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Las siete fases del proceso mental del asesino en serie.

El asesinato y el homicidio es un comportamiento que ha estado presente en la


evolución de la humanidad, y se ha utilizado como un marcador de épocas: la
muerte de un Papa, de un rey, los genocidios amparados en una causa ideológica.
Los asesinos en serie (AS) han estado presentes en todos los momentos de nuestra
historia y en todas las culturas y civilizaciones, de modo que no se trata de un
fenómeno actual, sino que se trata de un fenómeno que se ha repetido a lo largo
del tiempo. Los asesinatos seriales se empezaron a estudiar de forma sistemática
y creciente en los años 50 en Estados Unidos (FBI) y actualmente se define al
asesino en serie como aquel asesino que genera tres o más víctimas, de forma
sucesiva y con periodos de “enfriamiento emocional” intermuerte. Los asesinos en
serie actúan buscando la satisfacción de sus necesidades y utilizan la violencia para
conseguirlo seleccionado la mayoría de las veces, cuidadosamente a sus víctimas.
Los asesinos en serie son artistas del terror

Holmes y Deburguer (1999) definen al asesino en serie como un individuo que:

 Mata reiteradamente y comete más de tres asesinatos.


 Normalmente mata en solitario.
 Cada vez que mata, mata a una sola persona.
 No suele tener ningún tipo de vínculo con la víctima.
 Actúa en diversos momentos, pasando por pausas o intervalos de enfriamiento,
que pueden ser días, semanas, meses o años.
 Actúan como depredadores: acechan, se acercan y matan.
La conducta criminal o el proceso homicida de los asesinos seriales pasa por siete
fases, como bien ha determinado el Dr. Joel Norris (1988), Fergurson, White,
Cherry, Lorenz Bhimani (2003) o Silva y Torre (2004) aunque no siempre es así:

1.- Fase áurea: El proceso comienza cuando un potencial asesino comienza a


retrotraerse y a encerrarse en su mundo de fantasías, que normalmente giran
alrededor de la muerte, la violencia y el sexo. Este sujeto tiene su propio rol dentro
de esa fantasía y crean otra realidad, una en la cual ellos tienen el control total y no
se sienten amenazados, sino dominantes. Esa fantasía puede satisfacerlos
momentáneamente, pero la mayoría de las veces es insuficiente siendo esa fantasía
la que les impulsa a matar a sus víctimas de una manera extremadamente cruel y
violenta. Externamente su apariencia y su conducta es de total normalidad, pero en
su cabeza existe una zona oscura donde el crimen se va gestando. Su contacto con
la realidad se debilita y gradualmente surge la necesidad de liberar sus fantasías
homicidas que se convierten en una pulsión. Dennis Lynn Rader alias BTK (bind,
torture, kill) dibujó e hizo bocetos en papel de cómo tenía que quedar inmovilizada
una víctima, para así después poder torturarla a su placer y matarla.

2.- Fase de pesca: el asesino comienza la búsqueda en lugares donde cree que
puede hallar el tipo de víctima de sus fantasías. Puede ser un parque público, una
zona de prostitución, un colegio o una estación de tren. Probablemente, en alguno
de esos lugares termine por marcar su blanco. Es en esta fase donde selecciona a
la víctima idónea.

3.- Fase de seducción: en algunos casos el asesino ataca por sorpresa, de modo
que atrapa una víctima en la calle o bien entra en una vivienda y mata a su víctima.
Sin embargo, con frecuencia siente un placer especial en atraer a sus víctimas
generando en ellas una falsa sensación de seguridad, burlando su autoprotección
o incluso propiciando encuentros casuales. Algunos utilizan su atractivo físico y su
apariencia inofensiva para convencer a una mujer o a un niño de que suban a su
coche y otros utilizan promesas como el dinero o un buen trabajo. En esta fase el
asesino en serie utiliza su capacidad para mentir y engañar.

4.- Fase de captura: en esta fase se cierra la trampa y el asesino secuestra a su


víctima. Se trata de un sádico juego en el que el asesino en serie suele disfrutar, ya
que es como la trampa que se tiende a un animal inofensivo. Es el momento en que
la mujer que ha subido al coche de un desconocido, se da cuenta que van en la
dirección equivocada o el momento en que la jovencita a la que han invitado a una
cena romántica se da cuenta que la puerta no se abre. El asesino observa
atentamente las reacciones de la víctima y disfruta con su miedo.

