Sie sind auf Seite 1von 23

Propuestas de

los autores
clásicos

Sociología
General

1
Propuestas de los autores
clásicos en sociología
Posiciones teóricas frente a la sociedad
Dijimos que hay tres autores principales que constituyeron el núcleo de
esta ciencia: Karl Marx, Emile Durkheim y Max Weber. Estos se conocen
como “autores clásicos” de la sociología. La pregunta ahora es:

¿Cuál es la visión de la sociedad que tenían los clásicos?

Figura 1: Los clásicos.

Fuente: Adaptación propia de https://eapayne.wordpress.com/ Último acceso: 28/12/14.

¿Quién es quién en esta historieta? Posiblemente, aún no lo sepamos. En


este punto recorreremos la propuesta de cada uno de los clásicos y, al
finalizar, podremos dar la respuesta a esta pregunta.

2
Karl Marx
Figura 2: Karl Marx.

Fuente: Adaptación propia de https://eapayne.wordpress.com/ Último acceso: 28/12/14.

Dentro del amplio espectro de los sociólogos que toman como inspiración
los trabajos de Karl Marx, se encuentran aquellos que priorizan los
siguientes temas de investigación: la desigualdad, el conflicto, el cambio
social. Dedicaremos esta sección a describir de manera sintética las
principales líneas argumentales del autor.

Karl Marx (1818-1883) veía el gran crecimiento económico como producto


de la revolución industrial, y que en la sociedad naciente solamente un
reducido número de personas se beneficiaba de esto.

Como dijimos anteriormente, el nuevo orden social que emerge de las


profundas transformaciones provocadas por la revolución industrial es el
objeto de análisis de Marx. Sin embargo, a diferencia de los otros autores,
el objetivo de este pensadorera quebrar este nuevo orden social y
reemplazarlo por otro que, según su visión, era más igualitario.

Uno de sus tratados políticos más famosos es el Manifiesto del Partido


Comunista, que fue publicado por primera vez en Londres, en 1848 (en
coautoría con Friedrich Engels). En este tratado, cuyo objetivo era la
difusión de las ideas comunistas, los autores postulan que la historia de
todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de
la lucha de clases, una lucha que terminó siempre con la transformación

3
revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases
beligerantes.

El manifiesto comunista dice:

La moderna sociedad burguesa que ha salido de entre las


ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las
contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas
clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas
de lucha por otras nuevas. (Marx y Engels, 1848, p. 31).

Según Marx, con el transcurso del tiempo el capitalismo tendía a simplificar


las contradicciones de clase. Así, toda la sociedad iba dividiéndose cada vez
más en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases, que se
enfrentaban directamente: la burguesía y el proletariado.

La idea central era el conflicto social entre clases sociales: la burguesía y el


proletariado. La burguesía como la clase de los capitalistas, modernos
propietarios de los medios de producción que emplean a trabajadores
asalariados. El proletariado, que constituían la clase de los trabajadores
que, privados de medios de producción propios, se veía obligado a vender
su fuerza de trabajo para poder sobrevivir. El objetivo del capitalista,
entonces, era obtener beneficios económicos vendiendo los productos a
bajo costo, mientras que los proletarios obtenían un salario a cambio de su
fuerza de trabajo.

Conflicto

Según la perspectiva marxista, existe un conflicto inevitable entre los


capitalistas y los trabajadores, conflicto que tiene sus raíces en el mismo
proceso productivo. Es decir, los capitalistas quieren maximizar sus
beneficios reduciendo el costo de los salarios. Los trabajadores, en cambio,
pretenden que sus salarios sean cada vez más redituables. Pero como el
aumento de salarios implica una reducción de beneficios para los
propietarios, existe un conflicto de intereses. Este conflicto, por lo tanto,
según Marx, solo puede superarse reemplazando el sistema capitalista por
otro socialista.

4
El modo de producción: “estructura” y “superestructura”

Una de las ideas clave en el pensamiento de Marx es que la estructura


económica influye en gran medida sobre las otras esferas de la vida social.

Te sugerimos, para profundizar, leer a continuación el Prólogo a la


Contribución a la Crítica de la Economía Política un texto clásico disponible en:
http://goo.gl/S11BnQ Último acceso: 20/01/2015.

El modo de producción es definido por Marx como el modo como los


hombres producen sus medios de vida. Este modo de producción implica
cuestiones materiales e ideológicas, es decir, se erige sobre una estructura
material y una superestructura ideológica.

La estructura material se conforma por las fuerzas productivas y las


relaciones de producción, mientras que en la superestructura ideológica
encontramos las formas de conciencia social y el Estado.

Figura 3: Modo de producción.

Fuente: Elaboración propia.

