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Objeción de conciencia

Vol. 1, Núm. 1 (2015)


REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN EL ORDENAMIENTO


JURÍDICO ESPAÑOL: ¿UN INSOLUBLE ENIGMA?
MANUEL ALENDA SALINAS*

Resumen:
En el presente trabajo se aborda el estudio de la objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico
español, tanto en lo relativo a su problemática con carácter general (incluida la cuestión relativa a la
determinación de su naturaleza jurídica); como por lo que respecta al análisis de las diferentes
manifestaciones de la objeción de conciencia que tienen reconocimiento en el mismo (al servicio
militar, sanitaria, farmacéutica, a formar parte de una mesa electoral y otras). Todo ello, atendiendo
a la más reciente jurisprudencia del Tribunal Constitucional dictada en la materia.
Palabras clave:
Objeción de conciencia (naturaleza jurídica y clases). Libertad de creencias. Conflictos entre
conciencia y ley. Resistencia al Derecho.

Abstract:
This paper deals with the objection of conscience in the Spanish juridical order, in general terms and
related to its juridical nature, studying as well what comes up from its different manifestations, like
the ones on the service of arms, pharmaceutical, electoral matters, etc. Every aspect, on the other
hand, is developed with the support of the more recent jurisprudence of the Spanish Constitutional
Court.
KEY WORDS:
Objection of conscience –juridical nature and different types. Freedom of Beliefs. Conflicts between
conscience and the law. Resistence to legal imperatives.

DOI: 10.7764/RLDR.1.1

1. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN GENERAL


La objeción de conciencia, con carácter general, viene constituyendo una institución fáctica
que tiene pretensiones –y a veces las ha colmado en alguna de sus concretas
manifestaciones– de ser una institución jurídica. De manera que la tensión entre el mundo
de los hechos y el del Derecho es lo que caracteriza a esta figura que, lejos de ser de
contornos claros e indiscutidos, está llena de aristas difusas, hasta el punto de que así
como a nivel popular parece existir una cierta convención acerca de su significado, sin

*
Catedrático de la Universidad de Alicante (España).

1
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

embargo, desde un punto de vista jurídico, podemos incluso plantearnos si es una


ealidad ue se ha idealizado e e eso hasta el e t e o de llega a o stitui u
fa tas a ju ídi o. Y ello al pu to de ue ie pod ía afi a se ue la teo ía ju ídi a de la
objeción de conciencia lleva, probablemente con razón, fama de ser un insoluble enigma1,
pues no escapan al estudioso del Derecho las numerosas cuestiones controvertidas que se
suscitan en esta materia, que van desde la fijación misma de su delimitación conceptual
hasta la de su naturaleza jurídica, pasando por su fundamentación.

A estas dificultades ha contribuido también la doctrina del Tribunal Constitucional referida


a la objeción de conciencia, que ha incurrido en vacilaciones cuando no en auténticas
contradicciones, ya que si bien, en un principio, llegó a afirmar que "[p]uesto que la libertad
de conciencia es una concreción de la libertad ideológica que nuestra CE [Constitución
española de 27 de diciembre de 1978] reconoce en el art. 16, puede afirmarse que la
objeción de conciencia es un derecho reconocido explícita e implícitamente en la
ordenación constitucional española"2 y que "[l]a objeción de conciencia forma parte del
contenido del derecho fundamental a la libertad ideológica y religiosa reconocido en el art.
16.1 de la CE y, como ha indicado este Tribunal en diversas ocasiones, la CE es
directamente aplicable, especialmente en materia de derechos fundamentales" 3. Sin
embargo, el propio alto Tribunal, con posterioridad a las resoluciones acabadas de citar, ha
dicho, en aparente, al menos, contradicción con la doctrina anterior, con carácter expreso y
categórico, que "[l]a objeción de conciencia con carácter general, es decir, el derecho a ser
eximido del cumplimiento de los deberes constitucionales o legales, por resultar ese
comportamiento contrario a las propias convicciones, no está reconocido, ni cabe imaginar
que lo estuviera, en nuestro Derecho, o en Derecho alguno, pues significaría la negación
misma de la idea de Estado"4.

Por tanto, según estas últimas aseveraciones de tan alto Tribunal la objeción de conciencia
no puede tener más existencia que cuando la reconozca el propio legislador: No cabe más
objeción de conciencia ue la ju idifi ada . Esta do t i a del T i u al Co stitu io al, ue
empieza a plasmarse con las Sentencias 160 y 161, ambas de 27 de octubre de 1987, ha
devenido luego jurisprudencia firme y reiterada, de modo que cada vez que el máximo
Intérprete Constitucional ha tenido que pronunciarse en materia de objeción de conciencia

1
Hacemos uso de la frase de DIÉZ-PICAZO, L. Fundamentos de derecho civil patrimonial. II. Mad id : Te os,
1986, p. 447. salvando las distancias respecto de la figura de la posesión, a la que va referida.
2
Sentencia del Tribunal Constitucional 15/1982, de 23 de abril, FJ 6. El corchete, con su contenido que
pretende ser aclaratorio, es nuestro.
3
Sentencia del Tribunal Constitucional 53/1985, de 11 de abril, FJ 14.
4
Sentencia del Tribunal Constitucional 161/1987, de 27 de octubre.

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ha insistido en la misma: No hay más objeción de conciencia con eficacia de eximir del
cumplimiento de deberes jurídicos que la que haya establecido el propio legislador. Así se
ha expresado el alto Tribunal en supuestos de objeción de conciencia fiscal5, a la realización
de la prestación social sustitutoria [P.S.S.]6 del servicio militar y otras conductas omisivas
a ifestadas e el a o de la i su isió 7.

Muy recientemente, el Pleno del Tribunal Constitucional ha tenido ocasión de


pronunciarse, en su Sentencia de 25 de junio de 2015, sobre la denominada objeción de
conciencia farmacéutica8. Se trata de una resolución controvertida que, lejos de terminar
de aclarar la intelección constitucional en la materia, sigue suscitando interrogantes en la
misma, llevando ínsita la discusión al respecto desde el momento en que la propia
Sentencia cuenta con tres votos particulares (dos disidentes y uno concurrente, aunque
este último tampoco comparte la totalidad de la ratio decidendi contenida en la
fundamentación y fallo de la Sentencia), que no dejan de ser reflejo de las dificultades

5
Providencia del Tribunal Constitucional de 28 de junio de 1990 y Auto del mismo 71/93, de 1 de marzo.
6
Sentencia del Tribunal Constitucional / , de de ovie e: o o e va ias o asio es ha
declarado este Tribunal (SSTC 15/1982, 101/1983, 160/1987, 1227/1988), el derecho a la libertad ideológica
reconocido en el art. 16 CE no resulta suficiente para eximir a los ciudadanos por motivos de conciencia del
cumplimiento de deberes legalmente establecidos, con el riesgo aparejado de relativizar los mandatos
legales.
Por ello, el derecho a ser declarado exento del servicio militar no deviene directamente del ejercicio de la
libertad ideológica, por más que se encuentre conectado con el mismo, sino tan sólo de que la CE en su art.
30.2 expresamente ha reconocido el derecho a la objeción de conciencia, referido únicamente al servicio
militar y cuyo ejercicio supone el nacimiento del deber de cumplir la P.S.S., sistema que permite al objetor
cumplir los objetivos de la norma de servir a la comunidad salvaguardando sus íntimas convicciones (STC
160/1987). No puede, por lo tanto, el recurrente justificar su negativa al cumplimiento de la PSS ni apelando a
la libertad ideológica, ni mediante el ejercicio de la objeción de conciencia, derecho que la CE refiere única y
e lusiva e te al se vi io ilita .
7
Sentencias del Tribunal Constitucional 55/1996, de 28 de marzo y 88/1996, de 23 de mayo, dictadas en el
á ito de los delitos elativos a la i su isió .
Hablar de objeción de conciencia al servicio militar en nuestro País obliga a una referencia a esa acción
contestataria de la regulación legal en la materia, propugnadora de desobediencia civil hacia la misma y con
pretensiones de acabar no sólo con el servicio militar obligatorio, sino incluso con la existencia del mismo
Ejército, aunque sea exclusivamente profesional, cual ha sido, en nuestra historia más reciente, la de los
grupos favorables a la i su isió . Después de u e osas vi isitudes e la egula ió pe al de esta
conducta insumisa, así como en la aplicación de la misma (se dictaron numerosas condenas a dos años cuatro
meses y un día de prisión), la Ley Orgánica 3/2002, de 22 de mayo, dejó sin contenido los arts. 527 y 604 del
Código Penal (por considerarlos de imposible comisión en el tiempo a que se contrae), despenalizando la
o du ta i su isa o a á te et oa tivo, de a e a ue se evisa a las se te ias o de ato ias
firmes y se acordara el sobreseimiento y archivo de los procedimientos penales incoados por dichos delitos.
Hemos tratado estos aspectos en estudios con mayor detalle en ALENDA SALINAS, M. El régimen penal de la
P.S.S. de los objetores de conciencia. Vale ia : Ti ant lo Blanch, 1996. y La doctrina penal del Tribunal
Supremo en materia de insumisión (I) y (II). Doctrina y jurisprudencia, 10 y 11. 2000, p. 113 y ss y 125 y ss.
8
Hemos consultado la versión publicada en la web del Tribunal Constitucional.

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Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

jurídicas que venimos apuntando y que basculan, prima facie, entre la consideración de la
objeción de conciencia como formando parte del contenido esencial del derecho a la
libertad de creencias, garantizado por el art. 16.1 de la CE9, y la necesidad de la interpositio
legislatoris para que la objeción de conciencia pueda tener reconocimiento jurídico.

En nuestra opinión, el alto Tribunal, aunque no sin falta de una mayor claridad y mejor
fundamentación, no ha hecho, para bien o para mal, sino mantenerse en su doctrina, tanto
en la pretérita (relativa a la objeción al aborto) como en la que últimamente ha venido
sosteniendo respecto a la objeción de conciencia en general. Iremos tratando de desbrozar,
a lo largo de las líneas que siguen, esta doctrina jurisprudencial al albur de nuestro
entendimiento de la misma.

¿CUÁNDO Y PORQUÉ SURGE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA?


En una primera aproximación a la materia, podemos caracterizar a la objeción de
conciencia como la situación que tiene lugar cuando una persona, siguiendo los dictados de
su conciencia, deja de cumplir un deber que le es jurídicamente exigible10.

Se produce, pues, esa actuación del sujeto que hemos ubicado en el plano de los hechos:
Incumplimiento de un deber jurídico, aunque no un mero incumplimiento sin más, sino
motivado por las genuinas convicciones de la persona incumplidora. Pero esta
caracterización no resulta completa si no la ponemos en relación con la valoración que ese
non facere del objetor pueda recibir por parte del Ordenamiento Jurídico. Un ejemplo
quizás contribuya a dar mayor claridad a cuanto queremos expresar: Cuando durante el
Régimen del General Franco, algún recluta llamado al cumplimiento del servicio militar
obligatorio, se llegó a pasar hasta 12 años en la cárcel, al negarse a la realización de dicho
servicio alegando razones de conciencia para ello, ¿era objetor de conciencia o no lo era?
Desde el mundo de los hechos, lo era, clarísimamente. Desde el punto de vista del Derecho
su negativa, su actuación fáctica, no tenía más reconocimiento jurídico que el plasmado en
la legislación penal11: una tipificación como delito. En estas circunstancias, pronto se
entiende la frase acuñada gráficamente para estos supuestos: Eran ¿delincuentes o
mártires?12, ya que mientras el peso del sistema los situaba en la primera categoría, para

9
En la intelección del mismo contenida en la Sentencia del Tribunal Constitucional 141/2000, de 29 de mayo.
10
Vid. la excelente monografía de NAVARRO VALLS, R. Martinez Torrón, J. Conflictos entre conciencia y ley.
Las objeciones de conciencia. Mad id : Iustel, , p. 29 y 31.
11
Propiamente, por aquellos tiempos, el denominado Código de Justicia Militar de 17 de julio de 1945.
12
MUÑIZ VEGA, G. Los objetores de conciencia ¿delincuentes o mártires? Mad id : “pei o, .

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ot os de ía alifi a se de á ti es, dado ue el o jeto opo e el p ese te de la o a


13
o el futu o de la p ofe ía .

Con base en cuanto antecede, podríamos completar más esta aproximación a lo que es la
objeción de conciencia, diciendo que el incumplimiento del deber jurídico realizado por
razones de conciencia, es realizado por el objetor arrostrando, de mejor o peor grado, las
consecuencias jurídicas derivadas del incumplimiento.

Nos detendremos ahora en un análisis más pormenorizado del referido comportamiento


fáctico para, después, entrar en la valoración jurídica del mismo.

a. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA COMO HECHO


La persona se sitúa en una auténtica disyuntiva, pues tiene ante sí un imperativo jurídico
frente a una no menos preceptiva norma de conciencia. Es obvio que sólo si se empeña en
seguir los dictados de ésta, nos situaremos en el ámbito de la objeción de conciencia.

1º. EL IMPERATIVO JURÍDICO:


El supuesto de hecho de la objeción parte del incumplimiento de un deber; deber cuya
realización es jurídicamente reclamable a esa persona que lo incumple, pero ¿en virtud de
qué fuente surge la exigibilidad de ese deber? Lo más normal será que venga establecido
en virtud de una norma legal, pero que también puede serlo con base en un deber
derivado de una relación jurídica laboral o funcionarial.

a) Si el deber es de origen legal, estaremos situados, lógicamente, en el marco del


Derecho necesario o de ius cogens, no en el ámbito de lo meramente voluntario
regulado por normas de Derecho dispositivo. Las Leyes imponen, por ejemplo, el
deber de pagar tributos. Los partidarios de ciertas formas de objeción de conciencia
fiscal entienden que, en conciencia, no deben contribuir con sus impuestos, al
menos en la parte proporcional que corresponda, al sostenimiento de gastos
militares, o la realización de actividades abortivas, o de experimentación con
preembriones o fetos, etc.

b) El estatuto funcionarial conlleva el cumplimiento de una función pública o el


desempeño de un servicio público con un conjunto de deberes que, en ocasiones,
puede chocar con la conciencia de la persona. Ante la negativa de un médico a la
práctica de abortos legales, cabría entonces preguntarle ¿para qué se hizo

13
BERTOLINO, R. La libertad de conciencia: el hombre ante los ordenamientos estatales y confesionales.
ANUARIO DE DERECHO ECLESIÁSTICO DEL ESTADO, 3. 1987, p. 44.

5
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

ginecólogo de la Sanidad Pública si no quería practicar abortos? Si nuestro


funcionario médico lleva mucho tiempo en el cuerpo, podría llegar a sostener que
cuando accedió a su estatus todo aborto era delito14, y sin embargo, tras la reforma
de la Ley, en 1985, algunos supuestos devinieron legales. Si es mucho más joven no
podrá aducir este tipo de razón, ¿pero sí, acaso, que su vocación es traer vidas a
este mundo, no acabar con ellas?15

O el supuesto, conocido, de jueces o magistrados que se han manifestado


contrarios a la autorización del denominado matrimonio homosexual, y que no se
planteaban este problema cuando aprobaron la oposición, puesto que no existía
más matrimonio que el heterosexual. Pero alguien que haya sacado la oposición
anteayer, ¿puede tener, de todas formas, una objeción de conciencia a la
celebración de ese matrimonio?

c) Si el deber jurídico deriva de una relación contractual lo que no es lógico, en


principio, es firmar un contrato respecto del que no se van a poder cumplir alguna
de las prestaciones exigibles en virtud del mismo. Pero puede ocurrir y ha de
tomarse en consideración que las circunstancias primigenias de una persona, que
harían factible el cumplimiento de esas obligaciones, resulta que pueden variar con
el tiempo; especialmente cuando la persona, libremente ex art. 16 de la CE, puede
cambiar de religión o ideología. Un supuesto, real, en nuestro Estado vino
protagonizado por una señora que, originariamente católica, al convertirse al
cristianismo adventista del séptimo día dejó de concurrir al trabajo en su empresa
en el día de sábado, ya que su religión se lo prohibía, por lo que terminó siendo
despedida16.

Aunque sea obvio decirlo: La existencia de un deber jurídico que haya de ser
cumplido por la persona, constituye un requisito sine qua non para el posible
surgimiento de la objeción de conciencia, por cuanto que sin imperativo jurídico no

14
Hasta la despenalización de los tres supuestos contemplados en la Ley Orgánica 9/1985, de 5 de julio, de
reforma del art. 417 bis del Código Penal, a la sazón vigente.
15
Algún autor ha llegado a señalar que el médico que no hace más que optar por el derecho a la vida del feto
no puede ser catalogado de objetor, sino que, si acaso, habrá de serlo la mujer que quiere abortar. Cfr.
GONZÁLEZ DEL VALLE, J.M. Derecho Eclesiástico Español. ° éd. Mad id : , p. 330.
16
Supuesto atendido, rechazando vulneración de los derechos a la libertad religiosa y la igualdad, por la
Sentencia del Tribunal Constitucional 19/1985, de 13 de febrero.

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existe, no hay necesidad de, objeción de conciencia. Simplemente, se actuaría la


libertad de la persona.

2º. EL IMPERATIVO DE CONCIENCIA:


El incumplimiento del objetor debe responder a verdaderas, sinceras, razones de
conciencia, en un ámbito, también, de necesario cumplimiento. Se trataría de normas de
obligada observancia en conciencia, por lo menos, para la conciencia de esa concreta
persona objetora. No estamos, por tanto, en un ámbito normativo de mera
pe isi ilidad –lo que es permitido y lo que no es permitido– en conciencia. En
definitiva, no estamos ante normas jurídicas, ni tampoco preceptos morales o de
conciencia, que se desenvuelvan en un marco de libertad, sino que, por el contrario, son
preceptos que impelen al sujeto hacia comportamientos de tipo obligatorio, pero de
sentido contrario, a tenor de la norma jurídica y de la de conciencia: O sea, que ésta impide
hacer lo que la norma jurídica obliga a realizar. Por ej., la negativa, basada en las creencias
religiosas de unos padres, Testigos de Jehová, a las transfusiones sanguíneas, cuando éstas
se consideren necesarias para salvar la vida de su hijo menor17.

Se exige, pues, sinceridad en el objetor. La dificultad en la probanza de esa sinceridad se ha


venido manifestando, históricamente, a través de un sentimiento de prevención hacia
aquél; con el transcurso del tiempo las negativas al cumplimiento de deberes propugnadas
por determinadas creencias, fundamentalmente las sustentadas oficialmente por algunas
Co fesio es eligiosas, ha ve ido a dul ifi a esa espe ie de probatio diabólica,
e aja do las e ige ias de los T i u ales de o ie ia , ua do los ismos han sido
instaurados con cometidos de adverar la sinceridad del objetor18. Lo que no quiere decir
que postulados sostenidos desde determinadas religiones o ideologías, y propiciadores de
la actuación en conciencia, hayan de tenerse por veraces desde parámetros de
u ive salidad. De odo ue, e este pu to, ha ue po e se e la piel del o jeto . No se
puede entrar a valorar acerca de la legitimidad o de la veracidad, o no, de su creencia. Los
Poderes Públicos es evidente que no pueden hacerlo, de conformidad con la neutralidad –
exigencia de la confesionalidad ex art. 16.3 de la Constitución– que debe de guiar su

17
Cfr. la Sentencia del Tribunal Constitucional 154/2002, de 18 de julio.
18
Tal y como acontecía en Italia y en España durante la vigencia del servicio militar, donde el régimen jurídico
instaurado establecía la obligación de la Administración de comprobar la veracidad de quien se declarara
objetor a tal servicio; aunque, por lo que respecta a nuestro Estado, el procedimiento estaba tan desdibujado
en la práctica que se satisfacía con la mera solicitud motivada, genéricamente, por el objetor. Hemos tratado
en mayor profundidad esta temática en Martínez-Torrón, J. (dir.). La objeción de conciencia al servicio militar
en la Justicia constitucional emanada del Tribunal Supremo (Las « otras » estrategias « insumisas ») por
Manuel Ale da “ali as. Da s : Ma tí ez-Torrón, J. (dir.), La libertad religiosa y de conciencia ante la Justicia
Constitucional. G a ada : Co a es, , p. 319‑331.

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actuación. O sea, que se puede exigir al objetor que sea veraz en la creencia que dice tener,
pero no que la creencia que dice tener sea verdad19.

No ha de tenerse por sincero al objetor cuando lo que guía su actuación es lo que ha


venido a denominarse una objeción de conveniencia. Eso no es objeción de conciencia, es
otra cosa. No es verdadera objeción de conciencia cuando, aun así denominándose y
siendo objeto de regulación jurídica, lo cierto es que en la aplicación práctica de la misma
se desemboque en una mera opción de conciencia. Tal y como acontecía, al menos en la
aplicación práctica de la Ley, durante el tiempo que estuvo vigente la P.S.S. del servicio
militar, por cuanto que era mucho más liviano desempeñar aquélla que no éste. Y dado
que, como ya hemos adelantado, no se exigió de facto más que una declaración escrita del
pretendido objetor, alegando cualquiera de los motivos genéricos (religioso, ético, moral,
humanitario, filosófico) contemplados en la Ley reguladora de la objeción de conciencia al
servicio militar, sin mayor especificación, para que le fuera reconocida esta condición, y con
ello quedar exento del servicio militar y realizar el servicio de sustitución.

El escrúpulo de conciencia, para ser valedor de una objeción, debe responder también a
criterios de razonabilidad con arreglo a los parámetros de nuestra cultura jurídica, de
manera que, al amparo de aquél, no se pueden permitir comportamientos que representen
una forma burda de desconocimiento de los derechos y libertades ajenos, especialmente si
han de estimarse pertenecientes a una escala superior al de la indemnidad de la
conciencia. Por ello, la conciencia de una persona no podría prevalecer sobre el derecho a
la vida de otra (supuestos del asesino por convicción, o del mencionado Testigo de Jehová,
cuando como progenitor se opone a una necesaria transfusión sanguínea para su hijo
menor) y tampoco ofrecería amparo jurídico para lesionar a otro (y así, por ejemplo, la
posibilidad de esterilizar a un incapaz está sujeta a autorización judicial en nuestro
ordenamiento jurídico).

Así, estamos ante un mandato o prohibición establecidos por mor de un determinado


ordenamiento frente a norma de conciencia (o moral) que, obligatoriamente también,
impide a la persona el cumplimiento de ese deber jurídico.

En definitiva, es el ordenamiento jurídico el que no sólo obliga a hacer algo, sino que,
paralelamente, impide, en el caso, a una persona actuar su libertad de creencias. Si se le
permitiera obrar con arreglo a su creencia, no haría falta la objeción de conciencia –

19
Siempre que todo ello se desenvuelva dentro de criterios de razonabilidad: postulados como los sostenidos
po la Iglesia Pastafa i puede esulta u válidos e ua to a la dive sió , pe o difí il e te puede te e
un valor axiológico equiparable a la de una genuina creencia religiosa o ideológica.

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¿objeción de conciencia para qué?–. No surgiría el mecanismo de reacción que conocemos


como objeción de conciencia.

El mecanismo de reacción ante la imposibilidad legal de respeto a la propia creencia –el


incumplimiento del deber jurídico por razón de conciencia–, especie de cláusula de cierre
del sistema en salvaguarda de la conciencia, de la creencia, que es, en definitiva, la
objeción de conciencia, ¿es admisible en nuestro Ordenamiento Jurídico? ¿Halla amparo o
cobertura jurídica?

b. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA, ¿COMO DERECHO?


Una vez que se ha producido, por el denominado objetor, el incumplimiento de un deber,
¿qué valoración le merece al Ordenamiento Jurídico ese incumplimiento? ¿Es conducta
ajustada, adecuada, a Derecho? En definitiva, estamos ante el tema de la naturaleza
jurídica de la objeción de conciencia.

Con independencia de que la aspiración que guía al objetor es resultar indemne en su


ee ia ue, segu a e te, lo ue desea á es ue o aiga so e el is o el peso de la
le , su o du ta o sie p e se dese volve á e la p ete sió de a ia la o ativa
jurídica que le impone el deber que deja de cumplir; pero esta pretensión, en su caso, que
habitualmente se suele desarrollar en actitudes de desobediencia civil, no es tampoco
descartable20.

Al principio hemos llegado a plantear si, desde el punto de vista jurídico, la objeción de
conciencia tiene o no verdadera existencia; cuestión sumamente discutida en la doctrina
científica, que pasamos brevemente a analizar.

Si se estima que la objeción de conciencia no tiene reconocimiento jurídico, por mucha


tipicidad que pueda tener socialmente, habrá que concluir que carece de existencia
jurídica. Corolario lógico, en esta circunstancia, es su consideración como una conducta
contraria a Derecho, en cuanto que el punto de partida es el incumplimiento de un deber

20
Acerca de las dificultades de delimitación conceptual entre objeción de conciencia y desobediencia civil,
vid., entre otros, NAVARRO VALLS, R. Martinez Torrón, J. Conflictos entre conciencia y ley. Las objeciones de
conciencia. Mad id : Iustel, , p. 29 y ss.

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Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

jurídico; y, por ello, ha de recaer sobre el incumplidor todo el peso de la Ley, por muy
riguroso que ello pueda parecer –dura Lex sed Lex21.

Si, por el contrario, se considera que la objeción de conciencia sí que tiene reconocimiento
jurídico, habría que puntualizar que si el incumplimiento objetor halla cobijo al socaire de la
libertad de creencias, no habríamos salido de la actuación de la misma; por lo que no
habría lugar, en términos jurídicos, a la existencia de la objeción de conciencia. No se
trataría más que de una aplicación práctica de ese derecho fundamental de libertad de
creencias, puesto que la misma ampara el comportamiento personal arreglado a las que se
profesan. Ahora bien, dado que este derecho no es ilimitado no puede actuarse cuando el
orden público u otros bienes que merezcan el amparo constitucional impidan ese libre
actuar, por sobrepasar esa esfera de agere licere en que se manifiesta el derecho que tiene
toda persona con base en el art. 16 de la Carta Magna. Este es el ámbito propio del posible
surgimiento de la objeción de conciencia: con base y en defensa de las propias creencias
que, sin embargo, no pueden defenderse desde una actuación ordinaria del derecho de
libertad de creencias, al hallarse el mismo debidamente delimitado en su configuración
legal o legítimamente restringido en base al establecimiento por el legislador de un deber
jurídico constitutivo de orden público22.

Otro tanto habría que afirmar si el incumplimiento del deber exigible al sujeto puede
ampararse en una configuración jurídica que, aun respondiendo al nomen iuris de la
objeción de conciencia, no sea representativa más que de una opción de conciencia. De
manera que se puede producir la paradoja de que la objeción de conciencia no será tal sin
reconocimiento jurídico explícito; y que, si alcanza ese status, deje de serlo para
transformarse en una mera opción de conciencia.

En consecuencia, si verdaderamente se quiere que la objeción de conciencia tenga


autonomía jurídica suficiente como derecho, a nuestro juicio sólo se puede salvar: 1º)
manteniendo la obligatoriedad del deber jurídico, como regla general, caracterizando la
exención del mismo a través del mecanismo de la objeción como excepcional: por tanto, la
configuración legal en la materia debe de ser la de regla general-excepción y no la de dos
meras alternativas iguales en la concesión de una opción; y 2º) la excepción (objeción de
conciencia) sólo se podrá reconocer, previa justificación, para cada caso concreto; como
corresponde a un verdadero fenómeno individual como es la conciencia.

21
En su fase extrema, si de lo que se trata es del incumplimiento de preceptos penales, será, según los casos,
una antijuridicidad de tipo penal.
22
Conforme autorizan el propio art. 16.1 de la CE y el art. 3.1 de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa de 5 de
julio de 1980.

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Un sector doctrinal viene sosteniendo que la objeción de conciencia es un derecho


fundamental, que está reconocido en el art. 16 de la CE, como formando parte del mismo.
En sustento de esta afirmación se sigue buscando apoyo en algunas afirmaciones del
Tribunal Constitucional, como las proclamadas en las ya citadas Sentencias 15/1982 y
53/1985, en las que se viene a señalar el entronque, parece que incontestable desde luego
a tenor de estas resoluciones, de la objeción de conciencia con el art. 16 de la CE y el
derecho que este proclama a la libertad de creencias. Sin embargo, este art. 16 de la Carta
Magna no habla, expressis verbis al menos, de la objeción de conciencia. ¿Cabe, entonces,
un derecho a la objeción de conciencia con carácter general basada en este precepto?
Como ya hemos adelantado, al principio de este trabajo, el Tribunal Constitucional, con
posterioridad a las resoluciones acabadas de citar, ha dicho, con carácter expreso y
categórico, que no cabe un derecho general a la objeción de conciencia, entendido como
un derecho que autorice para eximir del cumplimiento de deberes constitucionales o
legales. Un derecho de tal naturaleza no está reconocido en nuestro Derecho ni en
Derecho alguno, pues sería acabar con la idea misma de la existencia del Estado.

Por tanto, no cabe más objeción de conciencia ue la ju idifi ada . Esta do t i a del
Tribunal Constitucional ha sido ampliamente seguida por la Jurisprudencia del Tribunal
Supremo, tanto en cuestiones que se han desenvuelto en el marco de la jurisdicción
contencioso-administ ativa o je ió de o ie ia al estudio de la asig atu a Edu a ió
pa a la iudada ía 23 y objeción de conciencia en relación con la tramitación registral del
expediente prematrimonial entre personas del mismo sexo24), como en el ámbito de la
jurisdicción penal (objeción de conciencia al cumplimiento de la P.S.S. del servicio militar25
y objeción de conciencia a formar parte de una mesa electoral26).

En la línea evolutiva mantenida por el Tribunal Constitucional, suficientemente referida,


parece que el corolario lógico hubiera sido seguir sosteniendo, en su reciente Sentencia de
de ju io de , ue o a e ás o je ió de o ie ia ue la ju idifi ada , de
manera que al no estarlo la objeción farmacéutica el resultado debería haber sido el de la
desestimación del recurso de amparo, tal y como se propugna en uno de los votos
particulares contenidos en la propia Sentencia. Sin embargo, el alto Tribunal no viene a

23
Varias Sentencias del Tribunal Supremo de 11 de mayo de 2009 y Sentencia del Tribunal Supremo de 5 de
junio de 2009.
24
Sentencia del Tribunal Supremo de 11 de mayo de 2009.
25
Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de diciembre de 1997.
26
Acerca de esta problemática: Sentencias del Tribunal Supremo de 30 de enero de 1979, 23 de diciembre de
1992, 30 de diciembre de 1992, 30 de marzo de 1993, 8 de junio de 1994, 14 de diciembre de 1994, 27 de
marzo de 1995, 28 de octubre de 1998 y 28 de diciembre de 2007.

11
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

desconocer esta doctrina, sino que sigue confirmándola al menos en parte, si bien sin dejar
de hacer valer cuanto también había sostenido en la Sentencia 53/1985 respecto de la
objeción al aborto. El máximo intérprete de la Carta Magna distingue en esta materia y en
relación a la objeción manifestada por el farmacéutico recurrente dos distintos aspectos:

1. La objeción de conciencia al aborto, manifestada en la negativa a la tenencia, para


expendición, de la denominada píldora del día después.

El alto Tribunal estima que a esta negativa, sancionada por la Administración andaluza por
incumplimiento de la normativa aprobada por la misma al respecto, le es aplicable la
doctrina sostenida por el propio Tribunal en la citada sentencia de 1985, sobre objeción de
conciencia al aborto27. Para ello el Tribunal no duda en realizar una interpretación amplia y
flexible sobre la posibilidad abortiva de la mencionada píldora, acogiendo las convicciones
del farmacéutico, con independencia de que ese efecto abortifaciente hubiera de
producirse verdaderamente, o no, en la práctica, y con independencia de las voces
contrarias a ese efecto abortivo (desde la OMS hasta la propia doctrina del Tribunal
Co stitu io al so e la p ote ió de ida al as itu us a los e io es
28
p ee io es a atribuir a la píldora.

Manifestado cuanto antecede por el alto Tribunal, complementando o por si no fuera


sufi ie te esta a a te iza ió legal de la o je ió de o ie ia al a o to ha ia el
fa a éuti o, a aso us a do el o ijo de la ju idifi a ió e igida pa a pode ha e vale
otros supuestos de objeción de conciencia, se alude a la objeción de conciencia
farmacéutica que, a falta de un reconocimiento normativo más explícito en la legislación
farmacéutica andaluza (a diferencia del de otras Comunidades Autónomas, como hemos
dicho) trata de hallarse, en la Orden andaluza, de 8 de mayo de 2006, que valida los
Estatutos del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, que sí contempla la posibilidad de esa
objeción farmacéutica29. La cuestión surge de inmediato: ¿Si la objeción de conciencia en
análisis tiene amparo en el art. 16 de la CE, qué necesidad hay de acudir a esa
ju idifi a ió de la is a e la efe ida O de de la Co seje ía de Justi ia
Administración Pública de la Junta de Andalucía?

27
Cfr. el FJ 4 de la Sentencia.
28
Cfr. las Sentencias del Tribunal Constitucional 212/1996, FJ 13 y 116/1999, de 17 de junio, FJ 9.
29
Cfr. el FJ 5 de la Sentencia.

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Parece que una cosa es la posibilidad de fundamentación de la objeción de conciencia y su


su gi ie to o ase e el a t. . de la CE, ue o stitu e su od iza éti a 30, en cuanto
ue a tua ió fá ti a del sujeto ue ue ta o o valedo o u de e ho e ge e e
nuestro ordenamiento jurídico (STC 53/1985 y la reciente de 25 de junio de 2015). Y otra es
que esa objeción de conciencia pueda convertirse, per se, e u de e ho fi e a la
exención del cumplimiento del deber jurídicamente establecido (conforme a la numerosa
jurisprudencia a la que hemos aludido). Tendrá que ser el legislador, explícita o
implícitamente, el que establezca esta posibilidad, que habrán de determinar, en última
instancia, los operadores del Derecho.

2. Sea tal vez por todo ello que ni el art. 16 de la CE ni la normativa andaluza pro
objeción de conciencia farmacéutica tienen virtualidad alguna respecto de la
negativa a la tenencia, de cara a la dispensación, de preservativos; objeto también
del recurso de amparo sostenido por el boticario. En este último caso el Tribunal
Co stitu io al si a ages ha soste ido, es uetísi a e te, ue [v]istas las
razones que nos han conducido a considerar que la falta de existencias, en el
establecimiento citado, del prin ipio a tivo levo o gest el g ueda a pa ada
por el art. 16.1 CE, es patente que el incumplimiento de la obligación relativa a las
existencias de preservativos queda extramuros de la protección que brinda el
precepto constitucional indicado. La renuencia del demandante a disponer de
profilácticos en su oficina de farmacia no queda amparada por la dimensión
constitucional de la objeción de conciencia que dimana de la libertad de creencias
reconocida en el art. 16.1 CE. Ningún conflicto de conciencia con relevancia
o stitu io al puede da se e este supuesto 31.

Esta fundamentación tan nimia no alcanza a explicar por qué, en el caso del
supuesto efecto abortivo, la objeción de conciencia farmacéutica ampara la
conducta del boticario renuente al almacenamiento de la píldora del día después; y,
sin embargo, en el supuesto de esa misma negativa hacia los profilácticos por
entender que la venta de los mismos resulta inmoral, según las convicciones del
mismo, la objeción no tiene virtualidad jurídica alguna32.

30
Cfr. PECES-BARBA MARTÍNEZ, G. « Desobediencia civil y objeción de conciencia », en Anuario de Derechos
Humanos, 5. 1989- 1988, p. 174.
31
Vid. FJ. 6 de la Sentencia en análisis.
32
El p opio po e te de la se te ia iti a este do le ase o e su voto pa ti ula ue, au ue de o i a
concurrente, revela que no participa con la totalidad de la fundamentación y resultado alcanzado en la
misma.

13
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

En nuestra opinión, la objeción de conciencia no es un derecho fundamental, o al menos no


podrá considerarse que forma parte de su contenido esencial: 1) Porque, si fuera derecho
fundamental, no habría tal objeción de conciencia, sino ejercicio libre, puro y duro, de ese
derecho fundamental. 2) Porque si formara parte del contenido esencial del derecho
fundamental, su ejercicio no podría someterse a fiscalización, a fin de poder dejarlo sin
efecto práctico consecuente, pues sería tanto como desdibujar ese contenido esencial del
derecho, lo que proscribe nuestro ordenamiento33.

¿Entonces, qué es la objeción de conciencia? No puede tenerse, en su caso, más que como
una facultad jurídica, que necesita ser habilitada por el legislador para su existencia, en el
seno de la delimitación del cumplimiento de un concreto deber jurídico, instituyendo un
mecanismo en virtud del cual se permite el incumplimiento de una norma jurídica con base
en las creencias –que habrán de acreditarse– del sujeto objetor; o, al menos, que la
negativa del mismo sea atendible a efectos de atenuación de las consecuencias jurídicas
derivadas de su incumplimiento; cualquiera de estas dos posibilidades, como consecuencia
de un ejercicio práctico de ponderación de los derechos en conflicto o intereses en juego.

2. ALGUNAS MANIFESTACIONES DE OBJECIÓN DE


CONCIENCIA
E defi itiva si la o je ió de o ie ia, pa a se tal, ha de esta ju idifi ada , ¿ha
presencia de la misma en nuestro Ordenamiento Jurídico? La respuesta ha de ser
afirmativa, en algunas de sus concretas manifestaciones, siendo paradigmática, en este
sentido, la objeción al servicio militar en contraste con otras manifestaciones de la
objeción, cuya admisión viene siendo bastante excepcional y en términos restrictivos.
Veamos, aunque sea brevemente, estos supuestos.

a. OBJECIÓN DE CONCIENCIA AL SERVICIO MILITAR


Es la única que viene reconocida al más alto nivel legal, ya que el art. 30.2 de la Carta
Mag a p o la a ue La le fija á las o liga io es ilita es de los españoles egula á,
con las debidas garantías, la objeción de conciencia, así como las demás causas de exención
del servicio militar obligatorio, pudiendo imponer, en su caso, una prestación social
sustituto ia .

33
Cfr. Sentencias del Tribunal Constitucional 37/1987, de 26 de marzo, FJ 2 y 112/2006, de 5 de abril, FJ 10.

14
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Esta regulación se llevó a cabo, originariamente, por la Ley Orgánica 8/1984, de 26 de


diciembre (que regulaba el régimen penal y de recursos) y la Ley 48/1984, de 26 de
diciembre, derogada y sustituida por la Ley 22/1998, de 6 de julio. Dado que el servicio
militar quedó en suspenso a partir del 31 de diciembre de 200134, en el actual
ordenamiento normativo español la objeción de conciencia al mismo constituye un
instituto jurídico latente, en cuanto que aunque se trata de un derecho vigente y
plenamente reconocido, sin embargo la posibilidad de su ejercicio –y, por tanto, de su
manifestación– carece de eficacia, por lo menos en cuanto al servicio militar obligatorio se
refiere. Dos excepciones cabría señalar: una, ya pretérita y que fue de carácter transitorio
en el ámbito del propio servicio militar obligatorio, por lo que respecta a los reservistas del
mismo que, en esta situación, hubieran querido ejercitar su derecho de objeción de
conciencia; otra, en el seno del ejército profesional por quien ya forma parte del mismo,
supuesto que ha sido calificado por algunos autores como genuino instituto objetor.35

En cualquier caso, en el proceso legislativo tendente a instaurar la absoluta


profesionalización del Ejército, que supusiera la desaparición del servicio militar obligatorio,
no se dejó de ser consciente de que pudieran no conseguirse plenamente los objetivos
esperados. Es por ello que tanto la Ley 17/1999, de 18 de mayo, de Régimen del Personal
de las FAS [Fuerzas Armadas], primero y la actualmente vigente Ley 39/2007, de 19 de
noviembre, de la Carrera Militar, contienen también la previsión de que las necesidades de
la defensa nacional no puedan ser atendidas únicamente por los efectivos de militares
profesionales. Para este supuesto se regula la posibilidad de aportación de recursos
humanos a las FAS, estableciéndose las condiciones en que el Gobierno pueda adoptar las
medidas necesarias para la incorporación de reservistas a las mismas. La propia Ley
contempla la hipótesis de que entre esos reservistas, además de los que califica de
volu ta ios de espe ial dispo i ilidad , pueda ta ié te e ue ha e se uso de
ese vistas o ligato ios .

Para este último supuesto, el Gobierno habrá de solicitar del Congreso de los Diputados
autorización para la declaración general de reservistas obligatorios, que podrá afectar a
todos los españoles que en ese año cumplan desde 19 a 25 años de edad. Resulta curioso
constatar cómo el procedimiento para la selección de estos reservistas se ha establecido en

34
En virtud del Real Decreto 247/2001, de 9 de marzo y la Disposición Adicional 13ª de la Ley 17/1999, de 18
de mayo, de Régimen del Personal de las Fuerzas Armadas. Por su parte, el Real Decreto 342/2001, de 4 de
abril, dejó en suspenso la P.S.S. del servicio militar.
35
Con mayor profundidad, hemos tratado de este tipo de objeción en Alenda Salinas, M. Objeción de
conciencia al servicio militar, Manuales para el estudio del Derecho [en línea]. [s. d.]. Disponible en:
www.iustel.com.

15
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

forma semejante al que se seguía para el reclutamiento del servicio militar y, por otro lado,
se prevé que la incorporación de los mismos pueda ser tanto a las FAS, como a otras
organizaciones con fines de interés general para satisfacer las necesidades de la defensa
nacional.

Siguiendo con las hipótesis concatenadas, se ha previsto también que, de acontecer tales
circunstancias, pueda surgir la objeción de conciencia. Así el art. 138 de la Ley 39/2007
señala al espe to ue los ese vistas o ligato ios pod á efe tua de la a ió de o je ió
de conciencia a prestar servicio en las FAS y en otras organizaciones con fines de interés
general en las que se requiera el empleo de armas. Dicha declaración, efectuada por el
i te esado, o e ue i á i gú ot o t á ite de e o o i ie to .

Esta Le opta de idida e te po a epta la autode la a ió o o o jeto del p opio


interesado, teniendo la misma plenos efectos sin necesidad de pláceme administrativo
alguno (tal y como sí que exigía la anterior regulación legal en la materia), limitándose a
dejar constancia oficial a tales menesteres. La o se ue ia de ello es ue los ue se
hayan declarado objetores de conciencia sólo podrán ser asignados a organizaciones con
fi es de i te és ge e al e las ue o se e uie a el e pleo de a as a t. .

b. OBJECIÓN DE CONCIENCIA SANITARIA


La posibilidad de hacer valer por el profesional sanitario la OBJECIÓN DE CONCIENCIA AL
ABORTO, fue reconocida, en un obiter dictum, en la ya citada Sentencia del Tribunal
Constitucional 53/1985, de 11 de abril; con una fundamentación que, sin embargo,
posteriormente y a tenor de la evolución de la doctrina de tan alto Tribunal, parece que
hubiera sido difícilmente sostenible. No obstante, como hemos visto, el grueso de aquellas
afirmaciones, aunque con algún complemento se ha mantenido en la reciente Sentencia de
25 de junio de 2015.

En cualquier caso, la posibilidad objetora del médico y asistentes a la práctica del aborto se
ha mantenido inalterable, en la práctica, desde aquella Sentencia de 1985. Y ello hasta el
punto de que cuando se propuso legislar la reforma de los supuestos en que era
legalmente admisible el aborto, no se incluyó ninguna previsión legislativa en este sentido.
Finalmente, sin embargo, la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de mayo, de Salud Sexual
Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, sí contiene en su art. 19.2 el
e o o i ie to de este de e ho, al esta le e : los p ofesio ales sa ita ios di e ta e te
implicados en la interrupción voluntaria del embarazo tendrán el derecho de ejercer la
objeción de conciencia, sin que el acceso y la calidad asistencial de la prestación puedan
resultar menoscabadas por el ejercicio de la objeción de conciencia. El rechazo o la
negativa a realizar la intervención de interrupción del embarazo por razones de conciencia
16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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es una decisión siempre individual del personal sanitario directamente implicado en la


realización de la interrupción voluntaria del embarazo, que debe manifestarse
anticipadamente y por escrito. En todo caso los profesionales sanitarios dispensarán
tratamiento y atención médica adecuados a las mujeres que lo precisen antes y después de
ha e se so etido a u a i te ve ió de i te up ió del e a azo.

En relación con la última parte de este precepto, referente a la forma de poder hacer valer
la objeción, el Tribunal Constitucional, en Sentencia 151/2014, de 25 de septiembre, ha
de la ado ue es pe fe ta e te ajustado a la Co stitu ió , la ea ió de u egist o
autonómico de profesionales en relación con la interrupción voluntaria del embarazo con la
finalidad de que la Administración autonómica conozca, a efectos organizativos y para una
adecuada gestión de dicha prestación sanitaria, quienes en ejercicio de su derecho a la
objeción de conciencia rechazan realizar tal práctica, [pues] su existencia no implica, per se,
un límite al ejercicio del derecho a la objeción de conciencia recogido en el art. 19.2 de la
L.O. 2/2010, ni un sacrificio desproporcionado e injustificado de los derechos a la libertad
ideológi a e i ti idad , dado ue este de e ho ha de ha e se o pati le o lo dispuesto
e el a t. de la is a Le , e el ue se fija ue los se vi ios pú li os de salud, e el
ámbito de sus respectivas competencias, aplicarán las medidas precisas para garantizar el
derecho a la prestación sanitaria de la interrupción voluntaria del embarazo en los
supuestos y con los requisitos establecidos en esta Ley. Esta prestación estará incluida en la
a te a de se vi ios o u es del “iste a Na io al de “alud , así o o o lo p evisto e el
art. 17 de la citada norma, que fija, entre otros extremos, que todas las mujeres que
manifiesten su intención de someterse a una interrupción voluntaria del embarazo
e i i á i fo a ió so e los disti tos étodos de i te up ió del e a azo, las
condiciones para la interrupción previstas en esta Ley, los centros públicos y acreditados a
los que se pueda dirigir y los trámites para acceder a la prestación, así como las condiciones
pa a su o e tu a po el se vi io pú li o de salud o espo die te .

Aunque este derecho reconocido a los facultativos y personal paramédico se ha sostenido


que podría hacerse extensivo a otros casos en los que se requiere la intervención de la lex
artis del profesional sanitario como es el relativo, por ej., a la práctica legal de esterilización
de incapaces, y algunas regulaciones de Comunidad Autónoma no dudan en aludir a la
objeción de conciencia en materia de cumplimiento de mandatos relativos a la atención
sanitaria, derivados de documentos de voluntades anticipadas36, lo cierto es que la

36
Por ejemplo, el art. 45.3 de la Ley 10/2014, de 29 de diciembre, de Salud de la Comunitat Valenciana,
esta le e: E aso de ue e el u pli iento del documento de voluntades anticipadas surgiera la objeción
de conciencia de algún facultativo, la administración pondrá los recursos suficientes para atender la voluntad

17
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

posibilidad de extensión a otros supuestos resulta de muy complicada aplicación, si hemos


de atenernos a algunos casos resueltos judicialmente, en que se ha denegado esa
posibilidad de cobijo de una objeción de conciencia, al amparo del paraguas de la
reconocida al profesional médico y asistentes sanitarios en el caso del aborto, a
funcionarios del cuerpo de Asistentes Técnico-Sanitarios de instituciones penitenciarias que
se han negado a suministrar metadona a reclusos como sustitutivo de las drogas de que
eran dependientes37, o a participar en un programa de intercambio de jeringuillas38.

En cualquier caso, entendemos que estaría justificada la negativa del personal sanitario a
participar en supuestos que serían propiamente de eutanasia, desde luego porque hoy por
hoy es un delito39, así como en los supuestos legales de esterilización de incapaces40 y otros
casos desenvueltos en el campo de la bioética (como por ej., supuestos de reproducción

anticipada de los pacientes en los supuestos recogidos en el actual ordenamiento ju ídi o . Ta ié las
le es de Mad id, E t e adu a, Balea es la ‘ioja p evé o je ió de o ie ia po pa te de los édi os e
relación con los Testamentos Vitales, trasladando los objetores su decisión al interesado o a sus
representantes y a la Consejería para que organice adecuadamente la asistencia a pesar de las objeciones de
o ie ia PELAYO GONZÁLEZ-TORRES, A. La o je ión de on ien ia sanitaria”, en VV.AA., Li ertad
ideológica y objeción de conciencia: Pluralismo y valores en Derecho y Educación. Madrid. 2010, p. 115 y ss.
Documento de Voluntades Anticipadas (o Testamento Vital), que podemos definir como aquel mediante el
que una persona mayor de edad o menor emancipada con capacidad legal suficiente manifiesta libremente
las instrucciones que sobre las actuaciones médicas se deben tener en cuenta cuando se encuentre en una
situación en la que las circunstancias no le permitan expresar libremente su voluntad, pudiendo designar un
representante (art. 45.1 de la misma Ley Valenciana).
37
El Auto del Tribunal Constitucional 135/2000, de 8 junio, reiterando la doctrina jurisprudencial señala que el
derecho a la libertad ideológica reconocido en el art. 16 de la CE no resulta por sí solo suficiente para eximir a
los ciudadanos por motivos de conciencia del cumplimiento de deberes legalmente establecidos, por lo que
juzga que la negativa a realizar la conducta que se le ordenó no es equiparable a la objeción de conciencia de
los édi os a la p á ti a a o tiva, a ue o e iste ee ias eligiosas implicadas, ni tampoco la conducta
terapéutica o médica a la cual se negó la demandante se refiere a un derecho fundamental de terceras
pe so as el de e ho a la vida del a t. CE, ue sí está i pli ado e la o je ió de o ie ia al a o to .
38
La Sentencia del Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sec. 5ª) de 21 de junio de 2010,
se basa, entre otras consideraciones, en que aquí no se habla de la eliminación de un ser vivo, sino de la
atención sanitaria a un problema concreto, que se sabe existente y que no se confía en suprimir de raíz,
mediante el suministro de material que evite determinados perjuicios para la salud de los internos del Centro
Pe ite ia io .
39
El a t. . del Código Pe al, au ue o u a pe a ate uada, sa io a a uie ausa e o oope a e
activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de
éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte,
o ue p oduje a g aves pade i ie tos pe a e tes difí iles de sopo ta .
40
El art. 156, párrafo 2, del Código Penal establece que no será punible la esterilización de persona
incapacitada que adolezca de grave deficiencia psíquica cuando aquélla, tomándose como criterio rector el
del mayor interés del incapaz, haya sido autorizada judicialmente.

18
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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asistida, incluida la gestación de sustitución, especialmente si todo ello conlleva la práctica


abortiva o de eliminación de embriones sobrantes)41.

Sin embargo, no consideramos que la transfusión sanguínea a los Testigos de Jehová ni la


intervención médica en casos de huelga de hambre sean casos subsumibles bajo el
supuesto de la objeción de conciencia del profesional sanitario. Sin duda que a estos
últimos se les puede suscitar, en tales supuestos, un grave dilema ético, al considerar que
la vida está por encima de cualquier otra consideración, pero el problema habrá de
solventarse desde otros postulados diversos al de la objeción de conciencia; y entre ellos:

1. La necesidad de obtener el consentimiento informado del paciente que requiera de


cualquier intervención quirúrgica o tratamiento sanitario (art. 8 de la Ley 41/2002,
de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos
y obligaciones en materia de información y documentación clínica).

2. Los facultativos podrán llevar a cabo las intervenciones clínicas indispensables en


favor de la salud del paciente, sin necesidad de contar con su consentimiento, en
los siguientes casos: a) Cuando existe riesgo para la salud pública a causa de
razones sanitarias establecidas por la Ley. En todo caso, una vez adoptadas las
medidas pertinentes, de conformidad con lo establecido en la Ley Orgánica 3/1986,
se comunicarán a la autoridad judicial en el plazo máximo de 24 horas siempre que
dispongan el internamiento obligatorio de personas. b) Cuando existe riesgo
inmediato grave para la integridad física o psíquica del enfermo y no es posible
conseguir su autorización, consultando, cuando las circunstancias lo permitan, a sus
familiares o a las personas vinculadas de hecho a él (art. 9.2 de la misma Ley
41/2002, de 14 de noviembre).

3. En el caso de necesidad vital de transfusión sanguínea, ante la negativa a la misma


por parte de testigos de Jehová, habrá que distinguir si la persona es mayor de edad
y está en el ejercicio de sus facultades mentales, en que habrá de respetarse su
voluntad al respecto; y si es menor de edad sin condiciones de madurez, en cuyo
caso no podrá prevalecer la decisión de sus padres al respecto, pudiendo acudirse
por el profesional médico a la autoridad judicial en demanda de autorización, sin
perjuicio de que pueda prescindir de la misma atendiendo a razones de estado de
necesidad y cumplimiento de un deber. Si el menor es suficientemente maduro (16-

41
Atie de los dive sos supuestos p o le áti os , GONZÁLEZ MORENO, B. El personal sanitario ante las
nuevas técnicas de reproducción humana asistida y de la investigación biomédica, en VV.AA. (M. Roca, coord.),
Opciones de conciencia. Propuestas para una Ley. Vale ia : Ti a t lo Bla h, , p. 271 y s.s.

19
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

17 años), se respetará su decisión si es favorable a la transfusión, aunque sus


padres se opongan; en otro caso y si es apoyado por sus padres al respecto, habrá
de acudirse a la autorización judicial42.

4. En el caso de las huelgas de hambre de presos, el Tribunal Constitucional consideró


perfectamente ajustado a Derecho la alimentación forzosa de los mismos, dada la
posición de garante de la vida que el Estado tiene de los internos en estas
situaciones de especial sujeción43.

c. OBJECIÓN DE CONCIENCIA FARMACÉUTICA


Supuesto discutido en relación con la posibilidad de producción de un efecto abortifaciente
es el referido a la denominada píldora del día después, o píldora postcoital, habiéndose
producido alguna resistencia a su expendición por parte de farmacéuticos,
fundamentalmente en Andalucía, dado que en esta Comunidad Autónoma se estableció
por una Orden del año 2001 la obligación de tenencia de tal producto por parte de todas
las Oficinas de Farmacia. Esa preceptiva legal fue impugnada ante los Tribunales, habiendo
recaído sentencias al respecto, tanto del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (de 8 de
enero de 2007), como por parte del Tribunal Supremo (23 de abril de 2005), en virtud de
las cuales un sector doctrinal estima que tales Tribunales han otorgado carta de
reconocimiento a la objeción de conciencia de los farmacéuticos44; postura que no se

42
Vid. la Circular 1/2012, de 3 de octubre, de la Fiscalía General del Estado, sobre el tratamiento sustantivo y
procesal de los conflictos ante transfusiones de sangre y otras intervenciones médicas sobre menores de
edad en caso de riesgo grave.
43
“TC / , de de ju io: Tiene, por consiguiente, el derecho a la vida un contenido de protección
positiva que impide configurarlo como un derecho de libertad que incluya el derecho a la propia muerte. Ello
no impide, sin embargo, reconocer que, siendo la vida un bien de la persona que se integra en el círculo de su
libertad, pueda aquélla fácticamente disponer sobre su propia muerte, pero esa disposición constituye una
manifestación del agere licere, en cuanto que la privación de la vida propia o la aceptación de la propia
muerte es un acto que la ley no prohíbe y no, en ningún modo, un derecho subjetivo que implique la
posibilidad de movilizar el apoyo del poder público para vencer la resistencia que se oponga a la voluntad de
morir, ni, mucho menos, un derecho subjetivo de carácter fundamental en el que esa posibilidad se extienda
incluso frente a la resistencia del legislador, que no puede reducir el contenido esencial del derecho. En virtud
de ello, no es posible admitir que la Constitución garantice en su art. 15 el derecho a la propia muerte y, por
consiguiente, carece de apoyo constitucional la pretensión de que la asistencia médica coactiva es contraria a
ese de e ho o stitu io al e te i e iste te .
44
Así, por ej., A. GONZÁLEZ-VA‘A“, Las o je io es de o ie ia de los p ofesio ales de la salud , e
Opciones de conciencia, cit., p. 321 y R. NAVARRO-VALLS y J. MARTÍNEZ-TORRÓN, Conflictos entre conciencia y
Ley… it., p. .

20
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puede compartir, por las razones en virtud de las cuales ya manifestábamos nuestras dudas
al respecto45, que se vieron confirmadas por el propio Tribunal Supremo con ocasión de su
e hazo a la o je ió de o ie ia al estudio de la asig atu a Edu a ió pa a la
Ciudada ía .46 En uno y otro caso, como hemos venido propugnando, habría sido mejor, en
té i os de p ag atis o ju ídi o, ha e sus itado e el fo o estas esiste ias o o o
supuestos de objeción de conciencia (dada su falta explícita de reconocimiento legal), sino
como de vulneración del derecho de libertad de creencias y de comportamiento con
arreglo a las mismas47.

El supuesto de objeción de conciencia farmacéutica cuenta, con todo, con algún


reconocimiento en legislaciones autonómicas que, a nuestro juicio, sin embargo, no logran
superar el mandato contenido en la Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional
de los medicamentos y productos sanitarios, que establece que las oficinas de farmacia
vienen obligadas a dispensar los medicamentos que se les demanden tanto por los
particulares como por el Sistema Nacional de Salud en las condiciones reglamentarias
esta le idas a t. . , o side a do i f a ió g ave ega se a dispe sa edi a e tos
o productos sanitarios sin causa justificada a t. .b). ª , así o o ual uie a to u
omisión encaminado a coartar la libertad del usuario en la elección de la oficina de
fa a ia a t. .b). ª o o i f a ió u g ave, ade ás de o ete t es

45
ALENDA SALINAS, M. La píldora del día después: su conflictividad jurídica como manifestación de la
objeción de conciencia farmacéutica. Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado.
2008.
46
La “ala ª del T i u al “up e o, e su se te ia de fe ha de a o de , o o el e u e te ha ía
hincapié en tales declaraciones confiriéndoles el valor de precedente, y sabedora, a su vez, de que así lo ha
entendido alguna doctrina, se apresura a manifestar que «no cuesta trabajo advertir que la mención a la
objeción de conciencia se efectúa en el contexto de una argumentación a mayor abundamiento y ajena a la
ratio decidendi, se limita a reiterar lo que sobre la misma dijo el TC en su sentencia 53/1985 y a formular una
afirmación abstracta en términos negativos que se limita a no excluir el derecho que a la misma podría
corresponder a los profesionales sanitarios afectados, reconociendo, sin embargo, que no es aplicable al
supuesto e jui iado». Vid. PECES MORATE, J.E. La objeción de conciencia en la jurisprudencia española
[en línea]. Disponible en: www.funciva.org/uploads/ficheros_documentos/1248356064_peces_morate.pdf
(2009).
47
Y así, o otivo de los e u sos o t a la asig atu a Edu a ió pa a la Ciudada ía , a te el T i u al
Supremo se vino a aducir por los interesados: Del mismo modo, reprochan a la Sentencia recurrida un defecto
en la identificación del objeto procesal. Sostienen que lo que defendían efectivamente no era tanto la
existencia o no de un derecho a la objeción de conciencia, sino si se ha vulnerado el derecho fundamental
que les asiste como padres (art. 27.3 CE) a elegir la educación moral de sus hijos conforme a sus convicciones;
previsión constitucional que estiman conculcada con base en el juego combinado de ese derecho
fundamental y del de libertad ideológica, religiosa y de conciencia. La invocación de la objeción, así, afirman,
resultaba sólo un expediente técnico o medio instrumental, de manera que, centrándose en ésta y no en
aquellos derechos fundamentales, el Tribunal Supremo no dirimió tampoco desde ese prisma la controversia
formulada, alterando el objeto de debate.

21
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

i f a io es alifi adas o o g aves e el plazo de dos años , la de o dispo e de las


existencias de medicamentos adecuadas para la normal prestación de sus actividades o
se vi ios a t. .c).12ª y 21ª)48.

Esta Ley no contempla, pues, la objeción de conciencia como tal, pero sí establece que la
o liga ió de dispe sa ió lo es salvo ausa justifi ada . ¿Puede o stitui la el ejercicio de
la libertad de creencias? Si hemos de atender al caso que en estos términos fue suscitado
por farmacéuticos franceses ante el Tribunal Europeo de Estrasburgo, no parece que la
libertad religiosa pueda ser considerada a estos efectos. Según la Decisión del Tribunal, de
fecha 2 de octubre de 2001, en una concepción que nos parece absolutamente muy
estrecha de las cosas, el farmacéutico no puede hacer prevalecer e imponer a otro sus
convicciones religiosas para justificar el rehúse de la venta del fármaco; de manera que,
lejos de llevar a cabo un efectivo y equitativo balance para resolver el conflicto de los
derechos en litigio, el Tribunal opta por el sacrificio total y absoluto de la libertad religiosa
frente al derecho a la dispensación medicamentosa. Puede que tal decisión estuviese
condicionada por el Derecho interno francés, al establecer un monopolio farmacéutico en
la expendición de medicamentos y la aplicación, dispuesta en forma expresa legal, de la
legislación de consumidores; pero no consideramos que haya de mantenerse a ultranza
esta postura, cuando ello supone una privación tajante de la libertad de creencias, siendo
que hay posibilidades de satisfacer todos los intereses en conflicto, que es lo que
reclamaría un buen balance de la situación49. ¿Será, entonces, que hay que acudir al
recurso de la objeción de conciencia aunque haya de suscitarse ante los Tribunales,
dejándolo absolutamente claro ante los mismos, con carácter subsidiario al del derecho de
libertad de creencias?

La ausencia de referencia en la Ley estatal sobre la materia a la objeción de conciencia


contrasta con la de algunas Leyes autonómicas, que sí que aluden a la posibilidad de
empleo de este instituto por parte del farmacéutico, aunque tales regulaciones tampoco
llegan a especificar en qué consiste en concreto la misma. Así sucede con las Leyes

48
La sanción para las infracciones graves puede ir, según graduación de la conducta, desde los 30.001 hasta
los 90.000 euros.
49
Cfr. A. GONZÁLEZ-VA‘A“, La o je ió de o ie ia del fa a éuti o… , it., p. . “o e el pa ti ula : N.
GIMELLI, L o ezio e di os ie za dei fa a isti: osa e pe sa la Co te Eu opea dei Di itti dell uo o? Il aso
Pi ho e alt i . F a ia. Il di atitto dott i ale italia o sulla .d. pillola del gio o dopo , e Il Diritto
Ecclesiastico, 2004, pp. 740 ss. El texto de la resolución judicial puede consultarse en la web del Osservatorio
delle libertà ed istituzioni religiose (www.olir.it).

22
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

cántabra, riojana, gallega y castellano-manchega en materia farmacéutica50. En cambio, no


se contempla nada al respecto, aparte de en Andalucía, en las Leyes de Farmacia de
Navarra, Valencia, Asturias ni Extremadura.

Finalmente, sin embargo, ya hemos visto cómo el Tribunal Constitucional ha amparado la


objeción de conciencia farmacéutica, pero sólo por lo que se refiere a la negativa al
almacenamiento de la píldora del día después, haciéndolo, tal y como habíamos
propugnado51, con un entendimiento extensivo de la objeción de conciencia al aborto; no
así respecto del rehúse a la disposición de preservativos, rechazado por el alto Tribunal al
conocer del recurso de amparo por la sanción de . € i puesta a u fa a éuti o
andaluz por no disponer en su botica de ninguno de estos dos productos farmacéuticos52.

d. OBJECIÓN DE CONCIENCIA A FORMAR PARTE DE UNA MESA ELECTORAL


Este tipo de objeción ha obtenido carta de naturaleza sólo recientemente y por vía de
interpretación administrativa, lo que no había sido hecho por el Tribunal Supremo que,
como se adelantó, venía considerando perfectamente ajustada a Derecho sanciones
impuestas a Testigos de Jehová por negarse a ese desempeño, basándose en razones de
conciencia, negando virtualidad alguna a estos efectos al art. 16.1 de la Carta Magna:
Co o tie e di ho esta “ala, fo a pa te de u a esa ele to al pe ite la ás o pleta
neutralidad política, ya que el voto no es obligatorio, limitándose al ejercicio de una
actividad canalizadora o de control del voto ajeno. La propia [sentencia] combatida justifica
certeramente que todo el mundo es libre para manifestar sus ideas y creencias, lo que no
e pe e al u pli ie to del a dato legal 53.

Esta situación se ha venido produciendo hasta que la Junta Electoral Central dictó la
Instrucción 6/2011, de 28 de abril, de interpretación del art. 27.3 de la Ley Orgánica del
Régimen Electoral General, sobre impedimentos y excusas justificadas para los cargos de

50
Art. 3.2 de la Ley 7/2001, de 19 diciembre, de Farmacias de Cantabria; art. 5.10 de la Ley 8/1998, de 16
junio, de Farmacia de La Rioja; art. 6 de la Ley 5/1999, de 21 de mayo, de ordenación farmacéutica de la
Comunidad Autónoma de Galicia y art. 17 de la Ley 5/2005, de 27 junio, de Farmacia de Castilla-La Mancha.
51
ALENDA SALINAS, M. La píldora del día después: su conflictividad jurídica como manifestación de la
objeción de conciencia farmacéutica. Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado.
2008..
52
Vid. Sentencia, del Juzgado de lo Contencioso Administrativo núm. 13 de Sevilla, núm. 257/11, de 2 de
noviembre de 2011 (Roj: SJCA 176/2011), dejada sin efecto por el Tribunal Constitucional en su Sentencia de
25 de junio de 2015.
53
Sentencia del Tribunal Supremo –Sala II. Sec. 1ª– de 28 de diciembre de 2007.

23
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

Presidente y Vocal de las Mesas Electorales54, o side a do ue [s]on causas personales


que pueden justificar la excusa del miembro designado de una mesa electoral, atendiendo
a las circunstancias de cada caso que corresponde valorar a la Junta Electoral de Zona: La
pertenencia a confesiones o comunidades religiosas en las que el ideario o el régimen de
clausura resulten contrarios o incompatibles con la participación en una mesa electoral. El
interesado deberá acreditar dicha pertenencia y, si no fuera conocido por notoriedad,
de e á justifi a los otivos de o je ió o de i o pati ilidad .

e. OTROS SUPUESTOS DE OBJECIÓN DE CONCIENCIA


No han recibido reconocimiento legal, judicial o administrativo alguno. Los mismos pueden
ser muy numerosos en la práctica (y a alguno ya nos hemos referido), por lo que nos
limitaremos a aludir a los siguientes: objeción de conciencia fiscal, a la autorización de
matrimonios entre personas del mismo sexo, al juramento o promesa, a formar parte de un
jurado y otros conflictos de conciencia surgidos en el desempeño de la relación laboral, etc.

3. A MODO DE CONCLUSIÓN
Tras este somero repaso al panorama legal y jurisprudencial español, para tratar de salvar
las contradicciones, al menos aparentes, en que viene incurriendo el Tribunal
Constitucional, es necesario concluir que el mismo maneja dos distintas consideraciones
acerca de la objeción de conciencia, que no han dejado de tener su reflejo en la doctrina
científica:

Una, la relativa a la fundamentación o posibilidad de raigambre jurídica de la objeción de


conciencia, prima facie, en la libertad de creencias garantizada por el art. 16.1 de la CE.
Pero ello en cuanto que actuación fáctica del sujeto objetor en íntima vinculación con ese
de e ho e ge e , si ue el alto T i u al a ude consecuencias jurídicas a esa actitud,
al e os e ua to ue ese de e ho supo ga, per se, la facultad de quedar eximido del
deber jurídico incumplido por el objetor.

A esta caracterización jurídica responden las Sentencias del Tribunal Constitucional


15/1982, 53/1985 y la de 25 de junio de 2015 en la parte que se refiere a la negativa a la
expendición de la píldora del día después (y aun así, la primera y la última con
matizaciones)55.

54
BOE núm. 103, de 30 de abril de 2011.
55
Ya LLAMAZAREZ Fernández, D. Derecho Eclesiástico del Estado. Derecho de la Libertad de Conciencia.
Mad id : “e vi io Pu li a io es U ive sidad Co plute se, , p. 624 y s.s., puso de relieve, en su día, que

24
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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Esta consideración responde a una evolutiva intelección del derecho a la objeción de


conciencia que, de resultar absolutamente extraño en el seno de las Declaraciones
Internacionales de derechos humanos, ha llegado a hallar cobijo tanto en el art. 18 del
Pacto Internacional de derechos civiles y políticos como en el art. 9 del Convenio Europeo
de derechos humanos, al menos por lo que a la objeción de conciencia al servicio militar se
refiere56. Un paso más decisivo a nivel normativo convencional en la materia es el que
viene representado por el art. 10 de la Carta de derechos fundamentales de la Unión
Europea que, después de reconocer en su núm. 1 el derecho a la libertad de pensamiento,
de o ie ia de eligió , añade e su ú . : “e e o o e el de e ho a la o je ió de
conciencia de acuerdo con las leyes nacionales que egule su eje i io .

Otra, que la objeción de conciencia, por muy vinculada que esté al art. 16.1 de la CE, sea
constitutiva de un derecho a la exención del cumplimiento de deberes constitucionales o
legales.

no podía perderse de vista la íntima conexión entre los FFJJ 6 y 7 de la Sentencia del Tribunal Constitucional
15/1982, de modo que extraer del FJ 6 de tal sentencia que la objeción de conciencia al servicio militar
constituía un derecho fundamental, constituía una lectura parcial y en contradicción con cuanto se expresaba
en el FJ 7 de la misma: ¿Cómo un derecho fundamental puede compaginarse con que haya de ser sometido a
un procedimiento administrativo para su declaración?
56
Si bien se analiza, esta distinta regulación jurídica parece ser reflejo de una consideración diversa hacia las
concreciones de objeción de conciencia.
No en vano desde diversas instancias internacionales se viene considerando hace ya tiempo que la
objeción de conciencia al servicio militar forma parte del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y
religión, a pesar de que ni el art. 18 del Pacto Internacional de derechos civiles y políticos ni el art. 9 del
Convenio Europeo de derechos humanos hacen referencia explícita a la misma. En este sentido puede traerse
a colación diversos pronunciamientos acaecidos tanto en el seno de Naciones Unidas (el Comité de Derechos
Humanos al aprobar en 1993 el Comentario General Nº 22 y las Resoluciones de 10 de marzo de 1993, 8 de
marzo de 1995, 22 de abril de 1998, 20 de abril de 2000 y 23 de abril de 2002) como en el ámbito regional
europeo (Resolución 337 de 1967 de la Asamblea Consultiva del Consejo de Europa, Resolución de 7 de
febrero de 1983 del Parlamento Europeo, etc.). En cambio, mucho más restrictiva se ha mostrado al respecto
la Comisión Europea de Derechos Humanos, que ha rechazado la vulneración del art. 9 del Convenio de Roma
de 1950 cuantas veces se le ha planteado en temas de objeción a la conscripción obligatoria (v. gr. Decisiones
de de a o de o tu e de , sus itadas po i su isos españoles . Ta ié po pa te del T i u al
Europeo de derechos humanos la interpretación venía siendo contraria a sustentar la objeción de conciencia
en el art. 9 del Convenio, sin embargo en la Sentencia dictada por la Gran Sala el 7 de julio de 2011 (caso
Bayatyan contra Armenia), se ha reconocido por primera vez que el derecho a la objeción de conciencia al
servicio militar se encuentra íntimamente ligado al derecho a la libertad de creencias. Vid. RUIZ Bursón, F.J.
Novedades desde Estrasburgo sobre la objeción de conciencia. En : Revista General de Derecho Canónico y
Derecho Eclesiástico del Estado, 31. 2013. Y ello en contraste con la Sentencia de 27 de octubre de 2009, que
deja sin efecto. Vid. nuestro trabajo Alenda Salinas, M. El Tribunal de Derechos Humanos ante la objeción de
conciencia al servicio militar: ¿Inmovilismo o falta de cobertura legal? En : Revista General de Derecho
Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado, 22. 2010. ISBN Disponible en: www.iustel.com.

25
Alenda Salinas, Manuel: La objeción de conciencia en el ordenamiento jurídico español: ¿un insoluble enigma?

A este tipo de impronta responde el grueso de resoluciones que hemos referido del
Tribunal Constitucional57, ampliamente seguidas por el Tribunal Supremo, que exigen la
ju idifi a ió de la o je ió de o ie ia pa a ue la is a pueda te e ese al a e
liberador del cumplimiento del deber jurídicamente exigible.

La diferencia entre ambas consideraciones relativas a la objeción de conciencia es que, en


el primer caso, y en cuanto que posibilidad primigenia de surgimiento del derecho no es
necesaria la interpositicio legislatoris; mientras que para que ese derecho se constituya, por
sí solo, en legítima exención del cumplimiento de un deber jurídicamente establecido sí
ue se e esita la ha ilita ió al efe to del legislado : la a o de las ve es e fo a
explícita y, aunque excepcionalmente, de forma implícita, a tenor de la interpretación que
del supuesto concreto hayan de hacer los Tribunales de Justicia. Para estos últimos casos, la
aceptación de la objeción de conciencia en forma de tipificación social habrá de ser tal, que
el aplicador del Derecho estime que se debiera haber procedido a su tipificación legislativa.

4. BIBLIOGRAFÍA:
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Tirant lo blanch, 1996.

Alenda Salinas, M. El Tribunal de Derechos Humanos ante la objeción de conciencia al


servicio militar: ¿Inmovilismo o falta de cobertura legal? En: Revista General de Derecho
Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado, 22, 2010. ISBN www.iustel.com

ALENDA SALINAS, M. La píldora del día después: su conflictividad jurídica como


manifestación de la objeción de conciencia farmacéutica. Revista General de Derecho
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www.iustel.com

BERTOLINO, R. La libertad de conciencia: el hombre ante los ordenamientos estatales y


confesionales. ANUARIO DE DERECHO ECLESIÁSTICO DEL ESTADO, 3. 1987, p. 44

DIÉZ-PICAZO, L. Fundamentos de derecho civil patrimonial. II. Mad id : Te os, .

GONZÁLEZ DEL VALLE, J.M. Derecho Eclesiástico Español. ° éd. Mad id : [s. n.], 1991

57
También la Sentencia del Tribunal Constitucional de 25 de junio de 2015, por lo que se refiere a la objeción
de conciencia a la negativa al almacenamiento y disposición de profilácticos y, en parte, a la que alcanza al
rehúse de la píldora postcoital.

26
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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GONZÁLEZ MORENO, B. El personal sanitario ante las nuevas técnicas de reproducción


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LLAMAZAREZ Fernández, D. Derecho Eclesiástico del Estado. Derecho de la Libertad de


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Martínez-Torrón, J. (dir.). La objeción de conciencia al servicio militar en la Justicia


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Manuel Alenda Salinas. en : Ma tí ez-Torrón, J. (dir.), La libertad religiosa y de conciencia
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MUÑIZ VEGA, G. Los objetores de conciencia ¿delincuentes o mártires? Mad id : “pei o,
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Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado, 31. 2013

La doctrina penal del Tribunal Supremo en materia de insumisión (I) y (II). Doctrina y
jurisprudencia, 10 y 11. 2000, p. 113 y s.s.‑125 y s.s.

27
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

MATRIMONIO HOMOSEXUAL, OPOSICIÓN RELIGIOSA Y OBJECIÓN DE


CONCIENCIA EN ARGENTINA. A CINCO AÑOS DE LA LEY DE MATRIMONIO
IGUALITARIO

FERNANDO ARLETTAZ*
Resumen:
La ley de 2010 que introdujo el matrimonio entre personas del mismo sexo en el derecho argentino
muestra la progresiva secularización del matrimonio. El nuevo Código Civil, en vigor desde 2015,
mantiene la posibilidad del matrimonio homosexual y además regula otra figura (la de las uniones
convivenciales) que profundiza la secularización de las relaciones de familia. La reivindicación de la
objeción de conciencia a intervenir en la celebración de los matrimonios homosexuales que se dio
junto con los debates en torno de la ley parece haberse desvanecido con el paso del tiempo. Sin
perjuicio del dictado de normas que, con un criterio pragmático, resuelvan los conflictos que puedan
plantearse, la posibilidad de objeción debe ser considerada con criterio restrictivo.
Palabras clave:
Matrimonio, secularización, objeción de conciencia.

Abstract:
The Act of 2010 that introduced same-sex marriage in Argentine law shows the progressive
secularization of marriage. The new Civil Code, in force since 2015, maintains same-sex marriages
and also regulates other legal figure (civil partnerships) that deepens the secularization of family
relations. Claims to conscientious objection to intervene in the celebration of same-sex marriages,
which appeared with the debates surrounding the law, seems to have faded with the passage of
time. The possibility of objection should be considered in a restrictive way, even if a pragmatic
approach to the disputes that may arise should be welcomed.
Key Words:
Marriage, secularization, conscientious objection

DOI: 10.7764/RLDR.1.2

*
Fernando Arlettaz es Doctor en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas por la Universidad de Zaragoza.
Se desempeña como investigador del Laboratorio de Sociología Jurídica de esta misma Universidad. Sus
campos de investigación son la Filosofía y la Sociología Jurídicas y el Derecho Internacional Público. Sus
trabajos están centrados en la laicidad del Estado y la libertad de conciencia, el estatuto de extranjeros y
migrantes, y el multiculturalismo, entre otros temas. Colabora con la Cátedra Extraordinaria sobre la Laicidad
de la Universidad Nacional Autónoma de México

28
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

1. INTRODUCCIÓN
En el año 2010 se aprobó en Argentina la denominada Ley de matrimonio igualitario que,
bajo un nombre con connotaciones políticas evidentes, eliminaba el requisito de la
heterosexualidad como elemento indispensable de la institución matrimonial. Argentina
entraba así al grupo de países que permiten el matrimonio sin exigir la diversidad de sexos.
Más aún: la apertura de la institución matrimonial se hacía en términos muy amplios, con
una completa equiparación entre parejas heterosexuales y homosexuales, incluso en lo que
respecta a la adopción.

Como se ha explicado en otro lugar, el matrimonio homosexual es el estadio más reciente


de una evolución que lleva el matrimonio a su progresiva secularización, es decir, que lo
aleja de la matriz cristiana de la que ha surgido (en lo que respecta, obviamente, a los
países del mundo cristiano)1. La asunción de la regulación del matrimonio por la autoridad
estatal, la aparición del matrimonio bajo forma civil (en reemplazo o como opción frente al
matrimonio religioso) y la introducción del divorcio fueron hitos previos en esta evolución.

En este sentido, y en estrecho vínculo con las connotaciones secularizadoras de la reforma


matrimonial, no es de extrañar que la idea (normativa) de laicidad se mezcle
constantemente en los debates en aquellos países en los que se discute sobre el
matrimonio entre personas del mismo sexo2. El caso argentino no fue una excepción:
durante el trámite parlamentario de la ley, grupos religiosos se implicaron públicamente,
añadiendo al debate de fondo sobre la reforma matrimonial una discusión sobre los límites
posibles de la argumentación democrática y la relación entre la esfera religiosa y la jurídico-
política.

En paralelo con los debates sobre el trámite parlamentario, primero, y sobre la


implementación de la ley una vez aprobada, después, se abrió una polémica sobre la
posibilidad de que los funcionarios públicos encargados de la celebración pudieran obtener
una excepción por razones de conciencia que les permitiera eximirse de intervenir en ese

1
ARLETTAZ, F. Matrimonio homosexual y securalización. Dist itoàFede al,àMé i o :àU i e sidadàáutó o aàdeà
México, 2015, p. 28‑41.
2
Refiriéndose al caso francés, pero en términos extensibles a otros lugares donde también se ha debatido
sobre el matrimonio, BAUBÉROT, J. Mariage pour tous’: e fi u rai sujet de laïcité! en Mediapart [en línea].
2012. [Consultado el 5 /11/2012]. Disponible en :à http:// logs. ediapa t.f / log/jea -
bauberot/051112/mariage-pour-tous-enfin-un-vrai-sujet-de-laicite.

29
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

acto. También aquí, Argentina se incorporaba al conjunto de países en los que el debate
sobre las excepciones de conciencia venía intrínsecamente ligado al debate sustantivo
sobre el matrimonio en sí. El nomen iuris bajo el cual se amparó esta solicitud de excepción
fue el de la objeción de conciencia. Como es sabido, esta figura supone que el
ordenamiento jurídico otorga la posibilidad de eximirse de un deber a una persona a la que
el cumplimiento de tal deber le supone un grave conflicto con sus convicciones personales.
En Argentina, el único matrimonio con efectos jurídicos es el celebrado ante los
funcionarios del Registro Civil: la objeción de conciencia involucrada fue la relativa al deber
de estos funcionarios de celebrar el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.

Cinco años han pasado desde la aprobación de la ley que modificó el régimen matrimonial.
En estos años se han producido algunos eventos que aconsejan volver sobre el tema, con
una perspectiva de mediano plazo. Algunos de estos eventos no tienen que ver con el
contexto argentino, sino con el contexto internacional. Desde que la República Argentina
incorporó a su legislación el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, el número de
países que reconocen esta forma matrimonial ha continuado incrementándose. No puede
dejar de mencionarse en este sentido, por la repercusión efectiva y simbólica que tendrá, la
reciente sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos que declara que los Estados
están obligados a permitir el acceso al matrimonio a las parejas homosexuales3. El tema del
matrimonio sigue siendo pues de actualidad.

Por otra parte, y ahora sí ya en el contexto argentino, en 2015 entró en vigor el nuevo
Código Civil y Comercial. Este reemplaza al viejo Código Civil que, desde 1871 y con
sucesivas modificaciones (entre ellas, la de 2010 sobre matrimonio homosexual), regía la
vida civil. El nuevo Código mantiene la regulación del matrimonio establecida en 2010, e
incorpora además un régimen de uniones convivenciales al que pueden acceder tanto
parejas heterosexuales como homosexuales.

Por último, cabe preguntarse cuál fue la suerte de las reivindicaciones a favor del
reconocimiento de la objeción de conciencia de los funcionarios del Registro Civil. Como
veremos a lo largo de este trabajo, lo que resulta significativo aquí es el silencio legislativo y
jurisprudencial al respecto.

3
UNITED STATES SUPREME COURT. Obergefell et al. v. Hodges, director, Ohio Department of Health, et al., 576
U. S. 2015.

30
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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2. MATRIMONIO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO Y OPOSICIÓN


RELIGIOSA

2.1. RÉGIMEN MATRIMONIAL E IMPLICACIÓN RELIGIOSA


La configuración de la institución matrimonial en Argentina, como en otros lugares, ha sido
el resultado de la tensión permanente de fuerzas religiosas y seculares 4. Durante el periodo
colonial y los primeros años de vida independiente, es decir hasta la entrada en vigor del
primer Código Civil en 1871, el único matrimonio válido era celebrado bajo forma canónica
y regido por la ley de la Iglesia Católica, en coherencia con un régimen político confesional
que no admitía ningún otro grupo religioso.

El Código Civil5, aprobado y vigente bajo un régimen constitucional que incorporó la


libertad de cultos, remitió a la legislación canónica en lo relativo a la celebración del
matrimonio entre católicos. Los grupos religiosos no católicos, denominados
significativamente grupos disidentes, podían celebrar el matrimonio según sus respectivos
ritos. La posición de la Iglesia Católica era, sin embargo, preeminente, ya que el Código
declaraba nulo el matrimonio celebrado por los ministros disidentes cuando uno de los
esposos era católico, si no era inmediatamente celebrado por el párroco católico; y era
además la Iglesia Católica la que debía conocer de los impedimentos de estos matrimonios.
Por otra parte, los tribunales eclesiásticos eran competentes para entender de las causas
de divorcio (que era en realidad un divorcio que no disolvía el vínculo, es decir, mera
separación personal), disolución y nulidad de los matrimonios canónicos; pero cuando se
trataba de matrimonios no católicos, los competentes para estas cuestiones eran los jueces
civiles.

El régimen original del Código Civil tenía pues un fuerte contenido comunitarista: quien
pertenecía a un grupo religioso quedaba subordinado al régimen de ese grupo en cuanto a
su derecho a contraer matrimonio. Además, el Código nada preveía sobre el matrimonio de
quienes no pertenecieran a ningún grupo religioso, o de quienes perteneciendo a alguno

4
Sobre la evolución del régimen matrimonial con anterioridad a la reforma que introdujo el matrimonio entre
personas del mismo sexo ver NAVARRO FLORIA, J. Matrimonio civil y matrimonio religioso en la República
Argentina [en línea]. 2004. Disponible en :à . ali .o g.
5
Ley 340 (1869), vigente desde 1871.

31
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

prefirieran no celebrar su matrimonio por su rito respectivo, privando a estas personas de


la posibilidad de contraer matrimonio. La posición preeminente del matrimonio católico era
coherente con la opinable interpretación del autor del Código Civil según la cual la católica
era la religión del Estado6.

En medio de una fuerte lucha entre sectores liberales y clericales 7, este régimen fue
modificado a fines del siglo XIX, por la reforma legislativa que introdujo como único
matrimonio válido el celebrado bajo forma civil y regido íntegramente por la ley civil 8. La
ley, que entró a regir en 1889, incluso sancionaba penalmente a los ministros religiosos que
celebraran el matrimonio sin tener a la vista el acta de la celebración del matrimonio civil.
La ley significó un paso secularizador de primer orden, al privar a la autoridad religiosa del
control sobre la piedra fundamental de la regulación familiar del momento. Sin embargo, el
contenido de la legislación civil no se alejó demasiado de la regulación canónica (por
ejemplo, se mantuvo la indisolubilidad del matrimonio en vida de los cónyuges).

La validez constitucional de este régimen fue reconocida por la Corte Suprema en el caso
Correa. Un presbítero católico cuestionó la constitucionalidad de la ley basándose
principalmente en el carácter privilegiado que tiene la Iglesia Católica en el sistema
constitucional argentino. La Corte negó razón al presbítero, aduciendo que la Iglesia
Católica no es un poder del Estado y que, según la Constitución, la regulación del régimen
matrimonial corresponde al Congreso 9. A pesar del tiempo transcurrido, y de la expresa
convalidación de la Corte Suprema, todavía en el siglo XX había autores que cuestionaban
la validez del régimen matrimonial civil10.

Este régimen legal estuvo vigente durante prácticamente un siglo. En 1986 la Corte
Suprema dictó sentencia en el caso Sejean, declarando que el carácter indisoluble del
vínculo matrimonial en vida de los esposos era inconstitucional. En otras palabras:

6
Elà a tí uloà à deà laà Co stitu ió à deà à dispo íaà e to esà à dispo eà aú à ho à ueà elà go ie oà fede alà
sostie eà elà ultoà atóli o,à apostóli o,à o a o .à Elà Códigoà Ci ilà i te p eta aà estaà disposi ió de modo
confesionalista, llegando incluso a calificar al catolicismo como religión del Estado en el artículo 14, relativo a
la aplicación de leyes extranjeras en el territorio argentino.
7
Sobre las relaciones entre religión y Estado en este periodo, ver DE LUCÍA, D. O. Iglesia, Estado y
secularización en la Argentina (1800-1890). En El Catoblepas. [en línea]. 2003, p. 13 y ss. Disponible en :à
http://nodulo.org/ec/2003/n016p13.htm.
8
Ley 2393 (1888), vigente desde 1889.
9
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Contra el Presbítero Jacinto Correa, por infracción del art. 118
de la ley de matrimonio civil de 12 de noviembre de 1888 (110 de la ley de 12 de noviembre de 1889), Fallos
53:188 (1893).
10
BIDART CAMPOS, G. Matrimonio y libertad religiosa en la Constitución. En La Ley, número 128, 1967,
p. 1183. Ver también, BIDART CAMPOS, G. La Corte Suprema desconoce el matrimonio religioso al denegar
una pensión (tres votos contra dos). El Derecho, número 100, p. 472.

32
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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introdujo el divorcio vincular por vía pretoriana. El argumento central del fallo no tenía que
ver con la libertad de conciencia o con la laicidad del Estado, sino con la idea de igualdad.
Está en el espíritu del principio de igualdad, razonó la Corte, brindar incluso a quienes son
víctimas de sus propios desaciertos la posibilidad de recomponer su existencia 11. Uno de los
votos concurrentes, en cambio, añadió el argumento de la aconfesionalidad del Estado:
dado que el catolicismo no es religión oficial, y que la Constitución garantiza la libertad de
conciencia y de religión, el legislador no puede a través de la legislación matrimonial
imponer los dogmas de una religión concreta 12.

Esta sentencia fue un antecedente de la reforma legislativa que, entre otras cosas,
incorporó el divorcio vincular (es decir, el divorcio en sentido estricto, que disuelve el
vínculo) al derecho matrimonial argentino. También se eliminó la sanción penal al ministro
religioso que celebrara el matrimonio sin tener constancia del matrimonio civil previo13.

Poco después, la Corte confirmó su punto de vista sobre el divorcio en el asunto


Villacampa. La ley que introdujo el divorcio vincular permitió también la conversión de las
anteriores separaciones no vinculares en divorcio vincular. Ante el planteamiento de
inconstitucionalidad de este régimen, la Corte, por un lado, insistió en que el catolicismo no
es religión oficial y que, por ello, la introducción del divorcio en la legislación argentina no
resulta inconstitucional. Por otro lado, negó que la conversión de una antigua separación
en un nuevo divorcio afectara derechos adquiridos14.

El máximo tribunal volvió sobre el tema del divorcio en el asunto Sisto. Se pedía que se
declarara que, en razón de la libertad religiosa, era nula la norma que prohibía renunciar
anticipadamente a la posibilidad de demandar el divorcio; y que, en consecuencia, los
contrayentes podían dejar sentado en el acta de matrimonio que el suyo era un vínculo que
no podía disolverse por divorcio. La respuesta de la Corte Suprema fue negativa: consideró
que la prohibición de renunciar a solicitar el divorcio en nada afectaba la conciencia de los
contrayentes, porque nada impedía que ellos se abstuvieran, durante toda su vida, de pedir
el divorcio, y cumplieran de este modo el mandato de su confesión15. Un solo voto

11
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Sejean c/Saks de Sejean, Fallos 308:2268 (27/11/1986).
12
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Sejean c/Saks de Sejean, Fallos 308:2268 (27/11/1986), voto
concurrente del juez Petracchi.
13
Ley 23515 (1987).
14
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Villacampa, Ignacio c/Almos de Villacampa, María Angélica, Fallos
312:122 (09/02/1989).
15
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Sisto, Verónica y Franzini, Martín s/información sumaria, S 526 XXVI
(05/02/1998).

33
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

disidente encuadró el caso (a nuestro juicio erróneamente) como una objeción de


conciencia e hizo lugar a la reclamación16.

De modo semejante a lo que había ocurrido con el matrimonio civil un siglo antes, la
reforma legislativa que incorporó el divorcio fue adoptada frente a la oposición de sectores
religiosos conservadores. En lo que aquí interesa, cabe señalar que tanto la introducción
del matrimonio civil como la aceptación de la posibilidad de la disolución del vínculo
matrimonial en vida de los cónyuges dan testimonio de la fuerza expansiva del proceso
secularizador al interior del ordenamiento jurídico.

