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(Isabel Allende)
Leonardo Garet
O texto a seguir foi lido pelo importante escritor, professor e crítico uruguaio Leonardo
Garet, por ocasião do lançamento do romance de seu compatriota Francisco Espínola,
"Sombras sobre a terra", no Brasil. O evento aconteceu no dia 16 de novembro de 2016,
na Casa das Rosas, São Paulo. Além de apontar as qualidades da obra e do autor
Francisco Espínola, Garet ressaltou a importância da edição brasileira realizada pela
LetraSelvagem. Confira, em espanhol.
Soy consciente del honor que significa participar de la primera traducción de Sombras
sobre la tierra, como prologuista primero y ahora como integrante de este distinguido
panel de presentación. Por eso debo agradecer a quienes hicieron posible este libro:
Nicodemos Sena, Erorci Santana y Ronaldo Cagiano, los tres escritores, poetas, críticos,
traductores, impulsores magníficos de la cultura. Y por supuesto agradecer a
LetraSelvagem, la editorial de nutrida y límpida trayectoria. Responsables también
junto al escritor Roniwalter Jatobá, de mi presencia en San Pablo.
André Bretón dijo que antes que el surrealismo fuera una doctrina estética en Europa,
era una realidad de todos los días en México. Bretón nombró el lugar que conocía, pero
se puede extender su afirmación a muchos rincones de América. Lo mismo que del
surrealismo profuso, se puede decir del realismo mágico, extendido en varios países
americanos antes de ingresar a la narrativa. Otro rasgo que une a la mayoría de estos
escritores es la creencia en un común destino de unidad política. Comenzando el camino
hacia ella, la narrativa fue a comienzos del siglo XX de denuncia, dentro del más
estricto realismo. Estamos en tiempos de la llamada novela de la tierra. Pero interesa
subrayar que la fantasía no excluye la denuncia de la situación social, antes al contrario,
pocas denuncias de la alienación producida por un sistema perverso, es tan contundente
como la de la novela de ciencia ficción de Ray Bradbury Fahrenheit 451 (1953), con sus
combate de los libros mediante mangueras de fuego.
Cuando Francisco Espínola empieza a publicar sus cuentos, Raza ciega (1926), Quiroga
ya era un cuentista reconocido en el ámbito del Río de la Plata y cuando publica
Sombras, a Quiroga le restaba únicamente dar a conocer su último libro, Más allá.
Quiere decir que Espínola tiene un referente cercano, si no para seguir su estética, al
menos para tener cerca el valor de transitar distintos géneros y paisajes. Espínola tiene
como Quiroga obra en los tres géneros de creación y también obras de campo y
ciudadanas.
Para completar su incursión por los géneros, me tocó en suerte, un tanto casualmente,
descubrir unos poemas de Espínola, contemporáneos de su primer libro de cuentos, lo
cual sirve para inscribirlo dentro del numeroso grupo de narradores que se iniciaron
como poetas. Se trata de unas breves coplas tituladas Cantares aparecidas en la revista
La Semana, de Salto, en el número correspondiente al año VII, el 23 julio de 1927. Leo
estos dos cuartetos octosílabo y hexasílabo:
¡Ay!, ya para mí
el sol no se asoma!
Desde que te quiero
estoy a tu sombra.
Para completar este aporte que está más allá de lo divulgado sobre Espínola, les cuento
que su hija, Mercedes, me habló de un texto que descubrió bastante después de la
muerte de su padre y que es un guión que había escrito para que fuera interpretado por
Charles Chaplin.
Espínola es narrador y fueron sus cuentos de una trabajada y perfecta estructura que
curiosamente tuvo origen en la oralidad. Espínola antes de escribir solía contar sus
cuentos a sus amigos. Han dicho sus compañeros de café – Espínola era un charlista
insuperable, que brindaba cátedra no sólo en facultad sino en las reuniones -, que
muchos cuentos quedaron sin escribirse, así como quedó sin concluirse una novela que
le llevó varios años, Don Juan el zorro, finalmente ordenada por el crítico Wilfredo
Penco, que la publicó póstumamente.
Hay cuentos de Espínola que tendrían que estar en la mejor antología del género: ¡Qué
lástima!, Rodríguez, El milagro del hermano Simplicio, El Hombre pálido y María del
Carmen.
Se puede establecer una curiosa relación entre los razonamientos que se hacen en
Sombras sobre los efectos espirituales del alcohol y la parte central y luminosa de ¡Qué
lástima! La fama de Espínola creció sin fisuras en nuestro país, sin detractores. La
Generación del 45, la siguiente de la suya, que fue por unanimidad parricida, reconoció
en él un maestro.
Espínola está tanto en antologías del cuento realista como del cuento fantástico. De
inmejorable manera lo dijo el sagaz crítico Mario Benedetti: "Al igual que esos ufanos
barriletes que pueblan los cielos de nuestra primavera, la fantasía de Espínola tiene un
cabo en la tierra, pero su razón de ser está en el aire". ("Francisco Espínola: el cuento
como arte", en Literatura uruguaya del siglo XX, Montevideo, Ed. Alfa, 1963.)
Quiero terminar relacionando Sombras con la obra de alguien que está entre nosotros.
La novela A espera do nunca mais, de Nicodemos Sena, funda su trama en la Amazonia
real y mítica, de la cual su autor tiene un conocimiento equivalente al de Espínola del
Bajo. Amazonia estudiada desde distintos campos por Fábio Lucas en su atrapante libro
Peregrinacoes amazónicas y que en Nicodemos Sena se manifiesta con una limpieza y
pujanza como los ríos que la surcan. En el final de A espera do nunca mais cuando cabe
esperar una inminente catástrofe, el autor saca esperanzas para concluir con una maestra
que imagina inculcar sueños a sus alumnos para que ellos no habiten como sus padres
en A espera do nunca mais. La conclusión es similar. Nicodemos extiende una mirada
piadosa al destino de sus criaturas y su mundo, como hace Espínola con las suyas del
Bajo.
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* Leonardo Garet é docente de educación secundaria desde 1972 a 2008, de los
liceos privados Colegio y Liceo Carlos Vaz Ferreira y Colegio y Liceo Nuestra
Señora del Carmen de Salto; así como profesor del Instituto de Estudios
Superiores y del Instituto de Filosofía Ciencias y Letras de Montevideo. Poeta,
narrador, crítico literario y gestor cultural. Es autor de varios libros publicados en
Uruguay y el extranjero, entre outros, 80 Noches y un sueño y El libro de los
juicidas
Excursão ao nada
Por Enéas Athanázio
Um livro de Cecim
Por Fernando Py
Los chicos llegan a una cueva y al final llegaron a un lugar muy diferente y donde
habitaban “las bestias”, unas criaturas nunca antes vistas y gigantes. Alexander y Nadia
prometieron nunca decir sobre la existencia de la aldea y gracias a eso le entregaron a
Alexander la cura para su madre.