Definiremos ahora un poco de cada uno de los componentes que vemos en


el esquema. Como puede observarse, la base del esquema representado
está compuesta por los elementos de la estructura económica. Esto no es

5
casual. Para Marx, los elementos ideológicos no son independientes, sino
que están estrechamente condicionados por la estructura material.

Veamos entonces los elementos de esta estructura material.

 Por una parte, las fuerzas productivas son los elementos que están
implicados en el proceso de trabajo: las fuerzas de trabajo, es decir, el
trabajo humano, el trabajo vivo; los objetos de trabajo, que podemos
entender como los recursos, la materia prima; y, finalmente, los medios
de trabajo, como las maquinarias, las herramientas y todo instrumento
que potencie la fuerza de trabajo.
 Por otra parte, las relaciones sociales de producción son las relaciones
sociales que establecen los sujetos para producir, en este caso, bajo un
modelo capitalista. Dentro de las relaciones de producción podemos
mencionar la propiedad (entre ellas la propiedad privada), la división del
trabajo (estrechamente vinculada a la propiedad) y la cooperación.

Dentro de la superestructura ideológica se incluyen dos elementos:

 Por una parte, las formas de conciencia social, que podemos definir
como ciertas representaciones manifestadas en forma de conciencia
jurídica, moral, religión, arte, ciencia, y que, según Marx, están
condicionadas por las relaciones de desigualdad dadas a nivel
estructural.
 Por otra parte, el Estado, entendido como relaciones jurídico-políticas,
cuyo poder habría sido hegemonizado por la burguesía.

La clase que ejerce el poder material dominante en la


sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual
dominante. La clase que tiene a su disposición los medios
para la producción material dispone con ello, al mismo
tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que
hace que se sometan, al propio tiempo, por término medio,
las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para
producir espiritualmente. (Marx y Engels, 1970, p. 50)

El capitalismo, como sistema económico, de manera inexorable provoca


conflictos entre las clases sociales y alienación de los individuos.

La alienación es una experiencia según la cual los hombres, antes que


gobernar sus propias vidas y sus propios destinos, se sienten gobernados

6
por fuerzas ajenas o extrañas a ellos, fuerzas que no controlan y a las que
se someten. Los trabajadores están alienados, no se ven a sí mismos como
hombres libres, sino como una mercancía más que los capitalistas compran
cuando la necesitan y se desentienden de ella cuando no la necesitan.

Para Ritzer (1993), el trabajador industrial está alienado respecto de:

 su trabajo: la gente trabaja para satisfacer sus necesidades económicas


y, además, para realizarse como personas, desarrollar su potencial y
cualidades; pero en la empresa capitalista no hay lugar para la
creatividad, sino que todo está debidamente reglamentado y
supervisado: el hombre es convertido en un esclavo de la máquina;
 los productos de su trabajo: en cuanto que éstos no le pertenecen al
trabajador sino al capitalista que ha comprado su tiempo y esfuerzo a
cambio de un salario;
 otros trabajadores: el trabajo expresa la naturaleza humana, pero en las
sociedades capitalistas éste deja de ser una experiencia de cooperación
para convertirse en algo puramente competitivo
 de sí mismo: el capitalismo transforma una actividad que debería
expresar las cualidades esenciales del hombre, en una experiencia
tediosa y deshumanizadora.

Bajo este proceso de alienación, difícil es que se tome conciencia de clase.

En este sistema: ¿qué hacer? La legitimidad de la revolución

Una acción revolucionaria de los trabajadores terminaría destruyendo el


capitalismo.

De acuerdo a la propuesta marxista, después de esta acción revolucionaria


y una vez destruido el capitalismo, devendría un sistema social más
humano e igualitario: el socialismo, según lo denominó Marx. De acuerdo a
sus ideas la distribución social de la riqueza no debería ser igualitaria, en el
sentido de que todos los individuos reciban por igual, sino que se basa en
el hecho de que el aporte a lo que colectivo que realice cada individuo se
defina en función de sus posibilidades, mientras que lo que cada individuo
reciba se defina en función de sus necesidades. Así lo explica Marx (1891):

Cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino


la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los
individuos en todos sus aspectos, crezcan también las

7
fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales
de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse
totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la
sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual,
según su capacidad; a cada cual según sus necesidades!
(Marx y Engels 1980, p. 6).

¿Cómo explicar las desigualdades, la fragmentación y los


conflictos sociales?

Una de las críticas fundamentales a estas ideas es que la desigualdad no


sólo puede ser económica (planteada en términos de diferencias de clases),
sino que también pueden marcarse desigualdades de género (entre
hombre y mujer) o de etnia (entre razas), etcétera. Sin embargo, según el
argumento de Marx, los conflictos fundamentales son aquellos que se
estructuran en función de la ubicación (de los individuos) en la estructura
económica.

¿Cómo se entienden las estructuras sociales desde este


paradigma?