La oposición religiosa a la secularización en estos dos momentos fue asumida, en el caso


argentino, por la Iglesia Católica, que hasta hace algunas décadas ostentaba el cuasi-
monopolio de la esfera religiosa, al menos en lo que se refiere a sus relaciones con el
ámbito de lo político-jurídico. La resistencia a la secularización da cuenta del intento de la
esfera religiosa de mantener su capacidad de definir el matrimonio en términos
fuertemente institucionales (es decir, reduciendo el ámbito de la autonomía de la voluntad
a su mínima expresión). La institución matrimonial pertenece, según este discurso, a un
orden natural que es indisponible por la voluntad humana; orden que es interpretado,
auténticamente, por la autoridad religiosa.

Por otro lado, hay que señalar que la secularización del matrimonio es una parte
fundamental del proceso de secularización del derecho, que se vincula a su estatalización.
La resistencia a la secularización es, pues, la resistencia de la esfera religiosa frente al
avance de la esfera estatal en su capacidad de definir autónomamente el matrimonio 17.

2.2. MATRIMONIO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO


Como en otros lugares, el matrimonio homosexual estuvo precedido en Argentina del
reconocimiento de otras formas de protección legal de las parejas formadas por dos
personas del mismo sexo. En efecto, con anterioridad a la reforma del régimen matrimonial
en 2010, algunas jurisdicciones locales fueron aprobando estatutos legales para las parejas
no casadas que abarcaban tanto a parejas heterosexuales como homosexuales 18. La ciudad

16
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Sisto, Verónica y Franzini, Martín s/información sumaria, S 526 XXVI
(05/02/1998), voto concurrente del juez Boggiano.
17
ARLETTAZ, F. Matrimonio homosexual y securalización. Dist itoàFede al,àMé i o :àU i e sidadàáutó o aàdeà
México, 2015.
18
Tal régimen se aprobó por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (ley 1004, 2002), la provincia de Río Negro
(ley 3376, 2002) y las ciudades de Río Cuarto (ordenanza 361/09) y Villa Carlos Paz (reforma de la Carta
Orgánica Municipal, 2009). Las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son las entidades que
componen el Estado argentino que, como es sabido, tiene una organización de tipo federal. Fueron las

34
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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de Buenos Aires fue la primera entidad gubernamental de América Latina en reconocer en


2002 algún grado de protección a las parejas del mismo sexo, mediante un régimen de
registro de parejas no casadas aplicable tanto a las parejas heterosexuales como a las
homosexuales, que la ley denominó unión civil19. Varios proyectos de regulación de las
uniones civiles y del matrimonio tuvieron tratamiento en el Congreso Nacional 20.

Luego de algunos fallos negativos21, en 2009 un juez de primera instancia decidió que la
imposibilidad para dos personas del mismo sexo de contraer matrimonio entre sí resultaba

entidades sub-estatales, y no el Estado federal, las que en ejercicio de sus competencias adoptaron
regulaciones sobre las parejas no casadas. La normativa sobre el matrimonio, en cambio, corresponde al
Estado federal, al que la Constitución federal le otorga competencia para el dictado del Código Civil.
19
Ley 1004 (2002) y Decreto Reglamentario 556 (2003). Se trataba de un régimen de registro de relaciones de
o i e ia.à Deà a ue doà o à elà a tí uloà à deà laà le ,à deà eda ió à asta teà defe tuosaà po à ie to:à […] se
entiende por unión civil: a) a la unión conformada libremente por dos personas con independencia de su sexo
u orientación sexual; b) que hayan convivido en una relación de afectividad estable y pública por un período
mínimo de dos años, salvo que entre los integrantes haya descendencia en común; c) los integrantes deben
tener domicilio legal en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, inscripto con por lo menos dos años de
anterioridad a la fecha en la que solicita la inscripción; d) inscribir la unión en el Registro Público de Uniones
Ci iles .
20
La cuestión de las uniones entre personas del mismo sexo había sido objeto de sucesivas iniciativas
legislativas. Varios proyectos intentaron la regulación de las parejas no casadas (proyecto de la diputada
Musa, 1998, retomado por la diputada Stolbizer, 2002 y 2004; proyecto de la senadora Perceval, S-856-03,
retomado por la senadora Perceval, S-771-05; proyecto de la asociación Comunidad Homosexual Argentina,
2005; proyecto de la senadora Escudero, S-2118-10; proyecto del diputado Landau, 2077-D-2010; proyecto
del diputado Baigorri, 4050-D-2007). Otros proyectos se referían directamente al matrimonio (proyectos del
diputado Di Pollina, 6633-D-2005 y 0022-D-2005; proyecto de la diputada Rico, 0022-D-2007; proyecto de la
diputada Pérez, 0782-D-2007; proyecto del diputado Di Pollina, 1907-D-2007; proyecto de la senadora Ibarra,
S-3218-07; proyecto del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo [INADI], 2008;
proyecto de la diputada Ibarra, 1854-D-2008; proyecto de la diputada Ausburger, 1737-D-2009; proyecto de
la diputada Ibarra, 0574-D-2010). Los dos últimos proyectos mencionados se unificaron y dieron origen a la
ley finalmente aprobada.
21
Un juzgado de primera instancia rechazó que fuera inconstitucional impedir el acceso al matrimonio a las
parejas homosexuales. Juzgado Nacional en lo Civil número 88: Rachid, María de la Cruz y otro c/Registro
Nacional de Estado Civil y Capacidad de las Personas s/medidas precautorias (22/06/2007). Los argumentos
utilizadosàfue o àdeàtipoàese ialista,àp ó i oàalàdis u soàdelàde e hoà atu al:à Elà at i o ioàesà àhaàsidoàlaà
i stitu ió à ueà p otegeà laà u ió à hete ose ualà deà laà ueà a e à ue osà ie osà … à Estaà i stitu ió à seà
funda en la propia esencia humana, que en razón de la diversidad de sexos, impulsa la unión de un hombre y
una mujer, con la finalidad de lograr el bien de los esposos y la procreación y educación de la prole que hace a
laà pe petua ió à deà laà espe ieà hu a a .à Laà se te iaà fueà o fi adaà en la segunda instancia. Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala F: Rachid, María de la Cruz y otro c/Registro Nacional de Estado Civil y
Capacidad de las Personas s/medidas precautorias (26/09/2007). Los argumentos utilizados fueron
semejantes a losàdeàlaàp i e aài sta ia.à Laà o aà ueàesta le eà ueàelà at i o ioàde eà ele a seàe t eà
personas de distinto sexo tiene una justificación absolutamente objetiva y razonable, que consiste en el
interés del Estado en privilegiar las uniones que tienden a continuar la especie, sirven para la procreación y
da à aseàaàlaàfa ilia,àpo àloàta to,àelàdisti toàt ata ie toàesàp opo io adoà o à espe toàaàsuàfi alidad .àE à
forma tangencial, y para resaltar que el matrimonio heterosexual no discrimina a los homosexuales, la
sentencia realiza la siguiente afirmación, que transcribimos por su interés en relación con nuestro tema:

35
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

contraria a disposiciones constitucionales. Consecuentemente, ordenó a las autoridades


del Registro Civil permitir la celebración de tal matrimonio22. El argumento central de la
sentencia fue el principio de igualdad en combinación con la protección constitucional de la
i ti idad,à ueà supo eàp e ia e teàelàde e hoàaàse à uie àseàes,à àlaàga a tíaàdeà ueàelà
Estado sólo intervendrá para proteger esa existencia y para contradecir cualquier fuerza
que intente cercenarlaà oà egula laà se e a e te à o side a doà VIII .à M sà aú :à elà falloà
recurre al concepto de categorías sospechosas para indicar que cuando el Estado establece
distinciones basadas en categorías tales como la raza, la religión, el género, la discapacidad
o la orientación sexual tiene un deber agravado de demostrar que esas distinciones tienen
una finalidad legítima, lo que no había sucedido en el caso. Según el tribunal, las
clasificaciones fundadas en la orientación sexual deberían ser utilizadas no para excluir de
laà titula idadà deà dete i adosà de e hos,à si oà pa aà o pe sa àaà [ ie tos]à g uposà po à lasà
poste ga io esàsuf idasàaàt a ésàdeàlaàhisto ia à o side a doàIX .àCo àposte io idad,àot asà
sentencias judiciales autorizaron el matrimonio entre dos personas del mismo sexo23.

Finalmente, en 2010 se promulgó la ley que permitió que las parejas homosexuales
accedieran al matrimonio24. De acuerdo con esta ley, el artículo 172 del Código Civil quedó
eda tadoà deà laà siguie teà a e a:à Esà i dispe sa leà pa aà laàe iste ia del matrimonio el
pleno y libre consentimiento expresado personalmente por ambos contrayentes ante la
autoridad competente para celebrarlo. El matrimonio tendrá los mismos requisitos y

Ta po oàdis i i aà ua doàesta le eà ueàelà at i o ioàa te io ,à ie t asàsu siste,ài pideàlaà ele a ió à


de otro, aunque, por hipótesis una persona de fe musulmana pudiese invocar el Corán para sostener que su
religión le permite sostener dos o tres esposas. Sería absurdo considerar que el impedimento discrimina, por
azo esà eligiosas,à aà losà usul a es .à U à a gu e toà se eja teà ha íaà sidoà e puesto bastante antes en
BIDáRTàCáMPO“,àG.,à Mat i o ioà àu ió àe t eàpe so asàdelà is oàse o ,àe à La Ley (30/10/1995). Cuando
la sentencia de la Cámara llegó a la Corte Suprema de Justicia, ya había sido dictada la ley 26618 (2010), por
lo que la Corte no se expidió. Corte Suprema de Justicia de la Nación: Rachid, María de la Cruz y otro
c/Registro Nacional de Estado Civil y Capacidad de las Personas s/medidas precautorias, R. 90. XLIV
(24/08/2010).
22
Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario número 15 de la Ciudad de Buenos Aires: Freyre, Alejandro
c/GCBA s/amparo, exp. 34292 (10/11/2009).
23
Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario 13 de la Ciudad de Buenos Aires: C. M. y otros c/GCBA
s/amparo (19/03/2010). La sentencia declara la inconstitucionalidad de las normas del Código Civil que solo
permiten el acceso al matrimonio por parejas heterosexuales. Juzgado Contencioso Administrativo y
Tributario número 3 de la Ciudad de Buenos Aires: Bernath, Damián Ariel y otros c/GCBA s/amparo (art. 14
CCABA) (22/02/2010). La sentencia, a diferencia de la anterior, no declaró la inconstitucionalidad de la
disposición del Código Civil que determina el carácter heterosexual del matrimonio, sino que consideró el
matrimonio de dos personas del mismo sexo como un caso no previsto y aplicó las normas del matrimonio
heterosexual por analogía.
24
Ley 26618 (2010). Para una perspectiva latinoamericana sobre el tema, en la intersección de derecho y
religión, ARLETTAZ, F. Secularización, laicidad y matrimonio entre personas del mismo sexo en América Latina.
Laicidad y libertades: escritos jurídicos, número 14(1). 2014, p. 55‑90.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo. El
acto que careciere de alguno de estos requisitos no producirá efectos civiles aunque las
pa tesàhu ie a ào adoàdeà ue aàfeà[…] .

Igual e te,àelàa tí uloà àdeàlaà efe idaàle àdispuso:à Todasàlasà efe e iasàaàlaài stitu ió à
del matrimonio que contiene nuestro ordenamiento jurídico se entenderán aplicables
tanto al matrimonio constituido por dos personas del mismo sexo como al constituido por
dos personas de distinto sexo. Los integrantes de las familias cuyo origen sea un
matrimonio constituido por dos personas del mismo sexo, así como un matrimonio
constituido por personas de distinto sexo, tendrán los mismos derechos y obligaciones.
Ninguna norma del ordenamiento jurídico argentino podrá ser interpretada ni aplicada en
el sentido de limitar, restringir, excluir o suprimir el ejercicio o goce de los mismos
derechos y obligaciones, tanto al matrimonio constituido por personas del mismo sexo
o oà alà fo adoà po à dosà pe so asà deà disti toà se o .à Deà esteà odo,à au ueà o à u aà
redacción un poco alambicada y confusa, se reafirmó la igualdad entre los cónyuges y se
consagró la igualdad entre el matrimonio heterosexual y el matrimonio homosexual. Esta
igualdad implica también la posibilidad de que las personas del mismo sexo casadas entre sí
puedan adoptar conjuntamente25.

No puede dejar de señalarse que esta modificación del régimen matrimonial tiene un
carácter diferente de las anteriores. La tendencia general en el campo del derecho
matrimonial es a una progresiva desinstitucionalización de la figura, debilitando los
aspectos indisponibles del matrimonio a favor de una perspectiva de tipo contractual: paso
de un matrimonio indisoluble a uno disoluble por divorcio, ampliación del margen de la
autonomía de la voluntad para fijar el contenido de la relación (sobre todo, aunque no
exclusivamente, en sus aspectos patrimoniales), retirada del derecho penal del campo de
las relaciones familiares (por ejemplo, despenalización del adulterio), etc. No es este el caso
de la reforma que comentamos, que permitió el acceso de las parejas homosexuales al
matrimonio manteniendo intacto el contenido de la relación jurídica 26.

25
Sobre el matrimonio homosexual en Argentina, en sus aspectos jurídicos de derecho civil, ver KRASNOW, A.
El nuevo modelo de matrimonio civil en el derecho argentino. Revista de Derecho Privado, número 22. 2012,
p. 5‑39.
26
Es opinable hasta qué punto esto implica un cambio de paradigma del derecho de familia argentino. Como
bien se ha señalado, la familia sigue teniendo la misma estructura monogámica, asentada sobre una relación
sentimental, orientada al mutuo cuidado de las partes y la crianza de los hijos y desarrollada bajo la tutela del
Estado. ALDAO, M. El matrimonio igualitario y su impacto en el derecho de familia: antes y después de la
reforma. Aldao, M. y Clérico, L.: Matrimonio igualitario: perspectivas sociales, políticas y jurídicas. 2010. No es
menos cierto, por otro lado, que la eliminación del requisito de la diversidad de sexos en la pareja que puede

37
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

Como había sucedido con las anteriores reformas al régimen matrimonial, la implicación de
los sectores religiosos en los debates fue notoria. En este caso, sin embargo, en razón de
una creciente pluralización religiosa de la sociedad argentina, la discusión no fue bipolar.
Los debates sobre el matrimonio civil a fines del siglo XIX o el divorcio a fines del siglo XX
habían enfrentado a los defensores del matrimonio tradicional y católico con los sectores
que buscaban la liberalización del régimen legal. En el debate sobre el matrimonio entre
personas del mismo sexo, aunque la implicación de la Iglesia Católica fue de primer
orden27, también intervinieron con fuerza otros grupos religiosos, en particular cristianos
no católicos.

El argumentario utilizado por la Iglesia Católica jerárquica y la mayoría de los católicos


movilizados para oponerse a la reforma legislativa se fundó fuertemente en el recurso al
derecho natural, según el cual el matrimonio tendría una estructura inmutable que exigiría
la diversidad de sexos. Los argumentos religiosos, aunque existieron, estuvieron en un
segundo plano y, quizá, dirigidos al interior mismo de la Iglesia. Solo algunos grupos
minoritarios al interior de la Iglesia Católica se pronunciaron a favor del matrimonio entre
personas del mismo sexo, con argumentos políticos y religiosos. El pluralismo de los grupos
cristianos no católicos determinó que las iglesias más liberales apoyaran la reforma,
mientras que los más conservadores se aliaban a la posición de la Iglesia Católica 28. La
influencia del discurso católico fue patente en las intervenciones de algunos legisladores

acceder al matrimonio conmueve uno de los pilares de la familia jurídicamente protegida a través del
matrimonio (obviamente, su carácter heterosexual).
27
Según una lectura sociológica, en su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo, la Iglesia
Católica habría calibrado mal las transformaciones de la sociedad argentina en términos de secularización. Su
opción de rechazo frontal la habría colocado en situación de clara perdedora frente a la reforma finalmente
aprobada. Ver la entrevista al especialista MALLIMACI, F. El rol de la jerarquía católica durante la discusión de
la ley de matrimonio. Entrevista de N. Leone. En Argentina Laica. [en línea]. 2010. [Consultado el 19/7/2010].
Disponible en :à ww.argentinalaica.org.
28
JONES, D. Vaggione, J. M. Los vínculos entre religión y política a la luz del debate sobre matrimonio para
parejas del mismo sexo en Argentina. Civitas - Revista de Ciências Sociais, número 12(3). 2012, p. 524‑528.
Sobre la posición de la federación de iglesias evangélicas conservadoras, sus alianzas con el catolicismo y los
resultados políticos de su intervención ver JONES, D. E. Cunial, S. Derrota parlamentaria y reposicionamiento
político de actores religiosos: el rechazo de la federación Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la
República Argentina (ACIERA) a la ley de matrimonio igualitario. Sociedad y Religión, número 37(XXII),
p. 85‑122. El vocabulario de los actores religiosos no fue muy distinto del utilizado por esas mismas iglesias
en otros contextos nacionales. ARLETTAZ, F. Religión, secularización y matrimonio entre personas del mismo
sexo. II Semana Internacional de la Cultura Laica, Universidad Nacional Autónoma de México.

38
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

que se opusieron a la reforma, aunque hubo quienes a pesar de reconocer públicamente su


identidad católica votaron a favor del matrimonio homosexual29.

La idea de la laicidad del Estado fue utilizada para promover la reforma, reforzando la idea
del alejamiento del matrimonio civil respecto del modelo cristiano-canónico. Algunos
proyectos legislativos indicaban, en su exposición de motivos, el carácter laico de la
institución matrimonial, y colocaban la reforma en discusión en la línea de las reformas
que, un poco más de dos décadas antes, habían consagrado la igualdad jurídica de los
esposos e introducido el divorcio30.

El nuevo Código Civil y Comercial, que entró en vigor en 2015, mantuvo la posibilidad de
los matrimonios entre personas del mismo sexo31. El artículo 406 del nuevo Código viene a
ser la continuación del viejo artículo 172. Simplificando la redacción, se refiere
simplemente al consentimiento de ambos contrayentes, sin ninguna indicación sobre su
se o.à Para la existencia del matrimonio es indispensable el consentimiento de ambos
contrayentes expresado personal y conjuntamente ante la autoridad competente para
celebrarlo, excepto lo previsto en este Código para el matrimonio a distancia. El acto que
a e eàdeàesteà e uisitoà oàp odu eàefe tosà i iles .

Por otra parte, el artículo 402 del nuevo Código, que es la evidente continuación del
artículo 42 de la ley que introdujo el matrimonio entre personas del mismo sexo, dispone:
Ni gu aà o aà puedeà se à i te p etadaà ià apli adaà e à elà se tidoà deà li ita ,à est i gi ,à
excluir o suprimir la igualdad de derechos y obligaciones de los integrantes del matrimonio,
àlosàefe tosà ueàésteàp odu e,àseaà o stituidoàpo àdosàpe so asàdeàdisti toàoàigualàse o .à
El artículo, de redacción mucho más cuidada que el anterior artículo 42, reitera la doble
prohibición de discriminación ya mencionada: por razón de sexo (ambos cónyuges son
iguales, de manera que si el matrimonio es entre hombre y mujer se garantiza la igualdad
entre ellos) y por razón de orientación sexual (el matrimonio heterosexual y el homosexual
producen los mismos efectos) 32.

29
VAGGIONE, J. M. Sexual Rights and Religion: Same-“e à Ma iageà a dà La ake s’à Catholi à Ide tit à i à
Argentina. University of Miami Law Review, número 65. 2011, p. 935‑954.
30
Por ejemplo, proyecto de la senadora Ibarra (S-3218-07) y proyecto de la diputada Ibarra (0574-D-2010). El
proyecto del INADI, aunque no menciona expresamente el carácter laico del matrimonio, se refiere a la
valoración negativa de la homosexualidad en la tradición judeocristiana. INADI, Proyecto de Ley de
Matrimonio para todos y todas, 2008.
31
Ley 26994 (2014), en vigor desde 2015.
32
MOLINA DE JUAN, M. Comentario a los artículos 401-420. en Herrera, M.; Caramelo, G. y Picasso, S., Código
Civil y Comercial de la Nación comentado. 2015, p. 13.

39
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

Igual e te,àelà ue oàCódigoài o po óàlaà egula ió àdeàlaàu ió à o i e ial,à ueàesàlaà laà


unión basada en relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria, estable y
permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto de vida común, sean
del mismo o de dife e teà se o à a tí uloà . Estas uniones pueden inscribirse, en los
registros que establezcan las jurisdicciones locales, a los efectos probatorios (artículo 511).
Aunque la existencia de la unión convivencial puede acreditarse por cualquier medio de
prueba, tal inscripción registral es prueba suficiente (artículo 512).

El mantenimiento de la posibilidad del matrimonio homosexual en el nuevo Código es


acompañado por otras reformas que refuerzan el proceso de desinstitucionalización del
matrimonio, ampliando el margen de acción de la autonomía de la voluntad. Así, en el
nuevo régimen legal el divorcio se decreta judicialmente a pedido de cualquiera de los
cónyuges: pero mientras el régimen anterior establecía la necesidad de que existiera
alguna de las causales legalmente previstas y disponía que la sentencia debía declarar cuál
de los cónyuges (o ambos) era culpable de la disolución, el presente régimen elimina tanto
las causales como la atribución de culpas (y, por supuesto, las diferentes consecuencias
legales que se seguían de tal atribución). En otras palabras: el único divorcio existente es el
unilateral e incausado. Igualmente, a diferencia del Código anterior que establecía la
fidelidad como un deber jurídico, el nuevo dispone que ella es solo un deber moral.

En el debate sobre el nuevo Código participaron los grupos religiosos del mismo modo en
que lo habían hecho en la reforma sobre el matrimonio. Sin embargo, aunque hubo algunas
menciones a la cuestión matrimonial, el foco fue puesto en otros temas (por ejemplo, en
cuestiones de bioética relacionadas con el comienzo legal de la vida humana). La
legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo parecía un hecho consumado,
aunque hubiera quejas por el debilitamiento de la institución matrimonial 33.

33
Iglesia en Argentina se pronuncia ante nuevo Código Civil. ACIPrensa [en ligne]. 2014. [Consultado
el 3/10/ 2014]. Disponible en :à https:// .a ip e sa. o / oti ias/iglesia-en-argentina-se-pronuncia-ante-
nuevo-cdigo-civil-39407/. En un documento anterior, la Iglesia manifestaba que el entonces proyecto de
Códigoà soloà p otegíaà fo asà dé ilesà eà i esta les à deà fa ilia,à à ueà oà e o o íaà e à a soluto à elà
at i o ioài disolu leà a a te izadoàpo àelà o p o isoàdeàfidelidadà àdeàape tu aàalà ie àdeàlosàhijos, tal
o oàlaàIglesiaàp opo eàaàsusàfieles,àloà is oà ueàot asà o fesio esà eligiosas,à àlaàle à atu alàloàe p esa .à
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA. Reflexiones y aportes sobre algunos temas vinculados a la reforma del
Código Civil. [en línea]. 2012. [Consultado el 27/1/2012]. Disponible en :à
http://www.episcopado.org/portal/component/k2/item/644-declaraci%C3%B3n-sobre-temas-vinculados-a-
la-reforma-del-c%C3%B3digo-civil.html. La exposición de uno de los vicepresidentes de ACIERA (federación
evangélica que como vimos se había opuesto fuertemente a la reforma matrimonial) ante la Comisión
Bicameral encargada de tramitar el nuevo Código estuvo íntegramente destinada al tema del estatuto legal
de las confesiones minoritarias, con una única mención incidental a la necesidad de que el Código resguarde

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3. OPOSICIÓN A LA LEY Y OBJECIÓN DE CONCIENCIA


3.1. OPONERSE A LA LEY, REIVINDICAR LA OBJECIÓN
Como vimos, la posibilidad de matrimonio de las parejas homosexuales suscitó la oposición
de diversos sectores. Entre estos, la Iglesia Católica y otros grupos religiosos tuvieron un rol
central. De más está decir que la esfera pública democrática se caracteriza precisamente
por su apertura a las posiciones diversas de los actores sociales. La intervención pública de
los componentes de la sociedad civil es signo de la fortaleza del proceso democrático. Es
una cuestión controvertida, sin embargo, qué tipo de argumentos son legítimos cuando
quien interviene en ese proceso es un actor religioso: incluso al interior del pensamiento
liberal existen importantes diferencias acerca de hasta qué punto resulta admisible que un
grupo religioso promueva o se oponga a una determinada política legislativa con base en
sus convicciones religiosas o en sus convicciones religiosas traducidas a un lenguaje secular.

Es la anterior, sin embargo, una discusión del ámbito de la filosofía política en la que no
entraremos aquí34. Lo que sí vamos a dejar claro, desde una perspectiva de teoría jurídica
que deviene indispensable para comprender el estado concreto del derecho argentino en
el punto, es que existe una diferencia fundamental entre oponerse a una norma legal con
carácter general y reivindicar que se reconozca la posibilidad de objetar en conciencia
frente a los deberes que impone esa norma.

Desde una perspectiva puramente conceptual, el tema que nos ocupa da lugar a dos
preguntas independientes. La primera es si resulta correcto (o justo, o deseable, o
o e ie te…,à e à fi à esta osà e à elà pla oà deà loà o ati o à e o o e à legal e te la
posibilidad del matrimonio entre personas del mismo sexo. La segunda pregunta es si,
supuesto que tal reconocimiento ha tenido lugar, resulta correcto (o justo, o deseable, o
o e ie te… à e o o e à e ep io esà aà fa o à deà uie esà te ga à ueà entrar en contacto
con esos matrimonios, permitiéndoles abstenerse de intervenir en su celebración o de
considerarlos verdaderos matrimonios. Ambas preguntas son autónomas: se puede estar a
favor del matrimonio homosexual, y estar a favor o en contra de la excepción. Se puede
estar en contra del matrimonio homosexual, y estar a favor o en contra de la excepción (en
esteà aso,ào ia e te,àdeà odoàhipotéti o,à o oàsiàdije aà oà eàopo goàalà at i o ioà
homosexual pero si se aprobara estaría a favor de reconocer la excepció à oà oà eà

la familia. ACIERA y la Reforma del Código Civil. [en línea]. Disponible en :à
http://www.cristianred.net/2012/09/07/aciera-y-la-reforma-del-codigo-civil/.
34
Ver ARLETTAZ, F. La deliberación democrática y los límites seculares de la argumentación en la esfera
pública. Democracia, gobernanza y participación. Vol, Ruiz Ruiz, R. y Garrido Gómez, I., p. 15‑43.

41
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

opongo al matrimonio homosexual pero si se aprobara estaría en contra de reconocer la


e ep ió .à

Sin embargo, en los hechos, se aprecia una tendencia a unir ambas cuestiones, como si
fueran una sola. Quienes se oponían al matrimonio homosexual, una vez aprobado este,
promovieron el reconocimiento de la objeción de conciencia. Quienes eran favorables a su
aprobación, aunque no siempre se oponían frontalmente a la objeción de conciencia, solían
tener una visión más restrictiva. Esta coincidencia en la respuesta a las dos preguntas
(autónomas) es por supuesto comprensible desde el punto de vista de las convicciones de
los actores en juego. Sin embargo, lo que parece inadecuado es determinado modo de
presentar la objeción. Veamos.

En un sistema democrático, la objeción de conciencia es un instrumento que, en el


contexto de la libertad de conciencia y de religión, permite proteger las convicciones de
quienes disienten de la perspectiva de la mayoría. Es un modo de acomodar las creencias
de las minorías: se permite que la mayoría decida, y se acuerdan excepciones para las
i o íasà ueà disie te .à Quie à o jetaà di e:à Re o oz oà ueà elà de e hoà legíti a e teà
adoptado me impone esta conducta, pero de acuerdo con mis convicciones privadas yo no
puedo inte e i à e à ellaà oà ola o a à o à ella .à Laà o je ió à deà o ie iaà oà esà u aà
herramienta de lucha contra un derecho considerado inadecuado o radicalmente injusto
(como sucede, en este último caso, con la desobediencia civil). Quien se opone a una
determinada solu ió à ju ídi aà po à o side a laà i ade uadaà di e:à C eoà ueà laà ejo à
solu ió àesàX ;àoà ie ,àu aà ezàadoptadaàu aàsolu ió à o àlaà ueà oàest àdeàa ue doàdi e:à
Re o oz oà ueàesteàde e hoàesàlegíti o,àpe oà eoà ueà oàesàlaà ejo àsolu ió àpa aàestaà
situació .à Yà uie à eje itaà laà deso edie iaà i il,à e doà sà all à toda ía,à di e:à Noà
reconozco que este derecho sea legítimo, o bien porque no ha sido democráticamente
adoptado, o bien porque habiendo sido adoptado por un procedimiento democrático
conculca dere hosà deà lasà pe so as .à E à ot asà pala as:à laà o je ió à deà o ie iaà esà u à
instrumento para proteger las éticas privadas de los miembros de las minorías, no un
instrumento para que las minorías defiendan la versión de la ética pública que consideran
que debe traducirse en legislación.

Por supuesto, es legítimo que se defienda la objeción de conciencia de quienes se oponen a


celebrar un matrimonio entre personas del mismo sexo o de quienes no quieren verse
obligados a considerar a ese matrimonio como tal. Más abajo veremos hasta qué punto
esta pretensión tiene cabida en el derecho argentino vigente. Pero quien pide la objeción
deà o ie iaà oà puedeà de i :à Estaà le à esà ilegíti aà à po à elloà o jeto .à “ià fue aà así:à à
debería decir que la figura en la que se está amparando es la de la desobediencia civil, no la

42
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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de la objeción de conciencia; 2) debería indicar por qué la ley es ilegítima (¿ha sido
adoptada por una vía no democrática? ¿Conculca los derechos de alguien – obviamente, de
alguien diferente de quien plantea la pseudo-objeción, ya que de otro modo se incurre en
una petición de principio –? .àTa po oàpuedeàde i :à Estaàle àdaàu aàsolu ió ài ade uadaà à
po à elloà o jeto .à ádopta à estaà posi ió à esà po e à e à uestió à elà p opioà p o esoà
democrático, negándose a cumplir con una norma legítimamente adoptada. Quien objeta
ya tuvo la posibilidad de intervenir en el proceso democrático y dar allí sus argumentos; no
puede poner permanentemente en cuestión ese proceso por la razón de que no está de
acuerdo con el resultado.à Quie à pideà laà o je ió à de eà de i :à Re o oz oà ueà estaà le à esà
legítima, aunque yo no esté de acuerdo con ella; por mis íntimas convicciones personales,
solicito no celebrar matrimonios entre dos personas del mismo sexo y/o que no se me
obligue a conside a àaàtalesàu io esà o oà e dade osà at i o ios .à

3.2. TIPOS DE OBJECIONES


En el subapartado anterior dijimos que es legítimo que quienes en conciencia no quieren
verse obligados a cumplir con un deber legal reivindiquen ser exceptuados de cumplir con
ese deber. Eso no quiere decir que toda reivindicación de excepción esté jurídicamente
amparada. En este subapartado analizaremos los diferentes tipos de objeciones de
conciencia que pueden presentarse frente al matrimonio. En el apartado 4 nos
preguntaremos cuál es la cobertura legal de la objeción de conciencia en el derecho
argentino y nos detendremos en uno de los tipos aquí analizados.

Para que exista objeción de conciencia tiene que haber una autorización del ordenamiento
jurídico: ya sea una autorización explícita (en la norma que impone el deber o en otra
norma paralela), ya sea una autorización implícita (porque, por ejemplo, la objeción de
conciencia se supone incorporada para determinados casos en la disposición constitucional
genérica relativa a la libertad de conciencia y de religión). Si no hay autorización del
ordenamiento jurídico para excepcionarse del cumplimiento del deber no hay objeción de
conciencia, sino otro tipo de actitud que puede estar éticamente justificada pero que, por
definición, resulta siempre ilícita35. La objeción de conciencia resulta equivalente a lo que,

35
MINOW, M. Should Religious Groups be Exempt from Civil Rights Laws? Harvard Law School Public Law
Research Paper, número 07(09). 2007, p. 1‑69. PECES-BARBA, G. Desobediencia civil y objeción de conciencia.
Anuario de Derechos Humanos, número 5. 1989 1988, p. 159‑176.

43
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

en el ámbito del derecho anglosajón, se conoce bajo el nombre de religious exemption o


accommodation por motivos religiosos36.

La apertura de la institución matrimonial a las parejas homosexuales ha supuesto la


aparición de múltiples reivindicaciones de excepción en relación con la celebración de estos
matrimonios y, en algunos casos también, sus efectos jurídicos. La emergencia de estas
reivindicaciones es quizá la mejor muestra de la naturaleza secularizadora de las reformas
legislativas: la pretensión de excepción frente al nuevo régimen matrimonial es formulada
por instituciones religiosas o por individuos con convicciones religiosas que consideran que
el matrimonio es una institución puramente heterosexual y que creen que participar en la
celebración de un matrimonio entre dos personas del mismo sexo, o adoptar otra conducta
que implique tratar a dos personas del mismo sexo casadas entre sí como tales, vulnera sus
convicciones. Aunque es teóricamente posible que se formulen demandas de excepción
basadas en convicciones no religiosas, los hechos muestran que las objeciones al
matrimonio homosexual suelen provenir de instituciones religiosas o personas de fuertes
convicciones religiosas.

Entre los posibles pedidos de excepción frente al matrimonio homosexual pueden


distinguirse tres tipos: la objeción a la celebración del matrimonio cuando la obligación de
celebrarlo viene impuesta por la ley; la objeción a la celebración del matrimonio cuando
esta obligación no existe; la objeción a reconocer un matrimonio entre dos personas del
mismo sexo como un verdadero matrimonio37.

El primer tipo de objeción es el que estudiaremos más abajo y el que más típicamente
encaja entre los supuestos de objeciones de conciencia (individual o institucional): se trata
de la pretensión de un individuo o de una entidad (por ejemplo, un oficial del Estado o una
iglesia en aquellos países en los que se reconocen efectos civiles al matrimonio religioso) de
eximirse de participar en la celebración de un matrimonio entre dos personas del mismo
sexo a la que viene obligado por la ley. En el caso de los funcionarios estatales existe
claramente un deber de celebrar el matrimonio entre dos personas que lo solicitan y que

36
Por citar solo un trabajo, de la inmensa masa de estudios dedicados al tema, MINOW, M. Should Religious
Groups be Exempt from Civil Rights Laws? Harvard Law School Public Law Research Paper, número 07(09).
2007, p. 1‑69.
37
Adoptamos esta clasificación porque resulta útil a nuestros intereses de investigación en este texto. Pueden
encontrarse otras propuestas clasificatorias en LUPU, I. Tuttle, R. Same-Sex Equality and Religious Freedom.
Northwestern Journal of Law and Social Policy, número 5(2). 2010, p. 274‑306. LUPU, I. Tuttle, R. A Clash of
Rights? Ga Marriage a d the Free E er ise of Religio . I ter ie Da id Mas i. E Pe Resear h Ce ter’s
Forum on Religion and Public Life [en línea]. 2009. Disponible en : http://www.pewforum.org.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

cumplen los requisitos legales. En el caso de las entidades no estatales autorizadas a


celebrar matrimonios, la legislación podría establecer esa obligación.

El segundo caso es parecido al primero en sus formas exteriores, pero tiene implicaciones
diferentes. Se trata de la pretensión de exención formulada por una entidad privada que
celebra matrimonios sin estar legalmente obligada a cumplir esa función, sino como simple
manifestación de su vida religiosa. Tal sería el caso de las organizaciones religiosas que
celebran matrimonios sin efectos jurídicos (en aquellos países en los que ellas no tienen
potestad para celebrar matrimonios civilmente válidos); o que celebran matrimonios con
efectos jurídicos pero sin que exista un deber de hacerlo (es decir, sin que se considere su
actividad como un servicio público). No hay aquí una obligación de parte de la entidad de
celebrar el matrimonio (a diferencia, por ejemplo, del oficial del Estado que está obligado a
celebrar el matrimonio de dos personas que lo solicitan). Sin embargo, es posible
preguntarse hasta qué punto resultan en este caso de aplicación las normas del derecho
antidiscriminatorio; es decir, si supuesto que el derecho estatal ha reconocido el
matrimonio como una unión entre dos personas con independencia del sexo de estas, la
negativa de las organizaciones religiosas a celebrar el matrimonio entre dos personas del
mismo sexo constituye una distinción legítima o, por el contrario, una discriminación
ilegítima.

El tercer caso es diferente: una persona o una entidad se niegan a dar a un matrimonio
entre dos personas del mismo sexo el tratamiento de tal. Los ejemplos que caen dentro de
esta regla pueden ser muy variados: desde clubes deportivos que dan beneficios a los
cónyuges de sus miembros hasta prestaciones de salud para empleados en aquellos países
en los que ellas dependen de un régimen de derecho privado. También aquí cabe la
pregunta sobre la aplicabilidad del derecho antidiscriminatorio: un fotógrafo que se niega a
tomar fotografías en el aniversario de bodas de una pareja homosexual sobre la base de
sus convicciones de conciencia, ¿realiza una distinción lícita entre sus potenciales clientes o
actúa de modo discriminatorio y antijurídico? Posiblemente muchos de los casos que
entran en esta última categoría resulten casos de laboratorio (seguramente una pareja
homosexual no tendrá ningún interés en tener como fotógrafo de su fiesta de aniversario a
alguien que cree que su matrimonio es en realidad una pantomima que no merece el
nombre de tal). Pero muchos otros pueden ser reales: por ejemplo, ¿debe una iglesia cuyas
convicciones se oponen al matrimonio entre dos personas del mismo sexo reconocer un
permiso laboral a su empleado para que este cuide de su cónyuge del mismo sexo
convaleciente de una enfermedad? ¿debe una entidad religiosa que interviene en un

45
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

proceso de adopción de menores tratar a los matrimonios heterosexuales y homosexuales


de la misma manera?38.

Quizá viendo la cuestión desde un ángulo estrictamente técnico, y aunque no sea este el
modo habitual en que la doctrina se aproxima al tema, también el primer caso puede ser
abordado desde el ángulo del derecho antidiscriminatorio. En tal supuesto, la cuestión de
la excepción de conciencia y la de la existencia de una eventual discriminación ilícita
resultarán indisociables: solo podrá haber excepción de conciencia si la conducta no
supone una discriminación ilícita (aunque la inversa no es cierta: puede ser que la no
celebración del matrimonio no suponga una discriminación ilícita pero que de todas formas
no se reconozca la objeción de conciencia por otros motivos) 39.

En Argentina ha sido la primera forma de excepción la que ha sido objeto de atención. A


ella nos referiremos a continuación.

4. OBJECIÓN DE CONCIENCIA
4.1. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN ARGENTINA
La doctrina constitucional argentina recepta la definición de la objeción de conciencia que
hemos dado más arriba: bajo este nombre se ubica entonces un instituto que permite
eximirse del cumplimiento de un deber jurídico con el argumento de que el cumplimiento
de ese deber resulta repugnante a las creencias del objetor40. Este concepto, por otra
parte, coincide con el dado por la Corte Suprema de Justicia, que ha entendido la objeción
deà o ie iaà o oà elà derecho a no cumplir una norma u orden de la autoridad que

38
En el derecho anglosajón se ha discutido largamente este tipo de situaciones. LAYCOCK, D. Berg, T.C.
Protecting Same-Sex Marriage and Religious Liberty. Virginia Law Review, número 99. 2013, p. 1‑9. LAYCOCK,
D. Picarello, A.R., Wilson, R.F. Same-Sex Marriage and Religious Liberty: Emerging Conflicts, Rowman and
Littlefield Publishers. 2008, p. 939‑982. DENT, G. W. Jr. Civil Rights for Whom? Gay Rights v. Religious
Freedom. Kentucky Law Journal, número 95. 2007, p. 553‑580. FELDBLUM, C. Moral conflict and liberty: Gay
rights and religion. Brooklyn Law Review, número 72(1). 2006, p. 61‑109.
39
La vinculación entre las excepciones de conciencia y el derecho antidiscriminatorio está bien planteada en
el trabajo de NEJAIME, D. Marriage Inequality: Same-Sex Relationships, Religious Exemptions, and the
Production of Sexual Orientation Discrimination. California Law Review, número 100. 2012, p. 1169‑1238.
40
QUIROGA LAVIÉ, H. Benedetti, M. A., Cenicacelaya, M. N. Derecho Constitucional Argentino.àBue osàái es :à
Rubinzal-Culzoni, 2009, p. 222. BERMÚDEZ, H. La libertad religiosa en la Constitución Nacional. Bosca, R.;
Navarro Floria, J.: La libertad religiosa en el derecho argentino, Consejo Argentino para la Libertad Religiosa y
Konrad Adenauer Stiftung. 2007, p. 99.

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violente las convicciones íntimas de una persona, siempre que dicho incumplimiento no
afecte significativamente los derechos de terceros ni otros aspectos del bien común 41.

Si la objeción de conciencia está prevista en la norma que establece el deber jurídico cuyo
cumplimiento se pretende eludir, o en otra norma paralela, la posibilidad de ampararse en
ella parece clara. En cambio, cuando no existe una norma expresa que prevea la excepción
respectiva, la cuestión resulta más difícil, ya que habrá que argumentar que la excepción de
conciencia está implícita en las normas constitucionales que protegen la libertad de
conciencia y de religión.

En el derecho constitucional e infraconstitucional del Estado argentino no hay ninguna


norma que, con carácter general, disponga la posibilidad de ejercer la objeción de
conciencia42. La utilidad de tal tipo de normas, en cualquier caso, sería dudosa. En efecto, si
la posibilidad de la objeción de conciencia se reconoce respecto de un deber específico,
determinando condiciones y consecuencias de su ejercicio, la norma jurídica cumple una
función de clarificación de expectativas normativas y reforzamiento de la seguridad
jurídica. Pero si se determina un genérico derecho a la objeción de conciencia poco se
agrega a la norma constitucional que genéricamente protege la libertad de conciencia y de
religión, ya que en cada caso recaerá igualmente en la autoridad judicial o administrativa
determinar si frente a un deber jurídico concreto la objeción es procedente, así como las
condiciones y consecuencias de su ejercicio. En el nivel de la legislación local, una provincia
ha aprobado este tipo de normativa genérica43.

En algunos casos puntuales, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia argentina ha


derivado, de las normas constitucionales que protegen la libertad de conciencia y de
religión, un derecho implícito a obtener, bajo ciertas condiciones, una excepción a
determinadas reglas del derecho común que hagan posible su compatibilidad con las
exigencias de las propias convicciones. El ámbito clásico de la objeción de conciencia es el

41
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Asociación Testigos de Jehová c/Consejo Provincial de Educación del
Neuquén s/inconstitucionalidad, Fallos 328:2966 (09/08/2005), voto de la jueza Highton de Nolasco.
42
Sobre la objeción de conciencia en Argentina, ver ARLETTAZ, F. Libertad religiosa y objeción de conciencia
en el derecho constitucional argentino. Estudios Constitucionales, número 10(1). 2012, p. 339‑372. NAVARRO
FLORIA, J. Objeción de conciencia en Argentina. Martín Sánchez, I. y Navarro Floria, J.: La libertad religiosa en
España y Argentina, Fundación Universitaria Española, Madrid. 2006, p. 314‑326. NAVARRO FLORIA, J. El
derecho a la objeción de conciencia.àBue osàái es :àÁ a o,à .
43
“eà t ataà deà laà le à ap o adaà po à laà p o i iaà deà “a à Luisà ueà p ete deà e o o e à u à ge é i oà de e hoà
fu da e talàaà oàa tua àe à o t aàdeàlaàp opiaà o ie iaàpe so al à a tí uloà .àE àefe to,àlaàle à e o o eà
que cuando se alegue una objeción de conciencia sin que exista una norma legal que regule el procedimiento
específico para ese caso, corresponderá decidir sobre la procedencia a la autoridad administrativa o judicial,
en este último caso mediante procedimiento de amparo (artículos 4, 5, 6, 7 y 8). Ley N. I-0650-2008.

47
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

del servicio militar. La objeción de conciencia para eximirse del servicio militar fue, en un
primer momento, rechazada por la Corte en los casos Lopardo44 y Falcón45, sentenciados
durante el último periodo de gobierno militar. El máximo tribunal argentino cambió la
orientación de su jurisprudencia en el caso Portillo46, dictado ya en el periodo democrático.
En este caso se reconoció por primera vez rango constitucional a la objeción de conciencia.
Sin embargo, esto no significaba sin más eximirse totalmente del deber de contribuir a la
defensa de la Nación, sino la potestad de cumplir con ese deber siendo eximido del uso de
armas47.

Muchos años antes de esta sentencia, la Corte Suprema de Justicia había rechazado, en el
caso Agüero, la posibilidad de invocar la objeción de conciencia para eximirse de la
exigencia de juramento previo a la obtención de un título universitario 48. Con posterioridad
a las sentencias sobre el servicio militar, la Corte Suprema tuvo que resolver un caso de
objeción de conciencia en la causa Asociación Testigos de Jehová. Este grupo religioso
planteó la inconstitucionalidad de una disposición provincial que obligaba a docentes y
alumnos de los establecimientos educativos públicos a prestar juramento de lealtad a la
bandera nacional. La decisión de la mayoría de los jueces fue la de rechazar el recurso por
razones de tipo formal. Sin embargo, uno de los jueces votó en el sentido de hacer lugar a
la demanda y de reconocer la inconstitucionalidad de la referida norma, en tanto no
reconocía la posibilidad de invocar la objeción de conciencia por parte de los individuos
pertenecientes a grupos religiosos minoritarios que49.

La objeción de conciencia aparece también en algunas normas legales, como las que
regulan el ejercicio de la medicina50. Igualmente, la ley que creó el Programa nacional de

44
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Lopardo, Fernando G. s/insubordinación, Fallos 304:1524
(26/10/1982).
45
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Falcón, Javier Ignacio, Fallos 305:809 (21/06/1983).
46
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Portillo, Alfredo s/infracción art. 44 ley 17531, Fallos 312:496
(14/04/1989).
47
En la actualidad la temática de la objeción de conciencia al servicio militar ha devenido en principio
abstracta, ya que desde la aprobación de la ley sobre servicio militar voluntario ha sido abolida la prestación
militar obligatoria (ley 24429, 1994). Sin embargo, la ley prevé que, excepcionalmente, en el caso de que no
se cubran con soldados voluntarios los cupos que fije el Poder Ejecutivo para el año en cuestión, es posible
proceder a una convocatoria obligatoria, previa ley del Congreso (artículo 19). En caso de convocatoria
obligatoria, se prevé la posibilidad de ejercitar la objeción de conciencia (artículo 20).
48
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Agüero, Carlos c/Universidad Nacional de Córdoba, Fallos 214:139
(1949).
49
Corte Suprema de Justicia de la Nación: Asociación Testigos de Jehová c/Consejo Provincial de Educación del
Neuquén s/inconstitucionalidad, Fallos 328:2966 (09/08/2005), voto de la jueza Highton de Nolasco.
50
Ver, a título de ejemplo, ley sobre enfermería de la provincia de Buenos Aires (ley 12245, 1998); ley sobre
enfermería de la Ciudad de Buenos Aires (ley 298, 1999); ley sobre enfermería de la provincia de Salta (ley

48
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salud sexual y procreación responsable previó una especie de objeción de conciencia


institucional que permite a las entidades de salud eximirse de determinadas obligaciones
en relación con los métodos anticonceptivos 51 y a las entidades educativas dispensar la
formación en cuestiones sexuales en el marco de sus convicciones 52. El decreto
reglamentario de la mencionada ley previó la posibilidad del ejercicio de la objeción de
conciencia por parte de los profesionales de la salud53.

Tribunales inferiores a la Corte Suprema de Justicia también se han pronunciado aceptando


la objeción de conciencia, por ejemplo en materia de juramento de determinado contenido
religioso54 u operación quirúrgica de adelanto del parto con muerte del feto55; o
rechazándola, como en el caso del carácter obligatorio del voto 56.

Seguramente la sentencia de mayor relevancia respecto de este tema, en tiempos


recientes, ha sido la de la Corte Suprema de Justicia relativa a la interrupción del embarazo.
En ella, la Corte declaró como correcta una interpretación del Código Penal que amplía los
supuestos de abortos no punibles. Al mismo tiempo, se refirió expresamente al derecho a

7351, 2005); ley sobre enfermería de la provincia de Santa Fe (ley 12501, 2005); ley sobre enfermería de la
provincia de Río Negro (ley 2999, 1996); ley sobre enfermería de la provincia de Catamarca (ley 5268, 2009);
ley sobre técnicos de salud de la Ciudad de Buenos Aires (ley 1831, 2005); ley sobre los profesionales de la
salud de la provincia de Río Negro (ley 3338, 1999); ley sobre actividades de salud de la provincia de La
Pampa (ley 2079, 2003).
51
Ley 25673 (2002) del Programa nacional de salud sexual y procreación responsable, artículo 10. Algunas
provincias han adherido a la ley nacional. Otras han adherido y han mantenido sus normas anteriores o
dictado normas complementarias en la misma ley provincial por la cual se realiza la adhesión. Algunas,
finalmente, han dictado sus propias normas en la materia, en general con un contenido semejante al de la ley
nacional. Entre estas últimas, algunas previeron la objeción de conciencia institucional.
52
Ley 25673 (2002) del Programa nacional de salud sexual y procreación responsable, artículo 9.
53
Decreto 1282/2003, artículo 10. Algunas leyes provinciales también han contemplado la objeción de
conciencia de los profesionales de la salud. Por otra parte, la ley nacional 26130 (2006) de Anticoncepción
quirúrgica introdujo una reforma en la ley de Salud Sexual y Reproductiva y reconoció expresamente el
derecho a la objeción de conciencia en relación con la anticoncepción quirúrgica. Aunque no podemos
referirnos aquí en detalle, hay también legislación provincial sobre este tipo de anticoncepción.
54
Cámara Contencioso-Administrativa de Tucumán, sala I: Alperovich, José c/Superior Gobierno de la Provincia
de Tucumán s/amparo (02/05/2003).
55
La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó una sentencia del Superior Tribunal de la Ciudad de
Buenos Aires que había ordenado practicar la intervención de adelantamiento del parto (Corte Suprema de
Justicia de la Nación: T.S. c/Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/amparo, T 421 XXVI [30/01/2001]). La
sentencia del Tribunal de la Ciudad había reconocido la posibilidad de la objeción de conciencia del personal
sanitario. La Corte Suprema de la Nación no dijo nada expresamente al respecto, pero confirmó la sentencia
inferior en su integridad. Ver también: Corte Suprema de Justicia de la Nación: B., A. s/ autorización judicial, B
575 XXXVII (07/12/2001), dejando firme una sentencia que mandaba anticipar el parto y preveía la posibilidad
de la objeción de conciencia. La Ciudad de Buenos Aires dictó luego una ley específica sobre el tema, que
prevé la objeción de conciencia (ley 1044, 2003).
56
Cámara Nacional Electoral: Martín, Patricia s/queja en autos: Pieroni, Amadeo R. y otros (21/08/1991).

49
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

la objeción de conciencia de los médicos en estos casos 57. Existe también jurisprudencia de
tribunales inferiores que, al admitir la posibilidad de realizar el aborto, indica
simultáneamente el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales y el
consiguiente deber de la institución de organizarse de modo de que la interrupción del
embarazo sea posible58.

No podemos aquí hacer un estudio detallado de cada caso de objeción de conciencia. Lo


que interesa señalar es que no surge de la masa legal y jurisprudencial mencionada un
criterio inequívoco acerca de qué tipo de objeciones de conciencia son viables.

Si la objeción de conciencia está legalmente prevista, la solución es más o menos sencilla.


En tal caso, obviamente, la objeción es posible y se debe seguir el procedimiento
legalmente previsto. Sin embargo, el problema no acaba aquí. Si la objeción de conciencia
es posible pueden surgir otras cuestiones paralelas, no siempre resueltas por la ley
aplicable: por ejemplo, la relativa a la eventual imposición de un deber de peso equivalente
para la persona que se exime de cumplir con el deber que repugna a su conciencia, por
imperativo del principio de igualdad59; o la de la garantía de la continuidad del servicio
público si quien ejerce su derecho a objetar cumple una función en este sentido.

Si no hay una previsión legal, en cambio, la objeción de conciencia resultará de ejercicio


más difícil. La ausencia de cobertura legal no implica que la objeción esté excluida, ya que
como hemos visto la Corte Suprema de Justicia de la Nación y otros tribunales inferiores la
han reconocido implícita en la libertad de conciencia y de religión, aunque claro está no
toda pretensión de eximirse de un deber legal por motivos de conciencia tendrá protección
constitucional. La Corte Suprema ha aceptado la objeción en dos casos clásicos y
medulares: el de quien es llamado al servicio militar obligatorio y el del médico que se ve
en la obligación de interrumpir un embarazo.

En el plano dialéctico, la extensión de la posibilidad de objetar a otros casos que no tienen


cobertura legal expresa dependerá de la medida en que se crea que los mismos principios
que subyacen a los casos de objeción de conciencia reconocida se aplican a esos otros

57
Corte Suprema de Justicia de la Nación: F., A. L. s/medida autosatisfactiva, F 259 XLVI (13/03/2012).
58
Juzgado en lo Criminal y Correccional 3 de la ciudad de Mar del Plata: A., K. s/amparo (05/09/1997).
59
En la concepción teórica sobre la objeción de conciencia que citamos al comienzo de este trabajo, y que
aquí seguimos, es fundamental la imposición sobre el objetor de otro deber jurídico que sea equivalente en
términos de la carga personal que pueda representar y que sea compatible con sus convicciones. Este es el
punto de equilibrio necesario para hacer frente a la amenaza potencial que la objeción de conciencia significa
para la igualdad ante la ley. PECES-BARBA, G. Desobediencia civil y objeción de conciencia. Anuario de
Derechos Humanos, número 5. 1989 1988, p. 173.

50
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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casos. De la jurisprudencia de la Corte parece surgir que el límite al ejercicio de la objeción


de conciencia está en el orden público y los derechos de terceros (dos elementos que
perfectamente pueden englobar las reservas que hemos hecho antes sobre el principio de
igualdad y la continuidad de un servicio público). En el plano práctico, la posibilidad del
ejercicio efectivo de la objeción de conciencia dependerá de que un órgano administrativo
o judicial competente así lo reconozca.

4.2. Objeción de conciencia a intervenir en la celebración del matrimonio homosexual

Como dijimos más arriba, la reivindicación de excepción que atrajo la atención del debate
público y académico en Argentina fue la de la objeción a intervenir en la celebración de
matrimonios entre personas del mismo sexo, es decir, la objeción que entra en el primero
de los tipos antes descritos. Dado que en Argentina el único matrimonio con efectos
jurídicos reconocidos es el matrimonio civil, esta objeción se refirió a la posibilidad de que
los funcionarios del Registro Civil, ante quienes se celebran los matrimonios, pudieran
eximirse de tal obligación por motivos de conciencia60.

Una cuestión de tipo constitucional resulta de aclaración necesaria en este punto. De


acuerdo con la distribución constitucional de competencias entre el Estado federal, de un
lado, y las provincias y la Ciudad de Buenos Aires, del otro, corresponde al primero el
dictado de las normas sustantivas que regulan el matrimonio, pero corresponde a las
segundas la organización de los Registros Civiles. Por ello, los funcionarios del Registro Civil
no son funcionarios federales, sino de los gobiernos locales.

La ley de reforma al Código Civil que introdujo el matrimonio entre personas del mismo
sexo nada dispuso sobre la posibilidad de que los funcionarios del Registro Civil pudieran
invocar razones de conciencia para eximirse de intervenir en la celebración de esos
matrimonios61. Ante el silencio de la ley, tuvo lugar un debate sobre esa posibilidad.

60
Elà at i o ioàde eà ele a seà a teàelàofi ialàpú li oàe a gadoàdelàRegist oàdelàEstadoàCi ilà àCapa idadà
deàlasàPe so as à a tí uloà àa tiguoàCódigoàCi il àoà po àa teàelàofi ialàpú li oàe a gadoàdelàRegist oàdelà
Estado Civil y Capacidadà deà lasà Pe so as à a tí uloà à ue oà Códigoà Ci ilà à Co e ial .à á osà Códigosà
reconocen la posibilidad de la celebración del matrimonio in articulo mortis, con reglas de competencia
espe ífi as.à E à asoàdeà oàpode àhalla seàalàofi ialàpú li oàe a gadoàdel registro del Estado Civil y Capacidad
de Personas, el matrimonio en artículo de muerte podrá celebrarse ante cualquier magistrado o funcionario
judi ialà[…] à a tí uloà àa tiguoàCódigoàCi il .à E à asoàdeà oàpode àhalla seàalàofi ialàpú li oàe a gado del
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, el matrimonio en artículo de muerte puede celebrarse
a teà ual uie àjuezàoàfu io a ioàjudi ialà[…] à a tí uloà à ue oàCódigoàCi ilà àCo e ial .
61
En los Estados Unidos todas las leyes locales que permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo
permiten a las comunidades religiosas decidir si celebran o no tales matrimonios. La reciente sentencia de la
Corte Suprema de Justicia que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país dejó a
salvo el derecho de las organizaciones religiosas y de aquellos que se oponen al matrimonio entre personas

51
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

del mismo sexo por motivos de conciencia no religiosos a continuar oponiéndose a él. UNITED STATES
SUPREME COURT. Obergefell et al. v. Hodges, director, Ohio Department of Health, et al., 576 U. S. 2015. En
Canadá, aunque la Corte Suprema decidió que el Parlamento no tenía competencia para establecer
legalmente un derecho a la objeción de conciencia de quienes estaban obligados a celebrar los matrimonios
entre personas del mismo sexo (ya que la regulación de las formalidades de celebración corresponde a las
provincias), sí sostuvo que tal derecho surgía de la Canadian Charter of Rights and Freedoms en cuanto
garantiza la libertad de conciencia. Supreme Court of Canada: Reference re same-sex marriage, 2004 SCC 79
(09/12/2004). Una vez aprobada la ley federal que permite el matrimonio homosexual, se incluyeron
excepciones a favor de los ministros de culto (que celebran matrimonios con validez civil). La situación de los
oficiales del Estado que celebran matrimonios civiles depende de cada provincia. The Civil Marriage Act
(20/07/2005).
De modo semejante a los países de tradición anglosajona, los países escandinavos (en los que también se
reconocen efectos jurídicos tanto a los matrimonios celebrados civilmente como a los celebrados bajo forma
religiosa) establecieron ciertas cláusulas de resguardo a favor de las organizaciones religiosas. Según la
legislación noruega, las iglesias pueden celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo, pero no están
obligadas a hacerlo. ACT- LOV-2008-06-27-53 (27/06/2008). Algo parecido sucede en Suecia, donde la ley
autorizó pero no obligó a las confesiones religiosas a celebrar bodas homosexuales. Äktenskapsfrågor
(01/04/2009). La ley islandesa tampoco obliga a las organizaciones religiosas a celebrar matrimonios
homosexuales. De hecho, contiene una disposición expresa por la que autoriza a la Iglesia Luterana de
Islandia, iglesia oficial, a no celebrar tales bodas. Frumvarp til laga um breytingar á hjúskaparlögum og fleiri
lögum og um brottfall laga um staðfesta samvist (ein hjúskaparlög) (11/06/2010). El caso de Dinamarca es
diferente, ya que aquí fue la propia ley estatal la que obligó a la Iglesia Luterana de Dinamarca, iglesia oficial,
a celebrar matrimonios homosexuales. Sin embargo, los pastores individuales pueden rehusarse a celebrar la
boda. Ley de 07/06/2012.
En aquellos países de tradición continental que reconocen la validez de los matrimonios celebrados bajo
forma civil y bajo forma religiosa, no se ha obligado a ninguna organización religiosa a celebrar matrimonios
entre personas del mismo sexo. Los debates más importantes aquí han girado en torno del derecho de los
funcionarios civiles de eximirse de la celebración por razones de conciencia. En España, el Tribunal Supremo
negó la posibilidad de que los funcionarios del Registro Civil ejerciten la objeción de conciencia. Tribunal
Supremo: Sentencia en el rec. 69/2007 (11/05/2009). La ley portuguesa que autorizó las bodas homosexuales
no incluyó ninguna excepción de conciencia. Decreto nº 9/XI, da Assembleia da República (18/05/2010). El
Consejo Nacional de Justicia de Brasil, en vistas de la sentencia que autorizó el matrimonio homosexual,
ordenó que las autoridades competentes intervinieran en la celebración matrimonios entre personas del
mismo sexo o en la conversión de las uniones estables en matrimonio, prohibiéndoles excusarse en estos
casos. Conselho Nacional de Justiça: Resolução 175 (14/05/2013).
En los países en los que sólo se reconocen efectos al matrimonio civil, la tendencia general es a negar la
posibilidad de las objeciones de conciencia de los funcionarios civiles. Así, el Consejo Constitucional francés
decidió que no existe un derecho a la objeción de conciencia que ampare a los funcionarios del registro civil
que quieran negarse a celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo. Conseil Constitutionnel: Décision
n° 2013-353 QPC (18/10/2013). Las normas relativas al matrimonio homosexual en México y Uruguay no
incluyen cláusulas de objeción de conciencia para los funcionarios estatales. No tenemos conocimiento de la
existencia de pronunciamientos judiciales de las altas instancias jurisdiccionales en este sentido.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha resuelto que no es posible encontrar en el Convenio una
objeción de conciencia implícita que permita a las personas encargadas del registro civil negarse a celebrar
uniones civiles entre personas del mismo sexo. Tribunal Europeo de Derechos Humanos: Eweida y otros
c/Reino Unido (15/01/2013).

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Algunos funcionarios públicos se negaron a participar en las celebraciones, con resultados


dispares62. Desde algunos sectores de la sociedad civil se promovió la aprobación de leyes,
en el ámbito provincial, que recogieran expresamente la objeción de conciencia 63.

Algunos sectores señalaban la falta de regulación del derecho a objetar como la causa de
los conflictos suscitados64. Este modo de aproximarse a la temática resulta significativo. En
efecto, la posición se refiere a que lo que está ausente es la regulación del derecho,
presuponiendo que ese derecho existe en sí mismo y que el problema es solo la falta de
reglamentación. Como veremos en los siguientes párrafos, que el derecho haya existido al
momento en que se sancionó la ley o que exista en el estado actual de la legislación es por
lo menos problemático.

Los que han defendido la objeción de conciencia lo han hecho con base en la libertad de
conciencia y de religión65. Incluso invocando los casos, que antes hemos visto, en los que la
Corte Suprema de Justicia aceptó la objeción de conciencia 66. Dado que la mayor parte de
la producción doctrinal en relación con este tema se produjo en la época de la sanción de la

62
El conocimiento de estos casos proviene de notas de prensa. Una funcionaria de la ciudad de General Pico,
provincia de La Pampa, anunció que cuando se viera frente al supuesto de casar a dos personas del mismo
se oàto a íaàu aàli e iaàdeà odoà ueàlaàfu ió àfue aàeje utadaàpo àsuàsuple teà U aàjuezaàdijoà ueà oà
asa à aà ga s ,à e à La Nación, 17/10/2010, http://www.lanacion.com.ar/1285689-una-jueza-dijo-que-no-
casara-a-gays). La jueza basó explícitamente su posición en el carácter inmoral que, según la Biblia, tienen las
relaciones homosexuales. En la provincia de Entre Ríos se dio otro caso parecido. La Administración negó al
funcionario la posibilidad de ejercer la objeción (No vale la objeción de conciencia contra el matrimonio
homosexual. En AIMDigital [en línea]. 2011. [Consulté le 16 janvier 2011]. Disponible en :à
http://www.aimdigital.com.ar/2011/02/16/no-vale-la-objecion-de-conciencia-contra-el-matrimonio-
homosexual/.
63
Ver la nota de prensa Polémica abierta en Argentina por la objeción de conciencia al matrimonio
homosexual. En Infocatólica [en línea]. 2010. [Consultado el 20/7/ 2010]. Disponible en :à
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=6867. Web Page. Mat i o ioàga :ài pulsa àp o e tosàaàfa o àdeàlaà
o je ió à deà o ie iaà e à algu asà p o i ias ,à e à La Nación, 03/08/2010,
http://www.lanacion.com.ar/1290869-matrimonio-gay-impulsan-proyectos-a-favor-de-la-objecion-de-
conciencia-en-algunas-provincias.
64
Polémica abierta en Argentina por la objeción de conciencia al matrimonio homosexual. En Infocatólica
[en línea]. 2010. [Consultado el 20/7/2010]. Disponible en :àhttp://i fo atoli a. o /?t= oti ia& od= .à
65
SÁNCHEZ, A. La objeción de conciencia frente a la unión entre personas del mismo sexo. La Ley, número
LXXIV(151). 2010. También opinión positiva, con basamento en un supuesto derecho natural a la objeción de
conciencia, la opinión del constitucionalista LONIGRO, F. Causa debate de objeción de conciencia. [en línea].
2010. [Consultado el 22/7/ 2010]. Disponible en :à http:// .la a io . o .a / -causa-debate-la-
objecion-de-conciencia.
66
PADILLA, N. Objeción de conciencia: ¿retroceso o revolución? En el Dial [en línea]. 2010. [Consultado el
3/1/2010]. Disponible en: www.institutoacton.com.ar/oldsite/articulos/npadilla/artpadilla1.pdf. En el mismo
sentido, la opinión favorable a la objeción del constitucionalista F. Loñ, con expresa invocación del caso
Portillo Causaàde ateàlaào je ió àdeà o ie ia ,à it. .

53
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

ley (2010), no se hace mención de la sentencia en la que la Corte Suprema reconoció la


objeción de conciencia de los médicos en los supuestos de aborto (2012).

Hay sin embargo algunas diferencias fundamentales entre los casos clásicos resueltos por la
Corte al momento de la sanción de la ley y el caso que nos ocupa. La primera es que en
aquellos casos se trataba de simples particulares, mientras que en el caso de la celebración
del matrimonio se trata de funcionarios públicos. En efecto, quienes se oponen al
reconocimiento de la objeción de conciencia encuentran un fuerte sustento en el carácter
de función pública que reviste la celebración del matrimonio ante el Registro Civil. Los
funcionarios públicos no pueden negarse a aplicar la ley67. Como consecuencia de esto, la
negativa a celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo puede afectar
directamente derechos de terceros, algo que no sucede por ejemplo en el caso clásico de
objeción al servicio militar.

Quienes defienden la objeción de conciencia dicen en cambio que los funcionarios, antes
de ser tales, son ciudadanos y personas, de modo que su derecho a la libertad de
conciencia y de religión debe ser respetado 68. Esto es cierto. Pero no es menos cierto que
quien entra a un ámbito estrictamente reglado como es el de la administración pública
puede verse sometido a restricciones en sus derechos en pos del correcto funcionamiento
de esa administración y de la protección de los derechos de los administrados. Los
funcionarios públicos tienen derecho a la vida privada y a la propia imagen, pero esto no
quiere decir que puedan presentarse a su trabajo vestidos con bikini: cierto decoro puede
ser indispensable para asegurar el correcto funcionamiento de la administración.

La conclusión restrictiva en relación con la objeción de conciencia se refuerza si se tiene en


cuenta que la celebración de matrimonios es una práctica monopólica regulada por el
Estado: solo puede ser realizada por quienes forman parte del cuerpo de funcionarios del
Estado. Se trata de una actividad que la sociedad regula especialmente y coloca bajo un
monopolio porque existe un particular interés público en su correcto funcionamiento.
Además, el acceso a ese cuerpo de funcionarios es voluntario. A diferencia de lo que ocurre
con el caso clásico del servicio militar obligatorio, quien se coloca voluntariamente en el

67
GIL DOMÍNGUEZ, A. Matrimonio igualitario y objeción de conciencia. En la Ley. 2010, p. 1. Ver la misma
opi ió àdelà is oàauto àe à otaàdeàp e saà Causaàde ateàlaào je ió àdeà o ie ia ,à it. .àEstaàesàta ié àlaà
opi ió à delà o stitu io alistaà D.à “a sa ,à e p esadaà e à idé ti aà otaà Causaà de ateà laà o je ió à deà
o ie ia ,à it. .à
68
NAVARRO FLORIA, J. La objeción de conciencia de los jueces y funcionarios al llamado « matrimonio
homosexual ». El Derecho, número 234, p. 382. NAVARRO FLORIA, J. Matrimonio de personas homosexuales y
libertad de conciencia. En Calir. [en línea]. 2010. Disponible en :à http:// . ali .o g.a /a ti-familia.htm. p.
12.

54
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contexto de una actividad estrictamente reglada sabe que recibirá beneficios por ello (en el
caso, el salario y las ventajas asociadas a la función pública), pero que también deberá
aceptar ciertas limitaciones al ejercicio de derechos que no deben ser soportadas por
quienes optan por mantenerse al margen de esa actividad.

Es verdad que muchas de estas características se dan también en el caso de la objeción de


conciencia al aborto, que la Corte Suprema autorizó en su sentencia sobre el tema. En la
realización de actividades médicas también puede darse una afectación inmediata de
derechos de terceros (los pacientes), que pueden verse privados de recibir una atención
que a la que la ley les da derecho. También la actividad médica es una práctica monopólica
regulada por el Estado, que solo puede ser realizada por quienes forman parte de un
cuerpo al que se accede mediante una cierta cualificación (formación en medicina,
inscripción en el colegio público respectivo, etc.). Finalmente, el acceso a la profesión
médica, al igual que el acceso al empleo público, es voluntario69.

Sin embargo, todos estos rasgos no refuerzan el argumento a favor de la objeción, sino que
por el contrario lo reducen. Todas las características señaladas llevan a asumir
restrictivamente la posibilidad de ejercitar la objeción de conciencia, tanto en el caso de la
interrupción del embarazo como de la celebración de matrimonios. De hecho, la propia
Corte Suprema, al señalar el derecho a la objeción del personal médico, dejó bien claro que
tal derecho podía ejercerse siempre que se garantizara la continuidad de las prestaciones
édi asà si àde i a io esàoàde o as .à

Además, hay en el caso del matrimonio una razón que autoriza a ser todavía más
restrictivos que respecto del aborto. Es discutible hasta qué punto la celebración del
matrimonio exige una participación personal y activa del oficial del Registro Civil
(participación personal y activa que es evidente, por ejemplo, en los casos de servicio
militar o interrupción del embarazo). En efecto, podría argüirse que lo que constituye
verdaderamente el matrimonio es el consentimiento de los contrayentes, de modo que el
oficial público se limita a dejar constancia de la expresión de este consentimiento. Desde
esta perspectiva, el oficial público cumpliría una función de mero registrador. El antiguo
Código Ci ilà de íaà ueàelà at i o ioà seà ele aà a te à elà ofi ialàpú li oà a tí uloà .à Elà
ue oàCódigoàCi ilà àCo e ial,àe àle guajeà sàa iguo,àdi eà ueàseà ele aà po àa te à
ese oficial (artículo 418).

69
Seguimos la descripción que, respecto de las actividades médicas, realiza ALEGRE, M. Opresión a
conciencia: La objeción de conciencia en la esfera de la salud sexual y reproductiva. En SELA (Seminario en
Latinoamérica de Teoría Constitucional y Política). 2009, p. 10‑12.

55
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

Hay quienes han propiciado que, como solución práctica, se recurra a la distribución
interna de los expedientes matrimoniales entre los funcionarios del Registro Civil, de modo
que quienes no tengan reparos de conciencia se encarguen de los matrimonios entre
personas del mismo sexo70; se admite, sin embargo, que esta postura resulta de más difícil
aplicación cuando no haya quién remplace al funcionario del Registro (lo que puede
suceder, por ejemplo, en ciudades pequeñas en las que los Registros tienen un reducido
personal)71.

Los casos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre el tema del matrimonio en
relación con las cuestiones de conciencia, que hemos reseñado más arriba, no permiten
resolver la cuestión que aquí estudiamos 72. Tampoco la jurisprudencia de la Corte Suprema
sobre la objeción de conciencia es concluyente sobre en qué casos se puede invocar con
éxito tal objeción.

Desde nuestro punto de vista, en ausencia de una regulación específica (leyes sobre
objeción de conciencia, leyes sobre el Registro Civil o reglamentos y resoluciones sobre su
funcionamiento) los funcionarios del Registro Civil no pueden negarse a intervenir en la
celebración del matrimonio. Admitir que los funcionarios se abstuvieran de intervenir sería
tanto como permitir que la administración dejara de aplicar la ley (recuérdese el estricto
apego que debe el funcionamiento de la administración al principio de legalidad) por razón
de las convicciones particulares de sus agentes.

70
NAVARRO FLORIA, J. Matrimonio de personas homosexuales y libertad de conciencia. En Calir. [en línea].
2010, p. 12. Disponible en :à http:// . ali .o g.a /a ti-familia.htm. PADILLA, N. Objeción de conciencia:
¿retroceso o revolución? En el Dial [en línea]. 2010, p. 6. [Consultado el 3/1/ 2010]. Disponible en :à
www.institutoacton.com.ar/oldsite/articulos/npadilla/artpadilla1.pdf.
71
Ver PADILLA, N. Objeción de conciencia: ¿retroceso o revolución?. En el Dial [en línea]. 2010, p. 6.
[Consultado le 3/1/2010]. Disponible en :
www.institutoacton.com.ar/oldsite/articulos/npadilla/artpadilla1.pdf. Web Page.
72
La aplicación del criterio interpretativo del caso Correa al asunto del matrimonio entre personas del mismo
sexo podría servir, por ejemplo, para denegar que esta forma matrimonial fuera inconstitucional por alejarse
del modelo cristiano del matrimonio (inconstitucionalidad que, hasta donde tenemos conocimiento, nadie ha
alegado). Pero de nada sirve para clarificar la temática de la objeción de conciencia. El criterio utilizado en las
sentencias Sejean y Villacampa habría podido servir de sustento, por ejemplo, para que la Corte Suprema
declarara inconstitucional la regulación puramente heterosexual del matrimonio (según expusimos más
arriba, la Corte se abstuvo de pronunciarse porque cuando el caso llegó a sus manos ya había sido dictada la
ley de reforma matrimonial). Obviamente, no decimos que la Corte habría tomado efectivamente esa
decisión, sino que, llegado el caso, la argumentación habría podido ser semejante. Sin embargo, una vez más,
estas sentencias dejan sin respuesta el tema de la objeción de conciencia de los funcionarios del Registro
Civil. Por último, incluso si el caso Sisto pudiera considerarse como una verdadera objeción de conciencia a
una característica de la regulación legal del matrimonio (opinión que no compartimos), la diferencia
fundamental con el supuesto que estudiamos en este trabajo es que quienes objetaban eran los propios
contrayentes, no el oficial del Registro Civil. Una vez más, esta sentencia echa pocas luces sobre nuestro caso.

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Hasta donde tenemos conocimiento, no se han dictado esas normas sobre el


funcionamiento de los Registros Civiles. Conocemos algunos proyectos sobre objeción de
conciencia en general, con una cláusula específica sobre objeción de conciencia al
matrimonio homosexual, en algunas provincias73. Pero solo en una provincia (San Luis) tal
norma general fue aprobada, aunque no menciona el caso particular del matrimonio
porque es anterior. Sin embargo, incluso en el caso de San Luis, la norma por sí misma no
resuelve el problema: la objeción de conciencia solo puede alegarse si no afecta derechos
de terceros74. En el caso de los funcionarios del Registro Civil tal afectación de derechos es
patente, a menos que el Registro Civil establezca un mecanismo de distribución de los
expedientes matrimoniales que garantice que, ante la objeción de uno de sus agentes,
habrá otro agente dispuesto a hacerse cargo del asunto. La vía administrativa y la del
amparo, que la ley de San Luis prevé, pueden eventualmente servir no para hacer efectiva
la objeción en sí misma, sino para compeler al Estado provincial a dictar las reglas que
garanticen la mencionada distribución de expedientes.

Dejado a salvo el principio de legalidad en el funcionamiento de la administración, y como


cuestión de lege ferenda, creemos que la existencia de reglas de distribución interna que
garanticen que los expedientes matrimoniales se distribuyan de manera tal que los
funcionarios que tengan reparos a participar en el matrimonio entre dos personas del
mismo sexo sean eximidos de ello podría ser razonable, sobre todo por razones prácticas.
De este modo, se evitaría confrontar a los funcionarios con situaciones contrarias a sus
convicciones; y también que los contrayentes deban dar su consentimiento ante un oficial
que, quizá, cumpliría su trabajo a regañadientes.

Lo dicho en el párrafo anterior vale mientras exista personal suficiente para que se haga
una distribución de expedientes que deje a todos satisfechos. En caso de conflicto entre los
derechos del funcionario y los de los contrayentes (lo que puede suceder, por ejemplo, en
Registros Civiles de ciudades pequeñas que cuentan con escaso personal), son los derechos
de los contrayentes los que deben prevalecer. Solo así podrá garantizarse el pleno ejercicio
del derecho a contraer matrimonio y el normal funcionamiento de la administración.

De hecho, hasta donde sabemos, los escasos planteamientos de objeción de conciencia


que han existido se han resuelto mediante mecanismos pragmáticos como la distribución
de expedientes que comentamos o una licencia puntual del funcionario del Registro Civil
que es reemplazado por otro empleado.

73
En la provincia de Neuquén, proyecto 8052 expediente D-142/13 (diputado Escobar). Un proyecto
semejante se presentó en la provincia de Misiones.
74
Ley N. I-0650-2008 de la provincia de San Luis, artículos 1 y 3.

57
Fernando Arlettaz: Matrimonio homosexual, oposición religiosa y objeción de conciencia en Argentina

5. MATRIMONIO Y OBJECIÓN, CINCO AÑOS DESPUÉS. A MODO DE


CONCLUSIÓN
La ley que amplió la base subjetiva del matrimonio permitiendo su acceso a las parejas
conformadas por dos personas del mismo sexo en 2010 continúa la progresiva
secularización del régimen matrimonial argentino. En este sentido, se sitúa en clara línea de
continuidad con las reformas que instituyeron el matrimonio civil (a fines del siglo XIX) y
permitieron el divorcio (a fines del siglo XX). El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación,
que fue aprobado en 2014 y comenzó a regir en 2015, no solo mantiene la tendencia
secularizadora en lo que se refiere a la unión matrimonial entre dos personas del mismo
sexo, sino que la profundiza al incidir sobre otros aspectos de la legislación matrimonial
(por ejemplo, reemplazando el antiguo sistema de divorcio por causa justificada y
atribución de culpas por el de divorcio unilateral e incausado sin atribución de culpas).

El carácter secularizador de la reforma permite comprender la reacción contraria de varios


grupos religiosos (la jerarquía y buena parte de la feligresía católica, así como un sector de
las iglesias evangélicas). Sin embargo, el menor acento puesto en el tema del matrimonio
homosexual durante el tratamiento del nuevo Código Civil y Comercial (que, como ya
vimos, transpone íntegramente las normas de la reforma que permitió el acceso al
matrimonio de las parejas homosexuales) parece mostrar que la secularización del derecho
en este punto es un hecho consumado.

En relación con la objeción de conciencia, la ausencia de regulaciones legales o


antecedentes jurisprudenciales específicos resulta significativa. Como hemos dicho, los
pocos casos de solicitud de objeción de conciencia que se han presentado se han ido
resolviendo de modo pragmático (mediante distribución interna de los expedientes, por
ejemplo). El número reducido de planteamientos de objeción de conciencia es
comprensible en el contexto de una sociedad cada día más secularizada.

6. BIBLIOGRAFÍA
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de la reforma. Aldao, M. y Clérico, L.: Matrimonio igualitario: perspectivas sociales, políticas
y jurídicas. 2010.

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ISSN 07919-7160

LA DISYUNTIVA ENTRE CONCIENCIA Y LEY EN EL ORDENAMIENTO


CHILENO

A NA M ARÍA C ELIS B RUNET *

Resumen:
Resulta comprensible que en un país en el que subsiste el Servicio Militar Obligatorio, la objeción de
conciencia sea ignorada o no prosperen los esfuerzos para incorporarla explícitamente en la
normativa nacional. A lo largo de este trabajo se busca poner en evidencia que se deriva de la
libertad de conciencia y de religión, por lo que sea o no escrita las personas pueden invocarlas en
situaciones de disyuntiva entre el cumplimiento de la ley y obedecer a su propia conciencia. Los
aportes provenientes de otros ordenamientos jurídicos iluminan el camino que se emprender para
lograr la consolidación del reconocimiento de un derecho fundamental en su plenitud.
Palabras clave: objeción de conciencia, ley, libertad religiosa

Abstract:
It is understandable that in a country that remains with compulsory military service, conscientious
objection is ignored or there is no place to explicitly incorporate it into national law. The article seeks
to highlight the fact that it is derived from the freedom of conscience and religion, so whether or not
unwritten, everyone may invoke it in situations of disjunction between law enforcement in order to
obey their own conscience. Contributions from other legal systems illuminate the path to take to
achieve the consolidation of the recognition of a fundamental right in its fullness.
Key words: conscious objection, statutory mandate, religious freedom

DOI: 10.7764/RLDR.1.3

1. LA DISYUNTIVA ENTRE CONCIENCIA Y LEY EN EL ORDENAMIENTO


NACIONAL
Resulta complejo referirse a la objeción de conciencia en un país en el que se alude a las
prácticas utilizadas para no constreñir a los jóvenes llamados a prestar el Servicio Militar

*
Abogado y Doctora en Derecho Canónico, Directora del Centro UC Derecho y Religión (anterior Centro de
Libertad Religiosa) y del Departamento de Derecho Canónico de la Facultad de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica de Chile. En su calidad de profesora ordinaria asociada imparte los cursos de Derecho
canónico y Derecho y religión. Fue Secretaria (2005 – 2009) y Presidenta del Consorcio Latinoamericano de
Libertad Religiosa (2009 – 2013) y es Vice Presidenta del International Consortium for Law and Religion
Studies (ICLARS, 2011 – ). Miembro del Consejo Consultivo del Instituto Nacional de Derechos Humanos (2015
– ).

1
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

Obligatorio (SMO) como suficiente explicación de su ausencia. En efecto, cada vez que se
debe dar cuenta ante organismos internacionales en Chile no reconoce explícitamente la
objeción –ni objetores– en la materia más extendida en que suele hacerse, se señala que
los cupos se llenan adecuadamente con voluntarios. De ahí que se sostenga que si bien es
un servicio obligatorio, en los hechos es voluntario.

Probablemente, se trata de una situación que el Profesor Navarro Floria consideraría un


eje plo dig o de la e p esió ue a uñó so e el ealis o ági o ju ídi o ta e te dido
en la región. Pero a fin de no banalizar el asunto, es oportuno señalar que al sostener que
el “MO e los he hos es olu ta io, el Go ie o e u e a u a o e pli ati o: La
realización obligatoria perdura sólo como criterio subsidiario, para el caso de que el
número de voluntarios no sea suficiente para completar las vacantes de reclutamiento, en
u o aso ope a á u a sele ió po so teo 1.

El Gobierno de Chile en su último informe al Comité de Derechos Humanos a propósito del


art. 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, se refirió a las novedades
relativas a la implementación del Reglamento de Asistencia Religiosa en los
establecimientos de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad Pública2 en sus diversas
instituciones3. Luego, se indicó cómo la Ley Nº 20.045 que Moderniza el Servicio Militar
Obligatorio distinguió entre exenciones –aplicables entre otros a los ministros de culto– y
las exclusiones de los descendientes por consanguinidad en línea recta y colateral hasta el
segundo grado inclusive de quienes fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos
o de violencia política4.

En el informe se indica que en el período comprendido entre los años 2007 y 2011, los
jóvenes que invocaron la exención aludida ascendieron a 691 y 1.132 se acogieron a la

1
GOBIERNO DE CHILE. Sexto Informe periódico de aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos. De conformidad al artículo 40 del Pacto, Mayo 2012. [en ligne]. p. 26. [Consultado el 29/09/2015].
Disponible en:
http://www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20080902/asocfile/20080902204316/6to_informe_ccpr_civiles_p
ol__ticos__mayo_2012_.pdf..
2
DECRETO 155. Ministerio de Defensa que reglamenta la asistencia religiosa en establecimientos de las
Fuerzas Armadas y de las de Orden y Seguridad Pública, Subsecretaría de Guerra (Diario Oficial, 26 mayo
2008).
3
GOBIERNO DE CHILE. Sexto Informe periódico de aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos. De conformidad al artículo 40 del Pacto, Mayo 2012. [en línea]. p. 22‑25. [Consultado
el 29/09/2015]. Disponible en:
http://www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20080902/asocfile/20080902204316/6to_informe_ccpr_civiles_p
ol__ticos__mayo_2012_.pdf.
4 o
LEY N 20.045. Moderniza el Servicio Militar Obligatorio (Diario Oficial, 10 septiembre 2005). Art 42 Nº 6.

2
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ISSN 07919-7160

exclusión de los familiares de víctimas de derechos humanos, es decir, un total de 1.823


eventuales conscriptos. Incluso, se dieron las cifras de postulantes y las vacantes de
reclutamiento existentes y efectivamente los voluntarios las superaban casi en el doble,
afirmándose con ello que era innecesario recurrir a la obligatoriedad del servicio. Y se
ad ite ue La o ati a legal ige te o o te pla la o je ió de o ie ia –en sentido
propio– para la no realización del servicio militar, el cual constituye un deber constitucional
para todo chileno que cumple 18 años. Sin embargo la ley citada en el párrafo anterior5
estableció la voluntariedad como criterio prevalente para llenar las vacantes de
e luta ie to 6.

Si fuese así de simple, implicaría una trivialización de la necesidad de reconocer tanto la


objeción como los objetores, haciendo inútil en la práctica llevarla hacia un texto positivo.
Es decir, no parece bastar el arreglar lo suficiente la ley para que quienes eventualmente se
vieran afectados en su cumplimiento no se pongan en dicho escenario. Y es que no puede
considerarse tan inmediato como para que se pretenda que al evitarse la situación ésta
desaparezca del todo. Una opción así deja subsistente el que, en definitiva, el no realizar el
SMO dependería de una especie de concesión graciosa del Estado y no un derecho
fundamental del objetor. Así se desdibuja un derecho fundamental como la libertad de
conciencia y de religión relegándosele a un aspecto meramente devocional.

En todo caso, la respuesta de Chile no eliminó la inquietud del Comité de Derechos


Hu a os ue e sus O se a io es señaló ue, o o sta te la espuesta a io al sigue
preocupado porque la ley vigente no reconozca la objeción de conciencia al servicio militar,
como indicó anteriormente. El Estado parte debe agilizar la adopción de una legislación que
e o oz a la o je ió de o ie ia al se i io ilita 7.

Es interesante que en relación a la aplicación del Pacto se considere insuficiente una


respuesta basada en la práctica y en algunas excepciones a la ley de reclutamiento para el
SMO. De alguna manera ello es coherente con la tutela debida a los derechos

5
Se refiere a la LEY 20.045.
6
GOBIERNO DE CHILE. Sexto Informe periódico de aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos. De conformidad al artículo 40 del Pacto, Mayo 2012. [en línea]. p. 26. [Consultado el 29/09/2015].
Disponible en:
http://www.minrel.gob.cl/minrel/site/artic/20080902/asocfile/20080902204316/6to_informe_ccpr_civiles_p
ol__ticos__mayo_2012_.pdf.
7
CCPR/C/CHL/CO/6 (2014) p. 7.

3
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

fundamentales y proporciona el piso para sostener que la objeción de conciencia existe


independientemente de su reconocimiento positivo.

En todo caso, la opción de ofrecer un servicio ciudadano alternativo fue objeto de un


proyecto de ley en el pasado gobierno de la presidente Bachelet como parte de su
programa, que posteriormente fue archivado sin debatirse.

El 15 de junio de 2006 en virtud de un Mensaje presidencial (Nº158-354) a la Cámara de


Diputados, la Presidenta Bachelet presentó un proyecto de ley para establecer objeción de
conciencia al servicio militar obligatorio y crear un servicio ciudadano alternativo tal como
se ha ía p ese tado e su p og a a de Go ie o: La i i iati a legal tie e su fu da e to
en la necesidad de reconocer una exención al servicio militar obligatorio para aquellos
jóvenes que, debido a sus convicciones, no puedan darle cumplimiento sin entrar en un
grave conflicto de conciencia. Para ello, a través de la creación de una prestación
sustitutoria en el Servicio Ciudadano Alternativo, se les permitirá cumplir con dicha carga
pú li a 8.

La propuesta contemplaba una cláusula de o ie ia ue tiene causales regladas, las que


deben demostrarse en un procedimiento administrativo, cuya resolución final puede
i pug a se ju isdi io al e te p. eda tada e los siguie tes té i os: Artículo 1°.
Quedan exentos del cumplimiento del Servicio Militar Obligatorio los varones
pertenecientes a la Base de Conscripción que invoquen fundadamente convicciones éticas,
religiosas, filosóficas o humanitarias que les impidan, en conciencia, la prestación de dicha
carga pública, y que, como consecuencia de ello, hayan sido declarados objetores de
o ie ia o fo e al p o edi ie to ue fije esta le 9. Luego, se establecían limitaciones
a su invocación sobreviniente –dando por lo demás un plazo de 30 días para invocarla– o
en estado de asamblea (art. 2). Pero lo cierto es que no alcanzó a seguir demasiadas

8 o
BACHELET JERIA, Michelle. Mensaje presidencial (N 158-354) a la Cámara de Diputados de Proyecto de ley
sobre objeción de conciencia al servicio militar obligatorio y creación del servicio ciudadano alternativo, 15
Junio de 2006. [en línea]. p. 1. [Consultado el 29/09/2015]. Disponible en:
HTTPS://WWW.CAMARA.CL/PLEY/PLEY_DETALLE.ASPX?PRMID=4625&PRMBOLETIN=4235-02. En el Mensaje
p eside ial se señaló ue El Go ie o ha p io izado da espuesta a esta e esidad, e p i e luga , po ue
está establecido como una de las medidas que se comprometió adoptar dentro de los primeros 100 días de
su mandato. Ahí se obligó a crear un servicio ciudadano alternativo al servicio militar obligatorio, que permita
a los jóvenes realizar actividades de impacto social en beneficio de la comunidad (pp. 1- . Ve la t a ita ió
del proyecto hasta su archivo en CORTE SUPREMA. Oficio N° 73, Informe Proyecto Ley 22-2006 (Boletín N°
4235-02). p. 3. https://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=4625&prmBoletin=4235-02 accesado el
29/09/2015.
9
PROYECTO DE LEY. Introduce la objeción de conciencia como causal de exclusión del cumplimiento del
servicio militar, 14 junio 2006 (BOLETÍN 4235-02).

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

etapas, pues se archivó pendiente el primer trámite constitucional10. Previamente, con


ocasión de la discusión de la que sería la Ley Nº20.045 que Moderniza el Servicio Militar
Obligatorio, se encontraba una precursora de la cláusula de conciencia propuesta al año
siguie te. Los té i os e to es fue o eda tados así: las personas cuyas íntimas e
imperiosas convicciones religiosas, humanitarias o filosóficas, les impidan, en conciencia, el
eje i io de la a ti idad ilita 11. En el oficio que la Corte Suprema alcanzó a enviar, se
hizo referencia a asuntos sobre un eventual recurso, resguardos para la notificación de la
convocatoria, el silencio ante la invocación de la objeción, etc.

