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tun rasgo © peculariedad dominante y aglutinador que sobresaliera respecto de ‘otros igualmente signficativos es riesgoso, tanto mas incierto resulta el esfuerzo por ccomprender nuestro propio tiempo historico. rentes de perspectiva nos aventuramos a iquctar aquel momento que nos involucra, ‘Aun asf la tarea parece irenunciable. Este propesito ha animado a diversos pen sadores a utilizar el término “Barroco” para definir una peculiar concepeidn del mundo, del hombre y dela vida que nos presenta. Asi Barroco y Neobarroco (1) identificarian, en cl plano del arte, del gusto, y de ln existencia, este tiempo nuestro que se na dado en lamar ‘postmaderno" Ahora bien, si el Bartoco constituye una verdadera cosmovisién como ya lo insinua- aH, Wolfflin-, y no solamente un estilo ar = tn oc prin erie rn) Aproximaciones al PATHOS BARROCO ES Adkia a Rogliano, Profesora en filoso ia por la U.N.LP, titular de [Estética en la Facultad de Bellas Artes de In U.N.LLP.y en el Insti 1o Superior de Profesorado “J. N. Terrero”. Colaboradora de diversas revistas sobre temas de Estétia y Filoso fia (2) Cte. Manin. ney ‘scotia, Bs. A (Gh de Lecores 197, (8) Pascal, Pemsamientos. ink. de XZ, Ma tistico y lterario circunscripto al Y principios del XVI parece legtimo pre zuntarse por el pathos que lees propio, por el sentimiento deta vida y el temple de sini mo que le da origen y susento, La moderidad se abre paso con su ansia de novedad, aventura y conquista, Gusto ‘por todo lo nuevo: aventura del espiit (arte, Giencia, téenica) y de la realizacién indivi dual; conquista de fama, fortune y posieién socal a través de la exploracidn de teritorios Iejanos. Conocimiento y dominio. 1a apertura del horizonte de posbilidades acarea, sin embargo, una carga de escepti- cismo, incertidumbre y desasosiego. EL hombre medieval, cuya vida descansa en la fe como actitud existencial (explicita 0 implictamente religiosa), se deca ata po icin heredaa. abe que tiene un lugar en la creacién y en la sociedad que solamente é puede ocupar. No aspiraa la destruccin del Timite que la comunidad impone a su indivi dualismo (2), El hombre moderno, en cambio, percibe por doquier obsticulos y vallas que se inte ponen en la realigacién de su individuatidad Pujante. La vida no presupone solamente un combate espiitual, sino una lucha, sin tregua por abrir y conguistar nuevos espacios tanto para el comerco, la industria y la banca, co- ‘mo para el arte y el anista (2). El afin de 1 aqueza y poder Se entroniza: ideal y fin dt mo, capaz de proporcionar felicidad y dar sentido a la existencia Pero al quebrantarse, paulatinamente, la Vinculacign del hombre con la trascendeneia, tambign su sentir comunitaio se debilita. El hhombce moderno se tiene por individuo y se funda como sujeto: protagonista del cone rmiento y de la historia, El solipsismo acompanas a la hipertofia del sujeto, Los Ensayos de Miguel de Mon- taigne se constituirian en la obra predilecta de una generacién de lectores vida por ex plorar y entrever mundos interiors, Una nueva experiencia de la existencia irrumpe. La arquitectura ptolomaica del mundo se desploma, Ahora que la ciencia ha descubierto la multiplicidad de tos puntos de vista y pos lado el infnito, el universo semeja “tna esfe ra euyo centro esti en todas partes, y la cit ‘cunferencia en ninguna” (3), Infinito del uni verso visible e infinito de tomo, dentro del ‘val tambign se hallarin mundos “sin fin y sin reposo” (4) De a mano dela cienca, el hombre se des ccubre como “una nada frente al infinito, un todo frente fa nada, un medio ene nada y todo. Infnitamente alejado de comprender los extremos, el fin de las cosas y su princi Pio le estin invenciblemente ocultos en un impenetrable” (5). Radical paradoja ‘de aquel optimismo racionalista que preten: conocer y dominar todos los planos de la realidad Incertidumbre, inseguridad, conciencia del Timite y de la misera de la condicién humana, necesidad de elevacién y fuga configur 4s constantes experienciales del espiitu ba- rmoco, “Incapaces de saber cieriamente y de ignorar absolutamente. Bogamos en un vasto medio, siempre inciertos flotantes, empuja- dos de un extremo a otro. Si dames eon un ‘érmino a que pensamos vincularnos y en que pensamos afianzaros,ttubea y nos abando- na: y silo seguimos, se nos escapade las ma- nos, se desliza y nos huye con una fu eter na (6). CConciencia del mite que, in embargo, no se resigna ala fiitud: “ardemos en deseos de ‘encontrar una sede firme y una iltima base constante para edificar sobre ella una torre que se alee hasta