Quienes se alinean a este paradigma entienden que las estructuras sociales


no favorecen el funcionamiento orgánico armonioso, sino que perpetúan
una distribución desigual de recursos económicos y políticos: reproducen
las desigualdades que marcábamos en el punto anterior.

Preguntémonos, por ejemplo: ¿cuáles son las desigualdades que


observamos hoy entre los países?, ¿y en interior de cada país?

Pensemos en las instituciones a las que pertenecemos: la universidad, la


comunidad: ¿cuáles son las desigualdades que observamos?

El objetivo de esta forma de concebir la sociología no es sólo observar, sino


generar cambios sociales: “los filósofos no han hecho más que interpretar
de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”
(Marx, 1888, p.1).

8
Algunas críticas a esta orientación sociológica

La postura marxista, al destacar las desigualdades y los conflictos sociales,


deja de lado el equilibrio y la paz social.

En la medida en que hay intereses políticos, se deja de lado la investigación


científica. Sin embargo, la respuesta de la sociología marxista es que no se
puede sostener la existencia de una ciencia libre de valores.

Tanto este paradigma como el funcionalismo tienen una orientación


macro; es decir, implican una reflexión sociológica que se sitúa al nivel de
las grandes estructuras sociales. Se pretende así una comprensión global.

Max Weber (1864-1920)


Figura 4: Max Weber.

Fuente: Adaptación propia de https://eapayne.wordpress.com/ Último acceso: 28/12/14.

Desde este paradigma se afirma que para entender un contexto social


debemos comprender la perspectiva de los individuos que participan de él.
El interés del investigador que se posiciona en este paradigma no está en
analizar la realidad y el modo en que la sociedad condiciona al individuo,
sino en el individuo como actor, en los motivos e intenciones que le llevan
a actuar y el sentido que atribuyen a su acción. La sociedad, según este
paradigma, está configurada a partir de las acciones de los individuos.

9
Pero Max Weber no compartía el enfoque materialista de Marx; para
Weber las creencias podían transformar la sociedad. Así, la sociedad
moderna, es decir el capitalismo, no es el resultado de cambios
tecnológicos, sino de un nuevo modo de pensar.

En ese apartado haremos un breve repaso de las principales ideas de Max


Weber (Ritzer, 1993; Portantiero, 2004; Aron, 1996).

Sobre la sociedad

Weber (1922/1992) no clasificaba a las sociedades según el tipo de


tecnología que habían desarrollado, sino que prefería distinguir a las
sociedades a partir de las visiones del mundo que poseían sus miembros.

La Revolución Industrial y el surgimiento del capitalismo significaron el


triunfo de la racionalización; así, Weber habló de la racionalización del
mundo para describir el cambio histórico de la tradición a la racionalidad
como modelos dominantes del pensamiento. Esta racionalidad implicaba
un desencantamiento del mundo, pues se trataba de un mundo orientado
al cálculo racional, al pensamiento científico, en donde el progreso técnico
debilitaba los vínculos con la tradición y el pasado o las explicaciones
mágicas del mundo.

Así clasificó Weber varios tipos de acción social (1922):

 Acto racional respecto de un fin: el actor concibe claramente un fin y


combina los medios para alcanzarlos. Es el acto de un ingeniero que
quiere construir un puente, por ejemplo.
 Acto racional respecto de un valor: es el caso de una persona que acepta
un duelo. El actor actúa racionalmente al aceptar todos los riesgos de
una acción, no para obtener un resultado particular, sino para
permanecer fiel a una idea que tiene que ver con el honor.
 Acto afectivo o emocional: es el que está dictado por el estado de
conciencia o por el humor del sujeto. Se define la acción no por
referencia a un fin o a un sistema de valores, sino por la reacción
emocional del actor colocado en circunstancias dadas.
 Acto tradicional: el actor no necesita representarse un fin, ni concebir
un valor, ni sentirse agitado por una emoción, sino que obedece a
reflejos afirmados por una prolongada práctica. El actuar es dictado por
los hábitos, las costumbres y las creencias.

10
El capitalismo: ¿es un sistema económico racional?

Para Weber el capitalismo expresa la racionalidad, ya que el capitalista


toma decisiones según el cálculo de costos-beneficios. Para Marx, por el
contrario, dicho sistema es la antítesis de la racionalidad. Podemos
preguntarnos, entonces: ¿se puede decir que es racional un sistema
económico que condena a la pobreza a la mayoría de la población?

¿Cómo surgió el capitalismo, según Weber? Surgió en un determinado


medio social, el del calvinismo. Los calvinistas actuaban según los
parámetros de una disciplina rigurosa y de un modo racional.

Quienes adherían al calvinismo creían en el dogma de la predestinación,


según el cual Dios había escogido a unos a la salvación y a otros al castigo
eterno. También pensaban que era imposible conocer la voluntad de Dios.