También se a hi ó el P o e to ue Incorpora al Código Sanitario la objeción de


conciencia para ser invocada por ciertos profesionales para eximirse de vender un
dete i ado p odu to ue pueda pe judi a la ida o la salud hu a a 12.

En la actualidad, se encuentran en tramitación dos proyectos de ley relativos a la libertad


de conciencia en los que se incorpora el reconocimiento de la objeción de conciencia
aunque ninguno ha seguido el iter legislativo más allá de la cuenta:

a) Proyecto de Ley que equipara el tratamiento que el Estado y sus agentes, les deben
a las distintas iglesias existentes en Chile y, resguarda la objeción de conciencia
(Boletín 9563-07) del 10 septiembre 2014. En la Moción se pretende agregar un inc.
4º al art. 19 Nº 6 en los siguientes té i os: El Estado de Chile reconoce la plena
igualdad de cultos y creencias, por lo tanto, ni funcionario ni autoridad alguna,
podrá efectuar discriminaciones arbitrarias que impidan o atenten contra la
igualdad de trato que deben recibir las distintas iglesias en cualquier orden de
materias, ni se podrá impedir o limitar, bajo ningún pretexto, la libre expresión de
sus ideas o símbolos religiosos, ni atentar contra la objeción de conciencia
obligándolas a actuar en contra de sus propias creencias o ideas religiosas .

10
Luego de la Cuenta del Proyecto y el Oficio de la Corte Suprema (Nº 73), la Comisión de Defensa solicitó su
archivo que se realizó el 17 de diciembre de 2008.
11
Ver en: CORTE SUPREMA. Oficio N° 73, Informe Proyecto Ley 22-2006 (Boletín N° 4235-02). p. 3.
12
En este caso, la Moción se presentó el Martes 6 de noviembre de 2007, se decretó el archivo del Boletín
5453-11 el 7 de mayo de 2010 luego de dos años sin tramitación: ver en
https://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=5840&prmBoletin=5453-11. En el proyecto se incluía
como inciso final del a t. del Código “a ita io el siguie te te to: “i pe jui io de lo señalado e tos
incisos precedentes, los profesionales y técnicos encargados de dirigir una farmacia o almacenes
farmacéuticos, no podrán ser obligados por el Servicio de Salud, ni por autoridad alguna, a vender un
producto farmacéutico cuando ellos aleguen tener la convicción moral o la duda razonable de que ese
p odu to puede p o o a o i du i el a o to o daña la salud de las pe so as .

5
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

b) Proyecto de Ley que modifica el artículo 19 N° 6° de la Constitución Política de la


República para asegurar la igualdad de trato a las iglesias, cultos y creencias
religiosas y garantizar el derecho de objeción de conciencia (Boletín 9716-07) del 12
noviembre 2014. También se propone agregar un inciso final a la actual garantía
fundamental relativa a la libertad de conciencia y de religión. El tenor de la
p opuesta es: Todas las iglesias, cultos y creencias gozan del mismo trato
igualitario por parte del Estado y sus agentes, no pudiendo limitarse en modo
alguno la libre expresión de sus convicciones. Asimismo, toda persona tiene el
derecho de objeción de conciencia, ante la imposición de un determinado culto,
que violente su libertad de creencias .

Se observa entonces una voluntad de incluir genéricamente la objeción de conciencia sin


distinguir materias específicas, lo que es coherente con la tendencia actual. Así ,en Chile
eventualmente se comenzaría a instalar en un texto positivo la objeción de conciencia sin
que se trate del servicio militar que ha sido la clásica puerta de entrada en este tema.

A ello se suma la rápida discusión en torno al proyecto de ley para introducir el aborto en el
país, que ha significado que sea en esta materia donde se concentre hoy el debate de la
objeción de conciencia13. El texto presentado por Mensaje presidencial el 31 de enero del
año en curso, se encuentra en su primer trámite constitucional, habiendo pasado para su
estudio desde la Comisión de Salud hacia la de Constitución, Legislación y Justicia (29
septiembre 2015). El Ejecutivo le ha dado urgencia simple.

Sin entrar en este momento al debate sobre el aborto desde la perspectiva de la libertad
religiosa, interesa concentrarse específicamente en la objeción de conciencia.

13
En este momento resulta oportuno recordar que el coqueteo (flirteo) con la objeción de conciencia en
materia de derecho a la vida y a la salud, se observó con ocasión de un documento del 2007 que contenía las
Normas Nacionales sobre Regulación de la Fertilidad (DECRETO SUPREMO Nº 48 [2007]) en los que se
incorporaba entre los métodos posibles la llamada píldora del día después. Si bien ello fue objeto de diversos
requerimientos ante el Tribunal Constitucional, por vía administrativa hoy se vende sin receta en las
farmacias. En el texto del Ministerio de Salud de 2007 se referían al derecho a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión, en los siguientes térmi os: u a so iedad plu alista, e la ue o i e pe so as o
diferentes valores y creencias religiosas que requieren respeto y tolerancia, no impone el uso de ningún
método anticonceptivo. Por el contrario, se adecua a la diversidad de pensamiento, conciencia y religión de
las personas que los utilizan y no pretende influir tampoco en la decisión de no usar un método. Por otra
parte, el personal de salud tiene también derecho a considerar que el mecanismo de acción de alguno de los
métodos pudiera no ser a epta le pa a ellas/os. Esta o je ió de o ie ia los o liga, desde el pu to de
vista ético, a derivar a quién solicita ese método a otro profesional que no tenga esta objeción, asegurándose
que la persona es atendida y puede ejercer sus derechos (DECRETO SUPREMO Nº 48 [2007] p. , se ió . .
Desde entonces ha sido una constante ampararse en que se trata de conductas no obligatorias, pero luego
aludir a una eventual objeción de conciencia por parte del personal de salud.

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

E el Me saje p eside ial se reconoce el derecho que asiste a toda persona para
conducirse en su vida de acuerdo con sus convicciones y principios morales … . Como se
ha dicho, este proyecto encara situaciones difíciles, donde las convicciones profundas de
cada persona están en juego. Es por ello que se le reconoce al o la médico(a) cirujano(a) la
posibilidad de expresar, por escrito y previamente, su objeción de conciencia. Además, se
hace explícito el deber ético del médico afectado por la objeción de conciencia de informar
cuando una paciente se encuentra en alguna de las causales. Desde luego, se trata de un
derecho propio del médico que interviene, en tanto persona natural. Como contrapartida,
el prestador de salud tiene la obligación de derivar a la mujer a un profesional que no esté
afectado por la objeción de conciencia. Con todo, la objeción de conciencia no puede ser
un obstáculo en aquellos casos excepcionales en que la mujer requiere una interrupción
del embarazo de modo inmediato e impostergable y, además, no existe otro médico que
pueda ealiza la i te e ió 14.

Como consecuencia de tales declaraciones, la objeción de conciencia se reconoce sólo al


médico sin extenderse al personal de salud. Además, se debe declarar de manera escrita y
p e ia, lo ue o se o side a e el e e to ue se e ue t e u a uje ue requiera
atención inmediata e impostergable y no exista otra persona que pueda realizarla . Por
último, se impone una doble carga: al prestador de salud para derivar a la paciente a otro
médico cirujano y al objetor de informarlo oportunamente 15.

Entonces, una nueva redacción del artículo 119 ter sería la siguiente:

El(la) médico(a) cirujano(a) que sea requerido(a) para interrumpir el embarazo en las causales descritas
en el artículo 119, podrá abstenerse de realizarlo cuando hubiera manifestado su objeción de
consciencia al(la) Director(a) del establecimiento de salud, en forma escrita y previa. El establecimiento
tendrá la obligación de reasignar otro médico(a) cirujano(a) a la paciente o de derivarla en forma
inmediata para que el procedimiento le sea realizado por quien no haya manifestado dicha objeción. El
Ministerio de Salud deberá dictar los protocolos necesarios para le ejecución de la objeción de
conciencia. El(la) médico(a) cirujano(a) que ha manifestado objeción en conciencia y es requerido(a) para
interrumpir un embarazo, tiene la obligación de informar de inmediato al Director(a) del establecimiento

14 o
BACHELET JERIA, Michelle. Mensaje presidencial (N 1230-362) a la Cámara de Diputados de Proyecto de ley
que regula la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales, 31 enero 2015.
[en línea]. p. III, 3c. [Consultado el 29/09/2015]. Disponible en:
HTTPS://WWW.CAMARA.CL/PLEY/PLEY_DETALLE.ASPX?PRMID=4625&PRMBOLETIN=4235-02.
15 o
BACHELET JERIA, Michelle. Mensaje presidencial (N 1230-362) a la Cámara de Diputados de Proyecto de ley
que regula la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales, 31 enero 2015.
[en línea]. [p. IV, 4. [Consultado el 29/09/2015]. Disponible en :
HTTPS://WWW.CAMARA.CL/PLEY/PLEY_DETALLE.ASPX?PRMID=4625&PRMBOLETIN=4235-02.

7
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

de salud que la mujer requirente debe ser derivada. En el caso que la mujer requiera atención médica
inmediata e impostergable, quien haya manifestado objeción de conciencia no podrá excusarse de
realizar la interrupción del embarazo en la medida que no exista otro(a) médico(a) cirujano(a) que pueda
realizar la intervención.

En ello se observa a lo menos una virtud y una debilidad. La primera, es el que se tenga la
voluntad de incluir por primera vez en el ordenamiento nacional la objeción de conciencia.
La flaqueza más evidente es limitarla sólo al médico tratante.

Aunque se invoca al Estado laico, se opta en realidad por una creencia –vestida de
neutralidad– relegando las demás convicciones al ámbito privado. Así, el respeto a las
creencias es más aparente que real y la objeción de conciencia propuesta, constituye más bien
una derivación médica que descansa en la obligación del eventual objetor de cuidar que se
realice el aborto y de intervenir el mismo si no lo logra.

Se presenta además como una eventual colisión de derechos: de una parte, el médico y su
conciencia y, de otra, lo que se considera el derecho de la mujer a acceder al aborto bajo las
causales legales. Pero inmediatamente después se opta por lo que se considera un derecho de
la mujer a la salud, lo que plantea numerosos conflictos especialmente si se tiene una postura
respecto del inicio de la vida que se aparta notablemente de reconocer concesiones para
ponerle término en el vientre materno.

Hasta ahora, a lo más se había estudiado otro tipo de situaciones como eventuales
objeciones. Lo interesante de ellas es que no existiendo un texto positivo que amparara la
conducta contraria, ocurrió lo que corresponde hacer: recurrir al juez. Fue en sede judicial
que en el país se problematizó acerca de los conflictos de conciencia de testigos de Jehová
en torno a evitar transfusiones sanguíneas. En un escenario de escasa judicialización de
asuntos de libertad de conciencia y de religión que haya una buena cantidad de recursos de
protección presentados en el tema considerando que existe un reducido grupo de personas
con tales creencias en el país16. Si bien en la actualidad han desaparecido prácticamente los
recursos de protección en este tema debido a terapias alternativas, también ha dejado de
ser estudiado como una objeción real toda vez que se la considera doctrinalmente como
una negativa a tratamientos médicos.

En general, se han acogido los recursos de protección en caso que la urgencia subsistiera al
momento del fallo aunque existen diversas variables consideradas en las decisiones

16
De acuerdo al Censo 2002, los testigos de Jehová apenas superan el 1%, que equivale a 119.455 habitantes
(INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS [2002] pp. 25 – 26).

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

judiciales como la participación del recurrido, la desaparición de la urgencia, los riesgos de


la transfusión y su incidencia en la sobrevida del paciente17.

Es interesante entonces que se haya judicializado casos en torno al derecho a la vida y


salud, y que en la actualidad haya entrado el debate acerca de la objeción de conciencia en
un escenario de legalización del aborto en el país. No se ingresa entonces desde la objeción
al SMO sino que se asume la notable diversificación que el tema vive en la actualidad.

Los profesores Navarro Valls y Martínez Torrón han insistido en que ya no se trata de
o je ió de o ie ia si o ue es e esa io utiliza el plu al: o je io es de o ie ia.
Los grandes expertos en el tema de la objeción plantean que desde hace algún tiempo
estalló u Bi g Ba g ue ha di e sifi ado la a tidad de ate ias espe to de las uales
se reconoce la objeción. Consideran que ello se debe a diversas causas que van desde la

17
Cfr. Alcalde Rodríguez, Enrique. « Derecho a la vida y libertad religiosa: el caso de los Testigos de Jehová »,
o
en Revista ACTUALIDAD JURÍDICA N 19. Tomo II. Enero 2009, p. 621. El autor, recurre a un estudio de casos
o u idos e t e los años , a alizados e ‘eta ales, A eli o, Le io es ue deja los pa ie tes
adultos ue e haza t a sfusio es de sa g e a pa ti de la do t i a de uest os t i u ales e Ius Publicum
Nº11 (2003), pp. 75- . E algu as de isio es se ha señalado ue se o side a espe ial e te justifi adas
cuando se refieren a menores de edad y a la oposición a tratamientos curativos fundada en razones religiosas
de sus padres. Esas razones religiosas, objeto de una decisión de adhesión libre, informada y voluntaria, y que
resultan constitucionalmente merecedoras de respeto y protección estatal, no pueden sin embargo
determinar la muerte o el riesgo de ella para quien no ha consentido madura y responsablemente en esa
adhesió eligiosa, o o o u e o los iños e Co te de Apela io es de Valdi ia, Go ez Noa e o ,
causa rol 103/2009, del 14 de mayo de 2009, considerando undécimo). En otras ocasiones que han afectado
a menores de edad, se ha recurrido incluso a una segunda transfusión ordenada judicialmente, para luego
continuar con el sistema médico alternativo propuesto por los padres con la colaboración de un profesional
e pe to. Cf . e Cf . Co te de Apela io es de “a Miguel, Di e to del Servicio de Salud Metropolitano Sur
con Mirla Isasmendi Cartagena – Ja ie Fue teal a ‘ei oso , ausa ol -2004, 22 de mayo de 2004,
considerando 8º. La Corte Suprema, confirmó la sentencia de la Corte de San Miguel que rechazó el recurso:
al decretarse la transfusión como medida preventiva, se acogió lo solicitado aunque debía resolverse en
sentencia definitiva (considerandos 5º a 7º). Alguna vez se ha acogido la solicitud de un marido, si bien su
mujer había manifestado notarialmente su oposición a una transfusión sanguínea en un Poder de Atención
17
Médica . La conclusión del caso sin embargo, se precipitó ante la muerte de la paciente sin habérsele
realizado la transfusión, ni se hubiera pronunciado la Corte Suprema respecto de la apelación interpuesta por
miembros de la confesión religiosa. La decisión se había planteado en los términos actualmente habituales,
esto es, sólo en cuanto se autoriza a los médicos de la Clínica Indisa para que procedan a efectuar los
métodos clínicos de transfusión de sangre que sean médicamente necesarios para la conservación y
e upe a ió de la salud de la pa ie te . Cf . Co te de Apela io es de “a tiago, E i ue Ca te o Al aide
o t a Clí i a I disa , ausa ol -2008, 5 de julio de 2008.

9
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

crisis del positi is o legalista a oti a io es si e as a u a p og esi a eta o fosis del


p opio i stituto 18.

El Profesor Palomino, presenta con claridad los contenidos y alcances de objeciones de


conciencia a deberes cívicos (militar, fiscal, jurado y elecciones), relativas a la vida humana
(aborto y tratamientos médicos) y las relaciones laborales (calendario laboral y vestimenta),
agregando otras formas de objeciones de conciencia en cuanto a normas administrativas y
las situaciones de empleados públicos y jueces19. El destacado académico sostiene parte
del supuesto ue o todo i u pli ie to es igual ue la deso edie ia al De e ho po
oti os de o ie ia es u a ado ide tita io ue ide tifi a la i iliza ió o ide tal 20.

Una muestra de resol e a la hile a los o fli tos si o ta de a e a e plí ita o el


reconocimiento de la objeción de conciencia, sucedió en el caso de un funcionario de
policía adventista cuando le correspondió un turno en día sábado. Es particularmente
interesante que no haya ninguna referencia a una objeción de conciencia sino que se haya
intentado resolver a través de una conversación con la autoridad superior para que, llegado
el momento, su ausencia se haya interpretado como una desobediencia a una orden –
disposiciones administrativas sobre su turno– y no se considerara la libertad religiosa del
funcionario. En efecto, la Corte de Apelaciones de Valparaíso rechazó el recurso de
protección estimando que:

a juicio de esta Corte no se ha vulnerado el derecho que le asiste al recurrente de practicar y


manifestar el culto religioso que profesa, y por ende no se ha infringido la Garantía Constitucional
establecida en el N° 6 del artículo 19 de nuestra Constitución Política de la República, ni La Ley
19.638, cuestión que la propia Policía de Investigaciones en su Reglamento de Asistencia Religiosa
e o o e al esta le e e su a tí ulo ue Todos los ie os de la Poli ía de I estiga io es de
Chile y su grupo familiar, tienen derecho a profesar y practicar el credo o creencia religiosa que
desee , o i gu a li e e te . E efe to, la situa ió ue se ha o igi ado espe to al e u e te
quien ha sido sancionado por su superior jerárquico, no dice relación con un impedimento para
desarrollar y practicar su religión, sino con haber actuado al margen de los procedimientos
establecidos en la Institución a la cual pertenece desde hace varios años, para justamente haber
logrado eliminar las trabas, que estimó le afectaban para asistir al culto el día sábado, cuestión que
le competía a él plantear, máxime cuando no cuestionó cuando le fue notificada, la resolución que le
impuso la obligación de trabajar el día sábado, habiendo el recurrente de acuerdo a los antecedentes

18
NAVARRO VALLS, R. Martínez Torrón, J. en : Conflictos entre conciencia y ley: las objeciones de conciencia.
Vol. . Mad id : Iustel, , p. 30.
19
PALOMINO, Rafael. Manual Breve de Derecho Eclesiástico del Estado. Universidad Complutense,
p. 120‑136.
20
PALOMINO, Rafael. Manual Breve de Derecho Eclesiástico del Estado. Universidad Complutense, p. 113. A
continuación de ello pasa por diversos hechos y personajes históricos o de ficción que han optado por seguir
su conciencia en un determinado momento.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

allegados a este recurso, actuado en estas condiciones, sin respetar una orden dada por sus
superiores, en una institución que tiene un régimen jerárquico y disciplinario estricto, donde no
puede quedar entregado a su mera voluntad el no acatar órdenes, sobre todo cuando el fin de ella es
velar por la tranquilidad y el orden público. Lamentablemente, la sanción recibida como una falta
21
seria que afectará su calificación laboral .

En el fondo, en este caso no se siguió el procedimiento establecido en la propia institución


para ejercer la libertad religiosa. Obviamente, se requieren ciertas formalidades para
invocar en cada situación la objeción de conciencia, en especial para verificar que la
motivación de la persona sea lo suficientemente seria como para desestimar un capricho o
simple desidia respecto del cumplimiento de las obligaciones personales. No obstante ello,
se comprende la situación en el marco de la informalidad nacional que supone que basta
o a isa o ego ia pa a ue todo uede e o de . E el aso p ese tado, el
funcionario arriesgó con ello su calificación exponiéndolo a una eventual pérdida de
trabajo.

E este o te to a io al, o a e duda e to es ue el de e ho a la li e tad eligiosa


posee u a o posi ió ue pla tea desafíos pa a u Estado o o fesio al de o áti o
22
. La objeción de conciencia es precisamente un ámbito que parece haberse instalado y
que habrá de resolverse de manera que se garantice que en Chile se puede vivir de acuerdo
a las propias convicciones o creencias. No es por tanto suficiente argumentar que se está
ante situaciones no obligatorias –e el estilo de si uie e a o te, pe o sepa ue adie le
o st iñe a ha e lo – si al final, ello implica que las propias creencias pasan a ser ilícitas.
Así, se abre la necesidad de invocar la objeción de conciencia en las más variadas materias.

2. UNA MIRADA A LA VECINDAD Y MÁS ALLÁ


La idea de que el pasto del vecino es siempre más verde, obliga a extender la mirada a los
países de la región y al aporte en la materia desde el sistema americano de derechos
humanos y de la ONU.

Por de pronto, en el Informe acerca de Paraguay, el Relator Especial sobre la libertad de


eligió o de ee ias ele a ue el a t. de la Co stitu ió e o oz a e p esa e te
el derecho a la objeción de conciencia por razones éticas o religiosas. Además, el número

21
SILVA MONTERO, EDUARDO CONTRA POLICÍA INVESTIGACIONES DE CHILE (2014) considerando décimo.
22
INSTITUTO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS. Situación de los Derechos Humanos en Chile 2014,
[en línea]. p. 167. [Consultado el 15/09/2015]. Disponible en: http://www.indh.cl/informe-anual-situacion-de-
los-derechos-humanos-en-chile-2014.

11
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

relativamente elevado de objetores de conciencia en el Paraguay demuestra que


actualmente la garantía constitucional objeción de conciencia al servicio militar obligatorio
se respeta en la práctica. Sin embargo, el Comité de Derechos Humanos lamentó, en sus
observaciones finales de octubre de 2005 sobre el Paraguay que las zonas rurales no
parecían contar con acceso a la información sobre la objeción de conciencia y recomendó
la difusión adecuada de información sobre su ejercicio entre toda la po la ió 23. Es decir,
a á de e ha e te el elato se efie e al de e ho a la o je ió de o ie ia. Luego,
Bielefeldt se concentra en el procedimiento establecido para el reconocimiento de los
objetores de conciencia y enfatiza la necesidad de imparcialidad de los procesos y presenta
preguntas en torno a las asociaciones de objetores (Nº55). Finalmente, se refiere a
servicios sustitutivos comparables (Nº56).

E el aso de Chile, el Co ité de De e hos Hu a os señaló ue Pese a la i fo a ió


suministrada por el Estado parte de que la normativa vigente establece la voluntariedad
como criterio prevalente para llenar las vacantes de reclutamiento y que la realización
obligatoria perdura solo como criterio subsidiario, el Comité sigue preocupado por que la
ley vigente no reconozca la objeción de conciencia al servicio militar como indicó
anteriormente (CCPR/C/CHL/CO/5, párr. 13) (art. 18). El Estado parte debe agilizar la
adop ió de u a legisla ió ue e o oz a la o je ió de o ie ia al se i io ilita 24.

Y es que tal como ha sido desde la Observación General Nº 2225 se ha extendido la cantidad
de pe so as ue han reivindicado el derecho a negarse a cumplir el servicio militar
(objeción de conciencia) sobre la base de que ese derecho se deriva de sus libertades en
i tud del a tí ulo Nº . De a e a ue sigue sie do de ele a ia u te a ue o se
ha af o tado de ida e te e el país o te tá dose o solu io es a la hile a .

En el texto se señala a continuación una formulación que ha transformado en clásica si bien


e iste de ie ta a igüedad: En el Pacto no se menciona explícitamente el derecho a la
objeción de conciencia pero el Comité cree que ese derecho puede derivarse del artículo
18, en la medida en que la obligación de utilizar la fuerza mortífera puede entrar en grave
conflicto con la libertad de conciencia y el derecho a manifestar y expresar creencias

23
BIELEFELDT, Heiner. Informe del Relator Especial sobre libertad de religión o de creencias. Misión al
Paraguay 26 enero 2012 (A/HRC/19/60/Add.1). Nº 54.
24
Comité de Derechos Humanos. Observaciones finales sobre el sexto informe periódico de Chile 13 agosto
2014 (CCPR/C/CHL/CO/6). Nº 24.
25 o
OBSERVACIÓN GENERAL N 22. Comentarios generales adoptados por el Comité de los Derechos Humanos,
Artículo 18 - Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión (HRI/GEN/1/Rev.7 at 179 [1993]). [Nº 11.

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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religiosas u otras creencias 26. Algunos estiman que se desprende que la objeción de
conciencia se derivaría de la libertad de conciencia y religión tanto en cuanto estuviera
explícitamente mencionada en la legislación interna.

No obstante ello, es posible contextualizar la preocupación de entonces por el tema del


servicio militar que hoy se ha visto ampliamente superado con el incumplimiento de otros
deberes jurídicos invocando la supremacía de la propia conciencia. El punto fundamental
entonces, aparece como la incapacidad del Estado para asir o regular la conciencia y en ello
no se encuentra una debilidad sino precisamente se evidencia la grandeza de supeditar
cualquier norma aquello que emana de la dignidad de cada persona que hace indispensable
reconocer derechos fundamentales.

En los instrumentos internacionales, la libertad de conciencia se relaciona con el servicio


militar que explícitamente se considera que no es un trabajo forzoso u obligatorio. Para
ilustrarlo, es posible detenerse en que tanto en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos
como en la Convención Americana de Derechos Humanos además de la libertad de
conciencia se prevé la eventual prestación del servicio militar.

E el Pa to, el a t. se señala ue: . Toda pe so a tie e de e ho a la li e tad de


pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de tener o de
adoptar la religión o las creencias de su elección, así como la libertad de manifestar su
religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado,
mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza. 2. Nadie será
objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar su libertad de tener o de adoptar la
religión o las creencias de su elección. 3. La libertad de manifestar la propia religión o las
propias creencias estará sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean
necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos, o los derechos
y libertades fundamentales de los demás. 4. Los Estados Partes en el presente Pacto se
comprometen a respetar la libertad de los padres y, en su caso, de los tutores legales, para
garantizar que los hijos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus
p opias o i io es .

Pero antes, en el mismo docu e to, se esta le e ue Nadie se á o st eñido a eje uta
un trabajo forzoso u obligato io A tí ulo , a e la let a se i di a ue No se
considerarán como "trabajo forzoso u obligatorio", a los efectos de este párrafo: ii) El

26 o
OBSERVACIÓN GENERAL N 22. Comentarios generales adoptados por el Comité de los Derechos Humanos,
Artículo 18 - Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión (HRI/GEN/1/Rev.7 at 179 [1993]). Nº 11.

13
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

servicio de carácter militar y, en los países donde se admite la exención por razones de
conciencia, el servicio nacional que deben prestar conforme a la ley quienes se opongan al
se i io ilita po azo es de o ie ia .

En la Convención Americana de Derechos Humanos, la libertad de conciencia se reconoce


e té i os si ila es: Art. 12: 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y
de religión. Este derecho implica la libertad de conservar su religión o sus creencias, o de
cambiar de religión o de creencias, así como la libertad de profesar y divulgar su religión o
sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado. 2. Nadie
puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad de conservar
su religión o sus creencias o de cambiar de religión o de creencias. 3. La libertad de
manifestar la propia religión y las propias creencias está sujeta únicamente a las
limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden,
la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de los demás. 4. Los padres, y en su
caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa y
moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones .

Y en lo que respecta al servicio militar, el art. 6 prohíbe la esclavitud y la servidumbre en los


siguientes términos: 3. No constituyen trabajo forzoso u obligatorio, para los efectos de
este artículo: b. el servicio militar y, en los países donde se admite exención por razones de
conciencia, el servicio nacional que la ley establezca en lugar de aquél .

Al respecto, la Comisión Americana de Derechos Humanos se pronunció en un caso


presentado por jóvenes chilenos quienes no obstante haberse anticipado y presentado su
negativa al SMO en caso de ser convocados, fueron igualmente llamados27. Si bien la
Comisión se declaró competente per consideró inadmisible el caso (Nº 107), es interesante
por la manera en que lo aborda. Los comisionados se preguntaron derechamente:
¿Admite el artículo 12 de la Convención Americana una lectura en el sentido de que una
persona puede invocar la condición de objetor de conciencia como fundamento para una
exención del servicio militar obligatorio? “i o Nº . Luego señala o ue se
reconoce expresamente el derecho a la condición de objetor de conciencia en los países
en que esta condición está reconocida Nº ue e Chile eso o o u e i se
consideran obligados en virtud del art. 6.3.b que admite limitaciones en virtud del servicio
militar (Nº 97).

Pero más que la mera transcripción de las normas y la inadmisibilidad de las pretensiones
de los jóvenes chilenos, resulta interesante observar aquello que se ha ido consolidando en

27
COMISIÓN INTERAMERICANA DERECHOS HUMANOS. Caso Cristián Daniel Sahli Vera y otros con Chile 10
marzo 2005.

14
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

toro al servicio militar resultando que lejos de banalizarse el tema, se ha tenido la


capacidad de detenerse en las diversas problemáticas que presenta. Por de pronto, un
auto o side a ue el aso efe ido es u o de los eal e te pa adig áti os del siste a
interamericano de derechos humanos en torno al artículo 12 de la Convención y no sería
extraño que en el futuro pronto veamos una sentencia de la misma Corte Interamericana
pronunciándose sobre el tema, ya que las últimas décadas han visto un renacimiento de la
o je ió de o ie ia po últiples oti os eligiosos 28.

E t e ot as, ue El derecho a la objeción de conciencia al servicio militar se considera


como forma legítima de ejercer el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de
eligió 29.

Pa a ello se ha recopilación y análisis de las prácticas óptimas en relación con el


e o o i ie to de este de e ho Nº a la o je ió de conciencia cuyo análisis puede
contribuir a iluminar otras materias en las cuales la persona rechaza cumplir la ley del
Estado por cumplir una norma superior. El elenco establecido por el Consejo Económico y
Social contempla las siguientes buenas prácticas:

a) Aceptación de la solicitud de reconocimiento de la condición de objetor de conciencia sin proceder


a una investigación;

b) El procedimiento de adopción de decisiones debe ser independiente, imparcial y no discriminatorio;

c) La objeción de conciencia al servicio militar deriva de principios y razones de conciencia, en


particular convicciones profundas, por motivos de orden religioso, moral, ético, humanitario u otros
de la misma naturaleza;

d) El derecho debe poder ser ejercido antes del servicio militar y durante el mismo;

e) Las diversas formas de servicio sustitutorio deben ser compatibles con los motivos de la objeción de
conciencia, de carácter civil o no combatiente, de utilidad pública y no deben tener carácter punitivo;

f) Se deben adoptar medidas para garantizar que los objetores de conciencia no estén sujetos a
sanciones penales reiteradas por incumplimiento del servicio militar;

g) No debe haber discriminación contra los objetores de conciencia en lo que respecta a las
condiciones de servicio o a sus derechos económicos, sociales, culturales, civiles o políticos;

28
HUACO PALOMINO, MARCOS. Art. 12. Libertad de conciencia y de religión en Christian Steiner – Patricia
Uribe (eds.), Convención Americana sobre Derechos Humanos. p. 311‑312.
29
COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS. Los derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones
relacionadas con la objeción de conciencia al servicio militar. Informe de la Oficina del Alto Comisionado para
los Derechos Humanos 16 febrero 2004 (E/CN.4/2004/55). Resumen.

15
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

h) Debe concederse asilo a los objetores de conciencia obligados a abandonar su país de origen por
temor a ser perseguidos a causa de su negativa a cumplir el servicio militar;

i) Debe facilitarse a todas las personas interesadas información sobre el derecho a la objeción de
conciencia al servicio militar y los medios para obtener el reconocimiento de la condición de objetor
de conciencia.

La consideración creciente hacia otros ámbitos en los cuales sea posible invocar la objeción
de conciencia y en ese sentido la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ha dado
pasos importantes.

La Resolución 1763 (2010) se refirió al derecho a la objeción de conciencia en ámbito de los


uidados édi os señala do ue 1. No person, hospital or institution shall be coerced,
held liable or discriminated against in any manner because of a refusal to perform,
accommodate, assist or submit to an abortion, the performance of a human miscarriage, or
euthanasia or any act which could cause the death of a human foetus or embryo, for any
easo . Y aunque ello va acompañado de ciertas ambigüedades que hacen complejo
maginar cómo se pretende no obstante asegurar el cuidado del paciente, se trata de un
reconocimiento sustantivo a la objeción más allá del servicio militar.

Asimismo, la Resolución 19 “afegua di g hu a ights i elatio to eligio a d


elief, a d p ote ti g eligious o u ities f o iole e e i tud de la ual se i sta a
los estados miembros a asegurar el derecho a la objeción de conciencia materias morales
sensibles como el servicio militar, salud y educación (Nº 9. 11)30.

Tal como lo ha planteado el Profesor Navarro Valls, la proliferación de objeciones de


conciencia no depende exclusivamente del conflicto individual con una norma
determinada, sino que se constituye en la salida jurídica a lo que denomina la
i o ti e ia o ati a del pode 31 que al extremar las posturas no deja más opciones
que invocar la objeción de conciencia. Las consecuencias de ello se observan en las
disi iles de isio es judi iales P e isa e te porque frente a él caben dos posiciones:
e te de lo o o u a espe ia de deli io eligioso , u a e usa le e ep ió a la o a

30
RESOLUCIÓN 1928. Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, 24 de abril de 2013. [en línea].
[Consultado el 28/09/2015]. Disponible en: http://assembly.coe.int/nw/xml/XRef/Xref-XML2HTML-
en.asp?fileid=19695&lang=en: Nº . e su e the ight to well-defined conscientious objection in relation to
morally sensitive matters, such as military service or other services related to health care and education, in
line also with various recommendations already adopted by the Assembly, provided that the rights of others
to e f ee f o dis i i atio a e espe ted a d that the a ess to la ful se i es is gua a teed .
31
NAVARRO VALLS, Rafael. Un Bing Bang jurídico: conciencia contra ley [en línea]. Disponible en :
http://blogs.elconfidencial.com/espana/tribuna/2015-01-07/un-big-bang-juridico-conciencia-contra-
ley_617063/.

16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ISSN 07919-7160

legal que conviene restringir o, al contrario, entenderlo como una derivación evidente del
derecho fundamental a la objeción de o ie ia, u e dade o de e ho hu a o .

En estas palabras parece ubicarse la situación chilena, pues al final la falta de


reconocimiento e incluso de problematizaciones en torno a la disyuntiva que presenta el
cumplimiento de la ley, lo que parece es que al final, la libertad de conciencia y de religión
aparece como un asunto devocional, de segundo orden frente a los que serían derechos
fundamentales reales. Más allá de desconocerse de esta manera toda la historia y tradición
jurídicas, evidencia que no basta con multiplicar las objeciones de conciencia sino que un
sano realismo exige adentrarse meas aún en la comprensión y consolidación de la misma
libertad de conciencia y de religión.

Y tal como sostiene el Profesor Palo i o, el pu to de efe e ia últi o o es el


ordenamiento jurídico religioso –lo cual presupondría una normativa uniforme y
reconocible, cosa que no suele suceder necesariamente– sino la libertad de conciencia
i di idual 32. Ello no obsta para que la objeción de conciencia motivada en las creencias
religiosas tenga una relevancia que el académico sintetiza en la diversificación de las
mismas en cuanto a los variados ámbitos en los que se presenta, que los fundamentos de la
misma en el ordenamiento interno sea en el derecho fundamental a la libertad religiosa y
como expresión de la sinceridad del objetor ya que no depende de una postura subjetiva
sino fácilmente comprobable en las enseñanzas de su religión33.

Lo ue o u e es ue La li e tad de eligió o de ee ias i stitu io aliza el de ido


respeto hacia todos los seres humanos como poseedores potenciales de profundas
convicciones que configuran la identidad y prácticas basadas en convicciones34

Luego, lo positivo de incluir un texto sobre la objeción de conciencia en cualquier materia –


independientemente de una redacción deficitaria o incompleta– es su contribución a la
seguridad jurídica, aunque en el evento que no se estableciera una norma explícita, debe
igualmente sostenerse que siempre se puede invocar la objeción de conciencia. Y es que si
bien a nivel positivo se trata de un tema reciente, tanto en la vida real como ficticia es
posible encontrar numerosos ejemplos de quienes han demostrado su heroísmo al seguir
los dictados de la propia conciencia. Lejos de tratarse de un capricho, lo que se realiza es un

32
PALOMINO, Rafael. Manual Breve de Derecho Eclesiástico del Estado: Universidad Complutense, p. 121.
33
PALOMINO, Rafael. Manual Breve de Derecho Eclesiástico del Estado: Universidad Complutense, p. 121.
34
BIELEFELDT, Heiner. Informe del Relator Especial sobre libertad de religión o de creencias, 26 enero 2013
(A/HRC/25/58). Nº 32.

17
Celis Brunet, Ana María: La disyuntiva entre conciencia y ley en el ordenamiento chileno

acto de obediencia a aquello que se considera una ley superior, optando por dar primacía a
la conciencia.

Entonces, sería limitar la ya compleja situación de los ordenamientos jurídicos al servicio de


una proliferación de leyes el considerar que sólo lo que se encuentra escrito como
posibilidad de objeción es lo que en realidad existe. Si el derecho llega luego de sucedidos
los hechos sociales que promueve la dictación de la norma, en el caso de la objeción de
conciencia, ello corre el riesgo de nunca alcanzar los dilemas que se presentan por el
dinamismo social imperante.

En ese sentido, si se quiere –y para evitar la rigidez de tenerlo todo por escrito y establecer
que fuera de ese marco nada existe– una cláusula general podría ser más eficaz que
diversas normas que establezcan condiciones similares. Igualmente, el caso concreto será
llevado al juez, a quien corresponderá ponderar adecuadamente.

Efectivamente, al Estado no le corresponde determinar cómo y de qué forma se afecta a


los ciudadanos en sus convicciones más profundas. Por lo mismo, el reconocimiento de la
objeción de conciencia se encuentra ya en el derecho toda vez que se reconoce la libertad
de conciencia constituyendo la negativa a actuar contra ella, simplemente otra faz de la
misma. En ocasiones ello se identifica doctrinalmente con la inmunidad de coacción pues
en definitiva, así como se reconoce a toda persona el derecho a creer o no creer y cambiar
sus creencias y convicciones, igualmente nadie puede ser obligado a actuar contra dichas
creencias o convicciones.

Tratar a la objeción de conciencia como una suerte de capricho que bien puede ceder ante
las normas del Estado, en el fondo es menospreciar la primacía de la conciencia ante el
Estado –laico o no– debe inclinarse.

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Proyecto de ley que regula la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo

18
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

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20
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

OBJECIÓN DE CONCIENCIA A LA EUTANASIA


VICENTE PRIETO*

Resumen:
Con la sentencia C 239 de 1997 la Corte Constitucional legalizó en Colombia la práctica de la eutanasia. En la
sentencia T 970 de 2014, de la misma Corte, y en la Resolución 1216 de 2015, del Ministerio de Salud, se
emitieron disposiciones más concretas, entre las cuales destaca el reconocimiento de la objeción de
conciencia. La nueva normativa, sin embargo, adolece de graves deficiencias en el reconocimiento del
derecho a objetar de las personas, distintas del médico que lleva a cabo la eutanasia, que cooperan de algún
modo en su práctica (personal sanitario y administrativo). Algo similar ocurre con el derecho de las
instituciones privadas de salud a no realizar prácticas contrarias a su ideario institucional (ético o religioso).
Palabras clave:
Eutanasia, aborto, objeción de conciencia, servicio militar.

Abstract:
The Constitutional Court of Colombia legalized in Colombia the practice of euthanasia (Decision C 239, 1997).
Decision T 970, 2014, of the same Court, and Decree 1216, 2015 (issued by Health Secretary), established
specific provisions, among which the recognition of conscientious objection. However, the new rules
recognize this right only to the physician that performs euthanasia. Others (medical and administrative staff)
are excluded. Similar limitation is established to private health institutions. Actually, it is not recognized their
right to act according to religious or ethical principles that are contrary to euthanasia.
Key words:
Euthanasia, abortion, conscientious objection, military service.

1. INTRODUCCIÓN. UNA RECIENTE SENTENCIA DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL
Con fecha 15 de diciembre, la sentencia T 970 de 2014 de la Corte Constitucional de
Colombia1 ordenó al Ministerio de Salud que en el término de 30 días emitiera una directriz
y dispusiera todo lo necesario para que en clínicas y hospitales se cumpliera todo lo
establecido en la sentencia sobre el derecho fundamental a morir dignamente . Se
exhortó además al Congreso de la República a regular el mismo derecho teniendo en
cuenta los presupuestos y criterios expuestos en la sentencia2.

*
Profesor de Derecho Eclesiástico del Estado, Universidad de La Sabana (Bogotá, Colombia)

1
Fallo de tutela (amparo), proferido en sala de revisión (tres magistrados).
2
Cfr. sentencia T 970 de 2014, parte resolutiva, nn. 4 y 5. Las sentencias de la Corte Constitucional citadas en
este trabajo se encuentran en el sitio oficial de la misma Corte: http://www.corteconstitucional.gov.co.

1
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

Como era de esperarse, se produjo un notable revuelo en la opinión pública, aumentado si


cabe pocos meses después con la Resolución 1216 del 20 de abril de 2015 del Ministerio de
Salud3, que cumplía lo ordenado. La solicitud del Ministerio de ampliar el término de 30
días había sido rechazada por la Corte4.

Los motivos de inquietud y de controversia son fácilmente comprensibles5. Todo lo que se


relaciona con el derecho a la vida interpela muy directamente a las personas, más todavía
en situaciones límite como las de los enfermos terminales que estiman que su vida es
intolerable y solicitan que se les ayude a morir.

En el momento en el que se escriben estas líneas la situación jurídica, tanto de la sentencia


T 970/14 como de la Resolución 1216/15 no es definitiva. El Procurador General de la
Nación solicitó la nulidad de la sentencia ante la Sala Plena de la Corte Constitucional y
demandó la Resolución ante el Consejo de Estado. Un buen resumen de las principales

3
El texto de la Resolución puede leerse en
http://www.minsalud.gov.co/Normatividad_Nuevo/Resolución%201216%20de%202015.pdf (visitado 23 junio
2015).
4
Cfr. Auto 098 del 27 de marzo de 2015. Disponible en
http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/autos/2015/A098-15.htm (visitado 26 junio 2015).
5
Con fecha 20 de mayo de 2015 la Conferencia Episcopal de Colombia emitió un Comunicado en el que se
afirma que La Iglesia Católi a uie e aho a eite a , a t avés de la voz de sus pasto es, su fi e
desaprobación a este grave extravío ético y moral. Consideramos gravísimo que derechos fundamentales,
como el derecho a la vida, a la libertad de conciencia o a la libertad religiosa, consagrados en nuestra Carta
Magna, sean injustamente restringidos por organismos que deberían ser garantes de la Constitución y de los
de e hos de los olo ia os e http://www.cec.org.co/images/Documentos/Doc-
2015/Comisión_Permanente/COMUNICADO_DE_LA_COMISION_PERMANENTE.pdf, visitado 25 junio 2015).
Para otros sectores de opinión, en cambio, el debate generado por la expedición de la Resolución 1216, del
Ministerio de Salud, que regula la eutanasia por vía administrativa, es una muestra del verdadero carácter
progresista de la Constitución de 1991 y su desenlace será determinante a la hora de evaluar, en la práctica,
la o ep ió del Estado so ial de de e ho ue la fu da e ta editorial del diario El Tiempo del 27 de abril
de 2015, en http://www.eltiempo.com/opinion/editorial/un-debate-inexorable-editorial-el-tiempo-abril-28-
2015/15642097, visitado 23 junio 2015). Una exposición sintética de las distintas posturas en I. GARZÓN
VALLEJO, Euta asia si o je ió , fe ha de o sulta ju io , e
http://www.elespectador.com/opinion/eutanasia-sin-objecion.

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

dificultades jurídicas de la sentencia T 970/14 se encuentra en el Boletín de la Procuraduría


del 5 de marzo de 2015, en el que se informa del recurso ante la Sala plena de la Corte6.

En primer lugar, la sentencia sería contraria a la jurisprudencia que la misma Sala Plena
había sentado en las sentencias C 239 de 1997 y C 233 de 2014, según las cuales el
legislador es el único que puede hacer reglamentaciones relacionadas con la eutanasia. Por
este otivo, la sentencia de tutela obliga a que un Ministerio invada las competencias del
Congreso 7.

En segundo lugar, la sentencia se opondría a la jurisprudencia anterior de la Corte al


cambiar la naturaleza de la eutanasia: mientras las sentencias de constitucionalidad
referidas la habían catalogado como una justificación excepcional y condicionada para el
delito de homicidio por piedad, la sala de revisión convirtió dicho procedimiento en una
obligación de los médicos y del sistema de salud. Más aún, el fallo de tutela considera que
es una obligación terminar con la vida de los pacientes terminales no sólo cuando lo solicite
el enfermo mismo, sino también cuando la petición provenga de la familia del enfermo
terminal que no puede expresar su consentimiento .

Por último, se habría violado el de ido p o eso al juzgar a quienes no hicieron parte de la
tutela, es decir, al Legislador y al Ministerio de Salud, violando gravemente el derecho de
defensa . E esu e , la sala de revisión invadió las competencias de otras autoridades,
contradijo la jurisprudencia de constitucionalidad y violó el debido proceso, por lo que este
fallo debe anularse por el Pleno de la Corporación .

En el recurso de la Procuraduría ante el Consejo de Estado contra la Resolución 1216 de


20158 se plantean razones similares: falta de competencia e infracción de normas
superiores por haberse reglamentado dos sentencias de la Corte Constitucional (V.1.1);

6
Disponible en
http://www.procuraduria.gov.co/portal/index.jsp?option=net.comtor.cms.frontend.component.pagefactory.
NewsComponentPageFactory&action=view&key=5658 (visitado 25 junio 2015).
7
El mismo argumento –extralimitación de competencias de la Corte- se subraya en el salvamento parcial de
voto a la sentencia T 970/14 del Magistrado Mauricio González Cuervo.
8
Argumentos semejantes se contienen en los recursos contra la Resolución presentados por Marco Fidel
Ramírez y el Hospital San Ignacio de Bogotá (falta de competencia para regular el derecho a morir con
dignidad y la objeción de conciencia; contradicción de la sentencia T 970 al ordenar simultáneamente al
Ministerio de Salud y al Congreso de la República que regulen el derecho fundamental a morir dignamente;
falta de competencia para imponer obligaciones e impartir instrucciones respecto de una conducta que
puede ser punible; expedición irregular). Agradezco al prof. V. F. Benítez, de la Universidad de La Sabana, la
facilitación de los documentos respectivos.

3
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

falta absoluta de competencia e infracción de las normas superiores por haberse regulado
asuntos que no están relacionados con la salud (V.1.2); falta de competencia e infracción
de las normas superiores en que debía fundarse por haber regulado temas privativos del
legislador, y del legislador estatutario, como el derecho a la vida y la objeción de conciencia
(V.1.3)9.

2. DE LA SENTENCIA C 239/97 A LA T 970/14: LEGALIZACIÓN DE LA


EUTANASIA.
La sentencia T 970/14 hace continuas referencias a otra sentencia de la Corte, emitida
diecisiete años antes: la C 239 de 1997, con la que se autorizó la eutanasia en Colombia.
Pa a la se te ia de , la de o sólo despe alizó la euta asia, si o ue reconoció
ue el de e ho a o i dig a e te tie e la atego ía de fu da e tal . Igual e te, fijó
algunos criterios para que el legislador reglamentara ese derecho y estableciera pautas,
criterios, procedimientos, etc. a fin de materializarlo (n. 4. 1). El punto de partida para
comprender el tratamiento jurídico de la objeción de conciencia a la eutanasia es pues la
aparición, en la jurisprudencia de la Corte, de un derecho fundamental (a morir con
dignidad) no consagrado explícitamente en la Constitución, sino elaborado por la misma
Corte como una interpretación, muy discutible, del sentido y alcance del derecho a la vida,
ese sí consagrado rotundamente por el texto constitucional10.

La sentencia C 239 de 1997 fue la respuesta, en Sala Plena de la Corte Constitucional, a la


demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 326 del entonces vigente Código Penal,
ue tipifi a a el lla ado ho i idio po piedad 11. Explicaba la Co te ue quien mata a

9
“e e ue da al espe to u a se te ia del Co sejo de Estado e la ue se afi a ue la o je ió de
o ie ia … po su o e idad o la li e tad de pe sa ie to ue ga a tiza la Ca ta Políti a a tí ulo
constituye un derecho fundamental, cuya regulación mediante leyes estatutarias está asignada de manera
privativa al Congreso de la República por el a tí ulo Co stitu io al Co sejo de Estado, “ala de lo
Contencioso Administrativo, Sección Primera. Consejera Ponente: María Elizabeth García González. Bogotá,
D.C., 23 de mayo de 2013. Radicación número: 2012-00017-00). Al tratarse de un derecho fundamental,
añade el e u so de la P o u adu ía, o puede se des o o ido o eli i ado po u a disposi ió
ad i ist ativa .
10
A t. : El de e ho a la vida es i viola le. No ha á pe a de ue te .
11
Homicidio por piedad. El que matare a otro por piedad, para poner fin a intensos sufrimientos
provenientes de lesión corporal o enfermedad grave o incurable, incurrirá en prisión de seis meses a tres
años De eto de , a t. .

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

otro por piedad, con el propósito de ponerle fin a los intensos sufrimientos que padece,
obra con un claro sentido altruista, y es esa motivación la que ha llevado al legislador a
crear un tipo autónomo, al cual atribuye una pena considerablemente menor a la prevista
para el delito de homicidio simple o agravado. Tal decisión no desconoce el derecho
fundamental a la vida consagrado en el artículo 11 de la Carta, pues la conducta, no
obstante la motivación, sigue siendo antijurídica, es decir, legalmente injusta; pero en
consideración al aspecto subjetivo la sanción es menor … B, , . E o se ue ia,
sigue t atá dose de u o po ta ie to ue des o o e el ie ju ídi o p otegido po la
vida au ue se e o oz a ue la piedad es u otivo de ate ua ió de la sa ió
(ibid.).

La sentencia declaró exequible (constitucional) la norma demandada. Introdujo al mismo


tiempo nuevos elementos con el objeto de despenalizar la conducta del médico cuando
interviene el libre consentimiento del enfermo. Por último, exhortó al Congreso para que
regulara el tema de la muerte digna12.

La novedad evidente es la relevancia otorgada a la voluntad libre del sujeto, al que se


reconoce el derecho a morir con dignidad. Esto supuso, y la Corte era consciente de ello,
u a ei te p eta ió del Código Pe al a la luz de la Constitución de 1991. El punto de
partida del análisis era, según la Corte, la existencia de dos posiciones en relación con la
persona que sufre una enfermedad incurable que le causa intensos dolores: la postura de
quien considera la vida como un valor sagrado; y la de quien esti a ue la vida es u ie
valioso pero no sagrado, pues las creencias religiosas o las convicciones metafísicas que
fu da e ta la sa aliza ió so ape as u a e t e dive sas op io es (C, 1). Para la
sentencia, la perspectiva secular y pluralista asumida por la Constitución de 1991 se
ide tifi a o la segu da posi ió : la vida o puede ve se si ple e te o o algo
sagrado, hasta el punto de desconocer la situación real en la que se encuentra el individuo
y su posición frente al valor de la vida para sí. En palabras de esta Corte: el derecho a la
vida no puede reducirse a la mera subsistencia, sino que implica el vivir adecuadamente en
o di io es de dig idad se te ias T 366 de 1993 y T 123 de 1994) (C, 1).

12
La pa te esolutiva de la se te ia tie e el te to siguie te: Con fundamento en las razones expuestas, la
Corte Constitucional administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,
RESUELVE: Primero: Declarar EXEQUIBLE el artículo 326 del decreto 100 de 1980 (Código Penal), con la
advertencia de que en el caso de los enfermos terminales en que concurra la voluntad libre del sujeto pasivo
del acto, no podrá derivarse responsabilidad para el médico autor, pues la conducta está justificada. Segundo:
Exhortar al Congreso para que en el tiempo más breve posible, y conforme a los principios constitucionales y
a ele e tales o side a io es de hu a idad, egule el te a de la ue te dig a .

5
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

El deber del Estado de proteger la vida debe se ade ás o pati le o el espeto a la


dig idad hu a a al li e desa ollo de la pe so alidad . Po ello, la Corte considera que
frente a los enfermos terminales que experimentan intensos sufrimientos, este deber
estatal cede frente al consentimiento informado del paciente que desea morir en forma
dig a … . El de e ho fu da e tal a vivi e fo a dig a i pli a e to es el de e ho a
morir dignamente, pues condenar a una persona a prolongar por un tiempo escaso su
existencia, cuando no lo desea y padece profundas aflicciones, equivale no sólo a un trato
cruel e inhumano, prohibido por la Carta (CP art. 12), sino a una anulación de su dignidad y
de su autonomía como sujeto moral. La persona quedaría reducida a un instrumento para
la preservación de la vida o o valo a st a to C, .

E esu e , si u e fe o te i al ue se e ue t a e las o di io es o jetivas ue


plantea el artículo 326 del Código Penal considera que su vida debe concluir, porque la
juzga incompatible con su dignidad, puede proceder en consecuencia, en ejercicio de su
libertad, sin que el Estado esté habilitado para oponerse a su designio, ni impedir, a través
de la p ohi i ió o de la sa ió , ue u te e o le a ude a ha e uso de su op ió . La
a tua ió de uie a uda a o i carece de antijuridicidad, porque se trata de un acto
solidario que no se realiza por la decisión personal de suprimir una vida, sino por la
solicitud de aquél que por sus intensos sufrimientos, producto de una enfermedad
te i al, pide le a ude a o i (C, 3)13.

Aunque la sentencia remite al legislador para la regulación del tema14, enumera una serie
de criterios que deberán ser tenidos en cuenta: verificación de la situación real del
paciente; personas que deben intervenir en el proceso; forma de expresión del
consentimiento; medidas para obtener el resultado filantrópico; campañas educativas
sobre el valor de la vida y la libertad y la autonomía de la persona (cfr. D). Mientras esto no

13
La se te ia i siste e ue el o se ti ie to del sujeto pasivo de e se li e, a ifestado
inequívocamente por una pe so a o apa idad de o p e de la situa ió e ue se e ue t a . Ade ás
de e posee i fo a ió se ia fia le a e a de su e fe edad de las op io es te apéuti as su
p o ósti o . Po estos otivos, pa a la Co te el sujeto a tivo de e se u édico, puesto que es el único
profesional capaz no sólo de suministrar esa información al paciente sino además de brindarle las condiciones
pa a o i dig a e te C, .
14
E ual uie aso, de e t ata se de egulaciones legales muy estrictas sobre la manera como debe
prestarse el consentimiento y la ayuda a morir, para evitar que en nombre del homicidio pietístico,
consentido, se elimine a personas que quieren seguir viviendo, o que no sufren de intensos dolores producto
de enfermedad terminal. Esas regulaciones deben estar destinadas a asegurar que el consentimiento sea
ge ui o o el efe to de u a dep esió o e tá ea D .

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ocurra -la regulación legal de la eutanasia- todo ho i idio po piedad de enfermos


terminales debe dar lugar a la correspondiente investigación penal, a fin de que en ella, los
funcionarios judiciales, tomando en consideración todos los aspectos relevantes para la
determinación de la autenticidad y fiabilidad del consentimiento, establezcan si la conducta
del édi o ha sido o o a tiju ídi a, e los té i os señalados e esta se te ia D .

Que las argumentaciones -y las decisiones- de la sentencia C 239 de 1997 distaban de ser
pacíficas lo demuestran los salvamentos de voto de 3 magistrados, no a la decisión de
exequibilidad de la norma demandada, sino a la introducción de la eutanasia por vía
judicial15. En ellos se alega la extralimitación de funciones de la Corte, pues no se limitó a
examinar la constitucionalidad de una norma sino que creó una nueva (justificación del
homicidio piadoso cuando hay consentimiento del sujeto pasivo), lo que es competencia
del legislador; se habría además modificado ilegítimamente la Constitución, al crear una
excepción al derecho a la vida consagrado por el art. 11; por último, el derecho a la vida es
indisponible e irrenunciable, independientemente de que se profesen o no creencias
religiosas.

La sentencia T 970 de 2014 admite que desde 1997 la Corte no se había vuelto a
pronunciar sobre el tema de la eutanasia (cfr. II, 4.1). Ignora, sin embargo, que el legislador
-al que remite la sentencia de 1997- sí lo ha hecho, aunque de modo indirecto. En efecto,
en el Código penal actualmente vigente, se afirma en el art. 106: Homicidio por piedad. El
que matare a otro por piedad, para poner fin a intensos sufrimientos provenientes de
lesión corporal o enfermedad grave e incurable, incurrirá en prisión de dieciséis (16) a
cincuenta y cuatro (54) meses 16. El texto no sólo es idéntico en su redacción al examinado
por la Corte en 1997 y declarado exequible, sino que aun conociendo el texto y las
decisiones y mandatos de 1997, no se introduce modificación alguna que pudiera hacer
relevante el consentimiento del enfermo para pedir la eutanasia, con la consiguiente
exención de culpabilidad del médico que mata en esas circunstancias. Es más: se aumenta
la pena, tanto en relación con el Código de 1980 como con la ley 599 de 200017.

15
Aprobaron la sentencia los magistrados Jorge Arango Mejía, Antonio Barrera Carbonell, Carlos Gaviria Díaz
(Ponente), Alejandro Martínez Caballero, Fabio Morón Díaz y Eduardo Cifuentes Muñoz. Salvaron el voto los
Magistrados José Gregorio Hernández Galindo, Vladimiro Naranjo Mesa y Hernando Herrera Vergara.
16
Pena aumentada por el art. 14 de la ley 890 de 2004.
17
La ley 599 de 2000 (Código Penal) establecía una pena de prisión de uno a tres años, también superior a la
de 1980, cuya mínima era de seis meses.

7
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

Po ot a pa te, la se te ia / afi a ue e la Co te e o oció que el derecho


a o i dig a e te tie e la atego ía de fu da e tal II, . 18. En realidad, lo que dijo la
se te ia de fue lo siguie te: El derecho fundamental a vivir en forma digna implica
e to es el de e ho a o i dig a e te se te ia C 239 de 1997, C, 2). No parece que
se hile demasiado fino si se afirma que una cosa es un derecho (verdadero o supuesto) que
deriva de otro, o que es su consecuencia, y otra que se trata de un derecho de igual
categoría, en este caso la de derecho fundamental.

Advirtiendo probablemente la debilidad de la referencia a 1997, la sentencia 970/14 se ve


en la obligación de demostrar el carácter de fundamental del derecho a la eutanasia,
apoyándose en la dignidad humana19. “e ía ade ás u de e ho fu da e tal complejo y
autónomo que goza de todas las características y atributos de las demás garantías
o stitu io ales de esa atego ía II, . 3), entre otros la de su aplicabilidad inmediata, sin
necesidad de la voluntad del legislador para obtener fuerza normativa (cfr. II, 5. 1)20.

18
“e epite ás adela te ue e la Co te elevó a la atego ía de fu da e tal el de e ho a oi
digname te II, . . Vid. ta ié II, . .
19
Para esta Corte no cabe duda que el derecho a morir dignamente tiene la categoría de fundamental. Y ello
es así por varias razones. Siguiendo sus razonamientos, esta Corporación ha señalado que un derecho
fundamental busca garantizar la dignidad del ser humano. Es decir, para que una garantía pueda ser
considerada como fundamental, debe tener una estrecha relación con la dignidad como valor, principio y
derecho de nuestro ordenamiento constitucional. En el caso de la muerte digna, la Sala de Revisión, al igual
que la Sala Plena en la Sentencia C 239 de 1997, considera que su principal propósito es permitir que la vida
no consista en la subsistencia vital de una persona sino que vaya mucho más allá. Esos aspectos adicionales
son propios de un sujeto dotado de dignidad que como agente moral, puede llevar a cabo su proyecto de
vida. Cuando ello no sucede, las personas no viven con dignidad. Mucho más si padece de una enfermedad
que le provoca intenso sufrimiento al paciente. En estos casos, ¿quién si no es la propia persona la que debe
decidir cuál debería ser el futuro de su vida? ¿Por qué obligar a alguien a vivir, en contra de su voluntad, si las
personas como sujetos derechos pueden disponer ellos mismos de su propia vida? II, . .
20
La sentencia termina con una reglamentación detallada de la eutanasia (existencia de enfermedad terminal,
características del consentimiento, creación de comités científicos interdisciplinarios, competencias del
Ministerio de Salud). Se llega al e t e o de afi a ue el o se ti ie to ta ié puede se sustituto. Esta
manera de manifestar el consentimiento ocurre cuando la persona que sufre de una enfermedad terminal se
encuentra en imposibilidad fáctica para manifestar su consentimiento. En esos casos y en aras de no
p olo ga su suf i ie to, la fa ilia pod á sustitui su o se ti ie to II, . . . Co s ie te tal vez la Co te
de los iesgos ue se eja te p evisió lleva o sigo, añade vaga e te ue e esos eve tos, se lleva á a
cabo el mismo procedimiento establecido en el párrafo anterior, pero el comité interdisciplinario deberá ser
ás est i to e el u pli ie to de los e uisitos ibid.). ¿Significa esto que en la eutanasia pedida
di e ta e te po el pa ie te se puede se e os est i to? E la ‘esolu ió de se dispo e ue
E aso de ue la pe so a a o de edad se e ue t e e i apa idad legal o ajo la e iste ia de

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Como consecuencia de la existencia de un derecho fundamental, se establece para los


édi os el de e de p a ti a la euta asia: Conforme a lo establecido en esta providencia,
los médicos y los prestadores de salud en general, son los principales obligados respecto de
la aplicación de los procedimientos orientados a hacer efectiva la voluntad del paciente de
eje e su de e ho a o i dig a e te . . .

3. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA A LA EUTANASIA EN LA SENTENCIA T


970/14 Y EN LA RESOLUCIÓN 1216/15
La sentencia C 239 de 1997 no mencionó el tema de la objeción de conciencia. Sí lo hace,
en cambio, la T 970 de 2014 en sus últimos párrafos: Co fo e a lo esta le ido e esta
providencia, los médicos y los prestadores de salud en general, son los principales
obligados respecto de la aplicación de los procedimientos orientados a hacer efectiva la
voluntad del paciente de ejercer su derecho a morir dignamente. No obstante, en el caso
de los profesionales de la salud encargados de intervenir en el procedimiento, las
convicciones personales que eventualmente puedan oponer al cumplimiento de este
deber, no pueden constituirse en un obstáculo para la plena vigencia de los derechos
fundamentales del paciente. Si se presenta esta eventualidad, dentro de las veinticuatro
(24) horas siguientes al momento en que el médico, por escrito, argumente sus razones por
las cuales realizar el procedimiento va en contravía de sus convicciones personales, deberá
reasignarse otro profesional de la salud para que realice el procedimiento. En todo caso, si
se presentan dificultades fácticas que impidan que el paciente pueda cumplir con su
voluntad, la acción de tutela siempre será el mecanismo adecuado para superar las
a e as ue se pueda ge e a . . . .

“e i siste ás adela te e ue los p ofesio ales de la salud de e á se eut ales e la


aplicación de los procedimientos orientados a hacer efectivo el derecho a morir
dignamente. No pueden sobreponer sus posiciones personales sean ellas de contenido
ético, moral o religioso que conduzcan a negar el derecho. En caso que el médico alegue
dichas convicciones, no podrá ser obligado a realizar el procedimiento, pero tendrá que
easig a se ot o p ofesio al . . . .

Por su parte, la Resolución 1216 de 2015 estableció los siguientes principios para

circunstancias que le impidan manifestar su voluntad, dicha solicitud podrá ser presentada por quienes estén
legitimados para dar el consentimiento sustituto, siempre y cuando la voluntad del paciente haya sido
expresada previamente mediante un documento de voluntad anticipada o testamento vital y requiriéndose,
por parte de los familiares, que igualmente se deje o sta ia es ita de tal volu tad a t. .

9
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

reglamentar las eventuales objeciones de conciencia:

a) Los integrantes de los Comités científico-interdisciplinarios para el derecho a morir


con dignidad que deben constituirse en cada IPS21, no podrán ser objetores de
conciencia del procedimiento que anticipa la muerte en un enfermo terminal para
morir con dignidad, condición que se declarará en el momento de la conformación
del mismo. Así mismo, deberán manifestar, en cada caso, los conflictos de intereses
ue pueda afe ta las de isio es ue de a adopta a t. , Pa ág afo .

b) E t e las fu io es del Co ité está la de ordenar a la institución responsable del


paciente, la designación, en un término máximo de 24 horas, de un médico no
objetor cuando se presente objeción por parte del médico que debe practicar el
procedimiento que anticipa la muerte en forma digna en un enfermo terminal a t.
7, 7.2).

c) Se debe Ga a tiza ue al i te io de la IP“ e ista édi os o o jeto es, de


conformidad con la orden dada por el Comité, o permitir el acceso a quienes no
sean objetores para la práctica del procedimiento. De acuerdo con la jurisprudencia
constitucional, en ningún caso la IPS podrá argumentar la objeción de conciencia
i stitu io al a t. , . .

d) E el a t. se dispo e ue La o je ió de o ie ia sólo es p edi a le de los


médicos encargados de intervenir en el procedimiento para hacer efectivo el
derecho a morir con dignidad. En el evento que el médico que va a practicar el
procedimiento formule tal objeción, por escrito y debidamente motivada, el Comité
ordenará a la IPS para que, dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes a que se
p ese te de la o je ió , easig e a ot o édi o ue lo eali e .

4. OBJECIÓN DE CONCIENCIA DE PEOR Y DE MEJOR FAMILIA: ABORTO-


EUTANASIA, SERVICIO MILITAR

a. ABORTO Y EUTANASIA
Una lectura desprevenida de la normativa transcrita deja probablemente la impresión de
que la objeción de conciencia en Colombia es una especie de enemigo del que hay que
defenderse, o si se prefiere –más benévolamente- una opción que no hay más remedio que

21
Institución Prestadora de Salud.

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

admitir, siempre y cuando no ponga en peligro lo que debe ser garantizado por encima de
cualquier posible obstáculo u oposición por parte de médicos y hospitales: el derecho
fundamental a morir dignamente. La inquietud se agrava si se cae en la cuenta de que la
regulación jurídica de la objeción de conciencia a la eutanasia ha seguido en Colombia el
mismo camino de la objeción de conciencia al aborto determinando, de este modo, un
tratamiento común restrictivo de las objeciones de conciencia relacionadas con el derecho
a la vida.

El reconocimiento de la objeción de conciencia en Colombia tuvo lugar por vía


jurisprudencial (Corte Constitucional), y precisamente en relación con el aborto. La
sentencia C 355 de 2006 lo despenalizó en tres supuestos concretos22 y reconoció al mismo
tiempo a los médicos el derecho de objetar. Se niega en cambio que la oposición al aborto
pueda ser planteada institucionalmente por clínicas y hospitales23.

Llama poderosamente la atención que el reconocimiento de la objeción de conciencia se


hiciera como una especie de concesión benévola, con mayor énfasis en las restricciones
que en el derecho mismo. En esta línea, las limitaciones a la objeción de conciencia dejan
ver lo que realmente le interesa subrayar a la sentencia: si la madre lo solicita, se debe
garantizar la realización efectiva del aborto en los supuestos previstos. Aparece además
insinuado lo que la jurisprudencia posterior desarrollará de modo explícito y tajante: la
objeción de conciencia solamente puede ser planteada por el médico, y es negada al
personal auxiliar o a quien esté llamado a intervenir de modo indirecto con el aborto. En la
misma línea (cooperación indirecta), se obliga al médico objetor a remitir a la mujer a un
médico que si esté dispuesto a practicar el aborto, desconociendo que este tipo de

22
Peligro para la vida o la salud de la mujer, grave malformación del feto que haga inviable su vida, y cuando
el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto
sexual sin consentimiento.
23
El te to del ú i o pá afo e el ue se t ata del te a es el siguie te: Ca e e o da ade ás, ue la
objeción de conciencia no es un derecho del cual son titulares las personas jurídicas, o el Estado. Solo es
posible reconocerlo a personas naturales, de manera que no pueden existir clínicas, hospitales, centros de
salud o cualquiera que sea el nombre con que se les denomine, que presenten objeción de conciencia a la
práctica de un aborto cuando se reúnan las condiciones señaladas en esta sentencia. En lo que respecta a las
personas naturales, cabe advertir, que la objeción de conciencia hace referencia a una convicción de carácter
religioso debidamente fundamentada, y por tanto no se trata de poner en juego la opinión del médico en
torno a si está o no de acuerdo con el aborto, y tampoco puede implicar el desconocimiento de los derechos
fundamentales de las mujeres; por lo que, en caso de alegarse por un médico la objeción de conciencia, debe
proceder inmediatamente a remitir a la mujer que se encuentre en las hipótesis previstas a otro médico que
sí pueda llevar a cabo el aborto, sin perjuicio de que posteriormente se determine si la objeción de conciencia
era procedente y pe ti e te, a t avés de los e a is os esta le idos po la p ofesió édi a . . .

11
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

cooperación con lo que se considera gravemente inmoral puede generar serios conflictos
de conciencia24.

A las dificultades apuntadas se añadía el te a de la lla ada o je ió de o ie ia


i stitu io al . De e t ada, so p e de ue e la ú i a efe e ia ue ha e la se te ia C
355 de 2006 a la objeción de conciencia el punto de partida sea precisamente el rechazo de
la posibilidad de oposición al aborto por parte de clínicas y hospitales, lo que refleja a
nuestro modo de ver la idea apuntada más arriba: se admite benévolamente la objeción de
conciencia de los médicos pero de ninguna manera se aceptan otro tipo de posibles
oposiciones al aborto, menos aún si se trata del centro médico en cuanto tal, o de su
personal médico y administrativo mancomunadamente.

La jurisprudencia posterior a 2006 en materia de aborto no sólo se ha mantenido en la


misma línea sino que ha elaborado desarrollos y consecuencias. En concreto, se ha pasado
por vía jurisprudencial de la despenalización del aborto en tres supuestos a la afirmación de
que el aborto es un derecho fundamental. En estrecha conexión, la jurisprudencia no ha
dejado de insistir en las limitaciones apuntadas para la objeción de conciencia tanto
individual como institucional25. Un buen resumen del planteamiento de la Corte en los
últi os años se e ue t a e la se te ia T de : el e o o i ie to de la IVE
(interrupción voluntaria del embarazo) -en los tres casos despenalizados- como derecho
fundamental protegido por la Constitución de 1991 y el bloque de constitucionalidad a
partir de la sentencia C 355 de 2006 implicó el surgimiento de un conjunto de obligaciones
de respeto y de garantía en cabeza del Estado y de los prestadores y promotores del
se vi io pú li o de salud . . E la se te ia T de se epitió ue el de e ho a
la IVE tiene per se carácter fundamental ya que hace parte de los denominados derechos
reproductivos y más exactamente de la autonomía reproductiva, cuyo rango fundamental
fue reconocido por la Corte en la misma se te ia C de . .

Es evidente el paralelismo que se ha dado en los caminos para legalizar en Colombia el


aborto y la eutanasia. En ambos casos se escogió la estrategia de la vía judicial, en lugar del
lugar natural de discusión y aprobación de las leyes, que es el Congreso; se comenzó con

24
Sobre el tema puede verse V. PRIETO, La objeción de conciencia en instituciones de salud, Temis-U. de La
Sabana, Bogotá, 2013, pp. 5-7. Por otra parte, es bien sabido que los motivos para plantear objeciones de
conciencia no son exclusivamente de tipo religioso: existen convicciones de otro tipo (éticas, filosóficas, etc.),
que pueden erigirse en motivos graves de conciencia para evitar el cumplimiento de una obligación legal o
contractual.
25
La relación de las sentencias y una síntesis de su contenido en ibid., pp. 15-31.

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

demandas de inconstitucionalidad que buscaban la despenalización de determinadas


conductas en situaciones límite; admitida la despenalización, el paso siguiente fue convertir
lo que eran situaciones extremas en derechos fundamentales (a la salud reproductiva, a
una muerte digna); si son derechos fundamentales, existe la correlativa obligación del
Estado26 -grave, tratándose de los derechos de máxima jerarquía- de prestar el
correspondiente servicio, a través del sistema de salud en el que se integran médicos y
hospitales (que son los que pueden practicar abortos o quitar la vida a enfermos terminales
con las debidas condiciones sanitarias).

La prioridad es la prestación del servicio, por lo que en caso de conflicto las eventuales
exigencias de la libertad de conciencia (entre ellas, el derecho a objetar) llevan la peor
parte, lo mismo que los principios o ideario en los que puedan inspirarse las instituciones
de salud. Médicos y hospitales son vistos como parte esencial de un sistema (el de salud)
que tiene la obligación de garantizar un derecho fundamental. De aquí que las posibles
objeciones sean asumidas con criterio restrictivo, de modo que de ninguna manera sean
desconocidos derechos que han sido definidos como directamente conectados con la
dignidad humana.

A nuestro modo de ver, el error del planteamiento consiste precisamente en la conversión


de situaciones excepcionales en derechos, y además fundamentales. En relación con el
aborto, la sentencia C 355 de 2006 no podía tener un objeto distinto del de establecer
excepciones al principio general de protección de la vida del nasciturus, en coherencia con
la demanda de inconstitucionalidad a la que debía responder. Como consecuencia la mujer
que aborta en los supuestos previstos, y el médico que llevaba a cabo la intervención,
dejaban de ser sujetos de sanción penal.

La aceptación de una conducta en principio opuesta a los valores fundamentales del


ordenamiento (derecho a la vida) no puede significar que se convierta en derecho (y menos
todavía de rango fundamental). Implicaría afirmar que una misma conducta es al mismo
tiempo reprobable (pero tolerada excepcionalmente) y buena (puesto que constituye un
derecho) 27. Si la norma general continúa siendo el derecho a la vida, y el aborto es una

26
De a ue do o a t. de la Co stitu ió olo ia a, i iso p i e o, Toda persona tendrá acción de
tutela para reclamar ante los jueces, en todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y
sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o amenazados por la acción o
la o isió de ual uie auto idad pú li a .
27
Usamos el concepto de tolerancia en el sentido de aceptación o permisión de una conducta que en
principio se reprueba, para evitar males mayores (sobre los distintos sentidos del término tolerancia vid. J.
FERRATER MORA, Tole a ia , e Diccionario de Filosofía, vol. IV, Ariel, Barcelona, 2004, pp. 3523-3525). Como

13
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

excepción que se tolera, convertirlo en un derecho va por tanto mucho más allá de la
declaración de despenalización28. Así se ha hecho notar recientemente, al recordar la
incoherencia de identificar una inmunidad (en el caso, la imposibilidad de ser sancionado
penalmente) con la existencia de un derecho de pretensión29.

Algo similar ha ocurrido con la eutanasia. Se admite como excepción, por motivos de
humanidad, que el homicidio pedido por un enfermo terminal quede exento de sanción
penal. Pero de aquí a establecer que el enfermo tiene un derecho a la muerte, con la
consiguiente obligación de médicos y hospitales de p esta el espe tivo se vi io , ha u
largo trecho. Quien se quita la vida, por razones obvias no puede ser sancionado
penalmente; quien colabora con el suicida puede ser tratado con mayor o menor
benevolencia teniendo en cuenta sus posibles motivaciones altruistas (piedad, compasión
por quien padece sufrimientos intolerables). Lo que no puede concluirse es que exista un
derecho a la eutanasia o al suicidio asistido y la consiguiente obligación jurídica de
facilitarlos. Como explica Ollero, una cosa es la posibilidad de disfrutar de un ámbito de
actuar lícito (agere licere), ot a estar en condiciones de recurrir al ordenamiento jurídico
en apoyo y garantía de las propias pretensiones. No basta para ello con una mera no
prohibición sino que resulta exigi le u título ju ídi o espe ífi o 30.

explica Toller, existen muchos comportamientos que son o fueron delitos para los cuales, a lo sumo, podrían
existir causales de no punición, manteniendo su antijuridicidad (F. TOLLER, El de e ho a la o je ió de
o ie ia de las i stitu io es , Vida y Ética, vol. 8, 2, 2007, p. 165).
28
Para justificarlo la jurisprudencia posterior a 2006 ha invocado los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres. Se trata de dos líneas de argumentación no fácilmente conciliables. La primera es la de las
circunstancias extremas, que justificarían una excepción a la ley general. La segunda es la de los derechos
sexuales y reproductivos, que convertirían al aborto en un derecho fundamental y, por tanto, en prestación
debida por el sistema de salud con la consiguiente obligación de practicarlo cuando se solicite. Lo que no es
coherente es manejar simultáneamente ambos discursos: el derecho a la vida como norma general y el
aborto como excepción, por un lado; y el derecho fundamental a abortar, por otro. La consecuencia lógica de
la segunda postura es el aborto libre: si existe un derecho al aborto derivado de la dignidad humana, de la
libertad para el desarrollo de la propia personalidad, etc., no se entiende que pueda ejercitarse solamente en
tres supuestos.
29
Cfr. F. E. PULIDO-ORTIZ, A álisis de la interpretación y construcción del derecho a la vida en la jurisprudencia
olo ia a , Díkaion, vol. 23, 2, 2014, p. 295. El autor recuerda un ejemplo tomado de la jurisprudencia de la
Corte Constitucional (sentencia C 221 de 1994). Cuando se despenalizó la dosis personal no se reconoció que
los ciudadanos tuviesen un derecho de prestación para acceder a las drogas (con la consiguiente obligación,
añadimos nosotros, de suministrársela por parte del sistema de salud).
30
A. OLLERO, ‘efle io es so e el a tep o e to de Le eguladora de los derechos de la persona ante el
p o eso fi al de la vida , Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado, 27, 2011, p.

14
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Existencialmente, la cuestión se comprende mejor en sede de cuidados paliativos. En


efecto, lo que el paciente terminal que padece intensos dolores desea es que se ponga fin a
su sufrimiento. Pide la muerte no por la muerte en sí misma, lo que resultaría a todas luces
contrario a los más elementales instintos del ser humano, sino porque la advierte como el
único modo capaz de poner fin a sus padecimientos. Si se pone remedio a su sufrimiento,
quitando o mitigando el dolor, se aleja la perspectiva de la muerte y se satisface un
verdadero derecho, congruente con la obligación de la profesión médica de curar o al
menos aliviar las enfermedades humanas.

Dicho de otro modo, lo que se advierte como bien, y que por este motivo puede ser
catalogado como derecho es la salud (y otros bienes más o menos relacionados como la
mitigación del dolor). La muerte no puede ser un derecho sencillamente porque no es un
bien en sí mismo. Sí lo es en cambio la salud, el bienestar corporal, el alivio del dolor31.

4. Es además la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, de acuerdo con el reciente estudio de I.
Ma tí : La jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo parte del presupuesto de que el artículo 2 del
Convenio [Europeo de Derechos Humanos] no confiere un derecho a morir. Tampoco garantiza el derecho a
poner fin a la propia vida con la ayuda de otra persona o de la autoridad pública. De aquí se deriva,
obviamente, que ni la eutanasia ni el suicidio asistido estén reconocidos como derechos en el Convenio.
Tampoco resulta factible deducir estos pretendidos derechos del artículo 9 del Convenio. Entre otras razones,
porque no todas las opiniones o convicciones constituyen creencias protegidas por este precepto.
Ciertamente, el Tribunal ha manifestado que el derecho de una persona a decidir el momento y la forma de
poner fin a su vida, siempre que sea capaz de adoptar una libre decisión sobre esta cuestión y de actuar en
consecuencia, es uno de los aspectos del derecho a la vida privada garantizado en el artículo 8 del Convenio.
Sin embargo, una cosa es el derecho a elegir el momento y la forma de suicidarse, que está tutelado por el
artículo 8, y otra muy distinta el de poder exigir a un tercero una acción para acabar con la propia existencia -
mediante la eutanasia o el suicidio asistido- que es contrario al artículo 2. De no ser así, existiría una
contradicción entre estos dos preceptos del Convenio. Por otra parte, el Estado, en virtud de estos artículos
citados, no está obligado -aunque puede hacerlo- a adoptar las medidas necesarias para poder realizar una
euta asia o u sui idio asistido dig os (I. MARTÍN SÁNCHEZ, La euta asia el sui idio asistido: posi io es
eligiosas ju isp ude ia del T i u al Eu opeo de De e hos Hu a os , Revista General de Derecho Canónico
y Derecho Eclesiástico del Estado, 38, 2015, p. 10).
31
Sobre el supuesto derecho a la muerte escribió Vladimiro Naranjo Mesa en su salvamento de voto a la
se te ia C de : Este cambio de postura conlleva un desconocimiento de la naturaleza humana. Si
es posible renunciar al más fundamental de todos los derechos, a aquél que es presupuesto ontológico del
ejercicio de todos los demás, incluidos la libertad, la igualdad, la dignidad etc., entonces ¿por qué no admitir
la renunciabilidad de todos estos? ¿Si es posible que yo renuncie a mi vida para optar por la muerte, entonces
por qué no puedo renunciar a mi derecho a la libertad, por ejemplo, y aceptar la esclavitud? Admitir que la
vida es un bien jurídico disponible a voluntad, pone en peligro evidente todo el orden jurídico de la sociedad,
ya que, como corolario, todo derecho sería enajenable, renunciable, y posteriormente, ¿por qué no?
sus epti le de se des o o ido po uie es oste ta el pode pú li o .

15
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

En todo este proceso queda la impresión de que las demandas de despenalización han sido
sencillamente la aguja que ha permitido el paso del hilo de lo que realmente interesa: abrir
la puerta en Colombia al aborto y a la eutanasia. Pero entonces estamos en un terreno
distinto. Si la jurisprudencia se ha servido del punto de partida (la despenalización) para
imponer una determinada visión de los derechos de las mujeres y de los enfermos
terminales, ya no estamos en el terreno del derecho sino en el de la ideología32.

En este contexto la objeción de conciencia adquiere características peculiares. Ya no es sólo


el contraste entre un deber moral y un deber jurídico. En primer lugar, porque ese deber
jurídico no existe. Y en segundo lugar, porque el personal sanitario que se opone a la
eutanasia por razones éticas o religiosas lo que pretende es que se le permita cumplir lo
que sus propias convicciones (y la ética profesional) le imponen: preservar la vida y salud
de las personas33.

b. SERVICIO MILITAR
Un camino muy distinto ha sido el recorrido por la objeción de conciencia al servicio militar.
Después de una larga serie de sentencias en las que se negaba34, la sentencia C 728 de
2009 hizo explícito el cambio de línea jurisprudencial y admitió la posibilidad de objetar:
Pa a la Co te o es azo a le o liga a u a pe so a a p esta el se vi io ilita , ua do los
fines imperiosos que se buscan por tal medio, como retribuir a la patria los beneficios
recibidos, contribuir a la protección de la Nación y el Estado, así como propiciar la cohesión
social, son fines constitucionales que pueden conseguirse por otros medios. No es

32
E ela ió o el a o to ha es ito A. M. Vega: La evolu ió a t opológi a, p i ipal aíz o ú de las
respuestas bioéticas y biojurídicas actuales, se nutre de unos mismos ingredientes ideológicos: el liberalismo
y el feminismo radical. Los dos han resultado ser estrechos aliados y verdaderos artífices de una concepción
radical de los derechos individuales ejercidos por un sujeto -esencialmente solitario- con la íntima convicción
de que la sociedad política no es más que un medio destinado a proteger sus derechos. Según esta
perspectiva protoliberal, como la denominan algunos, las intervenciones estatales en la libertad de los
ciudadanos imponiéndoles restricciones en sus elecciones privadas basadas en determinados derechos a la
vida del nascituro, des atu aliza ía el sig ifi ado ese ial de esos de e hos A. M. VEGA GUTIÉRREZ,
Biote ología de o st u ió del gé e o: algu as laves pa a i te p eta las políti as ue afe ta a la
familia , Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado, 20, 2009, p. 12).
33
Cfr. R. NAVARRO-VALLS; J. MARTÍNEZ-TORRÓN, Conflictos entre conciencia y ley. Las objeciones de conciencia, 2,
Iustel, Madrid, 2012, p. 179.
34
Sobre los antecedentes del tema en la Asamblea Nacional Constituyente, y el desarrollo jurisprudencial
desde 1991 hasta 2009, vid. V. PRIETO, Estado laico y libertad religiosa. Antecedentes y desarrollos de la
Constitución colombiana de 1991, Universidad de La Sabana-Diké, Bogotá, 2011, pp. 51-69; 310-315.

16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

necesario que sea mediante la prestación del servicio militar, que, en el caso de los
objetores de conciencia, plantea un conflicto muy profundo entre el deber constitucional y
las o vi io es o las ee ias ue p ofesa . . . .

Posteriormente, la sentencia T 018 de 201235 confirmó y repitió los principios de la C 728


de 2009, incluyendo el mandato de campañas de divulgación entre los miembros de las
fuerzas armadas sobre el derecho a la objeción de conciencia (cfr. parte resolutiva, n. 3).

En la sentencia T 603 de 2012 se recuerda que el art. 18 de la Constitución Política36 es el


fu da e to de la o je ió de o ie ia se añade ue tratándose de la objeción de
conciencia frente al servicio militar, es claro que al tratarse del ejercicio de un derecho
fundamental, el Estado no podría ni perseguir a tales objetores, ni ser permisivo sólo con
determinadas justificaciones, ni sancionar las manifestaciones que de sus convicciones
te ga las pe so as, sie p e ua do o t a sg eda los de e hos de los de ás . . .
Es más, como límites al ejercicio de un derecho fundamental se hace referencia
ú i a e te al o de pú li o, a la t a uilidad, a la salu idad a la segu idad . . .
E esu e , el juez o stitu io al, de a ifesta se u a o du ta ate tato ia o t a la
libertad de conciencia, concretamente contra la posibilidad de objetar un deber relativo
como lo es la prestación del servicio militar, tiene el deber de proteger el derecho
invocado, independientemente del origen de las convicciones que sustentan tal objeción -
ya sean morales, religiosas, filosóficas, políticas o de otra índole-, y de que no exista un
marco establecido por el poder legislativo que regule el ejercicio de este derecho
fundamental. Para ello, efectuando una ponderación, ha de determinar si realmente la
persona asume las convicciones que alega tener y la afectación que acarrearía imponerle el
cumplimiento de la aludida obligación. En consecuencia, ha de determinar si las razones
invocadas son profundas, fijas, serias y sinceras. Una forma de llevarlo a cabo, es cotejando
los principios que aduce la persona como constitutivos de la objeción presentada –a partir
de la índole y del origen de su convicción- y compararlo con los comportamientos externos
ue e desa ollo de ella ha te ido . . .

Más recientemente, la sentencia T 430 de 201337, también relacionada con el servicio


ilita , afi a ue desconocer la libertad de conciencia de una persona, obligándola a
revelar sus creencias o a actuar en contra de ellas, es una de las maneras más graves e

35
Vid. también la sentencia T 357 de 2012.
36
Artículo 18: “e ga a tiza la li e tad de o ie ia. Nadie se á olestado po azó de sus o vi io es o
ee ias i o pelido a evela las i o ligado a a tua o t a su o ie ia .
37
En el mismo año, vid. también la sentencia T 739 de 2013.

17
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

impactantes de viole ta u se hu a o . . ; la o ie ia e uie e ue el estado, la


sociedad y las instituciones en general, den el espacio que todo ser humano necesita para
poder reflexionar, atender su conciencia y actuar según ella. Este espacio amplio de
libertad us a, o o dijo la ju isp ude ia, asegu a la posi ilidad de ealiza aquellas
acciones que la conciencia ordena sin estorbo o impedimento T de . . .
Ante la cuestión de cuál derecho debe prevalecer en caso de conflicto se subrayan los
principios de razonabilidad y de proporcionalidad, de modo que se encuentren
alternativas de cumplimiento que no conlleven una carga desproporcionada, innecesaria,
inadecuada o ilegítima sobre la persona (4.3.7).

Finalmente, para la sentencia T 023 de la única condición exigible para la


procedencia de la figura en desarrollo es que las creencias que le sirven de sustento sean
serias, sinceras, profundas y fijas, y que las mismas se vean seriamente lesionadas con la
prestación del servicio militar, dado que tan solo así es viable establecer si el objetor alega
realmente su conciencia o se vale de los beneficios de una garantía fundamental para, de
manera oportunista, evadir el cumplimiento de un deber constitu io al III, .

No es difícil concluir la llamativa diferencia de tratamiento entre la objeción de conciencia


al servicio militar y las objeciones relacionadas con el aborto y la eutanasia. Mientras que
en el primer caso se ha pasado abruptamente de una jurisprudencia restrictiva a una
generosa apertura (incluidas las campañas de divulgación), en el aborto y la eutanasia se
insiste más en las restricciones que en el mismo derecho a objetar. Aunque es cierto que
existen peculiaridades específicas, el fundamento es el mismo (la libertad de conciencia) y
las consecuencias deberían por tanto ser similares. Por este motivo resulta difícil no pensar
en otro tipo de motivaciones, no estrictamente jurídicas38.

Podría pensarse que la razón de las diferencias está en la diversidad de categoría de los
de e hos i pli ados. Mie t as ue e el a o to la euta asia el e f e ta ie to se da ía
entre un derecho fundamental (la objeción de conciencia) y otros, según la Corte, de
similar o incluso superior categoría (derechos sexuales y reproductivos; libre desarrollo de

38
No po as ve es, el estudio de las uestio es ue pla tea la li e tad de o ie ia se a o da desde u a
perspectiva más emocional que jurídica, con un excesivo énfasis en la afinidad –o falta de afinidad- que pueda
tenerse con la posición de los objetores. Incluso lo que debería ser un análisis estrictamente jurídico llega a
transformarse en un campo de batalla ideológico-político. Así, a veces se da la paradoja de que quienes
defienden enconadamente, por ejemplo, la objeción al servicio militar o la objeción fiscal a los gastos de
defensa, atacan con análoga ferocidad a quienes plantean objeción a la práctica de abortos, a la eutanasia o a
dete i adas a tividades de e pe i e ta ió ioge éti a J. MARTÍNEZ-TORRÓN, O je ió de o ie ia
fun ió pú li a , Estudios de Derecho Judicial, vol. 89, 2006, pp. 113-114).

18
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

la personalidad; derecho a la muerte digna), en el objetor al servicio militar no se da la


misma relación de proximidad con derechos fundamentales. Como consecuencia, mientras
no hay inconveniente en admitir generosamente la objeción de conciencia al servicio
militar (no sería más que una perturbación de poca monta en el conjunto del
funcionamiento de las fuerzas armadas), en relación con el aborto y la eutanasia la
eventual objeción de conciencia es vista como un posible obstáculo para el ejercicio de
derechos fundamentales. De aquí las limitaciones y restricciones que buscan salvaguardar
los derechos de las mujeres y de los enfermos terminales.

Además de lo dicho a propósito de la cualificación de aborto y eutanasia como derechos


fundamentales, el planteamiento descrito sugiere al menos un par de consideraciones.

En primer lugar, como bien afirma la sentencia T 023 de 2014, en sede de objeción de
o ie ia lo defi itivo es la e iste ia de ee ias se ias, si e as, p ofu das fijas 39
que para el sujeto se lesionan gravemente si cumple el mandato legal que se le impone. Ni
al legislado i al juez, po ta to, les o espo de alifi a o jetiva e te las ee ias:
juzgar si son dignas de protección, o si por el contrario constituyen convicciones absurdas o
irracionales. Basta con demostrar que se trata de convicciones con las características
señaladas y que no exceden los límites habitualmente reconocidos para el ejercicio de la
libertad de conciencia.