5.- Fase del asesinato: en esta fase el asesino mata a la víctima siempre por
medios violentos. Si el asesinato es un sustituto de sexo, como suele ser frecuente,
el momento de la muerte es el clímax, lo que el asesino buscaba desde el momento
en que comenzó a fantasear. Aquí cada asesino disfrutará con sus preferencias
homicidas utilizando distinto métodos según su perfil: unos estrangulando, otros
golpeando o acuchillando, disparando, asfixiando, torturando, etc. En esta fase es
donde el AS obtiene su mayor placer al hacer realidad la fantasía gestada en su
mente.
6.- Fase fetichista: el asesinato les ofrece un intenso placer, pero efímero. La
fantasía que se ha generado en la mente del asesino es muy intensa pero la muerte
de la víctima es más “corta” en el tiempo de ahí que uno de los aspectos más
llamativos, es el hecho de que algunos de esos asesinos seriales, se lleven un
objeto de la víctima o incluso una parte de la víctima, como joyas, ropa, un mechón
de pelo, o hagan fotografías o videos. Otros guardan recortes de periódicos o
graban las noticias de sus crímenes que se difunden por televisión. Siempre son
objetos muy personales y con un significado especial para el asesino. Esta actitud
la llevan a cabo los asesinos organizados y ha sido ampliamente estudiada por el
FBI. Fue Robert Ressler quién comenzó a hablar de estos objetos como “trofeos”
ya que ese parece ser el significado que tienen para estos asesinos. El objetivo es
poder rememorar el crimen cometido. A través de la visión, el tacto o el olor de ese
“trofeo” el asesino revive paso a paso como cometió el asesinato, el terror que sintió
la víctima, lo que sufrió, si se resistió, cuánto tiempo tardo en morir. Así la fantasía
se mantiene más tiempo y de manera más gratificante ya a través de los sentidos
perciben objetos que le recuerdan el momento del crimen. Rememorar cada instante
de sus actos le puede llegar a producir un gran placer y en algunos casos puede
incluso sentir más placer que durante la comisión del propio asesinato. Esta
búsqueda de la rememoración del crimen y alargamiento del placer explica también
porque algunos de ellos vuelven a la escena del crimen una vez ha sido acordonada
por la policía. Cuando a Ted Bundy se le preguntó que porque tomaba fotografías
de sus víctimas contesto que “Cuando trabajas duro para hacer algo bien, luego no
quieres olvidarlo”. Cuando en España se detuvo a José Antonio Rodriguez Vega
(El asesino de anciana) la policía registró su apartamento y encontraron un cuarto
tapizado en color rojo en el que había una estantería con objetos que había
sustraído a sus víctimas: relojes, figuras de porcelana, floreros, ceniceros.

7.- Fase depresiva: llega tras el asesinato y puede incluso generar ideas suicidas
en el asesino, puesto que con esa muerte no ha obtenido la gratificación con la que
fantaseaba. Sin embargo, la respuesta más frecuente es un renovado deseo de
matar y comienza a planear su siguiente asesinato. Esta es la fase de enfriamiento
durante la cual el asesino en serie deja de matar.

Tras cometer un asesinato los AS experimentan una sensación de alivio y


tranquilidad, pero son sensaciones efímeras y duran poco tiempo en su memoria.
De nuevo vuelven a refugiarse en sus fantasías y disfrutan planeando un nuevo
crimen que sea más perfecto y más gratificante y placentero que el anterior. La
víctima no es importante, puesto que solo es el elemento necesario para que su
fantasía pueda hacerse realidad. Lo peor es que idealizan ese pensamiento de
manera obsesiva de modo que nunca están satisfechos con el asesinato cometido
porque no lo consideran tan perfecto como el que ellos han dibujado en su fantasía
y quieren volver a matar para corregir errores. Por eso ellos por si mismos nunca
dejaran de matar a no ser que se les detenga.

BIBLIOGRAFÍA:

 Abeijon Castro, P. Asesinos en serie. 2005. Ediciones Arco Press, S.L. Pp 61-
67.
 Garrido Gaitán E; Rodríguez Escudeiro R; Tejedor de Felipe, D. Psicología
jurídica. Un enfoque criminológico. Madrid, 2006. Delta. Publicaciones
Universitarias. Pp 156-157.
 Rámila, J. Depredadores humanos. El oscuro universo de los asesinos en serie.
Madrid, 2011. Ediciones Nowtilus S.L. Pp 82-
 Ressler Robert, K. Asesinos en serie. Barcelona, Ariel. 2005
 Vaca Cortes, J; Dzib Aguilar, P. La máscara del asesino. 2012, Mérida
(Yucatán). Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán.

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