Para comprender un poco más esta ética, te invitamos a leer el texto de


Ritzer, quien puntualiza los elementos básicos del calvinismo sobre los
cuales Weber construye la relación con el capitalismo.

El calvinismo constituye la versión del protestantismo que


más le interesaba a Weber. Una de las características del
calvinismo es la idea de que sólo es elegido para la salvación
un pequeño número de personas. El calvinismo implicaba
por ende la idea de predestinación: las personas estaban
predestinadas a estar bien entre las que se salvarían o bien
entre las que se condenarían. No hay nada, ni el individuo, ni
la religión como un todo, que pueda alterar ese destino. De
esta forma, la idea de la predestinación mantiene al
individuo con la duda de si está o no entre los que se
salvarán. Para reducir esta incertidumbre, los calvinistas
desarrollaron la idea de la existencia de signos que indicaban
si una persona se salvaría. Las personas están obligadas a
trabajar con ahínco, porque si son diligentes descubrirán las
señales de salvación. Señales que se encuentran en el éxito
económico. En suma, se insta a los calvinistas a emplearse
en una actividad mundana intensa y a convertirse en
“hombres de vocación”. Sin embargo las acciones aisladas
no son suficientes. El calvinismo, en su condición de ética,
requería un autocontrol y un estilo de vida sistematizado
que llevaba consigo un conjunto integrado de actividades,
sobre todo actividades de negocios. Esto contrasta con el

11
ideal cristiano de la Edad Media, según el cual los individuos
deben sencillamente comprometerse, cuando la ocasión lo
exige, en actos aislados para expiar pecados específicos y
para incrementar sus oportunidades de salvación. El Dios del
Calvinismo no demanda a sus creyentes buenas obras
singulares, sino una vida de buenas obras combinadas en un
sistema unificado. (Ritzer, 1992, p.291).

Ante la muerte de Calvino, para aliviar la angustia los pastores indicaron lo


siguiente:

1) Era obligación de los creyentes creerse predestinados a la salvación.


Pensar que estaban condenados al castigo era caer en la tentación; por
lo tanto, debían tener la convicción de que habían sido elegidos.
2) Para ganar la salvación debían trabajar incansablemente en el trabajo,
en su oficio, para ganar la confianza de Dios. Dado que el trabajo era
una forma de agradar a Dios, debía realizarse de modo racional, de
forma meticulosa y sin desperdiciar ningún tipo de recurso, pues de lo
contrario ofenderían al creador.Los frutos del trabajo tampoco se
podían consumir en lujos o placeres, pues eso pertenecía al reino del
pecado; por el contrario, debían reinvertirlos para agradar al soberano,
mecanismo que contribuía a sentar las bases del capitalismo.

La epistemología, es decir, la forma de comprender el conocimiento, es en


Weber multicausal, precisamente por eso nunca llegó a decir que este tipo
particular de ética protestante hubiera causado el capitalismo. Más bien,
postuló que la ética protestante, fue un factor importante, agregaríamos
que sumamente relevante, pero no el único.

Rasgos de la nueva sociedad organizada en función de la racionalización:

1) Surgieron instituciones sociales específicas: en las sociedades primitivas


la familia era prácticamente el centro de todas las actividades.
Gradualmente, surgieron otras instituciones específicas encargadas de
desarrollar actividades que antes se hacían en el seno familiar: su
aparición fue una estrategia racional que permitió atender necesidades
humanas de un modo más eficaz.
2) Se crearon organizaciones: escuelas, hospitales, universidades, etcétera.
Weber pensaba que las organizaciones formales eran instrumentos
diseñados a propósito para conseguir determinados fines de la forma
más eficiente posible, la expresión más acabada del triunfo de la
racionalidad. La burocracia transformó la sociedad de la misma manera
que la revolución industrial transformó la economía.
12
3) Aparecen profesiones y ocupaciones cada vez más especializadas: los
miembros de las sociedades modernas desarrollaban sus actividades en
ámbitos cada vez más especializados.
4) Autodisciplina: en las sociedades modernas se premiaba el esfuerzo y el
mérito personal.
5) Como consecuencia del proceso de racionalización, hubo una mayor
conciencia del tiempo. En el mundo moderno se medía el tiempo y se
planificaban las actividades en horas y minutos.
6) Impersonalidad: hay una separación de las esferas de la vida privada
(ámbito de las emociones) de las otras esferas de la vida en donde
predominan las relaciones impersonales.

Racionalidad y desencantamiento del mundo

Los problemas que preocupaban a Marx y a Weber eran diferentes. Sin


embargo, Weber planteaba algo parecido a lo que señalamos en Marx
como “alienación”. Según Weber, la sociedad moderna e industrial estaba
neutralizando la dimensión creativa, innovadora de las personas, cuyas
vidas eran cada vez más rutinarias y domesticadas por la burocracia. Por
tratarse de una sociedad racional, la era moderna era estaba
desencantada, anquilosada y de hombres dóciles. La organización moderna
era un vasto sistema de reglamentos, procedimientos y ordenanzas que
sofocaban el espíritu humano.