El fundamento de la objeción de conciencia no es por tanto el rechazo de una ley porque se


considera inconveniente, o porque su cumplimiento lleva consigo incomodidades o
dificultades de diverso orden, que varían según el tipo de ley de que se trate. Lo definitivo
es determinar si se está en presencia de un conflicto interior intenso, que sitúa a la persona
en la disyuntiva, gravemente perturbadora desde el punto de vista ético, entre obedecer a
una ley que se opone a sus convicciones más íntimas o situarse fuera del ordenamiento con
las sanciones consiguientes.

Este componente eminentemente subjetivo de la objeción permite afirmar que la


protección del objetor en situaciones de aborto-eutanasia debería ser incluso más intensa
que en el servicio militar. Si se parte de la base de que en toda objeción de conciencia se da
un profundo conflicto interior derivado de la obligación de cumplir una ley, o un mandato
jurisprudencial equiparable que contraría la propia conciencia, en línea de principio parece

39
En la re ie te se te ia T de se utiliza u a e p esió idé ti a: la ú i a o di ió e igi le pa a la
procedencia de la figura en desarrollo es que las creencias que le sirven de sustento sean serias, sinceras,
p ofu das fijas . . “e añade ás adela te ue o es de e i o o side a ue e iste ie tas postu as
ideológicas que resultan más válidas o legítimas que otras, sin que esto implique que todas son igualmente
defe di les o so eviva de la is a fo a a u de ate a io al . .

19
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

más profundo este conflicto cuando la obligación pretende forzar a una persona a eliminar
una vida humana, que cuando el deber se refiere al cumplimiento del servicio militar. No es
comparable, en efecto, la acción de quien considera que consciente y directamente está
eliminando a un semejante, a la de quien se ve ante la posibilidad de matar solamente de
modo eventual (en situaciones de combate). Esto sin tener en cuenta que con frecuencia la
objeción al servicio militar no se limita solamente al rechazo a matar en combate, sino que
se extiende al simple porte de armas o al uso del uniforme40.

En segundo lugar, la jurisprudencia reseñada sobre aborto-eutanasia deja la impresión de


que existe una especie de enfrentamiento entre el orden constitucional, por un lado, y la
libertad de conciencia, por otro, que se resolvería subrayando que la libertad de conciencia
no es absoluta y debe ser limitada para que prevalezcan valores constitucionales de mayor
jerarquía.

Este planteamiento no tiene en cuenta que la libertad de conciencia forma parte esencial
del o de o stitu io al, o está f e te a él, e os e o t a su a. Por esta razón,
más que plantearse reglas teóricas sobre cuál derecho fundamental debe prevalecer en
aso de o fli to o ot os, o uál de e ho de e li ita se pa a ue p evalez a ot o,
parece más sensato plantearse los distintos problemas en términos de equilibrio práctico,
que garantice en la mayor medida posible la eficacia de todos los derechos implicados. Al
fin y al cabo, todos los derechos fundamentales reconducen al mismo núcleo de dignidad
del ser humano, y la lesión o limitación de uno de ellos, aunque sea con el argumento de
salvaguardar otros, necesariamente repercute en toda la persona41.

40
Por supuesto que, también en línea de principio, es posible que se presenten en los objetores de conciencia
a este tipo de conductas conflictos interiores de suma gravedad, que son precisamente los que justifican su
derecho a objetar.
41
Lo que ha sido, por otra parte, el modo de proceder de la Corte Constitucional en múltiples sentencias.
Sobre el tema puede verse V. PRIETO, Libertad religiosa y confesiones. Derecho Eclesiástico del Estado
Colombiano, Ed. Temis-U. de La Sabana, Bogotá, 2008, pp. 222-235. Vid. también R. NAVARRO-VALLS; J.
MARTÍNEZ-TORRÓN, Conflictos entre conciencia y ley. Las objeciones de conciencia, cit., p. 43. En la
jurisprudencia más reciente de la Corte destaca la sentencia T 832 de 2011. El tema ha sido objeto de una
reciente Resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (Resolution 2036 (2015), Tackling
intolerance and discrimination in Europe with a special focus on Christians, en
http://assembly.coe.int/ASP/Doc/XrefViewPDF.asp?FileID=21549&Language=EN, visitado 24 marzo 2015). Se
insiste en la e esidad de p o ove la a o oda ió azo a le e t e de e hos, pa ti ula e te e ela ió
con la libertad religiosa.

20
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

En la más reciente sentencia de la Corte Constitucional sobre objeción de conciencia al


servicio militar, la T 185 de 2015, se repite una vez más el criterio de la ponderación de
de e hos: o esulta o g ue te o liga a u iudada o a la p esta ió del se vi io ilita ,
cuando los fines de dicho deber son realizables por medios diferentes, máxime si se tiene
en cuenta que, para los objetores de conciencia, la prestación del mismo pugna con las
ee ias ue p ofesa . .

El mismo criterio debería ser aplicado en relación con el aborto y la eutanasia: es


perfectamente posible cumplir lo establecido por las sentencias C 239 de 1997 y T 970 de
2014 por medios diferentes a los de atropellar la conciencia de las personas y el ideario de
las instituciones. Basta con ofrecer información oportuna a los interesados para que se
dirijan a las entidades y médicos que practican ese tipo de intervenciones.

5. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA INSTITUCIONAL


En el art. 12, 12.5, de la ‘esolu ió de se afi a ue de a ue do o la
jurisprudencia constitucional, en ningún caso la IPS podrá argumentar la objeción de
conciencia i stitu io al . Nuevamente se advierte el paralelismo con el aborto en el que,
como se recordó más arriba, la jurisprudencia ha impuesto una restricción similar.

No obstante, la jurisprudencia más reciente ha abierto la puerta a planteamientos distintos,


más respetuosos del derecho de las instituciones de salud a tener y a actuar conforme a un
ideario contrario a la eutanasia (y al aborto). En efecto, en una de las sentencias recordadas
a propósito del servicio militar, la T 739 de 2013, se recuerda en primer lugar la
jurisprudencia anterior, restrictiva, relativa a la oposición de clínicas y hospitales a la
práctica de abortos. Lo hace (n. 4. 8) con la particular mención de un párrafo de la
sentencia T 388 de 2009, que resume adecuadamente la posición de la Corte sobre el
tema42.

Lo que llama la atención es que, a renglón seguido y con el mismo nivel de importancia, la
sentencia de 2013 hace referencia a la aclaración de voto a la sentencia T 388 de 2009

42
Las personas jurídicas no son titulares del derecho la objeción de conciencia y, por tanto, a las
Instituciones Prestadoras del Servicio de Salud no les es permitido oponerse a la práctica de la interrupción
volu ta ia del e a azo. Así lo e o o ió la se te ia C de … . E efe to, el eje i io de la o je ió
de conciencia no se asimila a la simple opinión que se tenga sobre un asunto; por el contrario, son las más
íntimas y arraigadas convicciones del individuo las que pueden servir como fundamento para el ejercicio de
este derecho. Esta característica es ajena a las personas jurídicas, que en su constitución y ejercicio pueden
concretar principios como la libertad de empresa o derechos fundamentales de sus socios, mas éstos no
pod á u a t a s iti les a a te es éti os o ales p opios e lusivos de las pe so as atu ales .

21
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

suscrita por el Magistrado Juan Carlos Henao Pérez. Se da a entender, por tanto, que el
tema no es pacífico y que cabe la posibilidad de que la Corte modifique su jurisprudencia.

En su escrito, después de recordar el salvamento de voto de los Magistrados Monroy Cabra


y Escobar Gil a la sentencia C 355 de 2006, afirma He ao ue no se puede concluir
entonces, que existe una postura decantada con relación a la prohibición de la objeción de
conciencia institucional o de persona jurídica en la jurisprudencia constitucional
colombiana. Simplemente se ha dado por cierta una afirmación que se repite en ciertos
fallos, a pesar de que no se ha argumentado debidamente sobre este problema jurídico.
Aunado a que este tema no fue discutido por la Sala Plena durante la elaboración de la
sentencia C 355 de 2006, en la presente sentencia tampoco se argumentó lo suficiente
so e el is o (n. 2, a).

En resumen, para el Magistrado, Cuando la Constitución reconoce que la libertad religiosa


se puede ejercer de manera colectiva, enuncia la posibilidad de asociarse con propósitos
religiosos para difundir determinado credo o religión. Es usual que dentro de los propósitos
misionales de cierta comunidad religiosa se contemple la opción de difundir su fe mediante
la prestación de servicios de salud, los cuales se orientarán por los dictados ideológicos de
esa determinada comunidad religiosa. Exigirle a una comunidad religiosa que presta
servicios de salud, en cuyos cánones se proscribe la interrupción voluntaria del embarazo, a
practicar este procedimiento en todo momento, bajo toda circunstancia y cuando otro
ope ado puede p a ti a el p o edi ie to, iega la li e tad eligiosa de esta aso ia ió
(2, c), 1), c)43.

Se trata de consideraciones claramente aplicables en relación con la eutanasia. Se podría


añadir que aunque la e p esió o je ió de o ie ia i stitu io al o deja de se
problemática, puesto que resulta evidente que la conciencia es un atributo de la persona
i dividual, o de las i stitu io es, el uso de este a gu e to pa a ega la o je ió de
o ie ia i stitu io al si ple ente evita el problema, sin resolverlo. El punto no es si la
institución tiene o no conciencia, sino cuáles son sus derechos en relación con las
libertades de pensamiento, de conciencia y de religión. De hecho, es pacífico el
reconocimiento a las personas jurídicas de derechos que, en principio, pertenecen a la
persona individual (derecho a la propiedad, al buen nombre, al debido proceso, etc.). Nos
parece, por tanto, que el enfoque correcto del problema consiste en tratar de establecer si
las personas jurídicas son titulares de las libertades de pensamiento, de conciencia y de

43
Es éste el párrafo citado expresamente en la sentencia T 739 de 2013, n. 4. 8.

22
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

religión. Evidentemente, no del mismo modo que la persona física, sino de acuerdo con su
naturaleza y modo de actuar propio, lo que significa concretamente que las instituciones
tienen el derecho de constituirse y desarrollar su actividad asumiendo como elemento
esencial determinados postulados ideológicos, religiosos o éticos.

Con otras palabras, la problemática planteada en relación con clínicas y hospitales está
directamente relacionada con el derecho de las instituciones a poseer un ideario propio,
capaz de configurar real y efectivamente su naturaleza y su actividad. En esta situación no
se encuentran solamente las instituciones que inspiradas en ideales éticos, ideológicos o
religiosos, prestan servicios de salud. Se extiende a realidades tan variadas como las
instituciones educativas, los sindicatos, los partidos políticos, las empresas periodísticas,
sólo por mencionar algunos ejemplos de lo que en el derecho comparado se denominan
organizaciones de tendencia o empresas ideológicas44.

6. CONSIDERACIONES FINALES
Durante años la Corte Constitucional mantuvo una visión negativa de los conflictos entre
conciencia y ley. Se entendían, en efecto, como fenómenos de insumisión, desobediencia o
rebeldía frente al derecho. Cada quien sería libre de determinar cuáles leyes cumple y
cuáles rechaza, con la inseguridad y caos jurídicos consiguientes. Planteado el problema
como conflicto entre lo que se considera de interés general y las convicciones personales,
la Corte se inclinó decididamente a favor del primero. En esta primera etapa asumió
ade ás la fu ió de defi i lo ue e a sus epti le de se ate ia e la a le e
conciencia. Por último, la posibilidad de objetar debía ser establecida expresamente por

44
Cfr. V. PRIETO, La objeción de conciencia en instituciones de salud, cit., pp. 9-12. En esta misma publicación
(pp. 79-102) se señalan abundantes elementos de derecho comparado que reflejan el respeto del ideario de
las o ga iza io es de te de ia , pa ti ula e te e ela ió o el a o to. No puede des o o e se,
además, los derechos de las personas naturales que concurren a la formación de las personas jurídicas. El
derecho de éstas últimas a inspirar su actividad en determinadas opciones religiosas, éticas o ideológicas,
constituye en efecto una garantía del respeto de los derechos fundamentales de sus fundadores, socios,
miembros, empleados comprometidos, etc. Sobre el tema vid. la reciente sentencia del Tribunal Supremo de
los Estados Unidos en el caso Burwell v. Hobby Lobby Stores, Inc. (134 S. Ct. 2751, 2014), que reconoció el
derecho de los dueños y administradores de una sociedad a dirigirla de acuerdo con su conciencia.

23
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

medio de ley -lo que nunca ocurrió-, en la que fueran fijadas las condiciones para proponer
la objeción (necesidad de la llamada interpositio legislatoris) 45.

Algunas de estas dificultades se superaron con la sentencia C 728 de 2009, que admitió la
objeción de conciencia al servicio militar. Lamentablemente, se han mantenido las viejas
posturas en relación con el aborto y la eutanasia. No acaba de comprenderse, como
recuerdan dos conocidos especialistas en la materia, que el objetor no es en primer lugar
un infractor de la norma jurídica, sino alguien que ejerce un derecho fundamental (la
libertad de conciencia, que forma parte del ordenamiento jurídico). La solución del
problema no es la de considerar la objeción como una violación de la ley por razones
legítimas, pero privadas, sino la búsqueda del adecuado equilibrio entre la garantía del
orden jurídico por un lado y, por otro, el reconocimiento de la diversidad de creencias y el
respeto de las minorías46.

Lo que no tiene sentido es desconocer derechos por el temor al posible desorden que
pueda generar su ejercicio. O exigir que sea la misma ley la que establezca las posibles
excepciones a su cumplimiento, para garantizar el orden y la coherencia del sistema. En
ambos casos se pone seriamente en duda la cualificación de la libertad de conciencia como
derecho fundamental, haciéndola depender de rígidos esquemas positivistas en los que la
objeción es vista como una graciosa concesión del legislador. Por el contrario, con la
objeción de conciencia se limita precisamente el poder de las mayorías (expresado
normalmente en las leyes), en nombre de valores y principios más altos (la dignidad de la
persona), que no pueden depender, para su ejercicio, del reconocimiento por parte del
poder político (si fuera así, dejarían de ser derechos fundamentales)47.

45
Remitimos de nuevo a V. PRIETO, Estado laico y libertad religiosa. Antecedentes y desarrollos de la
Constitución colombiana de 1991, cit., pp. 303-344.
46
Cfr. R. NAVARRO-VALLS; J. MARTÍNEZ-TORRÓN, Conflictos entre conciencia y ley. Las objeciones de conciencia, cit.,
p. 39. Co o a ota Lla aza es, e el de e ho a la li e tad de o ie ia e ue t a su azó de se todos los
demás derechos fundamentales de la persona y, en última instancia, a él está ordenado todo el sistema.
Porque ésa es, en definitiva, la verdadera función del Derecho: no sólo eliminar o, cuando menos, aliviar en lo
posible las contradicciones entre conciencia y ley, sino, también, asegurar a la persona el marco más amplio
posible de libertad y de coherencia entre lo que hace, dice y cree, siempre que sea compatible con la libertad
de los de ás D. LLAMAZARES FERNÁNDEZ, Derecho de la libertad de conciencia, 2, Civitas, Madrid, 2002, p. 23).
47
Cfr. S. ESTRADA-VÉLEZ, ¿De e ho fu da e tal a la li e tad de o ie ia si o je ió ? Algu os apu tes pa a
su e o o i ie to o o ga a tía fu da e tal , Estudios Socio-Jurídicos, vol. 11, 1, 2009, pp. 77-82. Quienes
piensan que la conciencia es una instancia exclusivamente privada e íntima, que debería permanecer al
margen de la actuación profesional y de lo que sobre ella ordenen las leyes, olvidan tal vez la trascendencia

24
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

En conclusión, pueden destacarse en la normativa vigente sobre la eutanasia dos


limitaciones graves de la libertad de conciencia. En primer lugar la negación de la
posi ilidad de o jeta a las pe so as disti tas del édi o ue p a ti a el p o edi ie to .
Se excluye de este modo al personal sanitario y administrativo ignorando que la
cooperación indirecta con la eutanasia puede provocar graves conflictos de conciencia48. Al
distinguir entre conflictos de mayor y menor categoría por su relación directa o indirecta
con la eutanasia se está además asumiendo la función, ilegítima, de catalogar qué es grave
o leve en materias de conciencia. Como se recordó más arriba, los problemas jurídicos
derivados de la objeción de conciencia no pueden plantearse haciendo juicios de valor
sobre las convicciones de las personas, con los que se define lo que es verdadero, falso,
importante o irrelevante en estas materias. Lo definitivo es establecer la sinceridad de la
objeción, no la relevancia o la intrascendencia de las convicciones que la sustentan. Debe
p o a se, e su a, ue se está dela te de u g ave o fli to i te io e t e el
sometimiento a la nor a ju ídi a la o edie ia a la o a éti a ue i vo a su p opia
o ie ia i dividual ue se le p ese ta o a á te de le sup e a 49.

En segundo lugar aparece el tema de la negación de la objeción de conciencia


institucional . A lo dicho anteriormente se podría añadir50 que de la negativa de personas

ética de las o as so e euta asia. E odo algu o se t ata de disposi io es eut ales ue egula u
mero acto técnico sugerido por el paciente. Se trata por el contrario de comportamientos con obvias
dimensiones morales, que afectan directamente las propias convicciones y creencias (cfr. A. OLLERO,
‘efle io es so e el a tep o e to de Le egulado a de los de e hos de la pe so a a te el p o eso fi al de
la vida , it., p. .
48
No obstante, en la sentencia T 970 de 2014 se afirma que pueden ser objetores de conciencia a la
euta asia, e ge e al, los profesionales de la salud e a gados de i te ve i e el p o edi ie to . Esta
última expresión parece más amplia que la utilizada por la Resolución 1216/15 (art. 18: La o je ió de
conciencia sólo es predicable de los médicos e a gados de i te ve i e el p o edi ie to… ue de este
modo sería más restrictiva aún que la sentencia de la que depende. Una forma de cooperación indirecta,
expresamente prevista como obligatoria por la Resolución 1216/15, es la remisión a un médico no objetor
(cfr. arts. 7, 7.2 y 18).
49
J. MARTÍNEZ-TORRÓN, Las o je io es de o ie ia de los atóli os , Revista General de Derecho Canónico y
Derecho Eclesiástico del Estado, 9, 2005, p. 3). Sobre el tema, del mismo autor, J. MARTÍNEZ-TORRÓN, O jeción
de o ie ia fu ió pú li a , it., pp. -106. La sentencia T 388 de 2009 así lo reconoció, al afirmar que
o se t ata, po ta to, de ve ifi a si las o vi io es ue esg i e uie eje e la o je ió de o ie ia so
justas o injustas, acertadas o erróneas. En principio, la sola existencia de estos motivos podría justificar la
o je ió po otivos de o ie ia . . .
50
Cfr. V. PRIETO, La objeción de conciencia en instituciones de salud, cit., pp. 113-115.

25
Prieto, Vicente: Objeción de conciencia a la eutanasia

o instituciones a determinadas prácticas no se deriva daño alguno para terceros cuando las
personas interesadas son dirigidas a las instituciones públicas o privadas en las que se
llevan a cabo esos p o edi ie tos 51. En efecto, si la eutanasia se cataloga como un
servicio que corresponde prestar al sistema público de salud, lo lógico es que sea en las
entidades públicas, en primer lugar, donde tengan lugar esas intervenciones 52. La
participación de las entidades privadas en el sistema no puede implicar el desconocimiento
de sus derechos, sobre todo cuando existen soluciones que satisfacen el interés invocado y
que no lesionan los derechos de personas e instituciones53.

El tema debería enfocarse por tanto desde el punto de vista del Estado, y concretamente
del Sistema de Seguridad Social en Salud. Es a éste a quien corresponde identificar e
informar sobre las entidades en las que se practica la eutanasia, y los médicos disponibles,
de modo que la persona interesada pueda acudir directamente a ellos sin necesidad de
provocar conflictos de conciencia en las personas, o conflictos de ideario en las
instituciones. Cuando esta información es pública y asequible, se podrán evitar la gran
mayoría de las posibles dificultades.

Aunque no trata directamente de la objeción de conciencia, puede hacerse una última


referencia al art. 6, Parágrafo, de la Resolución 1216 de 2015. Se obliga a los integrantes de
los Comités científico-interdisciplinarios para el derecho a morir con dignidad a que
declaren que no son objetores de conciencia. A nuestro modo de ver esta disposición
contradice directamente el art. 18 de la Constitución, que establece que Nadie será

51
Cfr. al respecto F. TOLLER, El de e ho a la o je ió de o ie ia de las i stitu io es , it., p. .
52
Quedando a salvo, obviamente, el derecho a objetar en conciencia de todas las personas llamadas a
intervenir, directa o indirectamente, en la eutanasia.
53
Que es lo que ocurre cuando, en contra de su ideario, se obliga a una institución a que asegure en sus
instalaciones la práctica de la eutanasia (cfr. Resolución 1216 de 2015, arts. 7, 7.2; 12, 12.5; y 18). Puede
tenerse en cuenta, además, que no necesariamente todas las estructuras privadas de salud deben prestar la
totalidad de los servicios. Así como existen limitaciones que a nadie sorprenden por motivos técnicos, de
personal, etc., nada impide que se contemple como posible limitación a un eventual servicio el ideario de la
institución o de quienes trabajan en ella. N. Brown ha propuesto la distinción, en las instituciones de salud,
e t e a tividades ue pe te e e al ú leo core) de la actividad médica, y otras cuya relación con la
medicina resulta mucho más difícil de advertir. Co eta e te, it can be said that something is within the
core mission of medicine if it is an uncontroversial category that also has historical continuity with the
tradition of medicine. Relief of pain and suffering and treatment of the chronically ill and dying are excellent
examples of things that would fall in this category. However, the core mission of medicine probably does not
include cosmetic surgeries, abortion, physician assisted sui ide a d the like N. J. BROWN, Plu alis a d
I stitutio al Co s ie e , Health Care Ethics USA, vol. 17, 4, 2009, p. 6).

26
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

molestado por razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a


a tua o t a su o ie ia . El tema puede ser abordado también desde el punto de vista
de la discriminación por razones éticas o religiosas54.

7. BIBLIOGRAFÍA
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Eclesiástico del Estado, n.o 27, 2011, pp. 1-19.

54
De a ue do o el a t. de la Co stitu ió olo ia a Todas las personas nacen libres e iguales ante la
ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y
oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua,
religió , opi ió políti a o filosófi a .

27
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28
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

SITUACIÓN ACTUAL DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN


MÉXICO
ALBERTO PATIÑO REYES*
Resumen:
Este escrito examina el régimen de la legislación nacional mexicana a los sucesos conocidos como
objeción de conciencia, el momento en que una persona encara a un conflicto derivado de sus
convicciones morales, ya sean religiosas o éticas, con la observancia de un imperativo legal que la
conmina a optar entre desatender a la ley o contravenir a su conciencia. El autor ha sido testigo del
primer reconocimiento legal a la objeción de conciencia en el estado de Jalisco a los tratamientos
médicos, pasando por la reciente propuesta de reforma legal para permitir la objeción de conciencia
al servicio militar obligatorio, hasta la posibilidad de plantear la objeción de conciencia de
funcionarios y jueces.
Palabras clave:
Objeción de conciencia; libertad de conciencia; libertad religiosa; símbolos patrios; tratamientos
médicos; legalismo; servicio militar obligatorio; aborto; matrimonio igualitario; adopción de
menores.

Abstract:
This writing examines the regime of the national Mexican legislation to the events known as
objection of conscience, the moment in which a person point a conflict derived from his moral
convictions, religious or ethical, with the observance of a legal imperative that it instructs to choose
between disregarding to the law or contravene to his conscience. The author has been a witness of
the first legal recognition of Conscientious objection in the State of Jalisco to the medical treatments,
happening for the recent offer of legal reform to allow the Conscientious objection the military
obligatory service, up to the possibility of raising the Conscientious objection of civil servants and
judges.
Keywords:
Conscientious objection; freedom of conscience; religious freedom; national symbols; medical
treatments; legalism; conscription; abortion; the same sex marriage; adoption of children.

1. OBSERVACIONES PRELIMINARES
Desde hace poco más de veinte años, los profesores Rafael Navarro-Valls y Rafael
Palomino, daban cuenta de la relevancia que para el derecho moderno representaba la
o je ió de o ie ia, al señala ha e sólo u as dé adas e a i o ita io e o du i le a
pocos supuestos. Hoy, sin embargo, es tal la multiplicación de supuestos y modalidades, de

*
Doctor en derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor de la Universidad Iberoamericana,
Ciudad de México.

1
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

formas de solución, de presupuestos ideológicos, filosóficos y religiosos, que ya no se habla


de o je ió de o ie ia, e si gula , si o de o je io es de o ie ia, e plu al 1.

Al justificar las causas de su eclosión, los profesores de la Universidad Complutense de


Mad id, e o t a o , po u lado la isis del positivis o legalista, ue pa te del supuesto
de que las determinaciones jurídicas contenidas en las leyes agotan prácticamente el
contenido ideal de la justicia y por otro, el valor de las motivaciones que subyacen en los
comportamientos de objeción a la ley, disímiles de las que conducen a la simple y pura
t a sg esió de la o a fu dada e el egoís o 2. Donde el único derecho posible es el
emanado de los órganos estatales, así como cualquier estatuto normativo o regla, para
llegar a considerarse derecho, precisa de la aceptación estatal.

En México la noticia de la crisis del positivismo legalista en Europa Occidental llegó con
retraso, éste aún se impone a toda pretensión que sugiera un contenido de justicia (ius) en
una ley, el formalismo legalista prevalece por encima de la equidad de la norma, el
postulado hobbesiano: Auctoritas non veritas facit legem (lo que hace la ley es la Autoridad,
no la verdad) parece cobrar fuerza todavía hoy, en concordancia con el axioma: la ley es
todo el derecho y la ley es toda derecho. De ahí que la cultura jurídica mexicana ha
permanecido, en su mayoría, anclada en el modelo normativista de la primera mitad del
siglo XX, seguidora de la teoría de Hans Kelsen3, contraria a excluir a priori, toda pretensión
contraria a la ley generada por razones axiológicas, de justicia o éticas. Aunado al prejuicio
de corte religioso, es decir bajo una tendenciosa interpretación del principio de laicidad del
Estado, se justifica la imposición de una ley, sentencia o resolución, aunque sea contraria a
las creencias religiosas o a los contenidos éticos de conciencia de las personas, los motivos
de un creyente para no cumplir una ley por ser contraria a su código moral, son rechazados
por su mera condición de creyente y la ley se aplica arguyendo que las razones fundadas en
la conciencia de la persona no valen en un Estado laico donde la ley es obligatoria para
todos, con independencia de las razones esgrimidas a favor del incumplimiento.

1
R. Navarro-Valles, ‘. Palo i o, Las o je io es de o ie ia , e AA.VV., Tratado de Derecho Eclesiástico
del Estado, Pamplona, Eunsa, 1994, p. 1089.

2
Idem.

3
Vid. J. Saldaña, prólogo al libro de C. Orrego, Analítica del derecho justo. La crisis del positivismo jurídico y la
crítica del derecho natural, México, UNAM, 2005, p. XIV.

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

De la mano con lo anterior, el destino de las tesis anti-iusnaturalistas en gran parte de la


cultura jurídica mexicana, contribuyen a los prejuicios jurídicos sobre el derecho natural4 y
el fortalecimiento del positivismo formalista negador de un contenido de justicia en la
norma: abstracta, general y obligatoria. El párrafo siguiente puede dar cuenta de la realidad
en torno al desprecio del derecho natural:

El positivis o ju ídi o del siglo XX, aunque fraccionado en varias escuelas y sistemas particulares,
o ti uó epudia do ap io ísti a e te la idea del de e ho atu al, elegá dolo a u a os u a zo a
donde conviven la metafísica y lo prejurídico. El comunismo, por ejemplo, en el que los valores y los
derechos del hombre dependen únicamente del Estado, no pudo comprender que la única fuente del
de e ho sea ot a ue el is o Estado 5.

Ante este panorama poco alentador para las objeciones de conciencia en México, podemos
aseverar que no todo está perdido y el propósito central de este artículo es dar cuenta del
estado de la cuestión sobre el tema, desde su incipiente reconocimiento legislativo hasta la
posibilidad de reconocer a los objetores, sin un texto legal donde justificar su negativa a
cumplir la ley, pasando por la manifestación globalizadora del derecho, no ajena al
ordenamiento jurídico mexicano, aquí la experiencia del derecho comparado han dado
muestras del tratamiento jurídico de uno de los fenómenos más sugerentes que conoce el
derecho moderno y del que no tan fácil pueden abstenerse los estados democráticos y
respetuosos de los Derechos Humanos.

2. LA EXENCIÓN DE CIERTAS OBLIGACIONES CONTENIDAS EN LA LEY


PARA ALGUNOS GRUPOS RELIGIOSOS EN MÉXICO

a. LOS MENONITAS
El reconocimiento de la libertad de creencias religiosas y la dispensa de ciertas obligaciones
contenidas en la ley —derivadas de esas creencias— para algunos grupos religiosos, ha sido
una realidad en México, por lo menos desde el siglo XX hasta hoy. Sucintamente, voy a
referirme, en primer lugar, al caso de las colonias menonitas6; luego a la exención del

4
Idem.

5
A.D. Busso, El derecho natural y la prudencia jurídica, Buenos Aires, Pontificia Universidad Católica
Argentina, 2008, p. 195.

6
Fundados por Menno Simons (1496-1561) portavoz de los anabaptistas pacíficos, creyente firme de la
moderación, asumió la jefatura de varias congregaciones anabaptistas en el norte de los Países Bajos. Menno
al igual que sus seguidores enseñó una religión del espíritu y el pacifismo. Los menonitas rechazaban
cualquier control secular sobre la Iglesia; pero a diferencia de los anabaptistas extremos, reconocían la

3
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

servicio militar obligatorio para los ministros de culto y finalmente a la Recomendación de


la Comisión Nacional de Derechos Humanos relacionada con los niños testigos de Jehová y
su negativa a honrar los símbolos patrios.

Del primer grupo, María de Lourdes Morales7, afirma que los menonitas establecidos
principalmente en los estados de Durango y Chihuahua son un grupo de objetores de
conciencia, cuyos integrantes encontraron en México el espacio de libertad del que
carecían en sus países de origen. El periplo recorrido pasa por sus creencias pacifistas,
mismas que provocaron un conflicto con el gobierno de Estados Unidos de América
durante la primera guerra mundial, por esta razón en 1922 solicitaron al presidente Álvaro
Obregón, permiso para colonizar tierras mexicanas en busca de libertad para ejercer sus
creencias religiosas8 y la encontraron en un gobierno con una tolerancia inusual para ellos,
comparada con otros grupos religiosos, por ejemplo, con los católicos, la animadversión
gubernamental consistente de aplicar una legislación antirreligiosa, provocó una
persecución contra la Iglesia católica, desde 1914 a 1938, tuvo su culmen en el
levantamiento civil armado conocido como la guerra cristera de 1926 a 1929.

El compromiso del presidente Obregón con los colonizadores menonitas (descendientes de


europeos) destacó por los temas en donde el gobierno mexicano les garantizaba absoluta
libertad y protección para ejercer sus creencias: exención del servicio militar obligatorio; de
prestar juramento; libertad para ejercitar sus principios religiosos y practicar las reglas de
su Iglesia; libertad de fundar sus propias escuelas con sus propios docentes; así como
libertad para disponer de sus bienes materiales9. Algunas de las concesiones eran

autoridad del Estado. Menno describió a sus seguidores: son niños pacíficos que no saben nada de la guerra.
Dan al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios, también creía en la imposición de una disciplina
rigurosa dentro de su grupo. Vid. H. Kamen, Los caminos de la tolerancia, (trad. J. Zarraluqui), Madrid,
Edi io es Guada a a, , p. . Me o “i o s ha ía sido sa e dote atóli o o a o du a te siete
años…a azó el a a aptis o e . G. H. Williams, La Reforma Radical, (trad., A. Alatorre), México, FCE,
1983, p. 428.

7
Vid. M. L. Morales Reynoso, La objeción de conciencia como derecho fundamental, México, Universidad
Autónoma del Estado de México-Miguel Ángel Porrúa, 2013, p. 226.

8
Los menonitas comenzaron a llegar en marzo de 1922 al estado de Chihuahua, provenientes de Manitoba,
Canadá, solicitaron permiso para establecerse en territorio mexicano al presidente Álvaro Obregón, por
sugerencia del cónsul mexicano en Buenos Aires, con la promesa de no ser perseguidos. Acompañaba a este
permiso un pliego en el cual describían sus creencias y la necesidad de contar con protección jurídica. Vid.
Ibidem, p. 228.

9
Vid. Idem.

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

contrarias a la Constitución mexicana de 1917, sólo por mencionar algunas, las establecidas
en el párrafo segundo del artículo 3°10; las de la fracción II del artículo 2711 y diversas
prohibiciones en el artículo 13012. Por si lo anterior no fue suficiente, también estuvieron
autorizados a rechazar cualquier sistema de vacunación13. Ya que una característica de los
menonitas es no aceptar los avances de la Modernidad.

En cuanto a la postura que sostiene como objetores de conciencia a las comunidades


menonitas en México, mi postura es disímil, ya que en principio la objeción de conciencia
es u a to i dividual ue i lu e toda p ete sió otivada po azo es a iológi as —no
meramente psicológicas— de contenido primordialmente religioso o ideológico, ya tenga
por objeto la elección menos lesiva para la propia conciencia entre las alternativas previstas
en la norma, eludir el comportamiento contenido en el imperativo legal o la sanción
prevista por su incumplimiento, o incluso, aceptando el mecanismo represivo, lograr la
alte a ió de la le ue es o t a ia al pe so al i pe ativo éti o 14. En el caso de los
menonitas, ellos fueron tolerados en sus creencias religiosas, por un gobierno impulsor de
la colonización de vastas zonas —en su mayoría desérticas— del Norte de México, en virtud
de su disciplina para el trabajo comunitario capaz de hacer florecer el desierto.

10
De ía: Ni gu a o po a ió eligiosa, i ist o de algú ulto, pod á esta lecer o dirigir escuelas de
i st u ió p i a ia… .

11
De ía: Las aso ia io es eligiosas de o i adas iglesias, ual uie a ue sea su edo, o pod á e i gú
caso tener capacidad para adquirir, poseer o administrar bienes raíces, ni capitales impuestos sobre ellos; los
ue tuvie e a tual e te, po sí o po i te pósita pe so a, e t a á al do i io de la a ió …

12
De manera enunciativa: no reconocimiento de personalidad jurídica a las agrupaciones religiosas
denominadas iglesias; las legislaturas de los estados únicamente tendrán la facultad de determinar, según las
necesidades locales, el número máximo de ministros de culto y para ejercerlo se necesitaba ser mexicano por
nacimiento; los ministros de culto no podrán heredar por sí o por interpósita persona, ni recibir por ningún
título un inmueble destinado a una finalidad religiosa; tienen incapacidad legal para ser herederos por
testamento de otros ministros de culto o de una persona con quien no tengan parentesco dentro del cuarto
grado.

13
Vid. M. L. Morales Reynoso, La objeción de conciencia… op.cit., p. 230.

14
R. Navarro-Valls, J. Martínez-Torrón, Conflictos entre conciencia y ley. Las objeciones de conciencia, 2ª ed.,
México, Porrúa-Iustel, 2012, p. 37.

5
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

Por tanto el calificativo de objetores de conciencia, en mi opinión, no les aplica, fueron un


grupo especial que recibió un trato político de parte del gobierno mexicano consistente de
eximirlos de una legislación contraria a sus creencias religiosas a cambio de establecer sus
comunas en territorios despoblados en donde gracias a su organización y disciplina para el
trabajo —impreso por su fundador— convirtieron en tierra fértil lo que antes de su llegada
era desierto. En definitiva, fueron exentos de cumplir la ley por una mera conveniencia
política del gobierno mexicano en aras de incentivar la colonización de territorios
desolados. Gracias a este trato privilegiado no tuvieron problemas para ejercer sus
creencias religiosas.

b. EXENCIÓN DEL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO PARA LOS MINISTROS DE CULTO


En México el servicio militar para varones al cumplir los dieciocho años de edad es una
obligación contenida en el párrafo cuarto del artículo 5°15, así como en la fracción II del
artículo 31, ambos de la Constitución General de la República16, como en casi todos los
países donde se considera un deber ciudadano su observancia, es imposible invocar la
objeción de conciencia para dejar de acatarlo. Sin embargo, la propia normativa del Servicio
Militar establece algunas causales de exención de dicho deber legal, es el caso de la Ley del
Servicio Militar —de 11 de septiembre de 1940— en el artículo 1017 establece como
facultad del Reglamento de la misma, fijar las causales para quienes puedan acogerse a la
exoneración del servicio armado.

15
Dice: E ua to a los se vi ios pú li os, sólo podrán ser obligatorios, en los términos que establezcan las
leyes respectivas, el de las armas y los jurados, así como el desempeño de los cargos concejiles y los de
elección popular, directa o indirecta. Las funciones electorales y censales tendrán carácter obligatorio y
gratuito, pero serán retribuidas aquéllas que se realicen profesionalmente en los términos de esta
Constitución y las leyes correspondientes. Los servicios profesionales de índole social serán obligatorios y
retribuidos en los términos de la ley y con las excepciones que ésta señale .

16
Artículo 31. Son obligaciones de los mexicanos:

II. Asistir en los días y horas designados por el Ayuntamiento del lugar en que residan, para recibir
instrucción cívica y militar que los mantenga aptos en el ejercicio de los derechos de ciudadano, diestros en el
manejo de las armas, y conocedores de la disciplina militar .

17
Di e: El Reglamento de esta Ley fijará las causas de excepción total o parcial para el servicio de las armas,
señalando los impedimentos de orden físico, moral y social y la manera de comprobarlos. La Secretaría de la
Defensa Nacional, por virtud de esta Ley queda investida de la facultad para exceptuar del servicio militar a
quienes no llenen las necesidades de la Defensa Nacional .

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Para los efectos mencionados en el artículo anterior, el Reglamento de la Ley del Servicio
Militar18, en la fracción III del artículo 3819 fija las causas de exención, total o parcial para el
servicio armado, destacan: los impedimentos de orden físico, moral y social. Sobre esta
base, se consideran exentos de esa obligación los ministros de culto religioso. Así es como
algunos grupos religiosos se han visto beneficiados, por ejemplo, los testigos de Jehová,
presentan ante la Secretaría de la Defensa Nacional, el listado de todos sus adeptos —
varones mayores de 12 años— a quienes dicha comunidad religiosa considera como
ministros de culto, para que de conformidad con el Reglamento de la Ley del Servicio
Militar, sean eximidos de ese deber constitucional, aprovechan la exoneración legal sin
incurrir en ningún tipo de objeción de conciencia de la que en otros países pudieran ser
objetores20.

Estamos ante un caso excepcional de favorecer el no cumplimiento de una obligación


constitucional para los ministros de culto, aparte del caso anterior, ¿quiénes se consideran
ministros de culto? La respuesta la encontramos en la Ley de Asociaciones Religiosas y
Culto Público21, dentro de la autonomía debida a las Asociaciones Religiosas, a ellas
corresponde designar a sus ministros de culto, por tanto, cualquier ministro de culto de
una Asociación Religiosa puede resultar beneficiado de esta exención, siempre y cuando
acrediten tal condición, en mi opinión, pudiera ser a través del Registro que para tal efecto
se ha establecido en la Dirección General de Asociaciones Religiosas y Culto Público.

18
Publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 10 de noviembre de 1942.
19
Dice: Los mexicanos de edad militar quedarán exceptuados del servicio militar mientras se encuentren en
las circunstancias señaladas a continuación:

III. Que ejerzan el culto religioso como ministros cuando estén legalmente autorizados para tal profesión .

20
De los g upos ue ha a gu e tado azo es eligiosas pa a o jeta el se vi io ilita o ligato io, desta a
los movimientos valdenses y husitas, primero y una serie de confesiones de origen protestante, después
(anabaptistas, menonitas, amish, hermanos moravos, ducobors, testigos de jehová, cuáqueros, etc.), serán
quienes, desde una perspectiva religiosa, redescubrirán y reivindicarán con mayor vigor esta modalidad de
o je ió de o ie ia . ‘. Nava o-Valls. J. Martínez-Torrón, Conflictos entre conciencia y ley, op. cit., pp. 83-
84.

21
Artículo 12. Para los efectos de esta Ley, se consideran ministros de culto a todas aquellas personas
mayores de edad a quienes las asociaciones religiosas a que pertenezcan confieran ese carácter… .

7
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

Además este sería el primer acontecimiento en donde la legislación mexicana se muestra


benevolente con las exenciones legales al cumplimiento de una obligación legal por
razones de conciencia, cuando se desconocía la personalidad jurídica a las iglesias, estas
disposiciones venía a proteger a los ministros de culto de la obligación legal impuesta a
todos los ciudadanos mexicanos. Es decir, la ley toma en cuenta el dilema que acompaña a
un ministro de culto al momento de discernir si cumplir o no con el servicio armado,
eximiéndole. Nos encontramos ante una actuación ética, protegida con la cláusula de
conciencia, en un momento de la historia mexicana caracterizado por su hostilidad hacia el
fenómeno religioso, en particular contra los ministros de culto, es interesante descubrir
que no todo la legislación les resultaba adversa, ni prejuzgaba su calidad ministerial. Así se
facilitaban las cosas entre dos instituciones que otrora disfrutaron de fueros especiales: el
Ejército y la Iglesia, en cuanto al reconocimiento de los ministros de culto, de no participar
en el servicio armado, preservando su calidad religiosa frente al cumplimiento de la norma.

c. RECOMENDACIÓN GENERAL NÚMERO 5 DE LA COMISIÓN NACIONAL DE


DERECHOS HUMANOS
Otro caso por demás paradigmático por la manera en la que fue resuelto, es el de los niños
testigos de Jehová y su negativa a rendir honores a los símbolos patrios en las ceremonias
cívicas que cada semana se realizan por ley, en los centros educativos mexicanos y la
problemática jurídica provocada por esta situación, para el Estado mexicano representó un
problema especial por la cantidad de niños pertenecientes a ese grupo religiosos que
confrontaron al modelo educativo mexicana y a su tradicional concepción de la laicidad en
la escuela pública. A continuación una breve reseña de la problemática.

Desde junio de 1991 hasta marzo de 2003, la Comisión Nacional de Derechos Humanos
recibió alrededor de 1,110 quejas en las que se mencionan como ofendidos a niños que
profesaban la religión de los testigos de Jehová quienes se negaban a honrar los símbolos
patrios en las ceremonias escolares donde se hace el saludo a la bandera y se entona el
himno nacional, por esta razón eran expulsados de las escuelas públicas de nivel primaria y
secundaria, esta situación avivó el interés por la objeción de conciencia en el sistema
educativo mexicano22.

22
Como antecedente, la Procuraduría Ciudadana del Estado de Baja California, en su oficio 267/94, al emitir la
recomendación PDH/MXLI/94, acerca de los menores testigos de Jehová, mencionó la objeción de conciencia
como una figura nueva, con la cual, éstos podrían justificar su comportamiento ante los símbolos patrios. Vid.
M. E Soto Obregón, Objeción de Conciencia ¿Testigos de Jehová vs símbolos patrios? México, Plaza y
Valdés-Universidad Autónoma de Querétaro, 2003, p. 54.

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Una de las características de su doctrina, es la prohibición a sus fieles a participar en


solemnidades tanto cívicas como religiosas, pues equivalen a un acto de idolatría,
inaceptable para su conciencia. Los miembros de la congregación de los testigos de Jehová
manifestaron tanto a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, como a las autoridades
educativas, que su actitud pasiva en las ceremonias cívicas para rendir honores a los
símbolos patrios no implicaba desprecio por los mismos, atendiendo a lo prescrito por su
doctrina sólo pueden rendir culto a Dios23, por tanto no pueden participar en ninguna
ceremonia que tenga por objeto venerar a los símbolos patrios.

Las quejas ante el Ombudsman nacional expresaban el reclamo de los padres de familia
miembros de esta congregación, en contra de las sanciones que las autoridades escolares
imponían a sus hijos por su negativa a participar en las ceremonias cívicas de honores a los
símbolos patrios. Las sanciones iban desde su no aprobación en la materia de civismo,
hasta la suspensión temporal o definitiva, condicionando su inscripción a la aceptación de
un reglamento por el que se comprometen a participar activamente en las ceremonias
cívicas; incluso, en casos extremos, se llegaron a presentar maltratos físicos o psicológicos a
los menores. También algunos profesores miembros de la congregación de los testigos de
Jehová, señalaron haber sido objeto de sanciones administrativas contrarias a su libertad
de creencias, así como al derecho al trabajo24.

23
El mandamiento bíblico, donde según los testigos de Jehová, se encuentra la base de su negativa a honrar
los símbolos patrios se encuentra en Éxodo 20, 3- : o ha á pa a ti ot os dioses dela te de í. No te ha ás
esculturas ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo
que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Jehová, tu
Dios, so u Dios eloso . Vid. C. Cáza es López, J.L. Peña de Ho os, Los testigos de Jehová la o je ió de
o ie ia , e Objeción de Conciencia, op.cit., p. 257.

24
El p i e pá afo del a tí ulo º di e: A i gu a pe so a pod á i pedi se ue se dedi ue a la p ofesió ,
industria, co e io o t a ajo ue le a o ode, sie do lí itos. El eje i io de esta li e tad sólo pod á veda se
po dete i a ió judi ial, ua do se ata ue los de e hos de te e o, o po esolu ió gu e ativa, di tada
e los té i os ue a ue la le , ua do se ofe da los de e hos de la so iedad. Nadie puede se p ivado
del p odu to de su t a ajo, si o po esolu ió judi ial.

25
Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de junio de 2003.

9
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

Por su parte la Comisión Nacional de Derechos Humanos, emitió la Recomendación General


05/200325, dirigida a los gobernadores de las entidades federativas y al Secretario de
Educación Pública Federal, a efecto de ejecutar las acciones siguientes:

Primera: Giren sus instrucciones para que las autoridades educativas se abstengan de
sancionar a los alumnos que por razón de sus creencias religiosas se nieguen a rendir
honores a la Bandera y entonar el Himno Nacional en las ceremonias cívicas que se realizan
en los centros educativos.

Segunda: En ejercicio de sus facultades elaboren una circular en la que se explique al


personal docente que la imposición de sanciones a los alumnos arriba mencionados por no
participar activamente en las ceremonias cívicas para rendir honores a los símbolos patrios,
es ilegal y conlleva responsabilidad administrativa.

Tercera: En ejercicio de las facultades que les confiere la ley emitan lineamientos dirigidos a
las autoridades educativas en donde se establezca que la educación es el medio idóneo
para transmitir a los alumnos los valores de la democracia, la convivencia social y los
derechos humanos, y comprender las diferencias entre los individuos, en específico,
aquellas que se generan por el ejercicio del derecho de libertad de creencias religiosas.

Cuarta: En ejercicio de las facultades que les confiere la ley desarrollen lineamientos que
complementen los planes y programas de estudio para inculcar a los educandos el valor de
la tolerancia y el respeto por la diferencia, incluyendo la situación de aquellos alumnos que
en el legítimo ejercicio de su libertad religiosa se niegan a participar activamente en las
ceremonias cívicas para rendir honores a los símbolos patrios, como un ejemplo de la
práctica de esta libertad.

A más de dos décadas es evidente que la Recomendación de la Comisión Nacional de


Derechos Humanos, no resolvió el problema de los profesores testigos de Jehová que se
negaron a rendir honores a los símbolos patrios y fueron despedidos, por tanto, hay una
deuda del Estado mexicano para ellos, de ahí la necesidad de incorporar en la legislación
correspondiente una cláusula de conciencia para que puedan realizar una prestación
sustitutoria a la de organizar y dirigir la ceremonia cívica de honores a los símbolos patrios.
En tiempo de la misma, se insistía en la urgencia de regular la objeción de conciencia tanto

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

a nivel constitucional como en la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público26, para


seguir la senda de los países que la reconocen en sus textos constitucionales, así como en
las leyes secundarias.

El problema de la aceptación de la objeción de conciencia en México, radica en el


impedimento presente en su legislación, la tradición de derecho continental que
compartimos con países latinoamericanos y europeos, demuestra que las grandes
transformaciones del derecho se hacen a partir de los cambios legislativos. Desde este
punto, convendría analizar el contenido de la normativa, desde la prohibicionista hasta la
favorable a la objeción de conciencia, encontremos posturas encontradas y un avance
considerable de las posiciones que van ganando terreno por su regulación en el
ordenamiento jurídico mexicano. Sobre esta base, a continuación daremos cuenta su
situación normativa, desde 1992 hasta nuestros días.

3. RECONOCIMIENTO LEGAL DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA


a. LEY DE ASOCIACIONES RELIGIOSAS Y CULTO PÚBLICO27
En el segundo párrafo del artículo 1º dejó fuera de su ámbito de protección la objeción de
conciencia, en el orden federal, del modo siguiente:

Las convicciones religiosas no eximen en ningún caso del cumplimiento de las leyes del país. Nadie
podrá alegar motivos religiosos para evadir las responsabilidades y obligaciones prescritas en las
leyes .

Este enunciado normativo es el fundamento legal que para gran parte de la doctrina
jurídica mexicana, niega cualquier posibilidad de incumplir el mandato de la ley, es
explicable que el legislador mexicano, tanto en las reformas constitucionales de 1992 como
en la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público (en adelante LARCP), no haya tocado el
tema (objeción de conciencia). Explicable por la falta de experiencia sobre estos temas en
nuestra legislación, con un derecho eclesiástico del Estado apenas naciente en esas fechas,
y la complicación que supone legislar sobre las objeciones de conciencia, hicieron que con
prudencia, el legislador mexicano no abordara el punto. Fue prudente hacerlo así en un

26
Vid. M. C. Medi a Go zález, Te de ias a tuales del de e ho eligioso e i a o , e M. C. Medi a
(coord.) Una puerta abierta a la libertad religiosa, México, Secretaría de Gobernación, 2007, p. 48. Vid. J.
Mo tezu a, La li e tad eligiosa e Mé i o e Conciencia y Libertad, núm. 14 (2002) p. 21.

27
Publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 15 de julio de 1992.

11
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

primer momento, pero la realidad se impone sobre los textos legislativos, y las objeciones
de conciencia van presentándose a te los t i u ales o f e ue ia e ie te 28.

Para Javier Martínez-Torrón29, la aplicación estricta del precepto citado, conduciría a una
discriminación de hecho, amparada por la ley, cada vez que la propia conciencia entra en
conflicto con algún deber legal, con independencia de la diversa importancia que éste
posea. Incluso, nuestro autor sostiene que no es aventurado interpretar que el legislador
mexicano no necesariamente establece una exclusión absoluta de la objeción de
conciencia. Podría entenderse que la verdadera intención del legislador consiste en trazar
una línea clara de separación entre las competencias civiles y las religiosas, enfatizando la
idea de que no debe permitirse una influencia destacada de las Iglesias que menoscabe la
autoridad de las leyes nacionales mexicanas30.

De lo indicado hasta ahora puede inferirse, con razón, que el contenido del artículo 1º de la
LARCP, imposibilita el reconocimiento —secundum legem— de la objeción de conciencia,
aunque una ley reglamentaria no puede restringir el ámbito de protección soportado por la
Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos, en efecto convendría
derogar el párrafo segundo del artículo 1° de la LARCP, toda vez que texto del artículo 24
constitucional recientemente fue modificado para armonizarlo con los documentos
internacionales que expresamente reconocen la libertad de conciencia.

En contraste con la aceptación general y progresiva de la objeción de conciencia en


Occidente, la realidad evidenciada en la LARCP muestra un retraso en esta materia, aunque
esta situación ha comenzado a cambiar desde la propia Constitución mexicana, signos
alentadores empiezan a manifestarse en el sentido de eliminar los prejuicios existentes en
gran parte de la doctrina jurídica mexicana y reconocer la libertad de conciencia. Veamos el
contenido de ese cambio constitucional importantísimo en este tema.

b. REFORMA DEL ARTÍCULO 24 CONSTITUCIONAL PARA PERMITIR LA OBJECIÓN DE


CONCIENCIA
El 9 de mayo de 2007, ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, el Senador

28
A. Pa he o, Le Co ie ia , e Objeción de Conciencia, México, UNAM, 1998, pp. 9-10.

29
J. Martínez-To ó , Los Testigos de Jehová la uestió de los ho o es a la a de a e Mé i o , en Gaceta
de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, núm. 117, México, 2000, p. 40.

30
Ibidem, pp. 41-42.

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Alejandro Zapata31 del Partido Acción Nacional, presentó una iniciativa de reforma del
artículo 24 de la Constitución General de la República para elevar a rango constitucional el
reconocimiento de la objeción de conciencia en los términos siguientes:

Toda persona es libre para profesar la religión o creencia de su elección y para manifestarle (sic) en
público o en privado sólo o en comunidad con otros, incluyendo la práctica de las ceremonias,
devociones o actos del culto respectivo, la enseñanza o difusión de sus creencias, y la observancia de
los correspondientes preceptos morales, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la
ley.

La libertad de religión o creencia implica la libertad de comportarse obedeciendo los mandatos de la


propia conciencia. Cuando alguien se vea imposibilitado para cumplir una obligación legal por causa
de un imperativo moral sincero, grave e ineludible, tendrá derecho a ser eximido de esa obligación
legal, en los términos establecidos por la ley, siempre que dicha exención no redunde en detrimento
de los derechos fundamentales de otros o de un interés jurídico superior… 32.

La iniciativa anterior no logró el proceso legislativo para su aprobación, tardaron seis años
para lograr la modificación al párrafo primero del artículo 24 constitucional33, al armonizar
el contenido de diversos documentos internacionales que reconocen la triada de
libertades: pensamiento, conciencia y religión, con la norma constitucional del modo
siguiente:

Toda pe so a tie e de e ho a la li e tad de o vi io es ́ti as, de o ie ia de eligió , a te e


o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participa , i dividual o
ole tiva e te, ta to e ṕ li o o o e p ivado, e las e e o ias, devo io es o a tos del ulto
espe tivo, sie p e ue o o stitu a u delito o falta pe ados po la le . Nadie pod á utiliza los
a tos ṕ li os de e p esió de esta li e tad o fi es políti os, de p oselitis o o de p opaga da
políti a… .

El cambio constitucional representa un giro espectacular en relación con la objeción de


conciencia, inusual hasta hace unos años en el constitucionalismo mexicano, da entrada al
reconocimiento expreso en el ordenamiento jurídico nacional del instituto jurídico objeto

31
http://www.senado.gob.mx/index.php?ver=sp&mn=2&sm=2&id=12460 (visto el 4 de agosto de 2015).

32
Las cursivas son nuestras, para resaltar la propuesta de reforma al artículo 24 constitucional.

33
Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 19 de julio de 2013.

13
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

de nuestro análisis, para reforzar esta afirmación acudimos al argumento de autoridad que
sintetiza la importancia de la libertad de conciencia de acuerdo con la reciente enmienda a
la Constitución mexicana.

Cua do e iste u a olisió e t e u a o a legal el eje i io de la li e tad de o ie ia, esta os


en presencia de dos intereses públicos. Por un lado, el interés público a que —se presupone—
responde una ley aprobada por los mecanismos democráticos ordinarios. Por otro lado, está el interés
público que representa la tutela del derecho fundamental de la persona a la libertad de religión y de
conciencia… este ́lti o es u i te ́s ṕ li o de á i o a go, pues se trata de un derecho de la
persona que no sólo goza de protección constitucional, sino también del ordenamiento internacional.
Esto es algo que se comprende fácilmente en relación con otras libertades —por ejemplo, la libertad
de expresión o la libertad de asociación—, pero que se olvida, a veces de manera inexplicable, cuando
se t ata de li e tad de eligió 34.

Junto a las razones anteriores, también se menciona la responsabilidad gubernamental


relacionada con la libertad de religión y de conciencia, importante en nuestro
o de a ie to ju ídi o de g a i p o ta o ativista, al señala , p i e o ue el go ie o
no está obligado a respetar y proteger la libertad religiosa porque estime que las
convicciones de sus ciudadanos son correctas o simplemente convenientes; está obligado a
respetar la libertad de creer, y la libertad de actuar en consecuencia, porque constituyen
un elemento esencial de un sistema democrático. La libertad de conciencia debe ser
respetada porque se le considera un ámbito fundamental de la autonomía individual en las
sociedades democráticas, y por consiguiente el ordenamiento jurídico ha determinado que
nadie puede interferir en la conciencia de la persona mientras no se ponga mientras no se
pongan en peligro otros intereses jurídicos superiores 35.

Al hilo de las afirmaciones precedentes y en clara sintonía con la postura que para el caso
español se ha mantenido, análogas razones podemos invocar para el caso mexicano, al
sostener que desde la faceta del equilibrio de intereses, la tutela jurídica de la objeción de

34
J. Martínez-To ó , Los Testigos de Jehová la uestió de los ho o es de la Ba de a e Mé i o , op. it.,
p. 68.

35
Ídem.

14
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

o ie ia o p e isa, e igo , de su espe ífi o e o o i ie to legislativo. Al o stitui


una manifestación del derecho constitucional a la libertad de conciencia, y al ser la
Constitución una norma directamente aplicable, su protección bien puede llevarse a cabo
en sede judicial aunque no se haya producido, para un tipo concreto de objeción, la
interpositio legislatoris 36.

En efecto, la doctrina es clara en cuanto a la no exigencia de una ley para el reconocimiento


expreso de la objeción de conciencia, ¿en el ordenamiento jurídico mexicano esto sería
posible? La respuesta viene de la propia doctrina, al sostener que generaría una mayor
certeza su regulación a través de una ley para garantizar, entre otras cosas, su efectiva
tutela judicial.

Por tanto, se insiste en el respaldo legislativo como la fundamentación tan invocada por los
jue es pa a te e la segu idad ue o les da la Co stitu ió , de a ea ue el
reconocimiento explícito del legislador vendría a ser una garantía del estatuto jurídico de
los objetores de conciencia, en la medida en que subsanaría los efectos negativos de una
posible actitud legalista por parte de algunos tribunales. En todo caso, la responsabilidad
de los jueces en esta materia no puede ser sustituida por la legislación que tiene unos
claros límites. Primero, el legislador sólo puede regular aquellos supuestos de objeción de
conciencia que han adquirido una cierta difusión social, pero la mayoría de los casos habrán
de ser afrontados en los tribunales. Segundo, y por una razón análoga, el legislador tiende a
llega ta de , pues, hasta que un determinado tipo de objeción de conciencia alcanza a
encontrar su lugar en la legislación, se han producido muchos conflictos concretos que
deben ser resueltos po los t i u ales… Ade ás, i luso ua do u tipo de o je ió ha
sido disciplinado por la ley, el análisis individualizado de cada conflicto singular en sede
judicial continúa siendo necesario, como lo demuestra la abundante litigación en materia,
por ejemplo, de objeción al servicio militar, al aborto, al jurado, etc.; también aquí resulta

36
J. Martínez-To ó , O je ió de o ie ia fu ió pú li a , e Separata de Las Objeciones de
Conciencia en el Derecho Internacional y Comparado, Estudios de Derecho Judicial del Consejo General del
Poder Judicial del Reino de España, núm. 89, p. 116.

15
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

cierta esa afirmación, tan conocida y tan frecuentemente olvidada, de que la ley no puede
prever todas las circunstancias particulares del caso. 37.

Así las cosas, en México ya tenemos el reconocimiento constitucional de la libertad de


conciencia, además de la recepción a nuestro derecho interno de los tratados
internacionales que expresamente consideran a dicha libertad, por ende el recurso al
derecho comparado y al derecho internacional de los derechos humanos, también está
garantizado, hemos iniciado el cambio en la legislación, curioso es que esa mutación surge
del ámbito estatal pues en el orden federal aún encuentra resistencias.

c. EL RECONOCIMIENTO DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN LA LEY DE SALUD PARA


EL ESTADO DE JALISCO Y LA NOM-046-SSA2-2005
En el ámbito estatal, la Legislatura del estado de Jalisco incorporó la objeción de conciencia
por primera vez en la historia legislativa de México38, de manera expresa, añadiendo un
numeral al artículo 18 de la Ley de Salud para el estado de Jalisco, para identificar los
posibles casos de objeción a tratamientos médicos que comprometan las convicciones
religiosas o éticas de los médicos y del personal técnico o auxiliar, así como de prestadores
del servicio social. En texto completo en su redacción final, a continuación se transcribe:

Artículo 18 ter.- Los profesionales, técnicos, auxiliares y prestadores de servicio social que forman
parte del Sistema Estatal de Salud, podrán hacer valer la objeción de conciencia y excusarse de
participar en todos aquellos programas, actividades, prácticas, tratamientos, métodos o
investigaciones que contravengan su libertad de conciencia con base en sus valores, principios éticos
o creencias religiosas.

Cuando la negativa del objetor de conciencia implique poner en riesgo la salud o vida del paciente, sin
que éste pueda ser derivado a otros integrantes del sistema de salud que lo atiendan debidamente, el
objetor no podrá hacer valer su derecho y deberá aplicar las medidas necesarias; en caso de no
hacerlo, incurrirá en causal de responsabilidad profesional.

37
Ibidem, pp. 117-118.

38
Para una aproximación al proceso legislativo de esta ley me remito a mi trabajo A. Patiño Reyes, Objeción
de conciencia y la discriminación en los campos: educativo, salud, militar, religioso, entre otros. El texto puede
consultarse en: http://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/E-01-2005_final.pdf (visitado 22 julio
2015).

16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

La Secretaría de Salud Jalisco emitirá las disposiciones y lineamientos para manifestar la objeción a
que se refiere este artículo, sin que estas disposiciones puedan limitar el ejercicio de este derecho o
generar discriminación en el empleo hacia quien lo haga valer 39.

¿Ante cuáles asuntos controvertidos puede interponerse la objeción de conciencia en el


estado de Jalisco? La respuesta puede contenerse en estos: la oposición a la colaboración
en la práctica de abortos, la negativa realizar transfusiones sanguíneas y a participar en
programas de implementación de métodos anticonceptivos como dispositivos intrauterinos
o ligamentos de trompas, entre otros.

En el orden federal también se reconoce la objeción de conciencia del personal médico y


de enfermería, en la Norma Oficial Mexicana NOM-046-SSA2-2005. Violencia familiar,
sexual y contra las mujeres40. En el número 6.4.2.7, relacionado con los asuntos de
embarazo por violación, donde las instituciones públicas prestadoras de servicios de
atención médica, deberán prestar servicios de aborto médico a solicitud de la víctima
interesada, en caso de ser menor de edad, a solicitud de su padre y/o su madre, o a falta de
éstos, de su tutor o conforme a las disposiciones jurídicas aplicables. En todos los casos se
deberá brindar a la víctima, en forma previa a la intervención médica, información
completa sobre los posibles riesgos y consecuencias del aborto, a efecto de garantizar que
la decisión de la víctima sea una decisión informada conforme a las disposiciones
aplicables.

Del contenido de la norma referenciada, se pudiera decir que las propias características de
la objeción de conciencia al aborto hacen razonable que no se exija prestación sustitutoria
alguna a los objetores41, incluye al personal médico y de enfermería, no así a otros
prestadores de servicios médicos que pudieran ser objetores de conciencia y deberían
estar contemplados en dicha norma. En otras palabras, se dejó fuera de su protección al
personal sanitario que asiste a los médicos y enfermeras: camilleros, anestesiólogos,
ultrasonografistas, entre otros, como auxiliares del médico y del personal de enfermería.

39
Publicada en el Periódico Oficial del Estado de Jalisco, 7 de octubre de 2004, Decreto 20605, tomo
CCCXLVIX, núm. 4, sección II, pp.3-4.

40
http://www.gobernacion.gob.mx/work/models/SEGOB/Resource/689/1/images/VIOLE1B.PDF (visto 2
agosto de 2015).

41
Vid. R. Navarro-Valls. J. Martínez-Torrón, Conflictos entre conciencia y ley, op.cit., p. 149.

17
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

d. LEY DE SALUD DEL DISTRITO FEDERAL Y LEY DE VOLUNTAD ANTICIPADA PARA EL


DISTRITO FEDERAL
En el orden local, la primera relacionada con la despenalización del aborto durante las doce
primeras semanas de gestación en el Código Penal para el Distrito Federal, en el artículo
14442, devino en la aprobación de la objeción de conciencia sólo para los médicos objetores
al aborto, en la Ley de Salud del Distrito Federal, en el artículo 5943, este precepto reconoce
la objeción del médico, eliminando la protección a todos los prestadores de servicios de
salud quienes participen en la interrupción del embarazo y que sean objetores de
conciencia ¿es esto un avance o retroceso? Antes de la entrada en vigor de esta norma,
existía un artículo 16 bis 7, de la abrogada Ley de Salud para el Distrito Federal, donde
e p esa e te e o o ía la o je ió de los p estado es de los se vi ios de salud 44. En mi
opinión haber eliminado a los prestadores de servicios de salud es un retroceso, obedece a
los prejuicios y a la imposición de la ideología de género que se impone a todo lo que
atente contra sus intereses, al considerar a la o je ió de o ie ia u et o eso pa a los
de e hos de la uje , pretenden que la ideología se ponga por encima de las
45

convicciones religiosas o éticas, de los creyentes o de las personas que se nieguen a


cumplir el contenido de un ley lesiva para dichas convicciones, en este caso el aborto.

La segunda es la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal46, forma parte de la


eutanasia pasiva, permitida en la capital mexicana y que desde su publicación ha generado

42
Publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 26 de abril de 2007. Artículo 144. Aborto es la
interrupción del embarazo después de la décima segunda semana de gestación.
Para los efectos de este Código, el embarazo es la parte del proceso de la reproducción humana que
comienza con la implantación del embrión en el endometrio .

43
Pu li ada e la Ga eta Ofi ial del Dist ito Fede al el de septie e de . A tí ulo . El édi o a
quien corresponda practicar la interrupción legal del embarazo y cuyas creencias religiosas o convicciones
personales sean contrarias a tal procedimiento, podrá ser objetor de conciencia y por tal razón excusarse de
intervenir en la interrupción del embarazo, teniendo la obligación de referir a la mujer con un médico no
objetor. Cuando sea urgente la interrupción legal del embarazo para salvaguardar la salud o la vida de la
mujer, no podrá invocarse la objeción de conciencia. Es obligación de las instituciones públicas de salud del
Gobierno garantizar la oportuna prestación de los servicios y la permanente disponibilidad de personal de
salud o o jeto de o ie ia e la ate ia .

44
L. A. Trejo Osornio, La objeción de conciencia en México. El derecho a disentir, México, Porrúa, 2010, p. 79.

45
M. L. Morales, La Objeción de Conciencia como derecho fundamental, op. cit., p. 253.

46
Publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, el 7 de enero de 2008.

18
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

toda una serie de controversias, discusiones, hasta el rechazo de algunas personas por el
debate en relación con la eutanasia47. El objeto de dicha ley, al tenor del artículo 1° es
establecer las normas para regular el otorgamiento de la voluntad de una persona con
capacidad de ejercicio, para que exprese su decisión de ser sometida o no a medios,
tratamientos o procedimientos médicos para prolongar su vida cuando se encuentre en
etapa terminal y, por razones médicas sea imposible mantenerla de manera natural.

La objeción de conciencia puede identificarse en el artículo 25 48, dirigida de manera


expresa al personal de salud, a cargo de hacer cumplir el Documento de Voluntad
Anticipada49 o el Formato50. Me parece que el reconocimiento a los objetores de
conciencia viene a confirmar que el derecho a rechazar tratamiento médico es un derecho
del paciente, donde la actuación ética del médico queda fuera de dudas, incluso, si al
respetar ese derecho el paciente muere.

47
Ca e e o da ue el T i u al Eu opeo de De e hos Hu a os, e el aso P ett , e , al e haza el
recurso presentado por una mujer aquejada de una enfermedad neurodegenerativa que pretendía que se
permitiera a su esposo darle muerte, afirmó que del derecho a la vida reconocido por el Convenio Europeo de
Derechos Humanos o se puede dedu i u de e ho a o i , a sea po la a o de u te e o o po la
asistencia de una autoridad pública, poniendo el acento en la primaria obligación de proteger la vida humana
ue e ae so e los Estados . ‘. Nava o-Valls. J. Martínez-Torrón, Conflictos entre conciencia y ley, op. cit.,
p.179.

48
Di e: El personal de salud a cargo de cumplimentar lo dispuesto en el Documento de Voluntad Anticipada
o el Formato y lo prescrito en la presente Ley, cuyas creencias religiosas o convicciones personales sean
contrarias a tales disposiciones, podrán ser objetores de conciencia y por tal razón excusarse de intervenir en
su aplicación .

49
El a tí ulo , f a ió III, lo defi e: Do u e to de Volu tad A ti ipada: i st u e to, oto gado a te
Notario Público, en el que una persona con capacidad de ejercicio y en pleno uso de sus facultades mentales,
manifiesta la petición libre, consciente, seria, inequívoca y reiterada de ser sometida o no a medios,
tratamientos o procedimientos médicos, que propicien la Obstinación Terapéutica

50
El a tí ulo , f a ió V, lo defi e: Do u e to de I st u io es de Cuidados Paliativos p eviamente
autorizado por la Secretaría, suscrito por el enfermo terminal, ante el personal de salud correspondiente y
dos testigos, en el que se manifiesta la voluntad de seguir con tratamientos que pretendan alargar la vida o
bien la suspensión del tratamiento curativo y el inicio de la atención en cuidados paliativos, preservando en
todo o e to la dig idad de la pe so a .

51
Publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 29 de diciembre de 2009.

19
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

e. LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN MATRIMONIOS IGUALITARIOS Y A LA ADOPCIÓN


DE MENORES
El Código Civil para el Distrito Federal fue objeto de una modificación controvertida en el
artículo146: Mat i o io es la u ió li e de dos pe so as pa a ealiza la o u ió de
vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda muta. Debe celebrarse ante el
Juez del ‘egist o Civil o las fo alidades ue estipule el p ese te ódigo 51. Es decir,
eliminaron los sujetos conyugales: varón y mujer, aunque nunca estuvo prohibida para este
tipo de matrimonios, anexa a esta reforma legislativa, la adopción de menores representa
una opción para este tipo de parejas.

La cuestión que plantea la norma aprobada, tanto para los funcionarios que fungen como
fedatarios de los celebrantes del matrimonio civil en el Distrito Federal, como sus pares en
otras entidades federativas que siguieron al Distrito Federal con una legislación similar52
¿Cuándo tengan un motivo ético cuál será su postura ante la legislación que eliminó la
heterosexualidad como característica esencial del matrimonio? Así como se legisló un tema
que toca las fibras más sensibles de la persona ¿por qué no se hizo una reforma a la ley
para garantizar la cláusula de conciencia a los funcionarios que por motivos de conciencia
se rehúsen a acatar esta nueva disposición?

El 19 de junio del presente año, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, resolvió — a través de una ejecutoria— que las leyes de cualquier entidad
federativa del país que mantengan como finalidad del matrimonio la procreación o lo
definan como el celebrado entre un varón y una mujer serán consideradas
inconstitucionales53. Sin embargo, esta ejecutoria no va dirigida a las legislaturas locales
para acatar el criterio del máximo tribunal, ya que en México las entidades federativas son
autónomas para darse sus propias normas y un poder federal no puede dictarles las leyes y
los códigos civiles son competencia exclusiva de las legislaturas locales de las entidades
federativas.

52
Me refiero a los estados de Quintana Roo (2011) y Coahuila (2014).

53
http://200.38.163.178/SJFSem/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=25680&Clase=DetalleTesisEjecutorias
(visto 5 de agosto 2015).

20
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Al momento de producirse el conflicto entre la ley y la conciencia individual es necesario un


análisis minucioso del asunto que en última instancia busque un equilibrio entre los
diversos intereses jurídicos que benefician o perjudican a la sociedad. Sobre la base de los
derechos fundamentales que el Estado debe garantizar lo que importa es la conciencia de
cada funcionario, para el caso que nos ocupa: Oficial del Registro Civil o Juez Cívico —
creyente o no—. Por esta razón, los funcionarios del Registro Civil pueden invocar su
derecho a la objeción de conciencia en esta materia sin necesidad de la existencia de una
cláusula en la ley. Conviene destacar la importancia del reconocimiento de la objeción de
conciencia a la celebración del matrimonio de personas del mismo sexo, posibilitando
sustituir al objetor en el cumplimiento de sus funciones, dejando a salvo su libertad de
conciencia. De esta manera se garantiza del derecho del funcionario, sin la amenaza o la
coacción de perder su empleo o ser acusado de atentar contra una ley que debe cumplir.
Para el caso específico de los oficiales del Registro Civil, ellos eje e u a fu ió
meramente administrativa que otros funcionarios pueden llevar a cabo. Lo cual priva de
eficacia al argumento — a veces utilizado— de que los jueces carecen del derecho de
objeción de conciencia porque, en cuanto titulares de la función jurisdiccional, son
espe ial e te espo sa les de la apli a ió de las le es 54.

Y que podríamos abonar a favor de la objeción de conciencia de jueces que sí tienen una
función jurisdiccional, concretamente, los jueces de lo familiar al momento de hacer valer
este derecho, en los casos, por ejemplo, de resolver la adopción de un menor por parejas
del mismo sexo. El pleno de Suprema Corte de Justicia de la Nación, resolvió la
inconstitucionalidad de la negativa de adopción de menores por parejas del mismo sexo en
el estado de Campeche55. Este precedente augura que los jueces de lo familiar en México
tienen que acatar la resolución del más alto tribunal del país56, ante tal panorama ¿El juez
tiene convicciones éticas o religiosas? ¿El juez puede ser objetor de conciencia por motivos
religiosos o éticos? No es el propósito de este trabajo hacer un análisis de las posiciones

54
J. Martínez-To ó , O je ió de o ie ia fu ió pú li a , op. it., p. .

55
Me refiero a la Acción de Constitucionalidad 8/2014 que promovió la Comisión de los Derechos Humanos
del estado de Campeche para declarar la inconstitucionalidad del artículo 19 de la Ley Regulatoria de las
Sociedades Civiles de Convivencia. El 11 de agosto de 2015, con 9 votos a favor y uno en contra, el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, resolvió que las parejas del mismo sexo pueden adoptar, invalidó la
legislación anterior que impedía a este tipo de parejas adoptar o compartir la custodia de un menor.

56
El último párrafo de la fracción II, del artículo 105 de la Constitución General de la República, a la resolución
de una Acción de Inconstitu io alidad, le da efe tos ge e ales: Las resoluciones de la Suprema Corte de
Justicia sólo podrán declarar la invalidez de las normas impugnadas, siempre que fueren aprobadas por una
mayoría de cuando menos ocho votos .

21
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

que reconocen o niegan la objeción de conciencia del juez, en la doctrina aparecen


publicaciones que dan cuenta de dichas posturas57. Sin embargo, no puedo pasar
desapercibido que ante un Estado cada vez más intervencionista, el juez debe tener a salvo
su derecho a la objeción de conciencia, como cualquier otra persona, para el caso de
México, empezar a quitar algunos prejuicios característicos del positivismo ideológico como
el imperativo: la ley es la ley (sin excepciones). Co o di e Da iel Be iga el legalis o la
prepotencia de lo jurídico en la práctica de abogados, jueces y gobernantes, destruyen al
Derecho y dañan a la so iedad 58.

Aunque sobre el juez recae un especial deber de aplicación de la ley, los jueces no son
á ui as al ulado as si o t a ajadores humanos demasiado humanos59 y como
ual uie o jetor son individuos capaces de confrontar por un principio; están plenos de
convicciones íntimas y, por supuesto, no pertenecen a aquella clase de ciudadanos que
u ple e á i a e te la le 60. El estudio jurídico de la objeción de conciencia, requiere
prescindir de todo argumento emocional, para lograr una solución justa, en relación con la
libertad de conciencia, al margen de coincidir o no con las convicciones éticas del objetor.

En el campo de la ética, el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, a través de su


Código de Ética61, e el a tí ulo º, posi ilita ue e aso de i e tidu e e ela ió
con una cuestión ética concreta de naturaleza ética, el servidor público podrá consultar a la
Co isió de Éti a . En otras palabras, cuando un juez, por convicciones éticas, se ubique
en la posición de objetor de conciencia, dicha Comisión de Ética62, será la que resuelva

57
Vid. I. Ga zó Vallejo, La o je ió de o ie ia del juez , e C. He ida. J. A. “a tos oo di ado es Una
filosofía de la acción. Homenaje al profesor Andrés Ollero, Madrid, Congreso de los Diputados-Universidad Rey
Juan Carlos, 2015, pp. 1379-1383. Vid. J. Martínez-To ó , o je ió de o ie ia fu ió pú li a , op. it.,
pp. 101-147.

58
D. Berrigan, Conciencia, ley y desobediencia civil, Salamanca, Sígueme, 1974, p. 63.

59
Vid. R. Posner, Cómo deciden los jueces (trad. Victoria Roca) Madrid, Marcial Pons, 2008, p. 18. Citado por I.
Ga zó Vallejo, La o je ió de o ie ia del juez , op. it., p. .

60
J. G. Portela, La justificación iusnaturalista de la desobediencia civil y de la objeción de conciencia, Buenos
Aires, EDUCA, 2005, pp. 239-240.

61
http://www.poderjudicialdf.gob.mx/work/models/PJDF/PDFs/normatividad/Etica.pdf (visto 6 agosto 2015).

62
El a tí ulo º del Código de Éti a di e: Pa a la i te p eta ió aplicación del Código de Ética, el Pleno del
Consejo, nombrará a los integrantes de la Comisión de Ética, la que será la instancia encargada de vigilar el
cumplimiento del presente Código. La Comisión de Ética estará integrada por: un Consejero; un magistrado

22
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

acerca de la posible objeción, por ejemplo, en algún asunto relacionado con la adopción de
un menor por parejas del mismo sexo. En mi opinión, el Código de Ética del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, abre la posibilidad de que los jueces se conviertan
en objetores, previo dictamen de la Comisión de Ética, sin duda, en su argumentación
tendrá en cuenta la reciente reforma constitución al artículo 24 que reconoce la liberta de
conciencia así como los documentos internacionales —aprobados y ratificados por el
Estado mexicano— en la materia, por ejemplo, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, así como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entre otros.

f. INICIATIVA DE OBJECIÓN DE CONCIENCIA LA SERVICIO MILITAR


Para finalizar, otro tema pendiente de legislar es el de la objeción de conciencia al servicio
militar, por esta razón el 11 de marzo del presente año, el Senador Jesús Casillas Romero,
del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, presentó una iniciativa de
adición de un párrafo al artículo 18 de la Ley del Servicio Militar63, con la finalidad de
permitir la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, por motivos éticos o
religiosos, dicha excepción quedaría sin efecto en caso de una inminente invasión al
territorio nacional.

La propuesta legislativa, vino con algunos años de retraso, pero es un paso significativo
para impulsar el tema de la objeción de conciencia en México64, a simple vista, no trata de
la prestación sustitutoria, ni quién será la entidad encargada de calificar la posible objeción,
sin duda que ésta y otras interrogantes serán competencia del Reglamento de la Ley del
Servicio Militar. La experiencia que pueda aportar el derecho comparado, así como el
derecho internacional de los derechos humanos será fundamental para que el derecho a la
objeción de conciencia, en este tema, sea una realidad, no olvidemos, el primer escalón
para la aceptación legal de otras tipologías de la objeción de conciencia ha sido
históricamente la negativa al servicio militar por motivos de conciencia.

en materia Penal; un magistrado en materia Civil; un magistrado en materia Familiar, y el director del Instituto
de Estudios Judi iales .

63
La iniciativa puede verse en: http://www.senado.gob.mx/index.php?ver=sp&mn=2&sm=2&id=53438 (visto
el 8 de agosto de 2015).

64
Para una comprensión del origen y evolución de la objeción de conciencia al servicio militar. Vid. J. L.
Gordillo, La objeción de conciencia. Ejército, individuo y responsabilidad moral, Barcelona, Paidós, 1993, pp.
82 y ss.

23
Patiño Reyes, Alberto: Situación actual de la objeción de conciencia en México

4. CONSIDERACIONES FINALES
Para terminar haré una par de reflexiones, la primera relacionada con el reconocimiento
legal del derecho a la objeción de conciencia en México, éste ha sido gradual, sería un error
afirmar lo contario, o sostener que por su modelo separatista —laicista— a priori se
desconoce este derecho. Como en otros países de tradición jurídica de derecho escrito, la
realidad supera la ley y al juez, de ahí el enorme reto, tanto para el legislador como para la
judicatura de abordarlo con la seriedad, rigurosidad académica y racional que amerita.
Podemos darnos cuenta de un surgimiento, hasta hace poco imposible, de las objeciones
de conciencia en nuestro ordenamiento jurídico para su tratamiento legislativo y también
en sede judicial.

La segunda, ante la diversidad de posturas, tanto en el derecho internacional de los


derechos humanos como en el derecho comparado, donde no se ha logrado un consenso,
nos encontramos frente a una novel cuestión, respaldada por argumentos jurídicos y otros
de tendencia política, quizá el aporte de unos y otros sirvan para ir consolidando los
estudios en este tema y darle un cariz mexicano al tratamiento jurídico de la cuestión.
Especialmente, la aportación del derecho comparado tendrá que ayudarnos a eliminar
prejuicios presentes y latentes en gran parte de la comunidad jurídica mexicana, afecta a
no debatir estos temas, por la imposición de un positivismo ideológico no interesado
argumentar sus posturas. Asistimos a una época marcada por los derechos y obligaciones, y
su efectividad para hacerlos válidos, no sólo en el ámbito nacional sino también
supranacional, en la cual ya no tiene cabida un sistema formalista, y además, por la alusión
a unos valores supremos de justicia que son los derechos humanos, de ahí la congruencia
del ordenamiento jurídico en armonizar el contenido de la norma con los valores y
principios constitucionales, especial atención merece, sin duda, la libertad de conciencia.
Este es el reto de México en los próximos años.

24
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

THE ROLE OF RELIGION AND RELIGIOUS FREEDOM IN ENHANCING


DEVELOPMENT: A LATIN AMERICAN PERSPECTIVE
CARMEN ASIAÍN PEREIRA*1

Abstract:
Proposition: an ethical point of view when addressing Religious Rights and Economic Development is
unavoidable.
Latin American perspective, outlining the main concerns in two fields:
1. Demands for reasonable accommodation in the workplace grounded in religious
freedom (religious holidays, tasks rejected on the basis of freedom of conscience in health and
education, religious dress) which impact workers and employers.
2. Demands from enterprises –either profit or non-profit- requesting exemptions
(from taxes or affirmative duties) from the State in the fields of health and education. This involves
the State duty to respect pluralism, democracy and neutrality.
A final reflection on the aggravated responsibility of both decision makers (employers –
enterprises & the State) as management leaders and opinion leaders, from an ethical and also
juridical point of view.
Key words: religious rights, economic development, religion, freedom.

Resumen:
Proposición: Desde un punto de vista ético, a la hora de abordar los Derechos Religiosos y Desarrollo
Económico, se hace inevitable.
Desde la perspectiva latinoamericana, se destacan las principales preocupaciones en dos
áreas:
1. Las demandas de ajustes razonables en el lugar de trabajo, basadas en la libertad religiosa
(fiestas religiosas, las tareas rechazadas sobre la base de la libertad de conciencia en materia de
salud y educación, vestimenta religiosa) trabajadores que impacto y los empleadores.
2. Las demandas de las empresas -ya sea con o sin ánimo de lucro que soliciten exenciones
(de impuestos o derechos afirmativas) del Estado en los ámbitos de salud y educación. Esto implica,

*
Dra. Carmen Asiaín Pereira, Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de la República Oriental del
Uruguay. Doctorando en la Universidad Complutense de Madrid. Profesora de Derecho y Religión,
Universidad de Montevideo y en Facultad de Teología del Uruguay Mons. M. Soler. Profesora Visitante,
Universidad Católica del Uruguay Dámaso A. Larrañaga. Miembro de: ICLARS (International Center for Law
and Religion Studies); Consejo Asesor Internacional, Revista de Derecho Canónico y Eclesiástico del Estado,
IUSTEL; Consejo Editorial de la ‘outledge “e ies o La a d ‘eligio ; Co sejo Aseso del Centro de Derecho
y Religión de la Pontificia Universidad Católica de Chile; fundadora del Instituto de Derecho Religioso del
Estado, Uruguay; miembro de la Confraternidad Judeocristiana del Uruguay. Senadora de la República.
Presidente, Consorcio Latinoamericano de Libertad Religiosa www.libertadreligiosa.org

1
This article is based on the oral presentation by the author, following this statement as proposed by the
2014 G20 Interfaith Summit, INTERFAITH CONFERENCE ECONOMIC DEVELOPMENT & RELIGIOUS FREEDOM:
EXPLORING THE RELIGIOUS DIMENSION OF DEVELOPMENT, Session: Religious Rights and Economic
Development: International Perspectives, Gold Coast, Australia, Nov. 16 – 18, 2014, Griffith University,
https://www.griffith.edu.au/conference/g20-interfaith-summit/g20-interfaith-summit-2014

1
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

el deber del Estado de respetar el pluralismo, la democracia y la neutralidad.


Una reflexión final sobre la responsabilidad agravada, de dos tomadores de decisiones
(empleadores -empresas y el Estado) como líderes de gestión y los líderes de opinión, desde el punto
de vista ético y también jurídico.
Palabras claves: derechos religiosos, el desarrollo económico, la religión, la libertad.

1. DEVELOPMENT OBJECTIVES CANNOT BE OPTIMIZED WITHOUT


TAKING THE ROLE OF RELIGION INTO ACCOUNT 2

I am borrowing this statement from the organizers3, and even appropriating it as my own.
Let me repeat: Development objectives cannot be optimized without taking the role of
eligio i to a ou t . I was tempted to rest my case here, because almost all I believe
about the subject is comprehended in the phrase, in which case I might have given up my
turn now in favour of next panellists of the conference. However, I felt at that time when
addressing the three hundred people at the audience, that some other words were actually
expected from someone who had been so generously invited by the hosts and flown there
from the opposite side of the globe. So Iet us set focus on these issues.

2. PROPOSITION: AN ETHICAL POINT OF VIEW WHEN ADDRESSING


RELIGIOUS RIGHTS AND ECONOMIC DEVELOPMENT IS
UNAVOIDABLE
If e a defi e e te p ise as any human activity towards an end involving one or more
persons, then we must base our reflections on economic activities and development upon
certain anthropological foundations that will enable an adequate comprehension of human
conduct, as a prerequisite to the task of managing talents by the employer4.

2
This article is based on the oral presentation by the author, following this statement as proposed by the
2014 G20 Interfaith Summit, INTERFAITH CONFERENCE ECONOMIC DEVELOPMENT & RELIGIOUS FREEDOM:
EXPLORING THE RELIGIOUS DIMENSION OF DEVELOPMENT, Session: Religious Rights and Economic
Development: International Perspectives, Gold Coast, Australia, Nov. 16 – 18, 2014, Griffith University,
https://www.griffith.edu.au/conference/g20-interfaith-summit/g20-interfaith-summit-2014

3
The organizers of the G20 Interfaith Conference, Australia, 2014, at cited above

4
Concepts discussed in the 2014 Postgraduate Course on Human Management and Responsibility imparted

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Considering the growing socialization, an approach to human management cannot be alien


to the responsibility of professionals towards the society in which they live, which is like the
ha itat of thei o o ga isatio s. This habitat may be either improved by their
professional performance, hence increasing its human capital, or be harmed when this
performance fails to meet the technical skills required by the given profession, which may be
never considered unrelated from personal honesty5.

Man is an end in himself in all human activity, never a means. The institution serves the
person, not vice versa. Solidarity is demanded on the grounds that the other –neighbour,
our fellowman- belongs to me, and I therefore owe him (solidarity indicates belonging).

Therefore, the relationship between the authority and the subordinates is fa o e like
that between the conductor of an orchestra and the instrumentalist than it is like the
traditional supe io /su o di ate elatio ship … I tu , the k o ledge o ker is dependent
o the supe io to gi e di e tio a d, a o e all, to defi e hat the s o e is fo the e ti e
organization, that is, what are standards and values, performance and results. … The
superior in an organization employing knowledge workers cannot, as a rule, do the work of
the supposed subordinate any more than the conductor of an orchestra can play the tuba.
Altogether, an increasing number of people who are full-time employees have to be
managed as if they were volunteers. They are paid, to be sure. But knowledge workers have
o ilit . The a lea e. The o thei ea s of p odu tio , hi h is thei k o ledge.
We have known for fifty years that money alone does not motivate to perform.
Dissatisfa tio ith o e g ossl de oti ates. 6

I believe before including Ethic classes, no matter how necessary they may be, the first
thi g to e uestio ed is the a th opologi al odel –explicit or implicit- from which all
the other sessions of the rest of the areas are imparted. Although it may appear at first
sight that our idea of what and who a man is has no relation with a class of Finance, for
instance, in which technical aspects are discussed, it is not like this. Because as long as man
continues to be thought of as an economic animal, moving exclusively in pursuit of his own
interest –because of the money he may earn- a d that the e te p ise’s u i ue o je ti e is
generating profit, then it is practically impossible to affirm that this view will not influence
how one stands on any given business issue. The much touted set of values is not a
theoretical question: it manifests itself in everyday decisions. And no matter how noble the

by Juan José GARCÍA, University of Montevideo.


5
GARCÍA, Juan José, the 2014 Postgraduate Course on Human Management and Responsibility
6
P. DRUCKER, Management Challenges for the XXI Century, cited by Juan José GARCÍA in the referred 2014
course

3
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

values we aspire to, they shall not be more than fruitless good intentions unless they are
determined consistentl . … if the aim is just earning money, the rest will be just strategies
to o tai it. A d e e if it e tails heati g, as lo g as ou a e ot dis o e ed … 7

What do these statements and reflections have to do with Religious Rights and Economic
Development, or with The ole of eligio a d eligious f eedo i e ha i g
de elop e t ? They basically provide the common premise, the starting point from which
to approach the role of religion and religious freedom in enhancing development. If
consideration of the religious nature of man is disregarded, if he is only considered as a
factor –one of many factors- in the production chain and business machinery, then he will
be de-personalized; that is, he will be deprived of his own nature. Man is a religious animal
by nature. He has been such since prehistoric times and all around the globe, across all
cultures. He may also be a political animal, a social being and even an economic person. But
none of these categories may neglect the religious nature of man, a demand grounded on
human dignity. Any other approach, even in –or particularly in- economic areas, would
deny a s basic and unique nature. So if development is the aim, no means of attaining it
can –by ontic imperative- rescind from human dignity, therefore human rights, and
freedom of religion or belief as the first and primary freedom. No true development may
arise if religious freedom is not respected.

E e God s fi st e te p ise i elatio to hu a ki d –Creation- respected times of rest and


granted man freedom to choose.

To illustrate how this conciliation between economic development and religious freedom
has been dealt with in Latin America, we will analyse some of the main present concerns in
our continent and discuss the given as well as suggested solutions to reconcile the dilemma
of gai i g o e s o ead the s eat of o e s brow8 while loving God above all
things910.