el infiito” (7. La angustia, centro dela experiencia exis- tencal se ha hecho presente coloreando la ur- dimbte del pathos barroco. Sustentada en la radical ambigiedad de realidad humana, la angustia ests ligada a la idea de lo posible. Solamente para un ser cu- ya existencia no esté determinada, no se de- senvuelva dentro de un plan meciinico, es factible Ia angustia. Sucesivos actos de elec- cin en que se juega el destino mismo del Fhombre y que implican aumentar el desearra- mento interior de-un equilibrio dinamico, espliegan los emibates de la angustia. Supri- ‘mira implicaria la renuncia ata realidad per- sonal. Mas, si bien no es posible destrir Ia an _zustia que eada hombre en todo tiempo expe- 6-Iide e nverigaion rimenta, hay momentos en la historia tanto personal como social- en que aparece con Ta angustia es fa “determinacion del espi- ritu que ensuefia” (8) y que al proyectarse en- sgendra realidad, Asi “la realidad del esp: tu -ensefia Kierkegaard se presenta siempre como forma gue incita su posibitidad; pero desaparece tan pronto como uno hecha mano de ella” (9). “Se trata de la realidad de la ti- bertad antes de la posbilidad” (10). Un mundo que se ofrece como un campo infinito de posibilidades engendra mis an gustia, Cuando la angustia se tornaintolera bie buscamos las evasiones (“ivertisment pascaliano), nos deslizamos en lo “light (11), Mas s6lo cuando es aceptada como con divin de la existencin humana, se conviere ‘en resorte presto a disparar la fuerza del espi- En este movimiento perpetuo, “sin fin y sin repeso” las pasiones operan como motor de la existencia humana. Rechazadas por el estoicismo por constitur el aspectoitracional del alma, reaparecen en ef mundo mexderno revestidas de una nueva dignidad, Del interés por el estudio de las aeeciones que mueven el alma se desarrollé primero ‘con Juan Luis Vives quien las describe como trasnformadoras de la percepcidn y el com- portamento, Luego seria Descartes el gran ttatadista de aquellos estados que proceden de la actividad corporal 0 cuyo correla se encuentra en impulsos orgnicos esprits ani ‘mau, en su obra Las pasiones del aime, 1649. La descripcidn de las pasiones fue re Tizada dentro de-un contexto moral, y recign hacia finales del siglo XVIII se logra su ais- lamiento respecto de las emoviones. “Estas pasiones ~declara Pascal~ no son tra cosa que el espiritu mismo en conmo- cin, llenando ellas por lo tanto toda su capa idad” (12), En su Discurso acerca de las pa iones del amor, Pascal subraya algo mis: uando mis grande y profundo es el espti tu, mas grandes ¢ intensas son sus pasiones” Frente al ideal dela serenidad elisica, fun dado en el orden y la mesura cargada de pre sin matemstica, surge el apasionamiento baroco. En el arte barmoco, observa Wolflin que el cuerpo emerge como una masa gue tiende a desplomarse y por tanto necesita de una gran fuerza para sostenerse. Y es que la existencia ‘conereta se ha hecho presente en toda su mise- rable pesantez. Es menestr heehar mano de la ‘sisi se desea elevara sin suprimirla El hombre -reconoce Pascal- “necesita ser agitado por las pasiones cuyos manantizles vivos y profundos siente borbotear en su co: razén’ (13) Lo que hemos dado en llamar pathos ba ‘roco constituye un sentimiento de la vida transido de aquella angustia existencial que ‘con su fuerte coloracién afectiva, vehemen- te-y profunda, suet destruir el Timi, la fi nitud, y se drama en la superficie ‘Un maximo de racionalismo, que se tras Jada en el reciente dominio técnica del ‘mundo y del hombre, es acompafiado por es. tas vivencias afectivas (las pasiones) que se ‘expresan en condactas individuales y colee- tivas y se caracterizan por la agudeza, subi tancidad y durabilidad, cuya violencia y ds: borde se autojustifica en el plano cognitivo y se traslada a la produc amstica y ala ex- Periencia estética Gravedad y frivolidad, extravagancia y ipricho. Ensimismamientoy externaliza- cid teatral y escenogrifica. Sumersién vo- Tuptuosa en la propia subjetividad y anhelo de elevacién de la curva infnita, Sencillez en el lenguaje y complejidad y oscutidad del pensamiento. Complejidad del lenguaje (muttiplicacién de la metafora) y ‘enigmatica profundidad del pensamiento Conceptisino quevediano y culteranismo gongorista Don Pablos, et buscén tropieza con el Quijote CClaroseuro de miseria_y desplfarro: ab- yeccion y santidad El pathos barroco tweree y retuerce “pie ie sobre pliegue, pliegue segtin pliegut (4), La existencia vivida como movimiento perpetuo en donde la intensidad de la angus- tia marca el punto de inflexién del dinamis- ‘mo