Resulta necesario aquí profundizar sobre el concepto de burocracia. La


burocracia, entendida desde la perspectiva teórica de Weber, no tiene la
connotación negativa que habitualmente le asignamos en nuestra vida
cotidiana. Por el contrario, Weber define a la burocracia como un “tipo
ideal” de organización racional de dominación legal.

Para comprender este concepto, haremos referencia primero a los tipos


ideales de dominación que Weber construye para explicar la forma en la
que resulta posible encontrar obediencia dentro de un grupo en relación
con mandatos específicos. Para encontrar obediencia resulta necesario,
primero, fomentar la creencia de que el mandato es legítimo.

Weber propone tres tipos de dominación legítima: la de carácter


tradicional, la de carácter carismático y la de carácter racional. La primera
descansa en la creencia en la santidad de las tradiciones; por lo tanto,
aquellos a quienes la tradición designa como jefes adquieren una autoridad
legítima. La segunda forma de dominación se otorga a un jefe o santo en
función de sus actos heroicos, fuera de los comunes. Y la tercera forma de

13
dominación es aquella que descansa en la creencia en la legalidad de
ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los que ejercen la
autoridad.

El tipo más puro de dominación legal es el que se ejerce por medio de un


cuadro administrativo burocrático. La totalidad del cuadro burocrático se
compone de funcionarios individuales que se manejan sobre la base de
estas pautas:

 Los funcionarios se deben a los deberes de su cargo.


 Se respeta una jerarquía administrativa rigurosa.
 Cada cargo exige ciertas competencias a desempeñar.
 La calificación profesional fundamenta el nombramiento del funcionario.
 El sueldo se gradúa en relación al rango jerárquico y responsabilidades.
 La comunicación mantenida es de tipo formal.

Las mencionadas son algunas de las características del tipo ideal de


dominación legal, denominado burocracia, construido por Max Weber. Por
lo tanto, en una burocracia ideal, quienes ejercerían la autoridad serían
quienes estuvieran más preparados para ejercer el cargo/mando para el
cual hubieran sido seleccionados. Este tipo de organización era el que
predominaba en la modernidad, no sólo en la administración pública, sino
en la mayoría de las organizaciones.

Crítica al paradigma de la acción

Al preguntarse acerca de cómo las personas le dan significado al mundo


que las rodea, el paradigma de la acción busca la comprensión de la
realidad. Sin embargo, se cuestiona que al enfocarse en esto, se pierden de
vista las estructuras y los condicionamientos que estas ejercen sobre la
acción social.

“La administración burocrática significa: dominación gracias al saber; ésta


representa su carácter racional fundamental y específico” (Weber, 1952, p.
179).

14
Emile Durkheim
Emile Durkheim (1858-1917) y el funcionalismo

Filiaciones: Augusto Comte (1798-1857), Herbert Spencer (1820-1903),


Emile Durkheim (1858-1917).

Figura 5: Emile Durkheim

Fuente: Adaptación propia de https://eapayne.wordpress.com/ Último acceso: 28/12/14.

A modo de introducción situaremos el contexto del pensamiento de


Durkheim en el marco del paradigma funcionalista y en relación a otros
pensadores alineados al mismo. Entre los precursores del paradigma
funcionalista, es menester mencionar a Augusto Comte (1868), cuya
preocupación principal radicaba en encontrar mecanismos de integración
social y a Herbert Spencer (1904) quien fue un estudioso del cuerpo
humano y la sociedad (Macionis y Plummer, 2014).

Spencer mantenía que había fuertes paralelismos entre ambos: la sociedad


era entendida como un cuerpo social, que al igual que el cuerpo humano,
analizado a partir de conceptos biológicos, tenía sus partes y funciones.
Estos presupuestos sientan las bases del funcionalismo en el cual se
enmarca Durkheim.

Entendiendo de esta forma a la sociedad, Durkheim se preguntaba cómo


ésta se mantenía unida. Durkheim entendía que la sociedad era un sistema
complejo de partes interrelacionadas entre sí, las cuales producían
equilibrio y estabilidad social. Es decir, las estructuras sociales eran
entendidas en términos de funciones sociales para la organización de la
sociedad.
15
De acuerdo a este paradigma, la sociedad es un todo comprensible,
ordenado y estable. Por lo tanto, la pregunta básica es cómo funciona la
sociedad, y no cómo cambia.

Este paradigma fue predominante hasta los años '60, cuando empezó a ser
cuestionado fuertemente por la sociología inspirada en los trabajos de
Marx.