7
Juan José GARCÍA, LA ÉTICA NO SIRVE PARA NADA, Chapter from the book Somos lo que hacemos.
Reflexiones para ejecutivos políticamente incorrectos, Random House Mondadori, Ed. Sudamericana
Uruguaya, Montevideo, 2012.
8
Bible, Genesis 3:19
9
First Commandment (Bible), main principle of almost every religion. Lo ge e sio : Lo i g God with all
ou hea t a d ith all ou soul a d ith all ou i d a d ith all ou st e gth , Bible, New Testament,
Mark 12:30
10
ASIAÍN PEREIRA, Carmen, Religión y Derecho Laboral en el Uruguay. Intentando conciliar el Ga a ás el pa
con el sudor de tu frente o el Amarás a Dios sobre todas las cosas a te el Césa , e el U ugua , en

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

3. SOME OUTLINES ABOUT LATIN AMERICA BEFORE STARTING:


HISTORICAL, CULTURAL, RELIGIOUS AND LEGAL BACKGROUND AND
CONTEXT
When the West dis o e ed the Ne Wo ld i 9 , it a e a oss a huge ulti-cultural,
multilingual, multi-religious continent inhabited by diverse nations, showing outstanding
differences in terms of historical evolution and cultural development, political, social and
economic organization. This miscellany of pre-existing native peoples was partly driven to
uniformity- particularly in the sphere of religion or belief-, through the evangelization
sponsored by the Spanish and Portuguese Crowns involved in the conquest, with some
presence of France, England and Holland, as well. Other aspects of uniformity brought by
the Europeans were those of culture and language. Thus, the multiplicity of religious cults
existing in the continent, mainly polytheistic and pantheist, were gradually converted –
more formally than in substance- to Catholicism, since European conquerors and
immigrants brought the Catholic Church and culture as part of Colonization11.
Notwithstanding the true conversion of huge portions of the Latin American population,
some of the native religions persisted, though often veiled or disguised as Catholic belief,
later reappearing in the form of syncretism.

The fact that the Catholic Church preceded the advent of independent States was crucial in
determining the denominational structure adopted by several constitutions after the
independence of states. Most countries embraced the Roman Catholic Church as the State
Church, and followed the Pat o age model, while other faiths were respected on the
grounds of the principles of freedom and equality.

After a gradual process of secularization (Uruguay being the pioneer), all Latin American
countries with the exception of Costa Rica are non-denominational, neutral or secular at
present, although most of them grant some degree of privilege to the Roman Catholic
Church. As opposed to the rest of the religious denominations, for example, this church is

RELIGIÓN Y DERECHO LABORAL: análisis concordatario de su regulación jurídica en las Américas, Italia y
España, CALVI DEL RISCO, J.A. (Coord.), Consorcio Latinoamericano de Libertad Religiosa, Lima, Perú, 2013,
pp. 6-45

11
Conversion of native peoples into Catholicism was a duty of State for the Crowns and the subsequent
independent governments. The 1853 Argentinean Constitution, for instance, ordered the Congress to
p o ote the o e sio of I dia s to Catholi is .

5
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

acknowledged as a legal entity governed by public law in most countries (with the
exception of Mexico and Uruguay, where it is a private legal entity), while the rest must
register to attain legal status. Justifications for this privileged position come from the fact
that the Roman Catholic Church is historically rooted and constitutes the traditional
religion, as well as the majority religious group.

A relevant historical fact in Latin America is that there were no religion wars, at least no
significant armed conflicts based on religion.

As for social composition and religious diversity, another important characteristic of Latin
American countries is their pluralistic societies, as a result of immigration from many
different origins -mainly European, but also from Africa as slaves and Asia-, mingling with
pre-existing native peoples. Consequently, societies have gone from multiplicity to
uniformity after colonization, and back to diversity in the religious arena, after immigration
and after the resurrection of native beliefs and culture, giving place to the presence of
many religious denominations.

As for religious composition of society, Roman Catholics are still the majority group, but the
number of its members is slowly decreasing nowadays, giving way to new religious
movements, mainly neo-Pentecostals of Brazilian origin and neo-Christians. Historical
protestant churches coexist with modern evangelical churches from different origins and
neo-Christians or post-protestants. Nowadays non-Catholic Christians are the second
majority group. Armenian, Greek and Russian Orthodox churches are also present. Jewish
communities of diverse movements have roots throughout Latin America, but are
particularly strong in Argentina, the country with the largest Jew community in Latin
America and one of the most numerous in the world12. Orthodox Jews stand side by side
with Conservatives and Reformists. Islam has arrived relatively recently and established
small but growing communities, especially in frontier regions. Buddhist and Hindu groups,
Spiritualist, Theosophical schools and Rosae Crucis and sympathizers of the Bahá i faith are
also present. There are variants from Caribbean belief traditions in its areas of influence.
Afro-Brazilian religions are strong in the south. A very particular Latin American
phenomenon is the mingling of African religions with Brazilian faiths and Catholic
ingredients, giving place to the emergence of syncretism. This happens when a belief tends

12
NAVARRO FLORIA, J., Law and Religion: present challenges in Latin America, in Law and Religion in the 21st
Century. Relations between States and Religious Communities, Eds. Silvio Ferrari and Rinaldo Cristofori,
Ashgate Publishing, 2010, ISBN: 978-1-4094-1143-7

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

to encourage the practice of other religious beliefs or to incorporate some elements of


other faiths, or tries to disguise some other belief tradition as Catholic, borrowing its typical
elements of faith, such as Christ, the Virgin Mary or saints, and renaming them or
assimilating them to its own deities, or performing Catholic rites together with native rites,
or embracing the Catholic faith without surrendering other beliefs. A new religious creed is
o , k o as eligious “ etis , a symbiosis of religions.13

As for the rule of International Human Rights Law, we proudly emphasize the fact that the
American Declaration of the Rights and Duties of Man14, was prior to the 1948 Universal
Declaration of Human Rights, and encompasses the same type of principles. Acknowledging
the dignity of the individual, the American Declaration has as the principal aim the
protection of the essential rights of man and the creation of circumstances that will permit
him to achieve spiritual and material progress and attain happiness15. In its Preamble, it
proclaims freedom and equality, in dignity and in rights of every individual, and the natural
dimensions of reason and conscience. The right to Religious Freedom and Worship is
established in Article III.

As most countries have signed and ratified most –if not all- of the main International
Treaties and Declarations concerning Freedom of Religion and Belief as a human right,
Human Rights International Law, together with general principles of Law explicitly or
implicitly acknowledged and International Customary Law, Mandatory Law –ius cogens- are
part of the Human Rights Regime or Constitutionality Regime which governs every Latin
American State with supremacy, either by express incorporation by the Constitution or
tacitly, but either way binding them after the Vienna Convention on the Law of Treaties16.
Moreover, Human Rights Law provisions are self-executing in national legal systems17.

13
For further details, see ASIAÍN PEREIRA, Carmen, Law and Religion in Latin America. General Aspects of Law
and Current Concerns, Hilary/Easter, 2009, Law and Justice The Christian Law Review, Worcester WR2 4PB UK,
http://www.lawandjustice.org.uk/LAWJUSTICE, pp. 62-78
14
Organization of American States (OAS), Res. XXX, 9th Intl Conf., May 2nd, 1948, Bogotá, Colombia
15
Introduction to the Declaration of the Rights and Duties of Man
16
Vienna Convention on the Law of Treaties, 1969, arts. 26, 27 & 53.
A ti le 2 . "PACTA “UNT “ERVANDA" E e t eat i fo e is i di g upo the pa ties to it a d ust
be perfor ed the i good faith. ;
A ti le 2 . INTERNAL LAW AND OB“ERVANCE OF TREATIE“. A party may not invoke the provisions of
its i te al la as justifi atio fo its failu e to pe fo a t eat . This ule is ithout p ejudi e to a ti le 4 . ;
A ti le 53. TREATIES CONFLICTING WITH A PEREMPTORY NORM OF GENERAL INTERNATIONAL LAW
("JUS COGENS") A treaty is void if, at the time of its conclusion, it conflicts with a peremptory norm of general
international law. For the purposes of the present Convention, a peremptory norm of general international law
is a norm accepted and recognized by the international community of States as a whole as a norm from which

7
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

Our main regional instrument is the American Convention on Human Rights "Pact of San
Jose, Costa Rica"18, mandatory for most of the countries in the Americas, except Canada
and the United States of America (although they are members of the Organization of
American States -OAS-), and Cuba, which was excluded.

Article 12 specifically deals with Freedom of Conscience and Religion, in a phrasing similar
to Article 18 of the UDHR19. Particular importance is attached to freedom to maintain or to
change one´s religion or belief, in a phrasing which leaves no doubts of its vast scope, as
the consideration given to freedom to engage in religious persuasion and proselytism.
Freedom of Thought and Expression and Freedom of Association (specifically motivated by
religion)20 are dealt with in articles 13 through 16, which includes a democratic clause as a
requisite for admissible restrictions of this right.

Other relevant documents are the Additional Protocol to the American Convention on
Human Rights in the Area of Economic, Social and Cultural Rights known as "Protocol of San
Salvador"21, which Considering the close relationship that exists between economic, social
and cultural rights, and civil and political rights, in that the different categories of rights
constitute an indivisible whole based on the recognition of the dignity of the human person,

no derogation is permitted and which can be modified only by a subsequent norm of general international law
ha i g the sa e ha a te .
17
For further details, see ASIAIN, C. Chapter Religion and Religions in Latin American Constitutional
Framework, in DURHAM et al., Law, Religion, Constitution. Freedom of Religion, Equal Treatment, and the
Law, Ashgate Publishing Limited, England, 2013, ISBN 9781472416131, pp. 125-150, quoting International
Law and Constitutional Law experts.
18
OAS Nº 36, Nov., 22nd, 1969
19
Article 12. Freedom of Conscience and Religion. 1. Everyone has the right to freedom of conscience and of
religion. This right includes freedom to maintain or to change one's religion or beliefs, and freedom to profess
or disseminate one's religion or beliefs, either individually or together with others, in public or in private. 2.
No one shall be subject to restrictions that might impair his freedom to maintain or to change his religion or
beliefs. 3.Freedom to manifest one's religion and beliefs may be subject only to the limitations prescribed by
law that are necessary to protect public safety, order, health, or morals, or the rights or freedoms of others.
4. Parents or guardians, as the case may be, have the right to provide for the religious and moral education of
their children or wards that is in accord with their own convictions.
20
Article 16. Freedom of Association. 1. Everyone has the right to associate freely for ideological, religious,
political, economic, labor, social, cultural, sports, or other purposes. 2. The exercise of this right shall be
subject only to such restrictions established by law as may be necessary in a democratic society, in the interest
of national security, public safety or public order, or to protect public health or morals or the rights and
freedoms of others.
21
OAS Nº 69, 11/17/88

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

for which reason both require permanent protection and promotion if they are to be fully
realized, and the violation of some rights in favour of the realization of others can never be
justified22, then focuses on the right to Work and Education.

The more recent Inter-American Convention Against all forms of Discrimination and
Intolerance from 201323 deals with religious minorities and prevents discrimination.

The Latin American legal framework for religious freedom is rounded out by several
Concordats24 signed between the Holy See and Venezuela, Argentina, Colombia, Peru,
Haiti, Bolivia, Dominican Republic, and most recently with Brazil25, as well as bilateral
treaties or agreements between the States and some other religious denominations.

Ultimately, Freedom of Religion is specially protected by the Latin American constitutions,


and its promotion by statutory law and courts is obligatory.

4. DEMANDS FOR REASONABLE ACCOMMODATION IN THE


WORKPLACE GROUNDED IN RELIGIOUS FREEDOM WHICH IMPACT
WORKERS AND EMPLOYERS
As we all know, the workplace has recently turned into a new battlefield for religious
freedom. Latin America is not immune to these conflicts -despite its historically-rooted
uniformity, common tradition and strong Christian influence- due to the growing pluralism
if its societies.

a. RELIGIOUS HOLIDAYS
One of the main concerns has to do with respecting times or special days of religious rest
or celebration, based on religious imperatives, i.e., religious holidays. As most countries
respect Catholic holidays in civil life, demands for similar reasonable accommodations or
exemptions from working on religious holidays have been brought by Seventh Day
Adventists and Orthodox Jews.

These challenges appeal to the core of both religious freedom and labour rights,
demanding respect of the freedom not to be confronted with religion. When these rights

22
Preamble of the Protocol
23
Adopted in La Antigua, Guatemala, June 5th, 2013, ratified by Argentina, Brasil, Ecuador, Haití, Panamá and
Uruguay
24
For further details, see NAVARRO FLORIA, J., coord.., Concordatos y acuerdos entre la Santa Sede y los
paises Americanos, Ed. Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, 2011, ISBN 978-987-620-180-3
25
The latter, signed on Nov, 13th, 2008

9
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

are overlooked, workers are compulsorily submitted to the dilemma of choosing between
observing their religious day of rest or keeping their job, whenever the employer fails to
accommodate their situation.

While this issue is not directly addressed by the constitutions, it has been dealt with in the
light of the Right to Freedom of Religion or Belief by courts first and sometimes later by
legislation.

In Argentina, under the influence of the United States courts and International Human
Rights Law, the Supreme Court has developed a solid and steady jurisprudence –the
Argentinian sabbatarian cases- enforcing the right to religious holidays in the workplace
and has ruled that employers should incorporate such protections in the labour contracts
of Seventh Day Adventists and Orthodox Jews whenever possible, taking into account some
legitimate limits to this imposition, emulating the balancing test. Later on, in 1995 and 1996
two statutes recognized religious holidays for non-Christian beliefs, like Jews and
Muslims26.

Chile27 has proclaimed a national holiday for Evangelical and Protestant churches28, after
having recognized several Catholic festivities as national holidays29.

Peru has a prototype Religious Freedom Statutory Law30, modern in its formulation and in
tune with International Human Rights Law. Amongst other protections of public

26
See LO PRETE, O., Los feriados de carácter «religioso» en la Argentina, in
http://www.calir.org.ar/pubrel04103.htm#ref. Law N° 24.571 declared non-labor days, for all inhabitants
p ofessi g the Je eligio , the follo i g da s: JEW NEW YEA‘ “ DAY – ‘osh Hasha á da s a d the DAY
OF ATONEMENT – Io Kipu da . La . de la ed non-labor day for all inhabitants professing Islam,
the follo i g: MU“LIM NEW YEA‘ “ DAY – Hégi a , the da afte the "festi al of the eaki g of the fast" - Id
Ai-Fit , a d the "Festi al of “a ifi e" - Id Al-Adha. See also LO P‘ETE, O ta io, Los fe iados de carácter
eligioso e la A ge ti a , A ales De e ho UC, A tas del IV Colo uio, Co so io Lati oa e i a o de Li e tad
Religiosa, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2005.
27
For further detail, CELIS BRUNET, A.M., Iglesias y Estado en la República de Chile, in NAVARRO FLORIA, J.
(coord.), Estado, Derecho y Religión en América Latina, Marcial Pons, Buenos Aires, 2009, pp. 125-146.
28
Law N° 20.299 sets October 31st as the Evangelical and Protestant Churches Day

29
Laws N° 2.977 (Sundays, Assumption of the Virgin, Holy Friday and Saturday, Holy Saints, Immaculate
Conception), N° 18.432 (Saints Peter and Paul), N° 19.973 (Christmas) and N° 20.148 (Our Lady of Carmen).

30
Religious Freedom Statutory Law N° 29635, from Dec., 21st, 2010

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

manifestation of religion, it consecrates the right to celebrate religious holidays and the
corresponding accommodation, which must be provided by the private or public employer.

Colombia deals with the subject in a general way in its 1994 Statutory Law on Freedom of
Religion, article 6, which includes the right to celebrate festivities31.

In Brazil these kinds of initiatives are being processed after the 2008 Concordat with the
Holy See. In 2009 the Chamber of Deputies sanctions the General Law on Religions,
extending the rights acknowledged by the Concordat with the Holy See, in favour of
Evangelicals, as part of a parliamentary agreement with Catholics. The Bill not only benefits
Evangelicals, but also includes registered creeds like Jews and Muslims32.

U ugua s e e t i it , on the other hand, stands out due to the state s i t usi e
redefinition (invasion) of Christian holidays during secularizing trend. All religious holiday
names were changed by pagan denominations. Easter Week was renamed Tourism Week (a
moveable holiday whose date each year, as sanctioned by the state, corresponds to the
dates the Holy See sets for Easter Week). This holiday was made a whole non-working week
(7 days) with the deliberate purpose of emptying churches. However, a bill recognizing
Freedom of Conscience and Institutional Autonomy was passed in December, 201033 and
recently re-introduced, on September 15th, 201534, in either versions paying special
attention to conscientious objection to working on religious holidays, amongst other
acknowledgements.

An employee who values and is willing to observe his religious beliefs and commandments
even to the point of facing a labour conflict or losing his job, is a worker with high moral
standards. Notwithstanding the fact that private enterprises –as well as public- should try
to adjust the labour contract to accommodate the religious duties of its workers –in terms
of rights and duties of man- it appears to be much more advantageous for the enterprise in

31
Statutory Law on Freedom of Religion N° 133 of 1994, art. 6 La li e tad eligiosa de ultos ga a tizada
por la Constitución comprende, con la siguiente autonomía jurídica e inmunidad de coacción, entre otros, los
de e hos de toda pe so a: De p a ti a , i di idual o colectivamente, en privado o en público, actos de
o a ió ulto; o e o a sus festi idades; o se pe tu ado e el eje i io de sus de e hos;

32
Source: http://www.protestantedigital.com/ES/Internacional/articulo/9770/Brasil-el-parlamento-aprueba-
la-ley-general-de, visited 05/09/15

33
Proyecto de Ley de Libertad de Conciencia e Ideario, Comisión de Derechos Humanos, Carpeta Nº 559 de
2010 Repartido Nº 467, dic. 2010, available at
http://www0.parlamento.gub.uy/repartidos/AccesoRepartidos.asp?Url=/repartidos/camara/d2010120467-
00.htm
34
Bill.

11
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

terms of economic development, to keep an employee with such strong principles,


especially when the changes that are needed to accommodate him are rarely too
burdensome. An example of respect, of consideration of the human being, would be
spread by the management, which will return to the management in a positive manner, not
only from the conscientious objector, but from the rest of the employees.

From an ethical point of view, it seems that challenging the employee to lose his job unless
he submits to working on a religious holiday –and to abandon his belief, in fact- does t
meet any test of reasonable proportionality. A worker should never be faced with the
dile a of ha i g to hoose et ee gai i g o e’s o ead the s eat of o e’s brow,
or loving God above all things, since reconciliation of both principles is possible, desirable
and mandatory according to Human Rights Law.

b. TASKS REJECTED ON THE BASIS OF FREEDOM OF CONSCIENCE, IN HEALTH AND


EDUCATION
Legislation has recently introduced innovations in the area of health assistance, which are
particularly sensitive to ethics and bioethics –such as certain interpretations of sexual and
reproductive rights35, the consequent obligation to perform certain practises (sterilization,
intrauterine device insertion), or prescribe contraception including abortifacients36,
legalization of elective abortion (as in Uruguay)37, assisted human reproduction38, Right to
Gender Identity and Change of Name and Sex39, Anticipated Statement of Will40, Implicit
Organ Donation41, Legalization of marihuana consumption and expenditure42, amongst

35
Argentina, Law N° 25.673 of 2003, Responsible Procreation and Sexual Health National Program (Programa
Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable); Uruguay Law N° 18.426 of 2008, Sexual and
Reproductive Rights Defence (Defensa del derecho a la Salud Sexual y Reproductiva).
36
Uruguay, administrative regulation (Decree) N° 273/2010, N° 383/2010 & Nº 9/2011.
37
Uruguay has legalized and regulated voluntary abortion as a right until the 12 th week of pregnancy. Law N°
18.987 (Choice Termination of Pregnancy – Interrupción Voluntaria del Embarazo), Oct 30, 2012.
Administrative regulation N° 375/2012
38
Uruguay Law N° 19.167, Administrative regulation N° 311/2014.
39
Uruguay, Law N° 18.620 of 2009.
40
Argentina (Law N° 26.529) and Uruguay (Law N° 18.473) have approved laws regulating the Anticipated
Statement of Will in 2009.
41
Uruguay Law N° 18.968 of 2013, opposed by members of Afro-Brazilian religions (Umbanda)

42
Uruguay, Law N° 19.072 of 2014, available at
http://www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=19172&Anchor=

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

others). In some countries, such as Colombia43 and Argentina44, abortion has been
authorized by the judiciary in cases of rape or for therapeutic reasons, even without the
legislative framework to justify it.

As a o se ue e of this i uptio of so alled health p a tises hi h halle ge ethi s,


bioethics, beliefs and religious creeds, a number of health workers –from gynaecologists to
nurses, paramedics to hospital administrative personnel- have resisted compliance with the
legal obligation to perform the questioned practises, on the basis of conscientious
objection.

While freedom of conscience is proclaimed by the vast majority of the legal systems –
mainly in the Constitutions-, and some even acknowledge the right to conscientious
objection by Constitution45 or as a legal clause46 or exemption when the practise is
imposed, the right to actually and effectively oppose medical practices of bioethical
concern is not always clear, having been denied despite recognition, and otherwise
protected in other cases, but either way having created grave conflicts in the workplace.
The worker faces the unaffordable dilemma of having to choose between living his life –also
in the workplace- in accordance to his religion or conscientious beliefs and therefore losing
his fa il ’s i o e, o ha i g to de his faith, eliefs o p i iples i o de to keep his
source of maintenance.

43
Cases resolved by the Constitutional Court of Colombia, like Sentence C 355/06, which decriminalized
abortion in 3 cases dealing with life or health risk for the woman, malformation of the fetus determining non-
viability, or as a consequence of a sexual crime, in PRIETO, V., Derecho Eclesiástico Colombiano, in ESTADO,
DERECHO Y RELIGIÓN EN AMÉRICA LATINA, NAVARRO FLORIA, J.G. (coordinador), Marcial Pons, Buenos Aires,
2009, pp. 120-121. Some anal se s like Il a HOYO“ ualified this “e te e as A o tio of “tate (IX
Colloquium of la Latin American Consortium for Freedom of Religion or Belief, Montevideo, 2009.
44
Supreme Court of Justice of Argentina, case T.“. of Ja ua y, 2001, Sentence published by El Derecho, t.
9 , p. 9 a d B.A. , of Jul , th, 2001 dealing with early childbirth induction in cases of anencephaly,
reported by NAVARRO FLORIA, J.G., Algunas cuestiones actuals de Derecho Eclesiástico argentino, in ANUARIO
DE DERECHO ECLESIÁSTICO DEL ESTADO, Vol. XXI, Cuenca, Spain, 2005, pp. 309-310, and also in NAVARRO
FLORIA, J.G., La Libertad de creencias en la Argentina, 2008, in ANUARIO (op. Cit.) Vol. XXVI, 2010, pp. 97-98
45
Constitution of Brazil, art. 5; Colombia art. 18, Ecuador art. 20, Paraguay, arts. 37 and 129.
46
U ugua : The La o A ti ipated “tate e t of Will N° 18.473, Apr, 21, 2009, Article 9), the Statute for
the Exercise of Nursing (N° 18.815, Article 18) and the Law on legalization of Abortion (18.987, art. 11)
regulate the right to conscientious objection, with some limits. The Code of Medical Ethics (Law N° 19.286 of
2014), arts. 36, 40 (in case of abortion), 42 (sterilization) and 62. Argentina: Administrative Regulation N°
1282/2003 (of Law N° 25.673, 2003, Responsible Procreation and Sexual Health National Program), Art. 10.
Peru: Law N° 29.635 on Freedom of Religion or Belief (2010), art. 4.

13
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

In Uruguay, a group of Gynaecologists contested the Administrative Regulation of the Law


on Elective Abortion, in view of the fact that it introduced illegal and unconstitutional
limitations to the right to conscientious objection to abortion47, and also on the grounds
that it restricted the free exercise of medicine48, and ultimately because it discriminated
against objectors. The Administrative Court first granted a preliminary injunction
considering that the right to conscientious objection had indeed been seriously damaged,
since it is notably restricted if compared to the Law which is being regulated and to its
acknowledgement as a fundamental human right.49 In its final judgement, the Court
annulled several of the contested articles of this regulation, with erga omnes effects, that
is, not only for the contesting physicians, abolishing these norms which have now
disappeared from the legal system, on the grounds that o s ie tious o je tio
constitutes a fundamental right and that, in consideration of the question which was being
legislated, the Parliament was conscious of the contradictions that the practise of abortion
ge e ated, a d fo this easo , o se ated a oad e e ise of that ight. … all pu li
authorities are obliged to adopt those measures as necessary to provide for its
effe ti e ess 50, considering the right to conscientious objection as a o stitutio all
protected right .51

A o odatio of the e plo ees eliefs i the o kpla e i su h a se siti e a ea


challenges both the employer -hospital authorities- as well as the State –which is supposed
to guarantee freedom of conscience by Law and to enforce it through the Government.
Restriction of conscientious objection to practise an abortion or to prescribe abortifacients
or marihuana, means denial of the fundamental human right of freedom of conscience and
religion or belief. No physician nor paramedic nor pharmacist should, in Justice, be

47
Administrative Decree N° 375/2012 article denied the right to conscientious objection in several
circumstances, such as when pregnancy may constitute a health hazard for the woman (which according to
the administrative regulation, was any circumstance that might be considered by the physician as a bio-
psycho-social health or life risk for the woman), and it could not be invoked to reject the preparatory or post-
abortion acts, amongst other violations.
48
The Decree also vans the Physician to give advice to the woman in a manner that might dissuade her from
aborting, and also prevents him from notifying the father without consent of the mother, amongst other
illegitimate restrictions.
49
Administrative Litigation Court, Sentence N°297/14, Aug., 14th, 2014. Extract translation by the author.
50
Administrative Litigation Court, Sentence N°586/15, Aug., 11th, 2015. Extract translation by the author,
available at http://www.tca.gub.uy/fallos.php page 20-21.

51
Page 26 of the cited Court Sentence N° 586/15

14
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

compelled to abandon his faith or belief, much less be forced to engage in conduct
condemned by his or her religion, in order to keep his job, nor vice versa, be deprived of his
salary if he opts to act consistently with his beliefs. Either options set one part of himself
against another, the worker against the believer, and this inner conflict is absolutely
unnecessary as well as unfair. The individual conflicted in this way is not able to maintain his
integrity and unity within his own being.

Mo eo e , e e if e e lusi el fo us o the e te p ise s pe spe ti e, we might consider


the casualties that the business will undoubtedly suffer, either by losing a qualified
employee, or keeping an employee whose morale and spirit has been broken because of an
inner conflict.

The same type of conflict can occur where marihuana is sold legally in pharmacies,
potentially challenging the employees f eedo to abstain from handling such sales on
religious or ethical grounds or on scientific evidence.

These innovations and reforms in the health area, far from being neutral, actually respond
to a given ideology and anthropology, embedded in relativism, individualism and the
utilitarian trend of ethics. As a consequence, it spreads its impact into other fields, such as
education, where a new moral paradigm is replacing the traditional one in many cases.

Thus, Education becomes another arena of conscientious and religious conflicts in the
workplace, whenever an educator is legally compelled to teach a model which his or her
deepest beliefs and principles reject as false and biased.

However, a distinction should be made between private and public enterprises (either
schools, colleges, universities or any educational institute) in this area. Because, whereas in
the private sphere priority should be legally given to institutional autonomy on the grounds
of the principles of freedom of association and enterprise, freedom of expression and
collective freedom of religion or belief, the State on the contrary, should be guided by the
principle of neutrality. In the first case, the teacher may be required to impart the
institution s view on these issues; the right of pa e ts to hoose thei hild s eligious a d
moral education and the burdened duties that the teacher has in this labour relationship
with this special employer, also contribute to this conclusion. On the other hand, since
under the principle of neutrality the State has limited or no competency to take a stance on
moral and religious issues, at the same time that it must present all the different
approaches and views on a given subject, it cannot influence or require teachers to align
with one or another given stance in nondenominational, purely public institutions.

This is -despite the distinction made- another sensitive area of possible conflict in the
workplace, which challenges both the private and public manager in his conciliatory skills.

15
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

Consideration must be given to the rights of pupils –the main objective of the whole
education system-, as well as of the rights of their parents, to the defining principles of the
institutions, as well as to the labour rights of the teacher, and finally, to the principle of
State neutrality.

c. RELIGIOUS DRESS
Latin America has somehow remained untouched by the recent controversies aroused by
the question of the Islamic headscarf52 or other kinds of religious dress in public space,
mainly because of two possible reasons. One is the fact that Muslim immigration has been
smaller in number than in other parts of the world, and where it has taken place, it was in a
more gradual manner, allowing adaptation from the foreigner and from the national
inhabitant. And the other reason ight e Lati A e i a s de o ati , epu li a a d
pluralistic tradition, always open to immigration from diverse nationalities and accustomed
to dealing with multiculturalism within its societies, in which the various native peoples
coexist with Europeans and their mingled descendants, African, Asian, Armenian, Jew,
Rome and more recently Muslim migration. A third explanation may be the strong Catholic
tradition, which not only involves clergymen and women wearing religious dress and
moving freely in society, but also the religious doctrine of the Second Vatican Council on
Freedom of Religion and its manifestation both in private and public spheres, as well as
respect of other religious expressions.

The only limitations on religious dress in Latin America are justified for security reasons,
such as the prohibition on covering the face or head inside financial institutions, or when
identification is absolutely necessary for identity cards or at airports.

5. DEMANDS FROM ENTERPRISES –EITHER PROFIT OR NON-PROFIT-


REQUESTING EXEMPTIONS (EITHER FROM TAXES OR FROM
AFFIRMATIVE DUTIES) FROM THE STATE IN THE FIELDS OF HEALTH

52
However, this does not mean it has been totally alien to these issues. A recent debate arouse in Uruguay,
when Syrian refugee school girls attended school wearing the Islamic veil, recalling the discussions on
secularism and secularity, with no legal consequences.

16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

AND EDUCATION. THIS APPEALS THE STATE DUTY TO RESPECT


PLURALISM, DEMOCRACY AND NEUTRALITY.

The right of faith communities, religious institutions or entities defined by a certain


ideology, principles or belief, to conduct their civil life in accordance with their principles
and to religious freedom, though proclaimed by International Human Rights Law and
acknowledged by the Constitution, is an issue presently undergoing revision, having been
expressly denied by Law in some cases involving bioethics and having certainly been under
question in the field of Education.

As examples of the first type of denial stand the cases in which abortion –either
therapeutic, in a case of rape, or even elective abortion where it has been legalized- is
proclaimed as lawful –or even a right- and hospitals and clinics are required to provide it,
along with other practises such as sterilizations, sex reassignment surgery, in vitro
fertilization, etc.

In Uruguay –the only Latin American nation along with Cuba where voluntary abortion is
legal- the Law on Elective Abortion mandates that all institutions that are part of the
Integrated National Health System provide abortion upon request, under the circumstances
de-criminalized by law, therefore considering it a right of the mother. Although the law
foresees that some institutions defined by their religion or beliefs might have objections to
complying with this obligation, obtaining an exemption from this legal obligation depends
on several strict and limiting procedures and is ultimately defined by the Ministry of Public
Health –with jurisdiction to deny it-; and according to administrative regulation, in the case
that the exemption were granted, the hospital must pay a third party to perform its duty
and supervise its compliance, therefore nullifying the objection. The same kind of unlawful
administrative regulations have mandatorily obliged all institutions to perform sexual and
reproductive health practises –such as prescribing abortifacients- without exception. The
Roman Catholic Church has contested them before the Administrative Litigation Court, but
her complaints have not been actually analysed on the grounds of the absence of locus
standi, e.i., not having standing to sue, since the actual Church was not directly compelled
to perform the practises as it was not a health institution (and the Catholic Hospital had not
sued).

In Colombia, several Christian hospitals have refused to perform therapeutic abortions on


the basis of institutional autonomy. The Constitutional Court has stated that whereas

17
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

individual conscientious objection is entitled to due respect, the same exemption is not
appli a le to i stitutio s, the efo e de i g i stitutio al o je tio 53.

Other countries, on the contrary, have foreseen this situation and given a fair solution
hi h espe ts the i stitutio s ideologi al, ethi al o eligious affiliation. The Law on
Freedom of Religion of Peru acknowledges both individual conscientious objection and the
olle ti e di e sio of f eedo of o s ie e 54. Argentina has provided specific clauses
to protect the institutional autonomy of hospitals defined by religion or belief, exempting
them from having to perform certain practises in the area of sexual and reproductive
health55.

The other main conflict arena has been that of Educational institutions and their right to
teach their doctrine, even if it conflicts with other rights such as freedom of expression, or
if it results in unfair discrimination.

Teaching and spreading religion in private schools is free, and also in public ones,
depending on the country, but problems might emerge when the rights of certain
minorities conflict with the contents of education from the perspective of discrimination,
and with a biased moral or ethical perspective opposed to certain traditions, especially in
sensitive the areas such as the concept of family and marriage, sexual conduct and drug
consumption. As for educational institutions defined by religion or beliefs, the present
challenge is for them to maintain and transmit their principles and doctrine when the
government has defined a different p og essi e trend aligned with gender ideology and
sexual and reproductive rights.

Argentina has anticipated a solution to this conflict by Law56, ruling that public schools run
by private management –denominational or not- will comply with the statute which

53
See PRIETO, Vicente, Las objeciones de conciencia en instituciones de salud, Ed. Temis – Universidad de La
Sabana, Bogotá, Colombia, 2013, pp. 1-13, analysing the jurisprudence of the Constitutional Court of
Colombia, specially Sentence C-355 of 2006 y and the subsequent.
54
Peru, Religious Freedom Law N° 29.635, from Dec., 21st, 2010, article , Co s ie tious o je tio a d
a ti le o ‘eligious e tities olle ti e di e sio , hi h i ludes as olle ti es ights, a o gst othe s: d
the free exercise of their mission, worship, e spead a d p opagate thei o eed…
55
Argentina, Law Nº . , “e Health a d ‘espo si le P o eatio Natio al P og a , a ti le
establishes the right of private institutions defined by religion or belief to be exempted from performing
certain health and reproductive services, on the basis of their religious definition.
56
La N° . , a t. 9°: Las instituciones educativas públicas de gestión privada confesionales o no, darán
cumplimiento a la presente norma en el marco de sus convicciones.

18
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

regulates sexual and reproductive health, in accordance with their affiliation. Another
“tatute allo s edu atio al i stitutio s to adapt the u i ula to eet the i stitutio s
identity and the beliefs of its members57.

Even though no cases of this sort have reached the courts, it has been an issue of serious
concern, challenging institutional autonomy, the right to freedom of religion or belief in its
collective and also individual dimension, freedom of association, freedom of expression and
academic freedom of the institution itself –not only the freedoms to which the teachers are
entitled-, as well as the rights of parents to choose the moral and religious education of
their children, and the rights of students. From the point of view of the enterprise, the
threat is for the institutions to continue existing, since autonomy neglection may eventually
lead to the institution closing its business. Discussion has led the Latin American
Consortium for Freedom of Religion or Belief to hold an international conference of experts
to deal with institutional autonomy, producing a number of consensus conclusions, such as:
The fi a ial oti es of a o po atio should ot e a a solute a ie fo a
organization contemplating an ideological objection. For-profit companies are created,
directed and conducted by human beings who exercise human rights inherent in human
dignity – both collective and individual rights. To restrict the rights of corporate entities is
to restrict the rights of individuals, who are identifiable and possess an identity defined by
eligio a d ideolog 58.

Both hospitals and schools need to take three parties into consideration: the institution, its
employees and its customers (patients and pupils or students). Institutional autonomy -
derived from being an entity defined by religion or belief- must be respected as a principle
of democracy, pluralism and the Rule of Law, entailing a duty of the State as well as of the
citizens. Democracy and pluralism are built upon the free coexistence of diverse tendencies
and ideologies within society. It does not derive from the imposition of one given ideology,
not even by the trendy democratic or politically correct stance of the moment. And
institutions are entitled to rights, because they are nothing else but human beings
associated by an idea or principle, aimed at promoting it in society. Employees –medical
doctors and paramedics, teachers and professors- have inherent labour rights and all
human rights. But from the moment they agree to serve an institution defined by religion

57
La . Natio al Pla of I teg al “e ual Edu atio , a t. : Cada comunidad educativa incluirá en el
proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas[del plan] a su realidad
sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus ie os .
58
Statement by more than 30 law and religion academics from Latin America, available at
http://www.libertadreligiosa.org/files/CONCLUSIONES%20versi%C3%B3n%20final.pdf

19
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

or belief, they consent to guide their expertise in a manner aligned with their employer,
which partially limits their labour relations. We believe that the third party –the patient and
the pupil or student- are often neglected and forgotten in this tripod relation, and should
be considered as main characters, as the main reason why these special types of
enterprises actually exist: to serve them. And they or their guardians have turned to these
entities defined by religion, belief or ideology precisely because of the i stitutio s ide tit
and principles.

6. DEVELOPMENT OBJECTIVES CANNOT BE OPTIMIZED WITHOUT


TAKING THE ROLE OF RELIGION INTO ACCOUNT
Quoting this leit motif again brings us back to the dilemma referred to at the beginning: the
proper re o iliatio et ee the duties a d ights to gai o e s o ead the s eat
of o e s brow , while loving God above all things .
59 60

The United Nations Human Rights special rapporteur Heiner Bielefeldt has recently
addressed this concern under the title 'SHARING LIVES IN WORKPLACE'61 in his speech to
the U.N. General Assembly, outlining that freedom to express one's religion or belief
without discrimination should be protected in the employment area, urging all
governments to take every appropriate measure to prevent and eliminate all forms of
intolerance and discrimination based on religion or belief. Since The a age e t of
religious or belief diversity in the workplace constitutes a major challenge for today's
employment policy", limitations of the right to manifest a person's religion or belief in the
workplace, if necessary, must be specific and narrowly defined. That way they can comply
with international human rights standards. While he admits that "Both public and private
employment contracts can stipulate specific work-related obligations which may limit some
manifestations of an employee's religion or belief", he offers a number of practical
recommendations, and puts forward the concept of "reasonable accommodation" as a tool.

The workplace is in most cases a replica of plural society in miniature. Management –both
private and public, including the role of the State- have a duty to create a home-like

59
Bible, Genesis 3:19
60
First Commandment (Bible), main principle of almost every religion
61
Heiner Bielefeldt, speech to U.N. General Assembly, Oct. 23rd, 2014, available at
http://www.ecumenicalnews.com/article/freedom-of-religion-belief-must-be-protected-in-workplace-says-
un-expert-26981, with comments.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

atmosphere for the inhabitants of this society in miniature, a duty to build bridges for
understanding and respect between the individuals coexisting in it, furthermore, the duty
to develop the necessary measures and policies to transform this habitat into another
matrix for pacific coexistence and promotion of human dignity. The failure of the Tower of
Babel stands as the negative experience we should avoid.

7. A FINAL REFLECTION ON THE ENHANCED RESPONSIBILITY OF BOTH


DECISION MAKERS (EMPLOYERS – ENTERPRISES & THE STATE) AS
MANAGEMENT LEADERS AND OPINION FORMERS, FROM AN
ETHICAL AND ALSO JURIDICAL POINT OF VIEW.

The scene from the movie I as in Icarus62 showing the Milgram experiment has motivated
these reflections due to its strong impact.

We are responsible because we are free. Responsibility calls to freedom; without freedom,
responsibility does not exist. And without responsibility, freedom may never be correctly
exercised.

Responsibility is enhanced for those who exercise authority. Hence, it is more demanded
from those who wield power. The rulers are held to a higher responsibility than the
governed, because by means of the exercise of power they are capable of determining the
conduct of the governed.

The Milgram experiment63 demonstrates how a person following orders from a legitimate
authority may engage in causing unthinkable harm to his peers, and that when an authority
endorses the instructions, people obey and continue to harm. In fact, according to the
experiment results, 67% of the population is willing to obey an order even if it entails
harming a fellow. This test on obedience to authority shows how, even though the agent
has the ha e to de ide hi h ea s utti g 64) not to harm, he restrains himself from
utti g . Instead, he conforms to the decision already made by his superior, hiding behind
the supe io s authority and pretending to transfer his own responsibility onto the

62
https://www.youtube.com/watch?v=G9_gnsEdUCg, visited Sept. 6th, 2015.
63
Summary at http://www.simplypsychology.org/milgram.html, visited Sept. 6th, 2015.
64
de·cide, from Latin, decider, dete i e, f o de- off + caedere ut

21
Carmen Asiaín Pereira: The role of religion and religious freedom in enhancing development: a Latin American
perspective

autho it . The e pe i e t postulates the thesis that he an order is given by an


authority or exercising power, people obey and do nothi g to o t adi t it .

When obeying the authority, the person just relies on the comfort that the decision to
harm a fellow creature has been already made by a third party, and not by an ordinary third
party, but by someone with a legitimate authority, either scientifically, academically,
morally or legally based.

The reason why the authority is held more responsible than the agent of obedience is
precisely due to this effect that authority produces on its subordinates, a concept which is
also applicable to leaders and rulers, and to those who wield State power.

The current government policy of imposing the obligation to perform the so- alled health
p a tises (which have been recently promoted to the category of human rights by
circumstantial majorities in Parliament) to individuals and institutions, which confronts
their freedom of conscience, religion or beliefs or their institutional autonomy, should by
analysed in light of these reflections.

Subordinates or the governed –both by the State and by the employers in the workplace-
feel they are just complying with rules. The same applies to hospital and school managers
or directors: they are convinced to be observing the law. As they personify the authority of
the centre, they receive orders, but they also impart orders.

What the researchers wanted to test through the experiment was how far would the
obeying agent go while following the orders given by an authority figure, without analysing
or questioning its legitimacy.

Just as in the experiment, the orders are given by white coats in hospitals and by heads in
schools, in both cases from an expert who not only represents administrative (and legal)
authority, but also scientific, moral, and academic capacity. So the obeying agent is
anaesthetized.

This brings us back to focus on the heavy responsibility that falls on leaders –rulers,
managers, employers, authorities- when dictating rules to be followed by subordinates. It
also highlights the impact that law (from legal to administrative regulations and
management directions in the workplace) has on morals and ethics. Although their spheres
of action are separate, rules certainly have an educational effect, and contribute to draw
the line between what is right and what is wrong.

22
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Becoming aware of this effect appears to be the first step towards responsible
management, in order to harmonize religious rights and economic development.

23
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

LA LEY ANTIDISCRIMINACIÓN EN COLOMBIA Y LA LIBERTAD RELIGIOSA:


UNA PROPUESTA DE ARMONIZACIÓN EN LO FUNDAMENTAL
CARLOS ALBERTO BAENA LÓPEZ*

Resumen:
El presente artículo acoge inicialmente una visión descriptiva, pero al mismo tiempo, crítica de la Ley
Antidiscriminación que rige actualmente en Colombia. Verifica sus contenidos y alcances, así como
su más reciente reforma, aportando algunas perspectivas en torno a su aplicabilidad. Tiene en
cuenta, como debe ser, el componente jurisprudencial, sobre todo en lo atinente a la coexistencia
entre el derecho a la igualdad, versus la diferenciación constitucionalmente legítima.
Posteriormente, recrea una relación entre la situación del hecho religioso, la discriminación y la
persecución que en estas áreas ocurre en el país, destacando asimismo los avances más recientes.
Culmina con una serie de propuestas que ayudan a identificar cuál puede ser el camino más
apropiado a seguir.
Palabras claves: Ley antidiscriminación, derecho a la igualdad, discriminación, libertad religiosa.

Abstract:
This article originally hosts a descriptive view, but at the same time, criticism of the anti-
discrimination law currently in force in Colombia. Check its contents and scope, as well as its latest
reform, providing some insights about its applicability. It takes into account, as it should be, the case
law component, especially as it pertains to the coexistence between the right to equality, versus the
constitutionally legitimate differentiation.
Subsequently, recreate a link between the situation of religion, discrimination and persecution that
occurs in these areas in the country, also highlighting the latest developments.
It culminates with a series of proposals to help identify what may be the most appropriate way
forward.
Key words: Anti-discrimination law, the right to equality, discrimination, religious freedom.

*
Abogado y especialista en Gerencia de Impuestos de la Universidad Externado de Colombia, Magíster en
Gestión Pública de la Universidad de los Andes, y Magíster en Gestión Urbana de la Universidad Piloto de
Colombia. Fue Senador de la Republica de Colombia durante el Periodo 2010-2014. Autor de la Ley
Antidiscriminación Actualmente es el Presidente del Movimiento Político MIRA, y el Pastor General
Internacional, de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional

1
Carlos Alberto Baena López: La Ley Antidiscriminación en Colombia y la Libertad Religiosa

LA LEY ANTIDISCRIMINACIÓN EN COLOMBIA


UNA APROXIMACIÓN GENERAL
El de ovie e del año , fue e pedida e Colo ia la Le 8 Po edio de la
ual se odifi a el Código Pe al se esta le e ot as disposi io es . A pa ti de ese
entonces2, empezó a conocerse y difundirse en el país, como la Ley Antidiscriminación.

La Iniciativa Legislativa a este respecto, fue ejercida originalmente por el Movimiento


Político MIRA3, el cual, en virtud de una de sus áreas de trabajo más representativas para
ese entonces, y que de hecho hoy aún persiste4, consideró de la mayor importancia elevar
a la categoría de delito, cualquier acto de discriminación fundado en consideraciones de
carácter étnico o racial5.

No obstante, conforme fue recorriendo su íter legislativo, el proyecto primariamente


concebido, adquirió mayor envergadura, extendiéndose a otras situaciones sociales,
históricas y sobre todo, palpables, que vive la sociedad colombiana. Es así, como se
sumaron a los conceptos de género, nacionalidad y de orientación sexual.

Desde la perspectiva del bien jurídico tutelado, que es el que filosóficamente procura
proteger el ordenamiento penal, se estableció desde el objeto de la ley, en el que fuera su
a tí ulo p i e o, e té i os ge e ales ga a tiza la p ote ió de los de e hos de u a
persona, grupo de personas, comunidad o pueblo, que son vulnerados a través de actos de
a is o o dis i i a ió 6.

2 Es cierto que se ha popularizado bajo esta expresión, y formalmente, tras ser promulgada, conforme al
procedimiento legislativo ordinario establecida en el ordenamiento constitucional colombiano, el cual,
tras 4 debates en el Congreso de la República, 2 en el Senado, y 2 más en la Cámara de Representantes,
luego debe ser sancionada o firmada por el Presidente de la República. No obstante, desde el principio,
cuando la iniciativa fuera radicada a instancias de la Bancada del Movimiento Político MIRA, su autor
o igi a io, el p o e to o e zó su t á ite o ese segu do o e , el de a tidis i i a ió .
3 Podría, incluirse una micro reseña de la Colectividad, o del autor como su presidente y entonces Senador
4 Prueba de ello es que en la actualidad, de los tres congresistas con los que cuenta esta colectividad en el
parlamento colombiano, una de ellos, es miembro del pueblo afrocolombiano, procedente de una de las
regiones del país que cuenta con una alta concentración de esta población.
5 E iste o side a io es a plias, so e si la e p esió o e ta es a ial , o ha de p efe i se ét i a ,
cuando se haga referencia a esta clase de asuntos. Estimamos que para esta oportunidad, no es este el
lugar para entrar o desarrollar tal debate, sin desconocer, claro está, la profundidad y respetabilidad de
tales cuestiones.
6 Este artículo, así como 2 más, de los 8 en total que posee la ley, sufrieron una modificación posterior,
durante el presente año, pero acerca de esos aspectos, nos referiremos más adelante, en un apartado
especial para ese propósito.

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Enseguida, la norma procedió a crear un capítulo nuevo, dentro de la parte especial del
Código Penal, que se dedicara entonces y de manera exclusiva a tipificar y a sancionar los
actos de discriminación.

LA DISCRIMINACIÓN
De acuerdo con lo que venimos comentando, la Ley quiso entonces, de primera mano,
recoger las situaciones susceptibles de discriminación y penalizar la conducta. En
o se ue ia, dispuso así e su a tí ulo segu do: El ue a it a ia e te i pida, o st u a
o restrinja el pleno ejercicio de los derechos de las personas por razón de su raza,
nacionalidad, sexo u orientación sexual, incurrirá en prisión de doce (12) a treinta y seis
eses ulta de diez a ui e sala ios í i os legales e suales vige tes.

En tal sentido, sugiere u sujeto a tivo o ualifi ado, al esta le e el ue , es de i ,


ual uie pe so a es sus epti le de i u i e la o du ta típi a de Dis i i a ió .
Ahora bien, al referirnos al sujeto pasivo, encontramos que el legislador quiso proteger
también a todas las pe so as .

¿Protegerlas de qué?, de toda actuación que impida, obstruya o restrinja el ejercicio, pleno
de sus derechos, específicamente cuando ese impedimento, obstrucción o restricción, se
encuentre fundado arbitrariamente, se subraya, en conside a io es ati e tes a la aza,
a io alidad, se o u o ie ta ió se ual .

Así las cosas, aquel o aquella, que vulnere estas prescripciones, quedará sujeto tanto a una
pena privativa de la libertad, que oscilará entre 1 y 3 años de prisión, como a una multa
entre 10 a 15 salarios mínimos legales mensuales vigentes para Colombia.

No está de más recordar que la discriminación, como la sugiere la norma, implica de suyo,
un comportamiento a cargo del actor, que vulnere el Derecho a la Igualdad, de manera,
como ya se dijo, arbitraria, o dicho tal vez mejor, sin ninguna razón que justifique el
tratamiento diferencial, salvo las atinentes a los 4 aspectos previstos en el artículo
transcrito.

¿Hay lugar a introducir este comentario, a esta altura? Creemos que sí, porque no puede
calificarse de discriminatorio un acto diferenciador que es justificado o está soportado en
razones suficientes y estables. Discriminatorio es el actuar que, basado sólo en motivos
raciales, de género, de orientación sexual, o procedencia nacional territorial, trae consigue
esa ruptura de la igualdad. Oígase bien: Igualdad; que no es lo mismo que igualitarismo, ni
tampoco pretende serlo.

Sobre este punto en particular, hace mucho bien traer a colación la línea jurisprudencial
constitucional de la Alta Corte, que en Colombia es la autoridad en la materia. Estamos

3
Carlos Alberto Baena López: La Ley Antidiscriminación en Colombia y la Libertad Religiosa

hablando justamente del concepto conocido como Diferenciación Constitucionalmente


Legítima. Así ha dicho la Corte Constitucional:

Pa a ue sea ad isi le el t ato dife e te y po lo is o o stitutivo de u a dife e ia ió


constitucionalmente legítima, deben existir los siguientes requisitos:

"- En primer lugar, que las personas se encuentren efectivamente en diferente situación de hecho;

"- En segundo lugar, que el trato diferente que se les otorga tenga una finalidad;

"- En tercer lugar, que dicha finalidad sea razonable, vale decir, admisible desde la perspectiva de los
valores y principios constitucionales;

"- En cuarto lugar; que el supuesto de hecho -esto es, la diferencia de situación, la finalidad que se
persigue y el trato desigual que se otorga-, sean coherentes entre sí o, lo que es lo mismo, guarden
racionalidad interna;

"- Y en quinto lugar, que esa racionalidad sea proporcionada, de suerte que la consecuencia jurídica
que constituye el trato diferente no guarde una absoluta desproporción con las circunstancias de
hecho y la finalidad que la justifican

"Por esta vía se transita hacia la distinción entre discriminación y diferenciación, que es el elemento
fundamental para calibrar el alcance del principio de igualdad. Dicho principio, en efecto, veta la
discriminación, pero no excluye que los poderes públicos otorguen tratamientos diversos a situaciones
distintas -la diferenciación-. El artículo 13 de la Constitución no prohíbe, pues, tratamientos diferentes
a situaciones de hecho distintas. La distinción entre discriminación y diferenciación viene, a su vez,
determinada porque la primera es injustificada y no razonable. Discriminación es, por tanto, una
diferencia de tratamiento no justificada ni razonable, o sea arbitraria, y solo esa conducta está
constitucionalmente vetada. A contario sensu, es dable realizar diferenciaciones cuando tengan una
base o jetiva y azo a le 7

7 El extracto corresponde a la Sentencia de Tutela identificada como la T-330 del 12 de agosto de 1993,
Magistrado Ponente Doctor Alejandro Martínez Caballero, que fue la primera decisión que marcó el
camino, y sentó los parámetros en nuestro ordenamiento, sobre este particular. Ahora bien, dada la
fecha de su expedición, bien podría pensarse que el sentir del máximo tribunal constitucional en
Colombia fuese hoy diferente, pero no es ello así, toda vez que en decisiones posteriores, como la T-345
del 1 de agosto de 1994, Mg. P. Dr. Martínez Caballero, en la sentencia de Constitucionalidad C-318 del
95, y más recientemente en la T-493 del 16 de junio de 2010, Mg. P. Dr. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, el
criterio se mantiene incólume. Con todo, para reafirmar la fuerza de estos argumentos, como quiera que
dentro del sistema de control constitucional de nuestro país, también está prevista la acción pública de
inconstitucionalidad, que puede ser ejercida por cualquier ciudadano, cuando considera que alguna ley va
en contra de los contenidos constitucionales, y la tal ley, no era susceptible de control previo en esta
misma materia, la ley 1482 que venimos comentado, fue sometida tras su expedición a dicho examen de
coherencia entre sus previsiones, y las normas superiores, hallándosele conforme, y no siendo objeto de
reparos de inexequibilidad ni de inconstitucionalidad, que la excluyeran del sistema. La decisión a la que
estamos haciendo mención, es precisamente la Sentencia C-671 del 10 de septiembre de 2014, Mg. P. Dr.

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

EL HOSTIGAMIENTO
Ahora bien, nos acercaremos a la materia que es de nuestro mayor interés en este escrito
y en esta oportunidad: la relación entre los asuntos religiosos y las conductas
diferenciadoras arbitrarias e injustas, frente a lo cual es preciso que prestemos nuestra
atención al artículo 4 de la ley antidiscrimación que venimos comentando.

El siguiente, es el tenor de lo que en aquel momento preceptuó la Ley 1482,


Hostiga ie to po otivos de aza, eligió , ideología, políti a, u o ige a io al, ét i o o
cultural.

El que promueva o instigue actos, conductas o comportamientos constitutivos de


hostigamiento, orientados a causarle daño físico o moral a una persona, grupo de
personas, comunidad o pueblo, por razón de su raza, etnia, religión, nacionalidad, ideología
política o filosófica, sexo u orientación sexual, incurrirá en prisión de doce (12) a treinta y
seis (36) meses y multa de diez (10) a quince (15) salarios mínimos legales mensuales
vigentes, salvo que la conducta constituya delito sancionable con pena ma o .

En sentido similar al que recurrimos, cuando líneas atrás nos ocupamos de los Actos de
Discriminación, lo haremos ahora con esta figura.

Como en el primer evento, el sujeto activo de la conducta penal de Hostigamiento, debido


a la e p esió el ue , se ía ual uie pe so a. ¿Qué es lo ue de e ha e e to es esa
persona? promover o instigar actos, conductas o comportamientos, y que los tales, sean
pues o stitutivos de hostiga ie tos . Ese hostiga ie to así p evisto, de e
particularmente estar orientado a causar, bien sea daño físico, bien sea daño moral.

¿Sobre quién puede recaer esa conducta lesiva?, o más técnicamente, ¿quién puede ser
sujeto pasivo de este delito?, ¿quién sería la víctima potencial o real de esta vulneración a
los bienes jurídicos tutelados por el Estado? Aquí más ampliamente, el legislador determinó
que podría tratarse de toda persona, pero también de grupos de personas, comunidades o
pueblos.

Con todo, llama poderosamente la atención, la manera como la ley resulta más
omnicomprensiva en este tipo penal, pues expande el abanico de posibilidades, en lo que
tie e ue ve o las azo es ue otiva ese a to, o du ta o o po ta ie to ue ha
sido promovido o instigado, en el entendido que no solamente se reúnen los supuestos de

Luis Guillermo Guerrero Pérez, la más representativa entre las 3 que se han ocupado de este asunto.

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Carlos Alberto Baena López: La Ley Antidiscriminación en Colombia y la Libertad Religiosa

la discriminación8, sino que a esos se añaden otros más: etnia, religión, ideología política e
ideología filosófica.

Sentado entonces lo anterior, que resulta de la mayor importancia, bien podemos transitar,
así sea con mayor brevedad, a las demás previsiones que la ley antidiscriminación trajo
consigo.

OTRAS PREVISIONES DE LA LEY ANTIDISCRIMINACIÓN


Tras definir su objeto, crear el capítulo especial en el Código Penal, establecer los Actos
Discriminatorios juntos con sus sanciones, y hacer lo propio con el Hostigamiento, la Ley se
ocupó luego de las circunstancias de agravación punitiva9, como era de esperarse.

Fue así entonces como se compusieron los 6 supuestos que a continuación se relacionan:

1. La conducta se ejecute en espacio público, establecimiento público o lugar


abierto al público.

2. La conducta se ejecute a través de la utilización de medios de comunicación de


difusión masiva.

3. La conducta se realice por servidor público.

4. La conducta se efectúe por causa o con ocasión de la prestación de un servicio


público.

5. La conducta se dirija contra niño, niña, adolescente, persona de la tercera edad o


adulto mayor.

6. La conducta esté orientada a negar o restringir derechos laborales

Como puede verse, estamos delante de un conjunto amplio de cuestiones que el legislador
determinó, comprendiendo que de presentarse ellas en torno a los hechos punibles de
discriminación o de hostigamiento, causan un impacto negativo de mayores proporciones,
en contra de los bienes jurídicos, de los valores, de los derechos que por medio de esta
norma, se procuran proteger.

8 Raza, nacionalidad, sexo u orientación sexual.


9 Son las diversas situaciones de modo, tiempo y lugar, principalmente, que al rodear el hecho punible,
hacen aún mayor la sanción intramural o pecuniaria, cuando el acusado sea hallado culpable penalmente
por cometer actos de discriminación o de hostigamiento.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

La consecuencia, como claramente también se define en la ley 1482, en el mismo artículo,


es que las sanciones podrán verse incrementadas entre un 33% a un 50%, sobre los
mínimos previstos en los supuestos de hecho de los tipos penales que venimos
comentando.

Ahora bien, de la manera como se establecieron estas circunstancias de agravación


punitiva, también tuvo en cuenta el mayor ente normador del país, lo que popularmente
podría llamarse como la ot a a a de la o eda . Revisó pu tual e te ajo uáles
condiciones, a pesar de haberse incurrido en alguna de estas conductas jurídicamente
prohibidas, era posible disminuir en algo el rigor de la sanción penal.

Defi ió e to es las i u sta ias de ate ua ió pu itiva , sele io ó e t e ellas, dos


u pa ti ula es. E p i e luga , ua do el si di ado o i putado se et a te
pú li a e te de a e a ve al es ita de la o du ta po la ual se le i vestiga , e
segu do té i o, ua do se dé umplimiento a la prestación del servicio que se
de ega a .

El mejor trato, si cabe la expresión, deviene en una reducción de la pena de una tercera
parte, una vez se demuestre ante las autoridades que se obró en el sentido arriba descrito.

En último lugar, la ley abordó la cuestión de la Apología al Genocidio 10. En sí misma, la


conducta penal ya estaba prevista en el ordenamiento jurídico penal de Colombia, toda vez
que se hallaba recogida en el artículo 102 del Código de esta materia, para la época de
expedición de la Ley.

La aportación en este sentido, consistió en ampliar la conducta, hacia dos perspectivas


p i ipal e te. La p i e a de ellas, pasa do de p opi ia o justifi a , el ge o idio, a
pe aliza ta ié la p o o ió de esta lase de p o ede es altamente reprobables. La
segunda vía, fue incluir en la norma la penalización del antisemitismo, fundiéndolo dentro
del mismo delito de genocidio, es decir, quien propicie o promueva conductas en contra de
la comunidad judía en el país, o procure la instauración de algún régimen que posea esta
clase de orientación, queda expuesto a llevar sobre sí la calificación de delincuente, además
de las sanciones de prisión y multa que esto acarrearía.

10 La redacción exacta del artículo vigente en el ordenamiento jurídico colombiano, es como sigue: Apología
del genocidio. El que por cualquier medio difunda ideas o doctrinas que propicien, promuevan, el
genocidio o el antisemitismo o de alguna forma lo justifiquen o pretendan la rehabilitación de regímenes o
instituciones que amparen prácticas generadoras de las mismas, incurrirá en prisión de noventa y seis (96)
a ciento ochenta (180) meses, multa de seiscientos sesenta y seis punto sesenta y seis (666.66) a mil
quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de
derechos y funciones públicas de ochenta (80) a ciento ochenta (180) meses.

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Carlos Alberto Baena López: La Ley Antidiscriminación en Colombia y la Libertad Religiosa

SU RECIENTE REFORMA
Ahora bien, la Ley Antidiscriminación que venimos comentando, sufrió recientemente una
reforma, cuyo objeto central fue el de incluir entre las circunstancias con mérito de ser
cobijadas por ella, a la discapacidad11. En otros términos, si se presentaren actos de
discriminación u hostigamiento, que tuvieren por fundamento la situación12 o la
condición13 de discapacidad de alguna persona, estos actos son susceptibles de
persecución y sanción de carácter penal.

Frente al hostigamiento, se agregó a las razones consideradas como fundamentadoras de


la o du ta pe al, la e p esió dis apa idad de ás azo es de dis i i a ió . Así, o
solamente se amplió el espectro a la disminución de la capacidad física o mental, sino que
se dejó una puerta entre abierta, con los pros y los contras que eso implica en una
regulación de orden penal, de cara a la discriminación.

Además de lo anterior, se ocupó la ley modificatoria, de introducir en este artículo un


parágrafo, que se ocupara de definir lo que para ella es discapacidad, en los siguientes
términos: Entiéndase por discapacidad aquellas limitaciones o deficiencias que debe realizar
cotidianamente una persona, debido a una condición de salud física, mental o sensorial, que
al interactuar con diversas barreras puedan impedir su participación plena y efectiva en la
sociedad, en igualdad de condiciones con las demás14.

E idé ti o se tido, se i lu e o las is as pala as, dis i i a ió , de ás azo es


de dis i i a ió , e lo to a te al tipo pe al de A tos de Dis i i a ió , su á dose
entonces a las ya existentes desde el 2011, esto es a la raza, nacionalidad, sexo u
orientación sexual.15

11 Estamos hablando de la ley 1752, del 3 de junio del 2015


12 Entendida aquí como la ausencia o la disminución de la capacidad física o mental, que se caracteriza por
su temporalidad o por su transitoriedad, si se quiere.
13 Por otra parte, la condición de discapacidad, se centra justamente en que tal circunstancia, posee la
característica de ser irreversible.
14 Se trata del parágrafo del artículo tercero de la ley 1752 de 2015, que ya citamos.
15 La redacción entonces más reciente, según la reforma del 2015 a la Ley Antidiscriminación, a los dos
tipos penales principales que hemos estado analizando, deja como resultado las siguientes previsiones:
Actos de discriminación. El que arbitrariamente impida, obstruya o restrinja el pleno ejercicio de los
derechos de las personas por razón de su raza, nacionalidad, sexo u orientación sexual, discapacidad y
demás razones de discriminación, incurrirá en prisión de doce (12) a treinta y seis (36) meses y multa de
diez (10) a quince (15) salarios mínimos legales mensuales vigentes. Y en el artículo siguiente:
Hostigamiento. El que promueva o instigue actos, conductas o comportamientos constitutivos de
hostigamiento, orientados a causarle daño físico o moral a una persona, grupo de personas, comunidad o
pueblo, por razón de su raza, etnia, religión, nacionalidad, ideología política o filosófica, sexo u orientación

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Sin embargo, la modificación de mayor cuerpo, sin disminuir en modo alguno la


trascendencia de esta inclusión, y de hecho, más que bienvenida, a favor de la población
que en el país convive con alguna de estas clases de disminución en sus capacidades, o que
tienen necesidades especiales, y que por esa misma razón el Estado les debe mayores
atenciones, estuvo tal vez en el objeto de la ley.

Baste para ello comparar los términos en los que quedó redactado el artículo original de la
ley 1482 de 2011, expuesto ya en líneas previas de este artículo, con el que hace algunos
meses introdujo la reforma de 2015. El postulado normativo nuevo, es este: Esta ley tiene
por objeto sancionar penalmente actos de discriminación por razones de raza, etnia,
religión, nacionalidad, ideología política o filosófica, sexo u orientación sexual, discapacidad
y demás razones de discriminación16.

Tenemos entonces una orientación tal vez más detallada que la anterior, que cobija ahora
expresamente algunas cosas ya implícitas en la norma anterior, pero que, en lo
fundamental, sigue guardando el acuerdo y la armonía de las que hablaremos
prácticamente enseguida.

SU IMPACTO RESPECTO DE LA LIBERTAD RELIGIOSA


La introducción al Ordenamiento Jurídico colombiano de la Ley Antidiscriminación, resulta
de la mayor importancia para el Hecho Religioso en el país, e impone otra serie de retos, en
lo atinente a la Gestión Pública de la Diversidad Religiosa17, a lo largo y ancho del territorio
nacional.

Es necesario decirlo, toda vez que, de acuerdo con Organizaciones No Gubernamentales de


orden internacional, que se han ocupado históricamente de estos temas, vienen
denunciando su inquietud por el fortalecimiento de la Discriminación y de las acciones de
odio y de violencia en contra del cristianismo en nuestro país.

sexual o discapacidad y demás razones de discriminación, incurrirá en prisión de doce (12) a treinta y seis
(36) meses y multa de diez (10) a quince (15) salarios mínimos legales mensuales vigentes, salvo que la
conducta constituya delito sancionable con pena mayor. Adherido a este artículo, se encuentra el
parágrafo definitorio sobre discapacidad, que ya tuvimos ocasión de observar.
16 En este lugar, el texto definitivo del artículo 1 de la misma norma.
17 Desde la perspectiva de la expresión acuñada, principalmente en España, la cual sugiere, en lo
fundamental, que la garantía en las Libertades Fundamentales de Religión y Culto, no debe quedarse en
los mínimos de la Tolerancia por parte de las autoridades administrativas autonómicas y locales, o
esperando sólo las normativas que los abarcan a todos desde el ordenamiento superior, sino que, más
bien, se debe ir más lejos, hacia las acciones afirmativas que brinden todo un entorno favorable,
armónico y se quiere, amistoso, a favor de ellas.

9
Carlos Alberto Baena López: La Ley Antidiscriminación en Colombia y la Libertad Religiosa

Tal es el caso de la ONG Open Doors, que anualmente difunde la evolución del índice sobre
este particular. Colombia, para el año 2013, se ubicaba en el puesto 46 entre los países que
acusaban persecución religiosa, de una lista encabezada por naciones como Sudán,
Afganistán, Irán o Irak.

No obstante, para el año 201418, esa persecución en contra de la religión, que bien puede
ser leída en los términos de la ley, como Discriminación o como Hostigamiento, ascendió
lamentablemente al puesto 25, hacia un nivel del persecución severa, representado sobre
todo en acciones de corrupción, secularismo agresivo y de laicismo, o de odio en contra de
la religión.

Justamente uno de los casos más representativos del hostigamiento dirigido hacia una
comunidad por motivos de carácter religioso, en Colombia, es el que inició el año 2014,
promovido e instigado en contra de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo
Internacional, y de sus Líderes Espirituales, como la Doctora María Luisa Piraquive.

Con ocasión de una información engañosa, distorsionada, editada y obtenida ilegalmente,


se inició una campaña impulsada desde los medios masivos de comunicación, con apoyo en
sus redes sociales, que se tradujo en amenazas de diverso orden, despidos laborales,
ataques a la infraestructura física de los lugares de congregación, Bullying en colegios,
universidades y empresas, lesiones personales, injurias y calumnias.

A pesar de la existencia de la ley antidiscriminación, la falta de desarrollo legal y de


experiencia en el manejo de esta novedosa tipología penal, y en general, la falta de
respuesta estatal en este caso obligó a que la situación fuera llevada oficialmente por la
Iglesia, al conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como la
elaboración de informes especiales dirigidos a sendas relatorías de derechos humanos y
minorías, de la Organización de las Naciones Unidas, ONU. A la fecha de elaboración de
este escrito, aún no hay un pronunciamiento definitivo por parte del órgano
supranacional19

Entonces, la persistencia de esta clase de cuestiones, ponen de presente la necesidad de


insistir en el trabajo coordinado y armónico, para erradicar tales conductas, tanto del
ideario colectivo, como de la práctica cotidiana.

18 Prueba de esto puede verse en el siguiente enlace, que ofrece las descargas necesarias a los documentos
fuente de lo que venimos afirmando: http://www.worldwatchlist.org.nz/
19 Para mayor información puede consultarse www.idmji.org, o incluso, el sitio web de la ONG con Estatus
de Órgano Consultivo ante el ECOSOC de la ONU, la Asociación Miraísmo Internacional:
www.miraismo.org

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Desde nuestra visión, sostenemos que el fortalecimiento del trabajo interreligioso es una
herramienta sumamente positiva, pues nos traslada de la tolerancia, repetimos, necesaria
sí, pero construida alrededor de mínimos, hacia un escenario y horizonte mucho más
enriquecedor, como en efecto lo es, el de la Convivencia con Respeto.

Parte de los resultados en esta vía, es la inclusión en el articulado del reciente Plan
Nacional de Desarrollo20 aprobado en Colombia, de un artículo que conmina al Gobierno
Colombiano, más precisamente al Ministerio del Interior, a construir y mantener
actualizada, una Política Pública de Libertad Religiosa, de Conciencia y de Culto, en los
siguientes términos:

ARTÍCULO 244. LIBERTAD RELIGIOSA, DE CULTOS Y CONCIENCIA. El Ministerio del Interior, en


coordinación con las entidades competentes, emprenderá acciones que promuevan el reconocimiento
de las formas asociativas de la sociedad civil basadas en los principios de libertad religiosa, de cultos y
conciencia. El Gobierno Nacional formulará y actualizará la política pública en la materia con la
participación de las entidades religiosas, garantizando la libertad e igualdad religiosa en términos de
equidad y reconociendo su aporte al bien común en lo local, regional y nacional21.

A este respecto ya se está trabajando, y se espera, fundadamente, que a partir del 2016, las
actuaciones concretar en aras de diagnosticar el país en estos términos, sean un punto de
inicio real, en el proceso de construcción de la política pública22.

Tal vez por esa causa, es que se nota un leve mejoramiento en el índice Open Doors que ya
citamos, en el que el país, pasa del puesto 25 del 2014, al puesto 35 en el 2015. Con todo,
hay que afirmar, categóricamente, que la persecución religiosa, debería ser inexistente.

A MODO DE CONCLUSIÓN
El camino a recorrer que tenemos trazado delante de nuestros ojos en estas materias es a
nuestro juicio, un camino en el cual se trabaje incesantemente, en pos de la armonización
entre Libertades Fundamentales, de la mano con la Convivencia con Respeto.

20 Se trata, para el caso colombiano, del principal instrumento de planeación pública, toda vez que recoge
las propuestas del poder ejecutivo nacional, y cómo llevarlas a cabo. Desde allí, surgen una serie de
programas y proyectos, que se anclan también con el poder territorial, para impulsar, en términos
generales, el desarrollo coordinado del país.
21 Se trata del artículo 44 de la Ley 1753 del 9 de junio de 205, por la cual se expide el Plan Nacional de
Desarrollo 2014- 8 Todos po u Nuevo País .
22 Aquí es necesario resaltar, cuando menos, el trabajo de dos entidades territoriales en nuestro país. Una
de ellas, es el departamento de Santander, que por medio de una ordenanza, norma administrativa que
es aplicable dentro de sus límites geográficos subnacionales, ya cuenta con una política pública en esta
materia. Y la otra, es el Distrito Capital, Bogotá, que desde la Dirección de Derechos Humanos, ha
encaminado acciones en similar sentido.

11
Carlos Alberto Baena López: La Ley Antidiscriminación en Colombia y la Libertad Religiosa

¿Qué quiere decir lo anterior? En primer término, es clave hacer visible el Hecho Religioso,
conocer la realidad, haciendo a un lado los mitos y los prejuicios que giran en torno suyo.
Hoy existen muchas variantes que alejan a la sociedad y a sus miembros, de lo que es cierto
en torno a la religión.

Por otra parte, como también ya lo anunciamos, es necesario seguir robusteciendo el


trabajo interreligioso. Aquí, tal vez el mejor eje de articulación puede ser la Libertad
Religiosa, con todos sus contenidos, como la enseñanza, el culto, la práctica de la Fe, en su
calidad de Derecho o de Libertad Fundamental.

Independientemente de la creencia que cada persona adopte, el amparo del ordenamiento


jurídico constitucional, y supranacional, es la pieza clave para trabajar. Se pueden hacer a
un lado las diferencias doctrinales, para tomar como denominador común, tópico, o punto
de encuentro, el derecho que nos beneficia a todos, trátese tanto de confesiones
históricamente reconocidas, como las más recientes en este escenario.

Finalmente, el reto más grande, y donde hay mayor terreno por construir, es en la
armonización entre Libertades Fundamentales. Claro, mucha es la teoría que en este
sentido ya se encuentra depurada. Hay normativas y escritos que les recogen desde hace
décadas, por mencionar sólo la historia más reciente, pero, en su práctica, en la
cotidianidad, en el componente cultural, en cada escuela o colegio, en el trabajo, en las
calles, hay bastante por hacer. Ahí, verdaderamente, está presente un llamado que no
podemos ignorar.

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

LA GESTIÓN DE LA DIVERSIDAD RELIGIOSA EN EL PERÚ


JOSÉ ANTONIO CALVI DEL RISCO*
Resumen:
La llegada de los españoles a América, sin duda marca un punto de partida y quiebre en temas de
creencias, cultos, prácticas existentes, entre otros, en este territorio. Con los españoles, en este
uevo te ito io supuesta e te uevo vi ge la dive sidad eligiosa se fue deja do de lado,
imponiéndose como única religión la católica, excluyendo todas las demás de manera absoluta, la
cual se vio afianzada con el Patronato Indiano. Durante el siglo XIX se gestó en América del Sur la
lucha por la independencia de la corona Española. Sin embargo, la primera constitución peruana de
1823 y las siguientes, expresaron formalmente que la religión católica era la única y oficial válida en
el territorio peruano. De esta manera, el siglo XX es el inicio de la Libertad Religiosa en el Perú,
elevándola a nivel constitucional. Así, la Constitución de 1933 consagró un articulado en donde se
otorga el derecho a las demás religiones en el ejercicio de sus cultos, dando paso a un brote de
diversidad religiosa. Por otra parte, durante el gobierno militar del General Velazco Alvarado en
1979, el Estado Peruano deja de ser confesional, y las relaciones entre Iglesia Católica u el Estado
Peruano, tiene como característica fundamental la autonomía e independencia del uno frente al
otro. Ya en el siglo XXI se ha avanzado aún más jurídicamente hablando en el desarrollo de la
diversidad y libertad religiosa. Por ejemplo, se crea en el año 2002 la Dirección de Asuntos
Interconfesionales en el Ministerio de Justicia, entidad estatal dirigida a las confesiones religiosas
distintas de la católica. También se creó la Ley de Libertad Religiosa (2011), promulgada el 16 de
Diciembre del 2010, Ley N° 29.635. De esta manera, Perú es un país de profunda diversidad religiosa,
el derecho a la igualdad la tiene cada confesión religiosa pero que se debe ir ganando en el tiempo.
Palabras claves: diversidad religiosa, cultura, Ley, Libertad Religiosa.

Abstract:
The arrival of the Spanish in America, certainly marks a break point and in matters of beliefs, cults,
existing practices, among others, in this territory. With the Spaniards, in this new "supposedly new
and virgin" territory the religious diversity was aside, beating the Catholic religion as the only
exclusion of all others absolutely, which was secured with the Indian Board. During the nineteenth
century it was conceived in South America's struggle for independence from the Spanish crown.
However, the first Peruvian constitution of 1823 and the following, formally stated that Catholicism
was the only official valid in Peruvian territory. Thus, the twentieth century is the beginning of
Religious Freedom in Peru, elevating it to a constitutional level. Thus, the 1933 Constitution devoted
an articulated in which the right is granted to other religions in the performance of their services,
leading to an outbreak of religious diversity. Moreover, during the military government of General
Velasco Alvarado in 1979, the Peruvian State ceases to be religious, and relations between the
Peruvian Catholic Church and the State, has as main feature the autonomy and independence of
facing each other. Already in the XXI century it has advanced further in legal terms in the
development of diversity and religious freedom. For example, in 2002 created the Department of
Interfaith Affairs in the Ministry of Justice, State entity directed to different Catholic denominations.
Religious Freedom Act (2011) was also created, promulgated on December 16, 2010, Law No.

*
Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, socio del Estudio Jurídico Zarak - Calvi - Manrique y
Abogados, miembro del Instituto de Derecho Eclesiástico del Perú desde su Fundación en 1994, Abogado
permanente de la Conferencia Episcopal Peruana entre 1994 y 1998, Profesor de Derecho Comercial en la
Universidad Católica Sedes Sapientiae y especialista en Derecho Eclesiástico desde 1994 hasta la actualidad.

1
Calvi del Risco, José Antonio: La gestión de la diversidad religiosa en el Perú

29,635. Thus, Peru is a country with deep religious diversity, the right to equality of each religious
confession but should be gaining in time.
Key words: religious diversity, culture, law, religious freedom.

1. ANTECEDENTES HISTORICOS:
Para entender la diversidad religiosa en el Perú es necesario hacer un poco de historia. Sin
duda la llegada de los españoles a América marca un punto de quiebre en las creencias,
cultos, prácticas y diversidad religiosa existente en el Perú en esos momentos.

Cuando los españoles llegan a América (1492) y específicamente al territorio peruano


(1532), e o t a o u I pe io o o el I ai o ue so epasa a las f o te as de lo que
luego sería el Perú, se caracterizaban por ser politeístas y acogían a los pueblos
conquistados con sus costumbres y deidades. El Dios Sol, era el más importante, pero cada
pueblo conquistado conservaba sus creencias y sus propios dioses, por lo que la vida
religiosa colectiva de los pueblos se mantenía intacta.

Un punto de quiebre fue la captura y muerte de Atahualpa, 14° y último Inca del Imperio,
su muerte en 1533 marca el inicio de la decadencia del Imperio y los españoles
conquistadores toman posesión de sus territorios, iniciándose la fundación de ciudades 1.
Paralelamente al poder político, los españoles iniciaron un proceso de evangelización muy
agresivo, imponiendo la religión católica sobre las creencias particulares. Sobre los antiguos
templos incas se construyeron Iglesias católicas, monasterios y conventos. El caso más
emblemático fue el caso del Koricancha, en la ciudad del Cuzco (capital del Imperio), el
te plo e ho o al Dios “ol se o vi tió e la iglesia p i ipal de la O de Do inica. Es
así que Dominicos, Franciscanos, Mercedarios, Agustinos y Jesuitas iniciaron desde el siglo
XVI la nueva evangelización de América y del Perú, convirtiendo la religión católica, en la
religión oficial del Virreinato.

2. EL PATRONATO INDIANO:
Con la presencia española en América, la diversidad religiosa se fue dejando de lado, para
imponer la religión católica, la cual, desde el poder político se vio afianzada con el

1
La primera ciudad española fundada en territorio peruano fue la Ciudad de San Miguel de Piura en por
Francisco Pizarro el 15 de agosto de 1532.

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Patronato Indiano. En efecto, las bulas Alejandrinas impusieron el Patronato en América y


otorgaron al poder político una serie de concesiones y potestades eclesiásticas.

La Santa Sede concedió a los reyes de España tres Bulas:

1) Inter caetera, otorgada por el Papa Alejandro VI, el 04 de mayo de 1456,


mediante la cual se concedía a los Reyes de España la facultad de erigir
iglesias y monasterios, así como la potestad de enviar misioneros al nuevo
continente.

2) Eximiae devotionis sinceritas, otorgada por el Papa Alejandro VI, el 16 de


noviembre de 1501, con fines meramente económicos, mediante la cual se
determinó el procedimiento para la recaudación del diezmo; y,

3) Universalis ecclesiae regiminis, otorgada por el Papa Julio II, el 28 de julio de


1508, mediante la cual se concedió al rey Fernando y a sus sucesores el
privilegio del Patronato universal de la Iglesia en territorio indiano.

Con estas bulas, España manejó el tema eclesiástico imponiendo la religión católica como
oficial, excluyendo el ejercicio de la religiosidad popular existente. Este régimen subsistió
incluso después de la independencia del Perú de la dominación española.

3. EL PERU INDEPENDIENTE DE ESPAÑA:


Durante el siglo XIX se gestó en América del Sur, la lucha por la independencia de España, la
cual se logró en 1821, ya desde 1812 Argentina y Chile se habían separado del dominio
español. Los go ie os a e i a os siguie o eje uta do de fa to , el de e ho de
Patronato, antes mencionado y concedido a los reyes de España. En el Perú, el Estatuto
Provisorio del Protectorado del General San Martín en 1821, la primera Constitución
Peruana de 1823 y las siguientes constituciones políticas expresaron formalmente, el
reconociendo a la religión católica como la religión oficial y única valida en el territorio
peruano, utilizando como antecedente, el texto de la Constitución Española de 1812.

En efecto, la Constitución Política de la Monarquía Española de 1812 establecía en su


artículo 10º la descripción de los territorios que comprendía España, que además de la
pa te pe i sula o p e día los te ito ios de A é i a septe t io al, Nueva España con la
Nueva Galia y Península de Yucatán, Guatemala, provincias internas de Oriente, de
Occidente, Cuba con las dos Floridas, la parte española de Santo Domingo y la isla de
Puerto Rico con las demás adyacentes a ésta y al continente en uno y otro mar. En la
América Meridional, la Nueva Granada, Venezuela, el Perú, Chile, las provincias del Río de

3
Calvi del Risco, José Antonio: La gestión de la diversidad religiosa en el Perú

la Plata todas las islas ad a e tes e el a Pa ífi o e el Atlá ti o . El a tí ulo o te ía


además los territorios españoles de África y Asia.

En el artículo 12º de dicha Constitución Española de 1812 se establecía literalmente que


La religión de la nación española (y por ende de todos sus territorios incluyendo el Perú y
Latinoamérica) es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera.
La Nación la protege por las leyes sabias y justas y prohíbe el ejercicio de cualquier otra.
Cie ta e te o pode os ha la de dive sidad eligiosa e el Pe ú i e Lati oa é i a
ajo u a o stitu ió de estas a a te ísti as, si e a go de fa to la eligiosidad
popular se mantenía vigente en los lugares alejados de las grandes ciudades de fundación
española.

Durante el siglo XIX todas las constituciones peruanas reconocían como religión oficial a la
católica excluyendo a las demás confesiones de cualquier credo, salvo en la Constitución de
ue se e lu ó del te to o stitu io al la f ase o e lusió del eje i io de
ual uie ot a , es de i e la Co stitu ió de , si ie se esta le ía a la eligió
católica como oficial, ya no se excluía el ejercicio de alguna otra confesión religiosa. Esta
constitución de 1826 tuvo una vigencia de dos años, pues la constitución de 1828 retomó
el texto anterior excluyendo literalmente a las confesiones religiosas distintas de la católica
de la posi ilidad de ual uie fo a de eje i io .

Por ejemplo, el Artículo 1° del Estatuto Provisional del General San Martín de 1821,
inmediatamente de gestada la separación de España decía: La religión católica, apostólica
romana es la religión del Estado: el gobierno reconoce como uno de sus primeros deberes el
mantenerla y conservarla por todos los medios que estén al alcance de la prudencia
humana. Cualquiera que ataque en público o privadamente sus dogmas y principios, será
castigado con severidad a proporción del escándalo que hubiese dado.

Posteriormente en la primera Constitución Peruana de 1823, su Artículo 5° señalaba lo


siguiente: Su religión es la católica, apostólica, romana, con exclusión del ejercicio de
cualquier otra. Como ya se ha mencionado, este texto constitucional se fue repitiendo en
las siguientes constituciones, señalando la exclusión del ejercicio de las demás religiones o
suprimiendo tal exclusión. Así ocurrió en 1826, 1828 y 1839.

El Estatuto Provisorio de la Convención Nacional de 1855, documento temporal vigente


mientras se promulgaba una nueva constitución, el General Ramón Castilla incorpora
elementos importantes en las relaciones Iglesia – Estado. El Artículo 23° señalaba: Son
atri u io es del Preside te Provisorio… Prese tar para arzobispo y obispo con aprobación
de la Convención y ejercer las demás funciones del patronato con arreglo a las leyes y

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

práctica vigente ; el Artículo 26° esta le ía la posi ilidad de dirigir las negociaciones
diplomáticas y celebrar concordatos, tratados de paz, amistad, alianza, comercio y
cualesquiera otros, con aprobación de la Convención . Este es el primer texto de rango
o stitu io al ue e o o e al pat o ato o o p á ti a de he ho e el Pe ú republicano
y establece por primera vez la posibilidad de celebrar concordatos con la Santa Sede.

4. LA BULA PRAECLARA INTER BENEFICIA:


Otorgada por el Papa Pío IX, el 5 de marzo de 1874 concediendo el derecho del Patronato a
los Presidentes de la República del Perú. Dentro de sus párrafos más importantes tenemos
el ue a la let a señala: por lo cual, queriendo satisfacer los deseos que el Gobierno del
Perú nos ha expresado, por su representante, y siguiendo en esto el ejemplo de nuestros
predecesores, quienes colmaron de favores y gracia a los que merecieron bien de la causa
cristiana; Nos hemos resultado después de haber tomado el consejo de algunos Cardenales
de la Iglesia Romana, conceder, como de hecho os concedemos, por autoridad apostólica, al
Presidente de la República del Perú y a sus sucesores pro tempore, el goce, en el territorio de
la República, el derecho de patronato de que gozaba por gracia de la Sede Apostólica, los
Reyes Católicos de España antes que el Perú estuviese separado de su dominación .

Con esta bula, el Papa Pío IX concedió el derecho de patronato como la continuación del
derecho que gozaban los monarcas españoles antes de la independencia. Le concede al
Presidente del Perú y a sus sucesores, el derecho de presentación de Obispos y autoridades
eclesiásticas y establece la condición del Estado en la ayuda económica para la
continuación de la religión católica en el Perú. También se les otorga a los presidentes del
Perú los privilegios honoríficos que en otro tiempo gozaron los reyes de España. No
conozco otro antecedente de una bula similar en Latinoamérica, posterior a la
independencia de la dominación española.

5. EL SIGLO XX: EL INICIO DE LA LIBERTAD RELIGIOSA EN EL


PERÚ:
“ie do la dive sidad eligiosa , la e p esió ás auté ti a del de e ho de li e tad
religiosa, el Perú moderno del siglo XX la eleva a un nivel constitucional. Las constituciones
peruanas desde la primera constitución de 1823 hasta la de 1920, consagraban la
confesionalidad del Estado a favor de la Iglesia católica. Recién a partir de la Constitución
de 1933 se reconoció el derecho de libertad religiosa, pero dentro de una clara preferencia
católica en virtud del derecho de patronato nacional otorgado por el Papa Pío IX en la Bula
antes referida.

5
Calvi del Risco, José Antonio: La gestión de la diversidad religiosa en el Perú

Conforme a lo expuesto, la Constitución de 1933 consagró en su artículo 232º el derecho


de las demás religiones a la libertad en el ejercicio de sus respectivos cultos, dando paso a
ue ueva e te el sol ille o luz p opia, la dive sidad eligiosa fue ota do de los
propios pueblos andinos, que tenían escondida su religiosidad popular desde tiempos
remotos y ahora, legalmente podían ejercerla. Esa religiosidad popular, sumada a una
pobre preparación y educación del clero peruano fueron socavando la dogmática de una
religión católica que empezaba a pagar el precio de su imposición.

Esta constitución de 1933 fue la primera que estableció en su texto todo un título referido
a la Religió 2 y en su artículo 232° se leía lo siguiente: Respeta do los se ti ie tos de la
mayoría nacional, el Estado protege la Religión Católica, Apostólica y Romana. Las demás
religiones gozan de libertad para el ejercicio de sus respectivos cultos . Como vemos hay un
aporte fundamental al desarrollo y protección de la diversidad y la libertad religiosa, por
primera vez se establece constitucionalmente en forma literal que las otras religiones
podían ejercer su culto libremente, sin embargo se mantenía el régimen del Patronato
Nacional, tal como lo refería el artículo 233°3.

Como ya se había mencionado en una constitución anterior, el artículo 234° (C.P. 1933)
volvió a e io a ue las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica, se regirán por
Co ordatos ele rados por el Poder Eje utivo y apro ados por el Co greso ;4 y finalmente
el artículo 235° mencionaba que para dese peñar los cargos de Arzobispo y Obispo, se
requiere ser peruano de nacimiento o gozar de la nacionalidad peruana desde 3 años, por
lo menos, antes de su designación, con residencia continuada en ese lapso en el territorio
a io al .5

Luego de un período de cierta tranquilidad constitucional y de comenzar una práctica


basada en la tolerancia y diversidad religiosa, en donde se continuó practicando el

2
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1933, Título XIV: Religión (art. 232 al 235)

3
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1933: A tí ulo °: El Estado eje e el Pat o ato Na io al
co fo e a las le es a las p á ti as vige tes .

4
El te to o igi al e te ap o ado de este a tí ulo esta le ía un concordato , te to ue fue odifi ado
po concordatos .

5
Este artículo 235 (C.P. 1933) también tuvo un texto original que fue modificado por el definitivo, y era que
exigía que los arzobispos y obispo fueran peruanos de nacimiento, esto fue modificado por el texto definitivo,
que establecía la posibilidad del nombramiento de arzobispos y obispos nacidos fuera del territorio peruano,
pero exigiéndoles un plazo de residencia previa de 3 años.

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

patronato e iban surgiendo nuevos movimientos religiosos y comunidades religiosas


distintas de la católica, se fue generando un crecimiento en el desarrollo del Estado frente
a las iglesias. Mie t as ta to la Iglesia atóli a i a ego ia do el o o dato ue
establecería un nuevo ordenamiento jurídico para la Iglesia católica.

