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Historia de Rusia en el siglo XX – Robert Service

[Resumen]

CAPÍTULO 4: LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE (1917-1918)

EL 25 DE OCTUBRE DE 1917 el gobierno provisional de Alexander Kerenski es derrocado en


Petrogrado, “los bolcheviques tomaron el poder en una serie de acciones decisivas; se ocuparon de
las oficinas de correos y telégrafos y las estaciones de tren, y las guarniciones del ejército fueron
puestas bajo control rebelde”1. Este episodio tan relevante dentro de la historia rusa trajo consigo
una gran cantidad de reformas fundamentales, entre lo que se puede mencionar: “se iba a transferir
la tierra a los campesinos, a implantar el control obrero en las fábricas y a conceder el derecho de
autodeterminación nacional, incluido el de secesión, a todos los pueblos no rusos. Asimismo, se
amenazó con tomar represalias muy duras a quienes se opusieran a la toma del poder”2. El autor
mencionará que las ideas de los bolcheviques estaban en sintonía con las ideas fundamentales del
socialismo, como lo era la idea de una creación de una sociedad más justa a partir de una economía
centralizada. Aun así, todos los socialistas no estaban de acuerdo con las ideas de Lenin, puesto que,
este abogaba por sobre todas las cosas por una dictadura del proletariado: “los bolcheviques
sostenían que pretendían introducir el socialismo en Rusia y prestar su ayuda en la realización de
una «revolución socialista europea», pero también querían crear algo llamado comunismo:
¿significaba ello que el socialismo y el comunismo eran la misma cosa?”3.

Lenin buscó desde entonces ordenar la situación, por lo cual llamó a la reunión del II
CONGRESO DE LOS SOVIETS, en donde se pudo vislumbrar la impaciencia que tenía Lenin en aquel
momento. ¿Por qué? El autor dirá que: “seguramente estribaba en su previsión de que los
bolcheviques no obtendrían una mayoría clara en el Congreso de los Soviets (de hecho, sólo lograron
300 de los 670 delegados elegidos), con lo que no se podría llevar a término sus líneas de actuación
política a través del congreso sin algún compromiso con otros partidos”4. En el fondo, lo que se
esperaba era que los bolcheviques pudiesen obtener más apoyo que las otras fuerzas como los
mencheviques y los socialistas revolucionarios: “La salida de los mencheviques y los socialistas
revolucionarios del instituto posibilitó que el Partido Bolchevique, que tenía la delegación más
numerosa, pasara a contar con una clara mayoría. Lenin y Trotski se dispusieron a formar su propio
gobierno, y el último propuso que se le diera el nombre de Consejo de los Comisarios del Pueblo
(Sovnarkom), con lo que se lograban evitar las connotaciones burguesas de palabras como
«ministros» y «gabinete»”5.

El 25 de octubre Lenin redacta la proclama del Victorioso alzamiento, en donde se plantea


la urgencia de una Asamblea Constituyente. Un día después, Lenin firmaría dos decretos de suma
importancia para el proceso que se estaba viviendo, en primer lugar, el «Decreto sobre la paz», el
cual “rogaba a los gobiernos y a «todos los pueblos en guerra» que firmaran una «una paz justa y
democrática» sin anexiones, indemnizaciones ni absorciones de naciones pequeñas por parte de
otras mayores en contra de su voluntad”6 y el «Decreto sobre la tierra», el que planteaba que: “la
tierra se iba a convertir en «patrimonio de todo el pueblo» y ya no se podría comprar, vender,

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arrendar o hipotecar”7. A pesar de esto, el autor hará mención a un detalle no menor, que, dentro
de estos anhelos emancipadores, de igual forma Lenin estaba dispuesto a imponer la autoridad del
Estado, es por esto, que a los dos decretos antes mencionados se suma el «Decreto sobre la prensa»,
el que “autorizaba a clausurar todo periódico que publicara materiales contrarios a las decisiones
del II Congreso de diputados de los soviets de obreros y soldados”8.