Como señala Tiryakian (1988), Emile Durkheim fue la figura decisiva en el


desarrollo de la sociología como disciplina académica, y gracias a sus
esfuerzos fue que la misma se convirtió en un hecho social reconocido.
Según Tiryakian, Durkheim tenía dos grandes objetivos entrelazados:

1) Instaurar la sociología como disciplina científica rigurosa: Durkheim


publicó tres libros que de forma conjunta funcionaban como un
“manifiesto” de la sociología: De la división del trabajo social (1893),
Las reglas del método sociológico (1895) y El suicidio (1897). Cuando
Durkheim inició su carrera académica, en Francia se desconfiaba mucho
de la nueva ciencia, contraria al individualismo predominante en el
siglo XIX. A pesar de esto, Durkheim se convirtió en uno de los
profesores más respetados.
2) Sentar las bases para la unificación de las ciencias sociales: este
objetivo consistía en forjar la unidad de las ciencias sociales sobre bases
positivistas. La idea era unificar el saber científico, es decir, eliminar las
diferencias metodológicas entre las ciencias naturales y sociales,
comprendiendo al mundo social como una estructura y organización
factible de ser objeto de la comprensión racional. Así, las ciencias
sociales se ocuparían de convenciones, costumbres, ideales; es decir,
investigarían científicamente la infraestructura normativa de la
sociedad humana. La economía, la historia, el derecho y la religión son
algunos de los espacios en los que se subdivide el conocimiento de lo
social (Tiryakian, 1988).

Tiryakian afirma, a su vez, que podemos agregar un tercer objetivo:


establecer las bases empíricas, racionales y sistemáticas de la moderna
religión civil de la sociedad. Es decir, la sociología relacionada con el trabajo
de Durkheim tiene como objetivo establecer las bases de una ciencia
estabilizadora, que descubre una base viable para restaurar el consenso
social y promover la integración (a diferencia del marxismo).

Emile Durkheim fue, como anunciamos, uno de los padres fundadores del
paradigma funcionalista. En términos simples, sus ideas nucleares son la
16
siguientes: los agregados sociales humanos incluyen unidades
diferenciadas, que son interdependientes; estas unidades pueden consistir
en individuos, familias y estructuras analíticas, como por ejemplo
categorías de edad y sexo o grupos estamentales más vastos (Moore,
1988). Como señala Moore (1998), entre los sociólogos ha sido habitual
considerar a las sociedades como agregados o sistemas sociales que
incluyen, en carácter de partes o subconjuntos, a otras unidades, sean
concretas o analíticas.

En relación con sus elementos esenciales, Durkheim pensaba que la


sociedad era más que la suma de los individuos que la componían. La
sociedad, desde este punto de vista, tiene una vida y existencia propia que
va más allá de las experiencias personales. Es decir, la sociedad existe antes
de que nosotros estemos en el mundo, ejerce su influencia durante toda
nuestra vida y seguirá existiendo aún después de que muramos. Para
explicar esto, Durkheim propuso el concepto de hecho social, que se
refiere a hechos colectivos, caracterizados como: supraindividuales, porque
están por encima del individuo, y coercitivos, porque se imponen a este.
Según Durkheim, la sociología debía estudiar estos hechos sociales como
cosas y explicar las causas de un hecho social a partir de otro hecho social.

La afirmación de que los hechos sociales debían ser tratados como “cosas”,
causó gran controversia. Sin embargo, Durkheim aclaró que su aseveración
se refería a un postulado metodológico sobre el análisis del mundo social.

El libro El Suicidio fue escrito por Émile Durkheim en el año 1897. Dos son
las particularidades que nos llevan a destacar esta obra y a ofrecérsela al
lector como un claro ejemplo del método y perspectiva adoptados por
dicho autor. En primer lugar, el intento de explicar el suicidio a partir de
variables sociales, y no sólo a partir de cuestiones individuales del sujeto,
da cuenta del método sociológico que adopta y emplea: la explicación de
un hecho social a partir de otro u otros hechos sociales. En este caso
explicó el hecho social “suicidio” a partir de dos hechos sociales más: la
“integración” y la “regulación”. En segundo lugar, para la realización de
este estudio Durkheim adoptó la utilización de métodos estadísticos, que
hoy nos resultan familiares pero que no lo eran en la época en la que los
empleó. Esto le permitió la medición de las variables que él consideraba
que intervenían en el fenómeno suicidio.

Al hablar de integración, se refería a los lazos que unen a los individuos a la


sociedad, lo que también denominamos cohesión social. Con el término
regulación se refería a la existencia y fuerza de las normas que regulan el
comportamiento de los individuos dentro de una sociedad.

17
Según Durkheim, las normas cumplen una función muy importante en la
sociedad, ya que posibilitan establecer un límite a las apetencias
individuales del individuo, las cuales no pueden satisfacerse de modo
infinito.