Durante el gobierno militar del General Velazco Alvarado en 19796, el Estado Peruano deja
de ser un estado confesional y las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica pasan a
e a a se de t o del odelo de oope a ió , a partir de la renuncia formal7, por parte
del Estado Peruano, del derecho de patronato otorgado por la Bula Praeclara Inter
beneficia de Pío IX, la promulgación de la Constitución Política del Perú de 1979 y la
suscripción del Acuerdo Internacional entre la Santa Sede y la República del Perú de 1980.
A partir de este momento, las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Peruano,
tienen como característica fundamental, la autonomía e independencia del uno frente al
otro; y paralelamente a ellas se inicia un régimen de colaboración con otras confesiones
religiosas. El texto del artículo 86º establece por primera vez a ese nivel constitucional, que
el Estado Peruano puede también establecer formas de colaboración con otras confesiones
religiosas.8 E el p i e pá afo del e io ado A tí ulo ° se esta le ía ue Dentro de
un régimen de independencia y autonomía, el Estado reconoce a la Iglesia Católica como
elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú. Le presta su
colaboración . Ese reconocimiento a la Iglesia católica como formadora de la cultura y la

6
El General Juan Velazco Alvarado derrocó el gobierno constitucional del Presidente Fernando Belaúnde
Terry el 3 de octubre de 1968, régimen militar que se extendió hasta 1980, con la elección a una Asamblea
Constituyente primero y elecciones presidenciales después

7
DECRETO LEY Nº 23147 (16 de julio de 1980): CONSIDERANDO: Que el sistema de Patronato Nacional que
viene rigiendo las relaciones instituciones entre el Estado Peruano y la Iglesia Católica, no se adecua a la
realidad socio – jurídica del momento actual ni traduce la verdadera independencia y autonomía de la
Iglesia; Que la propia Iglesia, en el Concilio Vaticano II, ha solicitado formalmente la desaparición de los
sistemas de Patronato; En uso de las facultades de que está investido; y Con el voto aprobatorio del Consejo
de Mi ist o; Ha dado el De eto Le siguie te: A t. º.- Derogase el Decreto Dictatorial del 27 de Enero de
1880 sobre el patronato Nacional. Art. 2º.- El Gobierno suscribirá acuerdos con la Santa Sede para establecer
un nuevo sistema de relaciones institucionales entre el Estado Peruano y la Iglesia Católica. Por Tanto: Mando
se publique y cumpla. Lima, 16 de Julio de 1980. Gral. de Div. EP. Fco. Moral. S Bermúdez C. Cral. De Div. E.P.
Pedro Richter Prada, Tnte. Gral. FA.P. Luis Arias Graziani, Vicealmirante A.P. Juan Egúsquiza B.

8
Constitución Políti a de : A tí ulo º: De t o de u égi e de i depe de ia auto o ía, el Estado
reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú.
Le presta su colaboración. El Estado puede también establecer formas de colaboración con otras
o fesio es.

7
Calvi del Risco, José Antonio: La gestión de la diversidad religiosa en el Perú

moral del país, no es un tema menor, habla del arraigo de la religión y explica una realidad
histórica de casi 500 años de historia y de práctica religiosa.

La constitución actualmente vigente de 1993 establece prácticamente lo mismo que la de


1979. El texto del artículo 50° menciona el mismo reconocimiento de la Iglesia católica en
la formación histórica, cultural y moral del Perú, y establece esa razón por la cual le presta
su ola o a ió . E el segu do pá afo ag ega ue El Estado respeta otras confesiones y
puede establecer formas de colaboración con ellas . Co o ve os el te to es p á ti a e te
el mismo.

6. EL ACUERDO INTERNACIONAL DE 1980 CON LA SANTA


SEDE:
En pleno movimiento político, histórico y militar, provocado por un gobierno dictatorial de
12 años, la Santa Sede y el Estado Peruano fueron negociando la firma de un Acuerdo
I te a io al, o a go de t atado , de o i ado como o o dato , ue pasó a defi i
las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado Peruano, en clara relación con el texto
constitucional aprobado en la Asamblea Constituyente de 1978. En efecto, en las
postrimerías del gobierno militar mediante Decreto Ley N° 23211 de fecha 24 de julio de
1980, se aprobó el Acuerdo Internacional suscrito entre la Santa Sede y la República del
Perú.9

En el primer artículo, el Acuerdo Internacional reconoce la independencia y autonomía de


la Iglesia católica frente al Estado y establece el tipo de relaciones que mantendrán ambos
Estados al expresar un régimen de cooperación y colaboración mutua. Este artículo rompe
formalmente con la existencia de un estado confesional, para pasar a convertirse en un

9
DECRETO LEY N° 23211 (24 de julio de 1980): Considerando: Que, con fecha 19 de Julio de 1980 se suscribió
e la iudad de Li a el A ue do e t e la “a ta “ede la Repú li a del Pe ú , ue esta le e el uevo siste a
de relaciones institucionales entre la Iglesia Católica y el Estado; Que, es conveniente a los intereses
nacionales la aprobación de dicho Acuerdo; En uso de las facultades de que está investido; y, Con el voto
aprobatorio de Consejo de Ministros;

Artículo Único.- Ap ué ese el A ue do e t e la “a ta “ede la Repú li a del Pe ú , sus ito e la iudad de


Lima el 19 de Julio de 1980.

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Estado que tiene con la Iglesia Católica un régimen de cooperación y colaboración mutua,
pe o ue se e o o e iguales , a os con personería jurídica de derecho internacional.

El Estado reconoce personería jurídica de carácter público a la Iglesia católica en el Perú,


pe o ajo la figu a de o ti úa goza do , es de i , ueda la o e t e las pa tes, ue la
personería jurídica aplicable a la Iglesia en el Perú siempre fue de carácter público, pues su
existencia se encontraba siempre legislada a través de leyes o normas jurídicas. Agrega el
a tí ulo ue ésta, la Iglesia eje e su pe so e ía ju ídi a o ple a apa idad li e tad
pa a la ad uisi ió disposi ió de ie es, así o o e i i a udas del e te io . E ot as
palabras, ratifica el derecho de la Iglesia, no solo para celebrar actos jurídicos válidos de
disposición de bienes, sino además le reconoce un régimen de importaciones muy especial,
o side a do las a udas del e te io o o u edio atu al de la Iglesia a pe i i
ingresos y bienes.

Esta misma personería jurídica de carácter público se les reconoce también a las personas
jurídicas canónicas más importantes dentro de la organización de la Iglesia particular. Nos
referimos a la Conferencia Episcopal Peruana, a los Arzobispados, Obispados, Prelaturas y
Vicariatos Apostólicos. Recordemos que todas estas circunscripciones eclesiásticas eran
creadas por la Santa Sede y a su vez creadas, para efectos civiles, por normas jurídicas
positivas, inicialmente por Ley de la República y últimamente por Decreto Supremo, como
veremos más adelante, lo cual explica el carácter "público" de su existencia jurídica.

El Artículo IV establece que gozan también de esa misma personería de carácter público,
determinadas entidades propias de la Iglesia católica tales como Seminarios Diocesanos,
Cabildos Eclesiásticos, Parroquias y las misiones dependientes de ellas, instituciones
eclesiásticas canónicas que tienen como nacimiento, erección o creación, una norma o
decreto jurídico, esta vez de carácter canónico, por lo que siendo consecuentes con las
jurisdicciones eclesiásticas antes referidas gozan de personería jurídica de carácter público,
no porque sean más o menos importantes sino por la forma de su nacimiento y en
concordancia con la doctrina jurídica de nuestras bases romanas. Diferente trato jurídico
tienen las Órdenes, Congregaciones y demás Institutos Religiosos de la Iglesia católica en el
Perú, a las cuales se les otorga personería jurídica de derecho privado, lo cual implica su
inscripción en el registro público, el cual si bien no tiene carácter constitutivo para las
instituciones de la Iglesia, si resulta siendo necesario para su ejercicio civil, es decir, para
que el desarrollo de sus actividades gocen de efectos jurídicos civiles en territorio peruano.
En los artículos XI al XIV, el A ue do se efie e a la asiste ia eligiosa e las fue zas
armadas y policiales. En ese sentido es importante tener como antecedente jurídico el
último "breve pontificio" de Pío XI de fecha 01 de abril de 1926, que señalaba como títulos
tradicionales que delimitaban la jurisdicción castrense al servicio militar, el servicio al

9
Calvi del Risco, José Antonio: La gestión de la diversidad religiosa en el Perú

ejército, a los residentes en lugares sujetos a la jurisdicción castrense y finalmente el


empleo en el vicariato castrense, como se sabe en el Acuerdo Internacional suscrito entre
la Santa Sede y la República del Perú, marcó los lineamientos jurídicos de las relaciones
entre la Iglesia Católica y el Estado Peruano, en este aspecto. En efecto, se reconocen las
figuras del Vicariato Castrense y de las Capellanías y la asistencia religiosa a las fuerzas
armadas y policiales se encuentran especialmente garantizadas. El Estado garantiza que se
preste asistencia religiosa a los miembros de las Fuerzas Armadas y Policiales y a los
Servidores Civiles, a cargo del Vicario Castrense (Art. XI), que como ya se ha mencionado, es
la figura jerárquica superior a la del capellán y desarrollada por un Obispo. Los Capellanes
Castrenses, son los encomendados a desarrollar y prestar asistencia religiosa a
determinada institución militar y son nombrados por el Vicario Castrense, deben ser de
preferencia peruanos y son reconocidos por las instituciones a las que pertenezcan sin
perjuicio de perder su condición clerical (Art. XVI). Desde este punto de vista se encuentran
como perceptores de los servicios religiosos a las Fuerzas Armadas y Policiales, todos los
militares activos o en retiro de todas las instituciones militares, sea cual sea su armada. Esta
asistencia se extiende según la doctrina internacionalmente aceptada, a sus familiares
consanguíneos y a los servidores civiles que laboran en dichas instituciones.

El Acuerdo trata especialmente también los temas de la Asistencia Religiosa en Hospitales,


Centros de Tutela y Centros Penitenciarios, el régimen tributario, educativo y la formalidad
cómo resolver los conflictos generados de la interpretación del mismo, temas que
podremos profundizar en otra oportunidad.

La sus ip ió de este a ue do es si duda u pu to de pa tida i po ta te e las


relaciones entre el Estado Peruano y la Iglesia, luego de la costumbre heredada de los
españoles y el patronato. Sin duda un nuevo derecho eclesiástico en el Perú.

7. EL SIGLO XXI: DESARROLLO DE LA DIVERSIDAD


RELIGIOSA
En el Perú, en lo que va del siglo XXI algo más se ha avanzado jurídicamente en el desarrollo
de la diversidad y libertad religiosa.

Dirección de Culto: En el año 2002 se creó la Dirección de Asuntos Interconfesionales en el


Ministerio de Justicia, entidad estatal dirigida a las confesiones religiosas distintas de la
católica, mediante la publicación del Decreto Supremo N° 026-2002-JUS de fecha 25 de
julio de 2002, teniendo como fin principal objetivo "coordinar y promover las relaciones del
Poder Ejecutivo con otras Confesiones, distintas a la Católica, cuando así lo establezca el

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Estado, para el fortalecimiento de la libertad religiosa", en concordancia con nuestra


Constitución nacional. La Dirección de Asuntos de la Iglesia católica del Ministerio de
Justicia se encarga de coordinar y promover las relaciones entre la Iglesia católica y el
Estado mediante la correcta aplicación del Acuerdo Internacional de 1980 suscrito entre la
Santa Sede y el Perú10, mientras que la Dirección de Asuntos Interconfesionales por su
parte se encarga de coordinar y promover las relaciones del Poder Ejecutivo con otras
confesiones religiosas distintas a la Católica, cuando así lo establezca el Estado, para el
fortalecimiento de la libertad religiosa11. Esta nueva dirección se encarga de absolver
además una serie de consultas y realizar coordinaciones sobre asuntos relacionados a esas
confesiones religiosas distintas de la católica, lo cual ha generado un cierto alivio para ellas,
ya que muchas entidades públicas, generalmente por desconocimiento, requieren que otra
entidad pública, como la Dirección de Asuntos Interconfesionales, la reconozca como
entidad religiosa. También se encarga de emitir informes y tramitar la aprobación de
donaciones provenientes del exterior destinadas a las confesiones no católicas para
equiparar con esto la aplicación del beneficio tributario en la importación de dichas
donaciones12.

Registro de Confesiones Religiosas: Otro de los avances en el desa ollo de la li e tad


religiosa en el Perú fue la creación del Registro de Confesiones distintas a la católica que se
implementó mediante la Resolución Ministerial N° 377-2003-JUS de fecha 13 de octubre de
2003, registro que tenía carácter administrativo y no constitutivo, tal como expresamente

10
Entre otras relaciones, se encarga de reconocer vía Decretos Supremos, el reconocimiento de creación o supresión
de jurisdicciones eclesiásticas hechas por la Santa Sede, emitir resoluciones de reconocimiento de nombramiento de
los integrantes de la jerarquía eclesiástica. Se encarga también del otorgamiento de la pensión a los Obispos
dimisionarios o eméritos, así como coordinar la planilla de culto o asignación que le otorga el Estado a los Obispos de
la Iglesia católica para el mantenimiento de sus Iglesias. Del mismo modo esta dirección se encarga de legalizar la
documentación eclesiástica y migratoria para los efectos civiles correspondientes, emitir informes y tramitar la
aprobación de donaciones provenientes del exterior.

11
El Decreto Supremo N° 026-2002-JUS modifico el Reglamento de Organización de Funciones del Ministerio de
Justicia aprobado por Decreto Supremo N° 019-2001-JUS. En él se regulan las funciones de la Dirección de Asuntos
Interconfesionales del Ministerio de Justicia.

12
E t a to de uest a po e ia e el V Colo uio del Co so io Lati oa e i a o de Li e tad Religiosa ue tuvo luga
en la Ciudad de México DF, en Noviembre de 2005.

11
Calvi del Risco, José Antonio: La gestión de la diversidad religiosa en el Perú

lo señalaba su artículo primero.13 El régimen de este registro fue modificado con la Ley de
Libertad Religiosa de 201014.

8. LEY DE LIBERTAD RELIGIOSA (2011):


Finalmente luego de una serie de iniciativas fallidas y sin debate se promulgó el 16 de
diciembre de 2010 la Ley N° 29.635, Ley de Libertad Religiosa en el Perú. Consta de 15
artículos, cuatro disposiciones complementarias finales y una disposición complementaria
transitoria. El artículo 1° de la Ley establece que El Estado garantiza el derecho
fundamental de toda persona a la libertad de religión reconocido y amparado por la
Constitución Política del Perú y por los tratados internacionales ratificados por el Estado
peruano. El ejercicio público y privado de este derecho es libre y tiene como único límite,
tanto la protección del derecho de los demás al ejercicio de sus libertades públicas y
derechos fundamentales como la protección del orden, la salud y moral públicos.
Inmediatamente después de esta declaración i i ial el a tí ulo ° señala ue Toda persona
natural es igual ante la ley. Se prohíbe toda acción u omisión que discrimine a una persona
e razó de sus ree ias religiosas .

Estos dos primeros artículos de la ley establecen el marco de acción y los límites tanto del
eje i io de la li e tad eligiosa o o de los pa á et os del uso de la igualdad . “e
desarrolla el ejercicio individual de la libertad de religión, define la objeción de conciencia,
esta le e lo ue la le e tie de po e tidad eligiosa y desarrolla con detalle los aspectos
de la dimensión colectiva de las entidades religiosas. En efecto, el artículo 6º de la ley
señala cuales son los derechos colectivos de las entidades religiosas, el tema central de las
minorías en su lucha natural para la promulgación de la ley.

13
RESOLUCIÓN MINISTERIAL N° 377-2003-JUS (13 de octubre de 2003): Artículo 1.- Implementación del Registro:
Impleméntese en el ámbito de la Dirección de Asuntos lnterconfesionales de la Dirección Nacional de Justicia, el
Registro de Confesiones distintas a la Católica, en adelante el Registro, con fines de carácter administrativo.

Las Confesiones que se profesan en el país, distintas a la Católica Apostólica Romana, pueden inscribirse
voluntariamente en el Registro. Las que no se inscriban, al igual que sus miembros, continuarán gozando del libre
ejercicio de la libertad religiosa, reconocido en la Constitución Política del Perú.

14
Ley N° 29535, Ley de Libertad Religiosa en el Perú, fue promulgada el 16 de Diciembre de 2010, su
Reglamento el Decreto Supremo N° 010- .JU“, pu li ado e el Dia io Ofi ial El Pe ua o el de Julio de
2011.

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Dado que una entidad religiosa, al gozar de personería jurídica civil, derecho reconocido en
la presente ley, puede actuar jurídicamente en la sociedad civil, es usual que este ejercicio
colectivo de la libertad religiosa traiga consigo la necesidad de formalizar también el
resultado de sus obras, ya sean pastorales o educativas. Habiendo reconocido que las
entidades religiosas tienen el derecho de establecer e inscribir su régimen organizacional
interno o propio, el Estado tiene que reconocer que el ejercicio de dicho derecho acarrea
necesariamente una presencial social, la que se manifiesta a través de obras propias de su
credo. Cuando éstas están relacionadas a fines religiosos, educativos y/o asistenciales,
éstas podrán constitui pe so as ju ídi as disti tas de la e tidad eligiosa pa a ue di has
obras puedan actuar jurídicamente también. Es el resultado necesario del ejercicio de la
libertad religiosa colectiva. Estas nuevas instituciones o corporaciones jurídicas deberán
u pli o la legisla ió a io al te d á el a á te de pe so a ju ídi a u a vez
inscrita en los registros públicos de conformidad con lo que disponga el Código Civil o las
leyes aplicables. De esta forma las entidades religiosas podrán crear y organizar centros
educativos de todo nivel, hospitales y lugares de asistencia o crear patrimonios
i dividualizados pa a dete i ada o a o fi a t avés de u a fu da ió .

La Ley toca además temas como la capacidad de crear y dirigir centros de formación
religiosa, la exoneración del curso de religión católica en todos los niveles o modalidades de
instituciones educativas, aunque establece como requisito de los menores de edad que
sean avalados por sus padres. En este aspecto existe una incompatibilidad con lo dispuesto
en el Artículo XIX del Acuerdo Internacional suscrito entre la Santa Sede y el Perú. Se legisla
sobre el patrimonio de las entidades religiosas, las donaciones, beneficios tributarios y
resulta un tema trascendental el Registro de Entidades Religiosas estipulado en el artículo
13° de la ley, que le da al registro creado en la Dirección de Asuntos Interconfesionales del
Ministerio de Justicia, otorgándoles al registro la capacidad de otorgar el reconocimiento
civil, es decir, le da el valor del registro público, cosa que no tenía el registro anterior,
establece como requisitos tener más de 7 años en el Perú, señalando número de fieles,
lugares de culto, denominación, identificación de sus autoridades así como su régimen
interno. El artículo 15° de la Ley, establece la posibilidad a estas entidades religiosas
inscritas en este registro, de suscribir convenios con el Estado Peruano dentro del ámbito
de lo estipulado en el artículo 50° de la Constitución Política del Perú.

Para concluir el análisis de la ley, es importante señalar lo dispuesto en la Segunda


Disposi ió Co ple e ta ia Fi al, ue a la let a di e: La presente Ley, su reglamento y
cualquier otra norma complementaria no afectan lo dispuesto en el tratado aprobado por el
Decreto Ley N° 23211 que aprueba el Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú, y
las normas, protocolos o notas que se deriven del mismo. La personería y capacidad jurídica
de la Iglesia Católica y las entidades religiosas erigidas o que se erijan conforme a lo

13
Calvi del Risco, José Antonio: La gestión de la diversidad religiosa en el Perú

establecido en el Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú de 19 de julio de 1980,
se regulan por lo establecido en el citado tratado , poniendo fin a la discusión de algunas
minorías religiosas sobre si debía mantenerse o no la vigencia del concordato.

Finamente la ley de Libertad Religiosa en el Perú era una realidad.

9. CONCLUSIONES:

1. La libertad religiosa no se consigue con un texto constitucional o con una ley, la


normatividad ayuda, pero la verdadera diversidad religiosa mantiene su riqueza en el
entendimiento que tengan los funcionarios públicos y la población en general, de lo que
verdaderamente significa poder ejercer libremente mis convicciones religiosas.
2. Reconocer que un país como el Perú mantiene una diversidad religiosa histórica que
forma parte de la cultura de nuestros propios pueblos.
3. El principal escollo del ejercicio de la libertad religiosa en un país como el nuestro es
básicamente educativo.
4. Es cierto que hay que desarrollar las relaciones entre el Estado con otras confesiones,
pero es más importante que la nación como tal entienda que la importancia en el
desarrollo de un país, se da a través del desarrollo de la dignidad del hombre y la
posibilidad de éste de poder ejercer libremente y de la mejor forma posible, una libertad
tan importante como la libertad religiosa.
5. En un país de profunda diversidad religiosa, el derecho a la igualdad es un derecho que
cada confesión religiosa debe ir ganando en el tiempo, teniendo como referencia su
arraigo y su servicio a la comunidad nacional. Existe igualdad a nivel individual, en el
sentido que hoy, todos tienen el derecho de poder ejercer el derecho a la libertad
religiosa, igualdad en el tratamiento jurídico de determinados aspectos, sin embargo
existe aún un trato desigual en otros que tienen que ver con la realidad nacional.
6. El Perú era un país con una diversidad cultural y religiosa muy compleja, luego se
convirtió en un país confesional durante un período de casi 500 años y luego pasó a
convertirse en uno laico a partir de 1980. No ha sido fácil aceptar y adaptarnos a este
cambio, sin embargo el siglo XXI ha traído a nivel legislativo, cambios significativos en el
camino hacia el desarrollo de la Libertad dentro de esa diversidad religiosa.

14
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

7. La creación de la Dirección de Asuntos Interconfesionales en el Ministerio de Justicia, la


organización del Registro de Entidades Religiosas distintas de la católica y finalmente la
promulgación de la ley de Libertad Religiosa y su Reglamento, son muestras significativas
de un gran avance, sin embargo aún queda un largo camino por recorrer.

15
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

RELIGION AND THE DE-CONSTRUCTION OF THE PUBLIC


SPACE
SILVIO FERRARI*

Abstract:
In first place, the distinction between public and private space is culturally biased and far from being
universal. Secondly, the definition of public space and of public sphere is also complex. Thirdly, the
notion of deconstruction of the public space can provide some recommendations to the problem
raised by pluralization and public role of religion. Moreover, a better understanding of the word
pu li spa e a la if i fi st pla e, the otio of sepa atio et ee state a d eligio , a d a
be more easily upheld in relation to the institutional space. On the other hand, which is more
important, separation of State and religion does not have the same meaning in a religiously
homogeneous as it does in a plural society.
Key words:
Public space, private space, public sphere, deconstruction of the public space, pluralization, public
role, religion.

Resumen:
En primer lugar, la distinción entre espacio público y privado es culturalmente sesgada y lejos de ser
universal. En segundo lugar, la definición del espacio público y de la esfera pública también es
compleja. En tercer lugar, la noción de deconstrucción del espacio público, puede proporcionar
algunas recomendaciones al problema planteado por la pluralización y el papel público de la religión.
Por otra parte, una mejor comprensión de la palabra "espacio público" puede aclarar en primer
lugar, la noción de separación entre Estado y religión, y puede ser más fácilmente mantenido en
relación con el espacio institucional. Por otro lado, y más importante, la separación de Estado y
religión no tiene el mismo significado en una sociedad religiosamente homogénea, como si lo hace
en una sociedad plural.
Palabras claves:
Espacio público, espacio privado, lo público, la deconstrucción del espacio público, la pluralización,
función pública, la religión.

*
Profesor de Derecho y Religión y Derecho Canónico de la Universidad de Milán y de la Universidad Católica
de Lovaina. Ha trabajado numerosas organizaciones internacionales, incluida la Unión Europea y la
Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. Fundador del Consorcio Europeo para la Iglesia y
la Investigación del Estado. Presidente honorario vitalicio del International Consortium for Law and Religion
Studies. Editor del Oxford Journal of Law and Religion

1
Ferrari, Silvio: Religion and the de-construction of the public space

1. PUBLIC AND PRIVATE


Ma ould ag ee ith TalalAsad that the terms "public" and "private" form a basic pair
of categories in modern liberal society. It is central to the law, and crucial to the ways in
which our liberties are protected. Our approval of other societies depends on the measure
to which they reflect the atego ies as e do 1. However the content of these notions and
their distinction has never been so controversial as in our days. First, the distinction
between public and private has been criticized from many quarters as ideologically tainted,
in the se se that the lassi li e al pu li /p i ate di hoto hides lots of pu li s a d t ies
to keep lots of political or public issues (e.g. structural power-as et ies p i ate , i.e.
off the pu li /politi al age da . Second, the same distinction has been criticized as
2

ultu e-spe ifi . Hanne Petersen believes that the private/public dichotomy is connected
to the o otheisti a to o ei e eligio , i he ited se ula state o ga izatio s a d
egulatio s. The Atla ti -Eu opea i spi ed se ula o ative culture introduces a
division in public and private spheres, which continues a tradition of gender division and
lass p i ilege 3. Others go further and identify a direct link between the public/private
divide and Christianity (in particular Protestant Christianity), where religion is seen as
something that primarily affects the spiritual (versus the material) side of human existence,
the forum internumas opposed to the forum externum: a o di g to Judith Butle e
could not have the distinction between public and private were it not for the Protestant
i ju tio to p i atize eligio 4. In all these cases it is highlighted that the private/public
distinction is culturally biased and far from being universal. Finally, others underline that it
is also a crude and imprecise distinction: a sharp line neatly dividing these two dimensions
of human life cannot be drawn and, whatever definition of public and private is adopted, it
is impossible to remove a large grey area in which public and private overlap and mingle5.

1
TalalAsad, Boundaries and rights in Islamic law: introduction (Part II: Islamic law: Boundaries and rights), in
Social Research, 70(2) 2003, p.683.

2
Veit Bader, Eurospheres? Fragmented and Stratified or Integrated and Fair? A Conceptual and Pre-Theoretical
Mapping Exercise, 2008,Eurospheres working papers series, no. 9, paper available at:
http://dare.uva.nl/document/115557 (all the website were accessed on November 30, 2012).
3
Hanne Petersen, Contested Normative Cultures: Gendered Perspectives on Religions and the Public/Private
Divide, in Silvio Ferrari and Sabrina Pastorelli (eds.), Religion in Public Spaces. A European Perspective,
Farnham, Ashgate, 2102, p. 121.

4
Is Judaism Zionism?, in Eduardo Mendieta and Jonathan Vanantwerpen (eds.), The Power of Religion in the
Public Sphere, New York, Columbia Univ. Press, 2011, p.71.
5
See M. Hénaff and T.B. Strong (eds.), Public Space and Democracy, Minneapolis, Univ. of Minnesota Press,
2001, p. 23.

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

These criticisms cannot be overlooked but, on the other hand, the public/private distinction
is deeply ingrained in our way of understanding the social fabric and plays a positive role in
uildi g a d ai tai i g a de o ati so iet . The public/private split is normatively
alua le –Parkinson writes- e ause it eates o ati e oo fo itize s to e e ise
individual autonomy, and a public sphere in which conflicts between the results of those
autonomous decisions can be resolved, or at least dis ussed 6: A world where private is
public and vice versa would probably be a totalitarian or a theocratic world. As underlined
by Gaudreault-DesBie s a d Ka azi a , the di isio et ee the pu li a d p i ate
spheres still matters today […] whether we like it or not, this divide continues to inspire the
state s egulato endeavors, as ell as the eha iou of a itize s 7. For these
reasons, a careful and prudent use of these two categories can still provide useful hints to
reflect on the place to be assigned to religion and on the role it can play in either area.

Religion was never an exclusively private or public matter. In the Christian tradition
(Judaism and Islam may have a different approach) faith is a personal matter that concerns
the most private part of human life, the forum internum, the o s ie e. M ki gdo is
ot of this o ld said Jesus a d, as o e tl u de li ed Modeé 8, this persuasion
supported the idea that State and Church have distinct spheres of influence. But the
e a geli al di tu ‘e de u to Caesa the thi gs that a e Caesa s, a d u to God the
thi gs that a e God s , hi h t a slates the p e ious p i iple i to operative terms, was
never interpreted by the Church authorities in the sense that Caesar is public and God is
private. The public dimension of religion was always upheld by the Christian Churches and
they strongly opposed the attempt to privatize religion that was pursued in particular
throughout the nineteenth century: this opposition explains why such privatization was not
thoroughly carried out i Eu ope so that, e e i the ost sepa atist ou t ies like F a e,
religion never lost its public role (as shown by the persistence of religious chaplaincies in
the Army, the legal status of the Catholic places of worship, etc.).

Now the public/private divide seems to be again on the move, at least as far as religion is
concerned. The privatization process has lost much of its impetus and re-publicization of
religion has become the new catch phrase in many academic circles. But this re-

6
John Parkinson, Holistic Democracy and Public Space, in Mark Kingwell and Patrick Turmel (eds.), Rites of
Way: The Politics and Poetics of Public Space, Waterloo, Wilfrid Laurier University Press, 2009, p. 71–84.
7
Jean-François Gaudrealt-DesBiens and NouraKarazivan, The Pu li a d P i ate i the Co o La a d
Civil Law Traditions and the Regulation of Religion, in Silvio Ferrari and Sabrina Pastorelli (eds.), Religion in
Public Spaces, p. 94.

8
Kjell Å Modéer, Public and Private, a Moving Border: A Legal-Historical Perspective, in Silvio Ferrari and
Sabrina Pastorelli (eds.), Religion in Public Spaces, pp. 25-34.

3
Ferrari, Silvio: Religion and the de-construction of the public space

publicization cannot simply be a repetition of the past because something new has been
happening in Europe: religion has become plural and, differently from the past, this
plurality involves many followers of non-Christian religions and a growing number of
Europeans who have no religion. Categories and language are inevitably more diversified
and this difference has an impact also on the definition of public and private: how these
two notions can be reformulated to fit this plurality is the subject of many discussions.

2. DEFINING PUBLIC SPACE AND PUBLIC SPHERE.


The definition of public space and of public sphere is a particularly complex argument
which has attracted the attention of urban planners, sociologists, political analysts,
theologians, legal experts and economists. We should not therefore be surprised that many
different notions have been proposed, even though they are not without points in
o o . I the fi st a eptatio the e p essio pu li spa e is u de stood as a ope
physical space that is accessible to a multitude of people: the square, the park, the market.
This conception is widespread above all among urban planners who are engaged in building
a public space that – for its characteristics - is easily accessible and pleasant to use, thus
encouraging the mobility and daily interaction of citizens and opposing segregation.These
features and objectives are close to those that are assigned to the public space by many
sociologists for whom it is first and foremost the place of integration, where individuals can
meet and establish relationships of acquaintanceship that favour social inclusion. In this
perspective it is important that the public space is well designed, welcoming and easy to
use so as to foste the de elop e t of the itize s se se of elo gi g to a e i o e t
and to a community, increasing the social well-being and the ualit of life: Whe pu li
spa es a e su essful […] the ill i ease oppo tu ities to pa ti ipate i o u al
activity. This fellowship in the open nurtures the growth of public life, which is stunted by
the social isolation of ghettos and suburbs. In the parks, plazas, markets, waterfronts, and
natural areas of our cities, people from different cultural groups can come together in a
supportive context of mutual enjoyment. As these experiences are repeated, public spaces
become vessels to carry positi e o u al ea i gs 9.

Urban planners and sociologists, however, are the first to recognize that today the meaning
of the public space has changed. We a e fa e o ed – writes Ash Amin- from the times
when a city's central public spaces were a prime cultural and political site. In classical

9
Stephen Carr, Mark FrancisLeanne G. Rivlin, Andrew M. Stone, Public space, Cambridge, Cambridge Univ.
Press, 1992, p. 344.

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Rome, Renaissance Florence, or mercantile Venice, the public spaces of a city (for the
minorities that counted as citizens and political actors) were key sites of cultural formation
and popular political practice. What went on in them -and how they were structured -
shaped i i o du t a d politi s i ge e al […]. Toda , ho e e , the sites of i i a d
political formation are plural and distributed. Civic practices - and public culture in general -
are shaped in circuits of flow and association that are not reducible to the urban (e.g.
books, magazines, television, music, national curricula, transnational associations), let alone
to pa ti ula pla es of e ou te ithi the it 10.

This p ofile of asso iati e life is at the e t e of politi al a al sts efle tio s: it is o
coincidence that they prefer to speak of public sphere rather than of public space. They
introduce a new dimension into the debate, underlining that the public sphere is not only a
physical place but more often than not it is an immaterial and metaphorical one: the mass
media or internet are places where a process of communication develops around subjects
and choices that interest the whole society. In other words the Pu li “phe e is a s oli
place where the various political, social, religious, cultural and intellectual discourses of
people aki g up a so iet a e e ha ged 11. A variant of this conception is proposed by
some theologians, according to whom the public space is the place where the community is
engaged in seeking the common good12.

Economists and law scholars bring to this debate a point of view that is more closely
connected to practical interests. For the former the public space is "a type of public good, a
resource that individuals cannot be prevented from consuming and for which one
i di idual's o su ptio does ot di i ish its pote tial o su ptio othe s 13. This
does not mean that the public space does not have a measurable economic value: an
attractive public space has a value in terms of tourism appeal, impact on nearby residential
property values, recreation facilities and, not least, as an element of stimulus of

10
Ash Amin, Collective culture and urban public space (2006) available at
http://www.publicspace.org/es/texto-biblioteca/eng/b003-collective-culture-and-urban-public-space
11
Patrick Wolton, Public Sphere, http://www.wolton.cnrs.fr/EN/dwcompil/glossaire/esp_public.html

12
T.J. Gorringe, The common good and the global emergency, Cambridge, Cambridge Univ. Press, 2011, p.
126.

13
Zachary Neals, Seeking common ground: three perspectives on public space, Proceedings of the Institution of
Civil Engineers udp900031.3d 01/15/10, available at https://www.msu.edu/ ~ zpneal / publications / neal-
seekingcommon.pdf.

5
Ferrari, Silvio: Religion and the de-construction of the public space

o u it ohesio 14. Finally, law scholars are reluctant to adopt a single notion of
public space and they make a series of distinctions between public space, space open to
the public, space visible to the public, space destined for public use and so on15. Underlying
these cases there is an important intuition: that the notion of public space contains
different realities to which it is not opportune to apply the same rules.

At first sight this plurality of definitions can be disconcerting but a closer examination
reveals that they present a point in common. All of these definitions consider that a good
pu li spa e a d a good pu li sphe e a ge e ate so ial apital as the eeti g a d
dialogue among different people, different experiences of life, alternative conceptions of
the world constitute a factor of individual and collective growth16. This conviction
represents the meeting point between public space and public sphere: not only the park or
the square, but also internet or the mass media play an important role in building a vital
and vibrant civil society that, in turn, constitutes the premise for building a democratic
State. Nevertheless there remains a difference which should not be overlooked: in speaking
of the public sphere, political analysts above all highlight the possibility for a debate or a
discourse while – when they discuss the public space – urban planners focus on the
physical venues of the city and the daily interactions of the citizenry . The first conception
can be summed up by the concept of the conversation and debate whereas the second
one is best said as a question of mobility. The first one raises the important and ever
pressing question of participative democracy, whereas the second one lends more
attention to the idea of individual liberties, notably under the form of a "right to the
city" 17. It is therefore opportune to re-examine the point of view of the legal scholars and
develop their intuition, according to which it is necessary to differentiate between different

14
Cf. Peter Harnik and Ben Welle, Measuring the Economic Value of a City Park System, The Trust for Public
Land, 2009, available at http://cloud.tpl.org/pubs/ccpe-econvalueparks-rpt.pdf

Cf. Olivia Bui-Xuan, L’espa e pu li . L’é e ge e d’u e ou elle atégo ie ju idi ue?, in Droits et libertés,
15

mai-juin 2011, pp. 551-559.

16
Cf. Charles Landry, The Art of City-Making, Abingdon, Routledge 2006, p. 245.

17
StéphaneTonnelat, The sociology of urban public spaces, inHongyang Wang,Michel Savy and GuofangZhai
(eds.), Territorial Evolutionand Planning Solution: Experiences from China and France, Paris, Atlantis Press,
2010, p. 2 (available at http://www.academia.edu/313641/The_Sociology_of_Urban_Public_Spaces).

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

types of public space and to avoid applying the same rules to each of them18. The square,
the TV talk show and the courtroom are three public spaces but their different
characteristics and functions require a diversified legal discipline. This is also true for the
rules regarding the manifestation of religious convictions in these spaces.

3. DECONSTRUCTING PUBLIC SPACE AND PUBLIC SPHERE.


It is impossible to re-organize the public space in terms that are more adequate to the
cultural and religious changes that are taking place in Europe without acknowledging that
there are many public spaces that have different characteristics. For the purposes of this
investigation, it is helpful to make a distinction, within the public space, between common
space, political space and institutional space. Two elements that are relevant to all these
spaces should also be taken into account: in which capacity individuals are acting and which
type of services (public or private) they provide.

Understanding from the outset that these three spaces are not physically or temporally
separated is of fundamental importance: they coexist and overlap. The square is a space
that can be common, political or institutional depending on the use made of it; the school
is a space that is common, political and institutional at the same time. However, the fact
that these spaces are overlapping does not exclude the possibility to identify which of them
is prevailing in a specific case. The crucifix displayed on the wall of a classroom has an
institutional dimension that is absent in the crucifix worn by a student in the same
classroom; a burqa worn by a woman during a political rally in a square may have a
different significance than the burqa worn in the same square by a woman who is going to
buy bread and butter. With this caveat, it is possible to identify some characteristics of
these three dimensions of the public space that can help to approach the issue of the place
and role of religion in a more adequate way.

a) The common space is the physical space that people have to enter to meet their
basic needs: in this sense it is inescapable. This space is not accessed with the intent
to participate in a political debate but simply to get to work or to buy what is
needed for daily life19. The communication process that takes place in this space is

18
See Veit Bader, The Pu li -P i ate Di ide o D ift: What, if Any, is its Importance for Analysing Limits of
Associational Religious Freedoms?, in Silvio Ferrari and Sabrina Pastorelli (eds.), Religion in Public Spaces, pp.
47-70.

19
See John Parkinson (Holistic Democracy and Public Space, in Patrick Turmeland Mark Kingwell (eds.), Rites
of Way: The Politics and Poetics of Public Space, Waterloo, Wilfrid Laurier University Press, 2009, p. 1, about
the accessibility and inescapability of this space; see also Marcel Hénaff and Tracy Burr Strong(eds.), Public

7
Ferrari, Silvio: Religion and the de-construction of the public space

not primarily political. Of course, wearing a cross, a kippa, a turban may convey a
message concerning the belief of an individual even when that individual is going to
buy bread and butter: but the same message can be conveyed by his/her haircut, or
earring, or tattoo and there is no reason why religious symbols should be regulated
more restrictively than other symbols. From a normative point of view this common
space must be kept as accessible as possible to avoid segregating in their homes
people who do not feel able to enter it without manifesting their religion or belief.
This is the problem raised recently by the French and Belgian laws that banned the
full-face veil in the streets20. General prohibitions of this type can be problematic
not only because they limit the freedom of religion and expression of individuals but
p i a il e ause the affe t thei dail a d, i a se se, p e-politi al life. No dou t,
public authorities have the duty to ensure that the decision to wear the burqa or
the niqab is a matter of free choice and not imposed by the family or the religious
community; moreover the wearing of the full-face veil can be prohibited when it
creates real and actual difficulties to an orderly enjoyment of the common space.
But once individual freedom and common interest are safeguarded, wearing clothes
that manifest the religious and cultural convictions of a person cannot be limited in
the o o spa e if the a tual da age aused to the usa ilit of that spa e
other people is not proven21.

b) The political space is the space of debate where the public discourse takes shape. It
should ot e u de stood o l as a spa e of i telle tual a gu e tatio a out the
t uth alue of p opositio s , ut o e oadl as a eal of eati it a d so ial
imaginaries in which citizens give shared form to their lives together, a realm of
e plo atio , e pe i e t, a d pa tial ag ee e t 22: i ‘o e t Co e s o ds, it is the
spa e he e e o ati e o lds take shape.23 It is a metaphorical space,

Space and Democracy, Mi eapolis, U i e sit of Mi esota P ess, , p. , ho u de li e that it is ot a


spa e he e o e goes to speak ith othe s a d is ot a hu a o st u t diffe e tl f o the politi al
space).
20
Loi 2010-1192 du 11 octobre i te disa t la dissi ulatio du isage da s l espa e pu li , i Journal
Officiel, 12 October 2010 ;Loi du 1er juin 2011 visant à interdire le port de tout vêtement cachant totalement
ou de manière principale le visage, in Moniteur belge du 13 juillet 2011.

21
On the issue of the burqa see Alessandro Ferrari – Sabrina Pastorelli (eds.), The Burqa Affair Across Europe:
between Public and Private Space, Farnham, Ashgate 2013.
22
Craig Calhoun, Afterword: Religio ’s Ma Po e s, in Eduardo Mendieta and Johan Vanantwerpen (eds),
The Power of Religion in the Public Sphere, New York, Columbia University Press, 2011, p. 129.
23
According to Robert Cover (Nomos and Narrative, in Harvard Law Review, 97, 1983, pp. 4–9), any person
lives in a normative universe that is defined as a world of right and wrong, of lawful and unlawful, of valid

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

although it can have physical materializations (Hyde Park Corner, or a political rally
in a square, for example).24 In order to perform its creative function, the political
space should be free and plural: the visible presence of different religions and
beliefs in this area is indispensable for the pluralism on which a democratic society
is based.25 Much attention has been devoted to the conditions required to
participate in the political debate that takes place in this space: while there is
significant agreement on the opportunity to accept different types of discourses
(including those based on comprehensive doctrines),26 a call to responsibility is also
present. Differently expressed27, it underlines the need that a public discourse –
even when it manifests a particular experience and vision of life – takes into
account social complexity and plurality. This point has recently been made by Ino
Augsberg who, building on the works of Luhmann and Teubner, highlights that
e e so ial s ste fo s pa t of the so ial e i o e t of the othe so ial
su s ste s , so that its task is also to esta lish a se sible relationship of
compatibility towards the specific functions and characteristics of the other
s ste s 28. Therefore not only freedom (as in the case of the common space) but
also responsibility are the principles that should be borne in mind, from a normative
point of view, when giving a legal configuration to this space.

c) Finally, the institutional public space is the place where binding deliberations, which
are compulsory for all, are taken (parliament, the law courts, public administration,
etc.). It is not (only) the space of debate and discussion, it is the space of decisions
that, once they have been taken, have to be respected by everybody. 29 The law

and void . Religious communities are a good example of these normative worlds: they are places where new
legal meanings are created through the personal commitment of the community members, who apply their
ill to t a sfo the extant state of affairs a o di g to thei visions of alternative futures .
24
This description of the political space (and of the institutional one mentioned a few lines below)
o espo ds la gel to Ha e as ha a te izatio of the i fo al a d i stitutio al pu li sphe e
(JurgenHabermas,Religion in the Public Sphere, inEuropean Journal of Philosophy, 14, 2006, pp. 1–25.
25
See the European Court of Human Rights decision in the case Metropolitan Church of Bessarabia v.
Moldova, 2001.
26
The Ba el of oi es i the i fo al flo s of pu li o u i atio e oked Ha e as, Religion in the
Public Sphere, p. 22.
27
See Christine Lafont,Religion in the Public Sphere, in Constellations, 14:2, 2007, pp. 236–256.
28
Quoti g Teu e s Reflexives Recht, Augs e g o ludes that it is the task of efle io st u tu es i a
social subsystem to resolve conflicts between function and performance by imposing internal restrictions on
given subsystems so that they are suitable as components of the environment of othe su s ste s
(InoAugsberg,, Religious F eedo as Refle i e La , in René Provost (ed.), Mapping the Legal Boundaries of
Belonging. Religion and Multiculturalism from Israel to Canada, Oxford, Oxford Univ. Press, 2014, p. 91.
29
Dominique Wolton (Espace public, 2011, available at: www.wolton.cnrs.fr/spip.php?article67, accessed
Ma , itesthat i the politi alspa e hat I all i stitutio alspa e «il e s agit i de dis ute i de
déli é e , ais de dé ide et d agi .

9
Ferrari, Silvio: Religion and the de-construction of the public space

court is not a TV talk show: one does not go there to have a nice chat with a judge,
one goes to court to obtain an enforceable sentence that decides who is right and
who is wrong. In order to gain the general respect and recognition that is required
for the enforcement of such binding decisions, this space must not only be, it must
also be seen to be, fair and impartial. That is why some doubts are raised, for
example, by the legal provisions that require a crucifix to be displayed in the
courtrooms of some European States: these provisions could give the impression
that the administration of justice is biased, as it is influenced by a specific religious
doctrine. However, these principles of fairness and impartiality do not mean the
automatic exclusion of all religious references, manifestations and symbols from the
public institutions. The presence of religious symbols can be unsuitable in some of
them and not in others, particularly if the principle of neutrality of the institutional
space is applied in a way that includes different religions and conceptions of life:
when appropriate and possible, the quest for solutions that consent the coexistence
of different religious symbols in the same physical space can be the best way to
educate towards responsible and accountable pluralism.30

At the end of this short description of the different spaces included i the atego pu li
spa e , it is o e ie t to eite ate agai that o o , politi al a d i stitutio al spa es
are not shill separate entities. The public school provides a good testing ground for
understanding the differences and the overlaps between political and institutional space.
The school is primarily a space of the first type, where a process of communication and
exchange between different conceptions and experiences of life takes place: from this
point of view it is essential to ensure the freedom of expression and the plurality of
experiences. The prohibition of wearing religious symbols at school, which is in force in
some Eu opea ou t ies, affe ts this politi al spa e: it li its the stude ts f eedo to
manifest their religion and can be justified only on the ground of the protection of a
legitimate and pressing social need that requires to be assessed case by case.31 But the

30
A e a ple of good p a ti e of inclusive neutrality in the institutional space is offered by the legal
discipline of the oath that is in force in some countries where, when an oath is required, it is possible to take
it in a secular or religious form and, in the second case, according to different religious creeds.
31
This point has been made by the UN Human Rights Committee in the Communication n. 1852/2008
Bikramjit Singh v. France, Views adopted on 1 November 2012, regarding the expulsion from a French school
of a Sikh student wearing a small turban. The Co ittee de ided that F a e had ot fu ished o pelli g
evidence that by wearing his keski the author would have posed a threat to the rights and freedoms of other
pupils o to o de at the s hool pa a . . This de isio is i o fli t ith the ECtHR sentences that, in
similar cases, decided that –taki g i to a ou t that se ula is is a o stitutio al p i iple, a d a fou di g
p i iple of the ‘epu li a d ha i g ega d to the a gi of app e iatio hi h ust e left to the

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

public school is at the same time an institutional space, which must be characterized by
neutrality towards different religious (or non-religious) convictions of students and
teachers: from this point of view the compulsory display of a religious symbol (for example
a crucifix) can be problematic, as it indicates the preference of the public institution for a
specific religion.

Besides the spatial dimension that has been considered so far, there is another dimension
that regards the individuals who act in the common, political and institutional spaces. In
these three public spaces there are individuals who act in a different capacity according to
the task they perform in that space. A public school is attended by students and teachers.
Once they have entered the school doors, students retain their private status, while
teachers acquire a public status. Consequently when a student wears an Islamic scarf, she is
manifesting her personal conviction/belonging; when the scarf is worn by a teacher, this
private dimension cannot be dissociated from the public one. This difference explains why
the ou ts i Eu ope see to e o e ead to a ept the stude ts s a f tha the s a f
worn by a teacher. From a spatial point of view, we are speaking of the same space (the
school); but if we adopt a point of view based on the role performed by each person, we
are speaking of two different groups of people who live in the same space. Privileging the
first or the second perspective can bring to different conclusions32.

Finally we can look at the public space issue from an angle that is neither spatial nor
personal, but functional. In this perspective the notion of public service comes to the
fo ef o t. With a good dose of app o i atio hu a a ti ities a e defi ed pu li
he espo di g to a ge e al i te est, p i ate he espo di g to a pa ti ula i te est.
But not all public activities are performed by public subjects: in many cases, services of
general interest – that is, public services – are provided by private individuals or entities
(and vice versa) and the tide direction seems to go towards the expansion of public services
rendered by private institutions (even in the fields that were traditionally reserved to the
State, like security, management of prisons, etc.). This issue cannot be addressed in spatial
terms only. Once more, school is a good example. Education is a service of general interest
that can be provided both by public and private schools. But the rules that apply to the
former do not correspond to those that regulate the activity of the latter. For a State
s hool, fo e a ple, a tea he s eligious faith is i ele a t fo the pu pose of his/he hi i g

Me e s “tates - the stude ts e pulsio as justified see a o g othe s Dog u . F a e, appli atio
27058/05, 4 December 2008).
32
See Hana van Ooijen, Religious Symbols in Public Functions. A Comparative Analysis of Dutch, English and
French Justifications for Limiting the Freedom of Public Official to Display Religious Symbols, Cambridge,
Intersentia, 2012.

11
Ferrari, Silvio: Religion and the de-construction of the public space

or dismissal; for a religiously-oriented private school, on the contrary, this element can
legitimately be taken into account. Both schools provide the same educational service and
operate within the same public space (which can be common, political or institutional
depending on the circumstances), but in one school the teacher has the right to wear
religious symbols, in the other he/she cannot do so.

4. A CASE-STUDY: THE FULL-FACE VEIL IN THE PUBLIC SPACE


Deconstructing the public space is far from being the solution for all problems concerning
the manifestations of religion or belief in this area of human life. However, it provides a few
indications that can be helpful in dealing with this issue. In particular it shows that a much
more sophisticated intellectual approach is required to address properly the difficult
relationship between religion and public space and place it in a framework that is politically
appropriate and legally correct. The case of the full-face veil provides a good example to
test this statement33.

The full-face veil raises a particular set of problems as it affects the identification of a
person. Confronted with these problems the EU countries have adopted different
strategies. The first and best known is the prohibition to i ulate i pu li ith o e s fa e
covered. This is the path France took with the law of 11 October 201034. In this case the
prohibition is contained in a State provision which is extended to all public spaces. The
breadth of the ban marks a significant escalation in the application of the principle of laïcité
in France. Previously the ban was applied within the institutional space: laïcité forbade
exhibiting religious symbols in public institutions and barred public officials from
manifesting religious convictions when carrying out their duties. More recently the ban was
extended also to State school students, who were forbidden to wear religious symbols
considered too visible35: but also in this latter case the space covered by the ban was that

33
On this issue see Alessandro Ferrari and Sabrina Pastorelli (eds.), The Burqa Affair.

34
On this law cf. the chapter by Anne Fornerod in the book quoted in the previous footnote. See also Olivia
Bui-Xuan, L’espa e pu li . L’é e ge e d’u e ou elle atégo ie ju idi ue?, in Droits et libertés, mai-juin 2011,
pp. 551-559 ; Id., Espace public et libertés religieuses, in Olivia Bui-Xuan (dir.), Droit et espace(s) public(s), pp.
123-133.

35
Loi 2004-228 du 15 mars 2004, encadrant, en application du principe de laïcité, le port de signes ou de
tenues manifestant une appartenance religieuse dans les écoles, collèges et lycées publics, in Journal Officiel
n°65 du 17 mars 2004, p. 5190.

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

of a public institution. With the law on the full veil the ban has been extended beyond
these limits and it covers all public places (squares, streets), places open to the public (a
shop, a supermarket; although not a place of worship) and places providing a public service
(such as a post office). According to a speech by the French Minister of Justice in the
parliamentary debate, the justification for such a broad provision is that the full veil
respects neither liberty, nor dignity, nor equality36: it therefore has to be outlawed in all of
the public space. But this explanation seems to go over the mark (if the burqaand niqab do
not respect these fundamental rights they should be banned also in places of worship and
in the private space) and it betrays the intention to extend the principle of laïcité from the
State sphere to the social and political spheres: in this perspective laïcité pervades not only
the institutional space but also the common and political spaces. The same model of
legislative bans was adopted by Belgium, which outlawed the full veil with a law of 201137.
However, the provision is formulated in a different way from the French law: it forbids
appea i g ith o e s fa e o e ed o o ealed i pla es a essi le to the pu li 38. This
formulation is juridically more correct and ideologically less demanding than the one
adopted by the French law. The expressio pla es a essi le to the pu li has a p e ise
legal content and it does not evoke the political desire to confine religious symbols to the
a ea of p i ate life i the a that the F e h p o isio does ith the e p essio pu li
spa e .

At the opposite end there is Great Britain, where the minister for immigration has qualified
any provision aimed at banning the burqaor niqab as u B itish 39. As Mark Hill writes,
B itai has o offi ial poli o heads a es o eils 40. In this country not only are there
no legislative or administrative provisions forbidding the burqa and the niqab at the
national or local level, but there are no directives by professional organizations on this

36
This passage is cited by Olivia Bui-Xuan, L’espa e pu li , p. 555.

37
Loi visant à interdire le port de tout vêtement cachant totalement ou de manière principale le visage, 1 juin
2011. The law has been declared constitutional by the Cour constitutionnelle on 6 decembre 2012
(seeJournal des tribunaux, n. 6515, 2013/13, pp. 234-242), with a comment of Louis-Léon Christians, Sophie
Minette, Stéphanie Wattier, Le visage du sujet de droit : la burqa entre religion et sécurité (pp. 242-245).

38
On this law see the chapter by JogchumVrielink, SaïOualdChaib and Eva Brems in Alessandro Ferrari and
Sabrina Pastorelli (eds.), The Burqa Affair.

This statement is cited by Ralph Grillo – Prakash Shah, Reasons to Ban? The Anti-Burqa Movement in
39

Western Europe, accessible at www.mmg.mpg.de/workingpapers, p. 14 (visited on 3 May 2013).

40
See Mark Hill, Legal and Social Issues Concerning the Wearing of the Burqa and Other Head Coverings in the
U nited Kingdom, in Alessandro Ferrari and Sabrina Pastorelli (eds.), The Burqa Affair.

13
Ferrari, Silvio: Religion and the de-construction of the public space

matter. When the question was raised about jury members, lawyers and witnesses wishing
to appear in court with their faces covered, the Judicial Studies Board (a body that works as
a t ai i g a ade fo judges did ot take a positio , lea i g the de isio up to the
discretionary power of each judge41. Even the jurisprudence is very meagre and in
substance it boils down to a sentence by the Employment Tribunal which states that it is
legitimate to dismiss a teacher who wants to wear a niqab when another male teacher is in
the classroom. One element (though certainly not the only one) which goes towards
explaining such a radical difference between this legislation and that of France is the
different importance of the principle of State laïcité. As Hill concludes, the United Kingdom
does not have a tradition of laïcité and enforced secularism. On the contrary, its patrimony
lies in an established State church which affords liberal tolerance to those of all religious
pe suasio s a d o e .

A third approach hinges on local law. In this case the State abstains from outlawing the use
of the full veil throughout its territory but the ban is introduced by the mayors or by other
local authorities through administrative provisions. This is what has happened in Spain,
where it is forbidden to enter public buildings in Lerida, Barcellona and other municipalities
ith o e s fa e o e ed42. The justification for this strategy is that the burqa/niqab has to
be forbidden only where it creates real social alarm. But it is doubtful whether this
objective has in fact been achieved. An examination of the individual cases shows that the
prohibition does not depend on the occurrence of episodes that actually did disturb the
peace and public order of a particular community, but rather on the existence of a political
majority convinced that the full veil was against the safety or dignity and equality of
citizens, irrespective of the local situation.

A more convincing strategy has been followed in Denmark43. Also in this country there is no
law that forbids the wearing of the full veil and, unlike in Spain, there are no local
administrative provisions outlawing its use. There are instead court sentences, documents
by professional bodies and government directives which supply guidelines for dealing with

41
In The Netherlands, the Zwolle court refused to accept the testimony of a woman who was wearing a niqab
with the motivation that this garment prevents adequate communication (the decision, dated 10 October
2003, can be read at http://zoeken.rechtspraak.nl/detailpage.aspx?ljn=AL8382, visited on 3 May 2013).

42
See the chapter by Augustin Motilla in Alessandro Ferrari and Sabrina Pastorelli (eds.), The Burqa Affairs.
Also in Italy some mayors have tried (without much success) to ban the burqaor the niqab with administrative
provisions: cf. the chapter by Alessandro Ferrari (ibid.).

43
See the chapter by Lisbet Christoffersen in the volume quoted in the previous footnote.

14
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

the most controversial cases. In this way it has been established that all those who work in
Danish courts have to have their faces visible so as to be recognisable to the public; that
women wearing the burqa or niqab can ride public transport but they cannot use season
tickets which require the identification of the bearer; that schools and universities may (but
are not obliged to) prohibit the full veil because this hinders non-verbal communication
between students and teachers. In these and in other cases a pragmatic and functional
approach has been adopted. The full veil as such has not been judged as a garment that
violates fundamental human rights, but it is clothing that in some concrete situations can
create problems for the correct functioning of the public institutions and public services. In
these cases the attempt has been made to find a solution that guarantees, as far as
possi le, the o e s ight to ear the burqa or the niqab: only when this objective has
turned out to be impossible or too complicated to achieve has the wearing of this garment
been forbidden.

What conclusions can be drawn at the end of this short review of the legal discipline of the
full-face veil in some EU countries? First of all, the different approaches that have been
described are to be considered an expression of the different cultural and legal traditions of
the countries that are members of the EU. This diversity is perfectly legitimate provided it
remains within the borders of the rights of non-discrimination and freedom of religion or
belief that all EU countries are bound to respect.

Once this point is made clear, the deconstruction of the notion of public space upheld in
this paper leads to consider with some perplexity the legal discipline in force in France as
the prohibition to wear a full-face veil does not only concern institutional spaces but
extends to all public spaces. As a consequence, the ban on wearing the full-face veil affects
the common space, that is the space where the fundamental freedoms granted to all
citizens and persons residing on the territory of the EU are directly guaranteed and the
scope for limitations is restricted. According to Art. 9 ECHR, the general rule governing this
space is that wearing clothes that are part of a religious practice or manifest the religious
and philosophical convictions of a person should not be limited unless the actual damage
aused to the usa ilit of that spa e other people is proven, or there is a clear and
present danger to public order or safety. A general ban on wearing the full-face veil in the
public space does not comply with these criteria as it prohibits wearing this cloth
independently from the existence of an actual damage or a clear and present danger.
However, there are situations where wearing the full-face veil can cause some difficulties
to an orderly enjoyment of the common space. There are situations where seeing the face
of a person is necessary (in the case of checking identity documents, for example), activities
that can be hindered by a veil covering the whole face (when driving a car), occasions when
a person appearing with his or her face covered can create social alarm. In these

15
Ferrari, Silvio: Religion and the de-construction of the public space

circumstances the question at issue is not the full veil per se, but the problems that may
a ise f o a pe so s appea i g i pu li ith his o he fa e o ealed. In these and in
other instances it may be legitimate to prohibit the wearing of the full-face veil in the
common space on the basis of a concrete assessment of the damage that the use of such a
garment can cause to the enjoyment (by all) of this space. This approach has been followed
in Denmark, where a general ban on the full-face veil has not been adopted but where
provisions forbid wearing it in specific places or when performing specific activities44. Such
an approach makes it possible to adopt measures that are proportionate to the
characteristics of each situation individually, and to respect the individual s f eedom of
religion and expression.

In conclusion a pragmatic approach, that avoids the enactment of general laws banning
the full veil from the whole public space but is open to the possibility of prohibitions in
well-defined specific situations, seems to be preferable both from the point of view of
political opportuneness and out of respect for the principles of freedom of religion and
expression. Critics of a pragmatic approach underline the danger to give different solutions
to similar cases, increasing the risk of unequal treatment. The guidelines deriving from the
deconstruction of the public space proposed in this paper answer this objection. They
provide a framework for the case by case assessments required to adopt measures that are
proportionate to the practical problems arising from the use of the burqa or of the niqab
while respecting as far as possible the freedom of religion and expression of the women
who intend to wear them.

5. CONCLUSION.
De-constructing the notion of public sphere is by no means a panacea for the difficulties
that a secular State has to face, but can provide some guidelines for dealing with the
problems raised by the pluralization and public role of religion that I mentioned at the
beginning of this lecture. In particular, a better understanding of what is meant by public
space can clarify two points that concern the central feature of the secular State, its
separation from religion.

First, the notion of separation of State and religion is most easily upheld in relation to the
institutional space. Separation cannot safely be extended to the common or political spaces

44
See Niels Valdemar Vinding and LisbetChristoffersen, Danish Regulation of Religion, State of Affairs and
Qualitative Reflections, Copenhagen, University of Copenhagen, 2012, pp. 88-93.

16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

without adversely affecting individual freedom and social pluralism. Second, and more
important, separation of State and religion does not have the same meaning in a religiously
homogeneous as it does in a pluralist society. In the first case, the main value of separation
resides in the protection of the religious freedom of minorities. In the second, separation
has the function of providing a space where individuals and groups characterized by
different conceptions of life -religious and non-religious- can coexist, interact and
cooperate wherever possible.

17
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

LIBRE ALBEDRIO Y LIBERTAD RELIGIOSA


GABRIEL MINKOWICZ* Y LYDIA N. GARCHTROM**

Resumen:
El presente artículo analiza el concepto de li e tad eligiosa e te dido o o u a o se ue ia
lógica del principio de li e al ed ío . Es por ello que, el presente artículo plantea, en primera
i sta ia, el a álisis del li e al ed ío desde una perspectiva judía tomando como fuente
principal al Pentateuco, complementado con las opiniones e interpretaciones que los distintos
Rabinos elaboraron a lo largo de los siglos. En una segunda instancia se analiza sucintamente la
idea de li e tad eligiosa a la luz de la t adi ió judía.
Palabras claves: libre albedrío, ley, imagen y semejanza, elegir, libertad religiosa.

Abstract:
This article analyzes the concept of "religious freedom" understood as a logical consequence of the
principle of "free will". That is why, this article presents, firstly, the analysis of "free will" from a
Jewish perspective taking as the main source to the Pentateuch, supplemented by the opinions and
interpretations that different Rabbis developed over the centuries. In a second instance the idea of
"religious freedom" in light of the Jewish tradition is briefly analyzed.
Key words: free will, law, image, image and likeness, choose religious freedom.

* Gabriel A. Minkowicz, es Rabino de la Comunidad Dr. Herzl de Lomas de Zamora, ordenado en el Seminario
Rabínico Latinoamericano, Doctor en Psicología Social de la Universidad Argentina John F. Kennedy, y
Abogado graduado en la Facultad de Derecho de la UBA. Se desempeña como Profesor de Derecho Hebreo
en la carrera de grado y de postgrado de la Facultad de Derecho de la UBA. Es Profesor Titular en la Escuela
de Estudios Orientales de la Universidad del Salvador. Miembro del CALIR-Consejo Argentino para la libertad
Religiosa. Publi a io es: Judíos, t adi io es a datos de Colo os Edito es; I t odu ió a las fue tes del
de e ho he eo de Edito ial Lil od Te as de de e ho he eo del “e i a io Ra í i o Lati oa e i a o,
Asilo efugio Ediciones Jurídicas 2015. Cuenta además con artículos publicados en el Diario de de Doctrina
y Jurisprudencia EL DERECHO, editado por la Universidad Católica Argentina. Actualmente realiza su
investigación Posdoctoral en Ciencias Jurídicas, en la Facultad de Derecho, UBA. .

** Lydia Norma Garchtrom, es graduada como abogada y Licenciada en Criminología en la Facultad de


Derecho de la UBA. Con Títulos de postgrados de las Facultades de Derecho de las Universidades de Buenos
Aires (Argentina ) y Salamanca (España) en temas de Derecho Europeo y Comercio Internacional, Derecho
Internacional Público y Privado. Cursó estudios de Derecho Internacional en la Academia de Derecho
Internacional de La Haya (Holanda). Arbitro de la Sección Comercial del Colegio Público de Abogados de la
Capital Federal. Colabora como docente de la cátedra de Derecho Hebreo de la UBA. Finalizó estudios en el
Seminario Rabínico Latinoamericano. Cue ta o a ias pu li a io es e la Re ista El De e ho de la UCA,
en la revista digital COLOQUIO del CJL, y en la editorial Lilmod.

1
Minkowicz, Gabriel y Garchtrom Lydia N.: Libre albedrío y libertad religiosa

1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES:
El pueblo hebreo, a través de su historia, aparece como un caso singular y paradigmático
dentro de las culturas occidentales. Reúne características peculiares que desde el punto de
vista histórico, religioso y legislativo la hacen diferente al resto. Desde el punto de vista
religioso el monoteísmo lo caracteriza y constituyó su razón de ser, y su fe (Gén.12) ha
servido de base o fundamento de distintas religiones occidentales. Esta creencia
monoteísta se desarrolló y fortaleció al punto de constituir en el judaísmo un desarrollo
endogámico que lo mantuvo impermeable a las influencias sociales, religiosas y políticas de
su entorno.

Su fe se funda en la creencia en un solo Dios, que reveló al pueblo su Ley. Desde el punto
de vista legislativo, se constituyó en el Pueblo del Libro, es decir el pueblo del Pentateuco
(Torá)1 que hasta el día de hoy es la columna vertebral del judaísmo. Esta delimitación
religiosa - legislativa norma toda la vida judía y se encuentra materializada en su aspecto
constitucional dado por los Diez Mandamientos (Ex. 20:1 y Deut. 5:1-21) y las tres
prohibiciones capitales derivadas de las prohibiciones de la practica de la idolatría, el
asesinato y el adulterio, que permiten vulnerar el principio fundamental de la Ley Judía que
obliga a preservar la vida a cualquier precio. Es así, como este entramado fundamental y
fundacional regla las acciones y omisiones que el judío debe cumplir y no debe transgredir ,
estableciendo un régimen punitivo muy fuerte dentro de una legislación, que en su
totalidad parece más benigna que otras de la misma época.

Otra particularidad la constituye el saber que la Ley, si bien representa la autoridad


máxima religiosa no presenta características dogmáticas, posibilitando la actualización de
los contenidos de la misma en cada época de acuerdo a sus circunstancias, dentro de las
limitaciones fundamentales. Es decir, la misma Ley regula los principios y métodos

1
Torá: nombre con el que se identifica al Pentateuco del latín Penta: cinco, Teuco: libro. También conocida
como los Cinco Libros de Moisés, a saber: Génesis, Exodo, Levítico. Números y Deuteronomio.

Torá significa en lengua hebrea, ley, luz, enseñanza.

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

interpretativos2 que ejercen los Sabios en cada generación. Es dentro de este contexto
general en el que se debe relacionar el libre albedrío y la libertad religiosa en el judaísmo.

2. CONCEPTUALIZACIÓN:
La To á, o tie e las I st u io es pa a Vi i , al e u ia Dios: Vea , he puesto a te
ustedes, la vida y el bien, la muerte y el mal... la bendición y la maldición. Escojan la vida
pa a ue i a (Deut. : 5-20). Por tanto el libre albedrío significa la habilidad con que
fue dotado el ser humano para elegir. Pero no todo lo que el hombre escoge es lo que se
puede llamar elección en base al libre albedrío. Li e al ed ío se efie e al tipo de
decisión que es única en los seres humanos: la moralidad. E tal se tido puede lee se: El
Rabí Akiba3 solía de i : Todo está p e isto pe o au así se oto ga la li e tad de ele ió 4.
Este pasaje entiende que aun la presencia de Dios en nada afecta la libertad de elección del
hombre. Si bien este enunciado excede la capacidad de comprensión del hombre, nuestros
Sabios, entre ellos RaMBaM5, afirman que el conocimiento de Dios es diferente al
conocimiento humano, pues Él y Su conocimiento son uno. De tal modo que así como el
hombre no puede comprender la naturaleza de Dios, tampoco puede comprender su
pensamiento. Para algunos sabios judíos existen cinco consideraciones importantes
referidas al libre albedrío, a saber:
1. Conócete a ti mismo: la vida es una constante toma de decisiones, y debe el ser
humano ejercerla activamente, es decir que el hombre debe estar conciente de las
determinaciones que a cada instante habrá de tomar.

2
Uno de los métodos exegéticos más importantes, desde el punto de vista jurídico, lo constituye el Midrash o
Drash. Para más información ver: Minko i z., Ga ht o , Vea I t odu ió a las fue tes del de e ho
He e o , Bue os Ai es, edit. Lil od, 2010.

3
Akiva ben Iosef o Rabí Akiva, (c. 50–c. 135) fue un taná que vivió a finales del siglo I y principios del siglo II.
Perteneció a la tercera generación de Tanaim. Fue una gran autoridad en materia de tradición Judía, y uno de
los esenciales contribuyentes a la Mishná y los Midrashim Halájicos. Es nombrado en el Talmud o o Rosh
ha Jaja i o 'Cabeza de todos los sabios'. Si bien se carece de datos históricos independientes de la
tradición talmúdica, merece ser llamado el padre del judaísmo rabínico.

4
Breslov Pirkey Avot, Buenos Aires, 2011, Cap. 3:15

5
Moshé ben Maimón o Musa ibn Maymun, también llamado desde el Renacimiento Maimónides ( hijo de
Mai o ) o RaMBaM (el acrónimo de sus iniciales en hebreo, "‫)ר ב‬, conocido entre los cristianos como Rabí
Moisés el Egipcio (1138, Córdoba - 1204, Fustat, Egipto), fue un médico, rabino y teólogo judío de al-
Ándalus de la Edad Media. Tuvo importancia como filósofo en el pensamiento medieval. Entre sus obras mas
importantantes puede mencionarse al Misné Torá, de carácter jurídico y a la Guia de los Perplejos o de los
Descarriados de tono filosófico.

3
Minkowicz, Gabriel y Garchtrom Lydia N.: Libre albedrío y libertad religiosa

2. Elegi a pa ti de u o: ada pe so a esta lla ada a se su p opio se po ta to


elegir evitando la manipulación de terceros. Elegir en forma conciente, de tal forma
de asumir la responsabilidad que cada elección supone.
3. Conflicto entre cuerpo y alma: existe una disparidad intrínseca entre las ambiciones
del cuerpo y los deseos del alma. El Midrash6 nos cuenta sobre un grupo de
soldados victoriosos regresando de la guerra. Ellos venían marchando y cantando,
regocijándose con la victoria. Un hombre sabio los vio y les dijo: "Amigos, ustedes
están regresando de una batalla simple. Ahora tendrán una batalla más grande. La
guerra que tiene lugar dentro de ustedes mismos". Esta es la batalla del libre
albedrío. Inclusive que hayas ganado la batalla una vez, el enemigo siempre estará
en tu campamento, constantemente a tu lado. No importa qué tan lejos corras, él
siempre estará detrás de ti.
4. Identificarse con el alma y no con el cuerpo. El Tal ud e seña: Los justos le ha la
a sus deseos físi os, ie t as ue a los al ados sus deseos le ha la .
5. Hacer de la voluntad de Dios la propia voluntad, es decir darle a la propia vida un
sentido trascendente.

Para el judaísmo el mundo funciona bajo la dirección directa de Dios hahsgaja elohit y el
regalo Divino del libre albedrío es lo que otorga a los seres humanos la oportunidad de vivir
de manera productiva cada día, permitiéndoles alcanzar la grandeza así como asumir la
responsabilidad por los efectos de sus actos hashgajá pratit. El protagonista y beneficiario
del libre albedrío es indudablemente el hombre constituyendo un atributo Divino Y dijo
Dios: Hagamos un hombre a Nuestra imagen, y según Nuestra semejanza, para que tenga
dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo y sobre las bestias, y sobre la
tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a Su imagen,
a imagen de Dios lo creó, y varón y hembra los creó (Gén. 1: 26 y 27).

El hombre fue creado a nuestra imagen y semejanza , la intención del versículo sería
siguiendo a Abarbanel y Marcos Ederi7, la posibilidad de marcar la diferencia manifiesta en
el relato de la Creación; entre la creación del reino animal y la creación del ser humano,
que aunque pertenece al reino animal y habiendo sido creado el mismo día ,es la Co o a
de la C ea ió el se ue tie e la apa idad posi ilidad de se t as e de te ele a se
por sobre el mundo de la materia de la cual proviene su cuerpo. Esto denota un amor

6
Midrash: uno de los cuatro métodos exegéticos. Ver: Minko i z., Ga ht o , Vea I t odu ió a las
fuentes del de e ho He e o , Bue os Ai es, edit. Lil od, .

7
Edery, Marcos: Gé esis Edi io es “e i a io Ra í i o Lati oa e i a o, i p eso po Dfus Ha ako ,
Jerusalén, 1982.

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

especial por parte de Dios como Creador hacia el hombre objeto de su providencia y
cuidados permanentes. Este concepto se repite en distintos textos legales judíos, a saber:
la Mishná8, el Talmud9, el Midrash10 y la exégesis bíblica judía normativa.

La creación del hombre con Tzelem Elohim a imagen de Dios determina la capacidad con
la que fue dotado el ser humano para dominar, regir y poner al servicio de su desarrollo la
naturaleza que Dios ha creado para él. Es así como Dios informó a los seres humanos que le
otorgó opciones y es responsabilidad del hombre adoptar las decisiones correctas.

Shlomó ben Ytzjak conocido por el acrónimo de RaSHi11, exegeta bíblico y talmúdico
medieval, sostuvo que el libre albedrío del hombre está limitado, pero la elección entre el
bien y el mal se encuentra absolutamente en las manos del hombre. El ser humano recibió
el Libre Albedrío para poder tomar decisiones, el sólo tiene la posibilidad de la libre
elección con la que fue dotada la humanidad (Deut. 30:15-19).El hombre es un ser singular
en relación al resto de la creación, y por tanto goza de esta capacidad de elegir entre el
bien y el mal, aceptando o rechazando responsabilidades. Las elecciones son deliberadas y
tendientes a lograr su desarrollo potencial12. Por su parte, RaMBaN (Najmánides)13 en su
comentario a Génesis 1: 29, sostuvo que los animales tienen un libre albedrío que no
puede compararse con la libertad de elección con la que fue dotada la humanidad, sólo
pueden buscar comida y satisfacer necesidades básicas. La capacidad de tomar decisiones
morales es una expresión única y singular del libre albedrío humano.

Toda persona tiene derecho a elegir y seguir el buen camino y convertirse en un justo o
bien optar por el camino del mal y convertirse en un malvado, en Génesis 3:32 el mensaje

8
Mishná: o Misna constituye la Ley Oral transmitida a Moisés en el mismo momento en que fue transmitido
el Decálogo. Fue compilada por el Rabino Iehudá Ha-Nasí, príncipe de la Gran Asamblea, en seis órdenes o
volúmenes.

9
Talmud: palabra cuya raíz hebrea corresponde al verbo limed – enseñar. En este texto los Sabios
identificados como Amoraitas, analizan y comentan los textos de la Mishná. Este comentario constituye
específicamente la Guemará, escrita en arameo.

10
Ibid, nota 2 y 3.

11
Troyes, Francia 1040-1105

12
RaMBaM o Maimónides. Ver Mishné Torá, Hiljot Teshuvá 5:1.

13
Rabi Moisés ben Nahman Girondi, RaMBaN, conocido por el acrónimo de Najmánides ,fue un estudioso
judío medieval que vivió la mayor parte de su vida en Girona ,España, 1194, estableciéndose su fallecimiento
en Israel 1270.

5
Minkowicz, Gabriel y Garchtrom Lydia N.: Libre albedrío y libertad religiosa

de este versículo se podría interpretar en el sentido de que Adam elige lo trivial en


detrimento de lo esencial. Por lo tanto la primera prueba a la cual fue sometido su libre
albedrío ha fracasado. Y como consecuencia de ese fracaso pierde la opción de comer del
árbol de la vida. Es expulsado del Huerto del Edén y debe enfrentar los resultados de su
propia decisión .En el futuro el no será el Adam ideal de los primeros versículos del Génesis,
deberá conocer el bien y el mal en los planos tanto teórico como material, y seguirá los
pasos de un Adam real en sus tropiezos y aciertos.

La búsqueda de la razón por la cual Dios le dio al hombre el libre albedrío la debemos
buscar en algunas interpretaciones de los versículos del Pentateuco. Una sostiene que la
razón es para que el hombre no se sienta avergonzado de las bonanzas que se producen en
su vida, que no sienta que la recompensa es una dádiva y que es algo merecido. Es así que
el hombre al elegir entre el bien y el mal y al mismo tiempo esforzándose en cumplir la
Torá y las Mitzvot (preceptos) será acreedor de las recompensas que recibe en su vida.
Cada persona tiene la libertad para elegir su camino en la vida, utilizando su propia
inteligencia y eligiendo el camino que desea

Una vez que la persona decidió que dirección quiere tomar, la providencia lo ayuda. El
hombre fue dotado desde su creación con una inclinación al bien, Ietzer haTov, y una
inclinación al mal, Ietzer haRá ,y el también fue dotado del poder de elección14. En tal
sentido, los Sabios de las distintas generaciones han entendido que el estudio de la Torá, el
conocimiento de la Ley, brinda la claridad y la fuerza necesarias para lograr superar el
Ietzer haRá, es decir la inclinación al mal.

3. ALCANCE DEL LIBRE ALBEDRÍO:


Todo está en manos del cielo excepto el temor a Dios, elegir entre lo correcto y lo
incorrecto es tarea del hombre15. RaSHi en su comentario a Brajot 33b sostuvo que el

14
Ver Talmud Babilónico, Orden Nezikin (Daños),Tratado Makot 10b. El tratado Makot trata sobre los
diferentes castigos aplicables a las transgresiones de orden religioso entre ellos la flagelación. Se debe
resaltar que aunque existe una profusa legislación sobre los castigos la autoridad rabínica era muy renuente
en su aplicación de aquellas penas que pudiesen infligir peligro a la vida del ser humano.

15
Talmud Babilónico, Orden Zeraim (Semillas), Tratado Brajot 33b. El tratado Brajot (Bendiciones) aparece en
1º lugar en el orden Zeraim, tanto en Misná como en Talmud, su contenido difiere totalmente del contenido

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

espectro del libre albedrío de la persona es limitado sólo tiene la posibilidad de elegir entre
el bien y el mal. El bien y el mal son elecciones y se debe actuar con temor a Dios.

También el Pirkei Avot16 aborda el tema del libre albedrío situando al mismo como una
capacidad implícita del ser humano y afirmando que todo está previsto, sin embargo el
hombre tiene el derecho a elegir17. En su comentario al espeto Ra í Ioja a di e: Todo el
que cumple la Torá con pobreza, al final la cumplirá con riqueza, más todo el que no la
cumpla con riqueza, al final la transgrediría con pobreza 18. Como se puede colegir de todo
el desarrollo hasta aquí realizado la normativa judaica establece un espacio virtual vallado
o cercado, en el sentido que no tiene existencia material, en cuyo interior se encuentra la
congregación judía practicante y que establece sanciones severas desde los puntos de vista
ético, moral y religioso para sus transgresores (Deut. 11:19,27-28 y 30:15 a 19).

4. LIBERTAD RELIGIOSA:
Para poder visualizar el lugar de la libertad religiosa dentro del judaísmo la debemos ubicar
fuera del espacio virtual vallado arriba descripto, adherida a la parte exterior del límite
marcado. Dentro del judaísmo ya sea por nacimiento o elección (conversión) nos
encontramos en un ámbito netamente judaico de cumplimiento. La elección se produce
fuera de este ámbito y el ejemplo paradigmático lo encontramos en el Libro de Ruth, o
como aparece referida en la tradición judía: Meguilat Ruth. Se debe destacar que el Libro
de Ruth se encuentra en los Hagiógrafos o Ketuvim y que desarrolla una historia no real
pero que incluye las principales cuestiones de la época, y se relaciona con Jueces y Reyes y
es en ese ámbito que debe ser interpretada.

de los otros tratados del mismo orden, por ello se lo conoce también por Emuná (Creencias) y se lo explica
diciendo que en el mismo el hombre agradece todo lo que le fuera dado por Dios.

16
Pirkei Avot es uno de los Tratados de la Mishná, que no tiene tratamiento del Talmud. Avot (Padres)
ta ié o o ido o o Pi kei A ot apítulos de los pad es es u t atado ue e oge u a ole ió de
di hos se te ias de los pad es , de los sa ios de Is ael, cubriendo un período de tiempo que va desde el
300 a de la era común al 200 después de la era común. El objetivo final del tratado es demostrar la cadena
ininterrumpida de la tradición desde Moisés

17
Mishná, Orden Nezikim (Daños),Tratado Avot,3:15

18
Mishná, Orden Nezikim (Daños), Tratado Avot, 4:11.

7
Minkowicz, Gabriel y Garchtrom Lydia N.: Libre albedrío y libertad religiosa

La historia relata en parte el retorno a la tierra de Israel de Noemí y sus dos nueras, todas
ellas viudas y severamente empobrecidas. En el momento crucial de su ingreso a la tierra
de Israel, Noemí le plantea a sus nueras, ambas de origen moabita, Ruth y Orphá la
posibilidad de retornar a la casa de sus padres y no seguirla en su retorno a Israel. Es, en
ese momento culminante, en el cual ejerciendo cada una de sus nueras en uso del libre
albedrío, en que ambas toman caminos diferentes, Orphá retorna a Moab y Ruth decide
seguir a su suegra, durante el cual se produce el siguiente diálogo entre Noemí y Ruth:
…Y le dijo Noe í: He a uí ue tu uñada a se ha uelto a su pue lo a sus dioses. Anda
tras tu cuñada. Y dijo Ruth: No e uegues ue te deje ue o te siga ás, porque
dondequiera que tu vayas, iré yo, y dondequiera hayas de vivir, he de vivir yo. Tu pueblo
se á i pue lo tu Dios i Dios. (Ruth: 1:15-16).

Este diálogo encierra lo que se conoce como la primera conversión religiosa al judaísmo,
que aunque muy arcaica y diferente a la ritualidad que conllevan las conversiones dentro
de judaísmo, es aceptada como tal dado el gran valor histórico y religioso que de la misma
se desprende, destacándose que de Ruth en su posterior unión con Boaz es que tiene
origen toda la genealogía del rey David (Ruth, 4:16-22). Tomando este relato como un
hecho primero y original en la Biblia se puede afirmar que la libertad religiosa en el ámbito
del judaísmo se da como aquella posibilidad de elección que lleva a la conversión, ya que
después de ello se ingresa al campo virtual del judaísmo con todos los deberes de
cumplimiento y respeto por las normas religiosas y rituales.

5. CONCLUSIONES:
1.-) La libertad fue dada al hombre desde su misma creación. El libre albedrío es el
conocimiento de las acciones y omisiones del que está dotados los seres humanos a partir
de los atributos otorgados por Dios.

2.-) El libre albedrío es la capacidad de elegir entre el bien y el mal, quedando en manos de
los seres humanos decidir el camino correcto a partir del concepto internalizado de que es
justo y que es injusto.

3- ) El libro de Ruth es el texto más antiguo del canon bíblico hebrea, que acredita la
posibilidad de conversión al judaísmo, como resultado de la libertad religiosa.

4-) Se puede conceptualizar el ámbito que ocupa la libertad religiosa en el judaísmo


graficándolo como dos esferas virtuales que se tocan tangencialmente, fuera del ámbito

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

del judaísmo y en el ámbito de la libertad religiosa se puede elegir, dentro del ámbito del
judaísmo se debe cumplir y observar.

5- ) Recepción de los conceptos judaicos por el derecho actual: Las ideas y principios
jurídicos desarrollados por el judaísmo ingresaron en los códigos modernos a través de
distintos procesos socioculturales a lo largo de la historia. Es así como estos y tantos otros
principios pasaron a integrar la esencia de los principios de Derecho Civil que reglan las
conductas de los individuos en la sociedad estableciendo la base de un sistema de reglas
de conducta jurídicas, políticas, morales y económicas obligatorias, para conservar el orden
social de un determinado pueblo en una determinada época. Es de este modo que
podemos vincular el libre albedrío con la idea de la autonomía de la voluntad en el que el
propio sistema jurídico dota a los individuos de la capacidad para dictar sus propias
normas morales, éticas y legales. Esto constituye un principio de tipo espiritualista que se
plasma en la mayoría de los códigos civiles modernos. Pero asimismo el principio de la
autonomía de la voluntad abarca un campo que se encuentra limitado por el concepto de
orden público, el cual no se puede vulnerar y que somete a sus detractores a diferentes
sanciones de acuerdo a los respectivos sistemas judiciales. Este concepto limitativo de la
autonomía de la voluntad está íntimamente relacionado con el concepto de legitimidad,
que en el derecho hebreo lo encontramos en la autoridad de Dios que constituye la fuente
primigenia de todas las normas que rigen a los individuos, y que en los sistemas jurídicos
modernos están fuertemente relacionados con la existencia del poder político y el
consenso social que al obedecer les da vigencia temporal.

BIBLIOGRAFIA

EDERY, Ma os: Gé esis, É odo, Le íti o, Nú e os Deute o o io Edi io es “e i a io


Rabínico Latinoamericano, impreso por Dfus Hamakor, Jerusalén, Israel,1982.

DUJOVNE León, KONSTANTYNOVSKY, Manases y KONSTANTYNOVSKY, Moisés, trads. LA


BIBLIA, Buenos Aires, Sigal, 1982.

LA MISNA: Carlos del Valle, ediciones Sigueme, Salamanca, España, 1997.

MAIMONIDE“: Mish é To á , Tel Aviv, El árbol de la vida, 1982.

MINKOWICZ, Gabriel, GARCHTROM, Lydia y VEAR, Da iel: I t odu ió a las fue tes del
de e ho he eo , edito ial Lil od, Bue os ai es, º edi ió , 2010.

9
Minkowicz, Gabriel y Garchtrom Lydia N.: Libre albedrío y libertad religiosa

TALMUD Babilónico, edi ió Vil a, Nue a Yo k, M’o oth Pu lishi g Co p, 1961.

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA FARMACÉUTICA EN LA RECIENTE


JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL ESPAÑOLA: OTRA OPORTUNIDAD
PERDIDA*
JAVIER MARTÍNEZ-TORRÓN*

Resumen:
En junio de 2015, el Tribunal Constitucional español dictaba una sentencia relativa al recurso de
amparo presentado por un farmacéutico que había sido sancionado por la Junta de Andalucía como
consecuencia de su objeción de conciencia a dispensar preservativos y levonorgestrel (la llamada
píldo aà delà díaà después .à Laà se te iaà e o o eà elà de e hoà deà libertad de conciencia del
farmacéutico por lo que se refiere al segundo producto pero no al primero. En este trabajo, el autor
analiza el contenido de la sentencia, tanto en su contexto español y europeo como en lo relativo a
los argumentos concretos que utiliza. A juicio del autor, aunque resulta positiva la tutela del objetor,
hay dos aspectos particularmente criticables en la sentencia. Por un lado, el Tribunal omite afrontar
la cuestión general de las objeciones de conciencia como parte de las libertades garantizadas por el
art. 16 de la Constitución, y fundamentó su fallo en la precedente doctrina jurisprudencial relativa a
la objeción al aborto. Y por otra, excluye del análisis de constitucionalidad la cuestión de la objeción a
los preservativos, sin razonamiento alguno. Sería deseable —concluye— un planteamiento
jurisprudencial que clarificase que las situaciones de objeción de conciencia, exista o no un específico
reconocimiento legislativo de las mismas, han de someterse a una ponderación de intereses desde la
perspectiva de la libertad de pensamiento, conciencia y religión garantizada por el artículo 9 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos según su interpretación en el caso Bayatyan; y por tanto
ha de procederese a un serio examen de la negativa a conceder la exenciones legales solicitadas por
los objetores teniendo en cuenta que las limitaciones a la libertad de conciencia sólo son legítimas
ua doàpueda à o side a seà e esa iasàe àu aàso iedadàde o ti a .
Palabras clave:
Objeción de conciencia, libertad de conciencia, Tribunal Constitucional, aborto, farmacéuticos,
Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Abstract:
In June 2015, the Spanish Constitutional Court rendered a judgment on the appeal filed by a
pharmacist that had received an administrative penalty as a consequence of his conscientious
objection to sell prophylactics as well as levonorgestrel (the so- alledà o i g-afte à pill .à Theà
judgment recognized the right of conscientious objection of the pharmacist with regard to the latter

*
Este trabajo se inserta dentro del Proyecto DER2011-29385 (Ministerio de Ciencia e Innovación):
Neutralidad ideológico-religiosa del Estado y espacio público .àág adez oàaà laà D a.à“a aà“iei aà susài isi osà
comentarios sobre una versión previa del trabajo, que han contribuido a enriquecerlo.

*
Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, y Director del
Departamento de Derecho Eclesiástico del Estado de la misma Universidad.

1
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

product but not to the former. In this paper, the author analyses the content and reasoning of the
judgment as well as its Spanish and European context. He argues that the protection offered to the
o je to sàf eedo àofà o s ie eàisà o e t,à utàheàfi dsàespecially two aspects of the judgment that
deserve criticism. On the one hand, the Court did not face the general question of conscientious
objections as part of the freedoms guaranteed by article 16 of the Constitution, and grounded its
decision on the precedent case law relating to conscientious objection to abortion. And on the other
hand, it excluded the objection to selling prophylactics from the constitutional analysis without
p o idi gàa à easo .àI àtheàautho sà ie ,àità ouldà eàdesi a leàtoàha eàaà onsistent constitutional
case law on the situations of conscientious objection, making clear that —with or without a specific
legislative provision— such situations must be subject to a balancing process to determine the
prevailing legal interest in each case, from the perspective of the freedom of thought, conscience
and religion guaranteed by article 9 of the European Convention on Human Rights as interpreted in
Bayatyan; with the consequence that such process must include a serious scrutiny of the refusal to
grant the legal exemptions requested by objectors taking into account that limitations on freedom of
o s ie eào l àa eàlegiti ateà he àdee edà e essa ài àaàde o ati àso iet .à
Key words:
Conscientious objection, freedom of conscience, Constitutional Court, abortion, pharmacists,
European Court of Human Rights

1. LOS HECHOS DE LA STC 141/2015


El 25 de junio de 2015, el pleno del Tribunal Constitucional español pronunciaba una
importante sentencia en materia de objeción de conciencia1. Se trataba concretamente de
la objeción de un farmacéutico a dispensar tanto preservativos como levonorgestrel (la
lla adaà píldo aàdelàdíaàdespués .àDigoà ueàesàu aàse te iaài po ta teàpo ue,àpo àu à
lado, la objeción de conciencia farmacéutica no había sido abordada por la jurisprudencia
constitucional española hasta ahora — sí, en cambio, por la jurisdicción ordinaria y por la
legislación autonómica, así como por códigos deontológicos2— y por otro, porque daba
oportunidad al Tribunal Constitucional de clarificar algunas cuestiones importantes, no sólo
para este tipo concreto de objeción sino en relación con los principios fundamentales que

1
STC 141/2015, [en línea]. 2015. Disponible en: https://www.boe.es/boe/dias/2015/07/31/pdfs/BOE-A-2015-
8639.pdf

2
Vid. al respecto NAVARRO VALLS, R. Martinez Torrón, J. Conflictos entre conciencia y ley: las objeciones de
conciencia. Vol. .à Mad id :à Iustel,à ,à p. 188 y ss., donde pueden encontrarse las oportunas referencias
documentales y bibliográficas.

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

han de aplicarse en materia de objeción de conciencia, sea cual fuere el supuesto de que se
trate.

Lamentablemente, y a pesar de reconocer en parte el derecho del objetor, nuestro alto


Tribunal ha dejado pasar de largo, una vez más, esta oportunidad de profundizar en las
consecuencias prácticas del ejercicio de la libertad de conciencia, que forma parte integral
deàlaà li e tadàideológi a,à eligiosaà àdeà ulto à e o o idaà àp otegidaàpo àelàa tí uloà àdeà
la Constitución Española (CE)3.à“u a oàelài isoà u aà ezà s ,àpo ueàelàT i u alà aàdejóà
de hacerlo recientemente, en la sentencia que declaró constitucional la existencia de un
registro de objetores de conciencia al aborto, creado por ley foral de la Comunidad de
Navarra4.