Lenin a la vez, buscaba obtener el apoyo de otros territorios de manera voluntaria. Razón
por la cual, dio la oportunidad a los territorios de Finlandia y Polonia para independizarse. Con esto,
el día 3 de noviembre se llevó a cabo la firma de la DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS DE
RUSIA, la cual “confirmaba la abolición de todos los privilegios regionales y étnicos y pedía la
formación de una «unión voluntaria y fraternal»”9. Esto no dejó muy contentos a los embajadores
aliados en Petrogrado, lo que conllevó a que se dieran atisbos de que existía una inexperiencia como
líder por parte de Lenin y los bolcheviques: “La mayoría de los dirigentes del partido habían dedicado
su vida a huir de la Ojrana, a organizar pequeños grupos revolucionarios, a redactar proclamas, a
participar en huelgas y manifestaciones, a estudiar la teoría socialista y a escribir sobre ella, de modo
que cuando sus días de ostracismo político y teorización abstracta llegaron a su fin, la vida pública,
el hecho de estar bajo la atenta mirada de la sociedad, les resultó una experiencia novedosa”10.

Posteriormente el autor hará referencia a algunas de las características de Lenin como tal,
en donde destacará su espíritu rebelde y su capacidad para exaltar a las masas. A pesar de esto,
también mencionará las dificultades que tuvo para los bolcheviques obtener más peso fuera de las
ciudades. De una u otra forma, la revolución aún no se veía consolidada, lo que conllevó en distintas
formas de desarrollarla.

En el curso de la toma del poder en la capital, Lenin había sugerido a Sverdlov que las
elecciones no siguieran adelante. Pero la propaganda del Partido Bolchevique había jugado
mucho con el argumento sobre la necesidad de formar un gobierno elegido en las urnas. El
propio Lenin había criticado que Kerenski encontrara un sinfín de pretextos para posponer
las elecciones y había afirmado que, bajo los bolcheviques, la inmensa mayoría de la
sociedad se uniría a su causa. Sin embargo, las dudas de última hora de Lenin sobre la
Asamblea Constituyente no se tuvieron en cuenta.11

La situación iba a adquirir más complejidad cuando Alemania y sus aliados comenzaran a
exigir al gobierno soviético que se desligara de Ucrania y los bálticos, exigiéndole mediante un
ultimátum que se les diera la autodeterminación a aquellos territorios fronterizos. Lenin buscaba
mantener la paz y fue cauto en plantear qué podía hacerse en una situación de emergencia. “No
obstante, Alemania y Austria-Hungría incrementaron sus exigencias. Con anterioridad se había
pedido al gobierno soviético que abandonara sus pretensiones de soberanía en el área a la sazón
ocupada por los ejércitos alemán y austriaco, pero en ese momento se le exigía que renunciara a
Ucrania, Bielorrusia y toda la región del sur del Báltico hasta la zona más oriental de Estonia”12. Lenin
abogaba por la paz, y convenció al resto del partido por hacerlo también, sin embargo, las

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consecuencias no serían las mejores. Con el Brest-Litovsk las familias campesinas estaban en una
encrucijada, sin vender o no lo que tenían guardado, la mitad del grano, carbón y hierro que tenían
asegurados por los otros territorios ya no estaría ahí: “Los bolcheviques estaban bajo la amenaza de
un colapso combinado de la producción, los transportes y la distribución que el Gobierno provisional
no había conseguido resolver, y aunque Lenin había culpado de todos los problemas a la
incompetencia ministerial y a la codicia y corrupción burguesas, sus propias medidas para reflotar
la economía estaban demostrando ser más inefectivas aún”13.

CAPÍTULO 5: EL NUEVO Y EL VIEJO MUNDO

¿Qué tan factible era mantener el apoyo incondicional al partido? Para el autor resulta
realmente complejo ponerse en dicha situación: “Ciertamente, había motivos para equivocarse en
cuanto al apoyo que en el futuro podría recibir el partido: los bolcheviques todavía no habían
transmitido su mensaje a millones de ciudadanos rusos y no era ilógico que esperaran reforzar su
influencia en cuanto las reformas y la propaganda tuvieran el efecto deseado”14. Pareciera que, para
la clase obrera rusa, el partido bolchevique no era más que uno de tantos partidos de izquierda,
razón por la cual ellos querían enfocarse en una especie de coalición entre ellos. Desde aquí, se
vislumbra un deseo de parte de los dirigentes bolcheviques por lograr “simplificar su programa
político para hacerlo comprensible a la gente de su propio partido y a la sociedad”15. Desde esta
premisa, se instala la necesidad de buscar el apoyo en las masas, por lo cual se apostó por un nuevo
tipo de lemas o carteles que pudieran llegar con más facilidad a las personas.