Únicamente la sociedad, ya directamente y en su totalidad,


ya por mediación de uno de sus órganos, está en
condiciones de desempeñar ese papel moderador. Porque
ella es el único poder moral superior al individuo y cuya
superioridad es aceptada por éste. (Durkheim, 1994, p. 305).

Asimismo, este sociólogo entendía que la integración del individuo, es


decir, los lazos que lo mantienen unido a la sociedad en la que vive,
funcionaban como un marco de contención que le ofrecía al mismo
claridad sobre cuál era su rol, cuáles eran sus obligaciones, y le daba
sentido a su vida. Por lo tanto el debilitamiento de cualquiera de estos
elementos (integración y regulación) representaba una perturbación en el
orden social y se constituía en causa que permitía explicar el fenómeno del
suicidio. Asimismo, su exceso se constituía en un elemento “patológico” –
es decir, atípico- y posibilitaba la explicación del citado fenómeno
(Cristiano, 2005).

Las conclusiones a las que arribó mediante su estudio, y que plasmó en


esta obra, nos hablan de diferentes tipologías de suicidios en función de
cuán integrados y cuán regulados se encuentran los individuos en la
sociedad.

1) En cuanto al nivel de integración:

En grupos sociales marcados por un alto nivel de integración ocurriría el


suicidio altruista: la fuerte pertenencia a un grupo determinado podría
ser causa justificadora del hecho de quitarse la vida. Tal es el caso, por
ejemplo, de los suicidios llevados a cabo por activistas islámicos, o los
cometidos por integrantes de ciertas sectas. La negativa al suicidio, en
estos ejemplos, implicaría el apartamiento del sujeto de su grupo,
quedando así sin la contención que el mismo le ofrece. Si, por el
contrario, el nivel de integración es muy bajo, los sujetos no
encuentran cohesión en su grupo, el lazo que les une a la sociedad se
debilita. En tal caso “ya no hay nada en que puedan empeñarse
nuestros esfuerzos y tenemos la sensación de que se pierden en el
vacío” (Durkheim, 1994, p.206) Este tipo de suicidios serían más
comunes en sociedades modernas, en donde la familia y la religión, que
18
antes funcionaban como instituciones generadoras de cohesión social,
se habían debilitado.

2) En cuanto al nivel de regulación:

Dependerá de cuán fuertes sean las normas que regulan a la sociedad.


Recordemos que según Durkheim las normas cumplen en la sociedad la
función de alejar al individuo de sus impulsos individuales, al tiempo
que le alejan de la constante sensación de incertidumbre y de la
angustia que le genera la inacabada sensación de apetencia.

Piensa, a modo de ejercicio, cuánto se simplifica la vida de un individuo cuando


está claro lo que debe hacer y lo que no debe hacer, hasta dónde puede aspirar
y lo que no osará desear.

Para ejemplificar este tipo de suicidio podríamos preguntarnos qué lleva a


algunas grandes estrellas, que parecen tener todo lo que uno puede
desear, a quitarse la vida. Quizás esta teoría nos ofrezca respuestas.

Finalmente, el suicidio fatalista ocurriría cuando, por el contrario, el nivel


de regulación es excesivo, coartando por completo la libertad de los
individuos. En tal caso, las reglas a las que están sometidos los individuos
resultan demasiado estrictas y causan una sensación de opresión que no
permite al sujeto más que el intento de alejarse de tal situación. Un
ejemplo de este tipo de suicidios está constituido por regímenes
esclavistas, o por los suicidios acontecidos en el marco de condenas a
prisión.

Tabla 1 (obligatorio): Título de la tabla (obligatorio)

Nivel Integración Regulación


Alto Altruista Fatalista
Bajo Egoísta Anómico

Fuente: Elaboración propia.

Dicho esto, podemos concluir que, según Durkheim, existen estructuras,


pautas estables de comportamientos, que deben ser tratadas como cosas o

19
hechos sociales y que tienen una realidad objetiva por encima de nuestras
vidas. Las normas culturales y las creencias religiosas son hechos sociales.

...si en lugar de ver en ellos [en los suicidios] nada más que
acontecimientos particulares y aislados entre sí, que deben
ser examinados separadamente, consideramos un conjunto
de suicidios ocurridos en una sociedad dada, durante una
unidad de tiempo determinada, comprobaríamos que el
total así obtenido no es una simple suma de unidades
independientes, una mera colección, sino que constituye por
sí mismo un hecho nuevo y sui géneris, que tiene su unidad y
su individualidad y, por consiguiente, su naturaleza propia, y
que, además, esta naturaleza es eminentemente social.
(Durkheim, 1994, p. 51).

Si la sociedad tiene prioridad sobre los individuos es porque ésta tiene


poder para influir en los pensamientos y acciones de los individuos. Al ser
más que la suma de las partes, existe un organismo complejo que tiene sus
orígenes en nuestra vida colectiva.