3
Cfr., entre otras, TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. STC 15/1982, 23 de Abril de 1982. 1982. Para estudios sobre
la objeción de conciencia en España, me remito a las referencias que pueden encontrarse en la obra citada en
la nota anterior. En Latinoamérica, el tema ha ido siendo gradualmente objeto de atención por parte de la
doctrina jurídica. Sirvan como botón de muestra de una bibliografía que es ya amplia: desde una perspectiva
general, en AA.VV. Objeción de conciencia. Cuadernos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM,
1998. [en línea]. Disponible en :à http:// i lio.ju idi as.u a . /li os/li o.ht ?l= .à “IE‘‘áà MáDE‘O,à D.à
M. La objeción de conciencia en México. Bases para un adecuado marco jurídico, Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM [en línea]. 2012. Disponible en :à
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=3083. En Argentina, NAVARRO FLORIA, J. El derecho a la
objeción de conciencia.àBue osàái es :àÁ a o,à .à Con particular referencia a las objeciones de conciencia
en el ámbito sanitario, vid. el conjunto de estudios coordinado por Má‘TÍNà“ÁNCHE),à I.à Da s :à Libertad de
conciencia y derecho sanitario en España y Latinoamérica.à G a ada :à Co a es,à ,à p. 105‑151; en
Colombia, PRIETO, Vicente. La Objeción de Conciencia en instituciones de salud: Temis/ Universidad de La
Sabana, 2013.; en Uruguay, ASIAÍN PEREIRA, Carmen. Objeción de conciencia al aborto en Uruguay, Revista
General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado. 2010, p. 1‑34.
4
Me refiero a la STC 151/2014, 25 septiembre 2014. La sentencia abordaba un recurso de
inconstitucionalidad presentado por más de cincuenta diputados del Congreso de los Diputados contra la ley
de la Comunidad de Navarra que creaba el registro de profesionales sanitarios en relación con la interrupción
voluntaria del embarazo (Ley Foral 16/2010, de 8 noviembre 2010). Dicha ley venía a desarrollar el art. 19.2
de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 marzo 2010, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del
embarazo, que reconocía el derecho de objeción de conciencia al aborto a los profesionales sanitarios,
indicando que dicha objeción debía hacerse constar anticipadamente y por escrito. La ley navarra
desarrollaba esa prescripción creando un registro ad hoc para objetores. En una sentencia de razonamiento
bastante deficiente a mi juicio, el Tribunal rechazaba la mayor parte de los argumentos contra la
constitucionalidad de dicha ley, ignorando el efecto desalentador del registro de objetores, que es muy
probablemente lo que los impulsores de la ley pretendían. Como hace notar un voto particular discrepante de
la sentencia, después de cuatro años de vigencia de la ley, sólo había un objetor inscrito en el registro, en una
comunidad autónoma donde la objeción al aborto estaba tan extendida que el sistema público de salud se
veía obligado a derivar la práctica de abortos a hospitales de otras comunidades autónomas colindantes (vid.
voto particular del magistrado Andrés Ollero Tassara, n. 5). Para un comentario a dicha sentencia, vid.
NAVARRO VALLS, R. Una ocasión perdida. Comentario a la STC de 25 de Septiembre del 2014, sobre registro de
objetores de conciencia al aborto. Revista General de Derecho Canónica y Derecho Eclesiástico del Estado.

3
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

Veamos sucintamente los hechos de la sentencia, que responde al recurso de amparo


presentado por un farmacéutico de la ciudad de Sevilla en enero de 2012. El recurrente,
cotitular de una farmacia, había sido sancionado en 2008 por las autoridades autonómicas
andaluzas porque su establecimiento carecía de existencias de preservativos y del producto
con el componente activo levonorgestrel 0,750 mg, contraviniendo así lo dispuesto en las
normas autonómicas sobre existencias mínimas de medicamentos y productos sanitarios
e à lasà ofi i asà deà fa a ia.à Losà he hosà fue o à alifi adosà deà i f a ió à g a e à à
sancionados con una multa de 3.300 euros.

El farmacéutico, que estaba inscrito como objetor de conciencia en el Colegio Oficial de


Farmacéuticos de Sevilla, inició, infructuosamente, un itinerario de recursos primero
administrativos y después judiciales, alegando que la libertad de conciencia reconocida por
la Constitución tutelaba su oposición, por razones morales, a ambos tipos de productos —
con mayor razón en el caso de la píldora postcoital, de cuyo uso podían derivarse efectos
abortivos y no sólo contraceptivos. Hacía notar, entre otras cosas, que la obligación de
existencias mínimas impuesta por la legislación andaluza le situaba ante un conflicto moral
grave; y que, por otro lado, su negativa a tener esos productos disponibles en su oficina de
farmacia no producía perjuicio a consumidor alguno, debido al gran número de
establecimientos que los dispensaban en el entorno urbano próximo. Resueltos
negativamente sus recursos ordinarios, acudió finalmente al Tribunal Constitucional en
amparo.

Como veremos más adelante con mayor detalle, el Tribunal acogió parcialmente su
recurso, en aquello que se refería concretamente a su objeción al levongerstrel (no, en
cambio, a los preservativos), en una sentencia del pleno (doce magistrados) que recibió
tres votos particulares discrepantes y uno parcialmente concurrente, este último del propio
magistrado ponente de la sentencia, que argüía a favor de la estimación completa del
recurso. Tanto el Ministerio Fiscal como el Letrado de la Junta de Andalucía habían
interesado, en primer lugar la inadmisión del recurso, y subsidiariamente su desestimación.

Antes de detenernos en las alegaciones y argumentos de unos y otros, vale la pena una
breve explicación del contexto social, normativo y jurisprudencial — español y europeo—
en el que ha de entenderse la sentencia.

2014, p. 1 y ss.

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

2. LA SENTENCIA EN SU CONTEXTO
a. ESPAÑA
En España, como en otros países, en la inmensa mayoría de los casos, la objeción de
conciencia farmacéutica tiene su origen en conflictos morales que se plantean ante la venta
de productos que tienen por finalidad interferir en procesos vitales naturales, impidiendo la
concepción o el desarrollo del óvulo recién fecundado (o, en los países donde se ha
legalizado la eutanasia, produciendo directamente la muerte de un ser humano5). No se
trata, por tanto, de objeciones arbitrarias o triviales, sino de posicionamientos éticos
personales que están directamente relacionados con la esencia misma de las profesiones
sanitarias, dentro de las cuales se encuentra la farmacéutica.

Estas manifestaciones de la objeción de conciencia han tenido especial incidencia práctica


en los supuestos de venta de compuestos basados en el levonorgestrel como principio
activo, que a veces son calificados simplemente como contraceptivos pero que pueden
producir efectos propiamente abortivos, aunque sea en momentos muy tempranos tras la
fecundación del óvulo. Los efectos del levonorgestrel a determinadas dosis varían según el
momento de administración, de tal manera que puede producir anovulación, o bien
impedir el transporte por la trompa de Falopio o la implantación en el útero del óvulo
fecundado. Todavía hoy la literatura científica sigue discutiendo, sin acuerdos claros, el
concreto mecanismo de acción del levonorgestrel y sus capacidad de producir cambios en
el endometrio. En todo caso, la calificación de sus efectos como abortivos o meramente
contraceptivos dependerán de cuándo se entienda que comienza la gestación y, por tanto,
la vida humana. Si se adopta el criterio de la OMS —que sigue el planteamiento del
American College of Obstetricians and Gynecologists— sus efectos serían siempre
contraceptivos, pues se parte de que el embarazo comienza con la implantación del
embrión en el útero. Si, por el contrario, se adopta como premisa que la vida humana
comienza con la fecundación, el efecto antiimplantatorio del levonorgestrel se consideraría
abortivo6.

5
Sobre los problemas conceptuales y prácticos que dicha legalización puede producir, es muy revelador el
estudio de COHEN- ALMAGOR, R. Euthanasia Policy and Practice in Belgium: Critical Observations and
Suggestions for Improvement. Issues in Law & Medicine [en línea]. 2009, p. 187‑218. Disponible en :à
http://www.hull.ac.uk/rca/docs/articles/euthanasia-belgium.pdf.

6
Vid. LÓPEZ GUZMÁN, J.L. APARISI MIRALLES, A. La píldora del día siguiente. Aspectos farmacológicos, éticos
y jurídicos.à Mad id :à “ekotia,à ,à p. 151 y ss.; AGULLES SIMÓ, P. El fa a éuti o y la píldo a del día
siguiente". Cuadernos de Bioética. 2007, p. 195‑226.

5
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

Se advierte, por tanto, que dispensar ciertos fármacos implica un importante problema
moral para quienes —como el recurrente en la sentencia aquí analizada— consideran que
la vida humana individual comienza propiamente tras la fecundación. Y también para
quienes, allí donde se ha autorizado la venta de ese medicamento sin necesidad de receta
médica, incluso a menores de edad, estiman que es contrario a su ética profesional acceder
a proporcionar, sin la debida información, un fármaco cuyo consumo no está exento de
riesgos de cierto peso y puede producir importantes efectos secundarios7.

De ahí que las normas deontológicas que se dan a sí mismas las organizaciones colegiales
farmacéuticas, conscientes de esta realidad, sean claras en cuanto a la tutela que ha de
reconocerse a la objeción de conciencia de estos profesionales. Así, el Código de Ética
farmacéutica y deontología de la profesión farmacéutica, aprobado el 14 de diciembre de
2001 por la Asamblea General de Colegios Oficiales de los Farmacéuticos de España8, se
refiere en varias de sus disposiciones, directa o indirectamente, a la objeción de conciencia.
Su art. 10 establece ueà elà fa a éuti oà seà a ste d à deà pa ti ipa à e à todoà tipoà deà
actuaciones, estén o no relacionadas con su profesión, en que sus conocimientos y
habilidades sean puestos al servicio de actos que atenten contra la vida, la dignidad
hu a aà oà o t aà losà de e hosà delà ho e .à áde s,à elà fa a éuti oà espeta à lasà
actuaciones de sus colegas y de otros profesionales sanitarios, aceptando la abstención de
actuar cuando alguno de los profesionales de su equipo de trabajo muestre una objeción
azo adaà deà ie iaà oà deà o ie ia à a t.à .à áà elloà seà añadeà ueà laà espo sa ilidadà à
libertad personal del farmacéutico le faculta para ejercer su derecho a la objeción de
o ie iaà espeta doàlaàli e tadà àelàde e hoàaàlaà idaà àlaàsaludàdelàpa ie te à a t.à .àE à
asoàdeà ueàde idaào jeta ,à pod à o u i a àalàColegioàdeàFa a éuti osàsuà o di ió àdeà
objetor de conciencia a los efectos que se considere procedentes. El Colegio le prestará el
aseso a ie toà àlaàa udaà e esa ia à a t.à .à

7
Se han mencionado, entre los efectos secundarios de los fármacos que combinan estrógenos y
prosgestágenos para uso postcoital: riesgo de teratógénesis y carcinogénesis; cierta probabilidad de
tromboembolismo venoso, hipertensión y accidente vascular; aunque menos frecuentes, también se han
descrito náuseas, vómitos, cefaleas y retención de líquidos. En relación con los prostágenos solos a dosis altas
(es decir, el levonorgestrel), los efectos secundarios parecen ser menores, pero no están del todo claros, ni
parece haber un interés decidido en clarificarlos. Vid. AGULLES SIMÓ, P. El fa a éuti o y la píldo a del día
siguiente". Cuadernos de Bioética. 2007, p. 209‑2011.

8
El texto de este código puede consultarse en Cuadernos de Bioética [en línea]. 2007, p. 249‑253. Disponible
en: http://www.aebioetica.org/cuadernos-de-bioetica/archivo-on-line/2007/n-63-mayo-agosto.html.

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Normas similares pueden encontrarse en otros códigos deontológicos provinciales. Sirva de


botón de muestra el Código Deontológico del Colegio de Farmacéuticos de Madrid9, cuyo
art. 12 abunda en la idea de que el farmacéutico a quien se impida o condicione el ejercicio
delà de e hoà aà laà o je ió à deà o ie iaà recibirá de la organización colegial el
asesoramiento legal y, en su casoàlaàa udaà e esa iaàpa aàlaàdefe saàdelà is o .

En la misma línea de salvaguarda de este ámbito de libre decisión del profesional de la


farmacia se ha manifestado recientemente el Código Ético de la Farmacia Comunitaria,
adoptado por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria en 2015. En un
epígrafe dedicado específicamente a la objeción de conciencia, este código propone una
aproximación equilibrada a las situaciones de conflicto entre legalidad y conciencia, que
permita conciliar intereses contrapuestos. Entre otras cosas, afirma la necesidad de
a ti ula à e a is osà ueàpe ita à o ilia àlaàsal agua daàdeàlaà o ie iaài di idualàdelà
profesional y la asistencia a que tienen derecho los usuarios. El farmacéutico objetor debe
ser respetado en su posición contraria a una prestación determinada, pero al mismo
tiempo debe tener presente la situación del usuario que necesita esa prestación y si
verdaderamente tiene alternativas para procurársela. La invocación de la objeción de
conciencia no debeàpe segui àlaài posi ió àdeàlaà o alàdelàfa a éuti oàalàusua io .10

Por lo que se refiere a legislación del Estado español, encontramos algunas normas de
comunidades autónomas reguladoras de la profesión y servicios farmacéuticos que han
recogido expresamente el derecho a la objeción de conciencia11. Así, la ley gallega de
o de a ió à fa a éuti aà dispo eà ueà laà ad i ist a ió à sa ita iaà ga a tiza à ueà elà
derecho a la objeción de conciencia del profesional farmacéutico no limite o condicione el
derecho a la salud de los ciudadanos. Cuando se produzca tal circunstancia, la Consellería
de Sanidad y Servicios Sociales podrá adoptar medidas excepcionales que, preservando el

9
Código Deontológico [en línea]. Disponible en: http://www.cofm.es/Informacion-Corporativa/Codigo-
Deontologico.

10
Código Ético de la Farmacia Comunitaria, Parte Tercera, n. 8 [en línea]. Disponible en :à
http://sefac.org/media/2015/codigo_etico_sefac.pdf. La Sociedad Española de Farmacia Familiar y
Comunitaria es una asociación científico-profesional independiente, sin fin de lucro, que trata de promover
un cambio de mentalidad respecto a la función del farmacéutico comunitario: desde un mero gestor de
medicamentos a una persona responsable de prestar servicios profesionales al paciente que toma
medicamentos. Tiene actualmente más de 3.000 socios.

11
Me remito en este punto a la cuidadosa exposición de GONZÁLEZ- VARAS, A. La objeción de conciencia del
farmacéutico en la jurisprudencia y su regulación legal en España. Revista General de Derecho Canónico y
Derecho Eclesiástico del Estado. 2007. Vid. también, del mismo autor, GONZÁLEZ- VARAS, A. Derecho y
conciencia de las profesiones sanitarias.àMad id :àD ki so ,à ,àp. 108 y ss.

7
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

de e hoàaàlaào je ió àdeà o ie ia,àga a ti e àelàde e hoàaàlaàsaludàdelà iudada o .12 La


le à a logaà deà laà ‘iojaà de la aà ueà e à suà a ti idadà p ofesio alà uedaà e o o idoà elà
derecho a la objeción de conciencia del farmacéutico, siempre que no se ponga en peligro
laà saludà delà pa ie teà oà usua io .13 Y la más reciente ley de Castilla-La Mancha sobre la
is aà ate iaà p es i eà ueà laà ad i ist a ió à sa ita iaà ga a tiza à elà de e hoà aà laà
objeción de conciencia del profesional farmacéutico. No obstante, la Consejería de Sanidad
adoptará las medidas que sean necesarias para que el ejercicio de este derecho no limite ni
o di io eàelàde e hoàaàlaàsaludàdeàlosà iudada os .14

En cuanto a antecedentes jurisprudenciales, hay dos sentencias que, aun de modo


indirecto, han reconocido la posibilidad de alegar objeción de conciencia en estos
supuestos: una del Tribunal Supremo de 2005, y otra del Tribunal Superior de Justicia de
Andalucía de 200715. Ambas sentencias rechazaban que los farmacéuticos objetores
tuvieran derecho a impugnar, con carácter general, las normas de la Comunidad Autónoma
de Andalucía que regulaban las existencias mínimas de medicamentos y productos
sanitarios; pero al mismo tiempo reconocían, incidentalmente, la posibilidad de tutelar la
posición de quien, por su negativa a expender ciertos fármacos por razones éticas, quedase
sujeto a ciertas sanciones o perjuicios. La sentencia del Tribunal Superior andaluz se refiere
explícitamente al artículo 28 del Código de Ética Farmacéutica, antes citado; y también a su
art. 33, cuando compromete a la organización colegial a la defensa de quienes hayan
decidido declararse objetores, en ejercicio del derecho que corresponde a la persona de
rehusar el cumplimiento de una obligación impuesta por normas contrarias a su conciencia,
ya sea personal o profesional16.

12
Art. 6 de la Ley (Galicia) 5/1999, de 21 mayo 1999, de ordenación farmacéutica.

13
Art. 5.10 de la Ley (La Rioja) 8/1998, de 16 junio 1998, de ordenación farmacéutica.

14
Art. 17 de la Ley (Castilla-La Mancha) 5/2005, de 27 junio 2005, de ordenación del servicio farmacéutico.

15
STS de 23 abril 2005 (RJ 2005/6382); y STSJ Andalucía 1/2007, 8 enero 2007 (JUR 2005/66688). Vid. al
respecto DEL MORAL GARCÍA, A. Objeción de conciencia y vida humana dependiente. Anuario Jurídico
Villanueva. 2010, p. 114.

16
Los textos de esas sentencias pueden verse, respectivamente, en los números 9 (2005) y 13 (2007) de la
‘e istaà Ge e alà deà De e hoà Ca ó i oà à De e hoà E lesi sti oà delà Estado . En esa misma revista pueden
encontrarse comentarios sobre ellas: ALENDA SALINAS, M. La píldora del día después: su conflictividad
jurídica como manifestación de la objeción de conciencia farmacéutica. Revista General de Derecho Canónico
y Derecho Eclesiástico del Estado. 2008, y ROJO ÁLVAREZ-MANZANEDA, M. L. La objeción de conciencia

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

b. EUROPA
Si del ámbito español pasamos al europeo, el precedente jurisprudencia más directo es el
caso Pichon y Sajus, del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (2001)17, que no por
casualidad es repetidamente citado por el Ministerio Fiscal, el Letrado de la Junta de
Andalucía y los votos particulares discrepantes de la sentencia del Tribunal Constitucional,
pues la decisión del Tribunal adoptaba una posición claramente restrictiva de la tutela de la
libertad de conciencia individual en estos casos. En efecto, el Tribunal de Estrasburgo
negaba que la objeción de conciencia farmacéutica pudiera ser jurídicamente operativa
más allá de lo estrictamente previsto en la legislación nacional.

Vale la pena contextualizar también esta decisión para poder apreciar su real valor como
precedente en el caso que nos ocupa.

Los reclamantes eran dos farmacéuticos franceses de una pequeña población próxima a
Burdeos (Salleboeuf, de unos dos mil habitantes), que se negaron a suministrar productos
contraceptivos a tres mujeres que así se lo habían solicitado previa presentación de receta
médica. Denunciados por las clientes, los farmacéuticos fueron condenados por la
jurisdicción francesa a 5.000 francos de multa y 1.000 francos de indemnización a las
denunciantes. Los tribunales subrayaban, entre otras cosas, que la farmacia de los
denunciados era la única del pueblo —no mencionaban, en cambio, la proximidad al centro
urbano de Burdeos (unos 15 Km) o el hecho de que forma parte de una zona densamente
poblada, con una pléyade de pequeños municipios independientes, muy bien comunicados
entre sí, que forman parte del área metropolitana de esa ciudad francesa. La Corte de
Casación confirmó la condena, afirmando que las convicciones personales no constituían
motivo legítimo para que un farmacéutico se negara a vender un medicamento.

Incidentalmente, resulta interesante notar que, en primera instancia, el Tribunal de Police


de Burdeos hacía una comparación con las normas legales que garantizan el derecho de
objeción de conciencia del personal sanitario respecto a la participación en un aborto
voluntario18, indicando que, en este caso, al contrario, no existía ninguna tutela legislativa

farmacéutica y la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía de 8 de enero de 2007. Revista
General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado. 2008. .

17
PICHON Y SAJOUS C. Decisión de inadmisibilidad de la recl. n. 49853/99, 2 octubre 2001. Sobre el tema
puede verse en N. GIMELLI, L o iezio e di os ie za dei fa a isti: osa pe sa la Co te Eu opea dei Di itti
dell uo o? Il aso Pi ho e alt i F a ia. Il di attito dott i ale italia o sulla s.d. « pillola del giorno dopo », en
Il di itto e lesiasti T‘UNCATED , p. 740‑751.; GONZÁLEZ- VARAS, A. Derecho y conciencia de las profesiones
sanitarias.àMad id :àD ki so ,à ,àp. 200‑202.

18
En aquel momento, art. L 645 Del Code de la Santé Publique; actualmente art. L 2212-8.

9
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

expresa para la objeción de los farmacéuticos. Curiosamente, la situación continúa siendo


así, pese a que actualmente los farmacéuticos franceses están obligados también a
dispensar productos que, como el levonorgestrel, podrían tener efectos abortivos y
producir así escrúpulos de conciencia graves en determinadas personas. La cuestión ha sido
discutida en el entorno de la doctrina jurídica y de la deontología farmacéutica francesa, y
se ha señalado que la protección que el Código de Salud Pública de Francia brinda a los
objetores de conciencia al aborto data de hace veinticinco años (abril de 1990), cuando el
legislador sólo tenía in mente el aborto quirúrgico, pero no el que puede producirse como
consecuencia de un producto químico (por ejemplo, la píldora RU486). De ahí que sólo se
contemplara la objeción de los médicos, matronas, enfermeros y en general el personal
auxiliar médico en su más amplia acepción; pero no la de los farmacéuticos, cuyo ejercicio
del derecho fundamental a la libertad de conciencia en este punto se encuentra en un
limbo legal y genera no pocos problemas prácticos19.

Los condenados recurrieron su condena ante el Tribunal Europeo, invocando el artículo 9


del Convenio Europeo de Derechos Humanos (libertad de pensamiento, conciencia y
eligió .à U aà salaà delà T i u alà de la óà i ad isi le,à po à a ifiesta e teà i fu dada ,à laà
reclamación de los farmacéuticos.

Varias cosas llaman la atención en esta decisión del Tribunal. La más notoria es la brevedad
de su parte dispositiva: apenas una página del texto oficial, con un razonamiento jurídico
que, si deducimos las meras referencias o citas textuales, explícitas o implícitas, queda
reducido a ocho líneas. La importancia del problema que aborda la decisión —que no es en
absoluto un problema aislado, como la experiencia muestra, dentro y fuera de Europa— no
sólo hubiera requerido una argumentación más pormenorizada, sino más bien una
sentencia sobre el fondo, la cual hubiera garantizado una mayor transparencia y publicidad
del proceso, así como la posibilidad de que los jueces formularan votos particulares. En
efecto, en las decisiones de inadmisibilidad tomadas por una sala del Tribunal no hay
posibilidad de conocer el grado de acuerdo alcanzado por la sala ni las posibles razones de
los jueces discrepantes de la mayoría, pues no se emiten votos particulares. De hecho, la
circunstancia de que la decisión de inadmisibilidad se tomara por una sala de siete jueces
es indicativa de que hubo diversidad de opiniones en el comité de tres jueces encargado en

19
La cuestión está bien explicada en la publicación Clauses de conscience au profit des professionnels de la
santé, Institut Européen de Bioéthique, Bruxelles 2011 [en línea]. 2011, p. 15‑19. Disponible en :à
http://www.ieb-eib.org/en/pdf/brochure-clauses-de-conscience.pdf.

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

primer lugar de juzgar la admisibilidad del recurso, lo cual se reflejó también en la decisión
de sala20.

En realidad, en esta decisión la Corte de Estrasburgo, más que argumentar, adopta como
premisa un concepto restringido de libertad religiosa y de conciencia para afirmar que el
eje i ioà deà laà li e tadà eligiosaà sóloà a a aà losà a tosà ueà seà e ue t a à í ti a e teà
ligados à aà laà eligió à oà o i iones, tales como los actos de culto o devoción que
o stitu e à aspe tosà deà laà p ti aà deà u aà eligió à oà deà u aà o i ió à ajoà u aà fo aà
ge e al e teà e o o ida .à “eà i spi aà a uíà elà T i u al,à sig ifi ati a e te,à e à laà se te iaà
Kalaç21, que vino a justificar las purgas de militares turcos por razones ideológicas, con el
objeto de garantizar el purismo laicista de la jerarquía militar en Turquía; sentencia que,
con razón, ha sido frecuentemente criticada por su débil argumentación y su excesiva
deferencia hacia la posición del gobierno turco, y no constituye un precedente
particularmente positivo22. Dicho planteamiento, a su vez, se inspira en una vieja doctrina
de la Comisión Europea de Derechos Humanos, que se enunció en el contexto de la
demanda de una activista británica condenada a pena de prisión por repartir panfletos
entre las tropas inglesas acuarteladas en Irlanda del Norte a mediados de los 1970; según
esa doctrina, el art. 9 CEDH no protege cualquier acto inspirado o motivado por una
religión o creencia23. Incluso sin entrar en el fondo doctrinal de esas decisiones, a primera
vista se aprecia la enorme distancia entre los supuestos de hecho a que se referían y los
que contemplaba la decisión Pichon y Sajus.

Además, una tal aproximación a la libertad religiosa y de conciencia viene a ignorar la


propia jurisprudencia del Tribunal, que en diversas ocasiones había manifestado la

20
La sala hace notar expresamente en Pichon y Sajous que la decisión fue adoptada por mayoría, sin mayores
especificaciones. Las decisiones de inadmisibilidad las toma una sala de siete jueces cuando no se ha obtenido
una decisión unánime de inadmisibilidad en el comité de tres jueces. Cfr. arts. 28 y 29 del Convenio Europeo
de Derechos Humanos (puede consultarse, para mayor precisión, la redacción dada a esos artículos por el
Protocolo nº 11, que era la vigente en el momento de la decisión aquí comentada; su redacción fue
posteriormente modificada por el Protocolo nº 14, en vigor desde el 1 de junio de 2010).

21
Kalaç c. Turquía, 1 julio 1997.

22
Me remito, para ulteriores detalles y referencias, a MARTINEZ TORRÓN, J. Islam in Strasbourg: Can Politics
Substitute for Law? W.C. Durham Jr., D.M. Kirkham, C. Scott & R. Torfs (eds.). 2012, p. 41‑44.

23
Caso Arrowsmith c. Reino Unido, Rep. Com. sobre la recl. nº 7050/75, § 71. Para más detalles sobre esa
noción restrictiva de libertad de conciencia manejada por la jurisdicción de Estrasburgo, me remito a
MARTINEZ TORRÓN, J. The (Un)Protection of Individual Religious Identity in the Strasbourg Case Law. Oxford
Journal of Law and Religion. 2012, p. 363‑385.

11
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

incompetencia de las autoridades civiles para determinar la legitimidad de las creencias


religiosas o de los medios utilizados para expresarlas24. Y contradice también
pronunciamientos más recientes de Estrasburgo en materia de libertad de conciencia.
Especialmente, el caso Bayatyan, donde el Tribunal deja claro que, si bien la objeción de
conciencia no es mencionada específicamente por el art. 9 CEDH25, ese artículo del
Co e ioà esà apli a leà aà situa io esà e à ueà su geà u à o fli toà g a eà eà i eludi le à e t eà
ie tosà de e esà ju ídi osà à laà li e tadà deà o ie iaà deà u aà pe so aà asadaà e à u aà
convicción o creencia que tenga suficiente carácter imperativo, seriedad, coherencia e
i po ta ia .26 Restringir la tutela de la libertad religiosa a los actos de culto o devoción no
sólo es una inaceptable interpretación restrictiva del art. 9 CEDH: constituye además una
invasión del Estado en el ámbito de la conciencia, al arrogarse la potestad de dictaminar
qué conductas son realmente importantes para la identidad religiosa y moral de una
persona. La consecuencia de esa interpretación, entre otras, es la pérdida de operatividad
jurídica de una parte esencial del derecho garantizado por el art. 9 CEDH: el derecho a
comportarse de acuerdo con las propias convicciones.

En fin, sorprende también en Pichon y Sajus que el Tribunal califique la conducta de los
fa a éuti osà deà i posi ió à aà ot osà deàsus convicciones religiosas, teniendo en cuenta
que era a ellos, y no a las mujeres denunciantes, a quienes se les había exigido comportarse
de una determinada manera, que les resultaba incompatible con su conciencia (máxime
teniendo en cuenta que no se trata a,à e à igo ,à deà e de à u à edi a e to ,à peseà aà lasà
expresiones utilizadas por la judicatura francesa, que el TEDH parece aceptar
acríticamente). Desde mi punto de vista, resulta inapropiado considerar que la negativa a
acatar una petición de otra persona, por serios motivos de conciencia, constituye una
imposición de las propias creencias sobre los demás. Llevado ese planteamiento a sus
últimas consecuencias, implicaría entender que cualquier comportamiento fruto de una
convicción —que siempre afectará, de un modo u otro, a las personas circundantes—
de i aàe àu aài posi ió .àEsàot asàpala as,à ie eàaà o fu di seàlaà fi eza àe àlasàp opiasà
o i io esà o à suà a te à i positi o ,à loà ualà o tie eà i plí ita e teà u aà afi a ió à
de posiciones relativistas, cuando realmente el objetor lo único que pretende es que no se

24
Cfr. Manoussakis c. Grecia, 26 septiembre 1996, § 47; Hasan y Chaush c. Bulgaria, 26 octubre 2000, § 78.

25
Sí lo es, como se sabe, por el art. 10 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

26
Bayatyan c. Armenia (Gran Sala), 7 julio 2011, § 110. Vid. también Eweida y otros c. Reino Unido, 15 enero
2013, § 82.

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

le obligue a actuar contra su conciencia. Una cosa es, en efecto, respetar el derecho de los
demás a creer y comportarse de manera distinta a la propia, y otra muy diferente aceptar
convertirse en colaborador de conductas que se consideran inmorales, o considerar
cualquier convicción ética como susceptible de transacción, a conveniencia de uno mismo
o de otros.

Las observaciones anteriores permiten comprender el muy reducido valor que en mi


opinión tiene Pichon y Sajus como precedente aplicable al caso que se sometía al Tribunal
Constitucional español, en contra del carácter quasi-oracular que le atribuyen algún voto
particular27 y la representación de la Junta de Andalucía y el Ministerio Fiscal. Se trata, en
efecto, de una aislada decisión de inadmisibilidad —no una sentencia sobre el fondo—
adoptada por una imprecisa mayoría, que se refiere a hechos que presentan relevantes
diferencias con los del caso fallado por el Tribunal Constitucional español. Y, además, su
argumentación es de una chocante pobreza e incurre en contradicciones notables con la
jurisprudencia previa y posterior del propio Tribunal de Estrasburgo. No resulta por ello
extraño que, para parte de la doctrina jurídica, su lectura cause la impresión de que, una
vez más, el Tribunal Europeo se limitaba en dicha decisión a aceptar la situación existente
en el derecho de cada país respecto a la regulación de las cuestiones que afectan al
de e hoàaàlaà ida,àa pa doseàe àelà a ge àdeàap e ia ió àdis e io al àdelàEstado28.

3. EL CONTENIDO DISPOSITIVO DE LA SENTENCIA


Veamos ahora el contenido dispositivo de la STC 145/2015 —que, como ya anticipé, tutela
parcialmente la libertad de conciencia del farmacéutico objetor— sin omitir referencias a
las posiciones contrarias al reconocimiento del derecho del objetor: las mantenidas por el
Letrado de la Junta de Andalucía, el Ministerio Fiscal, y dos votos particulares —uno de
ellos suscrito por dos magistrados— cuya prolijidad contrasta con la relativa parquedad
argumentativa de la parte más sustantiva de la sentencia29.

En síntesis, la sentencia aborda seis cuestiones diferenciadas pero relacionadas entre sí.

27
Concretamente el de la magistrada Asúa Batarrita, cfr. n. 3.

28
Vid. GONZÁLEZ- VARAS, A. Derecho y conciencia de las profesiones sanitarias.à Mad id :à D ki so ,à ,à
p. 201‑202.

29
Los votos particulares se caracterizan también por un tono beligerante que muchos consideran muy poco
apropiado, entre otras razones porque vienen a acusar a la mayoría del Tribunal de haber adoptado una
se te iaà ideologizada ,à esà de i ,à fu dadaà e à posi io a ie tosà ideológi osà sà ueà ju ídi o-
constitucionales.

13
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

a. LA ESPECIAL TRASCENDENCIA CONSTITUCIONAL DEL RECURSO


Las dos partes públicas que intervinieron en el recurso solicitaron en primer lugar la
inadmisión del mismo por extemporaneidad (Ministerio Fiscal); por no justificar su
espe ialà t as e de iaà o stitu io al à à po à a e e à deà he hoà deà esaà espe ialà
t as e de iaà o stitu io al à Let adoà de la Junta de Andalucía), requisitos, ambos, que
exige la vigente Ley Orgánica del Tribunal Constitucional30.

Prescindo aquí de entrar en los demás aspectos meramente procesales del recurso y me
referiré sólo a la trascendencia constitucional, que es directamente abordada por la
sentencia en su Fundamento Jurídico 3. Para el Letrado de la Junta de Andalucía, la
ausencia de relevancia constitucional se basaba en la —a su entender— clara negativa de la
jurisprudencia constitucional a reconocer el derecho a la objeción de conciencia sin un
apoyo legislativo expreso; y también en la doctrina de la decisión Pichon y Sajus, del
Tribunal de Estrasburgo, ya mencionada —y criticada— en el epígrafe precedente de este
trabajo.

El Tribunal, en cambio, adopta la perspectiva opuesta: coincide con el recurrente en que se


trata de una cuestión novedosa, pues hasta ahora la jurisprudencia constitucional no se ha
planteado el reconocimiento y límites de la objeción de conciencia de un farmacéutico en
el ejercicio de su profesión, y menos aún en relación con tema tan sensible para el derecho
constitucional a la vida como es la posible realización de un aborto voluntario (por vía
uí i a,à e à esteà aso .à Pa aà elà T i u al,à o upa seà deà estaà uestió à permite perfilar y
aclarar algunos aspectos de la doctrina constitucional en relación con la naturaleza del
de e hoàaàlaào je ió àdeà o ie ia .31

b. LA CALIFICACIÓN DE LOS PRESERVATIVOS Y EL LEVONORGESTREL COMO MEDICAMENTOS


Una segunda cuestión importante es hasta qué punto puede afirmarse en rigor que los
preservativos y el levonorgestrel constituyen propiamente medicamentos. Su importancia
radica en que es uno de los elementos que incide de manera directa en la ponderación de
intereses jurídicos en conflicto a la que me referiré enseguida con más detalle.

30
Vid. art. 49.1 y 50.1.b) LOTC, según la redacción dada por la reforma efectuada en 2007 (la cual tenía por
objeto, entre otros, reducir la carga de trabajo y el retraso en la tramitación de recursos en el Tribunal
Constitucional).

31
STC 145/2015, FJ 3.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Desde luego, la legislación andaluza cuestionada por el objetor, como las demás leyes
autonómicas en materia farmacéutica antes citadas, y la mayoría de las posiciones que
afloran en la sentencia, parten de la premisa de que ambos productos son medicamentos.
Personalmente, tengo mis dudas de que esa calificación les corresponda en sentido propio,
pues la noción de medicamento se encuentra directamente vinculada a la salud, de manera
que sirve para prevenir o curar una enfermedad, para reducir sus efectos sobre el
organismo, o para aliviar el dolor físico. Es esta la acepción que recoge el Diccionario de la
Real Academia Española, sintetizando lo que es la comprensión socialmente extendida:
susta iaà ue,à ad i ist adaà i te io à oà e te io e te a un organismo animal, sirve para
p e e i ,à u a àoàali ia àlaàe fe edadà à o egi àoà epa a àlasàse uelasàdeàesta .

Ciertamente, si somos rigurosos, la salud no parece estar directamente afectada por el uso
de los productos objetados por el farmacéutico, cuya finalidad propia es prevenir la
concepción. Es verdad que el horizonte de la procreación potencial implica una conexión
con la salud, pero sobre todo en la medida en que —por falta de utilización o por uso
incorrecto o inapropiado— el embarazo tenga efectivamente lugar, pues requerirá
atención sanitaria; no, en cambio, en la medida en que no llegue a producirse gestación —a
lo cual se dirigen precisamente tales productos— pues en ese supuesto lo que está
principalmente en juego es el derecho a la autodeterminación sexual, que como tantas
otras cosas puede considerarse parte de privacidad o, si se prefiere, de la vida privada y
familiar. También es cierto que, a diferencia del levonorgestrel, los preservativos no se
limitan a ser un instrumento de contracepción, sino que tienen también la función de
proteger a las personas frente a enfermedades de transmisión sexual. Pero en ese sentido
no se distinguen esencialmente de otros medios, físicos o químicos, que protegen de
infecciones, como, por ejemplo, los antisépticos. De ahí que el magistrado ponente de la
se te ia,à e à suà otoà pa ti ula à pa ial e teà o u e te,à losà alifi ueà deà p odu tosà
higié i os à ueà seà e de à e à ultitudà deà luga esà a esi lesà alà pú li oà —incluso en
máquinas dispensadoras automáticas— sin obligada intervención de farmacéutico
alguno32.

En todo caso, debemos notar que la legislación española, desde 2006, amplía la noción de
medicamento más allá del estricto ámbito de la salud en su acepción común, y la extiende a
sustancias que tie e à laà fi alidadà deà estau a ,à o egi à oà odifi a à lasà fu io esà
fisiológi asà eje ie doà u aà a ió à fa a ológi a .à Yà elà is oà pla tea ie toà apli aà alà
o eptoàdeà p odu toàsa ita io ,àde t oàdelà ualài lu eà ual uie àdispositi o,àa tí uloàoà
material queà te gaà po à o jetoà laà sustitu ió à oà odifi a ió à deà laà a ato íaà oà deà u à

32
Cfr. voto particular del magistrado Andrés Ollero Tassara, n. 4.

15
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

p o esoàfisiológi o ,à àta ié àlaà egula ió àdeàlaà o ep ió .33 No cabe duda que esa
extensión conceptual del medicamento operada por vía legislativa va encaminada a incluir
en el entorno hospitalario y farmacéutico una variedad de productos, químicos o físicos,
que sean utilizables como mecanismo contraceptivo (y quizá, en su caso, abortivo,
dependiendo del concepto de embarazo que se maneje, como vimos). Lo cual, a su vez, se
inspira en una paralela extensión de la noción misma de salud, de manera que incluya lo
ueà seà haà dadoà e à lla a à saludà se ualà à ep odu ti a à ueà e à laà p ti aà sueleà
entenderse como teniendo casi siempre a la mujer como protagonista).

La opción del legislador español es jurídicamente legítima, y no excepcional en el entorno


occidental, sino más bien al contrario. Pero ello no ha de hacer olvidar que ese
ensanchamiento semántico de términos con una clara significación social y cultural genera
una mayor posibilidad de conflictos con las posiciones deontológicas y morales de quienes
ejercen profesiones sanitarias —farmacéuticos incluidos— y máxime teniendo en cuenta el
carácter marcadamente vocacional de estas profesiones. En consecuencia, un legislador
sensato que adopta deliberadamente esa opción en materia de salud pública, y otros
conceptos afines como el de medicamento o producto sanitario, debería establecer al
mismo tiempo mecanismos razonables que eviten previsibles conflictos de conciencia en
los profesionales de la salud, de manera que éstos no resulten discriminados por sus
creencias y se posibilite una tutela jurídica eficaz del derecho fundamental a la libertad de
conciencia (que, no lo olvidemos, es un derecho constitucional y humano de existencia
inequívoca, frente a lo etéreo que, hoy por hoy, es el reconocimiento jurídico formal del
derecho a la salud sexual y reproductiva, tanto en el plano internacional como en el
constitucional de la mayoría de los ordenamientos occidentales34). Y, si el legislador, por la
razón que sea, omite ese elemental deber de diligencia y técnica jurídica, los tribunales
habrán de suplir su negligencia mediante su poder de amparo directo de los derechos
fundamentales.

33
Vid. Ley 29/2006, de 26 de julio de 2006, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos
sanitarios, art. 8: Definiciones, especialmente apartados a) y l).

34
Sorprende, por ello, la drástica actitud del Letrado de la Junta de Andalucía, quien, al tiempo que niega la
existencia de tutela constitucional alguna para la libertad de conciencia del farmacéutico objetor, afirma
apodícticamente la existencia —y la absoluta superioridad— deàu àde e hoà o stitu io alàaàlaà saludàse ualà à
ep odu ti aàdeàlaà uje ,à ueà oàesà e io adoàpo àlaàCo stitu ió àe à i gú àluga ,àpe oà ueàaàsuàjui ioà es
manifestación del derecho a la integridad física y psíquica garantizado por el art. 15 CE, en conexión con el
de e hoàaàlaàsaludà a t.à àCE .àCf .à“TCà / ,àá te ede teà .

16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

c. LA PROTEGIBILIDAD DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA SIN NECESIDAD DE EXPRESA


PREVISIÓN LEGISLATIVA
El aspecto de mayor importancia que aborda la sentencia es, naturalmente, el grado de
tutela que la Constitución española, y los convenios internacionales sobre derechos
humanos vinculantes para España, garantizan a las situaciones de objeción de conciencia. A
las diversas partes que intervienen en el recurso les preocupa, en concreto, una tema muy
del gusto continental-europeo: si la protección de la objeción de conciencia en un caso
determinado requiere la interpositio legislatoris —es decir, una explícita previsión
legislativa— o si, al contrario, los propios tribunales pueden aplicar las normas
constitucionales o internacionales sobre libertad de conciencia para reconocer una
exención de deberes legales a un objetor en ausencia de norma legislativa específica.

En el relato de la sentencia pueden distinguirse tres posiciones diferenciadas, según el


grado de garantía que reconocen a la objeción de conciencia.

La más legalista, sostenida por el Ministerio Fiscal, el Letrado de la Junta de Andalucía y tres
magistrados discrepantes, es decididamente partidaria de una interpretación restrictiva de
la libertad de conciencia, que, en caso de conflicto con otro interés jurídico protegido por la
ley, debería ceder necesariamente, salvo expresa exención concedida por el legislador. En
algunas de esas argumentaciones, en particular en uno de los votos discrepantes35, se
detecta, por un lado, un toque de catastrofismo al cual no es fácil verle fundamento36; y
por otro, una desafortunada interpretación de la Carta de Derechos Fundamentales de la
UE. A este propósito, la magistrada discrepante afirma que el art. 10.2 de la Carta hace
depender de manera absoluta el reconocimiento de la objeción de conciencia de su

35
Me refiero al de la magistrada Asúa Batarrita.

36
Vaticina textualmente laà agist adaà ueàestaàse te iaàte d à consecuencias aciagas para nuestro Estado
Co stitu io alà deà De e hoà ,à e à defi iti a,à pa aà elà e uili ioà deà uest aà o i e ia à i id.,à .à .à Elà to oà
agorero de la magistrada recuerda las declaraciones de la Corte Suprema de Filipinas en el caso Gerona, en
1959, a propósito de la cuestión de la objeción de conciencia de los alumnos testigos de Jehová al saludo a la
bandera que se hacía en la escuela pública. Profetizaba entonces la Corte que, de concederse la exención a
los objetores, sería el inicio del camino hacia el fin del patriotismo y el espíritu ciudadano en Filipinas: u aà
situación patética, y hasta trágica, y todo porque una pequeña proporción de la población estudiantil impuso
su voluntad, exigió y se leà o edióàlaàe e ió .àE à ealidad,àloàú i oàpatéti oàe aàelàp o u ia ie toàdeàlaà
Corte. Afortunadamente, en 1993, en los casos Ebranilag y Amolo, revocaría su jurisprudencia anterior, y no
parece que en estas dos últimas décadas el ordenamiento jurídico filipino se haya tambaleado como
consecuencia de la interpretación extensiva dada por la Corte a la libertad de conciencia (vid. al respecto
MARTINEZ TORRÓN, J. Los testigos de Jehová y la cuestión de los Honores a la Bandera en México. Gaceta de
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. 2000, p. 20‑22)

17
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

sanción legislativa. No es eso, sin embargo, lo que dice dicho precepto, que, en directa
o e ió à o àlaàli e tadàdeàpe sa ie to,àdeà o ie iaà àdeà eligió ,àga a tizaà elàde e hoà
aàlaào je ió àdeà o ie iaàdeàa ue doà o àlasàle esà a io alesà ueà egule àsuàeje i io .à

Entender esa disposición como un sometimiento de la objeción a la interpositio legislatoris


es infravalorar el significado de su inclusión en un documento clave para los derechos
fundamentales en Europa. No sólo porque parece a todas luces irrazonable condicionar la
existencia de un derecho fundamental europeo a la voluntad de cada legislador nacional,
sino también por la elemental razón de que, si se hubiera querido hacer depender la tutela
de la objeción de conciencia de las leyes nacionales, no tendría sentido alguno haberla
incluido como derecho fundamental en la Carta —la cual, no se olvide, no es una simple
expresión de buenos deseos y recomendaciones para gobiernos bienintencionados, sino un
texto jurídico vinculante para los Estados miembros de la Unión Europea.37

A mi juicio, el art. 10.2 de la Carta Europea tiene por finalidad reconocer de manera clara
que la tutela jurídica de la objeción de conciencia está íntimamente vinculada a la libertad
de religión y creencias, y al mismo tiempo determinar cómo pueden establecerse
legítimamente limitaciones a ese derecho: mediante una legislación debidamente
ap o ada.à Laà e p esió à deà a ue doà o à lasà le esà a io ales à contendría, por ello, una
referencia a que los legisladores nacionales son los naturalmente competentes para regular
los supuestos más frecuentes de objeción, incluida la posibilidad de establecer límites
apropiados a ese derecho en el contexto de sus respectivos ordenamientos. Es decir, se
trataría de una remisión a las competencias legítimas de los derechos nacionales en esta
materia, que ha de interpretarse, además, en el sentido de que la regulación de la objeción
nunca podrá entenderse como negación de la misma, sino que, al contrario, habrá de ir
dirigida a tutelar y facilitar el ejercicio de la libertad de conciencia y a propiciar su
compatibilidad con otros intereses jurídicos con los que pueda entrar en conflicto. A este
respecto, cabe aplicar a la referencia general a la objeción de conciencia en la Carta de
Derechos Fundamentales un razonamiento análogo al que, en 1982, expresaba el Tribunal
Constitucional español respecto a la mención constitucional del derecho a la objeción al

37
Acerca del valor jurídico vinculante de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, vid.
ALONSO, R. Sarmiento, D. La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Explicaciones,
concordancias y jurisprudencias. Cizu àMe o  :àTho so /Ci itas.,à ,àp. 79‑100.; y ALONSO, R. Sarmiento,
D. La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Explicaciones, concordancias y
jurisprudencias. Cizur Menor: Thomson/Civitas., 2006, p. 37‑54.

18
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

servicio militar: la ausencia de una legislación de desarrollo de ese derecho no puede


entenderse como privación del mismo, pues la regulación de un derecho tiene por objeto
asegu a à suàple aàapli a ilidadà àefi a ia .38

La segunda de las tres posiciones antes indicadas es la que adopta la parte dispositiva de la
sentencia. Afirma que no hay necesidad de interpositio legislatoris para proteger la
objeción de conciencia, pero refiere ese principio, en concreto, al caso del aborto y parece
resistirse a extenderlo de manera general a otros supuestos. En efecto, el Tribunal recuerda
que, en la sentencia de 1985 que se refería a la objeción de conciencia de los médicos y
personal sanitario en el contexto de un juicio sobre la constitucionalidad de la primera ley
despenalizadora del aborto en España, se indicaba que dicha ley no era inconstitucional por
no incluir una cláusula de conciencia. La razón, hacía notar entonces el Tribunal con
claridad meridiana, era que la objeción de conciencia forma parte de la libertad religiosa y
de creencias reconocida por el art. 16 CE y disfruta por ello de la protección constitucional,
al margen de que haya sido o no explícitamente contemplada por el legislador39. Sin
embargo, a renglón seguido, la sentencia que aquí comentamos matiza el alcance de dicha
do t i a,à su a a doà laà si gula idadà delà p o u ia ie toà t aídoà aà ola ió à …à dadasà lasà
particulares circunstancias del supuesto analizado por este Tribunal; por un lado, la
significativa intervención de los médicos en los casos de interrupción voluntaria del
embarazo y, por otro, la relevancia constitucional que reconocimos a la protección del
nasciturus .40

Para el Tribunal, en consecuencia, la objeción del farmacéutico sevillano resulta en


principio protegible en lo relativo al levonorgestrel, dada la falta de claridad científica en
cuanto a la diversidad de efectos de ese fármaco y la posibilidad de que pueda tener
efectos considerados abortivos, lo cual le sitúa dentro del concreto ámbito temático en que
se insertaba la jurisprudencia constitucional de 198541. Pero no deja claro qué sucedería en

38
Cfr. STC 15/1982, 23 abril 1982, FJ 6.

39
Po àloà ueàseà efie eàalàde e hoàaàlaào je ió àdeà o ie ia,… existe y puede ser ejercido con independencia
de que se haya dictado o no tal regulación. La objeción de conciencia forma parte del contenido del derecho
fundamental a la libertad ideológica y religiosa reconocido en el artículo 16.1 de la Constitución y, como este
Tribunal ha indicado en diversas ocasiones, la Constitución es directamente aplicable, especialmente en materia
de derechos fu da e tales à STC 53/1985, 11 abril 1985, FJ 14).

40
STC 145/2015, FJ 4.

41
EsteàT i u alà oàdes o o eàlaàfaltaàdeàu a i idadà ie tífi aà espe toàaàlosàposi lesàefe tosàa o ti osàdeàlaà
de o i adaà píldo aà delà díaà después .à “i à pe jui ioà deà ello…, la presencia en ese debate de posiciones
científicas que avalan tal planteamiento nos lleva a partir en nuestro enjuiciamiento de la existencia de una

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Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

otros supuestos de conflicto entre ley y libertad de conciencia no contemplados


directamente por la ley o por la jurisprudencia constitucional precedente. El Tribunal
Constitucional perdía así una ocasión de oro para clarificar la esencia de este aspecto de la
libertad de conciencia, tan trascendente en la vida jurídica cotidiana. Esa clarificación
hubiera sido especialmente bienvenida por la confusión existente en la previa
jurisprudencia del propio Tribunal, que data principalmente de varias sentencias de los
años 1980, centradas en torno a dos tipos concretos de objeción: al servicio militar
obligatorio, tutelada por el art. 30.2 CE; y a colaborar en la práctica de un aborto
voluntario, refrendada por la sentencia antes citada. No son pocas las aparentes
contradicciones que hay entre varias sentencias del Tribunal Constitucional, que han
llevado a la doctrina jurídica a proponer diferentes interpretaciones de esa intrincada
jurisprudencia42. En todo caso, la tímida posición que adopta nuestro Tribunal, en esta
sentencia 145/2015, respecto a la garantía general de la libertad de conciencia contrasta
notablemente con la de otros tribunales extranjeros: por ejemplo, la decidida y unánime
actitud del Tribunal de lo Contencioso Administrativo de Uruguay, en una reciente
sentencia relativa a la objeción de conciencia de los médicos y personal sanitario en
materia de aborto43.

duda razonable sobre la producción de dichos efectos, presupuesto este que, a su vez, dota al conflicto de
conciencia alegado por el recurrente de suficiente consistencia y relevancia constitucional. En consecuencia,
sin desconocer las diferencias de índole cuantitativa y cualitativa existentes entre la participación de los
médicos en la interrupción voluntaria del embarazo y la dispensación, por parte de un farmacéutico, del
medicamento anteriormente mencionado, cabe concluir que, dentro de los parámetros indicados, la base
conflictual que late en ambos supuestos se anuda a una misma finalidad, toda vez que en este caso se plantea
asi is oàu aà olisió à o àlaà o ep ió à ueàp ofesaàelàde a da teàso eàelàde e hoàaàlaà ida.à…àE àsu a,à
pues, hemos de colegir que los aspectos determinantes del singular reconocimiento de la objeción de
conciencia que fijamos en la STC 53/1985, FJ 14, también concurren, en los términos indicados, cuando la
efe idaào je ió àseàp o e taàso eàelàde e àdeàdispe sa ió àdeàlaàde o i adaà píldo aàdelàdíaàdespués àpo à
pa teàdeàlosàfa a éuti os,àe à aseàaàlasà o side a io esàe puestas à(STC 145/2015, FJ 4).

42
Me remito, en este punto, a NAVARRO VALLS, R. Martinez Torrón, J. Conflictos entre conciencia y ley: las
objeciones de conciencia. Vol. .à Mad id :à Iustel,à ,à p. 63 y ss., donde pueden encontrarse ulteriores
referencias. El propio ponente de la STC 145/2015, en su voto particular, siente la necesidad de proponer una
clarificación de esa jurisprudencia constitucional previa (cfr. voto particular del magistrado Ollero Tassara, n.
1).

43
TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE URUGUAY. Sentencia 586/2015. [en línea]. 2015. Disponible
en: http://www.tca.gub.uy/fallos.php. El Tribunal de lo Contencioso Administrativo de Uruguay es un órgano
judicial especial para el control de legalidad de la actuación de toda la Administración.

20
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

A mi modo de ver, esta segunda postura, la acogida por la sentencia, comparte con la
primera, la cargada de legalismo, un error de fondo44: el análisis de la cuestión se
concentra en la alternativa entre afirmar o negar la existencia de la objeción de conciencia
como un derecho autónomo merecedor de protección. Y ese análisis, a su vez, parece estar
teñido de un recelo que no se menciona expresamente pero que actúa como freno para
cualquier intento de interpretar extensivamente la libertad de conciencia, que sería lo
correcto según las normas hermenéuticas comúnmente aceptadas en materia de derechos
fundamentales: el miedo a abrir una caja de Pandora, a desencadenar una suerte de
apo alipsisàju ídi o ,à o oàsià e o o e àu àde e hoàaàlaào je ió àdeà o ie iaài pli a aà
necesariamente hacerlo de manera absoluta o incontrolada.

Digo que se trata de un error de fondo porque, en realidad, la objeción de conciencia es


más una situación que un derecho en sí misma. El derecho de referencia sustantivo es la
libertad de conciencia, cuyo ejercicio concreto por parte de determinadas personas puede
entrar en conflicto con otro interés jurídico: el derivado de una obligación legal (o a veces
contractual, como en las situaciones de relaciones laborales). Es la situación de quien se
encuentra, contra su voluntad, frente al dilema de tener que elegir entre su conciencia —
protegida por un derecho fundamental— y sus obligaciones como ciudadano. El temor a
que la protección expansiva de la libertad de conciencia en esos casos se transforme en un
caos jurídico incontrolable carece de fundamento. Las situaciones de objeción de
conciencia —es decir, me permito reiterar, de tensión entre libertad de conciencia y otros
bienes jurídicos en juego— han de abordarse como cualquier otro caso de conflicto entre
derechos: mediante un procedimiento de ponderación o de equilibrio de intereses. La
libertad de conciencia no es un derecho absoluto: sólo la libertad de elegir las propias
creencias lo es45, pero no la libertad de manifestarlas. De ahí que afirmar la protegibilidad,

44
Debo remitirme de nuevo, para una exposición pormenorizada de estas ideas, a NAVARRO VALLS, R.
Ma ti ezà To ó ,à J.à Capítulosà à à .à Da s :à Conflictos entre conciencia y ley: las objeciones de conciencia.
Mad id :àIustel,à .à

45
Es relevante, a este propósito la doctrina jurisprudencial de Estrasburgo sobre la distinción esencial entre
forum internum (libertad de creer) y forum externum (libertad de actuar), el primero de carácter absoluto y
no susceptible de restricción legítima alguna, y el segundo de carácter relativo y sujeto a las limitaciones que
pueden imponerse en virtud del art. 9.2 CEDH. Cfr. las decisiones de inadmisibilidad de la extinta Comisión
Europea de Derechos Humanos Dec. Adm. 10358/83, Decisions and Reports 37, p. 147; Dec. Adm. 10678/83,
Decisions and Reports 39, p. 268; y Dec. Adm. 14049/88. Vid. también el informe de la Comisión Rep. Com.
11581/85 (caso Darby), n. 44. El Tribunal, siguiendo el planteamiento de la Comisión, ha aludido posteriormente a
esta doble dimensión de la libertad religiosa, y ha subrayado que los límites enumerados en el artículo 9.2 CEDH
son aplicables únicamente a la libertad de manifestar la propia religión o creencias, pero no a la libertad de elegir
la propia religión o creencias (Kokkinakis c. Grecia, 25 mayo 1993, §§ 31 y 33).

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Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

en principio, de las objeciones de conciencia no sea sinónimo de afirmar, en todos y cada


uno de los casos, que ha de darse la razón al objetor. Habrá que analizar cada situación en
concreto, teniendo en cuenta que la garantía constitucional de la libertad de conciencia no
requiere, como condición sine qua non, un desarrollo legislativo específico en cada posible
caso de objeción.

Como se ve, entre esta postura y el legalismo a ultranza hay un abismo. La ponderación de
intereses enfrentados, en efecto, podrá ser hecha por el legislador —al menos en términos
generales— en los supuestos de mayor relevancia social, pero en su ausencia deberá
hacerla el juez, quien no sólo tiene la posibilidad sino, en rigor, el deber de aplicar
directamente los preceptos constitucionales, incluido aquel que tutela la libertad de
conciencia. Por una u otra vía, es de la mayor importancia que ese balance de intereses se
realice adecuadamente, para lo cual el primer e indispensable paso es la identificación
precisa de los bienes jurídicos en conflicto. Eso implica, entre otras cosas, advertir que la
libertad de conciencia no es un interés privado, sino un interés público, y de la máxima
categoría, al tratarse de un derecho fundamental garantizado por la Constitución y por los
tratados internacionales de derechos humanos. Téngase en cuenta que no es la conciencia
individual per se lo que se protege, sino el derecho de cada persona a elegir sus
convicciones éticas y a comportarse conforme a ellas (de igual manera que la libertad de
expresión no tiene por objeto salvaguardar las ideas de una persona en sí mismas, sino su
libertad para expresar las propias ideas en público, de la manera que considere
conveniente y —como sucede con la libertad de conciencia— con sujeción a ciertos límites
que se derivan de otros intereses jurídicos que en el caso concreto pueden o deben
prevalecer).

A mi modo de ver, únicamente la tercera de las posiciones reflejadas en la sentencia, la del


voto particular parcialmente concurrente del magistrado ponente46, percibe de manera
realista la esencia de lo que es la objeción de conciencia, y su relación con las libertades
garantizadas por el art. 16 CE, así como la obligación que de ello deriva no solo para el
legislador sino también para los tribunales: sopesar los intereses en conflicto, de manera
que la norma constitucional habrá de aplicarse aun a falta de previsión legislativa ad hoc —
que será, por lo demás, frecuente en la práctica, pues ninguna ley puede prever las
innumerables situaciones posibles. Y conviene no olvidar que una tal ponderación de los
bienes jurídicos en juego ha de partir de la premisa de que las restricciones a la libertad de

46
Voto particular del magistrado Andrés Ollero Tassara.

22
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

conciencia sólo son legíti asà ua do,àade sàdeàesta àp e istasàpo àlaàle ,àso à e esa iasà
e àu aàso iedadàde o ti a àpa aàlaàsal agua daàdeà ie tosà ie esàju ídi osà ueàespe ifi aà
el art. 9.2 del Convenio Europeo de Derechos Humanos47. No convenientes, oportunas o
útiles, sino estrictamente necesarias: en palabras del Tribunal de Estrasburgo, que
espo da àaàu aà e esidadàso ialài pe iosa .48

A este respecto, debe repararse en que la falta de expresa previsión legislativa de una
exención de deberes legales por motivos de o ie iaà oà esà si ó i oà deà e esidad ,à
pues de otro modo se vaciaría de contenido gran parte de las garantías ofrecidas tanto por
el art. 16 CE como por el art. 9 CEDH: siendo normas tuitivas de derechos fundamentales,
estos artículos tienen precisamente por objeto proteger a la persona de abusos
procedentes del poder —también el legislativo— ya sea por acción o por omisión. Por ello,
los poderes públicos han de probar que, en el caso concreto, resulta necesario denegar la
exención solicitada por un objetor porque así lo requiere otro interés jurídico prioritario.
Co ola ioàdeàloà ualàesàelàp i ipioà ueàlaàju isp ude iaà o tea e i a aàhaàlla adoàdeà losà
ediosà e osà est i ti os à least restrictive means à à laà a adie seà delà dañoà í i o à
(minimal impairment):49 si existen medios alternativos que permiten asegurar la protección
del interés jurídico perseguido por la legislación sin perjuicio, o con un perjuicio mínimo,
para la libertad de conciencia, rechazar la pretensión del objetor no podrá considerarse
e esa ioàe àu aàso iedadàde o ti a .àásíàloàha íaà ota ,àha eàpo osàaños,àelàT i u alà

47
ásíàdi eàelàa t.à . àCEDH:à La libertad de manifestar su religión o sus convicciones no puede ser objeto de
más restricciones que las que, previstas por la ley, constituyen medidas necesarias, en una sociedad
democrática, para la seguridad pública, la protección del orden, de la salud o de la moral públicas, o la
p ote ió àdeàlosàde e hosàoàlasàli e tadesàdeàlosàde s .

48
Me remito al respecto, para ulteriores detalles y referencias, a MARTÍNEZ TORRÓN, J. Limitations on
Religious Freedom in the Case Law of the European Court of Human Rights. Emory International Law Review.
2005, p. 587‑636.

49
Vid., entre otros, WOEH‘LING,àJ.àL o ligatio àd a o ode e tà aiso a leàetàl adaptatio àdeàlaàso ietéà à
la diversitá religieuse. McGill Law Journal. 1998, p. 325 y ss.; DURHAM JR, W. C. Freedom of Religion: The
United States Model. American Journal of Comparative Law Supp. 1994, p. 624 y ss. El tema del uso de
medios alternativos menos restrictivos para la libertad religiosa, en el contexto de un profundo análisis del
principio de proporcionalidad, ha sido estudiado por GUNN, J. Deconstructing Proportionality in Limitations
Analysis. Emory International Law Review. 2005, p. 465 y ss. Una interesante aplicación de estos criterios
puede verse en la sentencia de la Corte Suprema de Canadá Singh-Multani c. Marguerite-Bourgeoys 2006 SCC
6, J.E. 2006-508. Relativa a la posibilidad de que el alumnos de religión sij llevara consigo un kirpan (un objeto
religioso consistente en una pequeña daga) dentro del recinto escolar. En España la Sentencia ha sido
comentada por S. Cañamares Arribas, CAÑAMARES ARRIBAS, S. Simbología religiosa en la escuela. Comentario
a la sentencia del Tribunal Supremo de Canadá Singh-Multani c. Marguerite-Bourgeoys (Commission Scolaire).
Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado. 2006, p. 1‑11.

23
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

Europeo de Derechos Humanos en el caso Bayatyan50, apuntando la obligación que pesa


sobre los poderes públicos de buscar la conciliación de intereses enfrentados en lugar de
adoptar medidas fáciles que ignoren la libertad de conciencia, con la consiguiente
discriminación para las personas individuales o las minorías religiosas cuyas creencias
colisionan frontalmente con los valores morales que impregnan una concreta legislación.

Aplicando esos criterios al caso que aborda la sentencia, no es difícil concluir que, si quien
necesita o desea recurrir a uno de estos fármacos puede obtenerlos razonablemente de
otra manera —por ejemplo, en otro establecimiento farmacéutico no distante— carecería
de sentido plantearse incluso la mera posibilidad de forzar al farmacéutico a obrar contra
sus dictados morales con el simple objeto de que facilite un compuesto químico que, en
realidad, no tiene finalidad curativa alguna51.

d. LA RELEVANCIA DE EVALUAR EL PERJUICIO REAL CAUSADO POR EL OBJETOR A OTRAS


PERSONAS
Esto último nos lleva a otro punto importante: la relevancia de evaluar el perjuicio real que
la conducta observada por el objetor ha causado en la práctica a otras personas.
Efectivamente, si han de ponerse en una balanza los legítimos intereses jurídicos en juego,
es de la mayor importancia partir no de ficciones sino de realidades: lo que se traduce en
dictaminar cuáles son los concretos daños que se seguirían bien para la libertad de
conciencia del objetor, bien para otros bienes jurídicos protegibles, según se admita o
rechace, respectivamente, la exención del deber legal que el objetor reclama.

Curiosamente, los dos votos particulares discrepantes asumen que el hecho de que la ley
andaluza obligue al objetor a mantener en su oficina de farmacia productos gravemente
contrarios a sus convicciones morales constituye sólo una lesión hipotética de su libertad
de conciencia: mientras no se vendan esos productos —se afirma— no hay conflicto
alguno52. Tal planteamiento me resulta de un formalismo rocambolesco, pues el mandato
legal de existencias mínimas va dirigido, precisamente, a tenerlas disponibles para ser
dispensadas a petición del cliente: ése es su único sentido. De manera que, para el objetor,

50
Cfr. Bayatyan c. Armenia (Gran Sala), 7 julio 2011, § 124.

51
De la misma opinión es respecto DEL MORAL GARCÍA, A. Objeción de conciencia y vida humana
dependiente. Anuario Jurídico Villanueva. 2010, p. 114.

52
Cfr. voto particular de la magistrada Asúa Batarrita, n. 5; y de los magistrados Valdés Dal-Ré y Xiol Ríos, n. 3.

24
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

aceptar la mera tenencia del producto en sus instalaciones es admitir el primer y decisivo
paso hacia su puesta a disposición de cualquier comprador potencial. La postura adoptada
por los votos discrepantes equivale a decir que la libertad de conciencia de una persona de
serias convicciones pacifistas que posea una tienda de deportes no se vería realmente
afectada si una ley le obligara a tener en almacén armas blancas o de fuego listas para su
venta, y que el conflicto ético se produciría sólo en el preciso instante en que alguien
quisiera comprarlas.

La realidad es muy diferente: en el caso que nos ocupa, el conflicto moral del farmacéutico
es evidente —y por tanto el gravamen que se produce sobre su derecho constitucional a la
libertad de conciencia— y así lo prueba claramente su inscripción expresa como objetor en
el registro ad hoc existente en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla. Lo que es
hipotético, o más bien ficticio, es el daño que los magistrados discrepantes de la sentencia
atribuyen a los derechos de la mujer a la salud sexual o reproductiva. No consta, en efecto,
que ninguna mujer haya sido realmente privada —o incluso dificultada— de su posibilidad
de acceso a preservativos o compuestos de levonorgestrel como consecuencia de la
objeción del farmacéutico. La sanción económica impuesta fue consecuencia, no del
proceso iniciado por una cliente insatisfecha o perjudicada en su autonomía sexual, sino de
la actuación de la Inspección Provincial de Servicios Sanitarios de la Junta de Andalucía53.

De ahí que la sentencia54, con razón, advierta que no sólo no hay constancia de que nadie
hubiera experimentado daño real alguno en sus derechos sexuales y reproductivos, sino
que las posibilidades de que ese daño se produzca son mínimas, habida cuenta de la
ubicación de la farmacia —en el centro de la ciudad de Sevilla— y de la facilidad con que
pueden obtenerse los productos objetados en otras farmacias de un entorno urbano
próximo55; e incluso, en el caso de los preservativos, en multitud de lugares de fácil acceso

53
Se indica es ueta e teàe àlaàse te iaà ueà aà aízàdeàlaàde u iaàp ese tadaàpo àu à iudada o ,àelà ualà oà
parece que hubiera sufrido ningún perjuicio, y bien pudo actuar movido por un fervoroso celo en que todos
acaten los valores morales implícitos en ciertas normas. Cfr. STC 145/2015, Antecedente 2.a).

54
E àlasàa tua io esà oàfigu aàdatoàalgu oàaàt a ésàdelà ualàseài fie aàelà iesgoàdeà ueàlaàdispe sa ió à deàlaà
píldo aàdelàdíaàdespués àseà ie aào sta ulizada,àpuesàa é àdeà ueàlaàfa a iaà ege tadaàpo àelàde a da teà
se ubica en el centro urbano de la ciudad de Sevilla, dato este del que se deduce la disponibilidad de otras
oficinas de farmacia relativamente cercanas, ninguna otra circunstancia permite colegir que el derecho de la
mujer a acceder a los medicamentos anticonceptivos autorizados por el ordenamiento jurídico vigente fuera
puestoàe àpelig o à STC 145/2015, FJ 5).

55
Sevilla es una de las mayores ciudades de España, con una población censada de aproximadamente
700.000 habitantes, aunque en el área metropolitana viven más de millón y medio de personas. Según datos
oficiales de 2014, había más de 400 farmacias en la ciudad (cfr. DEL MORAL GARCÍA, A. Objeción de
conciencia y vida humana dependiente. Anuario Jurídico Villanueva. 2010, p. 114, consultado 28 agosto

25
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

público a cualquier hora del día, tales como bares, gasolineras o dispensadores
automáticos en baños públicos.

Así las cosas, la sentencia no hace sino aplicar implícitamente la doctrina de Estrasburgo
(caso Bayatyan) sobre el principio de proporcionalidad cuando existen medios alternativos
de conciliar derechos en conflicto, y se inclina por considerar —a mi juicio correctamente—
que la sanción administrativa económica impuesta al farmacéutico violaba su derecho
constitucional a la libertad ideológica y religiosa.

e. LA RELEVANCIA DEL COLEGIO OFICIAL DE FARMACÉUTICOS Y SUS ESTATUTOS


Cuando la sentencia aborda la cuestión del fundamento de la posición adoptada por el
recurrente en amparo, hace una interesante referencia al Colegio Oficial de Farmacéuticos
de Sevilla y sus estatutos, en la que vale la pena detenerse brevemente, sobre todo por la
sarcástica alusión que a este punto hacen los dos votos particulares discrepantes, los cuales
afirman, no se sabe con qué fundamento, que laàse te iaàele aàlosàestatutosà po oà e osà
ueàalà a goàdeà o asà o stitu io ales .56

Ese aserto, tan fuera de lugar, nada tiene que ver con el contenido de la sentencia, que se
refiere a al colegio de farmacéuticos y sus estatutos para introducir un doble matiz que,
además de ser preciso, es muy pertinente para el proceso de ponderación de intereses que
el Tribunal lleva a cabo. Por una parte, se quiere subrayar la sinceridad y coherencia de las
convicciones alegadas por el recurrente, que le llevaron en su día a inscribirse en el registro
de objetores de conciencia existente en el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla. Y por otra, y
sobre todo, se quiere hacer notar que la conducta del objetor no era en absoluto
sospechosa de ilegalidad, ni siquiera aparente.

Así, la sentencia recuerda que, a diferencia de otras comunidades autónomas en España57,


la legislación andaluza no recoge expresamente el derecho de objeción de conciencia de
los farmacéuticos, pero eso no significa que ese derecho esté desprovisto de toda tutela

2014); y, según afirmaba el Presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en julio de 2014,
cualquier sevillano tiene una farmacia a menos de 200 m. de su casa (cfr.
http://www.farmaceuticosdesevilla.es/las-farmacias-sevillanas-contra-la-violencia-de-genero_aa301.html,
consultado 28/9/2015).
56
Voto particular de la magistrada Asúa Batarrita, n. 6; y de los magistrados Valdés Dal-Ré y Xiol Ríos, n. 4.
Curiosamente, los dos votos particulares utilizan literalmente la misma expresión a este respecto.

57
Vid., supra, notas 11-14 y texto correspondiente.

26
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

legal. Al margen de lo ya indicado sobre su garantía constitucional, los estatutos del Colegio
de Farmacéuticos de Sevilla explícitamente reconocen la objeción de conciencia como un
de e hoà si oà deà losà fa a éuti osà olegiadosà e à elà eje icio de su actividad
p ofesio al ,à àañade àalgu asà edidasàpa aàposi ilita àsuàeje i io58. Además —y éste es
el extremo que la sentencia desea resaltar especialmente— los estatutos pasan por un
control previo de legalidad por parte de la propia Junta de A dalu ía,àdeà a e aà ue,àsià no
se ajustaran a la legalidad vigente,… se ordenará su devolución a la corporación profesional
pa aàlaà o espo die teàsu sa a ió .59

Habiendo sido aprobados los estatutos de la corporación de farmacéuticos de Sevilla en


200560, sin reparo alguno para sus disposiciones en materia de objeción de conciencia, de
contenido inequívoco, es lógico concluir —y así lo hace la sentencia— ueà elàde a da teà
actuó bajo la legítima confianza de ejercitar un derecho, cuyo reconocimiento estatutario
oàfueào jetadoàpo àlaàád i ist a ió .61

f. LA SORPRENDENTE EXCLUSIÓN DE LOS PRESERVATIVOS DEL ANÁLISIS CONSTITUCIONAL


Hay un último punto de la sentencia al cual deseo referirme. En un sorprendente giro final,
toda la argumentación que se había realizado respecto a la objeción de conciencia a tener
almacenado y dispensar levonorgestrel se desvanece en el aire cuando se trata de la
objeción a los preservativos. Sin razonamiento alguno propiamente dicho, la sentencia se
limita a afirmar lo siguiente:

Vistas las razones que nos han conducido a considerar que la falta de existencias, en el
esta le i ie to itado, del p i ipio a tivo levo o gest el g. ueda a pa ada po el a t. .
CE, es patente que el incumplimiento de la obligación relativa a las existencias de preservativos queda
extramuros de la protección que brinda el precepto constitucional indicado. La renuencia del
demandante a disponer de profilácticos en su oficina de farmacia no queda amparada por la
dimensión constitucional de la objeción de conciencia que dimana de la libertad de creencias
reconocida en el art. 16.1 CE. Ningún conflicto de conciencia con relevancia constitucional puede
da se e este supuesto .62

58
Vid. STC 145/2015, FJ 5.

59
Ley andaluza 10/2003, de 6 de noviembre, reguladora de los colegios profesionales de Andalucía, art. 22.

60
Por Orden de 30 de diciembre de 2005, de la Consejería de Justicia y Administración Pública de la Junta de
Andalucía.

61
STC 145/2015, FJ 5.

62
STC 145/2015, FJ 6.

27
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

La perplejidad que suscita este párrafo es notable. Podría llegar a entender —aunque creo
que sería una opción equivocada— que la sentencia rechazara la tutela de la objeción a la
venta de preservativos porque, en el balance de intereses realizado, se llegara a la
conclusión de que han de prevalecer los derechos de los compradores sobre la libertad de
conciencia del farmacéutico objetor, siendo así que las farmacias son establecimientos de
interés público con una especial regulación, que aquí no puede aplicarse la jurisprudencia
constitucional de 1985 en materia de objeción al aborto, y que los preservativos no sólo
sirven como mecanismo de contracepción sino también como medio para prevenir el
contagio de ciertas enfermedades de transmisión sexual. Pero no es eso lo que dice, sino
ueàlaàa titudàdelàfa a éuti oà uedaàe t a u os deàlaàp ote ió à…à o stitu io al à à ueà
i gú à o fli toà deà o ie iaà o à ele a iaà o stitu io alà puedeà da seà e à esteà
supuesto .à

El principal error de bulto que comete aquí la sentencia consiste en negar la dimensión
constitucional del problema, lo cual implica afirmar que unas convicciones de conciencia
son merecedoras de la protección del artículo 16 CE y otras no, sin que se explique por qué
ni cuál sería el criterio para distinguir unas de otras. No es fácil compatibilizar un tal
planteamiento con la neutralidad religiosa y ética del Estado63.

Si se admite que hay un conflicto de conciencia —es decir, una colisión de intereses entre
deber legal y deber moral— no puede obviarse su dimensión constitucional, pues entra en
juego la libertad de conciencia (libertad de elegir las propias convicciones y de comportarse
conforme a ellas). Pero es que, además, desde la perspectiva de su protección jurídica, ni el
Tribunal Constitucional, ni ninguna otra autoridad, ya sea civil o religiosa, puede suplir el
juicio individual de conciencia del ciudadano. Cuando para una persona —dando por
sentada su sinceridad— hay un conflicto moral ante una situación determinada, para el
tribunal necesariamente ha de haberlo, pues de otra manera estaría invadiendo un ámbito
reservado de manera estricta al libre arbitrio del ser humano 64. De ahí que, con razón, la

63
Me refiero a la neutralidad del Estado no como principio constitucional específico de algunos países como
España o Alemania, sino en su sentido de condición necesaria para el adecuado respeto de la libertad de
religión y creencias. Me remito, para un desarrollo ulterior de estas ideas, a MARTÍNEZ TORRÓN, J. Símbolos
religiosos institucionales, neutralidad del Estado y protección de las minorías en Europa. Ius Canonicum. 2014,
p. 111 y ss.; también MARTÍNEZ TORRÓN, J. La neutralidad religiosa del Estado. Anales. 2015.

64
Por eso afirma de manera contundente el magistrado Ollero Tassara, en el n. 4 de su voto particular
o u e te:à Lasàe ige iasàdelàa tí uloà àCEàgi a àe àto oàaàlaà eut alidadàdeàlosàpode esàpú li osà àsuà oà
injerencia en la conciencia —jurídica o moral— del ciudadano. No parece compatible con ello que los

28
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ju isp ude iaà deà Est as u goà ha aà afi adoà ueà elà de e hoà aà laà li e tadà deà eligió à
garantizado por el Convenio [Europeo de Derechos Humanos] excluye toda
discrecionalidad por parte del Estado para determinar si una creencia religiosa o los medios
e pleadosàpa aà a ifesta laàso àlegíti os .65

4. CONSIDERACIONES FINALES
Llama la atención que, en los votos particulares discrepantes de la sentencia 145/2015 del
Tribunal Constitucional español, se trasluce una inclinación a rechazar la tutela de la
libertad de conciencia en este caso por una disconformidad de fondo con las convicciones
éticas que mueven al objetor. Ese es un enfoque erróneo de la cuestión. Decidir sobre las
situaciones de objeción de conciencia dependiendo del acuerdo o desacuerdo con el
objetor es perder de vista el núcleo del problema. No se trata de juzgar lo acertado o no de
sus convicciones, o la consistencia, racionalidad y profundidad de la reflexión ética que las
fundamenta. De lo que se trata es de dictaminar el grado de protección que, en las
circunstancias del caso concreto, ha de darse al derecho de libertad de conciencia de una
persona, teniendo en cuenta que ese derecho fundamental tiene por objeto salvaguardar
un espacio de autonomía individual que incluye la facultad de adecuar —salvo que se
lesionen intereses jurídicos superiores— la conducta personal a las propias creencias: no
sólo en aspectos rituales o de culto, sino en el día a día de la vida ordinaria.

Si, más allá de la a veces intrincada terminología jurídico-constitucional, deseáramos


formular en lenguaje ordinario la cuestión esencial que aborda la sentencia 145/2015,
podríamos describirla de la siguiente manera. En el caso de que una persona desee
comprar un producto o instrumento contraceptivo de curso legal, ¿tiene derecho a
comprarlo precisamente al farmacéutico que tiene un serio problema moral para dispensar
esa clase de productos, cuando le es fácil adquirirlo en muchos otros sitios? ¿Es
verdaderamente necesario sancionar, en esa circunstancia, al ciudadano que ejerce su
derecho constitucional a la libertad de conciencia y no causa daño tangible a los derechos
de otra persona?

Magistrados del Tribunal puedan considerarse llamados a erigirse en directores espirituales de los
ciudadanos, aleccionándolos sobre qué exigencias de su conciencia gozan de la protección de un derecho
fundamental y cuáles han de verse descartadas por tratarse de retorcidos escrúpulos. No se me ocurre
ningún argumento, ni la Sentencia los ofrece, para poder afirmar sobre la disposición de preservativos que
i gú à o fli toàdeà o ie iaà o à ele a iaà o stitu io alàpuedeàda seàe àesteàsupuesto . à

65
Manoussakis c. Grecia, 26 septiembre 1996, § 47; vid. también Hasan y Chaush c. Bulgaria, 26 octubre
2000, § 78.

29
Martínez-Torrón, Javier: La objeción de conciencia farmacéutica en la reciente jurisprudencia constitucional
española: otra oportunidad perdida

En las páginas precedentes he intentado explicar por qué la respuesta adecuada a esa
pregunta ha de ser negativa, pues de otro modo se estaría discriminando, sin una razón de
suficiente peso, a quienes disienten de los valores éticos que una determinada norma
jurídica materializa. La respuesta del Tribunal Constitucional ha sido: no en el caso de los
compuestos farmacológicos de levonorgestrel, sí en el caso de los preservativos. Tal como
ha sido expresada por el Tribunal, me resulta difícil entender la coherencia de esa
respuesta de reminiscencias salomónicas, pero ésta es a fecha de hoy nuestra
jurisprudencia.

No voy a reiterar lo ya dicho en este trabajo acerca de las principales posiciones que se
reflejan en la sentencia aquí analizada, pero sí quisiera hacer notar que, en algunos de esos
planteamientos, se detecta una desconfianza latente hacia los objetores de conciencia.
Como si se los considerase peligrosos infractores de la ley ante quienes es preciso ser
inflexibles pues constituyen una seria amenaza para la estabilidad del ordenamiento
jurídico. Nada más inexacto, y al mismo tiempo injusto66. Es cierto que los objetores de
conciencia se oponen al cumplimiento de algunos preceptos legales. Pero, normalmente,
son personas de elevados estándares morales —lo cual es, por cierto, requisito inexcusable
para ser un buen ciudadano. De ahí precisamente sus escrúpulos de conciencia, y su drama
personal: se encuentran ante la imposibilidad de armonizar, en un caso concreto, su doble
lealtad a la conciencia y a la sociedad; y luchan por obtener la exención de una obligación
jurídica que haga posible el mantenimiento de esa armonía. Pesa sobre sus espaldas una
gravosa carga moral, pues, a menos que se les exima del deber legal en cuestión, se verán
obligados a elegir entre incumplir la ley o actuar contra normas éticas que consideran
supremas.

Por lo general, los objetores de conciencia son buenos ciudadanos, quieren continuar
siéndolo, y quieren continuar siendo considerados como tales. Hay quien ha afirmado que
losà e dade os ào jeto esàde e ía àesta àdispuestosàaàsufrir las sanciones establecidas por
la ley cuando no se les concede la exención de deberes legales que solicitan67. No me
parece un planteamiento muy convincente, pues exigiría que cada objetor fuera una suerte
deà hé oeà so ial ,à à ade sà p odu i íaà o oà onsecuencia que algunas personas —con
frecuencia pertenecientes a minorías religiosas— deberían pagar un precio por el ejercicio

66
Vienen aquí muy a propósito la distinción entre objeción de conciencia y desobediencia civil que apunta el
magistrado Andrés Ollero Tassara en el n. 1 de su voto particular a la sentencia.

67
Vid. GREENAWALT, K. Conflicts of Law and Morality. 1987, no Journal Article, p. 313.

30
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

de su libertad de conciencia. Es difícil no ver en ello una imposición moral difícilmente


conciliable con los actuales estándares internacionales en materia de derechos humanos,
que prestan especial atención a la protección de las minorías y a la importancia de evitar,
en la práctica, discriminaciones indirectas. Aparte de las razones jurídicas antes indicadas,
endurecer la aplicación rígida de la norma legal sin una razón poderosa no es la mejor
política para la promoción de los derechos humanos.

La objeción de conciencia no es una anomalía social a extirpar con firmeza. Al contrario,


forma parte de la dinámica normal de las sociedades democráticas. Es lo esperable en una
sociedad plural que reconoce el fundamento ético de las normas jurídicas y al mismo
tiempo rechaza la imposición de una moral oficial, es decir, la implícita en la norma, sobre
cualquier otra posición ética discrepante. La objeción de conciencia no puede considerarse
como una excepción tolerada a la regla general que —según la mitología positivista—
absorbería en sí misma todo el contenido de la justicia. Al contrario, en la medida en que la
libertad de conciencia es un valor constitucional en sí misma, es una regla entre otros
valores-regla, y no excepción. De ahí que reclame un reconocimiento fisiológico, no
traumático por parte del orden jurídico. Como se ha afirmado expresivamente, sólo desde
una concepción totalizante del Estado puede mirarse la objeción de conciencia con
sospecha, porque la libertad de conciencia ocupa un lugar central, no marginal, en el
ordenamiento, por la misma razón y de la misma manera que es central la persona
humana68.

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68
Vid. al respecto las sugerentes y profundas reflexiones de BERTOLINO, R. L o iezio e di os ie za
ode a . Pe u a fo dazio e ostituzio ale del di itto di o iezio e. To i o :àGiappi helli.,à ,àp. 63 y ss y
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34
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

EL DERECHO A LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA A PARTIR DE UNA


OPORTUNA SENTENCIA EN MATERIA LABORAL

JUAN G. NAVARRO FLORIA*

Resumen
A partir de una sentencia de la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires (Argentina) que
reconoce el derecho de una trabajadora que profesa la fe adventista a no trabajar por razones
religiosas el día sábado, y la consiguiente obligación del empleador a realizar una acomodación
razonable que le permita cumplir sus deberes religiosos, el artículo analiza brevemente las diferentes
formas en que se presentan los casos de objeción de conciencia; los modos posibles de resolver el
conflicto entre conciencia y ley; la vinculación entre libertad religiosa, objeción de conciencia y
discriminación; y algunos antecedentes en derecho argentino y comparado sobre el tema en análisis.
Palabras Claves:
Objeción de conciencia - libertad religiosa - días de descanso - discriminación - Adventistas del 7º
Día.

Abstract:
From a judgment of the Supreme Court of the province of Buenos Aires (Argentina) which recognizes
the right of an employee who professes the Adventist faith not to work on religious grounds on
Saturday, and the obligation of the employer to make an accommodation reasonable to enable it to
fulfill their religious duties, the article briefly analyzes the different ways in which cases are
presented conscientious objection; the possible ways of resolving the conflict between conscience
and law; the link between religious freedom and discrimination conscientious objection; and some
background in Argentine law and comparative analysis on the subject.
Key words:
Conscientious objection - religious freedom - days off - discrimination - 7th Day Adventists.

1. INTRODUCCIÓN
La Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires (la provincia más importante
del país en varios sentidos) es uno de los tribunales de mayor prestigio en la República
Argentina. Su jurisprudencia es seguida con atención por muchos otros. Por eso, la
sentencia que aquí me propongo comentar tiene una trascendencia que va más allá del

* Abogado y Profesor Superior en Ciencias Jurídicas, egresado de la UCA. Profesor en la Pontificia Universidad
Católica Argentina, en las Facultades de Derecho y de Derecho Canónico. Es fundador y miembro del Comité
Promotor del International Consortium for Law and Religion Studies (ICLARS, www.iclars.org ), fundador y ex
presidente del Consorcio Latinoamericano de Libertad Religiosa (www.libertadreligiosa.net ), y fundador y
presidente del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR, www.calir.org.ar ).

1
Navarro Floria, Juan G.: El derecho a la objeción de conciencia a partir de una oportuna sentencia en materia
laboral

caso concreto. Sirve también para abordar desde un caso concreto, algunas ideas generales
referidas al derecho a la objeción de conciencia.

La Corte tiene filtros severos y vías procesales muy estrictas para admitir casos y resolver
solamente algunos de los muchos que recibe. Por eso una parte considerable de la
sentencia está dedicada a justificar por qué decide atender éste. No me detendré en esas
cuestiones de procedimiento, para ir al meollo de lo que resuelve. Y procuraré extraer de
allí algunos criterios o enseñanzas que sirvan para otros casos, e incluso para otras materias
distintas de la laboral, pero donde también se plantean supuestos de objeción de
conciencia.

2. EL CASO
La situación planteada no es novedosa, aunque tiene algunos matices propios. Se trataba
de una trabajadora miembro de la iglesia Adventista del Séptimo Día. Como se sabe, para
quienes practican esa fe, es un precepto central y de cumplimiento estricto el descanso
sabático, es decir, desde la salida de la primera estrella del viernes por la tarde, hasta el
anochecer del sábado. El mismo criterio del judaísmo, con la misma rigurosidad con que es
observado por los judíos más ortodoxos (a quienes, por tanto, aplica también lo aquí
resuelto). Para los adventistas, el mandato bíblico del descanso en día sábado nunca fue
revocado, y es un error (por decirlo de alguna manera) su sustitución por la celebración en
el día domingo de la resurrección del Señor1.

Un dato, que sin embargo no es relevante, es que la trabajadora estaba vinculada a su


empleador (una obra social sindical) mediante un contrato de trabajo "por temporada", es
decir, que no se desarrolla durante todo el año sino solamente durante algunos meses, en
un hotel de turismo, pero año tras año. El otro hecho que sí tiene importancia para lo que
nos ocupa, es que al comenzar la relación laboral y durante varios años la empleada no era
adventista. Su adscripción a esa fe fue sobreviniente, y por lo tanto también lo fue la
necesidad de abstenerse de trabajar en día sábado, tal como hacía hasta entonces.

1
No interesan acá las diferencias entre la observación del sabbath por parte de judíos y adventistas por una
parte, y el sentido del día domingo para los cristianos en general por la otra. Para una explicación de la
doctrina católica respecto del domingo y el sentido y alcance del descanso en ese día, ver la bella carta
apostólica de san Juan Pablo II, Dies Domini (http://w2.vatican.va/content/john-paul-
ii/es/apost_letters/1998/documents/hf_jp-ii_apl_05071998_dies-domini.html).

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

La trabajadora notificó a su empleador su imposibilidad, por razones religiosas (que hizo


explícitas) de trabajar en sábado. Pidió por lo tanto que el descanso semanal (al que
obviamente tenía derecho) le fuera concedido en ese día; y ofreció si fuera necesario
trabajar horas extraordinarias en otro día de la semana. El empleador negó esa posibilidad
aduciendo que el día sábado era el de más trabajo en el hotel donde se desarrollaba la
relación laboral, y escudándose en el derecho del empresario de organizar las actividades.
Ante la negativa, la trabajadora decidió obedecer el mandato religioso y dejó de trabajar
(de hecho) los sábados, lo que mereció sucesivas sanciones disciplinarias (suspensiones)
por parte del empleador. Ante la reiteración de esas sanciones, la trabajadora se consideró
injuriada laboralmente, y por lo tanto despedida (despido indirecto), y promovió una acción
judicial en procura de la indemnización correspondiente.

Conviene advertir a esta altura que el derecho laboral argentino, por una parte es
extremadamente favorable a los trabajadores en la protección que brinda a sus derechos,
pero por la otra es también sumamente formalista en algunos aspectos. Así, si bien el
trabajador tiene derecho a considerarse despedido cuando sus derechos son vulnerados (y
por tanto, con derecho a cobrar la indemnización prevista para la terminación del empleo
por culpa del empleador), debe ser preciso en la expresión de la causa que invoca para esa
determinación. Y la causa que haya invocado en la comunicación extrajudicial de su
decisión de darse por despedido, debe ser exactamente la misma que invoque luego en
sede judicial: no puede variar la descripción y encuadre de los hechos durante el proceso.
Volveremos sobre esto.