Al mismo tiempo, parecía fundamental buscar superar las diferencias que existían dentro
del mismo partido: “Las dificultades del partido eran especialmente fuertes en los territorios
fronterizos, donde se pensaba que el régimen de Lenin no era legítimo. La práctica totalidad del
voto favorable a los bolcheviques en las elecciones a la Asamblea Constituyente había provenido de
las ciudades rusas o de ciudades industriales de fuera de Rusia en las que habitaba una clase obrera
numerada integrada por una proporción importante de rusos”. A partir de esto se vuelve a hacer
mención al tratado de Brest-Litovsk y a las complicaciones que trajo eso para las esperanzas que
Lenin tenía.

Otro escenario no menor, era el de los campesinos. El autor plantea que al ser la primera
vez que los campesinos podían saborear un poco la oportunidad de proceder como deseaban sin
estar endeudados o sentirse oprimidos desarrollaron un apoyo inmediato a las luchas de los
bolcheviques, en especial dentro del carácter de soldados (ya que la mayoría eran reclutas): “los
bolcheviques apreciaban mucho a las que tenían un buen mando la moral alta; las mejores no solían
estar integradas por rusos. Sin los fusileros letones, el régimen acasos e habría venido abajo, y Lenin
no estaba en condiciones de plantear objeciones cuando los letones insistían en consultar entre sí
a la hora de decidir si cumplían o no sus órdenes”16. Por otro lado, se encuentran los obreros y su
nuevo papel dentro de la sociedad rusa. Su principal propósito estaba en evitar que se cerraran las
empresas, ya que la mayoría de los empresarios con el proceso revolucionario estaba decidiendo
marcharse, sin embargo “los comités de fábrica volvieron a abrir los establecimientos cerrados y

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enviaron telegramas en los que informaba al Sovnarkom que habían «nacionalizado» las fábricas y
minas”17.

Retomando a los campesinos, podemos decir que según el autor ellos estaban realmente
interesados en una revolución que pudiera estar acorde a sus intereses. Se sintieron bastante
satisfechos con la promulgación del ya mencionado Decreto sobre la tierra, sin embargo, esto “no
les indujo a mostrar su gratitud mediante la entrega voluntaria del grano a menos que recibieran
una cantidad decente por él, y el hecho de que todas las familias campesinas actuaran en función
de sus intereses económicos arruinaba el funcionamiento del conjunto de la economía”18.

Desde aquí, el autor ahondará en más dificultades de índole político que limitaban el
desarrollo del gobierno bolchevique y cuáles eran las maneras de resolverlo: “Sea como fuere, tanto
Lenin como los comunistas de izquierda estaban plenamente de acuerdo en que el partido debía
reforzar su llamamiento a los obreros. Todos los dirigentes bolcheviques miraban con ilusión hacia
los tiempos futuros en los que sus esfuerzos en el campo de la educación básica y la propaganda
política habrían reeducado a toda la clase obrera”19. El autor planteará que el equilibrio buscado
entre el centralismo de Estado y la autonomía no se había conseguido desarrollar en plenitud,
aspecto que de igual manera significaba un problema para el gobierno soviético. En lo que a eso
respecta, podemos quedarnos con las últimas palabras de este capítulo: “Los decretos del
Sovnarkom estaban formulados para ofrecer una esperanza sin igual a los obreros y campesinos
rusos, a los habitantes del antiguo imperio (…) a los pueblos colonizados del mundo. El Partido
Comunista de Rusia tenía sus partidarios dentro del país. Los logros revolucionarios locales no eran
despreciables en la Rusia rural y urbana, y el partido se inclinaba a creer que todos los obstáculos
planeados en el camino pronto se superarían.”20

17
Ibid.
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