pasional,-siempre expuesto al tumulto y cl desborde- instaura la actividad creadora de nuestro tiempo, Una tras otra, las van- ‘evardias, con su carga de innovacién y rup- tra se sueedieron agitadas por un vendaval (1) E Rojas, EL home Tight Una vida in valores Madi, Ea. Tes de Hoy. 1994, (12) Pascal, Discurso acer: cade a pasiones del anor En, Opus, Bs As 1973, pp. 2238, (Op Sip 22. (14), Deleuze, E ple. a, Barcelona, Paid, 1989, pl. (151 Rojas feta, Er: Enilopedia tern rencana de Pig, Be AcE Partner, VIL pp. 3240 Us) RM. Roser, Pree toy memoria, En Bolin le Ae Facultad de Bellas Anes UNLP. Ato IS devastador. De la cantera de sus ruinas hu meantes se extraen atin piezas que remozar Comentario, revival, reciclaje rescatan los disjecti membra poeta. Certo es que el siglo XX ha sentido como ninguno fos embates de la angustia tanto in- dividual como social-, al punto de que fuera tematizada por los mas encumbrados pens dores. La experiencia existencial pascaliana ‘marcada por Ia “esesperacin eterna de no poder conocer ni su principio ni su fin", se patentiza en Heidegger y Jaspers como en- ‘centro con la nada, conciencia de la fnitud yy de la amenaza permanente Asi el espirtu en constant tensin,suele ser agitado por entusiasmos tempestuosos a Jos cuales suceden estados de indiferencia paralizante De aquella clasificacién de las pasiones cexpuesta por Descartes, segin la cual las seis principales eran la admiracin, el amor, el odio, el deseo, la alegria y la tristeza, sola- mente tres nos son familiares: deseo, tristeza, odio, Mis frecuentemente somos arebatados por la ira (la racundia ha adquiido prestigio social y literario); el odio (mis pasivo): el fa- natismo (no admitir contradiccién), del que se derivan el sectaismo y a tranfa(imposi- cin de fuerza); el extremisimo (de los jvi- ‘ics, del andlisis y dl obrar; la impaciencia (que precipita a actuar); el resentimiento (entirse dolido y no olvidar) la enviia (que dlstorsiona el psiquismo) (15) {La disminucidn de fa via intelectual y de su prestigio desemocan en una cultura de la imagen que privilegia el aparecer antes que cl ser. Apuriencias desiumbrantes y fugaces vienen a saciar una abrasadora sed de sensa- ciones. Muliplcacin infnita de imégenes espejindose simultincamente envolviendo et planeta La Razén que hubo prescindido del afecto se ve ahora superada, desbordada y suplida aque se agota en mundos fiticios y se desvaneee ante la realidad, -Aquel marco existeneial que privilegis la razin (le esprit de geometrie") reduciendo al hombre a mero sujeto de conocimient, y por tanto, de dominio, se repiega y se en- frenta nuevamente al escepticsio. La iipertrofia del sujeto ha desembocado en un narcisismo generalizado que ni siquie- rase percibe, Los contrastes se tornanirreconcliables. Autoafirmacién de la indvidualidad y ta diterencaldad y nivelacin del pensamiento yel gusto (moda, Solitariedad penosa por abandono afectivo y crecimiento de las redes comunicacionales. Reclamo de privacidad y exposicién masi: valde la vida Acumulacisn ilimitada de bienes y publi citacin tipica de la solidaridad, Puralismo cultural e intolerancia Triunfo dela razine imperio de la erucl- dd Por doquier los grandes contrastes abiertos com auténticas Hagas personales y sociales. CClaroscuro baroco, La “era Neobarroca” vuelve a hacer pre~ sente el ansa de ifiito,suefo y fuga. Gra veuad dela existencia movida solamente por asoladoras pasiones o bien deprimida y para- liza, 1a afectvidad revelindose en un tumul- twoso torrente impulsivo, exaltado, prov dor, se expresa en todas las manifestaciones del ane finisecular Aquel ineveremte recha- 2o del pasado ha cedido paso a un nuevo es Pitt que tiende a abarear conservacin y ruptura, Al desesdito del pasado, sucede un heideggeriano descubrimiento del presente mediante la rocuperacin del pretrito. Mas tambign el futuro da sentido al presente, su consistencia fantasmal procede de este pre sente que ya se desvanece en el pasado Suspendidos entre dos nadas, proyecto y memoria constituyen “una dimension de ia experiencia en general, y de la estética en particular ~piensa Rosa Ma, Ravera-, que se labra en entrectuzamiento de los tiempos, en ln interaccin de pasado yel futuro en el pre- sentc™,¥,“quizd sea justamente una suerte de balanceo u osciacin entre Ia rememoracién de lo ya sido y el disparo al futuro ~agrega el sali capaz de Ia esealada inventva, la vi bracn de un ascenso ereativo tras una larga serie de desnivelamientos produce la innova- cin la orientacién ao no conocido atin, ea rente de regla” (16).

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