Puntualizaremos a continuación las ideas principales del funcionalismo y de


Emile Durkheim (Macionis y Plumer, 2014; Portantiero, 2004).

Personalidad: la sociedad en los individuos

La sociedad tiene una existencia aparte de los individuos, está “afuera” de


los individuos, pero también está “dentro”. Es decir, los miembros de una
sociedad interiorizan y hacen suyos los valores y las normas de esa
sociedad y organizan sus vidas en consonancia con ellos.

La sociedad, según Durkheim, regula los comportamientos de los


individuos mediante la impresión de una disciplina moral: la sociedad pone
límites y restricciones morales a nuestros deseos.

Modernidad y anomia

Las sociedades modernas imponen menos restricciones sobre los


individuos, pero esto puede producir anomia. Esto ocurre cuando a
consecuencia de un mayor grado de tolerancia y libertad, los individuos

20
carecen de modelos de referencia útiles sobre los cuales anclar sus
conductas.

Este concepto resulta de utilidad para analizar nuestra realidad actual. Por
ejemplo, cuando un individuo pasa de una situación laboral estable a una
situación de desempleo: el marco regulatorio que antes le contenía
desaparece y el individuo queda en situación deincertidumbre e
inestabilidad.

División del trabajo

En las sociedades preindustriales la tradición servía para dar estabilidad a


una sociedad y mantenerla unida. Estas sociedades tenían un tipo de
“solidaridad mecánica”, es decir, lazos sociales basados en una visión
común del mundo, una moral común, que mantenía unidos a los miembros
de la sociedad.

Pero al evolucionar la sociedad se generó un menor grado de solidaridad


mecánica, una conciencia colectiva más frágil. Esto no implica que una
sociedad se haya disuelto, sino que aparecieron otros mecanismos:
mecanismos propios de la solidaridad orgánica, la cual se refiere a los lazos
y vínculos sociales basados en la especialización y división del trabajo que
unen a los miembros de una sociedad industrial.

Aunque en esta nueva organización las personas adquirieron


independencia, el industrial continuaba necesitando del agricultor y el
agricultor del comerciante. Nadie era autosuficiente. La necesidad de
contar con otras personas especializadas en otros saberes creaba lazos de
interdependencia entre los miembros de cada sociedad.

La dimensión fundamental de esta relación estaba en la división del


trabajo, o la especialización en la producción o la actividad económica.

En comparación con las sociedades tradicionales, cuya cohesión dependía


del consenso moral entre sus miembros, las sociedades modernas se
hicieron viables en función de una interdependencia funcional.

21
Posteriormente, el funcionalismo se denominó “funcionalismo estructural”
en la teoría sociológica, en referencia a los trabajos del sociólogo
norteamericano Talcott Parsons (1902-1979), pero no avanzaremos sobre
este punto para que puedas profundizar por tu cuenta, si te interesa el
tema.

22
Referencias
Aron, R. (1996). Las etapas del pensamiento sociológico. Argentina: Fausto.

Cristiano, J. (2005). Emile Durkheim. Sociología y Metodología. En Sprecher, R.


von, Teorías Sociológicas. Córdoba: Brijas.

Comte, A. (1965). Discurso sobre el espíritu positivo. (Trad. de Consuelo Berges).


Buenos Aires: Aguilar

Durheim, E. (1994).El suicidio. Estudio de sociología. Buenos Aires: Ceal.

Giddens, A. (1994).El capitalismo y la moderna teoría social. Barcelona: Editorial


Labor.

Macionis, J., y Ken, P. (2014). Sociología (4a Ed.). Madrid: Pearson Prentice Hall.

Marx, K. (1957). Glosas marginales al programa del Partido Obrero Alemán. En


Marx K. y Engels (1957) Obras Escogidas en tres tomos. Moscú. Ediciones
Progreso.

Marx, K. (1888). Tesis sobre Feuerbach. Recuperado de http://www.marxists.org/


Último acceso: 28/12/2014.

Marx, K.; Engels, F. (2003). El manifiesto comunista. Tesis 11 Buenos Aires: Grupo
Editor.

Moore, W.E. (1988). Funcionalismo. En T. Bottomore y T. Nisbet. Historia del


análisis sociológico. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

Portantiero, J. C. (2004). La sociología clásica: Durkheim y Weber.Buenos Aires,


Argentina: Editores de América Latina.

Ritzer, G. (1993). Teoría Sociológica Clásica. España: McGraw-Hill.

Tiryakian, E. (1988). Emile Durkheim. En T. Bottomore y T. Nisbet, Historia del


análisis sociológico. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

Weber, M. (1992). Economía y Sociedad. FSE. Buenos Aires.

Wright, M. C. (2003).La imaginación sociológica. México: Fondo de Cultura


Económica.

23

Das könnte Ihnen auch gefallen