3. LOS ELEMENTOS DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA


a. EN GENERAL
La objeción de conciencia supone una oposición entre un deber jurídico (de acción o de
abstención) impuesto por una norma imperativa, y una obligación contraria impuesta por la
conciencia moral del objetor. Esto es: la norma jurídica me impone realizar algo que en
conciencia no puedo obrar, o me impide hacer algo que en conciencia debo cumplir.

Las razones de conciencia que fundan la objeción pueden ser religiosas, o meramente
éticas2. Por ejemplo: cuando el entonces y ahora nuevamente presidente del Uruguay, Dr.

2
Conviene recordar que si bien el Derecho Internacional de los Derechos Humanos regional americano trata
por separado a la libertad religiosa y de conciencia (art.12 del Pacto de San José de Costa Rica) y a la libertad
de pensamiento, asociándola con la libertad de expresión (art.13 del mismo Pacto), su homólogo universal
trata conjuntamente a las libertades "de pensamiento, conciencia y religión" (art.13 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, entre otros). Sin importar si existe o no una relación de género a especie entre

3
Navarro Floria, Juan G.: El derecho a la objeción de conciencia a partir de una oportuna sentencia en materia
laboral

Tabaré Vázquez, vetó la ley que despenalizaba el aborto, lo hizo fundado en convicciones
éticas y razones de deontología médica, no religiosas, dado que él es reconocidamente
agnóstico. Sin embargo, la experiencia indica que la mayor parte de los casos que se
presentan sí están vinculados a convicciones religiosas.

La objeción puede fundarse en la oposición o contradicción entre la norma jurídica estatal


objetada y una norma religiosa a la que el objetor está obligado; o bien en una oposición
entre la norma jurídica objetada y la conciencia moral individual, así sea ésta
religiosamente informada. Por ejemplo: el "leading case" en materia de objeción de
conciencia en la Argentina, referido a la prestación del servicio militar por ese entonces
obligatorio (el caso "Portillo") trató de un joven católico, que sostenía una convicción
personal de que el mandamiento de "no matar" le impedía portar y usar armas 3. La
situación en uno y otro caso es substancialmente la misma. La diferencia es que en el
primero (si la oposición se da entre una norma "objetiva" o positiva de la iglesia o
comunidad religiosa a la que adscribe el objetor, y el deber impuesto por la norma estatal
objetada), se verá facilitada la prueba: el objetor sólo deberá probar su pertenencia a la
comunidad religiosa de que se trate, y la existencia del mandato religioso en cuestión. En el
segundo caso, el objetor deberá demostrar que aunque la religión que profesa no le
impone de modo imperativo la acción o abstención de que se trata, él se ha formado una
convicción firme en ese sentido.

Normalmente, el incumplimiento de una norma jurídica (que de eso se trata la objeción)


conlleva una sanción. En la objeción de conciencia en sentido estricto, el objetor está
dispuesto a afrontar esa sanción, con tal de no traicionar lo que su conciencia le manda
hacer u omitir. El caso extremo en este sentido es el de los mártires, que están dispuestos a
entregar la vida con tal de no actuar en contra de su fe.

Sin embargo, las sociedades democráticas modernas no tienen vocación de producir


mártires. Por eso, cuando se enfrentan con un cierto número de personas que sostienen

la libertad ideológica y la religiosa (como algunos postulan), es claro que entre ambas hay una relación
estrecha.
3
CS, "Portillo, Alfredo", causa P-391.XX del 18/4/1989. Publicado en El Derecho, 135-364 con nota de Germán
Bidart Campos ("Un brillante e innovador fallo de la Corte Suprema acoge parcialmente la objeción de
conciencia para los deberes militares"). También en NAVARRO FLORIA, Juan G., "El derecho a la objeción de
conciencia", Buenos Aires, Ábaco, 2004, p.68. Es claro que la Iglesia Católica no prohíbe ni el uso de armas ni
el servicio militar, pero en el caso esa se demostró la sincera convicción del objetor.

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

convicciones tan firmes que estarían eventualmente dispuestas a sufrir una sanción, pero
que en general son buenos ciudadanos, cumplidores de la ley (y que además no se alzan, al
menos necesariamente, contra ella, sino que únicamente piden que no les sea impuesta a
ellos en particular), los estados buscan alguna solución de compromiso. Es lo que se conoce
como "objeción de conciencia impropia", o "secundum legem", porque la propia ley
proporciona la vía de escape al objetor permitiéndole obrar de acuerdo a su conciencia.

En estos últimos casos, y para mantener la igualdad de las cargas impuestas por la ley a la
generalidad de las personas, es frecuente imponer al objetor alguna prestación sustitutiva
de aquella que por su objeción de conciencia se ve imposibilitado de cumplir. Es el caso del
servicio civil que reemplaza o sustituye al servicio militar objetado. A veces, esa prestación
sustitutiva puede ser incluso más gravosa que la obligación general objetada (por ejemplo:
en lugar de prestar un año de servicio militar, prestar uno y medio, o dos, de servicio civil).
De este modo, la prestación sustitutoria cumple una doble función: la ya indicada de
equilibrar las cargas, y una secundaria de demostrar la seriedad de las convicciones del
objetor, porque la objeción no sólo no le sale gratis, sino que tiene algún costo para él, y así
y todo mantiene su posición.

En los años recientes se han multiplicado las leyes o normas que habilitan supuestos de
objeción de conciencia impropia. Sin embargo, es muy importante destacar que el derecho
a la objeción de conciencia no depende de que la ley lo habilite en el caso concreto, sino
que se funda en normas superiores y generales (la constitución y los tratados
internacionales de derechos humanos) que reconocen el derecho de las personas a tener
unas determinadas convicciones religiosas (o ideológicas) y a conformar su vida y su obrar a
ellas.

Una última distinción importante tiene que ver con la actitud del objetor. Él puede limitarse
a plantear la objeción y sufrir la sanción (o bien, cumplir la prestación sustitutiva). Pero
también puede alegar que tiene un verdadero derecho subjetivo a no cumplir con la
obligación impuesta por la norma objetada, porque tal como acabo de recordar, tiene un
derecho subjetivo a tener unas convicciones éticas o religiosas, a vivir de acuerdo con ellas
(practicar la religión) y por lo tanto a que no sea impuesta ninguna conducta violatoria de
sus deberes religiosos.

b. EN EL CASO ANALIZADO
Todos estos elementos estuvieron presentes en el caso comentado4.

4
Para un análisis completo del tema de la objeción de conciencia, es ineludible en idioma castellano la obra
de Rafael NAVARRO-VALLS y Javier MARTÍNEZ TORRÓN, Conflictos entre conciencia y ley. Las objeciones de

5
Navarro Floria, Juan G.: El derecho a la objeción de conciencia a partir de una oportuna sentencia en materia
laboral

La demandante objetaba el cumplimiento de una obligación (en el caso concreto, impuesta


por el empleador, pero en ejercicio de una facultad legal suya) que resultaba contraria a un
deber impuesto por una norma de tipo religioso, de su confesión de pertenencia. Deber
que pudo demostrar por el sólo hecho de haber adscripto a esa confesión, que tiene ese
deber como norma imperativa para sus fieles.

Ella no solamente hizo presente su objeción, sino también su disposición a sustituir el


tiempo que no podía trabajar por razones religiosas (el sábado) por otro tiempo, incluso
trabajando horas extraordinarias.

En el caso no había una norma jurídica expresa que habilitara la objeción "secundum
legem", por lo que acudió a la objeción en sentido estricto. Pero no se conformó con la
sanción recibida, sino que alegó (con éxito) la existencia de un derecho a la objeción.

El Tribunal se encontró con una persona miembro de una iglesia o comunidad religiosa
minoritaria. El reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia es precisamente una
de las formas de hacer efectivo en una sociedad plural, el derecho a la libertad religiosa de
las minorías, que tienen exigencias religiosas diversas de las impuestas por la mayoría. Sin
embargo, el mismo derecho asiste también a los miembros de la confesión mayoritaria, si
fuera el caso (cada vez más frecuente) de que el legislador -en ejercicio de sus propias
competencias en una sociedad laica o no confesional- haya legislado de modo
contradictorio con la doctrina sostenida por esa confesión mayoritaria.

4. LA SENTENCIA
a. UNA CUESTIÓN TERMINOLÓGICA (O NO SÓLO ESO)
La sentencia judicial, que está muy bien resuelta, enfrenta una primera dificultad,
consistente en el encuadre jurídico de la situación. Como señalé más arriba, hay en estos
casos (de despido o terminación de relación laboral) una restricción formal, consistente en
que las causas invocadas al plantear la demanda y sostener la acción deben ser las mismas
que las invocadas previamente en la discusión prejudicial.

conciencia, Madrid, iustel, 2011. Yo me he ocupado del tema en general en NAVARRO FLORIA, Juan G., El
dere ho a la o je ión de on ien ia”, Buenos Aires, Ábaco, 2004; y también en NAVARRO FLORIA, Juan G.,
PADILLA, Norberto y LO PRETE, Octavio, "Derecho y religión. Derecho Eclesiástico Argentino", Buenos Aires,
EDUCA, 2014, cap.4º.

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

En el caso, tanto las partes como el tribunal de primera instancia5 habían invocado
alternativamente "objeción de conciencia", "discriminación", y "libertad de creencias" (o de
culto6). Con buen criterio, la Corte concluyó que en definitiva se estaba hablando siempre
de lo mismo: un conflicto entre la libertad religiosa de la trabajadora, y las facultades de
dirección u organización de la empresa por parte del empleador. Más allá del nombre
utilizado.

Hay que reconocer que el concepto de "discriminación", del que tanto se abusa, no era
especialmente útil en este caso.

El término discriminación tiene más de un significado, pero en la forma en que fue usado
en el caso, es en su sentido negativo: negar o limitar arbitrariamente a alguien el goce
pleno de un derecho, por una razón que no debiera permitirse para fundarlo, como puede
ser la religión profesada. La discriminación es directa cuando el pretexto discriminatorio es
invocado explícitamente (por ejemplo: "se prohíbe la entrada a los judíos") o indirecta
cuando se invoca un factor de distinción aparentemente neutro pero cuyo efecto sea
excluir a un grupo o colectivo determinado, sin que exista una razón objetiva para ello 7.
Aparentemente la sentencia de primera instancia había dicho que la trabajadora había sido
discriminada por razones religiosas, a lo que el empleador respondió -no sin ironía- que en
todo caso ella se habría "auto discriminado", ya que en la empresa se trataba a todos por
igual mientras que era ella la que pretendía un trato diferente. Pero el planteo puede

5
En la provincia de Buenos Aires los tribunales del Trabajo son tribunales colegiados orales de instancia única.
No hay un tribunal de apelación, fuera de la Corte Suprema, pero no por vía ordinaria sino por las vías
extraordinarias dadas a través de dos recursos previstos para casos muy específicos.
6
La Constitución argentina de 1853, reconoció en el art.14 la libertad "de profesar libremente el culto", o
"libertad de culto" a secas. La libertad de culto es un capítulo de la libertad religiosa y de conciencia, que es
más amplia. Ésta última ha "entrado" explícitamente en la Constitución -o en el bloque de constitucionalidad-
por medio de los tratados internacionales de derechos humanos a los que en la reforma constitucional de
1994 se les reconoció "jerarquía constitucional" (art.75 inc.22). No obstante, por costumbre, equivocación o
comodidad, la doctrina y la jurisprudencia siguen hablando habitualmente de "libertad de culto" como
sinónimo de la libertad religiosa.
7
Por ejemplo: durante el mes de Ramadán, los musulmanes tiene prohibido comer durante el día, pero
pueden hacerlo de noche. Si en algún lugar se prohibiera absolutamente y castigara la ingesta de alimentos
después del anochecer y hasta la mañana siguiente so pretexto de razones sanitarias, en la práctica se estaría
afectando a los musulmanes, que no podrían comer ni de día (por razones religiosas) ni de noche (por la
norma aparentemente neutral, pero que sólo perjudica a ellos).

7
Navarro Floria, Juan G.: El derecho a la objeción de conciencia a partir de una oportuna sentencia en materia
laboral

invertirse: a todos se les reconoce el derecho a descansar el día apropiado según sus
convicciones religiosas, menos a la demandante8.

Lo cierto es que, más allá de los rótulos, la naturaleza del conflicto estaba clara, y que el
despido indirecto se había fundado en la falta de respeto a las convicciones religiosas
exteriorizadas por la actora, al negarle el día de descanso que esas convicciones
demandaban. El planteo parece caber más cómodamente, en la objeción de conciencia que
en una vaga noción de "discriminación", si se atiende a lo dicho más arriba respecto de
aquella institución.

En el fondo se trata de un tema de libertad religiosa, que es el marco general para


encuadrar estos conflictos. De hecho, en la jurisprudencia estadounidense, que es la que
probablemente ha encarado con más frecuencia y profundidad estos casos, raramente se
habla de "objeción de conciencia" y sí, en cambio, de "libertad religiosa", con sustento en la
primera enmienda de la Constitución de los EE.UU.

b. LA CUESTIÓN DE LA "FE SOBREVINIENTE"


Un tema que la Corte parece haber eludido, es el dato de que la trabajadora no profesaba
la fe adventista al iniciar la relación laboral, sino que adscribió a ella años después, y recién
entonces se planteó el conflicto.

En ese sentido, es cierto que el "problema" lo suscitó ella y no el empleador. Pero también
es cierto que hay un principio básico que debe tomarse en cuenta siempre, que es el de la
buena fe9. La empleada obró con buena fe cuando hizo presente su objeción sobreviniente

8
Aunque parezca paradójico, para evitar la discriminación es necesario discriminar (en el sentido positivo del
término, que es distinguir lo que de suyo es diverso). La igualdad aritmética, el tratar a todos absolutamente
igual y sin advertir las diferencias que de hecho existen y necesitan ser consideradas, termina por ser
discriminatorio. La "igualdad" absoluta, es enemiga de la libertad.
9
Es un principio general del Derecho siempre vigente, que el nuevo Código Civil y Comercial argentino
expresa con simpleza y claridad: "los derechos deben ser ejercidos de buena fe" (art.9). El artículo siguiente,
reproduciendo en general uno que ya existía en el Código derogado (1071), expresa que "La ley no ampara el
ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que contraría los fines del ordenamiento jurídico o el que
excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres. El juez debe ordenar lo
necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y, si correspondiere,
procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización" (art.10). También la Ley de
Contrato de Trabajo, refiere al principio de buena fe: "Las partes están obligadas a obrar de buena fe,
ajustando su conducta a lo que es propio de un buen empleador y de un buen trabajador, tanto al celebrar,
ejecutar o extinguir el contrato o la relación de trabajo" (art.63).

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

y al mismo tiempo ofreció alternativas de solución, proponiendo trabajar más horas en


otros días. La misma sentencia hace mérito de esta conducta10. También puede calificarse
como de mala fe, o incluso abusiva, la conducta del empleador "al haber omitido la
accionada toda consideración de los motivos invocados por la actora", como dijo el Tribunal
de grado.

Existe para el empleador un deber de "respeto de la dignidad moral y derechos de los


trabajadores", dice la sentencia11. Ese deber incluye el deber de respeto de las creencias y
opciones religiosas, sean ellas previas o sobrevinientes al inicio de la relación. Sobre todo si
se demuestra que se trata de convicciones sólidas, reales, y cuyo agravio aflige de modo
importante al empleado. La dignidad de la persona humana es el fundamento de los
derechos humanos, y su respeto es un principio cardinal del Derecho12.

c. LA NORMATIVA APLICABLE
A la hora de identificar las normas aplicables, la Corte parte, como es esperable, de la
Constitución Nacional. Y al concepto clásico de "libertad de culto", le asigna correctamente
el alcance ampliado de "libertad religiosa", tanto en su faz positiva (libertad de conciencia y
de culto, facultad de los padres de educar religiosamente a los hijos, derecho a disponer de
tiempo suficiente para las prácticas religiosas) como negativa (no ser obligado a participar
en actos de culto no deseados o a recibir enseñanza opuesta a la propia fe, por ejemplo). La
enumeración es incompleta, pero ilustrativa de ese ensanchamiento del concepto. Más
adelante, pasa revista de las convenciones internacionales de derechos humanos "que
forman parte de{l} bloque de constitucionalidad" de la Argentina, entre los que
significativamente menciona a la Declaración sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Religión o las Convicciones, a la que ubica
junto a tratados con jerarquía constitucional que en conjunto garantizan la libertad de

10
El Juez Negri destaca en su voto que mientras ella "ofreció, a lo largo de todo el conflicto, una amplia
puesta a disposición de su capacidad de trabajo, a fin de compensar al empleador", ello contrastó con la
"asimetría existente con la negativa empresarial a ofrecer una opción que pudiese conciliar los términos de su
requerimiento".
11
La Ley de Contrato de Trabajo establece que "Siempre se cuidará de satisfacer las exigencias de la
organización del trabajo en la empresa y el respeto debido a la dignidad del trabajador y sus derechos
patrimoniales, excluyendo toda forma de abuso del derecho" (art.68).
12
El nuevo CCC argentino, comienza el capítulo dedicado a los derechos y actos personalísimos diciendo que
"la persona humana es inviolable y en cualquier circunstancia tiene derecho al reconocimiento y respeto de su
dignidad" (art.51).

9
Navarro Floria, Juan G.: El derecho a la objeción de conciencia a partir de una oportuna sentencia en materia
laboral

conciencia y de religión13. Esta Declaración expresamente proclama como parte integrante


de la li e tad eligiosa, la li e tad de observar días de descanso y de celebrar festividades y
ceremonias de conformidad con los preceptos de una religión o convicción a t. i . h .

La Corte advierte que varias leyes nacionales14, reconocen feriados especiales por razones
religiosas para personas de fe judía o islámica, además de "las tradicionales fechas del
calendario católico" (voto del Juez Lazzari); aunque nota que "no hay, en concreto, una
regla específica que consagre el derecho, para los cultores de la fe adventista, a no prestar
tareas los días sábado". Hay aquí una cierta confusión entre dos cuestiones emparentadas
pero diferentes: el día de descanso semanal, y los días de fiesta religiosa15. En ambos casos
se trata de permitir el cese del trabajo por razones religiosas, pero una cosa es hacerlo
semanalmente, y otra distinta hacerlo unas pocas veces al año. En todo caso, tampoco para
los judíos ortodoxos hay una norma que expresamente les permita abstenerse de trabajar
en sábado aunque sí hay un reconocimiento de sus principales fiestas religiosas anuales. Sin
embargo, puede válidamente deducirse de la existencia de los feriados religiosos un
principio de respeto por parte del legislador, del derecho de exceptuarse del trabajo por
razones religiosas. Así lo hace la Corte.

Es interesante la cita, correcta, que hace la Corte de precedentes jurisprudenciales


extranjeros. Precisamente en relación a la materia de este caso, es que se produjo en los
Estados Unidos la interesantísima evolución que la Corte reseña, desde el caso "Sherbert"
de 196316 hasta la revisión restrictiva de el en el caso "Smith" de 199017, que motivó nada

13
La Declaración, aprobada por la Asamblea General de la ONU el 25 de Noviembre de 1981 (Resolución
36/55) no ha sido incorporada expresamente al ordenamiento jurídico argentino; pero sin embargo forma
parte del denominado "soft law" internacional, que tiene valor para la interpretación de tratados vinculantes
como los demás que la sentencia cita y que aparecen mencionados en el art.75 inc.22 de la Constitución
Nacional.
14
Cita las Leyes 24571, 24757, 25151 y 26199. Omitió advertir que todas ellas han sido refundidas por el
Decreto de Necesidad y Urgencia 1584/2010, hoy incluido en el Digesto Jurídico Argentino como Ley ACU-
3220 (ver al respecto NAVARRO FLORIA, Juan G., "El Derecho Eclesiástico en el Digesto Jurídico Argentino", ED
21/11/14 y EDLA 12/2014).
15
Ver al respecto NAVARRO FLORIA, PADILLA y LO PRETE, op.cit., capítulos 3.4.3 y 3.4.4., respectivamente.
16
Corte Suprema de los Estados Unidos, 374 US 398 (1963). Ver en DURHAM, Cole y SCHARFFS, Brett, "Law
and Religion", Wolters Kluver, New York, 2010, p.210. Se trataba precisamente del caso de un empleado
adventista.

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

menos que el dictado de una ley federal protectora de la libertad religiosa y de conciencia
("Religious Freedom Restoration Act", RFRA) en 1993. Esta ley dispone que el gobierno no
puede imponer una carga sustancial al ejercicio de la libertad religiosa de una persona, a
menos que esa carga resulte de una ley de aplicación general, y únicamente si el Gobierno
demuestra que la aplicación de esa carga es necesaria para obtener un interés
preeminente del Estado ("compelling governmental interest") y es el medio menos
restrictivo para obtener ese interés18.

La Corte cita también jurisprudencia favorable a trabajadores adventistas, de la Corte


Constitucional de Colombia19. Es una lástima que haya omitido una importante sentencia
sobre esta misma materia, de la Corte Constitucional de Perú20, que completa muy bien el
cuadro regional; junto por supuesto con otro precedente argentino, igualmente favorable a
un trabajador adventista objetor al trabajo en sábado, el caso "Longseller"21 que la
sentencia sí menciona.

La legislación laboral argentina esta le e el des a so do i i al a t. de la Ley de


Contrato de Trabajo, LCT , ue la o a ási a a t. LCT defi e así: Queda prohibida la
ocupación del trabajador desde las trece (13) horas del día sábado hasta las veinticuatro
(24) horas del día siguiente, salvo en los casos de excepción previstos en el artículo
precedente22 y los que las leyes o reglamentaciones prevean, en cuyo caso el trabajador
gozará de un descanso compensatorio de la misma duración, en la forma y oportunidad que
fijen esas disposiciones atendiendo a la estacionalidad de la producción u otras
características especiales.

17
"Employment Division, Department of Human Resource of Oregon v. Smith", SC 494 US 872 (1990). Ver en
DURHAM y SCHARFFS, op.cit., p.218.
18
Ver en DURHAM y SCHARFFS, op.cit.,, p.223, donde también se exponen los casos judiciales posteriores que
delimitaron el campo de aplicación de esa ley.
19
Sobre la jurisprudencia colombiana en la materia, ver PRIETO, Vicente, "Estado laico y libertad religiosa",
Biblioteca Jurídica Diké, Medellín, 2011, p.309
20
STC 895-2001-PA/TC, caso "Lucio Valentín Rosado Adanaque", del 19 de agosto de 2002. Ver el autorizado
comentario de Santiago CAÑAMARES ARRIBAS, en DÍAZ MUÑOZ, Oscar, ETO CRUZ, Gerardo y FERRER, Javier,
""El derecho fundamental de libertad religiosa: jurisprudencia y doctrina constitucional", Tribunal
Constitucional del Perú, Lima, 2014, p.205. También en este caso se trataba de un trabajador adventista
objetor al trabajo en sábado.
21
"S, M.R. c. Longseller S.A. s/despido", 26/4/2004, ED 208-357.
22
Estos son los casos de peligro o accidente ocurrido o inminente de fuerza mayor, o por exigencias
excepcionales de la economía nacional o de la empresa, juzgado su comportamiento en base al criterio de
colaboración en el logro de los fines de la misma a t. LCT .

11
Navarro Floria, Juan G.: El derecho a la objeción de conciencia a partir de una oportuna sentencia en materia
laboral

Esta norma es coincidente con exigencias de tratados internacionales vinculantes para la


Argentina, comenzando por convenciones de la Organización Internacional del Trabajo23.
Así por ejemplo, el Convenio 14 de la OIT (ratificado por Argentina) sobre descanso en la
a tividad i dust ial, dispo e ue 1. A reserva de las excepciones previstas en los artículos
siguientes, todo el personal empleado en cualquier empresa industrial, pública o privada, o
en sus dependencias, deberá disfrutar, en el curso de cada período de siete días, de un
descanso que comprenda como mínimo veinticuatro horas consecutivas. 2. Dicho descanso
se concederá al mismo tiempo, siempre que sea posible, a todo el personal de cada
empresa. 3. El descanso coincidirá, siempre que sea posible, con los días consagrados por la
tradición o las costumbres del país o de la región. A tí ulo . Ese día es evidentemente el
domingo.

Pero el Convenio 106 OIT (que no ha sido ratificado por la Argentina, como advierte el voto
concurrente del Juez Negri, que de todos modos lo cita diciendo que "merece ser tomado
en consideración" so e Des a so e ofi i as, di e: 1. Todas las personas a las cuales se
aplique el presente Convenio, a reserva de las excepciones previstas en los artículos
siguientes, tendrán derecho a un período de descanso semanal ininterrumpido de
veinticuatro horas, como mínimo, en el curso de cada período de siete días. 2. El período de
descanso semanal se concederá simultáneamente, siempre que sea posible, a todas las
personas interesadas de cada establecimiento.3. El período de descanso semanal coincidirá,
siempre que sea posible, con el día de la semana consagrado al descanso por la tradición o
las costumbres del país o de la región. 4. Las tradiciones y las costumbres de las minorías
religiosas serán respetadas, siempre que sea posible. A t. .

En síntesis, lo que la normativa establece es: a) el derecho al descanso semanal; b) la


indicación de tomar en cuenta las tradiciones o costumbres (incluso religiosas, acoto) para
otorgarlo; y c) la obligación para el Estado de respetar y garantizar el ejercicio de la libertad
religiosa.

d. LA "ACOMODACIÓN RAZONABLE" Y OTROS PRINCIPIOS APLICABLES


En definitiva, lo que la Corte de la provincia termina aplicando y utilizando como
argumento dirimente, es el concepto de "acomodación razonable", cuya concreta
aplicación es la que da relevancia al fallo comentado.

23
Ya su Co ve io º , de 9 9, vige te pa a la A ge ti a desde el año 9 , dispo ía ue se concederá a
todos los trabajadores, sin distinción de categorías, un período de descanso semanal de veinticuatro horas
consecutivas a t.9 i .e .

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

La Corte lo define a partir de jurisprudencia canadiense, como "una obligación jurídica


derivada del deber de no discriminar, consistente en tomar medidas prudentes y
ecuánimes para armonizar una acción o una inacción exigida contrapuesta a una
determinada demanda de ejercer un derecho, salvo que con ello se cause una carga
excesiva"24.

Es un principio que está en línea con la doctrina de la LFRA de los Estados Unidos citada
más arriba, y que en definitiva lo que hace es poner a cargo del empleador (en el caso de la
objeción de conciencia laboral), o del Estado en términos generales (en otros posibles casos
de objeción de conciencia) la obligación jurídica de hacer el máximo esfuerzo por respetar
el ejercicio de la libertad religiosa del objetor y evitar imponerle cargas innecesarias que la
perjudiquen. Naturalmente, esa obligación jurídica es el correlato de un derecho subjetivo
por parte del trabajador/objetor, que es nada más y nada menos que el ejercicio de su
libertad religiosa.

Lo que se pone así de manifiesto, es que existe un verdadero deber jurídico (por lo pronto
para el Estado, pero también para los particulares) de respetar el ejercicio de la libertad
religiosa de las personas. Por lo tanto, de lo que se trata es de lograr un equilibrio entre dos
derechos jurídicamente exigibles, y no de un derecho (el reconocido por la ley objetada) y
un mero deseo o interés extrajurídico del objetor.

Al dictarse la sentencia comentada, no estaba aún vigente el nuevo Código Civil y Comercial
de la Nación, que entró en vigencia el 1º de agosto de 2015. Es interesante vincular el
principio de la "acomodación razonable" sentado por la Corte de Buenos Aires, con la
nueva perspectiva que trae el CCC en materia de daños.

En efecto, al tratar en el Título V del Libro Tercero acerca de la Responsabilidad Civil, el


nuevo CCC establece que las normas sobre responsabilidad se aplican "a la prevención del
daño" (así mencionada, en primer lugar), "y a su reparación" (art.1708).

El art.1710, referido al "deber de prevención del daño", dispone que "Toda persona tiene el
deber, en cuanto de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no justificado; b) adoptar, de
buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se
produzca un daño, o disminuir su magnitud (...); c) no agravar el daño, si ya se produjo". Se
agrega que "La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace
previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento" (art.1711)

24
La sentencia cita un trabajo muy interesante de Juan Martín VIVES, La a o oda ió azo a le de las
prácticas religiosas en el ámbito laboral. Su posible apli a ió al De e ho a ge ti o LL -D-828).).

13
Navarro Floria, Juan G.: El derecho a la objeción de conciencia a partir de una oportuna sentencia en materia
laboral

No es éste el lugar para desarrollar esta cuestión. Sin embargo, sugiero al menos tomar en
consideración esa perspectiva. Lesionar el ejercicio de la libertad religiosa de otro (en el
caso en análisis, del trabajador o empleado) es claramente una acción antijurídica. Y la
omisión de tomar medidas al alcance del empleador que permitan al trabajador el pleno
goce de su libertad religiosa, es una omisión antijurídica. Por tanto, el empleador está
obligado a tomar "las medidas razonables para evitar que se produzca el daño" (a la
libertad religiosas de la trabajadora), obrando de buena fe.

El principio de la "acomodación razonable", que podríamos calificar de regla propia del


Derecho Eclesiástico, se combina muy bien con una regla del derecho procesal, que ha
tenido también reciente recepción en el nuevo CCC de la Argentina, y que es el principio de
las "cargas dinámicas de la prueba", aplicado en la sentencia comentada aunque no se lo
menciona por ese nombre.

Si bien el CCC mantiene como regla general que "la carga de la prueba de los factores de
atribución [de responsabilidad] y de las circunstancias eximentes corresponde a quien los
alega" (art.1734), añade que "No obstante, el juez puede distribuir la carga de la prueba de
la culpa o de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las partes se halla
en mejor situación para aportarla" (art.1735).

En esa línea, parece razonable pensar que ante la invocación de un derecho (al ejercicio de
la libertad religiosa) por parte del empleado, es al empleador a quien le toca probar que no
hay forma de satisfacer el ejercicio de ese derecho sin un grave perjuicio para él (o dicho en
otros términos, que no es posible realizar en el caso concreto la "acomodación razonable"
que en principio es debida, para evitar provocar o agravar un daño al trabajador)25.

La omisión de esa acomodación razonable es una conducta reprochable, y en la medida en


que sea dañosa para el trabajador, o para cualquier persona, debería ser sancionada.

25
La inversión de la carga de la prueba se produce también, según la jurisprudencia, en los casos de
discriminación, que era el enfoque que había dado al caso el tribunal de primera instancia. La Corte Suprema
de Justicia de la Nación ha dicho que "resultará suficiente para la parte que afirma dicho motivo
[discriminación], con la acreditación de hechos que, prima facie evaluados, resulten idóneos para inducir su
existencia, caso en el cual corresponderá al demandado a quien se reprocha la comisión del trato impugnado,
la prueba de que éste tuvo como causa un motivo objetivo y razonable ajeno a toda discriminación" (CS,
15/11/11, "Pellicori", causa P.489.XLIV, EDCO 2011-177).

14
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

En relación con esto, cabe una última referencia al nuevo CCC. En el capítulo referido al
daño resarcible, se dice expresamente que éste "Incluye especialmente las consecuencias
de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su integridad personal, su
salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la interferencia
en su proyecto de vida" (art.1738). La libertad religiosa está allí comprendida.

5. CONCLUSIONES
En definitiva, la sentencia de la Corte de Buenos Aires establece algunas reglas, que valen
más allá del caso concreto y podrán utilizarse para evaluar otros en el futuro:

a) en las relaciones laborales, pesa sobre el empleador un deber (jurídico) de respetar


las objeciones razonables presentadas por el empleado, fundadas en convicciones
religiosas serias. Ese deber se cumple mediante la búsqueda de una "acomodación
razonable" de las condiciones de trabajo (que ciertamente el empresario tiene
derecho de fijar) y las necesidades del trabajador, siendo a cargo del empleador la
prueba de que no es posible esa acomodación.

b) en general en relación al Estado, cuando impone obligaciones a los ciudadanos,


también debe cuidar de no vulnerar la libertad religiosa de los ciudadanos, y por lo
tanto sólo podrá afectar las manifestaciones externas de ésta demostrando que hay
un interés social preponderante que debe ser protegido, y que no hay otro modo
de protegerlo más que afectando aquella libertad. También aquí, se invierte la carga
de la prueba: al ciudadano objetor le basta con probar la existencia y sinceridad de
sus convicciones.

c) concretamente en relación a los días de descanso y las fechas de celebración


religiosa, hay también un principio general: debe procurarse que sean respetados,
porque su observancia es una de las formas de ejercicio de la libertad religiosa
garantizada constitucional e internacionalmente. Lo que significa, en palabras de la
sentencia comentada, que "aparece infundada (es decir, no encuentra amparo
legal) la exigencia de que la trabajadora que cultiva [la fe adventista] realice sus
tareas en día sábado, que es el día consagrado, según esa fe, a la adoración", en
tanto el empleador no demuestre la imperiosa necesidad de limitar ese derecho26.

26
La sentencia no solamente invierte la carga de la prueba y pone a cargo del empleador la demostración de
su interés prevalente y de la imposibilidad de alcanzarlo sin lastimar la libertad religiosa del trabajador, sino
que además requiere que esa prueba provoque "la absoluta convicción" del juez de que efectivamente no hay
acomodación razonable posible.

15
Navarro Floria, Juan G.: El derecho a la objeción de conciencia a partir de una oportuna sentencia en materia
laboral

Dicho sea de paso, la misma situación de objeción a cumplir ciertas tareas en días
de descanso religioso, se plantea en el ámbito educativo para la asistencia a clases o
a rendir exámenes. Ese supuesto ha sido expresamente previsto por las normas
educativas en la Argentina, eximiendo de tales obligaciones en día sábado a
alumnos judíos o adventistas27. Lo que refuerza la idea de un "principio general" en
la materia.

Algunos de estos principios, o todos ellos, son perfectamente aplicables a otros


supuestos de objeción de conciencia, en ámbitos diversos del de las relaciones
laborales.

En este momento en la Argentina existe una intensa discusión acerca del ejercicio
del derecho a la objeción de conciencia en varios casos sensibles, entre ellos la
práctica de abortos en los supuestos en que ellos resultan no punibles28, o la
ejecución de directivas respecto del fin de la vida de pacientes terminales29.

27
Resolución 616/77 del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación; Resolución 1325/87 del Ministerio
de Educación y Justicia de la Nación; Resoluciones 650/68 y 1047/68 de la Secretaría de Cultura y Educación.
28
Sobre ese tema ver NAVARRO FLORIA, Juan G., O je ió de o ie ia a la p á ti a del a o to e la
Repú li a A ge ti a , Revista Ge e al de De e ho Ca ó i o De e ho E lesiásti o del Estado, IU“TEL,
Madrid, nº 23, junio de 2010. Sin embargo, la situación ha variado a partir del fallo de la Corte Suprema de
Justicia en el caso "F.A.L." (F. 259. XLVI.) del año 2012. Allí la Corte dijo: "deberá disponerse un adecuado
sistema que permita al personal sanitario ejercer su derecho de objeción de conciencia sin que ello se
traduzca en derivaciones o demoras que comprometan la atención de la requirente del servicio. A tales
efectos, deberá exigirse que la objeción sea manifestada en el momento de la implementación del protocolo
o al inicio de las actividades en el establecimiento de salud correspondiente, de forma tal que toda institución
que atienda a las situaciones aquí examinadas cuente con recursos humanos suficientes para garantizar, en
forma permanente, el ejercicio de los derechos que la ley le confiere a las víctimas de violencia sexual.". Es
decir que no solamente limitó severamente la posibilidad de la objeción de conciencia institucional, sino que
condicionó también de modo indebido su ejercicio individual.
29
En la misma línea del caso "F.A.L." citado en la nota anterior, en su fallo de junio de 2015 en el caso "Diez"
(CSJ 376/2013 (49-D)/CS1), la Corte se pronunció acerca de "la necesidad de que, las autoridades
correspondientes, contemplen mediante un protocolo las vías por las que el personal sanitario pueda ejercer
su derecho de objeción de conciencia sin que ello se traduzca en derivaciones o demoras que comprometan
la atención del paciente. A tales efectos, deberá exigirse que la objeción sea manifestada en el momento de la
implementación del protocolo o al inicio de las actividades en el establecimiento de salud correspondiente,
de forma tal que toda institución que atienda a las situaciones aquí examinadas cuente con recursos humanos
suficientes para garantizar, en forma permanente, el ejercicio de los derechos que la ley les confiere a los
pacientes que se encuentren en la situación contemplada en la ley 26.529." Esta última ley se refiere a los

16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

También, en otro orden, la celebración de matrimonios civiles entre personas del


mismo sexo30. No es posible ahondar aquí sobre esos casos.

Sin embargo, también respecto de ellos, creo que puede afirmarse:

a) que el derecho a la objeción de conciencia está fundado en normas


constitucionales e internacionales con jerarquía constitucional, que imponen al
Estado la obligación de respetarlo aún sin que exista una norma legal o de
jerarquía jurídica inferior que lo reconozca para el caso concreto;

b) que invocada la objeción de conciencia, existe un deber jurídico del Estado de


buscar la acomodación razonable que permita al objetor hacer efectivo su
ejercicio. Por ejemplo, en el caso de los abortos no punibles, es el Estado quien
debe proveer los medios para que eventualmente la requirente de esa práctica
vea satisfecha su demanda, sin imponer esa carga al objetor de conciencia;

c) que la violación del derecho a la objeción de conciencia supone un daño a


derechos personalísimos del objetor. Por lo tanto, existe un deber de prevenir el
daño; y una responsabilidad civil por no haberlo hecho, y en su caso por no
haber respetado el derecho a la objeción de conciencia.

"derechos del paciente", incluyendo la expresión de voluntad anticipada para el caso de enfermedades
terminales.

30
Ver al respecto NAVARRO FLORIA, Juan G., Mat i o io de pe so as ho ose uales li e tad de
o ie ia , Revista de De e ho de Fa ilia de las Pe so as, o tu e de , La Le , Bue os Ai es, pp. -
227.

17
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

ABORTO Y MUERTE DIGNA EN LA ARGENTINA.


(OBJECIÓN DE CONCIENCIA SEGÚN LA CORTE SUPREMA Y
PROTOCOLOS DE APLICACIÓN)
NORBERTO PADILLA*

Resumen:
En dos sentencias la Corte Suprema de Justicia de la Argentina resolvió sobre el comienzo y fin de la
vida humana. En la primera además de interpretar el Código Penal de forma de ampliar el aborto no
punible, sentó las pautas para que las autoridades nacionales y locales emitan protocolos para la
implementación de abortos en establecimientos sanitarios en forma que lo hace virtualmente libre.
En la segunda, admite que parientes de un enfermo con conciencia mínima e irreversible en su
estado, interpreten su supuesta voluntad que su voluntad es la de ser privado de toda asistencia
médica para la supervivencia. La Corte Suprema dispone se emitan protocolos para asegurar en el
futuro estas prácticas. En ambos supuestos la objeción de conciencia de los profesionales de la salud
se ve seriamente limitada.
Palabras claves:
Aborto, Muerte Digna, Objeción de conciencia, Vida.

Abstract:
In two case laws the Supreme Court of Argentina ruled about the beginning and the end of human
life. In the first one, the Court settled the interpretation of the Penal Code in a way that widens the
possibilities of non-punishable abortion and ordered that protocols about non punishable abortion be
made by local and national authorities in a way close
to free abortion. In the second one, the Court admitted that relatives of an ill man, with minimal state
of conscience and irretrievable in that state, can interpret his supposed will to be deprived of all
medical assistance for survival. In both cases conscientious objection of healthcare professional is
seriously limited.
Key words:
Abortion, Death with Dignity, conscientious objection, Life.

1. EL CASO PORTILLO, ALFREDO


La o je ió de o ie ia ad ui ió a ta de iudada ía o el aso Po tillo, Alf edo 1. La
Corte Suprema, innovando su jurisprudencia, la admitió para un ciudadano, de religión

*
Abogado egresado de la Universidad de Buenos Aires. Profesor de la Pontificia Universidad Católica
Argentina.

1
C.S.J.N. Fallos 312:496 (1989). Portillo, Alfredo. NAVARRO FLORIA, Juan G. El derecho de objeción de
conciencia, pág. 59 y ss. Ed. Abaco de Rodolfo Depalma, Buenos Aires, 2004.

1
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

católica, llamado a filas que, invocando el Quinto Mandamiento, se negaba a portar armas.
Aunque limitado a tiempos de paz, la Corte ar o izó la o liga ió de a a se e defe sa
de la Pat ia de esta Co stitu ió a t. ) con la autonomía de la persona (art 19) y su
libertad de conciencia y de culto (art. 14).

Ya entonces los proyectos de ley a consideración del Congreso sobre el servicio militar
obligatorio, contemplaban la objeción de conciencia con la alternativa de un servicio social
sustitutorio. Esto quedó incorporado a la ley 24.429, de 1994 para el Servicio Militar,
suprimida su obligatoriedad y transformado en volu ta io, e el aso e ep io al de
convocatoria cuando por no alcanzarse el cupo, tuviera que extenderse en forma
obligatoria (art. 19), lo que hasta ahora no ha ocurrido.

Otro fallo trascendente de la Corte Suprema, ya en su composición de nueve miembros,


asentó el derecho a no ser obligado a recibir transfusiones de sangre contra su voluntad a
un Testigo de Jehová. Aunque para entonces Marcelo Bahamondez había sido externado y
por ende, tornando abstracto el caso, coincidieron los jueces en el derecho del paciente,
que para la minoría mantendría validez para esa persona en una situación similar en el
futuro, si bien la mayoría consideró que esa determinación no podía adoptarse por
anticipado. En votos particulares se asientan valiosos conceptos como el siguiente: la
libertad religiosa incluye la posibilidad de ejercer la llamada objeción de conciencia,
entendida como el derecho de no cumplir una norma u orden de autoridad que violente las
convicciones íntimas de una persona, siempre que dicho incumplimiento no afecte
sig ifi ativa e te los de e hos de te e os i ot os aspe tos del ie o ú . 2

Las leyes locales y nacionales sobre educación sexual y de salud reproductiva contemplaron
con variado alcance la objeción de conciencia. Así, las leyes 25.673 (Programa Nacional de
Salud Sexual y Reproductiva) y 26.130 sobre operaciones esterilizantes. En ambos casos se
contempla la de o i ada o je ió de o ie ia i stitu io al . E la p i e a se pe ite
a las i stitu io es p ivadas de a á te o fesio al e eptua se de epa ti
anticonceptivos, y en la segunda, a que las educativas de gestión privada confesionales o
no a impartir la enseñanza sexual en el marco de sus convicciones.

En el año 2010 el Congreso Nacional aprobó la ley 26.618 de at i o io igualita io , o


sea, entre personas del mismo sexo. Ninguna norma prevé la negativa por razones éticas o
religiosas de los oficiales de Registro Civil que deben llevar a cabo el casamiento civil.

2
C.S.J.N.- Fallos 316-479 (1993) Bahamondez, Marcelo S/medida cautelar. (La Ley-1993 -125.

2
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Tampoco se ha planteado, que sepamos, ese tipo de problemas, quizás porque tienen
arreglo interno en los mismas dependencias competentes. No obstante, cuando en el
Senado se debatía el proyecto, salió en el debate la iniciativa de unión civil de la senadora
Liliana Negre de Alonso, en el que la objeción de conciencia del funcionario era
contemplada expresamente. Una senadora calificó esa posibilidad de su colega como
et o eso e o e el jefe de la bancada oficialista, ni más ni menos lo siguiente:

Mire: tiene una cláusula que es prácticamente la de un Estado totalitario, que le permite al
fu io a io pú li o ue tie e ue u pli o las o liga io es o la le de i : Mi e , ustedes son
homosexuales; yo tengo una profunda repugnancia por ustedes, los desprecio mucho y, además,
conmigo no se van a casar. No van a tener ningún trámite posible porque yo no los voy a atender.
Además, la próxima vez que vengan, háganlo con una bandita amarilla en su ropa para identificarse
o o ho ose uales . ¡O je ió de o ie ia lo lla ó la se ado a Neg e de Alo so! Eso, la verdad,
es más propio de la Alemania nazi que de un Estado democrático, ya que esa objeción de conciencia
es propia de estados totalita ios! ¡El fu io a io pú li o tie e ue u pli o la le ! . 3

La senadora Negre de Alonso, conmocionada frente a semejante agresividad, trataba de


razonar la pertinencia, nada nazifascista, de la objeción de conciencia. Pero en vano. 4

La expresión del legislador Pichetto traslucía toda una tendencia de retacear al máximo
sino negar lisa y llanamente ese derecho a los funcionarios o empleados públicos que, por
su carácter de tales, no podrían incumplir una norma alegando razones de conciencia. En
ealidad, o o e ot os supuestos, esta os a te la o je ió de o ie ia i p opia
pues es la misma ley la que autoriza a eximirse de ella.

Nos limitamos a estos antecedentes, porque se relacionan más directamente con lo que es
el objetivo de este aporte cuando se refiere al comienzo y el fin de la vida. No pretende,
desde ya, trazar un panorama completo de la objeción de conciencia en la Argentina. 5

3
PADILLA, Norberto. Objeción de conciencia, ¿retroceso o revolución?, EL DIAL.COM, Buenos Aires,
10.8.2010. También en: http://www.institutoacton.com.ar/oldsite/articulos/npadilla/artpadilla1.pdf

4
La virulencia del ataque seguramente apuntaba a la militancia católica de la legisladora, agravado para los
sectores desfavorables a la Iglesia por la carta del arzobispo cardenal Bergoglio fuertemente adversa a la ley
de matrimonio homosexual conocida contemporáneamente con el debate. (http://tn.com.ar/politica/la-
carta-completa-de-bergoglio_038363). Un detalle más: le tocó a la misma senadora estar en uso de la palabra
en la sesión del 13 de marzo de 2013 cuando le llegó la noticia de la elección del papa argentino, mal visto
entonces por el oficialismo. Tras varios intentos infructuosos, logró a las cansadas que el presidente del
Senado, vicepresidente de la Nación, interrumpiese la sesión para que todos pudiesen presenciar la histórica
salida al balcón de San Pedro.

3
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

Llegamos así a los dos fallos de la Corte Suprema de Justicia que, en clásico ejemplo de
activismo judicial, pretenden dar pautas e instrucciones invadiendo competencias de los
otros poderes del Estado.

2. ROE VS. WADE A LA ARGENTINA


En una decisión que dividió a la sociedad, la Corte Suprema de Justicia de los Estados
U idos di tó el fallo Roe vs. Wade , donde fundó en la privacidad de la mujer su
derecho al aborto, libremente en el primer trimestre y con grados crecientes de restricción
en los siguientes, lo que impuso así a los estados de la Unión. Con aterrador pragmatismo
eludió expresamente involucrarse en la difí il p egu ta de uá do o ie za la vida ,
ua do a uellos espe ialistas e edi i a, filosofía teología so i apa es de llega a
algún consenso . 6

Este a o o ido p e ede te fue sido citado, no casualmente, por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación e el fallo F., A.L. s. edida autosatisfa tiva del 13 de marzo de
2012. 7

a. EL FALLO
En este fallo, unánime en cuanto al fondo, además de la definición específicamente jurídica
sobre el alcance de los casos de no punibilidad del aborto en el Código Penal, se suma la
intimación a jueces, médicos y autoridades sanitarias de todos los niveles y el

5
Para un panorama completo, ver NAVARRO FLORIA, J.G. PADILLA, N., y LO PRETE, O. Derecho y Religión.
Derecho Eclesiástico Argentino, pp.149 y ss. EDUCA, Buenos Aires, 2014 y NAVARRO FLORIA, Juan G. El
derecho a la objeción de conciencia. Editorial ábaco de Rodolfo Depalma, Buenos Aires, 2004.

6
MILLER, Jonathan; GELLI, María Angélica: CAYUSO, Susana, Constitución y derechos humanos, tomo 1,
ASTREA, 1991, p. 848, transcriben partes sustanciales del fallo, seguido de preguntas y notas según el método
de casos.

7
PADILLA, No e to. E la se da de Roe vs. Wade , El De e ho, . . 12. RODRÍGUEZ VARELA, Alberto, Un
grave error hermenéutico (El fallo de la Suprema Corte sobre aborto), Disertación pronunciada por el
Académico Titular Doctor Alberto Rodríguez Varela en la sesión de la Academia Nacional de Derecho y
Ciencias Sociales del 22 de noviembre de 2012; NAVARRO FLORIA, Juan G. Objeción de conciencia a la
práctica del aborto en la Argentina, Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado,
23 (2010).

4
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

establecimiento de pautas para asegu a la o judi ializa ió , en la que excede su


función, invade a los otros poderes y afecta las autonomías provinciales.

Es decir que la Corte fue mucho más allá que zanjar una disputa interpretativa del Código
Penal. Por la vía de abrir el recurso extraordinario deducido por la defensa del
as itu us , e u a ausa deve ida a st a ta po ue el a o to se ha ía p odu ido, reguló
con criterio amplio el aborto en sí. U a dife e ia a apu ta o el aso Roe vs Wade : allí,
para cuando llegó la sentencia el hijo de Jane Roe ya había nacido.
Asimismo, la Corte norteamericana escabulló la
cuestión del comienzo de la vida en el seno materno en tanto que la argentina no lo hace ni
la pone en cuestión. Puede parecer, dentro de todo, una buena noticia y un aspecto
positivo, pero más bien es a la conclusión inversa a la que se arriba: la vida intrauterina es
clara y conscientemente desprovista de protección, en determinados supuestos y en todos
los que en el futuro se reivindicarán dentro de los mismos, concretamente, por violación
Vida hay, eso no se discute, pero carente de protección. Para ello la Corte se encargó de
demoler las defensas con que la rodean dos tratados con jerarquía constitucional.

En efecto, relativizó el art. 4.1. de la Convención Americana de Derechos Humanos por el


matiz e ge e al . Viene al caso citar al ilustre maestro Germán Bida t Ca pos: lo ú i o
que se tolera es que, excepcionalmente, no se la proteja (a la vida) desde la concepción: o
sea que el tratado (la Convención Americana de Derechos Humanos) quizás admitiría
causales muy restringidas y recaudos muy severos para el aborto especial – y nunca
general. Pero de todos modos, aun cuando una ley sobre aborto excepcional no entrase en
colisión con este tratado, estaría en pugna con nuestra constitución, de la que inferimos el
derecho a la vida sin limitación alguna en cuanto al momento de reconocimiento, que se
sitúa en el mismo instante de la concepción, desde la i dividua ió del as itu us . 8

Peor aún es lo que hace la Corte con la Convención de los Derechos del Niño, en la que el
Co g eso, edia te la le . de ap o a ió , fo uló ese vas de la a io es . Pa a
la Co te, ú i a e te es ese va donde utiliza la palabra, como ocurre con el rechazo de
la adopción internacional. Pero, entonces, ¿qué rango tienen las declaraciones?

La ese va is a es, segú la Co ve ió de Vie a u a de la a ió u ilate al…he ha po


un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o al adherirse a él con el objeto
de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado o en su
apli a ió a ese Estado a t. . La primera de ellas es el concepto de iño: todo se

8
Bidart Campos, Germán J. Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino, Tomo III, p. 421. EDIAR,
1995.

5
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

humano desde el mome to de la o ep ió hasta los die io ho años de edad . A lo que


ya dice la Convención (la edad máxima), la A ge ti a de la a ue debe interpretarse que
se es iño desde la o ep ió . De e i te p eta se , e peza do po el p opio Estado
firmante, y comprometiendo la posición que se sostendrá en su aplicación general. Lo
mismo cabe respecto a las declaraciones siguientes, sobre el derecho de los padres en
ate ia de pla ifi a ió fa ilia a la o utiliza ió de iños e o fli tos a ados tal
como estipula el de e ho i te o .

Más allá de cualquier duda razonable, la declaración interpretativa se ha efectuado


u plie do los e uisitos de fo a de fo do ue esta le e la Co ve ió de Vie a ,
necesario para que generen consecuencias en el orden internacional. De cualquier
a e a, la defi i ió de iño desde la o ep ió es u a de las o di io es de su
vige ia o ue la Co ve ió de los De e hos del Niño se i o po ó al lo ue de
constitucionalidad (art. 75 inc. 22).

El art. 75 inc. 23, en la reforma de 1994, encargó al Congreso dictar un régimen de


seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo,
desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental y de la madre
durante el embarazo el pe íodo de la ta ia . Fue u a láusula de o p o iso e t e
quienes buscaban una definición del comienzo de la vida y quienes sostuvieron (el ex
presidente Alfonsín, entre ellos), que eso no había sido objeto de debate en la campaña de
los partidos. Pero la protección del embarazo quedó, y reconozcamos que nadie está más
e situa ió de desa pa o ue cuando se está amenazado de muerte en el seno
ate o. “i e e e u égi e so ial e i teg al e e e po lo e os lo ue se le de e a
cualquier niño, la vida.

La Constitución histórica no enunció la vida como uno de los derechos, a diferencia de los
antecedentes patrios. Es unánime la doctrina en afirmar que, sin necesidad de mención
explícita, el derecho a la vida está entre los de e hos implícitos del art. 33. Podemos
de i , o la Co te “up e a, ue la vida es el p i e de e ho atu al p ee iste te a toda
legisla ió positiva .9 La vida es la condición de ejercicio de todos los derechos. De ahí que

9
GELLI, MARÍA ANGÉLICA, Constitución de la Nación Argentina, comentada y concordada, tomo I, 488.
La Ley, 4ª ed., 2008.

6
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

el de e ho a la vida sea el p i e o p i ipal derecho de la persona humana del que


de iva los de ás 10.

El Código Penal tipifica el aborto en el Título II, Capítulo 1 entre los Delitos contra la vida. Lo
constituyen, con diversas penas, el aborto provocado con o sin el consentimiento de la
mujer y agravado si se sigue la muerte de la misma, así como para el personal sanitario que
intervenga. La mujer que aborta es penada, en tanto que no lo es cuando no pasa de la
tentativa.

El Código Penal prevé casos de no punibilidad; cuando esté en riesgo grave la vida y salud
de la madre y no pueda ser evitado por otros medios, y en el aso de viola ió o ate tado
al pudo o etido so e uje idiota o de e te .

Estos supuestos han servido de primera trinchera para instalar el aborto como un
pretendido derecho y un servicio a quien está en esas situaciones. Con variado éxito se
pidieron y obtuvieron autorizaciones judiciales (en un caso el aborto se llevó a cabo aunque
la resolución no estaba firme y fue revocada, con duros términos, por la Cámara) y ya antes
del fallo reseñado, se intentaron i stala p oto olos pa a facilitar y apurar la práctica del
aborto no punible.

Lo que ha resuelto la Corte nacional en cuanto al Código Penal se debe a la infeliz redacción
del artículo 82, inciso 2. E t e viola ió o ate tado al pudo de la mujer idiota o
demente , la doctrina ha discutido si existe una coma que distinga entre cualquier violación
y la que suf a la uje idiota o de e te edia te u ate tado al pudo . Por lo tanto
se busca interpretar que el aborto no es punible en todos los casos de caso de violación .

En los proyectos recientes, al igual que en el fallo de la Corte, no interesa ya el violador ni la


denuncia penal, basta la declaración de la mujer de haber atravesado ese trance. La Corte
e o o e ue puede p odu i se he hos fa i ados e ue se alegue u a viola ió ue
no fue tal. De ello se desentiende, se ha dicho, para no hacer futurología. Pero la sana y
lógica previsión de las consecuencias también es exigible y hasta más exigible que al resto
de los mortales, cuando de los jueces de la Corte se trata, sin olvidar que está en juego una
vida. .

10
SÁNCHEZ, ALBERTO M. De e ho a la vida , en AA. VV. Balance a los 60 años de la Declaración
U ive sal de los De e hos Hu a os segú el pe sa ie to de Ja ues Ma itai , JORGE H. GENTILE,
Director. Alveroni, ediciones, septiembre de 2010). p.79

7
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

Para las de la a io es ju adas no faltarán por cierto organizaciones que las preparen y
pongan a disposición de quien busque a o ta . Fi e a uí adela te con el aborto, al fin
y al cabo, un derecho.

Resultado: cuando haya existido violación, el perpetrador, máxime si es del entorno familiar
de la víctima, gozará de impunidad y podrá reincidir. Ciertamente el principio cede cuando
el hecho sea perpetrado en menores por ascendientes, tutor o guardador, pero si se limita
a la declaración jurada de la violación, en la mayoría de los casos nada ocurrirá.

Si se tratase de una violación no seguida de embarazo, ¿no se aconsejaría a la mujer que


de u ie el he ho e vez del a uí o ha pasado ada de efastas o se ue ias pa a la
salud física y psíquica de ella?

A la Corte, en el voto mayoritario, no le merece una línea, una frase siquiera, de piedad, de
preocupación frente al precio que pagará el niño con su vida. Los ya fallecidos jueces
Carmen Argibay y Enrique Petracchi, fueron los únicos en no eludir el problema al asentar
que ha u seve o o fli to de i te eses , el de la uje el del as itu us. “i e a go,
este reconocimiento, aunque valioso, lo utilizan para imputar al recurrente haberse
quedado únicamente en uno de los términos del conflicto, el del niño, faltando la
demostración de que el daño causado a la madre obligada a llevar a término el embarazo
era inferior al que se produce al niño, o sea, su muerte.

El problema es que, si no hay sanción penal, la conducta no sólo deviene lícita sino exigible
por la persona que lo invoca ante el Estado y ante terceros. En ciertos supuestos, más o
menos amplios, la vida del nasciturus no estará protegida. Lo planteaba María Angélica
Gelli: el p o le a susta tivo ue de e esolve se es el de esta le e u a ga a tía
suficientemente eficaz para preservar al no nacido de prácticas abortivas que no se
consideren delitos. ¿Bastaría con prohibir la práctica a los médicos? ¿Con negar
autorización a las clínicas para realizarlo? ¿Pero, qué sucedería si, no obstante esas
prohibiciones, los abortos se convirtieran en una rutina habitual? ¿Se inhabilitaría a los
médicos? ¿Se clausurarían las clínicas? ¿Esas medidas no constituirían otro tipo de
sanciones? ¿Se negarían subsidios estatales a las instituciones hospitalarias que practicaran
abortos? ¿Se les incrementarían los impuestos? Porque si no existe sanción de ningún tipo,
si el incumplimiento de lo mandado no tiene consecuencia jurídica alguna, la obligación

8
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

jurídica desaparece y la protección de la vida desde la concepción se diluye hasta el


a a a ie to 11.

Para Bidart Campos, cuando se penaliza el aborto, las desincriminaciones, cualquiera


fuesen, o stitu e u a espe ie de auto iza ió legal, ue e ua to tal, es
i o stitu io al .12

Esta posición la desarrolló en su comentario al fallo del Tribunal Constitucional Español


que aprobó, aunque con limitaciones, el proyecto de despenalización de ciertos supuestos
de aborto que tenía a estudio el Parlamento. Si bien consideró que la punibilidad de una
conducta es una cuestión de política criminal, cuando, esa conducta está sancionada en
general, los supuestos de desincriminación significan una facultad para actuar, lo que
ocurre precisamente en el caso del aborto. Decía el inolvidable jurista ue allí sí- a
diferencia del mero silencio de la no incriminación- creemos que se viola la norma
o stitu io al ue ga a tiza el de e ho a la vida , está da do li itud a la o du ta
a o tiva…e ua to esa o du ta a i uilado a de la vida ueda e e ta de o se ue ias
penales. Cabe señalar que en el supuesto puntual de la permisión del aborto por violación,
se quiebra la igualdad de los hijos extramatrimoniales y matrimoniales (exigida por el Pacto
de San José de Costa Rica) ya que la vida de aquéllos es la disponible para la madre. 13.

Donde la Corte se pone, como hemos dicho, en la senda de Roe vs. Wade es e el
empeño puesto en liberar el acceso al aborto de cualquier tipo de trabas, empezando por
la no exigencia de denuncia penal. Pero no se queda ahí.

Hasta aquí podría decirse que la Corte interpreta una redacción confusa del Código Penal.
Pero claramente se propone ir más allá.

Lo hace reclamando a las autoridades nacionales y provinciales y de la Ciudad Autónoma de


Bue os Ai es i ple e ta ha e ope ativos, edia te o as del ás alto ivel, e los
términos aquí sentados, protocolos hospitalarios para la concreta atención de los abortos
o pu i les pa a la asiste ia i teg al de toda ví ti a de viole ia se ual al Pode
Judi ial Na io al p ovi iales de la Ciudad a a ste e se de judi ializa el a eso a los

11
GELLI, María Angélica. Los planos de análisis en el derecho a la vida y la cuestión del aborto. Nota a fallo. LL
2006-E-741.

12
BIDART CAMPOS, GERMÁN J. Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino, Astrea 1995,
Tomo III, p 420.
13
BIDART CAMPOS, GERMAN J. El aborto y el derecho a la vida. Comentario a la sentencia del Tribunal
Constitucional de España sobre el proyecto de ley del aborto. ED 113-479, año 1985.

9
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

abortos no punibles p evistos legal e te . A ue e te dedo , la e ho ta ió o es tal, es


una intimación.

A los jue es se les di e ue la judi ializa ió es i e esa ia e ilegal , u a p á ti a o t a


legem fomentada por los profesionales de la salud y convalidada por distintos operadores
de los pode es a io ales o o p ovi iales . “e les e ue da e to es la a da
o stitu io al del a t. i fi e de la Co stitu ió . Para los jueces el mensaje es claro:
está la amenaza de considerarlo incurso en la causal de mal desempeño. Verdaderamente
asombroso que, en un país en que se judicializa de todo, sea la vida humana por nacer la
que suscita el rayo fulminante de la cólera del más alto Tribunal.

Si los médicos y personal sanitario, puestos ante la duda y el reparo pedían la intervención
de la Justi ia, si e ese p o edi ie to u Defe so de Me o es uida a del i te és
sup e o del niño, e adela te, está adve tidos ue o puede eludi sus
espo sa ilidades p ofesio ales ua do es la e a azada o sus ep ese ta tes legales los
que requieren el aborto. Así sea de u as itu us e los o ho eses de gesta ió … u i le
o disti guit…

Si el profesional o el establecimiento hospitalario pensaran muy razonablemente hacer una


consulta a otro, dar intervención a un asistente social o un psicólogo, la Corte le hace saber
ue esos di tá e es o spi a i de ida e te o t a los de e hos de la ví ti a, , hasta
puede o side a se u a to de viole ia i stitu io al . De ahí ue sus auto es de a
espo de po las o se ue ias penales y de otra índole que pudiera traer aparejado su
o a . En una palabra: se intima que el aborto se lleve a cabo de manera rápida, accesible
y segura, en el caso de alegarse violación con la declaración jurada y nada más. Desde ya
que podría darse que una mujer casada dijese que su embarazo no proviene de un tercero
sino de su propio cónyuge, a éste tampoco se le puede preguntar siquiera si los hechos se
ajustan a la realidad y cuál es su postura frente a un hijo fruto del matrimonio. ¿Un caso
extremo? Ya veremos que no.

La Corte no omitió mencionar el serio tema de la objeción de conciencia. A la manera de


p o e tos legislativos e da za, supedita su p o ede ia a ue sea eje ida e el
o e to de la i ple e ta ió del p oto olo . Cu iosa fo a de inmovilizar la conciencia,
ya que si con el correr del tiempo, quizás después de practicar varios abortos, quizás tras
una nueva reflexión ética o religiosa, el profesional replantease sus pautas morales, se vería
imposibilitado de ser atendido y respetado. Esta restrictiva visión de lo que es la objeción
de o ie ia i p opia e ta to dete i ada a ti ipada e te po u a o a o se
ha a, o o a uí, judi ializado ie ta e te o i valida la ue es p opia , ua do la

10
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

persona tiene la necesidad de conformar su actuar a imperativos de conciencia aunque sea


o t a lege , ue es el supuesto ás analizado por la doctrina y jurisprudencia.

A diferencia de las leyes antes citadas, el fallo se abstiene de contemplar la denominada


o je ió de o ie ia i stitu io al , supo e po lo ta to ue el esta le i ie to de salud
o puede ega se a ealiza el a o to o pu i le . “i duda, esto de u a g avedad
extrema, al ignorar que muchas instituciones tienen idearios o principios éticos o
confesionales a los que deben ser fieles, independientemente de la no punibilidad de la
interrupción de la vida que se requiere. En tal sentido, consideramos esclarecedor el fallo
de la Co te “up e a de Justi ia de los Estados U idos e el o o ido aso Ho Lo b .
14

Entre los que deban confeccionar los instrumentos ordenados habrá seguramente quienes
sostengan la inviolabilidad de la vida humana desde su origen mismo, por razones religiosas
o éticas. Es pertinente citar, incluso como criterio válido más allá de las filiaciones
religiosas, la Encíclica Eva geliu Vitae , recordada por la Nota Doctrinal de la
Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y
la conducta de los católicos e la vida pú li a 15, sobre la situación de un parlamentario
pero aplicable análogamente a quien esté en otro ámbito: «un parlamentario, cuya
absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, pueda lícitamente ofrecer
su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos
negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública».

En este sentido, y sin de manera alguna pretender agotar el tema, en el que hay
ingredientes específicamente médicos a considerar, en el trabajo publicado en el diario El
Derecho, de la Universidad Católica Argentina, y que en parte aquí se reproduce,
señalamos que atenuaría al menos los efectos negativos de los protocolos :

1. Establecer, aunque la sentencia no lo hace, un límite de tiempo del embarazo,


pasado el cual su interrupción fuese inadmisible.

14
PADILLA, Norberto. Empresa y libertad religiosa. (Burwell vs. Hobby Lobby Stores Inc. et Al.), EL DIAL.com.
Suplemento de Derecho Constitucional, 15.7.2014.

15
http://www.doctrinafidei.va/documents/rc_con_cfaith_doc_20021124_politica_sp.html

Desta a os el a i us u ia ief o o e haustivo apo te so e la uestió ue posteriormente resolvió la


Corte: http://www.americanbar.org/content/dam/aba/publications/supreme_court_preview/briefs-v3/13-
354-13-356_amcu_9ai.authcheckdam.pdf

11
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

2. Que el establecimiento de salud o el médico tratante efectúen la denuncia de la


violación en todos los casos en los que el Código Penal lo permita. Que la denuncia
no sea exigible a la mujer no quiere decir que el hospital o el médico estén exentos
de dar intervención a la Justicia toda vez que pueda configurarse un delito de acción
pública, como hacen con cualquier persona víctima de un delito que concurre a su
atención, lo mismo que cuando se esté ante los ilícitos penales a que dan lugar los
asos fa i ados . La i fo a ió al pú li o, de odo la o visi le, o es u a
a e a desale tado a si o u lla ado de atención sobre las consecuencias de los
propios actos y una muestra de la decisión de actuar contra la violencia en mujeres,
niñas y adolescentes.
3. La asiste ia psi ológi a i ediata p olo gada de la ví ti a, así o o el
aseso a ie to del aso o s. pa a se i teg al o puede li ita se a i da el
acceso a la práctica abortiva. A la mujer ante todo, y a sus representantes legales
cuando se trate de menores e incapaces, debe ayudársele a contemplar la
alternativa de preservar la vida del hijo, a tomar conciencia de lo que lleva en su
seno, hasta con una ecografía.. La mujer tiene derecho a saber que la pérdida de un
hijo, y mucho más cuando es provocada, significará para ella una carga traumática a
lo largo de su existencia. Debe saber de las posibilidades de darlo en adopción y en
las obligaciones que el Estado tiene en virtud del art. 75 inc. 23 de la Constitución, de
la Asignación por Hijo y otras previsiones legales. Ciertamente quienes atienden a la
uje ha de te e o ie ia de ue está f e te a u a de isió desga ado a que
no se asume livianamente y que tiene dimensiones morales y espirituales , palabras
que tomamos del discurso del presidente Barack Obama en la Universidad de Notre
Dame. 16

16
http://www.chicagotribune.com/news/politics/obama/chi-barack-obama-notre-dame-
speech,0,6345947.story?page=2 Traducción del autor.

12
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

4. Regular debidamente la objeción de conciencia, desde ya que exceptuando de


realizar los abortos a los establecimientos cuyos idearios éticos o religiosos se lo
impiden y contemplando la que invoquen los profesionales médicos y de
enfermería no sólo cuando se publica el protocolo sino en cualquier momento
posterior.
De hecho, las propuestas entonces efectuadas apuntaban al conflicto de conciencia que
podía tener un legislador o por la razón que fuera, encargado de participar en la redacción
de determinados protocolos.

b. PROTOCOLOS Y PROTOCOLO
A consecuencia de la sentencia e incluso antes de ella, diversas provincias emitieron
protocolos para los abortos no punibles en tanto que otras no lo hicieron. Más
recientemente, el Ministerio de Salud de la Nación ha emitido su propia guía sobre el
derecho al aborto. En opuesto sentido en cada caso, la cuestión se ha judicializado.
Veamos.

En un relevamiento de la situación, la Asociación de Derechos Civiles (ADC), constató con


p eo upa ió , ue sola e te o ho p ovi ias ha u plido e ue a edida o las
directivas de la Corte Suprema, ocho (incluida la Ciudad de Buenos Aires) con restricciones
que dificultan el acceso al aborto no punible, en tanto que otras nueve lisa y llanamente
carecen de protocolos. El posteriormente conocido de la jurisdicción nacional reduce a
ocho las ausencias. Una provincia, Misiones, es la más amplia al facilitar a las mujeres
discapacitadas dar su consentimiento al aborto.

La Provincia de Córdoba, cuya Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial (Sala Tercera)


declaró la inconstitucionalidad del Protocolo en virtud de que el art. 4 de su constitución
reconoce el derecho a la vida desde la concepción. 17 Entre otros considerandos, el
Tribunal, que ya había suspendido el protocolo con una medida cautelar, expresa que:

"el Gobierno Federal puede decidir si desincrimina o no el aborto en determinadas


circunstancias, pero de ahí a imponerle a la Provincia que, a través de sus instituciones
sanitarias, deba acudir en auxilio material y positivo de quien desee cometer el aborto, hay

17
Artículo 4.- La vida desde su concepción, la dignidad y la integridad física y moral de la persona son
inviolables. Su respeto y protección es deber de la comunidad y, en especial, de los poderes públicos.

13
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

una inmensa distancia, máxime cuando esto es clara y manifiestamente reñido con
disposiciones explícitas de la Constitución local". Y más adelante:

"De ahí que se verifica con toda claridad -advierte la sentencia-, que la vigencia de dicha
reglamentación administrativa constituye una amenaza inminente y grave para el derecho a la vida
de los niños por nacer y, como la incompatibilidad con la Constitución y la vigencia de los derechos
fundamentales salta a la vista sin necesidad de mayor debate o prueba, estamos frente a un supuesto
de ilegitimidad manifiesta del acto lesivo, que torna procedente sustancialmente la acción de amparo
intentada". 18

Todo lo contrario sucedió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El protocolo, emitido


por Resolución del Ministerio de Salud por Resolución 1225/2012, fue suspendido por una
jueza, que consideró que sus exigencias iban más allá del fallo de la Corte Suprema. La
Legislatura dictó entonces una ley que el Jefe de Gobierno Mauricio Macri vetó. Pero
insólitamente un juez declaró inconstitucional el veto y con ello la intervención obligatoria
de un equipo interdisciplinario para determinar el alcance de la gravedad en los supuestos
de peligro para la vida o la salud; la confirmación del diagnóstico por parte del director del
hospital; la intervención de los representantes legales de las niñas y adolescentes de entre
14 y 18 años; la intervención de los representantes legales de las mujeres con discapacidad
intelectual y psicosocial sin tener en cuenta su capacidad jurídica para consentir la práctica;
el límite gestacional de 12 semanas para los casos de violación; la regulación de la objeción
de conciencia de modo que cada médico que integra el sistema de salud formule su
objeción de conciencia frente a cada caso particular. y se publicase en el Boletín Oficial. 19

Respecto a la actitud del médico, la provincia de Salta le permite negarse sin invocar ni
registrar previamente la objeción de conciencia.

Es interesante notar que muchas jurisdicciones no dan datos sobre la existencia de un


registro de objetores.

18
Cá a a de Apela io es e lo Civil Co e ial de Te e a No i a ió , aso Po tal de Belé Aso ia ió
Civil c/ Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba – Amparo – Recurso de apelación (Expte. Nº
2301032/36), sentencia del 21 de mayo de 2013.

19
http://www.adc.org.ar/1011_la-justicia-portena-declaro-la-inconstitucionalidad-del-protocolo-porteno-y-
del-veto-del-gobierno-de-la-ciudad-a-la-ley-de-aborto-no-punible/

14
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

Otras permiten en cada caso formular la objeción. Así, en Entre Ríos, ello debe ser
comunicado a la mujer o sus representantes legales.

Donde existen registros obtenemos estos resultados. En Mendoza, hay cincuenta y un


profesionales inscriptos, treinta y cinco de ellos tocoginecólogos, en Santa Cruz, cuarenta
médicos, número apreciable dada la población comparativamente reducida de esa
provincia patagónica. Tanto la más austral, Tierra del Fuego, como Santa Fe poseen
registros. En esta última, el registro es accesible por Internet y permite consultar indicando
nombre y localidad si determinado profesional es objetor o no. Otro incluye más
genéricamente a trabajadores de la salud. 20 La provincia de Buenos Aires interpreta que
corresponde determinar la forma de registro a cada institución sanitaria.

Pasemos ahora al emanado del Ministerio de Salud de la Nación. Con este Protocolo
a io al su ede algo u a ge ti o u p opio de la di á i a del elato , visió o
construcción de la realidad al uso de los gobernantes. Digamos ante todo, como por otra
parte se ha visto, que la administración y cuidado de la salud es materia propia de las
provincias, no delegada al Gobierno Federal. Ello no impide a éste tener hospitales en
jurisdicciones provinciales, pero no ocurre actualmente salvo muy contadas excepciones.

No obstante, se hace constar que es de apli a ió o ligato ia e todo el te ito io


argentino y debe ser puesto en práctica por todas las instituciones sanitarias, tanto públicas
o o p ivadas . Queda instalada por lo menos la incertidumbre respecto al alcance, que es
restringido porque no puede invadir atribuciones de las provincias o, literalmente, amplia,
como alerta por ejemplo la Declaración de la Comisión Ejecutiva del Episcopado Argentino:
Asimismo, al presentarse como obligatorio para todo el país, el Protocolo se superpone y
conculca las autonomías provinciales en materia de salud. El Protocolo va más allá de la
legislación vigente y con vicios de inconstitucionalidad . 21

El Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal
del Embarazo 22, una versión revisada y actualizada del de 2010, anterior al fallo de la
Corte. Sectores afines con el derecho al aborto buscaron que el mismo tuviera jerarquía
normativa con la firma presidencial. Pero no fue así, y ni siquiera es una resolución

20
https://www.santafe.gov.ar/index.php/web/content/view/full/126120/(subtema)/93802
http://www.santafe.gov.ar/index.php/tramites/modul1/index?m=descripcion&id=126283

21
http://www.episcopado.org/portal/actualidad-cea/oficina-de-prensa/item/980-la-vida,-primer-derecho-
humano-comisi%C3%B3n-ejecutiva,-23-de-junio.html

22
http://www.msal.gov.ar/images/stories/bes/graficos/0000000690cnt-Protocolo%20ILE%20Web.pdf

15
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

ministerial, innecesaria según fuentes oficiales, accesible solamente por Internet. 23 En


definitiva, es la Dirección del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable
la que ha quedado en situación de legislar, lo que de por sí no puede hacer, y en cuestiones
que hacen a la vida de las personas.

¿Por qué entonces este Protocolo? Parece instalar el aborto libre, sin que la autoridad
política se vea involucrada ni se haga público el debate. Pero, como se ha dicho antes, en la
práctica es de escasa o nula aplicación salvo que se intente invadir las autonomías
provinciales. De todos modos del pa e e a la ealidad ha u paso, ue es ue e el
futuro las jurisdicciones de la Ciudad de Buenos Aires y de provincias decidan adaptarse a la
pauta nacional a tenor de las presiones internas y externas, medidas judiciales activistas y
avatares políticos.

Como se advierte, el a o to o pu i le pasa a ser un derecho que se abreviará como ILE.


Derecho que el instrumento funda a su vez en los Derechos Sexuales y Reproductivos
o o pa te de los de e hos hu a os .

Cuando pasamos a las causas por las que puede pedirse la ILE comprobamos que el grave
peligro para la salud de la mujer que no puede ser evitado de otra forma que con el aborto,
una de las causales de no puniblidad (Art. 86 inc. 1º Cód. Penal) se entiende a la luz de la
visió i teg al de salud de la O ga iza ió Mu dial de la “alud OM“ , físico, mental y
social. Así, no se requiere la existencia de enfermedad sino su pelig o pote ial, su posi le
o u e ia si . Lee os: La afectación de la salud mental puede resultar en un trastorno
mental grave o una discapacidad absoluta, pero incluye también el dolor psicológico y el
sufrimiento mental asociado con la pérdida de la i teg idad pe so al la autoesti a . E
una palabra, aborto libre ya que bastará que la mujer lo requiera sin que su necesidad surja
de un diagnóstico profesional .

En cuanto a la violación, basta la declaración jurada de que tal es el origen del embarazo,
proveniente tanto del entorno íntimo (novio, marido o pareja violenta), conocidos o
extraños.

No e va o se usa el té i o pe so as o uje : Dada la posi ilidad de los va o es


trans de quedar enmarcados en las causales del art. 86 inc. 2 del Código Penal (violación),

23
http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/aborto-no-punible-nuevo-protocolo-para-garantizar-el-acceso

16
REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

les asiste el de e ho a e i i la is a ate ió ue las uje es, adoles e tes iñas .


Preferimos no hacer comentarios al respecto.

El Protocolo, en efecto, expresa que la o je ió de siempre individual, no institucional .


De acuerdo a esto, todos los efectores de salud en los que se practiquen ILEs deberán
garantizar su realización en los casos con derecho a acceder a ella. Asimismo, deberán
contar con recursos humanos y materiales suficientes para garantizar en forma
permanente el ejercicio de los derechos que la ley les confiere a las personas en relación a
esta p á ti a .

El intento del Protocolo avanza, por intereses claramente ideológicos, con respecto a la ley
26.573 que estableció el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, que prevé la
p ovisió de los métodos y elementos anticonceptivos que deberán ser de carácter
reversible, no abortivos y transitorios, respetando los criterios o convicciones de los
desti ata ios , así o o ligadu a de t o pas de Falopio y vasectomía (art. 6, inc. b). Allí se
contempla que las entidades educacionales de gestión privada, confesionales o no, darán
cumplimiento a la ley en el marco de sus convicciones, en tanto que a los centros de salud
de orientación confesional podrán exceptuarse de lo referido a anticoncepción y
esterilización (arts. 7 y 8). El decreto 1282/2003 mejoró el enunciado de la ley, a costa de
exceder su carácter de reglamentario. A las e tidades o fesio ales se agregaron a las
que optaran por eximirse eve tual e te de iva a ot os e t os e ase a sus fi es
i stitu io ales /o o vi io es de sus titula es , pa a lo ue está o ligados a ealiza la
presentación pertinente a la autoridad de aplicación.

Con cuánta mayor razón tendrían que estar claramente exentos de realizar abortos (ILEs),
po azo es o fesio ales o éti as, a ue o se t ata sola e te de de e hos se uales
ep odu tivos e ua to a fo as de li ita a i ie tos, si o la vida del as itu us ,
aunque no interese al Protocolo. Agreguemos, el aborto con este instrumento se convierte,
legalmente, en un medio anticonceptivo más.

Respecto a la objeción individual, ella podrá ejercerse siempre y cuando se haya formulado
por escrito y notificadas las autoridades competentes. Dos salvedades más. Primero, que
en caso de advertir el médico la existencia de una de las causales de aborto legal, está
obligado a decirle a la mujer del derecho que le asiste de interrumpir el embarazo y
remitirla a un profesional no objetor que la efectúe. Segundo, y el Protocolo lo pone con
caracteres destacados, si no hay otro médico a quien derivar está obligado a realizarlo él
mismo.

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Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

Evidentemente, el médico que se negase estaría ejerciendo su objeción de conciencia


p opia , es de i , o egulada o, mejor dicho, excluida, por la normativa, exponiéndose a
represalias y sanciones cuya última palabra tendrá la Justicia.

Es importante tomar nota de que están habilitados a ser objetores los p ofesio ales de la
salud , ue o p e de ta to a édi os o o personal de enfermería.

3. EL FINAL DE LA VIDA
En el mes de julio de 2015 la Corte Suprema argentina dio otro paso en su vocación
legislativa. Una breve síntesis del caso: Marcelo Díaz, de la Provincia de Neuquén, hace
veintidós años sufrió u a ide te del ue uedó e estado de o ie ia í i a ,
inmovilizado y alimentado artificialmente, sin perspectiva alguna de recuperación. Las
hermanas del enfermo plantearon judicialmente que se permitiese a Díaz una muerte
digna , desconectándose totalmente de los aparatos y suprimiendo la alimentación e
hidratación, e invocaron saber que tal era, antes del accidente, lo que aquél deseaba se
hi ie a o él, a aíz de u a o ve sa ió so e el aso Qui la . 24

La Corte Suprema ya había reconocido el derecho de un Testigo de Jehová a no recibir


transfusiones, aunque estaba inconsciente, en el marco de directivas suyas previas ante
escribano, sobre cuya subsistencia no había razón para dudar. El caso, con sus variantes, es
si ila al a e io ado Baha o dez . 25

Contemporáneamente fue promulgada la ley 26.742 que en su art. 1 dice:

De e hos del pa ie te e su ela ió o los p ofesio ales e i stitu io es de la salud…e) Auto o ía


de la voluntad. El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o
procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también a revocar
posteriormente su manifestación de la voluntad. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a
intervenir en los términos de la Ley 26.061 a los fines de la toma de decisión sobre terapias o
procedimientos médicos o biológicos que involucren su vida o salud. En el marco de esta potestad, el
paciente que presente una enfermedad irreversible, incurable o se encuentre en estado terminal, o
haya sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación, informado en forma fehaciente, tiene el
derecho a manifestar su voluntad en cuanto al rechazo de procedimientos quirúrgicos, de

24
CSJ 376/2013 (49-D)/CS1D., M. A. s/ declaración de incapacidad.
7-7-2015.

25
CSJN, Fallos 335:799. Albnarricini Nieves, Jorge Washington s/ medidas precautorias. 1.8.2012.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

reanimación artificial o al retiro de medidas de soporte vital cuando sean extraordinarias o


desproporcionadas en relación con la perspectiva de mejoría, o produzcan un sufrimiento
desmesurado. También podrá rechazar procedimientos de hidratación o alimentación cuando los
mismos produzcan como único efecto la prolongación en el tiempo de ese estadio terminal
irreversible o incurable. En todos los casos la negativa o el rechazo de los procedimientos
mencionados no significará la interrupción de aquellas medidas y acciones para el adecuado control y
alivio del sufrimiento del pa ie te .

Esta ley es conocida como de ue te dig a , es o e ta e ua to permite negarse a


los medios extraordinarios o desproporcionados, lo que no son ni la hidratación ni la
alimentación. La Co te señala ue o fue intención del legislador autorizar las prácticas
eutanásicas, expresamente vedadas en el artículo 11 del precepto, sino admitir en el marco
de ie tas situa io es espe ífi as la "a ste ió " te apéuti a a te la soli itud del pa ie te .

Ante la falta de directivas expresas de éste en el caso concreto, la Corte considera que las
hermanas están facultadas no a decidir por él sino a comunicar la voluntad de éste
mediante una declaración jurada. Con ello se cumpliría para el Tribunal con el derecho de
autodeterminación de la persona sin que de manera alguna se distinga entre vidas que
merecen o no ser vividas.

E ase al p e ede te F. A.L. , asta la de la a ió ju ada allí para la violación, aquí para
comunicar la voluntad del enfermo que no puede hacerlo), la Corte hace hincapié en la no
judicialización de estos derechos. Y teniendo en cuenta la conducta del establecimiento de
internación de Díaz, seguramente reacio a desconectar al paciente, pide a las autoridades
un protocolo sobre las vías por las que el personal sanitario pueda ejercer su derecho de
objeción de conciencia sin que se traduzca en derivaciones o demoras que comprometan la
atención del paciente. A tales efectos, deberá exigirse que las vías por las que el personal
sanitario pueda ejercer su derecho de objeción de conciencia, que debe ser a ifestada
en: el momento de la implementación del protocolo o al inicio de las actividades en el
establecimiento de salud correspondiente, de forma tal que toda institución que atienda a
las situaciones aquí examinadas cuente con recursos humanos suficientes para garantizar,
en forma permanente, el ejercicio de los derechos que la ley les confiere a los pacientes que
se e ue t e e la situa ió o te plada e la ley 2 . 29 .

Es evidente que la declaración previa es aún más discutible que en el caso de aborto, ya
que el profesional está sometida a un mayor margen de situaciones en los que pueda
actuar de una manera u otra.

No hay tampoco aquí mención de la objeción de carácter institucional, por el contrario, se


exige garantizar siempre en forma permanente la autodeterminación del paciente, pese a

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Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

los reparos médicos a suprimir la hidratación y alimentación o a adoptar medidas en base a


presuntas voluntades del internado.

La impresión que el fallo deja, a este autor al menos, es de ambigüedad y cierta


contradicción. Los principios sobre el derecho a la vida, el valor de la persona y su dignidad,
son dignos de destacarse, lo mismo que el cuidadoso análisis del estado del causante.
Evidentemente, se trata de situaciones que están en el límite. La Corte, que se cuida de
marcar que no se trata de eutanasia, elige en definitiva que se adopten medidas cuya
necesaria consecuencia es poner término a esa vida sin reales constancias de la voluntad
de quien no podía expresarla, lo que encuadra en la eutanasia pasiva.

El mismo día de la sentencia Marcelo Díaz falleció por causas naturales. Lo más probable es
que la Corte se haya expedido sabiendo el inminente desenlace para dejar sentada
jurisprudencia en la materia. 26

Por último, la Suprema Corte de los Estados Unidos tuvo que resolver un caso similar, el de
Nancy Cruzan. Esta se encontraba, a raíz de un accidente automovilístico, en estado
vegetativo, los padres pidieron se le retirara la sonda, respecto a lo cual la hermana y una
amiga de Nancy atestiguaron que ella no querría vivir en esas circunstancias. La Corte, si
bien aceptó que la autonomía de decisión de la persona, denegó el pedido ya que nadie
puede asu i ha e la ele ió po el i apaz si o está ase tada e u testa e to vital
o de manera clara y convincente, lo que no consideró acreditado. 27

26
El Obispo de Neuquén, Mons. Virginio Bressanelli, como cabeza de una diócesis que acompañó el calvario
de Marcelo Díaz, y hasta ofreció a la familia hacerse cargo de él, dio una declaración ajustada, prudente, sin
condenaciones, y conmovedora por su sensibilidad. http://www.aica.org/18626-para-mons-bressanelli-el-
fallo-de-la-corte-podria-haber.html

27
Medina, Graciela y Senra, María Laura. Aspectos legales de la eutanasia.
http://www.gracielamedina.com/assets/Uploads/articulo/aspectos-legales-de-la-eutanasia.pdf

El caso mencionado: Cruzan v. Director, Missouri Department of Health, 497 U.S. 261 (1990),[1] La familia
Cruzan logró más evidencias sobre la voluntad de Nancy, en virtud de lo cual un tribunal autorizó la
desconexión, falleciendo a los 11 días, 26.12.1990.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE DERECHO Y RELIGIÓN NÚM. 1 (2015)

4. CONCLUSION
En su trabajo sobre el aborto en la Argentina previo al fallo de la Corte, Navarro Floria
expresa:

… los médicos o profesionales de la salud que se vean en el trance de participar de un aborto podrán
objetar en conciencia su participación, encontrando esa objeción la debida tutela jurídica. La
fortísima presión nacional e internacional en pro de la despenalización del aborto, y el activismo
judicial comprobado tendiente en los últimos tiempos a ensanchar el campo de los abortos no
punibles, hacen pensar que en el futuro próximo este tipo de conflictos se multiplicarán y,
seguramente, de a da á u a ás p e isa egula ió legal e la A ge ti a . 28

En efecto, en los siguientes cinco años, aunque el Congreso no aprobó ninguno de los
múltiples proyectos de despenalización del aborto, fue la Corte Suprema la que lo consagró
ampliamente. Para los profesionales de la salud, según la Corte, no cabe sino hacer la
volu tad de uie e uie e lo aho a lla ado I te up ió Legal del E a azo , si a ida
a nada que ayude a preservar la vida en gestación. Respecto a la objeción de conciencia, no
sólo no se ha avanzado sino que se ha retrocedido, ya que es visible la reticencia cuanto
menos en reconocer este derecho, en particular con respecto a la institucional.

Del fallo de la Co te e el aso de la ue te dig a , se desp e de la is a posi ió , on el


riesgo del profesional de quedar sujeto ante la medida extrema por declaraciones juradas
no siempre confiables.

Queda el desafío de las instituciones académicas, colegios médicos y otros colectivos de


profesionales de la salud, de bregar por el debido reconocimiento de un derecho humano
cual es el de la libertad de conciencia, a fin de que el interés público consistente en la
decisión de facilitar el aborto y la libertad de decidir respecto a los tratamientos médicos
sea siempre buscando los medios menos alternativos de cumplimiento sin violentar la
conciencia del objetor. Y, sin hacernos ilusiones sobre la reversibilidad de lo ahora vigente,
educar en el respeto a la vida, en toda su extensión. En tal sentido son oportunas las
palabras del Papa Francisco:

Que idos a igos édi os, ustedes so lla ados a o upa se de la vida hu a a e su fase i i ial,
recuerden a todos, con hechos y palabras, que esta es siempre, en todas sus fases y todas las edades,
sagrada y siempre de calidad. ¡Y no por un discurso de fe –no, no– sino de razón, de ciencia! No existe
una vida humana más sagrada que otra, como no existe una vida humana cualitativamente más

28
Navarro Floria, Juan G. OBJECIÓN DE CONCIENCIA A LA PRÁCTICA DEL ABORTO EN LA

REPÚBLICA ARGENTINA. Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado 23 (2010)
file:///C:/Users/npadilla/Downloads/Navarro_Objecion%20(1).pdf

21
Padilla, Norberto: A o to y ue te dig a e la Argentina (objeción de conciencia según la Corte Suprema y
protocolos de aplicación)

significativa que otra. La credibilidad de un sistema sanitario no es medida solo para la eficiencia, sino
sobre todo para la atención y el amor hacia las personas, cuya vida siempre es sagrada e inviolable .
29

29
Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la conferencia organizada por la Federación
Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas, 20-9.2013.
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/september/documents/papa-
francesco_20130920_associazioni-medici-cattolici.html

22

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