sin embargo surgía la pregunta sobre su origen.
Así pues, existía la duda sobre el principio de las cosas y de
cómo surgen a partir de la nada o “de novo”. De alguna forma

Figura i.3. Lucrecio sugirió que las pla-


gas eran causadas por “semillas” y que la
vida surge de la naturaleza.

20
esta primera semilla se había generado espontáneamente, es
decir, que podían aparecer organismos vivientes a partir de mate-
ria no viviente; a esta corriente de pensamiento se le conoció
como la teoría de la generación espontánea y persistió por más
de 1 500 años.

El contagio de las enfermedades. La epidemiología es la rama de la


medicina que estudia la propagación de las enfermedades; ésta
se inició mucho antes de que se aplicara el término “enfermedad
contagiosa” por los aún desconocidos agentes causantes de las
infecciones, ya que llamaba la atención la manera en que se
propagaba una enfermedad entre la población.
En la antigüedad, los hebreos consideraban a las enfermeda-
des infecciosas como un castigo proveniente del Señor. Sin
embargo, los escritos bíblicos ya indicaban que las personas
con lepra debían ser aisladas para evitar la propagación del
mal. Los utensilios y materiales que se utilizaban durante su
enfermedad, tenían que ser enterrados o quemados, todo esto
inducido por el sentido común pero carente de un sustento
científico.
Más tarde, Lucrecio y Boccaccio reconocieron la naturaleza
contagiosa de estos brotes epidémicos y, por fin, en 1546, Hie-
ronymus Fracastorius o Girolamo Fracastoro (Verona, Italia,
1478-1553), presentó su obra titulada De Contagione, que marcó
el nacimiento de la epidemiología propiamente dicha. Des-
pués de estudiar cuidadosamente la epidemiología de varias
enfermedades, incluyendo la plaga y la sífilis, Fracastorius con-
cluyó que la transmisión se producía de persona a persona,
directamente o bien por medio de objetos de uso común. Más
tarde otros, y él mismo, mezclaron las teorías racionales con
ideas basadas en la superstición. Por ejemplo, pensaban que las
plagas o epidemias eran gobernadas por fuerzas sobrenatura-
les. Como resultado de esa confusión, médicos prominentes
como William Harvey (1578-1657), quien no tomaba en serio
las ideas de Fracastorius, se adhirió a las de Hipócrates y Gale-
no, quienes consideraban que las epidemias o vapores venenosos
eran generados por conjunciones planetarias o por alteracio-

21
nes en la propia Tierra. El panorama era aún más complicado
si se toma en cuenta que las enfermedades se transmiten de dis-
tintas maneras, por ejemplo, a través del agua, la comida o los
insectos, y que en muchas ocasiones no son evidentes ni obvias.
Las ideas de Lucrecio sobre la naturaleza de la materia fue-
ron resucitadas por Giordano Bruno al final del siglo xvi e influ-
yeron profundamente a Robert Boyle y probablemente tam-
bién a Isaac Newton y a John Dalton. Sin embargo, el simple
razonamiento sobre la presencia de los microbios no constituyó
la prueba de su verdadera existencia. Ésta sólo pudo ser demos-
trada gracias al descubrimiento de una lente de aumento des-
crita por Séneca, estudiada por Alhazen en el siglo x y desarrolla-
da por Galileo en el xvii.

i.2. Las primeras observaciones

El microscopio abrió las puertas a otro universo. El holandés Anto-


nie van Leeuwenhoek (1632-1723) (figura i.4.) fabricó la pri-
mera lente lo suficientemente poderosa, capaz de observar a
los organismos unicelulares. Al realizar sus experimentos utilizó
una lente convexa y colocó al objeto justamente dentro de la
distancia focal “F”(figura i.5.). Tal arreglo produce una ima-
gen virtual “I” o aparente muy amplificada. Con este rudimen-
tario pero ingenioso microscopio logró examinar muchos

Figura i.4. Timbre conmemorativo de Antonie


van Leeuwenhoek, inventor del microscopio y el
primer hombre que observó los microorganismos.

22
F F
I O

Ojo

Figura i.5. Diagrama del microscopio utilizado por Leeuwenhoek. El objeto se coloca
dentro de la distancia focal “F”, lo que da como resultado una imagen virtual “I” muy
amplificada.

“pequeños animalitos”, como él les llamaba. Éstos incluían


protozoarios, tanto de vida libre como parásitos de las vísceras
de algunos animales. También logró ver hongos filamentosos y
corpúsculos globulares que ahora conocemos como levaduras.
Hizo importantes observaciones sobre la estructura de las plan-
tas y descubrió los espermatozoides de algunos animales. Sin
embargo, fue hasta 1676 cuando advirtió la presencia de orga-
nismos aún más pequeños, como las algas unicelulares y las
bacterias, para lo cual tuvo que refinar y aumentar la potencia
de sus lentes.
Por otra parte, el microscopio compuesto, capaz de amplifi-
car la imagen con mayor eficiencia, fue inventado en 1590 por
Zacharias Jensen y usado en 1630 por F. Stellerti para estudiar
la miel de abeja y los escarabajos. Sin embargo, todos los mode-
los producidos antes de 1800 no poseían la resolución y la cali-
dad de los microscopios de una sola lente como el de Leeuwen-
hoek (figura i.6.), quien logró fabricar pequeñas lentes muy
potentes que amplificaban una imagen hasta 270 veces.
Las observaciones de Leeuwenhoek llamaron mucho la
atención y fueron bien recibidas y publicadas por la Royal
Society of London, pero eso fue todo, nadie en esa época trató
de repetirlas o extenderlas, ya que la alta calidad de sus lentes
y su gran agudeza visual fueron factores determinantes para

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“Una pregunta que el ser humano se hace con frecuencia

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—nos dice el autor en la introducción a su obra— es si hay vida
en otros planetas. Sin duda un descubrimiento así sería
El mundo 43
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revolucionario. Imaginemos lo que sintieron quienes vieron


por primera vez, bajo sus microscopios, seres diminutos que habían
de los microbios CIENCIA
PARA
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pasado inadvertidos; se abrió un mundo nuevo: el de los microbios.
En diversos sentidos este hallazgo fue tan importante como si hoy BIOLOGÍA

se descubriese que hay vida en otro planeta. Así pues, este libro
empieza con la descripción de cómo la humanidad se dio cuenta
de la existencia de los microorganismos —lo que le permitió GEORGES
explicar la causa de algunas enfermedades— hasta el grado
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de crear una ciencia encargada de su estudio. Estos pequeños

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organismos han propiciado el desarrollo del conocimiento sobre
Forro rústico 13.5 x 21 cm/ 116pp/ lomo 1 cm/ interiores papel cultural 90grs./Diseño: Paola Álvarez Baldit

los aspectos bioquímicos de la vida.” En estas páginas el lector


seguirá la historia de cómo los microorganismos se han adaptado
a diversos ambientes —algunos tan extremos que semejan quizá
las condiciones que prevalecían en nuestro planeta hace miles
de millones de años— y de cómo han constituido una ayuda
invaluable en el estudio del origen de la vida.

Con una larga carrera de investigación en el área de fisiología celular,


el doctor Georges Dreyfus estudió medicina en la unam, en la que también
cursó sus estudios de maestría y doctorado en investigación biomédica básica;
sus estudios de posdoctorado los realizó en el Centre d’Études Nuclaires
de Grenoble, Francia. Es investigador del Departamento de Genética Molecular
del Instituto de Fisiología Celular y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

El mundo de los microbios


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